Capturando el momento

Aunque ya he comentado en más de una ocasión que la fotografía es una cuestión de sensibilidad y de buscar ángulos diferentes, hay que reconocer que la suerte también juega un papel decisivo.

De hecho fue la propia fortuna la que dio origen a la fotografía que hoy os muestro, ya que la aparición del caballero de abrigo largo y pelo canoso fue totalmente inesperada al meterse en el encuadre justo en el instante en el que presionaba el disparador de la cámara.

Curiosidad

Nada más disparar pensé «Gracias por jo#%&me la foto» (es la expresión que siempre se me viene a la cabeza cuando pasan estas cosas) y me puse a repetir la toma un par de veces más retratando la puerta en completa soledad. Sin embargo, al llegar a casa y comprobar los resultados me llevé una buena sorpresa al ver esa mezcla de extrañeza y curiosidad en el rostro de aquel paseante, siendo esta la mejor de las fotos realizadas durante aquella soleada mañana.

Incluso el mismísimo Henri Cartier-Bresson afirmaba en un interesante documental que la fotografía siempre es una cuestión de suerte. Algo con lo que, por supuesto, estoy completamente de acuerdo.

Más spam y menos Prozac

Me encanta la carpeta de spam de mi cuenta de correo electrónico. Si a última hora de la tarde me siento triste no tengo más que meterme en ella, leer un par de correos y enseguida noto elevarse mi autoestima más allá de las nubes. Veamos lo que tenemos hoy:

abismo

– Un tipo de Uganda me ha dejado 800000 dólares en herencia. Para hacerme con semejante suma de dinero sólo tengo que ingresar mil doscientos dólares en una cuenta bancaria para cubrir los gastos de la transferencia y al momento me enviarán el dinero. Chachi, creo que el lunes no iré a trabajar.

– Una chica que afirma estar muy caliente (tal vez tenga algo de fiebre) y que responde al extraño nombre de How About dice que quiere hacerme unas cosas muy raras que no sé muy bien de qué van porque están escritas en inglés.

– Un tal Joseph me manda un archivo zip en el que dice que están las fotos de su novia desnuda. Y yo me pregunto, ¿qué gana él con mandarme esas imágenes? No lo abriré, pues prefiero que esas fotos queden en la intimidad de esa pareja, faltaría más…

– Otra chica inglesa (de Londres para más señas) dice que está triste y que se le pasaría con un revolcón conmigo. Yo me pregunto: ¿no tendrá algún inglés que le pille más a mano?

– ¡Coño! Un banco de inglaterra (no sé qué le ha dado a los ingleses conmigo hoy) anuncia a bombo y platillo que me ha tocado un millón de libras. ¡Soy multimillonario y yo sin saberlo! Me comentan también en este caso que tengo que pagar unos gastos de gestión y tal, así que el lunes a primera  hora me acercaré al banco y haré los dos pagos a la vez.

– Google me dice que he ganado 850000 libras en acciones de la compañía. Siempre he hablado bien de sus servicios en este blog, pero no creo que merezca tanto dinero por ello. Me conformaría con que me mandaran unas pegatinas… Vaya, tengo que pagar trescientas libras para poder cobrar el dinero. Entonces paso, que ya tengo un millón y medio de libras de los dos correos de antes y habrá que dejar algo para los demás, digo yo.

– Viagra con un 80% de descuento. Acabo de cumplir 30 años; todavía me falta bastante para necesitar esas cosas. Borrando…

– Una tal Nona (no sé si también será inglesa) dice que quiere una «crazy penetration». ¿Qué será eso? ¿Alguna nueva cámara de fotos tal vez? El caso es que tiene gracia que de repente tantas chicas me pidan cosas… Le contestaré diciendo que en eBay seguro que venden de eso.

En fin, y así unos cuantos correos más. Como os decía al principio de la entrada, cuando os sintáis tristes y/o apagados, meteos un rato en vuestra carpeta de correo basura y veréis cómo en apenas unos minutos os sentís los tipos más afortunados sobre la faz de la tierra. Y es que, parafraseando el título del conocido libro de Lou Marinoff, lo que hace falta hoy en día es más spam y menos Prozac.