El faro de Oropesa hace 140 años

Recientemente (y de pura casualidad) me encontré con la web de la fototeca del patrimonio histórico español (perteneciente al ministerio de cultura) en la que se recopilan imágenes antiguas de los más diversos rincones de nuestra geografía.

Ávido de imágenes de este tipo captadas en Oropesa del Mar (de Alcalá podéis ver más de un centenar de ellas en la serie «Alcalá de Henares ayer y hoy«) me lancé al buscador de la página y me encontré con que aunque de la provincia de Castellón hay un total de 51 fotografías, de Oropesa del Mar tan sólo hay una, que es la que os presento a continuación:

Faro de Oropesa (1870)

Faro de Oropesa hacia 1870. «Laurent, J. Archivo Ruíz Bernazzi, IPCE, Ministerio de Educación, Cultura y Deporte»

Como veis, se trata del faro de esta localidad castellonense, y por las fechas de los viajes de J. Laurent y su equipo de colaboradores por estas tierras, podemos fechar la imagen entre 1970 y 1972.

Como podréis imaginar, me hubiera encantado haber topado con un par de docenas de imágenes de esta localidad con las que hubiera realizado una serie de entradas un poco al estilo de lo que hice en su momento con mi querida Alcalá; pero ya que al menos tenía algo de material (aunque fuera una sola imagen) agarré la cámara y me acerqué al faro con idea de mostraros lo mucho o lo poco que ha cambiado este edificio singular en casi siglo y medio.

Faro de Oropesa (2012)

Faro de Oropesa en 2013

Lo primero que he de comentar es que no me ha sido posible captar la imagen exactamente desde el mismo lugar desde donde se hizo la original debido a la construcción de un muro que rodea al faro y que lo taparía casi por completo en caso de situarme en la posición desde donde se hizo la primera fotografía hace más de 140 años. Aun así, creo que desde donde me situé (hay una diferencia que debe de ser de apenas un par de metros) se pueden apreciar perfectamente tanto los cambios que se han producido como los elementos que han permanecido inalterados con el paso del tiempo.

Lo más radical es que entre una foto y otra a la vivienda del farero se le añadió una segunda planta. La altura del faro permaneció inalterada, por lo que el pis superior «rodea» a la torre del propio faro. También es nuevo el muro de ladrillo que rodea al edificio y que se colocaría cuando se empezaron a construir edificios residenciales por la zona, ya que en la época de la que data la primera fotografía en las inmediaciones del faro sólo estaba la torre del rey.

Si os fijáis bien la parte más alta del faro también ha cambiado: los montantes de la ventana de la luz-guía han pasado de ser verticales a hacer un zig-zag. También se ha modificado la barandilla superior (no así la del piso donde posa el farero en la foto de 1870) y se ha instalado una veleta coronando el edificio.

En cuanto al piso inferior, podemos ver que el marco de la puerta ha cambiado (antes era redondeado por su parte superior y ahora es cuadrado) y que el emplazamiento de las ventanas sigue siendo el mismo aunque ahora tengan puestas unas mosquiteras en su parte más exterior. Para realizar el piso superior de la vivienda podéis ver que se ha respetado la estructura original hasta el punto de situar un pequeño balcón justo sobre la puerta de entrada.

Por lo demás, podéis ver claramente que la vegetación ha ido en aumento a medida que han transcurrido los años y que, sin ir más lejos, ese pino que aparece en primer término actualmente ni siquiera existía en la imagen original.

Los que seguís este blog desde hace tiempo sabéis que el paso del tiempo es un tema que siempre me ha fascinado. Si veo dos fotografías tomadas en el mismo lugar con varias décadas de diferencia entre una y otra me fascina por igual tanto si el lugar sigue estando prácticamente igual como si ha cambiado tanto que apenas es reconocible. Son los efectos del paso del tiempo y la huella que deja en los lugares la acción del hombre y/o la naturaleza.

Al ver esa foto de hace prácticamente un siglo y medio pienso en que el farero que posa con orgullo asomado a la barandilla ya hace mucho tiempo que dejó de estar entre nosotros, pero la luz que guía a los barcos que se acercan a las costas de Oropesa sigue brillando igual que entonces.

Los problemas de pasarse a Full Frame

Hace tiempo estuvimos hablando de los dos tamaños de sensor en las cámaras réflex digitales (al menos en lo que a Nikon se refiere, aunque esta distinción también se da en Canon o en Sony por ejemplo). En general, los modelos tope de gama de estas marcas son los que van equipados con sensores de tamaño completo (también denominados Full Frame o directamente FF) que tienen las mismas dimensiones que un negativo fotográfico de 35mm, mientras que las inferiores llevan sensores de tipo APS-C que poseen unas medidas más reducidas como podéis apreciar en la siguiente imagen.

Sensores Full Frame y APS-C

Pues bien, ya sabemos que el mundo de la electrónica de consumo siempre va de arriba a abajo, y poco a poco los modelos de cámaras equipadas con sensores de tamaño completo se van extendiendo por las gamas de los fabricantes. En el caso de Nikon, ya no sólo las D3, D3s y D3x van equipadas con estos sensores, sino que la D700 también lo lleva, siendo bastante más barata (aunque lo mejor sería decir «menos cara») que sus hermanas mayores.

Algo más que una simple diferencia de precio

Como os digo, si vemos el catálogo completo de Nikon vamos a ver que la diferencia de precio entre una D300s (el tope de gama actual en sensor DX) y una D700 (que en esencia es una D300 con sensor FX) no es demasiado elevada; o al menos es lo suficientemente reducida como para hacernos dudar si no merecerá la pena dar directamente el salto a Full Frame. En concreto, la primera sale por unos 1300 euros y la segunda por aproximadamente 2000. Y aunque esos setecientos euros son una pasta se miren por donde se miren, hay muchos usuarios que aplican lo de «caballo grande ande o no ande» y acaban optando por la D700 sin saber muy bien qué es lo que buscan en una cámara.

Los sensores Full Frame tienen mayor rango dinámico, mejoran la relación señal / ruido a sensibilidades elevadas, tienen una definición muy buena, los angulares mantienen intacta su distancia focal… pero también llevan aparejadas una serie de desventajas en las que algunas personas no pensaron cuando se deshicieron de su cámara APS-C para pasarse al sensor FF.

Estamos de acuerdo en que la diferencia de precio entre una cámara APS-C tope de gama y una FF tal vez no sea demasiado elevada; pero el verdadero gasto vendrá a la hora de «calzar» dicha cámara con las ópticas adecuadas: en términos generales las ópticas para FF son mucho más caras que en APS-C, pesan y abultan mucho más y, lo que es peor, nos va a dar la sensación de que no nos acercan lo suficiente al motivo a fotografiar.

El factor de recorte

Técnicamente, al no haber factor de recorte, un objetivo de 200mm en una cámara Full Frame es un 200mm, no hay más. En APS-C ese 200mm cerraría su ángulo de visión para dar el equivalente a un 300mm en Nikon (1,5x) o 320mm en Canon (1,6x); algo que adoran los amantes de los animales salvajes y las competiciones deportivas. Sin embargo, en FF para «acercarnos» al sujeto como en nuestra anterior cámara APS-C tendremos que comprar un 300mm «de verdad» con las consecuencias que esto implica para el bolsillo y la espalda.

Vamos a ver esto empleando como ejemplo dos teleobjetivos fijos con características técnicas similares (AF-S, VR y f/2.8) montados sobre cámaras Nikon:

Teleobjetivo Nikkor 300 mm f/2.8 ED-IF AF-S VR

  • Dimensiones: 268 x 124 mm
  • Peso: 2850 gr
  • Precio aproximado: 5000 euros

Teleobjetivo Nikkor 400 mm f/2.8 G ED AF-S VR

  • Dimensiones: 368 x 159 mm
  • Peso: 4620 gr
  • Precio aproximado: 8000 euros

Como podéis ver, el teleobjetivo de 400mm pesa y cuesta prácticamente el doble que el de 300mm y además es 10 cm más largo. Y la cosa es que en términos de ángulo de visión, el 300mm montado sobre una cámara DX equivaldrá a un 450mm, por lo que ni siquiera con el 400mm montado en nuestra cámara FX podremos acercarnos tanto al motivo a fotografiar. Esto va a dar lugar al síndrome «no estoy lo bastante cerca» que ha afectado a numerosos usuarios que han dado el salto a Full Frame y se han encontrado con un 200mm se queda corto para fotografiar ese gorrión que saldrá volando si damos un paso más.

Además, hay otro «problema» añadido: la gente que pretende encontrar un objetivo todoterreno para FF como los 18-200 que hay en formato APS-C con los que se puede ir a pasar el día con la cámara a cuestas sin mayor problema lo llevan claro. Para conseguir esas distancias focales en FF apenas hay opciones; y de hecho casi lo único que hay en ese sentido es el Canon EF 28-300mm f/3.5-5.6L IS USM que cuesta 2500 euros, pesa 1,7 Kg y es un mostrenco que abulta como un 70-200 f/2.8. Vamos, ideal para ir de excursión a la montaña con la cámara colgada del cuello.

Los objetivos de focal variable para cámaras con sensor de 35mm rara vez alcanzan relaciones de zoom más allá de 3x o como mucho 4x. Ópticas como 14-24 (1,7x), 35-70 (2x), 24-85 (3,5x) ó 70-300 (4,3x) son lo habitual; mientras que en DX es muy común encontrar en el mercado zooms de rango focal 18-135 (7,5x), 18-200 (11,1x) e incluso un 18-270 (15x) fabricado por Tamron.

Conclusión

No hay duda de que una cámara Full Frame da una calidad de imagen impresionante, pero eso no quiere decir que las cámaras con sensor APS-C no tengan su público. De hecho, en el caso de que os gusten las fotografías de naturaleza así como retratar eventos en los que no nos queda más remedio que estar alejados del sujeto principal (partidos de tenis, mítines políticos, aviones despegando…) tenéis en el factor de recorte a un buen aliado, ya que para conseguir distancias focales semejantes en una cámara Full Frame vais a necesitar dos cosas: ser millonarios y estar bastante fuertes.

Evidentemente no seré yo el que os desaconseje la compra de una cámara FF «porque sí», ya que son una verdadera maravilla visual y allá cada uno lo que haga con su dinero; pero sí que os diré que meditéis muy bien si realmente le vais a poder sacar todo el partido posible. Tened en cuenta que en el mundillo de las cámaras réflex son las ópticas y no la cámara las que marcan el límite entre las fotografías que podréis o no podréis hacer; y en Full Frame el dinero que hay que pagar por elevar ese límite aumenta considerablemente.

Juventud en la sombra

Hay veces en las que haces una fotografía, miras la pantalla de la cámara y te das cuenta de que puede ser más o menos buena. Sin embargo, el caso de hoy es el de una imagen que capté a última hora de la tarde cerca de la estación de tren y que no me pareció nada del otro mundo cuando la vi «in situ». Podría haberla borrado en ese mismo instante si hubiera andado corto de espacio en la tarjeta de memoria; pero como no era el caso, la imagen aguantó allí hasta llegar a casa, donde me llevé una pequeña sorpresa al verla en el ordenador.

Sombra no correspondiente

No consigo dejar de mirar la fotografía una y otra vez. Hay algo extraño en ella, ¿lo veis?

Exacto: la mujer que pasea con un brazo sobre el rostro para protegerse del sol no se corresponde para nada con la sombra que se proyecta en la pared. Esa silueta negra es la de una chica joven, con una bolsa de deporte al hombro, recién salida del gimnasio y que camina con paso decidido hacia su casa. Sin embargo, su dueña es una mujer de mediana edad que avanza lentamente junto a la valla y que da la sensación de no tener prisa por llegar a ninguna parte.

Sí, ya sé que no es más que un efecto de proyección debido a la posición del sol; pero no soy capaz de ver en la fotografía otra cosa que no sea una chica joven encerrada en un cuerpo que dobla su edad.

Fotografías sobre las vías

Hay un paso elevado en Alcalá de Henares que cruza las vías del tren a la altura del Paseo de la Estación. Un lugar que he atravesado multitud de veces en el pasado pero en el que nunca me había detenido a hacer fotografías y, bueno, digo yo que mejor tarde que nunca, ¿verdad?  😉

El puente de la estación (V)

Subiendo hacia el paso

El puente de la estación (III)

Vista hacia Guadalajara

El puente de la estación (IV)

Vista hacia Madrid

El puente de la estación (I)

Exterior de la estación

El puente de la estación (II)

Paseo de la estación visto desde las alturas