Recuerdos de Oropesa (V)

Por mucho microclima que sus montañas puedan propiciar, Oropesa del mar no es una excepción a un fenómeno que las provincias mediterráneas conocen muy bien: la gota fría. Y es que si sólo habéis ido por allí durante los meses de verano os sorprenderá encontraros con una imagen como esta tomada en una tarde de noviembre:

Lluvias en Oropesa del Mar (21/11/2011)

Recuerdo que aquel día estuvo lloviendo intensamente desde primera hora de la mañana y cuando al salir de trabajar me dirigí al supermercado a hacer la compra como de costumbre, me encontré con un panorama absolutamente caótico: la carretera se había convertido en un auténtico río y no estaba yo por la labor de jugarme el tipo vadeándolo, de modo que me tocó dar la vuelta y tras un gran rodeo entré a Oropesa por un paso elevado.

Ese puente que veis en la imagen es un transitado acceso a Marina D’or que durante los meses estivales cientos de personas atraviesan cada día. Seguramente pocos veraneantes se habrán imaginado que en ocasiones es necesario cerrarlo al tráfico (de hecho así estuvo durante varios días en esta ocasión) porque debido a la fuerza de la corriente algún vehículo podría verse implicado en un grave accidente; pero los que hemos pasado allí algún invierno sabemos de primera mano que cuando en Oropesa llueve con ganas hay que andarse con mucho ojo.

El río Chinchilla es un cauce fluvial que durante la mayor parte del año no lleva ni una gota de agua. Sin embargo, cuando llueve copiosamente en el interior de la provincia hasta el punto de elevarse el nivel de los acuíferos de la zona de Cabanes, en cuestión de minutos el agua empieza a correr por él buscando el camino hacia el mar sin que nada ni nadie pueda detenerlo hasta que el nivel freático desciende y todo vuelve a su equilibrio natural.

Lluvias en Oropesa del Mar (22/11/2011)

Como ya os he contado en varias ocasiones, el vivir durante todo el año en un lugar típicamente «de veraneo» hace que uno se encuentre con situaciones que no se dan durante julio y agosto. Hay cosas muy agradables y apetecibles como dar un paseo por la playa en soledad o disfrutar de un atardecer en completo silencio; pero también hay malos ratos como los que os describo con estas imágenes.

Al fin y al cabo, la gracia de esta serie de entradas que estoy redactando últimamente es daros a conocer esas situaciones en parte por mi afición por la fotografía y en parte por las ganas que siempre tengo de compartir esas pequeñas cosas de cada día con vosotros.

¡Hasta la próxima parrafada!  😉

Rincones: Cangas de Onís (Asturias)

Llegamos a la última entrada de esta serie de fotografías que ilustran los rincones de Asturias que fui recorriendo junto a mi novia durante unos días de julio, deteniéndonos esta vez en la pintoresca localidad de Cangas de Onís.

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La vista que tenéis sobre estas líneas está tomada desde lo alto del conocido puente romano edificado sobre el río Sella y que muchos habréis visto en las imágenes del descenso del cauce que se celebra todos los años durante el mes de agosto.

De este puente cuelga una réplica de la cruz de la victoria cuyo original tallado en oro y pedrería se encuentra custodiado en la sala de reliquias de la catedral de Oviedo y que os recomiendo visitar si pasáis por allí.

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Si tenéis un poco de suerte y pasáis por el puente en un día caluroso puede que tengáis la fortuna de encontraros con gente lanzándose desde una considerable altura para darse un chapuzón; aunque reconozco que hay que ser muy valiente para lanzarse al río con las piedras que se ven al fondo y la altura a la que están situados esos dos pequeños arcos del puente.

Cierto es que nuestra estancia en Cangas de Onís fue más que breve; pero sólo por contemplar con nuestros propios ojos el puente romano y pasear por el divisando la colorida vista que desde él se disfruta ya mereció la pena desviarnos de nuestro camino y, así, recorrer otro rincón más de la geografía asturiana.

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Y, como os decía al principio de esta entrada, con estos párrafos concluye esta serie dedicada a Asturias. Ahora mismo no tenemos ningún viaje planeado a corto plazo, pero hasta el siguiente seguro que nos dedicamos a recorrer lugares pintorescos en las cercanías de Madrid.

¡Nos leemos!

Por la ribera del Henares

Reconozco que desde que vivo en Oropesa, cuando vuelvo alguna vez a Alcalá miro a la ciudad con otros ojos. Lugares que antes apenas me llamaban la atención ahora me parecen muy pintorescos y empiezo a entender por qué la gente que llega por primera vez suele quedarse prendada de sus contrastes.

Uno de estos lugares a los que me refiero es la ribera del río Henares a su paso por el barrio de Venecia, que es dónde hice las siguientes fotografías durante las pasadas Navidades.

La ribera del Henares (III)

La ribera del Henares (IV)

La ribera del Henares (II)

La ribera del Henares (V)

La ribera del Henares (I)

La ribera del Henares (VI)

Comentar a nivel técnico, que todas las fotografías están hechas con la Olympus E-PL1 directamente en JPG, ya que en esta ocasión para ir ligero de equipaje opté por dejar en Oropesa la D300.

La imparable fuerza del agua

El inicio de semana ha sido complicado en la provincia de Castellón. Este año las lluvias tardaron en hacer acto de presencia; pero cuando lo han hecho se han encargado de dar buena muestra del poder que tienen. En estos sitios de Levante no suele llover en muchas ocasiones; pero cuando lo hace más vale que tengas cerca algún lugar en el que refugiarte.

Borrasca

Como veis, la entrada de hoy no trata sobre fotografía, aunque emplearé algunas imágenes propias para ilustrar estos párrafos. Lo que me gustaría contaros en esta ocasión más bien tiene que ver con la naturaleza, las leyes físicas y el sentido común.

Entendiendo la dinámica de los fluidos

Lo primero que hay que tener claro es que el agua fluye por la acción de la gravedad y por el principio de los vasos comunicantes. Por tanto, si se pone a llover en lo alto de un monte el agua terminará por bajar hasta las faldas y ya se encargará ella de buscar el camino que le sea más cómodo para hacer su recorrido.

Por eso mismo, el agua siempre tiende a ir por los cauces secos de los ríos; ya que se trata de los puntos más bajos del terreno y ahí es donde se acumulará todo el agua de los alrededores para empezar a circular montaña abajo.

Retratando el Henares

Por su parte, los líquidos contenidos en dos recipientes (y podéis llamar recipiente incluso a un océano) comunicados entre ellos siempre tenderán a ponerse al mismo nivel. Y da igual si conectáis con una manguera una piscina y un vaso; al final la lámina de agua quedará a la misma altura en ambos.

Por eso mismo, cuando se produce una inundación por el desbordamiento de un río se inundan garajes y bajos; ya que el agua siempre encuentra una vía de comunicación con esos recintos y los anega hasta ponerlos a nivel con la calle.

La fuerza del agua

Leyendo noticias como la de la muerte de cinco personas atrapadas dentro de sus coches en el cauce del Río Seco en las cercanías de Castellón me doy cuenta de que mucha gente piensa que el agua es inofensiva y que cuando llueve todo lo más que sucede es que se forman charcos más o menos grandes que acaban evaporándose cuando sale el sol.

La realidad es que el agua en grandes cantidades y desplazándose en busca de los puntos más bajos del terreno tiene una fuerza devastadora que acaba llevándose por delante todo lo que represente un obstáculo para ella. Tal vez en las ciudades, con su sistema de alcantarillado, la cosa no tenga mayor importancia y una tormenta sólo tenga como consecuencia que nos mojemos un poco las punteras de nuestros zapatos preferidos; pero en entornos naturales (y el cauce seco de un río lo es) las tormentas pueden ser muy peligrosas si no tenemos un poco de cabeza.

A storm is approaching (I)

Para hacernos una idea de la fuerza que tiene el agua podéis pensar que un metro cúbico (un cubo de un metro por cada lado) son mil litros de agua y pesa una tonelada.  Un metro cúbico viene a ocupar más o menos lo que un palé de supermercado lleno de cajas de leche; y os aseguro que el cauce de un río con el agua bajando deprisa puede llevar cientos de metros cúbicos por segundo, por lo que su fuerza es enorme.

Los cauces «secos»

Aunque durante buena parte del año haya cauces que estén completamente secos, eso no quiere decir que nunca más vaya a ir agua por ellos. De hecho, como os decía antes, un cauce tiene su razón de ser en que es la parte de la orografía más favorable para que discurra el agua; y a base de muchos siglos de lluvias, de arrastrar sedimentos y de desgastar piedras, el terreno queda modelado bajo los dos principios que rigen el movimiento del agua.

De hecho, os dejo a continuacion dos fotografías tomadas en el río Chinchilla de Oropesa del Mar. En la primera podéis ver a ras de suelo las piedras que conforman el lecho del río y que la mayor parte del año es un atajo que la gente suele tomar para salir directamente a la N-340 desde las inmediaciones de Marina D’or.

Lecho del Río Chinchilla (Oropesa del Mar)

Como veis, se trata de una especie de camino de varios metros de ancho que se puede recorrer a pie o en coche sin excesivos problemas con tiempo seco. Sin embargo, tras un par de días de fuertes lluvias en el interior de la provincia (domingo y lunes básicamente) el agua acumulada en las zonas montañosas comienza a descender y al final termina toda en el cauce del Chinchilla, dando lugar a un panorama bastante diferente.

Por cierto, como dato curioso os diré que donde el agua hace esa curva al fondo de la siguiente fotografía es el lugar desde el que hice la fotografía de las piedras que os mostraba hace un instante.

Lluvias en Oropesa del Mar (22/11/2011)

Os puedo decir que la crecida del río fue bastante rápida: a última hora de la mañana del lunes esa zona tenía algo de agua acumulada; pero a eso de las seis de la tarde, al volver a pasar por allí cerca, me encontré con que el cauce corría velozmente aguas abajo buscando el mar a toda velocidad impidiendo incluso el paso por la carretera que cruza la vía del tren por debajo de un puente como muestra la siguiente imagen.

Lluvias en Oropesa del Mar (22/11/2011)

A la mañana siguiente el panorama no era muy diferente; y la luz del día permitía ver el color del agua debido al arrastre de tierras de modo que aquello parecía el Amazonas.

Lluvias en Oropesa del Mar (22/11/2011)

Por lo que os decía antes de la fuerza del agua en movimiento, si alguien pasa por ahí con su coche subestimando ese peligro corre el riesgo de que las ruedas «pierdan pie» y el coche se vea arrastrado por la corriente como si fuera una lata de Coca-cola.

Y es que si existe un cauce seco podéis dar por sentado que allí va a acabar llegando todo el agua que caiga en caso de lluvia; ya que las propias leyes físicas han dictaminado que ese es el recorrido más cómodo para el agua (que, al igual que la electricidad, siempre busca el camino con menos resistencia para llegar de una punto ‘A’ hasta un punto ‘B’) y ya hará por encauzarse por ese camino se encuentre lo que se encuentre por delante.

Si no conocéis el Río Seco, podéis echar un vistazo a la fotografía que os muestro bajo este párrafo y que retrata al ahora famoso cauce a su paso por Castellón hace un par de semanas. Como veis, mediante una obra bastante compleja se ha optado por encauzar al río artificialmente evitando así crecidas descontroladas e inundaciones de las tierras circundantes.

Río Seco (Castellón)

En lo que quiero que os fijéis es en el tamaño del cauce del río, pues si miráis con atención veréis que a ambos lados del mismo discurren sendas carreteras de sentido único que os darán una idea del ancho de la «autopista acuática». Obviamente, en un mundo en el que nadie construye un metro más de lo estrictamente necesario, semejante sección sólo puede tener una explicación: el río puede llegar a ser muy caudaloso bajo ciertas circunstancias, ya que si siempre estuviera seco no se hubiera hecho semejante obra.

Eso sí, cuando hice esta fotografía el río no llevaba agua (lo que se ve es un simple charco de una lluvia puntual) pero el miércoles pasé por esa zona con el coche y la cosa había cambiado bastante (aunque lamentablemente no pude pararme a hacer fotos).

Si ya de por si un río pequeño como el Chinchilla impone bastante respeto al verlo con agua circulando, os podéis imaginar que un cauce más ancho que una autopista puede ser algo muy peligroso si nos planteamos atravesarlo en medio de una tormenta. Sin embargo, hay gente que todavía no le ve el peligro a ese tipo de acciones y al final todos los años hay víctimas por cosas así.

Noche de tormenta

Sólo espero que ya que este blog parece llegar cada día hasta más gente (las cifras de visitas así me lo indican) al menos haya alguien que se acuerde de estos párrafos la próxima vez que se plantee cruzar un cauce seco con su coche en medio de una tormenta. Recordad que lo peligroso no es lo que esté cayendo ahí mismo en ese momento; sino lo que haya caído en lo alto de las montañas hace ya un buen rato.

Alcalá desde el aire (V): camino de los afligidos en 1990

Hay zonas de Alcalá cuyos cambios en los últimos años son bastante superficiales. Además de Vía Complutense, uno de esos lugares es el camino de los afligidos; pues aunque hace unos años se hicieron aceras, carril bici y se asfaltó el pavimiento en esencia sigue siendo un camino que discurre cerca de la ribera del Henares comunicando el polígono industrial Ledesma con el centro comercial La Dehesa.

 

Camino de los afligidos

Camino de los afligidos en 1990. Fotografía extraída del libro "15 años de ayuntamientos democráticos". (Click sobre la imagen para ver notas y localización geográfica).

 

Como podéis apreciar en la imagen que tenéis sobre este párrafo, el aspecto general del lugar ya era muy similar a lo que se puede encontrar uno actualmente por allí. Hay zonas de Alcalá que están prácticamente irreconocibles con respecto a cómo eran hace dos décadas; pero esta en concreto no ha cambiado demasiado dentro de lo que cabe.

Sin ir más lejos, en la parte superior de la imagen se aprecia el campus universitario de ciencias así como el trazado de la carretera de Barcelona (actual autopista A-2); elementos que siguen hoy en día prácticamente en el mismo estado que podemos ver en la fotografía de 1990. Del mismo modo, en la parte inferior podemos ver que las naves industriales que ya estaban en pie hace veinte años, siguen allí acogiendo a pequeñas y medianas empresas que luchan por subsistir en estos tiempos de crisis.

Un vistazo al pasado que nos da a entender que aunque las ciudades cambien con los años, siempre conservan detalles que las hace perfectamente reconocibles por mucho tiempo que pase.

¡Hasta el próximo vuelo sin motor!  😉

A las puertas de la primavera

Después de un invierno en el que no ha parado de llover, la naturaleza empieza a mostrar ahora su cara más hermosa. Y no sólo porque el sol haga acto de presencia cada vez durante más horas bañándolo todo de luz y calor; sino porque los tonos que han adquirido en apenas unos días los paisajes que rodean Alcalá hacen presagiar que la primavera está a punto de aparecer y que lo hará con una fuerza inusitada.

Ponerle puertas al campo

Indicios de primavera II

Henares

Indicios de primavera I

Indicios de primavera III

Después de la lluvia

Después de la lluvia tenemos la oportunidad de disfrutar del colorido que la naturaleza adquiere durante unas horas. Después, el sol se encargará de secar todo y devolver a las cosas sus colores algo más apagados; pero mientras la hierba y los árboles están todavía mojados la riqueza cromática es sencillamente espectacular.

Y es precisamente esto lo que he intentado retratar en estas imágenes que, junto con las dos entradas anteriores, intentan demostrar que incluso en los días de lluvia y mal tiempo se pueden conseguir fotografías realmente bonitas pese a la negrura de los cielos.

Después de la lluvia

Después de la lluvia

Después de la lluvia

He de confesar que hasta hace poco yo también odiaba los días de lluvia y, por lo general, trataba de no salir a la calle en ellos a no ser que fuera imprescindible. Sin embargo, gracias a una conversación con Joe el día de la excursión a Brujas me di cuenta de que al ser el clima un factor sobre el que no podemos influir de ningún modo, lo mejor es adaptarse a las circunstancias de cada momento. A partir de ese momento, mis ganas de salir a la calle a dar una vuelta y/o hacer fotos no dependen de si hace sol o si está lloviendo; ya que en tal caso un buen chubasquero junto con mis botas nuevas me permiten ponerle al mal tiempo buena cara.

Retratando el Henares

El río Henares ejerce en mí un curioso magnetismo. Muchas veces he bajado a dar una vuelta sin rumbo aparente y casi sin darme cuenta he acabado caminando cerca de sus orillas escuchando el suave rumor del agua y disfrutando de sus rincones. Es algo muy relajante y que, por supuesto, intento retratar siempre que puedo.

La última vez que estuve cerca del río fue el pasado fin de semana, y viendo que por efecto de las últimas lluvias bajaba bastante crecido, intenté acercarme lo máximo posible a la pequeña caída que agua que hay detrás del barrio de Nueva Alcalá para tratar de captar algunas imágenes que ahora os ofrezco por aquí:

Retratando el Henares

Retratando el Henares

Retratando el Henares

Retratando el Henares

Retratando el Henares

Retratando el Henares

Campos cerca de Nueva Alcalá

Hay algo de Alcalá de Henares que fascina a los que vivimos allí, y es que si estás en pleno centro de la ciudad y te pones a caminar, no tardarás en llegar a algún punto en el que estarás rodeado de naturaleza.

Sin ir más lejos, bordeando los barrios de Tabla Pintora y Nueva Alcalá discurre un paseo de cemento rojo paralelo al río que desemboca en unos campos por los que a cualquier del día uno se puede dar una vuelta sin escuchar el ruido del tráfico ni el bullicio de la ciudad.

Alcalá es una ciudad de doscientos mil habitantes en la que el asfalto y la naturaleza conviven armoniosamente. Y para dar buena cuenta de ello os ofrezco la siguiente serie de fotografías tomadas hace un par de meses en los campos que hay junto a la ribera del Henares a su paso por Nueva Alcalá.

Nueva alcalá desde el río Henares

Campos por los que no ha pasado el tiempo

Campo, cielo y nubes (I)

Campo, cielo y nubes (II)

Campo, cielo y nubes (III)

Paseo fotográfico por Alcalá (9ª parte)

Desde que ha llegado el buen tiempo he descubierto que el río Henares es una fuente inagotable de fotografías. Aunque ya estuve por sus orillas hace poco, el pasado fin de semana cogí la bolsa con la cámara y mis tres objetivos para seguir todo su cauce desde la zona que hay tras la ciudad deportiva hasta el puente Zulema (unos 5 Km en total) con paradas en las dos pequeñas presas que hay en este tramo. Fue una paliza, pero creo que mereció la pena a la vista de los resultados.

El pausado discurrir del Henares

El río Henares tras la ciudad deportiva de El Val

La luz en los ojos del puente

La luz del atardecer en los ojos del puente Zulema

Las orillas del Henares (III)

La vegetación de los márgenes del río

Admirando el paisaje

Admirando el paisaje

La presa junto a Nueva Alcalá

La presa que hay junto a Nueva Alcalá

En las orillas del río

El paisaje a los pies del monte Ecce homo

Las orillas del Henares (II)

Una típica zona de pescadores cerca de Nueva Alcalá

Han pasado muchos años

Ha pasado mucho tiempo

La pequeña presa del caz

La presa del caz del río Henares (tras las pistas de atletismo de El Val)

Reflejos

Los colores del río a media mañana

La fuerza del agua

La fuerza del agua (presa de Nueva Alcalá)

Las orillas del Henares (I)

Los árboles y el césped son habituales cerca de las orillas del Henares

Simetría acuática

Simetría acuática en el puente Zulema

La casa del loco

Todos los alcalaínos que ahora tenemos entre veinte y treinta años y hemos pasado nuestra infancia en el barrio de Nueva Alcalá tenemos claro cuál es el lugar más tenebroso de la ciudad: la casa del loco. Un lugar ahora en ruinas y lleno de graffitis cuyo interior albergaba secretos que sólo los más valientes se atrevieron a descubrir en los joviales tiempos del colegio, pues la mayoría de nosotros habíamos escuchado historias tan terroríficas sobre ese lugar que jamás nos atrevimos a poner un pie ni siquiera en sus inmediaciones.

La casa del loco (II)

Lo que se conoce en Alcalá de Henares como «la casa del loco» no es más que un viejo caserón en las inmediaciones de Nueva Alcalá (concretamente frente al túnel que da entrada al parque de La Chopera) que desde hace muchos años está completamente abandonado y semiderruido tal y como muestra Google Maps. Si os fijáis en las fotos que ilustran esta entrada, las paredes están llenas de grandes agujeros y plagadas de graffitis; tampoco hay tejado bajo el que guarecerse en ese lugar que, por lo tanto, es poco más que un montón de piedras dejadas de la mano de Dios en medio de un campo de cultivo sin utilidad alguna hoy en día, pues la hierba crece a sus anchas sin nadie que cuide de esos terrenos junto al río.

El lugar, visto fríamente no es capaz de infundir ningún temor a nadie; y menos aún viendo la alegre y multicolor capa de pintura que cubre con enormes letras los muros del lugar. Sin embargo, todavía no he olvidado las historias que se contaban en el colegio sobre ese sitio: que si en ella vivía un psicópata, que si estaba lleno de drogadictos, que si había perros rabiosos, que si habían desaparecido no se cuántos niños en su interior… Y aunque todo aquello no era más que el producto de la calenturienta mente de los niños de la EGB, la primera de esas leyendas era la que daba su denominación al lugar, y aunque hay que reconocer que estaba muy exagerada, sí que era la única que poseía una cierta veracidad.

La casa del loco (I)

Muchos años después de haber dejado atrás la época del colegio me enteré de que en aquel oscuro lugar malvivía un hombre al que siempre veía rebuscar por los cubos de basura del barrio. Aquel tipo no hablaba; sólo extendía la mano para pedir unas monedas y emitía aullidos cada vez que alguien le decía cualquier cosa, sacando a continuación del carro que siempre le acompañaba una barra de metal que agitaba en el aire a modo de contundente amenaza.

Esa persona era Cipriano; más conocido como «El Cipri» por los chavales del barrio. Él era el que daba su nombre a aquel lugar misterioso; él era «el loco». Pero la historia de Cipriano no tiene que ver con crímenes, rituales demoníacos ni nada que se le parezca. Cipriano sólo buscaba cobijo en aquella casa y quería que le dejaran vivir en paz; que no se metieran con él. De hecho, lo que no mucha gente sabe es que «El Cipri» tenía un montón de dinero en el banco y que era una persona como otra cualquiera hasta que  una enfermedad mental le hizo lanzarse a la calle para llevar una vida vagabunda llena de miseria y suciedad.

La casa del loco (III)

Sé del pasado de Cipriano de buena tinta porque da la casualidad de que el padre de un buen amigo mío lleva toda la vida viviendo aquí y le conocía cuando era una vecino como otro cualquiera. De hecho, hay una anécdota muy buena sobre esto en la que un conocido de esta persona que os digo hace muchos años vio a Cipriano y sintiendo pena por él le dio 100 pesetas al ver su mano extendida. Cuando unos segundos después el padre de mi amigo le dijo que ese tío seguramente tenía más dinero que él en el banco, éste se indignó y se pensó un par de veces volver calle arriba para pedirle sus veinte duros a Cipri; y aunque finalmente lo dejó correr, tardó un buen rato en cambiar el gesto de sorpresa que se le quedó en la cara ante aquella sorprendente revelación.

En la casa del loco no se cocinaban niños, no era una puerta al infierno y tampoco salían zombies a medianoche por debajo del puente que da acceso al lugar. En aquel edificio en ruinas sólo había un pobre hombre que sobrevivía a costa de lo que encontraba en los cubos de basura y que un buen día desapareció sin dejar rastro. No sé qué habrá sido de Cipriano, pero sin él la casa del loco ya no merece seguir llevando ese nombre, pues él se lo dio y él se lo llevó junto a todas las cosas que siempre guardaba en aquel carro chirriante.

She's coming home

Actualización 29/03/2009: Añado algunas fotografías nuevas del lugar (estas un poco más «tétricas» por estar el día bastante nublado).

La casa del loco (V)

La casa del loco (IV)

La casa del loco (VII)

La casa del loco (VI)

Paseo fotográfico por Alcalá (6ª parte)

Hoy Alcalá de Henares aparecerá en los telediarios por ser el quinto aniversario del brutal atentado del 11-M; pero precisamente para contrarrestar el dolor de las imágenes que saldrán en pantalla y que ya todos conocemos de sobra, me gustaría compartir con vosotros algunas fotografías que he hecho el pasado fin de semana en la zona de campo que hay entre el río Henares y el barrio de Nueva Alcalá.

Imágenes llenas de luz y color para dar un poco de alegría a la jornada. ¡Espero que os gusten!

Día de pesca

Día de pesca

El tunel de La Chopera

El túnel que da acceso al parque de "La Chopera"

El Río Henares a su paso por el puente Zulema

El río Henares desde el puente Zulema

Luna de media tarde

Luna de media tarde

El camino

El camino que va bordeando el río Henares detrás de Nueva Alcalá

Trazos celestes

Los caprichosos trazos del cielo al atardecer

Reflejos en el Henares

Manteniéndose a flote

Zig-zag

Zig-Zag. Un detalle de las losetas del camino que lleva a La Chopera

El piropo

Después del piropo

Impresionante nevada en Alcalá de Henares

A pesar de ser viernes y estar en mi horario laboral me encuentro hoy en casa sentado delante del ordenador y escribiendo estas líneas. No es que me hayan despedido, sino que por la cantidad de nieve que ha caído hoy a primera hora (y que sigue cayendo) y el hecho de que al haber menos de cero grados esta se haya congelado en las calles, me ha sido completamente imposible llegar hasta las oficinas de Komatsu teniendo que dar media vuelta en mitad del trayecto.

Amanece nevando

Este es el aspecto que tenía mi calle a primera hora de la mañana, pero cuando un rato después me puse al volante de mi coche la cosa había empeorado bastante y me encontré bastantes problemas intentando llegar al trabajo

No me enrollaré demasiado con eso porque me conozco y si me pongo a dar detalles del rato de conducción en condiciones adversas que he pasado tratando de llegar a la oficina me darían las tantas delante del teclado, así que os lo resumiré diciendo que tras dos sustos al volante por el hielo acumulado sobre el asfalto, encontrar la carretera cortada y ver cómo el coche que llevaba detrás de mí se comía la mediana de hormigón que separa ambos sentidos de la carretera por un patinazo, decidí dar media vuelta y volver a casa.

Bueno, pues el caso es que una vez de regreso al calor del hogar y viendo que el paisaje se estaba convirtiendo en algo más propio del Este de Europa que de un país soleado como España me puse ropa adecuada, cogí mi cámara compacta (me daba cosa meter la recién estrenada D40 bajo la cantidad de nieve que estaba cayendo) y como resultado del paseo he captado un montón de imágenes bastante inusuales por estas latitudes que me gustaría compartir con vosotros.

Así que, sin más que decir por el momento, os dejo con las fotografías acompañadas de un breve comentario cada una. Recordad que pinchando sobre ellas podréis acceder (pulsando en el icono de la lupa) a tamaños mayores para apreciar mejor los detalles  😉

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Las calles del barrio a media mañana

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Vista desde el fondo de mi calle a las 12 de la mañana

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El río Henares por detrás de Nueva Alcalá

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Aledaños del paseo del río a su paso por Nueva Alcalá

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Vista a la derecha desde el final del paseo del río

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Vista a la izquierda desde el final del paseo del río

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Típica vegetación finlandesa

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El paseo del río detrás de Nueva Alcalá

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Un bucólico parque

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Agua, hielo y nieve. Al fin y al cabo, todo es lo mismo

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Mirando hacia la izquierda desde el mismo lugar

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Una calle de Tabla Pintora

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Vista a la derecha con respecto a la foto anterior

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El carril por el que pasan los coches

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Las aceras de Nueva Alcalá

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Jardines en Nueva Alcalá

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Otra vista de los jardines de Nueva Alcalá

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Un vistazo al hielo que se ha formado en las calles y que hacía que circular por ellas fuera algo un poco peligroso

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Hoy todos los coches eran blancos...

ACTUALIZACIÓN I (13:30): ¡Nuevas fotos a continuación! (tomadas con la D40)

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Poco a poco la nieve se fue acumulando a lo largo de la mañana

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Hay que tener cuidado con las frenadas antes de las curvas

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Hoy la ciudad era un mal lugar para caminar

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Una vista general de mi calle

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Transeuntes bajo la nieve

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¿Dónde está mi coche?

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Problemas para los conductores (al tomar las curvas era habitual ver los coches deslizando)

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Problemas de visibilidad

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Lejos de parar, la nieve ha seguido cayendo durante la mañana

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Más transeuntes

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Palmera del polo norte

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Una calle cualquiera de Nueva Alcalá

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Otra palmera fuera de su entorno

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El aspecto de los jardines de Nueva Alcalá

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El asqueroso barro helado que se ha formado a última hora de la mañana

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Los niños se lo pasarían pipa, eso seguro

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Galopando por la estepa siberiana

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Campo detrás de Nueva Alcalá

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Mirando hacia el Gurugú (apenas se distingue el monte)

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Carretera de entrada a Nueva Alcalá desde el monte Gurugú (cortada a primera hora de la mañana)

ACTUALIZACIÓN II (18:15): Cuatro imágenes más tomadas en Tabla Pintora hace apenas unos minutos con la Sony P200 (me ha tocado ir a «rescatar» a mi hermana 😛 ). Sigue nevando, así que no sé yo con qué aspecto nos sorprenderá mañana el día; ya os contaré…

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Parque entre Tabla Pintora y Nueva Alcalá plagado de gente tirándose bolas de nieve

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Parece un abeto navideño, pero no lo es.

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En las aceras más transitadas la nieve ha dejado paso a una fina capa de hielo... ¡cuidado!

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Parque Manuel Azaña

NOTA: si queréis ver cómo estaban las calles de Nueva Alcalá el día después de la nevada tenéis unas cuantas fotografías EN ESTA OTRA ENTRADA DEL BLOG.

NOTA II: tenéis todas las fotografías relacionadas con la nevada de hoy en ESTE ÁLBUM DE FLICKR.