Recuerdos de Oropesa (XXII)

Uno de mis grandes descubrimientos cuando estuve viviendo en Oropesa del Mar fue el mirador que hay en el parque natural del desierto de las palmas y que está situado en las montañas que hay frente a Benicassim.

Desde él, además de poder contemplar varios kilómetros de costa, tendremos a nuestros pies las ruinas del antiguo monasterio de la orden carmelita, que es lo que tenéis reflejado en la siguiente fotografía que ahora contemplo de nuevo y no me trae más que buenos recuerdos.

De cuento

El día que hice esta fotografía era la segunda vez que estaba allí, y fui precisamente porque la primera vez me gustaron tanto estas ruinas que me arrepentí de no haber llevado la cámara en el maletero.

Aquel primer encuentro tuvo lugar una tarde de primavera. Recuerdo que fue un jueves de mucho trabajo y al salir de la oficina tenía que ir a hacer unas compras a Castellón de la Plana. De repente, mientras recorría la N-340 hacia el centro comercial La Salera, reparé en un cartel que había visto decenas de veces antes: «Desierto de las Palmas», decía, pero esta vez, siguiendo un impulso inexplicable, decidí hacerle caso y tomé el desvío indicado.

Poco a poco, siguiendo una carretera en constante y serpenteante subida por la que me crucé con algún que otro osado ciclista, fui dándome cuenta de que estaba empezando a divisar el litoral desde una altura considerable. A lo lejos, en la montaña, divisé una cruz de piedra, y bajo ella lo que parecía una explanada en la que poder parar el coche y echar un vistazo con tranquilidad a los alrededores.

Fui hacia allí, paré sobre la grava, me bajé del coche y una vez que mis ojos se acostumbraron a la grandeza del mar y dejé de mirar hacia todos lados a la vez, bajé la vista y descubrí esas ruinas que parecían salidas de un cuento de caballeros, dragones y princesas. Lo vi, pero no a través de mis ojos, sino en realidad a través del objetivo de mi cámara. Entonces supe que en cuanto tuviera ocasión volvería allí para captar la foto que acababa de hacer en mi cabeza.

Rincones: Mérida (Badajoz)

Tanto mi chica como yo mismo llegamos a la misma conclusión después de visitar Mérida: debería de publicitarse más. Casi todo el mundo conoce el famoso teatro romano donde en verano se realizan representaciones a la luz de las estrellas, pero es que además de eso hay muchas más sorpresas esperándonos entre las estrechas calles de su casco histórico.

Mérida

Nada más llegar ya tuvimos una agradable sorpresa: el apartamento que habíamos alquilado para pasar esa noche era sencillamente precioso. Diseño moderno, colores muy vivos y un montón de detalles en un edificio situado a escasos dos minutos del centro de la ciudad.

Mérida

Hay algo que me fascinó de Mérida: la mezcla de construcciones modernas con templos y ruinas romanas. Es realmente increíble pasear por una calle residencial y nada más doblar una esquina encontrarse con el templo de Diana que, a mí particularmente, me dejó anonadado.

Mérida

Otro lugar muy recomendable para visitar es la alcazaba, desde donde tenemos una inmejorable vista del extenso puente romano que pasa sobre el Guadiana.

Mérida

Centrándonos en lo más conocido de la ciudad, no podéis perderos el conjunto formado por el teatro y el anfiteatro romanos, pues se encuentran en un buen estado de conservación y dando un paseo entre sus muros podréis retroceder unos cuantos siglos en el tiempo.

Mérida

Mérida

Mérida

Mérida

Alejándonos un poco del centro urbano podemos visitar el circo romano, típico lugar de las películas de la época en el que se celebraban carreras de cuádrigas y eventos similares. En sus inmediaciones encontraréis un acueducto del que todavía se encuentra en pie buena parte del mismo.

Mérida

Mérida

En otro extremo de la ciudad podéis visitar un conjunto muy particular en el que se encuentran tanto restos de enterramientos romanos como las ruinas de un templo de la época, por lo que es muy recomendable para haceros una idea de cómo vivían en aquellos tiempos. Lástima que a estas alturas de la visita empezó a diluviar y tuvimos que apretar un poco el paso para volver a casa antes de acabar completamente empapados.

Mérida

Como os decía, Mérida resultó ser todo un descubrimiento porque aunque ya veníamos con la idea de encontrarnos con el anfiteatro y el teatro romanos, no esperábamos ir dándonos de bruces con tantos monumentos y ruinas. Si tenéis ocasión de pasar por allí un par de días es un destino más que recomendable.

Nosotros por nuestra parte nos encaminamos hacia nuestro siguiente destino que será el protagonista de la siguiente entrada.

Itinerario hasta el momento: Oropesa del mar – Cuenca – Mérida

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Lugares abandonados (7)

En los alrededores de mi antiguo instituto situado en el Paseo de las Moreras, hay un bloque de viviendas que poco a poco va perdiendo el esplendor de tiempos pasados. Se trata de unas casas declaradas en estado de ruina, y desde hace unos meses ya hay incluso un proyecto de derribo y construcción de un nuevo inmueble en su lugar.

Inmediaciones del Paseo de las Moreras

A día de hoy todavía quedan algunas ocupadas (ignoro el plazo que las familias tienen para desalojar el lugar) pero de vez en cuando paso por allí y me encuentro con alguna recién tapiada para evitar que pueda entrar gente aprovechando el progresivo abandono del lugar.

Después de haber estado pasando por esa calle durante tantos años, algún día se me hará raro ver que el extenso bloque blanco de viviendas de dos alturas que ocupa la mitad de la calle ha dejado paso a un edificio de varios pisos impoluto, ordenado y con jardín.

Echaré de menos el pequeño caos urbanístico de una calle que parece más de pueblo que de ciudad pese a que a escasos metros de ella se extienda una de las principales vías de Alcalá de Henares: Ronda Fiscal.

Pedazos de una vida anterior

Pedazos de una vida anterior

Ves una casa en ruinas y a través de sus ventanas puedes divisar los trozos de una vida anterior plasmada en cortinas de encaje, lámparas colgantes y vigas de madera… ¿Qué habrá sido de los dueños de esa vida que ahora se muestra al mundo entre marcos sin vidrios y ladrillos sin pintura?

Una casa (o algo así)

La casa

Entre hierros doblados, cemento resquebrajado y la luz del sol entrando por lo que solía ser un tejado se adivina lo que en su día debió ser un hogar acogedor. Seguro que dentro de unos meses eres un dúplex en espera de ser vendido, pero ahora mismo no eres más que un proyecto de arquitectura en una céntrica calle de Alcalá de Henares.