Review: Olight Obulb

A primera vista la Obulb parece uno de esos proyectos creativos ideados durante las horas libres de algún ingeniero de la marca tanto por su filosofía de uso como por los detalles diferenciadores que posee. Sea como sea, esta última creación de Olight es un producto práctico, liviano y muy original que puede cumplir perfectamente tanto para uso personal como para regalar.

El cuerpo

A diferencia de todas las linternas que han pasado por aquí la Olight tiene forma de bola contando con una base plana para darle estabilidad. La semiesfera superior es de plástico blanco traslúcido que no permite ver su interior, que es precisamente donde se alojan los LEDs que producen la luz que emite este modelo.

Por su parte, la mitad inferior está forrada de goma (con el logo de la marca, el nombre del modelo y el número de serie escritos sobre su superficie) y en ella reside tanto la electrónica de control como el sistema de carga magnética y también la batería de polímeros de litio de 630 mAh que le otorga la autonomía necesaria para que este modelo cobre pleno sentido.

Esta base se une herméticamente con la semiesfera superior en un anillo de apariencia metálica del típico azul brillante tan presente en esta marca de linternas. Hablando de colores, la Obulb está disponible con la base en colores rojo, verde, naranja, gris, morado y rosa.

Las dimensiones de la Obulb son de 54 mm de anchura por 48 mm de altura, por lo que podemos decir que es sólo ligeramente más grande que una bola de golf para que así os hagáis una idea mental de lo que abulta. En cuanto al peso, es bastante liviana porque son apenas 55 gramos.

Ya os adelanto que no hay posibilidad de abrir la Obulb sin romperla y que todo lo que se puede tocar está en su base; y es que si le damos la vuelta lo primero que nos va a llamar la atención son los tres contactos metálicos de color dorado que no son otra cosa que su sistema de carga magnético. Como es lógico esto necesita de un cable de carga especial, que es el mismo que emplea la Baton 3 de la misma marca (referencia MCC 1A) y que se alimenta a través de un puerto USB.

Este cable de carga tiene una pequeña superficie transparente junto a la base que se acopla a la linterna que se iluminará en rojo mientras dure el proceso de recarga (el cual se realiza a razón de 5V y 0,65 A y dura unas dos horas en el caso de que la batería esté completamente agotada) y pasará a color verde una vez que esté totalmente llena de energía.

Aprovechando esa característica de carga magnética podemos colocar la Obulb sobre ciertas superficies metálicas de forma bastante firme. No la pondría en el capó de un coche circulando por la autopista pero sí que aguanta perfectamente en la puerta de un frigorífico o si le acoplamos un gancho metálico y la colgamos boca abajo de una cuerda (esto lo sugiere la propia Olight en las promos de este modelo para su uso en tiendas de campaña y similares) gracias a su bajo peso. Comentar que este modelo no cuenta con ningún tipo de anilla, anclaje o similar en el poder poner una correa directamente, dependiendo toda sujección de la mencionada base magnética.

Por último, el único botón de control con el que cuenta la Obulb también está en su base, aunque más que un botón es un área gracias a la cual podemos presionar en buena parte de la superficie central de la base, con lo cual nunca fallaremos una pulsación porque además tiene muy buen tacto. Luego hablaremos de la funcionalidad de este botón, pero de momento lo que quería es que viérais que todo lo que tiene esta linterna se encuentra en su cara inferior.

En cuanto a resistencia a los elementos, según la propia marca la Obulb aguanta caídas de hasta 1,5 metros de altura sin romperse y posee certificación IPX7, que la convierte en resistente a salpicaduras y, lo que es más, por su diseño podemos usarla a modo de «vela flotante» para montarnos un SPA en casa. Eso sí, nunca debemos ponerla a cargar sin secarla previamente, pues podríamos cortocircuitar los contactos del cargador quemándolo.

Como os decía antes, la linterna posee un imán en su base que sirve tanto para acoplar su cargador como para que la Obulb pueda fijarse sobre materiales ferromagnéticos; pero si por lo que sea tenemos la necesidad de ponerla muy habitualmente sobre una superficie en la que el imán no funcione, en la caja viene una «moneda» con adhesivo en una de sus caras que podremos pegar sólidamente en vídrio, madera, cemento… sobre la cual la linterna se queda pegada perfectamente. Eso sí, esta placa metálica circular es de un sólo uso, y una vez pegada si la queréis reutilizar tendréis que buscaros la vida para quitarla, retirar los restos de adhesivo y aplicar algo que le permita volver a fijarse con firmeza.

La luz

La luz que emite la Obulb es, en general, cálida y difusa. Muy buena para iluminación ambiental y suficiente para alumbrar suavemente una estancia a oscuras incluso en su modo más bajo. Hablando de modos, os describo los cuatro que tiene a continuación junto a sus autonomías:

  • Bajo (3,5 lumens): 56 horas
  • Alto (55 lumens): 3,5 horas
  • Rojo fijo (7 lumens): 7 horas
  • Rojo parpadeante (7 lumens): 30 horas

Los dos modos principales (Bajo y Alto) serán los que utilizaremos con mayor frecuencia, y en mi caso es el Bajo el que empleo la mayoría de las veces, ya que tengo la Obulb en la mesilla de noche y la utilizo como iluminación ambiental cuando, por ejemplo, le tengo que dar el biberón al niño y no quiero despertar a mi chica. Con esos 3,5 lumens y los ojos acostumbrados a la oscuridad tengo luz de sobra como para ver lo que estoy haciendo en toda la habitación y no tropezar con nada de camino a la cuna ni meterle al niño la tetina del biberón en un ojo. Además, la autonomía en este modo es de más de dos días seguidos, lo cual está más que bien y me permite despreocuparme de la carga durante bastante tiempo incluso si me la dejo encendida la mayor parte de la noche, que es lo que me suele pasar en muchas ocasiones.

En cuanto a los otros tres modos, el Alto está bien si la estancia a iluminar es muy grande (tipo salón) o tenemos que hacer alguna tarea que requiera algo de precisión visual, pero para el uso que yo le doy apenas lo empleo. No dudo que habrá quien le vea más ventajas a éste, pero no es mi caso.

Y el modo de iluminación roja es típico en tiendas de campaña y similares por dos motivos: no deslumbra y además no atrae a los mosquitos, así que tendrá su público. El modo parpadeante se supone que es para llamar la atención en caso de que queramos que nos vean en la oscuridad, pero ojo que aunque se ve bastante no os recomiento confiar vuestra vida a él en caso de que os quedéis tirados en la carretera; que no es una señal V16 homologada ni mucho menos.

El encendido de la linterna se realiza con una pulsación breve del botón de la base y para alternar cíclicamente entre los cuatro modos hay que mantener pulsado ese mismo botón estando la Obulb encendida. Por cierto, la linterna posee un modo de bloqueo que consiste en mantener pulsado el botón durante un par de segundos cuando la linterna está apagada, de modo que es útil para que no se nos encienda si la llevamos apretada en un bolso o similar. Comentar también que en todo caso el último modo empleado quedará en memoria y al volver a encender la Obulb será el que emplee.

Las sensaciones

Lo primero que entra por los ojos de la Obulb es, sin duda, su diseño molón. Entre su tamaño, la viveza de los colores de la base y el anillo azul de aspecto metálico hay que reconocer que los diseñadores de Olight han conseguido un producto que llama la atención nada más sacarlo de la caja.

Como podéis ver en la fotografía anterior, en la caja de la Obulb viene, además de la propia linterna, el cable de carga, la «moneda» adhesiva para superficies no metálicas (que va a juego con el color de la base) y un pequeño manual de instrucciones multiidioma que explica además de cómo cargar la linterna y demás, que no debemos usarla como juguete para mascotas o dársela a niños pequeños.

Al margen de consideraciones estéticas personales, el diseño de este modelo tiene una gran ventaja, y es que la luz que emite se expande uniformemente en todas direcciones, lo que la hace estupenda para iluminación ambiental de baja intensidad. Si la ubicamos en el centro de la estancia irradiará luz hacia todos los rincones de tal modo que no nos hará falta moverla para nada mientras hagamos uso de ella.

Aunque se supone que la Obulb está preparada para resistir caídas de hasta 1,5 metros de altura, hay un detalle que me transmite cierta intranquilidad a la hora de usar esta linterna, y es que ya me ha pasado alguna que otra vez que se me resbala de las manos por el tacto tal suave de la parte superior y me ha tocado cazarla al vuelo. Sé que en parte es culpa de mi torpeza y que si la agarrara por la base no pasaría esto, pero si me despierto en la madrugada y quiero encenderla mis dedos la agarran por donde primero tocan. No se me ha ido al suelo en ninguna ocasión, y si ocurriera en teoría debería de aguantar el tipo, pero quedáos con este detalle si no animáis a haceros con una y tened cuidado al agarrarla.

Si la ponemos junto a un par de linternas más tradicionales de la marca (i5T EOS CU y i3S EOS) podemos apreciar su reducido tamaño y la forma que posee que poco o nada tiene que ver con lo que hasta ahora ha pasado por este blog desde que me he puesto a hablar de linternas. Original es un rato, desde luego.

Conclusión

Estamos ante un modelo discreto y que sorprende por la cantidad de luz que ofrece cuando se emplea en las condiciones adecuadas (iluminación de interiores por la noche) y que son para las que se ha diseñado. Está claro que no es un producto pensado para llevarlo al campo y hacer una carrera nocturna alumbrando los senderos con él, pero en una mesilla de noche o en el borde de una bañera puede ser un buen compañero.

Lo bueno

  • Iluminación ambiental suave en un tamaño mínimo
  • Buena autonomía en modo Bajo
  • Base magnética
  • Flota en el agua

Lo malo

  • Batería no reemplazable
  • Cable de carga especial
  • Usabilidad bastante específica

Más información

Review: Olympus M. Zuiko Digital ED 30 mm f/3.5 Macro MSC

Siempre me ha gustado mucho la fotografía macro y de hecho en los últimos tiempos, gracias a mis reviews de linternas, he usado intensivamente el Tamron 90 mm montado en mi Nikon D300. Gracias a ello he podido mostraros detalles micúsculos que de otro modo no podría haber fotografiado con la calidad que quería.

Y el caso es que aunque estoy más que contento con el conjunto que os acabo de describir, a medida que voy cumpliendo años cada vez me da más pereza salir con un equipo grande y pesado para fotografiar el mundo que me rodea, prefiriendo algo más manejable aunque a priori pueda perder algo de calidad de imagen.

Es en ese punto donde se me ocurre hacerme con un objetivo macro para mi ya veterana Olympus E-PL1, pues dispongo para ella de zooms entre 14 y 42 mm (el objetivo que trae de serie) y entre 40 y 150 mm además de un 14 mm fijo f/2.5 que me gusta mucho para fotografía urbana. Sin embargo, no podía hacer macro con esta cámara… hasta ahora.

Aspecto externo

Una vez más, lo primero que sorprende de los objetivos para el formato micro 4/3 es su tamaño y su peso: acostumbrado a los objetivos Nikon, estando diseñado alguno de los que tengo para formato Full Frame, el pequeño 30 mm macro de Olympus es un peso pluma que cabe en la palma de la mano. No llega a los extremos de portabilidad del 14 mm de Panasonic pero hay que reconocer que es una pequeña maravilla.

Más allá de sensaciones, para describirlo os diré que tenemos un barril de plástico con un amplio anillo de enfoque, una parte engrosada con un relieve que facilita su agarre que es la que queda pegada al cuerpo de la cámara cuando lo montamos y un fontal en el que destaca una pupila de entrada de poco diámetro en comparación con el diámetro del barril.

La montura por su parte es metálica, lo que ayuda a que el objetivo quede firmemente fijado a la cámara, y esto en comparación con los objetivos de montura plástica se nota en el tacto a la hora de cambiar de óptica. Una vez que escuchamos el click que anuncia que el objetivo está colocado en su sitio no se mueve ni un milímetro aunque lo forcemos en uno u otro sentido.

El objetivo no tiene ningún tipo de control incorporado (enfoque manual/automático, limitación de rango de enfoque, etc) más allá del anillo de enfoque, por lo que una vez montado en la cámara todo se maneja a través de los controles de la cámara.

Características técnicas

Como suelo hacer en este tipo de artículos, os enumero a continuación los datos técnicos del objetivo para que os hagáis una idea de lo que puede ofrecer:

  • Formato: m4/3
  • Distancia focal: 30 mm (60 mm en equivalente a 35 mm)
  • Construcción: 7 elementos en 6 grupos. 2 elementos asféricos, un elemento de baja dispersión
  • Ángulo de visión: 40 grados
  • Tipo de enfoque: automático con motor ultrasónico y compatible con vídeo
  • Distancia mínima de enfoque: 9,5 cm
  • Ratio máximo de ampliación: 1.25x (2.5x en equivalente 35 mm)
  • Diafragma: 7 palas redondeadas
  • Apertura máxima: f/3.5
  • Apertura mínima: f/22
  • Diámetro de filtro: 46 mm (no gira cambiando el enfoque)
  • Dimensiones: 57 mm (diámetro) x 60 mm (largo)
  • Peso: 128 gramos

Uno de sus aspectos más destacables es que el ratio de ampliación es de 1.25x cuando lo habitual en este tipo de objetivos es que sea de 1x; lo que implica que a la distancia mínima de enfoque sobre el sensor de la cámara el objeto a fotografiar se va a proyectar a un tamaño un 25% mayor que el que tiene realmente y eso nos va a ayudar a distinguir mejor aquellos detalles que queremos mostrar.

Calidad de imagen

Si bien la calidad de las fotografías que obtenemos con este objetivo en la E-PL1 no es mala en absoluto, si lo comparamos con lo que logramos con el conjunto de Tamron 90 + Nikon D300 vemos que se queda un poco atrás. Cierto es que como ya os dije hace tiempo, con la Olympus disparo siempre en JPG y con la D300 lo hago en RAW, por lo que en ese caso en postproducción puedo sacar más información y más calidad de la imagen original. Aun así, como os decía al inicio de este párrafo, creo que la calidad que ofrece este objetivo es más que decente, sobre todo teniendo en cuenta su ligereza, su tamaño y la inmediatez de resultados que obtengo al prescindir del procesado posterior.

Lo que observo es que las zonas desenfocadas quedan algo emborronadas y sin la sensación de fundirse como queso que tiene el Tamron en la cámara con montura F. Aun así, los mejores resultados los conseguimos (como en cualquier rama de la fotografía) con una adecuada iluminación. Si tiráis de ISOs altos veréis que las imágenes no quedan nítidas del todo porque el ruido no es muy evidente pero se nota que está ahí disminuyendo la nitidez global de la imagen.

Es mucho mejor que trabajemos con una iluminación potente al ISO nativo de la cámara y disparando a aperturas intermedias para maximizar así la capacidad del objetivo de captar el detalle de las cosas.

De hecho, las primeras pruebas las hice en interiores sin iluminación auxiliar y la verdad es que me hicieron torcer un poco el gesto, pero al día siguiente bajé a la calle después de comer a fotografiar aquellos detalles que me llamaran la atención y ahí sí que empecé a ver que había hecho una buena compra porque luego en el ordenador es cuando me di cuenta de que la calidad de esas imágenes en exterior era bastante mejor.

Una cosa que debemos tener en cuenta es que al tener una distancia mínima de enfoque de tan sólo 9,5 cm con respecto al sensor de la cámara, para conseguir el ratio de magnificación de 1,25x tendremos que situar la lente frontal del objetivo a apenas un par de centímetros del objeto a fotografiar, de modo que es más que posible que nosotros mismos provoquemos sombras precisamente por la proximidad a la que nos situamos.

En tal caso, una buena iluminación lateral (ya sea con la posición del sol respecto al motivo o con alguna fuente de luz auxiliar) ayudará a que no se generen esas antiestéticas sombras que os digo.

En cuanto a la profundidad de campo, como en todo objetivo macro éste es un tema muy crítico a la hora de mostrar algo, pues es fácil que quede ligeramente borroso si no clavamos el plano de enfoque; aunque entre que el objetivo es de 30 mm y que el sensor de la cámara es algo más pequeño que un APS-C como los de las reflex de Nikon, Sony y Canon aquí tenemos algo más de margen.

En términos generales, y al igual que hago con mi D300, mi consejo es que paséis del autofocus y en fotografías macro empléis el enfoque manual; algo a lo que ayuda en las cámaras Olympus la ampliación digital en pantalla de hasta 10x de la zona de la fotografía que queráis. Además, el anillo de enfoque de este objetivo es muy progresivo, de modo que no os costará clavarlo en el punto que queráis.

Es un macro, pero no se queda sólo en eso

Aunque estamos hablando de un objetivo de tipo macro, no quiere decir que sólo podamos enfocar a cosas que estén a apenas unos centímetros delante de la cámara, sino que al fin y al cabo es un 30 mm en formato m4/3 con todo lo que esto implica. De hecho, una ventaja de los objetivos macro es que suelen ser muy nítidos, carentes de deformaciones y con pocas aberraciones cromáticas, y este Olympus no es una excepción.

Además del uso principal para el que está concebido lo he empleado también para hacer algún retrato, fotogafía de paisaje urbano… Lo único malo es que su apertura máxima es de f/3.5 que no es mucho para una focal fija; pero aun así es suficiente para desenfocar los fondos si nos acercamos lo suficiente al sujeto principal (en este caso la distancia mínima de enfoque nunca va a ser un problema).

Un 30 mm es una focal muy natural en una cámara m4/3 y la perspectiva que da se parece bastante a la del ojo humano. De hecho, si os fijáis en las fotos que he hecho por las calles con esta óptica veréis que se parece mucho a lo que observamos cuando estamos dando una vuelta por ahí.

Conclusiones

Como os he comentado a lo largo del artículo, la virtud de ese objetivo es que nos permite disponer de un 30 mm muy nítido y un objetivo macro muy capaz a un coste contenido (su precio oficial es de 269 €, pero a poco que busquemos podemos encontrarlo por debajo de los 200 €) y sin penalizar ni en peso ni en tamaño. Lo considero, por tanto, una buena óptica para llevar en la cámara a la hora de dar un paseo con buena luz y poder captar tanto el paisaje que nos rodea como aquellos pequeños detalles que nos vamos encontrando.

Imágenes de ejemplo

Os dejo por aquí algunas fotografías más captadas con el objetivo que hoy analizamos montado en la Olympus E-PL1. Como ya os he comentado antes, aunque dispone de la opción de formato RAW, con esta cámara disparo exclusivamente en JPG de modo que las imágenes que ilustran este artículo no tienen ningún tipo de postprocesado.

Otras reviews (en inglés)

Os dejo con algunos artículos que han aparecido en otros rincones de internet por si queréis ampliar información de este objetivo que, como os digo, guarda un buen compromiso entre calidad, precio y ligereza.

* Todos los artículos de este tipo en https://luipermom.wordpress.com/fotografia

Algunos consejos sobre fotografía macro

Para mí, amante desde siempre de los diseños minis y los nimios detalles, un objetivo macro era algo que tarde o temprano tenía que acabar en mis manos. Confieso que desde hace años le tenía echado el ojo al famoso Tamron 90, así que cuando lo vi hace unos días no me lo pensé dos veces y me hice con él sin pensármelo demasiado. Y he de decir que sólo me arrepiento de una cosa: de no haberlo comprado antes… Mucho antes.

Pentium 4

Pero no vengo hoy a hacer una review de este objetivo (eso puede que más adelante) sino a hablaros de la fotografía macro en general para contaros algunos conceptos muy particulares de este tipo de fotografía y tres o cuatro cosas que debéis tener en cuenta a la hora de disparar.

¿Qué es la fotografía macro?

Aunque lo del modo macro lo podéis encontrar en la práctica totalidad de cámaras compactas digitales desde tiempos inmemoriales (es ese modo marcado con una flor) disponer de un objetivo dedicado a estos menesteres en una réflex es garantía de calidad de imagen.

Un objetivo macro, académicamente hablando, es aquel capaz de proyectar sobre el sensor de la cámara una imagen al menos a escala 1:1. Es decir, que podríamos llenar el encuadre fotografiando un sello de tamaño 24x16mm en cámaras APS-C y de 36×24 en cámaras de formato completo, dando lugar por tanto a imágenes espectaculares en las que saltarán a la vista detalles que habitualmente permanecen ocultos como los contactos eléctricos del cabezal de disco duro que tenéis a continuación:

HDD

Los objetivos macro, además de poder enfocar a unas distancias muy muy cortas, no producen deformaciones en las imágenes, dado que suelen ser de focal fija y por lo tanto están optimizados para su focal correspondiente. Si tenemos un objetivo de focal variable lo habitual es que haya cierto grado de distorsión de barril en las focales más cortas y de cojín en las más largas.

Eso sí, hay una característica «extraña» en los objetivos macro y es que su apertura máxima disminuye en función del grado de magnificación que empleemos. Es decir, que enfocando a infinito tendremos una apertura de, por ejemplo, f/2.8 pero a medida que vayamos enfocando a distancias más cortas (consiguiendo un mayor ratio de ampliación, por tanto) esa apertura máxima irá disminuyendo para caer entre uno y dos pasos dependiendo del modelo de objetivo cuando estemos enfocando a la mínima distancia posible.

Luz, luz, más luz…

A los tres o cuatro disparos que hagáis con vuestro flamante objetivo macro os vais a dar cuenta de que para conseguir buenos resultados vais a necesitar un porrón de luz. Si con un angular podéis disparar a pulso incluso al atardecer logrando una muy buena nitidez, para conseguir algo mínimamente decente con un macro vais a tener que disparar bajo una luz realmente potente; especialmente si vuestro objetivo es de una focal más o menos larga y no es estabilizado (el Tamron 90 cumple ambas características).

Desde luego, si os sobra la pasta podéis animaros a comprar un Nikon micro 105 VR, que es una maravilla y la estabilización nos va a ayudar mucho si disparamos a pulso, pero su precio casi triplica al del Tamron que tengo yo. En cualquier caso, a lo largo de una serie de apartados vamos a ver que la realización de fotografías en macro tiene una serie de particularidades que nos impedirán sacar todo el partido a nuestro recién estrenado objetivo si no las tenemos en cuenta.

Dinos

En cualquier caso, como siempre os digo en estos temas fotográficos, lo importante es divertirse practicando y aprovechar la inmediatez que nos ofrecen las cámaras digitales para comprobar nuestros resultados y corregir los fallos de nuestra técnica.

Profundidad de campo

La profundidad de campo, es la distancia en el eje perpendicular al plano de la fotografía en el que las cosas aparecen nítidas, quedando borroso todo aquello que esté por delante y por detrás de esta. Dependiendo de factores como el tamaño de la fotografía, la apertura empleada, lo cerca que estemos del motivo a retratar, la distancia focal… la PDC será mayor o menor; pero el problema que vais a tener en la fotografía macro es que esta PDC va a ser ínfima.

160220_185805

Fijaos cómo en la fotografía que tenéis aquí encima, tan sólo uno de los estambres de esa flor de almendro permanece enfocado mientras que el resto aparecen totalmente fuera de foco (y, como sabéis, la flor del almendro es más pequeña que la yema de un dedo).

Por tanto, el enfoque es algo crítico en este tipo de fotografías y diferencias de medio milímetro pueden dar al traste con una buena fotografía convirtiéndola en un borrón.

¿Cuál es el truco para poder conseguir la máxima profundidad de campo? Pues emplear una apertura muy pequeña (en macro puro y duro suelto rondar f/14 o f/16 y a veces incluso he disparado a f/22). Por eso no me preocupa mucho que la apertura en 1:1 sea de f/5.6, ya que a esas magnitudes no me voy a acercar ni de lejos a esas aperturas.

No quisiera pasar por alto que aunque los objetivos actuales son todos autofocus, en el caso de la fotografía macro lo más recomendable es pasar a enfoque manual y realizar esta tarea con el anillo dedicado, ya que para lograr una buena precisión suele estar muy desmultiplicado y así podemos elegir exactamente lo que queremos que aparezca nítido y lo que preferimos difuminar en el espacio.

Contactos

Trepidación

Vale, pues para conseguir profundidad de campo disparo siempre a f/32 y arreglado… ¡Pues no! Si lo haces así te vas a encontrar que o bien estás disparando a pleno sol en la orilla de la playa o tu fotografía va a ser un borrón. A esas aperturas tan extremas los tiempos de exposición se alargan muchísimo y te vas a dar cuenta de que es imposible disparar a pulso sin arruinar esa fotografía que en tu cabeza parecía perfecta. Además, a aperturas tan reducidas puede aparecer el fenómeno de la difracción en nuestras fotografías.

¿Qué hacer para esto? Pues una de dos, o subimos la sensibilidad ISO considerablemente o bien llevamos con nosotros un equipo de iluminación que nos surta de la ansiada luz.

La opción más sencilla es la de elevar la ISO, pero ya sabéis que a mayor ISO mayor ruido aparece en la imagen. Y aunque siempre he pensado que es mejor tener un poco de ruido en una imagen a un borrón, en la disciplina de la fotografía macro esta máxima debéis tenerla bien presente.

Una fotografía macro impacta por su nitidez, por lo definido de sus colores y sus formas. Que aquello que queramos mostrar esté perfectamente enfocado y nítido hasta que duela será algo que aporte espectacularidad a nuestras imágenes y asombro en el espectador. No tengáis miedo, por tanto, de subir un par de pasos la sensibilidad ISO para así obtener la máxima nitidez posible.

RAM

La otra opción, como os decía, es conseguir una fuente de luz (o dos, si no queremos sombras) que nos permita iluminar el motivo de nuestras fotografías sin darle sombra con el objetivo. Exacto, el flash integrado de la cámara no vale para nada en distancias tan cortas, y de hecho hay flashes dedicados al mundo macro (sí, esos en forma de anillo) que cuestan una pasta.

Si disponéis de espacio para trabajar en casa con amplitud, una buena opción son un par de flexos potentes que nos permitan iluminar desde dos puntos y así minimizar la aparición de sombras en puntos no deseados. Yo lo que suelo hacer es iluminar desde un lateral y desde arriba, de modo que consigo una luz uniforme y suave; aunque cada foto es un mundo y hay que ser muy flexible en este aspecto.

El mundo del macro

Como habréis podido comprobar, el macro es una disciplina que depende completamente de la luz para poder brillar en todo su esplendor. En realidad toda la fotografía lo es, pero al acercarnos tanto a los detalles si la iluminación es deficiente nunca podremos hacer resplandecer la belleza oculta de las cosas.

Carburo de tunsteno

Se trata de una vertiente de la fotografía muy sacrificada en la que podemos hacer doscientas fotografías y al final seleccionar apenas dos o tres que realmente merecen la pena; pero os aseguro que os sentiréis orgullosos de aquellas fotos que pasen vuestro «filtro autocrítico».

Yo he entrado en el mundo macro hace poco, pero estoy contento porque me ha vuelto a meter en el cuerpo el gusanillo de jugar con la cámara, que es justo lo que quería cuando decidí comprar este objetivo.

* Todos los artículos de este tipo en https://luipermom.wordpress.com/fotografia

La luz y las texturas: dos conceptos inseparables

Que una buena iluminación es un elemento decisivo a la hora de hacer una fotografía es algo incuestionable. En el pasado hemos hablado de las formas de plasmar un atardecer o de la importancia de elegir el instante preciso; pero hoy me gustaría abordar una cuestión algo más técnica: las texturas.

Secrets

A simple vista, un elemento se distingue por tres factores: forma, color y textura. A la hora de retratar ese elemento, podemos «modificar» su forma variando nuestro punto de vista o la distancia focal empleada. Del mismo modo, podemos alterar el color en mayor o menor medida empleando para ello el balance de blancos; pero ¿qué pasa con la textura?

Pues bien, para modificar la textura de un objeto sólo hay un modo de hacerlo (aparte de usar una lija, claro está) y es jugando con la luz que lo ilumina.

Vacaciones

A grandes rasgos se puede afimar que una luz que incida de manera oblicua sobre el elemento fotografiado va a resaltar el relieve de su superficie; mientras que si incide de forma perpendicular va a hacer que esas mismas rugosidades se aprecien en menor medida debido a las zonas de sombra y luz generadas por los resaltes de la superficie en función de la posición de la fuente de iluminación.

Metal

En la imagen anterior tenéis una simple tapa metálica de registro fotografiada a última hora de la tarde, justo cuando los rayos del sol incidían sobre ella lateralmente. Esto hace que se aprecie claramente el característico relieve antideslizante de la misma; algo que sería mucho menos visible si esa misma fotografía estuviera hecha a mediodía dado que no se proyectarían las sombras que veis en ella.

En cualquier caso, que una imagen esté captada en las horas centrales del día no implica ni mucho menos que no pueda tener definición en sus texturas, ya que si los rayos del sol inciden desde lo alto serán los elementos verticales los que resalten el relieve de su superficie.

Calvicie

Es decir, que lo importante para resaltar una textura es que la luz incida de forma oblicua sobre la superficie en cuestión, de modo que hemos de tener en cuenta para ello tanto la posición en el espacio del objeto como la de la fuente de luz empleada.

Como podréis ver, en los ejemplos que ilustran esta entrada he empleado como fuente de luz el propio sol (ya sabéis que no soy muy amigo del flash) pero esto mismo se puede aplicar a luces artificiales y, en general, a cualquier fuente de iluminación que nos podamos encontrar a la hora de plasmar una escena con nuestra cámara.

Tour de force

En todo caso, os recuerdo que si no podéis modificar la posición del objeto ni de la fuente de luz, también podéis recurrir a elementos como los reflectores o el uso del flash de relleno (siempre siendo conscientes de sus limitaciones) para adecuar a vuestro gusto la iluminación del motivo a retratar.

Como siempre, todo es cuestión de echarle imaginación y probar todo lo que se os ocurra.

* Todos los artículos de este tipo en https://luipermom.wordpress.com/fotografia

El sótano: repaso a tres conceptos fotográficos

Hoy vamos a ver con la fotografía de ejemplo que tenéis a continuación tres de los elementos que consiguen que una imagen atraiga la atención del espectador.

El sótano

1. Una buena iluminación puede cambiar radicalmente una fotografía.

Fijaos en cómo la luz que proviene del piso superior hace que las texturas de los ladrillos resalten más y la estancia adquiera un cierto aire de película de Tarantino. Si la luz hubiera provenido de mi posición los ladrillos se verían planos y toda la estancia hubiera quedado uniformemente iluminada.

2. El uso de elementos diagonales siempre hace que la mirada del espectador se mueva por el encuadre.

En este caso, la escalera que va desde la esquina inferior izquierda hasta la superior derecha delimita claramente dos zonas en la fotografía. Es justo la frontera entre la luz y las sombras, por lo que el espectador va a posar su mirada en una y otra debido a la disposición de las mismas.

3. Todo elemento que no queramos mostrar ha de ser sacado de la fotografía.

En esencia, esta fotografía no es más que una escalera a medio construir y una silla volcada bajo los peldaños. Si en la escena aparecieran más elementos estos conseguirían distraer la mirada del espectador apartándola de lo que quería mostrar aquí: un sótano con cierto aire hollywoodiense.

¡Nos leemos!

* Todos los artículos de este tipo en https://luipermom.wordpress.com/fotografia

Los modos de medición

Ya comenté en una entrada reciente que cuando pulsamos hasta la mitad el disparador de la cámara, esta mide la luz que entra a través del objetivo para calcular una exposición acorde a las condiciones de iluminación existentes. Cómo se realiza esta medición y de qué manera podemos influir en ella es lo que voy a tratar de contaros en este artículo.

The sky is in flames!

Midiendo la luz

La luz que entra en la cámara a través del objetivo llega a una serie de sensores repartidos por todo el encuadre de tal modo que en función de la cantidad de luz que alcance cada uno de ellos y de la importancia que queramos dar a cada zona de la imagen se calculará una determinada exposición mediante la variación de apertura, tiempo y sensibilidad.

Nikon EM (1979)

Como os digo, aunque en las modernas cámaras digitales hay multitud de sensores encargados de medir la luminosidad de la escena (1005 en el caso de la Nikon D300) nosotros vamos a poder dar la misma importancia a todos ellos o bien definir una zona en la que la medición de la luz se tenga más en cuenta que en el resto a través de los modos de medición.

Los tres modo de medición

Para esto que os comentaba antes, en la práctica totalidad de cámaras digitales (no sólo réflex) vamos a contar con tres modos de medición de la luz: matricial, ponderada al centro o puntual; y aunque por lo general la primera de ellas suele ser la más empleada por su flexibilidad, enseguida vamos a ver que las otras dos pueden sernos de mucha utilidad en condiciones de iluminación complicadas o para ciertos tipos de imágenes.

Luces, sombras, siluetas y reflejos (versión en vertical)

En los siguientes párrafos intentaré haceros ver en qué consiste cada uno de los tres modos y acompañar la parrafada con un ejemplo gráfico que os de una idea del tipo de situación en el que nos puede venir bien dicho modo. Vamos con ello:

1. Matricial

Como os decía antes, en la inmensa mayoría de los casos el modo de medición matricial funcionará correctamente y dará como resultado una exposición correcta y ajustada; sobre todo cuando la iluminación de la escena es más o menos uniforme. Algo que podremos comprobar con el histograma que incluye cualquier cámara digital.

Y es que la medición matricial no es más que un promedio de las lecturas de todos los sensores presentes en el encuadre, por lo que en caso de que haya una pequeña zona subexpuesta o sobreexpuesta esto apenas tendrá influencia sobre la exposición de la fotografía.

Sin embargo, en caso de que el resultado no sea el esperado (la fotografía ha quedado más clara o más oscura de lo deseado) podremos ajustarla a nuestro gusto con la compensación de exposición volviendo a realizar el disparo a continuación. En cualquier caso, para situaciones en las que queramos afinar más (o escenas en las que haya zonas con niveles de iluminación muy dispares) es por lo que existen los dos modos que vamos a ver después.

En el ejemplo que tenéis a continuación podréis ver que aunque las palmeras están ligeramente subexpuestas (más oscuras de lo deseado) debido al contraluz reinante, la cámara ha calculado una exposición tal que el cielo no se ha quemado y el degradado que busca el horizonte ha quedado con unos tonos muy naturales.

Atardecer en Oropesa

2. Ponderada al centro

El modo ponderado al centro tiene una utilidad fundamental: los retratos. En ese tipo de imágenes lo que buscamos es dar protagonismo a la persona que aparece en el centro de la imagen tratando de que el espectador se olvide de todo lo demás. Por tanto, la medición ponderada al centro lo que hace es dar más importancia a la zona media del encuadre, influyendo menos en el cálculo de la exposición la luz que haya en la parte más externa.

En el ejemplo que acompaña a este apartado podéis ver un caso típico de retrato en el que usar la medición ponderada al centro de tal modo que el rostro de la persona quede correctamente expuesto sin importar demasiado si el fondo queda algo más claro o más oscuro de lo deseado. Al fin y al cabo de lo que se trata es de «aislar» el primer plano del fondo de la imagen.

Apmomp (retrato vertical)

3. Puntual

La medición puntual tiene en cuenta solamente una pequeña zona de la imagen (en el centro del encuadre o en el punto de enfoque seleccionado) para realizar el cálculo de la exposición. Se suele emplear en fotografías en las que es importante destacar un detalle para que el espectador se centre fundamentalmente en él, de tal modo que los amantes del macro recurren a él con frecuencia.

Se trata de un modo que también se emplea a veces en los retratos; pero normalmente para primerísimos planos en los que lo que ha de quedar correctamente expuesto (y enfocado) son los ojos de la persona a la que estamos fotografiando.

En las flores que ilustran este apartado medí la luz sobre los pétalos de la que está perfectamente enfocada; pues aunque la iluminación de las tres flores era bastante uniforme, no quería que el fondo oscuro provocara una sobreexposición y, por tanto, un quemado irremediable de los pétalos blancos.

Días floridos II

Conclusión

Como señalé anteriormente, lo más habitual a la hora de hacer fotografías es emplear el modo de medición matricial, pues los avances de la electrónica presentes en las cámaras actuales hacen que esta calcule casi siempre una exposición correcta. En caso de que la fotografía resultante sea más clara o más oscura de lo que teníamos previsto jugaremos con la compensación de exposición para acercarnos al resultado deseado.

Sin embargo, para ciertas escenas en las que hay zonas de luces y sombras muy marcadas en el encuadre, a la hora de hacer retratos o si nos enfrentamos a trabajos en macro, los modos de medición ponderada al centro y puntual nos pueden venir muy bien para atinar con la exposición en la primera toma.

20090809-DSC_0244

* Todos los artículos de este tipo en https://luipermom.wordpress.com/fotografia

Un ejemplo práctico sobre el uso del flash de relleno

Pese a que lo del empleo del flash para evitar sombras y contraluces es algo que ya os comenté hace tiempo, me gustaría hoy retomar el tema porque considero que es algo útil e interesante al mismo tiempo. Hay quien cree que el flash sólo tiene utilidad cuando no tenemos luz ambiental, pero en realidad incluso a pleno sol podemos sacarle mucho partido.

Amanecer en la playa

Midiendo la luz

Cuando pulsamos el disparador hasta la mitad, la cámara mide la luz en el encuadre y ajusta la exposición en consecuencia para captar una fotografía que guarde cierto equilibrio entre las zonas más brillantes y más oscuras de la misma. Esta medición se realiza muestreando en un determinado número de puntos la imagen que entra a través del objetivo y dando más importancia a unos puntos u otros en función del modo de medición elegido (éste es un tema del que trataré dentro de poco en un artículo específico).

En el caso concreto que hoy nos ocupa (contraluz y medición matricial) vamos a ver que la cámara expone para no quemar las zonas más brillantes dando lugar a que las zonas en sombras queden casi completamente negras. Hay que tener presente que si una escena excede el rango dinámico que puede abarcar nuestra cámara no nos quedará más remedio que sacrificar las zonas más brillantes o más oscuras porque los dos extremos no los vamos a poder abarcar en la misma toma (a no ser que hagamos un HDR; pero eso es otra historia).

Carreteras

Puesto que por el modo de funcionamiento de los sensores digitales estos tienden a saturarse antes que la clásica película analógica en carrete, las cámaras actuales tienden a ser conservadoras en lo que a exposición se refiere y «en caso de duda» prefieren subexponer antes que sobreexponer. Es decir, que en caso de mezcla de zonas brillantes y oscuras, por defecto se tenderá a una cierta subexposición que evite la pérdida de datos en las zonas más claras.

Un ejemplo práctico

En la siguiente imagen podréis ver de un vistazo cómo la cámara ha expuesto la fotografía de tal modo que, efectivamente, el cielo no se ha quemado pero el sujeto principal es poco más que una silueta en medio del encuadre.

¿Que podemos hacer para solucionar esto? Pues o bien medimos de forma puntual sobre el sujeto que queremos retratar o bien mantenemos la medición matricial pero compensamos la exposición de forma positiva para aclarar en general toda la imagen. En ambos casos el cielo quedará irremediablemente quemado porque su luminosidad es mucho mayor que la del sujeto principal y si exponemos en base a él el cielo se abrasará; pero es que ya os dije antes que en estas circunstancias no nos queda más remedio que sacrificar por uno de los dos lados del histograma.

Llegados a este punto me gustaría recordaros que al final la luz es lo más importante a la hora de hacer una fotografía y que de ella va a depender el 99% del resultado final que obtengamos.

La solución más sencilla

Sin embargo, hay otra solución que nos va a permitir obtener una exposición correcta sin sacrificar nada: iluminar el sujeto principal de tal modo que la diferencia de luminosidad entre él y el fondo no sea tan grande; y para ello nada mejor que emplear un flash forzándolo a saltar pese a haber iluminación ambiental suficiente mediante la función llamada «flash de relleno».

De hecho, a continuación tenéis el resultado de emplear el sencillo flash integrado que posee mi D300 y que ha logrado que el cielo no esté quemado y al mismo tiempo que mi hermana sea algo más que una silueta recortada sobre el cielo de Oropesa.

La traviesa funambulista

La diferencia es que ahora gracias al «flashazo» el primer plano y el fondo tienen una luminosidad similar, por lo que el rango dinámico de la cámara puede captar perfectamente todos los detalles sin dar lugar en la imagen zonas quemadas o completamente negras. Es decir, que hemos reducido la diferencia de luminosidad entre las zonas más brillantes y más oscuras de la escena a capturar.

No hace falta que os diga (aunque ya lo comenté en su momento) que con el minúsculo flash de una compacta no vais a poder iluminar el Empire State Building; pero para personas u objetos situados a un par de metros como mucho puede ser un recurso más que suficiente para salvar una foto que de otro modo desecharíamos sin ningún tipo de miramiento.

* Todos los artículos de este tipo en https://luipermom.wordpress.com/fotografia

El momento preciso

Hay gente que ve un amanecer de esos que te dejan pasmado y como no llevan la cámara encima miran el reloj y piensan: «Mañana vengo a la misma hora y hago la foto».

Por supuesto, al día siguiente están allí con puntualidad inglesa y se encuentran con que el sol se ha puesto en huelga y se niega a teñir el cielo de tonos pastel.

¿Qué ha pasado? Muy sencillo: que cada momento es único e irrepetible; y si no lo capturas se marcha para siempre.

El nuevo sol

Conseguir los tonos adecuados en una fotografía requiere estar en el momento preciso y en el lugar adecuado. Y es que, tomando como ejemplo la imagen que tenéis sobre este párrafo, os puedo decir que cinco minutos antes el cielo estaba demasiado oscuro como para que se apreciaran esos tonos naranjas y apenas unos segundos después de pulsar el disparados el sol ya flotaba sobre el horizonte dando lugar a un importante desequilibrio en el rango dinámico de la escena.

Por tanto, el momento exacto de hacer la fotografía era ese y no otro. Y es verdad que mañana el sol saldrá a las 8:05 (un minuto antes que hoy) y que podría acercarme de nuevo al mismo lugar con la misma cámara para tratar de repetir la misma fotografía; pero entonces el cielo tendrá otro color, el mar tendrá otro aspecto y yo mismo tendré otro estado de ánimo que dará lugar a una imagen completamente diferente.

* Todos los artículos de este tipo en https://luipermom.wordpress.com/fotografia

En fotografía la luz lo es todo

Aunque la importancia de la luz en fotografía es un concepto al que me he referido unas cuantas veces en este blog, hoy me gustaría redactar un artículo más inspirador que teórico; ya que aunque la luz se puede medir de diversas maneras (longitud de onda, intensidad…) más allá de números y ecuaciones una acertada iluminación hará ganar muchos puntos a nuestras imágenes.

The time goes by

De hecho, si nos paramos a pensar en la esencia del arte de la fotografía, esta no es más que la posibilidad de captar la luz que refleja el motivo que tenemos delante de nosotros; por lo que entenderéis que si la luz que lo ilumina es la adecuada mejor será la que éste refleje y, por tanto, la que captará nuestra cámara.

«Buena luz»

Aunque el concepto de buena o mala luz sea incluso un poco filosófico podemos afirmar que, en lo que a fotografía ser refiere, una buena luz es aquella que por su dirección, su suavidad o su calidez realza los relieves y texturas de aquello que vamos a fotografiar al tiempo que suaviza los contrastes. Por eso se suele considerar que para fotografía de exteriores las mejores horas del día son los instantes posteriores al amanecer y anteriores al atardecer porque los rayos del sol llegan hasta nosotros de forma más difusa gracias a la atenuación de la atmósfera.

A brand new day

Para fotografía de interiores, retratos de estudio y demás de lo que se trata es de emplear flashes y balancear la iluminación desde diferentes frentes con ayuda de pantallas sincronizadas con los flashes y el empleo de reflectores; pero eso queda fuera de mis aspiraciones, ya que si me seguís de forma más o menos habitual ya sabréis que el tipo de fotografía que más me hace disfrutar es aquel que tiene como escenario campos, ciudades, naves industriales y, en general, espacios abiertos.

A primera hora

«Mala luz»

Por el contrario, siempre se ha considerado como mala la iluminación exterior en las horas centrales del día; ya que hace que las transiciones entre zonas iluminadas y en sombra sean muy fuertes, llegando a sobrepasar el rango dinámico del sensor de la cámara y, por tanto, dando lugar a zonas quemadas y empastadas en la imagen respectivamente.

Watchers

Pero más allá de la buena o la mala luz, al final todo es cuestión de experimentar y probar nuestras propias ideas. A veces a las doce de la mañana los rayos del sol caen tan perpendiculares sobre la calle que podemos descubrir interesantes formas en las cornisas de las ventanas o en otros elementos arquitectónicos que en cualquier otro momento del día jamás captarían nuestra atención.

Cuestión de luz

De todos modos, si queréis un consejo muy sencillo para acertar con el tema de la iluminación os diré que probéis a hacer vuestras fotos a primera hora de la mañana o última de la tarde dejando el sol a vuestra espalda (o como mucho a un lateral).

Si disparáis con el sol de frente a esas horas tenéis muchas posibilidades de obtener reflejos indeseados, flares, zonas sobreexpuestas y pérdidas de contraste locales o generales; pero dejándolo detrás tendréis el motivo de vuestra fotografía bañado con una suave luz que siempre resulta de lo más favorecedora (aunque vuestra propia sombra puede acabar siendo la protagonista de alguna que otra imagen).

Horizontes

En fotografía no existen los milagros

Y que nadie piense que una fotografía hecha con una iluminación horrorosa puede mejorar radicalmente a base de postproceso (Photoshop, Lightroom, GIMP o similares) porque si bien es cierto que podemos corregir algún defecto y jugar con las curvas de nivel haciendo uso de este tipo de programas, si no partimos de una buena base fotográfica no hay forma de obtener resultados decentes. Al fin y al cabo, si todo se corrigiera a base de software ¿dónde estaría el mérito del fotógrafo?

No quiero decir que haya que tener una iluminación perfecta para conseguir una buena fotografía; pero si algo he podido comprobar desde hace ya mucho tiempo es que una fotografía que de primeras nos parezca mala (o que técnicamente sea un completo desastre) no llegará a ser buena por muchas horas que nos pasemos manos al ratón.

Días floridos II

Y ya poco más me queda por deciros con respecto a este tema. Tan sólo, como de costumbre, que agarréis la cámara y os deis una vuelta con ella en busca de inspiración y buenas fotos.

* Todos los artículos de este tipo en https://luipermom.wordpress.com/fotografia

Los libros (electrónicos) son para el verano

Ya que estamos en verano y, por lo general, la gente tiene más tiempo libre me gustaría comentaros un detalle que a aquellos que estéis pensando en haceros con un libro electrónico os puede terminar de decidir.

Para empezar, me gustaría que esta entrada sirva como complemento a la review del e-book Sony PRS-350 que publiqué hace unos meses; y es que si en su momento os decía que la mayor ventaja de las pantallas de tinta electrónica es que se ven perfectamente bajo fuentes de luz intensas, la prueba la tenéis en la siguiente fotografía.

E-ink vs. LCD

Lo que veis es mi propio libro electrónico puesto bajo el sol una mañana de Julio y flanqueándolo mis dos teléfonos móviles: el Samsung Galaxy S que uso desde Marzo (pantalla Super AMOLED) y el Nokia 7230 (pantalla TFT) del trabajo que me acompaña desde hace un par de meses. Aprovecho para indicaros que la pantalla del e-book no tiene ningún tipo de retroiluminación mientras que el brillo de las pantallas de los móviles está configurado a su valor máximo para hacer la fotografía (y ya veis que ni aun así se distingue prácticamente nada en ellos).

No está de más recordar que la tinta electrónica consiste en miles de partículas dipolares muy finas que por una cara son negras y por la otra blancas. Por tanto, sometidas a un campo magnético, estas microscópicas partículas se orientarán mostrando una u otra cara según las órdenes que le de la electrónica del aparato para así formar los caracteres que componen el texto.

También podéis ver en una segunda imagen la comparativa bajo las mismas condiciones de iluminación entre la pantalla del libro electrónico y la visualización de uno tradicional de papel.

E-ink vs. papel

Como se puede apreciar, el aspecto de la tinta electrónica se asemeja mucho a la de la letra impresa en papel; de modo que no es de extrañar que este tipo de dispositivos cada vez se vean más en los vagones de metro, en las mesillas de noche, en los parques y en las playas; pues aúnan practicidad, autonomía, ligereza y calidad de visualización.

El libro electrónico: un gran invento para los amantes de la lectura que andamos escasos de espacio en las estanterías de nuestras casas.

Texturas sorprendentes

Al igual que hace unas semanas os mostré por aquí unos tablones de madera cuyo veteado captó poderosamente mi atención, hoy me gustaría compartir con vosotros una fotografía que hice recientemente y que también consiste fundamentalmente en una textura.

Lego

Lo que veis en la imagen es una zona de la acera del paseo marítimo de la playa Morro de Gos que se utiliza para que los ciegos sepan que ahí hay un acceso a la playa (su textura rugosa destaca notablemente cuando pasan el bastón-guía sobre ella; pero también si llevas una zapatilla de suela fina). No obstante, puesto que mi infancia estuvo marcada por las piezas de LEGO, no puedo dejar de ver ahí las típicas bases a partir de las cuales ibas colocando «ladrillos» hasta construir un chalet, un coche de carreras o un puente colgante.

Una prueba más de que la visión del mundo de cada uno está condicionada por lo que ha vivido en el pasado.

Un nuevo amanecer

Viváis donde viváis os recomiendo que hagáis esto alguna vez: sentaos antes del amanecer en algún rincón y esperad a que poco a poco la ciudad se vaya llenando de vida y de luz. Casi sin daros cuenta descubriréis que aunque el sol salga todos los días, en realidad cada uno de ellos es único e irrepetible.

A primera hora

Siete días haciendo fotos con una Nikon D40 y un 35mm

Durante la semana pasada estuve haciendo un sencillo experimento fotográfico: saqué de su caja la Nikon D40, cargué la batería, le monté mi AF-S 35mm f/1.8 y con este ligero conjunto que parece casi de juguete en comparación con mi habitual D300 me lancé a retratar todo aquello que me llamara la atención tanto en Madrid como en Alcalá de Henares.

Calle de Alcalá

Y es que aunque los objetivos de focal variable (zooms) son muy útiles y polivalentes; no es menos cierto que una focal fija nos obliga a movernos, buscar encuadres diferentes, jugar con los desenfoques que posibilita su generosa apertura… y por eso me gustan tanto. Una vuelta a los principios de la fotografía en los que las cámaras y las ópticas tenían un papel secundario y el fotógrafo tenía que ingeniárselas con lo que su equipo pudiera ofrecerle.

Luz

Fruto de estos siete días de «régimen forzoso de 35mm» son las imágenes que ilustran esta entrada y que hoy quería compartir con vosotros a modo de resultado de la experiencia; ya que he sacado algunas conclusiones de todo ello y a mí particularmente me ha venido muy bien para reforzar mi concepto de la fotografía.

Mr. Quijote

La gran evasión

Ergonomía

Llevar este «combo» de cámara y objetivo que suma apenas 760 gramos hace que no nos cansemos aunque lo llevemos en la mano durante casi todo el día y de paso estaremos listos para capturar todo lo que se cruce por delante de nosotros sin llamar la atención de la gente. Ya os decía en una entrada de hace unos días que de nada sirve salir a hacer fotos llevamos la cámara metida en una mochila; de modo que aunque yo me siento bastante cómodo con mi D300 más el objetivo que lleve montado (siempre que no sea el 80-200 f/2.8, claro) reconozco que la sensación de llevar la D40 y el 35mm es casi como la de una compacta hipervitaminada.

Eso sí, aunque a la hora de transportarla esa ligereza viene muy bien, cuando se trata de agarrar la cámara para hacer fotografías la ergonomía de la D300 se echa muchísimo en falta porque en el caso de la D40 hay que cogerla casi con la yema de los dedos mientras que la otra prácticamente se «abraza» con las manos.

Misterio

¡Oh, cielos!

un intruso en Serrano

A nivel técnico

Reconozco que lo que más he echado de menos durante estos días ha sido la cantidad de controles externos que tiene mi D300; y es que para algo tan simple como cambiar el modo de medición o de enfoque en la D40 hay que meterse en el menú de la cámara mientras que en las cámaras «grandes» se hace girando un dial. En cuanto a la calidad de imagen se nota de que la D300 tiene más rango dinámico que la D40 porque en esta última enseguida se queman los cielos; pero aun así la D40 es una réflex con todas las de la ley y la verdad es que estoy muy contento con algunas de las imágenes que he obtenido durante estos días.

Desde luego, no seré yo el que vuelva a la D40 teniendo una D300 porque las prestaciones de esta última cada día me sorprenden más; pero reconozco que esta pequeña cámara puede ser una buena opción bajo ciertas circunstancias en las que deseemos ir ligeros de peso y/o pasar desapercibidos con nuestro equipo fotográfico.

Nubes y campos

La sustituta

Un viaje al pasado

En definitiva, estos siete días acompañado de mi veterana D40 y el siempre eficaz 35mm f/1.8 (que además es una focal que da un ángulo de visión muy natural montado en una cámara con sensor APS-C) me han devuelto un poco a mis orígenes fotográficos cuando a finales de los ochenta retrataba mi mundo con aquella primera cámara de carrete en la que el único ajuste que podía cambiar era el que indicaba si el día estaba nublado o soleado para así emplear una de las dos velocidades de disparo disponibles. Por no tener no tenía enfoque ni apertura, ya que todo era fijo; pero aun así es un cacharro con el que hice un montón de fotos de las que me sentí muy orgulloso en su momento.

Un rincón para descansar

Y es que aunque siempre andamos preocupados por megapíxels, nitidez, distancias hiperfocales, formatos de sensor y demás historias, durante estos días he recordado una vez más que al final esta bendita afición consiste en coger la cámara y salir a la calle a pasar un buen rato. Si nos olvidamos de eso entonces estamos perdiendo el tiempo.

* Todos los artículos de este tipo en https://luipermom.wordpress.com/fotografia

«D-lighting» y «Active D-Lighting»

Hay un sistema en las réflex Nikon llamado D-lighting (en Canon también existe en multitud de modelos bajo las denominaciones de Highlight Tone Priority y Automatic Lighting Optimizer) cuyo funcionamiento a grandes rasgos me gustaría comentaros hoy al ver que se trata de una tecnología que suscita bastantes dudas entre los usuarios después de ver algunos comentarios al respecto en este blog y numerosas consultas sobre este asunto en varios foros de fotografía.

Amanece (que no es poco)

¿Qué es el D-Lighting?

El D-lighting es un sistema que intenta expandir el rango dinámico de la cámara mediante el procesado de los datos del sensor una vez disparada la fotografía. Es decir, no se trata de un interruptor mágico que de repente mejora las prestaciones del sensor de la cámara; sino de una función implementada por software que, por tanto, podríamos realizar posteriormente «a mano» mediante un programa de revelado como Capture NX o Adobe Lightroom.

El truco del D-lighting consiste en oscurecer ligeramente las zonas más claras de la fotografía y aclarar un poco las zonas más oscuras de la misma tratando de evitar así los picos en los extremos del histograma; algo que, como os digo, no es nada que no podáis hacer en un ordenador mediante el postprocesado de la imagen.

La magia de la luz

El D-Lighting está presente en toda la gama de cámaras Nikon y lo habitual es emplearlo en imágenes captadas en formato RAW aprovechando que en dicho formato se captan más datos de los que el ojo es capaz de apreciar a simple vista, no siendo capaz de sacar mucho partido de las imágenes en JPG. Sin embargo, hay una pequeña contradicción en esto, ya que si disparamos en RAW el procesado lo haremos en nuestro ordenador una vez que estemos de regreso en casa y no tendremos ninguna necesidad de retocar las fotografías directamente en la cámara. Es más, si lo aplicamos a una imagen disparada en RAW, dicho archivo no se modificará sino que obtendremos una imagen JPG resultante del RAW procesado internamente.

¿Y el Active D-Lighting?

En las cámaras Nikon de gama media y alta, además del D-Lighting del que hablábamos anteriormente, también tenemos disponible la opción de emplear el Active D-Lighting (también denominado ADR; de Adaptative Dinamic Range) que se aplica directamente a la fotografía durante la toma de la misma en caso de que tengamos activada dicha función.

Sol y nubes

La diferencia en este caso es que parte del proceso del Active D-Lighting tiene lugar antes del disparo, ya que a grandes rasgos lo que se hace es subexponer ligeramente la imagen para así evitar quemar los tonos más claros y una vez que los datos están en la memoria de la cámara aclarar los tonos más oscuros para codificar finalmente la imagen en formato JPG y así evitar que esta quede demasiado apagada.

De hecho, para el buen funcionamiento del Active D-Lighting se recomienda emplear el modo de medición matricial, ya que al estar programado para funcionar sobre escenas con una iluminación global más o menos uniforme, no dará muy buenos resultados en caso de que hagamos una medición puntual sobre alguna de las zonas de luz de la escena (una bombilla, un claro en el cielo…).

De todos modos volvemos a lo de antes; y es que si disparamos en RAW podemos hacer esto mismo «a mano» si aplicamos a la exposición una pequeña compensación negativa para asegurarnos de no saturar los tonos más cercanos al blanco y luego en postproceso aclaramos ligeramente los tonos más oscuros.

D-Lighting, Active D-Lighting y el formato RAW

Aunque podemos emplear D-Lighting y Active D-Lighting disparando tanto en JPG como en RAW, si empleamos el formato RAW es una pérdida de tiempo utilizar cualquiera de los dos porque eso mismo lo podemos hacer en nuestro ordenador de una manera mucho más potente, precisa y personalizable como os decía anteriormente.

Hielo (26/12/2010)

El Active D-Lighting nos será de utilidad si disparamos en formato JPG, ya que en este caso lo habitual es emplear las imágenes según salen de la cámara sin ningún tipo de retoque posterior (es lo que se suele hacer en fotoperiodismo, donde segundos después de hacer la fotografía esta ya va de camino a la agencia gracias a la magia de los transmisores inalámbricos). Si lo empleamos con el formato RAW lo único que vamos a conseguir es una cierta subexposición dado que el aclarado posterior de los tonos oscuros de la imagen no queda reflejado en los datos de la imagen «en bruto» (que es lo que se graba en la tarjeta de memoria) y al final lo que vamos a lograr es una imagen ligeramente más oscura que si no empleáramos esta ayuda.

Por tanto, si disparáis exclusivamente en RAW (como yo) os recomiendo que desactivéis el Active D-Lighting y cualquier ajuste de la imagen lo hagáis íntegramente en vuestro ordenador empleando para ello el software adecuado. Sin embargo, disparando en JPG sí que es recomendable activar dicha ayuda en la cámara porque alguna vez nos puede salvar de quemar irremediablemente alguna zona amplia de la imagen. En cuanto al D-Lighting «a secas» la verdad es que disparando en RAW no le veo ninguna utilidad si empleamos un buen software de tratamiento de imágenes.

El trasluz del amanecer
La importancia de saber para qué sirven las cosas
Como os decía hace unos párrafos, lo que hace el D-lighting no es aumentar las prestaciones del sensor; sino «comprimir» el histograma de la fotografía de tal modo que no sobrepase los límites marcados por este vital componente de la cámara y evitando así en la medida de lo posible que tengamos zonas quemadas o totalmente a oscuras.

Lo que estos dos sistemas de ayuda que hemos visto hoy nos dan es, por tanto, un poco más de flexibilidad a la hora de enfrentarnos a escenas con fuertes contrastes lumínicos, pero no hay que hacer uso de ellos por sistema y sobre todo hay que ser conscientes de que no son útiles en todas las situaciones.

La calle Mayor

Habrá que hacer en este caso la misma observación que aparece en los manuales de los coches equipados con sistemas de control de tracción y que dice: «Advertencia: el ESP no cambia las leyes de la física», porque al final las limitaciones de nuestro equipo fotográfico siempre están ahí y hay que tenerlas muy presentes.

* Todos los artículos de este tipo en https://luipermom.wordpress.com/fotografia

La importancia de la luz en la fotografía de exteriores

La fotografía es el arte de capturar la luz, y ninguna cámara es capaz de hacer una buena foto si olvidamos ese principio básico.

Cuestión de luz

Hoy tampoco me voy a meter en complejas fórmulas matemáticas ni en farragosas explicaciones porque me quiero centrar en un aspecto más artístico que técnico. Es verdad que en estas entradas se agrupan bajo la categoría «artículos técnicos»; pero aun así creo que es muy necesario tratar de vez en cuando aspectos de la fotografía que sólo tienen que ver con lo que hay delante y detrás de la cámara; y uno de los más importantes es el de la iluminación.

Disponibilidad horaria

Cuando salgo a hacer fotografías intento evitar en la medida de lo posible las horas centrales del día. Es cierto que a veces no nos queda mas remedio que salir con la cámara a las doce de la mañana o a las cinco de la tarde en pleno verano (en ese caso más que por la calidad de nuestras fotografías deberíamos de preocuparnos por no deshidratarnos) pero en términos generales vamos a obtener mejores resultados si no empleamos el tramo central del día.

Quebrado

Con el sol en todo lo alto las sombras son muy duras y los colores más fríos que cuando el astro rey está en posiciones más bajas con respecto al horizonte y por eso lo normal es que salga a hacer fotos antes de las diez de la mañana o ya a partir de las siete o las ocho de la tarde en esta época del año en la que anochece pasada la hora de cenar. Luego en invierno lo tendremos algo más fácil, ya que si queremos fotografiar el ocaso tendremos que salir a la calle pasadas las cinco de la tarde porque a las seis ya es de noche cerrada.

Cuestión de luz

Con el sol dando «de refilón» los relieves y las texturas de las cosas se acentúan y el aspecto de todo lo fotografiado tiene algo de especial que la gente no está muy acostumbrada a ver. De hecho, creo que ya os he contado alguna vez que yendo a trabajar a primera hora de la mañana en multitud de ocasiones he echado de menos poder detener el coche en medio de la carretera, sentarme en el arcén y ponerme a hacer fotos aprovechando los primeros rayos de sol bañando la ciudad.

8:27

De cualquier modo, tampoco es recomendable esperar a que el sol esté a punto de ocultarse (o nada más salir por el horizonte) si vamos a hacer fotografias de paisajes, ya que nos podemos encontrar con la desagradable sorpresa de que el suelo se nos ha quedado en sombra.

En ese caso, por culpa de la limitación del rango dinámico que impone la cámara, la imagen resultante no va a resultar demasiado estética porque si bien el cielo saldrá de lo más colorido, corremos el riesgo de que en la parte inferior de la imagen apenas se aprecien texturas y/o aparezca ruido debido a la falta de iluminación como me ocurrió en el siguiente ejemplo donde los árboles de la parte baja aparecen completamente negros:

Paisaje urbano

Las luces y las sombras de las ciudades

Los juegos de luces y sombras que los elementos arquitectónicos de las ciudades crean a primera y a última hora del día son una fuente de inspiración para todos los que siempre tratamos de retratar las cosas desde un punto de vista diferente al que la inmensa mayoría del mundo está acostumbrado. Como os dije en una entrada de hace ya un tiempo, hay belleza en todo lo que nos rodea, y la luz es un factor decisivo para sacarla a relucir.

Soportales

Suelo emplear mucho el blanco y negro para centrarme en esos contrastes que realizan los rayos del sol y las sombras que proyectan los más diversos elementos arquitectónicos que hay por las calles. Pueden ser las columnas de la calle Mayor, una señal de tráfico, un semáforo… Todo es susceptible de proyectar una sombra curiosa que nada tiene que ver con la que aparecerá unos minutos después. Por eso a la hora de emplear la luz natural para hacer fotografías es tan importante aprovechar el instante, ya que esas mismas condiciones luminosas pueden no volver a repetirse nunca.

Sombras semaforescas

Todo es cuestión de luz

Además de con las sombras también podemos jugar con la incidencia de la luz sobre diversos elementos. Una simple valla metálica puede adquirir un aspecto de lo más interesante en función de la posición del sol y la luz ambiente que haya, de modo que deberíamos de intentar pasar por aquellos rincones que nos llamen la atención a diferentes horas del día.

Puntos

Las ciudades, los pueblos y los bosques están llenos de lugares pintorescos; y si sabemos mirar con los ojos adecuados nos sorprenderemos ante todos esos detalles y de cómo la luz puede potenciar su belleza si sabemos elegir el momento justo para captarla. Prueba de ellas son las imágenes que ilustran esta entrada y que han sido realizadas en esas horas del día en las que la luz es más favorable.

Dorado atardecer

Agujas

Passport

Banco soleado

* Todos los artículos de este tipo en https://luipermom.wordpress.com/fotografia