Un día estuve a punto de perder la Rovyvon Aurora A1 que hasta hace poco iba en mi llavero porque usándola en el trabajo casi se me cae a una arqueta. Tuve suerte y la pude agarrar al vuelo, pero por un instante la vi en el fondo de un pozo de cinco metros lleno de agua sucia. En ese momento decidí hacerme con una linterna específica para usar en mi trabajo aprovechando que uno de nuestros proveedores dispone de una amplia gama de dispositivos de iluminación, así que mi elección fue esta de la que hoy os voy a hablar y que desde entonces va en mi maletín a todos lados: la Rechargeable USB Pocket Tool-Light de RS PRO.
El cuerpo
El modelo que hoy nos ocupa tiene un aspecto bastante clásico, si bien hay un detalle que salta a la vista en cuanto la ves que se sale un poco de lo común; pero vamos primero con lo que es la linterna como tal y luego nos meteremos con los «complementos».
Como os decía, la linterna tiene un cuerpo cilíndrico fabricado en aluminio anodizado color negro a expeción de un bisel frontal del mismo material pero plateado, contando con un botón de control lateral hecho de goma traslúcida, batería interna de 3,7 V 650 mAh (no reemplazable por el usuario) recargable por puerto microUSB y un potente imán en la parte trasera para poder fijarla en ciertas superficies metálicas y de ese modo trabajar con las manos libres.
En cuanto a dimensiones, la longitud es de 94,5 mm y el diámetro de 26,5 mm. El peso se queda en 110 gramos, que es bastante alto para lo que estoy acostumbrado en las linternas que uso a modo personal, pero que no me parece excesivo puesto que estamos ante una herramienta de trabajo.
Lo único que viene en la caja además de la propia linterna es un cable microUSB para su carga, prescindiendo de clips, correas, fundas o similares. Lo que sí que acompaña a la linterna es una herramienta multifunción que va anclada directamente en el cuerpo y que nos permitirá trastear con pequeñas tuercas y tornillos hexagonales y con tornillos tanto de cabeza lisa como de estrella; si bien con bastantes limitaciones.
A la hora de iluminar, la Pocket-Light dispone de cinco modos de funcionamiento que se van recorriendo de forma cíclica a base de pulsaciones del único botón que posee:
Apagado
Alto: 600 lumens (50 minutos)
Bajo: 165 lumens (110 minutos)
Estroboscópico: 60 minutos
SOS: 80 minutos
La linterna posee un grabado en su frontal que nos advierte del peligro por alta temperatura de esa zona, pero como he podido comprobar en otras ocasiones es casi una cosa más de postureo que de riesgo real, ya que he tenido la linterna encendida en el modo alto durante un buen rato y tan sólo la notaba templada al tacto.
Por cierto, este modelo no posee ningún tipo de bloqueo para evitar encendidos accidentales, así que habrá que tener un poco de cuidado dónde la guardamos, ya que si va en una funda muy apretada junto a otros elementos es posible que cuando tengamos que echar mano de ella nos encontremos la batería agotada.
La linterna posee certificación IPx4, lo que la hace resistente a salpicaduras y poco más. En cuanto a las caídas, el fabricante no dice nada, aunque por otros modelos de construcción semejante que han pasado por mis manos apostaría a que aguanta hasta un metro de altura sin grandes destrozos más allá de algunos arañazos en el anodizado.
La luz
No dispongo de información técnica sobre el LED que emplea esta linterna, pero sí os puedo decir que la luz que emite es de un blanco bastante puro y que se concentra en la parte central del haz en parte por el reflector pulido con el que cuenta tras la lente lisa frontal la cual, por cierto, va a rosca y es desmontable. No hay por tanto lente TIR ni reflectores de piel de naranja; y de ahí que la distribución de la luz sea bastante desigual formando anillos pero, como os decía antes, concentrándola principalmente en la zona central.
Rodeando el punto central que os decía tenemos un halo amarillento y de forma más extrerior una corona donde la intensidad lumínica es menor y más allá de ella unos anillos concéntricos que dan paso a la oscuridad. Como veis, una mezcla de luces y sombras que a mí no me acaba de convencer del todo por sus múltiples discontinuidades.
Para mi gusto deslumbra un poco de más por ese potente punto central donde se concentra la mayor parte del haz luminoso, pero también es verdad que si la estamos usando para buscar algo en una oscura lejanía esta característica hace que pueda llegar más allá que una en la que la luz esté distribuida de un modo más uniforme.
No es, por tanto, una linterna con la que vayamos a obtener una calidad lumínica para tirar cohetes, pero sí que es cierto que los dos modos principales están bien dimensionados para la finalidad que va a tener: localizar algo en la oscuridad o avanzar en una instalación a oscuras para el modo Alto (600 lumens, 50 minutos) y trabajar sobre un equipo en condiciones de baja visibilidad usando el modo Bajo (165 lumens, 110 minutos).
Eso sí, comentar que hay una fuerte presencia de PWM tanto en el modo Alto como en el Bajo. Y encontrarlo en modos poco potentes no es raro por la propia concepción de la regulación mediante PWM; pero es que en este caso se nota bastante incluso en el Alto, lo cual me indica que el LED podría sacar más lumens si en dicho modo la corriente por el emisor fuera constante. Cosas de los diseñadores y del ahorro de costes, supongo, porque en modelos como las Trustfire Mini-07 y Mini-08, los modos más bajos tenían mucho PWM, pero en el más alto la emisión de luz era constante. Y es que, vuelvo a insistir, se trata de la primera linterna con la que me topo que emplea PWM en su modo más potente.
Las sensaciones
Por su diámetro y construcción se trata de una linterna que se nota muy sólida en la mano; aunque también algo pesada, algo a lo que contribuye el generoso imán de neodimio de su base. Se sujeta cómodamente y además la herramienta adjunta sirve de mosquetón por si queremos colgarla de alguna argolla o similar.
Lo peor de esta linterna (que también ocurre en muchos modelos enfocados al trabajo) es que los modos van avanzando secuencialmente y por tanto si estamos usando el modo Alto, para apagarla tendremos que pasar antes por el Bajo, el Estroboscópico y el SOS; lo cual a mí se me hace muy cansino en la mayoría de las ocasiones y nos hace parecer un foco de discoteca andante.
Por suerte (por la cantidad de veces que nos toca pulsarlo) el tacto del botón es bastante bueno y resulta agradable de presionar gracias al click definido que hace y la goma que lo recubre. A la hora de usarlo me recuerda mucho al que lleva la Olight S1 Baton y además tiene un LED bajo su superficie que se ilumina en verde o en rojo para señalar el estado de carga.
Lo que no me gusta nada es la idea de la herramienta multifunción acoplada al cuerpo de la linterna porque con ella puesta se hace muy incómoda de llevar encima y quitándola (hay que girar el anillo posterior hasta alinear una circunferencia que permite extraerla) queda un hueco en el cuerpo de la linterna tan antiestético como inútil.
Además, es que la herramienta no sirve apenas para nada, ya que aparte de estar fabricada en un aluminio bastante endeble, el destornillador plano es demasiado grueso y las «llaves exagonales» son sólo para tornillería M5 y M6, así que su uso está bastante limitado. El que veo algo más práctico es el destornillador Phillips, pues es de acero y es de un tamaño bastante habitual.
Conclusión
El que hoy analizamos no es un modelo ni especialmente cómodo de llevar siempre encima ni da una calidad de luz especialmente destacable; pero sí que está bien diseñada para ir en una caja de herramientas y servirnos de fuente de luminosa cuando nos toca trabajar en entornos oscuros.
Pese al marcado PWM, sus dos modos principales están bien dimensionados para el uso habitual de una linterna como esta. A los otros dos (estroboscópico y SOS) no les veo gran utilidad, y el problema es que tendremos que pasar por ellos cada vez que queramos apagar la linterna porque el acceso a ellos es siempre secuencial.
Por lo demás, se agradece la carga por USB (siempre es mucho más cómodo que las pilas) y el imán de la base para fijarla a superficies metálicas. Aun así, no pasará a la historia de las linternas porque tampoco ofrece mucho más que otras que hay a la venta en ferreterías y tiendas de bricolaje por su mismo precio.
Hace ya un par de años, una minúscula linterna de titanio se ganó un lugar en mi llavero y durante el tiempo que me acompañó me sacó de bastantes apuros tanto en mi trabajo como en mi vida personal. Y aunque es verdad que en los últimos tiempos no hago más que verle las ventajas a los modelos con batería integrada, sigo admirando a las campeonas del minimalismo como esta Olight i1R 2 EOS, que es el modelo más pequeño que la marca comercializa actualmente.
Como podéis ver en la fotografía anterior, he optado por una edición un poco especial que es la denominada Desert tan que consiste en que el anodizado del aluminio es de color arena oscura; aunque a mí más bien me recuerda al chocolate o a los granos del café. Ya que estaba preferí elegir una edición que fuera algo diferente a la típica linterna de color negro para darle un poco de color a mi colección, vaya.
El cuerpo
El tamaño de la i1R 2 EOS es realmente diminuto. Sus dimensiones son 44 mm de largo por 15 de diámetro y tiene un peso de 13 gramos. Por su especial distribución, la parte móvil no va a ser la cabeza sino el cuerpo, ya que en este caso éste tiene una longitud mucho menor que la parte donde va alojado el LED de forma que aunque todo es relativo, lo que en realidad vamos a mover para encender la linterna, cambiar entre sus dos modos de funcionamiento y acceder al puerto de carga microUSB es el cuerpo.
La batería empleada por esta minúscula linterna es una 10180 de iones de litio; sólo que a diferencia de la Wuben que usé durante muchos meses, esta no es accesible por el usuario porque va en un compartimento sellado inaccesible para el usuario. No conozco el dato de capacidad de la misma, pero por sus dimensiones todas ellas se suelen mover entre los 70 y los 90 mAh, así que no creo que esta sea una excepción.
Para acceder al puerto de carga debemos girar en sentido antihorario el cuerpo de la linterna de modo que llegará un punto en el que actuará un muelle interno que desplegará aproximadamente un centímetro el cuerpo dejando a la vista el conector y un pequeño LED que se pondrá rojo o verde dependiendo de si la linterna está cargando o ya ha terminado el proceso.
Desde luego lo de extender el cuerpo es, a efectos prácticos, un sistema mucho mejor que el de la mayoría de las linternas de este tipo que nos obligan a desmontar la cabeza para poder conectar el cable de carga con el riesgo de que podamos perderla. Ah, comentar que la linterna tiene un precio de unos 15 euros y que en la caja viene de regalo un cable microUSB con los extremos azules así como un pequeño mosquetón. Por supuesto, en la parte trasera de la linterna tenemos un enganche donde va integrada una anilla de acero que podemos desmontar si no queremos hacer uso de ella.
La Olight i1R 2 EOS tiene una serie de líneas longitudinales tanto en la cabeza como en el cuerpo muy típicas de la marca que nos permiten agarrar con seguridad la linterna. No son muy profundas, pero al ser tantas la rugosidad es suficiente como para que no se nos vaya al suelo un aparato del tamaño del que hoy os muestro, así que muy bien por Olight en este sentido.
La linterna posee certificación IPX8, que implica que no se ha probado su resistencia al polvo pero que podemos sumergirla en agua a un metro de profundidad durante todo el tiempo que queramos. Además, Olight asegura que resiste caídas de hasta 1,5 metros de altura; de modo que en principio que se os caiga del bolsillo no debería ser un problema.
La luz
En su modo Bajo la linterna que hoy analizamos ofrece 5 lumens que, si bien pueden parecer pocos, nos ayudarán a localizar algo en plena oscuridad o a meter la llave en una cerradura mal iluminada. Si giramos un poco más el cuerpo pasaremos al modo Alto, que da unos sorprendentes 150 lumens aunque reduce la autonomía a escasos 15 minutos frente a las seis largas horas del modo anterior. Aclarar que los tiempos que declara Olight no son hasta que la linterna se apaga; sino hasta que la luz baja a un 50% del valor inicial del modo. Por lo que he comprobado, son valores cercanos a la realidad.
Por cierto, me hace mucha gracia la chuleta que tenemos en la parte trasera para que nos acordemos de cómo va esto de los modos. Es la linterna-llavero ideal para los despistados.
En lo que respecta al emisor de luz, se trata de un LED en formato CSP (mayor integración de componentes para conseguir un encapsulado de menor tamaño) con una lente TIR sobre él que consigue un haz de luz suave pero que llama la atención por tener forma cuadrada; cosa que ocurría con la Nitecore TIP2 por la forma de su frontal pero no en linternas de cuerpo cilíndrico como esta.
Sea como sea, la luz es muy blanca, bien distribuida en un haz bastante ancho y en su modo más potente es capaz de iluminar a unos cuantos metros, cosa que no creo que sea necesaria salvo en ocasiones contadas, ya que el propósito de este tipo de linternas es servir de luz auxiliar para ciertas tareas del día a día y el modo Alto nos dejaría sin batería en un momento.
Las sensaciones
Jugar con la linterna entre los dedos es una delicia por el tacto suave de sus roscas, el sistema de extensión por muelle y por la calidad de sus acabados (Olight apenas tiene rival en ese sentido). Con su minúsculo tamaño no tiene sentido fuera de un llavero porque corremos el riesgo de perderla, lo que sería una pena.
El anodizado es de un tono original y parece resistente. Sé que el modelo anterior ha vivido en llaveros de gente durante mucho tiempo y ha aguantado el tipo más o menos bien, por lo que no creo que sus diseñadores hayan decidido dar un paso atrás en este sentido, pero esta es la típica cuestión que sólo el tiempo podrá respondernos.
En cuanto al uso, como todas las linternas de este tipo, todo es cuestión de tenerla a mano y ser conscientes de que está ahí. Cuando se junten esos dos factores veréis que la utilizáis multitud de veces al día en todas esas cosas que sin su empleo podríamos hacerlas pero nos obligarían a forzar la vista.
Ese es el sentido práctico de este tipo de modelos, ya que si para abrir la puerta de casa cuando no funciona la luz del descansillo tenemos que abrir la mochila, sacar el móvil y alumbrar al final lo haremos tanteando a oscuras. Sin embargo, si en las propias llaves que nos hemos sacado del bolsillo llevamos una luz que nos ayude a ver con claridad la cerradura no dudaremos en usarla.
Conclusión
Os la recomiendo si no tenéis otra linterna de este tipo porque al final son todas muy similares. En mi caso me hice con ella porque me llamaba la atención por el sistema de plegado/extendido del cuerpo para cargarla y porque me parece que Olight tiene unos acabados a los que otros fabricantes no son capaces de llegar.
Si no tenéis ninguna linterna de este tamaño (no es mucho más grande que la yema de un dedo) os recomiendo que la probéis y os daréis cuenta de las ventajas que tiene llevarla siempre encima. De todos modos, en los próximos días hablaremos de alguna opción más en esta gama de linternas, así que si estáis indecisos estada al tanto del blog.
Hasta hace pocas semanas una Nitecore Tube de color negro iba siempre en mi llavero para todas esas ocasiones en las que viene muy bien tener una pequeña fuente de luz a mano. Sin embargo, cuando vi en Amazon esta linterna de la que hoy os voy a hablar llamó mi atención de inmediato, así que la compré y la verdad es que estoy encantado con ella desde el primer momento. Ahora os cuento por qué.
Este modelo de la casi desconocida marca Wuben aúna dos elementos que me de por si ya me fascinan por separado: las linternas y el titanio. Cierto es que tengo una Thrunite fabricada en este material que, para mí, es una de las estrellas de mi colección; pero quería algo más simple que pudiera llevar en mi bolsillo sin sufrir demasiado si se arañaba con las llaves. Además, se trata de un modelo realmente minúsculo y con una batería de litio reemplazable y recargable a través de un puerto microUSB. ¿Qué más podría pedir?
Wuben nos presenta esta linterna como un accesorio de moda hasta el punto de que viene acompañado de una fina cadena plateada por si nos la queremos colgar del cuello a modo de adorno. Sin embargo, nada nos impide (como hice yo) colocarle una pequeña anilla para integrarla en nuestro llavero y tenerla así siempre a mano.
Sus medidas son de aproximadamente 43 mm de largo por 13 de diámetro y tiene un peso de 21 gramos. Como veis, se trata de un modelo de muy pequeño tamaño que además al estar fabricado en titanio y llevar una batería de litio también es muy liviano.
Dicha batería no es muy habitual pero es estándar, de modo que se pueden encontrar repuestos tanto en tiendas de electrónica como en eBay y similares. Se trata de un modelo de iones de litio con referencia 10180 (4,2 Vcc. 70 mA/h) de tan sólo 18 mm de largo; y aunque es posible que haya cargadores así de pequeños para este tipo de baterías, lo mejor es recargarla dentro de la propia linterna. Un proceso que lleva aproximadamente una hora y que se realiza desenroscando la cabeza de la linterna para dejar al descubierto un puerto microUSB estándar oculto bajo la propia rosca.
Por cierto, junto al puerto de carga hay un pequeñísimo LED que se ilumina en color rojo durante la carga de la batería pasando a verde cuando esta se encuentra completamente cargada. La electrónica de la linterna corta la corriente de entrada cuando la batería no necesita más carga, de modo que no hay posibilidad de que la batería se sobrecargue.
En cuanto al uso como tal, la linterna se activa roscando la cabeza en sentido horario hasta el punto en el que veamos que se enciende. Ese es el modo más bajo (3 lumens, 6 horas) pero luego tenemos un segundo modo que se activa dando media vuelta más a la cabeza y el cual da bastante más luz de lo que una linterna de este tamaño nos podría hacer creer (130 lumens, 40 minutos). De hecho cuando le enseño esta linterna a alguien la enciendo y suele decir «Ah, pues da bastante luz» pero cuando conmuto al segundo modo abre los ojos como platos y exclama «pero… ¿y eso?» 😮
Que la linterna esté fabricada en titanio es un punto muy grande a su favor a la hora de ir junto a llaves y monedas en el bolsillo, ya que al ser un material muy duro no se marca con los inevitables roces que va a sufrir constantemente. De hecho mi linterna está prácticamente como el primer día pese a que soy una persona que camina bastante y que lleva ya cerca de un mes haciéndome compañía.
Comentaros que el LED es un CREE XP-G2, que ya es un clásico en el mundo de las linternas de pequeño tamaño y que su tonalidad es bastante fría. No aprecio rastro de PWM en ninguno de sus modos y la linterna se supone que resiste caídas de metro y medio e inmersiones de hasta 2 metros. Mi consejo es que esto último no os lo toméis al pie de la letra y que simplemente penséis que aguanta un trato duro y que no pasa nada si se moja un poco.
En cuanto a precio, normalmente en Amazon suele encontrarse por unos treinta y muchos euros, pero cuando la vi fue gracias a una de esas «ofertas flash» que aparecen de vez en cuando y si no recuerdo mal me salió por aproximadamente veinte euros, que para mi gusto no está mal para un producto de este tipo.
Y poco más os puedo contar de esta pequeña linterna porque creo que con lo que os he expuesto os haréis una buena idea del servicio que puede prestar. De todos modos, para que se aprecie el tamaño que tiene he hecho la fotografía que tenéis bajo estas líneas en la que he juntado la Wuben con una Olight i3E EOS, una Nitecore Tube y una moneda de 2 euros de origen italiano.
Dentro del amplio mundo de las linternas EDC (las de pequeño tamaño que podemos llevar siempre encima) hay un modelo que se sale un poco de lo común tanto por su forma como por ser recargable a través de USB.
Lo normal es que estas pequeñas linternas que os digo lleven una pila AAA y sean de forma cilíndrica con el cuerpo generalmente fabricado en aluminio como, por ejemplo, la Fenix E05 o la Olight i3E EOS. Sin embargo, la Nitecore Tube está hecha en policarbonato, posee una batería de litio y su forma es plana de tal modo que la podemos llevar en cualquier bolsillo sin que nos demos cuenta siquiera de su presencia.
Hablando de dimensiones y peso, este modelo de Nitecore mide 56 x 21 x 8 mm y lleva la báscula hasta los 10 gramos, de modo que como podéis ver es todo un «peso pluma». En cuanto a precio, se suele encontrar entre 8 y 10 euros la unidad, así que estamos ante un modelo relativamente económico.
Como os comentaba al principio, una de las peculiaridades de esta linterna es que se recarga mediante un puerto microUSB de manera que seguro que siempre tenemos cerca algún cable al que engancharla durante poco más de una hora, que es el tiempo que tarda en cargarse si está totalmente vacía de energía. Por cierto, durante la carga de la batería permanece encendido un pequeño LED dentro del cuerpo de la linterna.
Esta Nitecore Tube es la que empleé en mi entrada sobre la regulación por PWM para mostraros de una forma visual cómo se aprecia esta funcionalidad. Por tanto, ya sabéis que en el modo más bajo de potencia tiene una frecuencia de conmutación de unos 550 Hz (que es bastante visible al ojo humano), que en los modos intermedios la frecuencia es de unos 3000 Hz y que a si máxima potencia no se emplea PWM de tal modo que no hay rastro de parpadeo alguno.
Comentar que en el envase de la linterna (tan plano como ella misma) viene dos anillas metálicas: una de pequeño tamaño y otra más como la de un llavero estándar. En las fotos que acompañan a este artículo está puesta la anilla pequeña, por cierto.
En cuanto a capacidad lumínica, no esperéis emplear una Tube para buscar supervivientes en la montaña convirtiendo la noche en día porque no es ni mucho menos su cometido. Más bien estará siempre en nuestro llavero a la espera de esas ocasiones en las que echamos de menos una luz que nos permita ver la cerradura de la puerta, orientarnos en la oscuridad durante un apagón, mirar esa ligera fuga de anticongelante debajo del coche…
El modo de menor potencia (1 lumen, 48 horas) es ideal para cuando nos levantamos de la cama en mitad de la noche y no queremos despertar a nuestra familia pero tampoco queremos dejarnos una canilla en la típica mesa baja del salón. Da una luz más que suficiente para ver por dónde nos estamos moviendo pero pasaremos totalmente inadvertidos para los durmientes de la casa. Eso sí, si sois epilépticos no mováis mucho la linterna delante de los ojos en ese modo de potencia por si acaso… Si la ponemos a máxima potencia emitirá 45 lumens durante una hora.
Otra peculiaridad de esta pequeña linterna es que hay un fácil acceso a los modos mínimo (una púlsación) y máximo (pulsación doble) pero también tenemos disponibles «infinitos» modos intermedios entre los que vamos regulando dejando el botón de encendido pulsado y viendo cómo va cambiando la intensidad luminosa.
Por último, me gustaría comentar que al principio no daba un duro por la tapa de goma que cubre el puerto microUSB, pero pese a llevar mucho tiempo dando vueltas en mi bolsillo sigue aguantando en su sitio y cumpliendo su función. Se nota que la goma está algo más débil, pero no se ha roto ni se ha deformado como al principio me temía. Y lo mismo digo del botón de encendido, que pese a lo rozado que está sigue teniendo un tacto ejemplar.
Comentaros ya para finalizar que la linterna está disponible en varios colores y en mi caso particular tengo una transparente y una negra (que es la que hasta hace bien poco me acompañaba en mi llavero). Además de esto también hay una versión ultravioleta de la que otro día os hablaré; aunque antes creo que sacaré a relucir el modelo que desde hace cosa de un mes viene conmigo a todas partes sustituyendo a la Tube y con el que estoy muy contento.
Los que conocéis un poco mis gustos sabéis que tengo debilidad por los diseños minimalistas y, en especial, por todas esas revisiones de gadgets que consisten básicamente en una miniaturización de la versión original de los mismos. Casos como los iPod nano y shuffle, las GameBoy Pocket y Micro, la Wii Mini y, como no, las sucesivas revisiones «slim» de la familia de sobremesa de Playstation (PS-One, PS2 slim y PS3 slim»y super-slim) siempre me han llamado mucho la atención y antes o después han acabado en mis manos.
Reconozco que muchas veces la compra de estos modelos se debe más a un impulso irracional que a una decisión meditada y madurada; pero es que cuando tienes delante de ti uno de estos aparatos y ves que su tamaño con respecto al original es tan reducido, al menos en mi caso no puedo evitar sentir una especial atracción por ellos.
Una compañera casi invisible para la tele del salón
El caso que hoy nos ocupa trata de la subida al carro de las microconsolas por parte de Sony que, viendo el éxito de crítica de OUYA y algunas otras competidoras no tan conocidas, ha querido introducir una de sus máquinas en nuestros salones pese a que las actuales máquinas de sobremesa ya no son patrimonio exclusivo de los aposentos de los pequeños de la casa. Además, ahora mismo podéis adquirir esta pequeña máquina en la web de una conocida cadena de tiendas de videojuegos por 55 €, algo que potencia ese impuso de querer hacerte con una la primera vez que la ves en vivo.
La idea de Playstation TV es la de expandir y complementar la experiencia que nos ofrecen el resto de videoconsolas de Sony ya sea continuando nuestra partida de PS4 en otro televisor de la casa a través de streaming, conectándonos a otra consola de sobremesa para acceder a contenido multimedia o ejecutar nativamente juegos de PS Vita, PSP o PSX sentados en el sofá.
Lo primero que llama la atención de Playstation TV son sus reducidísimas dimensiones, ya que esta mide apenas 65 x 105 x 13 mm, que viene a ser lo que abulta una baraja española normal y corriente. En cuanto al peso, son 110 gramos, por lo que también podemos comprarlo con el mazo de cartas anteriormente mencionado. Para que os hagáis una idea, podéis meter la consola en el bolsillo de una camisa y apenas notaréis que la lleváis encima.
El caso es que cuando desprecinté su caja de cartón azul y empecé a sacar los manuales, la caja que contiene los códigos de descarga de los tres juegos que vienen de regalo, el cable HDMI, el cargador… llegué a un punto en el que pensé que se habían olvidado de meter la máquina; pero no fue así y al fondo del todo, tras una solapa de cartón, estaba ella cuidadosamente envuelta en ese papel blanco-grisáceo que protege a todas las consolas de Sony hasta donde abarcan mis recuerdos.
La primera impresión al sostener la consola en la mano es de asombro: tiene el grosor justo para poder dar cabida a los puertos que posee y su peso extremadamente ligero nos hace pensar que estamos ante una especie de disco duro multimedia portátil o similar. Cierto es que el material del que está fabricada no es muy «noble» (100% plástico) pero su apariencia sobria le da un punto de elegancia muy particular.
Ya más en detalle podemos que ver la consola tiene un frontal en color negro brillante completamente liso a excepción del nombre de la marca y un discreto LED de color blanco que nos indicará si la Playstation TV está funcionando o no. En la parte posterior tenemos una hilera de puertos consistente en alimentación, Ethernet, HDMI, USB, tarjeta de memoria y el botón de encendido/apagado encastrados en el mismo plástico brillante que encontramos en el frontal.
Los juegos de PS Vita se introducen por una ranura a tal efecto situada en un lateral de la consola y que está tapada por una discreta solapa de plástico negro mate. El único elemento que me falta para terminar de describiros la máquina es el famoso logo de Playstation el cual se encuentra grabado en su cara superior.
En cuanto a los elementos que no se ven a simple vista, comentaros que Playstation TV cuenta con un micro ARM Cortex A9, chip gráfico PowerVR de 4 núcleos, 512 MB de RAM, 128 MB de memoria de vídeo y 1 GB de memoria de almacenamiento, quedando esta última anulada si utilizamos una tarjeta externa (formato propietario de Sony que se paga a precio de cojón de pato, he de recordaros).
Por cierto, adelantaros que dicha tarjeta os va a hacer falta sí o sí, ya que con sólo descargar los tres juegos que vienen de regalo con la máquina ya la tendremos prácticamente llena y en cuanto se nos descargue una actualización de algún título o bajemos contenido de la Playstation Store vamos a tener que hacer malabarismos para no empezar a recibir avisos por falta de espacio de almacenamiento.
Hablando de internet, la consola se conecta a la red a través de Ethernet (cable RJ45 de toda la vida) o bien empleando tecnología WiFi, por lo que no deberíamos de tener problemas de conectividad en ningún caso. Sea como sea os recuerdo que la conexión por cable siempre es más recomendable que el WiFi en caso de un uso intensivo de internet como vídeo en streaming, juego en red y similares por ser esta más estable.
Portabilidad vs funcionalidad
No nos engañemos: Playstation TV no es otra cosa que una PS Vita sin pantalla, sin batería y sin ningún tipo de control táctil o físico más allá del botón de encendido. Quiere esto decir que la consola es muy bonita pero que por si sola no es más que una mera caja de plástico con bordes redondeados y visto así el tamaño, aunque minúsculo, tampoco debería de sorprendernos tanto. Si la PS Vita no necesita ningún tipo de ventilador tampoco le hará falta a su «versión de sobremesa», de modo que todo su hardware puede integrarse en una pequeña placa electrónica sin mucha dificultad.
El caso es que si queremos jugar con la Playstation TV necesitamos las siguientes cosas además de la consola como tal:
Adaptador de corriente (incluído con la consola. Compuesto de cable de alimentación y bloque de alimentación a 5 Vcc)
Televisión con entrada HDMI
Cable HDMI (incluido con la consola)
Mando de PS3 ó PS4 con cable USB para realizar la primera sincronización y cargarlo
Si no tenemos a mano cualquiera de estas cosas la consola será un bonito cacharro que enseñar a los amigos para que alucinen con sus dimensiones, pero nada más, de modo que a efectos prácticos la máquina ocupa más que lo que sus reducidas dimensiones podrían hacernos pensar a priori.
Por cierto, es una lástima que la consola no pueda ser alimentada a través de un puerto USB, ya que como hoy en día todas las televisiones disponen de al menos uno de ellos, hubiera sido genial para no depender del adaptador de corriente. Digo esto porque en el caso de PS Vita, la alimentación se toma de un puerto USB normal y corriente, de modo que si tenemos uno a mano (ordenador, cargador universal USB, batería portátil…) podremos recargar la consola y así ganar autonomía.
En cualquier caso, dado que Playstation TV no dispone de batería interna para funcionar, si la enchufáramos a un USB incapaz de dar la corriente necesaria (y dado que su consumo máximo es de 1,6 amperios no muchos puertos USB serán capaces de darla) la consola simplemente no encendería. Comentaros que en los aparatos con batería, en general, el cargador va cargando la batería y el aparato en si utiliza la energía almacenada en esta sin tomarla directamente del cargador, de modo que la corriente máxima que éste pueda dar no es un factor crítico para su funcionamiento.
Sistema operativo
En lo que respecta al software del sistema, éste es el mismo de PS Vita pero con alguna ligera modificación. Este sistema operativo en la portátil de Sony funciona estupendamente porque está diseñado con una pantalla táctil como interfaz de usuario, pero en el caso de Playstation TV se maneja con el mando de una de sus hermanas mayores y hay cosas que o bien no se pueden hacer o se realizan mediante extrañas combinaciones de botones.
Al igual que en PS Vita contamos con un modo de suspensión de forma que podemos dejar la consola en espera en cualquier momento con un simple toque del botón de encendido o una pulsación larga del botón PS del mando y así retomar la partida más delante.
Cierto es que la consola apenas tarda unos segundos en arrancar, pero no siempre podemos grabar la partida cuando nos venga bien y en caso de una interrupción repentina no perderemos nuestro avance. Eso sí, si desenchufáis el cargador o se va la luz mientras la consola está en suspensión esta se apagará al instante y perderemos lo que hayamos avanzado desde la última vez que grabamos la partida.
Sea como sea, también tengo la impresión de que el sistema va, en general, algo más fluido en PS Vita que en Playstation TV. Puede que sea sólo sensación mía porque no tengo un dato numérico (benchmark) que compare el rendimiento de ambas máquinas; pero como os decía, mi sensación es que todo se mueve de forma algo más fluida en la portátil de Sony. Algo que, de ser así, podría deberse a la electrónica encargada de pasar al puerto HDMI toda la información gráfica que en la PS Vita va internamente a la pantalla ahorrando así un «intermediario».
La resolución de vídeo que da esta pequeña máquina es de 480p, 720p o 1080i (seleccionable en las opciones de sistema) de modo que si tenéis un televisor FullHD no vais a poder sacarle todo el partido que os gustaría. En cualquier caso, dado que los juegos de PS Vita (que ahora mismo son los que más resolución sacan por pantalla de los ejecutados nativamente por Playstation TV) están hechos para dar una salida de 960 x 544 pixels no ibais a notar un aumento de la nitidez ni aunque pudiéramos seleccionar un modo con resolución 4K.
Además, en comparación con PS Vita perderemos calidad de imagen, ya que la pantalla de la Vita original es de gran calidad y gracias a su tecnología OLED los dientes de sierra, píxels y degradados de color quedan muy disimulados y apenas se aprecian. Sin embargo, cuando vemos estos mismos juegos en la tele del salón parece que nos hemos dejado algo de calidad de imagen por el camino.
Comentar también que Playstation TV viene con las herramientas habituales del sistema operativo de PS Vita como la lista de amigos, los mensajes, el correo electrónico o el navegador de internet. Dicho navegador está muy capado debido a la poca capacidad de memoria disponible y a lo lento y tortuoso que es escribir cualquier cosa con el teclado virtual y el mando, pero ahí está por si tenemos que consultar alguna cosa y no queremos levantarnos del sofá.
Los juegos
En lo que a juegos se refiere, he de decir que la Playstation TV parece hecha para los «retrogamers» que crecimos con la primera PSX. Me explico: hasta que se inaugure el sistema de juego «en la nube» llamado Playstation Now que nos permitirá jugar a títulos de PS2, PS3 y PS4 en diversas máquinas de la compañía (parece ser que incluso en televisores Bravia) en la Playstation TV podemos jugar a títulos digitales de PSX, PSP, PS Vita (estos últimos también en formato físico) y haciendo streaming desde nuestra PS4 en esta pequeña máquina.
De todos modos, Sony siempre ha sido una compañía que ha anunciado cosas a bombo y platillo que luego se han quedado en nada (todavía recuerdo aquello de que podríamos utilizar la PSP como retrovisor en Gran Turismo 5) y la implantación de PS Now en Europa así como el verdadero alcance de sus características es algo que todavía está por ver y que hasta que no vea con mis propios ojos no me creeré del todo.
Bueno, la teoría está muy bien, pero en cuanto nos pongamos a trastear con los juegos de PS Vita vamos a comprobar con desilusión que muchos de ellos no son compatibles. En mi caso, de ocho juegos en tarjeta que poseo me funcionan tres (Need for Speed Most Wanted, Final Fantasy X HD y God of War Collection). Entre los que no funcionan están Metal Gear Solid Collection, Everybody’s Golf o Lumines; y de los descargados digitalmente más de lo mismo. De los que tengo algo más de la mitad no funcionan, como es el caso del recientemente relanzado Jet Set Radio; si bien otros como Final Horizon o Hotline Miami lo hacen correctamente.
Como os digo, a nivel de compatibilidad con títulos de PS Vita la cosa anda justita (se habla de que funcionan en torno al 40% y en mi caso, efectivamente, rondo ese porcentaje). Sony dice que irán haciendo compatibles algunos juegos mediante parches, pero a día de hoy, los que inicialmente eran incompatibles tampoco lo son con las actualizaciones disponibles hasta ahora. Vuelvo a recordar aquello de las promesas incumplidas de la saga Playstation a lo largo de sus diferentes encarnaciones.
Dado que el hardware interno de Vita y TV es el mismo, lo que hace que unos juegos funcionen en Playstation TV o no es el uso de la interfaz táctil y/o las cámaras de la consola. Crucetas y botones podemos emularlos empleando el mando de PS3 o PS4 sin ningún problema, pero dado que PS Vita posee dos superficies táctiles, aquellos títulos que hacen un uso intensivo de ellas posiblemente no funcionarán en Playstation TV y así nos lo indicarán cuando vayamos a ejecutarlos (si bien, permite instalarlos y actualizarlos haciéndonos creer que van a funcionar). Lo mismo ocurre con los juegos que utilicen la cámara de PS Vita, ya que Playstation TV no incorpora ninguna ni tenemos la posibilidad de conectar una a través del puerto USB.
Cierto es que mediante la pulsación de L3 podemos acceder a un puntero táctil virtual que emula los toques en la pantalla y el panel trasero de la PS Vita, pero aunque es una solución válida para selecciones de menús y similares (Caso de OllieOllie, por ejemplo) no podemos basar la jugabilidad de un título tan complejo a nivel de control táctil como Touch my Katamari en un simple puntero virtual.
Sin embargo, los títulos de PSX y de PSP son otro cantar y funcionan prácticamente todos (las pocas excepciones a esto las he encontrado en los Final Fantasy V, VI, VIII y IX de PSX y no me explico el por qué) puesto que los controles de ambas consolas se pueden emular al 100% con un mando de PS3 o PS4. Es por ello, que a día de hoy la Playstation TV es una perfecta candidata para recordarnos nuestra época de jugones de finales de los 90 y, para mí, esa es una de sus grandes bazas.
De hecho en la que tengo yo en mi casa desde hace unos días, salvo alguna excepción puntual como el FFX, sólo tengo instalados en ella juegos como Metal Gear Solid, Castlevania Symphony of the Night, International Track & Field, Silent Hill (sí, soy muy fan de los juegos de Konami de aquella época), Tomb Raider, Destruction Derby, Tekken o Ridge Racer entre otros.
En la Playstation Store (cuyo aspecto y funcionalidad es exactamente igual que en PS Vita) tenéis una amplia variedad de juegos de aquella época cuyos precios suelen oscilar entre 5 y 10 euros, de modo que entre el precio de la consola, una tarjeta de memoria de 8 GB (realmente para este tipo de juegos no os hace falta mucha más capacidad) y tres o cuatro juegos para ir pasando el rato, podéis montaros unas sesiones jugonas en plan «revival» por relativamente poco dinero y sin ocupar apenas espacio en vuestra casa.
Además, si ya tenemos una cuenta de PSN podemos hacer uso de ella en nuestra Playstation TV de tal modo que podemos descargar todo lo que hayamos comprado antes y disfrutar de las ventajas de servicios como PS Plus y similares.
Por cierto, comentaros que en la aplicación de los trofeos podéis consultar tanto los que hayáis conseguido localmente en la Playstation TV como el total de vuestra cuenta de PSN tal y como podéis observar en la captura que os dejo a continuación.
Multimedia
Pese a que el sistema operativo cuenta «de serie» con aplicaciones para reproducción de vídeos, música y fotos, podéis ir olvidándoos de usar el puerto USB para ello. De hecho el puerto USB sólo sirve para cargar el mando de PS3/PS4 y sincronizarlo la primera vez que lo utilicemos. Hubiera sido genial poder conectar un disco duro externo a la consola y reproducir en ella directamente vídeos, música y fotografías convirtiendo a Playstation TV en la mejor amiga de la tele del salón; pero no es así (y es una lástima, de verdad).
Por tanto, para la reproducción de contenido multimedia hay que tener una PS3, PS4 o un PC conectado a la misma red local que Playstation TV y dejar que ese dispositivo haga de «servidor» alojando ahí lo que queramos reproducir en el televisor del salón mediante nuestra diminuta consola y el habitual «Gestor de contenido» que nos permitirá pasar los archivos desde el otro dispositivo a la memoria de Playstation TV. Vamos, que no merece la pena montar tal lío para algo tan simple que podremos hacer con casi cualquier otro dispositivo que tengamos por casa.
Sin ir más lejos, para poder pasar al PC las capturas de pantalla que ilustran este artículo he tenido que pasarlas por red local a la PS3 y desde ella grabarlas en un pendrive USB que finalmente he conectado al ordenador para poder trastear con las dichosas imágenes. ¡Y yo que pensaba que las iba a poder grabar en el pendrive directamente desde la Playstation TV!
Conclusiones
Todavía hay que ver hacia donde evolucionará esta máquina (y eso si evoluciona, porque dado el poco éxito que está teniendo no sería de extrañar que dentro de un tiempo desapareciera del mapa) pero a día de hoy yo le encuentro un uso interesante como estación de juegos de PSX y para aquellos títulos compatibles de PS Vita y PSP que queramos jugar en la comodidad del sofá y la pantalla grande del salón.
De cualquier modo, no es una consola recomendable para todo el mundo, ya que muchos de los que se esperen una máquina para disfrutar de un amplio catálogo se sentirán frustrados al ver las muchas limitaciones de la máquina a día de hoy. Y si al menos el USB fuera capaz de reproducir contenido multimedia tendríamos un elegante reproductor para el salón de casa, pero no es así volviéndonos a dejar con la sensación de que estamos ante un aparato bastante capado por software que, si Sony hubiera querido, podría dar mucho más de si.
En cualquier caso, si Playstation TV costara un dineral a lo mejor no le vería el punto; pero por los 59 euros que cuesta ahora mismo esta diminuta máquina es difícil resistirse. Aun así, debéis recordar que si no tenéis una PS3 o PS4 en casa os tocará comprar un mando, que también cuestan una pasta (como la dichosa tarjeta de memoria que nos tocará comprar antes o después).
Lo mejor
Tamaño muy reducido
Podemos emplear nuestra cuenta de PSN con todo lo que ello implica
Cuando se lance Playstation Now podremos utilizarlo en esta máquina (o al menos eso es lo que Sony promete)
La consola se puede encontrar ahora mismo por 59 €
Lo peor
Necesitaremos un mando de PS3 ó PS4 para poder cualquier función de la consola
Gran parte de los juegos de PS Vita son incompatibles con Playstation TV
El puerto USB sólo sirve para cargar y sincronizar los mandos
Al tener sólo 1 GB de almacenamiento interno tendremos que adquirir una tarjeta de memoria
La calidad de imagen de los juegos se resiente en comparación con PS Vita
Como no sólo de fotografía vive el hombre, hoy os contaré que llevaba meses siguiéndole la pista a la microconsola OUYA y que por fin me he hecho con ella. En mi andadura por los videojuegos, que comenzó allá por 1987 con un ZX Spectrum +2, he jugado a cientos de títulos y por mis manos han pasado decenas de máquinas de todo tipo y condición. Sin embargo, desde hace unos años pocas cosas de este mundillo han conseguido captar mi atención como lo ha hecho esta pequeña máquina a la que hoy me gustaría dedicar unos párrafos.
Además de sus diminutas dimensiones, lo más llamativo de OUYA es que fue financiada a través de una plataforma de crowfunding, siendo todo un éxito y recaudando varias veces la cantidad inicial que el desarrollador necesitaba para echar a andar el proyecto. Del mismo modo, otra cosa que la diferencia de las consolas «al uso» es que cualquier persona con conocimientos de programación puede crear aplicaciones para ella y prueba de esto que os digo es la cantidad de software de desarrolladores independientes existe para OUYA a día de hoy.
Indicaros que la consola está disponible en España desde finales de marzo del presente año y que tiene un precio oficial de 99 €. Ahora mismo, si os hacéis con ella en la cadena de tiendas Game (que es donde la compré yo) os regalarán un vale de 10 € para descargaros juegos y aplicaciones en la tienda online de OUYA. Ignoro si en otras tiendas también regalan ese vale o es una promoción exclusiva de Game.
DISEÑO
He de reconocer que el diseño de OUYA me encanta por minimalista, sobrio y elegante. Se trata de un cubo metálico gris mate de 7,5 cm de arista con las esquinas redondeadas en su parte inferior y cuya cara superior posee un único botón de encendido y apagado. En el frontal está grabado el nombre de la consola y en el propio botón de encendido (que se ilumina con un LED blanco cuando la máquina está funcionando) aparece el logo de esta. Un aspecto sencillo, sin estridencias y tremendamente zen que a mí particularmente me parece delicioso.
En la parte trasera se encuentran los conectores para audio/vídeo (HDMI), datos (USB, microUSB y Ethernet) y alimentación eléctrica. Si levantamos la consola para mirarla por debajo veremos una pequeña rejilla circular que sirve para tomar aire fresco del exterior y así refrigerar sus componentes electrónicos internos que se reducen a una minúscula placa electrónica con un disipador de calor sobre el integrado principal y un pequeño ventilador sobre éste. Si os pica la curiosidad, podéis ver al detalle cómo es internamente esta máquina en el despiece publicado por Ifixit hace unos meses.
Si bien la consola como tal me encanta (recuerdo que el primer día que la tuve en la mano no podía dejar de mirarla desde todos sus ángulos) el mando es un poco el «patito feo» del conjunto: aunque su diseño recuerda al de los mandos de la familia Xbox, pronto comprobaremos que su construcción y su tacto no son tan refinados como el de estos.
Para empezar, el mando necesita dos pilas AA para funcionar, situándose estas en las zonas laterales del mismo, de tal modo que hay que levantar la carcasa magnética que hay a cada lado para poder insertarlas. Esto es una de las mayores pegas que le encontré a Wii en su momento; aunque reconozco que llevo ya bastantes horas de uso de la OUYA y todavía no he tenido que cambiarlas, de modo que parecen tener una buena autonomía. Sigue sin convencerme el uso de pilas en un mando de videoconsola a estas alturas de la película; pero al menos parece que con OUYA no voy a tener que invertir mis ahorros en acciones de Duracell.
Deciros a grandes rasgos sobre el mando que éste posee dos «setas» analógicas, una cruceta digital, cuatro botones de disparo, cuatro gatillos en su parte posterior, un botón de sincronismo con la consola y una zona táctil por la que podemos deslizar nuestro dedo para controlar un cursor en pantalla. Su conexión es a través de bluetooth, no dispone de vibración ni de acelerómetros y podemos conectar un máximo de cuatro mandos a la videoconsola simultaneamente.
El transformador de corriente es un poco grande si estamos habituados a los que vienen con los móviles o las consolas portátiles. Comentar que da 12 Vcc a su salida y que la consola conectada a un vatímetro no ha consumido más de 7 W siempre y cuando no tengamos conectado un disco duro USB a su parte posterior, en cuyo caso el consumo aumenta ligeramente en función del dispositivo conectado.
Comentar también que en la caja de la consola se incluye un cable HDMI, ya que es un detalle no muy habitual incluso en consolas que triplican el precio de esta OUYA. No es una maravilla ni es demasiado largo, pero nos puede sacar del apuro si no tenemos uno a mano.
Por cierto, si os gusta leer los manuales de los gadgets electrónicos que compráis con OUYA lo lleváis claro, porque lo único que se incluye es una página impresa con los tres pasos que hay que dar para encender la consola por primera vez.
Y ya que hablamos del primer arranque, lo único que podréis hacer en ese momento es conectar la consola a Internet para que ella misma se ponga a descargar el último firmware disponible e instalarlo. Un proceso que en teoría se podría hacer a través de WiFi perfectamente pero por mi experiencia (y la de muchas otras personas) es recomendable hacerlo a través de cable Ethernet si no queréis desesperaros en el intento.
CARACTERÍSTICAS TÉCNICAS
El hardware de Ouya va acorde al precio de la máquina, y es que básicamente lleva componentes muy similares a los que vais a encontrar en cualquier tablet o smartphone de gama media. Tened en cuenta que se trata de una consola que funciona con Android 4.1, que está diseñada exclusivamente para ejecutar juegos y material audiovisual y que ni siquiera cuenta con pantalla propia, de modo que ese precio de 99€ tampoco es que sea un milagro de la naturaleza.
Metiéndonos en datos más técnicos, el corazón de esta pequeña máquina es un chip Nvidia Tegra 3 (modelo T33) con 1 GB de memoria RAM tipo DDR3 y 8 GB de memoria ROM para almacenamiento de datos y aplicaciones. Su salida HDMI es capaz de enviar 1920 x 1080 pixels a la TV y además del puerto Ethernet cuenta con conexiones inalámbricas mediante WiFi y Bluetooth.
Si queremos ampliar esos 8 GB de capacidad de almacenamiento tendremos que emplear el puerto USB situado en la parte trasera, en el cual podréis conectar un pendrive o un disco duro externo. Si además de para jugar tenéis pensado emplear la OUYA como reproductor multimedia os recomiendo que invirtais en un almacenamiento amplio (preferiblemente de tipo flash por el tema del consumo) y lo dejéis siempre conectado a la consola.
En funcionamiento la consola es muy sigilosa. Al ser el ventilador la única parte móvil de esta, sólo apreciaremos un leve zumbido cuando éste entra en acción debido a que la temperatura en el interior de la máquina ha subido del valor prefijado por el fabricante. Por cierto, me gustaría comentar que no he tenido ningún tipo de problema debido a sobrecalentamientos o similares hasta el momento. Digo esto porque una vez leí en el foro de OUYA que un usuario se quejaba de que al cabo de unos minutos de uso la consola se bloqueaba y no se podía ni tocar el cuerpo de la misma de lo caliente que estaba. Cuando días después puso una fotografía de su OUYA resulta que el tío no había quitado los plásticos transparentes que protegen las entradas y salidas de aire de la consola y de ahí que se calentara de aquella manera. Por tanto, si la consola alcanza una temperatura muy elevada está claro que se bloqueará; pero por lo que he podido comprobar, con un uso normal no hay problemas de este tipo.
El único pero que le pongo a OUYA en funcionamiento es el escaso rango de alcance del WiFi integrado. A no ser que estemos en la misma habitación donde tengamos situado el router, la conexión a Internet se convierte en algo lento, tedioso y con continuos cortes. Con un cable Ethernet todo va como la seda; pero eso penaliza la movilidad de la consola.
FUNCIONALIDAD
Si alguno de los presentes está leyendo este artículo buscando una comparación con las actuales consolas de sobremesa puede dejar de leer y buscar por otro rincón de Internet, ya que aquí no lo encontrará. La filosofía de OUYA es muy diferente a la de Xbox One, PS4 o WiiU, ya que para empezar, a excepción de Final Fantasy III, no encontrará en la tienda de aplicaciones títulos de renombre ni de compañías conocidas; siendo casi todos ellos de pequeños desarrolladores independientes en los que prima la imaginación por encima de los aspectos técnicos.
Si sois unos primerizos en el mundillo de los videojuegos, seguramente OUYA no es vuestra consola, ya que exceptuando algunos títulos punteros como Shadowgun, la mayoría son aventuras gráficas, remakes de juegos clásicos (hay una versión de Another World realmente espectacular), puzzles y arcades muy simplones. Y digo esto porque a día de hoy la gente espera de las consolas unos gráficos hiperrealistas, sonido multicanal, árboles modelados con varios millones de polígonos… y esto es algo que en OUYA no vais a encontrar (al menos de momento).
Los que, como yo, más apreciarán las bondades de esta pequeña máquina son los que crecieron con ordenadores de 8 bits en los que las bandas sonoras de los videojuegos consistían en poco más que un pi-po-pi-pi-po repetido hasta la saciedad y un muñeco creado con una docena de pixels que saltaba y se agachaba según se le acercaban unos cuadrados de colores que, se suponía, eran las balas enemigas.
Para esas personas OUYA representa una vuelta a los orígenes y a la esencia misma de los videojuegos. Los que ya estamos cansados de ver siempre lo mismo, de que la jugabilidad se diluya en los datos técnicos y de que todos los años las grandes firmas saquen títulos basados en los mismos patrones vemos en OUYA un soplo de aire fresco en el que la gente puede crear sus propios títulos y distribuirlos a través de internet.
TÍTULOS DISPONIBLES
Los títulos de OUYA se adquieren a través de la tienda online de la consola. Muy al estilo de las tiendas de aplicaciones de Android e iOS, aunque con un aspecto muy simplificado. A día de hoy tenéis 775 títulos disponibles para esta minúscula consola, si bien poco a poco esta cifra va aumentando.
Algo que gusta mucho en la filosofía de OUYA es que en teoría todo título disponible es gratuito o al menos tiene una demo para probarlo antes de decidirnos a comprar la versión completa. Aun así, en la práctica hay algunos títulos (pocos, eso sí) que no disponen de esa versión de evaluación y, por tanto, si queremos jugarlos tendremos que soltar la pasta correspondiente.
En cuanto a los precios de los juegos, la gran mayoría se mueve entre 1 euro y 5 euros. Hay unos cuantos que son completamente gratuitos y algunos que cuestan unos 15 euros; pero en general son precios bastante asequibles. Eso sí, el principal problema de esto es que aunque la consola funciona bajo Android 4.1 sólo puede ejecutar los juegos comprados en su propia tienda online, no existiendo posibilidad de cross-buying. Es decir, que si ya habíamos pagado por jugar a Shadowgun en nuestra tablet o móvil Android, nos va a tocar volver a pasar por caja si queremos tenerlo en OUYA.
Comentar también que hay disponibles unos cuantos títulos multijugador; pero no penséis que detrás de OUYA hay una comunidad de usuarios tipo Xbox Live o Playstation Network. En este caso tenemos que volver a la metodología clásica (época del Quake 3 y similares) de abrir una partida dentro del propio juego y esperar a que otros jugadores se unan a ella, dependiendo este protocolo de cómo lo haya implementado el programador del título de turno.
Además de los videojuegos, OUYA juega en dos campos más. Por un lado el multimedia, y es que hay disponibles aplicaciones para reproducción de audio y vídeo tan buenas como XBOX Media Center o mi adorado VLC. Esto hace que ese pequeño cubo que podemos colocar junto a la TV del salón sin que desentone se convierta en un reproductor de películas y discos que podemos manejar cómodamente sentados en el sofá.
Por otro lado tenemos disponibles para OUYA emuladores para casi todas las consolas de 8 y 16 bits además de Playstation y Dreamcast. Precisamente gracias a este último estoy rejugando a esa de arte llamada Shenmue casi como en la máquina original. He de reconocer que hay algunos fallos gráficos cuando aparecen texturas superpuestas y tirones puntuales en algunas secuencias con gran carga poligonal; pero para aquellos que disfrutamos con Dreamcast, el emulador Reicast es una muy agradable sorpresa que además funciona realmente bien.
VEREDICTO
Para finalizar este análisis, voy a recalcar la idea que he intentado transmitiros a lo largo de todos los párrafos anteriores: OUYA no está en la órbita de las consolas que venden en los centros comerciales. Se trata de una especie de experimento dirigido a un público algo peculiar y que ya empieza a estar algo quemado de la fórmula habitual de los videojuegos que se ha ido repitiendo una y otra vez en la última década.
Si veis a OUYA desde esa perspectiva os encantará, la disfrutaréis y perdonaréis sus múltiples fallos. Sin embargo, si seguís empeñados en buscar en OUYA una máquina de bajo coste a la que jugar a los FIFA, Gran Turismo, Call of Duty, Los Sims, Need for Speed y similares, no tardará en acabar cogiendo polvo en alguna estantería.
Lo Mejor
Diseño fantástico
Precio (99 €)
Emuladores y remakes clásicos
Juegos de bajo precio y con posibilidad de prueba
Lo Peor
Conexión por WiFi muy lenta
Mando a pilas y de tacto algo tosco
Bastantes títulos de dudosa calidad
Tienda de aplicaciones propia sin posibilidad de cross-buying
No tenía previsto hacer una serie de entradas sobre cosas que no son lo que parecen; pero dado que el otro día me regalaron algo que cumple con esta característica, he decidido escribir una entrada similar a aquella en la que os mostraba un disquete y un posavasos para enseñaros lo que me dieron en la presentación de Darksiders el pasado Lunes.
Normalmente, a lo medios que acudimos a este tipo de eventos se nos facilita a la entrada un dossier de material gráfico y notas de prensa que viene bien para preparar el posterior reportaje del acto. Lo habitual es proporcionar esa información grabada en un CD o DVD por ser el medio más barato y universal para pasar datos, pero con la llegada de los ultraportátiles sin unidades ópticas y la bajada de precios de las memorias flash, a THQ se les ha ocurrido darnos el material grabado en esa tarjeta que podéis ver en la imagen y que en realidad es…
¡Un pendrive USB de 1 GB!
A mí me parece una idea muy práctica y a la vez un bonito recuerdo de la presentación. Estaría bien que esto se pusiera de moda entre las compañías y así coleccionar tarjetas/pendrive de cada evento que se celebre en el futuro 😛
Mi antiguo disco duro externo de 250 GB se estaba llenando hasta los topes y de un tiempo a esta parte siempre tenía que estar haciendo malabarismos para poder ir grabando las fotografías que hago.
A poco menos de 6 MB por fotografía realizada desde que tengo la D40 y dado el volumen de imágenes que voy captando cada mes, se hacía necesario una medida radical; así que ayer al salir de trabajar me acerqué a Madiamarkt y compré un disco duro de 1 Terabyte (1024 Gigabytes) para dedicarlo exclusivamente a temas fotográficos.
Se trata de un modelo de Toshiba igual a los que empleamos en la oficina al que ya había echado el ojo el día anterior gracias al un catálogo que venía en El País. Sabiendo aquello consulté con el informático de mi trabajo para que me comentara qué tal iba este modelo, comentándome que pese a que se les da una tralla bestial no han dado ningún problema.
Os comento un poco por encima que su precio es de apenas 99 euros (está de oferta) y el disco que va dentro de la unidad es de tipo SATA, con 8 MB de caché y conexión al ordenador por USB 2.0 . En cuanto pase los 70 GB de fotografías que tengo en el antiguo disco externo y una vez verificado que todo se haya copiado perfectamente, lo dedicaré únicamente a guardar otro tipo de cosas, pues estos dispositivos de almacenamiento masivo siempre hacen mucho apaño.
Haciendo una rápida cuenta, en este disco duro me cabrían unas 175000 fotografías disparadas en RAW con la D40, así que ya puedo fotografiar todo lo que quiera sin temor a quedarme sin espacio en el que poder almacenar mis imágenes; al menos a medio plazo, porque ya se sabe que los discos duros, tengan el tamaño que tengan, se acaban llenando. Pero para cuando éste se encuentre a punto de desbordarse, seguro que ya hay en el mercado modelos que multiplicarán por diez esta capacidad.
A estas alturas ya sabréis que soy bastante aficionado a la electrónica de consumo. Me fascina comprobar cómo las cosas que tiempo atrás parecían ser casi de ciencia-ficción acaban llegando al mercado a un precio que las pone al alcance de cualquier persona como ha ocurrido con teléfonos móviles o navegadores GPS.
Siempre que puedo intento estar al día de todas las novedades que van apareciendo en este particular mundillo y la verdad es que ya hacía tiempo que le había echado el ojo al dispositivo del que os voy a hablar hoy. Por eso mismo, cuando un compañero de trabajo me comentó hace unos días que se había comprado “uno de esos bolígrafos que guardan en el ordenador lo que vas escribiendo”, le pregunté si le importaría dejármelo un par de días para probarlo, pues ambos somos bastante tecnófilos y hemos compartido ya varias charlas sobre gadgets de lo más variopintos. Gracias a que su respuesta fue afirmativa, hoy os puedo comentar mis impresiones sobre un dispositivo elegante y que funciona mejor de lo que esperaba: el Papershow comercializado por la empresa Oxford.
Algunos conceptos preliminares
Informándome un poco antes de ponerle las manos encima al aparato propiamente dicho (ya conocéis mi afición a leer los manuales de todos los “cacharros” que llegan a mi casa) vi que Papershow se basa en la transmisión inalámbrica vía Bluetooth de los trazos capturados por el bolígrafo a un pendrive USB que se inserta en el ordenador y que sirve tanto de receptor como de unidad de almacenamiento de los datos generados. Al emplear esta tecnología sin hilos, podemos alejarnos hasta unos seis metros del ordenador sin que haya errores de transmisión; más que suficiente para el tipo de aplicación para la que está diseñado el Papershow.
Este bolígrafo (que por su forma se asemeja más a una pluma estilográfica) alberga en su interior una pila AAA para su alimentación, emplea recambios de tinta estándar y es más ligero de lo que su robusto aspecto podría insinuar. Además, tiene un tacto de goma bastante agradable y no resulta excesivamente grueso para una mano de tamaño medio, pudiendo utilizarse durante bastante tiempo seguido sin molestia alguna. El hecho de que emplee pilas no termina de convencerme, más que nada porque creo en las ventajas de las baterías recargables de ion-litio, pero sí que es cierto que al emplear este tipo de alimentación, nada nos impide llevar en la maleta del portátil cuatro de pilas de repuesto y así tener toda la autonomía que creamos necesaria.
Por su parte, el receptor que se acopla al ordenador tiene el tamaño de cualquier llavero USB y no molesta en absoluto ni a la hora de llevarlo de aquí para allá ni de tenerlo conectado al PC. Precisamente para transportarlo con comodidad, Papershow viene metido en una funda de plástico traslúcido no más grande que el típico estuche para gafas en la que podemos introducir también una pila de recambio y otro cartucho de tinta para cubrirnos las espaldas ante cualquier imprevisto.
El elegante estuche del Papershow
Lo que no cabe en dicha funda es el bloc de notas (no olvidemos que Oxford es una empresa que se dedica principalmente a la elaboración de material de papelería) que hay que emplear forzosamente con Papershow, pues sus hojas (que disponen de un área de impresión tamaño DIN A4+) tienen una microtextura grabada en ellas que es la piedra angular del sistema debido a que el bolígrafo detecta su posición en el papel gracias a esa granularidad especial del mismo. Ya os adelanto que cualquier intento de emplear el Papershow sobre un folio normal y corriente hará que el ordenador ni se entere de lo que estamos haciendo, así que nuestro equipo de trabajo básico se va a componer de bolígrafo, receptor USB y bloc de notas aparte del consabido ordenador, claro está.
Nuestro equipo de trabajo básico
Del mismo modo, también hay disponibles unas hojas especiales tamaño DIN A4 sobre las que podemos imprimir una presentación de Powerpoint y, previa importación de la misma al software desarrollado por Oxford, dibujar sobre ella las anotaciones y correcciones que creamos necesarias de tal modo que al final podemos grabar en un nuevo fichero la presentación con todo lo apuntado sobre ella.
Usando el Papershow por primera vez
Bueno, una vez visto un poco por encima en qué consiste y qué apariencia tiene este dispositivo, vamos a meternos ahora a cacharrear un poco con él: para empezar hay que destacar que Papershow no trae ningún CD con software ni nada que se le parezca (al estilo Apple), pues todo va a estar contenido en el pendrive que acompaña inseparablemente a este especial bolígrafo. Ahora bien, cuando estrenemos nuestro flamante “bolígrafo con escáner incorporado” hemos de tener disponible forzosamente una conexión a Internet en el ordenador para que el programa que contiene el pendrive se conecte a la página web de Papershow y descargue el software automáticamente.
Bolígrafo y receptor USB
Hay que reconocer que esta labor se realiza de una forma completamente transparente para el usuario y tras unos minutos ya tendremos nuestro bolígrafo casi listo para empezar a trabajar. Y digo “casi” porque todavía nos quedaría enlazar adecuadamente el bolígrafo y el receptor mediante bluetooth; algo que se realiza en apenas un par de clicks de ratón y que apenas difiere del proceso necesario para emparejar un teléfono móvil o un dispositivo manos libres que funcione bajo dicha tecnología.
Una vez finalizado este proceso (que sólo hay que realizar la primera vez que utilicemos el Papershow) ya podemos empezar a trabajar con él; y la verdad es que es algo realmente intuitivo. Lo único que tenemos que hacer es pinchar el dispositivo USB en el ordenador y se abrirá el programa que nos va a permitir trasladar nuestros trazos a la pantalla. A partir de ahora, el modo de “encender y apagar” el sistema es simplemente quitando y poniendo el capuchón del bolígrafo, pues en él está el interruptor de transmisión del dispositivo. Una solución sencilla, elegante y totalmente transportable, pues al estar todo el software contenido en el receptor USB podremos emplear el Papershow en cualquier ordenador con sistema operativo Windows XP o Vista sin más complicaciones.
La pantalla inicial del software del Papershow
Aprendiendo a escribir
OK, ya estamos preparados para empezar a dibujar. Abrimos el bloc por la primera página, destapamos el bolígrafo, lo deslizamos sobre el papel y… una línea azul en pantalla ha seguido milimétricamente nuestro trazo en la libreta. Repetidos vistazos a uno y otro elemento reflejan que la forma de ambos es absolutamente idéntica y que están situados exactamente en el mismo lugar del papel (tanto el real como el virtual). Una segunda línea confirma que el dispositivo funciona con una alta precisión a la hora de representar rectas dibujadas con cuidado, así que vamos a aumentar un poco el ritmo de dibujado para ver hasta dónde son capaces de seguir los trazos en pantalla a la tinta “de verdad”. Dibujamos un cuadrado y a continuación empezamos a sombrearlo primero lentamente para ir poco a poco aumentando la velocidad de los trazos hasta hacerlo prácticamente a ritmo de carboncillo.
Sorprendentemente, el software del Papershow ha seguido píxel por píxel todo lo que hemos dibujado en el papel. Pese a que lo estamos empleando en un portátil que tiene ya cuatro años de antigüedad todo se mueve con una agilidad pasmosa; y es que antes de empezar a usarlo supuse que tal vez ante una cantidad de datos demasiado grande podría experimentar retrasos en la transmisión o trazos erróneos en pantalla. Sin embargo, nada de esto sucedió durante la prueba, demostrando que este bolígrafo trabaja con más rapidez de lo que pudiéramos pensar.
Nos fijamos ahora en la zona derecha del papel, donde hay una serie de iconos especiales con diversos cometidos: por un lado tenemos los encargados de cambiar el color de la tinta y el grosor del trazo, también los hay para dibujar formas predefinidas como flechas, cajas, círculos y demás elementos habituales de las presentaciones en Powerpoint. La típica goma de borrar para eliminar cualquier error también está presente así como una zona de controles gracias a los que nos podremos mover por las diversas páginas virtuales que podemos ir gestionando dentro de la aplicación (una misma hoja del bloc nos puede servir prácticamente para toda una presentación). El modo de activar estos elementos es simplemente pinchando con el bolígrafo sobre ellos, de modo que el cambio de uno a otro se realiza instantáneamente.
El área de control presente en cada hoja del bloc
Todos estos controles mencionados son accesibles también con ayuda del ratón, pues están en la parte superior de la pizarra virtual del Papershow; pero lo cierto es que es mucho más rápido, cómodo y atractivo controlar todo sin levantar el bolígrafo ni la mirada del papel sobre el que estamos dibujando.
Tras mis tests de trazos, flechas, letras, formas extrañas y demás elementos “no artísticos” decidí realizar una prueba algo más compleja para ver hasta qué punto Papershow puede tener alguna aplicación fuera del ámbito de las presentaciones en Powerpoint y similares. Recurrí a una persona que sabe dibujar bastante mejor que yo (lo cual tampoco es difícil) y le pedí que hiciera un dibujo empleando única y exclusivamente este dispositivo. El resultado final lo capturé tal cual, sin ningún tipo de retoque, de tal modo que en las tres imágenes que hay a continuación tenéis los dibujos realizados a mano sobre el bloc de Papershow y el resultado final capturado directamente de la pantalla del ordenador (podéis pinchar sobre las imágenes para que se abran a su resolución original).
Dibujo a mano alzada
Chico (rectas)
Chica (curvas)
¿A quién está dirigido Papershow?
Aunque los trazos son precisos, el problema del Papershow a la hora de enfrentarse a retos más artísticos es que está limitado pro una gama muy restringida de colores, sólo dispone de tres grosores de línea y no hay posibilidad de controlar la presión del pincel sobre el papel como haría una tableta digitalizadora. Dibujar con Papershow es como si nos dieran seis rotuladores de colores y un folio en blanco; se pueden hacer cosas interesantes, pero hay que tener mucho arte y dedicarle mucho tiempo. Seguramente Andy Warhol estaría encantado con él y algunas obras realizadas con este aparato estarían colgadas en afamadas pinacotecas de estilo pop-art; pero para el común de los mortales, realizar un dibujo más o menos complejo con Papershow puede ser una odisea.
Tampoco parece ser el típico estudiante universitario el usuario más adecuado para este producto, pues aunque es capaz de trasladar nuestros textos escritos a mano con total claridad a un formato digital fácilmente distribuible (PDF) hay que tener en cuenta que debemos tener un ordenador encendido permanentemente a nuestro lado, cosa que no siempre es fácil en las atestadas aulas de la universidad, y que el formato de las hojas del bloc no está orientado a escribir decenas de líneas de apuntes, pues su amplia cuadrícula está más adaptada a esquemas y diagramas de flujo.
Sin embargo, el Papershow sí que es un producto brillante en presentaciones con Powerpoint como las que realizan los profesores en sus clases o los comerciales de las empresas. De hecho me estoy planteando pedírselo de nuevo a mi compañero cuando me toque defender mi trabajo de fin de carrera ante el tribunal encargado de evaluarlo porque creo que puede causar una buena impresión a sus miembros y a mí me puede simplificar un poco las cosas.
La facilidad con la que podemos trasladar nuestras notas y bocetos al proyector de la sala como si de un tablet-pc se tratara y la sencillez con la que podemos volcar toda esa información a un soporte digital o en papel apenas unos segundos después de haber finalizado nuestra exposición es algo muy a tener en cuenta.
Empleando este dispositivo, la persona que está realizando la presentación puede ir haciendo las correcciones e indicaciones que crea oportunas directamente sobre sus diapositivas mientras los asistentes sólo han de estar pendientes de la explicación, pues al final de la charla se les pasará en formato digital todo el material generado. De este modo los presentes no se vean obligados a estar constantemente haciendo anotaciones sobre unas fotocopias en las que, por lo general, al final cada uno tiene apuntada una cosa distinta consiguiendo en definitiva que la audiencia esté más atenta a la explicación en si.
La apariencia del bolígrafo es discreta y elegante a la vez
Conclusión
Aunque creo que en los párrafos anteriores ha quedado bastante claro en qué ámbitos Papershow puede ser una opción muy a tener en cuenta, podríamos resumir este concepto en que es un producto hecho a medida para aquellas personas que necesitan transmitir ideas a una audiencia más o menos amplia mediante el empleo de proyectores y presentaciones de Powerpoint. Papershow no busca reemplazar al típico ordenador necesario para estas cosas, pero sí que lo complementa perfectamente tanto para mostrar con claridad y «en tiempo real» lo que queremos exponer así como para, una vez finalizada la presentación, distribuir la información generada en tiempo récord.
Lo mejor
– Gran precisión y agilidad a la hora de escribir
– Facilidad de instalación
– Buena portabilidad
– Sin cables de ningún tipo
Lo peor
– Se alimenta mediante una pila AAA
– Necesita un PC con Windows funcionando cerca de nosotros
Acabo de añadir una quinta actualización a la review del Asus Eee PC 7014G comentando una característica que acabo de descubrir y que me ha parecido útil e interesante: la posibilidad de cargar dispositivos por USB aunque el ordenador esté apagado siempre y cuando esté conectado a la corriente.
¡Este cacharrín me sigue sorprendiendo pese a que hace un mes que lo tengo! 😮
Hace ya un par de meses decidí cambiarle el disco duro a mi portátil. Sus 40 GB originales se me quedaban un poco cortos, sobre todo si tenemos en cuenta que mi librería de iTunes ocupa ya más de 20 GB y el Windows XP cada día tiende a engordar más y más, asi que me dirigí a mi tienda habitual y me hice con un disco duro de 2.5″ y 120 GB de capacidad.
Claro, en un sobremesa podríamos dejar el disco duro original y añadir el otro como unidad secundaria sin ningún problema, pero en un portátil que, por lo general, sólo tiene una bahía para instalar unidades de almacenamiento tenemos que elegir entre una unidad o la otra.
En mi caso lo que hice fue dejar la unidad de 120 GB en el portátil (lógico) con la consabida reinstalación del sistema operativo y los programas que más se utilizan. Pensando en la unidad de 40 GB opté por hacerme con una carcasa externa para poder emplearlo como unidad de almacenamiento auxiliar, pero como tampoco tenía muchas ganas de dar vueltas en busca de dicha carcasa la compré en el mismo lugar donde compré el nuevo disco duro.
Es verdad que su estética es más que cuestionable, pero al menos funciona muy bien y es bastante ligera. La colocación del disco en su interior no reviste ninguna dificultad y a partir de ese momento con un sencillo cable USB como los que llevan muchas cámaras digitales y reproductores de MP3 ya tenemos el disco preparado para funcionar.
Es de agradecer que no necesite ningún tipo de transformador externo para funcionar (aunque la carcasa tiene una entrada dedicada por si el USB no es capaz de dar la corriente requerida por el disco duro) ni rollos raros de dobles cables ni cosas por el estilo.
Una vez en funcionamiento la transmisión de los datos se realiza de manera bastante rápida (es USB 2.0) y a todas luces el sistema operativo lo detecta como si de un pendrive se tratara. Además, a la hora de desconectarlo del bus USB escucharemos cómo la cabeza se aparca y por tanto podemos llevar el disco en una mochila sin riesgo para su integridad (siempre que no vayamos a practicar motocross con él encima, claro). Como podéis ver en la fotografía que os colocaba antes su tamaño no es ni mucho menos grande (de hecho podéis verlo junto a un pendrive de Kingston) y lo podréis guardar en cualquier sitio sin problemas.
Es un «cacharro» especialmente indicado para realizar backups de cosas importantes, para llevarnos toda una colección de música a casa de un amigo o bien para copiar / mover grandes cantidades de datos entre equipos sin tener que usar la red que, sobre todo si es WiFi, a veces es un poco lenta para esas tareas.
Aunque existen desde hace bastantes años, de un tiempo a esta parte están tomando gran protagonismo una serie de dispositivos informáticos de reducido peso y tamaño pero con prestaciones similares a los modelos de sobremesa a la hora de navegar por internet o usar programas ofimáticos. Desde sus comienzos hasta ahora se ha avanzado mucho en el campo de la informática portátil, pero al fin y al cabo lo que seguimos viendo en un aparato de estas características es una pantalla y un teclado con disposición horizontal.
Seguro que más de uno de vosotros recuerda de la época de los primeros microprocesadores Pentium aquellos modelos miniaturizados comercializados por Toshiba bajo la denominación de Libretto y ante los que babeaba sólo con ver una imagen en los anuncios de las revistas (¡qué tiempos!)
Evidentemente incluso los modelos actuales con menos prestaciones se meriendan literalmente a aquellos primeros Libretto, pero no es menos cierto que el espíritu y la razón de ser de los ultraportátiles que ahora empiezan a ser una opción a tener en cuenta ya estaba presente en modelos como el que podéis ver en la foto anterior.
Cierto es que desde hace años hay PDAs que disponen de estas funcionalidades (de hecho yo dispongo de una Palm Tungsten E de la que en su momento hice una extensa review) pero sus prestaciones por lo general están muy limitadas y habitualmente la entrada de texto se hace mediante un teclado virtual en pantalla, haciendo de esto una tarea lenta y pesada.
Sin embargo, como os comentaba hace un par de párrafos, la gente ha encontrado un punto intermedio bastante bien balanceado entre la portabilidad de una PDA y las prestaciones de un ordenador portátil normal y corriente. Hoy en día hay en el mercado internacional algunas opciones a tener en cuenta, pero tal vez la más exitosa en estos momento sea el Asus 701 por su relación precio / tamaño / prestaciones. Además de que por méritos propios es una opción bastante válida nos vamos a encontrar con la situación de que en nuestro territorio es prácticamente la única a tener en cuenta ahora mismo, pues ya sabéis que en esto de la electrónica «la piel de toro» está a la cola de Europa (no digamos ya del mundo) y mientras en otros países ya está a la venta el modelo 901 (y hay disponibles más modelos parecidos de otras marcas) aquí acaba de salir el anterior.
¿QUÉ ME PUEDE OFRECER UN ULTRAPORTÁTIL?
Si seguís mis aventuras y desventuras a través de este blog, sabréis que desde hace años dispongo de un ordenador portátil que me permite realizar tanto tareas de «blogueo» como la redacción de los artículos para ultimONivel y las tareas propias del desarrollo del proyecto de fin de carrera en el que estoy enfrascado desde hace unos meses.
El caso es que más de una vez he dicho que el término «ordenador portátil» es bastante relativo: si consideramos un portátil como un equipo que podemos transportar de un lugar a otro sin necesitar una furgoneta estoy completamente de acuerdo (un ordenador portátil es un equipo ideal para llevar a nuestro lugar de vacaciones por ejemplo) pero como término que se refiera a que podemos trabajar con él en movimiento no puedo estar más en contra.
Un portátil «normal» pesa entre dos y tres kilos, se calienta bastante y por sus dimensiones es imposible utilizarlo en espacios reducidos como un autobús o la silla de una sala de conferencias. En las distintas presentaciones a las que asisto como redactor de ultimONivel siempre me llevo un bolígrafo y un cuaderno para tomar notas y a veces mi PDA si el reportaje corre prisa y quiero ir preparando algunas cosas en el trayecto de vuelta a casa, pero por nada del mundo me llevaría el portátil debido a que sencillamente sería lo más incómodo del mundo a la hora de escribir directamente en él.
Lo de la PDA no es mala idea, pero como dije en la introducción están diseñadas para tomar notas muy breves y a una velocidad muy baja. No son aptas para tomar multitud de ideas al vuelo, hacer citas de frases textuales o redactar complejos y extensos escritos. En esos casos el papel y el bolígrafo son las mejores armas acompañadas de una grabadora para luego en casa descifrar cada punto de una conversación.
Sin embargo, un ultraportátil sí que es útil en esos casos, y os lo voy a tratar de mostrar con un ejemplo práctico: en una presentación llegas a tu asiento y sacas un cacharro que abulta como un cuaderno de tamaño mediano pero que tiene teclado QWERTY «real» para escribir con comodidad. En él llevas las notas de prensa previas a la presentación y que te dan pistas sobre lo que se va a tratar en el evento. En cualquier momento puedes consultar la biografía del invitado o cualquier otra cosa que te haya proporcionado la compañía encargada de la presentación. Podría decir que también te puedes conectar a Internet a través de alguna red WiFi abierta que haya en la zona, pero decir eso en España es demasiado arriesgado, pues ya sabemos que no hay demasiados hot-spots de tipo abierto por estas tierras y no creo yo que vaya a dar la casualidad de que justo en el lugar donde nos encontramos haya uno (la Ley de Murphy es poderosa).
Durante el acto puedes ir tomando notas rápidamente con el procesador de textos de todo lo que ocurre, e incluso con la grabadora de sonidos ir grabando todo el acto para que luego te ayuda a la hora de pulir el reportaje en casa. Es cierto que la pantalla de 7″ no es la ideal para trabajos gráficos minuciosos y detallistas, pero para escribir unos cuantos párrafos con Open Office va más que bien.
Finaliza la presentación y vas de camino a casa en el tren o el autobús. Sentado en tu estrecho asiento durante el trayecto puedes seguir retocando el reportaje que estás escribiendo o también tienes la posibilidad de ir descargando las fotografías de la cámara para ir seleccionando las que han quedado mejor. Es un trabajo que siempre me toca hacer en casa y que me da bastante rabia, pues se tarda un rato que se podría dedicar a la publicación el artículo en si o a pulir algunos detalles del mismo. Evidentemente esto también se puede hacer con un portátil de tamaño normal, pero lo más seguro es que por la poca distancia que tienes con respecto al asiento de enfrente te tuvieras que comer la pantalla y ya de paso darle codazos al tío del asiento de al lado cada vez que pulses el tabulador.
ESPECIFICACIONES TÉCNICAS DEL ASUS EEE 701 4G
Centrándonos en el 701 podemos enumerar sus características técnicas una por una acompañadas de una breve explicación:
Procesador Intel Celeron-M ULV 353: el microprocesador del equipo es capaz de correr a 900 MHz, pero por defecto viene limitado a 630 MHz para limitar el consumo y el calor generado.
Memoria RAM de 512 MB en un SO-DIMM DDR2 400 reemplazable por el usuario.
Disco duro SSD de 4 GB: un sistema de almacenamiento basado en memoria flash y que por lo tanto es resistente a sacudidas, golpes, polvo y demás elementos agresivos con los discos duros «al uso». No es reemplazable por el usuario.
Pantalla de 7 pulgadas (18 cm en diagonal) con resolución de 800 x 480 píxels y retroiluminación LED: su tamaño viene a ser el de la pantalla con la que suelen venir equipados los reproductores portátiles de DVDs. La densidad de píxels es de 133 ppp.
Batería de 4400 MAh: el fabricante asegura que ofrece una autonomía de 3’5 horas.
Chipset Mobile Intel 910GML Express Northbridge.
Tarjeta gráfica Intel GMA 900 con memoria compartida.
Sistema operativo Xandros: una distribución de GNU/Linux que ha sido adaptada a este pequeño aparato para ofrecer una buena velocidad de ejecución. De serie incluye multitud de aplicaciónes como Mozilla Firefox, Mozilla Thunderbird, Pidgin, Skype, reproductores de audio y vídeo, la suite Open Office al completo, adobe Reader… También podemos elegir el Eee con Windows XP instalado, pero pagando un sobrepecio de unos 30€ y notando en general una cierta merma de prestaciones en el uso diario.
Conectividad mediante Ethernet LAN 10/100 y 802.11b/g (WiFi).
Tres puertos USB 2.0
Lector de tarjetas SD/MMC: compatible con tarjetas SDHC de hasta 32 GB.
Conector VGA D-SUB para monitor externo: capaz de dar señal a una resolución máxima de 1600 x 1280
Webcam incorporada de 640 x 480 píxels de resolución a 30 FPS: colocada sobre la pantalla para ser empleada en videoconferencias.
Micrófono y altavoces incorporados en la carcasa: aunque dispone de conectores para ambos elementos en un lateral de la carcasa.
Peso: 920 gramos.
Dimensiones: 22’5 x 16’4 x 2’15~3’5 cm.
Disponible en colores blanco o negro.
Precio: 299€.
DESEMPAQUETANDO EL ASUS EEE 701
Tras gastarse los 299€ que cuesta (precio oficial en España de la versión con Linux) abrir la caja del Eee es una constante sucesión de caras de sorpresa y exclamaciones varias. La primera vez que tienes el ordenador en las manos te das cuenta de que no abulta absolutamente nada y sobre todo que su peso es extremadamente liviano: sus 920 gramos batería incluida parecen muchos menos acostumbrado al peso de mi habitual portátil con pantalla de 15″ (2700 gramos justos pesa el condenado).
El adaptador de corriente llama mucho la atención por ser más parecido al de un teléfono móvil que al de un ordenador portátil. La longitud del cable es de unos dos metros y lleva el típico velcro para recoger la longitud sobrante.
Un detalle que me ha gustado MUCHO es que viene de regalo una funda de tela para el ordenador. Cuando venía a casa con la caja debajo del brazo empezaba a pensar en que me iba a ser complicado encontrar una funda para un portátil de 7″ y me hacía a la idea de que tendría que recurrir a eBay o algo así. Sin embargo al abrir la caja y encontrarme la funda (que está hecha con un tejido parecido al neopreno y ajusta a la perfección) me llevé una buena alegría. Por lo demás, dentro de la caja vienen también un par de CDs, una guía rápida, un manual de usuario, una tarjeta de garantía y la batería envasada por separado del ordenador.
Comentar también que el teclado es realmente minúsculo y no apto para dedos muy grandes, pues nos podemos encontrar pulsando cuatro teclas a la vez. Especialmente la tecla ESC y las teclas de función son de un tamaño reducido a la mínima expresión.
IMPRESIONES BASADAS EN EL USO DIARIO
Nada más pulsar el botón de encendido el ordenador arranca casi instantáneamente sin rastro de ruido mecánico alguno gracias al disco duro SSD. Se hace muy extraño pensar que podemos emplear el portátil en condiciones de vibración fuerte sin riesgo para la integridad de nuestros datos, y es que el disco SSD ha sido una de las razones más poderosas que me han hecho decidirme por este modelo y no otros de mayor capacidad.
En apenas 15 segundos tenemos el ordenador listo para comenzar a ser utilizado en un entorno gráfico vistoso pero que enseguida recuerda a un VTech de esos que venden en Alcampo para los niños. Lo importante de este ordenador son las aplicaciones con las que cuenta, pero es verdad que el sistema operativo da la sensación de ser un poco de juguete. De todos modos luego sobrevolaremos con calma esos terrenos pantanosos…
El touchpad es absolutamente minimalista (más o menos del tamaño de la pantalla de un iPod nano) y lo primero que debemos hacer es elevar su sensibilidad en un buen porcentaje, pues de lo contrario tendremos que «rascar» varias veces a lo largo de toda su superficie si queremos cruzar toda la pantalla con el puntero. Es echarle un par de minutos al correspondiente apartado de configuración, pero gracias a ello ganaremos muchos enteros en comodidad de uso. Lo que no me ha gustado nada son los dos botones de dicho touchpad, pues van bastante duros de accionar y además la superficie es tan pequeña que hay que atinar bastante si no queremos hacer un par de intentos antes de lograr nuestro objetivo.
Pese a lo que su pequeño tamaño pudiera indicar el Eee 701 se caliente bastante al utilizarlo. A los pocos minutos de arrancar el sistema vamos a notar cómo las teclas y la parte inferior del equipo comienzan a desprender calor. Esto se debe a que por un lado existen ranuras de ventilación en la parte inferior de la carcasa del ordenador y a que bajo las teclas se encuentra una rejilla metálica por la que sale el aire caliente generado por los componentes embutidos en el escaso espacio interior.
No es una estufa pero sí que se nota la temperatura en las piernas si lo apoyamos sobre ellas, sobre todo en días calurosos como estos que estamos teniendo. De momento no he podido probarlo en un entorno más fresco, pero sí que hay que destacar que el ordenador es absolutamente silencioso: el ventilador con el que está equipado para evacuar el aire caliente del interior es de pequeño tamaño y apenas emite un leve silbido inapreciable a nada de ruido que haya en el entorno de uso.
No sé si la cosa irá mejorando con el tiempo, pero en las primeras cargas me he encontrado con que la batería no tiene una autonomía demasiado larga: no me he puesto a cronometrar con exactitud lo que tarda en pasar del 100% de carga a apagarse por falta de energía, pero calculo que ronda las tres horas empleando el WiFi, con el volumen de sonido al 1/3, el brillo de la pantalla a la mitad y haciendo un uso no muy intensivo del ordenador (internet y trasteo por los menús principalmente). Cierto es que la autonomía parece más o menos decente, pero los usuarios europeos estamos perdiendo tiempo de uso sin conectar a la corriente gracias a que Asus ha equipado nuestros Eee 701 con unas baterías de 4400 mAh, siendo en otros países de 5200 mAh. Una merma que no consigo explicarme demasiado bien pero que hace que no podamos despreocuparnos del cargador durante demasiado tiempo.
Hablando de la batería no pasaré por alto que al menos el tiempo de carga es más o menos breve: entre hora y media y dos horas será lo que tarde en alcanzar su nivel máximo siempre que no estemos utilizando el mismo tiempo el ordenador, pues en ese caso la carga será bastante más lenta.
El alcance del WiFi es bastante bueno; más o menos como en cualquier portátil actual con dicha tecnología integrada. El programa para la conexión a redes inalámbricas es realmente simple y no debería darnos ningun problema. Eso sí, comentar que en mi caso no pude conectarme a ninguna red Wi-Fi hasta que actualicé el sistema mediante la utilidad que Asus ha integrado en el SO.
Respecto al almacenamiento, que nadie crea que los 4 GB de disco duro están completamente a nuestra disposición, porque el sistema operativo y otra serie de elementos que los ingenieros que han diseñado el 701 han tenido a bien colocar en la memoria fija del dispositivo nos dejan unos exiguos 1.3 GB a nuestra disposición.
Cierto es que podemos almacenar datos en pendrives, tarjetas de memoria SD/MMC (el Eee trae un lector integrado del que luego os hablaré) y discos duros externos; pero hemos de tener en cuenta que el espacio en el disco duro es muy limitado y que por lo tanto hay hábitos que debemos cambiar a la hora de trabajar con el Eee: se acabó el almacenar gigas de música y vídeos en el disco duro. Lo que deberíamos hacer es o bien trabajar siempre con una tarjeta de memoria de generosa capacidad introducida en la ranura destinada a tal efecto o guardar los archivos «de uso» en el disco duro y todo lo demás en unidades externas.
Como os decía al inicio de este largo análisis, los ultraportátiles no están hechos para todos los públicos y hay que saber bien a lo que uno se enfrenta cuando le pone las manos encima a uno de estos aparatos. Estos pequeños ordenadores están hechos para trabajar con una serie de documentos o navegar por internet, pero no son centros multimedia ni grandes almacenes de archivos. Lo ideal es emplear este tipo de máquinas como «segundo ordenador» para no tener que renunciar a la comodidad y versatilidad de un PC allá donde estemos. De cualquier modo, los vídeos que he probado en él se ven de manera correcta y con bastante fluidez (el formato probado ha sido WMV a 640×480 y 2.1 Mb/s de compresión) aunque estoy pendiente de probar alguno codificado en H264, que suele ser el códec que más recursos necesita para ser descomprimido.
Un feo detalle por parte de Asus es la pegatina que recubre la tapa inferior de la carcasa y que da acceso a ciertos componentes del ordenador: lo más útil que se encuentra bajo dicha tapa es la memoria RAM del sistema, que es de 512 MB de serie y que podemos ampliar sustituyéndola con un SO-DIMM DDR2 667 de 1 GB como máximo, pues si ponemos 2 GB (máximo reconocible por hardware) habrá que recompilar el kernel del SO para que la reconozca.
La operación de ampliación de memoria no tiene complicación alguna, pero en Asus han colocado la mencionada pegatina para que, si metemos mano al ordenador, nos queremos sin garantía. Y es cierto que la filosofía del Asus EEE 701 es «funciona, así que no toques nada» pero de cara a los usuarios experimentados (que son un buen porcentaje de los que han comprado un Eee) no estaría de más un poco más de flexibilidad.
Lo peor del Asus Eee 701 es, como ya apunté hace un rato, el sistema operativo: el Eee funciona con una distribución de GNU/Linux llamada Xandros que lleva ya tiempo en el mercado para PCs. Lo que ha hecho Asus ha sido tomar dicha distribución y modificarla para que funcione sin demasiados problemas en este ultraportátil. Es verdad que no da problemas y que todo va más o menos bien, pero os aseguro que a veces uno tiene la sensación de manejar un ordenador de juguete: las aplicaciones son las de cualquier ordenador de sobremesa y no hay queja en ese aspecto, pero los menús a base de pestañas son de lo peor que he visto.
Una vez más vuelvo a reconocer que estoy de acuerdo con el público del Eee pueda ser gente que no entiende demasiado de informática, pero de verdad que cuando alguien que sabe un poco del tema maneja este ordenador tiene la impresión de que le están llamando tonto.
Si el sistema sobre el que se ejecuta todo es Linux, no sé a cuanto de qué tienen que meterle por encima una capa que lo «Windowsea» (¡toma palabro!) hasta el más mínimo detalle: las ventanas son iguales que en XP, la barra de tareas es casi igual, los accesorios se llaman de la misma manera, no hay posibilidad de tener varios escritorios, para desmontar las unidades hay que dar a un icono llamado «desconectar hardware con seguridad»… y así decenas de detalles que dan la sensación de que los creadores del SO se avergüenzan de Linux y quieren hacer creer a toda costa a la gente que están ante un Windows XP un poco recortado.
Linux antes era un poco tosco, algo complicado para gente sin conocimientos, pero de unos años a esta parte las distribuciones se han dulcificado mucho y a la hora de manejarlas no hoy mucha diferencia con respecto a los sistemas de Microsoft. Sólo hay que acostumbrarse a ciertas cosas que son diferentes como la forma de actualizar los programas mediante el uso de repositorios y poco más, por lo que no entiendo esa fiebre de esconder Linux bajo una capa de pintura roja, verde, azul y amarilla.
Por suerte hay un modo (no documentado por Asus, claro) mediante el que se puede poner el escritorio original de Xandros en el Eee. Sin embargo este análisis está realizado íntegramente con el sistema operativo que la máquina trae «de serie», pues me gustaría dar un punto de vista válido para cualquier usuario y no sólo a los «manitas». Si queréis emplear el llamado escritorio avanzado podéis echar un vistazo a los artículos de esta sección del Wiki de EeeUser.
Una de las cosas que a priori me daba más «miedo» a la hora de utilizar el Eee en el día a día era el tamaño de la pantalla. Ya sabía que era pequeña y que su resolución de 800 x 480 impondría algunas trabas a la hora de hacer ciertas cosas, pero una vez más me he dado cuenta de que cambiando ligeramente el modo de trabajo con respecto a un PC «normal» con el Eee se puede hacer prácticamente de todo (bueno, manejar un programa de CAD puede ser un infierno, pero para tareas habituales no hay grandes problemas).
Navegar por internet no supone un gran problema, aunque es recomendable instalar algún tema minimalista en Firefox (os recomiendo Littlefox) y trabajar en modo «pantalla completa», al que se conmuta con F11. La mayoría de las páginas se verán bien a la resolución nativa de la pantalla, aunque vamos a tener que usar el scroll más de lo habitual, claro está. De ahí la importancia que comentaba antes de que debemos invertir algunos minutos en ajustar a nuestro gusto la sensibilidad del touchpad del equipo. A la hora de trabajar con procesadores de textos, hojas de cálculo y demás programas ofimáticos nos vamos a encontrar más de lo mismo: no demasiados problemas más allá del uso intensivo del scroll.
Donde sí que vamos a tener algún problema más va a ser a la hora de ver PDFs en pantalla, pues al ser tan achatada si optamos por ver los documentos de forma que su anchura sea la de la pantalla, apenas vamos a ver una franja, y en el caso de catálogos y documentos estructurados en marcos nos vamos a volver locos yendo arriba y abajo. Es un problema muy parecido al que nos surgirá creando documentos en Open Office, pero por lo general estos son textos que se leen de arriba a abajo sin más, pero como os digo, la estrechez vertical de la pantalla puede ser un poco perjudicial bajo ciertas condiciones.
Los altavoces integrados en la carcasa no se escuchan mal para un ordenador del tamaño del Eee. No son precisamente unos Harman-Kardon de gama alta, pero al menos se escuchan con nitidez gracias a que están colocados justo enfrente de nuestros oídos. De todos modos, siempre podremos conectar unos auriculares en la salida destinada a tal efecto y escuchar a través de ellos el sonido del ordenador si no queremos molestar a la gente que tengamos por los alrededores. La calidad de audio a través de los mismos no es espectacular, pero cumple de sobra con su cometido, ya que no vamos a tener almacenados en el Eee archivos de audio en formato FLAC. Eso sí, mejor utilizar auriculares de baja impedancia porque por lo general se escuchan más altos y por lo tanto consumiremos menos batería al no tener que subir mucho el volumen.
Por su parte, el micrófono integrado cumple con su papel pero no puede ser usado para aplicaciones «profesionales» por estar embutido directamente bajo el touchpad del ordenador. En el caso de que estemos grabando audio y pulsemos algún botón del dispositivo escucharemos un sonoro «clack» en el audio resultante. Para grabar sonido ambiente o tomar notas de voz vale perfectamente, pero si queremos hacer las cosas bien un micrófono externo es muy recomendable.
Todavía no he comentado nada de la carcasa externa, pero bueno, ese es tal vez el aspecto menos relevante del Eee. Para mi gusto es bonita (al menos en la versión blanco perlado que he elegido yo) si bien parece algo delicada en cuanto a arañazos y marcas. Es verdad que gracias al disco SSD el sistema es (casi) inmune a golpes y caídas, pero la carcasa sí que es delicada y por lo tanto algo de cuidado hemos de poner en el uso del equipo. Se agradece el detalle de la funda que trae «de serie» para evitar rozaduras y demás indeseables elementos antiestéticos.
La conexión de dispositivos USB no tiene ninguna complicación: las pruebas con pendrives y tarjetas de memoria siempre han ido correctamente y lo que sí debemos tener en cuenta es que SIEMPRE hay que desconectar los dispositivos con el icono correspondiente en la barra de tareas (en Windows es importante, pero en Linux lo es todavía más).
El minúsculo teclado también nos desesperará los primeros días debido a que tendremos que «aprender» a escribir de nuevo. Al ser las teclas tan pequeñas cuesta coger agilidad a la hora de redactar párrafos y de vez en cuando es recomendable releer el texto para asegurarse de que hemos escrito todo correctamente. En este teclado tal vez es más recomendable escribir con dos dedos a emplear avanzadas técnicas de mecanografía multidactilar.
El lector de tarjetas SD / MMC es un gran invento: nos permite introducir una memoria del tamaño de un sello, y que al soportar la especificación SDHC nos dará un espacio de almacenamiento adicional de varios gigas. Además, una vez introducida, la tarjeta queda «al ras» de la carcasa y no nos molestará lo más mínimo en el uso del ordenador.
En el momento de introducir la tarjeta esta se montará como si fuera un disco duro y podremos guardar en ella archivos y documentos del mismo modo que hacemos con el disco SSD. Claro, seguro que (como me ocurrió a mí) enseguida habréis pensado en haceros con una tarjeta de 16 GB, dejarla fija en el lector y esquivar así las limitaciones de espacio que os comentaba al hablar del peculiar disco duro que monta esta máquina. La idea es buena y perfectamente factible, pero tenemos el inconveniente de que cada vez que arranquemos el sistema se nos abrirá el diálogo que nos pregunta con qué programa queremos explorar el contenido de dicha tarjeta, lo que es una lata. Posiblemente este inconveniente tenga una sencilla solución realizable por software, pero yo hasta el momento he sido incapaz de dar con ella.
La webcam que el Eee trae incorporada en la parte superior del marco de la pantalla cumple su papel dignamente si la iluminación de la estancia es lo suficientemente brillante; en caso contrario el granulado será evidente y los colores muy poco naturales. No hay aquí lámparas infrarrojas para ayudar a iluminar la cara del sujeto ni virguería técnica alguna, pues la cámara es de lo más sencilla (comparable con la que traen de serie muchos teléfonos móviles) y simplemente nos permitirá capturar tanto pequeños vídeos como fotogramas sueltos además de emplearla en programas de mensajería instantánea. Destacar que cuando está activada un pequeño LED de color verde nos avisará de su estado.
En fin, supongo que os podría contar bastantes más detalles sobre esta maquina, pero todavía tengo muchas cosas que experimentar, mucho uso que darle y sobre todo todavía tengo que escribir bastantes textos en él, pero tras unos días de uso intensivo (sin ir más lejos la mayor parte de este análisis está escrito en el Eee) me siento lo suficientemente «autorizado» como para tener la certeza de haber realizado un análisis en condiciones.
De todos modos, os comento que con el tiempo iré actualizando esta entrada de tal modo que vaya reflejando un poco cómo van evolucionando las cosas con este ultraportátil. Me gustaría ampliar su memoria a 1 GB, ver cómo se comporta la batería tras unos cuantos ciclos de carga / descarga y adquirir destreza con el teclado para que no me lleve tanto tiempo escribir un texto largo. De hecho, ya voy notando que voy más rápido y no cometo tantos errores como al principio, pero aun así todavía queda un largo camino por recorrer hasta que sea capaz de manejar este Asus Eee 701 con la misma facilidad que mi veterano Toshiba Satellite A50.
Espero que este extenso análisis haya servido tanto para entretener a los amigos de la tecnología (buscando ese fin siempre intento adjuntar tantas fotografías como puedo) como para ayudar a clarificar las cosas entre aquellos que estén indecisos ante su adquisición o no. Ya os decía hace poco que lo mejor de los blogs es que sus autores cuentan sus experiencias de cada día sin patrocinios ni presiones editoriales de ningún tipo, por lo que en ocasiones son de más ayuda que otros artículos más técnicos hallados en otros medios.
Y no; por si a estas alturas os lo estáis preguntando, no seré yo quien vaya a dictar un veredicto universal sobre si os debéis comprar el Asus Eee PC 701 o no. Si hago unas reviews tan extensas es precisamente para plantear las cosas como son; con sus pros y sus contras, de tal modo que al final seáis vosotros mismos los que, con los datos en la mano, os deis cuenta si el aparato os puede ser útil o no. Yo, a título personal, os puedo decir que estoy bastante contento con la máquina de Asus pese a que tiene sus limitaciones con respecto a un portátil «normal», pero soy muy consciente de que este ordenador a más de una persona le parecerá una frivolidad. Ya se sabe que todo es relativo, y sólo el conocimiento de las cosas será el que nos permita decidir con libertad.
PRIMERA ACTUALIZACIÓN ( 23 de Junio de 2008 )
Tras haber experimentado un poco más a fondo con el Asus Eee PC 701 os voy a comentar algunas conclusiones que he sacado:
– Siguiendo los pasos del wiki de EeeUser he pasado a emplear el escritorio avanzado, el cual «libera» casi todo el potencial de Linux mucho más allá que el sistema VTech que el Asus trae originalmente. El escritorio avanzado nos ofrece una distribución con una apariencia similar a la de cualquier ordenador de sobremesa y elimina la apariencia «juguetil» de los menús con pestañas del Eee.
– Con el escritorio avanzado el ordenador tardará unos segundos más en arrancar (de 15 pasa a 20, por lo que la ralentización no es excesiva). Muy al contrario de lo que pudiera pensarse a primera vista, el sistema con el escritorio avanzado activado va más suelto que con el escritorio simple. Esto se debe a que el escritorio simple lo que hace es meter una capa extra sobre el Xandros original que pretende facilitar las cosas y hacerse pasar por una versión descafeinada de Windows XP, disminuyendo ligeramente el rendimiento de todo el sistema.
– Una vez probado el escritorio avanzado no creo que nadie se vuelva al sencillo; pero por si acaso se conserva la posibilidad de conmutar entre uno y otro tal y como se comenta en el wiki que os enlazaba antes.
– La mayor pega del cambio al escritorio avanzado es la merma en seguridad del sistema debido a que desde ese instante no se nos va a pedir nuestra contaseña en el arranque ni en prácticamente ninguna operación de mantenimiento del S.O. Consultando con una persona experta en Linux conseguimos (modificando ficheros del sistema) que pidiera la contaseña en las tareas de mantenimiento (como es lógico y habitual en Linux) pero descubrimos con sorpresa que el ordenador se quedaba bloqueado en el arranque del entorno gráfico debido a que este se ejecuta en modo superusuario por defecto. Una decisión dificilmente comprensible pero que no tenemos opción de cambiar.
– Otra cosa que he hecho ha sido ampliar la memoria RAM del sistema hasta 1GB. La operación (como ya apuntaba en la review) no reviste más dificultad que la de abrir la tapa inferior del Eee, «despinchar» el módulo que viene de serie e instalar el nuevo. En mi caso ha sido un Kingston SO-DIMM DDR2 667 que no me ha dado el más mínimo problema ni de instalación ni de funcionamiento.
– Asus asegura (esto me lo han comentado los trabajadores de PC BOX, poseedores cada uno de ellos de un Eee como el aquí analizado) que la garantía del equipo permanece intacta incluso en el caso de que arranquemos la pegatina que viene sobre uno de los tornillos de la tapa del equipo. Es un punto sobre el que me he asegurado bastante porque no quisiera que dentro de unos meses tuviera que hacer uso del servicio técnico y que me llevara la sorpresa de que por cambiar un simple SO-DIMM me tuviera que comer el equipo con patatas. Eso sí, en caso de que cambiando el módulo hicéramos algún destrozo, como es lógico sí que nos quedaremos sin garantía.
– El Firefox que viene instalado por defecto se bloquea si vemos vídeos de youtube o contenidos similares a pantalla completa durante un buen rato y a continuación pulsamos el botón de volver atrás. Supongo que será cosa del plug-in de flash instalado por defecto, porque en ninguna otra ocasión se me ha colgado (habiéndole dado bastante caña estos días) y en la situación antes descrita el cuelgue está asegurado. Para salir del apuro podemos pulsar ctrl + alt + supr y matar el proceso del Firefox.
– Hay bastante diferencia en cuanto a consumo energético entre usar el WiFi y tenerlo desactivado. Recomiendo desactivarlo si no vamos a hacer uso de él, pues ganaramos unos cuantos minutos de autonomía. Por ejemplo escribir textos con Open Office es una actividad con la que el consumo de batería es relativamente bajo si dejamos desactivada la comunicación inalámbrica, mientras que con la misma activada el nivel de batería bajará bastante más deprisa.
– Por último, os dejo con algunas capturas que he hecho del escritorio avanzado para que podáis ver las diferencias con respecto al simple:
Escritorio
Centro de control de KDE
Gestor de paquetes Synaptic
Reloj mundial KDE
Menú del sistema
Explorador de archivos
Lanzador rápido de aplicaciones
SEGUNDA ACTUALIZACIÓN ( 28 de Junio de 2008 )
– A través del procedimiento explicado en el siguiente hilo del Foro AsusE3 he podido comprobar que aunque mi batería está etiquetada como de 4400 mAh en realidad tiene una capacidad de 5200 mAh. No sé a qué se debe esta extraña política, pero viendo los resultados de los usuarios se deduce que si en la pegatina pone que la batería es de 4400 puede que sea de esa capacidad o de 5200 (este es mi caso) mientras que si en la pegatina dice que es de 5200 será de dicha capacidad, pues si fuera de menos nos estarían engañando.
TERCERA ACTUALIZACIÓN ( 2 de Julio de 2008 )
En relación a los tiempos de duración de la batería del Eee 701 he realizado dos tests (con el WiFi activado y desactivado) para comprobar su autonomía. Las condiciones de los mismos y sus resultados los detallo a continuación:
Información general de la batería aplicable a los dos tests:
Pegatina batería: 4400 mAh
Capacidad reportada por Linux: 5200 mAh
Condiciones del primer test:
Sistema operativo: Xandros (Escritorio avanzado).
WiFi: ON.
Brillo pantalla: 50 % (retroiluminación encendida durante todo el test).
Sonido: Mute.
No se ejecutó ninguna aplicación durante la ejecución del test.
Temperatura ambiente durante el test: 30ºC.
Nº cargas de la batería en el momento del test: 12
Resultados del primer test:
Aviso del 20% de batería restante: 2 horas 11 minutos.
Aviso de apagado en 3 minutos: 2 horas 30 minutos.
Apagado automático: 2 horas 42 minutos.
Condiciones del segundo test:
Sistema operativo: Xandros (Escritorio avanzado).
WiFi: OFF.
Brillo pantalla: 50 % (retroiluminación encendida durante todo el test).
Sonido: Mute.
No se ejecutó ninguna aplicación durante la ejecución del test.
Temperatura ambiente durante el test: 30ºC.
Nº cargas de la batería en el momento del test: 15
Resultados del segundo test:
Aviso del 20% de batería restante: 2 horas 39 minutos.
Aviso de apagado en 3 minutos: 3 horas 00 minutos.
Apagado automático: 3 horas 10 minutos.
CUARTA ACTUALIZACIÓN ( 8 de Julio de 2008 )
– Tras bastantes horas de uso desde su compra puedo decir que… ¡ya me he acostumbrado al teclado! Es verdad que en el portátil «grande» redacto más deprisa y sin errores, pero he alcanzado un punto con el Eee en el que escribo medianamente rápido y no tengo que borrar demasiados caracteres. En principio pensé que jamás me acostumbraría a unas teclas tan pequeñas, pero al final todo es cuestión de práctica.
– La carcasa del Eee se calienta bastante (hasta el punto de hacernos sudar bastante las manos) si lo usameos en entornos calurosos con aire quieto. Si no estamos bajo los auspicios de un aire acondicionado el aire de un simple ventilador sirve para que el exterior del ordenador se refrigere bastante. Lógico; al ser tan pequeño tiene muy poca «inercia térmica» y cualquier cambio externo afecta bastante (para bien o para mal) a su temperatura.
– Otra foto más (esta con un ligero toque «retro»):
QUINTA ACTUALIZACIÓN ( 16 de Julio de 2008 )
Hoy he descubierto una característica no documentada (al menos yo no la he visto por ningún lado) del Asus Eee PC 701 que consiste en que si tenemos el ordenador conectado a la corriente y hay algo cargando por USB, aunque apaguemos el sistema el dispositivo conectado seguirá alimentado sin interrumpir su carga.
A todos nos ha ocurrido alguna vez poner a cargar el MP3 por USB, apagar el ordenador (o suspenderlo) y que la corriente se cortara de golpe y porrazo dejándonos con cara de tontos. Pues bien, como os digo, esto no nos volverá a ocurrir si tenemos el ordenador conectado a la corriente eléctrica. Eso sí, en el caso de estar empleando únicamente la batería esta característica no se activará para evitar que podamos descargar la batería del ordenador prematuramente y sin control.
SEXTA ACTUALIZACIÓN ( 25 de Julio de 2008 )
Os comento que he realizado otro test de duración de la batería en las mismas condiciones que el anterior para ver cómo había variado este parámetro tras los múltiples ciclos de carga y descarga que he ido realizando con el uso diario del equipo.
LLevo ya más de un mes empleando el Eee a diario (la verdad es que últimamente lo utilizo más que el ordenador «grande» por su tremenda portabilidad) y me he llevado la sorpresa de que la duración de la batería permanece prácticamente invariable: bajo las mismas condiciones en las que la batería aguantó tres horas y diez minutos, esta vez el Asus EeePC 701 ha aguantado tres horas y once minutos.
Eso sí, también me he dado cuenta de que Open Office (al menos la aplicación «Writer») consume bastante batería, pues la autonomía se reduce notablemente cuando estoy bastante tiempo dándole a las teclas. Supongo que el corrector ortográfico, que está siempre ejecutándose en segundo plano, tendrá bastante que ver en esto. Probaré a desactivarlo a ver qué tal.
También he de comentar que, como es lógico, la autonomía del equipo se reduce considerablemente al conectar un disco duro externo de 2.5″ alimentado por USB. No debemos tomar por costumbre conectar un dispositivo de este tipo si no estamos conectados a la corriente, puesto que nos podemos quedar sin batería antes de lo previsto. En el caso de que queramos ver una película o escuchar música que no nos quepa en el disco duro SSD interno es mejor emplear una tarjeta de memoria o un pendrive, puesto que al no ser dispositivos mecánicos consumen bastante menos energía que el mencionado disco duro externo.
SÉPTIMA ACTUALIZACIÓN ( 26 de Julio de 2008 )
En respuesta a una consulta que Iker dejó en los comentarios de esta entrada os voy a mostrar una serie de imágenes en las que os muestro algunas tareas habituales que realizo con el Asus EeePC 701 para que veáis cómo afectan las dimensiones de la pantalla a nuestras acciones de cada día.
La Wikipedia en el Eee 701. Es muy útil emplear el modo de pantalla compeleta (F11) para poder aprovechar todo lo posible el espacio de trabajo.
Parte de mi galería de Flickr en la pantalla del Asus. El scroll hay que emplearlo continuamente.
Este mismo artículo visto en el Eee. La mayoría de los blogs se ven correctamente.
Pidgin; el cliente de mensajería instantánea que viene preinstalado. Funciona muy bien y sin muchos agobios gracias a que las conversaciones se abren en distintas pestañas dentro de una misma ventana.
He añadido algunos RSS de prueba a Thunderbird (los miro en el ordenador grande) para que veáis que debido a lo que ocupa la aplicación nos queda un minúsculo espacio para leer el cuerpo de los mensajes.
Open Office Writer; el procesador de textos que viene por defecto y que cumple perfectamente con su cometido. Casi el 100% de los artículos de este blog de un tiempo a esta parte los escribo en Writer para luego pasarlos a la web; así que a mí me va perfecto.
Colección de fotografías. Se pueden ver en miniaturas, pero es más cómodo dejar el puntero encima de una fotografía para que se abra un pop-up con información.
Viendo un PDF en Adobe Reader. Se ve muy bien, pero hay que hacer scroll constantemente.
El gestor de paquetes Synaptic. Pasa un poco como en Thunderbird para leer los mensajes; el espacio que tenemos nos hará manejar las barras de desplazamiento todo el tiempo.
El centro de control de KDE. En este caso el apartado encargado de cambiar la distribución de teclado. Volvemos a contar con un espacio bastante reducido apareciendo, como de costumbre, las barras de desplazamiento.
Por cierto, un pequeño apunte: a veces veremos con desagrado que las ventanas ocupan más que la propia pantalla y por lo tanto se nos quedan algunas zonas fuera de nuestra visión. Para mover la ventana debemos hacer click en cualquier punto de ella al tiempo que pulsamos ALT. De ese modo el cursor cambiará a un cruce de flechas y podremos desplazarla a nuestro antojo.
OCTAVA ACTUALIZACIÓN ( 28 de Julio de 2008 )
Compruebo con alegría que mis expectativas sobre el Asus EeePC 701 se están cumpliendo con creces. Actualmente todos los artículos de este blog los estoy escribiendo en él y todas las labores relacionadas con internet que suelo realizar en el portátil «grande» las puedo realizar sin ningún problema aquí también.
Puestos a pedir me gustaría que Asus cuidara un poco más los repositorios que han montado para tener actualizada esta versión de Xandros, pues aparte de que hay muy poco material me he encontrado con numerosos errores de programas que en teoría están pero cuando Synaptic los intenta descargar resulta que en realidad no están disponibles (es el caso de GIMP sin ir más lejos). Del mismo modo me gustaría contar con una versión de Firefox 3 que pudiera instalar sin tener que hacer apaños raros, pues aunque hay tutoriales en internet sobre el tema, no me inspiran demasiada confianza.
NOVENA ACTUALIZACIÓN ( 13 de Agosto de 2008 )
Al final me he armado de paciencia y he descargado los 20 megabytes que ocupa la aplicación Google Earth para Linux con la conexión de 56 Kb que tengo en el apartamento de la playa. Al menos os puedo adelantar que el resultado ha merecido la pena y el programa funciona bastante bien, pero hay que hacer una serie de matizaciones previas porque me ha costado un poco poder hacerlo funcionar correctamente. Vamos a ello:
Por una parte el programa se instala un poco chapuceramente en el sistema de tal modo que se crea una carpeta en el directorio «home» y un acceso en el escritorio como si de un programa de Windows se tratara. No es grave porque en breve comenzaré a probar otros sistemas operativos en el Eee y me tocará borrar Xandros por completo, pero no estaría mal que la instalación fuera algo más elegante que un simple instalador que no sabemos muy bien lo que está haciendo en el sistema.
Bien, el programa está instalado y procedemos a ejecutarlo obteniendo una velocidad absolutamente inhumana hasta el punto de hacerlo completamente inmanejable porque el simple hecho de presionar un botón puede llevar varios segundos hasta obtener una respuesta. Aunque el programa requeriría de un ordenador más potente para funcionar de manera óptima, se supone que no debería ir tan lento en este pequeño ordenador, así que algo no cuadra.
Pues bien, me puse a investigar un poco sobre el tema y rápidamente encontré una solución en el Wiki de EeeUser ( http://wiki.eeeuser.com/howto:fixgoogleearthspeed ) que puso fin a todos mis problemas: todo se debe a una función gráfica que hay en el ejecutable del programa que no se lleva bien con los drivers de pantalla del Asus Eee, de modo que en el propio Wiki han colgado un nuevo ejecutable que debemos copiar sobre el original y darle permisos de ejecución a continuación para que todo se mueva a una velocidad más aceptable. Ahora bien, debemos desactivar también la opción «atmósfera» en el menú «Ver» del propio programa para que la cosa vaya fluida (al menos en la versión 4.2; en las anteriores puede que no estuviera esta opción), pues dicha opción requiere de complejos cálculos que ralentizarán enormemente la renderización de los gráficos en pantalla.
Una vez hecho todo esto ya tendremos un programa completamente funcional del que os pongo a continuación unas capturas. Eso sí, os comento que debido a la resolución de la pantalla (800 x 480) debéis emplearlo a pantalla completa (F11) y ocultar la barra lateral izquierda si queréis «volar» por el mundo con comodidad. Yo ya estaba encantado con el programa desde hace tiempo, pero ahora además me lo puedo llevar a todas partes y en el caso de no contar con una red WiFi cerca siempre podemos ver lo que hay en el archivo de caché (lo que hayamos visitado recientemente, vaya). Caché que, eso sí, ha de ser reducido a una fracción de su valor original, pues por defecto son 2000 MB y no está el pequeño de los Asus para tantas alegrías. Yo lo tengo fijado a 150 MB y me va más que bien. Por cierto, si habéis ampliado la memoria del Eee al menos a 1GB notaréis más soltura a la hora de mover Google Earth.
Nuestro pequeño mundo
La Puerta del Sol de Madrid
El litoral de Oropesa del Mar (mapas de baja resolución en esa zona 😦 )
La puerta de Alcalá en Madrid
El coliseo de Roma
DÉCIMA ACTUALIZACIÓN ( 16 de Agosto de 2008 )
Hoy me gustaría comentaros dos cosas sobre el Asus Eee 701; una más o menos técnica y otra meramente personal. Vamos a ello:
– No he señalado en la review que la versión Linux del Eee viene con una partición oculta a los ojos del usuario que contiene la imagen original del sistema operativo para que podamos restaurarlo en caso de problemas. Este proceso se haría arrancando el ordenador con la tecla F9 pulsada, lo que nos presentará un menú en pantalla con la opción de dejar el sistema tal y como venía al abrir la caja por primera vez.
Es cierto que esta «partición oculta» resta espacio de almacenamiento al Eee y podríamos eliminarla para disponer de él; y más sabiendo que en el CD que viene con el ordenador se incluye una imagen del Xandros para restaurarla desde una unidad lectora externa o incluso desde un pendrive, pero tener esa partición con la imagen del SO hace que podamos llevarnos el ordenador a cualquier parte sin tener que cargar con nada más que el propio ordenador, el cargador y la funda; ni discos de rescate ni pendrives ni historias, lo cual es bastante cómodo.
– Por otro lado me gustaría hablar sobre la «usabilidad» del Eee 701. A lo largo de este verano he tenido ocasión de utilizarlo en diversas circunstancias y me gustaría compartir la experiencia con vosotros, pues creo que puede ser interesante.
Lo primero es decir que efectivamente el Eee es ultraportátil. Cabe en cualquier bolso de tamaño medio y el peso no hará que se nos vaya doblando el espinazo a los cinco minutos, cosa que se agradece pues al cargar con un portátil grande uno se empieza a acordar de la madre del diseñador a los pocos minutos. El brillo de la pantalla al máximo es suficiente como para al menos ver algo en condiciones de mucha luminosidad. Aunque bajo el sol directo no seremos capaces de distinguir casi nada la estrategia es buscar una sombra para poder usar el portátil en condiciones (y de paso no tener mucho calor).
En mi caso particular he empleado el Eee para dar «clases de Open Office» a una amiga en los jardines de la Torre del Rey y mostrarle el programa «Google Earth» con los datos que tenía almacenados en la caché del disco duro así como también para llevarlo a un par de restaurantes y mostrar algunos vídeos y fotografías a amigos de por aquí que no conocían la existencia de este blog ni de los proyectos «Alcalá de Henares ayer y hoy» y «Oropesa del Mar ayer y hoy». En ambos casos el Eee se ha mostrado muy versatil, ha cosechado comentarios muy positivos por parte de la gente (especialmente de las chicas, que se han mostrado encantadas con el diseño del Asus) y todos han coincidido en destacar que la pantalla se ve de maravilla. Al ser de pequeño tamaño se puede poner en una esquina libre de la mesa y con el volumen al máximo es suficiente como para que todos los presentes puedan escuchar el audio del vídeo de turno si el entorno no es demasiado ruidoso. La verdad es que me ha venido genial para estas tareas de «promoción», pues de otro modo sólo habría podido mostrar el material en mi móvil y la cosa hubiera quedado muy deslucida.
Con respecto a las capacidades WiFi, aunque son las estándares de cualquier portátil actual, en la playa no he podido conectarme a ninguna red de este tipo porque sencillamente no hay prácticamente ninguna por estas tierras. Hay gente que me ha preguntado si podría usar el Eee 701 para navegar por internet y consultar el e-mail en cualquier sitio; y a esa pregunta he de responder con un rotundo «SÍ», pero claro, si estuviéramos en un mundo ideal en el que las redes WiFi abiertas abundaran y tuviéramos cobertura en casi cualquier lugar (léase Japón; pues allí hay centenares de redes WiFi sin clave a disposición del público). Si estamos en un lugar con cobertura WiFi y conseguimos conectar con ella podremos navegar y ver el correo perfectamente (comprobado en Alcalá de Henares) pero si el lugar en el que estamos es un desierto en cuanto a señales inalámbricas obviamente no habrá nada que hacer.
Por lo tanto, el ordenador es capaz de conectarse a cualquier red WiFi abierta sin problemas, pero el caso es encontrar alguna de esas redes en nuestra geografía; cosa bastante complicada fuera de las grandes ciudades. Eso sí, en cuanto a portabilidad el ordenador no tiene rival salvo una PDA, pero ya os comenté al principio de la review que hay cosas para las que las PDAs no están diseñadas y en las que el Eee les da unas cuantas vueltas.
¿Mi definición del Asus Eee PC 701? Un ordenador ultraportátil orientado a internet y ofimática. La esencia de lo que debería ser un portátil; porque para todo lo demás ya tenemos los ordenadores «grandes», ¿no? 😉
UNDÉCIMA ACTUALIZACIÓN ( 25 de Agosto de 2008 )
Cansado de la nula actualización de los repositorios del Xandros que viene de serie con el Eee y pensando en la cantidad de cosas que me estaba perdiendo por emplear un sistema operativo tan “capado” empecé a informarme sobre otras opciones que podría instalar en este pequeño ordenador.
Tras descartar versiones específicas para el Eee (suelen ser proyectos que al final se quedan abandonados) buscaba alguna distribución estándar que contara con un amplio soporte de la comunidad del software libre. Mi elección al final fue Debian por ser una distro muy personalizable, mantenida a diario y sobre todo porque es la que empleo en mi portátil grande (junto con Windows XP). He de reconocer que desde que lo instalé en el Toshiba estoy encantado con Debian y reconozco que lo único que me “ata a Windows» ahora mismo es iTunes y sus estadísticas de canciones. Cuando me de por liarme la manta a la cabeza formatearé completamente el disco duro del Toshiba y me quedaré nada más que con Debian, pues cada día me gusta más y me desenvuelvo mejor con él.
La versión de Debian para el Eee, como os decía, es genérica con todas las ventajas que esto conlleva; pero lo que es específico para el pequeño de los Asus es el instalador. Tenéis toda la información sobre el proyecto en el siguiente wiki: http://wiki.debian.org/DebianEeePC (incluso con traducción al castellano)
Lo que sí os comentaré es que dicho instalador es bastante intuitivo y si sabéis un poco sobre sistemas operativos no tendréis demasiadas dificultades para tener Debian funcionando en el EeePC a los pocos minutos. En cualquier caso, yo preferí cubrirme las espaldas y le pedí ayuda a mi hermano para este proceso, pues lleva bastante más tiempo que yo en el mundillo de GNU / Linux y prefería que me fuera guiando a través de los distintos pasos de la instalación.
Con lo que debéis tener cuidado es con el tamaño de la instalación, pues si os liáis a instalar paquetes os podréis encontrar con que se os llene el disco duro y os toque volver a realizar todos los pasos. Recordad que tenéis 4GB de disco duro, y en mi caso particular después de instalar el sistema con escritorio Xfce, Open Office, Google Earth (que en esta ocasión funciona sin problemas de incompatibilidades) Povray, Iceweasel 3 (que no es otra cosa que Firefox 3) y alguna que otra utilidad más cuento con algo más de 1GB libres para almacenar datos en el disco SSD destacando también que he creado una partición de swap de 512MB.
Una vez todo instalado y configurado (de nuevo os recomiendo encarecidamente la visita a DebianEeePC porque ahí están resueltas casi todas las dudas que os puedan surgir) manejar Debian es como cualquier otro sistema operativo, y el hecho de tener una capacidad de actualización casi diaria es un gustazo. Las actualizaciones de lo que tengamos instalado se hacen a través de Aptitude o Synaptic y tras unos minutos de uso enseguida nos pondremos a buscar software de nuestro interés.
Nuevo Test de Batería
Una vez instalado Debian opté por hacer un test de batería en las mismas condiciones que los anteriores (sistema en reposo, volumen en mute, WiFi apagado, retroiluminación a la mitad con la pantalla encendida todo el tiempo) para ver si el cambio de S.O. conllevaba alguna modificación en la autonomía y me llevé la sorpresa de que el tiempo de batería se estiró hasta las 3 horas y 26 minutos; aproximadamente un cuarto de hora más que en las dos pruebas anteriores.
En definitiva, he de reconocer que estoy encantado con el nuevo sistema operativo: si el cambio al escritorio completo de Xandros ya fue un paso adelante, esta nueva evolución es todo un salto con respecto a lo anterior. El hecho de tener un sistema con el respaldo de una inmensa comunidad como es Debian le da a uno mucha confianza y la tranquilidad de que cualquier fallo será subsanado en pocas horas.
¡Ya os hablaré con más calma de él en una futura actualización! 😉
DUODÉCIMA ACTUALIZACIÓN ( 30 de Agosto de 2008 )
Os comento que he subido un vídeo a youtube en el que podéis ver Debian ejecutándose en mi Asus Eee PC 701 4G. Muestro el arranque del sistema y la ejecución de Iceweasel 3, Google Earth, Open Office Writer y Aptitude. ¡Espero que os resulte interesante!
DECIMOTERCERA ACTUALIZACIÓN ( 18 de Enero de 2009 )
Veo que sois muchos los que llegáis a este artículo buscando información para compraros un Asus 701 o bien porque lo acabáis de estrenar y queréis conocer sus posibilidades. Debido a ello he decidido grabar un breve vídeo en el que muestro cómo cambiar la memoria RAM a este ordenador para aumentar su rendimiento. Espero que os sea útil.
NOTA I: Una vez colocado el nuevo módulo de memoria no hay que configurar nada en el ordenador, puesto que éste la detecta automáticamente.
NOTA II: es importante comentar que el tamaño máximo de memoria RAM admitido por el EEE 701 es de 1 Gb empleando el Xandros que viene originalmente y 2 GB con el resto de sistemas operativos (Debian, Ubuntu, Windows XP…) porque es lo máximo que soporta el propio ordenador por lo tanto no compréis un módulo de más capacidad porque os va a dar problemas.
DECIMOCUARTA ACTUALIZACIÓN ( 19 de Enero de 2009 )
Aprovecho para comentaros brevemente que los que necesitéis los drivers para Windows de los distintos componentes del ordenador los podéis encontrar actualizados en la propia web de Asus; concretamente en ESTE ENLACE. Debéis elegir el sistema WinXP en el cuadro que sale y enseguida veréis todas las categorías de descarga.
DECIMOQUINTA ACTUALIZACIÓN ( 25 de Enero de 2009 )
Por lo que voy viendo en los múltiples comentarios de la entrada, algunos de vosotros me pedís que narre un poco cómo uso el Eee 701 en el día a día. Pues bien, para que la explicación sea más descriptiva he grabado el siguiente vídeo en el que muestro algunas de las cosas que empleo cada día como puede ser la visualización de fotografías, vídeos, edición de documentos e imágenes así como uso de internet. Es un vídeo muy en la línea del que hay en la duodécima actualización, pero que en este caso muestra otros programas y algunos usos más «lúdicos» del equipo.
NOTA: debido al algoritmo de compresión que emplea Youtube el vídeo no se ve muy nítido que digamos y en esta ocasión (no sé en qué se basa) no existe la posibilidad de activar una versión a más resolución como la que se encuentra en otros vídeos que yo mismo he subido en el pasado. Investigaré sobre el tema…
DECIMOSEXTA ACTUALIZACIÓN ( 1 de Febrero de 2009 )
Cinco meses después de haber comprobado la duración de la batería en el ordenador me he animado a hacer un nuevo test con el WiFi desactivado para comprobar si el uso diario que hago del EeePC 701 ha afectado a este delicado componente de los portátiles.
Información general de la batería:
Pegatina batería: 4400 mAh
Capacidad reportada por Linux: 5200 mAh
Condiciones del test:
Sistema operativo: GNU / Linux Debian.
WiFi: OFF.
Brillo pantalla: 50 % (retroiluminación encendida durante todo el test).
Sonido: Mute.
No se ejecutó ninguna aplicación durante la ejecución del test.
Temperatura ambiente durante el test: 22ºC.
Resultados del test:
Aviso del 20% de batería restante: 2 horas 24 minutos.
Aviso de apagado en 3 minutos: 2 horas 45 minutos.
Apagado automático: 3 horas 5 minutos.
Teniendo en cuenta que en el test realizado el 25 de Agosto el ordenador se apagó tras 3 horas y 26 minutos, se puede decir que la batería ha perdido algo de capacidad en estos últimos meses. La pérdida por el momento no es demasiado evidente, pero tendré que estar atento por si la cosa empeora en los próximos meses. Ya haré otro test dentro de un tiempo para ver cómo evoluciona el tema.
DECIMOSÉPTIMA ACTUALIZACIÓN ( 17 de Febrero de 2009 )
La semana pasada dejé el Eee 701 suspendido (tapa bajada) mientras estaba conectado a la corriente. Llegó la hora de ir a la cama y lo desenchufé, sin darme cuenta de que no estaba apagado sino suspendido. La sorpresa vino cuando tras 17 horas abrí el ordenador y me encontré la batería al 40% de su capacidad.
Pensé que no se podía haber descargado tanto la batería al estar suspendido, pues mi Toshiba se ha pasado un par de días en ese estado y la batería no bajó demasiado; de modo que decidí realizar ayer una segunda prueba: cargué la batería al 100%, suspendí el ordenador y así lo tuve durante 13 horas, tras las cuales me encontré la batería al 60%, demostrando que lo de la otra vez no fue casualidad y que el consumo en modo suspendido es bastante alto.
Echando unas simples cuentas vemos que la tasa de descarga es de aproximadamente un 3% por cada hora, lo que implica que si dejamos el ordenador suspendido durante algo más de 30 horas es posible que al tratar de «despertarlo» nos lo encontremos sin batería y que por lo tanto hayamos perdido la información no almacenada previamente.
En fin, que merece más la pena apagar el ordenador y volver a encenderlo que andar haciendo uso del modo suspendido si el cacharrín va a estar varias horas inactivo y alimentado sólo con la batería.
DECIMOCTAVA ACTUALIZACIÓN ( 22 de Mayo de 2009 )
Hoy he decidido hacer un nuevo test de batería al pequeño Asus EeePC 701 aprovechando que el ordenador está a punto de cumplir un año. Durante este tiempo lo he usado prácticamente todos los días dándome un montón de satisfacciones y una «movilidad informática» a la que antes no estaba acostumbrado.
Pero bueno, centrémonos en el test, porque esta vez es algo diferente a los anteriores. Lo que pretendía era medir la duración de la batería del Eee 701 en condiciones de «uso real», de modo que cargué la batería al 100%, desconecté el cargador y comencé a usar el ordenador como cualquier día (en los anteriores test de batería el ordenador estuvo inactivo) hasta que la batería se vaciara por completo.
Las condiciones de funcionamiento del ordenador durante el test han sido las habituales: WiFi activado, brillo de la pantalla al 50% y volumen de sonido al mínimo. Mi actividad durante el tiempo que ha durado la prueba ha consistido en redactar un par de entradas para el blog, casi media hora viendo vídeos en Youtube, edición de textos en Open Office, lectura de un par de manuales de instrucciones en PDF… en definitiva, un uso de lo más habitual para un ordenador doméstico.
Pues bien, el ordenador ha dado un aviso crítico de apagado inmediato (a falta de un 2% de batería para vaciarse por completo) cuando llevaba exactamente 2 horas y 46 minutos de funcionamiento continuo; lo que me parece una autonomía bastante decente para un ordenador de apenas 1 Kg de peso y cuya batería lleva un año de constantes ciclos de carga y descarga.
DECIMONOVENA ACTUALIZACIÓN ( 1 de Septiembre de 2009 )
Nuevo test de batería realizado en las mismas condiciones de retroiluminación, funcionamiento, WiFi y demás factores que puedan influir en el consumo de energía que en la anterior actualización.
Después de poco menos de un año y medio de uso constante del pequeño Asus la batería ha aguantado alimentando al portátil durante 2 horas y 45 minutos, lo que representa apenas un minuto menos que el resultado del test anterior y demuestra que con el paso del tiempo la autonomía que proporciona este elemento permanece prácticamente constante.