¿Qué rincón de Alcalá aparece en esta fotografía? (XII)

Como de costumbre, os formulo la pregunta de rigor y os coloco a continuación una fotografía para ver qué tal conocéis la ciudad de Alcalá de Henares.

¿Qué rincón de Alcalá aparece en esta fotografía?

110427_085646

SOLUCIÓN: Se trata de una puerta situada en la esquina de la calle Trinidad con el callejón en el que está el antiguo hospital de Santa María La Rica (enlace a Google Maps).

Gallinas que se van por las ramas (literalmente)

Gente que se vaya por las ramas he conocido bastante; pero que lo hagan las gallinas (y además literalmente) ya es bastante más raro.

¡Gallinas en los árboles!

Si os dais una vuelta por el puerto deportivo de Oropesa del Mar podréis ver con vuestros propios ojos a estas gallinas de costumbres ciertamente atípicas.

Mil kilómetros al volante del nuevo Audi A1

Como os dije en la entrada anterior, he estado recientemente de vacaciones con mi chica en Oropesa del Mar; pero dado que mi coche tiene ya unos cuantos años y no me apetecía quedarme tirado en medio de la autopista opté por acercarme a Europcar y alquilar un vehículo para afrontar el viaje con garantías.

Elegí un VW Polo que dejé reservado y pagado una semana antes de nuestra partida; pero llegado el momento de recogerlo me llevé la sorpresa de que ante el incremento de alquileres por culpa de la semana santa no había unidades disponibles de ese modelo y en compensación me dieron un Audi A1 prácticamente a estrenar (6500 Km de marcador) en color gris metalizado.

Audi A1

El caso es que en un principio no se me había pasado por la cabeza comentar nada sobre el mencionado coche porque son fregados en los que nunca me he metido en este blog; pero después de conducirlo durante seis días y haber hecho mil kilómetros tanto por carretera como por ciudad, creo que puede ser útil para algunas personas comentar a un nivel muy básico mis impresiones al volante.

A estas alturas creo que queda bastante claro que nadie se debería tomar estos párrafos como una prueba seria porque aunque he conducido unos cuantos coches en los últimos años, considero que no tengo perspectiva suficiente como para hacer un análisis a fondo; siendo esto más bien un resumen general de las sensaciones que me ha ofrecido el vehículo que he conducido durante los últimos días.

Primeras impresiones

El Audi A1 es un modelo que salió a la venta en el mercado español durante el pasado mes de Marzo; y siendo la primera vez que veía este coche «en vivo» he de reconocer que me sorprendió gratamente a primera vista. Es un coche muy bonito para mi gusto, bien proporcionado y con un discreto aire deportivo apreciable en cosas como los pasos de rueda, los faros rasgados o el discreto spoiler trasero que remata el techo.

De hecho, es un modelo tan reciente que no me he cruzado con ningún otro a lo largo de los seis días que ha estado en mis manos. Y claro, también era novedad para muchos transeuntes, de modo que era habitual ver cabezas girarse en los semáforos o al aparcar en la puerta de algún restaurante. Como os digo, es un coche que llama bastante la atención ahora mismo por ser novedad en el mercado español.

Sobre el papel

El motor que equipa al coche que me asignaron es el más básico de la gama: un 1.2 TFSI de 87 CV (motor de gasolina con cuatro cilindros en línea) cuya peculiaridad es que cuenta con sobrealimentación mediante un turbocompresor que inyecta aire a presión en los cilindros empleando la energía cinética de los gases de escape. Gracias a esto se consiguen unas prestaciones bastante aceptables al tiempo que los consumos no se disparan (5.1 l/100 Km de promedio según el fabricante alemán).

Por lo demás, el A1 está homologado para cuatro plazas, tiene un peso de 1115 Kg, un maletero de 270 litros y cuenta de serie (al menos en el acabado Ambition, que es el que equipaba el que me dieron) con ESP, sistema de entretenimiento multimedia con lector de CD, USB y tarjetas SD, navegador GPS con pantalla a todo color en el centro del salpicadero, seis airbags, control de velocidad, aire acondicionado, dirección asistida, sistema de recuperación de energía en las frenadas, sistema start & stop que detiene el motor en los semáforos y atascos, ordenador de a bordo, gestión electrónica del motor…

Interior

Imagen extraída de http://www.audi.es

El interior del Audi A1 es bastante acogedor: detalles como el forrado del volante en cuero, el mullido de los asientos, el diseño de los difusores del aire acondicionado, los múltiples huecos portaobjetos, el tablero de mandos con abundante información, los mandos integrados en el volante… son elementos que ayudan a que el conductor y su acompañante se encuentren «como en casa».

Los que no irán tan cómodos serán los pasajeros de los asientos traseros, ya que dichas plazas son de un tamaño muy reducido (sobre todo por la longitud de las banquetas) y el pequeño tamaño de las ventanillas posteriores contribuirán a una cierta sensación de agobio. En general se trata de un coche en el que el metal se prodiga más que el cristal como sucede de un tiempo a esta parte en muchos de los nuevos modelos que aparecen en el mercado; pero al menos en las plazas delanteras del A1 tenemos una buena amplitud visual.

Imagen extraída de http://www.audi.es

No me hubiera importado que las plazas traseras fueran tan exiguas si el maletero hubiera sido de un tamaño considerable; pero no es así y con sus 270 litros apenas cabrá un par de maletas de tamaño mediano (tres si somos buenos jugadores de Tetris) y poco más. Por la experiencia extraída de estos días os puedo decir que es capaz de albergar el equipaje de dos personas para pasar unos días de vacaciones; pero no es un maletero para más personas o estancias largas.

Exterior

En el exterior destacan las líneas sobrias habituales en los modelos de Audi. Cintura alta, aspecto robusto y ventanillas cada vez más pequeñas. El coche es bastante bajo y si sois altos al principio os daréis más de un coscorrón al introduciros en el habitáculo. El coche es de dos puertas y el portón del maletero es bastante grande para un coche de su tamaño.

Como podéis ver en las fotos que acompañan a esta entrada (siento no ofreceros más, pero estas tres fotos son las únicas que le hice al coche durante el viaje) el A1 cuenta con detalles en color negro como la toma de aire frontal, el difusor trasero, los apoyos de los retrovisores y la zona de los faros antiniebla frontales. Todo lo demás es gris metalizado (al menos en esta unidad) y a mí particularmente me gusta mucho la zona de las ruedas traseras así como los nervios que recorren longitudinalmente la carrocería. Todo el coche tiene ese ADN de los últimos modelos de Audi y de añadir que las formas redondeadas de ciertas zonas me recuerdan un poco al precioso TT (salvando las distancias, claro está).

Audi A1

Primeras impresiones

Nada más salir de la oficina de Europcar me siento en el coche y veo que todo está al alcance de los dedos. Me ajusto el volante y el asiento, me pongo el cinturón y al arrancar compruebo que el motor apenas hace ruido durante su funcionamiento. Durante los primeros metros veo que no hay vibraciones ni ruidos de rodadura a bajas velocidades y en general me siento muy a gusto en mi asiento. Del mismo modo, enciendo la radio y veo que suena muy muy bien; aunque bajo bastante el volumen de la misma para poder escuchar el suave rumor del motor.

Entre el tráfico de la ciudad el coche se mueve con mucha agilidad gracias a su pequeño tamaño. Además, la dirección es muy precisa y tiene un tacto perfecto para mi gusto. El pedal del embrague va muy suave y el acelerador tiene suficiente recorrido como para conducir sin tirones ni brusquedades. Por cierto, el cierre centralizado bloquea las puertas en cuanto empezamos a movernos; un buen detalle que siempre estoy acostumbrado a hacer «a mano» en mi propio coche.

Llego a un semáforo y cuando el coche se detiene… ¡se para el motor! Ya no me acordaba de que el A1 está equipado con el sistema start & stop y en un primer momento pienso que se me ha calado. Superada la sorpresa inicial me doy cuenta de que no me acabo de sentir cómodo con el motor completamente parado y levanto el pie del freno pensando que arrancaría instantáneamente. El caso es que el arranque no se produce al soltar el freno; sino cuando volvemos a pisar el embrague para engranar la primera velocidad, de modo que no es un sistema para salir con prisas o incorporarnos a una glorieta con tráfico un poco apurados. Dado que el sistema no me termina de convencer decido desactivarlo momentáneamente (hay un botón en el salpicadero para ello).

Para evitar sustos una vez en autovía, me meto en en un tramo de carretera en las afueras de Alcalá con intención de ver cómo reacciona el coche y allí me dedico a ver qué tal se portan los frenos, cómo acelera… y tengo la suerte de que el riego por aspersión de una glorieta ha empapado el asfalto por completo en sus alrededores, de modo que aprieto el acelerador un poco más de la cuenta mientras la tomo aprovechando que a esas horas no hay nada de tráfico y observo que el ESP corrige levemente las reacciones del coche haciéndole seguir la trazada que yo le indico con el volante. Como dicen las instrucciones de los coches que equipan este sistema «el ESP no cambia las leyes de la física» y por tanto no está hecho para tomar una curva cerrada a 100 Km/h; pero hay que reconocer que es una ayuda que nos puede venir muy bien en más de una ocasión.

Conduciendo por autovía

El A1 no se desenvuelve mal por autovías, aunque no es el hábitat natural de este modelo (seguramente las versiones equipadas con motores 1.4 TFSI de 122 CV o 1.6 TDI de 105 CV tengan más cualidades rodadoras que esta de la que os estoy hablando). El coche se pone a 100 Km/h en 11.7 segundos y se nota que acelera con ganas en marchas cortas gracias a su escaso peso. También mantiene perfectamente la velocidad a la hora de subir cuestas en quinta por la autovía; pero cuando en esas mismas subidas necesitas coger más velocidad por ejemplo para adelantar es cuando el pequeño 1.2 TFSI muestra sus limitaciones y se muestra un poco perezoso para acelerar, requiriendo una reducción a cuarta para tener algo más de brío.

No obstante, como os digo, el coche mantiene los 110 Km/h perfectamente en toda condición y circulando así el consumo de combustible se mantiene en torno a los 5 l/100 Km; una cifra bastante contenida teniendo en cuenta que el motor gira en esas condiciones a 2800 RPM y los consumos más bajos suelen darse entre las 1500 y las 2000 vueltas. Por cierto, sigue siendo realmente silencioso y no se aprecian ruidos aerodinámicos de ningún tipo circulando a buen ritmo.

Carretera de montaña

Ya en Oropesa una tarde subimos al mirador del monte Bobalar para hacer un par de fotos desde allí (una de ellas es la que encabeza este artículo). Una ocasión perfecta para probar el coche en una carretera revirada con importantes desniveles. Puesto que se trata de un tramo en el que no se puede correr mucho, estuve empleando todo el tiempo la segunda y la tercera marcha apurando un poco más de lo normal las revoluciones del motor.

En esas circunstancias el coche me pareció muy ágil gracias a su reducido radio de giro y el tacto sólido de la dirección. Del mismo modo, la suspensión de tarado algo duro hace que el A1 no balancee en las curvas y las tome con mucho aplomo; al menos con más del esperado en un coche de 1115 Kg con 3.95 metros de largo (2.47 entre ejes) y 1.74 de ancho.

Con el motor alegre de vueltas un pisotón al acelerador nos da una respuesta inmediata en aceleración; sin retrasos causados por la realimentación del turbocompresor ni nada parecido. Sin embargo, si dejamos caer la aguja de las revoluciones más de la cuenta tendremos que esperar a que suba un poco antes de sentir que el coche acelera con ganas.

En general, he de decir que me gustó mucho recorrer arriba y abajo la carretera que os digo porque el tacto del coche (tanto a nivel de dirección como de suspensión) me dio mucha confianza en todo momento y jamás obtuve ninguna reacción rara por su parte. Obviamente fui con mucha precaución dado que es un tramo abierto al tráfico; pero incluso así uno se da cuenta del aplomo que tiene el pequeñín de Audi. Que nadie piense que tenemos un deportivo entre manos porque nada más lejos de la realidad y si apuramos demasiado luego vienen las lamentaciones; pero hay que reconocer que cuando la carretera se tuerce, el A1 es muy divertido de conducir.

Audi A1

Conclusiones

Después de exactamente 1016 Km al volante del Audi A1 diría que, al menos con el motor 1.2 TFSI, se trata de un coche eminentemente urbano pensado para dos personas que también quieran hacer alguna escapada de fin de semana. Pese a que cumple sobradamente para rodar a velocidades legales, no estamos ante un coche diseñado para devorar kilómetros por autovía tanto por la ajustada potencia de su motor como por su depósito de 45 litros de capacidad. Del mismo modo, es un coche muy cómodo para conductor y acompañante; pero no está hecho para un uso familiar porque las plazas traseras son para usos muy puntuales y el maletero tiene una capacidad muy reducida.

En cuanto a consumos se refiere, os puedo decir que el promedio a lo largo de todo el viaje ha sido de 5.7 l/100 Km; algo superior a lo declarado por el fabricante pero ya se sabe que esas cifras siempre se dan bajo unas condiciones que luego no se reproducen en el mundo real. Para que os hagáis una idea, con el depósito lleno hasta los topes el ordenador de a bordo marca que podemos hacer 700 Km; y es que el tema de los consumos es algo que a veces la gente no tiene muy en cuenta, pero para mí es algo fundamental sobre todo ahora que el precio de los carburantes está a niveles estratosféricos y amenazando con dispararse todavía más.

En todo caso, se trata de un coche que a mí particularmente me ha gustado mucho por comodidad, por la cantidad de detalles útiles que posee y por su estética elegante. Si lo que os comentaba sobre las plazas traseras y la capacidad del maletero no os suponen un problema, el recién llegado A1 os parecerá una pequeña maravilla.

Más información

Mini-vacaciones en Oropesa del Mar

Acabo de regresar de unas mini-vacaciones de cinco días en Oropesa del Mar en compañía de mi novia durante los cuales hemos disfrutado de un tiempo espectacular y una tranquilidad a la que no estamos acostumbrados por aquí.

De todos modos, no por ser un sitio de sobra conocido para mí iba a dejar de llevar mi cámara, así que os ofrezco a continuación unas cuantas imágenes captadas durante estos días esperando que os gusten.

Flor de mar

Panorámica desde el balcó

Beach-volley

Balcones

Atardecer en la playa de la concha

Echar el ancla

Stairway to nowhere

El regreso de los pinos

Flowers

Más fotos con la D40 y el 35mm

Aunque la D300 sigue siendo mi cámara principal, reconozco que le estoy cogiendo el gustillo a esto de montar el 35mm en la D40 y salir a dar una vuelta sin nada más para así obligarme a prescindir de aspectos técnicos y centrarme en temas compositivos. Os pongo a continuación unas fotos de estos últimos días:

¡Sopla!

30

Columnas

Don Quijote

El árbol del amor

El final de la escalera

Un paseo por el recinto ferial

El recinto ferial de Alcalá de Henares es un lugar por el que pasean muchas personas a lo largo del día; especialmente a primera hora de la mañana y última de la tarde. Algo que se entiende viendo las hileras de árboles que a estas alturas del año empiezan a proyectar sombras a lo largo del recorrido que, combinadas con el ligero refresco para el ambiente que supone la cercanía del río, ayudan a que el paseo sea más agradable.

Recinto ferial (I)

El río henares

Recinto ferial (II)

Exposición de «Alcalá de Henares ayer y hoy» en el IES Alonso Quijano

Puede que alguno de vosotros recuerde que en el artículo que narraba la visita que realicé en julio de 2009 a mi antiguo instituto comenté que, por casualidades del destino, la dirección del centro y yo habíamos hablado de la posibilidad de realizar un proyecto fotográfico conjunto.

IES Alonso Quijano (XI)

Pues bien, durante todo este tiempo he ido manteniendo el contacto con la gente del IES Alonso Quijano para ir dando forma poco a poco a aquella idea inicial y hoy por fin, tras casi dos años de espera, tengo el placer de anunciaros que en el pasillo de la planta baja del centro se encuentran expuestas una buena cantidad de las fotografías que componen la serie «Alcalá de Henares ayer y hoy».

Exposición de "Alcalá de Henares ayer y hoy" en el IES Alonso Quijano

Primera impresión

Cuando hace unos días me acerqué por allí y vi por primera vez las fotografías enmarcadas y colgadas en el pasillo del instituto (junto con algunos detalles gráficos que han añadido libremente los encargados de realizar la exposición) reconozco que me impresionó bastante. Todas las horas que invertí pateando la ciudad cámara en ristre, que ya de por sí consideraba como bien empleadas viendo el resultado en el blog, se habían convertido en algo tangible que miraban con curiosidad profesores, alumnos y padres y que al mismo tiempo decoraba las paredes de un lugar que siempre recordaré con un cariño especial por todo lo que allí viví hace ya unos cuantos años.

Aula Alonso Quijano (35mm)

Precisamente me hizo especial ilusión comprobar que muchos de los profesores que me dieron clase por aquella época seguían trabajando allí y al encontrarme con ellos me felicitaron por la idea de retratar la ciudad de Alcalá tomando como base el pasado que existe en los libros de fotografía que guardo celosamente en mi casa. Ya he comentado en más de una ocasión que siento un gran respeto por la labor docente, y en cierto modo esta exposición es como si ahora devolviera a aquellos que me enseñaron una parte de lo que aprendí.

Limitaciones técnicas (y un poco de autocrítica)

No obstante, dado que muchas de las fotografías que componen la exposición fueron realizadas hace ya varios años y por aquel entonces mi cámara no era gran cosa (compactas con pequeños sensores de escaso rango dinámico) no puedo evitar ser muy crítico conmigo mismo y sentir auténtico dolor cuando veo que las sombras de muchas de ellas están empastadas y los cielos abundantemente quemados. Mis ex-profesores me dicen que para ellos están perfectas y que no les ven ningún problema; pero cuando veo cosas como esas es cuando me doy cuenta de lo mucho que he aprendido sobre fotografía en los últimos años (sobre todo desde que di el salto a réflex).

Miradas

Pero bueno, más allá de temas técnicos (ya hay una sección en el blog dedicada a ello) lo que quiero expresar hoy es mi orgullo por ver ese trabajo colgado de las paredes del que fue mi instituto y mi gratitud tanto al personal del centro que ha realizado todo el montaje como a los fotógrafos autores de las obras originales que han servido de inspiración para esta historia.

Por amor al arte (a la fotografía y a Alcalá concretamente)

Sobra decir que ni el instituto ni yo hemos sacado (ni sacaremos) un céntimo de esta exposición. Más bien todo lo contrario, ya que a mí me costó mucho tiempo hacer todas esas fotografías y el centro se ha gastado una cierta cantidad de dinero en imprimir las imágenes, comprar marcos, cartulinas y eso sin contar el tiempo que ha llevado montar todo…

Además, lo primero que dije cuando me comentaron lo de la exposición es que al pie de cada fotografía original deberían de figurar los datos tanto del autor de la misma como del libro en el que aparece para que así quede clara la autoría de la obra; algo que han respetado al 100% tal y como indiqué.

Exposición de "Alcalá de Henares ayer y hoy" en el IES Alonso Quijano

Situación y horario de visita

Y sin más, ya sólo me queda animaros a que visitéis la exposición si tenéis un rato por la mañana y el instituto no os pilla muy lejos. El IES Alonso Quijano se encuentra en el Paseo de las Moreras (vista en street view) y podéis pasaros por allí de lunes a viernes de 9:00 a 10:30 y de 11:30 a 13:45. En realidad el instituto se encuentra abierto al público durante toda la mañana; pero me han indicado que por comodidad es mejor evitar el horario del recreo que tiene lugar sobre las once de la mañana.

Alonso Quijano (mi antiguo instituto)

Una vez que entréis en el edificio preguntad a los conserjes o a alguno de los profesores por las fotos de Alcalá y enseguida os remitirán al pasillo de dirección, que está tras la doble puerta de color verde que veréis a la derecha según se entra al hall por unas puertas metálicas.

Por cierto, se me olvidaba comentar que no hay una fecha concreta para la finalización de la exposición; pero según me dijeron los responsables de la misma, la idea es que las fotos permanezcan ahí «durante algunos meses».

Del blog al papel

Como podréis suponer, el hecho de que una idea que nació en este blog (con la inestimable ayuda de los autores de las fotografías originales, claro está) haya dado lugar a una exposición en mi antiguo instituto es algo que me enorgullece tremendamente y que no podía dejar de compartir con vosotros; así que si os apetece ver una selección de las fotografías de Alcalá de Henares ayer y hoy «en persona» podéis acercaros por el IES Alonso Quijano a echar un vistazo cuando os apetezca.

¡Muchas gracias por vuestro tiempo!

La escala de distancias de los objetivos

Hay un elemento que hace años incorporaban todos los objetivos y que en los últimos tiempos parece haber caído en el olvido: la escala de distancias. No obstante, puesto que en este blog me gusta abarcar todos los aspectos posibles de la fotografía, hoy nos vamos a centrar en ver la utilidad de este «invento» a través de una breve explicación teórica y unas cuantas fotografías de ejemplo.

Marexar 28mm f/2.8 (para hacer macro mediante inversión)

La profundidad de campo

En una fotografía sólo puede haber un plano (perpendicular a la cámara) perfectamente enfocado y de grosor infinitesimal. En el caso de un retrato suelen ser los ojos de la persona o si es un paisaje algún elemento cercano que queramos destacar por encima del resto. No obstante, jugando con parámetros como la apertura o la distancia focal vamos a hacer que la distancia a la que las cosas aparecen nítidas por delante o por detrás del plano de enfoque (lo que se conoce como profundidad de campo o, abreviadamente, PDC) sea mayor o menor en función de lo que queramos expresar con nuestra imagen.

En el caso del retrato esta PDC va a ser muy pequeña porque lo que queremos en esta disciplina fotográfica es aislar al sujeto principal del fondo de la fotografía; y eso lo logramos haciendo que prácticamente todo lo que no esté en el plano de sus ojos quede difuminado. Puesto que para hacer esto necesitaremos focales largas y/o aperturas grandes, ya tenéis el tipo de objetivo que nos va a venir mejor para este tipo de fotografías: un teleobjetivo luminoso.

Estela

Por su parte, si estamos ante un paisaje, lo que nos va a interesar es que aparezcan nítidos la mayoría de los elementos que lo componen; por lo que aunque hayamos situado el plano de enfoque en un elemento más o menos cercano, empleando una apertura pequeña y/o una distancia focal corta cumpliremos con nuestros propósitos de que se represente con nitidez todo lo que aparece en el encuadre; algo para lo que un angular nos vendrá muy bien. Por cierto, os recuerdo que para esto viene muy bien saber lo que es la distancia hiperfocal.

Un rincón para contemplar las nubes

La escala de distancias

Como os decía al principio de este artículo, la escala de distancias es algo que incorporaban prácticamente todos los objetivos hace unos años y que en los últimos tiempos ha desaparecido casi por completo. Por eso, no es raro ver que hay gente que pregunta por el funcionamiento de este elemento y de ahí la inspiración para escribir este artículo.

No está de más recordar que un objetivo tiene mayor profundidad de campo cuanto menor es su distancia focal (vuelvo al ejemplo del paisaje y el angular). Por tanto, a mayor distancia focal más estrecha va a ser la franja en la que aparecen nítidos los elementos y eso es algo que vamos a ver reflejado en las escalas de distancias según la focal empleada como luego comentaré.

Por cierto, aprovecho también para comentar que la PDC no es simétrica con respecto al plano de enfoque, sino que se distribuye de forma que la zona nítida estará repartida un tercio por delante del plano de enfoque y dos tercios por detrás del mismo. Y aunque creo que nadie se liará con esto, me gustaría aclarar que cuando digo «por delante del plano de enfoque» me refiero a un área situada entre dicho plano y la cámara; mientras que «por detrás del plano de enfoque» se refiere a lo que queda más lejos del plano de enfoque desde la posición en la que está situada la cámara (y por lo tanto nosotros).

Marexar 28mm f/2.8 (para hacer macro mediante inversión)

En la imagen anterior podemos ver que el anillo de distancias se compone de dos elementos: por una parte tenemos un elemento solidario con el cuerpo del objetivo que consiste en una línea central que marca la distancia de enfoque con una serie de líneas a uno y otro lado asociadas a diferentes aperturas. Por otra parte existe una escala de distancias expresada tanto en pies como en metros de forma no lineal que gira junto al anillo de enfoque (que es la zona rugosa que podéis apreciar claramente). Estos dos elementos en conjunto (de nada sirve el uno sin el otro) son los encargados de decirnos antes del disparo qué es lo que aparecerá nítido en nuestra imagen y lo que quedará fuera de foco.

Cuatro casos prácticos

Una vez aclarado sobre el papel para qué es y para qué sirve la escala de distancias me gustaría hacer una pequeña demostración práctica de lo anteriormente expuesto a través de cuatro ejemplos muy sencillos. En ellos os mostraré cómo leer los datos que nos da la escala en diferentes situaciones, así que vamos a ello:

a) 28mm enfocado a 1,5 metros

Marexar 28mm f/2.8 (enfoque a 1,5 m)

En la imagen que tenéis sobre estas líneas podéis ver claramente la escala de distancias del 28mm que compré el otro día. Como podéis ver, enfocando a algo que esté a metro y medio de distancia y disparando a f/22 (la apertura que ofrece más profundidad de campo en esta óptica) tendremos nitidez entre todo lo que esté colocado a 70 cm de nosotros y el infinito (e incluso más allá).

Del mismo modo, si disparamos a f/11 obtendremos nitidez entre aproximadamente un metro y algo más de tres; y disparando a una apertura de f/4 la profundidad de campo se situará muy pocos centímetros por delante y por detrás del plano de enfoque. Por cierto, ya veis que las marcas que corresponderían a f/2.8 (el diafragma más amplio disponible) ni siquiera aparecen, porque esta apertura daría lugar a una PDC tan estrecha que prácticamente estarían sobre la línea verde que marca la distancia al plano de enfoque.

b) 50mm enfocado a 1,5 metros

Nikon AF 50mm f/1.8D (enfoque a 1,5 m)

En el caso del 50mm f/1.8 que tenéis sobre estas líneas y que también he enfocado a metro y medio, podéis apreciar que sólo tenemos marcas de PDC para f/22 y f/11; siendo la «zona de nitidez» bastante más estrecha que en el objetivo anterior. Esto es debido a la mayor distancia focal del objetivo, ya que cuanto más larga es una óptica más estrecha es la PDC resultante a igual apertura.

En este caso, a f/22 y enfocando el objetivo a metro y medio, la zona nítida va a ir desde poco más de un metro hasta los dos y medio aproximadamente; mientras que a f/11 se va a reducir a una estrecha franja de unos pocos centímetros en las inmediaciones del plano de enfoque dejando claro por qué una óptica larga da una PDC muy estrecha (especialmente si lo combinamos con una gran apertura).

c) 28mm enfocado a 0,3 metros

Marexar 28mm f/2.8 (enfoque a 0,3 m)

Como podéis ver, si enfocamos del 28mm a una distancia corta (30 cm) el rango de elementos que estarán en foco se reduce considerablemente, ya que a f/16 la PDC abarca apenas unos pocos centímetros en torno al plano de enfoque. En el caso de disparar a f/4 la PDC sería del orden de un centímetro según se aprecia en la fotografía anterior.

d) 50mm enfocado a 0,5 metros

Nikon AF 50mm f/1.8D (enfoque a 0,5 m)

Disparando a f/11 con el 50mm enfocado a medio metro vamos a tener una PDC de apenas un par de centímetros como muestra la imagen que tenéis sobre este párrafo. Del mismo modo, a f/22 la PDC resultante sería de unos 5 cm por delante del plano de enfoque y aproximadamente 10 cm por detrás del mismo. Os podéis imaginar que la PDC resultante disparando a la máxima apertura disponible (f/1.8) sería tan sumamente estrecha que habría que afinar mucho el enfoque para conseguir que el motivo principal de nuestra imagen no aparezca borroso.

Empleando la escala de distancias en la teoría de la hiperfocal

Una consecuencia muy evidente de todo lo anterior es que si nuestro objetivo cuenta con escala de distancias podemos emplear la técnica de la distancia hiperfocal fácilmente de dos modos diferentes:

Paisaje costero

1. Si tenéis un elemento sobre el que queráis enfocar la cámara, una vez realizado este paso podéis mirar la escala de distancias y seleccionar la apertura que queda sobre la marca de infinito. En el ejemplo ‘a’ vemos que dicha apertura sería f/16.

2. Si queréis hacer la fotografía a una apertura determinada, podéis hallar la distancia hiperfocal de dicha apertura girando el anillo de enfoque de tal modo que coincida con la marca de infinito. En esas condiciones tendréis nitidez en todos los elementos situados entre la mitad de la distancia de enfoque marcada por el objetivo y el infinito (esto no es más que un modo diferente de ver el punto anterior).

M-30

Conclusiones

Con el fin de ahorrar costes, la escala de distancias se ha convertido en un elemento cada vez más raro en los objetivos fabricados actualmente. Cierto es que gracias a la fotografía digital podemos comprobar al instante si ese elemento que aparece unos metros por detrás del motivo principal de nuestra imagen está lo suficientemente nítido y en caso negativo repetir la fotografía; pero siempre es útil saber para qué sirven esos números y esas líneas que aparecen en el cuerpo de algunas ópticas que cuentan con algunos años ya en sus cristales y engranajes.

* Todos los artículos de este tipo en https://luipermom.wordpress.com/fotografia

Siete días haciendo fotos con una Nikon D40 y un 35mm

Durante la semana pasada estuve haciendo un sencillo experimento fotográfico: saqué de su caja la Nikon D40, cargué la batería, le monté mi AF-S 35mm f/1.8 y con este ligero conjunto que parece casi de juguete en comparación con mi habitual D300 me lancé a retratar todo aquello que me llamara la atención tanto en Madrid como en Alcalá de Henares.

Calle de Alcalá

Y es que aunque los objetivos de focal variable (zooms) son muy útiles y polivalentes; no es menos cierto que una focal fija nos obliga a movernos, buscar encuadres diferentes, jugar con los desenfoques que posibilita su generosa apertura… y por eso me gustan tanto. Una vuelta a los principios de la fotografía en los que las cámaras y las ópticas tenían un papel secundario y el fotógrafo tenía que ingeniárselas con lo que su equipo pudiera ofrecerle.

Luz

Fruto de estos siete días de «régimen forzoso de 35mm» son las imágenes que ilustran esta entrada y que hoy quería compartir con vosotros a modo de resultado de la experiencia; ya que he sacado algunas conclusiones de todo ello y a mí particularmente me ha venido muy bien para reforzar mi concepto de la fotografía.

Mr. Quijote

La gran evasión

Ergonomía

Llevar este «combo» de cámara y objetivo que suma apenas 760 gramos hace que no nos cansemos aunque lo llevemos en la mano durante casi todo el día y de paso estaremos listos para capturar todo lo que se cruce por delante de nosotros sin llamar la atención de la gente. Ya os decía en una entrada de hace unos días que de nada sirve salir a hacer fotos llevamos la cámara metida en una mochila; de modo que aunque yo me siento bastante cómodo con mi D300 más el objetivo que lleve montado (siempre que no sea el 80-200 f/2.8, claro) reconozco que la sensación de llevar la D40 y el 35mm es casi como la de una compacta hipervitaminada.

Eso sí, aunque a la hora de transportarla esa ligereza viene muy bien, cuando se trata de agarrar la cámara para hacer fotografías la ergonomía de la D300 se echa muchísimo en falta porque en el caso de la D40 hay que cogerla casi con la yema de los dedos mientras que la otra prácticamente se «abraza» con las manos.

Misterio

¡Oh, cielos!

un intruso en Serrano

A nivel técnico

Reconozco que lo que más he echado de menos durante estos días ha sido la cantidad de controles externos que tiene mi D300; y es que para algo tan simple como cambiar el modo de medición o de enfoque en la D40 hay que meterse en el menú de la cámara mientras que en las cámaras «grandes» se hace girando un dial. En cuanto a la calidad de imagen se nota de que la D300 tiene más rango dinámico que la D40 porque en esta última enseguida se queman los cielos; pero aun así la D40 es una réflex con todas las de la ley y la verdad es que estoy muy contento con algunas de las imágenes que he obtenido durante estos días.

Desde luego, no seré yo el que vuelva a la D40 teniendo una D300 porque las prestaciones de esta última cada día me sorprenden más; pero reconozco que esta pequeña cámara puede ser una buena opción bajo ciertas circunstancias en las que deseemos ir ligeros de peso y/o pasar desapercibidos con nuestro equipo fotográfico.

Nubes y campos

La sustituta

Un viaje al pasado

En definitiva, estos siete días acompañado de mi veterana D40 y el siempre eficaz 35mm f/1.8 (que además es una focal que da un ángulo de visión muy natural montado en una cámara con sensor APS-C) me han devuelto un poco a mis orígenes fotográficos cuando a finales de los ochenta retrataba mi mundo con aquella primera cámara de carrete en la que el único ajuste que podía cambiar era el que indicaba si el día estaba nublado o soleado para así emplear una de las dos velocidades de disparo disponibles. Por no tener no tenía enfoque ni apertura, ya que todo era fijo; pero aun así es un cacharro con el que hice un montón de fotos de las que me sentí muy orgulloso en su momento.

Un rincón para descansar

Y es que aunque siempre andamos preocupados por megapíxels, nitidez, distancias hiperfocales, formatos de sensor y demás historias, durante estos días he recordado una vez más que al final esta bendita afición consiste en coger la cámara y salir a la calle a pasar un buen rato. Si nos olvidamos de eso entonces estamos perdiendo el tiempo.

* Todos los artículos de este tipo en https://luipermom.wordpress.com/fotografia

Estadísticas: Marzo de 2011

Marzo ha supuesto un ligero decremento en las visitas a este humilde blog con respecto a los dos meses anteriores. Algo totalmente comprensible debido a que Febrero fue el mes con menos entradas en toda la vida de este rincón de internet y eso habrá que hecho que algunos de vosotros os hayáis desenganchado. Vamos a verlo con detalle en la habitual gráfica que os presento mes a mes:

En total, durante el mes de Marzo ha habido 50673 visitas al blog, lo que representa un decremento del 1,6% con respecto al mes anterior. Del mismo modo, el promedio diario durante este periodo de tiempo se sitúa en 1635 visitas, siendo el máximo mensual el correspondiente al día 15 con 1915 y el mínimo al 5 con 1148.

Aprovecho la ocasión para comentaros que de un tiempo a esta parte estoy notando cómo el blog está dando un giro en el que los temas de fotografía están cobrando todo el protagonismo debido a que es algo sobre lo que realmente disfruto escribiendo. Debido a esto, estoy barajando la posibilidad de un cambio de nombre algo más acorde con la temática de este sitio; aunque eso es algo que quiero meditar con calma porque tampoco quisiera dejar totalmente de lado aspectos como la música, la tecnología o la literatura.

Un saludo y gracias por venir.