Cansado de tener que seleccionar cada dos por tres algunos discos para cargar en el iPod nano de entre los 23 GB que actualmente ocupa mi librería de iTunes me he hecho con un classic de 80 GB para así llevar en el bolsillo absolutamente toda mi música, algunos podcasts y tener espacio de sobra para lo que vaya descubriendo en los próximos meses.

Está claro: es el iPod de luiper (los que me conozcan de los foros lo entenderán 😉 )
El caso es que estaba dudando entre hacerme con uno de 120 GB (recién presentado por Steve Jobs) o con el de 80 GB que había hasta ahora en el mercado; pero la indecisión se terminó en el momento que mi hermano me dijo que estaba pensando en vender el suyo porque no podía reproducir música en formato OGG en él y cada vez tenía más discos comprimidos así.
En ese momento le dije que por cuánto lo pensaba vender y cuando me dijo el precio le propuse quedármelo yo porque sé lo cuidadoso que es con las cosas y que por lo tanto me hacía con un «cacharro» prácticamente nuevo y extremadamente bien tratado (de hecho no tiene ni siquiera un rasguño en la parte trasera; zona delicada de los iPod por excelencia). Qué curioso: él tenía pensado hacerse con otro tipo de reproductor y yo tenía en mente hacerme con un iPod de más capacidad. ¡Mejor acuerdo imposible! 😛

De perfil
En fin; esta tarde me he dedicado a cargar la batería a tope y meter en él toda mi librería de música. La verdad es que se me hace un poco raro poder elegir cualquiera de los discos que tengo metidos en iTunes aunque esté perdido en medio del campo, pero de verdad que es algo que deseaba porque ya os he comentado alguna vez que me daba bastante rabia querer escuchar un disco en plena calle y descubrir que ese en concreto no lo había copiado en el reproductor.
De momento no sé qué haré con el nano, pero no creo que lo venda por dos motivos esenciales: le tengo especial cariño a ese pequeñajo y si me da por ir a correr al monte no me llevaría un reproductor que llevara un disco duro en su interior. La gran ventaja del nano (aparte de su tamaño) es que por emplear memoria flash para el almacenamiento es inmune a sacudidas fuertes; pero caminar por la ciudad como suelo hacer no es nada estresante para un classic y la verdad es que no sé hasta qué punto volveré a usar el nano alguna vez.
Poco más os puedo contar de momento, ya que el funcionamiento del classic es exactamente igual que el del nano, así que si os pica la curiosidad os remito a la review que hice en su momento del él. Sólo debéis tener en cuenta que el classic es más grande y pesado, que del almacenamiento se encarga un disco duro de 1.8″, que la batería dura más horas, que la pantalla es algo mayor y que el DAC es de mejor calidad por tener menos limitaciones de tamaño y consumo.

En perspectiva
Es verdad que el classic no tiene la ventaja del nano de su extrema portabilidad, pero a cambio de un tamaño algo mayor me despreocupo completamente de qué discos elegir; cosa que de verdad que se agradece mucho (como ya me apuntó falvarez en un comentario hace unas semanas).
¡Saludos musicales! 😉
Me gusta esto:
Me gusta Cargando...