Recuerdos de Oropesa (IX)

Si hay algo que me gustó fotografiar durante mi estancia en Oropesa del Mar fueron los amaneceres y atardeceres, pues la luz del mar otorga a estas instantáneas un aire muy especial.

Precisamente a estos últimos pertenece una fotografía que hice desde el mirador de Torre Colomera instantes después de la puesta de sol y que ahora me parece un bonito recuerdo de aquel pintoresco lugar.

Las últimas luces

El naranja intenso del cielo junto al negro del contraluz tanto del primer plano como del fondo así como la textura de la superficie del mar buscan una composición sencilla y «tranquila» en la que, si os fijáis, se aplica de forma casi matemática la regla de los tercios.

Este tipo de fotografías son producto de la paciencia; y es que recuerdo que para hacerla subí allí cuando al sol todavía le quedaba un rato para ocultarse y fui tomando varias instantáneas para luego en casa elegir la más adecuada. Las anteriores a esta mostraban un cielo excesivamente claro; mientras que en las posteriores el contraluz no era lo suficientemente acusado (aunque en otra entrada os mostraré una fotografía hecha durante la blue hour).

Como veis no es cuestión de llegar, disparar y largarse; sino que la cosa necesita de una mezcla de paciencia, sensibilidad y «buen ojo».

¡Nos leemos!

Recuerdos de Oropesa (VIII)

Volvemos a las fotografías con un cierto toque «cinematográfico». En esta ocasión el escenario es el túnel que cruza bajo la vía del tren en las inmediaciones de la estación de Oropesa del Mar; y es que un fin de semana cualquiera caminaba por allí con mi cámara en la mano cuando ante mis ojos apareció la siguiente escena:

Oropesa del Mar

Siempre me ha llamado la atención que cuando ves a alguien caminando a contraluz no sabes con certeza si viene o va; pero más allá de eso, son las líneas que dibuja el subterráneo y la claridad a su salida (donde se adivinan los escalones que nos devuelven a la superficie) lo que dirige la mirada del espectador a esa silueta que lleva una bolsa en la mano y le da a la composición un cierto halo misterioso.

En cualquier caso, como en muchas de mis fotografías, vuelve a ser la soledad el motivo principal de la imagen; pues como ya os he dicho en más de una ocasión, un lugar típicamente de veraneo es muy diferente cuando nos alejamos de la época estival y apenas cuatro gatos transitan por sus calles.

El túnel

Fotografía con cierto aire cinematográfico que hice recientemente en un paso subterráneo de Oropesa del Mar.

Oropesa del Mar

Cuando bajé las escaleras y vi la silueta a contraluz no me lo pensé dos veces y disparé. El posterior procesado en casa hizo el resto.

Siluetas alcalaínas

Después de varias semanas de lluvias incesantes parece que el sol empieza a hacer acto de presencia. A la hora de comer caminar por la calle es una experiencia agradable porque su calor empieza ya a sentirse sobre la piel; pero lo mejor es que a media tarde es el encargado de que los cielos de la ciudad se tiñan de bellos colores ante los que no hay amante de la fotografía capaz de resistirse.

Cervantes el supervisor

Juventud en la sombra

Hay veces en las que haces una fotografía, miras la pantalla de la cámara y te das cuenta de que puede ser más o menos buena. Sin embargo, el caso de hoy es el de una imagen que capté a última hora de la tarde cerca de la estación de tren y que no me pareció nada del otro mundo cuando la vi «in situ». Podría haberla borrado en ese mismo instante si hubiera andado corto de espacio en la tarjeta de memoria; pero como no era el caso, la imagen aguantó allí hasta llegar a casa, donde me llevé una pequeña sorpresa al verla en el ordenador.

Sombra no correspondiente

No consigo dejar de mirar la fotografía una y otra vez. Hay algo extraño en ella, ¿lo veis?

Exacto: la mujer que pasea con un brazo sobre el rostro para protegerse del sol no se corresponde para nada con la sombra que se proyecta en la pared. Esa silueta negra es la de una chica joven, con una bolsa de deporte al hombro, recién salida del gimnasio y que camina con paso decidido hacia su casa. Sin embargo, su dueña es una mujer de mediana edad que avanza lentamente junto a la valla y que da la sensación de no tener prisa por llegar a ninguna parte.

Sí, ya sé que no es más que un efecto de proyección debido a la posición del sol; pero no soy capaz de ver en la fotografía otra cosa que no sea una chica joven encerrada en un cuerpo que dobla su edad.