Más sueños convertidos en realidad

Corría el año 2000 y en mi casa entraba una máquina que cambiaría para siempre mi concepción de los videojuegos: se trataba de una PSOne con la que me olvidé de tener que actualizar el PC cada dos por tres para poder ejecutar los títulos más novedosos, las pesadas instalaciones, el espacio libre necesario en disco duro… etc etc etc.

En aquella máquina metías el disco y a los pocos segundos ya estabas jugando; y para guardar la partida no tenías más que emplear una sencilla tarjeta de memoria que podías llevar a casa de un amigo para cargarla en su máquina y mostrarle tus progresos. Sencillez y simplicidad que permitían centrarse en disfrutar de los videojuegos.

De cualquier modo no me llamaba demasiado la atención aquello: si bien había juegos bastante buenos, me parecían demasiado caros para mi poder adquisitivo de aquella época y sobre todo no me parecían muy diferentes a lo que podía ejecutar en mi propio PC por aquellos días.

Sin embargo, una tarde escuché a mi hermano hablar muy bien de un título llamado Metal Gear Solid y sin saber muy bien por qué me acerqué a Centro Mail (lo que ahora es GAME, vamos) y me lo compré sin saber muy bien realmente si valía lo que costaba. La cara de sorpresa de mi hermano cuando entré con aquel título en casa fue de las que no se olvidan.

Puesto que por aquel entonces estaba a final de curso y tenía exámenes decidí dejarlo un poco de lado y que fuera mi hermano quien lo fuera disfrutando. Así lo hice y a ratos, según le veía jugar con Metal Gear Solid, me fui dando cuenta de que el mundo de los videojuegos había cambiado: aquel título era más como una película interactiva que un juego al uso en el que tuvieras que disparar a todo lo que se moviera.

Recuerdo que me impresionó mucho que tras una parte del juego en la que tenías que presionar repetidamente y durante un buen rato los botones del mando, una compañera te llamaba y te decía que te pusieras el pad de la consola en el brazo para mitigar el dolor. En ese momento el mando se ponía a vibrar y era como si te estuvieran dando un masaje reparador. También había momentos del juego en los que el mando caminaba literalmente por el suelo o en los que un final boss era capaz de leer tus movimientos y adelantarse a todos tus ataques.

Investigué un poco sobre el origen y el creador de esa obra y descubrí a la persona de Hideo Kojima: un japonés que parecía estar tocado por una varita mágica a la hora de programar videojuegos, ya que siempre conseguía meter al jugador dentro del título mediante el uso de elementos del «mundo real». Los ejemplos que os comentaba en el párrafo anterior son buenas muestras de lo que puede hacer una mente ingeniosa con elementos sencillos al alcance de todo el mundo: técnicamente cualquier desarrollador de juegos de Playstation podría haber implementado algo así en sus títulos, pero a nadie se le ocurrió antes que a Kojima.

Con el tiempo llegó Playstation 2 y los consecuentes Metal Gear Solid 2 y Metal Gear Solid 3 así como la PSP con los Metal Gear Acid! y Metal Gear Solid Portable Ops. Títulos que nuevamente tomaban elementos del mundo en el que vivimos para trasladarlos a la acción virtual que vemos en pantalla. Algo que también hacían los Boktai de GBA y el Lunar Knights en DS al emplear la luz solar como munición de nuestras armas.

Pues bien, tras admirar durante mucho tiempo al genio creador Hideo Kojima hoy me he llevado una de las más grandes alegrías de mi vida: ¡mañana miércoles 4 de Junio estoy invitado como redactor de ultimONivel a la presentación de Metal Gear Solid 4 para PS3 con la asistencia del mismísimo Hideo Kojima!

No os podéis imaginar la ilusión que esto me hace, pues cuando descubrí Metal Gear Solid para PSX hace ocho años veía a Kojima como un iluminado al que se le ocurrían ideas que ningún otro desarrollador de videojuegos tenía; concepto que con otros juegos posteriores ha demostrado ser completamente cierto. Una especie de deidad en el olimpo de los videojuegos, intocable e inalcanzable y a la que sólo podía admirar desde mi habitación. Sin embargo, ahora me entero de que mañana mismo a estas horas estaré a muy pocos metros de él escuchándole hablar de su última creación.

Cierto es que en los últimos meses he conocido en persona a Buzz Aldrin, Kazunori Yamauchi y Tomonobu Itagaki, pero no ocultaré que el maestro Kojima es una persona que me hizo amar los videojuegos en una época en la que pensaba que en ese campo ya estaba todo más que visto. Sólo por eso se merece todo mi respeto, mi admiración y mi agradecimiento. Mañana seré feliz por unas horas en un escenario muy particular pero del que no os puedo dar detalles porque Konami me ha pedido que guarde celosamente ese secreto.

En relación a todo esto, también me acuerdo de cuando se presentó Silent Hill 2 en un caserón de lo más tétrico y lleno de enfermeras ensangrentadas. Evidentemente en aquella época yo veía el mundillo de los videojuegos desde fuera (por aquel entonces mis conocimientos de videojuegos eran los que Hobby Consolas me enseñaba) y mis impresiones al leer los reportajes de ese tipo de eventos eran del tipo «¡buah, qué tíos más pros, tiene que ser increíble ir a estas cosas!» mientras me moría de envidia sin saber que años más tarde sería yo mismo el que os contara a vosotros en primera persona estas experiencias.

Precisamente por eso cuando escribo un reportaje en ultimONivel siempre trato de transmitir las sensaciones que siento allí y hablar de otras cosas aparte del videojuego en si. Digamos que escribo lo que a mí me gustaría leer en cualquier medio, pues cuando hace años leía la crónica de alguna presentación me fijaba más en los detalles del acto que en lo que era el título presentado, pues al fin y al cabo el videojuego acabaría antes o después en mis manos, pero aquellos eventos quedaban completamente fuera de mi alcance.

En fin, a modo de resumen (todavía tengo que preparar bastantes cosas para la presentación) he de decir que estoy en una nube todavía sabiendo que mañana estaré a muy pocos metros de una persona que pasará a la historia como uno de los más grandes creadores de videojuegos que nunca ha habido. Si hace ya tiempo dije que ultimONivel me permitía convertir en realidad los sueños de aquel chaval que escribía cartas que nunca publicarían a las revistas de videojuegos, hoy me reafirmo en esa idea diciendo que gracias a ON en pocas horas voy a poder cumplir un deseo que años atrás me parecería de ciencia-ficción.

¡Un abrazo grande!