Aquellos maravillosos años de la infancia: 1984

Las dos fotografías de hoy pertenecen al año 1984 y muestran a un Luis bastante parecido al que se puede ver hoy en día dando vueltas por Alcalá de Henares con una cámara en la mano.

La primera de las dos está hecha durante el mes de Enero en la localidad de Manresa; lugar donde nació mi hermano pocos meses antes de asentarnos definitivamente en la ciudad complutense. No recuerdo muy bien esa vitrina marrón con tanto cristal ni el cuadro que hay detrás de mí; pero sí que me acuerdo del teléfono rojo que se puede apreciar en la semioscuridad del fondo de la imagen.

Enero de 1984

En cuanto a la segunda imagen, esta fue hecha en el mes de Junio, poco después de llegar al piso de Alcalá. En ella se puede ver un banco que teníamos en la terraza por aquella época y, medio escondido detrás de mí, un coche a pedales que aunque era para ir al parque a jugar, también empleaba por el pasillo y las habitaciones volviendo a llenar de marcas el suelo de la casa como ya hacía en 1982 en el puerto de Santa María.

Junio de 1984

Confieso que redactando estas entradas me sorprende ver cómo iba cambiando foto tras foto durante las primeras épocas de mi vida. Si ahora veis una imagen mía del año 2000 podréis apreciar que tenía prácticamente el mismo aspecto que ahora mismo; pero a principios de los ochenta entre retratos con pocos meses de diferencia los cambios son más que evidentes. Cambios que seguiremos viendo otro día con alguna imagen tomada en 1985.

Miradas al rojo

Un desaturado selectivo hecho a partir de una escena que capté hace unos días en la calle Mayor. El título que le he puesto no me convence demasiado, pero reconozco que estaba poco inspirado y no se me ocurrió nada mejor  😛

Miradas al rojo

Rincones complutenses a vista de pez

Puesto que las imágenes que suelo publicar en el blog tomadas con mi ojo de pez suelen gustaros bastante, hoy me gustaría compartir con vosotros una breve serie que realicé el mismo día que estuve retratando el hospital de Antezana con esta misma óptica.

Por cierto, aprovecho para comentaros que tal vez esta semana hayáis notado una cierta brevedad en las entradas publicadas; siendo nada más que la consecuencia de unos días de trabajo muy intensos. De todos modos, a partir de mañana y hasta el próximo martes estaré de vacaciones; así que será habitual verme con la cámara por las calles de Alcalá y alumbrando algún artículo extenso por aquí.

Y ya sin más os dejo con las fotos que os decía esperando que os gusten.

¡Muchas gracias por leerme!  😉

Escamas de piedra

Plaza de san Diego

La puerta de la universidad

Contrapicado extremo de la puerta del colegio de San Ildefonso

Iglesia magistral

Iglesia magistral y plaza de los santos niños

Visiones curvadas

Calle del padre Lecanda

Amplitud de miras

Convento de las Bernardas

Soportales en la plaza de Cervantes

Soportales en la parte Norte de la plaza de Cervantes

Aquellos maravillosos años de la infancia: 1983

La imagen que hoy os muestro está tomada en Mayo de 1983 en la localidad Barcelonesa de Manresa y me resulta especialmente interesante porque en esta ocasión sí que recuerdo la gran mayoría de elementos que aparecen en ella; dándome a entender que mis primeros recuerdos conscientes proceden de esta etapa de mi vida.

Mayo de 1983

En primer lugar, esa mesa camilla que tiene una «falda» hasta los pies era mi refugio dentro de la casa en la que vivíamos entonces. Por aquella época se ve que tenía ganas de independizarme y todo el día estaba jugando a las casitas. De hecho, recuerdo que después de la mudanza mis padres me hacían chalets (más bien chabolas) con las cajas de carton que habían empleado en ella porque me encantaba pasarme el día metido en su interior.

También me acuerdo del macetero blanco con ese ficus que medía casi lo mismo que yo; pero más que la planta como tal, recuerdo las broncas que me echaba mi madre cuando me dedicaba a mover aquel mamotreto salón arriba y salón abajo gracias a las ruedas sobre las que se apoyaba. Era divertido y lo más parecido a conducir que tenía a mano en aquellos años; pero seguramente las marcas sobre el parquet fueran un buen indicativo de que era mejor optar por juegos menos destructivos con el entorno.

En cuanto a lo que hay sobre la mesa, recuerdo con claridad que dentro de ese frasco de cristal había unas flores secas y unas manzanas de madera que olían a perfume y que con ese triciclo de madera y mimbre solía jugar transportando canicas, muñecos y todo tipo de cosas pequeñas que tuviera por allí cerca. Queda claro que como por aquella época yo era hijo único, mi única manera de entretenerme era echándole imaginación a las cosas; algo que no he dejado de hacer desde entonces.

¡Nos vemos en 1984!

La gran broma final de Nacho Vegas

Ignoro por completo la vida personal de Nacho Vegas, pero tiene toda la pinta de que su nueva canción titulada La gran broma final está escrita basándose en una experiencia personal. Y la verdad es que después de haberla escuchado en repetidas ocasiones tengo la sensación de que pocas veces se ha contado una ruptura amorosa con tanta elegancia.

Por cierto, si durante el videoclip (muy en la línea del de Las inmensas preguntas) os habéis quedado dormidos, lo entiendo perfectamente porque hay que reconocer que Nacho Vegas no es precisamente la alegría de la huerta. Sin embargo los que, como yo, disfrutáis de la música personal e intimista de este asturiano ya os habréis dado cuenta de que no ha perdido un ápice de su talento; demostrando que incluso en los momentos más bajos es capaz de componer canciones que ponen los pelos de punta. ¡Qué grande es Nacho!

Como último apunte, aunque se entiende bastante bien, a continuación os dejo la letra de la canción:

«La gran broma final». Nacho Vegas.

Dejan los tambores de tocar
y un gong anuncia la retirada
se discute la capitulación
mientras de fondo suenan carcajadas.
Obtuve por mi miedo a no padecer
cinco años de indolencia
es la semana grande de la crueldad
y en nuestro honor celebran una fiesta
yo me limitaba a contemplar
la misma grieta de la pared.
Alguien dijo «habrá que demoler»
no sé cómo no lo vi llegar
era el día de la gran broma final

Ha cundido el pánico en Madrid
salen fotos en la prensa rosa
en la alfombra roja habla el escritor,
él sabe cómo se hacen bien las cosas.
Puede que el tiempo me dé la razón
pero no queda tiempo, hoy es el día
en que dos planetas se estrellarán
mientras tú concedes entrevistas.
Y ahora ya me empiezo a preguntar
cuál de estos chistes es el mejor:
el del día en que te hablé de amor
sabiendo que daban temporal
o el día de la gran broma final.

Como un mar me presenté ante ti
en parte agua y en parte sal.
Lo que no se puede desunir
es lo que nos habrá de separar
en el día de la gran broma final.

Hay quien decía que era
grande y fuerte nuestro amor.
Sí, como las torres gemelas,
¿recuerdas? allá en Nueva York.
Y cuando sabes que algo puede ir mal
estallará delante de ti
cuando no es posible ser feliz
y te asustas como un animal
es el día de la gran broma final.

Cuando griten en voz alta
que tu amor entero fue una estafa
y tú protestes pero no haya un alma allí para escuchar
es el día de la gran broma final.

Ya nada será igual
tras el día de la gran broma final.

Lugares abandonados (29): el quiosco de Dani

En pleno paseo de Pastrana se encuentra todavía un quiosco de prensa que pese a llevar ya cerca de tres años cerrado, el tiempo todavía no parece haber hecho mella en él. Aun con la presencia de pintadas en sus paredes y la progresiva decoloración de sus toldos, si uno pasa por allí sin saber que el negocio ya no funciona podría pensar que sus dueños simplemente se han tomado unos días de vacaciones.

El quiosco de Dani

Se trata de «el quiosco de Dani», que en tiempos pasados (antes de la popularización de Internet y la consecuente caída de ventas de la prensa escrita) daba a sus dueños unos beneficios suficientes como para vivir desahogadamente; aunque también representaba una cierta esclavitud al tratarse de un negocio que sólo cerraba tres días al año y tenía horario continuado de ocho de la mañana a nueve de la noche.

Recuerdo las largas tardes que pasaba allí hablando de videojuegos con el propio Dani. Todo comenzó en la época en la que me compré la Playstation 2 cuando salió allá por el año 2000, ya que al comprar una revista sobre la misma me preguntó qué tal estaba la consola. A partir de ahí era de lo más frecuente que me pasara por el quiosco y estuviera allí un par de horas de charla al salir de la universidad.

Con el tiempo llegaron negras previsiones de futuro para los quioscos (propiciadas porque ahora la gente tenía toda la información a su alcance en Internet) y Dani comenzó a ver que había que hacer planes alternativos, de modo que comenzó a trabajar como conductor de camión en una empresa de transporte al tiempo que mantenía el quiosco en sus días libres, quedando en manos de su hermana los días que le tocaba trabajar.

Tras unos meses así y viendo que la crisis de la prensa escrita era algo que no tenía vuelta atrás un día me dijo que vendía el quiosco, y apenas una semana después pasé por allí delante y me encontré con la persiana metálica bajada y un cartel con un número de teléfono en un lateral que decía «Se vende quiosco. Preguntar por el señor Castillo» y que actualmente sigue ahí. Como es lógico, no hay nadie interesado en reflotar un negocio condenado a muerte.

Aquellos maravillosos años de la infancia: 1982

La fotografía que ilustra esta entrada la hizo mi madre en El Puerto de Santa María (al igual que las dos de la correspondiente a 1981) cuando tenía dos años recién cumplidos.

En ella podéis ver que mi pelo había dejado de ser rubio para tomar un tono más castaño y que los ojos habían mutado para ir más o menos a juego con la cabellera. A lo largo de los meses siguientes el pelo se oscurecería algo más y los ojos tomarían un tono verdoso; pero ya en Enero del 82 poco quedaba de mis pintas de niño sueco con cara de no haber roto un plato.

Enero de 1982

De hecho, al ver esta imagen me doy cuenta de varias cosas: por un lado la forma de mi peinado ya se parecía ligeramente a la actual; con esa especie de remolino en el centro del flequillo que se rebela contra mí en cuanto sopla un poco de viento. Por otra parte, me llaman la atención esos dedos «porretos» que tenía por aquella época (ahora son más bien finos) así como los pedazo de mofletes que gastaba. De cualquier modo, al ver las fotografías de esta época mi madre siempre comenta que cuando estábamos en León era un auténtico glotón y que me solía zampar yo solito una fuente entera de pescado rebozado.

Por lo demás, no soy capaz de reconocer casi ninguno de los elementos que aparecen en la fotografía; pero es que con apenas dos años uno no tiene demasiada memoria, la verdad. Sin embargo sí que me acuerdo de ese triciclo en el que estoy subido y del cual sólo se ve el manillar; pero eso es porque todavía duraría unos cuantos años, hasta el punto de que incluso mi hermano disfrutó de él cuando era pequeño.

¡Hasta la próxima foto!  😉

Cadenas, candados y preguntas retóricas

Encadenado

Al ver este candado se me vinieron a la cabeza varias preguntas (retóricas todas ellas): ¿Quién tiene la llave? ¿Se volverá a abrir algún día esta puerta? ¿Tenía planeado de antemano el dueño del solar no construir nada en él cuando lo compró?

A veces tengo la sensación de que algunas personas tienen por afición encadenar cosas para luego olvidarse de ellas. Efectos secundarios de la especulación; que tiene mil formas y aparece donde menos te lo esperas.

El hospital de Antezana a vista de pez

En plena calle Mayor, junto a la casa de Cervantes, se encuentra un lugar no tan conocido como otros ilustres rincones de Alcalá y que representa un auténtico oasis de paz donde uno puede sentir que el tiempo se detiene por unos instantes.

Se trata del hospital de Antezana; más conocido como «el hospitalillo». Fundado en 1483 representa el hospital en activo más antiguo de Europa, pues desde entonces cuenta con una docena de camas para poder atender a otros tantos enfermos sin recursos. Como os digo, disfrutar por unos minutos del silencio de su patio interior típicamente castellano es transportarse a épocas pasadas donde la gente se sentía feliz tan sólo con sentarse un rato al sol.

Por cierto, como dato curioso os comentaré que en hace muuuuchos años trabajaron en el hospitalillo personas que han pasado a la historia como el padre del mismísimo Miguel de Cervantes (fue cirujano) o San Ignacio de Loyola que fue enfermero y cocinero en 1526 y 1527; dando una idea de la importancia de este lugar.

Y precisamente pensando hace unos días en ese patio tan especial, creí oportuno acercarme el pasado fin de semana por allí a hacer unas fotografías para así tratar de captar la magia del lugar. Por supuesto, fui lo más discreto y silencioso posible para no molestar a la gente que hay allí; algo que os pido que hagáis también si os animáis a acercaros a visitar este lugar tan especial.

Bueno, no quiero aburriros más con palabrería; así que os dejo con las imágenes esperando que os sorprendan y os gusten:

Hospital de Antezana (I)

La zona de entrada del hospital

Hospital de Antezana (II)

El patio interior con su característico pozo

Hospital de Antezana (III)

Un contrapicado del patio

Hospital de Antezana (IV)

La escalera que sube al segundo piso, donde están las habitaciones de los enfermos

¡Saludos complutenses!

Consejos para mejorar la nitidez de nuestras fotos

En varias ocasiones me habéis comentado que os llama la atención la nitidez de mis fotografías; y precisamente por eso (y porque creo que compartir conocimientos es bueno) me he animado a escribir esta entrada en la que voy a tratar de enumerar los puntos más importantes para lograr que nuestras imágenes luzcan de la mejor manera posible.

Apmomp en ByN

¿Qué es la nitidez?

Lo que define a una fotografía nítida es que el motivo enfocado en la imagen no aparece borroso, movido ni difuminado. Por tanto, lo que busca una fotografía nítida es emular en la medida de lo posible lo que veríamos con nuestros propios ojos.

Esto no quiere decir que las fotografías que no tengan una nitidez perfecta sean peores, ya que la cada persona entiende la fotografía a su manera y tiene su propio estilo de contar las cosas. Sin ir más lejos, el gran Baldo es alguien que suele plasmar el movimiento en sus imágenes mediante tiempos de exposición largos y es algo que hace maravillosamente bien. Sin embargo, yo casi siempre opto por mostrar las cosas desde un punto de vista más estático y tratando de obtener la máxima nitidez posible dentro de las limitaciones de mi equipo fotográfico.

Paisaje costero

Consideraciones previas

Aunque puede parecer una perogrullada, conviene recordar que vivimos en un mundo tridimiensional y que, por tanto, no es posible enfocar más que un sólo plano perpendicular al objetivo en nuestras imágenes (a no ser que usemos objetivos descentrables; pero eso es otra historia). Quiere esto decir que si tenemos a una persona delante de nosotros y un edificio a su espalda vamos a tener que elegir si enfocamos a nuestro modelo o a la fachada que hay detrás en función de lo que queramos destacar. Lo habitual es enfocar aquello que está más cerca del espectador porque nuestros ojos tienden a interpretar que enfocado significa cerca y desenfocado lejos; pero la fotografía es un arte cuyas reglas son de libre interpretación y allá cada uno con su forma de plasmar las cosas.

Desenfoques con el Nikon AF-S 35mm f/1.8 G DX

El caso es que no va a ser posible enfocar las dos cosas al mismo tiempo por encontrarse a diferentes distancias del sensor de la cámara; aunque si cerramos el diafragma lo suficiente podemos conseguir que ambos elementos aparezcan nítidos en la imagen final; pero esto es por una serie de parámetros ópticos y físicos que se escapan del ámbito de este artículo y que dan lugar a lo que llamamos profundidad de campo, que es el rango de profundidad dentro del cual las cosas se ven nítidas en la imagen.

En cualquier caso, os remito al artículo sobre la distancia hiperfocal para profundizar sobre esto que os digo; aunque a grandes rasgos se podría resumir en que diafragmas abiertos (número f bajo) implican profundidad de campo pequeña y diafragmas cerrados (número f alto) conllevan una profundidad de campo elevada.

Aspectos que condicionan la nitidez de las fotografías

Una vez hecho el repaso de lo que es la nitidez y el modo en que el diafragma empleado influye sobre la profundidad de campo, vamos a enumerar entonces aquellos factores determinantes para la nitidez de una fotografía explicando cómo influye cada uno de ellos y cómo podemos mejorar la nitidez de la imagen resultante:

1. Velocidad de disparo y distancia focal: Hay una regla numérica que dice que para disparar a pulso sin que la fotografía aparezca trepidada necesitamos hacerlo una velocidad superior a la que obtenemos aplicando la inversa de la distancia focal que estamos empleando en su equivalente en sensor de 35mm.

Esto es debido a que cuanto mayor es la distancia focal del objetivo empleado, más se van a magnificar todos los temblores que nuestro pulso va a transmitir a la cámara. Y podéis hacer la prueba con cualquier objetivo de distancia focal variable o con una cámara compacta, ya que si ponéis la máxima distancia focal disponible (zoom a tope) vais a ver que la imagen que se ve por el visor es bastante más inestable que en la distancia focal más corta.

En lo que a réflex se refiere, si por ejemplo estamos usando un objetivo de 200 mm en una cámara Nikon con sensor DX (factor de recorte de 1.5x) debemos disparar a una velocidad de, por lo menos, 1/300 debido al factor de recorte.  Si se trata de una cámara Canon con factor de recorte de 1,6x debemos disparar al menos a 1/320. Con una cámara que cumpla con el estándar cuatro tercios (factor de recorte de 2x) debemos hacerlo a 1/400 y en el caso de una cámara con sensor de tamaño completo tendríamos que disparar al menos a 1/200 puesto que no hay factor de recorte.

La sombra del agua

Si nuestra fotografía está trepidada (por poco que sea) jamás podremos conseguir una nitidez demasiado alta, de modo que disparar a una velocidad elevada aumentará nuestras posibilidades de éxito. El problema es que no siempre es posible conseguir una velocidad muy elevada debido a condiciones de poca luz o a que necesitamos cerrar bastante el diafragma por necesitar una buena profundidad de campo. Como siempre en fotografía, lo que se gana por un lado se pierde por otro.

De todos modos, en el caso de que contéis con un objetivo o cámara con estabilizador óptico esta regla numérica ya no se puede aplicar debido a que podemos mantener la imagen estable a velocidades de disparo inferiores a las teóricas con la ventaja que esto supone en condiciones de iluminación insuficiente. Además, el propio pulso del fotógrafo también va a ser un factor determinante, ya que la regla anterior está hecha a modo orientativo.

En cualquier caso, si vamos a disparar a una velocidad de disparo muy baja (medio segundo, un segundo… o incluso superior) va a ser imposible poder hacerlo a pulso incluso contando con un sistema de estabilización óptica; de modo que en esos casos la única opción viable es la del trípode.

2. Precisión del enfoque: Para lograr nitidez la precisión del enfoque es fundamental. De nada sirve montar la cámara en un buen trípode para que no se mueva ni una décima de milímetro si luego enfocamos unos centímetros por delante o por detrás del motivo principal de la fotografía. Debemos ser muy cuidadosos con el punto de enfoque de la cámara, y más cuanto más cerca esté el motivo a fotografiar, ya que la profundidad de campo se reduce considerablemente según nos acercamos.

Dell Inspiron Mini 10

3. Sujección de la cámara: Aunque la velocidad de disparo sea alta, debemos tener cuidado con el modo en el que sujetamos la cámara para que esta sea lo más estable posible (siempre hablando de disparar a pulso, claro está). Ya os hablé del tema en una entrada de hace unos meses, pero no está de más recordar que una correcta sujeción de la cámara nos va a permitir disparar a pulso a velocidades relativamente bajas.

De hecho, con mi objetivo Nikon AF 50mm f/1.8 D montado en la D40 he conseguido sacar fotografías completamente nítidas disparando a pulso a 1/15 (la que tenéis a continuación es un ejemplo de ello) cuando, según la regla de la inversa de la focal que vimos antes, disparando a menos de 1/75 debería haber obtenido una fotografía trepidada.

Blue hour

4. Objetivo utilizado: El objetivo empleado también influye mucho en la nitidez de las imágenes, y por eso las ópticas de gama alta valen lo que cuestan. Aunque un Nikon 55-200 f/4-5.6 VR (230 euros) y un Nikon 70-200 f/2.8 VR (2000 euros) tengan un rango focal muy parecido, nada tiene que ver el uno con el otro; siendo el segundo un objetivo típico de reporteros gráficos que necesitan calidad y luminosidad a cualquier precio. De todos modos, si conocemos las limitaciones de nuestro equipo (lo vuelvo a enlazar porque me parece uno de los asuntos más importantes para lograr buenas fotos) vamos a poder obtener una buena calidad de imagen como os comentaré en el punto siguiente.

Torres y faroles

5. Apertura y distancia focal empleadas: Todos los objetivos tienen un rango de aperturas y de distancia focal en el que rinden bastante bien (el llamado sweet spot). En las ópticas profesionales este rango es mucho más amplio, y en el caso del 70-200 f/2.8 VR que os comentaba anteriormente, vamos a poder usarlo a cualquier apertura y distancia focal sin merma de calidad.

Los objetivos de gama baja, por lo general, se defienden mal en los extremos de ambos parámetros (aunque hay excepciones), así que el truco para sacarle el máximo rendimiento está en no usar ni las aperturas más grandes o más pequeñas ni los extremos de la distancia focal. Es decir, que en el caso del Nikon 55-200 f/4-5.6 VR lo mejor es emplearlo entre 85 y 165 mm aproximadamente y en el rango de aperturas entre f/7.1 y f/13; y os lo comento porque es lo que he sacado de mi propia experiencia usándolo prácticamente a diario desde hace casi cuatro meses.

Gato tamaño XXL en Redueña

Por encima y por debajo de estos parámetros no es que vayamos a sacar fotografías terribles; pero sí que es verdad que las imágenes pierden un poquito de nitidez, que es justo lo que pretendemos evitar en este artículo.

Como os decía hace un par de párrafos, con un objetivo de gama profesional podemos emplear todo el rango focal y de aperturas sabiendo que la calidad va a ser en todos los casos excelente; y por eso son ópticas dirigidas principalmente a gente que vive de la fotografía y que no se pueden permitir perderse una foto porque simplemente no habrá posibilidad de repetirla.

6. Iluminación: La iluminación del motivo a fotografiar juega un papel crucial en la nitidez de la fotografía, ya que una luz demasiado dura, muy tenue o demasiado escasa no permitirá ver con claridad los detalles del retratado. En general, lo mejor es emplear luz suave ya sea porque el día está medio nublado o porque algo hace de difusor impidiendo que los rayos del sol lleguen a dar directamente a nuestro modelo.

En el caso de la siguiente imagen, está hecha bajo un sol de justicia; pero tuve la suerte de que el halcón estaba bajo una sábana muy fina que le servia de toldo y que filtraba la luz para hacerla mucho más suave.

Mercado medieval 2009

7. Sensibilidad ISO: Una sensibilidad ISO demasiado elevada junto con una iluminación insuficiente dará como resultado un ruido apreciable en la imagen que restará bastante nitidez. No hay que tener miedo de elevar el ISO si las circunstancias lo requieren; pero en tal caso hay que asegurarse de que la foto no está subexpuesta porque entonces perdería mucha calidad. Por cierto, aprovecho para indicaros que ya tratamos el tema de los ISOS altos y la iluminación en esta entrada del pasado verano.

Rosales podados

8. Fondo distanciado y contrastante: Ayuda mucho a apreciar la nitidez del modelo retratado que el fondo contraste fuertemente con sus tonalidades. Se trata de buscar un plano secundario que no distraiga al espectador y que podamos desenfocar en mayor o menor medida porque esté situado a una distancia prudencial del motivo fotografiado. En la siguiente imagen podéis ver cómo algo tan sencillo como la arena de un parque pone de manifiesto la silueta del alegre cochecito de madera.

Sin estrenar

9. Limpieza de ópticas y filtros: Un objetivo rematadamente sucio también nos va a restar algo de nitidez por el sencillo motivo de que el polvo y la grasa no dejan pasar la luz y por tanto van a dar lugar a zonas borrosas en la fotografía al igual que si caen gotas de lluvia sobre la superficie de cristal del mismo.

Si lleváis gafas habitualmente sabéis de lo que os hablo, puesto que una mota en el centro del cristal se convierte en un manchón con el que no hay quien vea una película ni lea un libro a gusto. Pues con los objetivos (y los filtros que ponemos delante de ellos) ocurre lo mismo y hay que procurar llevarlos bien limpios. Por cierto, los filtros rematadamente malos también restan algo de nitidez. Yo empleo unos Kenko MC Protector y ni se notan que están ahí; aunque os recuerdo que para fotografía nocturna es recomendable retirar cualquier filtro por bueno que este sea para así evitar reflejos indeseados.

Limpiando objetivos (II)

10. Configuración de la cámara: También podemos hacer otra cosa para elevar el nivel de nitidez general de nuestras fotografías, que consiste en incrementar dicho parámetro en el menú de configuración de la cámara. En la mayoría de los modelos podremos encontrar esta opción bajo el nombre de nitidez; pero también puede aparecer como sharpness, definición o términos similares.

En cualquier caso, tened en cuenta que no es conveniente subir la nitidez de la cámara a tope por sistema porque puede dar lugar a efectos de tipo moire al fotografiar algunos elementos (como ciertos tipos de telas) o dientes de sierra en las líneas diagonales que aparezcan en la imagen.

Un remanso de paz

11. Compresión JPG: Es conveniente que si disparáis en formato JPG lo hagáis con la máxima calidad posible, ya que es una pena que andéis cuidando mucho la nitidez de lo que capturáis y luego se vaya a traste porque estáis comprimiendo tanto la imagen que por el camino se pierden un montón de detalles. Y es verdad que en términos generales no hay demasiadas diferencias visuales entre los niveles de compresión disponibles en las cámaras; pero si queremos afinar al máximo hay que cuidar todos los detalles.

En caso de disparar en formato RAW, en la conversión final a JPG empleando nuestro programa habitual para revelar este tipo de archivos debemos asegurarnos de que no estamos comprimiendo excesivamente la imagen de salida. En mi caso particular, empleo un nivel de compresión de 85 en Adoble Lightroom y nunca me he encontrado ningún defecto visible debido a esto.

Light me up!

Conclusiones

Como veis, obtener imágenes con un buen nivel de nitidez no es demasiado complicado. Sólo hay que tener en cuenta tres cosas principales (velocidad de disparo suficiente, cámara estable y precisión en el enfoque) y luego una serie de factores secundarios que nos ayudarán a mejorar todavía más el resultado final.

Como de costumbre, mi último consejo es que practiquéis todo lo posible, pues sólo así es como se llegan a dominar las cosas. Se puede tener una buena base teórica de cualquier cosa; pero si al final no se lleva a la práctica, nuestro dominio de la materia siempre se quedará algo cojo.

Visión doble

* Todos los artículos de este tipo en https://luipermom.wordpress.com/fotografia

Dos formas distintas de fotografiar el atardecer

Ya os he dicho en alguna ocasión que el atardecer es mi momento favorito para hacer fotografías. El amanecer es igual de bello (a veces incluso más), pero por lo general tiene lugar a unas horas en las que no estamos demasiado creativos que digamos. De hecho, entre semana siempre me pilla en el coche yendo a trabajar, y muchas veces maldigo el no tener la posibilidad de aparcar en el arcén de la carretera, coger la cámara y ponerme a inmortalizar esos momentos.

Atardecer en Alcalá

En todo caso siempre tenemos la posiblidad de irnos de excursión con la cámara a última hora de la tarde y aprovechar esos rayos de sol de color naranja que alargan las sombras y dan una tonalidad muy especial a todo lo que tocan. Y el caso es que gracias al juego que nos da esta iluminación tan peculiar, tenemos dos posibilidades para este tipo de fotografías:

Disparar con el sol a nuestra espalda (o a un lateral)

De este modo sacaremos los edificios y los rincones que queramos retratar con una luz suave y que resalta los relieves de todo lo que toca. También es una buena forma de iluminar el rostro de alguien al que queramos hacer un retrato, ya que saldrá bastante favorecido y no se verá obligado a salir con los ojos medio cerrados como ocurre con las fotografías hechas con luz solar intensa. En estas situaciones (los retratos) un objetivo con una apertura generosa o un teleobjetivo es muy recomendable para desenfocar los fondos.

Atardecer invernal (II)

Disparar con el sol de frente

Esta posibilidad es la que más me gusta, pues permite hacer unos contraluces que pueden llegar a quedar muy bien manteniendo una velocidad de disparo bastante alta, lo que evitará trepidaciones en las fotos.

Faroles al atardecer

En este tipo de fotografías lo más importante es medir la luz de forma puntual en el cielo de tal modo que éste aparezca correctamente expuesto al tiempo que lo que tenemos a contraluz se muestra de un negro riguroso. Si medimos la luz en los edificios o empleamos medición matricial (que promedia toda la escena) lo que vamos a obtener es una imagen en la que las paredes se verán con algo de detalle pero el cielo no será más que una enorme zona de la fotografía completamente quemada.

Obviamente luego cada uno tendrá sus manías y su propio concepto de entender la fotografía; pero lo que hoy he querido mostraros son mis dos formas de afrontar los atardeceres cuando estoy detrás de la cámara. Si os sirve para daros alguna idea la próxima vez que salgáis a la calle con la cámara justo antes de que se oculte el sol, yo me daré por satisfecho.

¡Felices fotos!

* Todos los artículos de este tipo en https://luipermom.wordpress.com/fotografia

Prohibido el paso. Finca pri… ¿qué?

Suspenso en ortografía

Cartel colocado en la valla que delimita unas tierras de cultivo en las afueras de Alcalá. Duelen los ojos sólo con verlo…

Y lo más curioso del asunto es que la palabra «prohibido» (de ortografía más complicada; al menos a priori) está correctamente escrita.

Aquellos maravillosos años de la infancia: 1981

Hace un par de semanas estuve durante toda una tarde viendo en casa fotografías de mi infancia. Imágenes que tenía completamente olvidadas y que aparecieron por pura casualidad en un mueble antiguo que llevaba mucho tiempo sin abrir.

Una vez superada la sorpresa inicial provocada por el inesperado hallazgo, encendí el escaner y me puse a digitalizarlas con la intención de poder acceder a ellas con facilidad en el futuro; pero al mismo tiempo también pensé que estaría bien colocar algunas de ellas en el blog para así hablar una vez más sobre el paso del tiempo que, como ya sabéis, es un tema que siempre me ha llamado poderosamente la atención.

Mayo de 1981

Las imágenes que ilustran esta entrada están hechas durante 1981 en El Puerto de Santa María; lugar donde mis padres se fueron a vivir por motivos de trabajo poco antes de que yo cumpliera un año y en el que estuvimos hasta Marzo de 1982.

En concreto, la imagen que hay sobre estas líneas la hizo mi madre en el mes de Mayo de 1981, y los que aparecen al fondo son mi padre y mis abuelos. Como podéis ver, incluso a aquellas edades ya era ver una cámara de fotos y poner cara de pillo, así que tal vez algo de pasión por la fotografía se empezaba ya a vislumbrar en mí.

Agosto de 1981

La segunda imagen fue captada también por mi madre en el mes de Agosto de aquel mismo año; algo que se percibe en la vestimenta veraniega tanto de mi padre (con unas pintas de lo más ochenteras, por cierto) como en la mía propia. Por cierto, si os fijáis en la fotografía, por aquellas épocas mi pelo era completamente rubio con tirabuzones y además tenía los ojos azules; aunque en la fotografía esto último no se aprecia.

Meses después los rizos continuaban (de hecho hoy en día reaparecen si me paso una temporada larga sin pasar por la peluquería) pero de golpe y porrazo me convertí en un chico moreno con los ojos verdes; que es la configuración con la que me quedé definitivamente.

El transcurrir del tiempo y los efectos que esto tiene sobre los lugares y las personas es algo que siempre ha estado muy presente en mi vida y que se refleja en todo lo que hago. Y precisamente por eso iré mostrándoos en el futuro algunas imágenes más de épocas que parecen hoy muy lejanas pero que en realidad quedan más cerca de lo que parece. Al menos a mí todo este tiempo se me ha pasado en un suspiro.

¡Nos leemos!  😉

A las puertas de la primavera

Después de un invierno en el que no ha parado de llover, la naturaleza empieza a mostrar ahora su cara más hermosa. Y no sólo porque el sol haga acto de presencia cada vez durante más horas bañándolo todo de luz y calor; sino porque los tonos que han adquirido en apenas unos días los paisajes que rodean Alcalá hacen presagiar que la primavera está a punto de aparecer y que lo hará con una fuerza inusitada.

Ponerle puertas al campo

Indicios de primavera II

Henares

Indicios de primavera I

Indicios de primavera III

Canon vs. Nikon: el eterno dilema

Alguna que otra vez me habéis pedido, ya sea a través de los comentarios del blog o bien por correo electrónico, consejo sobre la compra de vuestra primera cámara réflex y, por lo que veo, en muchos casos la duda que os asalta versa sobre si comprar una cámara fabricada por Nikon o por Canon.

Ya sabéis que muchos artículos de este blog se me han ocurrido gracias a ese feedback que tengo con vosotros y que siempre agradezco, así que en el caso de hoy lo que voy a hacer es elaborar una entrada comentando de forma más o menos extensa mi punto de vista sobre el eterno enfrentamiento Nikon vs. Canon debido a que se trata de una duda bastante generalizada, intentando así aclarar un tema que me parece sumamente interesante:

Los dos grandes se reparten el pastel

Nikon y Canon llevan muchos años haciendo cámaras de fotos, pero no son los únicos. Hay marcas que llevan más tiempo que ellas en el mercado de la fotografía y otras se han subido al carro recientemente, pero me gustaría dejar claro que aunque este artículo se basa en el enfrentamiento clásico entre estas dos conocidas marcas, es extrapolable a todas las firmas que fabrican cámaras réflex en la actualidad.

En todo caso, optar por Nikon o por Canon es recomendable porque al repartirse la mayor parte del mercado, éste se encuentra inundado de ópticas, accesorios y todo tipo de elementos diseñados para ambas marcas de cámaras. Esto no quiere decir que si nos compramos, por ejemplo, una Pentax o una Sony no vayamos a encontrar elementos para ellas, pero es evidente que la oferta es más limitada en el caso de estas cámaras no tan extendidas.

Prestaciones similares entre gamas equivalentes

La elección entre una marca u otra es algo basado en cualquier factor menos en el de las prestaciones, ya que en cuestiones técnicas las cámaras de ambas firmas están prácticamente empatadas si hacemos las comparaciones entre máquinas de la misma gama (obviamente es estúpido poner al lado una Nikon D3s y una Canon EOS 1000D o una Canon EOS-1D Mk IV y una Nikon D3000).

Si tomáis dos cámaras de precio similar de una y otra marca y comparáis sus características técnicas (algo para lo que es muy útil la fantástica web http://dpreview.com ) os daréis cuenta de que pocas diferencias hay entre una y otra. Además, poco importa que una cámara tenga un par de megapixels más que otra o que una tenga nueve puntos de enfoque y la otra once, porque luego será la persona que está detrás del visor la que marque las diferencias a la hora de hacer una fotografía.

Fuente de aguadores

Como os digo, entre cámaras de la misma gama apenas va a haber diferencias entre la velocidad de disparo en ráfaga, el tamaño de la pantalla, los controles disponibles en el cuerpo, la grabación de vídeo, el visor…

Espionaje entre marcas

De hecho, cuando veo los datos de las cámaras que van saliendo al mercado muchas veces pienso que las marcas deben de espiarse mútuamente porque con apenas unos días de diferencia las marcas presentan avances técnicos muy similares que se supone que son novedad absoluta. Así ocurrió con el sistema Live View o con el estratosférico valor de sensibilidad ISO máxima (102400) de la Nikon D3s y la Canon EOS-1D Mk IV; y me niego a creer que estas cosas ocurran por mera casualidad.

Si nos ponemos a pensar mal también podemos llegar a la conclusión de que las marcas de cámaras son una especie de oligopolio en el que las propias firmas acuerdan sacar modelos muy similares técnicamente para así repartirse el mercado a partes iguales; aunque quiero aclara que esto último es una mera hipótesis que se me acaba de ocurrir mientras tecleo estas líneas.

Lo verdaderamente importante son las personas

Como os decía antes, las pocas diferencias técnicas entre una cámara y otra quedan prácticamente anuladas ante la importancia que tiene la persona que está «a los mandos» de la misma. Poco importa que nuestra máquina tenga algo más de rango dinámico que la de la competencia si luego nos ponemos a hacer fotos a mediodía con unas sombras muy fuertes y marcadas. Del mismo modo, un cuerpo de gama media ganará mucho con una buena óptica al igual que desaprovecharemos las características de esa misma cámara si le acoplamos un conversor tipo «culo de vaso» o un filtro de gama ultrabaja delante del 18-55 del kit. Ya sabéis que una cadena es tan fuerte como el más débil de sus eslabones, siendo esto algo que también se puede aplicar perfectamente a la fotografía.

Azul turquesa

De hecho, muchas veces tendemos a echarle la culpa a la cámara cuando una fotografía no sale como queríamos; pero es que muchas veces esto no es más que una consecuencia de no conocer los límites de nuestro equipo. No podemos pretender sacar un nido de águilas en penumbra con una Nikon D40 y un objetivo 55-200; pues para esos casos hay cámaras de mucha más resolución con las que se suelen emplear teleobjetivos muy largos y de gran luminosidad (conjunto que puede costar fácilmente unos 10000 euros).

También me estoy acordando ahora mismo del típico caso (ya comentado en el blog) que consiste en tratar de iluminar con el flash integrado en la cámara un edificio de treinta plantas situado a quinientos metros de nuestra posición. Obviamente el edificio apenas se va a distinguir en la negrura de la noche, pero no es porque la cámara sea mala, sino porque nos creemos que el mencionado flash tiene la potencia de una central nuclear cuando en realidad no es capaz de llegar a más de cinco o seis metros en el mejor de los casos.

Esto no quiere decir ni mucho menos que con un equipo básico no podamos hacer buenas fotos; pero sí que es importante ser conscientes de lo que podemos y no podemos hacer para así saber ver las escenas a las que sacar realmente partido. De hecho, un factor importantísimo a la hora de conseguir una buena fotografía es la iluminación; pero eso es algo que veremos dentro de unos días en una entrada específica sobre el tema.

La trascendencia de la primera elección

Aunque, como os digo, la elección de la marca es algo no relevante de cara al resultado final en forma de fotografía, sí que hay algo muy a tener en cuenta; y es que una vez que os decantéis por una marca estaréis «casados» con ella para toda la vida a no ser que tiréis la casa por la ventana y lo vendáis absolutamente todo para volver a empezar de cero con otra.

Entre Nikon y Canon (y Sony, y Pentax…) hay una total incompatibilidad entre objetivos, flashes y accesorios. Lo único que nos va a servir al 100% para cámaras de diferentes firmas son las bolsas y mochilas diseñadas para transportar el material. En el caso de las ópticas hay adaptadores para poder montar objetivos de otras marcas en nuestra cámara (ojo, no para todas) pero por lo general se pierden la práctica totalidad de automatismos y no es factible planteárselo como una opción para usar a diario.

Sin ir más lejos, yo empecé con Nikon por la sencilla razón de que el novio de mi hermana se compró una D70 pocos meses después de que este modelo saliera al mercado. De no haber sido así lo mismo hubiera optado por una cámara Canon, ya que de hecho anteriormente tuve una compacta de dicha marca y estaba muy contento con ella.

Resumiendo un poco

En definitiva, la compra de vuestra primera réflex no tiene que depender de lo que os cuenten sobre que si Nikon es mejor que Canon o viceversa; sino en vuestras propias impresiones (sería bueno poder probar un par de modelos de ambas marcas para ver las diferencias en la mano) y en el feeling que os de la marca con la que os sintáis más identificados. No creáis que por tener, por ejemplo, una Canon vais a poder hacer fotos que no haríais con una Nikon o una Sony de gama similar porque al final los impedimentos técnicos os los vais a poner vosotros mismos; siendo esto es algo que va a ir mejorando con el tiempo, la práctica y las ganas de aprender.

En mi caso particular me doy cuenta de que en el año y pico que llevo haciendo fotos casi a diario con mi Nikon D40 he progresado bastante y que imágenes que al principio creí que no podía captar por limitaciones técnicas de la cámara no eran más que la consecuencia del desconocimiento sobre ciertos tema que he ido aprendiendo y compartiendo con vosotros a través de estos artículos. En resumidas cuentas, la fotografía depende por completo de la luz; y a base de patear ciudades y caminos durante muchos días con la cámara a cuestas os iréis dando cuenta por vosotros mismos de las situaciones que os van a dar una buena foto y las que no lo harán por mucho que lo intentéis.

Siluetas alcalaínas

Moraleja: no os preocupéis por la marca de vuestra primera réflex y centraos en aprender y practicar todo lo posible con ella, pues es el único modo de sacar todo el partido a vuestro equipo ya sea de gama alta, media o baja.

* Todos los artículos de este tipo en https://luipermom.wordpress.com/fotografia