Buscando un nuevo netbook

Después de lo que os conté hace unos días sobre la utilidad de los netbooks (también llamados ultraportátiles) he decidido renovar mi veterano Asus EeePC 701 por alguno de los múltiples modelos que están saliendo al mercado durante estos últimos compases del mes de Enero.

Las razones del cambio

Aunque estoy contento con «mi pequeñajo», al usarlo durante todos los días durante al menos un par de horas (es genial para internetear en el sofá del salón) empiezo a darme cuenta de que hay algunas cosas que han ido evolucionando en modelos posteriores y que actualmente me suponen un pequeño lastre. No obstante el EeePC 701 fue el primer ultraportátil que llegó al mercado de masas, y eso se nota sobre todo en tres aspectos fundamentales:

Navegador de Internet

El primero de ellos es el teclado, que no es lo más cómodo del mundo. No por su pequeño tamaño, pues a todo se acostumbra uno; sino porque hay que presionar las teclas con fuerza para que «se marquen», de modo que acaba cansando un poco cuando escribo un artículo más o menos extenso para el blog (y lo sé bien porque muchos de los contenidos de este blog han sido redactados íntegramente en el EeePC).

El segundo es la resolución de la pantalla, que con sus 800 x 480 píxels a veces se queda un poco corta a la hora de visualizar ciertas páginas web y hay que andar moviendo la barra de desplazamiento lateral constantemente. Para leer por ejemplo este mismo blog no hay problema, pero si me meto en la sección The Big Picture del diario The Boston Globe, la cosa se convierte en un verdadero infierno (a veces echo de menos una función de zoom adaptativo tan buena y simple como la del navegador del iPod Touch).

Por último, la autonomía anda un poco escasa ahora que el portátil ya va camino de los dos años. Actualmente puedo usar el pequeño EeePC durante algo más de dos horas si no tengo cerca un enchufe; y eso es algo un poco escaso si te llevas el portátil de viaje. Las baterías de los netbooks actuales son capaces de dar entre 6 y 10 horas de funcionamiento normal dependiendo del modelo, lo que está a años luz de lo que actualmente me ofrece mi ultraportátil.

Requisitos a cumplir por el nuevo modelo

Como os digo, haciendo balance y mirando la actual situación de los ultraportátiles que hay en el mercado (con los nuevos micros Intel Atom N450 lanzados hace apenas diez días) he decidido renovar mi netbook por algo más actual, regalándole a mi madre el pequeño EeePC, al que le tiene echado el ojo desde hace unos meses para no tener que turnarse con mi padre por el uso del ordenador de sobremesa del salón.

Siempre que afronto la compra de algo más o menos importante me planteo una serie de puntos básicos a cumplir, y a partir de ahí comienzo a mirar modelos específicos. En concreto, mi lista de requisitos para el nuevo ultraportátil es la siguiente:

  • Procesador Intel N450 (impepinable, no aceptaré otra cosa)
  • Batería de 6 celdas (igual de prioritario que el micro, pues busco la mayor autonomía posible)
  • Teclado y touchpad lo más cómodo y amplio posible (básico para mi verborrea escrita)
  • Pantalla de 10″ con resolución de, al menos, 1024 x 600
  • WiFi con el mayor alcance posible (parece mentira, pero hay diferencia entre equipos, de modo que si estás un poco justo de cobertura algunos se desconectan constantemente mientras que otros no tienen problemas en ese sentido)
  • Posibilidad de cambiar la memoria RAM por mí mismo (suelen venir con 1 GB, pero me gustaría contar con 2 GB)
  • El precio no debe pasar de 350 euros, aunque esto es más que nada porque se trata del rango en el que se mueven todos estos modelos
  • Conector Ethernet, que es tremendamente útil cuando tienes que instalar una distribución de Linux y has de descargar los paquetes iniciales desde el repositorio de turno.

La inclusión de tropecientos mil puertos USB me da un poco igual, pues como mucho pincharía un pendrive de vez en cuando para mover datos de un equipo a otro, por lo que con que equipe dos de ellos me llega de sobra. Del mismo modo, la capacidad del disco duro interno me es indiferente, ya que actualmente tengo la mitad del disco de 4 GB del EeePC 701 vacío al ser un equipo que uso fundamentalmente para conectarme a Internet, y por lo que estoy viendo en la actualidad este parámetro ronda entre los 160 y los 250 GB. Por cierto, es una pena que ya no se empleen unidades SSD.

Lateral

Algunos aspectos deseables serían que no se calentara demasiado, que el peso no excediera del kilo y cuarto y que el transformador eléctrico fuera más o menos compacto; pero esos detalles no van a decantar la compra de un equipo sobre otro en ningún caso, así que no los tendré demasiado en cuenta.

También me gustaría que el equipo viniera sin sistema operativo, pero en estos modelos Windows 7 Starter Edition es la norma, de modo que lo empezaré a usar y si no me convence instalaré alguna distribución de Linux.

Algunos modelos destacados

En principio voy a recorrer varias tiendas mirando lo que tienen en stock y poniendo mis manos sobre los equipos para comprobar por mí mismo que voy a sentirme cómodo escribiendo con ellos. De todos modos, he estado informándome un poco en los últimos días y he hecho una pequeña lista de modelos que podrían ceñirse bastante bien a lo que ando buscando, de modo que podría ser un buen punto de partida:

A grandes rasgos cualquiera de estos cuatro netbooks se adaptaría bastante bien a lo que ando buscando aunque, como os digo, quiero recorrer unos cuantos comercios durante la semana que viene para tenerlos en la mano y valorarlos de una forma más personal. Además, seguro que luego encuentro algún que otro ultraportátil que cumple con lo que pido, por lo que ne me cierro en banda ni mucho menos a estos cuatro modelos reseñados.

Por descontado, se agradecerá cualquier propuesta / comentario / recomendación por vuestra parte.

¡Un saludo!

Querida calle Mayor:

Hay días en los que me siento parte de ti. Y no lo digo por el mero hecho de estar empadronado en Alcalá de Henares como uno más de sus doscientos y pico mil habitantes; sino porque en ocasiones noto que me fundo contigo y formo parte de los innumerables elementos que conforman tu estampa siempre cambiante.

Por las tardes, cuando los últimos rayos del sol tiñen el cielo de colores pastel, acostumbro a perderme entre la gente que te recorre arriba y abajo fijándome en los pequeños detalles que siempre surgen si afinamos los sentidos: como el niño que corre alocadamente delante de sus padres para sentirse libre por un instante, los carteles que no han cambiado desde hace varias décadas, la pareja que camina de la mano en dirección a la plaza de los Santos Niños, el anciano que se pone a hablar de fútbol con un amigo al que hacía meses que no veía, los charcos que se forman entre los adoquines los días de lluvia, el hombre con barba que pide una moneda para cenar, los negocios que abren y cierran constantemente al son de la economía…

Me gusta fotografiar tus rincones, tus luces, tus gentes. Si te fijas bien me verás caminando con la cámara en la mano y una mochila a la espalda; pero sin trípodes ni flashes que puedan delatar mi presencia y hacer que trates de posar con tu mejor cara. Y cuando algo llame mi atención notarás que me detengo y me pongo a buscar el mejor punto de vista desde el que mostrar al mundo tu belleza. Y te confieso que no me importa buscar la foto perfecta una y mil veces, porque cada vez que lo intento tengo la sensación de que te conozco un poco mejor.

Paseantes de la calle Mayor

Tengo recuerdos tuyos desde que era pequeño: en aquellos tiempos me parecías casi infinita. Y aunque si ahora te recorro con prisa el trayecto no me lleva más de cinco minutos, no puedo evitar recordar a aquel niño que se preguntaba con inocencia si existía en algún lugar del mundo una calle más larga que tú.

En la vida todo tiene sus épocas, y es evidente que ahora no estás pasando por una de las mejores: las tiendas cierran, la gente camina entre tus columnas sin reparar en los demás y algunos de tus rincones se encuentran oscuros, olvidados y llenos de suciedad. Sin embargo, tengas el aspecto que tengas, para mí siempre serás mi calle favorita.

Cuídate mucho y sé feliz.

Te quiere

L

Lugares abandonados (27): la joyería Suiza en la calle Mayor

Los lugares abandonados no son patrimonio exclusivo de los barrios periféricos y los rincones olvidados de Alcalá. De hecho, en la calle Mayor se pueden ver algunos de ellos en parte propiciados por el progresivo cierre de comercios en esa zona de la ciudad.

Uno de estos ejemplos es la veterana joyería Suiza, que lleva cerrada unos cuantos meses como atestigua su puerta llena de pintadas. Y aunque ignoro si en la vivienda que hay sobre ella vivían los dueños del negocio de la planta baja, antiguamente esto era algo muy habitual y pudiera ser que esta gente hubiera decidido dar un cambio de rumbo completo a su vida echando el cierre a la joyería y poniendo en venta su propia casa. Son pequeñas historias que nos cuenta la ciudad si tenemos tiempo para sentamos a escuchar.

Joyería Suiza (Calle Mayor)

Sea como sea, esta joyería ya no existe como tal del mismo modo que la vivienda que hay sobre ella también es ahora un lugar fantasmagórico. No sé si con el tiempo se abrirá aquí un nuevo comercio, si llegará una familia a habitar esa casa con ventanas rotas o si por el contrario se quedará así indefinidamente como ha ocurrido con la cerería «La Fuencisla» que hay frente a este lugar; pero espero que antes o después la calle Mayor recupere el esplendor de tiempos pasados.

De todos modos, ya que hablamos de la calle Mayor y teniendo en cuenta el cariño que le tengo a este lugar, prometo que en la próxima entrada del blog le haré un pequeño homenaje personal para compensar la sensación de vacío que provocan estas entradas sobre lugares abandonados.

¡Gracias por leerme!

Suscripción al blog por email

Contar con puntos de vista diferentes al propio es bueno en todos los ámbitos de la vida, y en lo que respecta a este blog hace apenas dos días recibí el correo de un lector que me hizo darme cuenta de algo que ni siquiera se me había pasado por la cabeza antes.

Luis en multiángulo

He de confesar que soy un fan total del RSS. Gracias a esta tecnología puedo seguir multitud de sitios en Internet con apenas un par de clicks de ratón en cualquier lugar donde tenga conexión a la red. Concretamente empleo Google Reader para seguir una buena cantidad de blogs y páginas en general, de tal modo que no se me escapa ni un sólo elemento publicado.

Precisamente por eso siempre he guardado un lugar destacado en la columna de la parte derecha del blog para la suscripción mediante este sistema; aunque también es cierto que nunca he ofrecido algún otro modo alternativo para ello.

Pues bien, como os decía antes, el correo que me envió anteayer un lector del blog diciéndome que no tenía un lector RSS a mano pero que le gustaría contar con algún método de suscripción a través del propio email, me ha hecho ponerme a «investigar» y al final he optado por añadir un widget en la parte inferior de la columna derecha que os permitirá recibir las actualizaciones del blog directamente en vuestro buzón de correo electrónico sin necesidad de estar registrados en WordPress.com ni nada parecido.

A mí me sigue pareciendo mucho más cómodo el sistema RSS por su facilidad y versatilidad; pero como al fin y al cabo mi intención no es otra que facilitaros las cosas, ahí os dejo la opción por si algunos de vosotros preferís suscribiros mediante correo electrónico.

Cuando el marketing no es más que spam florecen las chapuzas

Ya que hace apenas unos días hablábamos del spam, os dejo una captura de pantalla de un email de éste tipo que me llegó ayer y que demuestra el grado de chapucerismo de los responsables de las redes sociales que emplean este tipo de estrategias para captar usuarios.

No está mal. Sobre todo teniendo en cuenta que la población de Alcalá de Henares en el 2008 era exactamente de 203645 personas. Esto significa que 4,18 de cada 1 alcalaínos quiere quedar con un chico de mi edad, algo que es estadísticamente incomprensible.

Son los riesgos de usar algoritmos aleatorios para generar miles de correos supuestamente personalizados para cada destinatario. En fin, cosas del spam.

El iPad en pocas palabras: un iPod touch hipervitaminado

Coged un iPod touch. Ahora aumentad su tamaño lo suficiente como para colocarle una pantalla de 9.7 pulgadas, agregadle una función para leer libros electrónicos, poned el sufijo HD a las aplicaciones que vayan saliendo a partir de este momento y plantadle un precio de 500 dólares para la versión de 16 GB, 600 para la de 32 y 700 para la de 64. Por último ofreced la posibilidad de conectarse vía 3G por 130 dólares más y tendréis un iPad.

Me gustan mucho los productos de Apple, pero al tablet que acaban de presentar no le veo utilidad lo mire por donde lo mire (y seguro que venderán millones de unidades) porque hace prácticamente lo mismo que un iPod touch pero a costa de sacrificar la portabilidad de éste.

NOTA: imágenes extraídas de www.engadget.com. Haciendo click sobre ellas accederéis a los artículos correspondientes titulados «live event» y «first hands-on» respectivamente.

Siluetas alcalaínas

Después de varias semanas de lluvias incesantes parece que el sol empieza a hacer acto de presencia. A la hora de comer caminar por la calle es una experiencia agradable porque su calor empieza ya a sentirse sobre la piel; pero lo mejor es que a media tarde es el encargado de que los cielos de la ciudad se tiñan de bellos colores ante los que no hay amante de la fotografía capaz de resistirse.

Cervantes el supervisor

Fórmulas para calcular distancias de disparo

En un reciente comentario un lector me preguntaba la distancia a la que debería colocarse con un objetivo de 200 mm para conseguir que una persona ocupara todo el encuadre.

Pues bien, aprovechando que la trigonometría siempre se me dio bien en la carrera, he estado dándole vueltas a algunas fórmulas para calcular este tipo de cosas, de modo que lo que voy a hacer es explicaros su desarrollo para que vosotros mismos podáis calcular esta distancia en función de lo que os interese, ya que aunque el ejemplo lo voy a personalizar para el caso que planteaba Jorge Luis, las fórmulas están parametrizadas para cualquier distancia focal, objeto a fotografiar e incluso si la cámara va a estar en horizontal o en vertical. ¡Vamos allá!

El mundo al revés

Lo primero que hemos de saber es la medida del sensor de nuestra cámara. En el caso de una con sensor de tamaño completo (o una cámara de carrete) esta medida será de 36 x 24 mm (diagonal de 43 mm); mientras que en una Nikon DX será exactamente de 24 x 18 mm (diagonal de 30 mm). Para otros formatos podéis consultar las características técnicas de la propia cámara.

También vamos a suponer que queremos fotografiar a una persona con una altura h y que pretendemos que la fotografía llegue desde la suela de sus zapatos hasta la parte más alta de la cabeza. Lo que necesitamos saber es la distancia D a la que debemos situarnos de esa persona para cumplir con la premisa que hemos dado a la hora de hacer la fotografía.

Lo siguiente a tener en cuenta es la fórmula para calcular el ángulo de visión en función de la medida del sensor y de la distancia focal empleada, que es la siguiente:

En la fórmula, m (en milímetros) se refiere a la medida del sensor en horizontal o en vertical en función de lo que queramos comprobar y f (también en milímetros) es la distancia focal del objetivo. Como curiosidad os diré que cuando os den la medida del ángulo que obtenemos con un objetivo determinado, esta no es la de la horizontal ni la de la vertical; sino el ángulo que se obtiene en diagonal.

Lo que tenemos con la fórmula anterior no es otra cosa que el ángulo (en grados) del cono de visión que sale de la cámara y se extiende hacia el infinito. En los objetivos angulares será un ángulo muy abierto mientras que en los teleobjetivos será de muy pocos grados; y esto es lo que los dota de sus características a la hora de plasmar la realidad.

Por lo tanto, en este punto conocemos el ángulo de visión del objetivo así como la altura del sujeto a fotografiar, por lo que aplicando trigonometría podemos sacar la distancia a la que debemos situarnos para que el sujeto aparezca en la fotografía perfectamente encajado en el encuadre.

NOTA: el resultado de la distancia de disparo lo obtendremos en las mismas unidades que hayamos empleado para la altura. Si h está en metros, la distancia vendrá dada en metros; y si es en centímetros el resultado estará expresado en esas mismas unidades.

Pues bien, una vez vistas las fórmulas genéricas, vamos a hacer el cálculo suponiendo que vamos a emplear un objetivo de 200 mm (el 55-200 VR que decía Jorge Luis), que la persona mide 1,80 metros y que queremos llenar la fotografía tanto si empleamos la cámara en horizontal como en vertical:

Para ello, lo que voy a hacer es escanearos directamente la hoja en la que he estado haciendo mis cálculos para que veáis que aunque la explicación anterior puede parecer bastante farragosa, en realidad se trata de un proceso bien sencillo. Perdonad la calidad de la misma, pero para digitalizarla me he limitado a hacerle una foto con mi cámara compacta.

Como veis, si disparamos en vertical nos tendremos que situar a quince metros si queremos llenar el encuadre y a veinte metros si disparamos en horizontal. De todos modos, en los objetivos zoom es mejor no apurar hasta el final de la distancia focal porque se pierde algo de nitidez; así que en vez de disparar a 200mm sería mejor bajar a 135 ó 150 mm y acercarnos un poco más al sujeto a fotografiar (si tenemos esa posibilidad, claro).

Bueno, pues con esto que os he explicado podéis calcular la distancia a la que os debéis situar para llenar el encuadre con cualquier objetivo rectilíneo que empleéis (no se aplica a ojos de pez) retratando un motivo de la medida que sea y tengáis la cámara que tengáis.

Como aplicación de todo esto podemos comprobar que si queremos llenar el encuadre con el rostro de alguien (suponiendo que la cabeza tiene 30 cm de altura) empleando un objetivo de 50mm en una cámara DX nos tendremos que situar a escasos 66 centímetros del retratado, resultando en algo un poco agobiante que provocará que el posado pierda naturalidad. Por eso para ese tipo de fotografías se suelen emplear objetivos más largos.

Joe y mi hermana

En fin, como podéis ver, una vez más las matemáticas y la fotografía se dan la mano. Por mi parte, he de reconocer que me lo he pasado bastante bien escribiendo este artículo; así que si además os resulta de utilidad me sentiré más que satisfecho.

* Todos los artículos de este tipo en https://luipermom.wordpress.com/fotografia

Así da gusto

Así sí

Por suerte no todos los botelloneros son de los que dejan los parques llenos de basura, y reconozco que esta tarde me he llevado una pequeña alegría al ver esta escena junto al parque Manuel Azaña.

Las fotografías no se hacen; se sienten

Según va pasando el tiempo cada vez me doy más cuenta de que las fotografías no se hacen; se sienten.

Muchas veces os he hablado de aspectos técnicos sobre esta bonita disciplina; pero creo que nunca he compartido con vosotros mi forma de decidir entre hacer una fotografía de algo o no hacerla. Y os adelanto que eso es algo que no lleva asociada regla matemática alguna ni sistema científico de ningún tipo, ya que se basa fundamentalmente en la experiencia propia que sólo el tiempo es capaz de darle a cada uno.

Mirando hacia arriba

Como os decía, artículos técnicos hasta el momento he escrito muchos en estas entradas y todavía quedan unos cuantos más para el futuro; pero para no centrarme sólo en ese tipo de temas he decidido adentrarme también en aspectos algo más personales de la fotografía. Evidentemente mis fotos no sin ni mejores ni peores que las tuyas, estimado lector, porque al fin y al cabo una fotografía no es más que el punto de vista personal e intransferible de cada uno sobre aquello que le rodea; pero creo que lo que quiero contar hoy se puede aplicar a prácticamente todo el que tenga una cámara en las manos.

Sin darnos cuenta, en las fotografías se reflejan nuestros miedos, inquietudes, obsesiones, creencias, anhelos, deseos… Y eso las convierte en una herramienta muy válida para comprender la forma de sentir y de pensar de una persona. Después de haber subido más de tres mil fotografías a Flickr, creo que si alguien recorre mi galería de principio a fin descubrirá cosas sobre mí que tal vez incluso yo mismo desconozco.

Cabizbajos

Por eso digo que no puedo daros ninguna receta mágica para salir a la calle y hacer fotos; pero sí que os contaré qué es lo que me hace sentir el impulso de mirar por el visor y apretar a continuación el disparador.

Conociendo el equipo

Lo primero de todo, como ya recalqué hace unas cuantas semanas, es conocer las limitaciones de nuestro equipo fotográfico. Es decir, saber qué fotografías vamos a poder hacer y cuáles no con el material que tenemos disponible. Si tenemos una cámara sencilla con un objetivo zoom poco luminoso, no esperéis poder hacer la típica foto de un colibrí chupando el néctar de una flor con las alas extendidas, ya que para eso hace falta equipo muy caro y voluminoso. Sin embargo, conociendo cuales son los límites de nuestra cámara y nuestras ópticas, seremos conscientes de lo que podemos hacer bien y saldremos a la calle sabiendo en lo que podemos centrarnos para obtener una buena imagen. Y que conste que hay cientos de fotos fantásticas que podemos hacer con cualquier cámara por simple que esta sea, como ésta que hice meses atrás en Madrid con mi ya veterana Sony DSC-P200.

De Madrid al cielo

Para no alargarme demasiado no insistiré más en este aspecto, pues en la entrada reseñada anteriormente tenéis más información sobre la importancia de conocer lo que podemos hacer con el material que poseemos.

Los ojos siempre bien abiertos

Obviamente, un aspecto fundamental es ir por la calle con los ojos bien abiertos. Es decir, de nada sirve salir a hacer fotografías si no levantamos la mirada del suelo. Tal vez así descubramos un enlosado precioso al doblar una esquina; pero podéis dar por hecho que el 90% de las cosas fotografiables nos pasarán completamente desapercibidas.

Luces y sombras

En mi caso particular siempre intento buscar detalles no muy habituales: tejados con formas originales, hileras de cosas que se repiten, sombras, colores vivos, reflejos, gente… Elementos en los que no todo el mundo se fija y que son los que hacen de la fotografía de un lugar común toda una sorpresa. Por cierto, aprovecho para mencionar en este punto a Baldomero Perdigón, que es todo un maestro en esto de buscar los puntos de vista más originales de Alcalá.

La importancia de ser receptivo

Pese a lo anterior, hay que reconocer que hay días y días. Habrá ocasiones en las que saldremos con la cámara y todo nos llamará la atención y otras en los que ya nos pueden plantar en medio de los Campos Elíseos y no seremos capaces de ver nada digno de ser retratado. Sobre esto yo tengo una teoría según la cual todo tiene, por lo menos, una foto bonita. Lo complicado es encontrársela.

Traffic accident

En cualquier caso, pese a que en ocasiones la inspiración sea nula, lo mejor es salir a la calle con la idea en la cabeza de que la mejor foto del día puede estar en cualquier lugar. Abrir nuestras miras y no restringirnos sólo a dos o tres cosas es lo que hará de nuestras fotografías una experiencia muy gratificante.

Nunca borres fotos en plena calle

Alguna vez he visto una foto recién capturada en la pantalla de la cámara y he pensado en borrarla de inmediato; pero ya me ha ocurrido en varias ocasiones que he llegado a casa y al verla en el ordenador me he dado cuenta de que no era tan mala como pensaba o que tratándola en blanco y negro (o de algún otro modo) ganaba unos cuantos puntos.

Un ejemplo de esto que os digo es aquella imagen en la que la sombra de una persona no parecía corresponderse con la edad de su dueña. Hoy miro la fotografía y me parece bastante original, pero también recuerdo que nada más verla en la cámara pensé que no era gran cosa y que podría borrarla.

Juventud en la sombra

Al fin y al cabo, en las tarjetas actuales caben una barbaridad de fotografías, así que es mejor borrar las imágenes una vez que estemos cómodamente sentados delante del ordenador.

Lo importante es que te guste a ti

A la hora de hacer una fotografía (como al escribir en este blog) sólo sigo una norma: que me guste a mí. Nunca hago una fotografía pensando en que le guste a Fulanito o a Menganito, ya que entonces esto dejaría de ser algo completamente personal. A la hora de decidir qué fotos publico me guío por mi propio criterio, y así seguirá siendo a no ser que algún día acabe trabajando como fotógrafo para algún cliente.

Ramas secas

Creo que en la vida es importante seguir tu propio instinto en la medida de lo posible, y ya que tanto en el tema fotográfico como en lo que escribo por aquí tengo plena libertad para hacer lo que crea oportuno, la norma es simple: si estoy contento con el resultado lo publico; y si no, se va a la papelera.

Si luego la fotografía coincide con vuestros gustos y consideráis que es buena, yo me alegraré un montón; pero lo principal es que me guste a mí, porque sólo de ese modo se puede crear un estilo propio y personal a la hora de retratar las cosas.

Lo que digan los demás está de más

Algo muy ligado con lo anterior es la importancia de ser tú mismo a la hora de hacer fotografías. Que no te importe plantarte en medio de una calle atestada de gente para captar la imagen de algo que te ha llamado la atención. Yo a veces me he sentado en el suelo en busca de un ángulo diferente, me he subido a lugares elevados para hacer un plano picado, me he plantado en medio de una glorieta para hacer fotos de un atasco… Y siempre estará el típico idiota que te pitará con el coche o se reirá al verte intentar hacer una foto en una postura extraña; pero cuando llegas a casa y ves el resultado te das cuenta de que si no te hubieras atrevido a hacer esa foto, no podrías sentirte orgulloso de ella.

A contracorriente

Esto lo aprendí en mis experiencias como reportero de ultimONivel, ya que si bien en las primeras presentaciones a las que acudí yo me sentaba en mi sitio y trataba de no dar mucho el cante; pronto aprendí que aquí el que no corre vuela, de modo que empecé a sacar la cámara y ponerme a hacer fotos dónde y cuándo mejor me pareciera.

¡Disfrútalo!

Lo más importante es que la fotografía practicada como afición sea eso: una afición de la que disfrutar. Si un día teníais pensado salir a hacer fotos y no os apetece… ¡Quedaos en casa! Del mismo modo, si tenéis ganas de salir a la calle porque sentís que estáis inspirados y hay posibilidades de conseguir la foto de vuestra vida, no dejéis que un cambio de planes a última hora apague vuestra creatividad.

¿Te apetece un té?

Disfrutad. Haced lo que os de la gana con vuestra cámara, que para eso os la habéis comprado. Con ella en la mano tenéis la posibilidad de retratar el mundo como os parezca, y no habrá nadie que pueda demostrar que vuestro modo de ver las cosas sea mejor o peor que otro. Creed en vosotros mismos y veréis cómo vuestras fotos van ganando en calidad prácticamente sin que os deis cuenta.

* Todos los artículos de este tipo en https://luipermom.wordpress.com/fotografia

Marranos de sábado noche

Ya sabéis que siempre voy por la calle fijándome en las cosas que me rodean, tanto en las buenas como en las malas. Y precisamente por eso hoy quiero hacer hincapié en lo vergonzoso que resulta encontrarse esta estampa cada domingo por la mañana en muchos rincones de la ciudad.

Marranos de sábado noche

El hecho de dejar el banco de un parque lleno de bolsas, botellas y vasos ya es de por si bastante lamentable. Sin embargo, lo es todavía más cuando a escasos diez metros hay una papelera completamente vacía en la que se podían haber depositado todos esos desperdicios sin mayor problema.

Entiendo que haya gente que practique el botellón por los motivos que les parezcan oportunos; pero lo que no es admisible es que para el disfrute de unos pocos, los parques de la ciudad tengan que amanecer llenos de basura.

Hay personas a la que se les llena la boca exigiendo derechos; pero a la hora de la verdad se saltan a la torera hasta las normas más básicas de convivencia. Así nos va.

Alcalá en soledad

El pasado domingo me levanté pronto y me fui al centro a hacer algunas fotos. Es algo que me gusta hacer siempre que puedo por varios motivos: apenas hay nadie por la calle, el silencio reinante en todos los rincones es de lo más relajante y además la luz suele ser bastante propicia para conseguir buenas imágenes. Aparte de eso, el hecho de levantarte pronto el fin de semana permite que el tiempo cunda más y puedas hacer más cosas; algo muy recomendable para empezar el lunes con alegría.

Mirad por ejemplo tres de las muchas fotografías que capté ese día:

La soledad de la Plaza de Cervantes

Avenida de Guadalajara

La soledad de la Plaza de Cervantes

Ver la plaza de Cervantes y sus alrededores sin nadie a la vista es algo poco habitual y que se sale de la tónica del resto de la semana, con personas caminando presurosamente en todas direcciones. De hecho, mañana tengo pensado repetir la experiencia a ver qué imágenes puedo obtener esta vez; de modo que si pasáis a primera hora por la calle Mayor es posible que me veáis con la cámara en la mano buscando algún punto de vista original.

Más spam y menos Prozac

Me encanta la carpeta de spam de mi cuenta de correo electrónico. Si a última hora de la tarde me siento triste no tengo más que meterme en ella, leer un par de correos y enseguida noto elevarse mi autoestima más allá de las nubes. Veamos lo que tenemos hoy:

abismo

– Un tipo de Uganda me ha dejado 800000 dólares en herencia. Para hacerme con semejante suma de dinero sólo tengo que ingresar mil doscientos dólares en una cuenta bancaria para cubrir los gastos de la transferencia y al momento me enviarán el dinero. Chachi, creo que el lunes no iré a trabajar.

– Una chica que afirma estar muy caliente (tal vez tenga algo de fiebre) y que responde al extraño nombre de How About dice que quiere hacerme unas cosas muy raras que no sé muy bien de qué van porque están escritas en inglés.

– Un tal Joseph me manda un archivo zip en el que dice que están las fotos de su novia desnuda. Y yo me pregunto, ¿qué gana él con mandarme esas imágenes? No lo abriré, pues prefiero que esas fotos queden en la intimidad de esa pareja, faltaría más…

– Otra chica inglesa (de Londres para más señas) dice que está triste y que se le pasaría con un revolcón conmigo. Yo me pregunto: ¿no tendrá algún inglés que le pille más a mano?

– ¡Coño! Un banco de inglaterra (no sé qué le ha dado a los ingleses conmigo hoy) anuncia a bombo y platillo que me ha tocado un millón de libras. ¡Soy multimillonario y yo sin saberlo! Me comentan también en este caso que tengo que pagar unos gastos de gestión y tal, así que el lunes a primera  hora me acercaré al banco y haré los dos pagos a la vez.

– Google me dice que he ganado 850000 libras en acciones de la compañía. Siempre he hablado bien de sus servicios en este blog, pero no creo que merezca tanto dinero por ello. Me conformaría con que me mandaran unas pegatinas… Vaya, tengo que pagar trescientas libras para poder cobrar el dinero. Entonces paso, que ya tengo un millón y medio de libras de los dos correos de antes y habrá que dejar algo para los demás, digo yo.

– Viagra con un 80% de descuento. Acabo de cumplir 30 años; todavía me falta bastante para necesitar esas cosas. Borrando…

– Una tal Nona (no sé si también será inglesa) dice que quiere una «crazy penetration». ¿Qué será eso? ¿Alguna nueva cámara de fotos tal vez? El caso es que tiene gracia que de repente tantas chicas me pidan cosas… Le contestaré diciendo que en eBay seguro que venden de eso.

En fin, y así unos cuantos correos más. Como os decía al principio de la entrada, cuando os sintáis tristes y/o apagados, meteos un rato en vuestra carpeta de correo basura y veréis cómo en apenas unos minutos os sentís los tipos más afortunados sobre la faz de la tierra. Y es que, parafraseando el título del conocido libro de Lou Marinoff, lo que hace falta hoy en día es más spam y menos Prozac.

Amor cobarde

Sus ojos de color miel brillaban bajo el sol, que a estas alturas del invierno empieza ya a acostarse algo más tarde de las seis. De pie, junto a la puerta del Telepizza, aquella chica dirigía su vista al infinito en busca de la persona con la que debía encontrarse. Por eso, cuando aparecí en su campo de visión, fijó su mirada en mí apartándola en cuanto comprobó que no era yo a quien esperaba.

Era una de esas estampas cotidianas que siempre suelen llamar mi atención. Aquella chica menuda, morena que iba vestida con vaqueros y un abrigo negro aguardaba a alguien con la ilusión del que acude a su primera cita.

Conocía aquella sensación porque me recordaba a mí mismo años atrás, cuando después de varios intentos (y muchas horas de sueño perdidas) conseguía quedar a solas con la chica que me gustaba. Tal vez por eso siempre que veo a alguien esperando en plena calle con una sonrisa en los labios pienso que estoy contemplando los instantes previos a un primer encuentro.

Ni se me pasó por la cabeza escribir nada sobre ello porque al fin y al cabo se trataba de algo muy habitual, de modo que continué mi camino hacia la plaza de Cervantes olvidándome de aquella chica en cuanto doblé la esquina de la calle Pescadería.

Caminando calle arriba y calle abajo por el centro de Alcalá, al cabo de una hora sentí que mis piernas empezaban a protestar ante tanto paseo y me sugirieron que volviéramos a casa. Además, estaba refrescando bastante, y puesto que esta misma mañana la garganta me había estado dando un poco la lata, creí conveniente tomarme un té calentito cobijado en el sofá del salón.

Con mi habitual paso rápido atravesé el barrio de Venecia ya sin rastro de claridad en el cielo, y cuando llegué de nuevo a la puerta del Vado vi en la lejanía una figura a contraluz en los ventanales del Telepizza. Era la misma chica de antes, sólo que ahora estaba sentada en la cornisa de la ventana con la cabeza gacha, el pelo rizado tapándole la cara y pulsando con rapidez las teclas del móvil que sostenía en su mano derecha. Mientras tanto, con la otra cerraba el cuello de su abrigo en un intento de conservar el poco calor que le quedaba después de tanto tiempo allí plantada.

Pasé a su lado casi rozándola por culpa de la estrechez de la acera; pero, pese a ello, esta vez ni siquiera apartó la vista de la pantalla del teléfono. Estaba claro que ya no estaba esperando a nadie. En mi mente sólo cabía una pregunta: ¿Para quién sería el SMS?

Old shoes

Primeras fotos con la Nikon EM de 1979

Aprovechando principalmente los fines de semana (de lunes a viernes no dispongo de demasiado tiempo libre para ir a hacer fotos) por fin he completado las 24 primeras exposiciones realizadas con la Nikon EM que me llegó hace algunos días.

Los resultados, en general, han sido mucho mejores que los que obtuve con mi Werlisa de 1989 (como es lógico) así que me he animado a subir algunas de ellas a Flickr y compartirlas con todos vosotros en esta entrada. Me he limitado a escanear las catorce que, desde mi punto de vista, han quedado mejor; pues al ser el primer carrete disparado con la cámara aproveché para hacer algunas «cosas raras» (contraluces, desenfoques…) que en algunos casos no han quedado todo lo bien que hubiera querido. Sin embargo, en situaciones con iluminación más o menos homogénea la exposición ha quedado prácticamente clavada, demostrando que una cámara de hace tres décadas sigue siendo capaz de hacer unas fotografías más que decentes. Ah, y enfocar con la pantalla partida es una auténtica pasada. No será éste el último carrete que dispare con la EM, eso seguro…

Por cierto, entre las imágenes os vais a encontrar con una en la que aparece un acusado borde negro. Esto no es más que la consecuencia de disparar con un ojo de pez diseñado para cámaras con sensor APS-C pero montado en una analógica (ocurriría lo mismo si lo colocáramos en una digital con sensor full frame y no activáramos el modo recorte. Más información aquí).

Bueno, poco más puedo añadir. ¡Mejor dejar que las fotografías hablen por mí!

Primer carrete Nikon EM

Primer carrete Nikon EM

Primer carrete Nikon EM

Primer carrete Nikon EM

Primer carrete Nikon EM

Primer carrete Nikon EM

Primer carrete Nikon EM

Primer carrete Nikon EM

Primer carrete Nikon EM

Primer carrete Nikon EM

Primer carrete Nikon EM

Primer carrete Nikon EM

Primer carrete Nikon EM

Primer carrete Nikon EM

NOTA: todas las fotografías de esta entrada proceden de un carrete Fuji Superia ASA 200 de 24 exposiciones. El objetivo empleado en todos los casos ha sido el Nikon AF 50mm f/1.8D excepto en la imagen del ojo de pez, que fue tomada con un Falcon 8mm fisheye f/3.5 diseñado para cámaras DX. La apertura más grande usada ha sido f/2.8 en la imagen de la reja oxidada y f/16 en la fotografía en la que aparece la calle Mayor completamente desierta. En todas las demás se han empleado aperturas intermedias que oscilan entre esos dos valores anteriores.