Algunos de vosotros sabréis que llevo metido en mayor o menor medida dentro del mundillo de los videojuegos desde 1987; año en el que me regalaron un ZX Spectrum +2 que estrené con el genial Kane.
Como podréis imaginar, a lo largo de más de dos décadas han pasado por mis manos cientos de títulos de lo más variopinto; pero precisamente por ese motivo desde hace aproximadamente tres años empecé a apartarme casi por completo de todo esto, ya que tenía la sensación de haberlo visto todo. De hecho, desde aproximadamente 2005 sólo me llamaban la atención los videojuegos que se salían un poco de lo común; y así a bote pronto se me vienen a la cabeza los siguientes títulos:
- Electroplankton (NDS)
- Metal Gear Solid Portable Ops (PSP)
- Animal Crossing (NDS)
- Saga Wario Ware (GBA, NDS y Wii)
- Echochrome (PSP)
- Boktai (GBA)
¿Y qué es lo que tienen en común estos videojuegos que se habían convertido en los únicos que me parecían atractivos? Pues ni más ni menos que la unión entre el mundo real y el virtual. Si os dais cuenta, la mayoría de ellos son juegos que tienen en común que acciones que transcurren en el mundo real tienen repercusión en el mundo de fantasía que plantea el título: en Boktai recargábamos energía poniendo el cartucho al sol, en M.G.S.P.O. íbamos reclutando soldados conectándonos a los puntos de acceso WiFi que nos íbamos encontrando por la calle, en Animal Crossing toda la dinámica del pueblo variaba en función de la fecha y la hora reales en las que estuviéramos jugando…
Dado que los juegos al uso no me llamaban la atención ni lo más mínimo, recuerdo que compré la Wii en su lanzamiento esperanzado ante un nuevo modo de entender los videojuegos por parte de la compañía japonesa; pero al final lo único que se ha hecho en la mayoría de los casos es meter «a cascoporro» el tema de la detección de movimiento en títulos que no necesitarían hacer uso de dicha característica. El problema es que el invento de Nintendo vendió bastante y abrió el mercado de las videoconsolas a un público más general; por lo que el resto de fabricantes también se han apuntado a esta nueva filosofía y ahora casi todo consiste en bailar y hacer el indio delante del televisor.
Reconozco que la Wii ha sido una de mis mayores decepciones en lo que a videojuegos se refiere y pocos meses después de comprarla ya estaba criando polvo en una estantería. A partir de ese momento mi desconexión con el mundo del videojuego fue prácticamente total; sólo rota por alguna esporádica partida a alguno de los juegos que antes os mencionaba, lo que probaba en las presentaciones que cubría para ultimONivel y poco más.
Sin embargo, mi corazoncito de videojugón volvió a latir con la salida de 3DS y por eso me hice con ella poco tiempo después de que aterrizara en las tiendas. Al margen del tema de la visualización en tres dimensiones de la pantalla superior, lo que más me llama la atención es la idea de la conectividad permanente de la consola y las posibilidades que esto ofrece: en casa la máquina está todo el tiempo conectada a Internet mediante el router inalámbrico que también da acceso a la red a mis portátiles, ipod touch y demás cacharros; pero lo más curioso es el modo de interactuar con el mundo cuando sales a la calle con la 3DS en el bolsillo y el WiFi activado.
Cuando te cruzas con otra persona que lleva una consola igual en el bolsillo se produce un intercambio de datos en lo que Nintendo denomina Streetpass de tal modo que tu Mii (personaje virtual que representa a uno mismo) aparece en la 3DS de esa persona y viceversa. Luego, con los Miis que vamos «coleccionando» podemos participar en una serie de juegos y cosas por el estilo. Es decir, que una vez más los mundos real y virtual se entrelazan; cosa que a mí particularmente me parece muy interesante.
Tiene bastante gracia eso de llegar a casa y al abrir la consola encontrarte con el Mii de una persona con la que te has cruzado en algún momento. Además, si tenemos en cuenta que la otra persona habrá experimentado la misma sensación, la cosa resulta de lo más curiosa.
Obviamente, mi Mii se llama luipermom, y dado que es el nick que he usado desde hace años en Internet (además del blog, Flickr o Twitter, también me llamo así en los foros de EOL o en ultimONivel por ejemplo) me haría bastante ilusión aparecer un día en la consola de alguien al que le sonara mi nick y dijera «¡ostras, me he cruzado con luiper!». Llamadlo vanidad si queréis; pero es como si cuando estuve en Barcelona me hubiera aparecido en la consola el Mii de cualquiera de los integrantes de ultimONivel. Para mí hubiera sido un puntazo.
Pero bueno, más allá de este apunte personal, lo que quería decir es que me parece que la idea de los Miis «intercambiables» es una idea atractiva que tendrá más éxito a medida que aumenten las ventas de la 3DS. De cualquier modo, recuerdo que en los primeros días de tener la consola no me cruzaba absolutamente con nadie y de un tiempo a esta parte, cada vez que me acerco a Castellón vuelvo a casa con el led verde de notificación encendido y en mi plaza Mii ya «viven» más de 30 personajes virtuales. Por supuesto, en estos días navideños de visitas por Madrid y paseos por Alcalá de Henares, me he hecho ya con unos cuantos Miis y rara es la vez que no bajo a la calle que no regreso con uno o dos nuevos fichajes.
Si la consola sigue el éxito que tuvo DS, con el tiempo iremos a algún lugar concurrido y volveremos con decenas de Miis (hoy en día eso ocurre en las kedadas que, por ejemplo, suele realizar el comando 3DS en diferentes lugares de Madrid) animando si cabe todavía más a la gente a echarse la consola al bolsillo cuando bajen a dar una vuelta.
Además, Streetpass no se limita sólo al intercambio de personajes virtuales, ya que si nos cruzamos con otra persona que tenga un juego que nosotros también tengamos puede enviarnos automáticamente récords, oponentes fantasmas, desafíos… que también descubriremos cuando lleguemos a casa y «despertemos» a la consola.
Sea como sea, todo esto me parece una idea original y que se sale del patrón tan repetitivo en el que han entrado los videojuegos en general y que a mí particularmente no me convence nada. Espero que 3DS continúe con ese aire de innovación y que tanto la consola como los títulos que vayan saliendo para ella hagan uso de características innovadoras que no se limiten a la interacción usuario-máquina; sino que aporten un soplo de aire fresco para los que llevamos muchos años en esto.