Rincones: Cantabria

Como os decía en la entrada del noveno aniversario del blog, de un tiempo a esta parte me centro más en mostraros imágenes y narraros experiencias que en hablar de fotografía pura y dura a nivel técnico; y ya os adelanto que el de hoy es otro de esos artículos basados en la luz que llega al sensor de mi cámara (la Olympus E-PL1 en este caso) mientras paso unos días de vacaciones con mi chica por algún rincón de España.

Dado que ya habíamos visitado Galicia y Asturias, siguiendo una especie de orden geográfico natural en esta ocasión nos decantamos por Cantabria (y ya os podéis imaginar cual será nuestro próximo destino) pero sin obsesionarnos con ver muchas cosas en poco tiempo.

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Digo esto porque una vez estuvimos un par de días en Barcelona pretendiendo visitar un montón de lugares y lo único que conseguimos fue ir a toda prisa de aquí para allá mirando el reloj y sin disfrutar de la ciudad. Aquello marcó un punto de inflexión en nuestros viajes y desde entonces buscamos un «campamento base» y desde allí vamos haciendo las excursiones que nos van apeteciendo y cuadran con nuestro ritmo de vida.

En en este caso hemos estado alojados en Santillana del Mar; localidad muy próxima a Torrelavega y, para nuestro gusto, realmente bonita. Casco histórico con calles empedradas, casas con balcones de madera, tiendas de productos típicos y muchos rincones con encanto situados en las afueras.

Ya que estábamos allí no podíamos dejar de visitar las cuevas de Altamira. Bueno, en realidad su reproducción, ya que la original fue cerrada a finales de los 70 debido a que la enorme afluencia de visitas estaba degradando a toda velocidad sus espectaculares pinturas rupestres.

Una de las ciudades que más nos gustó fue Comillas. Una de esas excursiones improvisadas sobre la marcha y que nos sorprendió gratamente tanto por su localización junto al mar como por sus bellos y pintorescos edificios, dentro de los cuales nos fascinó especialmente «El capricho de Gaudí»: una casa llena de detalles curiosos encargada por un afamado abogado de la ciudad al genial arquitecto.

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También destacaba especialmente (aunque no nos dio tiempo a acercarnos) una casa de aspecto de cuento situada en lo alto de una colina que traté de plasmar en la lejanía con ayuda de mi teleobjetivo. No sabemos si era visitable o no, pero me quedé con ganas de acercarme por allí para echar un vistazo más de cerca; de modo que nos lo dejamos apuntado en nuestra lista de tareas por si algún día volvemos a pasar cerca de Comillas.

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Potes fue otra de esas localidades que nos dejaron un muy buen sabor de boca. Cuando entras al pueblo no parece ser gran cosa, pero a medida que vas caminando y te adentras en su casco histórico te encuentras con que el río que lo atraviesa está surcado por puentes de estilo medieval que dan al lugar un aspecto de lo más pintoresco.

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Allí aprovechamos para comer y hacer la compra; y al iniciar el camino hacia nuestro siguiente destino grabé desde el techo del coche con una Polaroid Cube un time-lapse (8x) del trayecto entre las localidades de Potes y Panes a través del desfiladero de La Hermida. Un recorrido entre montañas siguiendo el curso de un río en el que hay que ir despacito por la cantidad de curvas y estrechamientos que nos vamos encontrando. El vídeo dura poco más de cuatro minutos y espero que os guste.

Tras algo menos de una hora llegamos a San Vicente de la Barquera. Una localidad costera con puerto y una iglesia en lo alto de una colina (si algo me ha quedado claro de cantabria es que siempre estás subiendo o bajando porque no hay más de 100 metros seguidos de terreno llano) desde la cual se divisaban unas bonitas vistas. Tras una vuelta por todo el pueblo nos tomamos un chocolate con churros para reponer fuerzas y emprendimos viaje de regreso a casa.

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Por último, también visitamos otra cueva quizá no tan famosa como Altamira pero también extremadamente bella: la cueva del Soplao. Una galería minera que enlaza con una enorme cavidad natural excavada por el agua llena de estalactitas y estalagmitas que en algunas zonas parecen desafiar a la gravedad y que, por supuesto, estaba prohibido fotografiar.

Os recomiendo la visita a la cueva porque os va a sorprender muy gratamente y lo que sí os puedo mostrar es una vista del paisaje que se desde su entrada, ya que se encuentra en la cima de un monte en las cercanías de la localidad de Celis desde donde se divisa un paisaje muy típico de esta zona.

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Y a grandes rasgos esto es lo que dio de si nuestro viaje. Cuatro días muy aprovechados en los que además nos hizo un tiempo estupendo. No sé cómo lo hacemos, pero en todas las ocasiones que hemos visitado el norte de España apenas nos ha llovido rompiendo con el tópico de que por esas latitudes hay que ir siempre con paraguas, chubasquero y botas de agua.

Regresamos hace muy pocos días de las tierras cántabras, pero ya estamos deseando coger de nuevo carretera en cualquier dirección para seguir descubriendo rincones con encanto.

Rincones: Pazo de Oca (Pontevedra)

No muy lejos de Santiago de Compostela existe una finca a la que algunos llaman «El Versalles gallego» que destaca por la belleza de sus jardines. Y es que el Pazo de Oca es un idílico lugar en el que mi chica y yo pasamos una tarde entera caminando por sus rincones y que hoy me gustaría daros a conocer a través de algunas fotografías que hice aquel día.

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Tras acceder al recinto, un patio bastante sencillo os dará la bienvenida y una vez curioseados sus recovecos pasaréis a través de una puerta junto a una fuente para dar a la zona principal del pazo: unos grandes jardines con caminos llenos de parras, un estanque con patos y cisnes de lo más bucólico, zonas con flores de muy diversos colores…

150710_185800150710_195348Como podéis ver en las imágenes, el agua es uno de los puntos fuertes de este lugar; y es que estando en el norte de España no tendréis ocasión de ver muchos secarrales, cauces sin agua y cosas similares como sí ocurre en lugares situados en la mitad sur de la península (especialmente durante el mes de julio, que es cuando estuvimos por allí).

150710_191441150710_190612Creo que no os he comentado que la entrada al Pazo de Oca cuesta seis euros y os da derecho a campar a vuestras anchas por los jardines. Si queréis ver el interior del pazo, tendréis que contratar una visita guiada; cosa que nosotros no hicimos (así que no sé deciros si merece la pena o no).

150710_184107150710_191410Después de la maravillosa visita a las Islas Cíes que realizamos unos días antes, pensábamos que ya nada nos iba a sorprender en aquellas tierras; pero reconozco que estábamos equivocados y la visita a este lugar tan especial nos gustó casi tanto como aquellos paseos entre acantilados y gaviotas.

Si estáis cerca de Santiago de Compostela y tenéis ganas de visitar un lugar con un encanto especial, el Pazo de Oca es una opción de lo más recomendable.

150710_190052¡Nos leemos!

Rincones: Islas Cíes (Pontevedra)

Creo que fue un brote de síndrome de Stendhal, porque según el barco se iba arrimando al embarcadero yo sólo era capaz de decirle a mi chica: «¡Pero peroooooo… mira el agua. Y mira la arena, qué blanca es… Diossssss, es que el agua parece de cristal… Fíjate cómo se ven las rocas del fondo… y los peces… Míralos, pero míralooooooos!» 150709_160004Tenía la sensación de estar en una playa del caribe; con la vegetación y la arena fundiéndose en una delgada línea y un agua tan clara que parecía sacada de un videojuego. Ya me habían dicho que las islas Cíes me iban a gustar, pero no creí que la cosa iba a ser para tanto. Y lo que más sorprende al visitante que para llegar a este paraíso terrenal tan sólo hay que tomar un barco en el club náutico de Vigo que nos dejará en la isla en menos de 45 minutos y que nos costará (ida y vuelta) entre 10 y 18 euros por persona dependiendo de la naviera que elijamos.

Pero bueno, retomando el hilo de mis recuerdos de aquel día, una vez superada mi euforia inicial llegaba el momento de tomar decisiones: hay en la isla varias rutas para realizar y disponíamos de unas seis horas antes de que zarpara el barco que nos devolvería a Vigo, de modo que tampoco podíamos entretenernos mucho. 150709_154110_01 Decidimos tomar la ruta de los faros y sobre la marcha decidir si subíamos al faro principal o bien nos desviábamos a uno secundario que no tenía tanto desnivel y, por tanto, se podía llegar a él en menos tiempo. La ruta no es que fuera especialmente larga ni complicada; pero dado que eran las horas centrales del día y que aquella jornada hacía un calor especialmente intenso para ser tierras gallegas preferimos no arriesgar y visitar el faro «pequeño». 150709_151654No quiero alargarme mucho en mis descripciones porque este tipo de entradas son principalmente gráficas; pero sí os diré que nos íbamos sorprendiendo y maravillando a partes iguales a medida que íbamos recorriendo la isla. Playas paradisíacas, embarcaderos de cuento, vistas maravillosas de las islas vecinas, gaviotas sobrevolando nuestras cabezas… Recuerdo especialmente cuando a las tres de la tarde, cansados ya de caminar, nos sentamos en una roca a la sombra de unos árboles y allí nos pusimos a comer unos bocadillos que nos supieron a gloria. Luego, ya con ánimos renovados, emprendimos el tramo final hacia el faro. Un tramo en el que no había sombra en la que cobijarse a esas horas de la tarde. 150709_132332La verdad es que mereció la pena visitar el faro pequeño viendo el infierno de rampas que dan acceso al faro principal. Obviamente la vista desde aquella elevación debía de ser espectacular; pero desde nuestra privilegiada posición estábamos muy cerca de la isla sur (a la cual sólo se puede acceder en barco privado o bien con unas barcas que salen desde la propia isla principal) y la perspectiva desde allí era muy muy bonita a costa de invertir mucha menos energía en llegar al final de la ruta. 150709_151909 El camino de regreso fue el mismo que el de la ida pero en sentido inverso; sólo que esta vez el sol empezaba a estar ya más bajo y las playas estaban todavía más radiantes de luz y de color. Prueba de ello son las fotos que tenéis a continuación y que intentan plasmar lo que vimos aquel día inolvidable. 150709_155711150709_135713 Por último, al llegar ya a las cercanías del embarcadero y viendo que todavía nos quedaba casi una hora para que saliera nuestro barco, optamos por pasar un rato en la playa y refrescarnos en aquellas aguas que tanto nos llamaban la atención. Volvimos a nuestro alojamiento con la sensación de haber vivido un día fantástico y de haber descubierto un rincón que había elevado (y mucho) el listón de los lugares visitados. Va a ser complicado descubrir un sitio con más encanto que las islas Cíes, pero estoy seguro de que al final lo lograremos. 150709_125743150709_171435 ¡Nos leemos!

Rincones: Parque Juan Carlos I (Madrid)

Al Parque Juan Carlos I nunca puedo decirle que no. Da igual la época del año, el clima o las circunstancias que me rodeen en ese momento. Me gusta perderme por sus infinitos rincones y disfrutar de ellos ya sea a pie, en bicicleta, patinando (aunque esto es algo en lo que me estoy iniciando) o, como en esta ocasión, haciendo fotografías.

Parque Juan Carlos I (Madrid)

En principio no quería enrollarme mucho dando datos sobre el parque, pero precisamente buscando algo de información en internet me he dado cuenta de que en realidad lo que hay escrito sobre este pedacito de Madrid es bastante poco y además está muy deslavazado; de modo que voy a tratar de contaros algunas cosas curiosas sobre este lugar mezcladas con mis propias impresiones y algunas imágenes que he captado durante mi última visita.

Ubicación, extensión y servicios añadidos

El parque Juan Carlos I es el segundo en extensión de la ciudad de Madrid, sólo superado por la Casa de Campo. Con sus 220 hectáreas situadas en el distrito de Barajas (zona Este de la capital) representa un auténtico pulmón para una región de Madrid que se había desarrollado considerablemente en la década de los 80 con la construcción de Ifema y los numerosos edificios de oficinas del «Campo de las Naciones», pero que más allá de estas edificaciones aquella era una zona de Madrid anclada en tiempos pasados y con cierto aire de abandono, de modo que con este parque se le quería dar un soplo de modernidad urbana al distrito.

Parque Juan Carlos I (Madrid)

Comentaros también que el parque cuenta con algunos servicios añadidos como el préstamo gratuito de bicicletas, la ruta (también gratuita) que un tren realiza por el anillo principal así como un amplio aparcamiento de libre acceso y un auditorio al aire libre.

Por si no lo sabéis, en el Juan Carlos I podéis realizar algunas actividades que en principio uno no está acostumbrado a ver en Madrid pero que aquí se han convertido ya casi en tradición. Una de las más curiosas es que en las explanadas que hay cerca de la entrada principal durante los fines de semana encontraréis bastante gente volando cometas de las más diversas formas y tonalidades.

Parque Juan Carlos I (Madrid)

Del mismo modo, en dichas explanadas podéis acercaros en verano a cenar un bocadillo cómodamente sentados en la hierba o, como ya hemos hecho un par de veces mi chica y yo, llevar un portátil para ver una película al frescor de la noche. Actividades que, como os digo, parecen más propias de un lugar de playa pero que en este rincón de Madrid podéis practicar con total libertad.

Historia del parque Juan Carlos I

Este parque se inauguró en el año 1992 con motivo de que Madrid fuera designada capital europea de la cultura. Sí, aunque mucho menos sonado que los JJOO de Barcelona y la «Expo» de Sevilla, Madrid también tuvo su ratito de gloria aquel año inolvidable.

La verdad es que recuerdo aquella época como la de las grandes obras (viaductos, instalaciones deportivas, trasvases, túneles, urbanizaciones infinitas…) y la del parque Juan Carlos I también debió de ser de las gordas pues duró tres años; aunque por desgracia no tuve ocasión de verla con mis propios ojos porque, sencillamente, era una zona de Madrid que por aquel entonces ignoraba por completo.

Parque Juan Carlos I (Madrid)

Por lo que he podido leer, el parque se asienta sobre unos terrenos que en la década de los ochenta estaban un poco dejados de la mano de Dios y cuyo único elemento reseñable era un olivar centenario (el llamado «Olivar de la Hinojosa») que a la hora de proyectar las instalaciones se decidió respetar (de ahí que buena parte de la zona central esté tapizada de esta especie de árbol tan típicamente nuestra).

Parque Juan Carlos I (Madrid)

Durante los tres primeros años de funcionamiento pasaron por el parque millón y medio largo de personas, lo que da una idea de su éxito entre los madrileños. Recuerdo haber ido con mis padres en aquellos tiempos de mediados de los 90 algún domingo por la mañana cargando con mi bicicleta en el maletero y haberme agotado dando vueltas por los inumerables caminos del parque que, sumados todos, dan un total de 13 kilómetros.

Las esculturas

Dispersas por el parque se encuentran diecinueve esculturas de estilo abstracto y diversas temáticas. Muchos conoceréis esa que consiste en unos dedos blancos que salen de la tierra, pero hay otras muchas que os animo a descubrir por vosotros mismos dando un paseo que, por lo separadas que están unas de otras, tendrá que ser bastante extenso.

Parque Juan Carlos I (Madrid)

La que os muestro sobre estas líneas es una de las menos conocidas, ya que está en un rincón del parque poco transitado y no llama demasiado la atención al transeunte, que al pasar por allí tiende a fijarse más en las piraguas que hay por el canal circular o el bonito puente que lo atraviesa. Por lo que he podido saber, se trata de un homenaje a Galileo Galilei y me gusta especialmente por su mezcla aparentemente caótica de líneas rectas y curvas.

Sin embargo, estoy seguro de la que os voy a mostrar a continuación sí que os resulta mucho más familiar, pues es, sin duda, la más conocida de las diecinueve que pueblan el lugar.

Parque Juan Carlos I (Madrid)

Efectivamente, esa especie de donut de color rojo intenso situado a final de una rampa de bloques de granito es la escultura correspondiente al llamado «Espacio México», la cual se erige en un lugar visible desde casi cualquier lugar del parque y que, por tanto, llama la atención de todo el que se acerque a dar una vuelta por allí.

Además de estas dos esculturas que os muestro en estas fotografías tenéis 17 más repartidas por las 160 hectáreas del parque, de modo que os animo a que tratéis de localizarlas dando un paseo porque hay algunas que merece la pena contemplar con atención (no os perdáis «Fisiocromía para Madrid» porque es otra de mis favoritas pese a que en esta ocasión no la he plasmado en mis fotografías).

El agua

Os hablaba hace un momento de un «canal circular», y es que hay un anillo de aproximadamente un kilómetro de diámetro que divide el parque en dos partes (exterior e interior) que en su mayor parte discurre paralelo a una ría que consiste en un canal con algo de desnivel, dos estanques en sus respectivos extremos y unas bombas que elevan y trasladan el agua entre los estanques para volver a iniciar su recorrido.

Parque Juan Carlos I (Madrid)

En el parque Juan Carlos I el agua es un elemento muy importante, ya que además de este canal que os comento, hay unos chorros de agua que salen del suelo donde en verano siempre hay niños jugando, un embarcadero donde actualmente hay un barco que en tiempos recorría el canal, numerosos cauces por los que se desvía el agua de la ría principal para ornamentar algunas zonas…

Como os digo, se trata de un elemento al que se recurre en muchos rincones y que da al lugar un aire muy especial. De hecho, en el parque hay unos 130000 metros cuadrados de lámina de agua, lo que os dará una idea de su papel protagonista.

La estufa fría

Parque Juan Carlos I (Madrid)

La estufa fría es un invernadero situado cerca del centro geográfico del parque que contiene multitud de especies arbóreas y arbustivas. Yo no entiendo mucho de plantas y no sería capaz de ponerme a describir subespecies y familias; pero sí os puedo decir que en este lugar la vegetación prácticamente nos rodea (hay zonas de bambú realmente densas) y hay una marcada tranquilidad que nos invita a permanecer un rato contemplando el lugar.

Parque Juan Carlos I (Madrid)

En cualquier caso, no os dejéis engañar por el oxímoron que da nombre al lugar, ya que ni es una estufa ni está fría; sino todo lo contrario. Me explico: efectivamente se trata de un invernadero porque por sus lados está cerrado con unas paredes casi transparentes. Sin embargo, el techo está hecho de lamas inclinadas las cuales no dejan entrar la luz del sol directamente pero dejan escapar el aire caliente, de modo que lo que conseguimos es una temperatura más suave que en el exterior (más fresco en verano y más templado en invierno) pero sin llegar al calor que hace en un invernadero «típico» cuyo interior es completamente cerrado y, por tanto, no deja salir el aire caliente cuando le da el sol.

Parque Juan Carlos I (Madrid)

Por cierto, comentaros que en uno de sus extremos (fuera de la nave principal) hay un pequeño «jardín zen» con sus especies típicamente orientales y su grava blanca perfectamente rastrillada. Otro de esos rincones especiales de este parque y que no mucha gente conoce.

Las vistas

El Juan Carlos I no es un parque plano como podría ser, por ejemplo, el Retiro. A lo largo y ancho de su extensión nos vamos a encontrar con multitud de lomas desde las que podemos admirar unas bonitas vistas de la capital tal y como podéis ver en algunas de las fotografías que acompañan a este artículo.

Parque Juan Carlos I (Madrid)

Desconozco si es el caso, pero lo habitual es que este tipo de montículos estén formados por la arena y las piedras que se han sacado durante la fase del movimiento de tierras mientras se construía el parque, de modo que así se aprovecha el material y se rebajan costes al no tener que trasladar este material muy lejos de su origen.

Si tuviera que apostar diría que la mayor parte de estos montículos que hay en el Juan Carlos I están hechos del material sacado a la hora de excavar el canal circular de agua; aunque como os comentaba antes, no he visto este dato por ningún lado y me baso exclusivamente en lo que he ido viendo durante mi vida profesional en infraestructuras hidráulicas.

Parque Juan Carlos I (Madrid)

Mi loma favorita es una con forma de pirámide de cuatro caras la cual está coronada por una semiesfera plateada. Desde allí arriba tenéis una bonita vista de todo el parque y además podréis distinguir edificios emblemáticos de Madrid como «el pirulí», la T4 del aeropuerto de Barajas o las cuatro torres así como también divisar en la lejanía localidades como Coslada, Paracuellos del Jarama o incluso la sierra.

Parque Juan Carlos I (Madrid)

Parque Juan Carlos I (Madrid)

En definitiva, el parque Juan Carlos I es un buen lugar donde perderse en Madrid. No está tan lleno los fines de semana como el Retiro ni es tan bullicioso y además hay espacio de sobra para caminar, patinar, montar en bici, jugar al fútbol o pasear al perro. Si vivís en Madrid o sus alrededores y todavía no os habéis dejado caer por allí os recomiendo que os acerquéis un día de sol y disfrutéis de todo lo que este rincón de la capital tiene que ofreceros.

Parque Juan Carlos I (Madrid)

Más información

 

Rincones: Valverde de los Arroyos (Guadalajara)

Me habían hablado muchas veces de Valverde de los Arroyos, pero hasta ahora no me había animado a ir por allí, así que aprovechando nuestra estancia en Hita una mañana cogimos el coche para recorrer los sesenta kilómetros que separan ambas localidades y así ver con nuestros propios ojos (y también a través de mi cámara) si aquello era tan bonito como me habían contado.

Valverde de los Arroyos (I)

Lo más destacable del pueblo es que todo él es de pizarra. Y cuando digo todo es todo: no sólo las casas, sino también las calles, las barandillas, las mesas, los bancos… Incluso una losa que hace las veces de puente sobre un pequeño arroyo es, como no, de pizarra.

Valverde de los Arroyos (II)

Esto da al lugar un aire muy especial, ya que lo hace muy diferente de los pueblos que estamos acostumbrados a ver normalmente. Hay casas con muchos años ya en sus paredes y otras de reciente construcción (nos pareció muy curioso una especie de «resort» que hay en un extremo del pueblo compuesto por una media docena de cabañas gemelas) pero el denominador común de todas ellas es que están hechas, al menos en su parte exterior, de pizarra.

Valverde de los Arroyos (III)

El pueblo está al final de una revirada carretera no apta para unas prisas. Lo curioso del lugar es que hasta que no estás a trescientos metros del pueblo no se vislumbra una sola casa; y es que está todo tan recogido que es difícil dar con este lugar simplemente dando vueltas por las carreteras de los alrededores.

Valverde de los Arroyos (IV)

Uno de los rincones que más me gustó del pueblo es el del puente que cruzaba sobre el arroyo (y que como os dije antes, consiste en una simple lámina de pizarra) donde estuvimos un buen rato haciendo fotografías tanto de paisaje como de nosotros mismos.

Valverde de los Arroyos (V)

El contraste entre las casas de pizarra y las montañas que rodean al lugar consiguen que este lugar capte de inmediato la atención del caminante. Además, ya desde el aparcamiento donde hay que dejar el coche (no se permite entrar con vehículos al casco urbano durante los fines de semana) vais a poder comprobar lo bonitas que son las vistas que se contemplan desde este lugar. De hecho allí es donde capté la siguiente fotografía.

Valverde de los Arroyos (VII)

Pizarra, el rumor del agua corriendo, pájaros en la lejanía, vegetación y tranquilidad son los elementos que hacen de Valverde de los Arroyos un lugar muy especial. Cierto es que en el pasado hemos tenido ocasión de visitar esta localidad unas cuantas veces; pero al final por uno u otro motivo la cosa se fue posponiendo y no ha sido hasta ahora cuando hemos descubierto este rinconcito de Guadalajara que desde aquí os recomiendo visitar alguna vez.

Valverde de los Arroyos (VI)

¡Hasta la próxima excursión!

Rincones: Hita (Guadalajara)

Aunque es verdad que hace unos años ya estuve de visita en la localidad de Hita aquello fue una excursión de apenas unas horas en la que vimos la feria medieval que se monta allí en algún momento del verano. Sin embargo esta vez fui con mi chica a pasar un par de días en una casa rural y, desde allí, hacer alguna excursión a uno de los pueblos cercanos que forman parte de la arquitectura negra de esta región.

Lo primero que he decir es que este pueblo, situado en la falda de una montaña, tiene unas vistas preciosas. Tuvimos la suerte (o el acierto) de que desde la ventana de la casa que alquilamos disfrutábamos de un paisaje completamente despejado de infinitos campos que se extendían más allá de donde llega la vista.

Hita (II)

Levantarse de la cama y contemplar estos paisajes es una experiencia de lo más agradable que le hace a uno olvidarse de las prisas de la gran ciudad y que, desde aquí, os recomiendo al 100%.

Hita es un pueblo tranquilo que posee algún elemento destacable. Uno de ellos es el llamado «palanque», que es el lugar donde se celebra el festival medieval del que os hablaba al principio de esta entrada y en el que también tienen lugar algunos eventos taurinos, ya que en esta zona de España hay varias ganaderías que se dedican a criar a estos animales.

Hita (VI)

Hita (III)

Otro de los elementos arquitectónicos a destacar en Hita es el arco que da entrada a la plaza del pueblo, ya que por su parte exterior cuenta con unas almenas muy llamativas que nos retrotraen a épocas pasadas. En todo caso, puesto que esta entrada ya la retraté por su parte exterior en su momento, en esta ocasión he preferido captar su imagen desde la cara interior (mucho menos conocida) para resaltar el paisaje que se ve por las tardes a través de ella.

Hita (V)

Y hablando del atardecer, comentaros que en la pequeña plaza que hay fuera del arco de entrada se encuentra un banco estratégicamente situado desde el cual podemos contemplar una bonita puesta de sol si estamos allí en el momento adecuado.

Hita (IV)

Como os decía, en Hita vais a encontrar principalmente dos cosas: tranquilidad y buenas vistas. Obviamente a esto contribuye que el tiempo acompañó bastante, ya que no es lo mismo disfrutar de este lugar en un día como el que se refleja en estas fotografías que con un tiempo lluvioso, frío y dominado por la niebla.

En cualquier caso, mi chica y yo nos hemos propuesto volver por allí el próximo verano, ya que la casa en la que estuvimos cuenta con piscina y barbacoa y nos quedamos con las ganas de disfrutar de estas dos cosas.

Hita (I)

Sea como sea, Hita fue nuestro punto de partida para ir a visitar un pueblo relativamente cercano y que nos gustó mucho pero del que ya os hablaré en la próxima entrada.

¡Nos leemos!

Rincones: Un paseo cualquiera por Madrid

No tiene otro fin este artículo que el de narrar de una forma principalmente visual un paseo por Madrid que empezó a media tarde de un sábado y terminó pasada la medianoche. Durante el mismo, mi chica y yo estuvimos caminando por los alrededores del Templo de Debod, la siempre bulliciosa Puerta del Sol y la Plaza Mayor, acabando nuestros pasos en la azotea del Círculo de Bellas Artes donde fueron captadas las imágenes que ilustraban la entrada anterior.

El Metro

Pese a la abundancia de parkings de pago en el centro de la ciudad, siempre que voy a Madrid dejo el coche en las afueras y uso estos trenes subterráneos que no entienden de atascos, conductores incívicos ni humos; y es que Madrid no sería Madrid sin su Metro. Un medio de transporte rápido, eficaz y por el que desde niño siento una especial predilección. Todavía recuerdo cuando de pequeño le pedía a mi abuelo subirnos en la línea 6 para así poder dar varias vueltas a su recorrido durante las mañana de las vacaciones de Navidad. ¡Santa paciencia!

Madrid 29/08/2014

Plaza de Oriente

Situada en un entorno muy especial, entre el palacio real y el teatro de idéntica denominación, se encuentra la plaza de Oriente. Un sitio tranquilo, silencioso y de lo más pintoresco donde esta vez no nos paramos a hacer muchas fotografías porque el sol pegaba de lo lindo.

Madrid 29/08/2014

Templo de Debod

No es la primera vez que el Templo de Debod aparece en este blog, ya que se trata de uno de los rincones más pintorescos de Madrid. No es sólo el hecho de que se trate de un templo egipcio que se trasladó piedra a piedra hasta la capital de España; sino que el lago que lo rodea hace que las fotografías hechas en sus alrededores siempre tengan una luz muy especial.

Madrid 29/08/2014

Madrid 29/08/2014

La Gran Vía

Siempre que paso por la Gran Vía no puedo evitar fijarme en la arquitectura de sus edificios. Es verdad que nada tienen que ver los unos con los otros; pero sin embargo parece haber un denominador común entre todos ellos. No sé si es la mezcla de líneas rectas y curvas, la abundancia de recursos arquitectónicos recargados (como corresponde a la época de su construcción) o que simplemente impresiona al peatón porque los edificios parecen otearle a uno desde las alturas; pero si paso por allí y llevo la cámara encima siempre aprovecho para inmortalizar el momento.

Madrid 29/08/2014

Puerta del Sol

Si os sentís solos en Madrid os recomiendo que sea la hora que sea os deis una vuelta por la puerta del Sol, ya que a buen seguro que os encontraréis con un montón de gente por todas partes. Por cierto, me resulta especialmente curioso que como no hay bancos allí, la gente se sienta en el bordillo de las dos fuentes circulares que hay en el centro de la plaza siendo en ocasiones muy complicado llegar a encontrar un sitio para ello.

Como os digo, la puerta del Sol es un gentío constante que en parte es alimentado por el río de personas que bajan por la calle Preciados procedentes de la cercana (y también muy concurrida) plaza de Callao. Mención especial al cartel de «Tio Pepe» que tras una profunda restauración recupera el papel protagonista que siempre tuvo en este lugar.

Madrid 29/08/2014

Madrid 29/08/2014

Madrid 29/08/2014

Plaza Mayor

La plaza Mayor, soportada y de planta cuadrada, nos dio una buena sorpresa este día, ya que nada más poner un pie en ella nos encontramos con la orquesta de RTVE tocando los primeros compases de la ópera Carmina Burana, de modo que miles de personas nos mezclamos con los clientes habituales de las terrazas del lugar y los pocos vecinos que viven en este bonito rincón de Madrid.

Madrid 29/08/2014

Madrid 29/08/2014

Madrid 29/08/2014

Confluencia de las calles Gran Vía y Alcalá

Este es, sin duda, uno de mis lugares favoritos de Madrid y siempre que tengo ocasión me acerco por allí con intención de hacer alguna fotografía que mejore las que he hecho anteriormente. Esta vez, aprovechando que llevaba mi adorado 35mm f/1.8 traté de captar una perspectiva muy parecida a la que tendría cualquier persona que estuviera paseando por los alrededores del edificio Metrópolis en ese momento.

Madrid 29/08/2014

Y hasta aquí nuestro paseo por Madrid. Un paseo, como veis, sin grandes pretensiones pero que dio pie a unas cuantas imágenes pintorescas. Y es que mucha gente camina por Madrid mirando hacia el suelo y con toda la prisa del mundo, pero mi consejo es que de vez en cuando invirtáis un instante en admirar algunos de sus pequeños-grandes detalles ya sea de día o de noche. Merece la pena, os lo aseguro.

Madrid 29/08/2014

¡Hasta las próximas fotos!

Rincones: Vistas nocturnas desde la azotea del Círculo de Bellas Artes (Madrid)

Si hace unos días os presentaba unas fotografías de Madrid tomadas desde una perspectiva algo más elevada de lo habitual, hoy me gustaría compartir con vosotros otras imágenes que, si bien están hechas desde una altura similar, esta vez tienen la peculiaridad de estar captadas rondando la medianoche.

Madrid 29/08/2014

El lugar desde donde están hechas las fotografías que ilustran esta entrada no es otro que la azotea de la sexta planta del Círculo de Bellas Artes. Un pintoresco lugar al que podemos acceder por tres euros a cualquier hora del día y que durante los fines de semana se convierte en uno de los locales más pijos cool de Madrid.

Madrid 29/08/2014

Al margen del precio de las copas y la fauna que pulula por este lugar a ciertas horas de la noche, lo cierto es que la azotea del Círculo de Bellas Artes siempre es un buen lugar desde el que observar Madrid. Desde aquí, tenemos una perspectiva fantástica de la capital y de algunos de sus edificios más emblemáticos.

Madrid 29/08/2014

Para tocar también un poco el tema técnico, os diré que las fotografías están hechas a pulso con mi fiel Nikon D300 empleando un objetivo fijo AF-S Nikkor 35mm F/1.8 G. Como algunos ya sabréis, se trata de mi óptica favorita para «todo uso» porque es ligera, luminosa y aporta un punto de vista muy natural.

Madrid 29/08/2014

¡Hasta las próximas fotos!

Rincones: Palacio de Cibeles (Madrid)

Hace unos días estuve dando una vuelta con mi chica por el centro de Madrid cuando se nos ocurrió visitar el conocido Palacio de Cibeles. Un emblemático edificio situado en la plaza del mismo nombre y en el que existe un mirador desde el que se puede contemplar toda la ciudad.

Palacio de Cibeles (I)

Para los que somos aficionados a la fotografía, subir a ese mirador de la octava planta y disfrutar de sus vistas es ya de por si toda una experiencia; pero a esto hay que añadir que el interior del edificio también es de lo más pintoresco, ya que en él encontraremos exposiciones de arte moderno, salas de lectura, cafetería… Comentar que el interior del palacio es de acceso libre y que la única zona de pago es el mencionado mirador para el que tendremos que desembolsar dos euros que nos darán derecho a estar allí durante media hora.

Como sabéis, este tipo de entradas del blog es eminentemente fotográfico, de modo que os voy a dejar con las imágenes que capté ese día y que he dividido en dos grandes grupos: interior del palacio y vistas desde el mirador. ¡Espero que os gusten!

Interior del palacio

Como os decía antes, en el interior del palacio os encontraréis exposiciones temporales, obras de arte moderno, fotografías expuestas… La idea del palacio de Cibeles es ofrecer a los ciudadanos un espacio cultural abierto a todos en el que quepan diversos tipos de manifestaciones artísticas, lo que unido a la peculiar arquitectura del edificio da lugar a curiosas composiciones bastante fotogénicas.

Os ofrezco a continuación algunas imágenes que capté en diversos rincones del palacio.

Palacio de Cibeles (IV)

Palacio de Cibeles (VI)

Palacio de Cibeles (VII)

Palacio de Cibeles (V)

Palacio de Cibeles (III)

Palacio de Cibeles (II)

Vistas desde el mirador

El interior del edificio es pintoresco; pero para mí, como amante de la fotografía que soy, el mayor aliciente de esta visita al palacio de Cibeles era la vista panorámica de Madrid que se divisa desde el mirador de la octava planta. Desde allí tendréis un punto de vista privilegiado de la capital y podréis apreciar muchos detalles y relieves que «a ras de suelo» pasan desapercibidos.

Comentar que la sensación al atravesar la puerta de la terraza por primera vez es una especie de saturación de los sentidos porque hay tantas cosas que ver que al principio no sabemos muy bien dónde mirar (aunque yo lo tengo claro: la confluencia de la calle de Alcalá con Gran Vía es mi debilidad en esta gran ciudad que es Madrid).

Os dejo con unas cuantas fotografías captadas desde allí arriba recordándoos que el edificio es accesible a todos los públicos y que podéis disfrutar de este mirador por tan sólo un par de euros.

Mirador del palacio de Cibeles (III)

Mirador del palacio de Cibeles (I)

Mirador del palacio de Cibeles (II)

Mirador del palacio de Cibeles (VI)

Mirador del palacio de Cibeles (VIII)

Mirador del palacio de Cibeles (V)

Mirador del palacio de Cibeles (IV)

Mirador del palacio de Cibeles (VII)

¡Hasta la próxima entrada!

Rincones: alrededores de Sigüenza (Guadalajara)

Recientemente mi chica y yo pasamos un par de días en la provincia de Guadalajara (dudo que existan palabras con más aes que esta, por cierto) aprovechando para visitar algunos pueblos, ya que hacía tiempo que no hacíamos una «escapada express» como las que solíamos organizar cuando vivía en Oropesa del Mar.

Embalse de Pálmaces (III)

Concretamente estuvimos alojados en Atienza y en Pálmaces de Jadraque; localidades todas ellas relativamente cercanas a Sigüenza; lugar que también visitamos así como algún que otro pueblo más que luego comentaré.

Fruto de esos dos días que os comento son las fotografías que ilustran esta entrada y que, como siempre os digo, no tienen otro fin más que el de mostraros rincones pintorescos que a veces nos quedan bastante cerca de nuestros hogares o lugares de trabajo.

Perro en Atienza

En Pálmaces estuvimos alojados junto al embalse del mismo nombre, y desde la ventana de la habitación se divisaba un bonito paisaje que se teñía de vivos colores al amanecer y al atardecer; de modo que no hubo más que abrir las hojas de vidrio para captar alguna fotografía especialmente llamativa.

Embalse de Pálmaces (I)

Llama la atención de este pequeño pueblo el hecho de que cuente con un sólo bar, lo que os dará una idea de la extensión y la población del lugar. Eso sí, por las noches se duerme a placer, ya que no se escucha ni un ruido aunque abras las ventanas de par en par.

Atienza es algo más grande, aunque no mucho más. Destacan especialmente sus tres museos; sólo que tuvimos la mala suerte de que en fin de semana no abren y, por tanto, nos quedamos con las ganas de verlos. En cualquier caso, merece la pena darse una vuelta por el pueblo y encontrarse con iglesias de estilo románico por las que apenas parecen haber pasado los años.

Monasterio en Atienza (I)

Monasterio en Atienza (II)

 Como suele ser habitual en esta zona de la provincia, los inviernos son fríos y húmedos. Un entorno ideal para el crecimiento de líquenes y hongos como podéis ver en la siguiente imagen.

Humedad

Mención aparte merecen las salinas de Imón, ya que dimos con ellas de pura casualidad y nos quedamos maravillados de cómo una estructura tan extensa puede ser un completo desconocido para la mayoría de la gente. Las salinas son, en esencia, unas piscinas donde se almacena agua salada de tal modo que al evaporarse queda en el fondo una capa de este versátil material.

Salinas de Imón

Siguiendo nuestro camino llegamos a Jadraque, localidad en cuyas afueras se encuentra en lo alto de una colina un imponente castillo desde el que podemos disfrutar de unas vistas fantásticas. Es una pena que la mañana en la que visitamos este lugar no fuera especialmente clara; pero aun así era un sitio perfecto para sacar el teleobjetivo y disfrutar del paisaje.En el castillo de Jadraque

Jadraque

Paisaje desde el castillo de Jadraque

Castillo de Jadraque

De Sigüenza muchas cosas nos llamaron la atención: desde su espectacular catedral hasta el castillo-parador que corona el pueblo pasando por la plaza Mayor que es la que tenéis en la fotografía que tenéis unas líneas más abajo. Esta es ya una localidad bastante grande en la que la vida fluye por sus calles. Sigüenza ya no es tan silenciosa ni tan tranquila como los otros pueblos que visitamos; pero sigue teniendo ese encanto especial de esos lugares que han mantenido su arquitectura tradicional y al pasear por ellos parece que hemos retrocedido en el tiempo algunas décadas.

Plaza Mayor de Sigüenza

Y a grandes rasgos eso es todo. Como os decía, esta entrada no pretende ser una guía de viajes ni nada por el estilo, sino tan sólo un conjunto de imágenes que a aquellos que nunca han visitado estas tierras les permitan hacerse una idea de lo que se pueden encontrar por aquí.

En cualquier caso, para finalizar este artículo quería mostraros otra imagen del embalse de Pálmaces en cuya orilla estábamos hospedados y que a primera hora de la mañana parece un espejo de lo tranquilas que están sus aguas.

Embalse de Pálmaces (IV)

Todo un placer para los sentidos y un remanso de paz donde recuperar las energías gastadas en la gran ciudad.

Rincones: Cangas de Onís (Asturias)

Llegamos a la última entrada de esta serie de fotografías que ilustran los rincones de Asturias que fui recorriendo junto a mi novia durante unos días de julio, deteniéndonos esta vez en la pintoresca localidad de Cangas de Onís.

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La vista que tenéis sobre estas líneas está tomada desde lo alto del conocido puente romano edificado sobre el río Sella y que muchos habréis visto en las imágenes del descenso del cauce que se celebra todos los años durante el mes de agosto.

De este puente cuelga una réplica de la cruz de la victoria cuyo original tallado en oro y pedrería se encuentra custodiado en la sala de reliquias de la catedral de Oviedo y que os recomiendo visitar si pasáis por allí.

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Si tenéis un poco de suerte y pasáis por el puente en un día caluroso puede que tengáis la fortuna de encontraros con gente lanzándose desde una considerable altura para darse un chapuzón; aunque reconozco que hay que ser muy valiente para lanzarse al río con las piedras que se ven al fondo y la altura a la que están situados esos dos pequeños arcos del puente.

Cierto es que nuestra estancia en Cangas de Onís fue más que breve; pero sólo por contemplar con nuestros propios ojos el puente romano y pasear por el divisando la colorida vista que desde él se disfruta ya mereció la pena desviarnos de nuestro camino y, así, recorrer otro rincón más de la geografía asturiana.

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Y, como os decía al principio de esta entrada, con estos párrafos concluye esta serie dedicada a Asturias. Ahora mismo no tenemos ningún viaje planeado a corto plazo, pero hasta el siguiente seguro que nos dedicamos a recorrer lugares pintorescos en las cercanías de Madrid.

¡Nos leemos!

Rincones: Candás y cabo de Peñas (Asturias)

Me gustaría hoy centrarme en las «vistas desde las alturas» que podemos divisar desde dos lugares concretos de Asturias siendo el primero de ellos el pueblo de Candás.

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Candás es una localidad costera próxima a Gijón cuyo puerto se encuentra bajo una escarpada ladera a la que se puede acceder por unas escaleras y disfrutar de un pintoresco paseo. Dicho paseo está salpicado de esculturas pero a mí lo que más me gustó es que desde allí podemos disfrutar de unas vistas fantásticas; especialmente por la zona del faro.

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El otro emplazamiento que me gustaría mostraros hoy es el cabo de Peñas, un lugar relativamente cerca de Candás y que representa el punto más septentrional de la comunidad asturiana. Además de esta peculiaridad, se trata de una zona desde la cual podemos observar unos acantilados sencillamente alucinantes que hacen las delicias de los geólogos.

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Hay un elemento en el cabo de Peñas que me resultó atractivo e inquietante al mismo tiempo: una hilera vertical de lo que parecen ser sirenas apuntando hacia el mar y que aunque no sé muy bien qué función cumplen (y ni siquiera si están operativas hoy en día) diría que sirven de aviso para los barcos en los días en los que hay tanta niebla que no es posible para un barco divisar la luz del faro hasta estar peligrosamente cerca de las rocas.

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Hoy en día, con la navegación por GPS presente en casi la totalidad de los barcos no se hace necesario contar con un sistema tan primitivo como éste; pero aun así imaginar el aullido en mitad de la niebla de este aparato que parece sacado de la imaginación de Stephen King es algo que me costó bastante sacarme de la cabeza.

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Como podéis comprobar en las imágenes que ilustran esta entrada, la costa de Asturias es un contraste de rocas, agua y vegetación que resulta bello y agreste al mismo tiempo. Cierto es que llevaba tiempo sin coger la cámara, pero cuando está en lugares como estos es fácil encontrar la inspiración perdida.

Rincones: Lagos de Covadonga (Asturias)

Los lagos de Covadonga fue el lugar al que nos dirigimos una vez terminada nuestra visita al santuario del mismo nombre. Era uno de los puntos fuertes de nuestros días en Asturias y la verdad es que no nos decepcionó en absoluto.

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Sólo hay una cosa que no me acabó de gustar de los lagos de Covadonga: la estrecha y serpenteante carretera que lleva a este lugar; y es que a sus características intrínsecas hay que sumarle que no paraban de bajar autocares de excursionistas a toda mecha y que además estaban en plena «operación asfalto» con cortes de tráfico en medio de las rampas más fuertes.

En cualquier caso, a mitad de camino os recomiendo deteneros unos minutos en el Mirador de la Reina y que echéis un vistazo al paisaje que se divisa desde allí.

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Aunque la vista desde el Mirador de la Reina es tremenda, no lo es menos el paisaje que se divisa desde la orilla del lago Enol, que es el más conocido de los dos que conforman el conjunto de los lagos de Covadonga.

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En cualquier caso, una vez en los lagos hay algo que os va a sorprender mucho nada más bajaros del coche: el sonido de los cencerros de las vacas que hay por el lugar. Un ambiente alegre y apacible que os relajará mucho y que además os inspirará fotografías muy naturales.

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He de reconocer que me lo pasé pipa por aquellas praderas. Me pareció un lugar lleno de paz en el que la gente pasea sin prisas entre vacas, terneros, pájaros y árboles disfrutando de un aire limpio y sin rastro de contaminación.

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Lejos, muy lejos de aquí quedan las prisas de la ciudad, los horarios estrictos y el Metro en hora punta. Los lagos de Covadonga son un rincón para disfrutar y para olvidarse de todo lo demás.

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De verdad, si os acercáis a ver el santuario de Covadonga, aprovechad también para visitar los lagos porque es una excursión que merece mucho la pena y os vais a dar cuenta (si no lo habéis hecho ya) de los rincones tan bonitos que hay en España.

Rincones: Covadonga (Asturias)

Covadonga y su basílica conforman un entorno que todo aquel viajero que atraviese tierras asturianas no debería perderse. Más allá de las razones religiosas que puedan llevar a ciertas personas a este lugar, hay que reconocer que los paisajes son realmente bonitos y que la propia basílica es digna de contemplar.

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Aunque no me gusta echarme flores, he de reconocer que tuvimos una gran idea al acudir a Covadonga un martes, ya que una vez allí nos comentaron que durante los fines de semana de verano circular en coche es una labor complicada. Sin embargo, aunque había bastante gente por la zona, pudimos aparcar relativamente cerca de la basílica y movernos por allí a pie.

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Hay dos cosas que impresionan de esta zona: por un lado los múltiples arroyos que bajan por la ladera de la montaña coronada por la basílica y por otra el propio templo como tal, ya que su aspecto y su situación son francamente espectaculares.

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Tampoco podemos olvidarnos de la gruta en la que está situada la imagen de la propia virgen de Covadonga (popularmente conocida como «la santina»), pues construida directamente en la pared hay una pequeña ermita no apta para los que sufran de vértigo.

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Por cierto, bajo dicha ermita está la conocida «fuente de los siete caños», de la que dice la leyenda que aquellas mujeres que beban de ella se casarán antes de un año. El caso es que no sé si funcionará o no (dentro de once meses os digo algo) pero viendo el cartel que hay justo antes de llegar a ella, dar un trago puede provocarte una maravillosa descomposición intestinal.

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Y poco más por el momento, aunque ya os adelanto que la visita a Covadonga trajo consigo la excursión a los lagos del mismo nombre; algo que os mostraré en la próxima entrada con unas fotografías que yo creo que os van a gustar bastante.

Rincones: Llanes (Asturias)

Llanes es otra de las bonitas localidades costeras de Asturias que visitamos durante nuestros recientes días de descanso. Cada lugar de esta pintoresca comunidad autónoma tiene su encanto especial, pero estos rincones que hoy quiero compartir con vosotros además de bellos son muy cinematográficos.

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Aquí el tiempo no nos acompañó tanto como en el resto de las vacaciones que pasamos en Asturias; pero como os decía en una entrada anterior, un cielo lleno de nubes, viento fresco y lluvia son ingredientes habituales de la climatología de esta región. Aun así, con un simple chubasquero se puede pasear perfectamente.

Por cierto, ¿vosotros también veis la cara de una ballena en esa roca alargada que se adentra en el mar y que fotografié precisamente por eso?

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Si os decía antes que Llanes tiene mucho de «cinematográfico» es porque en sus rincones se han rodado multitud de películas y de hecho hay rutas específicas que van recorriendo los lugares que han servido de escenarios para unos cuantos directores.

El ejemplo más claro y más famoso de estos decorados urbanos es la casa en la que se rodaron gran parte de las escenas de la película «El orfanato» y que podéis ver en la imagen que tenéis a continuación.130725_132014

Por cierto, a modo de curiosidad os comentaré que como en el Norte las mareas son muy acusadas, el puerto de Llanes tiene un sistema mediante el cual los embarcaderos «flotan» de forma solidaria a los barcos que hay atracados en ellos.

Fijaos en la siguiente fotografía y entenderéis de un vistazo el sistema que os digo: a esos postes están anclados los embarcaderos y a ellos los barcos, de tal modo que cuando sube la marea (y la marca verde es el testigo de hasta qué punto sube el nivel del agua por las tardes allí) todo se mueve de manera sincronizada.

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Nuestras vacaciones no tenían una motivación eminentemente fotográfica, por lo que se nos quedaron sin retratar muchos rincones de esa localidad; pero no quería cerrar esta entrada sin mostraros tres imágenes más: una de ella correspondiente a «Los cubos de la memoria» (una peculiar composición integrada en la bocana del puerto) y las otras dos a la playa de Toró, con sus características formaciones rocosas.

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Para finalizar, comentaros que si tenéis ganas de caminar lo ideal es recorrer los rincones de Llanes a pie; pero si no queréis cansaros demasiado y/o el tiempo está muy revuelto podéis coger el tren turístico en la zona del puerto y disfrutar de las vistas a través de las ventanillas.