Siempre me ha gustado mucho la fotografía macro y de hecho en los últimos tiempos, gracias a mis reviews de linternas, he usado intensivamente el Tamron 90 mm montado en mi Nikon D300. Gracias a ello he podido mostraros detalles micúsculos que de otro modo no podría haber fotografiado con la calidad que quería.
Y el caso es que aunque estoy más que contento con el conjunto que os acabo de describir, a medida que voy cumpliendo años cada vez me da más pereza salir con un equipo grande y pesado para fotografiar el mundo que me rodea, prefiriendo algo más manejable aunque a priori pueda perder algo de calidad de imagen.
Es en ese punto donde se me ocurre hacerme con un objetivo macro para mi ya veterana Olympus E-PL1, pues dispongo para ella de zooms entre 14 y 42 mm (el objetivo que trae de serie) y entre 40 y 150 mm además de un 14 mm fijo f/2.5 que me gusta mucho para fotografía urbana. Sin embargo, no podía hacer macro con esta cámara… hasta ahora.
Aspecto externo
Una vez más, lo primero que sorprende de los objetivos para el formato micro 4/3 es su tamaño y su peso: acostumbrado a los objetivos Nikon, estando diseñado alguno de los que tengo para formato Full Frame, el pequeño 30 mm macro de Olympus es un peso pluma que cabe en la palma de la mano. No llega a los extremos de portabilidad del 14 mm de Panasonic pero hay que reconocer que es una pequeña maravilla.
Más allá de sensaciones, para describirlo os diré que tenemos un barril de plástico con un amplio anillo de enfoque, una parte engrosada con un relieve que facilita su agarre que es la que queda pegada al cuerpo de la cámara cuando lo montamos y un fontal en el que destaca una pupila de entrada de poco diámetro en comparación con el diámetro del barril.
La montura por su parte es metálica, lo que ayuda a que el objetivo quede firmemente fijado a la cámara, y esto en comparación con los objetivos de montura plástica se nota en el tacto a la hora de cambiar de óptica. Una vez que escuchamos el click que anuncia que el objetivo está colocado en su sitio no se mueve ni un milímetro aunque lo forcemos en uno u otro sentido.
El objetivo no tiene ningún tipo de control incorporado (enfoque manual/automático, limitación de rango de enfoque, etc) más allá del anillo de enfoque, por lo que una vez montado en la cámara todo se maneja a través de los controles de la cámara.
Características técnicas
Como suelo hacer en este tipo de artículos, os enumero a continuación los datos técnicos del objetivo para que os hagáis una idea de lo que puede ofrecer:
- Formato: m4/3
- Distancia focal: 30 mm (60 mm en equivalente a 35 mm)
- Construcción: 7 elementos en 6 grupos. 2 elementos asféricos, un elemento de baja dispersión
- Ángulo de visión: 40 grados
- Tipo de enfoque: automático con motor ultrasónico y compatible con vídeo
- Distancia mínima de enfoque: 9,5 cm
- Ratio máximo de ampliación: 1.25x (2.5x en equivalente 35 mm)
- Diafragma: 7 palas redondeadas
- Apertura máxima: f/3.5
- Apertura mínima: f/22
- Diámetro de filtro: 46 mm (no gira cambiando el enfoque)
- Dimensiones: 57 mm (diámetro) x 60 mm (largo)
- Peso: 128 gramos
Uno de sus aspectos más destacables es que el ratio de ampliación es de 1.25x cuando lo habitual en este tipo de objetivos es que sea de 1x; lo que implica que a la distancia mínima de enfoque sobre el sensor de la cámara el objeto a fotografiar se va a proyectar a un tamaño un 25% mayor que el que tiene realmente y eso nos va a ayudar a distinguir mejor aquellos detalles que queremos mostrar.
Calidad de imagen
Si bien la calidad de las fotografías que obtenemos con este objetivo en la E-PL1 no es mala en absoluto, si lo comparamos con lo que logramos con el conjunto de Tamron 90 + Nikon D300 vemos que se queda un poco atrás. Cierto es que como ya os dije hace tiempo, con la Olympus disparo siempre en JPG y con la D300 lo hago en RAW, por lo que en ese caso en postproducción puedo sacar más información y más calidad de la imagen original. Aun así, como os decía al inicio de este párrafo, creo que la calidad que ofrece este objetivo es más que decente, sobre todo teniendo en cuenta su ligereza, su tamaño y la inmediatez de resultados que obtengo al prescindir del procesado posterior.
Lo que observo es que las zonas desenfocadas quedan algo emborronadas y sin la sensación de fundirse como queso que tiene el Tamron en la cámara con montura F. Aun así, los mejores resultados los conseguimos (como en cualquier rama de la fotografía) con una adecuada iluminación. Si tiráis de ISOs altos veréis que las imágenes no quedan nítidas del todo porque el ruido no es muy evidente pero se nota que está ahí disminuyendo la nitidez global de la imagen.
Es mucho mejor que trabajemos con una iluminación potente al ISO nativo de la cámara y disparando a aperturas intermedias para maximizar así la capacidad del objetivo de captar el detalle de las cosas.
De hecho, las primeras pruebas las hice en interiores sin iluminación auxiliar y la verdad es que me hicieron torcer un poco el gesto, pero al día siguiente bajé a la calle después de comer a fotografiar aquellos detalles que me llamaran la atención y ahí sí que empecé a ver que había hecho una buena compra porque luego en el ordenador es cuando me di cuenta de que la calidad de esas imágenes en exterior era bastante mejor.
Una cosa que debemos tener en cuenta es que al tener una distancia mínima de enfoque de tan sólo 9,5 cm con respecto al sensor de la cámara, para conseguir el ratio de magnificación de 1,25x tendremos que situar la lente frontal del objetivo a apenas un par de centímetros del objeto a fotografiar, de modo que es más que posible que nosotros mismos provoquemos sombras precisamente por la proximidad a la que nos situamos.
En tal caso, una buena iluminación lateral (ya sea con la posición del sol respecto al motivo o con alguna fuente de luz auxiliar) ayudará a que no se generen esas antiestéticas sombras que os digo.
En cuanto a la profundidad de campo, como en todo objetivo macro éste es un tema muy crítico a la hora de mostrar algo, pues es fácil que quede ligeramente borroso si no clavamos el plano de enfoque; aunque entre que el objetivo es de 30 mm y que el sensor de la cámara es algo más pequeño que un APS-C como los de las reflex de Nikon, Sony y Canon aquí tenemos algo más de margen.
En términos generales, y al igual que hago con mi D300, mi consejo es que paséis del autofocus y en fotografías macro empléis el enfoque manual; algo a lo que ayuda en las cámaras Olympus la ampliación digital en pantalla de hasta 10x de la zona de la fotografía que queráis. Además, el anillo de enfoque de este objetivo es muy progresivo, de modo que no os costará clavarlo en el punto que queráis.
Es un macro, pero no se queda sólo en eso
Aunque estamos hablando de un objetivo de tipo macro, no quiere decir que sólo podamos enfocar a cosas que estén a apenas unos centímetros delante de la cámara, sino que al fin y al cabo es un 30 mm en formato m4/3 con todo lo que esto implica. De hecho, una ventaja de los objetivos macro es que suelen ser muy nítidos, carentes de deformaciones y con pocas aberraciones cromáticas, y este Olympus no es una excepción.
Además del uso principal para el que está concebido lo he empleado también para hacer algún retrato, fotogafía de paisaje urbano… Lo único malo es que su apertura máxima es de f/3.5 que no es mucho para una focal fija; pero aun así es suficiente para desenfocar los fondos si nos acercamos lo suficiente al sujeto principal (en este caso la distancia mínima de enfoque nunca va a ser un problema).
Un 30 mm es una focal muy natural en una cámara m4/3 y la perspectiva que da se parece bastante a la del ojo humano. De hecho, si os fijáis en las fotos que he hecho por las calles con esta óptica veréis que se parece mucho a lo que observamos cuando estamos dando una vuelta por ahí.
Conclusiones
Como os he comentado a lo largo del artículo, la virtud de ese objetivo es que nos permite disponer de un 30 mm muy nítido y un objetivo macro muy capaz a un coste contenido (su precio oficial es de 269 €, pero a poco que busquemos podemos encontrarlo por debajo de los 200 €) y sin penalizar ni en peso ni en tamaño. Lo considero, por tanto, una buena óptica para llevar en la cámara a la hora de dar un paseo con buena luz y poder captar tanto el paisaje que nos rodea como aquellos pequeños detalles que nos vamos encontrando.
Imágenes de ejemplo
Os dejo por aquí algunas fotografías más captadas con el objetivo que hoy analizamos montado en la Olympus E-PL1. Como ya os he comentado antes, aunque dispone de la opción de formato RAW, con esta cámara disparo exclusivamente en JPG de modo que las imágenes que ilustran este artículo no tienen ningún tipo de postprocesado.
Otras reviews (en inglés)
Os dejo con algunos artículos que han aparecido en otros rincones de internet por si queréis ampliar información de este objetivo que, como os digo, guarda un buen compromiso entre calidad, precio y ligereza.
* Todos los artículos de este tipo en https://luipermom.wordpress.com/fotografia