Recuerdos de Oropesa (XXVII)

Cuando le conté a unos amigos que vivían en Oropesa del Mar que iba a estar allí trabajando y residiendo recuerdo que lo primero que me dijeron fue que desde que me instalara allí no bajaría a la playa ni atado. Una afirmación a la que no di el más mínimo crédito en ese instante, porque a lo largo y ancho de todos los veranos que allí pasé fueron contados los días que no bajé a la playa armado con toallas, flotadores, melocotones y crema solar dispuesto a disfrutar de la costa de aquella localidad castellonense.

Julio de 1985

Sin embargo, reconozco que aquella pareja de amigos tenía razón: durante los dos años que estuve viviendo allí contemplé mil veces la vista del mar desde el paseo, fotografiaba todos los atardeceres bonitos que veía con el Mediterráneo al fondo, me gustaba quitarme los zapatos y pasear descalzo por la orilla cuando no había nadie más allí… pero ni se me pasaba por la cabeza ponerme el bañador y bajar a darme un chapuzón como había hecho durante todos los veranos de mi vida en aquellas aguas.

Día de playa

Sólo cuando mi novia venía una temporada a verme bajábamos a la playa a disfrutar de esa arena y ese mar que no tenemos en Madrid. Y el caso es que cuando estábamos allí tumbados siempre decía lo mismo: «Parezco tonto; tengo la playa cruzando la calle y no bajo nunca con lo a gusto que se está» pero cuando ella se marchaba, esa idea no se me volvía a pasar por la cabeza ni de casualidad.

Creo que la soledad que allí se respiraba hacía que los que vivíamos en Oropesa tuviéramos una visión romántica e idealizada de la playa. Me gusta pensar que todos la contemplábamos con cariño en invierno cuando no era más que un compendio de arena y agua sin hamacas, patines ni sombrillas.

Verano azulUna forma de ver aquello es la fotografía que tenéis aquí arriba y que resume perfectamente esa visión de la playa como un lugar idílico y tranquilo en el que sentirse parte del paisaje que nada tiene que ver con las masificaciones estivales que, con puntualidad inglesa, acababan llegando.

Recuerdos de Oropesa (XXV)

Durante el tiempo que estuve residiendo en Oropesa del Mar me acostumbré a vivir a contracorriente. Me explico: tras toda la semana trabajando, el viernes por la tarde conducía hasta Madrid para ver a mi familia y a mi novia, de tal modo que en mi trayecto me cruzaba con los que se iban a la playa a disfrutar de esos dos días de descanso. Del mismo modo, me los volvía a cruzar a todos en la A-3 cuando el domingo por la tarde regresaba a Oropesa encontrándome al llegar lo que parecía una ciudad fantasma.

By night

Recuerdo bien aquella extraña sensación al recorrer ya de noche la avenida principal del pueblo de Oropesa los domingos del invierno y no divisar absolutamente a nadie. Tras un poco de callejeo y poco antes de llegar a la playa de la Concha entraba al parking de la urbanización en la que vivía y en la que durante esos meses de frío casi siempre el único coche era el mío. Tenía la buena costumbre de aparcar en mi plaza, pero podría haber dejado el coche atravesado en medio del vial y nadie se hubiera quejado.

A mi memoria viene ahora el suave rumor del mar al abrir la puerta del coche, el eco de las ruedas de mi trolley repiqueteando sobre el asfalto hasta llegar al portal, el frío de la casa al entrar, el ascensor siempre esperándome en mi descansillo de lunes a viernes… Cuando llegaba nadie se asomaba a su ventana a ver quién osaba romper la tranquilidad reinante en aquel lugar porque sencillamente había semanas en las que yo era el único habitante en una urbanización de más de 400 viviendas.

Hay gente que todavía hoy me pregunta que si no me daba miedo estar allí sólo e incluso que cómo podía conciliar el sueño por las noches. Y qué queréis que os diga, no me considero ningún valiente (de hecho la palabra que mejor me define es «prudente») pero nunca me planteé que aquella soledad extrema pudiera suponer una amenaza o incluso un problema. Cierto es que nunca tuve ningún susto ni ninguna mala vivencia durante los inviernos que allí estuve, pero siempre he pensado que a la soledad no hay que temerla porque por si misma no te va a hacer nada.

Amanece sobre Oropesa

Si sólo conocéis esta localidad mediterránea durante la temporada alta os recomiendo que os paséis por allí cuando nadie se plantea coger vacaciones. Os aseguro que os vais a encontrar una soledad brutal que tal vez no podáis soportar; pero si le cogéis el gusto acabaréis viéndole todas sus ventajas e incluso la echaréis de menos.

La estación de la tranquilidad

El pasado domingo desperté y me resultó extraño escuchar tan sólo el leve rumor del mar. Por primera vez desde hace más de dos meses no había niños gritando, gente dándose los buenos días en el portal, televisiones a todo volumen o ruido de cucharillas agitando el café del desayuno. Por la ventana de mi habitación sólo se escuchaba el lejano batir de las olas y aproveché para saborear durante unos minutos esa reconfortante sensación.

De año en año uno casi se olvida del aluvión de gente que viene en julio y se marcha en agosto; pero de verdad que es impresionante ver cómo esas mismas calles desiertas a cualquier hora se convierten durante unas semanas en una auténtica marea humana. Algo que, obviamente, es bueno para el comercio, el turismo y la economía local; pero que nos vuelve locos a los que trabajamos aquí durante los doce meses del año y experimentamos de la noche a la mañana ese brutal cambio de ritmo.

Acces platja

Todo se dispara durante el verano: las colas para comprar el pan, el consumo de agua, los atascos, el agobio en la playa, el tiempo de espera para que venga un fontanero… Consecuencias lógicas de multiplicar por diez una población que durante el invierno no representa ni el 5% de la que vive en Alcalá de Henares.

Pero ahora ya se fueron casi todos. Volvemos a ser aquí los cuatro gatos de siempre. El escenario es el mismo, el tiempo sigue siendo casi igual de bueno (si bien las primeras lluvias tras el estío amenazan desde el interior de la provincia) y la tranquilidad es la reina del baile de Oropesa del mar.

Durante todo el verano no he podido permitírmelo; pero ahora nada me impide detenerme a contemplar durante un rato esa tranquilidad que desprende la costa cuando se queda en completa soledad.

Autoretrato

Adoro el otoño.

Estadísticas: Agosto de 2012

Atrás quedó ya Agosto; tiempo de vacaciones para muchos aunque no precisamente para mí. Lo normal es que durante el mes de asueto por excelencia (al menos en España) las visitas hubieran caído en picado, pero no ha sido así y las cifras son más o menos las mismas que en Julio como podéis ver en la siguiente gráfica:

En total, durante el mes de Agosto ha habido 63219 visitas al blog, lo que representa un decremento del 0,4% con respecto al mes anterior. Del mismo modo, el promedio diario durante este periodo de tiempo se sitúa en 2039 visitas, siendo el máximo mensual el correspondiente al día 21 con 2453 y el mínimo al 4 con 1460.

Ya está aquí Septiembre un año más con su vuelta al cole, sus primeras lluvias, su bajada de temperaturas, sus tempranos atardeceres… pero también con la vuelta a la tranquilidad y lo que ello representa para mí fotográfica e inspirativamente hablando.

¡Nos leemos!

El nuevo sol

Darse una vuelta por los alrededores de Oropesa del Mar en las horas centrales del día es contemplar un ir y venir de gente por todos sus rincones. Estamos en pleno mes de Agosto y esta localidad castellonense (como todas las del litoral mediterráneo) se encuentra prácticamente al completo en lo que a veraneantes se refiere.

Sin embargo, incluso a estas alturas del año podemos lograr imágenes llenas de paz y tranquilidad si somos capaces de sobreponernos a la pereza y ganar al sol en su carrera por conquistar los cielos. Si nos levantamos a las once de la mañana nos encontraremos un sol radiante que lo baña todo con una luz blanca azulada; pero si elegimos el momento preciso los tonos del cielo serán muy diferentes y la suave iluminación realzará todas las texturas.

Amanecer

Lo que veis en la fotografía que hay sobre estas líneas son las aguas de la playa de la Renegá al amanecer, ya que el sábado a primera hora me tuve que acercar por esa zona por cuestiones de trabajo y aproveché para llevarme la cámara porque ya en casa me di cuenta de que al estar saliendo el sol entre nubes podría conseguir alguna instantánea interesante.

Por cierto, algunos ya os habréis dado cuenta de que en esta ocasión no he hecho caso de la regla de los tercios; pero es que al fin y al cabo las normas de composición están para romperlas, ¿no?

Y llegó Septiembre

Un buen día sales a la calle como todas las mañanas y te das cuenta del extraño silencio que lo invade todo: no hay gente cargando con sombrillas dispuesta a coger sitio en la playa, no hay coches dando vueltas de un lado a otro, ni rastro de teles a todo volumen con las habituales tertulias matutinas ni tampoco se escucha el típico griterío de niños al pasar junto a la piscina.

Luz

Septiembre ya llegó y con él la tranquilidad que reina en esta localidad mediterránea durante la mayor parte del año. Esto implica que por aquí viviremos más relajados hasta la próxima Semana Santa; así que a partir de ahora tendré algo más de tiempo libre para poder recorrer otros rincones de la geografía Castellonense acompañado de mi cámara y mi pequeño Moleskine, que es una idea que me rondaba la cabeza desde hace tiempo y que ahora podré poner al fin en práctica.

Diez pequeños consejos para hacer mejores fotos

Decían que las bicicletas son para el verano; pero lo que más se ve en esta época del año son cámaras de fotos. Por tanto, mejor que enseñaros a pedalear he pensado que podría ser interesante dar un repaso rápido a algunos conceptos muy simples que os permitirán hacer mejores fotografías durante estas vacaciones que para muchos acaban de comenzar.

Setas de verano

Sea como sea, todo lo que voy a contaros en estas líneas está desarrollado en los artículos que he ido publicando tiempo atrás; pero la idea es resumir en pocas palabras una decena de conceptos sencillos que se pueden aplicar a cualquier cámara ya sea réflex, compacta o bridge y si queréis ampliar información podéis hacer click en los enlaces relacionados que hay bajo cada foto de ejemplo; ya que os llevarán a un artículo más extenso sobre el tema en cuestión.

1. Llena el encuadre

Un elemento que llene el encuadre siempre será más atractivo que otro que apenas sea una miniatura en el centro de la imagen.

Días floridos II

Al hacer una foto intenta llenar el encuadre

2. Aplica zoom óptico a los retratos

A la hora de hacer un retrato desenfocaremos más el fondo si aplicamos zoom óptico (un objetivo con distancia focal larga en el caso de las réflex) lo que resaltará al sujeto principal.

Apmomp (retrato de medio cuerpo)

Retratos con focales largas y aperturas grandes

3. Busca perspectivas originales

No te quedes en la típica foto tomada a la altura de los ojos apuntando de frente. Agáchate, súbete a un banco, apunta hacia arriba o hacia abajo… Un elemento de lo más cotidiano cobra una dimensión sorprendente visto desde un ángulo original.

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Tipos de planos en fotografía en función del ángulo de visión

4. Aplica la regla de los tercios

Aunque a veces funciona, en general trata de huir de la simetría. El modo más sencillo de hacerlo es la regla de los tercios, que se basa en colocar los elementos principales fuera del centro del encuadre.

A la sombra

La regla de los tercios

5. Sujeta correctamente tu cámara

Usa siempre las dos manos para agarrar tu cámara (sea del tipo que sea) porque de ese modo evitarás vibraciones que darán al traste con la nitidez de tus imágenes.

Luis en multiángulo

Cómo sujetar correctamente una cámara réflex

6. Sé consciente de que la luz lo es todo en fotografía

Dado que la fotografía consiste en captar la luz que reflejan las cosas, entenderéis que las condiciones luminosas son básicas a la hora de lograr una foto atractiva. Por mucho que dominéis los programas de retoque fotográfico, siempre es recomendable partir de una buena base.

Soportales

La importancia de la luz en la fotografía de exteriores

Dos formas distintas de fotografiar el atardecer

7. Busca la máxima nitidez

Para mí es fundamental captar las cosas del modo más nítido posible y, en general, creo que esto siempre ayuda a conseguir imágenes visualmente atractivas que captan la atención del espectador.

Morro de gos

Consejos para mejorar la nitidez de nuestras fotos

8. Juega con los enfoques y los desenfoques

Conseguir una gran nitidez en el sujeto principal de la fotografía desenfocando al mismo tiempo el resto de los elementos hará que la atención del espectador se centre en ese motivo principal, por lo que usando la técnica adecuada podemos destacar lo que nosotros queramos.

Lechuza

Jugando con la profundidad de campo

Jugando con los desenfoques

9. Aprovecha la fuerza del blanco y negro

El blanco y negro no es cosa del pasado, ya que ayuda mucho en aquellas composiciones donde las formas y las texturas son lo principal por encima de las tonalidades de la imagen.

¿Campo de concentración?

El mundo en blanco y negro

10. Diviértete

A no ser que seas un profesional de la fotografía, de lo que se trata a la hora de salir con la cámara es de pasar un buen rato; así que aprovecha esos días en los que te sientes inspirado y nunca salgas a hacer fotos si ves que en realidad no te apetece demasiado.

Miradas

Las fotografías no se hacen; se sienten

Si a la hora de salir a hacer fotos aplicáis algunos de estos consejos os daréis cuenta de que vuestras imágenes ganan puntos; así que aprovechad ahora que hay muchas horas de luz y practicad todo lo que podáis, que seguro que durante el frío invierno os gusta echar un vistazo a esos recuerdos veraniegos.

* Todos los artículos de este tipo en https://luipermom.wordpress.com/fotografia

Cambios supersónicos

Aunque no hace mucho os hablaba de cambios que transcurren muy lentamente hoy me voy a referir a cosas que llegan de un modo prácticamente supersónico; y es que lo de la afluencia de gente durante el verano en Oropesa del Mar es sencillamente alucinante.

Cierto es que antes yo era uno más de los turistas que abarrotan los rincones de esta localidad estos días; pero ahora que vivo aquí permanentemente me doy más cuenta que nunca del subidón que se produce el 15 de Julio. De buenas a primeras, un día bajas después de cenar a dar una vuelta y te das cuenta de que las terrazas de los bares están hasta arriba de gente y que hasta para caminar por el paseo marítimo hay que ir abriéndose paso entre la multitud.

Pero si queréis una muestra visual de esto que os digo, aquí tenéis un par de fotografías de la playa de Morro de Gos entre las que tan sólo hay seis días de diferencia:

Morro de gos

Fotografía tomada el día 10 de Julio a las 18:05

Segunda quincena de Julio

Fotografía tomada el 16 de Julio a las 18:50

Como podéis ver la afluencia de gente en apenas una semana ha sido brutal; y eso es algo que se nota no sólo a la hora de bajar a la playa, sino también de comprar el pan o aparcar en el pueblo después del trabajo para hacer unas fotos.

Más o menos este será el panorama diario de aquí a un mes; pero del mismo modo que ha llegado toda esta gente, a partir de la última semana de Agosto volverá la tranquilidad y el silencio que reina en estas tierras cuando no estamos en temporada alta.

Estadísticas: Agosto de 2010

Este mes de Agosto ha supuesto un nuevo récord en el número de visitas al blog; cosa que me sorprende especialmente por ser un mes típico de desconexión y de no hacer demasiado caso al ordenador.

Como se puede ver en las gráfica que tenéis a continuación, todavía no hemos superado el pico puntual de 54000 visitas que tuvo lugar hace ahora un año, pero si la tendencia continua al alza no sería de extrañar que por fin se superara dicha cifra sin necesidad de ningún «efecto menéame» o similares. Además, el incremento con respecto al mes anterior (superior al 11%) es uno de los más altos en los cerca de tres años de vida de este pequeño rincón de Internet, lo que representa una sorpresa de lo más agradable.

En total, durante el mes de Agosto ha habido 45382 visitas al blog, lo que representa un incremento del 11,3% con respecto al mes anterior. Del mismo modo, el promedio diario durante este periodo de tiempo se sitúa en 1464 visitas, siendo el máximo mensual el correspondiente al día 25 con 1794 y el mínimo al 21 con 1034.

Como siempre os digo en estas entradas, las buenas cifras de visitas (ningún día han bajado del millar) se deben a que muchos de los que habéis pasado alguna vez por aquí habéis «conectado» con lo que suelo contar y habéis repetido posteriormente. De hecho las suscripciones por RSS siguen aproximadamente la misma tónica que el número de visitas, lo que es un buen indicativo del estado de salud del blog.

¡Un saludo y gracias por leerme!

Estadísticas: Junio de 2010

El mes de Junio pasó volando; y aunque hubo un cierto descenso en cuanto al número de visitas, esto es comprensible en parte porque estamos en épocas del año que propician que la gente pase su tiempo libre en la calle y también porque no he escrito demasiado en las últimas dos o tres semanas. De hecho, durante la semana de vacaciones que he pasado en la playa pensé que iba a redactar unos cuantos artículos y al final han sido bastantes menos de lo esperado.

En cualquier caso, las cifras de visitas se sitúan en los niveles de Abril, lo cual está más que bien y me demuestra que todavía no os habéis aburrido de mí  😛

En total, durante el mes de Junio ha habido 38861 visitas al blog, lo que representa un decremento del 8,6% con respecto al mes anterior. Del mismo modo, el promedio diario durante este periodo de tiempo se sitúa en 1278 visitas, siendo el máximo mensual el correspondiente al día 15 con 1529 y el mínimo al 19 con 974.

Como ya sabéis, más allá de las cifras y los promedios, lo que a mí me importa es la cercanía con todos vosotros y el ver que cada día sois más los que pasáis por aquí de forma regular ya sea porque me visitáis con frecuencia o porque estáis suscritos por RSS. Como siempre, mi agradecimiento por vuestra atención y vuestro tiempo.

Pasado, presente y futuro

Breves pero intensas. Así han sido mis pequeñas vacaciones de este verano que ahora me tengo que conformar con recordar desde Alcalá.

La verdad es que esta última semana se me ha pasado a toda velocidad, pero si echo la vista atrás me doy cuenta de que no he parado ni media hora porque al ir a la playa durante unos pocos días el cambio de mentalidad con respecto a pasar allí un mes entero es bastante radical.

He caminado muchos kilómetros mañanas, tardes y noches (mis todavía doloridos pies pueden dar fe de ello), he llevado mi cámara por todos los rincones que he podido, he bajado a la playa todas las mañanas, nunca me he levantado más tarde de las 8:00, me he encontrado con personas a las que hacía mucho tiempo que no veía, he descubierto discos fantásticos… En definitiva, ha sido una semana muy provechosa en la que también he podido pensar mucho en mi propio futuro y darme cuenta de lo afortunado que soy en muchos aspectos.

Obviamente tengo guardados en mi memoria mil recuerdos y pensamientos muy recientes que darán para unas cuantas entradas que iré escribiendo de aquí a unas semanas; pero también hay un centenar de fotografías de las que ya os he mostrado algunas de ellas por aquí. Sin embargo, la única que hoy quería enseñaros es la que resume a la perfección estos días porque en ella se combinan soledad, nostalgia y un pequeño guiño al futuro:

Verano azul

Ninguna de las 99 fotografías restantes es capaz de expresar mejor lo que he sentido durante los últimos siete días. Una imagen que tenía en mi cabeza prácticamente desde que puse el pie en Oropesa del Mar el pasado Sabado 19 de Junio; pero que no encontré hasta anteayer de pura casualidad mientras daba un largo paseo a pleno sol después de comer.

En los próximos días os mostraré muchas imágenes que ilustrarán diversos artículos, pero ya os adelanto que ninguna de ellas me llena tanto como la de esta bicicleta varada en la playa de La Concha.

Rincones, rincones, rincones…

Los que me conocéis de hace tiempo ya sabéis lo especial que es para mí esta localidad castellonense en la que he pasado todos los veranos de mi vida y alguna que otra semana santa. Sus rincones y sus vistas al mar suponen una tentación que no soy capaz de dejar de fotografiar, así que ahí van algunos lugares que estos días me han resultado especialmente pintorescos.

Digamos que es mi pequeño homenaje gráfico al lugar que me ha servido de escenario para mil y una aventuras y al que puede que dentro de poco tenga ocasión de devolverle con creces todo lo que me ha dado en estos años.

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Algodón

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Mañanas de sol y playa

Antes de venir aquí no tenía muy claro si iba a hacer buen tiempo o no. Sin embargo todos y cada uno de los días han sido tal que así: mucho sol, mucho calor y cero lluvias.

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Y aunque hay que reconocer que el agua está bastante fría, no he faltado a mi cita con el Mediterráneo ni una sola mañana; porque meterse en el mar cuesta un poco, pero una vez que te pones a nadar ya no quieres salir por nada del mundo de lo a gusto que se está.

¡Lástima que este mini-verano esté a punto de terminar!

Fotografías que reflejan paz y sosiego

Desde que he llegado a Oropesa del Mar noto que fotográficamente estoy bastante inspirado y mis imágenes reflejan la paz interior que siento. Y es que os aseguro que mirar a una playa y alcanzar con la vista apenas a tres o cuatro personas dispersas es toda una experiencia que me está permitiendo captar una serie de imágenes serenas y muy representativas de mi estado de ánimo.

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El haber podido desconectar completamente del trabajo y del día a día en la ciudad ha hecho que esté en un perpetuo estado de relajación que se nota en todo lo que hago: camino más despacio, apenas miro el reloj, me fijo todavía más en los pequeños detalles que me voy encontrando cada día… De hecho duermo tan bien por las noches que me levanto a las siete y media de la mañana fresco como una lechuga aunque me acueste tarde. Y claro, al madrugar tanto los días cunden una barbaridad.

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Adoro dar un paseo a las ocho de la mañana por la playa para redescubrirla desierta a esas horas. Me encanta ver cómo se van apagando los últimos rayos de sol a la hora de cenar… Estos días se me están pasando a toda velocidad, pero me están sentando de maravilla.

Por cierto, tengo un montón de fotografías hechas; pero sólo he podido subir a Flickr poco más de quince de las cuales os ofrezco una breve selección junto a estas líneas. Si ocurre un milagro con mi conexión a Internet os iré ofreciendo algunas más; pero de momento mis intentos están siendo infructuosos. En el peor de los casos subiré todas las restantes al regresar a Alcalá.

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Por cierto, al pasarme el día dando vueltas por la playa en apenas tres días me he puesto «como un conguito». Si el tiempo no cambia de aquí al fin de semana y sigo pasando las horas dando vueltas bajo el sol, al llegar a Alcalá no me va a reconocer ni mi hermano  😀

El calor de la mañana y los recuerdos asociados

Llega el buen tiempo y parece que es para quedarse. Algo muy lógico si tenemos en cuenta que estamos a punto de iniciar el mes de Junio.

Luz + sol + calor = primavera

Reconozco que este año las cosas han cambiado radicalmente: cuando estaba en la universidad siempre era consciente de la época en la que me encontraba. Sin embargo, una vez metido de lleno en el mundo laboral las semanas pasan y uno no es consciente de ello hasta que un día se da cuenta de que puede ir por la calle a las ocho de la mañana en manga corta perfectamente; señal de que el verano prácticamente está asomando por la puerta.

Estos calores de primera hora de la mañana antes los asociaba a exámenes, prácticas y demás asuntos relacionados con el mundillo académico. Siempre me acuerdo por estas fechas de algunos exámenes de química en el instituto, de las temidas prácticas finales de las asignaturas de programación en la universidad… Eran síntomas que anunciaban la llegada del final de cada curso y que me traen muy buenos recuerdos porque poco después vendrían las vacaciones, la playa y todo lo demás.

Este verano será muy diferente, de eso no hay duda. Mis circunstancias han cambiado, mis perspectivas de futuro también y es posible que dentro de unos meses haya bastantes cambios en mi vida. Sin embargo, cada vez que bajo a la calle poco después del amanecer y no siento el frío en mi piel no puedo evitar sentir una agradable sensación que me transporta a épocas pasadas.