Hay un término en fotografía que se aplica a aquellas imágenes captadas al emplear una exposición larga en el periodo de tiempo durante el que a simple vista parece que ya es de noche pero en realidad todavía queda bastante luz en el cielo. Esto se denomina blue hour y viendo la siguiente fotografía entenderéis perfectamente el por qué de ese nombre.
Cuando disparé esta fotografía eran casi las ocho de la tarde de un 12 de enero, por lo que la oscuridad era casi total. De hecho, recuerdo que donde estaba situado (un monte cercano al mirador de Torre Colomera) apenas podía ver mi mano si estiraba el brazo, lo que os dará una idea de la luz ambiental que había disponible.
Sin embargo, al plantar la cámara sobre el trípode y dejar abierto el diafragma durante medio minuto a f/11 y con ISO 200, en la pantalla de la cámara apareció esa infinidad de puntos luminosos y un cielo con un precioso degradado de azul oscuro a naranja salpicado de pequeñas nubes. Milagros de la capacidad de recolectar fotones del sensor de la cámara.
Para situaros un poco , comentar que lo que tenéis en primer término son diversos chalets de la urbanización Torre Bellver (perteneciente al término municipal de Oropesa del Mar) y que más al fondo se puede distinguir perfectamente la amplia bahía que comienza en Benicassim y muere en las inmediaciones del puerto de Castellón.
¿Por qué no empleé una apertura mayor para así captar más luz? Pues porque entonces la profundidad de campo se vería reducida y todas esas luces del fondo serían apenas un borrón. Digamos que lo que tenéis aquí es una aplicación de la distancia hiperfocal sólo que en horario nocturno; de modo que se imponen diafragmas bastante cerrados para maximizar los elementos que permanecen enfocados en la composición.
«Efectivamente, es la hora azul», pensé, y con la satisfacción de haber conseguido la fotografía que había previsualizado en mi cabeza días atrás marche hacia casa a cenar.