Fotos de una tarde lluviosa en Madrid

Hay un Madrid más allá del parque del Retiro, la diosa Cibeles, la Gran Vía y la calle de Alcalá. Un Madrid anónimo y desconocido que no sale en las postales ni en los libros. En realidad no hay un sólo Madrid así, sino una amplia variedad de ellos; de modo que ayer por la tarde me dirigí allí con objeto de retratar algunos de sus rincones después de una oportuna lluvia que dio a la ciudad un aspecto especial tanto en el suelo como en el cielo.

Esperando al bus en Alcalá

Parada de autobús en Alcalá. Punto de partida.

Barreras

La entrada al aparcamiento de un edificio de oficinas. Me gustó el aspecto del asfalto recién mojado por obra y gracia de la lluvia que cesó justo cuando bajé del autobús.

Reflejos urbanos

El deporte urbano puede ser muy colorido, como demuestra esta fotografía de una cancha de baloncesto en las proximidades de la M-30.

Reflejos

Reflejos en las ventanas del edificio al que pertenece la entrada de garaje de la foto anterior.

Césped, flechas y asfalto

Una de tantas calles de varios carriles presentes en Madrid. El hecho de que todo estuviera mojado y que el cielo se encontrara completamente cubierto de nubes daban a las imágenes un aire diferente al habitual.

Rincones de Madrid

Entre los modernos edificios de acero y cristal todavía podemos encontrar algunas casas con muchas décadas en sus vigas, como la que ilustra esta imagen tomada en el callejón de San Pedro.

Prevención de riesgos laborales en IBM

En IBM se preocupan por sus empleados, así que cuando hay lluvia y la entrada del edificio está húmeda advierten de posibles patinazos mediante una vistosa señal. Suelo huir de la simetría; pero en este caso consideré que sería apropiado hacer uso de ella.

Agua, nubes y edificios

Reflejos de la tarde justo cuando el sol comenzaba a aparecer entre las nubes. A partir de aquí los cielos comenzaron a convertirse en una paleta de colores pastel.

IBM

Las oficinas de IBM en Madrid. Un edificio que siempre me ha llamado la atención por su aspecto rubusto y poderoso.

Paisaje urbano

Paisaje urbano junto a la M-30. El edificio alto de la izquierda son las oficinas de Philips, y el que se ve a la derecha no sé a qué empresa pertenece; pero me gustan mucho sus extrañas formas.

Avenida de América

Un vista elevada de la Avenida de América, donde se puede ver al fondo uno de los edificios más particulares de Madrid: Torres Blancas.

Torres blancas

Plano contrapicado de Torres Blancas. Ya de pequeño sus formas futuristas me obligaban a alzar la vista hacia el cielo cada vez que pasaba cerca de él.

Avenida de América al atardecer

Otra vista de Avenida de América; pero esta vez "a ras de suelo". En ese momento de la tarde una luz naranja bañaba todo hasta donde alcanzaba mi vista.

Prisas

Último punto de mi excursión: el vestíbulo del intercambiador de Avenida de América. Un lugar que seguramente conoceréis si vivís en Alcalá y soléis coger el autobús de la Continental para desplazaros hasta Madrid.

Por cierto, os comento que todas las fotografías de esta entrada han sido realizadas con una Nikon D40 y un objetivo Nikon AF-S DX 35mm f/1.8 G. Ya sabéis que de vez en cuando me gusta llevarme un sólo objetivo (normalmente de focal fija) para salir a pasear porque es un modo de estimular la creatividad y mejorar la composición fotográfica. ¡Os animo a que de vez en cuando hagáis algo así si tenéis ocasión!

Fotografiando a través de cristales

Disparar a través de cristales a veces conlleva sorpresas: si no tenemos cuidado es muy posible que la fotografía resultante aparezca desenfocada y/o llena de reflejos. Seguro que os ha ocurrido alguna vez eso de ver algo que nos llama la atención en un escaparate, dentro de una vitrina o detrás de una ventana y por mucho que lo intentamos la imagen que obtenemos no es más que un reflejo blanquecino tras el que supone que está aquello que pretendíamos retratar.

Pues bien, con este artículo voy a intentar plantearos algunas cosas que hacemos mal en las situaciones que os comentaba antes y daros al final una solución sencilla para obtener una fotografía en condiciones:

1. Flash integrado reflejado en el cristal

Es la peor situación de las que se nos pueden presentar, ya que la activación del flash integrado en la cámara va a arruinar completamente la fotografía en casi todos los casos. De hecho este es un claro ejemplo de por qué debemos evitar emplear el modo automático; ya que si la cámara detecta una iluminación insuficiente activará el flash sin preocuparse de más.

2. Enfocando al cristal (o a nosotros) en vez de al motivo

Si desactivamos el flash pero disparamos igualmente frente al cristal nos vamos a encontrar con un montón de reflejos que pueden confundir a la cámara haciendo que salga enfocado el vídrio (o nuestro propio reflejo) en vez de el motivo que queremos fotografiar.

3. Reflejos en el vídrio

Aunque nos coloquemos en ángulo con respecto al cristal y desactivemos el flash, si la iluminación del lugar en el que nos encontramos es más intensa que la que hay al otro lado del vidrio,van a aparecer un montón de molestos reflejos en la imagen. Esto nos ocurrirá, por ejemplo, fotografiando a pleno sol el escaparate de una tienda porque la iluminación exterior siempre será más intensa que la de la tienda.

Una solución sencilla al problema

Lo más sencillo  y efectivo para minimizar los reflejos en el cristal a la hora de hacer una fotografía a través de él es pegar el objetivo de la cámara todo lo posible al vídrio y eliminar la iluminación periférica que incide en el trozo de cristal que hay frente a la óptica.

Si nuestro objetivo lleva un parasol, podemos pegar el frontal del objetivo contra el cristal para hacer la fotografía. Gracias a ello la lente frontal del objetivo va a estar a salvo de rayones porque el parasol evita que toque; y además dicho parasol va a conseguir eliminar cualquier posible reflejo porque deja «en sombra» toda la zona del cristal a la que está apuntando la cámara.

En caso de no contar con un parasol, sería bueno tener un filtro UV instalado en el frontal del objetivo para asegurarnos de que no vamos a rayarlo por fricción directa contra el vídrio. Podremos pegar el filtro directamente contra el cristal sin miedo a dañar nada porque este tipo de elementos siempre tienen un aro metálico a modo de «mini-parasol».

Lo que no os recomiendo en absoluto es pegar el frontal del objetivo al cristal directamente porque, aunque no toque directamente, puede que al enfocar sobresalga la lente frontal y llegue a «rascar» contra el cristal a través del que pretendemos disparar y le ocasionemos algún desperfecto. Además, tened en cuenta que hay objetivos que varían su tamaño al enfocar (un ejemplo es el habitual 55-200 de Nikon) y si estamos presionando la óptica contra el escaparate de turno y al enfocar aumenta su tamaño, podemos estar forzando los mecanismos internos de la cámara y/o la óptica. Tened eso en cuenta siempre.

Lo malo de esta técnica que os comento es que vamos a tener el ángulo de disparo bastante restringido, ya que en el momento que no tengamos el frontal completamente pegado al cristal, va a entrar luz que incidirá sobre el vídrio provocando reflejos que aparecerán en la fotografía resultante. Es decir, que vamos a estar obligados a disparar en posición completamente perpendicular al escaparate, ventana o vitrina tras el que esté nuestro motivo a retratar.

Bueno, espero que la entrada os sea útil en alguna ocasión. Como veis, con pegarnos completamente al cristal que nos está ocasionando esos molestos reflejos podemos eliminar de un plumazo casi todos nuestros problemas, aunque también es cierto que debemos tener un poco de cuidado para no dañar nuestro equipo.

* Todos los artículos de este tipo en https://luipermom.wordpress.com/fotografia

La importancia del recubrimiento antireflejos en los filtros UV

Voy a tratar de no extenderme demasiado hoy, pues me gustaría que esta entrada fuese eminentemente gráfica. Ya hace tiempo que os hablé de los filtros UV empleados como medida de protección para los objetivos, y recuerdo que os dije que era importante no comprar el filtro más barato que encontráramos en la tienda porque la calidad de imagen podría resentirse bajo determinadas circunstancias.

Filtro UV

Pues bien, hoy me gustaría mostraros con la ayuda unas simples fotografías la abismal diferencia existente entre dos filtros que en realidad no se diferencian demasiado en su precio. En concreto se trata de un Hama de gama básica sin ningún tipo de tratamiento antireflejos que me regalaron al comprar mi D40 (su valor es de unos 7 euros) y un Hoya tipo HMC que sería el segundo escalón en la gama del fabricante pero que ya cuenta con un tratamiento antireflejos básico (HMC son las siglas de Hoya Multi-Coated) y cuyo precio en las tiendas de fotografía suele rondar los 15 euros.

Este tipo de tratamiento antireflejos es el mismo que se puede encontrar en cualquier par de gafas «de ver» y que evita que aparezcan en nuestro campo de visión imágenes fantasma o flares cuando tenemos fuentes de luz a la espalda. Por cierto, igual que el tratamiento se denomina HMC en los filtros Hoya, en la marca B+W se conoce como MRC.

Reflejos solares

Para ver cómo es el comportamiento de ambos filtros ante reflejos producidos sobre su superficie, vamos a colocar uno al lado del otro sobre una tela mate de color oscuro de tal modo que no tengamos reflejos provenientes de la luz incidente sobre la superficie en la que se apoyan. Con esto nos aseguramos de que el reflejo que se verá en la superficie de cada filtro es provocado únicamente por el cristal del mismo.

Para provocar el reflejo que os comento, lo que he hecho ha sido colocar los filtros bajo una ventana a pleno sol de modo que no les dieran directamente los rayos de luz pero sí que, con el ángulo adecuado, se viera reflejada la luz que entra por ella. Una vez encontrada la posición adecuada realicé la siguiente fotografía con mi cámara:

ambos

Hoya HMC a la izquierda. Hama a la derecha.

El filtro de la izquierda es el Hoya que cuenta con un tratamiento antireflejos en su superficie (de ahí que el reflejo de las cortinas sea tenue y de color verdoso/azulado), mientras que el de la derecha es el Hama que es poco más o menos un trozo de cristal montado en un aro circular como se puede ver en su reflejo, que parece corresponder con el de un espejo.

Reflejos de luces artificiales

Vamos a hacer una prueba todavía más radical, pues en lugar de provocar el reflejo con una ventana, lo que haremos será reflejar la bombilla de un flexo sobre los filtros empleando la misma configuración de la cámara en las dos imágenes.

La primera es la correspondiente al filtro Hoya con su tratamiento antireflejos básico:

hoya hmc

Hoya HMC

Y a continuación vamos a ver el reflejo que aparece en el filtro Hama, el cual no dispone de ningún tratamiento para evitar este fenómeno:

hama

Hama

Como veis claramente, el reflejo sobre el filtro Hama es muchísimo más intenso que el que nos devuelve el Hoya con su tratamiento antireflejos (ambas fotografías están tomadas con los mismos parámetros de la cámara). Un reflejo no es más que la luz que, en lugar de atravesar el cristal, es devuelta a nuestros ojos, por lo que luz reflejada es luz que no llega hasta el sensor perdiendo, por tanto, algo de luminosidad (ese bien tan preciado en los objetivos).

Flares (o halos) con fuentes de luz puntuales

Vamos a realizar una última prueba disparando tres fotografías al aplique del techo que hay en mi habitación: la primera de ellas sin filtro, la segunda con el fltro Hoya HMC y la tercera con el Hama.

sin

Sin filtro

hoya

Hoya HMC

hama

Hama

¿Veis la intensidad del halo luminoso que aparece en el centro de la fotografía al disparar directamente a las bombillas? Si no empleamos filtro es prácticamente inapreciable. En el caso de emplear el filtro Hoya se aprecia un poco más, pero si colocamos el filtro Hama sin tratamiento antireflejos se puede apreciar hasta la forma de la bombilla en la imagen fantasma producida.

¿Sabéis por qué se produce ese reflejo en la imagen? Es debido a que la luz entra a través del objetivo y una parte de ella «rebota» sobre la superficie del sensor de la cámara en el momento de hacer la fotografía volviendo a salir por donde ha entrado. Para que esa luz que se devuelve no sea visible, las lentes que conforman el objetivo reciben una serie de tratamientos antireflejos en su parte interna que consiguen dispersarla, pero ya sabéis que una cadena es tan fuerte como el más débil de sus eslabones, y si justo antes de salir del objetivo los rayos de luz se encuentran una superficie perfectamente plana y sin ningún tratamiento antireflejos ya tenemos la imagen fantasma organizada.

Es por esto que en fotografía nocturna debemos retirar el filtro por muy antireflectante que éste sea. Todo filtro va a provocar un reflejo mayor al que obtendríamos si empleáramos el objetivo «al desnudo», pero ya estáis viendo que un filtro barato puede afectar a la calidad de imagen en determinadas circunstancias.

Conclusiones

Cierto es que aquí hemos forzado unas situaciones un poco «extremas» para ver el comportamiento de cada filtro en el tema de los reflejos y los halos que se producen cuando disparamos a fuentes de luz puntuales pero es que, al fin y al cabo, en cualquier procedimiento matemático o científico hay que llevar las cosas al límite para extrapolar los resultados a una situación más habitual y para magnificar las diferencias entre los diferentes elementos estudiados.

Si hubiera puesto los filtros para hacer una fotografía a un edificio a plena luz del día no se apreciaría diferencia alguna entre las imágenes porque en esas circunstancias cualquier filtro cumple su función sin problemas. Sin embargo, en contraluces muy acusados sí que se va a notar bastante si el filtro UV colocado es de mejor o peor calidad, hasta el punto de que podría estropearnos una fotografía que de otro modo hubiera quedado perfecta.

Moraleja: si vais a comprar un filtro, que al menos sea de cierta calidad. Ya veis que la diferencia de precio no es excesiva, pero sí que la hay en cuanto a la calidad.

* Todos los artículos de este tipo en https://luipermom.wordpress.com/fotografia

Los filtros UV como protección para los objetivos fotográficos

Después de leer mil argumentos a favor y en contra de emplear filtros UV en los objetivos para las cámaras réflex, al final me he animado a dar el paso comprando cuatro de ellos para colocarlos en mis ópticas, así que no iba a dejar pasar la oportunidad de compartir mis impresiones con vosotros  😉

¿Qué es un filtro UV y para qué sirve?

Los filtros UV son círculos de cristal completamente transparentes que se colocan «a rosca» en la parte frontal del objetivo y filtran la luz ultravioleta: una radiación invisible al ojo humano pero que en los tiempos de la fotografía analógica daba un cierto tono azulado a las fotografías de paisaje. Hoy en día, las cámaras digitales ya llevan un filtro ultravioleta delante del propio sensor, pero estos elementos se siguen empleando actualmente como forma de protección del objetivo ante suciedad, golpes y arañazos.

Hasta ahora no he tenido ningún problema de este tipo con mis objetivos, pero también esto es porque hasta el momento sólo he hecho fotografía «de bajo riesgo». Sin embargo, pensad en fotos tomadas en la cuneta de una carretera al paso de coches de rallye donde una chinita lanzada podría romper el elemento frontal del objetivo o un retrato en la orilla de la playa donde una simple gota de agua salda puede dejar marcado para siempre el recubrimiento especial de la lente.

Filtro UV

Mi Nikkor 50mm 1.8D con su filtro UV recién colocado

¿Cómo se colocan los filtros UV?

La forma de poner este tipo de filtros consiste en limpiar la lente frontal del objetivo con una meticulosidad absoluta así como la parte interna del filtro. Estaremos un buen rato dejando ambas superficies completamente inmaculadas de polvo y huellas con ayuda de un paño de microfibra y una pera de aire.

Cuando al fin hayamos logrado nuestro propósito colocaremos el filtro de tal modo que a partir de ese momento lo único que habrá que limpiar es la lisa superficie exterior del filtro protector; algo mucho más sencillo que los recovecos de la lente frontal de un objetivo en los que siempre suelen colarse partículas de polvo que luego no hay quien saque de ahí. Además, así nos evitamos el tener que estar todo el tiempo pasando el paño de microfibra para limpiar la lente frontal con el riesgo de arañarla si por lo que sea hay algún granito de arena que restregaríamos por su delicada superficie.

No obstante, lo que me tiraba un poco para atrás a la hora de emplear los filtros era la posibilidad de perder algo de calidad de imagen; cosa que no ha ocurrido después de haber estado probándolos durante unos días en multitud de condiciones (día, noche, con el sol de frente, en distancias focales cortas y largas, con diversas aperturas…).

Demostración práctica

Sirvan como ejemplo práctico estos dos recortes de sendas fotografías que realicé hace un rato en las que disparo con el 18-55 colocado en su distancia más corta apuntando al sol. Como veis, no hay cambios apreciables entre las dos imágenes (no hay viñeteo y el «flare» que aparece en la esquina superior derecha es exactamente igual en ambas) así que la inclusión del filtro no parece mermar la calidad de imagen en términos generales.

De todos modos, os advierto que la calidad general de ambas imágenes es, como podéis comprobar, patética; pero lo que pretendía con ellas era «forzar» la peor situación luminosa posible para ver si aparecían defectos ópticos. Fotografiar al cielo de forma que salga el sol en una esquina es una forma de conseguir una fotografía mala con ganas, pero también es el mejor modo de comprobar si el filtro empeora las cosas o no. Y si no las empeora en esto, no las empeorará jamás :mrgreen:

Fotografiando el sol sin filtro UV

Fotografiando el sol SIN filtro UV

Fotografiando el sol con filtro UV

Fotografiando el sol CON filtro UV (¿alguien es capaz de apreciar alguna diferencia?)

Algunos recortes de fotografías sin filtro y con él

Os pongo a continuación algunos recortes de fotografías sin ningún tipo de procesado realizadas con cuatro objetivos diferentes y la ayuda de un trípode para ver con más detalle las diferencias entre usar filtro UV y no usarlo en condiciones de iluminación muy desfavorables (sol muy fuerte casi de frente y con sus rayos dando de lleno en el objetivo). De cualquier modo, podréis comprobar que las diferencias son mínimas y estamos hablando de coger una lupa y mirar un trocito de la fotografía ampliado prácticamente a escala 1:1. Además, hay que tener en cuenta que la cámara tenía que volver a enfocar tras colocar el filtro, por lo que alguna leve diferencia en el enfoque puede venir dada por este motivo así como por las posibles variaciones de la iluminación entre ambas tomas. Para que veáis las diferencias «reales» os pongo también las imágenes completas.

NOTA: En todos los casos la primera fotografía está disparada SIN filtro y la segunda CON el filtro UV colocado.

18-55 @18mm

Fotografías completas

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Recortes

090404_0282

090404_030

El empleo del filtro UV en este objetivo hace que aparezca un ligero flare en el centro de la imagen, como se puede apreciar en la segunda toma. De cualquier modo, he llevado el filtro colocado en el objetivo durante toda una semana haciendo más de 200 fotografías y esta es la única en la que se aprecia su uso, por lo que deduzco que «en el mundo real» no tiene influencia alguna sobre la fotografía resultante.

55-200 @200mm

Fotografías completas

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090404_036-2

Recortes

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090404_036

Se aprecia una leve pérdida de contraste si ampliamos al 100% esta zona de la imagen. Algo absolutamente inapreciable en la fotografía completa. Hay que tener en cuenta también que estamos empleando la máxima distancia focal del objetivo (200mm).

50mm 1.8D

Fotografías completas

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Recortes

090404_037

090404_039

Es imposible encontrar ninguna diferencia entre las dos imágenes ni tan siquiera ampliando alguna zona en concreto.

35-70 @52mm

Fotografías completas

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Recortes

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Aquí es donde uno se da cuenta de que las dos décadas que separan al objetivo anterior y éste se tienen que notar de alguna manera; pero aunque el contraste de la imagen en general no es demasiado bueno, hay que hacer notar que no existen diferencias apreciables entre el uso o no del filtro UV.

Conclusión

Bueno, pues hasta aquí esta pequeña charla instructiva sobre filtros UV empleados como protección en los objetivos. A modo de conclusión os recomiendo que os compréis uno (ojo, que siempre hay clases no vayáis a los más baratos; unos decentes de diámetro 52mm os pueden costar unos 15€) o se lo pidáis a un amigo y lo probéis, pues tenéis poco que perder y mucho que ganar.

PD: a modo de «bonus» os dejo a continuación un vídeo que he grabado recientemente en el que podéis ver cómo se coloca el filtro en el objetivo y qué cosas debemos tener en cuenta a la hora de hacerlo. Es un modo de mostrar en imágenes lo que os he escrito en los párrafos anteriores  😉

* Todos los artículos de este tipo en https://luipermom.wordpress.com/fotografia

¿Qué es y cómo se utiliza un filtro polarizador?

Las lentes polarizadas siempre me han llamado la atención: hace ya tiempo publiqué en este mismo blog un artículo sobre gafas de sol de este tipo y hoy me gustaría centrarme en un elemento indispensable en fotografía y que tiene más utilidades de las que en principio se podría pensar: los filtros polarizadores circulares.

filtropola

Para ahorrarnos un buen rato de charla sobre los fundamentos de una lente polarizada os recomiendo que le echéis un vistazo a la entrada que os comentaba antes sobre las gafas polarizadas. El enlace es el siguiente: El maravilloso mundo de las gafas de sol polarizadas. En ella podréis ver qué ventajas tienen las gafas polarizadas sobre las «normales» e incluso visualizar un vídeo que muestra los inconvenientes que nos podemos encontrar a la hora de mirar ciertas pantallas con ellas. Una vez puestos al día sobre cómo funciona y qué efectos tiene una lente polarizada nos vamos a centrar en el filtro fotográfico que tiene esa mágica cualidad: el polarizador.

Un filtro polarizador consta de dos partes: una fija que se enrosca en el objetivo de la cámara y otra móvil que podemos girar para buscar el ángulo adecuado, pues el resultado final va a ser completamente distinto en función del ángulo que demos al polarizador como luego veremos con unas imágenes ilustrativas.

El filtro polarizador nos va a permitir bloquear la luz que venga en una determinada dirección; y en base a esto vamos a obtener dos aplicaciones prácticas a este pequeño pero utilísimo elemento.

1. El efecto más característico en un polarizador es el realce del cielo y el aumento de contraste de las nubes. Si hacemos una fotografía de paisaje en la que queramos dar protagonismo a un cielo con claros y nubes, este tipo de filtro va a ser nuestro mejor amigo, pues vamos a bloquear la luz que viene del cielo dejando el resto intacto de tal modo que las nubes parecerán mucho más blancas y el azul mucho más oscuro. Vamos a ver un ejemplo práctico:

Utilizando un filtro polarizador (VIII)

Cielo sin polarizador

Utilizando un filtro polarizador (IX)

Cielo con polarizador

2. La segunda utilidad del filtro polarizador se basa en el hecho de que la luz se polariza fuertemente al reflejarse en superficies lisas. Gracias a esto vamos a poder emplear este pequeño artilugio para eliminar molestos reflejos de ventanas, chapas y demás elementos planos. Vamos a ver un par de ejemplos ilustrativos:

En el primero de ellos tenemos unos coches aparcados a plena luz del día que ofrecen unos feos reflejos de los edificios que hay en las proximidades.

Usando un filtro polarizador (I)

Coches aparcados fotografiados sin polarizador

Si utilizamos el filtro polarizador vamos a poder eliminar los reflejos de uno de los planos; en este caso el más visible, que es del los techos de los vehículos.

Usando un filtro polarizador (II)

Podemos eliminar los reflejos del techo con el polarizador

Con un simple giro de 90º del polarizador vamos a eliminar el reflejo del lateral de los vehículos (se puede apreciar con claridad en la luna tintada de la furgoneta).

Usando un filtro polarizador (III)

Con un giro del polarizador podemos eliminar los reflejos de los laterales

En cristales también vamos a poder eliminar esos molestos reflejos, de tal modo que el vidrio parezca realmente vidrio. Fijaos en los dos siguientes ejemplos ilustrativos:

Usando un filtro polarizador (IV)

Molestos reflejos en las ventasnas al hacer la fotografía sin polarizador

Usando un filtro polarizador (V)

Con el polarizador la cosa mejora bastante

Del mismo modo que podemos eliminar reflejos de cristales y chapas, también lo podemos hacer de una superficie tan deslumbrante como el agua. Ya os decía en la entrada de las gafas de sol que los cristales polarizados están prohibidos en los concursos de pesca, y con el ejemplo que os muestro a continuación entenderéis a la perfección por qué es así:

En la primera imagen nos encontramos con que la superficie del agua refleja tanta luz que apenas nos deja ver el fondo de la misma.

Usando un filtro polarizador (VII)

La superficie del agua sin emplear un polarizador refleja demasiada luz

Sin embargo, podemos echar mano de nuestro filtro polarizador para, dándole el ángulo adecuado, eliminar gran parte del reflejo y ver el fondo perfectamente. En el ejemplo que os he puesto no se puede eliminar completamente el reflejo porque el agua está en constante movimiento, pero en una superficie lisa como un cristal el reflejo quedaría bloqueado prácticamente al completo.

Usando un filtro polarizador (VI)

Empleando el polarizador vamos a bloquear el reflejo que viene de la superficie y podremos ver el fondo con claridad

Como veís, los filtros polarizadores son de gran utilidad para ciertos tipos de fotografías. La pega que tienen es que oscurecen bastante la fotografía, de tal modo que tendremos que aumentar el tiempo de exposición, abrir más el diafragma o subir la ISO con la que disparamos tal y como os comenté hace tiempo en una entrada que trataba de explicar cuatro principios básicos de fotografía.

* Todos los artículos de este tipo en https://luipermom.wordpress.com/fotografia

Reflejos

Cuando hablabas de lo extraño que parece uno mismo al verse en un vídeo o escuchar su propia voz me preguntaba cómo se nos vería a nosotros dos desde fuera en ese mismo instante: alegres, sonrientes, vitales… La verdad es que no lo sé porque sólo veo lo que ven mis ojos, pero sí que tengo la intensa sensación de que ambos hemos terminado la semana de un modo realmente bonito e inesperado. Y ahora, sentado en la soledad de la habitación a media tarde, me alegro más que nunca de no haber dejado el coche en la puerta para subir a casa y así hacer tiempo sin más hasta que llegara la hora de comer.

Cuando uno decide ir a dar una vuelta sin pretensión alguna no hace planes más allá del portal; y precisamente por eso me siento tan contento de haber optado improvisadamente por subir a la segunda planta de ese característico edificio en el que trabajas para ver si te encontraba y podía charlar contigo un par de minutos: si no hubiera abierto aquella puerta de madera y cristal me hubiera perdido ese chaparrón de palabras bajo los árboles amarillentos. Si cuando me dijeron que no estabas en tu mesa hubiera optado por desandar lo andado hubiera llegado a casa sin rastro de alegría en mis ojos. Si hubiera aparecido un rato antes no se te habría ocurrido que bajáramos juntos las escaleras para así continuar nuestra conversación hasta el último instante de la mañana.

La vida no es otra cosa que las consecuencias que acarrean nuestras pequeñas decisiones de cada día. El torno de la estación nos obligó a despedirnos, pero hay muchos soles más bajo los que reflejarnos.

Tu edificio

El maravilloso mundo de las gafas de sol polarizadas

En el verano de 2006 me compré unas gafas de sol polarizadas porque tenía ganas de ver qué tal iban. Ya había leído que para conducir son de lo mejor, sobre todo cuando el sol está muy bajo. Puesto que tengo las clases por las tardes y es muy habitual que vuelva a casa con el sol de frente justo cuando se está ocultando creí que me podrían venir bien (y no me equivocaba 😉 ).

A día de hoy, tras más de un año de utilizarlas, no sólo son parte de mí a la hora de conducir con mucha luz (a cualquier hora, no ya sólo a primera y a última) sino que las llevo por la calle también. Es decir: se han convertido en mis gafas de sol «todo uso». Voy a intentar explicaros sus ventajas y también algún efecto curioso relacionado con este tipo de lentes:

Una lente polarizada es un tipo de filtro que bloquea la luz que viene en una determinada dirección. Lo habitual en este tipo de gafas de sol es que estén polarizadas verticalmente, de modo que va a bloquear la luz que venga en cierto ángulo horizontal. Partimos de la base de que la luz del sol de por sí no es polarizada (vibra en todas las direcciones) por lo que las gafas no van a bloquearla tal cual. Lo que ocurre es que cuando esa luz se refleja en una superficie horizontal (la carretera; especialmente si está mojada) entonces la lente sí que la bloquea.

Esa es la principal ventaja de las gafas de sol polarizadas: eliminan en gran medida (no completamente; recordemos que vivimos en un mundo real 😉 ) ese reflejo de la luz en el asfalto que causa mucha fatiga visual a ciertas horas.

Para comprenderlo de un modo mucho más sencillo y práctico os he preparado tres fotografías:

Sin gafas de sol

En esta primera fotografía he fotografiado una caja precintada (simula asfalto húmedo) con el sol más o menos bajo. Como veis, deslumbra mucho y esto a la hora de conducir es poco recomendable.

Con gafas sin polarización

Si empleamos unas gafas de sol normales (sin polarizar) vemos que la escena se ve un poco más oscura pero el molesto reflejo sigue aquí. Esto es porque las lentes oscuras lo único que hacen es atenuar en mayor o menor medida la luz de los elementos, pero toda ella por igual.

Con gafas polarizadas

Sin embargo, usando unas gafas de sol polarizadas el deslumbramiento producido por el sol reflejado en la superficie se bloquea y tenemos una visión correcta de la caja de tal modo que incluso podemos ver lo que hay impreso bajo el plástico. También se puede apreciar que las zonas en sombra no se oscurecen tanto como con las gafas de sol «normales».

Este efecto hace también que podamos ver mejor si miramos al fondo de un río en un día luminoso porque nos quita el reflejo que da el agua. Hasta tal punto se da esto que en las competiciones de pesca está terminantemente prohibido el uso de gafas polarizadas, ya que darían una considerable ventaja con respecto al resto de participantes al poder ver los peces del fondo mucho mejor.

Por último, me gustaría poneros también un vídeo que he grabado esta mañana en el que os muestro el efecto de unas gafas de sol polarizadas cuando miramos a un monitor LCD. La verdad es que es de lo más curioso.

URL del vídeo: Efectos con gafas de sol polarizadas y LCDs

Bueno, de momento eso es todo. Yo he descubierto algo realmente útil con esto de las gafas polarizadas, así que si esta entrada le sirve a alguien para decir «ah, mira, pues me pueden venir muy bien» yo me doy por satisfecho 😉

¡Un abrazo! 🙂