Retratos con focales largas y aperturas grandes

Las aperturas grandes y las distancias focales largas son dos bienes muy preciados para realizar retratos. Conjugando ambos factores podremos realzar las facciones de la persona retratada así como fundir el fondo de la imagen resaltando el sujeto principal de nuestra fotografía, aportando con ello un toque de profesionalidad a nuestras imágenes.

Retrato

Hasta ahora os he mostrado algunos ejemplos realizados con objetivos de 35 y 50 mm ambos de apertura f/1.8; y aunque de amplitud de diafragma no vamos mal, la distancia focal se queda un poco corta para el retrato puro y duro, lo que da lugar a ciertas deformaciones en caso de realizar tomas en las que la cara del sujeto ocupe la mayor parte del encuadre. Además, en tales casos nos veremos obligados a echarnos encima de la persona retratada, lo que restará naturalidad al posado.

Una focal fija de 85 o 105 mm de apertura generosa es un caso clásico de objetivo «retratero» por excelencia ya que aplana las facciones, permite un buen desenfoque y nos va a hacer trabajar a una distancia prudencial del sujeto. De todos modos, cada vez son más los fotógrafos que optan por la polivalencia de un teleobjetivo de apertura f/2.8 constante para realizar este tipo de fotografías.

Nikkor 80-200 f/2.8 en soledad

Precisamente para poner a prueba en tales circunstancias a mi Nikkor AF 80-200mm f/2.8D me he animado a lanzarme a la calle acompañado de mi hermano y así tener la ocasión de disparar algunas fotografías que os puedan dar idea del rendimiento de un objetivo de este tipo para la realización de retratos y de paso repasar algunos conceptos básicos a aplicar a esta disciplina.

Por cierto, ya que hablamos de retratos, aprovecho para comentaros que lo más habitual es realizar estos en formato vertical; si bien el horizontal puede ser igual de válido o, ya puestos, también los podemos hacer en diagonal si nos sentimos especialmente creativos. De cualquier modo, he optado por el mencionado formato vertical en los tres ejemplos que os voy a poner a continuación para que veáis que el resultado obtenido es bastante natural y se adapta mejor a la morfología humana.

1. Retrato de cuerpo entero

El retrato de cuerpo entero es uno de los que más agradece el uso de aperturas amplias. Al tener que situarnos a cierta distancia del sujeto o emplear una distancia focal más corta va a ser complicado conseguir un desenfoque acusado del fondo debido a que la profundidad de campo será más grande si se incrementa la distancia al sujeto o disminuye la distancia focal del objetivo. Por tanto, si queremos compensar ese menor desenfoque de los fondos causado por la combinación de los dos factores anteriores no nos quedará más remedio que emplear una apertura generosa (que es el tercer factor que influye sobre la PDC).

Retrato cuerpo entero

Distancia focal: 200 mm. Apertura: f/3.2. Distancia al sujeto: 14.1 metros.

Las columnas de la calle Mayor de Alcalá de Henares todavía son identificables, pero están mucho más desenfocadas que si hubiéramos empleado un objetivo con apertura máxima a esta distancia focal de, por ejemplo, f/5.6 como le ocurre a mi Nikon 55-200 VR. De todos modos, para maximizar la nitidez de la imagen he decidido emplear una apertura de f/3.2 para realizar esta fotografía, por lo que podríamos haber desenfocado todavía un poco más el fondo en caso de haber bajado hasta f/2.8 (bueno, tampoco mucho, pues la diferencia es de apenas un tercio de paso).

2. Retrato de medio cuerpo

El retrato de medio cuerpo es otro clásico de la fotografía «social». En este caso nos vamos a situar algo más cerca del motivo a retratar, por lo que la PDC se reducirá y el fondo de la imagen se fundirá hasta el punto de quedar prácticamente irreconocible gracias al bokeh que originará cada punto de luz situado en la lejanía.

Apmomp (retrato de medio cuerpo)

Distancia focal: 200 mm. Apertura: f/2.8. Distancia al sujeto: 7 metros.

En este caso he optado por emplear la mayor apertura posible para centrar así la atención sobre mi hermano. Podríamos haber potenciado un poco más la nitidez de la imagen si hubiéramos cerrado el diafragma un par de tercios de paso, pero aun así creo que el resultado es bastante presentable.

3. Retrato clásico

El formato más clásico de retrato (y el que la mayoría de nosotros asociamos con esta denominación) es aquel en el que el rostro del sujeto ocupa la mayor parte del encuadre. Lo principal en este formato es centrar la atención en la mirada del retratado, y de ahí que la nitidez del primer plano sea uno de los puntos más importantes de la fotografía junto con el desenfoque lo más acusado posible del fondo.

Apmomp (retrato vertical)

Distancia focal: 145 mm. Apertura: f/2.8. Distancia al sujeto: 3.5 metros.

En este caso he empleado una distancia focal ligeramente inferior a la de los dos casos anteriores para así maximizar la nitidez (en los objetivos de focal variable la zona más nítida suele estar en torno a la parte central del recorrido) pese a emplear la máxima apertura disponible. Como podéis ver, el fondo es totalmente irreconocible; pero aun así, en caso de que hubiéramos querido potenciar más ese desenfoque deberíamos de habernos situado algo más lejos y haber estirado la distancia focal hasta los 200 mm aunque eso hubiera implicado una ligera merma en la nitidez general del primer plano.

Los dos factores clave (a nivel técnico)

Como veis, un zoom largo de apertura constante puede ser un instrumento realmente poderoso para realizar retratos. Un 50mm a máxima apertura nos puede servir para realizar un retrato de cuerpo entero sin problemas con un buen desenfoque del fondo, pero para cosas más cercanas se nos va a quedar un poco corto. Ya sabéis que las distancias focales largas tienden a comprimir los planos, y de ahí que nos vengan tan bien para fotografiar personas. Realizar un retrato clásico con un angular hará que la nariz y la barbilla de nuestro sujeto aparezcan más grandes de lo que son del mismo modo que las orejas aparentarán ser más pequeñas; dando lugar a una caricatura más que a un retrato como tal.

En cuanto a la apertura, disponer de un diafragma amplio nos va a permitir difuminar el fondo hasta el punto de que el espectador se va a olvidar completamente del mismo para centrar toda su atención en el sujeto retratado. Además, en caso de disponer de una luz tenue para realizar las fotografías (algo muy recomendable para retratar personas) nos va a permitir mantener unos tiempos de exposición breves que darán lugar a imágenes sin rastro de trepidación.

Apmomp (retrato horizontal)

Aun así, esto de lo que hoy os he hablado se refiere exclusivamente a la parte técnica de los retratos, que es la más sencilla de todas. Mucho más complicado es saber extraer la esencia de cada persona retratada y ser capaz de expresarla en una sola imagen. Para eso no hay apertura ni técnica que valga, porque las fotografías no se hacen; se sienten.

* Todos los artículos de este tipo en https://luipermom.wordpress.com/fotografia

Diferencias entre tubos de extensión y duplicadores

Leyendo algunos foros de fotografía me doy cuenta de que hay bastante gente que confunde dos accesorios que poco tienen que ver entre ellos: los tubos de extensión y los duplicadores.

Éste equívoco que os comento se debe a que ambos elementos tienen una forma externa muy similar y se utilizan del mismo modo: colocándolos entre la bayoneta de la cámara y nuestro objetivo; aunque enseguida vamos a ver que la finalidad de ambos no tiene nada que ver.

Tubos de extensión

Aunque ya hablé extensamente de mis tubos de extensión en una entrada sobre fotografía macro económica, no está de más recordar que se trata de un elemento metálico hueco regulable en longitud al estar dividido en varios tramos que se pueden encajar entre si y que se utiliza para reducir la distancia mínima de enfoque de un objetivo mediante la separación física de la óptica con respecto al plano del sensor, logrando así ratios de ampliación mayores.

De todos modos, la gran desventaja de utilizar tubos de extensión es que vamos a perder la posibilidad de enfocar a infinito, de modo que el empleo de este elemento sólo tiene sentido para fotografías de tipo macro porque la cámara se va a volver «miope» mientras los estemos empleando. Además, al intercalar los tubos entre la cámara y el objetivo vamos a perder algo de calidad de imagen así como cierta luminosidad en función de la longitud empleada y con los tubos más básicos también perderemos todos los automatismos de la cámara.

Duplicadores

Los duplicadores (hay gente que también los llama multiplicadores) son elementos ópticos que se colocan entre el cuerpo de la cámara y el objetivo aumentando la distancia focal del mismo al multiplicarla por un factor determinado pero sin reducir la distancia mínima de enfoque. En concreto, lo más habitual es que los duplicadores se fabriquen en 1.4x, 1.7x y 2x y, como os digo, se trata de un elemento con lentes en su interior cuyo inconveniente principal es la pérdida de nitidez y luminosidad con la que lastra al objetivo al que se acopla; pero con la ventaja de que siempre vamos a poder seguir enfocando a infinito.

Los duplicadores se emplean con grandes teleobjetivos muy luminosos (200 f/2, 70-200 f/2.8, 300 f/2.8…) porque en objetivos de prestaciones inferiores la pérdida de calidad va a ser muy notable y, en muchos casos, ni siquiera encajará físicamente en la montura de la óptica si esta no tiene la lente trasera bastante «hundida» en el cuerpo. Por tanto, si empleamos un duplicador de 2x en un 200 f/2.8 vamos a aumentar su distancia focal al doble (se convierte en un 400 mm) pero también vamos a perder dos pasos completos de apertura máxima, por lo que se quedará en un discreto f/5.6, que puede ir muy justito para fotografiar escenas con iluminación escasa. Del mismo modo, con determinados modelos podemos perder el autofocus o el sistema VR.

Resumiendo

Por lo tanto, para fotografiar la luna llena tratando de llenar el encuadre de nada os van a servir unos tubos de extensión porque sencillamente no podremos enfocar al infinito con ellos; siendo en ese caso necesario un objetivo con una distancia focal muy larga o, en su defecto, emplear un duplicador si nuestro teleobjetivo lo admite.

Luna llena de Agosto

Del mismo modo, los tubos de extensión os serán de utilidad si queréis hacer una fotografía a algo a escasos milímetros de distancia y no disponéis de un objetivo macro tal y como vimos en la entrada que os referencié anteriormente y que está ilustrada con algunos ejemplos gráficos. Puede que un duplicador nos permita acercarnos algo más al motivo a retratar debido al aumento de la distancia focal, pero se trata de elementos que cuestan varios cientos de euros y el resultado no será tan espectacular como con unos sencillos tubos de extensión.

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Jugando con la profundidad de campo

Aunque el tema de la profundidad de campo ya lo vimos muy por encima tanto en aquella primera entrada que hablaba sobre los cuatro principios básicos de la fotografía digital como en la que trataba de explicar qué es la distancia hiperfocal, hoy me gustaría explicaros con unas imágenes muy descriptivas la influencia de la apertura en este importante parámetro.

Detalles complutenses (I)

¿Qué es la profundidad de campo?

La profundidad de campo (PDC para los amigos) es la distancia por delante y por detrás del plano enfocado dentro de la cual los elementos se muestran nítidamente en la fotografía resultante.

Esta PDC está influenciada por cuatro factores: la distancia focal del objetivo, el tamaño del sensor de la cámara, la distancia a la que se encuentra el motivo a retratar y la apertura empleada a la hora de captar la imagen; y aunque en esta entrada me quiero centrar en la influencia de la apertura sobre la PDC, me gustaría también tocar ligeramente los tres primeros factores.

Sed

1. Distancia focal

Cuanto mayor es la distancia focal del objetivo más estrecha va a ser la PDC, y es por eso que para retratos e imágenes en las que se busca desenfocar de forma prominente los fondos se tiende a emplear teleobjetivos y, en general, ópticas largas.

Más información en: Tipos de ópticas en fotografía

2. Tamaño del sensor

Cuanto más grande es el sensor más acusado es el desenfoque a una misma apertura y distancia focal, de modo que en términos generales un mismo objetivo va a desenfocar más el fondo a la hora de hacer un retrato si lo montamos en una cámara equipada con un sensor FF que en una que lleve uno de tipo APS-C.

Más información en: Los dos tamaños de sensor en las réflex Nikon

Parking en línea

3. Distancia al motivo

La profundidad de campo es menor cuanto más cerca estamos del motivo a retratar. Por eso en fotografía macro la PDC puede llegar a ser en ocasiones de menos de un milímetro, por lo que cualquier desajuste en el enfoque de la cámara dará al traste con la nitidez de la fotografía resultante.

4. Apertura empleada

Aunque cada persona entiende la fotografía de una manera, para mí la profundidad de campo es el concepto más importante a la hora de hacer una fotografía; y eso se nota en que la inmensa mayoría de mis imágenes han sido realizadas empleando el modo de disparo conocido como «prioridad a la apertura» (se elige una apertura de diafragma y la cámara calcula la velocidad necesaria para que la exposición sea correcta). Hay otras personas que se centran más en el movimiento mediante la variación de la velocidad de disparo; pero como suelo fotografiar elementos estáticos (con excepciones) tiendo a centrarme más en los desenfoques y la nitidez de los elementos de la escena.

Como os decía, lo que pretendo con esta entrada es que asociéis la mayor o menor apertura empleada a la hora de disparar una fotografía con el efecto que esto produce sobre la profundidad de campo: ya sabemos que las aperturas grandes típicas de objetivos muy luminosos producen grandes desenfoques, pero hasta ahora no me había puesto a hablar de este tema ejemplificándolo de forma visual, así que vamos a ponernos manos a la obra con una serie de imágenes muy ilustrativas:

Aperturas intermedias (f/6.3 – f/11)

Estas son las aperturas a las que suelo disparar la mayoría de mis imágenes porque representan un buen compromiso entre nitidez, PDC y tiempo de disparo. Todos los objetivos rinden más o menos bien a f/8 como os decía en la entrada que hablaba de la importancia de conocer las limitaciones de nuestro equipo fotográfico, de modo que si queréis aseguraros un buen resultado podéis disparar a estas aperturas intermedias.

50mm 1.8D (f/8)

Un objetivo de 50mm con una apertura seleccionada de f/8. Fijaos en el bonito «juego» que hacen las laminillas del diafragma para abrirse y cerrarse a voluntad.

f/8

Como podéis ver, a f/8 las hojas en primer plano aparecen completamente enfocadas porque entran dentro de la PDC resultante, pero en el fondo de la imagen apenas se distinguen las formas difusas de unos árboles en la parte derecha y la fachada de un edificio debido al fuerte desenfoque.

Aperturas pequeñas (f/16 – f/22)

Las aperturas más pequeñas dan como resultado una gran profundidad de campo, aunque el tiempo de exposición va a alargarse bastante debido a la menor cantidad de luz que entrará a través del objetivo. Del mismo modo os recuerdo que perderemos algo de nitidez por efecto de la difracción de la luz al atravesar un orificio de pequeño tamaño.

50mm 1.8D (f/22)

Notad cómo el orificio del diafragma resultante a f/22 es minúsculo, dejando pasar muy poca luz hasta el sensor y aumentando considerablemente el tiempo de exposición. De cualquier modo, precisamente por el efecto del paso de los rayos de luz por un diafragma tan cerrado es por lo que la profundidad de campo es tan alta.

f/22

A la mínima apertura disponible podemos apreciar perfectamente detalles del fondo como farolas, señales de tráfico e incluso un campanario o una grúa de color rojo que se encuentran muy alejados del motivo retratado en primer plano.

Aperturas grandes (f/1.8 – f/2.8)

Las aperturas grandes son un bien preciado en fotografía, ya que cualquier objetivo se puede cerrar hasta aperturas bastante pequeñas (f/22 o incluso superiores) no hay ninguna manera de abrir el diafragma más allá de la máxima apertura.

Es decir, que el típico objetivo 18-55 que viene con las cámaras más básicas podremos cerrarlo hasta, por ejemplo, f/22 sin ningún problema más que los asociados a la mencionada difracción; pero si queremos abrir el diafragma más allá de f/3.5 no nos va a ser posible porque esa es la apertura máxima de la óptica (y ese f/3.5 suele ser a 18mm; ya que a distancias superiores la apertura máxima será menor).

50mm 1.8D (f/1.8)

En la imagen podéis ver un 50mm f/1.8 abierto a su máxima apertura. Además, gracias a que a esta apertura las palas del diafragma se esconden completamente en la estructura del barril, el bokeh resultante va a ser más suave que en las aperturas intermedias.

f/1.8

Fijaos que en la apertura más grande disponible (f/1.8) el desenfoque del fondo es tan fuerte que lo único que se aprecian son manchas de colores. De hecho, ni tan siquiera todas las hojas están completamente enfocadas debido a que la PDC es tan estrecha no llega a abarcar los pocos centímetros que separan las más cercanas a la cámara de las que están detrás de ellas. De hecho, aunque los dos objetivos fijos que poseo (sin contar mi ojo de pez) tienen una apertura máxima de f/1.8 no suelo abrir el diafragma más allá de f/2.5 a no ser que sea absolutamente imprescindible.

Usando la PDC a nuestro antojo

Jugando con la PDC podemos dar a nuestras imágenes una personalidad propia y mostrar en ellas lo que más nos interese resaltando el motivo principal y desenfocando el resto. Si tenéis ocasión de probar un objetivo de apertura generosa os recomiendo que fotografiéis algo a un par de metros de distancia empleando las aperturas más grandes disponibles para comprobar el aspecto que adquiere la fotografía resultante porque estoy seguro de que os va a sorprender.

Por contra, a la hora de fotografiar paisajes, carreteras que se pierden a lo lejos o inmensos campos de trigo lo que os recomiendo es que empleéis aperturas cerradas para aumentar la profundidad de campo y que así todo aparezca enfocado en la imagen resultante.

Volando aviones en las cercanías del cerro del viso

Controlar pequeños detalles como estos son los que nos van a permitir expresarnos como nosotros queramos; y por esto mismo siempre digo que es una pena tener una cámara réflex y emplearla en modo automático. Sacudios la pereza y animaos a usar los modos semiautomáticos (o incluso el modo manual) y ya veréis cómo vuestras imágenes ganan muchos enteros al ser vosotros los que definís lo que queréis obtener en vez de dejar a la electrónica de la cámara la toma de estas decisiones.

Más información (en ingles)

Depth of field (Wikipedia)

Depth of Field (Toothwalker.org)

* Todos los artículos de este tipo en https://luipermom.wordpress.com/fotografia

¿Qué es la difracción?

Cuando el otro día hablábamos de cómo obtener la máxima nitidez posible en nuestras fotografías, os comenté que los objetivos tenían un rango focal en el que daban su rendimiento más óptimo y que si nos salíamos del mismo perderíamos algo de definición en la imagen obtenida.

Pues bien, resulta que aunque los objetivos profesionales (que son, por lo general, los más caros) están diseñados para dar una nitidez tremenda incluso empleando las aperturas más grandes, ningún modelo por muy de gama alta que sea se libra de un fenómeno físico inherente a la propia naturaleza ondulatoria de la luz y que hace que en las aperturas más cerradas perdamos bastante definición: la difracción.

Trasera Nikkor 50mm 1.8D (f/22)

Objetivo Nikon 50mm AF f/1.8 D con su diafragma cerrado a f/22

¿Qué es la difracción?

La difracción es un fenómeno que tiene lugar cuando las ondas que forman la luz atraviesan un orificio estrecho, ya que estas se deforman y a partir de ese punto no avanzarán en forma de haz; sino que «se abrirán» como los faros de un coche en mitad de la noche debido a que el orificio actúa como un nuevo emisor. Y claro, como ya os estaréis imaginando esto es lo que ocurre cuando empleamos las aperturas más pequeñas disponibles en un objetivo, puesto que estamos obligando a pasar a la luz por un agujero diminuto de un modo muy similar a lo mostrado por la siguiente imagen.

Difracción de una onda al pasar a través de un orificio de pequeño tamaño

Por tanto, la difracción hace que la luz ya no se concentre en un punto preciso, sino que se va a dispersar formando lo que se conoce como un disco de Airy; que no es más que la representación de esa deformación de la onda que veíamos en la figura anterior pero tal y como se proyectaría sobre el plano (el sensor de la cámara en este caso) perpendicular a su dirección de avance.

Disco de Airy

Siempre os digo que en fotografía todo es cuestión de equilibrio; así que si necesitamos capturar una imagen con una gran profundidad de campo para que todo aparezca enfocado, no todo es cerrar el diafragma a tope y disparar. Es verdad que cuanto más cerremos el diafragma más cosas aparecerán enfocadas en la fotografía, pero no es menos cierto que llegará un momento a partir del cual cerrar más el diafragma va a dar lugar a una pérdida general de nitidez por lo que os comentaba anteriormente.

Comparación visual: f/5.6 vs f/14

Fijaos en los siguientes dos recortes sin escalar de la zona central de una imagen que capté hace unos días con mi Nikon D40 y el objetivo Nikkor AF-S DX 35mm f/1.8 G. La primera está disparada a f/5.6 (apertura a la que, en teoría, esta óptica da la máxima nitidez) y en ella podréis ver que se aprecian todas las imperfecciones y los detalles del óxido presente en una valla de acero sobre la que daba el sol directamente:

Nikkor AF-S DX 35mm f/1.8 G @ f/5.6

Sin embargo, si hacemos esa misma fotografía a f/14 podréis comprobar que la pérdida de detalle es bastante notoria. Y que conste que todavía hice una fotografía más cerrando el diafragma a f/22 que ofrecía aun menos detalle, pero entre toma y toma el trípode se me desplazó un pelo y ya las fotografías no quedaron exactamente igual encuadradas, por lo que opté por usar la toma a f/14 para ilustrar la pérdida de nitidez porque el efecto de la nitidez ya era tan patente que se podía apreciar a simple vista.

Nikkor AF-S DX 35mm f/1.8 G @ f/14

La difracción en función del tamaño de sensor y su resolución

En función del tamaño del sensor de las cámaras y su resolución va a haber una determinada apertura a partir de la cual comenzaremos a notar el efecto de la difracción. Vamos a comprobar que cuanto más pequeño es el sensor y más alta la resolución la difracción aparecerá a aperturas cada vez mayores; pero en cualquier caso, estos valores no han de tomarse como una frontera infranqueable, sino como una apertura orientativa sobre la que nos podemos mover con tranquilidad si necesitamos profundidad de campo pero que no deberíamos superar ampliamente si pretendemos mantener el nivel de nitidez de la fotografía resultante.

Paisaje costero

Como vais a ver en la siguiente relación calculada gracias a una aplicación web disponible en Cambridge in Colour, tendremos más «margen de maniobra» en sensores de igual tamaño cuando su resolución es menor; y de ahí que las cámaras compactas con muchos megapixels presenten difracción practicamente en todas las aperturas (por ese mismo motivo no suelen cerrar el diafragma más allá de f/8).

Por cierto, tal vez esteis pensando que el tamaño de la apertura del diafragma es más pequeño cuanto más corta es la distancia focal del mismo; pero aunque esto es así (el diámetro de la apertura del diafragma viene dado por el cociente «distancia focal / número f» ) tened en cuenta que la distancia entre el diafragma y el sensor es mayor cuanto más larga es la distancia focal (pensad en lo largo que es un teleobjetivo de 300 mm y lo corto que es un gran angular, por ejemplo) y esa distancia provoca que el disco de Airy se proyecte sobre el sensor de una forma más difuminada de tal modo que una cosa se compensa con la otra y al final la difracción sólo es producto de la apertura empleada.

Bueno, vamos con los ejemplos que os decía antes y las respectivas aperturas a partir de las cuales comenzaría a aparecer la temida difracción:

  • Sensor Full Frame (36 x 24 mm) de 24 Mpixels: f/9.6
  • Sensor Full Frame  de 12 Mpixels: f/13.6
  • Sensor Nikon DX (24 x 16 mm) de 12 Mpixels: f/9
  • Sensor Nikon DX de 6 Mpixels: f/12.7
  • Sensor Canon APS-C (22 x 15 mm) de 18 Mpixels: f/7
  • Sensor Canon APS-C de 10 Mpixels: f/9.3
  • Sensor 4/3 (17 x 13 mm) de 12 Mpixels: f/7.2
  • Sensor de 1/1.8″ (7 x 5 mm; habitual en compactas) de 12 Mpixels: f/3

Como veis, el tener una cámara con un montón de megapixels no siempre es lo mejor, ya que superando una cierta relación superficie / resolución la difracción aparecerá cada vez a aperturas más amplias con la merma que ello supone de cara a la calidad de las imágenes (fijaos en el ejemplo de la compacta de 12 Mpixels). De hecho, los fotógrafos profesionales especializados en moda y naturaleza suelen emplear cámaras de medio formato cuyos sensores son mucho más grandes que el negativo «estándar» de 35mm y que están en otra dimensión en cuanto a calidad de imagen, resolución y precio.

De todos modos, volveremos a este interesante tema de resolución vs. calidad de imagen en un futuro artículo que estoy comenzando a preparar. Mientras tanto, haced muchas fotos y disfrutad de estos días de sol.

Más información (en inglés)

Wikipedia (Diffraction)

Wikipedia (Airy disk)

Ken Rockwell

Cambridge in colour

* Todos los artículos de este tipo en https://luipermom.wordpress.com/fotografia

Consejos para mejorar la nitidez de nuestras fotos

En varias ocasiones me habéis comentado que os llama la atención la nitidez de mis fotografías; y precisamente por eso (y porque creo que compartir conocimientos es bueno) me he animado a escribir esta entrada en la que voy a tratar de enumerar los puntos más importantes para lograr que nuestras imágenes luzcan de la mejor manera posible.

Apmomp en ByN

¿Qué es la nitidez?

Lo que define a una fotografía nítida es que el motivo enfocado en la imagen no aparece borroso, movido ni difuminado. Por tanto, lo que busca una fotografía nítida es emular en la medida de lo posible lo que veríamos con nuestros propios ojos.

Esto no quiere decir que las fotografías que no tengan una nitidez perfecta sean peores, ya que la cada persona entiende la fotografía a su manera y tiene su propio estilo de contar las cosas. Sin ir más lejos, el gran Baldo es alguien que suele plasmar el movimiento en sus imágenes mediante tiempos de exposición largos y es algo que hace maravillosamente bien. Sin embargo, yo casi siempre opto por mostrar las cosas desde un punto de vista más estático y tratando de obtener la máxima nitidez posible dentro de las limitaciones de mi equipo fotográfico.

Paisaje costero

Consideraciones previas

Aunque puede parecer una perogrullada, conviene recordar que vivimos en un mundo tridimiensional y que, por tanto, no es posible enfocar más que un sólo plano perpendicular al objetivo en nuestras imágenes (a no ser que usemos objetivos descentrables; pero eso es otra historia). Quiere esto decir que si tenemos a una persona delante de nosotros y un edificio a su espalda vamos a tener que elegir si enfocamos a nuestro modelo o a la fachada que hay detrás en función de lo que queramos destacar. Lo habitual es enfocar aquello que está más cerca del espectador porque nuestros ojos tienden a interpretar que enfocado significa cerca y desenfocado lejos; pero la fotografía es un arte cuyas reglas son de libre interpretación y allá cada uno con su forma de plasmar las cosas.

Desenfoques con el Nikon AF-S 35mm f/1.8 G DX

El caso es que no va a ser posible enfocar las dos cosas al mismo tiempo por encontrarse a diferentes distancias del sensor de la cámara; aunque si cerramos el diafragma lo suficiente podemos conseguir que ambos elementos aparezcan nítidos en la imagen final; pero esto es por una serie de parámetros ópticos y físicos que se escapan del ámbito de este artículo y que dan lugar a lo que llamamos profundidad de campo, que es el rango de profundidad dentro del cual las cosas se ven nítidas en la imagen.

En cualquier caso, os remito al artículo sobre la distancia hiperfocal para profundizar sobre esto que os digo; aunque a grandes rasgos se podría resumir en que diafragmas abiertos (número f bajo) implican profundidad de campo pequeña y diafragmas cerrados (número f alto) conllevan una profundidad de campo elevada.

Aspectos que condicionan la nitidez de las fotografías

Una vez hecho el repaso de lo que es la nitidez y el modo en que el diafragma empleado influye sobre la profundidad de campo, vamos a enumerar entonces aquellos factores determinantes para la nitidez de una fotografía explicando cómo influye cada uno de ellos y cómo podemos mejorar la nitidez de la imagen resultante:

1. Velocidad de disparo y distancia focal: Hay una regla numérica que dice que para disparar a pulso sin que la fotografía aparezca trepidada necesitamos hacerlo una velocidad superior a la que obtenemos aplicando la inversa de la distancia focal que estamos empleando en su equivalente en sensor de 35mm.

Esto es debido a que cuanto mayor es la distancia focal del objetivo empleado, más se van a magnificar todos los temblores que nuestro pulso va a transmitir a la cámara. Y podéis hacer la prueba con cualquier objetivo de distancia focal variable o con una cámara compacta, ya que si ponéis la máxima distancia focal disponible (zoom a tope) vais a ver que la imagen que se ve por el visor es bastante más inestable que en la distancia focal más corta.

En lo que a réflex se refiere, si por ejemplo estamos usando un objetivo de 200 mm en una cámara Nikon con sensor DX (factor de recorte de 1.5x) debemos disparar a una velocidad de, por lo menos, 1/300 debido al factor de recorte.  Si se trata de una cámara Canon con factor de recorte de 1,6x debemos disparar al menos a 1/320. Con una cámara que cumpla con el estándar cuatro tercios (factor de recorte de 2x) debemos hacerlo a 1/400 y en el caso de una cámara con sensor de tamaño completo tendríamos que disparar al menos a 1/200 puesto que no hay factor de recorte.

La sombra del agua

Si nuestra fotografía está trepidada (por poco que sea) jamás podremos conseguir una nitidez demasiado alta, de modo que disparar a una velocidad elevada aumentará nuestras posibilidades de éxito. El problema es que no siempre es posible conseguir una velocidad muy elevada debido a condiciones de poca luz o a que necesitamos cerrar bastante el diafragma por necesitar una buena profundidad de campo. Como siempre en fotografía, lo que se gana por un lado se pierde por otro.

De todos modos, en el caso de que contéis con un objetivo o cámara con estabilizador óptico esta regla numérica ya no se puede aplicar debido a que podemos mantener la imagen estable a velocidades de disparo inferiores a las teóricas con la ventaja que esto supone en condiciones de iluminación insuficiente. Además, el propio pulso del fotógrafo también va a ser un factor determinante, ya que la regla anterior está hecha a modo orientativo.

En cualquier caso, si vamos a disparar a una velocidad de disparo muy baja (medio segundo, un segundo… o incluso superior) va a ser imposible poder hacerlo a pulso incluso contando con un sistema de estabilización óptica; de modo que en esos casos la única opción viable es la del trípode.

2. Precisión del enfoque: Para lograr nitidez la precisión del enfoque es fundamental. De nada sirve montar la cámara en un buen trípode para que no se mueva ni una décima de milímetro si luego enfocamos unos centímetros por delante o por detrás del motivo principal de la fotografía. Debemos ser muy cuidadosos con el punto de enfoque de la cámara, y más cuanto más cerca esté el motivo a fotografiar, ya que la profundidad de campo se reduce considerablemente según nos acercamos.

Dell Inspiron Mini 10

3. Sujección de la cámara: Aunque la velocidad de disparo sea alta, debemos tener cuidado con el modo en el que sujetamos la cámara para que esta sea lo más estable posible (siempre hablando de disparar a pulso, claro está). Ya os hablé del tema en una entrada de hace unos meses, pero no está de más recordar que una correcta sujeción de la cámara nos va a permitir disparar a pulso a velocidades relativamente bajas.

De hecho, con mi objetivo Nikon AF 50mm f/1.8 D montado en la D40 he conseguido sacar fotografías completamente nítidas disparando a pulso a 1/15 (la que tenéis a continuación es un ejemplo de ello) cuando, según la regla de la inversa de la focal que vimos antes, disparando a menos de 1/75 debería haber obtenido una fotografía trepidada.

Blue hour

4. Objetivo utilizado: El objetivo empleado también influye mucho en la nitidez de las imágenes, y por eso las ópticas de gama alta valen lo que cuestan. Aunque un Nikon 55-200 f/4-5.6 VR (230 euros) y un Nikon 70-200 f/2.8 VR (2000 euros) tengan un rango focal muy parecido, nada tiene que ver el uno con el otro; siendo el segundo un objetivo típico de reporteros gráficos que necesitan calidad y luminosidad a cualquier precio. De todos modos, si conocemos las limitaciones de nuestro equipo (lo vuelvo a enlazar porque me parece uno de los asuntos más importantes para lograr buenas fotos) vamos a poder obtener una buena calidad de imagen como os comentaré en el punto siguiente.

Torres y faroles

5. Apertura y distancia focal empleadas: Todos los objetivos tienen un rango de aperturas y de distancia focal en el que rinden bastante bien (el llamado sweet spot). En las ópticas profesionales este rango es mucho más amplio, y en el caso del 70-200 f/2.8 VR que os comentaba anteriormente, vamos a poder usarlo a cualquier apertura y distancia focal sin merma de calidad.

Los objetivos de gama baja, por lo general, se defienden mal en los extremos de ambos parámetros (aunque hay excepciones), así que el truco para sacarle el máximo rendimiento está en no usar ni las aperturas más grandes o más pequeñas ni los extremos de la distancia focal. Es decir, que en el caso del Nikon 55-200 f/4-5.6 VR lo mejor es emplearlo entre 85 y 165 mm aproximadamente y en el rango de aperturas entre f/7.1 y f/13; y os lo comento porque es lo que he sacado de mi propia experiencia usándolo prácticamente a diario desde hace casi cuatro meses.

Gato tamaño XXL en Redueña

Por encima y por debajo de estos parámetros no es que vayamos a sacar fotografías terribles; pero sí que es verdad que las imágenes pierden un poquito de nitidez, que es justo lo que pretendemos evitar en este artículo.

Como os decía hace un par de párrafos, con un objetivo de gama profesional podemos emplear todo el rango focal y de aperturas sabiendo que la calidad va a ser en todos los casos excelente; y por eso son ópticas dirigidas principalmente a gente que vive de la fotografía y que no se pueden permitir perderse una foto porque simplemente no habrá posibilidad de repetirla.

6. Iluminación: La iluminación del motivo a fotografiar juega un papel crucial en la nitidez de la fotografía, ya que una luz demasiado dura, muy tenue o demasiado escasa no permitirá ver con claridad los detalles del retratado. En general, lo mejor es emplear luz suave ya sea porque el día está medio nublado o porque algo hace de difusor impidiendo que los rayos del sol lleguen a dar directamente a nuestro modelo.

En el caso de la siguiente imagen, está hecha bajo un sol de justicia; pero tuve la suerte de que el halcón estaba bajo una sábana muy fina que le servia de toldo y que filtraba la luz para hacerla mucho más suave.

Mercado medieval 2009

7. Sensibilidad ISO: Una sensibilidad ISO demasiado elevada junto con una iluminación insuficiente dará como resultado un ruido apreciable en la imagen que restará bastante nitidez. No hay que tener miedo de elevar el ISO si las circunstancias lo requieren; pero en tal caso hay que asegurarse de que la foto no está subexpuesta porque entonces perdería mucha calidad. Por cierto, aprovecho para indicaros que ya tratamos el tema de los ISOS altos y la iluminación en esta entrada del pasado verano.

Rosales podados

8. Fondo distanciado y contrastante: Ayuda mucho a apreciar la nitidez del modelo retratado que el fondo contraste fuertemente con sus tonalidades. Se trata de buscar un plano secundario que no distraiga al espectador y que podamos desenfocar en mayor o menor medida porque esté situado a una distancia prudencial del motivo fotografiado. En la siguiente imagen podéis ver cómo algo tan sencillo como la arena de un parque pone de manifiesto la silueta del alegre cochecito de madera.

Sin estrenar

9. Limpieza de ópticas y filtros: Un objetivo rematadamente sucio también nos va a restar algo de nitidez por el sencillo motivo de que el polvo y la grasa no dejan pasar la luz y por tanto van a dar lugar a zonas borrosas en la fotografía al igual que si caen gotas de lluvia sobre la superficie de cristal del mismo.

Si lleváis gafas habitualmente sabéis de lo que os hablo, puesto que una mota en el centro del cristal se convierte en un manchón con el que no hay quien vea una película ni lea un libro a gusto. Pues con los objetivos (y los filtros que ponemos delante de ellos) ocurre lo mismo y hay que procurar llevarlos bien limpios. Por cierto, los filtros rematadamente malos también restan algo de nitidez. Yo empleo unos Kenko MC Protector y ni se notan que están ahí; aunque os recuerdo que para fotografía nocturna es recomendable retirar cualquier filtro por bueno que este sea para así evitar reflejos indeseados.

Limpiando objetivos (II)

10. Configuración de la cámara: También podemos hacer otra cosa para elevar el nivel de nitidez general de nuestras fotografías, que consiste en incrementar dicho parámetro en el menú de configuración de la cámara. En la mayoría de los modelos podremos encontrar esta opción bajo el nombre de nitidez; pero también puede aparecer como sharpness, definición o términos similares.

En cualquier caso, tened en cuenta que no es conveniente subir la nitidez de la cámara a tope por sistema porque puede dar lugar a efectos de tipo moire al fotografiar algunos elementos (como ciertos tipos de telas) o dientes de sierra en las líneas diagonales que aparezcan en la imagen.

Un remanso de paz

11. Compresión JPG: Es conveniente que si disparáis en formato JPG lo hagáis con la máxima calidad posible, ya que es una pena que andéis cuidando mucho la nitidez de lo que capturáis y luego se vaya a traste porque estáis comprimiendo tanto la imagen que por el camino se pierden un montón de detalles. Y es verdad que en términos generales no hay demasiadas diferencias visuales entre los niveles de compresión disponibles en las cámaras; pero si queremos afinar al máximo hay que cuidar todos los detalles.

En caso de disparar en formato RAW, en la conversión final a JPG empleando nuestro programa habitual para revelar este tipo de archivos debemos asegurarnos de que no estamos comprimiendo excesivamente la imagen de salida. En mi caso particular, empleo un nivel de compresión de 85 en Adoble Lightroom y nunca me he encontrado ningún defecto visible debido a esto.

Light me up!

Conclusiones

Como veis, obtener imágenes con un buen nivel de nitidez no es demasiado complicado. Sólo hay que tener en cuenta tres cosas principales (velocidad de disparo suficiente, cámara estable y precisión en el enfoque) y luego una serie de factores secundarios que nos ayudarán a mejorar todavía más el resultado final.

Como de costumbre, mi último consejo es que practiquéis todo lo posible, pues sólo así es como se llegan a dominar las cosas. Se puede tener una buena base teórica de cualquier cosa; pero si al final no se lleva a la práctica, nuestro dominio de la materia siempre se quedará algo cojo.

Visión doble

* Todos los artículos de este tipo en https://luipermom.wordpress.com/fotografia

Nikon AF-S 35mm f/1.8 G DX vs. Nikon AF 50mm f/1.8 D

Algunas de las entradas sobre fotografía que he ido escribiendo en el blog tratan temas basados en dudas que me han llegado por e-mail o que he visto por varios foros de Internet y que considero pueden ser de interés general.

Entre ellas, una muy recurrente es la que voy a plantear hoy; y es que de hecho en la última semana me han llegado dos correos preguntándome exactamente la misma cuestión: Entre los objetivos Nikon AF 50mm f/1.8 y Nikon AF-S 35mm f/1.8 G DX, ¿cuál elegir para una cámara DX?

Review AF-S Nikkor 35mm f/1.8 DX

En principio es una duda muy general que habría que estudiar para cada usuario y para cada cámara, y precisamente por eso lo que voy a hacer es dar unos puntos básicos a tener en cuenta y que a grandes rasgos serán los que a cada fotógrafo le den la pauta sobre qué óptica se adapta más a sus necesidades. ¡Vamos allá!

Autofocus

Lo primero a tener en cuenta es si la cámara donde se montará el objetivo tiene motor de enfoque en el cuerpo. Os recuerdo que las cámaras Nikon más básicas (D40, D40x, D60, D3000 y D5000 en este momento) no cuentan con motor de enfoque en la propia cámara, por lo que en ese caso los objetivos AF tendrán que ser enfocados a mano; cosa que en una cámara DX puede resultar costoso en ciertas situaciones. Para estas cámaras lo más recomendable es buscar objetivos de tipo AF-S, pues son los que poseen un pequeño motor ultrasónico que les permitirá enfocar automáticamente en las cámaras anteriormente citadas. Más información sobre estos dos métodos de enfoque automático en el artículo titulado «Diferencias entre objetivos AF y AF-S».

AF-D Nikkor 50mm 1:1.8 (III)

Si queremos emplear el enfoque manual, a aperturas más o menos cerradas (f/6.3 ó f/7.1 en adelante) y disparando a elementos lejanos no hay mucho problema porque la profundidad de campo es relativamente grande; pero para cosas que estén cerca y disparando a aperturas amplias es bastante complicado afinar al máximo el enfoque y una pequeña imprecisión puede dar al traste con la nitidez de la foto. Y es cierto que las cámaras poseen un punto verde en el visor cuya activación indica que la imagen está enfocada, pero éste posee una pequeña tolerancia que bajo ciertas circunstancias puede fastidiar la imagen.

Dado que el AF 50mm f/1.8 no posee motor de enfoque y que el AF-S 35mm f/1.8 sí, en este caso mi recomendación sería para el segundo si disponéis de una cámara sin motor de enfoque.

Compatibilidad

Tened en cuenta que el AF-S 35mm f/1.8 es un objetivo DX, por lo que no podremos emplearlo en una cámara FX sin que la imagen viñetee considerablemente a no ser que empleemos el modo recorte que poseen dichos modelos de cámaras. El AF 50mm f/1.8 es una óptica que proviene de la época de los carretes, por lo que es perfectamente utilizable en todo tipo de cámaras ya sean DX o FX.

Review AF-S Nikkor 35mm f/1.8 DX

Punto de vista

También está el hecho de que el AF-S 35mm f/1.8 en una cámara DX da como resultado una visión muy natural de lo que retratéis, ya que el ángulo resultante es de unos 45 grados, que es el considerado como «normal» en fotografía (coincide con el cono de visión detallado que capta el ojo humano). El AF50mm f/1.8 en una cámara DX se «estiraría» hasta comportarse como un 75mm y se quedaría un poco en tierra de nadie: corto para retrato puro y duro pero largo para fotografía en general. Y os aseguro que para retratos podría servir; pero para fotografía general (ciudades, fotos campestres y demás) es demasiado largo, por lo que quedaría para inmortalizar detalles de las calles y cosas así al comportarse como un teleobjetivo corto. Más información sobre el factor de recorte de los objetivos en el artículo «Los dos tamaños de sensor en las cámaras Nikon».

Por tanto, si queréis un objetivo que de un punto de vista muy natural en una cámara DX el AF-S 35mm f/1.8 es vuestra elección. De todos modos, en un apartado posterior veremos que el AF 50mm f/1.8 también tiene sus usos aparte de lo de los retratos.

Nitidez

Otra razón para decantarse por el AF 35mm f/1.8 es que a su apertura más grande (f/1.8) ya es bastante nítido; cosa que el AF 50mm f/1.8 no consigue hasta que no subimos a f/4 aproximadamente. De hecho, os pongo a continuación una fotografía que hice recientemente con el AF-S 35mm f/1.8 completamente abierto para que os hagáis una idea del desenfoque que podéis obtener con él y la nitidez que da a f/1.8. Tened en cuenta que la foto está hecha a mano con una velocidad de obturación de 1/10, por lo que con la cámara en un trípode se hubiera podido sacar algo más de nitidez incluso.

Desenfoques con el Nikon AF-S 35mm f/1.8 G DX

AF-S 35mm f/1.8 DX (f/1.8, 1/10, ISO 400)

Distorsión

Un objetivo fijo de 50mm tiene una cosa muy buena: no distorsiona absolutamente nada. Yo uso el mío de un tiempo a esta parte para sacar las fotografías de mis libros sobre Alcalá y así incorporarlas a la sección «Alcalá de Henares ayer y hoy» del blog. Si hacéis una foto a un cuadro con el AF-S 35mm f/1.8 veréis que los bordes se comban un poco hacia afuera por su parte central; pero con el AF 50mm f/1.8 las líneas rectas siempre serán rectas. Esto es un efecto que no se nota ni en retratos ni en paisaje ni en ninguna otra disciplina en la que la geometría sea un elemento fundamental, pero para ciertos casos concretos como el que comento sí que se puede llegar a apreciar.

Por tanto, si la ausencia de distorsiones geométricas es fundamental para el uso que le vais a dar a la óptica, el AF 50mm f/1.8 es vuestro amigo.

Distancia focal

Por último, en cuanto a la distancia focal es verdad que dentro de estas dos ópticas, el AF 50mm f/1.8 es más apropiado para retratos (y de hecho para retratos de caras se emplean distancias aún más largas como un 85mm o un 105mm) pero lo del uso para retratos depende un poco del concepto que tengáis del asunto: si os gusta hacer retratos de un rostro sin más, el AF-S 35mm f/1.8 se puede quedar un poco corto. Corto en el sentido de que al ser angular puede llegar a «deformar» un poco las facciones de la cara; no que no pueda enfocar desde cerca, porque es capaz de hacerlo a tan sólo 30cm del sensor. Sin embargo, el AF-S 35mm f/1.8 para retratos de cuerpo entero o de grupos de personas es genial, y ahí es donde el AF 50mm f/1.8 se os quedaría un poco largo; algo que tiene difícil solución si no se pueden dar «un par de pasos hacia atrás».

AF-D Nikkor 50mm 1:1.8 (I)

Entonces, con respecto a la distancia focal, si bien es cierto que el AF-S 35mm f/1.8 tiene un uso más general, el AF 50mm f/1.8 os puede venir muy bien para realizar retratos de medio cuerpo, pues esa equivalencia a 75mm que obtendremos sobre un sensor DX es la distancia ideal para ese tipo de imágenes.

Si lo que queréis es «callejear» con la cámara y retratar el mundo desde vuestro punto de vista, entonces el AF-S 35mm f/1.8 será más adecuado para vuestros propósitos.

Precio y disponibilidad

El AF-S 35mm f/1.8 se vende a un precio de unos 200 euros, pero el problema es que apenas hay existencias en las tiendas. Sé de gente que lo tiene encargado desde hace meses y todavía no tiene noticias de que vayan a reponer unidades; y es que esta óptica se ha convertido en un éxito tal que las unidades que llegan a las tiendas vuelan en cuestión de horas.

El AF 50mm f/1.8 se puede encontrar por algo menos. En concreto unos 130 euros, si bien tampoco es habitual verlo por las tiendas debido a que por su bajo precio se suele agotar enseguida, aunque por lo que tengo entendido los plazos de espera hasta que reponen existencias son bastante breves.

Fotografías realizadas con con el Nkon AF-S 35mm f/1.8 en una D40

Hangares abandonados en el campus de Alcalá

Mercado medieval 2009

El Henares en Noviembre

Mi hermano junto a un farol

20090809-DSC_0244

Fotografías realizadas con el Nikon AF 50mm f/1.8 en una D40

Blue eyes (II)

Mi hermano consultando el e-mail bajo una palmera

Testigo del anochecer

Bajo la puerta del COIE

A través del cristal

Conclusión

Como veis con ambas ópticas se pueden conseguir imágenes bastante chulas, pues eso es algo que al final siempre depende del ojo de quien está detrás de la cámara. El tema del enfoque manual en el AF 50mm f/1.8 puede ser crítico a aperturas grandes; aunque no imposible. De todos modos, a modo de opinión personal, puestos a elegir una de las dos yo me quedaría con el AF-S 35mm f/1.8 porque de hecho siempre digo que es la única óptica con la que me atrevo a salir a la calle sin nada más metido en la bolsa de fotografía. Es muy polivalente y da una calidad de imagen muy buena en todas sus aperturas, y con él vamos a poder hacer fotografías muy nítidas y naturales.

Más información

Si queréis información más específica sobre estas dos ópticas os dejo a continuación los enlaces a las reviews que hice en su momento de cada una de ellas así como los análisis correspondientes de Photozone, pues la considero una de las webs más fiables a la hora de consultar el comportamiento de una óptica mediante ensayos técnicos.

Nikon AF-S 35mm f/1.8 G DX (luipermom)

Nikon AF-S 35mm f/1.8 G DX (Photozone)

Nikon AF 50mm f/1.8 D (luipermom)

Nikon AF 50mm f/1.8 D (Photozone)

* Todos los artículos de este tipo en https://luipermom.wordpress.com/fotografia

Los problemas de pasarse a Full Frame

Hace tiempo estuvimos hablando de los dos tamaños de sensor en las cámaras réflex digitales (al menos en lo que a Nikon se refiere, aunque esta distinción también se da en Canon o en Sony por ejemplo). En general, los modelos tope de gama de estas marcas son los que van equipados con sensores de tamaño completo (también denominados Full Frame o directamente FF) que tienen las mismas dimensiones que un negativo fotográfico de 35mm, mientras que las inferiores llevan sensores de tipo APS-C que poseen unas medidas más reducidas como podéis apreciar en la siguiente imagen.

Sensores Full Frame y APS-C

Pues bien, ya sabemos que el mundo de la electrónica de consumo siempre va de arriba a abajo, y poco a poco los modelos de cámaras equipadas con sensores de tamaño completo se van extendiendo por las gamas de los fabricantes. En el caso de Nikon, ya no sólo las D3, D3s y D3x van equipadas con estos sensores, sino que la D700 también lo lleva, siendo bastante más barata (aunque lo mejor sería decir «menos cara») que sus hermanas mayores.

Algo más que una simple diferencia de precio

Como os digo, si vemos el catálogo completo de Nikon vamos a ver que la diferencia de precio entre una D300s (el tope de gama actual en sensor DX) y una D700 (que en esencia es una D300 con sensor FX) no es demasiado elevada; o al menos es lo suficientemente reducida como para hacernos dudar si no merecerá la pena dar directamente el salto a Full Frame. En concreto, la primera sale por unos 1300 euros y la segunda por aproximadamente 2000. Y aunque esos setecientos euros son una pasta se miren por donde se miren, hay muchos usuarios que aplican lo de «caballo grande ande o no ande» y acaban optando por la D700 sin saber muy bien qué es lo que buscan en una cámara.

Los sensores Full Frame tienen mayor rango dinámico, mejoran la relación señal / ruido a sensibilidades elevadas, tienen una definición muy buena, los angulares mantienen intacta su distancia focal… pero también llevan aparejadas una serie de desventajas en las que algunas personas no pensaron cuando se deshicieron de su cámara APS-C para pasarse al sensor FF.

Estamos de acuerdo en que la diferencia de precio entre una cámara APS-C tope de gama y una FF tal vez no sea demasiado elevada; pero el verdadero gasto vendrá a la hora de «calzar» dicha cámara con las ópticas adecuadas: en términos generales las ópticas para FF son mucho más caras que en APS-C, pesan y abultan mucho más y, lo que es peor, nos va a dar la sensación de que no nos acercan lo suficiente al motivo a fotografiar.

El factor de recorte

Técnicamente, al no haber factor de recorte, un objetivo de 200mm en una cámara Full Frame es un 200mm, no hay más. En APS-C ese 200mm cerraría su ángulo de visión para dar el equivalente a un 300mm en Nikon (1,5x) o 320mm en Canon (1,6x); algo que adoran los amantes de los animales salvajes y las competiciones deportivas. Sin embargo, en FF para «acercarnos» al sujeto como en nuestra anterior cámara APS-C tendremos que comprar un 300mm «de verdad» con las consecuencias que esto implica para el bolsillo y la espalda.

Vamos a ver esto empleando como ejemplo dos teleobjetivos fijos con características técnicas similares (AF-S, VR y f/2.8) montados sobre cámaras Nikon:

Teleobjetivo Nikkor 300 mm f/2.8 ED-IF AF-S VR

  • Dimensiones: 268 x 124 mm
  • Peso: 2850 gr
  • Precio aproximado: 5000 euros

Teleobjetivo Nikkor 400 mm f/2.8 G ED AF-S VR

  • Dimensiones: 368 x 159 mm
  • Peso: 4620 gr
  • Precio aproximado: 8000 euros

Como podéis ver, el teleobjetivo de 400mm pesa y cuesta prácticamente el doble que el de 300mm y además es 10 cm más largo. Y la cosa es que en términos de ángulo de visión, el 300mm montado sobre una cámara DX equivaldrá a un 450mm, por lo que ni siquiera con el 400mm montado en nuestra cámara FX podremos acercarnos tanto al motivo a fotografiar. Esto va a dar lugar al síndrome «no estoy lo bastante cerca» que ha afectado a numerosos usuarios que han dado el salto a Full Frame y se han encontrado con un 200mm se queda corto para fotografiar ese gorrión que saldrá volando si damos un paso más.

Además, hay otro «problema» añadido: la gente que pretende encontrar un objetivo todoterreno para FF como los 18-200 que hay en formato APS-C con los que se puede ir a pasar el día con la cámara a cuestas sin mayor problema lo llevan claro. Para conseguir esas distancias focales en FF apenas hay opciones; y de hecho casi lo único que hay en ese sentido es el Canon EF 28-300mm f/3.5-5.6L IS USM que cuesta 2500 euros, pesa 1,7 Kg y es un mostrenco que abulta como un 70-200 f/2.8. Vamos, ideal para ir de excursión a la montaña con la cámara colgada del cuello.

Los objetivos de focal variable para cámaras con sensor de 35mm rara vez alcanzan relaciones de zoom más allá de 3x o como mucho 4x. Ópticas como 14-24 (1,7x), 35-70 (2x), 24-85 (3,5x) ó 70-300 (4,3x) son lo habitual; mientras que en DX es muy común encontrar en el mercado zooms de rango focal 18-135 (7,5x), 18-200 (11,1x) e incluso un 18-270 (15x) fabricado por Tamron.

Conclusión

No hay duda de que una cámara Full Frame da una calidad de imagen impresionante, pero eso no quiere decir que las cámaras con sensor APS-C no tengan su público. De hecho, en el caso de que os gusten las fotografías de naturaleza así como retratar eventos en los que no nos queda más remedio que estar alejados del sujeto principal (partidos de tenis, mítines políticos, aviones despegando…) tenéis en el factor de recorte a un buen aliado, ya que para conseguir distancias focales semejantes en una cámara Full Frame vais a necesitar dos cosas: ser millonarios y estar bastante fuertes.

Evidentemente no seré yo el que os desaconseje la compra de una cámara FF «porque sí», ya que son una verdadera maravilla visual y allá cada uno lo que haga con su dinero; pero sí que os diré que meditéis muy bien si realmente le vais a poder sacar todo el partido posible. Tened en cuenta que en el mundillo de las cámaras réflex son las ópticas y no la cámara las que marcan el límite entre las fotografías que podréis o no podréis hacer; y en Full Frame el dinero que hay que pagar por elevar ese límite aumenta considerablemente.

Variación de la perspectiva en función de la distancia focal

En las dos entradas que hablaban sobre teleobjetivos y angulares así como en aquella en la que repasaba los diferentes tipos de ópticas que se emplean en fotografía os comentaba que según la distancia focal empleada se tienden a comprimir o expandir los planos de la imagen en el eje Z del espacio. Pues bien, para que la explicación sea un poco más visual, he decidido realizar una serie de fotografías en las que se puede apreciar claramente este efecto.

Para ello empleé una extraña escultura que existe en el paseo de Morro de Gos de Oropesa del Mar cuya forma alargada a base de arcos hace que se pueda apreciar perfectamente esto que os digo si se fotografía frontalmente. En todo caso, me gustaría señalar que la compresión de los planos con el aumento de la distancia focal no es tal (obviamente nada cambia de lugar al hacer zoom con nuestro objetivo) sino que no es más que un efecto óptico debido a la variación del ángulo de visión con el que la cámara capta la escena.

La extraña escultura vista desde un lateral

La extraña escultura usada como ejemplo

La fuerza de la costumbre

Los humanos estamos acostumbrados a verlo todo con un ángulo de visión fijo (se supone que de unos 45 grados) y cuando estamos mirando una fotografía tendemos a pensar que está hecha con ese mismo ángulo de visión básicamente por la fuerza de la costumbre. Sin embargo, en caso de que la escena esté captada con un objetivo angular o con un teleobjetivo, la relación de la amplitud de los planos en el espacio con respecto a la distancia a la que los vemos variará con respecto a lo que nosotros acostumbramos a ver, y de ahí el efecto óptico que os comentaba.

Es algo un poco complejo de explicar con palabras, y por eso se me ocurrió hacer las fotografías de ejemplo; pero básicamente consiste en que si pudiéramos estrechar a voluntad nuestro ángulo de visión tendríamos la sensación de que el fondo se acerca al primer plano y justo lo contrario si pudiéramos ensancharlo.

Pasando a la práctica

Bueno, lo que he hecho en las fotografías ha sido tratar de mantener el plano del frontal de la escultura que os decía antes más o menos fijo e ir acercándome a él de tal modo que aunque variara mi distancia a él fuera compensando esa variación con la distancia focal del objetivo. Cuanto más me acercaba, menos distancia focal; y así lo hice en cinco pasos empleando distancias focales sobre sensor DX de 175, 105, 55, 35 y 18 mm representados en otras tantas fotografías.

175mm

175mm

105mm

105mm

55mm

55mm

35mm

35mm

18mm

18mm

¿Veis cómo a medida que voy reduciendo la distancia focal los arcos que conforman la escultura parecen estar más lejanos entre si al igual que la palmera y las sillas que se ven al fondo?

En fin, espero que el «experimento» os haya resultado curioso y os haya ayudado a entender por qué al usar un teleobjetivo todo parece estar más cercano y al emplear un angular el fondo de la fotografía parece estar mucho más lejos de lo que ven nuestros ojos.

* Todos los artículos de este tipo en https://luipermom.wordpress.com/fotografia

¿Cómo se mide la luminosidad de un objetivo?

En todo objetivo fotográfico hay dos parámetros fundamentales grabados en alguna parte de su cuerpo. El primero se refiere a la distancia focal y viene dado en milímetros; pero hay un segundo dato que, pese a ser de vital importancia, mucha gente ignora ya sea por desconocimiento o porque, en general, se hace más hincapié en la distancia focal a la hora de venderle una lente a una persona que no esté habituada a estos temas: la apertura máxima.

Nikkor 18-55 II (frontal)

¿QUÉ ES ESO DE LA APERTURA?

La apertura máxima de un objetivo nos va a dar una idea de lo luminoso que éste puede llegar a ser, ya que se refiere al diámetro máximo que puede adoptar el diafragma; que no son más que unas laminillas que se cierran y se abren en función de los parámetros que les pase la cámara de una forma muy parecida a cómo reaccionan nuestras pupilas ante los cambios de luz.

La apertura expresa una relación entre dos parámetros ópticos; y para un valor de, por ejemplo, 3.5 nos podemos encontrar una representación del tipo f/3.5 (la que suelo emplear yo), en la forma 1:3.5 o directamente con el número 3.5 sin ningún otro acompañamiento. Las tres expresiones quieren decir exactamente lo mismo, pero lo que significan lo veremos dentro de unos párrafos  😉

Trasera Nikkor 50mm 1.8D (f/11)

El Nikkor 50mm f/1.8D visto desde su montura (f/8)

Trasera Nikkor 50mm 1.8D (f/22)

El Nikkor 50mm f/1.8D visto desde su montura (f/22)

El dato que se nos da se refiere a la apertura máxima; pero esto no quiere decir que sea la única, ya que, al menos en las cámaras reflex y las compactas de gama media/alta, vamos a tener muchas otras más pequeñas para elegir a la hora de disparar nuestras fotografías que vienen definidas por la tabla del número f de la que os pongo un extracto bastante significativo en el que aparecen algunos pasos de apertura y los tamaños relativos entre ellos.

aperture_diagram2

Relación entre número f y apertura del diafragma (extraído de Wikipedia)

Un paso  implica un cambio del doble o la mitad en la cantidad de luz que entra por el objetivo. Si nos pusiéramos a calcular las áreas de los círculos representados veríamos que f/2 es exactamente la mitad que f/1.4; pero es el doble que f/2.8 y ocho veces más que f/5.6. Lo que ocurre es que como son variaciones muy grandes las que se dan entre un paso y otro, lo habitual es que en las cámaras actuales los incrementos se produzcan en tercios de paso para que podamos afinar mejor a la hora de componer nuestra fotografía. En la siguiente tabla (extraída de Wikipedia) tenéis todas las aperturas que tendríamos disponibles en una cámara que tuviera un objetivo con apertura máxima de f/1 y mínima de f/22.

tablatercios500

En general, cuanto más bajo sea el número indicado, más luminoso va a ser el objetivo porque mayor va a ser la apertura de su diafragma. En el caso de un objetivo de focal fija (28mm, 50mm, 80mm, 300mm…) se nos va a dar una sola cifra de apertura máxima; pero en el caso de objetivos zoom (18-55mm, 55-200mm…) la mayoría de las veces nos vamos a encontrar con dos dígitos: uno para la distancia más corta y otro para la más larga. Supongo que a estas alturas ya os habréis dado cuenta de que en un objetivo con una apertura f/1.4 entra 16 veces más luz que en uno de apertura f/5.6, con la ventaja que esto implica a la hora de disparar en condiciones de iluminación escasa (teóricamente podríamos pasar de disparar a una velocidad de 1/10″ a 1/160″; aunque luego veremos que no es conveniente usar por sistema las aperturas más extremas).

¿QUÉ SIGNIFICAN ESAS CIFRAS?

Lo que esos números grabados en el objetivo indican no es más que una relación entre la distancia focal y el diámetro de apertura del diafragma de la forma siguiente:

N = distancia focal / diámetro del diafragma

Despejando el diámetro del diafragma en la ecuación anterior vamos a obtener la siguiente expresión:

diámetro del diafragma = distancia focal / N

Es decir, que el diámetro del diafragma va a ser el resultado de dividir la distancia focal entre la apertura. Traducido a ejemplos prácticos nos encontramos con que en un objetivo de 18mm con una apertura de 3.5 significa que el diámetro máximo que puede tomar el diafragma es de 5.14mm; mientras que en uno de 85mm con apertura 1.4 quiere decir que el diafragma se puede abrir hasta abarcar un diámetro de 60.7mm.

Como ejemplo concreto que conozco por mí mismo os puedo hablar del Nikkor AF-D 50mm 1.8 llegado a mis manos hace muy pocos días: su diámetro máximo de diafragma será de 50 / 1.8 = 27.7mm; del mismo modo que el diafragma más pequeño (f/22) será de 2.27mm; existiendo un buen número de aperturas intermedias entre esos dos valores extremos (ver tabla en tercios de paso un poco más arriba).

50mm 1.8D (f/8)

f/11

En el caso de los objetivos zoom os decía antes que hay dos aperturas máximas para los dos valores extremos de distancia focal. Por ejemplo, en el Nikkor AF-S 18-55 3.5-5.6 tenemos que para los 18mm el diámetro máximo del diafragma será de 18  / 3.5 = 5.14mm y para los 55 será de 55 / 5.6 = 9.82mm. La mayor distancia focal implica pérdida de luz debido a la longitud del cuerpo, y por tanto hay que tratar de compensarla mediante una apertura generosa; pero no se puede agrandar demasiado o el objetivo oscurecería las esquinas de la imagen en un efecto denominado viñeteo por la profundidad a la que está el diafragma en este tipo de lentes.

Los objetivos zoom más luminosos suelen ser los que mantienen una apertura de 2.8 a lo largo de todo su recorrido. En el caso del 70-200 2.8 VR que comercializa Nikon a unos 1700 euros, esto nos da unos diámetros máximos de 25mm para la distancia más corta y 71.4mm para la más larga; lo que implica unos elementos ópticos de un tamaño más que considerable para lograr una calidad de imagen prácticamente perfecta. Otro ejemplo extremo de objetivo muy luminoso es el Canon 600mm f/4, cuyo precio es de unos 7300 euros y que deja a los objetivos a los que estamos acostumbrados a la altura de simples juguetes.

fenice

De todos modos, si tenéis tanto dinero que no sabéis en qué gastarlo podéis hacer feliz al dueño de vuestra tienda de fotografía favorita dándole 99000 euros para que os los cambie por un Canon 1200mm f/5.6 que, hasta donde yo sé, es el objetivo más caro del planeta y que, para colmo, acabará con nuestra espalda con sus más de 16 Kg de peso y sus 83cm de largo; ideal para las excursiones al monte, vaya.

Evidentemente, la lente frontal del objetivo (la más grande) ha de tener un diámetro como mínimo del tamaño de la apertura máxima, por lo que en un hipotético (imposible de construir) objetivo de 600mm f/1.2 necesitaríamos una lente frontal (y un diafragma) de… ¡medio metro de diámetro! Además, las aperturas grandes representan un auténtico dolor de cabeza para los ingenieros a la hora de evitar aberraciones cromáticas y otros defectos visuales. Debido a ello, hablando en términos generales, cuanto más grande es la distancia focal de un objetivo más pequeña será su apertura.

LA IMPORTANCIA DE ELEGIR LA APERTURA ADECUADA

Aunque ya salió el tema en una entrada de este verano hablando sobre términos básicos en fotografía, no está demás recordar que un diafragma muy abierto deja pasar mucha luz al sensor y en consecuencia baja el tiempo de exposición. Por el contrario, un diafragma cerrado va a incrementar ese tiempo de exposición porque la cantidad de luz que dejará pasar es menor.

Lo que ocurre es que no todo es tan simple como como esto, pues los diafragmas muy abiertos o muy cerrados conllevan una serie de «daños colaterales» que me gustaría comentaros.

· APERTURAS GRANDES

50mm 1.8D (f/1.8)

AF-D Nikkor 50mm 1.8 con su diafragma a f/1.8

Emplear una apertura grande nos va a ayudar a fotografiar elementos con iluminación débil; sin embargo, debido a una serie de principios ópticos vamos a encontrarnos con que la profundidad de campo (la distancia por delante y por detrás del sujeto enfocado que permanece nítida) es muy pequeña. A la hora de retratar elementos cercanos, con aperturas extremadamente grandes y a distancias focales largas la profundidad de campo puede llegar a ser de apenas un par de milímetros, lo que puede ser muy útil para retratar ciertas cosas pero una pesadilla para elementos móviles o pulsos temblones.

Por otra parte, las aperturas más grandes de un objetivo suelen dar, por lo general, menos nitidez (por el efecto de la dispersión de la luz) que otras algo más pequeñas. En principio, si las condiciones de luz son escasas y no queremos emplear flash dispararemos a la máxima apertura posible, pero siempre que podamos mantener una velocidad de disparo decente deberíamos cerrar un poco más el diafragma.

Os pongo los recortes de dos imágenes tomadas consecutivamente: una a f/1.8 y la otra a f/8 para que podáis ver lo que digo sobre la pérdida de nitidez en las imágenes, ya que si bien en la imagen completa puede no apreciarse con claridad, en una zona ampliada a su resolución original sí que salta a la vista la diferencia entre ambas.

f/1.8

090124_0302

f/8

De todos modos, pese a sus inconvenientes, las aperturas grandes son un bien preciado en fotografía, y prueba de ello son algunos objetivos famosos en la historia de la fotografía como el mítico Noctilux de Leica, el 50mm f/1.0 de Canon o el 28mm f/1.4 de Nikon. Objetivos que se han convertido en pequeños tesoros y cuyo valor ha ido aumentando con los años.

· APERTURAS PEQUEÑAS

50mm 1.8D (f/22)

AF-D Nikkor 50mm 1.8 con su diafragma a f/22

Emplear las aperturas más pequeñas tampoco es la solución a todos nuestros problemas: en el caso de utilizarlas vamos a comprobar cómo se pierde nitidez en la fotografía debido a la difracción de la luz al pasar por un orificio muy pequeño y aumenta la profundidad de campo (un problema si queremos hacer retratos); además, al entrar menos luz por el objetivo el tiempo de exposición va a ser elevado y nos veremos obligados a emplear un trípode para mantener fija la cámara a no ser que la iluminación sea realmente intensa.

· APERTURAS INTERMEDIAS

Por lo tanto, lo que más nos interesa a la hora de lograr una buena fotografía es emplear una apertura intermedia. En el caso concreto del objetivo AF-D Nikkor 50mm 1.8D, aunque no se comporta mal en todo su rango de aperturas, es preferible usarlo a partir de 2.5 si las condiciones de iluminación no son muy favorables y a partir de 4 si tenemos bastante luz. En cualquier caso, tampoco deberíamos subir de 16 si queremos  conseguir una buena nitidez.

Bandada

Sin ir más lejos os muestro sobre estas líneas un ejemplo de nitidez captado con este objetivo que os digo en una apertura intermedia. Estaba en los alrededores de mi barrio buscando algún elemento que fotografiar para ilustrar esta entrada cuando una gran bandada de pájaros pasó por encima de mi cabeza. No tuve mucho tiempo de pensar en la toma ideal, pues los pájaros iban a toda velocidad, de modo que puse el modo de prioridad a la apertura, cerré el diafragma a f/6.3, enfoqué al infinito, apunté al centro de la bandada y disparé. Al llegar a casa y ver la imagen a su tamaño original aluciné de la brutal definición de los pájaros pese a la distancia desde la que está tomada la fotografía. Tened en cuenta que está hecha con un 50mm montado en una cámara DX, por lo que en realidad las aves estaban más altas de lo que parece.

Fijaos en este recorte de la imagen a su resolución original y enteréis lo que os digo sobre la nitidez, ya que no estoy acostumbrado a que elementos tan pequeños se vean tan definidos:

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CONCLUSIÓN

Hasta aquí nuestra breve charla sobre ese parámetro tan importante en cualquier objetivo y que mucha gente no conoce. La próxima vez que queráis comprar una cámara fotográfica o un objetivo para vuestra reflex tened en cuenta que ese simple numerito nos va a abrir o cerrar puertas para hacer ciertos tipos de fotografías además de su clara influencia en la nitidez de la imagen a la hora de optar por una determinada apertura cuando intentemos capturar una instantánea del mundo que nos rodea.

Reconozco que yo mismo ignoraba este concepto primordial cuando me compré mis primeras cámaras; pero ahora que empiezo a saber algunas cosillas más avanzadas de este peculiar mundillo que es la fotografía no quiero perder la oportunidad de compartir estos conocimientos con vosotros, porque es posible que os sean útiles alguna vez.

* Todos los artículos de este tipo en https://luipermom.wordpress.com/fotografia

Cuatro principios básicos sobre fotografía

Aunque hay cientos de cursos realmente completos sobre fotografía en internet y en multitud de libros, no me puedo resistir a hablaros hoy con sencillez sobre algunos aspectos técnicos de la misma que os pueden ayudar a comprender un poco mejor este mundillo tan peculiar y que posee un lenguaje un poco extraño para el que no está acostumbrado a él.

Antes de nada me gustaría deciros que si sois de los que hacéis las fotos en modo automático y no tenéis intención de cambiar vuestra forma de emplear la cámara podéis dejar de leer ya mismo porque dentro de un rato os habréis dado cuenta de que habéis leído un rollo de cuidado y os habéis quedado igual que al principio. De cualquier modo también os digo que si no empleáis el resto de modos con los que suelen contar la mayoría de cámaras actuales no le sacaréis ni el 20% de sus posibilidades. El modo automático es muy útil para disparar fotografías sin preocuparse de más, y de hecho lo suelo usar en cumpleaños y ocasiones en las que no le vas a pedir a la gente que se espere unos segundos para ajustar tiempos de exposición, aperturas y demás, pero es algo así como usar un coche con cambio automático: es cómodo y suele funcionar bien, pero es él y no el piloto quien toma las decisiones.

Sin embargo, si os gusta el mundillo de la fotografía y queréis conocer algunos parámetros fundamentales que influyen decisivamente a la hora de captar lo que hay delante del objetivo creo que este artículo os resultará interesante y puede que os de alguna idea para la próxima vez que salgáis con vuestra cámara. ¡Empezamos!

1. APERTURA

El valor de apertura indica lo abierto o cerrado que está el diafragma del objetivo en el momento de disparar la fotografía. Viene indicado por una cifra que oscilará en diversos pasos entre un valor mínimo (máxima apertura del diafragma) y un valor máximo (que representa la apertura más pequeña). En el caso concreto de mi Konica Minolta Dimage Z2 esos valores son 2.8 y 8.0 con más de una decena de valores intermedios; pero en cámaras de mayor tamaño (por ejemplo en las réflex) veréis que ambos valores pueden irse todavía más a los extremos.

Hay un factor muy importante controlado por la apertura del diafragma: la profundidad de campo, que es la distancia por delante y por detrás del motivo enfocado que se verá nítida en la imagen final. Si queremos realizar un retrato con el fondo desenfocado debemos abrir mucho el diafragma empleando un valor bajo de apertura, mientras que si lo que queremos inmortalizar es un paisaje lo ideal será emplear un valor elevado (diafragma bastante cerrado) para que así obtengamos nitidez en la mayor parte de los elementos fotografiados.

Vamos a ver esto con un ejemplo empleando para componer las imágenes una simpática muñeca “Matrioska” (esas figuras rusas que se encajan unas dentro de otras) y un típico fondo playero de apartamentos.

F 3.2

Apertura f/3.2

En la primera de las fotografías he empleado una apertura del diafragma de f/3.2, de tal modo que el fondo aparece bastante desenfocado.

F 8.0

Apertura f/8

En la segunda el valor de apertura es de f/8.0, que es el máximo que me permite esta cámara y con el que se puede apreciar cómo el fondo aparece algo más nítido que en la anterior. Este efecto es mucho más acusado en cámaras réflex por el mayor tamaño del sensor y también por diversos parámetros ópticos que se derivan del mismo motivo y que iremos viendo en futuros artículos.

2. TIEMPO DE EXPOSICIÓN

Lo que este parámetro controla es el tiempo que el objetivo va a permanecer abierto durante la captura de la imagen. Sus valores suelen oscilar entre menos de una milésima de segundo y varios segundos. Como es lógico, valores elevados harán que más luz llegue hasta el sensor de la cámara y por lo tanto más clara sea la fotografía.

El problema de los valores altos de exposición es que ante el más mínimo movimiento de la cámara la fotografía quedará borrosa. Se supone que hasta 1/50 segundos (o si tenemos buen pulso a 1/30) una imagen puede quedar nítida si mantenemos la cámara firmemente sujeta mientras disparamos. A velocidades más lentas se va a hacer necesario el uso de un trípode para asegurarnos de que la cámara no se mueva absolutamente nada.

Volvamos a coger la cámara para ilustrar esto:

Barrido 1/1000

Exposición de 1/1000 seg

En esta primera imagen he empleado un tiempo de exposición de una milésima de segundo mientras hacía un barrido de izquierda a derecha. Al ser una exposición tan breve el movimiento ha quedado bastante congelado (de un modo similar a las gotas de agua de hace unos días).

Barrido 1/50

Exposición de 1/50 seg

Sin embargo, en esta segunda imagen he usado un tiempo veinte veces más bajo (dos centésimas de segundo) para realizar el mismo barrido. Como veis, la imagen resulta considerablemente más borrosa que la primera.

3. SENSIBILIDAD ISO

La sensibilidad ISO es la capacidad que tiene el sensor tiene para captar la luz de forma similar a cómo hacían los carretes fotográficos de hace años; sólo que en este caso podemos variarla a voluntad. Cuanto más alto es el valor ISO más facilidad por parte del sensor para captar la luz que le llega a través del objetivo; y claro, podríamos pensar que la táctica a emplear es poner siempre el mayor valor posible. Sin embargo siempre hay algo que sacrificar, y un valor alto va a hacer que aparezca más ruido en la imagen, por lo que siempre debemos buscar un compromiso intermedio entre sensibilidad y ruido.

Vamos a ver con un sencillo ejemplo qué es eso del ruido en las imágenes y cómo varía en función del valor ISO empleado.

Matrioska ISO 50

ISO 50

En esta primera fotografía he empleado el valor ISO más bajo posible. A estos niveles el ruido no es apenas apreciable.

Matrioska ISO 400

ISO 400

Sin embargo, a ISO 400 el ruido se hace patente en ciertas zonas de la imagen; sobre todo en la parte gris de la cabeza de la muñeca, de la cual podéis ver una ampliación 1:1 a continuación.

detalle matrioska iso 400

ISO 400 (detalle)

¿Entendéis ahora por qué hemos de evitar valores ISO altos por sistema? Un ISO demasiado elevado puede no notarse demasiado si vemos la imagen a pequeño tamaño en la pantalla del ordenador, pero una ampliación en papel puede revelar importantísimos defectos en los colores de la composición.

4. DISTANCIA FOCAL

Si no queréis liaros demasiado con este parámetro (es el más “raro” de todos) podéis considerarlo como el nivel de zoom óptico empleado a la hora de realizar la fotografía. Según el objetivo de la cámara utilizada puede tener consecuencias en la luminosidad que llega hasta el sensor; pero como os digo esto depende de la cámara u objetivos empleados, y si en mi antigua Canon lo notaba mucho, en la actual Konica Minolta el efecto es apenas perceptible (cosa que agradezco).

En definitiva, lo que se modifica con la distancia focal es el ángulo de visión del objetivo, por lo que empleando distancias focales pequeñas tendremos una perspectiva de la escena muy amplia mientras que una distancia focal elevada hará que nos centremos sobre una pequeña zona del encuadre.

Lo más curioso del empleo de diferentes distancias focales es la variación de cómo percibimos los objetos en primer plano y de fondo. Si recurrimos de nuevo a nuestra particular “Matrioska” vamos a ver que el edificio del fondo varía su tamaño considerablemente en función de la distancia empleada.

38mm

38mm

En la primera imagen he tomado la fotografía a pocos centímetros de la muñeca de tal modo que todo parece proporcionado y muy similar a cómo lo vemos con nuestros ojos.

380mm

380mm

Para la siguiente me he alejado lo suficiente como para que con el empleo de la distancia máxima quede del mismo tamaño para que se aprecie mejor la distorsión del fondo del escenario.

Bien, una vez presentados y conocido lo básico de cada uno de los parámetros anteriores vamos a meternos en la “chicha” de la fotografía, que es la sabia combinación de todos ellos para conseguir la mejor fotografía posible dentro de la situación ambiental que tenemos delante de nuestras narices:

Si queremos captar la mayor luminosidad posible de una escena tenemos las siguientes opciones:

  • Emplear la mayor apertura del objetivo posible. Lo malo es que esto nos va a limitar en la profundidad de campo disponible.
  • Usar un tiempo de exposición elevado. El problema es que si no disponemos de un trípode la fotografía va a aparecer borrosa.
  • Poner la sensibilidad ISO a un valor elevado. El contratiempo va a ser que el ruido en la imagen va a ser apreciable.

Por lo tanto, la ventaja de conocer estos parámetros es que bajo unas condiciones dadas podemos rápidamente pensar en cómo modificarlos para no “destrozar” mucho la imagen y a la vez conseguir más o menos la escena que pretendíamos captar.

Por ejemplo, en el caso de un paisaje de montaña al atardecer vemos que si disparamos en automático la imagen queda demasiado oscura, así que nos vamos al modo manual (es el que permite tocar todos los parámetros anteriores y algunos más) para colocar una apertura intermedia, un tiempo de exposición de 1/100 segundos, y la sensibilidad ISO en 400. La cámara nos dice que la fotografía sigue siendo oscura, así que como no tenemos trípode subimos el tiempo de exposición a 1/60 segundos.

Disparamos y la imagen todavía no está lo suficientemente clara, pero al no disponer de un trípode no podemos bajar más el tiempo de exposición. También podríamos subir la sensibilidad a 800 ISO, pero entonces empezaría a aparecer un apreciable ruido que daría al traste con nuestra imagen.

La única posibilidad que nos queda es emplear una apertura más grande de modo que entre más luz al objetivo. Si inicialmente era 6.3 probamos a bajarlo a 5.0 y cuando volvemos a realizar un disparo de prueba observamos que por fin la imagen está tal y como queríamos en un primer momento. Hemos sacrificado un poco de profundidad de campo, pero al menos hemos obtenido una buena imagen sin necesidad de emplear un trípode y obteniendo un resultado bastante majo en términos generales; cosa que nos hubiera sido imposible empleando el modo automático de la cámara.

Y con este ejemplo hemos llegado al final de esta primera lección. ¿Os ha gustado? 😉

* Todos los artículos de este tipo en https://luipermom.wordpress.com/fotografia