Campeonato de España de cross en Oropesa del Mar

Este año la real federación española de atletismo ha celebrado el campeonato nacional de cross por clubes en las praderas existentes junto a Marina D’or en Oropesa del Mar; y como ya os estaréis imaginando esta mañana he sacado tiempo de debajo de las piedras para acercarme por allí a hacer unas fotos.

Salida

Si hace ya tres años disfruté bastante haciendo fotos en una carrera popular que se celebró por las calles de Oropesa, he de reconocer que durante la mañana que he pasado entre atletas y cámaras de televisión me lo he pasado como un crío. Por cierto, comentaros que todas las fotografías que ilustran esta entrada han sido realizadas con la Nikon D300  junto a mi querido Nikkor AF 80-200 f/2.8 ED; que sé que os gusta saber ese tipo de detalles.

Desilusión

Me gustaría comentaros también que he tratado de centrar las imágenes en las expresiones de los corredores y las corredoras que participaban en las diferentes categorías, pues considero que los atletas, concentrados en su esfuerzo, se muestran de una manera natural que cuando están posando delante de un fotógrafo. Por eso no vais a encontrar imágenes de los podios o posados oficiales de los vencedores, ya que me gusta mucho más retratar a la gente «en su salsa».

Rostros

En cualquier caso, no sé mucho de atletismo y por tanto no tengo mucho más que añadir. Tan sólo dejaros con las fotografías que he ido haciendo esta mañana mientras daba vueltas por los alrededores del circuito cargando con mi cámara. Espero que os gusten.

Ambición

¿Gemelas?

Soledad

Frustración

Perseguidoras

Directo

Escapado

Recuerdo

Determinación

Cansancio

Esfuerzo

Meta

NOTA: El diario «Faro de Vigo» se ha puesto en contacto conmigo pidiéndome permiso para emplear una de mis fotos en su artículo; algo a lo que he accedido encantado. Aquí tenéis un enlace a la noticia publicada.

Concentración de coches clásicos en Oropesa del Mar

Hoy por la mañana ha tenido lugar una concentración de coches clásicos en la playa de la concha de Oropesa del Mar; así que ya os podréis imaginar que no iba a desperdiciar una ocasión tan buena para hacer fotos que se salgan un poco de lo común.

Concentración de clásicos en Oropesa del Mar

Así pues, entre mastodónticos coches americanos, refinados deportivos ingleses y una nutrida representación de vehículos europeos pasé una mañana de Domingo haciendo fotos y disfrutando de un tiempo realmente bueno para estar ya metidos en el mes de Octubre.

Motos

Aunque, como os decía, los protagonistas de la concentración eran coches de todos los tamaños, formas y colores; también es verdad que se dieron cita unas cuantas motocicletas; y entre ellas una que me llamó especialmente la atención: una Moto Guzzi de color rojo realmente bonita; aunque tampoco me puedo resistir a mencionar un modelo que llevaba acoplado un carrito de helados en su parte delantera.

Concentración de clásicos en Oropesa del Mar

Concentración de clásicos en Oropesa del Mar

Fotos generales

Imágenes generales tomadas desde la azotea de un edificio cercano así como un par de tomas de esas que tanto me gustan en las que aparecen elementos alineados longitudinalmente.

Concentración de clásicos en Oropesa del Mar

Concentración de clásicos en Oropesa del Mar

Concentración de clásicos en Oropesa del Mar

Concentración de clásicos en Oropesa del Mar

Clásicos entre los clásicos

Aunque a todos los coches presentes hoy en Oropesa se les podría englobar dentro de la categoría de «clásicos»; había algunos que se podían considerar dentro de un grupo especial, ya que eran clásicos entre los clásicos; como un Ford de 1925 o un Mercedes que parecía sacado de la película Paseando a Miss Daisy.

Concentración de clásicos en Oropesa del Mar

Concentración de clásicos en Oropesa del Mar

Concentración de clásicos en Oropesa del Mar

Concentración de clásicos en Oropesa del Mar

Carrocerías de la vieja escuela

También se pudieron ver algunos coches cuyas formas llaman la atención hoy en día por la elegancia que desprenden y el clasicismo de sus líneas. La mayor parte de ellos son de origen británico; y es que por aquellas tierras lo clásico es más clásico que en ningún sitio.

Concentración de clásicos en Oropesa del Mar

Concentración de clásicos en Oropesa del Mar

Concentración de clásicos en Oropesa del Mar

Concentración de clásicos en Oropesa del Mar

Concentración de clásicos en Oropesa del Mar

El sueño americano

Me sorprendió la cantidad de vehículos típicamente americanos que me encontré en la concentración. Coches que parecían sacados de esas películas que todos hemos visto y de los que parecía que iba a salir de un momento a otro un James Dean o un John Travolta. Reconozco que no son mi tipo de coches ni remotamente; pero reconozco que son espectaculares por sus dimensiones y por el rugido de sus motores atmosféricos de gran cubicaje.

Concentración de clásicos en Oropesa del Mar

Concentración de clásicos en Oropesa del Mar

Concentración de clásicos en Oropesa del Mar

Concentración de clásicos en Oropesa del Mar

Concentración de clásicos en Oropesa del Mar

Concentración de clásicos en Oropesa del Mar

Concentración de clásicos en Oropesa del Mar

Coches europeos

Comparados con los vehículos americanos los coches europeos parecían casi de juguete; pero para mí tienen un encanto especial que no me transmiten los Chevrolet, Pontiac, Buick y similares. Por cierto, entre Minis, Fiats, Porsches, Citroens y Peugeots destacaban unos cuantos Seats que abarcaban desde los clásicos 600 hasta los más recientes Fura que todavía recuerdo ver por mi barrio en mis tiempos del colegio.

Concentración de clásicos en Oropesa del Mar

Concentración de clásicos en Oropesa del Mar

Concentración de clásicos en Oropesa del Mar

Concentración de clásicos en Oropesa del Mar

Concentración de clásicos en Oropesa del Mar

Concentración de clásicos en Oropesa del Mar

Concentración de clásicos en Oropesa del Mar

Toda una sorpresa

Hace unas semanas me crucé por la ciudad de Castellón con un Porsche clásico (e impecablemente cuidado) que me hizo girar la cabeza a su paso. La verdad es que me quedé prendado de dicho modelo y cuando esta mañana apareció en la concentración a punto ya de irme para casa no pude evitar hacerle unas cuantas fotografías porque si me regalaran uno sólo de los coches que había presentes, éste es sin duda el que escogería.

Se trata de un Porsche 356 de principios de los años 60 y, como veis en las imágenes, tiene un atractivo innegable que ya quisieran muchos deportivos actuales.

Concentración de clásicos en Oropesa del Mar

Concentración de clásicos en Oropesa del Mar

Concentración de clásicos en Oropesa del Mar

Pues bien, esto es lo que dio de si la sesión de fotos de hoy; aunque si os habéis quedado con más ganas de coches clásicos podéis echar un vistazo a la entrada que publiqué hace unos cuantos meses con imágenes de una concentración similar que se celebró en Alcalá de Henares.

PD: para los que os gustan los datos técnicos referentes a las fotografías, os diré que todas ellas han sido tomadas con una Nikon D300 y los objetivos Nikon AF-S 16-85 f/3.5-5.6 VR y Nikon AF 80-200 f/2.8 D.

Más fotos con la D40 y el 35mm

Aunque la D300 sigue siendo mi cámara principal, reconozco que le estoy cogiendo el gustillo a esto de montar el 35mm en la D40 y salir a dar una vuelta sin nada más para así obligarme a prescindir de aspectos técnicos y centrarme en temas compositivos. Os pongo a continuación unas fotos de estos últimos días:

¡Sopla!

30

Columnas

Don Quijote

El árbol del amor

El final de la escalera

Bendición de San Antón 2011

Casi todos los años suelo pasar por la calle Mayor el día de la bendición de San Antón porque ver cientos de animales entre las plazas de los santos niños y Cervantes es algo realmente curioso; y en esta ocasión la afluencia tanto de público como de animales ha sido la mayor que yo recuerde.

Bendición de San Antón 2011

Precisamente para compartir todo esto con vosotros es por lo que hoy he llevado mi cámara y el Nikon 80-200 f/2.8 (es genial para centrarse en los detalles) con intención de retratar tanto a animales como personas. Fruto de ello es la colección de imágenes que ilustra esta entrada y que espero sea de vuestro agrado.

Bendición de San Antón 2011

Bendición de San Antón 2011

Bendición de San Antón 2011

Bendición de San Antón 2011

Bendición de San Antón 2011

Bendición de San Antón 2011

Bendición de San Antón 2011

Bendición de San Antón 2011

Bendición de San Antón 2011

Bendición de San Antón 2011

Bendición de San Antón 2011

Amantes o no de los animales reconoceréis que es realmente pintoresco ver todo esto en el centro de una ciudad de mas de doscientos mil habitantes, ¿verdad?  😉

La estanqueidad de las réflex profesionales

Hay un detalle que distingue a las cámaras réflex de gama profesional del resto: el sellado del cuerpo contra polvo y humedad. No quiere esto decir que estas cámaras sean sumergibles ni mucho menos; pero sí que podremos disparar con ellas con cierta tranquilidad bajo lluvia, nieve o entornos polvorientos.

Regando los jardines de la Plaza de Cervantes (VII)

Obviamente, al ser modelos dirigidos a gente que vive de la fotografía, estos han de resistir condiciones meteorológicas adversas, ya que un fotoperiodista no puede permitirse dejar de disparar porque se ponga a llover o porque se desate una tormenta de arena en el desierto. De este modo, los cuerpos de las cámaras tope de gama de los catálogos de las diferentes marcas suelen estar fabricadas con un cuerpo de aleación metálica (magnesio en la mayoría de las ocasiones gracias a su ligereza) que incluye juntas de estanqueidad en todas sus partes móviles para evitar la entrada de líquidos o elementos externos en el interior aunque por fuera no haya por donde cogerla. Una medida que no es infalible pero que otorga un plus de fiabilidad a estos modelos.

De todos modos, un error muy común es pensar que con uno de estos cuerpos podemos disparar durante horas bajo un intenso aguacero sin preocuparnos de nada; porque al fin y al cabo, de lo que hoy estamos hablando es del sellado del cuerpo; pero nada hemos dicho todavía sobre los objetivos y ya sabéis que una cadena es tan fuerte como el más débil de sus eslabones.

Los objetivos: posible talón de Aquiles

Las ópticas que acoplamos a las cámaras también se dividen en gamas, y al igual que ocurre con los cuerpos, no todas están preparadas para que les caiga agua encima sin que entre humedad en su interior. En general, los teleobjetivos profesionales pueden aguantar condiciones adversas sin demasiados problemas; pero los objetivos más básicos (el habitual 18-55 «de kit») pueden dar problemas si no se tiene cuidado con ellos.

Nikkor 80-200 f/2.8 en soledad

Los conocidos 70-200 f/2.8, 24-70 f/2.8 y compañía están fabricados de tal modo que incluso usándolos bajo la lluvia o la nieve no presentarán problemas de funcionamiento; aunque sí que pueden empañarse sus lentes en caso de cambios de temperatura bruscos y/o humedad ambiental muy elevada. Por ejemplo, toda la gama L de Canon está preparada para aguantar el tipo bajo todas las condiciones, pero siempre se advierte de que para completar el sellado del objetivo es necesario tener colocado un filtro roscado en la parte frontal, ya que si no podría entrar humedad por las uniones entre las lentes que conforman la óptica y la carcasa de la misma.

El cuerpo de mi D300 pertenece a la gama profesional de Nikon (de hecho hasta la llegada de la D300S y la reciente D7000 era la cámara con sensor DX de mayores prestaciones) y, por tanto, sé que acompañado de la óptica adecuada no debería de tener problemas de funcionamiento. En mi caso particular, cuando está lloviendo suelo llevarme mi querido Nikkor AF-S 35mm f/1.8 DX porque como no tiene partes móviles y posee una junta de caucho en su montura me da bastante confianza y de hecho nunca me ha dado problemas de ninguna clase. De todos modos, el voluminoso Nikkor AF 80-200 f/2.8 también me ha demostrado que aguanta perfectamente los chaparrones pese a ser un objetivo de focal variable gracias a su construcción a prueba de bombas.

Pero ojo, porque ningún objetivo es acuático ni sumergible (a no ser que nos vayamos a la gama Nikonos, que consta de varias cámaras analógicas y objetivos especialmente diseñados para ser empleados bajo el agua) y lo que aquí estamos diciendo es que ciertas ópticas pueden aguantar un chaparrón o una tormenta de nieve sin que entre humedad en su interior; pero si los sumergís en agua salada habréis firmado la sentencia de muerte de cualquiera de ellos.

Review AF-S Nikkor 35mm f/1.8 DX

Una situación especialmente peligrosa

En todo caso, hay una situación especialmente peligrosa cuando estamos disparando bajo condiciones meteorológicas adversas: el cambio de objetivo. Durante los instantes que dura el cambio propiamente dicho estamos exponiendo a los elementos la parte interna de la cámara y podemos encontrarnos con la mala suerte de que entre cualquier cosa por allí. Por lo tanto, no se os ocurra cambiar de óptica bajo un aguacero porque aunque a lo mejor no notéis nada de primeras, si entra humedad dentro de la cámara puede aparecer corrosión pasados unos días y al final acabar estropeándose la electrónica interna, que siempre es muy sensible a ese tipo de cosas.

Un caso muy radical de esto que os digo es el de un compañero del foro de Nikonistas que tenía una D300 y se encontraba haciendo fotos en la orilla de una laguna con tan mala suerte que la cámara se cayó al agua con el objetivo desmontado durante apenas un par de segundos; tiempo suficiente como para que se le anegara completamente por dentro. Si hubiera llevado el objetivo montado a lo mejor el agua no hubiera pasado de la carcasa de la cámara; pero al estar la bayoneta de la cámara totalmente expuesta, el agua entró en el interior y, además de provocar varios cortocircuitos que hicieron que la cámara se volviera loca, la humedad corroyó en pocos días las pistas de los circuitos impresos y al final hubo que tirar la cámara entera.

Familia de condensadores

Aun así, que nadie piense que una D40 se estropeará irremisiblemente porque le caigan un par de gotas de agua encima porque, sin ir más lejos, en mi viaje a principios de este año a Bruselas y alrededores, nos llovió prácticamente todos los días y yo no dejé de hacer fotos en ningún momento. No pasa nada porque la carcasa externa de una cámara se moje ligeramente pero, eso sí, en caso de que caiga agua a cántaros y no dispongáis de un equipo preparado para ese tipo de situaciones mejor no tentar a la suerte y guardar la cámara en la mochila hasta que se calme un poco el chaparrón.

A modo de resumen

En resumidas cuentas, hacerse con un cuerpo de gama profesional nos va a permitir disparar bajo condiciones climatológicas adversas con cierta tranquilidad. Aunque esté cayendo bastante agua del cielo o nos salpique un coche que pase sobre un charco su electrónica interna permanecerá a salvo de humedades. Sin embargo, debemos tener cuidado con los objetivos, ya que no todos están preparados para esas mismas situaciones y podemos encontrarnos con la desagradable sorpresa de que si bien nuestra cámara funciona perfectamente, la óptica deja de responder o lo hace erráticamente porque le ha entrado humedad en su propia electrónica.

Durante la lluvia

Tratada con cabeza, una cámara réflex nos puede dar muchos años de alegrías; pero siempre debemos de ser conscientes de las limitaciones de nuestro equipo y no probar sus límites de resistencia si no queremos llevarnos alguna sorpresa desagradable.

* Todos los artículos de este tipo en https://luipermom.wordpress.com/fotografia

Retratos con focales largas y aperturas grandes

Las aperturas grandes y las distancias focales largas son dos bienes muy preciados para realizar retratos. Conjugando ambos factores podremos realzar las facciones de la persona retratada así como fundir el fondo de la imagen resaltando el sujeto principal de nuestra fotografía, aportando con ello un toque de profesionalidad a nuestras imágenes.

Retrato

Hasta ahora os he mostrado algunos ejemplos realizados con objetivos de 35 y 50 mm ambos de apertura f/1.8; y aunque de amplitud de diafragma no vamos mal, la distancia focal se queda un poco corta para el retrato puro y duro, lo que da lugar a ciertas deformaciones en caso de realizar tomas en las que la cara del sujeto ocupe la mayor parte del encuadre. Además, en tales casos nos veremos obligados a echarnos encima de la persona retratada, lo que restará naturalidad al posado.

Una focal fija de 85 o 105 mm de apertura generosa es un caso clásico de objetivo «retratero» por excelencia ya que aplana las facciones, permite un buen desenfoque y nos va a hacer trabajar a una distancia prudencial del sujeto. De todos modos, cada vez son más los fotógrafos que optan por la polivalencia de un teleobjetivo de apertura f/2.8 constante para realizar este tipo de fotografías.

Nikkor 80-200 f/2.8 en soledad

Precisamente para poner a prueba en tales circunstancias a mi Nikkor AF 80-200mm f/2.8D me he animado a lanzarme a la calle acompañado de mi hermano y así tener la ocasión de disparar algunas fotografías que os puedan dar idea del rendimiento de un objetivo de este tipo para la realización de retratos y de paso repasar algunos conceptos básicos a aplicar a esta disciplina.

Por cierto, ya que hablamos de retratos, aprovecho para comentaros que lo más habitual es realizar estos en formato vertical; si bien el horizontal puede ser igual de válido o, ya puestos, también los podemos hacer en diagonal si nos sentimos especialmente creativos. De cualquier modo, he optado por el mencionado formato vertical en los tres ejemplos que os voy a poner a continuación para que veáis que el resultado obtenido es bastante natural y se adapta mejor a la morfología humana.

1. Retrato de cuerpo entero

El retrato de cuerpo entero es uno de los que más agradece el uso de aperturas amplias. Al tener que situarnos a cierta distancia del sujeto o emplear una distancia focal más corta va a ser complicado conseguir un desenfoque acusado del fondo debido a que la profundidad de campo será más grande si se incrementa la distancia al sujeto o disminuye la distancia focal del objetivo. Por tanto, si queremos compensar ese menor desenfoque de los fondos causado por la combinación de los dos factores anteriores no nos quedará más remedio que emplear una apertura generosa (que es el tercer factor que influye sobre la PDC).

Retrato cuerpo entero

Distancia focal: 200 mm. Apertura: f/3.2. Distancia al sujeto: 14.1 metros.

Las columnas de la calle Mayor de Alcalá de Henares todavía son identificables, pero están mucho más desenfocadas que si hubiéramos empleado un objetivo con apertura máxima a esta distancia focal de, por ejemplo, f/5.6 como le ocurre a mi Nikon 55-200 VR. De todos modos, para maximizar la nitidez de la imagen he decidido emplear una apertura de f/3.2 para realizar esta fotografía, por lo que podríamos haber desenfocado todavía un poco más el fondo en caso de haber bajado hasta f/2.8 (bueno, tampoco mucho, pues la diferencia es de apenas un tercio de paso).

2. Retrato de medio cuerpo

El retrato de medio cuerpo es otro clásico de la fotografía «social». En este caso nos vamos a situar algo más cerca del motivo a retratar, por lo que la PDC se reducirá y el fondo de la imagen se fundirá hasta el punto de quedar prácticamente irreconocible gracias al bokeh que originará cada punto de luz situado en la lejanía.

Apmomp (retrato de medio cuerpo)

Distancia focal: 200 mm. Apertura: f/2.8. Distancia al sujeto: 7 metros.

En este caso he optado por emplear la mayor apertura posible para centrar así la atención sobre mi hermano. Podríamos haber potenciado un poco más la nitidez de la imagen si hubiéramos cerrado el diafragma un par de tercios de paso, pero aun así creo que el resultado es bastante presentable.

3. Retrato clásico

El formato más clásico de retrato (y el que la mayoría de nosotros asociamos con esta denominación) es aquel en el que el rostro del sujeto ocupa la mayor parte del encuadre. Lo principal en este formato es centrar la atención en la mirada del retratado, y de ahí que la nitidez del primer plano sea uno de los puntos más importantes de la fotografía junto con el desenfoque lo más acusado posible del fondo.

Apmomp (retrato vertical)

Distancia focal: 145 mm. Apertura: f/2.8. Distancia al sujeto: 3.5 metros.

En este caso he empleado una distancia focal ligeramente inferior a la de los dos casos anteriores para así maximizar la nitidez (en los objetivos de focal variable la zona más nítida suele estar en torno a la parte central del recorrido) pese a emplear la máxima apertura disponible. Como podéis ver, el fondo es totalmente irreconocible; pero aun así, en caso de que hubiéramos querido potenciar más ese desenfoque deberíamos de habernos situado algo más lejos y haber estirado la distancia focal hasta los 200 mm aunque eso hubiera implicado una ligera merma en la nitidez general del primer plano.

Los dos factores clave (a nivel técnico)

Como veis, un zoom largo de apertura constante puede ser un instrumento realmente poderoso para realizar retratos. Un 50mm a máxima apertura nos puede servir para realizar un retrato de cuerpo entero sin problemas con un buen desenfoque del fondo, pero para cosas más cercanas se nos va a quedar un poco corto. Ya sabéis que las distancias focales largas tienden a comprimir los planos, y de ahí que nos vengan tan bien para fotografiar personas. Realizar un retrato clásico con un angular hará que la nariz y la barbilla de nuestro sujeto aparezcan más grandes de lo que son del mismo modo que las orejas aparentarán ser más pequeñas; dando lugar a una caricatura más que a un retrato como tal.

En cuanto a la apertura, disponer de un diafragma amplio nos va a permitir difuminar el fondo hasta el punto de que el espectador se va a olvidar completamente del mismo para centrar toda su atención en el sujeto retratado. Además, en caso de disponer de una luz tenue para realizar las fotografías (algo muy recomendable para retratar personas) nos va a permitir mantener unos tiempos de exposición breves que darán lugar a imágenes sin rastro de trepidación.

Apmomp (retrato horizontal)

Aun así, esto de lo que hoy os he hablado se refiere exclusivamente a la parte técnica de los retratos, que es la más sencilla de todas. Mucho más complicado es saber extraer la esencia de cada persona retratada y ser capaz de expresarla en una sola imagen. Para eso no hay apertura ni técnica que valga, porque las fotografías no se hacen; se sienten.

* Todos los artículos de este tipo en https://luipermom.wordpress.com/fotografia

Probando el Nikon AF 80-200 f/2.8 en el fútbol

El pasado fin de semana estuve en el campo de fútbol Felipe de Lucas «Pipe» (que pese a lo que os comenté hace unos meses, todavía no ha desaparecido) haciendo unas fotillos con mi recién adquirido Nikon AF 80-200mm f/2.8 para probar qué tal se portaba en uno de los usos más habituales de este tipo de objetivos: las competiciones deportivas.

Día de partido

Las ventajas de un dosocho

Un teleobjetivo de apertura amplia y constante consigue dos cosas muy deseables en estos eventos: aislar los sujetos del fondo y conseguir unos tiempos de exposición breves que consigan congelar el movimiento de los jugadores. Por eso mismo las imágenes que ilustran esta entrada están todas hechas entre f/2.8 y f/3.5; ya que para disparar a f/8 directamente me hubiera llevado mi Nikon 55-200 VR que hubiera aligerado considerablemente mi mochila esa mañana.

Día de partido

Día de partido

Velocidad de enfoque

La velocidad de enfoque, al menos en mi D300, es más alta de lo que me había imaginado. Siempre leí que por ser un objetivo de tipo AF, no era capaz de seguir a elementos que se movieran con rapidez, pero cuando estaba empleando el modo de seguimiento continuo me di cuenta de que el foco no se perdía pese a que los jugadores no paraban de moverse de lado a lado del campo.

Día de partido

Sacando el máximo partido al objetivo

A nivel óptico os puedo decir que en caso de tener luz de sobra es mejor disparar cerrando ligeramente el diafragma antes que hacerlo a plena apertura. Aunque las imágenes a f/2.8 son perfectamente utilizables, a dicha apertura los bordes de las zonas más brillantes presentan un cierto halo brillante que, si bien podemos eliminar en postproceso, hará que disminuya un poco el contraste general de la imagen.

Día de partido

Día de partido

Del mismo modo, con la apertura más amplia la profundidad de campo es tan pequeña que a nada que el sujeto varíe su distancia hasta nosotros se notará un ligero desenfoque. Por ese motivo es por lo que os comento que es recomendable cerrar ligeramente el diafragma si necesitamos asegurar el disparo y obtener la máxima nitidez.

Pero que nadie piense que las imágenes a f/2.8 son inutilizables, pues apenas distinguiremos defectos en las mismas a no ser que las veamos a escala 1:1. Podemos recurrir a la máxima apertura siempre que lo necesitemos ya sea por falta de luz o por capacidad de desenfoque; pero si queremos sacar lo mejor de esta óptica debemos de emplear diafragmas ligeramente más cerrados (f/3.5 representa un paso menos con respecto a f/2.8) que nos proporcionarán una nitidez increíble.

Día de partido

Día de partido

Día de partido

Ya sabéis lo importante que es conocer bien nuestro equipo fotográfico para sacarle el máximo partido; y yo todavía estoy en ese proceso con mi D300 y este 80-200 f/2.8 con el que he capturado las imágenes que ilustran esta entrada. Supongo que con el paso del tiempo iré sacándole más partido; pero de momento estoy muy contento con los desenfoques que permite y la nitidez general de las escenas fotografiadas a través de él.

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Review: AF Nikkor ED 80-200 f/2.8 D

Siempre me han llamado mucho la atención los teleobjetivos de apertura constante fabricados por Nikon. Tienen una construcción robustísima, la calidad óptica es sobresaliente y son auténticos referentes en el mundillo de la fotografía. Por eso, uno de mis sueños fotográficos (recientemente materializado) era tener uno de ellos y poder emplearlo para retratar las cosas desde mi particular punto de vista haciendo uso de las posibilidades que dan a la hora de dar rienda suelta a la creatividad de la persona que está detrás de la cámara.

La familia de teleobjetivos Nikon

Dentro de estos teleobjetivos hay varios modelos: por un lado están los de apertura fija y focal larga, siendo el máximo exponente de esto en la gama Nikon los 200mm f/2 VR (3800 euros), 300mm f/2.8 VR (5000 euros) y 400mm f/2.8 VR (8000 euros) así como los 500mm f/4 VR (7000 euros) y 600mm f/4 VR (8700 euros). Aprovecho para hacer una observación; y es que con estas dos últimas focales de 500 y 600 milímetros es complicado conseguir una gran luminosidad y por eso son f/4 en lugar de f/2.8. También hay un 300mm f/2 de primeros de los 80 que hoy en día es prácticamente imposible de encontrar y que representa lo más bestia que ha hecho Nikon en cuanto a relación focal/apertura se refiere.

Luego están los teleobjetivos de focal variable (zoom) y apertura constante a lo largo de todo su recorrido; siendo dos de los más punteros el muy apreciado por los amantes de la fotografía de naturaleza 200-400 f/4 VR (que cuesta la friolera de 7000 euros) y el mítico 70-200 f/2.8 VR; que es un instrumento indispensable en la bolsa de cualquier reportero gráfico y que tiene un precio cercano a los 2000 euros.

Por supuesto, no pensaba gastarme semejante fortuna en un objetivo cuando la fotografía no deja de ser un hobby para mí. Si viviera de ello no me quedaría más remedio que dejarme unas cuantas nóminas en un equipo que no hiciera concesiones a la calidad de imagen; pero al no ser así hay que valorar siempre factores como la usabilidad, las prestaciones y, sobre todo, el precio de la óptica.

Por eso mismo decidí hacerme con un AF Nikkor ED 80-200 f/2.8 D, ya que considero que representa un buen compromiso entre coste y rendimiento debido a que se trata de una óptica con unos años ya a sus espaldas, sin estabilización óptica y que sólo enfocará automáticamente en cámaras dotadas con motor integrado en el cuerpo (como mi D300).

Nikkor 80-200 f/2.8 en soledad

La historia de los Nikkor 80-200 f/2.8

El modelo del que hoy os hablo no es el primero ni el último dentro de una misma gama de ópticas de Nikon. De hecho ha habido dos modelos anteriores y cuatro posteriores, por lo que me gustaría hacer un breve repaso a esta subfamilia de objetivos para que os hagáis una idea de cómo ha ido evolucionando el asunto:

El primero de los modelos aparecidos con una distancia focal de entre 80 y 200 milímetros y una apertura constante de f/2.8 lo hizo en el año 1982 y se trataba de un objetivo dotado de enfoque manual y aspecto bastante colorido como era habitual en los modelos de esta época. Sus líneas rojas, azules y amarillas marcando la profundidad de campo disponible a diferentes aperturas así como un peculiar anillo dorado en la base de la zona móvil del objetivo le daban un aire de lo más retro que no casa demasiado bien con las cámaras actuales.

Posteriormente, en 1988 salió al mercado la evolución de esta óptica manteniendo sus prestaciones pero añadiendo el enfoque automático, un diseño óptico exactamente igual al del modelo que hoy os presento y un aspecto externo muy similar. Durante los cinco años que se mantuvo a la venta tuvo bastante éxito y fueros muchos los fotógrafos que se interesaron por él debido a sus atractivas prestaciones.

Precisamente el modelo sobre el que se centra este artículo fue el siguiente en aparecer: lo hizo en 1993 y se mantuvo en producción durante cuatro años, siendo uno de los modelos más vendidos dentro de la gama profesional de teleobjetivos Nikon. Mejoró algo los acabados y evitó el giro del frontal durante el enfoque, lo que facilitó la vida a los usuarios de filtros polarizadores.

De todos modos, como en el mundo de la fotografía ninguna empresa puede permitirse dormirse en los laureles, tiempo después (concretamente en el año 1997) fue sustituido por otro que siguió manteniendo el mismo diseño óptico; pero en lugar de poseer un zoom de tipo push-pull lo implementó mediante el habitual anillo giratorio engomado; practica que se mantendría hasta nuestros días. Del mismo modo, por primera vez se incluyó un collar para trípode, lo que facilitó su uso en fotografías de paisaje y similares. Como curiosidad, se trata de un modelo que se sigue fabricando a día de hoy pese a que posteriormente han ido saliendo otros modelos más modernos y de mayores prestaciones.

En el año 1999 apareció en el mercado un modelo que implementó el autofocus de tipo AF-S, por lo que podríamos emplearlo sin problemas en cámaras sin motor de enfoque en el cuerpo como las actuales D40, D60, D3000 o D5000. Ya sé que por aquella época la D1 acababa de aparecer en el mercado y lo de no contar con motor de enfoque en la cámara era algo impensable; pero es que lo de los motores ultrasónicos no es un invento actual ni mucho menos, y de hecho estos objetivos enfocaban perfectamente en las cámaras analógicas de la época como la, por entonces tope de gama, Nikon F5.

La evolución de estos cuatro modelos de teleobjetivos nos llevaría a una óptica ya mítica dentro del catálogo de Nikon y que ampliaba ligeramente el rango focal: el 70-200 f/2.8 VR que apareció en el año 2003 y no tardaría en convertirse en todo un referente en cuanto a teleobjetivos luminosos se refiere. Desde entonces, si os fijáis en la mayoría de los fotógrafos que emplean material Nikon en ruedas de prensa y eventos de ese tipo, podréis observar que el uso de este objetivo es prácticamente unánime. Por supuesto, Canon tiene su propio 70-200 f/2.8 estabilizado, siendo también una herramienta imprescindible para cualquier reportero gráfico usuario de esta marca y que por su luminosidad y rango focal se adapta perfectamente a todo tipo de situaciones (y de ahí su éxito).

Por último, en 2009 apareció la evolución del modelo anterior, manteniendo las mismas características ópticas pero incorporando una evolución del sistema VR para hacerlo todavía más efectivo y optimizando más si cabe la calidad de imagen, dando lugar a una óptica que es todo un oscuro objeto del deseo desde el mismo día que salió a la venta.

Primeras impresiones con el AF Nikkor ED 80-200 f/2.8 D

Como podéis ver en algunas de la imagen que ilustran este artículo, el 80-200 f/2.8 tiene un tamaño y un peso considerables: colocadle su parasol y un filtro UV de 77mm de diámetro y tendréis unas dimensiones de 24,5 cm de largo por 10,5 cm de diámetro en el extremo anterior así como un peso que se planta en el kilo y medio justo. Si a eso le unís el kilo de peso de la D300 en la que lo llevo montado os podréis imaginar que el conjunto es de todo menos discreto, ligero y manejable.

En todo caso, una vez que tenemos la cámara en la mano con el 80-200 montado nos daremos cuenta de que todo queda más o menos equilibrado. El cuerpo de la cámara es voluminoso y robusto y el objetivo sigue pareciendo grande pero no da la sensación de «¿qué es eso que cuelga de la montura del objetivo?» que enseguida se le planteará a cualquiera que monte esta óptica en una cámara tan compacta como D40 según muestra la siguiente imagen.

Nikon D300 y AF Nikkor ED 80-200 f/2.8 D

Nikon D40 y AF Nikkor ED 80-200 f/2.8 D

Es cierto que para conjuntos que se plantan en más de dos kilos es recomendable emplear un trípode o al menos un monopie para no acabar con los brazos agarrotados; aunque a mí (que no soy Sansón precisamente) me parece que para una o dos horas de fotos se puede manejar perfectamente. Reconozco que no es la óptica con la que me iría a subir una montaña llevando la cámara colgada del cuello, pero el peso es soportable durante un buen rato y la construcción es tan sólida (todo el cuerpo es de aleación metálica) que nos permitirá despreocuparnos un poco de pequeños golpes y arañazos que se pueda llevar el 80-200 durante su uso.

Usando el objetivo en condiciones reales

Tras estar unos cuantos días llevando el 80-200 montado en la cámara casi permanentemente hay muchas cosas que me gustan de él; pero también algunas que no me terminan de convencer. Su capacidad de desenfocar los fondos disparando a f/2.8 es espectacular (sobre todo a medida que nos vamos acercando a los 200mm) y ese es el principal motivo por el que uno se compra un teleobjetivo con una apertura como esta.

Sin embargo, la calidad de imagen, aunque es muy alta en todas las distancias focales, pierde un poco a plena apertura y 200mm. No es que se note demasiado, pero sí que mirando las imágenes en el monitor a tamaño 1:1 se aprecia una ligera merma de nitidez sobre todo en los bordes de la imagen (y eso que estoy usando una cámara APS-C, porque el objetivo está diseñado para Full Frame y por lo tanto «va sobrado» en la D300).

Como muestra de esto que os digo, en la siguiente imagen tenéis un recorte al 100% de una fotografía realizada a 200mm y f/2.8; y en ella podréis apreciar que aunque sería posible contar cada pelo que aparece, hay un ligero velo borroso en los bordes de todos ellos. En todo caso, hay que tener en cuenta que estamos usando las condiciones más desfavorables del objetivo y que esto que tenéis a continuación es un área de 500 x 333 píxels recortada de una fotografía de 4288 x 2848.

Definición a 200mm y f/2.8 (recorte 100%)

Del mismo modo, empleando las aperturas más grandes (hasta f/4 aproximadamente) nos vamos a encontrar con algunas aberraciones cromáticas consistentes en zonas azuladas en los bordes de las zonas más brillantes de la imagen. Si bien esto no es un defecto especialmente grave porque ya incluso las últimas cámaras corrigen esto por software (también lo podemos hacer nosotros mismos en postproducción) lo ideal sería que las transiciones entre áreas claras y oscuras fueran totalmente nítidas y sin ningún tipo de tinte. Pensad que en digital podemos corregirlo de manera más o menos sencilla; pero este objetivo apareció en la época analógica, y por tanto era mucho más complicado eliminar esos defectos cromáticos de las copias impresas.

Estas aberraciones cromáticas a las que me refiero las podéis apreciar con claridad en el siguiente recorte al 100% disparado como en el caso anterior a 200mm y f/2.8 aunque, como os decía antes, sería posible eliminar esos tonos azulados por software una vez tengamos la imagen descargada en el ordenador (preferiblemente en formato RAW).

Aberraciones cromáticas a f/2.8 (recorte 100%)

De cualquier modo, la calidad de imagen cualquiera que sea la distancia focal y la apertura empleada es magnífica incluso viendo las imágenes resultantes a buen tamaño. Es una tontería ponerse a examinar este tipo de cosas a escala 1:1 porque para que eso se apreciara en una impresión necesitaríamos hacerla a tamaño cartel publicitario de parada de autobús y para que se apreciara en un monitor tendríamos que tener la resolución de una pantalla de cine, y con lo que hay que quedarse es que la gama de focales y aperturas que dan un máximo rendimiento en una óptica de este estilo es mucho más amplia que en los modelos más básicos.

El principal problema de este objetivo es su peso y su tamaño, ya que si no estamos acostumbrados a ópticas de este tipo la impresión inicial al tenerlo en las manos es, cuanto menos, la de estar sujetando un obús de la segunda guerra mundial. Además, al no contar con rosca para trípode en el propio objetivo (algo habitual en ópticas de este peso y dimensiones) en caso de montar la cámara en algún sistema de sujeción, la montura de la misma así como la propia rosca de la base del cuerpo van a recibir una tensión considerable debido a que todo el peso va a recaer en la parte delantera del conjunto por culpa de la gran cantidad de cristal que posee en su interior (un total de 16 elementos, 3 de ellos de baja dispersión).

Por cierto, un detalle curioso de esta óptica es que el zoom no se realiza mediante un anillo giratorio como es habitual en la práctica totalidad de los objetivos actuales; sino con una amplia zona del barrilete que desliza hacia delante y hacia atrás de tal modo que en su posición más adelantada estaremos disparando a 80 milímetros y en la más pegada al cuerpo de la cámara a 200. Esto, que al principio se hace un poco raro, se convierte luego en una opción muy cómoda y rápida para variar el encuadre de nuestras fotografías gracias al tacto suave y sólido al mismo tiempo de este mecanismo.

En cuanto a otros detalles menores del 80-200 os diré que el anillo de diafragmas no tiene nada de especial, y va desde f/2.8 hasta f/22 contando con una pequeña pestaña para bloquearlo en este último valor y así emplearlo en las cámaras actuales. Del mismo modo, la «ventana» que hay en la parte delantera de la óptica nos va a mostrar la distancia de enfoque pero sin ningún tipo de marcas para saber la profundidad de campo con la que vamos a contar. Un pequeño interruptor junto a la misma nos va a permitir acotar en dos tramos el rango de distancias enfocables para así agilizar un poco el proceso de búsqueda de foco y un anillo en la parte inferior será el que nos permita elegir entre enfoque manual o automático.

Por cierto, como podéis ver en la imagen que tenéis sobre estas líneas, la vista frontal del objetivo con el diafragma abierto a f/2.8 es sencillamente espectacular y os puede dar una idea del poder de captar luz que tienen este tipo de ópticas. Es verdad que los objetivos fijos de 50mm y 35mm que poseo tienen aperturas mayores que éste (ambos son f/1.8) pero no debemos olvidar que esa apertura de f/2.8 aquí la tenemos disponible incluso a 200mm con lo que esto implica en cuanto a captación de luz y capacidad de desenfoque.

Como os decía antes, el peso del 80-200 f/2.8 es más que considerable y a no ser que sepamos bien lo que esto supone no deberíamos de adquirir una óptica de este tipo para pasar el día en el campo con la cámara colgada al cuello. En mi caso particular la idea es emplearlo en esas excursiones por algunos pueblos que vengo haciendo en las últimas semanas en las que es el coche el que carga con el equipo la mayor parte del tiempo.

Nikon D300 y AF Nikkor ED 80-200 f/2.8 D

Además, en caso de que tengáis una mochila de mediano tamaño para transportar vuestro equipo deberíais ir pensando en cambiarla por una más grande, ya que en la Lowepro Slingshot 100 en la que suelo llevar la D300 con un objetivo montado y dos más «en la reserva», me cabe nada más que la cámara con el 80-200 (y va muy justa) por lo que cuando llevo esta óptica no puedo llevar ninguna otra con lo que esto supone en cuanto a limitación de rango focal, ya que lo ideal sería acompañar este 80-200 con mi 16-85 VR.

Por otra parte, la ausencia de VR implica que no debemos descuidar la regla de la inversa de la focal. Es decir, que si estamos disparando sin ningún tipo de apoyo con el zoom del objetivo al máximo (200mm) deberíamos de emplear un tiempo de disparo más rápido de 1/300 en formato DX y 1/200 en formato FX o réflex analógicas para evitar trepidación en las imágenes resultantes.

Comparación con el Nikkor AF-S DX 55-200mm f/4-5.6 G ED VR

Si colocamos este objetivo junto a mi Nikon 55-200 VR diseñado específicamente para cámaras DX, veremos enseguida que la diferencia de tamaños es notable. Y aunque es verdad que el 80-200 es notablemente más grande, os aseguro que donde más se nota es la diferencia es en el peso de uno y otro; porque cuando ahora sostengo en mis manos el 55-200 me da la sensación de que está hecho de cartón-piedra.

Apreciaréis claramente esa diferencia de tamaños que os comentaba hace un momento en la siguiente fotografía:

Nikon 55-200 f/4-5.6 VR vs Nikon 80-200 f/2.8

Obviamente, que una óptica esté diseñada para el formato FX y que además posea una apertura constante de f/2.8 hace que sea mucho más voluminoso, pesado y caro; lo cual puede ser una desventaja importante a la hora de movernos por el campo o la ciudad con la cámara al hombro.

A modo de resumen

Me gustaría resumir un poco todo lo anterior en apenas unas líneas en las que trataré de expresar lo mejor y lo peor de esta óptica, pues ya sabéis que tiendo a irme mucho por las ramas al hablar de estas cosas y a estas alturas puede que algunos ya ni os acordéis de lo que comentaba en los primeros párrafos.

En la parte positiva está, como es lógico, la calidad general de imagen obtenida prácticamente en todo su rango focal y de diafragmas, su luminosidad, su capacidad de desenfocar los fondos y la construcción casi indestructible del objetivo. Es lo que se espera de un tele de este tipo, y en ese sentido el 80-200 f/2.8 no defrauda en absoluto.

Sin embargo, tampoco debemos de olvidar que el objetivo presenta algunas aberraciones cromáticas bajo ciertas condiciones y que al no poseer estabilizador óptico tendremos que vigilar que la velocidad de disparo no sea demasiado baja si estamos disparando a pulso.

Del mismo modo, os recuerdo que el objetivo no posee motor de enfoque propio y debido a ello no es tan rápido buscando el foco como en los modernos modelos AF-S profesionales (además de que nos obligará a enfocar manualmente en las actuales réflex de gama baja). Debido a ello no es el objetivo más adecuado para retratar elementos en continuo y rápido movimiento como un coche de carreras o un águila en pleno vuelo.

Por su parte, el peso y el volumen de esta óptica la vamos a notar en nuestros brazos y nuestra espalda si cargamos con el equipo durante varias horas. Kilo y medio de objetivo no es demasiado para estar un rato haciendo fotografías; pero estar toda una tarde con la cámara en ristre puede ser un esfuerzo considerable si no estáis acostumbrados.

Imágenes de ejemplo

Os ofrezco a continuación algunas imágenes capturadas con mi D300 y este objetivo para que podáis ver por vosotros mismos de lo que es capaz el conjunto. Lo que más me gusta del 80-200 f/2.8 es su capacidad para aislar los sujetos del segundo plano incluso estando situados a cierta distancia y es principalmente en lo que se centran estas imágenes, ya que si sé de antemano que voy a disparar todo el rato a f/8 lo más lógico es que me lleve mi 55-200 VR que ni pesa ni abulta y deje este voluminoso modelo en casa para otra ocasión más propicia.

No es complicado desenfocar el fondo con cualquier objetivo cuando tenemos la cámara pegada a la cara de la persona a la que estamos retratando; pero conseguir ese mismo efecto colocados con nuestra cámara a unos cuantos metros es algo que sólo puede hacer una óptica de focal larga y apertura generosa como esta; así que como una imagen vale más que mil palabras os dejo con una selección de fotografías que iré ampliando en fechas posteriores.

Nikkor 80-200 f/2.8

Ferias y Fiestas Alcalá 2010

Nikkor 80-200 f/2.8

Ferias y Fiestas Alcalá 2010

Nikkor 80-200 f/2.8

Ferias y Fiestas Alcalá 2010

A por el pan

Grabados

Confidencias a media tarde

Enlaces de interés

· Ficha técnica (foro Nikonistas)

· Review de la versión de dos anillos (Photozone)

· Nikkor 80-200 f/2.8 partes I, II, III, IV y V (Photography in Malaysia)

· Historia de los 80-200 f/2.8 (Ken Rockwell)

* Todos los artículos de este tipo en https://luipermom.wordpress.com/fotografia

Hoy he cumplido uno de mis sueños fotográficos

Cuando me planteé los requisitos que debería de cumplir la sustituta de mi fiel D40, uno de los más importantes (tal vez el que más) era que contara con motor de enfoque en el cuerpo para mantener plena compatibilidad con ópticas de tipo AF y así abrir mi abanico de objetivos a modelos antiguos pero muy efectivos.

Como ya sabréis, todo lo que hago tiene un fin. No sé si es mentalidad ingenieril o se trata simplemente de mi manera práctica de ver las cosas; pero nada es casual y hoy por fin ha llegado a mis manos una óptica que ya tenía en mente cuando di el salto a la D300.

Creo recordar que hace ya tiempo comenté algo acerca de que uno de mis «sueños fotográficos» era tener un teleobjetivo Nikon f/2.8; pero también es verdad que no estaba dispuesto a dejarme 2000 euros en un 70-200 VR II y el resto de marcas (Sigma, Tokina, Tamron) nunca me han dado tanta confianza como la propia Nikon a la hora de fabricar ópticas. Por eso, ya con la nueva cámara en mis manos, comencé a buscar sin prisa pero sin pausa un objetivo mítico dentro del catálogo del fabricante japonés al que tenía unas ganas tremendas: el AF Nikkor ED 80-200mm f/2.8 D que os presento en esta imagen tomada rápidamente con mi móvil junto al veterano Nikon AF 50mm f/1.8 D para que os hagáis una idea de sus dimensiones:

Se trata de un teleobjetivo de gama profesional fabricado a mediados de los años 90 y antecesor de los actuales 70-200 f/2.8. No cuenta con sistema de estabilización ni enfoque por motores ultrasónicos, pero tiene una construcción a prueba de bombas (cuerpo completamente metálico), una luminosidad que me vendrá de perlas la próxima vez que vaya a fotografiar una obra de teatro y una capacidad de desenfocar los fondos que me permitirá retratar de un modo muy especial los rincones por los que vaya pasando.

Obviamente se trata de un objetivo que también tiene sus defectos; y es que el enfoque no es tan rápido como en los modernos teleobjetivos AF-S y no se trata de una óptica para llevar todo el día montada en la cámara debido a sus 1450 gramos de peso y lo mucho que llama la atención de la gente con sólo sacarlo de su estuche. Sin embargo, para el tipo de fotografía tranquila que me gusta hacer estoy seguro de que será un fiel compañero que me dará muchas imágenes inolvidables.

Pero todo esto es sobre el papel; porque ya os digo que el objetivo acaba de llegar a mis manos y todavía no he tenido ocasión de probarlo. Será a lo largo de las próximas semanas cuando vaya haciendo uso de él y saque mis propias conclusiones que, antes o después, os contaré por aquí. De momento voy a pedir prestada una carretilla para poder meterlo en el maletero del coche y llevarlo hasta mi casa…  😀

Review: Nikkor 16-85 mm f/3.5-5.6 G ED VR AF-S DX

Tenía echado el ojo desde hace tiempo al Nikkor 16-85 mm f/3.5-5.6 G ED VR AF-S DX por poseer un rango focal muy adecuado para el tipo de fotografía urbana que suelo realizar, ya que representa un cierto margen por encima y por debajo de lo que ofrece el habitual 18-55 que viene «de serie» con las cámaras réflex más sencillas.

Precisamente este rango en las cámaras equipadas con sensor DX para las que ha sido diseñado da como resultado unos ángulos de visión equivalentes a los clásicos objetivos zoom 24-120 mm de la época de las réflex analógicas que ofrecían una gran flexibilidad para ser usados en todo tipo de situaciones.

Pues bien, cuando hace apenas unos días me encontré con una buena oportunidad para hacerme con este objetivo, no lo dudé ni un segundo y un rato después ya lo tenía montado en mi cámara dispuesto a retratar a través de sus cristales todo lo que se me pusiera por delante.

Pues bien, fruto de mis experiencias y de las más de 500 fotografías disparadas con esta óptica que ha estado montada ininterrumpidamente en mi Nikon D40 durante las últimas dos semanas, surge esta review para compartir mis impresiones con vosotros. De cualquier modo, no esperéis un análisis técnico y sesudo sobre esta óptica porque para eso ya hay muchas webs que se dedican a ello con más medios y técnicas depuradas. Lo que yo pretendo hacer aquí es un artículo escrito con la premisa de narrar mis propias sensaciones tal y como es habitual en mí.

Autoretrato

El 16-85 VR en la mano

Las mejoras frente al objetivo básico de kit son, además de la ampliación de la gama de focales, la inclusión del sistema VR II así como una mejor calidad de construcción y materiales. Del mismo modo, una vez montado en la cámara enseguida notaremos que se trata de un objetivo más pesado y más sólido debido al mayor número y tamaño de elementos ópticos presentes en su diseño interno tal y como se puede apreciar en el siguiente diagrama.

Para que no tengáis que poneros a contar lentes, os diré que consta de 17 elementos ópticos repartidos en 11 grupos y que cuenta con dos elementos fabricados en cristal de baja dispersión (los de color amarillo) y tres de tipo aesférico para tratar de dar una buena calidad de imagen.

El exterior del objetivo está realizado en plástico de alta densidad contando con una bayoneta metálica y un anillo de caucho rodeándola para evitar en la medida de lo posible la entrada de polvo en el interior de la cámara. Lo que más miedo me da es que el abombado elemento trasero queda bastante expuesto al quitar la tapa protectora, por lo que habrá que tener cuidado para no golpearlo, ensuciarlo o rayarlo cuando estemos cambiando de óptica.

Review Nikon 16-85 VR

Con un peso de 485 gramos, 7,2 cm de diámetro y una longitud de 9,5 cm en su posición más compacta incrementándose hasta los 13,5 cm a medida que aumentamos la distancia focal, se complementa muy bien con las cámaras réflex menos voluminosas de la marca japonesa (D40, D5000, D90…). Por su parte, la unión con la cámara es sólida y transmite una buena sensación de robustez, permitiéndonos transportar el conjunto agarrándolo por el barrilete sin ningún problema.

Como podéis ver, sus dimensiones son bastante contenidas debido a que no es demasiado luminoso (f/3.5-5.6) y está diseñado para sensores DX. Si estuviéramos ante una de esas ópticas profesionales que poseen una apertura máxima de f/2.8 constante en todo su rango focal las dimensiones, el peso y, sobre todo, el precio del objetivo se elevarían considerablemente.

Por cierto, me gustaría señalar que esta óptica trae «de serie» un parasol de pétalos de anchura considerable debido al amplio ángulo de visión que es capaz de dar así como una funda de tela para guardarlo muy similar a la que venía de regalo con el Nikkor AF-S 35mm DX f/1.8.

En la parte frontal tenemos una rosca para filtros de 67mm de diámetro y en la parte central del barrilete (justo detrás del anillo de zoom) contamos con una ventana de distancias que si bien no es de gran utilidad por no contar con marcas para el cálculo de la profundidad de campo, sí que es un detalle elegante y que siempre se agradece.

Review Nikon 16-85 VR

De izquierda a derecha: 18-55 VR, 35mm f/1.8 y 16-85 VR

Como se puede ver en la imagen que hay sobre estas líneas, el tamaño del 16-85 VR no es mucho mayor que el de su hermano pequeño 18-55 VR si excluimos el parasol; aunque si buscamos una óptica actual de tamaño reducido gana por goleada el 35mm f/1.8 por su menor complejidad óptica así como por la ausencia del sistema VR y de engranajes internos encargados de la variación de la longitud focal.

En el lateral del objetivo, junto al estrecho anillo de enfoque, podemos apreciar los tres interruptores encargados de elegir entre enfoque automático o manual, la activación o desactivación de la estabilización óptica así como el que nos permite elegir entre los modos normal y activo del VR. Algo que podéis ver con más detalle en la siguiente fotografía:

Aprovecho para comentar que la diferencia entre los dos modos de VR disponibles estriba en que el normal es para usar la cámara a pulso como solemos hacer en la mayoría de las ocasiones y el active está diseñado para compensar las vibraciones que se producen al hacer fotografías desde un vehículo en movimiento, por lo que en teoría podremos captar imágenes desde un coche o un barco evitando las trepidaciones producidas por las leves vibraciones que emite dicho vehículo. De todos modos, todavía no he tenido ocasión de usar esta óptica en tales circunstancias, de modo que sólo os puedo hablar de esta característica «desde el papel».

Review Nikon 16-85 VR

Usando el 16-85 VR

A la hora de hacer fotografías lo que vamos a notar es una mayor nitidez y calidad de imagen en comparación con las ópticas más básicas como el conocido 18-55 tanto en su versión equipada con el sistema VR como en la no estabilizada. Ya había leído comentarios en muy diversos sitios que alababan la calidad óptica de este modelo y al fotografiar el mundo a través de él me doy cuenta de que estaban en lo cierto.

El túnel

Geométricamente se trata de una óptica con un ligero efecto barril en la focal más corta y un apenas perceptible efecto cojín en las más largas. Distorsiones que, de todos modos, sólo apreciaremos en el caso de disparar a elementos rectilíneos situándolos en paralelo a los extremos del encuadre, porque en las fotografías que haremos día a día con esta óptica no apreciaremos ninguna deformación a simple vista.

Como muestra, tenéis a continuación una fotografía de la puerta de Madrid hecha a 16mm y en la que no veréis deformaciones aparentes a no ser que cojáis una regla y os pongáis a contar píxels.

Puerta de Madrid

El objetivo apenas viñetea pese a estar diseñado exclusivamente para sensores de tipo DX, siendo apreciable solamente en la focal de 16mm a máxima apertura y disparando a una pared blanca o un cielo inmaculado. Al igual que en el párrafo anterior, os diré que en las fotografías que hagamos en el «mundo real» no vamos a apreciar oscurecimiento alguno en las esquinas a no ser que vayamos buscando este defecto de forma expresa, puesto que retratemos lo que retratemos siempre nos vamos a encontrar con variaciones en los tonos y la iluminación a lo largo y ancho del encuadre.

El pozo y las hojas

En cuanto a la longitud focal, si bien es cierto que echo de menos un poco más de alcance por la parte de arriba (estaría bien que que llegara a los 105mm o así) también es verdad que para eso ya tengo mi 55-200 VR y que lo que más se agradece son esos dos milímetros extra por debajo que consiguen que alcancemos 83º de ángulo de visión frente a los 76º que da un 18mm. Gracias a ello y a la distancia mínima de enfoque de 38cm desde el plano del sensor (ratio máximo de ampliación de 1:4.6) podemos conseguir imágenes muy impactantes que meten al espectador directamente en nuestras fotografías.

El banco solitario

En cualquier caso, recordad que cuanto mayor es el coeficiente de ampliación entre las dos focales extremas de un objetivo más deformaciones y problemas asociados nos vamos a encontrar; y por eso los zooms profesionales de Nikon, Canon y demás no suelen pasar de 2x o, como mucho, 3x para así asegurar una calidad óptica impresionante. Ópticas como el 18-200 de Nikon pueden ser muy prácticas para no andar cambiando de objetivo cada dos por tres, pero… ¿no es precisamente la variedad de ópticas existentes la razón de ser de las cámaras réflex?

Una cosa que me gusta mucho de este objetivo es que el enfoque es de tipo interno, de modo que nada se mueve externamente cuando variamos dicho parámetro. A la hora de variar la longitud focal el cuerpo sí que cambia su extensión, pero el elemento frontal no gira y esto nos va a permitir emplear un filtro polarizador sin tener que andar ajustando su ángulo de giro cada vez que modifiquemos el enfoque.

Enfoque que, al estar gobernado por un motor interno de tipo AF-S, es rápido y silencioso y que suele ser preciso incluso en situaciones complicadas como contraluces o texturas sin demasiado relieve. De todos modos, este parámetro depende sobre todo de las habilidades de la cámara en la que montemos el objetivo, aunque a ello también contribuye la apertura máxima del objetivo empleado, ya que cuanta más luz incida sobre el sensor más fácil será «ver la escena» para el sistema de enfoque.

Sombras complutenses

Por otra parte, la calidad de imagen conseguida con este 16-85 VR es superior a la que me ofrece el 18-55 VR bajo condiciones de uso similares y, en general, se nota que la nitidez es mayor y el contraste de las escenas también. La diferencia no es que sea radical porque aunque el 16-85 VR tiene más calidad que el objetivo que viene de serie con las cámaras de gama baja, éste se defiende bastante bien y es capaz de lograr imágenes muy decentes si somos conscientes de las limitaciones de nuestro equipo fotográfico.

Estatuas, conventos y cielos

En cuanto a la estabilización, el VR de segunda generación demuestra sobre el terreno tener unas prestaciones ligeramente superiores al original: no vamos a conseguir fotografías perfectamente nítidas con exposiciones de medio segundo, pero sí que nos va a permitir hacer fotografías bastante presentables cuando la luz ambiental está empezando a bajar sin tener que tirar de ISOS altos o usar un trípode.

Esta revisión del estabilizador óptico tiene además una característica bastante útil, y es que a la hora de hacer barridos es capaz de detectar en qué eje lo estamos realizando y sólo compensará las vibraciones en el eje perpendicular para que así la estela dejada por el movimiento sea más suave. Es decir, que si estáis realizando el barrido a un coche que pasa a vuestro lado, la electrónica del objetivo detectará la dirección del movimiento en el eje horizontal y sólo realizará la compensación de las vibraciones en el vertical.

Rosa

Por lo demás, sólo me queda comentaros que el mayor peso del conjunto con respecto al objetivo básico se nota cuando llevamos varias horas haciendo fotografías. Concretamente la pareja D40 + 16-85 VR se planta en los 1080 gramos, por lo que si llevamos la cámara colgada directamente del cuello podemos acabar un poco doloridos tras una larga excursión. De todos modos, un día de estos os hablaré de la forma correcta de llevar la cámara para no acabar con las cervicales hechas polvo.

Conclusiones

Aunque el 16-85 VR es un objetivo con un rango focal más amplio y una mejor construcción y calidad de imagen que el habitual 18-55 que suele venir con la mayoría de cámaras réflex de gama baja y media, hay que admitir que su compra es cuestionable por no suponer una mejora radical con respecto a este último.

En mi caso me he hecho con él porque los dos milímetros extra de angular me vienen muy bien y porque la mayor parte de mis fotografías urbanas las suelo hacer en el rango focal que comprende esta óptica; pero entiendo que mucha gente no le verá el sentido a la compra del objetivo.

Procesión del corpus 2010

Por lo tanto, recomiendo su adquisición a aquellos que quieran una óptica eminentemente callejera, con una buena calidad de imagen y un acabado bastante cuidado. Y en todo caso, si de momento sólo tenéis un 18-55 VR acompañando a vuestra cámara, mejor invertid vuestro dinero en otro tipo de óptica (ultra-gran angular, ojo de pez, teleobjetivo…) porque esos objetivos sí que os van a permitir hacer fotografías que de otro modo no podríais realizar.

Más fotografías de ejemplo tomadas con el 16-85 VR

Aunque las imágenes que habéis visto hasta el momento han sido hechas con el 16-85 VR, a continuación os ofrezco algunas más que os pueden dar una idea del tipo de escenas que podemos captar con esta óptica montada en una humilde Nikon D40:

Bifurcación

Concentración motera en la plaza de Cervantes

Las cigüeñas

Retrato en piedra

Procesión del corpus 2010

Magistral

Por cierto, os recuerdo que haciendo click en cualquiera de las fotografías de ejemplo accederéis a su página en Flickr donde podréis consultar algunos datos técnicos o acceder a versiones a más resolución.

Otras reviews de este objetivo (en inglés)

Photozone

Thom Hogan

Cameralabs

* Todos los artículos de este tipo en https://luipermom.wordpress.com/fotografia

Review: AF-S DX Nikkor 55-200mm f/4-5.6 G ED VR

Desde hace un par de semanas he cambiado mi teleobjetivo Nikon 55-200 por la versión estabilizada del mismo cansado de obtener algunas imágenes trepidadas cuando el motivo a fotografiar no estaba bien iluminado. En esos casos o subía la sensibilidad ISO de la cámara a 400 u 800 o directamente ni intentaba hacer la fotografía; ya que ante la ausencia de luz los tiempos de exposición eran demasiado largos para este rango de focales. En estos casos el VR es una valiosa ayuda que me permitirá ampliar un poco las limitaciones de mi equipo fotográfico.

Nikon AF-S 55-200 VR

A estas alturas de la película ya sabréis que tenemos dos opciones para disparar a pulso con poca luz sin subir demasiado la sensibilidad ISO y sin usar un flash: o bien empleamos un objetivo muy luminoso que nos permita tiempos de exposición muy breves (razón por la que los teleobjetivos f/2.8 se cotizan mucho entre los fotógrafos especializados en deportes) o empleamos una óptica estabilizada que nos permita tiempos de exposición más largos sin que las imágenes aparezcan trepidadas, aunque en este caso los objetos que estén en movimiento no aparecerán nítidos.

Puesto que un zoom luminoso se me sale muchísimo de presupuesto (el nuevo Nikon 70-200 f/2.8 VR sale por unos 2000 euros) he preferido gastarme diez veces menos y hacerme con un Nikon 55-200 f/4-5.6 VR del que hoy me gustaría hablaros después de haber disparado ya más de un centenar de imágenes con él.

El objetivo en la mano

Si colocamos la versión VR del 55-200 junto a la no estabilizada podremos ver varias cosas de un simple vistazo:

Nikon AF-S 55-200 VR vs. Nikon AF-S 55-200

Por una parte el objetivo es ligeramente más largo y su parasol es circular en lugar de pétalos. En cuanto al peso, es 80 gramos mayor en la versión estabilizada por su mayor complejidad interna y cuenta con un interruptor más que controla la activación o desactivación del sistema VR. Por cierto, aprovecho para comentaros que el VR que equipa este objetivo es el más sencillo de los dos que hay en la gama de objetivos de Nikon, por lo que no hay más controles que el ON-OFF que os decía hace un momento, estando presentes otros modos más avanzados en el VR II que equipan las ópticas más punteras de la marca.

De cualquier modo, en ambos modelos la montura es de plástico (una pena, porque se agradece mucho cuando es metálica) y el diámetro del filtro es de 52mm; por lo que he podido colocar sin problemas el Kenko Protector que tenía puesto en el primer modelo. Lo que sí que se aprecia es que la construcción y el tacto del zoom es algo más sólido en la versión estabilizada. Se trata de una óptica con motor de enfoque AF-S incorporado (será capaz de enfocar automáticamente en las cámaras Nikon que no posean motor en el cuerpo) y diseñada exclusivamente para sensores de tipo DX, por lo que no podremos emplearla en cámaras FX a no ser que activemos el modo de recorte que emplea sólo la parte central del sensor. Tenéis más información sobre el tema DX vs FX en esta entrada del blog.

Detalles

Del enfoque manual mejor ni hablamos, ya que el anillo de enfoque (en realidad la parte frontal del objetivo) tiene tan pocos grados de giro que es imposible afinar a mano el enfoque, siendo mucho mejor dejar esa tarea a la electrónica de la cámara tanto en una óptica como en la otra.

Usando el 55-200 VR

La principal ventaja del 55-200 VR sobre la versión anterior es, lógicamente, la posibilidad de emplear velocidades de disparo más bajas de lo normal. Ya sabéis que el sistema VR consiste en una lente dentro del objetivo que «baila» según los movimientos de nuestro pulso compensando ese leve temblor de tal modo que sobre el sensor de la cámara se proyecta la imagen captada por la óptica de una forma más estable. Según el fabricante, activando el VR podemos disparar a velocidades hasta ocho veces inferiores (tres pasos) a la que correspondería si empleáramos la típica regla de la inversa de la focal en equivalente a sensor de 35mm. Por lo tanto, si a 200mm teníamos que disparar a una velocidad de por lo menos 1/300, ahora podremos hacerlo a 1/40 obteniendo una imagen nítida.

Del mismo modo, el VR ayuda a componer las fotografías en el visor de la cámara puesto que vamos a tener una visión sin saltos ni temblores y, sobre todo, va a echar una buena mano al sistema de enfoque de la cámara al poder trabajar éste con una imagen estática con la que poder afinar más la nitidez del motivo enfocado.

La calidad de imagen disparando a aperturas que ronden f/8 es muy similar a la que daba la versión no estabilizada, pero lo bueno de la versión VR y su renovado esquema óptico es que vamos a poder disparar con el diafragma algo más abierto obteniendo una nitidez notable y un viñeteo prácticamente inexistente (cosa que se daba con cierta frecuencia en la versión anterior de la óptica), lo que nos ayudará a desenfocar prominentemente los fondos a la hora de hacer retratos.

Mi hermana

El mecanismo estabilizador nos va a permitir hacer fotografías con focales largas en condiciones de poca luz (días nublados, amaneceres, ocasos…) sin necesidad de subir la sensibilidad ISO de la cámara o usar un trípode. En mi caso particular, me fui a primera hora de la mañana en un día muy nublado a un parque cercano a mi casa para disparar unas fotografías a una fuente a la que llevaba tiempo con ganas de retratar y he de reconocer que he quedado gratamente sorprendido por los resultados.

Amanecer acuático

Ya sabéis lo mucho que me gusta callejear por la ciudad con la cámara, y he de reconocer que aunque el 55-200 me ha venido muy bien en multitud de ocasiones, la versión estabilizada es más funcional al no tener que depender tanto de las condiciones de iluminación exterior. Los días nublados y las sombras de los edificios ya no son un problema y además, como os decía antes, el sistema estabilizador hace que ganemos en nitidez y facilidad de enfoque al proyectar la imagen con más nitidez sobre el sensor de la cámara.

Ahora ya estoy acostumbrado a la sensación de mirar por el visor de la réflex con un objetivo estabilizado gracias al 18-55 VR que llevo usando unos meses, pero me gustaría comentaros que las primeras veces uno tiene la sensación de estar un poco mareado debido a que el movimiento de nuestro pulso y lo que vemos con nuestros ojos no se corresponde al 100%, especialmente en las focales más largas. Es un poco como la sensación de ir en barco, pero a la inversa.

Las veteranas del barrio

Por lo demás, antes de dejaros con una breve conclusión y algunas fotografías más a modo de ejemplo para finalizar el artículo, me gustaría comentaros algunos detalles de poca importancia pero que no quisiera pasar por alto. Cosas como por ejemplo que el parasol puede ser montado al revés para almacenar el objetivo sin que ocupe tanto o que el enfoque se realiza de forma interna, no aumentando su tamaño en función de ello aunque sí en el caso de variar la distancia focal. Del mismo modo, el anillo del zoom tiene un tacto sólido y muy directo, lo que unido a su generosa anchura hace que variar la distancia focal sea algo casi instantáneo.

Conclusión

Si ya tenéis un 55-200 no estabilizado, con esta version VR vais a cubrir el mismo rango focal con la misma luminosidad; por lo que la ventaja radica en el estabilizador VR, una calidad de imagen algo mejor y una casi total ausencia de viñeteo. De cualquier modo, la versión anterior de este teleobjetivo es muy funcional y, de hecho, es la que he estado empleando durante un año con estupendos resultados siempre que la iluminación fuera más o menos intensa. En ese caso la recomendación de esta versión estabilizada es relativa ya que, como os decía antes, no vais a apreciar una mejora considerable en cuanto a rango focal o luminosidad.

Sin embargo, si os acabáis de comprar una cámara Nikon con sensor DX que viene con un 18-55 y ya habéis descubierto que se queda un poco corto para alcanzar ciertos detalles, lo más recomendable es que os hagáis con la versión VR, ya que vais a poder emplearlo con una iluminación más ténue sin merma en la nitidez de las imágenes; sobre todo teniendo en cuenta que no cuesta mucho más que la versión anterior.

Galopando entre gotas de agua

Es decir, que si no tenéis focal cubierta más allá de los 55mm la versión VR es muy recomendable. Sin embargo, si tenéis ya un 55-200 no estabilizado pensad si os merece la pena, pues aunque yo lo considero recomendable, es un gasto «extra» que tal vez no a todo el mundo venga bien. De hecho, supongo que acabaré vendiendo la versión antigua debido a que no creo que la vuelta a usar más teniendo la VR en la bolsa de fotografía.

Y ya sin más, os dejo con algunas imágenes más que he sacado «a pulso» estos últimos días con el Nikon 55-200 VR y mi D40. Algunas de ellas puede que ya os suenen, porque de hecho es un objetivo que me llevé para captar las imágenes que ilustran las entradas que he publicado recientemente narrando un paseo por Madrid o el inicio de año en Redueña. Podéis consultar los datos EXIF de las mismas haciendo click sobre cualquiera de ellas y mirando el apartado «más propiedades» que tenéis en la parte derecha de la página de Flickr que se abrirá.

Fotografías de ejemplo

Contenedores y desenfoques

Desafiando a la ley de la gravedad

De charla con musarañas

Sólo en el asfalto

Lluvia permanente

Torres blancas

Mahou

Escaleras y farolas

Verde

Farolillo

Cementerio de Redueña

Señales

Gato tamaño XXL en Redueña

Fronteras

* Todos los artículos de este tipo en https://luipermom.wordpress.com/fotografia

Nikon AF-S 35mm f/1.8 G DX vs. Nikon AF 50mm f/1.8 D

Algunas de las entradas sobre fotografía que he ido escribiendo en el blog tratan temas basados en dudas que me han llegado por e-mail o que he visto por varios foros de Internet y que considero pueden ser de interés general.

Entre ellas, una muy recurrente es la que voy a plantear hoy; y es que de hecho en la última semana me han llegado dos correos preguntándome exactamente la misma cuestión: Entre los objetivos Nikon AF 50mm f/1.8 y Nikon AF-S 35mm f/1.8 G DX, ¿cuál elegir para una cámara DX?

Review AF-S Nikkor 35mm f/1.8 DX

En principio es una duda muy general que habría que estudiar para cada usuario y para cada cámara, y precisamente por eso lo que voy a hacer es dar unos puntos básicos a tener en cuenta y que a grandes rasgos serán los que a cada fotógrafo le den la pauta sobre qué óptica se adapta más a sus necesidades. ¡Vamos allá!

Autofocus

Lo primero a tener en cuenta es si la cámara donde se montará el objetivo tiene motor de enfoque en el cuerpo. Os recuerdo que las cámaras Nikon más básicas (D40, D40x, D60, D3000 y D5000 en este momento) no cuentan con motor de enfoque en la propia cámara, por lo que en ese caso los objetivos AF tendrán que ser enfocados a mano; cosa que en una cámara DX puede resultar costoso en ciertas situaciones. Para estas cámaras lo más recomendable es buscar objetivos de tipo AF-S, pues son los que poseen un pequeño motor ultrasónico que les permitirá enfocar automáticamente en las cámaras anteriormente citadas. Más información sobre estos dos métodos de enfoque automático en el artículo titulado «Diferencias entre objetivos AF y AF-S».

AF-D Nikkor 50mm 1:1.8 (III)

Si queremos emplear el enfoque manual, a aperturas más o menos cerradas (f/6.3 ó f/7.1 en adelante) y disparando a elementos lejanos no hay mucho problema porque la profundidad de campo es relativamente grande; pero para cosas que estén cerca y disparando a aperturas amplias es bastante complicado afinar al máximo el enfoque y una pequeña imprecisión puede dar al traste con la nitidez de la foto. Y es cierto que las cámaras poseen un punto verde en el visor cuya activación indica que la imagen está enfocada, pero éste posee una pequeña tolerancia que bajo ciertas circunstancias puede fastidiar la imagen.

Dado que el AF 50mm f/1.8 no posee motor de enfoque y que el AF-S 35mm f/1.8 sí, en este caso mi recomendación sería para el segundo si disponéis de una cámara sin motor de enfoque.

Compatibilidad

Tened en cuenta que el AF-S 35mm f/1.8 es un objetivo DX, por lo que no podremos emplearlo en una cámara FX sin que la imagen viñetee considerablemente a no ser que empleemos el modo recorte que poseen dichos modelos de cámaras. El AF 50mm f/1.8 es una óptica que proviene de la época de los carretes, por lo que es perfectamente utilizable en todo tipo de cámaras ya sean DX o FX.

Review AF-S Nikkor 35mm f/1.8 DX

Punto de vista

También está el hecho de que el AF-S 35mm f/1.8 en una cámara DX da como resultado una visión muy natural de lo que retratéis, ya que el ángulo resultante es de unos 45 grados, que es el considerado como «normal» en fotografía (coincide con el cono de visión detallado que capta el ojo humano). El AF50mm f/1.8 en una cámara DX se «estiraría» hasta comportarse como un 75mm y se quedaría un poco en tierra de nadie: corto para retrato puro y duro pero largo para fotografía en general. Y os aseguro que para retratos podría servir; pero para fotografía general (ciudades, fotos campestres y demás) es demasiado largo, por lo que quedaría para inmortalizar detalles de las calles y cosas así al comportarse como un teleobjetivo corto. Más información sobre el factor de recorte de los objetivos en el artículo «Los dos tamaños de sensor en las cámaras Nikon».

Por tanto, si queréis un objetivo que de un punto de vista muy natural en una cámara DX el AF-S 35mm f/1.8 es vuestra elección. De todos modos, en un apartado posterior veremos que el AF 50mm f/1.8 también tiene sus usos aparte de lo de los retratos.

Nitidez

Otra razón para decantarse por el AF 35mm f/1.8 es que a su apertura más grande (f/1.8) ya es bastante nítido; cosa que el AF 50mm f/1.8 no consigue hasta que no subimos a f/4 aproximadamente. De hecho, os pongo a continuación una fotografía que hice recientemente con el AF-S 35mm f/1.8 completamente abierto para que os hagáis una idea del desenfoque que podéis obtener con él y la nitidez que da a f/1.8. Tened en cuenta que la foto está hecha a mano con una velocidad de obturación de 1/10, por lo que con la cámara en un trípode se hubiera podido sacar algo más de nitidez incluso.

Desenfoques con el Nikon AF-S 35mm f/1.8 G DX

AF-S 35mm f/1.8 DX (f/1.8, 1/10, ISO 400)

Distorsión

Un objetivo fijo de 50mm tiene una cosa muy buena: no distorsiona absolutamente nada. Yo uso el mío de un tiempo a esta parte para sacar las fotografías de mis libros sobre Alcalá y así incorporarlas a la sección «Alcalá de Henares ayer y hoy» del blog. Si hacéis una foto a un cuadro con el AF-S 35mm f/1.8 veréis que los bordes se comban un poco hacia afuera por su parte central; pero con el AF 50mm f/1.8 las líneas rectas siempre serán rectas. Esto es un efecto que no se nota ni en retratos ni en paisaje ni en ninguna otra disciplina en la que la geometría sea un elemento fundamental, pero para ciertos casos concretos como el que comento sí que se puede llegar a apreciar.

Por tanto, si la ausencia de distorsiones geométricas es fundamental para el uso que le vais a dar a la óptica, el AF 50mm f/1.8 es vuestro amigo.

Distancia focal

Por último, en cuanto a la distancia focal es verdad que dentro de estas dos ópticas, el AF 50mm f/1.8 es más apropiado para retratos (y de hecho para retratos de caras se emplean distancias aún más largas como un 85mm o un 105mm) pero lo del uso para retratos depende un poco del concepto que tengáis del asunto: si os gusta hacer retratos de un rostro sin más, el AF-S 35mm f/1.8 se puede quedar un poco corto. Corto en el sentido de que al ser angular puede llegar a «deformar» un poco las facciones de la cara; no que no pueda enfocar desde cerca, porque es capaz de hacerlo a tan sólo 30cm del sensor. Sin embargo, el AF-S 35mm f/1.8 para retratos de cuerpo entero o de grupos de personas es genial, y ahí es donde el AF 50mm f/1.8 se os quedaría un poco largo; algo que tiene difícil solución si no se pueden dar «un par de pasos hacia atrás».

AF-D Nikkor 50mm 1:1.8 (I)

Entonces, con respecto a la distancia focal, si bien es cierto que el AF-S 35mm f/1.8 tiene un uso más general, el AF 50mm f/1.8 os puede venir muy bien para realizar retratos de medio cuerpo, pues esa equivalencia a 75mm que obtendremos sobre un sensor DX es la distancia ideal para ese tipo de imágenes.

Si lo que queréis es «callejear» con la cámara y retratar el mundo desde vuestro punto de vista, entonces el AF-S 35mm f/1.8 será más adecuado para vuestros propósitos.

Precio y disponibilidad

El AF-S 35mm f/1.8 se vende a un precio de unos 200 euros, pero el problema es que apenas hay existencias en las tiendas. Sé de gente que lo tiene encargado desde hace meses y todavía no tiene noticias de que vayan a reponer unidades; y es que esta óptica se ha convertido en un éxito tal que las unidades que llegan a las tiendas vuelan en cuestión de horas.

El AF 50mm f/1.8 se puede encontrar por algo menos. En concreto unos 130 euros, si bien tampoco es habitual verlo por las tiendas debido a que por su bajo precio se suele agotar enseguida, aunque por lo que tengo entendido los plazos de espera hasta que reponen existencias son bastante breves.

Fotografías realizadas con con el Nkon AF-S 35mm f/1.8 en una D40

Hangares abandonados en el campus de Alcalá

Mercado medieval 2009

El Henares en Noviembre

Mi hermano junto a un farol

20090809-DSC_0244

Fotografías realizadas con el Nikon AF 50mm f/1.8 en una D40

Blue eyes (II)

Mi hermano consultando el e-mail bajo una palmera

Testigo del anochecer

Bajo la puerta del COIE

A través del cristal

Conclusión

Como veis con ambas ópticas se pueden conseguir imágenes bastante chulas, pues eso es algo que al final siempre depende del ojo de quien está detrás de la cámara. El tema del enfoque manual en el AF 50mm f/1.8 puede ser crítico a aperturas grandes; aunque no imposible. De todos modos, a modo de opinión personal, puestos a elegir una de las dos yo me quedaría con el AF-S 35mm f/1.8 porque de hecho siempre digo que es la única óptica con la que me atrevo a salir a la calle sin nada más metido en la bolsa de fotografía. Es muy polivalente y da una calidad de imagen muy buena en todas sus aperturas, y con él vamos a poder hacer fotografías muy nítidas y naturales.

Más información

Si queréis información más específica sobre estas dos ópticas os dejo a continuación los enlaces a las reviews que hice en su momento de cada una de ellas así como los análisis correspondientes de Photozone, pues la considero una de las webs más fiables a la hora de consultar el comportamiento de una óptica mediante ensayos técnicos.

Nikon AF-S 35mm f/1.8 G DX (luipermom)

Nikon AF-S 35mm f/1.8 G DX (Photozone)

Nikon AF 50mm f/1.8 D (luipermom)

Nikon AF 50mm f/1.8 D (Photozone)

* Todos los artículos de este tipo en https://luipermom.wordpress.com/fotografia

Los problemas de pasarse a Full Frame

Hace tiempo estuvimos hablando de los dos tamaños de sensor en las cámaras réflex digitales (al menos en lo que a Nikon se refiere, aunque esta distinción también se da en Canon o en Sony por ejemplo). En general, los modelos tope de gama de estas marcas son los que van equipados con sensores de tamaño completo (también denominados Full Frame o directamente FF) que tienen las mismas dimensiones que un negativo fotográfico de 35mm, mientras que las inferiores llevan sensores de tipo APS-C que poseen unas medidas más reducidas como podéis apreciar en la siguiente imagen.

Sensores Full Frame y APS-C

Pues bien, ya sabemos que el mundo de la electrónica de consumo siempre va de arriba a abajo, y poco a poco los modelos de cámaras equipadas con sensores de tamaño completo se van extendiendo por las gamas de los fabricantes. En el caso de Nikon, ya no sólo las D3, D3s y D3x van equipadas con estos sensores, sino que la D700 también lo lleva, siendo bastante más barata (aunque lo mejor sería decir «menos cara») que sus hermanas mayores.

Algo más que una simple diferencia de precio

Como os digo, si vemos el catálogo completo de Nikon vamos a ver que la diferencia de precio entre una D300s (el tope de gama actual en sensor DX) y una D700 (que en esencia es una D300 con sensor FX) no es demasiado elevada; o al menos es lo suficientemente reducida como para hacernos dudar si no merecerá la pena dar directamente el salto a Full Frame. En concreto, la primera sale por unos 1300 euros y la segunda por aproximadamente 2000. Y aunque esos setecientos euros son una pasta se miren por donde se miren, hay muchos usuarios que aplican lo de «caballo grande ande o no ande» y acaban optando por la D700 sin saber muy bien qué es lo que buscan en una cámara.

Los sensores Full Frame tienen mayor rango dinámico, mejoran la relación señal / ruido a sensibilidades elevadas, tienen una definición muy buena, los angulares mantienen intacta su distancia focal… pero también llevan aparejadas una serie de desventajas en las que algunas personas no pensaron cuando se deshicieron de su cámara APS-C para pasarse al sensor FF.

Estamos de acuerdo en que la diferencia de precio entre una cámara APS-C tope de gama y una FF tal vez no sea demasiado elevada; pero el verdadero gasto vendrá a la hora de «calzar» dicha cámara con las ópticas adecuadas: en términos generales las ópticas para FF son mucho más caras que en APS-C, pesan y abultan mucho más y, lo que es peor, nos va a dar la sensación de que no nos acercan lo suficiente al motivo a fotografiar.

El factor de recorte

Técnicamente, al no haber factor de recorte, un objetivo de 200mm en una cámara Full Frame es un 200mm, no hay más. En APS-C ese 200mm cerraría su ángulo de visión para dar el equivalente a un 300mm en Nikon (1,5x) o 320mm en Canon (1,6x); algo que adoran los amantes de los animales salvajes y las competiciones deportivas. Sin embargo, en FF para «acercarnos» al sujeto como en nuestra anterior cámara APS-C tendremos que comprar un 300mm «de verdad» con las consecuencias que esto implica para el bolsillo y la espalda.

Vamos a ver esto empleando como ejemplo dos teleobjetivos fijos con características técnicas similares (AF-S, VR y f/2.8) montados sobre cámaras Nikon:

Teleobjetivo Nikkor 300 mm f/2.8 ED-IF AF-S VR

  • Dimensiones: 268 x 124 mm
  • Peso: 2850 gr
  • Precio aproximado: 5000 euros

Teleobjetivo Nikkor 400 mm f/2.8 G ED AF-S VR

  • Dimensiones: 368 x 159 mm
  • Peso: 4620 gr
  • Precio aproximado: 8000 euros

Como podéis ver, el teleobjetivo de 400mm pesa y cuesta prácticamente el doble que el de 300mm y además es 10 cm más largo. Y la cosa es que en términos de ángulo de visión, el 300mm montado sobre una cámara DX equivaldrá a un 450mm, por lo que ni siquiera con el 400mm montado en nuestra cámara FX podremos acercarnos tanto al motivo a fotografiar. Esto va a dar lugar al síndrome «no estoy lo bastante cerca» que ha afectado a numerosos usuarios que han dado el salto a Full Frame y se han encontrado con un 200mm se queda corto para fotografiar ese gorrión que saldrá volando si damos un paso más.

Además, hay otro «problema» añadido: la gente que pretende encontrar un objetivo todoterreno para FF como los 18-200 que hay en formato APS-C con los que se puede ir a pasar el día con la cámara a cuestas sin mayor problema lo llevan claro. Para conseguir esas distancias focales en FF apenas hay opciones; y de hecho casi lo único que hay en ese sentido es el Canon EF 28-300mm f/3.5-5.6L IS USM que cuesta 2500 euros, pesa 1,7 Kg y es un mostrenco que abulta como un 70-200 f/2.8. Vamos, ideal para ir de excursión a la montaña con la cámara colgada del cuello.

Los objetivos de focal variable para cámaras con sensor de 35mm rara vez alcanzan relaciones de zoom más allá de 3x o como mucho 4x. Ópticas como 14-24 (1,7x), 35-70 (2x), 24-85 (3,5x) ó 70-300 (4,3x) son lo habitual; mientras que en DX es muy común encontrar en el mercado zooms de rango focal 18-135 (7,5x), 18-200 (11,1x) e incluso un 18-270 (15x) fabricado por Tamron.

Conclusión

No hay duda de que una cámara Full Frame da una calidad de imagen impresionante, pero eso no quiere decir que las cámaras con sensor APS-C no tengan su público. De hecho, en el caso de que os gusten las fotografías de naturaleza así como retratar eventos en los que no nos queda más remedio que estar alejados del sujeto principal (partidos de tenis, mítines políticos, aviones despegando…) tenéis en el factor de recorte a un buen aliado, ya que para conseguir distancias focales semejantes en una cámara Full Frame vais a necesitar dos cosas: ser millonarios y estar bastante fuertes.

Evidentemente no seré yo el que os desaconseje la compra de una cámara FF «porque sí», ya que son una verdadera maravilla visual y allá cada uno lo que haga con su dinero; pero sí que os diré que meditéis muy bien si realmente le vais a poder sacar todo el partido posible. Tened en cuenta que en el mundillo de las cámaras réflex son las ópticas y no la cámara las que marcan el límite entre las fotografías que podréis o no podréis hacer; y en Full Frame el dinero que hay que pagar por elevar ese límite aumenta considerablemente.

El significado de las siglas en los objetivos Nikon

El nombre de cualquier objetivo fabricado por Nikon consiste en una ristra de números y letras que pueden perder un poco a la gente recién llegada al mundillo de las cámaras réflex. Para contribuir a que la próxima vez que leáis la denominación oficial de una óptica de esta marca sepáis cuáles son sus características principales me he animado a escribir este artículo dedicado principalmente en las ópticas creadas aproximadamente a partir de 1986 con la introducción del sistema autofocus.

Hay un montón de términos relacionados con ópticas más antiguas que serían compatibles con las cámaras actuales (la montura F de Nikon es de 1959) pero puesto que es realmente raro emplear una de ellas en las modernas cámaras digitales, he preferido centrarme en las siglas que pueden aparecer más o menos frecuentemente en los objetivos que podemos encontrar actualmente en las tiendas.

Una impresionante colección de objetivos Nikon

Una impresionante colección de objetivos Nikon (ser millonario debe molar bastante)

Para empezar, comentar que la palabra Nikkor no es más que el nombre que Nikon da a sus ópticas desde 1932. Hace años lo reservaba para los objetivos de gama media y alta, pero de un tiempo a esta parte, la conocida palabrita está en todo lo que fabrican, por lo que ha perdido en gran parte su glamour de épocas pasadas.

Por otra parte, la distancia focal viene expresada en milímetros. Si el objetivo no es de tipo zoom se indicará mediante una sola cifra (50mm); y en caso de serlo, se separarán las distancias focales mínima y máxima mediante un guión (35-70). La apertura máxima se señalará mediante una sola cifra (puede llevar un decimal) si es constante o con dos separadas mediante un guión si es variable. Para más información sobre este parámetro os recomiendo echar un vistazo a la entrada que publiqué hace unos meses hablando sobre la apertura de los objetivos.

Y bueno, pasando ya a las siglas como tales, os enumero a continuación las más habituales junto con su significado:

AF (AutoFocus): Se trata de ópticas que llevan un “tornillo” en su montura que encaja en un apéndice de la cámara que se encarga de la variación del enfoque. De este modo el fotógrafo no se tiene que preocupar de ese parámetro porque es la cámara la que se encarga de que la zona seleccionada aparezca nítida en la imagen.

AF-D (AutoFocus with Distance data): Son ópticas autofocus como las anteriores, pero estas además pasan a la cámara la información a la que se encuentra el motivo enfocado. Esto es de utilidad para calcular la potencia a la que ha de ser disparado el flash y para optimizar el cálculo de la exposición de la imagen.

AF-I (AutoFocus Internal): Fue un primer intento por parte de Nikon de incorporar un motor interno de enfoque a sus ópticas más punteras. El invento consiste en que en lugar de ser la cámara la que moviera por medio de un apéndice mecánico todo el conjunto de engranajes necesario para enfocar, fuera el objetivo el que incorporara un motor interno que moviera el conjunto de lentes en función de las órdenes que le mandara electrónicamente la cámara. Sólo se encontraba en los teleobjetivos más grandes (y caros) de la marca japonesa.

AF-S (AutoFocus with Silent wave motor): Es la evolución del concepto anterior, pues actualmente es una característica que incorporan todos los nuevos objetivos Nikkor. De hecho, todas las cámaras de gama baja fabricadas por Nikon (D40, D40x, D60, D3000 y D5000) sólo enfocan con objetivos AF-S (y AF-I), lo que da idea de que el futuro de las ópticas pasa por este sistema de enfoque, manteniendo la compatibilidad con AF en las cámaras de gama alta para respetar la funcionalidad completa de las ópticas clásicas de la marca. Os remito a un artículo que publiqué en el mes de Abril donde comenté las diferencias entre este sistema y el AF original.

G (Gelded): Hasta no hace muchos años todos los objetivos llevaban un anillo de diafragmas que servía para elegir la apertura a la que queríamos disparar la fotografía, siendo un claro ejemplo el mítico Nikkor AF 50mm f/1.8 D. Sin embargo, los objetivos señalados con la letra G carecen de dicho anillo ya que hoy en día es un parámetro que se controla con la ruleta de la propia cámara. Lo malo es que un objetivo tipo G no funcionará en una réflex antigua.

ED (Extra-low Dispersion): Se trata de un tipo de cristal óptico empleado para la fabricación de algunas de las lentes que forman parte de ópticas propensas a las aberraciones cromáticas (zonas verdes y azules en las zonas de alto contraste desenfocadas) como pueden ser los teleobjetivos; aunque por ejemplo también cuenta con alguna lente de este tipo el objetivo que viene de serie con la D40.

NIC / SIC (Nikon Integrated Coating / Super Integrated Coating): Recubrimientos antirreflejos para evitar la aparición de flares y ghosts en la lente frontal de ciertos objetivos. No es una característica que venga impresa en el objetivo, y para ver si nuestro objetivo lleva algún recubrimiento de este tipo debemos mirar el reflejo de la luz en su frontal y ver si es de algún color “raro”. Puede ser verde, magenta, de varios colores… pero en cualquiera de esos casos lo que significa es que tenemos un recubrimiento antirreflejos.

IF (Internal Focusing): Estas siglas indican que el objetivo en cuestión es de enfoque interno. En tal caso, al enfocar no se va a mover el elemento frontal, sino que el proceso se realizará en las lentes que hay dentro del cuerpo.

RF (Rear Focusing): Es un concepto similar al anterior, pero en este caso el encargado del enfoque es el elemento trasero del objetivo, que entra y sale de la misma en función de la distancia a la que está enfocado.

DC (Defocus Control): Son objetivos que poseen un control especial que permite variar el grado de desenfoque del fondo sin variar la distancia focal ni la apertura. Están diseñados sobre todo para la realización de retratos y son realmente raros de ver fuera de los estudios fotográficos.

PC (Perspective Control): Se trata de ópticas descentrables que permiten variar el paralelismo entre el plano de visión y el de enfoque. Se emplean principalmente en arquitectura para conseguir líneas rectas en las fotografías de edificios aunque no estemos situados perpendiculares a él, aunque de un tiempo a esta parte se han puesto de moda porque con ellos se puede conseguir un efecto llamado Tilt-Shift que también puede ser emulado en Photoshop.

VR (Vibration Reduction): Sistema de reducción de vibraciones que permite disparar a velocidades de obturación más lentas que en los objetivos equivalentes sin este sistema. Puesto que hay un artículo entero dedicado al tema, os remito a él.

DX: Objetivos diseñados para ser utilizados en los sensores empleados en ciertas cámaras Nikon cuya superficie es exactamente la mitad que la de un negativo fotográfico de 35mm (o un sensor FX) y que, por tanto, no pueden ser usados en cámaras con sensor de tamaño completo porque las esquinas de la imagen saldrían negras. Os remito al artículo que trata sobre este tema para más información.

N (Nanocrystal coating): Recubrimiento de nanocristales de entre 10 y 20 nm (normalmente en la cara interna del elemento frontal) para evitar reflejos indeseados en las imágenes. En la actualidad es algo que sólo llevan los objetivos de gama alta, por lo que hay que rascarse el bolsillo para disfrutarlo.

Bueno, espero que con esta lista de términos técnicos haya quedado un poco más claro lo que significa el nombre de cada óptica fabricada por Nikon en los últimos años. No obstante, si queréis profundizar en el tema, os recomiendo la lectura de este artículo de Ken Rockwell y este otro de Thom Hogan (ambos en inglés) que me han sido de gran utilidad para redactar la entrada.

* Todos los artículos de este tipo en https://luipermom.wordpress.com/fotografia

Review: AF-S DX Nikkor 35mm f/1.8 G

Henri Cartier-Bresson creó auténticas obras de arte en forma de fotografía únicamente con una Leica y un objetivo de 50mm. La gracia del asunto consiste en que dicha óptica montada en una cámara de carrete ofrece la misma amplitud de visión que la vista humana, por lo que las imágenes que nos legó son un fiel retrato del mundo que veía a través de sus ojos.

Pues bien, como ya os comenté hace tiempo, si tenemos una cámara Nikon con sensor DX y montamos en ella un objetivo de 50mm nos vamos a encontrar con que su ángulo de visión se estrecha, perdiendo esa afinidad con lo que captamos a través de nuestros ojos. Echando unas cuentas rápidas vamos a ver que para volver a conseguir ese efecto de naturalidad en las imágenes vamos a necesitar un objetivo de entre 30 y 35mm, y ahí es donde entra en juego mi última adquisición: el AF-S DX Nikkor 35mm f/1.8 G.

Review AF-S Nikkor 35mm f/1.8 DX

Consideraciones previas

Este modelo sólo sirve para cámaras Nikon de formato DX o FX en modo recorte, viñeteando notablemente si lo empleamos en cámaras analógicas o sensores de tamaño completo directamente. Aunque Nikon lleva años comercializando un 35mm bastante luminoso (f/2 frente a la apertura f/1.8 del que hoy nos ocupa) diseñado para sensores FX, la gran ventaja del nuevo modelo es que dispone de un motor de enfoque AF-S que lo hace totalmente compatible con las cámaras Nikon D40, D40x, D60 y D5000, puesto que con el anterior tendríamos que enfocar a mano.

El objetivo con su parasol montado en mi Nikon D40

Por lo tanto, nos encontramos ante el sucesor natural de los objetivos de 50mm de las cámaras analógicas. Con un 35mm montado en una cámara DX podremos salir a la calle y fotografiar las cosas empleando nuestro mismo punto de vista, por lo que componer con él es una delicia: si algo nos llama la atención no tenemos más que detenernos y mirar por el visor de la cámara para capturarlo, pues lo que veremos a través de él (y por lo tanto lo que aparecerá en la fotografía) será lo mismo que divisábamos unos segundos antes.

Con la adquisición de este 35mm he solventado los dos principales problemas que se me presentaban a la hora de usar el AF Nikkor 50mm f/1.8D en mi cámara: la necesidad de enfocar siempre en modo manual y el hecho de que en una cámara DX su distancia focal es un poco excesiva para hacer tomas generales. No me pienso deshacer de él porque es muy útil para fotografiar conciertos y obras de teatro (es igual de luminoso que el 35mm, pero al ser algo más largo permite acercarse un poco más a la acción) y además abulta tan poco que merece la pena llevarlo encima por si surge la ocasión de utilizarlo. Observad a continuación la diferencia de ángulo de visión entre ambas ópticas:

Review AF-S Nikkor 35mm f/1.8 DX

AF 50mm f/1.8 D @ f/6.3

Review AF-S Nikkor 35mm f/1.8 DX

AF-S DX 35mm f/1.8 G @ f/6.3

Me ha gustado bastante el hecho de que el objetivo venga «de serie» con un pequeño parasol para evitar flares y una funda para guardarlo. Son dos detallitos que vienen bien y se agradecen; sobre todo teniendo en cuenta que el objetivo cuesta 199 euros y sería lógico que Nikon hubiera tratado de reducir costes eliminando todo elemento superfluo.

Review AF-S Nikkor 35mm f/1.8 DX

La funda que viene de regalo con el objetivo

Review AF-S Nikkor 35mm f/1.8 DX

El resultado de hacer una fotografía con el sol en un lateral sin emplear el parasol: un molesto "flare"

Me gustaría aprovechar para comentar que aunque el objetivo es capaz de enfocar a escasos 30 centímetros medidos desde el sensor de la cámara, no es adecuado para fotografía  macro porque su ratio máximo de ampliación es de tan sólo 0,16x. Recordad que los objetivos de tipo macro capturan las cosas a un ratio de 1x (lo que fotografiamos se proyecta en el sensor al mismo tamaño que tiene en el «mundo real») quedando esta óptica muy lejos de dichas marcas.

El objetivo en la mano

El objetivo es de un tamaño contenido, aunque algo más grande que el 50mm f/1.8 debido a la presencia del motor de enfoque. A diferencia de éste, nada se mueve en el exterior a la hora de enfocar: si el 50mm se extendía del orden de un centímetro durante el enfoque, este proceso se realiza internamente en el 35mm, y aunque el baile de lentes dentro de él es patente, absolutamente nada se mueve en la parte exterior; ni tan siquiera el anillo de enfoque manual si esta acción la está realizando la propia cámara.

Review AF-S Nikkor 35mm f/1.8 DX

AF-S DX 35mm f/1.8 G vs. AF 50mm f/1.8D

Con sus escasos 200 gramos de peso, en ningún caso vamos a notar la cámara «cabezona» ni nada que se le parezca. La verdad es que es una delicia llevar un cuerpo ligero como el de la Nikon D40 colgado al cuello con este objetivo montado porque el conjunto es realmente liviano. Además, me gustaría destacar que este óptica cuenta con un sello de goma en la montura para que no entre polvo en su interior, por lo que en el sentido de la estanqueidad frente a elementos externos es un objetivo bastante conseguido.

Review AF-S Nikkor 35mm f/1.8 DX

Los controles externos son apenas dos: el pequeño selector de enfoque (automático / manual) y el propio anillo de enfoque. Un anillo de enfoque que aunque tengamos seleccionado el modo automático, siempre va a estar operativo, por lo que a efectos prácticos podemos dejar el enfoque del objetivo siempre en modo automático y girar el anillo cuando nos haga falta ajustarlo a mano.

El diafragma está compuesto de siete palas redondeadas adoptando una forma bastante curiosa cuando está cerrado a f/22 (que es la apertura mínima de este objetivo). Es curioso ver la diferencia existente en este punto con respecto al 50mm f/1.8, pues su diafragma tiene una forma mucho más convencional como se puede apreciar en la siguiente imagen.

Review AF-S Nikkor 35mm f/1.8 DX

El diseño del diafragma en el 35mm f/1.8 (a la derecha) es radicalmente diferente al 50mm

Sobre el terreno

La gran apertura del objetivo se nota nada más montarlo en la cámara, pues la imagen que vemos a través del visor es clara y luminosa. Sin embargo, donde más vamos a notar esto es a la hora de disparar nuestras fotografías. Hay objetivos luminosos que apenas son utilizables a su apertura más grande; pero no es el caso del 35mm f/1.8 porque ya incluso en esa apertura da una nitidez bastante buena que se maximiza a partir de f/2.8 (algo que podéis ver en las dos siguientes imágenes).

Review AF-S Nikkor 35mm f/1.8 DX

AF-S DX 35mm f/1.8 G @ f/1.8

Review AF-S Nikkor 35mm f/1.8 DX

AF-S DX 35mm f/1.8 G @ f/3.5

Su comportamiento, por tanto, a aperturas grandes es más que bueno; yo diría que incluso algo mejor que el mítico 50mm f/1.8, que da un contraste relativamente bajo si lo empleamos completamente abierto. Algo lógico teniendo en cuenta que nos encontramos ante un objetivo de nuevo diseño y todo tiende a mejorar con el tiempo.

El enfoque, por otra parte, es rápido y preciso. Aun en condiciones de poca luz (gracias nuevamente a su amplia apertura) consigue fijarse con precisión sobre el objeto a fotografiar con velocidad, de forma silenciosa y sin titubeos. No es tan rápido como objetivos de gama profesional, pero es bastante más rápido y preciso que los objetivos «de kit».

Las fotografías que podremos hacer con esta óptica son nítidas y resultan muy naturales, pero no todo iba a ser perfecto, y es que el 35mm f/1.8 posee una cierta distorsión en forma de barril que apreciaremos al llevar junto a los bordes de la imagen líneas completamente rectas que se van a curvar un poco en su parte central. Del mismo modo, en situaciones de contraluces muy forzados con elementos muy finos nos vamos a encontrar algunas aberraciones cromáticas (zonas rojas o azules en los bordes con mucho contraste).

Review AF-S Nikkor 35mm f/1.8 DX

Aberraciones cromáticas en el alambre de los auriculares a contraluz

Aberraciones cromáticas

Por suerte, el objetivo apenas viñetea en su apertura más amplia, siendo un efecto muy poco apreciable y que desaparece por completo en cuanto cerramos un poco el diafragma (algo que también se puede apreciar en las dos imágenes de la pared de ladrillos).

No hay que olvidar que un 35mm es, por diseño, un objetivo de tipo angular aunque en una cámara DX tenga un ángulo de visión equivalente a un objetivo normal, siendo lógico por tanto que presente algún defecto típico de esta clase de ópticas. Otro día veremos en un artículo específico por qué el diseño óptico de un 50mm no distorsiona nada, porque si nos metemos hoy en estas cosas nos alargaríamos demasiado y desvirtuaríamos la review.

Algunas fotografías de ejemplo

Os pongo a continuación algunas imágenes que he captado en estos últimos días con mi D40 y el AF-S DX 35mm f/1.8 G, pues desde que lo compré no lo he quitado de la cámara para obligarme así a sacarle el máximo partido posible. A mí me han convencido bastante los resultados, pero no quiero dejar pasar la oportunidad de compartirlas con vosotros para que las veáis y saquéis vuestras propias conclusiones.

Sed

Paseo campestre

Anochece en Nueva Alcalá (I)

Azul

Pesadilla

Tráfico de media tarde

Un rato a la sombra

Desenfocando

Manchas solares

El peatón

Fachada interior de la escuela politécnica

Entrada del hospital de Alcalá

Buena falta te hace...

Paseo por el Retiro

El Henares en Noviembre

Conclusión

En resumidas cuentas, el AF-S DX Nikkor 35mm f/1.8 G es un objetivo muy recomendable para aquellas personas que valoran la composición así como la capacidad de realizar desenfoques en sus imágenes y que poseen una cámara Nikon sin motor de enfoque (a los que tengan motor de enfoque en el cuerpo a lo mejor les interesa más hacerse con el AF Nikkor 35mm f/2 D por si en el futuro dan el salto al sensor FX). A la hora de disparar conviene cerrar un poco el diafragma si las condiciones lo permiten, pero el objetivo es perfectamente utilizable a la apertura de f/1.8; algo muy de agradecer.

Se trata de una óptica bastante bien construida (sólido cuerpo de plástico con montura metálica) aunque con algunos defectos ópticos explicables por su bajo precio. Precisamente los 199 euros que cuesta y su luminosidad lo hacen especialmente apto para usuarios de cámaras Nikon de gama baja que quieren (queremos) romper la barrera de la creatividad que imponen los objetivos que vienen de serie con este tipo de cámaras y que no destacan precisamente por tener aperturas demasiado amplias.

Review AF-S Nikkor 35mm f/1.8 DX

AF-S DX 35mm f/1.8 G @ f/10

Review AF-S Nikkor 35mm f/1.8 DX

AF-S DX 35mm f/1.8 G @ f/4

Review AF-S Nikkor 35mm f/1.8 DX

AF-S DX 35mm f/1.8 G @ f/1.8

Bueno, después de todo lo aquí expuesto espero que os hayáis hecho una idea de lo que puede ofrecernos esta óptica. Ahora está en vuestra mano decidir si podéis sacarle partido a sus prestaciones o no. Después de más de doscientas fotografías disparadas con él a lo largo de varios días y en diversas condiciones de iluminación os puedo asegurar que se va a convertir en un fiel compañero que vendrá conmigo en muchos safaris fotográficos porque le devuelve a uno el placer por la fotografía «clásica» pero, como os decía hace un momento, tal vez vosotros no le veáis una excesiva utilidad en función del tipo de imágenes que acostumbréis a capturar.

Precisamente eso es lo que más me gusta de la fotografía: que cada uno la entiende de una manera única e irrepetible.

¡Gracias por vuestro tiempo!

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