Hasta siempre, Corsita

Estrené mi Opel Corsa D 1.3 Ecoflex poco después de llegar a la depuradora de Oropesa. Por el cargo que allí desempeñaba me asignaron un vehículo para mis desplazamientos que enseguida me gustó por ser cómodo, amplio y ligero. A diario iba a la EDAR, a las estaciones de bombeo, a Castellón a realizar gestiones; pero también a hacer la compra, a Madrid los fines de semana, a hacer fotos por el interior de la provincia…

Durante los dos años que estuve conduciéndolo le hice unos 90000 Km, y estaba tan contento con él que al finalizar el renting (que coincidió más o menos con mi regreso a Madrid) le propuse a la financiera quedarme con él, así que me hicieron una oferta que no pude rechazar y a partir de ese momento el Corsa ya era mío en propiedad.

Así pues, empecé a usarlo a diario para ir a trabajar desde Alcalá de Henares a San Sebastián de los Reyes; pero también para todos los viajes vacacionales que hemos hecho juntos mi novia y yo: Mérida, Asturias, Barcelona, Sevilla, Guadalajara, Sierra de Gredos, Valencia, Cantabria, Granada, País Vasco…

Estoy de acuerdo en que el coche tampoco es que fuera gran cosa porque era una versión muy básica, tenía 75 CV, un maletero algo canijo y pocos extras; pero era mi coche y yo estaba encantado con él. Las únicas averías serias que ha tenido durante este tiempo han sido una EGR que falló en su parte electrónica hace poco más de dos años, un par de calentadores fastidiados y un alternador que hubo que cambiar hace unos meses. Jamás me dejó tirado, nunca me hizo ningún extraño en la carretera, nunca tuve el más mínimo accidente con él, gastaba muy poco combustible, no consumía nada de aceite ni perdía refrigerante… A todo el mundo que me preguntaba le decía que yo estaba encantado con mi coche.

Sin embargo, el pasado día 10 a media tarde, en el Km 13 de la A1 dirección Madrid, circulando casi sin tráfico y a velocidad constante de repente y sin previo aviso sentí un extraño tirón y las revoluciones del motor se fueron a cero a la par que se encendía en el tablero la luz de alarma general. Al momento puse las luces de emergencia, pisé el embragué y traté de arrancarlo de nuevo por si era un fallo electrónico pero no había manera, así que inexorablemente mi velocidad se fue reduciendo y allí, pegado al arcén, me quedé parado mientras los coches pasaban a dos palmos de mí.

Hice un par de intentos más y pese a que el motor de arranque giraba veía que el motor de combustión no hacía ni el intento de revivir, de modo que salí del coche por la puerta del copiloto con mi chaleco y, tras poner los triángulos, llamé a la grúa y esperé detrás del guardarail sin creerme muy bien lo que había pasado.Entiendo que las cosas se averían, pero quedarse tirado en la autopista no es una cosa agradable.

Ya desde el primer momento sentí que no iba a ser ninguna tontería; y desde luego que estaba en lo cierto porque al final resultó ser una rotura de la cadena de distribución que puso fin a 283000 Km de asfalto, lo que equivale más o menos a dar 7 veces la vuelta al mundo por el ecuador. Y aunque es verdad que me da pena porque es un coche al que cogí mucho cariño, tenía claro que antes o después, y más sabiendo que la cadena de distribución es uno de los pocos puntos débiles de ese motor en concreto, me podría tocar la china.

Me hubiera gustado cambiar de coche un poco más adelante, por gusto y mirándolo sin prisas. Más que nada porque a día de hoy con el Opel Corsa nos apañábamos de maravilla y no nos hacía falta nada más; pero las cosas han venido así y ahora andamos mirando varios modelos de gasolina del segmento C. Ya sabéis: Renault Megane, Peugeot 308, Ford Focus… Lo ideal para estas cosas es tomarte unas cuantas semanas mirando, configurando y yendo de un concesionario a otro con ofertas en la mano; pero en mi caso tendré que buscar algo que, además de gustarme, me puedan entregar en poco tiempo. Siempre le he hecho ojitos al Focus, pero tampoco descarto repetir con Opel (al fin y al cabo el Corsa ha salido más que bueno) o meterme en un C4; así que estos días creo que voy a estar entretenido.

Sirva este breve artículo como homenaje a mi querido Corsita. Con él todo han sido alegrías; pero el único disgusto que me ha dado ha sido el definitivo. Lo recordaré con cariño porque siempre se portó estupendamente conmigo y porque disfruté de cada kilómetro que recorrimos juntos. Seguro que ya se ha encontrado con Feliciano y con aquel Escort del 87 y los tres están rodando por el cielo de los coches.

Hasta siempre, Corsita.

Consejos generales para conducir

Hace poco superé con mi fiel Opel Corsa Ecoflex de finales de 2011 los 260000 kilómetros, lo que equivale a dar seis veces y media la vuelta al mundo por el ecuador, que se dice pronto. El caso es que durante todos estos años (bueno, y los anteriores, pues llevo conduciendo diariamente desde 1998) he ido acumulando experiencia como conductor y de ahí que la finalidad de este artículo sea la de compartir con vosotros aquellas cosas que mejor me han funcionado tanto a nivel mecánico como de circulación.

Durante mis primeros años circulé sobre todo por ciudad, ya que mis trayectos solían ser de casa a la universidad en Alcalá de Henares. Después, con mi incorporación al mundo laboral empecé a alternar trayectos por ciudad con pequeños viajes por carretera; casi siempre por los alrededores de Madrid, pero cuando me destinaron a Oropesa del Mar es cuando comencé a hacer muchísimos kilómetros por todo tipo de carreteras, ciudades y pueblos y en las más diversas condiciones meteorológicas; y es en ese periodo cuando considero que más crecí como conductor.

De todos modos, ni mucho menos me las quiero dar de experto porque, para empezar no lo soy en el mundo del motor, pero sí que me considero un conductor ya con cierta experiencia por las circunstancias que antes os comentaba y que además se preocupa por las cosas que pasan más allá del volante, los pedales y la palanca del cambio.

MECÁNICA

Nada de acelerones con el motor frío

Cuando el motor de un coche está frío, lo peor que le podéis hacer es acelerar con fuerza y llevarlo muy alto de revoluciones para que se caliente antes. Haciendo eso lo único que vais a acelerar es el desgaste interno de las piezas móviles tanto porque en frío no ajustan tan bien como cuando ha cogido temperatura como porque el aceite a baja temperatura no lubrica igual de bien que cuando está caliente.

Por tanto, para empezar a circular con el motor frío, durante los primeros diez o quince minutos lo ideal es no pasar de 2000 RPM y acelerar con suavidad. Y esto es para mí es mantra impepinable que sólo me saltaré si tuviera que incorporarme a una carretera nada más empezar a circular y las circunstancias del tráfico me obligaran a acelerar con rapidez.

Una vez que el motor ha alcanzado su temperatura normal de funcionamiento ya podéis llevar el motor más alto de vueltas y pisar el acelerador con cierta alegría, pero mientras llegáis a esa temperatura es mejor circular con tranquilidad para alargar la vida de vuestro vehículo.

No racanees con el mantenimiento

Esto es un clásico. Hay gente que se gasta un pastón en un coche de gama alta pero luego le pone aceite marca «Nisupa» o lleva los amortiguadores tan destrozados que el coche parece una barca al circular por una rotonda.

El coste del mantenimiento de un coche va en función de su gama, de modo que mi consejo es que si quieres que el coche funcione bien durante toda su vida útil bajes un escalón en la compra pero luego le hagas un correcto mantenimiento en los plazos que le tocan. Si el coche tiene turbo, no se te ocurra racanear con el aceite o cuando casque te darás cuenta de que lo poco que habías ahorrado en lubricantes no cubre ni la décima parte de lo que cuesta un turbo nuevo.

Revisa los niveles con frecuencia

Muy ligado con lo anterior, es más que recomendable comprobar niveles de aceite, anticongelante, líquido de frenos, líquido limpiaparabrisas y presión de ruedas (incluyendo la de repuesto) una vez al mes como mínimo. Hay quien entre revisión y revisión ni siquiera abre el capó del coche y es una manera muy tonta de que nos quedemos tirados en una cuneta por llevar muy bajo el refrigerante o el aceite.

Mantén limpios los cristales

Sé que es de lo más incómodo de limpiar, pero si llevas sucio por dentro el parabrisas te vas a acordar de no haberlo hecho el día que tengas el sol a punto de ponerse en el horizonte porque no verás ni torta por mucho que le des a los limpiaparabrisas. Puedes hacer como yo y llevar a mano una bayeta para darle un repaso de vez en cuando, pero lo ideal es que en cuanto notéis que hay suciedad os hagáis con una bayeta de microfibra, limpiacristales o pongáis a frotar hasta que parezca que no hay cristal ante vuestros ojos.

Tampoco sirve de mucho tener los limpiaparabrisas hechos unos zorros, porque en caso de lluvia o suciedad el rastro que deja es casi peor que dejar el cristal como está.

Si notas algo raro, ponte a investigar

Hay gente que lleva el coche sonando como una carraca, echando humo azul por el tubo de escape y con varios indicadores luminosos de emergencia encendidos en el salpicadero, pero ellos son felices así. Estas personas suelen ser las que un buen día las ves con el chaleco en el arcén de la carretera llamando a la grúa porque el coche les ha dejado tirados, aunque en realidad éste venía avisándoles ya desde hacía meses de que algo no iba bien.

Sed conscientes de una cosa: pasáis un montón de horas tras el volante y es tal la costumbre que cualquier cambio (una rueda con poca presión, un ruido nuevo, falta de potencia…) lo vais a percibir al instante y sería buena cosa que os preocuparais un poco del origen de ese cambio porque puede que no sea nada; pero también puede ser el principio de una avería que pillada a tiempo se puede arreglar por cien euros mientras que si la dejamos pasar puede hacer que acabemos con el coche en el desguace.

Es muy recomendable también que le echéis un ojo al manual del coche, pues en él se explican muchos detalles que a lo mejor ni conocíais (por ejemplo en mi coche existen unos parámetros ocultos que se pueden almacenar en llaves diferentes para personalizar así ciertos aspectos para cada conductor).

CIRCULACIÓN

Tranquilidad, respeto y paciencia al volanteCaos circulatorio en Nueva Alcalá

Este es mi consejo número uno a la hora de conducir. Hay que tomarse todo con calma y no perder los estribos, ya que luego vienen las consecuencias. Si hay mucho tráfico, por circular haciendo zig-zag, adelantando malamente y realizando toda clase de pirulas no vas a ganar más de un minuto y a cambio tienes muchas posibilidades de provocar un accidente con alguien que circulaba correctamente.

Del mismo modo, si ves que alguien está aparcando y no le sale a la primera no pegues el morro a su puerta ni empieces a pegar bocinazos. Todos nos hemos hecho un lío alguna vez aparcando y seguro que no os hubiera gustado que estuviera alguien al lado presionándoos.

Ajusta bien los espejos retrovisores

No hace falta para nada ver por los retrovisores los laterales del coche. Ajústalos de manera que maximices tu campo de visión lateral para así eliminar todo lo posible los ángulos muertos. Y por cierto, no están de adorno: úsalos para controlar el entorno. Recuerda siempre que adelantes echar un vistazo al carril de la derecha antes de volver a él porque a veces hay pirados a los que les da por adelantarte a ti aprovechando algún carril de aceleración o cosas así.

Respeta la distancia de seguridadM-30

Si todo el mundo dejara más espacio con el coche precedente al circular nos evitaríamos miles de accidentes cada año. Especialmente en los días de lluvia, ya que hay quien circula a un palmo del paragolpes del coche de delante y cuando éste frena por cualquier cosa no hay tiempo material de evitar el golpe por alcance. Por favor, deja distancia también en las rampas de los aparcamientos para que si al de delante se le va un poco el coche para atrás no te golpee.

Hay una regla que me gusta bastante para saber si estamos manteniendo la distancia de seguridad suficiente, y es que si  el coche que circula delante de nosotros pasa por un punto determinado y antes de dos segundos pasamos nosotros es que circulamos demasiado cerca de él. Así que ya sabéis: dos segundos entre coche y coche para poder frenar con seguridad en caso de cualquier imprevisto.

AnticípateM-230, Km 3

Si en la autopista ves que se va a incorporar un camión por tu derecha y te puedes cambiar de carril, hazlo. Si ves que vas a entrar en un banco de niebla ve levantando el pie del acelerador y pon las luces. Si se te están empañando los cristales no esperes a no ver nada: pon el aire acondicionado o baja las ventanillas. SI un peatón despistado parece que va a cruzar la calle sin mirar ve pensando que va a ser así y pon el pie sobre el freno… En definitiva, si ves que algo va a ocurrir no esperes al último momento para hacer algo; empieza a hacerlo ya.

No pierdas la atención de la carretera

Hay multitud de accidentes por culpa de distracciones: justo vas a coger algo de la guantera, el coche de delante frena y tu matrícula acaba en su maletero. Vas por la autopista, miras a la izquierda para ver ese atardecer tan chulo y no ves el socavón que está a punto de destrozar tu rueda… Vista al frente y vistazos rápidos y frecuentes a los retrovisores hacen que se reduzcan considerablemente las posibilidades de sufrir un accidente.

Ojo con los charcos en la calzadaReflejos rotos

Mucho cuidado a la hora de pasar sobre zonas de agua. Sólo he hecho acuaplaning una vez y no es nada agradable porque de repente es como si el volante se desacoplara de la columna de dirección y el tiempo parece detenerse mientras te das cuenta de que estás en manos del azar.

Si ves una lámina de agua en la carretera y tienes la más mínima sospecha de que puede tener más de un centímetro de profundidad, disminuye la velocidad antes de llegar a ella y mientras pasas por encima agarra fuerte el volante y al atravesarla no toques acelerador ni freno. Aquella vez tuve suerte y mantuve el control del coche, pero desde entonces ya me cuido mucho de no perder el contacto entre las ruedas y el asfalto.

Usa los intermitentes

Hay gente que parece esconder sus intenciones como si las vías circulatorias fueran una partida de poker. En las rotondas muchas veces tenemos que intuir qué salida van a tomar los coches porque ni se les pasa por la cabeza usar esa palanquita que hay junto al volante y que sirve para que unas luces naranjas que hay a ambos lados del vehículo se pongan a parpadear avisando de nuestro próximo movimiento lateral. Son gratis, así que podéis usarlos como si no hubiera un mañana y el resto de conductores os lo agradecerá.

Antes de entrar a una glorieta echa un vistazo al frente

Esto es otro clásico: estás esperando para incorporarte a una glorieta, el coche de delante avanza y ahora es tu turno. Miras hacia la izquierda y ves que tienes hueco así que levantas el pie del ambrague, aceleras un poco y… ¡PUM! Resulta que el coche que creías que ya estaba girando en la glorieta en busca de tomar su salida se ha parado por el motivo que sea y tú te has dado contra él.

Para evitar esto que, como os decía, es de lo más habitual lo mejor es que cojáis la costumbre de justo antes de avanzar para incorporaros echéis un rápido vistazo al frente para aseguraros de que tenéis vía libre.

Ante la duda enciende las luces

¿Entras a un garaje pero se ve más o menos bien? Da igual, pon las luces. ¿Está anocheciendo pero todavía queda una pizca de luz en el cielo? Da igual, pon las luces. ¿Vas a pasar por un túnel de apenas 100 metros y te da pereza estirar el dedo? No seas vago, pon las luces. ¿Vas por calles estrechas y sombrías en una ciudad pero aun es de día? Pon las luces. ¿Empieza a chispear? Pon las luces.

Las luces no son sólo para que nosotros veamos mejor; sino que también sirven para que nos vean, lo cual es siempre muy recomendable. Ojo, esto no vale para las luces antiniebla porque esas son sólo (como su nombre indica) para casos de niebla densa, que hay gente que las enciende «porque molan» y al que circula detrás es algo que le resulta de lo más molesto. Esto no sólo es sancionable; sino que hay un lugar reservado en el infierno para los conductores que hacen esas cosas.

Usa los carriles de aceleración y deceleración con sentido común

Ya sé que parece de perogrullo, pero hay gente que usa los carriles de incorporación a la autopista para pasarse al carril derecho de inmediato a 50 Km/h. El carril de aceleración está para tratar de adecuar nuestra velocidad todo lo posible a los vehículos que circulan por la vía y luego ya meternos en el carril derecho evitando así frenazos y sustos al resto de conductores.

Y con los carriles de deceleración más de lo mismo. Accedemos a él a la velocidad de la vía y una vez ahí frenamos con más o menos contundencia en función de los metros que tenga, que a veces la gente se pone a 60 Km/h por la autopista justo antes de abandonarla y luego por carril de deceleración tiene incluso que acelerar porque se da cuenta de que va a paso de tortuga.

Pasa por los radares a la velocidad de la vía

Esto es una práctica que me pone de muy mal humor: esa gente que va por la autopista a toda pastilla creyéndose los reyes del mambo (para correr están los circuitos) pero que luego ven un radar y pasan por él 30 Km/h por debajo de la velocidad de la vía «por si acaso». Hay un caso flagrante, que es el del radar de la A2 sentido Madrid a la altura del Carrefour de San Fernando de Henares, pues se trata de un breve tramo señalizado a 90 Km/h tras una larga recta en bajada y a veces me ha tocado frenar casi hasta los 50 Km/h para no comerme al coche de delante que segundos antes me acababa de adelantar a 110 Km/h.

Si el radar es de 90 Km/h se puede pasar tranquilamente a esa velocidad, porque entre el margen de 7 Km/h que dejan antes de multar y que el marcador del coche siempre indica un poco más de la velocidad que en realidad llevamos (lo podéis comprobar con cualquier GPS) no vamos a tener problema ninguno con la DGT.

Bueno, pues de momento es todo. Sea como sea, no descarto volver a tocar el tema conducción porque es algo que forma parte de mi día a día y, por tanto, creo que se pueden sacar cosas interesantes aunque sólo sea por la cantidad de horas al año que me paso tras el volante. Espero que estos párrafos os sean de utilidad (y que hayáis disfrutado de las fotos del artículo, que su tiempo me ha llevado recopilarlas de mi archivo personal).Pasa la vida

¡Nos vemos por la carretera!

Consejos para conducir un turbodiesel

Llevo conduciendo el mismo coche desde hace algo más de tres años y medio: un Opel Corsa D 1.3 Ecoflex con el que he recorrido 160000 kilómetros durante ese tiempo, lo cual creo que me permite hablar de él con cierto conocimiento.  Dado que el coche hasta el momento no me ha dado ni un sólo problema (toco madera, pero hasta ahora las únicas «averías» han sido un par de luces de cruce fundidas) me gustaría compartir con vosotros algunas conclusiones que he sacado de mi experiencia al volante con este vehículo, ya que supongo que algo tendré que ver en esa ausencia de problemas mecánicos.

M-230, Km 3

1. Lee el manual

Se que soy un caso atípico, pero adoro leer los manuales de todo lo que me compro hasta el punto de que no estreno ningún gadget tecnológico hasta que no me he mirado su manual de arriba a abajo. De hecho, uno de los mayores defectos que le veo a la videoconsola OUYA es que su manual se limita a un DIN-A5 con apenas unas lineas impresas.

Todos los coches vienen con un manual en el que se detalla desde lo más simple (cómo abrir la puerta del coche) hasta aspectos más técnicos como los significados de los iconos del salpicadero, las presiones de las ruedas o el mantenimiento a realizar por el usuario. Es fácil de entender y echándole un vistazo descubriréis la cantidad de cosas que se pueden configurar en un coche actual en el que todo está controlado a base de electrónica.

Detrás del volante

2. Conoce las limitaciones de tu vehículo

Lo primero de todo es que uno ha de ser consciente de lo que llevamos entre las manos. Un utilitario como el mío no aspira a quemar ruedas en los semáforos ni a apurar marchas hasta el corte de inyección. Y digo esto porque a diario vemos gente que a bordo de un utilitario del segmento B (y a veces incluso del A) toma las glorietas haciendo chirriar sus ruedas de 13 pulgadas con el consecuente riesgo para el resto de usuarios de la vía.

Sí que es verdad que la electrónica que gobierna buena parte de los coches actuales ayuda a que manos inexpertas puedan salir airosas de ciertas situaciones, pero cuando pienso en este tema siempre recuerdo lo que ponía en el manual de instrucciones del coche que tenía un amigo con respecto al control de estabilidad: «Recuerde que el ESP no cambia las leyes de la física». Y es que de nada sirve tener todos los sistemas de seguridad disponibles en el mercado si vamos a 160 Km/h directos a una curva cerrada bajando un puerto de montaña.

Sin estrenar

Al igual que en el mundo de la fotografía, es muy importante conocer los recursos con los que contamos, sus limitaciones y su correcto uso.

3. Evita los transitorios

Los que me conocen saben que soy el enemigo público número uno de los transitorios. Los transitorios en electricidad son los instantes de «descontrol» que siguen a un cambio brusco hasta que todo vuelve al equilibrio y, como os digo, es algo que intento evitar en todo lo que hago. En mi concepción particular de la vida, siempre que sea posible los cambios han de suceder poco a poco y sin salirnos mucho del punto de equilibrio y eso mismo también lo aplico a la hora de ponerme al volante.

Un cambio brusco de dirección es un transitorio del mismo modo que un acelerón a fondo o una frenada en la que actúe el ABS también lo son. Son situaciones que el coche está diseñado para soportar, pero lo ideal sería no llegar a esos extremos porque acabarán pasando factura.

En medio de la noche

De cara a la conservación de la mecánica en un turbodiesel un acelerón a fondo implica una descompensación en la mezcla aire/gasóleo que se traduce en una humareda negra saliendo por el escape (el conocido como «ataque del calamar«) debido a que la combustión del gasóleo es deficiente y lo que no se quema en los cilindros se expulsa en forma de hollín (también conocido como carbonilla). Pasados unos segundos el motor vuelve a encontrar el punto de equilibrio en el que la mezcla de aire y gasóleo es óptima y cesa la producción de ese hollín; pero durante los instantes de transitorio estamos llenando de resíduos todo el sistema de evacuación de los gases de escape.

En tiempos no había tanto control de las emisiones como ahora; de modo que la mayor parte del hollín se expulsaba a la atmósfera y el resto ya saldría en los acelerones sucesivos. Sin embargo, desde hace unos años la totalidad de los coches diesel llevan el llamado Filtro Anti-Partículas (FAP) también conocido en inglés como «Diesel Particle Filter» (DPF).

A grandes rasgos, el filtro es como un «colador» muy fino situado en la línea del escape que retiene las partículas de hollín y cuando llega a una determinada cantidad de suciedad acumulada incrementa su temperatura para quemar esos residuos y autolimpiarse un poco al estilo de los hornos pirolíticos que muchos tenemos en casa. Aunque este filtro esté diseñado para regenerarse, este proceso se realiza bajo determinadas condiciones de conducción (normalmente requiere conducción a más de 2000 RPM con el motor caliente; es decir, carretera despejada) que si no se dan harán que el filtro se acabe saturando y nos toque pasar por el taller para que nos lo limpien por otros medios.

Estas condiciones desfavorables para la regeneración del filtro son atascos, cambios bruscos de velocidad, trayectos cortos, semáforos… Es por eso que un coche diesel moderno no es muy aconsejable para trayectos exclusivamente urbanos, ya que además del consecuente desgaste de piezas como frenos, embrague, dirección, neumáticos… también el filtro de partículas empezará a darnos problemas antes o después.

Caos circulatorio en Nueva Alcalá

Si sólo hacéis trayectos cortos por ciudades (y más si tienen mucho tráfico) lo más sensato es comprarse a día de hoy un coche de gasolina y el día de mañana un GLP, un híbrido o incluso un eléctrico puro cuando estas tecnologías se desarrollen lo suficiente; porque aunque es verdad que están avanzando mucho, todavía se encuentran un poco en pañales y ya sabéis que los early adopters son como el conejillo de indias de lo que será la verdadera forma de la tecnología y además a un precio mucho más asequible.

En resumidas cuentas (veo que me empiezo a ir por las ramas en este punto del artículo) si queréis evitar problemas mecánicos en los modernos turbodiesel, debéis evitar la excesiva formación de carbonilla; y para ello una buena medida es evitar los acelerones bruscos especialmente con el motor frío.

4. Haz las revisiones

Es muy importante no alargar los intervalos de revisión fijados por el fabricante. Cuando recogí mi coche y en la Opel me comentaron que las revisiones son cada 30000 Km se me quedó cara de asombro, ya que en mis dos coches anteriores estas eran cada 10000 Km (cambio de aceite y filtros así como revisión de pastillas de frenos, correas y otros elementos de desgaste habitual) pero me dijeron que utilizando los aceites adecuados y empleando el coche en circunstancias normales no tenía por qué tener ningún problema.

Hora de la siesta

El caso es que el coche ha pasado escrupulosamente todas las revisiones en los talleres de Opel cada 30000 Km y hasta el momento no ha dado el más mínimo problema y es que, de hecho (salvo casos atípicos, claro está) un coche moderno, bien cuidado y al que se le realizan las revisiones oportunas siguiendo las directrices del fabricante, debería darnos muchos años de tranquilidad.

5. Controla la temperatura

Es básico no exigirle demasiado a un coche cuando el motor no ha alcanzado su temperatura nominal de funcionamiento (que suele rondar los 90ºC). Tened en cuenta que el aceite que lubrica todas las partes móviles a temperaturas bajas no es todo lo fluido que debe y si pretendemos llevar el motor a corte de inyección nada más arrancar podemos dañar elementos mecánicos que con el tiempo no darán más que problemas.

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Uno de los más delicados es el turbocompresor, ya que éste puede llegar a girar a varios miles de RPMs y si no está correctamente lubricado lo griparemos en menos que canta un gallo. Del mismo modo, es bueno para el turbo dejar el coche al ralentí unos segundos antes de apagar el motor, ya que de ese modo dejará de girar y se enfriará con la circulación del aceite evitando así que éste se queme y produzca residuos que pueden dañar los precisos rodamientos que lleva este caro componente.

Un caso que me viene ahora a la cabeza es el de un chico de mi calle  al que he visto en más de una ocasión en las mañanas de invierno meterse en su coche, arrancar, meter primera y subir de vueltas hasta el infinito y más allá mientras se perdía por los confines del barrio. Obviamente ningún coche está preparado para este tipo de prácticas salvajes; pero mucho menos un vehículo sencillo pensado para nuestros desplazamientos cotidianos.

Curiosamente el Opel Corsa no posee aguja para la temperatura del refrigerante del motor, de modo que mi consejo es que no paséis de 2000 RPM ni peguéis acelerones bruscos hasta que hayan transcurrido diez minutos desde el arranque del motor. Es verdad que en apenas cinco minutos el refrigerante ya estará a los 85 grados de rigor; pero el aceite suele tardar algo más en calentarse y por eso es mejor dejar ese «margen de seguridad».

Recordad: exprimir el motor en frío es fuente de problemas a medio y largo plazo; así que tomaos las cosas con calma y vuestro coche os lo agradecerá.

6. Conoce el régimen de funcionamiento

Un motor de combustión tiene una zona de revoluciones en la que su funcionamiento es óptimo y para tratar de mantenerlo el mayor tiempo posible dentro de dicha zona debemos de hacer uso de la caja de cambios.

Si no os queréis complicar con tecnicismos, la zona óptima de funcionamiento del motor es aquella en la que éste da su máximo par. Dentro de ese intervalo de revoluciones el motor optimiza su funcionamiento y trabaja más cómodo, dando lugar a un menor consumo entre otras ventajas. Lo normal es que en un turbodiesel esta zona se inicie con la entrada del turbo y finalice cuando las RPMs son tan altas que las pérdidas por inercias internas y tiempos de combustión empiezan a hacerse notables.

120

En el caso concreto de mi Opel Corsa, la zona óptima se encuentra entre las 1750 y las 2500 RPM. Dentro de ese intervalo el coche se convierte en un mechero y tiene empuje suficiente como para afrontar cualquier repecho. Por debajo de 1750 RPM se nota que el turbo todavía no es capaz de meter presión a los cilindros haciendo del coche un verdadero «muerto» mientras que por encima de las 3500 RPM ya se nota que el empuje decae mucho y merece más la pena engranar la marcha siguiente.

De hecho, pienso que muchos turbodiesel se han averiado en los últimos tiempo por hacer caso de algo en lo que insistieron hace unos años en los medios de comunicación y que desde entonces no he vuelto a escuchar. La cosa es que afirmaban que si queríamos optimizar consumos debíamos cambiar de marchas de la siguiente manera: primera hasta 10 Km/h, entonces meter segunda y así seguir engranando marchas cada 10 Km/h. Es decir, que debíamos meter 5ª a 50 Km/h y en el caso de que nuestro coche tuviera 6ª velocidad, hacerlo a la friolera de 60 Km/h.

Al margen del hecho de que cambiar muy pronto de marcha mete al coche en la «zona muerta» de la curva de par, esto estaría muy bien si no tuviéramos en cuenta lo que os comentaba hace un rato acerca de la carbonilla y lo malo que es para los diesel la acumulación de esta en el sistema de escape. Llevando el motor ahogado (y cambiar de la forma que os decía antes es ahogar el motor cada cinco segundos) también genera un montón de hollín que se va a acumular por todos los rincones por los que pasen los gases de escape (incluyendo, por supuesto, filtros de partículas, EGRs y demás) dando lugar a problemas de todo tipo.

Si estáis subiendo una pendiente fuerte y prolongada y veis que llevando el acelerador casi a fondo el coche va perdiendo velocidad, no dejéis que se ahogue e id bajando marchas a medida que el coche os lo vaya pidiendo, pues de lo que se trata es de llevar el motor alegre de revoluciones mientras superáis el desnivel.

¡A todo trapo!

Por supuesto, como ingeniero que soy trato siempre de optimizar procesos, y llevar el motor al punto en el que obtenga su máximo rendimiento con el menor consumo posible es una forma de optimizar lo que tenemos.

7. Controla el nivel de aceite

Hay gente que comete el error de llenar el aceite por encima del nivel máximo que marca el fabricante «para no tener que rellenar si consume algo». Pues bien, en un coche diesel eso es algo sumamente peligroso, ya que podemos entrar en una realimentación positiva que lleve incluso a la destrucción del motor. Me explico:

El gasóleo es un compuesto orgánico similar al aceite (de hecho su tacto es muy parecido) que bajo la enorme presión y temperatura que ejercen los cilindros y mezclado con aire, provoca una explosión que al final genera un esfuerzo mecánico que es el que impulsa al coche. Pues bien, si el nivel de la cámara de aceite es muy elevado y el motor gira alto de revoluciones, debido a la agitación de ese aceite por acción de las partes mecánicas móviles del motor, éste podría llegar a entrar en la admisión, quemarse en los cilindros como si fuera combustible provocando un aumento de las RPM y agravando cada vez más el problema en una espiral de autodestrucción que llevará al gripado del motor entre una enorme humareda de color blanco y terminará con el coche en el taller (y muy posiblemente en el desguace).

Buena falta te hace...

Si esto nos ocurre lo único que podemos hacer es tratar de calar el motor engranando la marcha más larga que tengamos y pisando el freno a fondo; si bien reconozco que hay que tener mucha sangre fría para no dejar el coche en la cuneta con el motor ahuyando como un lobo siberiano y salir corriendo para ponernos a salvo y pedir ayuda.

Obviamente, quedarnos sin aceite también representa un grave problema, ya que la falta de lubricación dañará irremediablemente todas las partes móviles del motor. Por lo tanto, lo mejor para no tener ningún problema relacionado con el aceite es llevarlo siempre entre las marcas min y max de la varilla, que para eso están.

8. No apures demasiado el depósito por sistema

Hay gente que tiene la costumbre de llegar a la gasolinera con la aguja del depósito «tumbada», lo cual no es recomendable por lo siguiente:

Por muy refinado que esté el gasóleo, éste no deja de ser un combustible fósil que posee algunas impurezas sólidas que por la acción de la gravedad decantarán en el fondo del depósito. Por tanto, si lo apuramos hasta la última gota hay bastantes posibilidades de que alguna de esas partículas pase al sistema de inyección y tapone algún componente.

No sé si sabéis que los inyectores de los coches diésel modernos meten el combustible en los cilindros a unas presiones altísimas (pueden rondar perfectamente los 2000 bares) y para ello el orificio de salida del inyector ha de ser prácticamente microscópico.

El final del camino

Y sí, me diréis que previo al sistema de inyección hay un filtro de gasóleo que en teoría retendrá cualquier partícula que provenga del depósito; pero ya sabéis que en el mundo real hay errores de tolerancia, filtros con poros, mantenimientos mal realizados y cosas por el estilo. Por tanto, es mejor no depender al 100% del filtro para prevenir atascos en el sistema de inyección y poner algo de nuestra parte para no favorecer este arrastre de sólidos que os decía.

Conclusión

No pretendo con este artículo dar lecciones a nadie. No soy ningún experto en coches y lo que aquí os cuento se basa en mi experiencia y en aquello que he ido aprendiendo en relación al tema «sobre la marcha». Del mismo modo, ya habréis visto que no he entrado en demasiados tecnicismos y es que, al igual que hago en mis artículos sobre fotografía, lo que pretendo es que la información llegue a la mayor parte de gente posible y no sólo a aquellos que tienen conocimentos de ciclos de combustión, curvas de par o ratios de compresión. Si os fijáis, la mayor parte de lo que aquí os he contado se basa en la simple aplicación del sentido común y en tener un poco de curiosidad por las cosas.

Si con la publicación de este artículo consigo que alguna persona evite problemas mecánicos en su coche y de paso se interese mínimamente por lo que ocurre debajo del capó, el esfuerzo habrá valido la pena.

¿Jugamos un Tetris?

¡Nos leemos!

Mil kilómetros al volante del nuevo Audi A1

Como os dije en la entrada anterior, he estado recientemente de vacaciones con mi chica en Oropesa del Mar; pero dado que mi coche tiene ya unos cuantos años y no me apetecía quedarme tirado en medio de la autopista opté por acercarme a Europcar y alquilar un vehículo para afrontar el viaje con garantías.

Elegí un VW Polo que dejé reservado y pagado una semana antes de nuestra partida; pero llegado el momento de recogerlo me llevé la sorpresa de que ante el incremento de alquileres por culpa de la semana santa no había unidades disponibles de ese modelo y en compensación me dieron un Audi A1 prácticamente a estrenar (6500 Km de marcador) en color gris metalizado.

Audi A1

El caso es que en un principio no se me había pasado por la cabeza comentar nada sobre el mencionado coche porque son fregados en los que nunca me he metido en este blog; pero después de conducirlo durante seis días y haber hecho mil kilómetros tanto por carretera como por ciudad, creo que puede ser útil para algunas personas comentar a un nivel muy básico mis impresiones al volante.

A estas alturas creo que queda bastante claro que nadie se debería tomar estos párrafos como una prueba seria porque aunque he conducido unos cuantos coches en los últimos años, considero que no tengo perspectiva suficiente como para hacer un análisis a fondo; siendo esto más bien un resumen general de las sensaciones que me ha ofrecido el vehículo que he conducido durante los últimos días.

Primeras impresiones

El Audi A1 es un modelo que salió a la venta en el mercado español durante el pasado mes de Marzo; y siendo la primera vez que veía este coche «en vivo» he de reconocer que me sorprendió gratamente a primera vista. Es un coche muy bonito para mi gusto, bien proporcionado y con un discreto aire deportivo apreciable en cosas como los pasos de rueda, los faros rasgados o el discreto spoiler trasero que remata el techo.

De hecho, es un modelo tan reciente que no me he cruzado con ningún otro a lo largo de los seis días que ha estado en mis manos. Y claro, también era novedad para muchos transeuntes, de modo que era habitual ver cabezas girarse en los semáforos o al aparcar en la puerta de algún restaurante. Como os digo, es un coche que llama bastante la atención ahora mismo por ser novedad en el mercado español.

Sobre el papel

El motor que equipa al coche que me asignaron es el más básico de la gama: un 1.2 TFSI de 87 CV (motor de gasolina con cuatro cilindros en línea) cuya peculiaridad es que cuenta con sobrealimentación mediante un turbocompresor que inyecta aire a presión en los cilindros empleando la energía cinética de los gases de escape. Gracias a esto se consiguen unas prestaciones bastante aceptables al tiempo que los consumos no se disparan (5.1 l/100 Km de promedio según el fabricante alemán).

Por lo demás, el A1 está homologado para cuatro plazas, tiene un peso de 1115 Kg, un maletero de 270 litros y cuenta de serie (al menos en el acabado Ambition, que es el que equipaba el que me dieron) con ESP, sistema de entretenimiento multimedia con lector de CD, USB y tarjetas SD, navegador GPS con pantalla a todo color en el centro del salpicadero, seis airbags, control de velocidad, aire acondicionado, dirección asistida, sistema de recuperación de energía en las frenadas, sistema start & stop que detiene el motor en los semáforos y atascos, ordenador de a bordo, gestión electrónica del motor…

Interior

Imagen extraída de http://www.audi.es

El interior del Audi A1 es bastante acogedor: detalles como el forrado del volante en cuero, el mullido de los asientos, el diseño de los difusores del aire acondicionado, los múltiples huecos portaobjetos, el tablero de mandos con abundante información, los mandos integrados en el volante… son elementos que ayudan a que el conductor y su acompañante se encuentren «como en casa».

Los que no irán tan cómodos serán los pasajeros de los asientos traseros, ya que dichas plazas son de un tamaño muy reducido (sobre todo por la longitud de las banquetas) y el pequeño tamaño de las ventanillas posteriores contribuirán a una cierta sensación de agobio. En general se trata de un coche en el que el metal se prodiga más que el cristal como sucede de un tiempo a esta parte en muchos de los nuevos modelos que aparecen en el mercado; pero al menos en las plazas delanteras del A1 tenemos una buena amplitud visual.

Imagen extraída de http://www.audi.es

No me hubiera importado que las plazas traseras fueran tan exiguas si el maletero hubiera sido de un tamaño considerable; pero no es así y con sus 270 litros apenas cabrá un par de maletas de tamaño mediano (tres si somos buenos jugadores de Tetris) y poco más. Por la experiencia extraída de estos días os puedo decir que es capaz de albergar el equipaje de dos personas para pasar unos días de vacaciones; pero no es un maletero para más personas o estancias largas.

Exterior

En el exterior destacan las líneas sobrias habituales en los modelos de Audi. Cintura alta, aspecto robusto y ventanillas cada vez más pequeñas. El coche es bastante bajo y si sois altos al principio os daréis más de un coscorrón al introduciros en el habitáculo. El coche es de dos puertas y el portón del maletero es bastante grande para un coche de su tamaño.

Como podéis ver en las fotos que acompañan a esta entrada (siento no ofreceros más, pero estas tres fotos son las únicas que le hice al coche durante el viaje) el A1 cuenta con detalles en color negro como la toma de aire frontal, el difusor trasero, los apoyos de los retrovisores y la zona de los faros antiniebla frontales. Todo lo demás es gris metalizado (al menos en esta unidad) y a mí particularmente me gusta mucho la zona de las ruedas traseras así como los nervios que recorren longitudinalmente la carrocería. Todo el coche tiene ese ADN de los últimos modelos de Audi y de añadir que las formas redondeadas de ciertas zonas me recuerdan un poco al precioso TT (salvando las distancias, claro está).

Audi A1

Primeras impresiones

Nada más salir de la oficina de Europcar me siento en el coche y veo que todo está al alcance de los dedos. Me ajusto el volante y el asiento, me pongo el cinturón y al arrancar compruebo que el motor apenas hace ruido durante su funcionamiento. Durante los primeros metros veo que no hay vibraciones ni ruidos de rodadura a bajas velocidades y en general me siento muy a gusto en mi asiento. Del mismo modo, enciendo la radio y veo que suena muy muy bien; aunque bajo bastante el volumen de la misma para poder escuchar el suave rumor del motor.

Entre el tráfico de la ciudad el coche se mueve con mucha agilidad gracias a su pequeño tamaño. Además, la dirección es muy precisa y tiene un tacto perfecto para mi gusto. El pedal del embrague va muy suave y el acelerador tiene suficiente recorrido como para conducir sin tirones ni brusquedades. Por cierto, el cierre centralizado bloquea las puertas en cuanto empezamos a movernos; un buen detalle que siempre estoy acostumbrado a hacer «a mano» en mi propio coche.

Llego a un semáforo y cuando el coche se detiene… ¡se para el motor! Ya no me acordaba de que el A1 está equipado con el sistema start & stop y en un primer momento pienso que se me ha calado. Superada la sorpresa inicial me doy cuenta de que no me acabo de sentir cómodo con el motor completamente parado y levanto el pie del freno pensando que arrancaría instantáneamente. El caso es que el arranque no se produce al soltar el freno; sino cuando volvemos a pisar el embrague para engranar la primera velocidad, de modo que no es un sistema para salir con prisas o incorporarnos a una glorieta con tráfico un poco apurados. Dado que el sistema no me termina de convencer decido desactivarlo momentáneamente (hay un botón en el salpicadero para ello).

Para evitar sustos una vez en autovía, me meto en en un tramo de carretera en las afueras de Alcalá con intención de ver cómo reacciona el coche y allí me dedico a ver qué tal se portan los frenos, cómo acelera… y tengo la suerte de que el riego por aspersión de una glorieta ha empapado el asfalto por completo en sus alrededores, de modo que aprieto el acelerador un poco más de la cuenta mientras la tomo aprovechando que a esas horas no hay nada de tráfico y observo que el ESP corrige levemente las reacciones del coche haciéndole seguir la trazada que yo le indico con el volante. Como dicen las instrucciones de los coches que equipan este sistema «el ESP no cambia las leyes de la física» y por tanto no está hecho para tomar una curva cerrada a 100 Km/h; pero hay que reconocer que es una ayuda que nos puede venir muy bien en más de una ocasión.

Conduciendo por autovía

El A1 no se desenvuelve mal por autovías, aunque no es el hábitat natural de este modelo (seguramente las versiones equipadas con motores 1.4 TFSI de 122 CV o 1.6 TDI de 105 CV tengan más cualidades rodadoras que esta de la que os estoy hablando). El coche se pone a 100 Km/h en 11.7 segundos y se nota que acelera con ganas en marchas cortas gracias a su escaso peso. También mantiene perfectamente la velocidad a la hora de subir cuestas en quinta por la autovía; pero cuando en esas mismas subidas necesitas coger más velocidad por ejemplo para adelantar es cuando el pequeño 1.2 TFSI muestra sus limitaciones y se muestra un poco perezoso para acelerar, requiriendo una reducción a cuarta para tener algo más de brío.

No obstante, como os digo, el coche mantiene los 110 Km/h perfectamente en toda condición y circulando así el consumo de combustible se mantiene en torno a los 5 l/100 Km; una cifra bastante contenida teniendo en cuenta que el motor gira en esas condiciones a 2800 RPM y los consumos más bajos suelen darse entre las 1500 y las 2000 vueltas. Por cierto, sigue siendo realmente silencioso y no se aprecian ruidos aerodinámicos de ningún tipo circulando a buen ritmo.

Carretera de montaña

Ya en Oropesa una tarde subimos al mirador del monte Bobalar para hacer un par de fotos desde allí (una de ellas es la que encabeza este artículo). Una ocasión perfecta para probar el coche en una carretera revirada con importantes desniveles. Puesto que se trata de un tramo en el que no se puede correr mucho, estuve empleando todo el tiempo la segunda y la tercera marcha apurando un poco más de lo normal las revoluciones del motor.

En esas circunstancias el coche me pareció muy ágil gracias a su reducido radio de giro y el tacto sólido de la dirección. Del mismo modo, la suspensión de tarado algo duro hace que el A1 no balancee en las curvas y las tome con mucho aplomo; al menos con más del esperado en un coche de 1115 Kg con 3.95 metros de largo (2.47 entre ejes) y 1.74 de ancho.

Con el motor alegre de vueltas un pisotón al acelerador nos da una respuesta inmediata en aceleración; sin retrasos causados por la realimentación del turbocompresor ni nada parecido. Sin embargo, si dejamos caer la aguja de las revoluciones más de la cuenta tendremos que esperar a que suba un poco antes de sentir que el coche acelera con ganas.

En general, he de decir que me gustó mucho recorrer arriba y abajo la carretera que os digo porque el tacto del coche (tanto a nivel de dirección como de suspensión) me dio mucha confianza en todo momento y jamás obtuve ninguna reacción rara por su parte. Obviamente fui con mucha precaución dado que es un tramo abierto al tráfico; pero incluso así uno se da cuenta del aplomo que tiene el pequeñín de Audi. Que nadie piense que tenemos un deportivo entre manos porque nada más lejos de la realidad y si apuramos demasiado luego vienen las lamentaciones; pero hay que reconocer que cuando la carretera se tuerce, el A1 es muy divertido de conducir.

Audi A1

Conclusiones

Después de exactamente 1016 Km al volante del Audi A1 diría que, al menos con el motor 1.2 TFSI, se trata de un coche eminentemente urbano pensado para dos personas que también quieran hacer alguna escapada de fin de semana. Pese a que cumple sobradamente para rodar a velocidades legales, no estamos ante un coche diseñado para devorar kilómetros por autovía tanto por la ajustada potencia de su motor como por su depósito de 45 litros de capacidad. Del mismo modo, es un coche muy cómodo para conductor y acompañante; pero no está hecho para un uso familiar porque las plazas traseras son para usos muy puntuales y el maletero tiene una capacidad muy reducida.

En cuanto a consumos se refiere, os puedo decir que el promedio a lo largo de todo el viaje ha sido de 5.7 l/100 Km; algo superior a lo declarado por el fabricante pero ya se sabe que esas cifras siempre se dan bajo unas condiciones que luego no se reproducen en el mundo real. Para que os hagáis una idea, con el depósito lleno hasta los topes el ordenador de a bordo marca que podemos hacer 700 Km; y es que el tema de los consumos es algo que a veces la gente no tiene muy en cuenta, pero para mí es algo fundamental sobre todo ahora que el precio de los carburantes está a niveles estratosféricos y amenazando con dispararse todavía más.

En todo caso, se trata de un coche que a mí particularmente me ha gustado mucho por comodidad, por la cantidad de detalles útiles que posee y por su estética elegante. Si lo que os comentaba sobre las plazas traseras y la capacidad del maletero no os suponen un problema, el recién llegado A1 os parecerá una pequeña maravilla.

Más información

Si tu coche no arranca con lluvia puede ser cosa del cableado de las bujías

Hoy me gustaría narraros algo que me sucedió recientemente y que aunque está bastante alejado de las temáticas habituales del blog creo que podría ser de utilidad en el futuro para alguien. Vamos allá:

Hace algo menos de un mes me dirigía a mi entrevista de trabajo en la depuradora de Alcalá, y conduciendo bajo la lluvia de repente el coche me dejó tirado en medio de la carretera. Ocurrió lo mismo que ya me sucedió en el pasado lavando el coche en uno de esos lugares en el que echas un euro y tienes unos minutos de agua a presión que aplicas con una manguera/pistola.

En el atasco de cada mañana

El caso es que me estaba aproximando a una glorieta y cuando frené el coche y las revoluciones bajaron al ralentí, el motor símplemente se paró, funcionando todo lo demás perfectamente. El problema no fue que el coche se calara, porque en tal caso se arrancaría de nuevo y santas pascuas; sino que los cilindros del motor no respondían a pesar de que el motor eléctrico de arranque estaba girando cuando giraba la llave en el contacto, siendo imposible poner el coche en marcha. Y lo más extraño es que dejando reposar el coche durante unos minutos pude volver a arrancar y reemprender la marcha; pero como la lluvia continuaba pocos minutos después el coche volvió a pararse (menos mal que en esta ocasión fue en la misma puerta de la depuradora donde tenía la entrevista).

Lo normal en estos casos es que te digan que se trata de humedad en el delco; pero revisé esa pieza a conciencia después del «incidente» y os aseguro que ahí dentro no había ni una molécula de agua; por lo que empecé a pensar que el problema debía de tener su origen en otro elemento.

Para no alargar mucho esta entrada trataré de ir al grano, ya que soy consciente de que a la inmensa mayoría de los lectores habituales esto os estará pareciendo un tostón: después de buscar información sobre el sistema de alimentación eléctrica de un motor de gaslina y consultar a algunas personas de confianza decidí desmontar el cableado eléctrico que va desde la bobina de encendido al distribuidor (también llamado delco) y desde éste a los cilindros, limpiando y echando aceite «3 en 1» a todos los conectores implicados en la distribución de corriente. Desde entonces, pese a que ha llovido a mares durante los últimos días, el coche ha respondido siempre perfectamente y además tengo la sensación de que va algo más «fino» que antes de hacer esto que os digo.

El problema estaba en que debido a la corrosión de algunos de los terminales de los cables, en condiciones de humedad la electricidad que iría a las bujías se derivaba al chasis del coche, y de ahí que no hubiera forma humana de que arrancara. En un coche de gasolina es necesaria una chispa en cada ciclo del cilindro para que la mezcla de gasolina y aire explote produciendo movimiento; y al no llegar la electricidad a las bujías no había combustión. ¿Por qué volvía a arrancar si lo dejaba reposar unos minutos? Pues porque el propio calor del motor secaba los cables y permitía pasar la corriente por ellos. Sin embargo, al coger velocidad la lluvia se colaba por las rejillas del capó y se volvían a mojar los cables, haciendo que el problema reapareciera. Al final, como podéis ver, todo tiene sentido (y a mí todo esto me sirvió para darle un poco al coco).

Tarde de lluvia

Creo que está claro que el cable que fallaba era el que va de la bobina al distribuidor, ya que si fuera uno sólo de los cilindros el que fallaba, el coche iría un poco a trompicones, pero iría. Al pararse el motor por completo y ser imposible volverlo a arrancar deduje que el problema era de la alimentación general de todas las bujías, aunque ya que estaba «manos a la obra» decidí repasar todo el cableado para prevenir otros posibles problemas.

En fin, como os decía al principio, la mecánica del automóvil no es mi fuerte ni es un tema muy habitual en este blog; pero si a alguien le ocurre algo así en el futuro y buscando información en Google se encuentra con esto y le sirve de ayuda me sentiré contento de haberle echado una mano.

¡Un saludo!

Pues a mí me gusta el Smart

Mi coche no es excesivamente largo, pero me ha ocurrido una y mil veces (como a todo conductor, supongo) encontrarme con plazas de aparcamiento en fila en las que no cabía por apenas unos centímetros. Una situación que da bastante rabia porque ese «casi hueco» que no puedes aprovechar lo dejas pasar con todo el dolor de tu corazón y ya no te encuentras un sitio completo en el que poder dejar el coche hasta el quinto pino (o más lejos todavía; cosas de la Ley de Murphy).

Precisamente por haberme encontrado con esas situaciones en multitud de ocasiones es por lo que tengo bastante simpatía por ese pequeño coche ovalado que se puede aparcar en multitud de sitios que descartamos cuando conducimos un coche de tamaño normal debido a sus escasos 2,7 metros de largo.

smart-fortwo-f

Hay mucha gente a la que este coche le resulta ridículo, pero para mí tiene dos rasgos que me llaman mucho la atención: por un lado su contenido tamaño (como os decía hace un momento) y por otro que gasta menos que un mechero. Además, lleva motor Mercedes, por lo que la fiabilidad mecánica de este coche está asegurada.

La versión más básica tiene 62 CV, más que de sobra para moverse por ciudad, aunque por su poco peso (730 Kg) se defiende bien en carretera; y de hecho he visto más de uno adelantar a coches más grandes por la autovía. Es verdad que sólo tiene dos plazas y que el maletero es ridículo, pero si tenemos en cuenta que prácticamente nunca han ido más de una persona conmigo en el coche y que el máximo equipaje que llevo es la cámara de fotos creo que se adaptaría bastante bien al uso que le doy a un coche.

Vale, a lo mejor no es un coche con una apariencia muy imponente, pero es práctico, gasta poco y para moverse por la ciudad no tiene rival. ¿Sabéis cuántos abogados que se mueven constantemente por el centro de Madrid han cambiado la moto por un Smart? Pues os aseguro que unos cuantos, y os lo digo con conocimiento de causa.

¡Un saludo!