Compatibilidad del autofocus entre objetivos y cámaras Nikon

Por lo que leo en los comentarios, muchos de vosotros tenéis dudas sobre qué objetivos son compatibles con vuestras réflex Nikon; de modo que he decidido crear esta entrada para tratar de orientaros de un modo sencillo sobre la compatibilidad de objetivos y cámaras de esta marca.

Mis tres primeros objetivos

Aclarar desde el principio que en esta entrada me referiré exclusivamente al tema del enfoque automático en las cámaras réflex Nikon; dejando el tema de la medición automática de la luz y otros aspectos para el futuro. Además, sólo me retrotraeré en el tiempo hasta la época de los objetivos AF, ya que hablar de los AI-S y AI puede hacer que os liéis para nada, ya que si os acabáis de comprar vuestra primera réflex no creo que os vayáis a poner a comprar objetivos manuales de los años 60.

· Cámaras sin motor de enfoque en el cuerpo

Todas aquellas cámaras Nikon que no dispongan de un saliente en forma de «destornillador» en la bayoneta donde se montan los objetivos carecen de motor de enfoque y, por tanto, necesitaremos ópticas que lo incorporen por si mismas (esta idea la estrenó la D40 de cara a realizar un cuerpo más pequeño, ligero y barato).

En estas cámaras tendrán plena funcionalidad los objetivos en cuyo nombre aparezcan las siglas AF-S o AF-I (estos últimos son extremadamente raros de ver).

Nikon D40 + Nikkor 50mm 1.8D

Podéis montar objetivos sin motor de enfoque (ahí arriba tenéis mi D40 con un Nikkor AF 50mm f/1.8D montado) pero tendréis que enfocarlos manualmente; algo que no siempre es práctico o sencillo.

El listado de cámaras que, a día de hoy, no incluyen motor de enfoque es el siguiente:

D40, D40x, D60, D3000, D3100, D5000, D5100

· Cámaras con motor de enfoque en el cuerpo

Apéndice metálico que permite enfocar automáticamente objetivos de tipo AF

El resto de réflex digitales Nikon sí incluyen motor de enfoque en su cuerpo (la fotografía anterior es de la montura de mi D300) por lo que además de los objetivos de tipo AF-S también enfocarán automáticamente todos los de tipo AF, que son precisamente los que emplean el «destornillador» al que me refería antes.

Otras cosas a tener en cuenta

Por descontado, los objetivos de enfoque manual no enfocarán automáticamente en ninguna cámara tenga o no motor de enfoque, ya que son anteriores a la aparición de dicho sistema. Recordemos que hasta la popularización del autofocus a medidados de los 80 el fotógrafo siempre tenía que enfocar a mano.

Baldo

Me gustaría añadir que desde hace tiempo las segundas marcas de objetivos también se han subido al carro de la inclusión de motores de enfoque en el cuerpo, distinguiéndose estos por la inclusión de las siglas HSM en el caso de Sigma.

Tokina y Tamron no suelen incluir este aspecto en las denominaciones de sus objetivos (hace años Tamron solía añadir BIM; iniciales de Build In Motor, pero parece que ha dejado de hacerlo) por lo que si nuestra cámara no posee motor de enfoque lo mejor es preguntar al vendedor sobre este aspecto antes de comprar para asegurarnos de que no nos estamos llevando un modelo antiguo que no enfocará automáticamente en nuestra cámara.

En cualquier caso, si os interesa el tema, os recomiendo echar un vistazo a la entrada (de hace tiempo ya) titulada Diferencias fundamentales entre objetivos Nikon AF y AF-S.

* Todos los artículos de este tipo en https://luipermom.wordpress.com/fotografia

Más fotos con la D40 y el 35mm

Aunque la D300 sigue siendo mi cámara principal, reconozco que le estoy cogiendo el gustillo a esto de montar el 35mm en la D40 y salir a dar una vuelta sin nada más para así obligarme a prescindir de aspectos técnicos y centrarme en temas compositivos. Os pongo a continuación unas fotos de estos últimos días:

¡Sopla!

30

Columnas

Don Quijote

El árbol del amor

El final de la escalera

Review: Nikkor 16-85 mm f/3.5-5.6 G ED VR AF-S DX

Tenía echado el ojo desde hace tiempo al Nikkor 16-85 mm f/3.5-5.6 G ED VR AF-S DX por poseer un rango focal muy adecuado para el tipo de fotografía urbana que suelo realizar, ya que representa un cierto margen por encima y por debajo de lo que ofrece el habitual 18-55 que viene «de serie» con las cámaras réflex más sencillas.

Precisamente este rango en las cámaras equipadas con sensor DX para las que ha sido diseñado da como resultado unos ángulos de visión equivalentes a los clásicos objetivos zoom 24-120 mm de la época de las réflex analógicas que ofrecían una gran flexibilidad para ser usados en todo tipo de situaciones.

Pues bien, cuando hace apenas unos días me encontré con una buena oportunidad para hacerme con este objetivo, no lo dudé ni un segundo y un rato después ya lo tenía montado en mi cámara dispuesto a retratar a través de sus cristales todo lo que se me pusiera por delante.

Pues bien, fruto de mis experiencias y de las más de 500 fotografías disparadas con esta óptica que ha estado montada ininterrumpidamente en mi Nikon D40 durante las últimas dos semanas, surge esta review para compartir mis impresiones con vosotros. De cualquier modo, no esperéis un análisis técnico y sesudo sobre esta óptica porque para eso ya hay muchas webs que se dedican a ello con más medios y técnicas depuradas. Lo que yo pretendo hacer aquí es un artículo escrito con la premisa de narrar mis propias sensaciones tal y como es habitual en mí.

Autoretrato

El 16-85 VR en la mano

Las mejoras frente al objetivo básico de kit son, además de la ampliación de la gama de focales, la inclusión del sistema VR II así como una mejor calidad de construcción y materiales. Del mismo modo, una vez montado en la cámara enseguida notaremos que se trata de un objetivo más pesado y más sólido debido al mayor número y tamaño de elementos ópticos presentes en su diseño interno tal y como se puede apreciar en el siguiente diagrama.

Para que no tengáis que poneros a contar lentes, os diré que consta de 17 elementos ópticos repartidos en 11 grupos y que cuenta con dos elementos fabricados en cristal de baja dispersión (los de color amarillo) y tres de tipo aesférico para tratar de dar una buena calidad de imagen.

El exterior del objetivo está realizado en plástico de alta densidad contando con una bayoneta metálica y un anillo de caucho rodeándola para evitar en la medida de lo posible la entrada de polvo en el interior de la cámara. Lo que más miedo me da es que el abombado elemento trasero queda bastante expuesto al quitar la tapa protectora, por lo que habrá que tener cuidado para no golpearlo, ensuciarlo o rayarlo cuando estemos cambiando de óptica.

Review Nikon 16-85 VR

Con un peso de 485 gramos, 7,2 cm de diámetro y una longitud de 9,5 cm en su posición más compacta incrementándose hasta los 13,5 cm a medida que aumentamos la distancia focal, se complementa muy bien con las cámaras réflex menos voluminosas de la marca japonesa (D40, D5000, D90…). Por su parte, la unión con la cámara es sólida y transmite una buena sensación de robustez, permitiéndonos transportar el conjunto agarrándolo por el barrilete sin ningún problema.

Como podéis ver, sus dimensiones son bastante contenidas debido a que no es demasiado luminoso (f/3.5-5.6) y está diseñado para sensores DX. Si estuviéramos ante una de esas ópticas profesionales que poseen una apertura máxima de f/2.8 constante en todo su rango focal las dimensiones, el peso y, sobre todo, el precio del objetivo se elevarían considerablemente.

Por cierto, me gustaría señalar que esta óptica trae «de serie» un parasol de pétalos de anchura considerable debido al amplio ángulo de visión que es capaz de dar así como una funda de tela para guardarlo muy similar a la que venía de regalo con el Nikkor AF-S 35mm DX f/1.8.

En la parte frontal tenemos una rosca para filtros de 67mm de diámetro y en la parte central del barrilete (justo detrás del anillo de zoom) contamos con una ventana de distancias que si bien no es de gran utilidad por no contar con marcas para el cálculo de la profundidad de campo, sí que es un detalle elegante y que siempre se agradece.

Review Nikon 16-85 VR

De izquierda a derecha: 18-55 VR, 35mm f/1.8 y 16-85 VR

Como se puede ver en la imagen que hay sobre estas líneas, el tamaño del 16-85 VR no es mucho mayor que el de su hermano pequeño 18-55 VR si excluimos el parasol; aunque si buscamos una óptica actual de tamaño reducido gana por goleada el 35mm f/1.8 por su menor complejidad óptica así como por la ausencia del sistema VR y de engranajes internos encargados de la variación de la longitud focal.

En el lateral del objetivo, junto al estrecho anillo de enfoque, podemos apreciar los tres interruptores encargados de elegir entre enfoque automático o manual, la activación o desactivación de la estabilización óptica así como el que nos permite elegir entre los modos normal y activo del VR. Algo que podéis ver con más detalle en la siguiente fotografía:

Aprovecho para comentar que la diferencia entre los dos modos de VR disponibles estriba en que el normal es para usar la cámara a pulso como solemos hacer en la mayoría de las ocasiones y el active está diseñado para compensar las vibraciones que se producen al hacer fotografías desde un vehículo en movimiento, por lo que en teoría podremos captar imágenes desde un coche o un barco evitando las trepidaciones producidas por las leves vibraciones que emite dicho vehículo. De todos modos, todavía no he tenido ocasión de usar esta óptica en tales circunstancias, de modo que sólo os puedo hablar de esta característica «desde el papel».

Review Nikon 16-85 VR

Usando el 16-85 VR

A la hora de hacer fotografías lo que vamos a notar es una mayor nitidez y calidad de imagen en comparación con las ópticas más básicas como el conocido 18-55 tanto en su versión equipada con el sistema VR como en la no estabilizada. Ya había leído comentarios en muy diversos sitios que alababan la calidad óptica de este modelo y al fotografiar el mundo a través de él me doy cuenta de que estaban en lo cierto.

El túnel

Geométricamente se trata de una óptica con un ligero efecto barril en la focal más corta y un apenas perceptible efecto cojín en las más largas. Distorsiones que, de todos modos, sólo apreciaremos en el caso de disparar a elementos rectilíneos situándolos en paralelo a los extremos del encuadre, porque en las fotografías que haremos día a día con esta óptica no apreciaremos ninguna deformación a simple vista.

Como muestra, tenéis a continuación una fotografía de la puerta de Madrid hecha a 16mm y en la que no veréis deformaciones aparentes a no ser que cojáis una regla y os pongáis a contar píxels.

Puerta de Madrid

El objetivo apenas viñetea pese a estar diseñado exclusivamente para sensores de tipo DX, siendo apreciable solamente en la focal de 16mm a máxima apertura y disparando a una pared blanca o un cielo inmaculado. Al igual que en el párrafo anterior, os diré que en las fotografías que hagamos en el «mundo real» no vamos a apreciar oscurecimiento alguno en las esquinas a no ser que vayamos buscando este defecto de forma expresa, puesto que retratemos lo que retratemos siempre nos vamos a encontrar con variaciones en los tonos y la iluminación a lo largo y ancho del encuadre.

El pozo y las hojas

En cuanto a la longitud focal, si bien es cierto que echo de menos un poco más de alcance por la parte de arriba (estaría bien que que llegara a los 105mm o así) también es verdad que para eso ya tengo mi 55-200 VR y que lo que más se agradece son esos dos milímetros extra por debajo que consiguen que alcancemos 83º de ángulo de visión frente a los 76º que da un 18mm. Gracias a ello y a la distancia mínima de enfoque de 38cm desde el plano del sensor (ratio máximo de ampliación de 1:4.6) podemos conseguir imágenes muy impactantes que meten al espectador directamente en nuestras fotografías.

El banco solitario

En cualquier caso, recordad que cuanto mayor es el coeficiente de ampliación entre las dos focales extremas de un objetivo más deformaciones y problemas asociados nos vamos a encontrar; y por eso los zooms profesionales de Nikon, Canon y demás no suelen pasar de 2x o, como mucho, 3x para así asegurar una calidad óptica impresionante. Ópticas como el 18-200 de Nikon pueden ser muy prácticas para no andar cambiando de objetivo cada dos por tres, pero… ¿no es precisamente la variedad de ópticas existentes la razón de ser de las cámaras réflex?

Una cosa que me gusta mucho de este objetivo es que el enfoque es de tipo interno, de modo que nada se mueve externamente cuando variamos dicho parámetro. A la hora de variar la longitud focal el cuerpo sí que cambia su extensión, pero el elemento frontal no gira y esto nos va a permitir emplear un filtro polarizador sin tener que andar ajustando su ángulo de giro cada vez que modifiquemos el enfoque.

Enfoque que, al estar gobernado por un motor interno de tipo AF-S, es rápido y silencioso y que suele ser preciso incluso en situaciones complicadas como contraluces o texturas sin demasiado relieve. De todos modos, este parámetro depende sobre todo de las habilidades de la cámara en la que montemos el objetivo, aunque a ello también contribuye la apertura máxima del objetivo empleado, ya que cuanta más luz incida sobre el sensor más fácil será «ver la escena» para el sistema de enfoque.

Sombras complutenses

Por otra parte, la calidad de imagen conseguida con este 16-85 VR es superior a la que me ofrece el 18-55 VR bajo condiciones de uso similares y, en general, se nota que la nitidez es mayor y el contraste de las escenas también. La diferencia no es que sea radical porque aunque el 16-85 VR tiene más calidad que el objetivo que viene de serie con las cámaras de gama baja, éste se defiende bastante bien y es capaz de lograr imágenes muy decentes si somos conscientes de las limitaciones de nuestro equipo fotográfico.

Estatuas, conventos y cielos

En cuanto a la estabilización, el VR de segunda generación demuestra sobre el terreno tener unas prestaciones ligeramente superiores al original: no vamos a conseguir fotografías perfectamente nítidas con exposiciones de medio segundo, pero sí que nos va a permitir hacer fotografías bastante presentables cuando la luz ambiental está empezando a bajar sin tener que tirar de ISOS altos o usar un trípode.

Esta revisión del estabilizador óptico tiene además una característica bastante útil, y es que a la hora de hacer barridos es capaz de detectar en qué eje lo estamos realizando y sólo compensará las vibraciones en el eje perpendicular para que así la estela dejada por el movimiento sea más suave. Es decir, que si estáis realizando el barrido a un coche que pasa a vuestro lado, la electrónica del objetivo detectará la dirección del movimiento en el eje horizontal y sólo realizará la compensación de las vibraciones en el vertical.

Rosa

Por lo demás, sólo me queda comentaros que el mayor peso del conjunto con respecto al objetivo básico se nota cuando llevamos varias horas haciendo fotografías. Concretamente la pareja D40 + 16-85 VR se planta en los 1080 gramos, por lo que si llevamos la cámara colgada directamente del cuello podemos acabar un poco doloridos tras una larga excursión. De todos modos, un día de estos os hablaré de la forma correcta de llevar la cámara para no acabar con las cervicales hechas polvo.

Conclusiones

Aunque el 16-85 VR es un objetivo con un rango focal más amplio y una mejor construcción y calidad de imagen que el habitual 18-55 que suele venir con la mayoría de cámaras réflex de gama baja y media, hay que admitir que su compra es cuestionable por no suponer una mejora radical con respecto a este último.

En mi caso me he hecho con él porque los dos milímetros extra de angular me vienen muy bien y porque la mayor parte de mis fotografías urbanas las suelo hacer en el rango focal que comprende esta óptica; pero entiendo que mucha gente no le verá el sentido a la compra del objetivo.

Procesión del corpus 2010

Por lo tanto, recomiendo su adquisición a aquellos que quieran una óptica eminentemente callejera, con una buena calidad de imagen y un acabado bastante cuidado. Y en todo caso, si de momento sólo tenéis un 18-55 VR acompañando a vuestra cámara, mejor invertid vuestro dinero en otro tipo de óptica (ultra-gran angular, ojo de pez, teleobjetivo…) porque esos objetivos sí que os van a permitir hacer fotografías que de otro modo no podríais realizar.

Más fotografías de ejemplo tomadas con el 16-85 VR

Aunque las imágenes que habéis visto hasta el momento han sido hechas con el 16-85 VR, a continuación os ofrezco algunas más que os pueden dar una idea del tipo de escenas que podemos captar con esta óptica montada en una humilde Nikon D40:

Bifurcación

Concentración motera en la plaza de Cervantes

Las cigüeñas

Retrato en piedra

Procesión del corpus 2010

Magistral

Por cierto, os recuerdo que haciendo click en cualquiera de las fotografías de ejemplo accederéis a su página en Flickr donde podréis consultar algunos datos técnicos o acceder a versiones a más resolución.

Otras reviews de este objetivo (en inglés)

Photozone

Thom Hogan

Cameralabs

* Todos los artículos de este tipo en https://luipermom.wordpress.com/fotografia

Fotos de una tarde lluviosa en Madrid

Hay un Madrid más allá del parque del Retiro, la diosa Cibeles, la Gran Vía y la calle de Alcalá. Un Madrid anónimo y desconocido que no sale en las postales ni en los libros. En realidad no hay un sólo Madrid así, sino una amplia variedad de ellos; de modo que ayer por la tarde me dirigí allí con objeto de retratar algunos de sus rincones después de una oportuna lluvia que dio a la ciudad un aspecto especial tanto en el suelo como en el cielo.

Esperando al bus en Alcalá

Parada de autobús en Alcalá. Punto de partida.

Barreras

La entrada al aparcamiento de un edificio de oficinas. Me gustó el aspecto del asfalto recién mojado por obra y gracia de la lluvia que cesó justo cuando bajé del autobús.

Reflejos urbanos

El deporte urbano puede ser muy colorido, como demuestra esta fotografía de una cancha de baloncesto en las proximidades de la M-30.

Reflejos

Reflejos en las ventanas del edificio al que pertenece la entrada de garaje de la foto anterior.

Césped, flechas y asfalto

Una de tantas calles de varios carriles presentes en Madrid. El hecho de que todo estuviera mojado y que el cielo se encontrara completamente cubierto de nubes daban a las imágenes un aire diferente al habitual.

Rincones de Madrid

Entre los modernos edificios de acero y cristal todavía podemos encontrar algunas casas con muchas décadas en sus vigas, como la que ilustra esta imagen tomada en el callejón de San Pedro.

Prevención de riesgos laborales en IBM

En IBM se preocupan por sus empleados, así que cuando hay lluvia y la entrada del edificio está húmeda advierten de posibles patinazos mediante una vistosa señal. Suelo huir de la simetría; pero en este caso consideré que sería apropiado hacer uso de ella.

Agua, nubes y edificios

Reflejos de la tarde justo cuando el sol comenzaba a aparecer entre las nubes. A partir de aquí los cielos comenzaron a convertirse en una paleta de colores pastel.

IBM

Las oficinas de IBM en Madrid. Un edificio que siempre me ha llamado la atención por su aspecto rubusto y poderoso.

Paisaje urbano

Paisaje urbano junto a la M-30. El edificio alto de la izquierda son las oficinas de Philips, y el que se ve a la derecha no sé a qué empresa pertenece; pero me gustan mucho sus extrañas formas.

Avenida de América

Un vista elevada de la Avenida de América, donde se puede ver al fondo uno de los edificios más particulares de Madrid: Torres Blancas.

Torres blancas

Plano contrapicado de Torres Blancas. Ya de pequeño sus formas futuristas me obligaban a alzar la vista hacia el cielo cada vez que pasaba cerca de él.

Avenida de América al atardecer

Otra vista de Avenida de América; pero esta vez "a ras de suelo". En ese momento de la tarde una luz naranja bañaba todo hasta donde alcanzaba mi vista.

Prisas

Último punto de mi excursión: el vestíbulo del intercambiador de Avenida de América. Un lugar que seguramente conoceréis si vivís en Alcalá y soléis coger el autobús de la Continental para desplazaros hasta Madrid.

Por cierto, os comento que todas las fotografías de esta entrada han sido realizadas con una Nikon D40 y un objetivo Nikon AF-S DX 35mm f/1.8 G. Ya sabéis que de vez en cuando me gusta llevarme un sólo objetivo (normalmente de focal fija) para salir a pasear porque es un modo de estimular la creatividad y mejorar la composición fotográfica. ¡Os animo a que de vez en cuando hagáis algo así si tenéis ocasión!

Review: AF-S DX Nikkor 55-200mm f/4-5.6 G ED VR

Desde hace un par de semanas he cambiado mi teleobjetivo Nikon 55-200 por la versión estabilizada del mismo cansado de obtener algunas imágenes trepidadas cuando el motivo a fotografiar no estaba bien iluminado. En esos casos o subía la sensibilidad ISO de la cámara a 400 u 800 o directamente ni intentaba hacer la fotografía; ya que ante la ausencia de luz los tiempos de exposición eran demasiado largos para este rango de focales. En estos casos el VR es una valiosa ayuda que me permitirá ampliar un poco las limitaciones de mi equipo fotográfico.

Nikon AF-S 55-200 VR

A estas alturas de la película ya sabréis que tenemos dos opciones para disparar a pulso con poca luz sin subir demasiado la sensibilidad ISO y sin usar un flash: o bien empleamos un objetivo muy luminoso que nos permita tiempos de exposición muy breves (razón por la que los teleobjetivos f/2.8 se cotizan mucho entre los fotógrafos especializados en deportes) o empleamos una óptica estabilizada que nos permita tiempos de exposición más largos sin que las imágenes aparezcan trepidadas, aunque en este caso los objetos que estén en movimiento no aparecerán nítidos.

Puesto que un zoom luminoso se me sale muchísimo de presupuesto (el nuevo Nikon 70-200 f/2.8 VR sale por unos 2000 euros) he preferido gastarme diez veces menos y hacerme con un Nikon 55-200 f/4-5.6 VR del que hoy me gustaría hablaros después de haber disparado ya más de un centenar de imágenes con él.

El objetivo en la mano

Si colocamos la versión VR del 55-200 junto a la no estabilizada podremos ver varias cosas de un simple vistazo:

Nikon AF-S 55-200 VR vs. Nikon AF-S 55-200

Por una parte el objetivo es ligeramente más largo y su parasol es circular en lugar de pétalos. En cuanto al peso, es 80 gramos mayor en la versión estabilizada por su mayor complejidad interna y cuenta con un interruptor más que controla la activación o desactivación del sistema VR. Por cierto, aprovecho para comentaros que el VR que equipa este objetivo es el más sencillo de los dos que hay en la gama de objetivos de Nikon, por lo que no hay más controles que el ON-OFF que os decía hace un momento, estando presentes otros modos más avanzados en el VR II que equipan las ópticas más punteras de la marca.

De cualquier modo, en ambos modelos la montura es de plástico (una pena, porque se agradece mucho cuando es metálica) y el diámetro del filtro es de 52mm; por lo que he podido colocar sin problemas el Kenko Protector que tenía puesto en el primer modelo. Lo que sí que se aprecia es que la construcción y el tacto del zoom es algo más sólido en la versión estabilizada. Se trata de una óptica con motor de enfoque AF-S incorporado (será capaz de enfocar automáticamente en las cámaras Nikon que no posean motor en el cuerpo) y diseñada exclusivamente para sensores de tipo DX, por lo que no podremos emplearla en cámaras FX a no ser que activemos el modo de recorte que emplea sólo la parte central del sensor. Tenéis más información sobre el tema DX vs FX en esta entrada del blog.

Detalles

Del enfoque manual mejor ni hablamos, ya que el anillo de enfoque (en realidad la parte frontal del objetivo) tiene tan pocos grados de giro que es imposible afinar a mano el enfoque, siendo mucho mejor dejar esa tarea a la electrónica de la cámara tanto en una óptica como en la otra.

Usando el 55-200 VR

La principal ventaja del 55-200 VR sobre la versión anterior es, lógicamente, la posibilidad de emplear velocidades de disparo más bajas de lo normal. Ya sabéis que el sistema VR consiste en una lente dentro del objetivo que «baila» según los movimientos de nuestro pulso compensando ese leve temblor de tal modo que sobre el sensor de la cámara se proyecta la imagen captada por la óptica de una forma más estable. Según el fabricante, activando el VR podemos disparar a velocidades hasta ocho veces inferiores (tres pasos) a la que correspondería si empleáramos la típica regla de la inversa de la focal en equivalente a sensor de 35mm. Por lo tanto, si a 200mm teníamos que disparar a una velocidad de por lo menos 1/300, ahora podremos hacerlo a 1/40 obteniendo una imagen nítida.

Del mismo modo, el VR ayuda a componer las fotografías en el visor de la cámara puesto que vamos a tener una visión sin saltos ni temblores y, sobre todo, va a echar una buena mano al sistema de enfoque de la cámara al poder trabajar éste con una imagen estática con la que poder afinar más la nitidez del motivo enfocado.

La calidad de imagen disparando a aperturas que ronden f/8 es muy similar a la que daba la versión no estabilizada, pero lo bueno de la versión VR y su renovado esquema óptico es que vamos a poder disparar con el diafragma algo más abierto obteniendo una nitidez notable y un viñeteo prácticamente inexistente (cosa que se daba con cierta frecuencia en la versión anterior de la óptica), lo que nos ayudará a desenfocar prominentemente los fondos a la hora de hacer retratos.

Mi hermana

El mecanismo estabilizador nos va a permitir hacer fotografías con focales largas en condiciones de poca luz (días nublados, amaneceres, ocasos…) sin necesidad de subir la sensibilidad ISO de la cámara o usar un trípode. En mi caso particular, me fui a primera hora de la mañana en un día muy nublado a un parque cercano a mi casa para disparar unas fotografías a una fuente a la que llevaba tiempo con ganas de retratar y he de reconocer que he quedado gratamente sorprendido por los resultados.

Amanecer acuático

Ya sabéis lo mucho que me gusta callejear por la ciudad con la cámara, y he de reconocer que aunque el 55-200 me ha venido muy bien en multitud de ocasiones, la versión estabilizada es más funcional al no tener que depender tanto de las condiciones de iluminación exterior. Los días nublados y las sombras de los edificios ya no son un problema y además, como os decía antes, el sistema estabilizador hace que ganemos en nitidez y facilidad de enfoque al proyectar la imagen con más nitidez sobre el sensor de la cámara.

Ahora ya estoy acostumbrado a la sensación de mirar por el visor de la réflex con un objetivo estabilizado gracias al 18-55 VR que llevo usando unos meses, pero me gustaría comentaros que las primeras veces uno tiene la sensación de estar un poco mareado debido a que el movimiento de nuestro pulso y lo que vemos con nuestros ojos no se corresponde al 100%, especialmente en las focales más largas. Es un poco como la sensación de ir en barco, pero a la inversa.

Las veteranas del barrio

Por lo demás, antes de dejaros con una breve conclusión y algunas fotografías más a modo de ejemplo para finalizar el artículo, me gustaría comentaros algunos detalles de poca importancia pero que no quisiera pasar por alto. Cosas como por ejemplo que el parasol puede ser montado al revés para almacenar el objetivo sin que ocupe tanto o que el enfoque se realiza de forma interna, no aumentando su tamaño en función de ello aunque sí en el caso de variar la distancia focal. Del mismo modo, el anillo del zoom tiene un tacto sólido y muy directo, lo que unido a su generosa anchura hace que variar la distancia focal sea algo casi instantáneo.

Conclusión

Si ya tenéis un 55-200 no estabilizado, con esta version VR vais a cubrir el mismo rango focal con la misma luminosidad; por lo que la ventaja radica en el estabilizador VR, una calidad de imagen algo mejor y una casi total ausencia de viñeteo. De cualquier modo, la versión anterior de este teleobjetivo es muy funcional y, de hecho, es la que he estado empleando durante un año con estupendos resultados siempre que la iluminación fuera más o menos intensa. En ese caso la recomendación de esta versión estabilizada es relativa ya que, como os decía antes, no vais a apreciar una mejora considerable en cuanto a rango focal o luminosidad.

Sin embargo, si os acabáis de comprar una cámara Nikon con sensor DX que viene con un 18-55 y ya habéis descubierto que se queda un poco corto para alcanzar ciertos detalles, lo más recomendable es que os hagáis con la versión VR, ya que vais a poder emplearlo con una iluminación más ténue sin merma en la nitidez de las imágenes; sobre todo teniendo en cuenta que no cuesta mucho más que la versión anterior.

Galopando entre gotas de agua

Es decir, que si no tenéis focal cubierta más allá de los 55mm la versión VR es muy recomendable. Sin embargo, si tenéis ya un 55-200 no estabilizado pensad si os merece la pena, pues aunque yo lo considero recomendable, es un gasto «extra» que tal vez no a todo el mundo venga bien. De hecho, supongo que acabaré vendiendo la versión antigua debido a que no creo que la vuelta a usar más teniendo la VR en la bolsa de fotografía.

Y ya sin más, os dejo con algunas imágenes más que he sacado «a pulso» estos últimos días con el Nikon 55-200 VR y mi D40. Algunas de ellas puede que ya os suenen, porque de hecho es un objetivo que me llevé para captar las imágenes que ilustran las entradas que he publicado recientemente narrando un paseo por Madrid o el inicio de año en Redueña. Podéis consultar los datos EXIF de las mismas haciendo click sobre cualquiera de ellas y mirando el apartado «más propiedades» que tenéis en la parte derecha de la página de Flickr que se abrirá.

Fotografías de ejemplo

Contenedores y desenfoques

Desafiando a la ley de la gravedad

De charla con musarañas

Sólo en el asfalto

Lluvia permanente

Torres blancas

Mahou

Escaleras y farolas

Verde

Farolillo

Cementerio de Redueña

Señales

Gato tamaño XXL en Redueña

Fronteras

* Todos los artículos de este tipo en https://luipermom.wordpress.com/fotografia

Nikon AF-S 35mm f/1.8 G DX vs. Nikon AF 50mm f/1.8 D

Algunas de las entradas sobre fotografía que he ido escribiendo en el blog tratan temas basados en dudas que me han llegado por e-mail o que he visto por varios foros de Internet y que considero pueden ser de interés general.

Entre ellas, una muy recurrente es la que voy a plantear hoy; y es que de hecho en la última semana me han llegado dos correos preguntándome exactamente la misma cuestión: Entre los objetivos Nikon AF 50mm f/1.8 y Nikon AF-S 35mm f/1.8 G DX, ¿cuál elegir para una cámara DX?

Review AF-S Nikkor 35mm f/1.8 DX

En principio es una duda muy general que habría que estudiar para cada usuario y para cada cámara, y precisamente por eso lo que voy a hacer es dar unos puntos básicos a tener en cuenta y que a grandes rasgos serán los que a cada fotógrafo le den la pauta sobre qué óptica se adapta más a sus necesidades. ¡Vamos allá!

Autofocus

Lo primero a tener en cuenta es si la cámara donde se montará el objetivo tiene motor de enfoque en el cuerpo. Os recuerdo que las cámaras Nikon más básicas (D40, D40x, D60, D3000 y D5000 en este momento) no cuentan con motor de enfoque en la propia cámara, por lo que en ese caso los objetivos AF tendrán que ser enfocados a mano; cosa que en una cámara DX puede resultar costoso en ciertas situaciones. Para estas cámaras lo más recomendable es buscar objetivos de tipo AF-S, pues son los que poseen un pequeño motor ultrasónico que les permitirá enfocar automáticamente en las cámaras anteriormente citadas. Más información sobre estos dos métodos de enfoque automático en el artículo titulado «Diferencias entre objetivos AF y AF-S».

AF-D Nikkor 50mm 1:1.8 (III)

Si queremos emplear el enfoque manual, a aperturas más o menos cerradas (f/6.3 ó f/7.1 en adelante) y disparando a elementos lejanos no hay mucho problema porque la profundidad de campo es relativamente grande; pero para cosas que estén cerca y disparando a aperturas amplias es bastante complicado afinar al máximo el enfoque y una pequeña imprecisión puede dar al traste con la nitidez de la foto. Y es cierto que las cámaras poseen un punto verde en el visor cuya activación indica que la imagen está enfocada, pero éste posee una pequeña tolerancia que bajo ciertas circunstancias puede fastidiar la imagen.

Dado que el AF 50mm f/1.8 no posee motor de enfoque y que el AF-S 35mm f/1.8 sí, en este caso mi recomendación sería para el segundo si disponéis de una cámara sin motor de enfoque.

Compatibilidad

Tened en cuenta que el AF-S 35mm f/1.8 es un objetivo DX, por lo que no podremos emplearlo en una cámara FX sin que la imagen viñetee considerablemente a no ser que empleemos el modo recorte que poseen dichos modelos de cámaras. El AF 50mm f/1.8 es una óptica que proviene de la época de los carretes, por lo que es perfectamente utilizable en todo tipo de cámaras ya sean DX o FX.

Review AF-S Nikkor 35mm f/1.8 DX

Punto de vista

También está el hecho de que el AF-S 35mm f/1.8 en una cámara DX da como resultado una visión muy natural de lo que retratéis, ya que el ángulo resultante es de unos 45 grados, que es el considerado como «normal» en fotografía (coincide con el cono de visión detallado que capta el ojo humano). El AF50mm f/1.8 en una cámara DX se «estiraría» hasta comportarse como un 75mm y se quedaría un poco en tierra de nadie: corto para retrato puro y duro pero largo para fotografía en general. Y os aseguro que para retratos podría servir; pero para fotografía general (ciudades, fotos campestres y demás) es demasiado largo, por lo que quedaría para inmortalizar detalles de las calles y cosas así al comportarse como un teleobjetivo corto. Más información sobre el factor de recorte de los objetivos en el artículo «Los dos tamaños de sensor en las cámaras Nikon».

Por tanto, si queréis un objetivo que de un punto de vista muy natural en una cámara DX el AF-S 35mm f/1.8 es vuestra elección. De todos modos, en un apartado posterior veremos que el AF 50mm f/1.8 también tiene sus usos aparte de lo de los retratos.

Nitidez

Otra razón para decantarse por el AF 35mm f/1.8 es que a su apertura más grande (f/1.8) ya es bastante nítido; cosa que el AF 50mm f/1.8 no consigue hasta que no subimos a f/4 aproximadamente. De hecho, os pongo a continuación una fotografía que hice recientemente con el AF-S 35mm f/1.8 completamente abierto para que os hagáis una idea del desenfoque que podéis obtener con él y la nitidez que da a f/1.8. Tened en cuenta que la foto está hecha a mano con una velocidad de obturación de 1/10, por lo que con la cámara en un trípode se hubiera podido sacar algo más de nitidez incluso.

Desenfoques con el Nikon AF-S 35mm f/1.8 G DX

AF-S 35mm f/1.8 DX (f/1.8, 1/10, ISO 400)

Distorsión

Un objetivo fijo de 50mm tiene una cosa muy buena: no distorsiona absolutamente nada. Yo uso el mío de un tiempo a esta parte para sacar las fotografías de mis libros sobre Alcalá y así incorporarlas a la sección «Alcalá de Henares ayer y hoy» del blog. Si hacéis una foto a un cuadro con el AF-S 35mm f/1.8 veréis que los bordes se comban un poco hacia afuera por su parte central; pero con el AF 50mm f/1.8 las líneas rectas siempre serán rectas. Esto es un efecto que no se nota ni en retratos ni en paisaje ni en ninguna otra disciplina en la que la geometría sea un elemento fundamental, pero para ciertos casos concretos como el que comento sí que se puede llegar a apreciar.

Por tanto, si la ausencia de distorsiones geométricas es fundamental para el uso que le vais a dar a la óptica, el AF 50mm f/1.8 es vuestro amigo.

Distancia focal

Por último, en cuanto a la distancia focal es verdad que dentro de estas dos ópticas, el AF 50mm f/1.8 es más apropiado para retratos (y de hecho para retratos de caras se emplean distancias aún más largas como un 85mm o un 105mm) pero lo del uso para retratos depende un poco del concepto que tengáis del asunto: si os gusta hacer retratos de un rostro sin más, el AF-S 35mm f/1.8 se puede quedar un poco corto. Corto en el sentido de que al ser angular puede llegar a «deformar» un poco las facciones de la cara; no que no pueda enfocar desde cerca, porque es capaz de hacerlo a tan sólo 30cm del sensor. Sin embargo, el AF-S 35mm f/1.8 para retratos de cuerpo entero o de grupos de personas es genial, y ahí es donde el AF 50mm f/1.8 se os quedaría un poco largo; algo que tiene difícil solución si no se pueden dar «un par de pasos hacia atrás».

AF-D Nikkor 50mm 1:1.8 (I)

Entonces, con respecto a la distancia focal, si bien es cierto que el AF-S 35mm f/1.8 tiene un uso más general, el AF 50mm f/1.8 os puede venir muy bien para realizar retratos de medio cuerpo, pues esa equivalencia a 75mm que obtendremos sobre un sensor DX es la distancia ideal para ese tipo de imágenes.

Si lo que queréis es «callejear» con la cámara y retratar el mundo desde vuestro punto de vista, entonces el AF-S 35mm f/1.8 será más adecuado para vuestros propósitos.

Precio y disponibilidad

El AF-S 35mm f/1.8 se vende a un precio de unos 200 euros, pero el problema es que apenas hay existencias en las tiendas. Sé de gente que lo tiene encargado desde hace meses y todavía no tiene noticias de que vayan a reponer unidades; y es que esta óptica se ha convertido en un éxito tal que las unidades que llegan a las tiendas vuelan en cuestión de horas.

El AF 50mm f/1.8 se puede encontrar por algo menos. En concreto unos 130 euros, si bien tampoco es habitual verlo por las tiendas debido a que por su bajo precio se suele agotar enseguida, aunque por lo que tengo entendido los plazos de espera hasta que reponen existencias son bastante breves.

Fotografías realizadas con con el Nkon AF-S 35mm f/1.8 en una D40

Hangares abandonados en el campus de Alcalá

Mercado medieval 2009

El Henares en Noviembre

Mi hermano junto a un farol

20090809-DSC_0244

Fotografías realizadas con el Nikon AF 50mm f/1.8 en una D40

Blue eyes (II)

Mi hermano consultando el e-mail bajo una palmera

Testigo del anochecer

Bajo la puerta del COIE

A través del cristal

Conclusión

Como veis con ambas ópticas se pueden conseguir imágenes bastante chulas, pues eso es algo que al final siempre depende del ojo de quien está detrás de la cámara. El tema del enfoque manual en el AF 50mm f/1.8 puede ser crítico a aperturas grandes; aunque no imposible. De todos modos, a modo de opinión personal, puestos a elegir una de las dos yo me quedaría con el AF-S 35mm f/1.8 porque de hecho siempre digo que es la única óptica con la que me atrevo a salir a la calle sin nada más metido en la bolsa de fotografía. Es muy polivalente y da una calidad de imagen muy buena en todas sus aperturas, y con él vamos a poder hacer fotografías muy nítidas y naturales.

Más información

Si queréis información más específica sobre estas dos ópticas os dejo a continuación los enlaces a las reviews que hice en su momento de cada una de ellas así como los análisis correspondientes de Photozone, pues la considero una de las webs más fiables a la hora de consultar el comportamiento de una óptica mediante ensayos técnicos.

Nikon AF-S 35mm f/1.8 G DX (luipermom)

Nikon AF-S 35mm f/1.8 G DX (Photozone)

Nikon AF 50mm f/1.8 D (luipermom)

Nikon AF 50mm f/1.8 D (Photozone)

* Todos los artículos de este tipo en https://luipermom.wordpress.com/fotografia

Review: AF-S DX Nikkor 35mm f/1.8 G

Henri Cartier-Bresson creó auténticas obras de arte en forma de fotografía únicamente con una Leica y un objetivo de 50mm. La gracia del asunto consiste en que dicha óptica montada en una cámara de carrete ofrece la misma amplitud de visión que la vista humana, por lo que las imágenes que nos legó son un fiel retrato del mundo que veía a través de sus ojos.

Pues bien, como ya os comenté hace tiempo, si tenemos una cámara Nikon con sensor DX y montamos en ella un objetivo de 50mm nos vamos a encontrar con que su ángulo de visión se estrecha, perdiendo esa afinidad con lo que captamos a través de nuestros ojos. Echando unas cuentas rápidas vamos a ver que para volver a conseguir ese efecto de naturalidad en las imágenes vamos a necesitar un objetivo de entre 30 y 35mm, y ahí es donde entra en juego mi última adquisición: el AF-S DX Nikkor 35mm f/1.8 G.

Review AF-S Nikkor 35mm f/1.8 DX

Consideraciones previas

Este modelo sólo sirve para cámaras Nikon de formato DX o FX en modo recorte, viñeteando notablemente si lo empleamos en cámaras analógicas o sensores de tamaño completo directamente. Aunque Nikon lleva años comercializando un 35mm bastante luminoso (f/2 frente a la apertura f/1.8 del que hoy nos ocupa) diseñado para sensores FX, la gran ventaja del nuevo modelo es que dispone de un motor de enfoque AF-S que lo hace totalmente compatible con las cámaras Nikon D40, D40x, D60 y D5000, puesto que con el anterior tendríamos que enfocar a mano.

El objetivo con su parasol montado en mi Nikon D40

Por lo tanto, nos encontramos ante el sucesor natural de los objetivos de 50mm de las cámaras analógicas. Con un 35mm montado en una cámara DX podremos salir a la calle y fotografiar las cosas empleando nuestro mismo punto de vista, por lo que componer con él es una delicia: si algo nos llama la atención no tenemos más que detenernos y mirar por el visor de la cámara para capturarlo, pues lo que veremos a través de él (y por lo tanto lo que aparecerá en la fotografía) será lo mismo que divisábamos unos segundos antes.

Con la adquisición de este 35mm he solventado los dos principales problemas que se me presentaban a la hora de usar el AF Nikkor 50mm f/1.8D en mi cámara: la necesidad de enfocar siempre en modo manual y el hecho de que en una cámara DX su distancia focal es un poco excesiva para hacer tomas generales. No me pienso deshacer de él porque es muy útil para fotografiar conciertos y obras de teatro (es igual de luminoso que el 35mm, pero al ser algo más largo permite acercarse un poco más a la acción) y además abulta tan poco que merece la pena llevarlo encima por si surge la ocasión de utilizarlo. Observad a continuación la diferencia de ángulo de visión entre ambas ópticas:

Review AF-S Nikkor 35mm f/1.8 DX

AF 50mm f/1.8 D @ f/6.3

Review AF-S Nikkor 35mm f/1.8 DX

AF-S DX 35mm f/1.8 G @ f/6.3

Me ha gustado bastante el hecho de que el objetivo venga «de serie» con un pequeño parasol para evitar flares y una funda para guardarlo. Son dos detallitos que vienen bien y se agradecen; sobre todo teniendo en cuenta que el objetivo cuesta 199 euros y sería lógico que Nikon hubiera tratado de reducir costes eliminando todo elemento superfluo.

Review AF-S Nikkor 35mm f/1.8 DX

La funda que viene de regalo con el objetivo

Review AF-S Nikkor 35mm f/1.8 DX

El resultado de hacer una fotografía con el sol en un lateral sin emplear el parasol: un molesto "flare"

Me gustaría aprovechar para comentar que aunque el objetivo es capaz de enfocar a escasos 30 centímetros medidos desde el sensor de la cámara, no es adecuado para fotografía  macro porque su ratio máximo de ampliación es de tan sólo 0,16x. Recordad que los objetivos de tipo macro capturan las cosas a un ratio de 1x (lo que fotografiamos se proyecta en el sensor al mismo tamaño que tiene en el «mundo real») quedando esta óptica muy lejos de dichas marcas.

El objetivo en la mano

El objetivo es de un tamaño contenido, aunque algo más grande que el 50mm f/1.8 debido a la presencia del motor de enfoque. A diferencia de éste, nada se mueve en el exterior a la hora de enfocar: si el 50mm se extendía del orden de un centímetro durante el enfoque, este proceso se realiza internamente en el 35mm, y aunque el baile de lentes dentro de él es patente, absolutamente nada se mueve en la parte exterior; ni tan siquiera el anillo de enfoque manual si esta acción la está realizando la propia cámara.

Review AF-S Nikkor 35mm f/1.8 DX

AF-S DX 35mm f/1.8 G vs. AF 50mm f/1.8D

Con sus escasos 200 gramos de peso, en ningún caso vamos a notar la cámara «cabezona» ni nada que se le parezca. La verdad es que es una delicia llevar un cuerpo ligero como el de la Nikon D40 colgado al cuello con este objetivo montado porque el conjunto es realmente liviano. Además, me gustaría destacar que este óptica cuenta con un sello de goma en la montura para que no entre polvo en su interior, por lo que en el sentido de la estanqueidad frente a elementos externos es un objetivo bastante conseguido.

Review AF-S Nikkor 35mm f/1.8 DX

Los controles externos son apenas dos: el pequeño selector de enfoque (automático / manual) y el propio anillo de enfoque. Un anillo de enfoque que aunque tengamos seleccionado el modo automático, siempre va a estar operativo, por lo que a efectos prácticos podemos dejar el enfoque del objetivo siempre en modo automático y girar el anillo cuando nos haga falta ajustarlo a mano.

El diafragma está compuesto de siete palas redondeadas adoptando una forma bastante curiosa cuando está cerrado a f/22 (que es la apertura mínima de este objetivo). Es curioso ver la diferencia existente en este punto con respecto al 50mm f/1.8, pues su diafragma tiene una forma mucho más convencional como se puede apreciar en la siguiente imagen.

Review AF-S Nikkor 35mm f/1.8 DX

El diseño del diafragma en el 35mm f/1.8 (a la derecha) es radicalmente diferente al 50mm

Sobre el terreno

La gran apertura del objetivo se nota nada más montarlo en la cámara, pues la imagen que vemos a través del visor es clara y luminosa. Sin embargo, donde más vamos a notar esto es a la hora de disparar nuestras fotografías. Hay objetivos luminosos que apenas son utilizables a su apertura más grande; pero no es el caso del 35mm f/1.8 porque ya incluso en esa apertura da una nitidez bastante buena que se maximiza a partir de f/2.8 (algo que podéis ver en las dos siguientes imágenes).

Review AF-S Nikkor 35mm f/1.8 DX

AF-S DX 35mm f/1.8 G @ f/1.8

Review AF-S Nikkor 35mm f/1.8 DX

AF-S DX 35mm f/1.8 G @ f/3.5

Su comportamiento, por tanto, a aperturas grandes es más que bueno; yo diría que incluso algo mejor que el mítico 50mm f/1.8, que da un contraste relativamente bajo si lo empleamos completamente abierto. Algo lógico teniendo en cuenta que nos encontramos ante un objetivo de nuevo diseño y todo tiende a mejorar con el tiempo.

El enfoque, por otra parte, es rápido y preciso. Aun en condiciones de poca luz (gracias nuevamente a su amplia apertura) consigue fijarse con precisión sobre el objeto a fotografiar con velocidad, de forma silenciosa y sin titubeos. No es tan rápido como objetivos de gama profesional, pero es bastante más rápido y preciso que los objetivos «de kit».

Las fotografías que podremos hacer con esta óptica son nítidas y resultan muy naturales, pero no todo iba a ser perfecto, y es que el 35mm f/1.8 posee una cierta distorsión en forma de barril que apreciaremos al llevar junto a los bordes de la imagen líneas completamente rectas que se van a curvar un poco en su parte central. Del mismo modo, en situaciones de contraluces muy forzados con elementos muy finos nos vamos a encontrar algunas aberraciones cromáticas (zonas rojas o azules en los bordes con mucho contraste).

Review AF-S Nikkor 35mm f/1.8 DX

Aberraciones cromáticas en el alambre de los auriculares a contraluz

Aberraciones cromáticas

Por suerte, el objetivo apenas viñetea en su apertura más amplia, siendo un efecto muy poco apreciable y que desaparece por completo en cuanto cerramos un poco el diafragma (algo que también se puede apreciar en las dos imágenes de la pared de ladrillos).

No hay que olvidar que un 35mm es, por diseño, un objetivo de tipo angular aunque en una cámara DX tenga un ángulo de visión equivalente a un objetivo normal, siendo lógico por tanto que presente algún defecto típico de esta clase de ópticas. Otro día veremos en un artículo específico por qué el diseño óptico de un 50mm no distorsiona nada, porque si nos metemos hoy en estas cosas nos alargaríamos demasiado y desvirtuaríamos la review.

Algunas fotografías de ejemplo

Os pongo a continuación algunas imágenes que he captado en estos últimos días con mi D40 y el AF-S DX 35mm f/1.8 G, pues desde que lo compré no lo he quitado de la cámara para obligarme así a sacarle el máximo partido posible. A mí me han convencido bastante los resultados, pero no quiero dejar pasar la oportunidad de compartirlas con vosotros para que las veáis y saquéis vuestras propias conclusiones.

Sed

Paseo campestre

Anochece en Nueva Alcalá (I)

Azul

Pesadilla

Tráfico de media tarde

Un rato a la sombra

Desenfocando

Manchas solares

El peatón

Fachada interior de la escuela politécnica

Entrada del hospital de Alcalá

Buena falta te hace...

Paseo por el Retiro

El Henares en Noviembre

Conclusión

En resumidas cuentas, el AF-S DX Nikkor 35mm f/1.8 G es un objetivo muy recomendable para aquellas personas que valoran la composición así como la capacidad de realizar desenfoques en sus imágenes y que poseen una cámara Nikon sin motor de enfoque (a los que tengan motor de enfoque en el cuerpo a lo mejor les interesa más hacerse con el AF Nikkor 35mm f/2 D por si en el futuro dan el salto al sensor FX). A la hora de disparar conviene cerrar un poco el diafragma si las condiciones lo permiten, pero el objetivo es perfectamente utilizable a la apertura de f/1.8; algo muy de agradecer.

Se trata de una óptica bastante bien construida (sólido cuerpo de plástico con montura metálica) aunque con algunos defectos ópticos explicables por su bajo precio. Precisamente los 199 euros que cuesta y su luminosidad lo hacen especialmente apto para usuarios de cámaras Nikon de gama baja que quieren (queremos) romper la barrera de la creatividad que imponen los objetivos que vienen de serie con este tipo de cámaras y que no destacan precisamente por tener aperturas demasiado amplias.

Review AF-S Nikkor 35mm f/1.8 DX

AF-S DX 35mm f/1.8 G @ f/10

Review AF-S Nikkor 35mm f/1.8 DX

AF-S DX 35mm f/1.8 G @ f/4

Review AF-S Nikkor 35mm f/1.8 DX

AF-S DX 35mm f/1.8 G @ f/1.8

Bueno, después de todo lo aquí expuesto espero que os hayáis hecho una idea de lo que puede ofrecernos esta óptica. Ahora está en vuestra mano decidir si podéis sacarle partido a sus prestaciones o no. Después de más de doscientas fotografías disparadas con él a lo largo de varios días y en diversas condiciones de iluminación os puedo asegurar que se va a convertir en un fiel compañero que vendrá conmigo en muchos safaris fotográficos porque le devuelve a uno el placer por la fotografía «clásica» pero, como os decía hace un momento, tal vez vosotros no le veáis una excesiva utilidad en función del tipo de imágenes que acostumbréis a capturar.

Precisamente eso es lo que más me gusta de la fotografía: que cada uno la entiende de una manera única e irrepetible.

¡Gracias por vuestro tiempo!

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El sistema Nikon VR de estabilización óptica

Mi curiosidad por la tecnología suele llevarme a probar aquello que me llama la atención, así que como hacía ya tiempo que tenía ganas de ver qué tal funcionan los estabilizadores de imagen en los objetivos Nikon me he hecho con un 18-55 VR que añade esta característica a la óptica que venía «de serie» con mi D40.

En la entrada de hoy me gustaría echar un vistazo a este sistema óptico de estabilización de Nikon así como hacer un pequeño análisis del objetivo que os comentaba hace un momento enfrentándolo a la versión sin estabilizar.

Nikkor AF-S 18-55 VR

¿Qué es eso del VR?

VR son las iniciales de Vibration Reduction (reducción de vibraciones) y consiste en un sistema óptico en el interior del objetivo que mantiene la imagen estable para que podamos disparar a velocidades relativamente bajas sin que la fotografía salga movida. Ya os mostré en una entrada de hace unas semanas los resultados entre emplear estabilización o no en una cámara de vídeo; así que hoy vamos a meternos en aspectos algo más técnicos sobre el funcionamiento del sistema:

La clave de la estabilización óptica de Nikon está en una serie de elementos que detectan el temblor de nuestro pulso a la hora de sujetar la cámara y unos actuadores que mueven una lente en el interior del objetivo para compensar esos mismos movimientos de tal modo que al final la imagen llegue lo más estable posible a la superficie del sensor.

VRweb

A grandes rasgos (ya sabéis que la finalidad de estos artículos no es dar una sesuda explicación científica; sino dar una visión global fácilmente comprensible de cómo funcionan las cosas) hay en el interior del objetivo dos sensores de movimiento que van a analizar constantemente el temblor de la cámara estado uno en el eje horizontal y otro en el vertical.

Estos dos componentes son muy precisos y envían instantáneamente la información de esos pequeños movimientos a un chip que se encargará de analizarlos y enviar en tiempo real los impulsos necesarios a dos pequeños motores que desplazarán una lente interna en sentido contrario a los movimientos detectados en los ejes X e Y. El movimiento de esta lente va a conseguir que la imagen que vemos por el visor (y por tanto la que llega al sensor) sea más estable y podamos sacar fotografías más nítidas, pues va a corregir esos minúsculos movimientos que a veces acaban con lo que podría haber sido una buena imagen.

VR y luminosidad: fines parecidos, cosas diferentes

Para hacer fotografías en condiciones de poca luz vamos a tener dos fieles aliados tanto en los objetivos equipados con estabilización óptica como en aquellos que son muy luminosos (aperturas de f/2.8, f/1.8, f/1.4…). Sin embargo, ambas cosas apenas tienen nada en común como vamos a ver a continuación.

Hay una regla clásica en fotografía que dice que si tenemos que disparar una fotografía a pulso evitaremos que esta salga movida si aplicamos un tiempo de exposición inferior a la inversa de la focal empleada en su equivalente en 35 mm.

Por cierto, aprovecho para comentar que la palabra que se emplea para denominar a una fotografía que ha quedado borrosa debido al movimiento de la cámara es trepidada; que seguro que lo habéis leído en más de una ocasión por diversos foros y páginas de fotografía.

Fotografía claramente trepidada por el mal pulso del fotógrafo

Detalle de una fotografía claramente trepidada por el mal pulso del fotógrafo

A efectos prácticos esto indica que en una Nikon D40 (sensor DX, factor de multiplicación 1,5) empleando un objetivo de 50 mm debemos disparar nuestras fotografías con un tiempo de exposición inferior a 1/75 segundos. Del mismo modo, si empleamos en esa misma cámara un teleobjetivo de 300 mm debemos disparar con él a 1/450 o más rápido. Por la misma razón, con un ultra-gran angular de 10 mm podemos hacer fotografías incluso a 1/15 segundos sin miedo a que salgan trepidadas.

Ahora bien, como comprenderéis, todo lo aquí expuesto está sujeto al pulso del fotógrafo; y es que nada tienen que ver los resultados de disparar una misma fotografía con manos de relojero o dejándole la cámara a un tío que se ha tomado ocho cafés en apenas un par de horas.

Vamos a resumir un poco lo que es cada cosa:

Luminosidad vs. VR

AF 50mm 1.8D (objetivo luminoso) y AF-S 18-55 1:3.5-5.6 VR (objetivo estabilizado)

– Un objetivo luminoso nos va a permitir captar mucha luz gracias a su amplia apertura, por lo que va a aprovechar la iluminación existente de tal modo que no necesitaremos largos tiempos de exposición para obtener una fotografía correctamente expuesta y por ello evitaremos la trepidación de la imagen. Si abriendo lo suficiente el diafragma del objetivo conseguimos una correcta exposición a, por ejemplo, 1/100 podremos congelar el movimiento de una persona caminando o un coche circulando a poca velocidad.

En los madriles

Fotografía tomada a pulso con el 50mm 1.8D (f/2.5, 1/25)

– La estabilización óptica (VR en este caso) también evita la trepidación de la imagen, pero en este caso lo que hace es permitirnos disparar sujetando la cámara «a pulso» durante más tiempo del indicado por la regla de la inversa de la focal anteriormente comentada, logrando que la cantidad del luz que llegue al sensor acabe siendo la suficiente como para lograr una imagen bien expuesta pese a que las condiciones lumínicas de la escena no sean demasiado favorables. En este caso el tiempo va a ser largo; y vamos a poder hacer fotografías, por ejemplo, a 1/4 sin que los elementos estáticos de la escena aparezcan trepidados. Sin embargo, con un tiempo de exposición tan largo, cualquier elemento móvil que haya en la escena aparecerá borroso por su propio movimiento por muy lento que este sea.

Los fantasmas de la noche

Fotografía tomada a pulso con un Nikkor AF 50mm f/1.8D

Evidentemente la mejor solución es unir ambos conceptos en un objetivo muy luminoso y equipado con estabilización óptica; conjuntos de altas prestaciones que existen en la gama alta de los fabricantes pero para los que hay que pagar una millonada: sin ir más lejos el famoso 70-200 2.8 VR de Nikon se cotiza a 1700 euros; así que a la inmensa mayoría de los aficionados a la fotografía nos toca hacer números y decidirnos por una u otra opción en el mejor de los casos.

Nikkor AF-S 18-55 vs. Nikkor AF-S 18-55 VR

Como os decía al principio de la entrada, recientemente he adquirido un 18-55 VR para poder probar por mí mismo las bondades del sistema de estabilización. Aprovechando la posibilidad de poner un objetivo al lado del otro y compararlos punto por punto he decidido realizar un breve apartado dentro del artículo para ilustrar mejor las diferencias entre emplear VR o no.

18-55 vs. 18-55 VR (I)

Los dos objetivos en su forma más compacta (el VR es un poco más largo)

18-55 vs. 18-55 VR (II)

Máxima extensión (en este caso tienen la misma longitud)

Externamente ambos objetivos no se diferencian demasiado. De hecho, si lo montara en la cámara y me pusiera a hacer fotos por casa estoy seguro de que nadie me diría «oye, ese objetivo no es el mismo que tenías antes, ¿verdad?». A primera vista apenas se distinguen por el interruptor que activa o desactiva el sistema VR y las dos letras doradas que indican esta característica. En cuanto a dimensiones, la versión estabilizada es 6 mm más larga, 3 mm más ancha y 60 gramos más pesada que mi anterior objetivo. El resto de diferencias son poco menos que anecdóticas; como el acabado rugoso de la superficie, el leve cambio de aspecto del elemento frontal o el hecho de que la lente posterior tiene un diámetro ligeramente mayor.

18-55 vs. 18-55 VR (III)

Elementos ópticos frontales (leves diferencias)

18-55 vs. 18-55 VR (IV)

Lentes posteriores (ligeramente mayor la del objetivo dotado de VR)

Internamente sí que hay bastantes cambios, y es que en condiciones de poca luz el sistema VR representa una seria ventaja con respecto a los objetivos no estabilizados. Es cierto que la diferencia es más acusada en los teleobjetivos porque son más propensos a sacar fotos movidas al más ligero temblor de manos debido a su mayor distancia focal; pero después de estar pensando sobre el tema he llegado a la conclusión de que un angular con VR se adapta bastante bien al tipo de fotografías que suelo hacer como os comentaré al final del artículo.

Además, Nikon ha modificado el diseño óptico de este modelo de objetivo, añadiendo algunas lentes más a las presentes en el original y modificando otras; lo que explica en parte el incremento de peso de la óptica estabilizada. Podéis apreciar ese aumento de la complejidad óptica en los dos diagramas siguientes:

pic_004

Diseño óptico del 18-55

Diseño óptico del 18-55 VR

Diseño óptico del 18-55 VR

Como veis, en el objetivo estabilizado la luz atraviesa más lentes hasta que toca el sensor de la cámara; pero pese a ello la nitidez no se resiente en absoluto como demuestran todas las reviews que he leído sobre esta óptica y las imágenes que he sacado estos días con ella.

El VR en funcionamiento

Bueno, con respecto al funcionamiento he de comentar que el sistema de estabilización no está activo durante todo el tiempo, sino que entra en acción únicamente al pulsar el botón del disparador para enfocar y durante la toma de la imagen. Durante ese tiempo se activan los sensores y actuadores que os comentaba unos párrafos más arriba y la imagen se hace más estable. Eso sí, al emplear el objetivo equipado con el sistema VR se perciben dos pequeñas diferencias con respecto a la versión más básica:

VR

Por un lado, acostumbrado a objetivos sin ningún tipo de estabilización, al mirar por el visor y pulsar el disparador hasta la mitad se nota que nuestro pulso queda «amortiguado». Los leves (repito: leves) movimientos de nuestros brazos y muñecas no se perciben en lo que vemos a través de la cámara, y reconozco que en la primera toma de contacto me sentía un poco extraño. Es como si nuestras manos y nuestro cerebro fueran desacompasados; y de hecho he leído alguna vez que los primeros usos del VR pueden dar lugar a una cierta sensación de mareo hasta que nos habituemos a su dinámica de funcionamiento.

Por otra parte, si estamos haciendo fotografías en completo silencio vamos a notar cómo dentro del objetivo se escucha una leve vibración (que no es más que el elemento óptico estabilizador haciendo su trabajo) así como un ligero «clack» cuando se activa y desactiva el sistema. Como os digo, son sonidos apenas perceptibles que sólo escucharemos en pleno silencio o si pegamos el oído al objetivo; algo no muy habitual al hacer fotografías, dicho sea de paso.

Eso sí, al encontrarnos ante un objetivo bastante básico el VR que equipa también lo es. De hecho, en objetivos más caros y de mayores prestaciones,además de la activación/desactivación del sistema, también contaremos con otros controles para diferentes tipos de situaciones (por ejemplo para disparar desde un vehículo en movimiento). Sin embargo, el principio de funcionamiento es esencialmente el mismo, por lo que todo lo explicado es válido para toda óptica equipada con VR sea de la gama que sea.

Las diferencias en forma de imágenes

Siempre digo que el movimiento se demuestra andando, así que después de toda esta teoría vamos a ver un par de ejemplos en forma de fotografías realizadas con el VR desactivado y activado respectivamente para que veáis con vuestros propios ojos las diferencias existentes:

VR OFF

Disparada a pulso con un objetivo Nikkor AF-S 18-55@44mm. Nikon D40, f/5.3, 1/4, ISO 200

VR ON

Disparada a pulso con un objetivo Nikkor AF-S 18-55 VR@44mm. Nikon D40, f/5.3, 1/4, ISO 200

Como podéis ver, es muy complicado tomar una fotografía nítida a pulso cuando la cámara nos obliga a disparar a una velocidad de 1/4 de segundo. Sin embargo, con el objetivo VR la imagen quedó completamente nítida al primer intento, demostrando que la ventaja al emplear el sistema de estabilización es evidente.

Conclusión

Me encantan los paisajes, sobre todo cuando la oscuridad empieza a hacerse patente. Lo que ocurre es que para sacar una fotografía nítida ante la falta de luz tenemos la opción de subir la ISO de la cámara o abrir mucho el diafragma. Por un lado no soy muy partidario de subir el ISO alegremente, pues en las zonas de sombra va a aparecer un granulado coloreado que no me gusta nada. Debido a ello, la opción de abrir el diafragma parece mucho mejor, y de hecho lo es de no ser porque al hacerlo perdemos profundidad de campo, que es justo lo contrario que pretendemos a la hora de fotografiar un paisaje (¿recordáis aquella entrada sobre la distancia hiperfocal?).

Es verdad que mi 50mm f/1.8 me permite hacer fotos nocturnas a pulso sin demasiados problemas; pero del mismo modo siempre he dicho que no es una óptica adecuada para paisajes en general porque es demasiado «larga». Si abro el diafragma casi a tope pierdo mucha profundidad de campo y no podré tener todo enfocado ni de casualidad; a lo que hay que añadir el problema de que debemos olvidarnos de captar zonas amplias para centrarnos nada más que en los detalles debido a que el objetivo se convierte en términos de ángulo de visión en un 75 mm; demasiado estrecho para estos menesteres además de que en la D40 estamos obligados a enfocar a mano empleando esta óptica. Por eso, hasta el momento las fotografías de paisajes que he hecho han sido realizadas con mi 18-55 bajo la luz del sol; pues es el único modo de poder cerrar bastante el diafragma, captar un amplio campo de visión y mantener una alta velocidad de disparo.

La plaza de Cervantes a través de los rosales

Por todo esto que os he contado hoy es por lo que he creído que un angular VR me puede traer bastantes ventajas a la hora de fotografiar paisajes al anochecer: según Nikon gracias a la estabilización de la óptica es posible disparar entre cuatro y ocho veces más rápido (dos o tres pasos de diafragma) que con el objetivo no estabilizado; algo que en la práctica se traduce en que podemos hacer fotografías nítidas sin trípode a velocidades bastante bajas si tenemos un pulso más o menos decente como habéis visto en el ejemplo anterior, por lo que es un buen sistema para retratar la ciudad a la luz de las farolas sin necesidad de recurrir a aperturas extremas (ganando por tanto profundidad de campo).

En fin, con el tiempo iré viendo si realmente ha merecido la pena la inversión en esta nueva óptica, pero sobre el papel creo que me va a permitir hacer algunas cosas que hasta ahora no podía a no ser que fuera cargado con el trípode (cosa que evito siempre que puedo).

¡Ya os iré mostrando los resultados por aquí!  😉

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Diferencias principales entre objetivos Nikon AF y AF-S

Hay que ver cómo ha cambiado el aspecto de los objetivos Nikon de unos años a esta parte. Ya os hablé de la buena impresión que me había causado el AF 35-70 f/3.3-4.5 que compré hace unas semanas, así que se me ha ocurrido que estaría bien comentaros las diferencias principales que hay entre un objetivo básico (zoom estándar de tipo AF) de hace más de 20 años y uno actual de tipo AF-S.

De cualquier modo, como ya comenté en la entrada que hablaba específicamente del 35-70, la compatibilidad de los objetivos Nikon antiguos con las cámaras modernas y viceversa es algo sorprendente, y vamos a ver cómo estos dos objetivos tienen más cosas en común de lo que podríamos suponer (aunque también poseen importantes diferencias internas).

Diferencias en las lentes frontales

Vista frontal

En la parte izquierda de la imagen tenéis el objetivo zoom que traen las Nikon de gama baja actuales. Es un 18-55 AF-S con aperturas f/3.5-5.6 respectivamente. En la parte derecha tenemos el 35-70 que os decía y que data del año 1986.

Desde este punto de vista apenas se aprecian cambios: la electrónica interna y los cuerpos de los objetivos han cambiado bastante en estas dos décadas, pero lo que son las ópticas se mantienen prácticamente iguales. Se han introducido capas antirreflectantes y elementos que evitan las aberraciones ópticas, pero la forma de los elementos frontales sigue siendo básicamente la misma, porque… ¿para qué cambiar algo que funciona perfectamente?

Diferencias en los cuerpos

Vamos a apreciar los cambios observando los cuerpos de los objetivos de lado, pues desde esa perspectiva las diferencias son bastante más evidentes:

Vista de los cuerpos

Como veis, poco tiene que ver un objetivo con el otro vistos de lado. Para empezar el diámetro del cuerpo del 35-70 es algo más grande que el del más nuevo, aunque hay que tener en cuenta que es un objetivo diseñado para película de 35mm (o para un sensor full-frame) mientras que el 18-55 es exclusivamente para sensores DX (son 1,5 veces más pequeños que los full-frame).

Por otra parte, en el objetivo fabricado hace apenas un año podréis ver que hay un elemento que se echa en falta con respecto al más antiguo: el anillo de diafragmas.

De hecho, el anillo de diafragmas es algo que hoy en día prácticamente se ha perdido porque de su control se encarga la propia cámara. Los modelos actuales llevan una letra ‘G’ en su nombre completo que indica que no tienen anillo de diafragmas; cosa que no influye para nada en las fotografías digitales «normales», pero que impedirá usar dicho objetivo en el caso de emplear tubos de extensión básicos o emplearlo en una cámara analógica antigua.

De cualquier modo, a efectos prácticos, lo que se hace en las cámaras actuales con objetivos que cuentan con anillo de diafragmas es bloquearlo en su apertura más pequeña mediante un pequeño interruptor que tienen en el cuerpo y a partir de ahí manejarlo exclusivamente con el dial de la propia cámara.

Anillo de diafragmas

También podéis ver la ventana de la escala de distancias en la parte superior del 35-70; un elemento que no está presente en el 18-55. Esta escala de distancias venía bien sobre todo para enfocar manualmente en estudio y situaciones en las que conocíamos la distancia al sujeto. Esta escala de distancias todavía está presente en los objetivos actuales, pero suele ser en modelos de gama alta, habiendo desaparecido de los objetivos más básicos para reducir costes.

Si os fijáis un poco, en el modelo más moderno hay un interruptor que conmuta entre modo de enfoque manual o automático, mientras que en el antiguo no está presente ningún tipo de interruptor de este tipo. No obstante, esto se debe a que aunque ambos objetivos son autofocus (son capaces de enfocar automáticamente según las ordenes de la cámara) el proceso lo realizan de maneras completamente diferentes como veremos en la vista de las monturas, así que luego profundizaremos en este interesante aspecto.

Diferencias en las monturas

Vista de las monturas

Bien, en esta vista están las diferencias más importantes que distinguen a un objetivo fabricado hace un par de décadas de uno diseñado en la actualidad. Para empezar podéis ver que el más antiguo tenía la montura fabricada en metal y el actual en plástico; un detalle que ya deja entrever que hoy en día se hace todo lo posible para reducir costes (aunque Nikon lo justifica diciendo que el plástico es más ligero).

Sin embargo, hay detalles mucho más sutiles, así que vamos a ir viendo los dos objetivos muy de cerca comenzando por el más nuevo:

Montura AF-S 18-55

Aquí podéis ver de cerca la estructura de la montura del 18-55. Fijaos en los tres tornillos que cierran el cuerpo porque a continuación veremos una importante diferencia con respecto al 35-70. Del mismo modo, en la parte superior tenemos siete contactos metálicos encargados de la comunicación entre el objetivo y el cuerpo de la cámara (control de diafragma, distancia al sujeto fotografiado, autofocus…).

Y hablando de autofocus, es hora de fijarnos en la más importante diferencia entre un modelo antiguo y uno nuevo, pues en los objetivos AF-S (presentados en el año 1996) el enfoque se realiza mediante unos pequeños motores que van embutidos en el propio objetivo y que son los encargados de ajustar las lentes del mismo para enfocar más lejos o más cerca.

Si nos fijamos ahora en la montura del 35-70 vamos a apreciar dos diferencias importantes:

Montura AF 35-70

Como veis, están presentes los habituales tres tornillos de estrella para sellar el cuerpo del objetivo, pero aquí tenemos además una especie de “tornillo plano” en la parte inferior que es el encargado de modificar el enfoque. Tornillo que gira según ordene un apéndice presente en el cuerpo de las cámaras, no necesitando por tanto ningún tipo de contacto eléctrico entre cámara y objetivo para realizar esta acción (aunque sí para otras). Un enlace mecánico entre cámara y objetivo que no está presente en las réflex más sencillas de Nikon, y de ahí lo que siempre se dice acerca de que en las D40/D40X/D60 tendremos que enfocar a mano si empleamos objetivos antiguos.

Derivado de esto, si nos fijamos en la parte superior del 35-70 podremos ver que hay sólo cinco contactos eléctricos, ya que en este modelo no están presentes los correspondientes al motor interno de enfoque debido a que en este caso se realiza de forma mecánica en vez de electrónica.

Bueno, y ahora que tenemos a la vista las dos monturas vamos a mirar algunas diferencias más:

Por un lado es evidente que el desgaste de una montura plástica es superior al de una metálica. Fijaos en las marcas que ha ido dejando la acción de montar y desmontar la óptica en la cámara (la montura de la cámara siempre es metálica) porque son bastante evidentes en el caso del 18-55 mientras que la del 35-70 está como si por ella no hubieran pasado los años.

Las dos hendiduras que podéis ver en la parte izquierda de las monturas son las que sirven al cuerpo de la cámara para confirmar que hay un objetivo montado, ya que hay un pequeño pin que encaja perfectamente cuando el objetivo está correctamente colocado en la cámara.

Por último, como elemento común tenemos esa especie de pestaña en la parte derecha de las monturas. Ese elemento tiene la misión de controlar la apertura del diafragma, y como podéis ver, estaba presente incluso en objetivos que todavía contaban con anillo de diafragmas para su control. Lo que hace la cámara al variar la apertura del diafragma es mover esa pequeña leva, que en reposo (tal y como aparece en las fotografías) deja el diafragma en su posición más cerrada y en su tope superior en su posición más abierta.

De todos modos, antes de terminar esta entrada me gustaría ofreceros un vídeo que explica visualmente estas mismas cosas que habéis leído en los párrafos anteriores, esperando que os entretenga y satisfaga al mismo tiempo vuestra curiosidad.

En fin, después de este breve repaso visual a dos objetivos fabricados con más de dos décadas de diferencia os habréis dado cuenta de que aunque los dos modelos sean físicamente y funcionalmente compatibles, en su interior hay diferencias bastante notables; y es que la tecnología va avanzando a pasos agigantados aunque no nos demos cuenta.

* Todos los artículos de este tipo en https://luipermom.wordpress.com/fotografia

¡Ya tengo los tres objetivos que quería!

Cuando me compré la Nikon D40 me planteé también los objetivos que me gustaría tener, llegando a la conclusión de que aparte del gran angular que viene con la cámara me haría falta un teleobjetivo moderado y algún objetivo bastante luminoso de focal fija . Como os comentaba hace unos días el tele no tardó en aparecer y ayer, por fin, me acerqué a Madrid para hacerme con el ansiado AF-D Nikkor 50mm 1.8D gracias a un amable forero de Nikonistas que se ofreció a vendérmelo, pues sabía que lo estaba buscando desde antes de Navidad y en las tiendas actualmente es imposible encontrar uno (hay rotura de stock). En general, los que somos aficionados a la fotografía somos muy cuidadosos con nuestras cosas, y no hay más que ver el perfecto estado del «50 1.8» que he adquirido hace apenas unas horas para darse cuenta de que es una teoría bastante válida. La verdad es que da gusto ver que hay más gente cuidadosa por el mundo de lo que podría parecer a primera vista.

Puesto que había bastante tráfico en la carretera regresé a casa prácticamente a la hora de cenar, así que apenas tuve tiempo de colocarlo en mi cámara y probarlo; pero no perdí la ocasión de hacerle alguna fotillo según lo saqué su caja para ilustrar esta entrada. Os pongo a continuación las imágenes del objetivo y de toda la «Familia Nikon» que, por cierto, considero completa a medio plazo porque con estos tres objetivos puedo cubrir muchos tipos de fotografía y en principio no me haré con ninguno más de aquí a unos cuantos meses. De todos modos, junto con esta última adquisición se ha venido también a mi casa un elemento que me será muy útil para retratar paisajes y del que ya os hablaré más adelante  😉

Foto de familia

La "familia Nikon": delante del cuerpo de la D40 de izquierda a derecha podéis ver el AF-S 18-55, el AF-D 50 1.8 y el AF-S 55-200 con su parasol

AF-D Nikkor 50mm 1.8 (I)

La montura del 50mm y sus dos anillos: en primer término el de diafragmas y en el extremo el de enfoque

AF-D Nikkor 50mm 1.8 (II)

La vista desde atrás ya da una pista de la gran luminosidad de este objetivo

AF-D Nikkor 50mm 1.8 (III)

Vista frontal del AF-D a su máxima apertura (f/1.8)

Mis tres primeros objetivos

"Vista aérea" de los tres objetivos, destacando el bonito diafragma (f/22) y la gran apertura del 50mm