Campeonato de España de cross en Oropesa del Mar

Este año la real federación española de atletismo ha celebrado el campeonato nacional de cross por clubes en las praderas existentes junto a Marina D’or en Oropesa del Mar; y como ya os estaréis imaginando esta mañana he sacado tiempo de debajo de las piedras para acercarme por allí a hacer unas fotos.

Salida

Si hace ya tres años disfruté bastante haciendo fotos en una carrera popular que se celebró por las calles de Oropesa, he de reconocer que durante la mañana que he pasado entre atletas y cámaras de televisión me lo he pasado como un crío. Por cierto, comentaros que todas las fotografías que ilustran esta entrada han sido realizadas con la Nikon D300  junto a mi querido Nikkor AF 80-200 f/2.8 ED; que sé que os gusta saber ese tipo de detalles.

Desilusión

Me gustaría comentaros también que he tratado de centrar las imágenes en las expresiones de los corredores y las corredoras que participaban en las diferentes categorías, pues considero que los atletas, concentrados en su esfuerzo, se muestran de una manera natural que cuando están posando delante de un fotógrafo. Por eso no vais a encontrar imágenes de los podios o posados oficiales de los vencedores, ya que me gusta mucho más retratar a la gente «en su salsa».

Rostros

En cualquier caso, no sé mucho de atletismo y por tanto no tengo mucho más que añadir. Tan sólo dejaros con las fotografías que he ido haciendo esta mañana mientras daba vueltas por los alrededores del circuito cargando con mi cámara. Espero que os gusten.

Ambición

¿Gemelas?

Soledad

Frustración

Perseguidoras

Directo

Escapado

Recuerdo

Determinación

Cansancio

Esfuerzo

Meta

NOTA: El diario «Faro de Vigo» se ha puesto en contacto conmigo pidiéndome permiso para emplear una de mis fotos en su artículo; algo a lo que he accedido encantado. Aquí tenéis un enlace a la noticia publicada.

Una dosis de optimismo para afrontar los exámenes de septiembre

Esta mañana iba conduciendo hacia el trabajo cuando en la radio comentaron lo cerca que queda ya el mes de septiembre con sus correspondientes depresiones post-vacacionales, compras masivas de libros escolares, tormentas a última hora de la tarde… y los temidos exámenes de recuperación.

Paisajes casi tropicales

Enfrascado como estoy ahora mismo en mis tareas laborales, no me había dado cuenta de que estamos ya a menos de diez días de finiquitar el mes de agosto; y al percatarme de esto empecé a recordar que en mi época universitaria a estas alturas de verano estaría ya acelerado pensando en la cercanía del primer examen.

Por suerte solía ser un alumno aplicado y, aunque tenía amigos que se dedicaban a jugar a las cartas de Octubre a Junio y luego en Septiembre recuperaban todo lo que no habían aprobado durante el curso, yo solía sacar la mayoría de las asignaturas en Febrero y en Junio para que, aunque llevara alguna para las recuperaciones, al menos pudiera desconectar un poco durante el verano.

Oxidado

Pero el caso es que me pongo a recordar ahora aquellas tandas de exámenes y se me viene la cabeza la sensación de desánimo que me invadía cuando pese a echarle un montón de horas a una asignatura la suspendía con un cuatro y pico o cuando en un laboratorio la práctica final fallaba justo a cinco minutos de la evaluación. Momentos de impotencia que seguro habréis sufrido todos los que conozcáis de primera mano la vida universitaria y que a veces pueden llevarnos a pensar que estamos perdiendo el tiempo o que nos deberíamos haber dedicado a plantar guisantes en el fondo de algún valle perdido.

Un sentimiento que hace ya unos cuantos años traté de plasmar en este vídeo que grabé con una simple cámara compacta, una frenética canción de El niño gusano  y un poco de imaginación.

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No obstante, lo que pretendo con esta entrada es daros ánimos a todos los que estéis a punto de comenzar vuestros exámenes de recuperación. Las temporadas de exámenes en la universidad son épocas duras en las que cuesta conciliar el sueño y durante las que tenemos los músculos más tensos de lo habitual. De hecho, son tantas las horas de estudio que, por lo general, la espalda y/o el cuello acaban resintiéndose; así que no os olvidéis de hacer un descanso de vez en cuando.

Sin embargo, pese al dolor, la frustración, la ansiedad o el desánimo os aseguro que al final merece la pena todo el esfuerzo realizado. No ya sólo por el día en el que presentas tu proyecto de fin de carrera y te das cuenta de que ya tienes tu título (es una sensación indescriptible) sino por la perspectiva que adquieres a partir de ese momento. Tener una carrera no te hace más listo que nadie; pero sí que te abre una serie de puertas que de otro modo permanecerían cerradas; y eso es algo que tal y como están las cosas hoy en día no es ninguna tontería.

I think it's gonna be a long long time

Y es que a todas las facetas de mi vida les aplico la misma filosofía: ser metódico, constante y tener en mente que «si se hace algo es para hacerlo bien». Esto es algo que a mí hasta el momento me ha dado muy buenos resultados y, de hecho, ahora mismo estoy recogiendo el fruto de todo lo que sembré en su momento y considero que me encuentro en la mejor época de mi vida.

También me acuerdo de algunos compañeros de instituto que dejaron los estudios en plena época de vacas gordas para arrimarse a la cultura del pelotazo y el dinero fácil. Y si bien es verdad que mientras yo iba a clase en un coche viejo y pasaba las tardes peleándome en la biblioteca con ecuaciones diferenciales ellos iban a los sitios de moda en un BMW último modelo, ahora la mayoría de ellos se arrastra de empresa en empresa en busca de algún empleo que les permita llegar a fin de mes si es que no han vuelto a las aulas en busca de alguna formación que les abra aquellas puertas que ellos mismos se cerraron años atrás.

¿Cerrado?

Como os decía, desde mi punto de vista es fundamental trazarse una línea de trabajo y seguirla durante todo el tiempo que sea necesario. Sólo así algún día (seguramente más tarde que pronto) llegaremos a alcanzar nuestros objetivos o incluso a superarlos. Sin embargo, aquellos que van buscando atajos al final lo único que consiguen es ir de lado a lado picoteando de aquí y de allá, dándose cuenta al cabo de los años de que en realidad han estado dando vueltas en círculo y están en el mismo lugar desde el que partieron.

Cada loco con su tema

En definitiva: a aquellos que esteis a punto de meteros de lleno en los exámenes de septiembre os mando mucho ánimo y una buena dosis de optimismo porque, aunque es verdad que las cosas ahora mismo pintan mal en el plano laboral, si tenéis ganas y una actitud valiente ante el futuro las buenas noticias acabarán llegando.

Ya lo veréis. Al fin y al cabo, nunca llueve eternamente.

Alcalá desde la torre de Santa María

Existe una torre anexa a la plaza de Cervantes que, junto con las capillas del oidor y de Antezana, es lo único que queda en pie de la Iglesia de Santa María La Mayor, que se erigía en ese lugar hasta que un incendio provocado acabó con la nave central del templo durante los primeros compases de la guerra civil española tal y como os comenté en la entrada número de 86 de Alcalá de Henares ayer y hoy.

A modo de curiosidad os comentaré que pese a que es cierto que una bomba acabó por destrozar del todo la maltrecha iglesia, el incendio provocado al que me refería hace un momento fue lo primero que causó grandes daños al conjunto arquitectónico. Dato que podéis consultar el la página 301 del libro «Alcalá de Henares. Crónica general» de Luis M. de Diego y que yo mismo desconocía hasta que el propio Baldomero Perdigón me lo comentó en uno de nuestros encuentros por las calles de la ciudad (muchísimas gracias desde aquí por el apunte histórico).

Torre de la Iglesia de Santa María La Mayor

Para sorpresa de muchos (entre los que me incluyo) tras el verano comenzaron unos trabajos de restauración en la propia torre con objeto de abrirla al público; cosa que sucedió oficialmente durante la celebración del mercado medieval 2009. Tras muchos años preguntándome cómo se vería la plaza de Cervantes desde aquel lugar al que otros fotógrafos (como el propio Baldomero Perdigón) habían tenido acceso décadas antes, por fin iba a tener la oportunidad de llevar mi cámara a uno de los lugares más elevados de la ciudad.

Pues bien, el día llegó: hoy Domingo a las 12 de la mañana por fin pude subir allí arriba y contemplar Alcalá desde las alturas con mis propios ojos. Ah, y me gustaría que constara en acta que durante mi visita a la torre me acordé varias veces de Ángeles, una fiel lectora de este blog que tenía muchas ganas de que me subiera ahí arriba. Sé que disfrutará viendo estas fotografías tanto como he disfrutado yo al hacerlas  😉

Subiendo a la torre

Torre de la Iglesia de Santa María La Mayor

Lo primero que me gustaría comentaros es que la subida por la escalera de caracol consiste en 109 escalones, que si bien no cansan demasiado (al menos yo llegué arriba del tirón pudiendo hablar con normalidad) sí que marean un poco por obligarnos a estar girando constantemente. En cualquier caso, si tenéis vértigo os recomiendo que no miréis hacia abajo porque toda la estructura está realizada en metal forjado y las planchas sobre las que caminamos son de rejilla metálica. Una vez que estás arriba impresiona bastante observar la cantidad de aire que existe entre la suela de nuestros zapatos y el cemento que hay abajo.

Torre de la Iglesia de Santa María La Mayor

Alcalá desde las alturas

Pero bueno, una vez arriba las vistas son geniales. Además, la persona de turismo que nos acompaña se dedicará a contarnos un poco la historia de la ciudad y algunas curiosidades; por lo que el interés de la visita no se limita únicamente a las espectaculares vistas. De todos modos, lo que quiero compartir hoy con vosotros son las imágenes de los alrededores de la torre que he captado hace apenas unas horas, así que con ellas os dejo asegurándoos que habrá continuación, pues el día estaba bastante nublado y a lo lejos no se veía con demasiada claridad. En un día que luzca el sol volveré allí para centrarme en los horizontes que se pueden contemplar desde lo alto de la torre.

Torre de la Iglesia de Santa María La Mayor

Torre de la Iglesia de Santa María La Mayor

Torre de la Iglesia de Santa María La Mayor

Torre de la Iglesia de Santa María La Mayor

Por cierto, en el momento de hacer las fotografías acababa de terminar una carrera popular que tuvo lugar por las calles de la ciudad, así que todos esos puntos de vivos colores que veis por la plaza no son otra cosa que los corredores reponiendo energías después del esfuerzo.

Torre de la Iglesia de Santa María La Mayor

Torre de la Iglesia de Santa María La Mayor

Torre de la Iglesia de Santa María La Mayor

Torre de la Iglesia de Santa María La Mayor

Información útil para visitar la torre

– Las visitas tendrán lugar durante los Sábados y Domingos de Noviembre y Diciembre.

– Hay trece turnos de visita y en cada uno pueden subir un máximo de seis personas:

Mañanas:  10:00, 10:30, 11:00, 11:30, 12:00, 12:30, 13:00, 13:30

Tardes:  16:00, 16:30, 17:00, 17:30, 18:00

– Las visitas son completamente gratuitas hasta fin de año. A partir del 1 de Enero se supone que se empezará a cobrar por subir a la torre, pero todavía no hay nada definitivo sobre esto.

– Es necesario reservar plaza previamente en la oficina de turismo. Podéis llamar al 91 889 26 94 para informaros.

– Por el tipo de suelo que hay en el interior de la torre no se puede subir con zapatos de tacón (no serías la primera en tener que dar la vuelta por este pequeño detalle, según me comentó la guía de la torre).

– Podéis llevar cámara de fotos o de vídeo; pero no trípode, pues ni el suelo es apto para ello ni hay espacio allí arriba para desplegar sus patas. En cualquier caso, no hay mucho tiempo para hacer fotografías, pues la duración de la visita está calculada de tal modo que poco después de la finalización de la charla hay que ir pensando en regresar para dar paso al siguiente grupo.

Fotos de la carrera popular en Oropesa del Mar

En uno de mis últimos días de vacaciones veraniegas en Oropesa del Mar se celebró allí una carrera popular que partía de la plaza del pueblo y terminaba en el puerto deportivo. Puesto que el recorrido pasaba junto a la plaza de París, no desaproveché la oportunidad de bajar con la cámara al paso de los corredores y tratar de retratar a algunos de ellos.

Por desgracia el sol estaba ya muy bajo y las fotos no quedaron todo lo bien que me hubiera gustado, pero al menos pasé un rato divertido y me di cuenta lo útil que es el modo de enfoque continuo para este tipo de situaciones. Aprovecho para comentaros que todas ellas fueron disparadas con teleobjetivo, consiguiendo que la distancia aparente entre los elementos de la imagen sea menor que la que había en realidad tal y como os dije en la entrada dedicada a este tipo de ópticas así como en el ejemplo práctico que publiqué recientemente.

¡Os dejo con las fotos!  😉

Carrera popular en Oropesa (I)

Carrera popular en Oropesa (II)

Carrera popular en Oropesa (III)

Carrera popular en Oropesa (IV)

Carrera popular en Oropesa (V)

Carrera popular en Oropesa (VI)

Carrera popular en Oropesa (VII)