Review: Nikkor 16-85 mm f/3.5-5.6 G ED VR AF-S DX

Tenía echado el ojo desde hace tiempo al Nikkor 16-85 mm f/3.5-5.6 G ED VR AF-S DX por poseer un rango focal muy adecuado para el tipo de fotografía urbana que suelo realizar, ya que representa un cierto margen por encima y por debajo de lo que ofrece el habitual 18-55 que viene «de serie» con las cámaras réflex más sencillas.

Precisamente este rango en las cámaras equipadas con sensor DX para las que ha sido diseñado da como resultado unos ángulos de visión equivalentes a los clásicos objetivos zoom 24-120 mm de la época de las réflex analógicas que ofrecían una gran flexibilidad para ser usados en todo tipo de situaciones.

Pues bien, cuando hace apenas unos días me encontré con una buena oportunidad para hacerme con este objetivo, no lo dudé ni un segundo y un rato después ya lo tenía montado en mi cámara dispuesto a retratar a través de sus cristales todo lo que se me pusiera por delante.

Pues bien, fruto de mis experiencias y de las más de 500 fotografías disparadas con esta óptica que ha estado montada ininterrumpidamente en mi Nikon D40 durante las últimas dos semanas, surge esta review para compartir mis impresiones con vosotros. De cualquier modo, no esperéis un análisis técnico y sesudo sobre esta óptica porque para eso ya hay muchas webs que se dedican a ello con más medios y técnicas depuradas. Lo que yo pretendo hacer aquí es un artículo escrito con la premisa de narrar mis propias sensaciones tal y como es habitual en mí.

Autoretrato

El 16-85 VR en la mano

Las mejoras frente al objetivo básico de kit son, además de la ampliación de la gama de focales, la inclusión del sistema VR II así como una mejor calidad de construcción y materiales. Del mismo modo, una vez montado en la cámara enseguida notaremos que se trata de un objetivo más pesado y más sólido debido al mayor número y tamaño de elementos ópticos presentes en su diseño interno tal y como se puede apreciar en el siguiente diagrama.

Para que no tengáis que poneros a contar lentes, os diré que consta de 17 elementos ópticos repartidos en 11 grupos y que cuenta con dos elementos fabricados en cristal de baja dispersión (los de color amarillo) y tres de tipo aesférico para tratar de dar una buena calidad de imagen.

El exterior del objetivo está realizado en plástico de alta densidad contando con una bayoneta metálica y un anillo de caucho rodeándola para evitar en la medida de lo posible la entrada de polvo en el interior de la cámara. Lo que más miedo me da es que el abombado elemento trasero queda bastante expuesto al quitar la tapa protectora, por lo que habrá que tener cuidado para no golpearlo, ensuciarlo o rayarlo cuando estemos cambiando de óptica.

Review Nikon 16-85 VR

Con un peso de 485 gramos, 7,2 cm de diámetro y una longitud de 9,5 cm en su posición más compacta incrementándose hasta los 13,5 cm a medida que aumentamos la distancia focal, se complementa muy bien con las cámaras réflex menos voluminosas de la marca japonesa (D40, D5000, D90…). Por su parte, la unión con la cámara es sólida y transmite una buena sensación de robustez, permitiéndonos transportar el conjunto agarrándolo por el barrilete sin ningún problema.

Como podéis ver, sus dimensiones son bastante contenidas debido a que no es demasiado luminoso (f/3.5-5.6) y está diseñado para sensores DX. Si estuviéramos ante una de esas ópticas profesionales que poseen una apertura máxima de f/2.8 constante en todo su rango focal las dimensiones, el peso y, sobre todo, el precio del objetivo se elevarían considerablemente.

Por cierto, me gustaría señalar que esta óptica trae «de serie» un parasol de pétalos de anchura considerable debido al amplio ángulo de visión que es capaz de dar así como una funda de tela para guardarlo muy similar a la que venía de regalo con el Nikkor AF-S 35mm DX f/1.8.

En la parte frontal tenemos una rosca para filtros de 67mm de diámetro y en la parte central del barrilete (justo detrás del anillo de zoom) contamos con una ventana de distancias que si bien no es de gran utilidad por no contar con marcas para el cálculo de la profundidad de campo, sí que es un detalle elegante y que siempre se agradece.

Review Nikon 16-85 VR

De izquierda a derecha: 18-55 VR, 35mm f/1.8 y 16-85 VR

Como se puede ver en la imagen que hay sobre estas líneas, el tamaño del 16-85 VR no es mucho mayor que el de su hermano pequeño 18-55 VR si excluimos el parasol; aunque si buscamos una óptica actual de tamaño reducido gana por goleada el 35mm f/1.8 por su menor complejidad óptica así como por la ausencia del sistema VR y de engranajes internos encargados de la variación de la longitud focal.

En el lateral del objetivo, junto al estrecho anillo de enfoque, podemos apreciar los tres interruptores encargados de elegir entre enfoque automático o manual, la activación o desactivación de la estabilización óptica así como el que nos permite elegir entre los modos normal y activo del VR. Algo que podéis ver con más detalle en la siguiente fotografía:

Aprovecho para comentar que la diferencia entre los dos modos de VR disponibles estriba en que el normal es para usar la cámara a pulso como solemos hacer en la mayoría de las ocasiones y el active está diseñado para compensar las vibraciones que se producen al hacer fotografías desde un vehículo en movimiento, por lo que en teoría podremos captar imágenes desde un coche o un barco evitando las trepidaciones producidas por las leves vibraciones que emite dicho vehículo. De todos modos, todavía no he tenido ocasión de usar esta óptica en tales circunstancias, de modo que sólo os puedo hablar de esta característica «desde el papel».

Review Nikon 16-85 VR

Usando el 16-85 VR

A la hora de hacer fotografías lo que vamos a notar es una mayor nitidez y calidad de imagen en comparación con las ópticas más básicas como el conocido 18-55 tanto en su versión equipada con el sistema VR como en la no estabilizada. Ya había leído comentarios en muy diversos sitios que alababan la calidad óptica de este modelo y al fotografiar el mundo a través de él me doy cuenta de que estaban en lo cierto.

El túnel

Geométricamente se trata de una óptica con un ligero efecto barril en la focal más corta y un apenas perceptible efecto cojín en las más largas. Distorsiones que, de todos modos, sólo apreciaremos en el caso de disparar a elementos rectilíneos situándolos en paralelo a los extremos del encuadre, porque en las fotografías que haremos día a día con esta óptica no apreciaremos ninguna deformación a simple vista.

Como muestra, tenéis a continuación una fotografía de la puerta de Madrid hecha a 16mm y en la que no veréis deformaciones aparentes a no ser que cojáis una regla y os pongáis a contar píxels.

Puerta de Madrid

El objetivo apenas viñetea pese a estar diseñado exclusivamente para sensores de tipo DX, siendo apreciable solamente en la focal de 16mm a máxima apertura y disparando a una pared blanca o un cielo inmaculado. Al igual que en el párrafo anterior, os diré que en las fotografías que hagamos en el «mundo real» no vamos a apreciar oscurecimiento alguno en las esquinas a no ser que vayamos buscando este defecto de forma expresa, puesto que retratemos lo que retratemos siempre nos vamos a encontrar con variaciones en los tonos y la iluminación a lo largo y ancho del encuadre.

El pozo y las hojas

En cuanto a la longitud focal, si bien es cierto que echo de menos un poco más de alcance por la parte de arriba (estaría bien que que llegara a los 105mm o así) también es verdad que para eso ya tengo mi 55-200 VR y que lo que más se agradece son esos dos milímetros extra por debajo que consiguen que alcancemos 83º de ángulo de visión frente a los 76º que da un 18mm. Gracias a ello y a la distancia mínima de enfoque de 38cm desde el plano del sensor (ratio máximo de ampliación de 1:4.6) podemos conseguir imágenes muy impactantes que meten al espectador directamente en nuestras fotografías.

El banco solitario

En cualquier caso, recordad que cuanto mayor es el coeficiente de ampliación entre las dos focales extremas de un objetivo más deformaciones y problemas asociados nos vamos a encontrar; y por eso los zooms profesionales de Nikon, Canon y demás no suelen pasar de 2x o, como mucho, 3x para así asegurar una calidad óptica impresionante. Ópticas como el 18-200 de Nikon pueden ser muy prácticas para no andar cambiando de objetivo cada dos por tres, pero… ¿no es precisamente la variedad de ópticas existentes la razón de ser de las cámaras réflex?

Una cosa que me gusta mucho de este objetivo es que el enfoque es de tipo interno, de modo que nada se mueve externamente cuando variamos dicho parámetro. A la hora de variar la longitud focal el cuerpo sí que cambia su extensión, pero el elemento frontal no gira y esto nos va a permitir emplear un filtro polarizador sin tener que andar ajustando su ángulo de giro cada vez que modifiquemos el enfoque.

Enfoque que, al estar gobernado por un motor interno de tipo AF-S, es rápido y silencioso y que suele ser preciso incluso en situaciones complicadas como contraluces o texturas sin demasiado relieve. De todos modos, este parámetro depende sobre todo de las habilidades de la cámara en la que montemos el objetivo, aunque a ello también contribuye la apertura máxima del objetivo empleado, ya que cuanta más luz incida sobre el sensor más fácil será «ver la escena» para el sistema de enfoque.

Sombras complutenses

Por otra parte, la calidad de imagen conseguida con este 16-85 VR es superior a la que me ofrece el 18-55 VR bajo condiciones de uso similares y, en general, se nota que la nitidez es mayor y el contraste de las escenas también. La diferencia no es que sea radical porque aunque el 16-85 VR tiene más calidad que el objetivo que viene de serie con las cámaras de gama baja, éste se defiende bastante bien y es capaz de lograr imágenes muy decentes si somos conscientes de las limitaciones de nuestro equipo fotográfico.

Estatuas, conventos y cielos

En cuanto a la estabilización, el VR de segunda generación demuestra sobre el terreno tener unas prestaciones ligeramente superiores al original: no vamos a conseguir fotografías perfectamente nítidas con exposiciones de medio segundo, pero sí que nos va a permitir hacer fotografías bastante presentables cuando la luz ambiental está empezando a bajar sin tener que tirar de ISOS altos o usar un trípode.

Esta revisión del estabilizador óptico tiene además una característica bastante útil, y es que a la hora de hacer barridos es capaz de detectar en qué eje lo estamos realizando y sólo compensará las vibraciones en el eje perpendicular para que así la estela dejada por el movimiento sea más suave. Es decir, que si estáis realizando el barrido a un coche que pasa a vuestro lado, la electrónica del objetivo detectará la dirección del movimiento en el eje horizontal y sólo realizará la compensación de las vibraciones en el vertical.

Rosa

Por lo demás, sólo me queda comentaros que el mayor peso del conjunto con respecto al objetivo básico se nota cuando llevamos varias horas haciendo fotografías. Concretamente la pareja D40 + 16-85 VR se planta en los 1080 gramos, por lo que si llevamos la cámara colgada directamente del cuello podemos acabar un poco doloridos tras una larga excursión. De todos modos, un día de estos os hablaré de la forma correcta de llevar la cámara para no acabar con las cervicales hechas polvo.

Conclusiones

Aunque el 16-85 VR es un objetivo con un rango focal más amplio y una mejor construcción y calidad de imagen que el habitual 18-55 que suele venir con la mayoría de cámaras réflex de gama baja y media, hay que admitir que su compra es cuestionable por no suponer una mejora radical con respecto a este último.

En mi caso me he hecho con él porque los dos milímetros extra de angular me vienen muy bien y porque la mayor parte de mis fotografías urbanas las suelo hacer en el rango focal que comprende esta óptica; pero entiendo que mucha gente no le verá el sentido a la compra del objetivo.

Procesión del corpus 2010

Por lo tanto, recomiendo su adquisición a aquellos que quieran una óptica eminentemente callejera, con una buena calidad de imagen y un acabado bastante cuidado. Y en todo caso, si de momento sólo tenéis un 18-55 VR acompañando a vuestra cámara, mejor invertid vuestro dinero en otro tipo de óptica (ultra-gran angular, ojo de pez, teleobjetivo…) porque esos objetivos sí que os van a permitir hacer fotografías que de otro modo no podríais realizar.

Más fotografías de ejemplo tomadas con el 16-85 VR

Aunque las imágenes que habéis visto hasta el momento han sido hechas con el 16-85 VR, a continuación os ofrezco algunas más que os pueden dar una idea del tipo de escenas que podemos captar con esta óptica montada en una humilde Nikon D40:

Bifurcación

Concentración motera en la plaza de Cervantes

Las cigüeñas

Retrato en piedra

Procesión del corpus 2010

Magistral

Por cierto, os recuerdo que haciendo click en cualquiera de las fotografías de ejemplo accederéis a su página en Flickr donde podréis consultar algunos datos técnicos o acceder a versiones a más resolución.

Otras reviews de este objetivo (en inglés)

Photozone

Thom Hogan

Cameralabs

* Todos los artículos de este tipo en https://luipermom.wordpress.com/fotografia

Review: Dell Inspiron Mini 10

Dell Inspiron Mini 10

Después de casi dos años de uso diario de mi pequeño Asus EeePC 701 me he animado a dar el salto a un nuevo netbook. Es cierto que el pionero de los ultraportátiles destinados al gran público me ha prestado muy buen servicio y no me ha dado ningún tipo de problema en todo este tiempo; pero como decía hace unos días, hay algunos aspectos que han sido mejorados en las generaciones posteriores de ultraportátiles y precisamente por usarlo todos los días me he dado cuenta de que merecía la pena invertir en un nuevo modelo que supliera dichas carencias.

El nuevo netbook

Pues bien, después de mucho buscar me decidí por un Dell Inspiron Mini 10 recién salido del horno (se presentó hace aproximadamente un mes) cuyas características técnicas son las siguientes:

  • Microprocesador Intel Atom N450
  • Memoria RAM de 1 GB
  • 250 GB de disco duro
  • Pantalla de 10″ con resolución de 1024 x 600 pixels
  • Conectividad Wi-Fi, Bluetooth y Ethernet
  • Webcam de 1.3 Mpixels
  • Batería de seis celdas
  • Tres puertos USB 2.0 y un puerto VGA para monitor externo
  • Lector de tarjetas de memoria SD, MMC y Memory Stick
  • Sistema operativo Windows 7 Starter Edition

Todo ello por 299 euros, que es lo mismo que me costó en su momento el EeePC y que se perfila como el precio más estándar para un ultraportátil en España.

Primeras impresiones

Una vez fuera de la caja y colocado junto a mi anterior netbook se nota que el nuevo ordenador es algo más grande, aunque tampoco es una diferencia escandalosa. Del mismo modo, el peso también es ligeramente superior, quedándose en unos 1360 gramos frente a los 920 del Asus. Como en tantas otras cosas, una imagen (en este caso dos) vale más que mil palabras:

Dell Inspiron Mini 10 vs. Asus EeePC 701

Dell Inspiron Mini 10 vs. Asus EeePC 701

A nivel estético constrasta muchísimo la superficie negra lacada del Dell en comparación con el blanco mate del pequeño Asus. El problema es que aunque estéticamente ese negro brillante sea más atractivo, tiene toda la pinta de rayarse con estornudar, por lo que habrá que tener cuidado; máxime cuando con el ordenador no se incluye ningún tipo de funda (cosa que sí venía en la caja del EeePC 701).

Del mismo modo, si el ordenador anterior podía manosearlo todo lo que quisiera sin que en su carcasa quedara marca alguna, en la superficie del Dell las huellas dactilares se quedan marcadas al más mínimo roce, por lo que deberéis resignaros a llevar el ordenador lleno de dedos a no ser que lo utilicéis con guantes.

Dell Inspiron Mini 10

Como podéis comprobar en una de las imágenes anteriores, en este ordenador la pantalla no «sale» desde la parte trasera, sino que la bisagra está adelantada un par de centímetros con respecto al borde. Esto es una novedad con respecto a la versión anterior del más pequeño de los portátiles de Dell y que veréis mejor en la siguiente fotografía que muestra esta zona desde un lateral del equipo.

Dell Inspiron Mini 10

Lo que conseguimos con esto es, por un lado, tener la pantalla más próxima a nuestros ojos y por otro conseguir que el sistema sea más estable al estar el peso más balanceado. La contrapartida es que la pantalla sólo se puede inclinar hacia atrás unos 45 grados, lo que puede ser insuficiente si somos muy altos y utilizamos el ordenador directamente sobre nuestras piernas.

Lo importante está en el interior

Internamente lo que da vida a este ultraportátil es uno de los nuevos micros que Intel puso a la venta el pasado 11 de Enero bajo la denominación Pineview y que comercialmente se conoce como Intel Atom N450 (y que era el requisito más importante que le pedía a mi nuevo netbook).

En este caso los ingenieros de Intel no han seguido el camino habitual de crear un microprocesador con mayores prestaciones; sino que se ha optimizado tanto el consumo de energía como la integración de los componentes vitales del sistema para así incrementar la autonomía de la batería. Concretamente el consumo eléctrico es un 40% menor y en un mismo encapsulado se encuentran ahora además del procesador principal, el sistema de vídeo y el controlador de memoria.

En cualquier caso, también hay una serie de mejoras con respecto a la generación anterior de micros Intel Atom (N270 y N280), siendo la más destacada la inclusión de la arquitectura de 64 bits en el nuevo modelo, pudiendo ejecutar nativamente software diseñado para esta plataforma con la consecuente ganancia de rendimiento (aunque luego veremos que el sistema operativo que viene «de serie» no saca provecho de esto).

Dell Inspiron Mini 10

Técnicamente nos encontramos ante un microprocesador que cuenta con un sólo núcleo funcionando a 1667 MHz, con tecnología Hyper-Threading y que cuenta con una memoria caché interna de 512 KB disipando una potencia total de 5.5 vatios entre todo el conjunto de microprocesador, controlador de memoria DDR2-667 MHz y sistema gráfico Intel GMA 3150 funcionando a 400 MHz.

Obviamente los ordenadores que incluyen este microprocesador no están pensados para tareas muy exigentes como edición de vídeo, juegos o proceso intensivo de imágenes; sino a las típicas labores ofimáticas y a la navegación por Internet. De todos modos, a no ser que seáis unos jugones empedernidos pensad: ¿cuántas veces usáis vuestro ordenador para algo que realmente no podáis hacer con un netbook?

Dell Inspiron Mini 10

En mi caso particular los netbooks son un invento fantástico: me dan unas prestaciones correctísimas para hacer cualquier cosa relacionada con Internet contando con un peso y un tamaño muy contenidos (usar el portátil grande en el sofá es incomodísimo). Para retocar fotografías, editar vídeos y cosas así ya cuento con mi ordenador de sobremesa y su monitor Full-HD; pero para todo lo demás siempre acabo echando mano de mi netbook.

Windows 7 Starter Edition o cómo mermar las prestaciones de un netbook

El ordenador venía originalmente con Windows 7 Starter Edition. Un sistema operativo de Microsoft basado en la última versión para ordenadores «grandes» y que me dejó bastante frío en cuanto lo probé.

Para empezar, esta versión de Windows es para microprocesadores de 32 bits; y siendo los Atom N450 de 64 bits ahí ya hay una cierta pérdida de rendimiento (sobra decir que los micros de 64 bits son retrocompatibles con el software de 32 bits). Pérdida que no sé si será responsable de que el equipo se tire un minuto y medio para arrancar, pero que me pareció un tiempo a todas luces excesivo teniendo en cuenta que mi sobremesa gobernado por Windows 7 lo hace en menos de medio minuto y que el pequeño Asus EeePC 701 con Arch Linux necesita poco más de quince segundos para estar «listo para la acción».

Ya me di cuenta de esta lentitud general cuando estuve probando el ordenador en la tienda; pero pensé que sería debido a que como está al alcance de todo el mundo en el expositor alguien habría desconfigurado algo. Sin embargo, una vez puestas las manos sobre mi propio ordenador tranquilamente sentado en el sofá de casa me di cuenta de que esa falta de rendimiento también se daba en mi propio equipo.

Lo peor del asunto no es el arranque, sino el funcionamiento global del ordenador bajo este sistema operativo. En general las aplicaciones tardan más de la cuenta en arrancar y el sistema no da la sensación de fluidez que se espera de un ordenador recién estrenado. Estuve un par de horas configurando el equipo y empleando algunas de sus aplicaciones y tenía la sensación de que había dado un paso atrás con respecto a velocidad general comparado con mi veterano EeePC 701, generando en mí una cierta frustración.

Por lo tanto, dado que con el ordenador venía un DVD para reinstalar Windows en caso de problemas, me animé a eliminar esta versión de Windows del disco duro e instalar Ubuntu Linux 9.10 en su versión de 64 bits; proceso que me llevó poco más de media hora y durante el cual no me encontré con ningún problema digno de mención.

Con el nuevo sistema ya instalado el ordenador respondía como se esperaba y todo funcionaba de manera instantánea y estable. El arranque del ordenador se realiza en 20 segundos exactos y todas las funciones «raras» del ordenador funcionan a la perfección (ajuste de brillo y volumen, captura de pantalla, Wi-Fi…).

Dell Inspiron Mini 10

En definitiva, aunque mis impresiones positivas del ordenador se vinieron un poco abajo cuando empecé a trastear con el Windows 7 Starter Edition, fue instalar Ubuntu 9.10 y recuperar las buenas sensaciones. Y que conste que en mi ordenador de sobremesa Windows 7 funciona a las mil maravillas; pero creo que Microsoft ha sido demasiado optimista a la hora de programar esta versión destinada a portátiles sencillos de su recién estrenado sistema operativo.

Pruebas de rendimiento

Una vez que el sistema estuvo completamente configurado, con ayuda del programa Hardinfo he podido testear el rendimiento de otras cuatro máquinas que ejecutan sistemas operativos Linux para compararlas con el Dell, siendo estas las características principales de cada una:

  1. Asus EeePC 701: Micro Intel Celeron 900 MHz @ 630 MHz, 1 GB de RAM
  2. Apple Ibook G4: Micro PowerPC 7447A 1.4 GHz, 1 GB de RAM
  3. PC compatible PIV: Micro Intel Pentium IV 2.8 GHz, 2 GB RAM (single channel)
  4. Acer Aspire X1700: Micro Intel Core 2 Duo E7300, 3 GB de RAM
  5. Dell Inspiron Mini 10: Micro Intel Atom N450, 1 GB de RAM

Pues bien, una vez ejecutados los seis diferentes tests de rendimiento disponibles los resultados (ordenados por puntuación de forma decreciente) son los siguientes:

CPU Blowfish (Más bajo es mejor)

Acer Aspire X1700 – 6.42

Dell Inspiron Mini 10 – 16.91

PC compatible PIV – 19.70

Apple Ibook G4 – 47.13

Asus EeePC 701 – 55.17

CPU Cryptohash (Más alto es mejor)

Acer Aspire X1700 – 200.60

Dell Inspiron Mini 10 – 56.34

PC compatible PIV – 42.80

Apple Ibook G4 – 27.88

Asus EeePC 701 – 20.46

CPU Fibonacci (Más bajo es mejor)

Acer Aspire X1700 – 2.93

PC compatible PIV – 5.27

Dell Inspiron Mini 10 – 8.95

Apple Ibook G4 – 14.93

Asus EeePC 701 – 16.42

CPU N-Queens (Más bajo es mejor)

Acer Aspire X1700 – 8.51

PC compatible PIV – 9.88

Dell Inspiron Mini 10 – 17.23

Apple Ibook G4 – 31.09

Asus EeePC 701 – 37.82

FPU FFT (Más bajo es mejor)

Acer Aspire X1700 – 4.67

PC compatible PIV – 7.71

Dell Inspiron Mini 10 – 18.32

Asus EeePC 701 – 27.52

Apple Ibook G4 – 45.78

FPU Raytracing (Más bajo es mejor)

Acer Aspire X1700 – 6.20

Dell Inspiron Mini 10 – 18.11

PC compatible PIV – 26.37

Apple Ibook G4 – 43.28

Asus EeePC 701 – 76.98

A modo de resumen, mirando todas las pruebas en conjunto se puede decir que el rendimiento puro y duro del microprocesador Atom N450 estaría más o menos a la par que el obtenido con un Pentium 4 a 2,8 GHz. En algunos apartados uno gana al otro y en el resto la situación se invierte (esencialmente en los que están involucradas las unidades de cálculo en coma flotante), por lo que para tareas en general queda claro que se trata de un micro que se defiende bastante bien. Es obvio, como os decía antes, que los netbooks no son ordenadores enfocados a trabajos especialmente complejos; pero con las prestaciones que dan podréis internetear y ejecutar cualquier tarea ofimática sin ningún tipo de problema.

De todos modos, en los diferentes apartados de la prueba podéis ver que el ordenador de sobremesa equipado con un microprocesador Core 2 Duo goza de mucha más potencia de cálculo que el resto y que el pequeño Asus EeePC 701, como es lógico, palidece con respecto al resto de máquinas que participaron en la prueba. En la informática no existen los milagros, así que no esperéis rendimiento de sobremesa en un equipo que apenas consume electricidad porque es como si pretendéis tener las prestaciones de un Porsche 911 con un motor que gaste lo que un Opel Corsa.

Una pantalla brillante

La pantalla que equipa el Dell Inspiron Mini 10 es de tipo brillante, aunque no tanto como en los portátiles de Apple por ejemplo. Tiene un ángulo de visualización lateral amplísimo, pero no así en su visualización vertical, pues los colores se falsean bastante en cuanto la inclinamos unos grados por encima o por debajo del ángulo óptimo. Como os comenté anteriormente, la pantalla se puede abatir hacia atrás un máximo de unos 45 grados al estar limitada por la especial construcción de su carcasa.

Dell Inspiron Mini 10

En cualquier caso, hay que reconocer que la pantalla es realmente nítida y da una calidad de imagen muy buena. Con una resolución de 1024 x 600 pixels y un tamaño de 10″ no se aprecian dientes de sierra en las líneas diagonales ni artefactos raros en las zonas con degradados. Del mismo modo, el contraste es mucho más amplio de lo que era en mi anterior EeePC, ya que en el Dell los negros son realmente negros y el blanco es puro y luminoso. En algo se tienen que notar los dos años de diferencia entre un ordenador y el otro, ¿no?

Como todos los portátiles, la visualización bajo la luz directa del sol no es todo lo buena que debería, aunque es cierto que las pantallas brillantes se defienden mejor que las mates en este aspecto. Para comprobar esto he colocado el ordenador delante de una ventana abierta a pleno sol y he hecho una fotografía directamente a la pantalla. Como podéis ver, aunque ya os adelanto que el reflejo es molesto para la vista, al menos las letras oscuras sobre fondo claro se pueden leer perfectamente.

Dell Inspiron Mini 10

No quisiera dejar pasar por alto el hecho de que este modelo de ordenador no posee ningún tipo de sensor de luminosidad ambiental que ajuste automáticamente el brillo de la pantalla, algo que sí tiene mi portátil del trabajo o el mismísimo iPod Touch y que es un detalle realmente útil para no tener que andar ajustando a mano este parámetro. Es una pena no haberlo integrado en la carcasa, porque es un detalle nimio pero que se agradece.

Dell Inspiron Mini 10

Teclado y touchpad: al servicio del tacto

El teclado es una absoluta delicia. Y no sólo si lo comparamos con el del EeePC 701, cuyas dimensiones son bastante más reducidas; sino en términos absolutos. Es de unas dimensiones adecuadas (Dell afirma que su tamaño representa el 93% de un teclado de portátil estándar) y tiene un tacto sencillamente perfecto. De hecho, esta review está escrita íntegramente usando el recién estrenado Dell y doy fe de que la comodidad al teclear es prácticamente insuperable.

Dell Inspiron Mini 10 vs. Asus EeePC 701

Lo que no me ha gustado tanto es que por defecto las teclas de función no estén asignadas a las conocidas F1, F2… hasta F12; sino a las funciones especiales del sistema que controlan al volumen de los altavoces, el brillo de la pantalla… Es decir, que si pulsamos lo que sería F2 vamos a activar / desactivar el Wi-Fi, mientras que para obtener la función comúnmente asignada a F2 (que suele ser cambiar el nombre de un fichero) habrá que pulsar la combinación Fn + F2.

Entiendo que es una tontería sin importancia y que a todo se acostumbra uno; pero si toda la vida esas teclas han tenido su función no sé qué necesidad había de darle la vuelta a las cosas que funcionan bien.

En cuanto al touchpad, hay que reconocer que su superficie es bastante generosa, pero cuenta con la peculiaridad de que los dos botones con los que cuenta están integrados en su propia superficie, que bascula a izquierda y derecha.

Dell Inspiron Mini 10

Esto logra que dicho dispositivo quede perfectamente integrado en la carcasa del ordenador, pero hasta que nos hagamos con el funcionamiento del touchad tendremos que pasar por un periodo de adaptación durante el cual nos ocurrirá en más de una ocasión que el puntero del ratón se nos moverá al tener que presionar la propia superficie para ejercer la pulsación como tal.

Opciones de conectividad

El apartado de conectividad del Dell Inspiron Mini 10 queda resuelto de varias formas: por un lado contamos con tres puertos USB 2.0 para conectar ratones, pendrives, discos duros externos… Disponemos de uno en el lado derecho y dos en el izquierdo, no contando con ninguno de ellos en la parte trasera.

En cuanto a las comunicaciones inalámbricas contamos con una tarjeta Wi-Fi que cumple los estándares b y g así como un módulo Bluetooth útil para sincronizar los contenidos de nuestro teléfono móvil o PDA.

Mención aparte para el puerto VGA, que situado en el lateral izquierdo del pequeño ordenador nos permitirá conectarlo a un monitor externo o un proyector si queremos emplearlo para dar algún tipo de conferencia o similar. También contamos con los habituales conectores para auriculares y micrófono empleando un jack de 3,5 mm así como un discreto lector de tarjetas compatible con los formatos SD, MMC y Memory Stick.

Dell Inspiron Mini 10

A excepción del Bluetooth, es lo típico que suelen traer todos los netbooks, de modo que poco más que reseñar en este apartado.

Uso diario e impresiones generales

En cuanto a lo que el uso diario y habitual se refiere, me gustaría comentaros una serie de puntos que me han llamado la atención en mayor o menor medida:

El ordenador no cuenta con ningún tipo de ventilador, por lo que es absolutamente silencioso en su funcionamiento, siendo el aparcado de las cabezas del disco duro el único ruido mecánico que escucharemos durante su uso. Ahora bien, la ausencia de ventilador implica que la zona de la carcasa bajo la que se encuentra el microprocesador del equipo se va a calentar bastante. En el caso de usarlo sobre una mesa o similar nos va a dar un poco igual, pero si lo colocamos sobre nuestras piernas, pasado un tiempo nos vamos a dar cuenta de que la temperatura de nuestro muslo derecho se empezará a elevar más de la cuenta; siendo esa es la única zona de la carcasa que se calentará hasta el punto de resultar molesta, quedando las demás a una temperatura bastante agradable.

Dell Inspiron Mini 10

Como ya dije en los primeros compases de la review, el teclado es una verdadera delicia. Tiene un tacto impecable y la fuerza necesaria para la pulsación de cada tecla es mínima, por lo que resulta muy descansado para nuestros dedos y muñecas. Y precisamente hablando de ergonomía, gracias a que la carcasa posee una superficie libre de unos cinco por diez centímetros a cada ladodel touchpad podremos emplearla a modo de reposamuñecas y ganar así en comodidad a la hora de escribir.

Por cierto, no puedo pasar por alto el singular acabado de la superficie interior de la carcasa que rodea al teclado, pues lejos de ser lisa tiene grabadas una serie de «serpientes» que podéis apreciar en algunas de las fotos que ilustran este análisis.

La cobertura de la red inalámbrica parece estar bien resuelta, ya que en las zonas de la casa en las que el Asus EeePC 701 se me desconectaba frecuentemente, este Dell mantiene una conexión estable y con un tráfico de datos muy fluido. Comentar también que la tarjeta instalada es una Broadcom BCM 4312; dato que podría ser de utilidad para aquellas personas que pretendan hacer algún tipo de «uso alternativo» de la misma.

Otros detalles que me han gustado especialmente son el pequeño y discreto botón de encendido situado en la equina superior izquierda del teclado así como el pequeño LED presente en la clavija del adaptador de corriente que indica si el mismo está alimentado o no y que os muestro en la siguiente fotografía:

Dell Inspiron Mini 10

Por lo demás el ordenador rinde muy bien si lo usamos para lo que ha sido diseñado y se maneja de forma correcta y agradable. Aunque pese unos gramos más que el EeePC 701 esto apenas se nota y ese par de centímetros extras a lo largo y a lo ancho (el grosor es prácticamente le mismo) permiten integrar un teclado y un touchpad de tamaño adecuado; cosa que se agradece mucho.

Por cierto, los altavoces están situados debajo de la carcasa; concretamente bajo las zonas destinadas a reposar nuestras muñecas que os comentaba hace unos párrafos, por lo que si colocamos el portátil sobre una cama o similar no se escuchará demasiado alto incluso subiendo el volumen considerablemente. Para esos casos es mejor emplear auriculares.

La webcam (como todas las webcams) se ve bien si la luz ambiental es intensa y con mucho ruido si estamos en penumbra. Posee un micrófono estéreo y un LED que indica su actividad. Por lo demás, si pensáis en la cámara de un teléfono móvil grabando vídeo estaréis muy cerca de lo que puede dar de si este componente del ordenador.

En cuanto al tiempo de autonomía de la batería a mí me parece que está más que bien: el sistema operativo anuncia unas ocho horas de duración cuando la batería está completamente cargada y me encuentro navegando por Internet mediante conexión Wi-Fi; algo que se ajusta bastante a la realidad por lo que he podido ver hasta el momento. Lo normal es que tras las primeras cargas de batería esta autonomía aumente ligeramente (del orden de un 10 o un 15 por ciento) pero aunque no fuera así la marca de ocho horas está más que bien, sobre todo comparado con las poco más de dos horas de autonomía que me daba mi EeePC 701 y su procesador Celeron a 630 MHz.

Antes de que se me olvide, si alguien se está preguntando la posibilidad de ampliar la memoria RAM del ordenador he de decir que no es un proceso tan sencillo de realizar como en el Asus EeePC 701 y su fácil acceso a este componente. En el caso del Dell Inspiron Mini 10 hay que desmontar todo el portátil como muestra este tutorial, y la verdad es que a no ser que sea estrictamente necesario yo no metería mano al ordenador tan a fondo como para tener que quedarme con la placa base «al desnudo».

Conclusiones

Después de haber estado todo el fin de semana empleando el nuevo netbook sólo puedo contar alabanzas de este modelo de Dell. Es verdad que había alguna opción por encima de él en mi lista inicial de candidatos para sustituir a mi antiguo ultraportátil; pero cuando tuve ocasión de probarlo en la tienda me quedé enamorado del tacto de sus teclas y la calidad de la pantalla.

Tal vez con otros modelos podría haber arañado una horita más de batería o haberme ahorrado veinte o treinta euros en el precio final; pero la inclusión de esos noventa gigabytes más de disco duro, el módulo Bluetooth integrado y los pequeños detalles de los que hace gala este pequeño portátil me hicieron ver que la búsqueda de mi nuevo netbook había llegado a su fin.

Dell Inspiron Mini 10

Estoy seguro de que mi relación con el Dell Inspiron Mini 10 será larga y fructífera. De momento sus teclas han alumbrado esta review al completo y eso ya dice mucho en su favor, de modo que si estáis contemplando la opción de haceros con un netbook éste puede ser un modelo a tener en cuenta. A mí, desde luego, me tiene encantado.

Review: AF-S DX Nikkor 35mm f/1.8 G

Henri Cartier-Bresson creó auténticas obras de arte en forma de fotografía únicamente con una Leica y un objetivo de 50mm. La gracia del asunto consiste en que dicha óptica montada en una cámara de carrete ofrece la misma amplitud de visión que la vista humana, por lo que las imágenes que nos legó son un fiel retrato del mundo que veía a través de sus ojos.

Pues bien, como ya os comenté hace tiempo, si tenemos una cámara Nikon con sensor DX y montamos en ella un objetivo de 50mm nos vamos a encontrar con que su ángulo de visión se estrecha, perdiendo esa afinidad con lo que captamos a través de nuestros ojos. Echando unas cuentas rápidas vamos a ver que para volver a conseguir ese efecto de naturalidad en las imágenes vamos a necesitar un objetivo de entre 30 y 35mm, y ahí es donde entra en juego mi última adquisición: el AF-S DX Nikkor 35mm f/1.8 G.

Review AF-S Nikkor 35mm f/1.8 DX

Consideraciones previas

Este modelo sólo sirve para cámaras Nikon de formato DX o FX en modo recorte, viñeteando notablemente si lo empleamos en cámaras analógicas o sensores de tamaño completo directamente. Aunque Nikon lleva años comercializando un 35mm bastante luminoso (f/2 frente a la apertura f/1.8 del que hoy nos ocupa) diseñado para sensores FX, la gran ventaja del nuevo modelo es que dispone de un motor de enfoque AF-S que lo hace totalmente compatible con las cámaras Nikon D40, D40x, D60 y D5000, puesto que con el anterior tendríamos que enfocar a mano.

El objetivo con su parasol montado en mi Nikon D40

Por lo tanto, nos encontramos ante el sucesor natural de los objetivos de 50mm de las cámaras analógicas. Con un 35mm montado en una cámara DX podremos salir a la calle y fotografiar las cosas empleando nuestro mismo punto de vista, por lo que componer con él es una delicia: si algo nos llama la atención no tenemos más que detenernos y mirar por el visor de la cámara para capturarlo, pues lo que veremos a través de él (y por lo tanto lo que aparecerá en la fotografía) será lo mismo que divisábamos unos segundos antes.

Con la adquisición de este 35mm he solventado los dos principales problemas que se me presentaban a la hora de usar el AF Nikkor 50mm f/1.8D en mi cámara: la necesidad de enfocar siempre en modo manual y el hecho de que en una cámara DX su distancia focal es un poco excesiva para hacer tomas generales. No me pienso deshacer de él porque es muy útil para fotografiar conciertos y obras de teatro (es igual de luminoso que el 35mm, pero al ser algo más largo permite acercarse un poco más a la acción) y además abulta tan poco que merece la pena llevarlo encima por si surge la ocasión de utilizarlo. Observad a continuación la diferencia de ángulo de visión entre ambas ópticas:

Review AF-S Nikkor 35mm f/1.8 DX

AF 50mm f/1.8 D @ f/6.3

Review AF-S Nikkor 35mm f/1.8 DX

AF-S DX 35mm f/1.8 G @ f/6.3

Me ha gustado bastante el hecho de que el objetivo venga «de serie» con un pequeño parasol para evitar flares y una funda para guardarlo. Son dos detallitos que vienen bien y se agradecen; sobre todo teniendo en cuenta que el objetivo cuesta 199 euros y sería lógico que Nikon hubiera tratado de reducir costes eliminando todo elemento superfluo.

Review AF-S Nikkor 35mm f/1.8 DX

La funda que viene de regalo con el objetivo

Review AF-S Nikkor 35mm f/1.8 DX

El resultado de hacer una fotografía con el sol en un lateral sin emplear el parasol: un molesto "flare"

Me gustaría aprovechar para comentar que aunque el objetivo es capaz de enfocar a escasos 30 centímetros medidos desde el sensor de la cámara, no es adecuado para fotografía  macro porque su ratio máximo de ampliación es de tan sólo 0,16x. Recordad que los objetivos de tipo macro capturan las cosas a un ratio de 1x (lo que fotografiamos se proyecta en el sensor al mismo tamaño que tiene en el «mundo real») quedando esta óptica muy lejos de dichas marcas.

El objetivo en la mano

El objetivo es de un tamaño contenido, aunque algo más grande que el 50mm f/1.8 debido a la presencia del motor de enfoque. A diferencia de éste, nada se mueve en el exterior a la hora de enfocar: si el 50mm se extendía del orden de un centímetro durante el enfoque, este proceso se realiza internamente en el 35mm, y aunque el baile de lentes dentro de él es patente, absolutamente nada se mueve en la parte exterior; ni tan siquiera el anillo de enfoque manual si esta acción la está realizando la propia cámara.

Review AF-S Nikkor 35mm f/1.8 DX

AF-S DX 35mm f/1.8 G vs. AF 50mm f/1.8D

Con sus escasos 200 gramos de peso, en ningún caso vamos a notar la cámara «cabezona» ni nada que se le parezca. La verdad es que es una delicia llevar un cuerpo ligero como el de la Nikon D40 colgado al cuello con este objetivo montado porque el conjunto es realmente liviano. Además, me gustaría destacar que este óptica cuenta con un sello de goma en la montura para que no entre polvo en su interior, por lo que en el sentido de la estanqueidad frente a elementos externos es un objetivo bastante conseguido.

Review AF-S Nikkor 35mm f/1.8 DX

Los controles externos son apenas dos: el pequeño selector de enfoque (automático / manual) y el propio anillo de enfoque. Un anillo de enfoque que aunque tengamos seleccionado el modo automático, siempre va a estar operativo, por lo que a efectos prácticos podemos dejar el enfoque del objetivo siempre en modo automático y girar el anillo cuando nos haga falta ajustarlo a mano.

El diafragma está compuesto de siete palas redondeadas adoptando una forma bastante curiosa cuando está cerrado a f/22 (que es la apertura mínima de este objetivo). Es curioso ver la diferencia existente en este punto con respecto al 50mm f/1.8, pues su diafragma tiene una forma mucho más convencional como se puede apreciar en la siguiente imagen.

Review AF-S Nikkor 35mm f/1.8 DX

El diseño del diafragma en el 35mm f/1.8 (a la derecha) es radicalmente diferente al 50mm

Sobre el terreno

La gran apertura del objetivo se nota nada más montarlo en la cámara, pues la imagen que vemos a través del visor es clara y luminosa. Sin embargo, donde más vamos a notar esto es a la hora de disparar nuestras fotografías. Hay objetivos luminosos que apenas son utilizables a su apertura más grande; pero no es el caso del 35mm f/1.8 porque ya incluso en esa apertura da una nitidez bastante buena que se maximiza a partir de f/2.8 (algo que podéis ver en las dos siguientes imágenes).

Review AF-S Nikkor 35mm f/1.8 DX

AF-S DX 35mm f/1.8 G @ f/1.8

Review AF-S Nikkor 35mm f/1.8 DX

AF-S DX 35mm f/1.8 G @ f/3.5

Su comportamiento, por tanto, a aperturas grandes es más que bueno; yo diría que incluso algo mejor que el mítico 50mm f/1.8, que da un contraste relativamente bajo si lo empleamos completamente abierto. Algo lógico teniendo en cuenta que nos encontramos ante un objetivo de nuevo diseño y todo tiende a mejorar con el tiempo.

El enfoque, por otra parte, es rápido y preciso. Aun en condiciones de poca luz (gracias nuevamente a su amplia apertura) consigue fijarse con precisión sobre el objeto a fotografiar con velocidad, de forma silenciosa y sin titubeos. No es tan rápido como objetivos de gama profesional, pero es bastante más rápido y preciso que los objetivos «de kit».

Las fotografías que podremos hacer con esta óptica son nítidas y resultan muy naturales, pero no todo iba a ser perfecto, y es que el 35mm f/1.8 posee una cierta distorsión en forma de barril que apreciaremos al llevar junto a los bordes de la imagen líneas completamente rectas que se van a curvar un poco en su parte central. Del mismo modo, en situaciones de contraluces muy forzados con elementos muy finos nos vamos a encontrar algunas aberraciones cromáticas (zonas rojas o azules en los bordes con mucho contraste).

Review AF-S Nikkor 35mm f/1.8 DX

Aberraciones cromáticas en el alambre de los auriculares a contraluz

Aberraciones cromáticas

Por suerte, el objetivo apenas viñetea en su apertura más amplia, siendo un efecto muy poco apreciable y que desaparece por completo en cuanto cerramos un poco el diafragma (algo que también se puede apreciar en las dos imágenes de la pared de ladrillos).

No hay que olvidar que un 35mm es, por diseño, un objetivo de tipo angular aunque en una cámara DX tenga un ángulo de visión equivalente a un objetivo normal, siendo lógico por tanto que presente algún defecto típico de esta clase de ópticas. Otro día veremos en un artículo específico por qué el diseño óptico de un 50mm no distorsiona nada, porque si nos metemos hoy en estas cosas nos alargaríamos demasiado y desvirtuaríamos la review.

Algunas fotografías de ejemplo

Os pongo a continuación algunas imágenes que he captado en estos últimos días con mi D40 y el AF-S DX 35mm f/1.8 G, pues desde que lo compré no lo he quitado de la cámara para obligarme así a sacarle el máximo partido posible. A mí me han convencido bastante los resultados, pero no quiero dejar pasar la oportunidad de compartirlas con vosotros para que las veáis y saquéis vuestras propias conclusiones.

Sed

Paseo campestre

Anochece en Nueva Alcalá (I)

Azul

Pesadilla

Tráfico de media tarde

Un rato a la sombra

Desenfocando

Manchas solares

El peatón

Fachada interior de la escuela politécnica

Entrada del hospital de Alcalá

Buena falta te hace...

Paseo por el Retiro

El Henares en Noviembre

Conclusión

En resumidas cuentas, el AF-S DX Nikkor 35mm f/1.8 G es un objetivo muy recomendable para aquellas personas que valoran la composición así como la capacidad de realizar desenfoques en sus imágenes y que poseen una cámara Nikon sin motor de enfoque (a los que tengan motor de enfoque en el cuerpo a lo mejor les interesa más hacerse con el AF Nikkor 35mm f/2 D por si en el futuro dan el salto al sensor FX). A la hora de disparar conviene cerrar un poco el diafragma si las condiciones lo permiten, pero el objetivo es perfectamente utilizable a la apertura de f/1.8; algo muy de agradecer.

Se trata de una óptica bastante bien construida (sólido cuerpo de plástico con montura metálica) aunque con algunos defectos ópticos explicables por su bajo precio. Precisamente los 199 euros que cuesta y su luminosidad lo hacen especialmente apto para usuarios de cámaras Nikon de gama baja que quieren (queremos) romper la barrera de la creatividad que imponen los objetivos que vienen de serie con este tipo de cámaras y que no destacan precisamente por tener aperturas demasiado amplias.

Review AF-S Nikkor 35mm f/1.8 DX

AF-S DX 35mm f/1.8 G @ f/10

Review AF-S Nikkor 35mm f/1.8 DX

AF-S DX 35mm f/1.8 G @ f/4

Review AF-S Nikkor 35mm f/1.8 DX

AF-S DX 35mm f/1.8 G @ f/1.8

Bueno, después de todo lo aquí expuesto espero que os hayáis hecho una idea de lo que puede ofrecernos esta óptica. Ahora está en vuestra mano decidir si podéis sacarle partido a sus prestaciones o no. Después de más de doscientas fotografías disparadas con él a lo largo de varios días y en diversas condiciones de iluminación os puedo asegurar que se va a convertir en un fiel compañero que vendrá conmigo en muchos safaris fotográficos porque le devuelve a uno el placer por la fotografía «clásica» pero, como os decía hace un momento, tal vez vosotros no le veáis una excesiva utilidad en función del tipo de imágenes que acostumbréis a capturar.

Precisamente eso es lo que más me gusta de la fotografía: que cada uno la entiende de una manera única e irrepetible.

¡Gracias por vuestro tiempo!

* Todos los artículos de este tipo en https://luipermom.wordpress.com/fotografia

AF Zoom Nikkor 35-70mm f/3.3~4.5 S Macro MK I

«Ya no se fabrican objetivos así…»

Ese fue mi primer pensamiento cuando tuve en mis manos el AF Zoom Nikkor 35-70mm f/3.3~4.5 S Macro MK I; pues aunque hay que reconocer que su óptica (sin ser mala) no es de las más punteras, su peso, su tacto y sus acabados están a un nivel que hoy en día sólo se encuentra en modelos de gama media-alta. De hecho, lo habitual en los objetivos más básicos de Nikon es que estén fabricados en China o en Malasia; pero en el caso del que hoy os hablo hay un visible «made in Japan» grabado en la parte trasera de su cuerpo.

AF Zoom Nikkor 35-70mm f/3.3~4.5S MACRO MK I (I)

Precisamente lo mejor de este modelo es que cuando salió a la venta realmente estaba dirigido al mercado de consumo y no a los profesionales; de ahí que su precio sea de lo más contenido. De hecho éste era el zoom estándar que venía con las cámaras réflex de mediados de los años 80, época en la que las digitales no eran más que experimentos de laboratorio. Este modelo en concreto es de 1986 y me ha salido por 65 euros en el mercadillo del foro Nikonistas; que se está mostrando como un verdadero filón de material fotográfico de ocasión. A medio plazo no tenía previsto hacerme con ningún objetivo más después de tener un 18-55, un 55-200 y un 50 1.8; pero lo vi, me llamó la atención y lo compré, así de simple (los que tengáis cámaras réflex sabréis que aunque al principio creamos que con el objetivo «de serie» lo tenemos todo cubierto, no tardaremos en empezar a echar el ojo a otras ópticas de diferentes prestaciones :mrgreen: ).

Por cierto, el sufijo «MK I» no es parte del nombre oficial del modelo, pero se suele emplear para distinguirlo de una segunda versión que apareció unos años más tarde en la que cambia principalmente el diseño del anillo de enfoque, pues este objetivo que hoy os presento fue uno de los primeros en incorporar un sistema de enfoque automático (autofocus) y los ingenieros de Nikon tuvieron que pulir algunos pequeños detalles en revisiones posteriores (los early-adopters siempre pagan la novatada; eso es una ley universal  😛 ).

AF Zoom Nikkor 35-70mm f/3.3~4.5S MACRO MK I (II)

En principio había pensando en un fin concreto para este objetivo: emplearlo junto a mis tubos de extensión para realizar fotografías en macro. Sin embargo, después de estar probándolo un buen rato y en situaciones diferentes, me he dado cuenta de que es un objetivo más que decente para cualquier tipo de toma y que su apertura es suficientemente grande como para desenfocar el fondo de tal modo que es muy válido para realizar, por ejemplo, retratos.

Además, de un tiempo a esta parte me estoy dando cuenta del encanto que tienen los objetivos antiguos. Son muy sólidos, su construcción es de mucha más calidad que los actuales (dentro de la misma gama, claro está) y tienen un encanto especial con sus anillos de enfoque y diafragmas, sus bayonetas metálicas, sus escalas de distancia… Y lo mejor de todo es que funcionan plenamente en las cámaras réflex actuales (sí, es cierto que pierden el enfoque automático en las D40, D40x y D60, pero nada más). Me parece una autentica maravilla que puedas montar en una cámara de 2009 un objetivo de hace casi 30 años y siga conservando todas sus funciones; sobre todo en el mundillo de la informática este tipo de cosas son completamente inconcebibles y por eso no dejan de sorprenderme.

AF Zoom Nikkor 35-70mm f/3.3~4.5S MACRO MK I (III)

Una de las cosas más características de este modelo es que es capaz de enfocar a 35 cm del objeto. Lo que ocurre es que la distancia de enfoque de las réflex siempre se mide desde el sensor, por lo que podemos situar el objeto a fotografiar a una distancia bastante corta de la lente frontal. Eso sí, puesto que el objetivo es antiguo, en mi D40 estoy obligado a enfocar manualmente; pero eso es algo que ya no me preocupa lo más mínimo después de haber conseguido fotografías realmente nítidas con el 50mm 1.8D.

Que quede claro que éste NO es un objetivo macro como los específicos para esos menesteres (los Micro Nikkor por ejemplo) pero sí que se nota que es capaz de acercarse bastante al motivo a fotografiar por si mismo, así que si además empleamos algún tipo de anillo extensor o lente de aproximación; el ratio de aumento puede ser bastante razonable (pese a que os adelanto que algo de nitidez y calidad de imagen se pierde, sobre todo en las esquinas).

AF Zoom Nikkor 35-70mm f/3.3~4.5S MACRO MK I vs AF Nikkor 50mm 1.8D

Probando el objetivo

Pero como el movimiento se demuestra andando, os voy a dejar a continuación con dos ejemplos de lo que hace el objetivo por si mismo. En este caso he realizado una fotografía muy de cerca (todo lo que el objetivo me permite) de una zona en penumbra y a continuación lo he sacado al exterior para realizar una fotografías de paisaje con zonas muy claras y otras más oscuras para ver qué tal se comportaba en situaciones con iluminaciones dispares. Estos son los resultados:

En la penumbra

Edificios de Nueva Alcalá

No parece haber viñeteo ni excesivas distorsiones (algo que se puede comprobar sobre todo en la tercera fotografía) pese a ser un objetivo de distancia focal variable, demostrando que se puede emplear para un uso más o menos general. De todos modos, no es menos cierto que si sólo pudiera llevar una óptica con la cámara sería el 18 – 55 que viene «de serie» con la D40, pues se adapta muy bien a todo y pesa realmente poco.

Empleo con tubos de extensión

Y ya para finalizar, os dejo a continuación las pruebas (todas ellas son fotografías completas; no recortes) realizadas con los tubos de extensión y esta óptica de la que hoy os hablo. A nivel general os puedo decir que me puedo acercar al objeto a fotografiar hasta casi tocarlo con el extremo del objetivo aunque al final me alejo un poco porque acabo dándole sombra yo mismo. Acostumbrado a las distancias de enfoque «normales» se me hace muy raro poder aproximarme más y más y más manteniendo la imagen nítida en el visor.

En las fotos que tenéis a continuación podéis ver dos ejemplos en los que primero me he acercado todo lo posible al motivo (que en este caso es mi querido 18 – 55) con el objetivo «a pelo» y luego empleando los tubos de extensión. Como veis, con los tubos se pierde algo de nitidez y aparecen algunas aberraciones cromáticas; pero dentro de lo que cabe el resultado es bastante satisfactorio si no somos excesivamente exigentes. En mi caso no me voy a gastar 600 euros en un objetivo macro para hacer dos o tres fotos de este tipo al mes; pero no me importa invertir algo de dinero en este tipo de soluciones auxiliares que pueden aportar algo de creatividad a la hora de inmortalizar algunos elementos.

Sin tubos de extensión (II)

Usando tubos de extensión (II)

Sin tubos de extensión (I)

Usando tubos de extensión (I)

En fin, a modo de resumen os puedo decir que estoy contento con la compra: ha superado mis espectativas y creo que podré aprovecharlo para hacer alguna que otra foto imaginativa de vez en cuando. Es un objetivo que sirve un poco para todo, pero por su elevado peso y la ausencia de autofocus en mi D40 lo más seguro es que quede relegado al uso con tubos de extensión, que es para lo que inicialmente lo adquirí. De todos modos, este 35 – 70 ha sido una grata sorpresa.

Enlaces de interés

AF Zoom Nikkor 35-70mm f/3.3~4.5s moderate wideangle-telephoto zoom lens

Nikon 35-70 f3.3-4.5 Macro AIS lens – experiences?

* Todos los artículos de este tipo en https://luipermom.wordpress.com/fotografia

Review: iPod nano 3G

Os anuncié hace unos días que me había hecho con un iPod nano de tercera generación y tras unos días trasteando con todas sus características creo que ya estoy en disposición de contaros mis impresiones sobre él, así que vamos a ello aunque advirtiéndoos antes de que esta entrada va a ser de las más largas de este blog hasta el momento (ya me conozco y hoy tengo muchas cosas que contaros sobre este «cacharrito» 😉 )

Dimensiones

Por si no habéis oído hablar de estos reproductores de Apple os comentaré que el nano es un miembro de la familia iPod que almacena la música en memoria flash y que es de un tamaño más reducido (tanto físicamente como en capacidad de almacenamiento) frente a los iPod classic que almacenan los datos en discos duros.

El iPod nano está disponible en tamaños de 4 y 8 GB a unos precios recomendados de 129€ y 179€ respectivamente, aunque en algunos comercios recientemente estaban de promoción con descuentos del 15% (que es lo que me impulsó finalmente a hacerme con uno).

ASPECTO EXTERNO

Visualmente el nuevo nano es el MP3 más bonito que he visto. De hecho supe que acabaría teniendo uno el día que salieron a la luz las primeras fotografías del nuevo reproductor, ya que me dejaron impresionado. Hay gente que prefiere el de la generación anterior, pero para mi particular gusto éste, aunque más ancho, es más estilizado y con unas proporciones más agradables para sostenerlo en la mano (al no ser tan estirado el agarre es más cómodo).

El nano en la mano

En esta versión de 4 GB de capacidad no hay posibilidad de elegir el color: es del tono plateado que Apple ha elegido para sustituir al mítico blanco en toda su gama de productos. La versión de 8 GB está disponible en plateado, negro, rojo, verde, rosa y azul, pero como digo la de 4 GB es plateada «por narices». La verdad es que es bonito, al menos más que los tonos rojos, verdes y azules (y sobre todo el rosa) pero a mí particularmente me gusta más la versión en negro (como el iPod classic de mi hermano).

Las dimensiones del nano son muy contenidas y su aspecto es como si hubieran encogido a un iPod «grande», estando más proporcionado que las dos primeras generaciones del reproductor. Cabe destacar que tras el aspecto de «tubo aplastado» de los nanos de segunda generación se ha vuelto a la típica trasera cromada de los iPod que se raya con mirarla. Una funda se hace imprescindible si queremos que nuestro reproductor mantenga la apariencia del primer día.

En el frontal, la pantalla de dos pulgadas con 320 x 240 píxels de resolución (la pantalla con más densidad de píxels de un producto de Apple hasta el momento) y la mítica rueda táctil de los iPod (aunque un poco más estrecha en comparación con los modelos con disco duro) son los únicos elementos presentes. El nano (y en general todos los iPod) son reproductores de líneas muy simples y suaves, y de hecho en el nano no hay una sola esquina por ningún lado de tal modo que sostenerlo en la mano proporciona una sensación realmente agradable.

Frontal

En la parte inferior contamos con un jack estándar de 3.5mm (odio los jacks de 2.5mm porque luego hay que andar haciendo chapuzas para colocar unos auriculares de calidad) el puerto para cargar la batería y sincronizarlo con el ordenador y también está presente el imprescindible interruptor de bloqueo del que luego os hablaré.

Por lo demás, en la parte trasera contamos con la serigrafía típica de la manzanita de Apple y diversas referencias al número de serie, capacidad y demás datos grabados en una cubierta metálica cromada que, como os decía hace un momento, se raya con sólo meter el nano al bolsillo del pantalón.

Parte inferior

Parte trasera

Para mí el nano resuelve el apartado estético con un sobresaliente, si bien estas concesiones a la belleza van a hacer que el reproductor sea algo incómodo de usar en determinados aspectos que luego os explicaré.

Y ahora, para finalizar este apartado un par de preguntas con sus respectivas respuestas:

– ¿Por qué te compraste un iPod nano de 4 GB cuando por 100€ más tenías un classic de 80 GB en el que poder meter toda tu colección de música?

Pues bien, principalmente por el diseño: en más de una ocasión os he comentado que me encantan los diseños minimalistas, y si bien cuando mi hermano se compró su iPod classic flipaba con su enorme capacidad de almacenamiento y la interacción con iTunes, lo que no me gustó fue su peso y lo grande que es para llevar en el bolsillo del pantalón.

Sin embargo, del nano me atraía enormemente su diminuto tamaño y que poseía todas las funciones del classic (no como el iPod shuffle). Además, al ser memoria flash no había problemas de golpes ni vibraciones para el disco duro por mucho que se caminara o se dieran saltos con él a cuestas.

Familia iPod

– ¿Y por qué no te decantaste por la versión de 8 GB cuando además el color negro te gustaba más?

Pues por el sencillo motivo de que 8 GB de capacidad tampoco me solucionaban la vida: estoy pasando mi colección de música a iTunes y ya llevo 12 GB en total. Por lo tanto con un nano de 8 GB igualmente tendría que estar seleccionando qué música llevar encima, así que decidí ahorrarme los 50€ de diferencia entre un modelo y otro porque al fin y al cabo no iba a notar mucha diferencia a la hora de andar sincronizándolo con los discos que fuera seleccionando.

No hay duda de que la principal baza de los iPod classic es el poder llevar encima TODA tu música, pero como digo, el factor diseño y portabilidad ha primado en este caso (además de la economía, pues el iPod classic de 80 GB se va ya hasta los 219€ y el de 160 GB sale por 319€).

CONECTIVIDAD CON EL ORDENADOR

A la hora de escuchar música en cualquier iPod es fundamental que conozcamos los pilares sobre los que se cimenta iTunes y su sistema de sincronización, así que vamos a darle un ligero repaso a todo ello.

iTunes es una librería en la que podemos colocar toda nuestra música añadiéndola desde nuestros propios CDs o empleando los MP3 que ya tengamos anteriormente. Hay que aclarar que, pese a que alguna gente lo crea así, iTunes NO es un sistema que sólo funciona con la música comprada a través de internet, sino que es compatible con todo el material sonoro que tengamos a mano.

Lo más importante a la hora de manejar iTunes es que las etiquetas ID3 de los archivos MP3 estén correctamente puestas. Para que todo funcione correctamente hemos de indicar en todas las pistas al menos el artista y el álbum, pues que lo habitual es que ordenemos nuestra colección de música por los álbumes agrupados por artistas. De ese modo por muchos discos que tengamos archivados llegar a cualquiera de ellos será cosa de un par de clicks.

Itunes es todo un mundo sobre el que podríamos divagar durante horas, pero hoy nos vamos a centrar en el iPod y su funcionamiento, de modo que vamos a lo práctico: sincronizar nuestro reproductor con el programa de Apple.

Como os decía hace un rato, si nuestra colección musical ocupa menos espacio que la capacidad del iPod no tendremos que seleccionar nada: bastará con conectar el reproductor al ordenador mediante el cable que viene incluido y el programa copiará la música y las listas de reproducción a la memoria.

Una vez en el reproductor, todo cambio que realicemos sobre la música ya sea en el propio aparato o en iTunes se verá reflejado en ambos. Y cuando digo todo, es TODO, porque tanto uno como el otro llevan contadores que indican el número de reproducciones de cada canción, la fecha de la última reproducción, la puntuación que le damos a cada pista… Toda esta información es muy útil para crear las llamadas «lista de reproducción inteligentes», que no son otra cosa que listados de nuestras canciones definidos mediante condiciones booleanas que nos permitirán obtener siempre una lista adaptada a nuestros gustos particulares.

Por ejemplo podemos hacer una lista con las 50 canciones más escuchadas de toda nuestra librería, otra con las canciones de Los Planetas que tienen cuatro estrellas o más, o una lista de las canciones que hemos añadido más recientemente… y así las posibilidades son infinitas (o más 😛 ).

Jack de audio

En el caso de que nuestro iPod «se nos quede pequeño» (como en mi caso con el nano) lo que hay que hacer es crear una lista de reproducción a la que arrastraremos la música que queramos pasar al reproductor y sincronizar esa lista. De ese modo, en iTunes nuestra música del nano será la contenida en esa lista de reproducción, y todo cambio realizado en ella se verá reflejado en la librería «global» de iTunes.

Sé que explicado con palabras no parece muy sencillo, pero os aseguro que una vez cogido el truco es de lo más simple (siempre que coloquemos correctamente las etiquetas de los MP3).

PRESTACIONES SONORAS

Que quede claro desde el principio que los iPod no son los reproductores digitales que más calidad dan, así que si eres un audiófilo es mejor que mires otros como los iRiver o los Sony Walkman (la gente en los foros asegura que son de lo mejorcito que hay en cuanto a calidad sonora) . Sin embargo, veo estúpido comprarse un MP3 de una calidad brutal cuando lo vamos a emplear para caminar por la calle con sus coches, su gente hablando, sus motores de autobús, sus ambulancias, sus obras públicas y sus megafonías a todo volumen. Yo estoy más que satisfecho con la calidad de sonido que me da el nano y la verdad es que ahora mismo no lo cambiaría por otro reproductor.

Y sí, es verdad que podemos ponernos a escuchar música en casa con total comodidad y en completo silencio, pero para eso ya existen los equipos Hi-Fi con mucha más calidad de sonido y potencia. El hábitat de los MP3 (y por lo tanto los iPod) son las calles de las ciudades, los transportes públicos, las carreras por el parque y demás, y por ello una leve diferencia en la calidad del sonido va a ser encubierta por todos los factores que os enumeraba anteriormente.

Los auriculares del iPod no son malos del todo, pero a mí desgraciadamente no se me sujetan correctamente en mis orejas. Tienden a «caerse» un poco y por tanto no escucho nada en cuando hay un poco de ruido ambiental. Mi solución ha sido colocarles unas «esponjillas» de espuma de otros auriculares que tenía por casa, pero haciendo eso haremos que suenen un poco más graves de lo que deberían.

Por lo tanto, para la gente que tiene los mismos problemas que yo con los auriculares de botón les recomiendo que o bien se compren unos in-ear (los que se meten en la oreja) o unos de botón que estén diseñados ya con la «esponjilla» en mente (como los Sennheiser MX-400). Yo ando detrás de unos in-ear que me gustan bastante, pero están a 40€ y la verdad es que me duele un poco gastarme eso en unos simples auriculares cuando los que vienen «de serie» no se escuchan mal (no tienen nada que ver con los que vienen con muchos MP3 baratos, esos sí que son lo peor de lo peor hasta el punto de que el bajo ni se distingue en la mayoría de las canciones) y tienen los 15 días que tiene el reproductor.

Auricular en detalle

Por cierto, para reproductores portátiles como este (y cualquier otro) a la hora de comprar unos auriculares fijaos en el parámetro de la impedancia que posean, pues una impedancia muy alta (más de 32 ohmios) hará que se escuchen bastante bajo. Los auriculares Hi-Fi de diadema suelen tener impedancias de 80 ohmios o más, pero es que están diseñados para ser conectados a amplificadores potentes que no tienen restricciones de corriente ni tensión porque están conectados a la red eléctrica. Para los iPod van bien los de 32 ohmios, que además es la impedancia que tienen los auriculares que vienen de serie con el reproductor.

USO DIARIO

Una vez aclarado en el punto anterior que para mí un MP3 es para echarlo al bolsillo y salir a la calle con él puesto os voy a comentar mis impresiones sobre el iPod nano en el día a día:

La mayoría de las veces que escuchamos música lo hacemos porque nos apetece escuchar un disco determinado, así que en Apple han tomado buena nota y han creado el interface Cover Flow que nos permite navegar entre las portadas de los discos que tengamos en el iPod simplemente deslizando el dedo por la rueda táctil del reproductor.

Cover flow

Puede parecer una tontería, pero os aseguro que cuando quieres escuchar un disco dentro de la variedad que llevas en el iPod es una verdadera maravilla. Por supuesto para que Cover Flow tenga el aspecto correcto hemos de meter las imágenes de las carátulas de los discos en las etiquetas ID3, cosa que se realiza fácilmente con iTunes, ya que si no una fea imagen estándar en gris sustituirá a la colorista carátula de turno.

Aparte de Cover Flow tenemos la posibilidad de ordenar y buscar nuestra música por artista, por título de canción, por año, por género, por número de BPM… en definitiva, que conociendo cualquier dato de una canción podemos encontrarla rápidamente por muy grande que sea nuestra librería.

Lo más básico a la hora de llevar el iPod en un bolsillo es emplear el interruptor de bloqueo para que no se nos suba el volumen de golpe o se encienda la pantalla cada dos por tres mermando la autonomía del reproductor. El problema derivado de esto es que cada vez que queramos pasar pista o modificar el volumen deberemos mover el interruptor, cambiar lo que queremos y volverlo a dejar en la posición de bloqueo. Estando en casa con el MP3 encima de la mesa no es ningún problema, pero si lo llevamos en el bolsillo tendremos que sacarlo en cada ocasión.

interruptor de bloqueo

Reconozco que la ruedecita táctil de los iPod es un gran invento y se ha convertido en todo un icono de la sociedad tecnológica en la que nos encontramos, pero he de decir que en algunas circunstancias he echado de menos los simples clicks para subir y bajar el volumen de mi Creative Zen Stone.

Uno de los mejores aspectos del iPod nano es su gran autonomía: en teoría podemos estar 24 horas seguidas escuchando música sin tener que recargar la batería. En mi caso no he podido comprobar este dato, pero por pruebas en algunas webs que he leído en los últimos meses sé que no es un dato demasiado exagerado. Lo que sí he podido constatar es que tras 6 ó 7 horas de reproducción continua de música el indicador de batería había bajado muy poco cuando mis dos anteriores reproductores ya estarían con el indicador de la batería en color rojo.

Si hacemos un uso normal del iPod nano (ir a clase, al trabajo, salir a pasear…) no tendremos necesidad de recargarlo ni mucho menos todos los días. Además, a no ser que lo conectemos al ordenador con la batería muy muy descargada (en tal caso nos llevará unas tres horas) su recarga va a ser bastante rápida y antes de que nos demos cuenta el proceso habrá concluido.

La calidad de sonido es lo bastante buena como para pensar que suena maravillosamente bien en medio del tráfico de la ciudad y sus múltiples ruidos ambientales como os comentaba anteriormente. La separación de canales es muy acusada y aunque tengamos el sonido casi al máximo apenas escucharemos distorsión ni ruidos de fondo. Puede que los reproductores de algunas otras marcas suenen algo mejor como os señalaba, pero hay que reconocer que estos nanos se escuchan lo suficientemente bien como para no arrepentirnos de nuestra compra nada más estrenarlo.

Menús

Ahora bien, os tengo que recomendar que no activéis en el iPod la opción de igualar el volumen de toda la música, pues en general va a bajar el volumen de la mayoría de ellas hasta dejarlo al nivel de la más baja de todas, por lo que teniéndolo activado vamos a ver que habrá que poner el volumen al máximo en el caso de pasear por una calle muy transitada. Ese modo es cómodo para escuchar música en casa, pues todo sonará al mismo nivel, pero ya os digo que en la calle el nivel del sonido puede que se nos quede un poco corto.

RESUMIENDO, QUE ES GERUNDIO

Si alguno de vosotros me preguntara si merece la pena hacerse con un iPod nano os imaginaréis que no os respondería nada definitivo porque para lo que unas personas es sí para otras es no y viceversa, de modo que nunca me ha gustado decir «verdades universales» porque sencillamente no existen.

Sin embargo sí que tengo una «fórmula mágica» para recomendar o no la compra de un iPod, y no es más que probéis iTunes durante una temporada y veáis si os convence su sistema de ordenar la música por tags y su filosofía de uso. Si os sentís cómodos con el programa entonces valoraréis lo que un iPod os puede ofrecer, pues al fin y al cabo llevar un iPod encima es como llevar iTunes en el bolsillo.

Sin embargo, si os da pereza tener vuestra colección musical con todas sus etiquetas correctamente colocadas y sólo queréis escuchar algún disco suelto de vez en cuando, cualquier reproductor de tipo «drag & drop» os resultará menos engorroso (y más barato) que un nano o cualquier otro reproductor de la marca de la manzana.

Y hasta aquí el análisis del reproductor con el que estoy bastante contento desde hace ya un par de semanas. Sé que se me han quedado bastantes aspectos en el tintero como la reproducción de vídeo (que no voy a emplear, ya que para eso tengo la PSP) o las características avanzadas de iTunes, pero creo que bastante largo es ya esta entrada como para alargarla todavía más. Es posible que dentro de un tiempo aborde alguno de esos temas en una entrada independiente, pero por el momento esto es suficiente para que os hagáis una idea de lo que este reproductor os puede ofrecer.

Manzanas al sol

¡Un saludo! 😉

Review: Nokia 6630

Hoy os voy a hablar largo y tendido (más que en aquella primera toma de contacto, ya os lo advierto 😛 ) de las posibilidades que brinda un teléfono como el Nokia 6630. A día de hoy ya llevo un par de semanas de “trasteo” con él y creo que me he podido hacer una idea bastante global de las posibilidades que ofrece este móvil. De todos modos, antes de entrar en faena vamos a hacer un pequeño repaso histórico de este modelo en particular así como de su antecesor y predecesor.

UN POCO DE HISTORIA
Cuando Nokia sacó a la venta el 6630 la firma finlandesa ya tenía un teléfono de similares características en la calle: el 6600, que gozó de una gran popularidad en aquella época (apareció en el año 2003) y fue uno de los principales responsables de la gran expansión del sistema operativo Symbian y los smartphones en general.

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El 6600 había dejado el listón bastante alto gracias a las posibilidades de expansión que poseía (6 MB de memoria interna, slot para tarjeta MMC, Bluetooth, puerto de infrarrojos…) y de hecho estuvo a la venta durante más de tres años contando con los favores del público; todo un record para un producto de electrónica de consumo. Sin embargo, el 6630 que saldría pocos meses después de éste intentaría llegar todavía un poco más lejos.

Si bien la forma del 6600 era bastante peculiar, la del 6630 es de las más fácilmente distinguibles de todo el catálogo de Nokia. Su diseño ovalado en la parte inferior y sus líneas rectas en la superior lo hacen perfectamente reconocible incluso en la distancia. No era la primera vez que Nokia realizaba un diseño como éste, pero en esta ocasión se buscaba la elegancia en sus formas más allá de estridencias y diseños juveniles.

Por supuesto, el tema de la belleza o fealdad del modelo comentado es algo completamente subjetivo, pero en lo que a mí respecta me parece uno de los teléfonos móviles más bonitos que han pasado por mis manos (con permiso del Motorola RAZR V3, que me sigue pareciendo un ejemplo perfecto de diseño industrial). Sus formas son armoniosas, sus carcasas intercambiables tienen todas las esquinas redondeadas y el gran objetivo de la cámara en la parte posterior termina de definir las peculiares formas de este terminal.

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El 6630 fue sustituido con el tiempo (apareció a mitad del 2005) por el 6680; de un diseño más convencional y unas características algo superiores; si bien no logró el éxito y la popularidad de sus dos antecesores.

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CARACTERÍSTICAS TÉCNICAS
Las principales características del 6630 son las siguientes:

  • Smartphone 3G con capacidades de videollamada operando bajo el S.O. Symbian serie 60
  • CPU ARM9 a 220 MHz: la CPU más potente incluida en un teléfono en el momento de su lanzamiento
  • Cobertura global en todo el mundo (Japón incluído)
  • Aplicaciones incorporadas para lectura de email, navegador web, reproductor de MP3 y visor de archivos de MS Office
  • Cámara digital de 1.3 Mpixels (1280 x 960) capaz de grabar vídeo a una resolución de 176 x 144
  • Pantalla TFT-LCD de 176 x 144 píxels a 65000 colores
  • Conectividad por Bluetooth
  • 10 MB de memoria de serie. Ampliación de la misma mediante tarjetas DV-RS-MMC de hasta 2 GB de capacidad
  • Medidas de 110 x 60 x 21 mm con un peso de 127 gramos

Pero más allá de las pesadas y espesas especificaciones de los fabricantes, lo que pretendo es daros a conocer mi punto de vista sobre una tecnología a la que hasta el momento no había puesto la mano encima y que me está haciendo pensar muy seriamente que en el futuro no querré otro teléfono que no corra bajo Symbian, así de claro 😉

IMPRESIONES Y SENSACIONES
Bueno, pues como os decía, voy a intentar transmitiros las sensaciones de estos primeros días con el teléfono: en primer lugar he de decir que cuando lo tuve por primera vez en las manos pensé que era un teléfono bastante grande, pero no tanto como lo había imaginado. Ya se lo había visto alguna vez a alguna persona por la calle, y también en escaparates y tal, pero no lo había tenido nunca en mis manos hasta la tarde del pasado 10 de Enero.

Claro, si comparamos el 6630 con un teléfono “microscópico” como lo era mi antiguo LG KG275, sí que nos va a parecer un móvil de generosas dimensiones y peso, pero al lado de mi habitual Motorola RAZR V3 la verdad es que este Nokia no destaca demasiado en este aspecto. De cualquier modo os comentaré que el 6630 mide 110 x 60 x 21 mm y que tiene un peso de 127 gramos.

Otro punto a comentar es el de la curiosa parte inferior del teléfono: una zona redondeada con unas teclas dispuestas en ángulo y que están todas muy próximas entre si, no existiendo en la práctica separación entre ellas. No es un teclado incómodo para escribir algún SMS una vez que se le ha “pillado el truco”, pero viniendo del V3 la verdad es que las teclas pueden parecer un poco pequeñas para nuestros dedos.

El volumen que escuchamos a través del auricular es algo escaso, pero en entornos ruidosos podemos activar el altavoz manos libres y así escuchar con claridad a nuestro interlocutor. No sé si será problema del modelo que tengo yo o de todos los 6630 en general, pero me da la sensación de que el sonido que se escucha a través del auricular es demasiado grave; aunque también hay que tener en cuenta que el Motorola V3 al que estaba acostumbrado es uno de los modelos que más alto y claro se escucha a través de su auricular.

La pantalla es de generoso tamaño y se ve bastante bien incluso en exteriores con el sol “en todo lo alto”. En la parte superior derecha del teléfono (junto al auricular) tenemos un sensor de luz que medirá la iluminación ambiental en todo momento y ajustará el brillo de la pantalla y la iluminación del teclado para que tengamos siempre un compromiso aceptable entre calidad de visualización y duración de la batería. En completa oscuridad se ajusta el brillo de la pantalla al mínimo a la vez que activa la iluminación del teclado; mientras que a pleno sol subirá al máximo la retroiluminación del display y desactivará los LEDs del teclado.

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Precisamente hablando de la batería es donde nos encontramos uno de los puntos débiles de este teléfono, y es que debemos recargarlo cada dos o tres días en condiciones normales de uso. Puede haber gente a la que no le parezca nada extraño, pero yo, acostumbrado a mi V3 que recargo más o menos una vez a la semana, encuentro que la autonomía es un poco escasa. Al menos la carga de la batería se realiza de forma más o menos breve, empleando para ello entre una y dos horas en función de lo descargada que se encontrara, pero como digo es mejor no perder mucho de vista el cargador.

Claro, esa escasa autonomía es el precio a pagar por cada función del teléfono, pero aun así creo que el tema de las baterías de los dispositivos móviles todavía han de evolucionar mucho y con el tiempo estos datos nos causarán risa como nos la causan las especificaciones de los terminales de hace una década.

SYMBIAN Y EL MANEJO DIARIO DEL 6630
Como ya dije en su momento, tenía muchas ganas de tener un móvil con sistema operativo Symbian para comprobar por mí mismo sus prestaciones y posibilidades. De entrada he de comentar que el primer día tuve un error que por lo visto es muy común a casi todo el mundo: salía de las aplicaciones con la tecla de “colgar” y lo que ocurre entonces es que en realidad no sales de la aplicación, sino que queda en segundo plano ocupando su porción de memoria.

Claro, haciendo eso mismo con unas cuantas aplicaciones se acabará por llenar toda la memoria RAM del teléfono obteniendo un mensaje de error (en el mejor de los casos) o un precioso cuelgue del sistema. Si algo me quedó claro es que de las aplicaciones hay que salir con la tecla “salir” o en su defecto, si se nos pasa el cerrar alguna correctamente, mantener pulsada un par de segundos la tecla de menú para que se nos abra un gestor de tareas (al estilo ctrl + alt + del en Windows XP) y podamos cerrar la tarea pertinente “a lo bruto”.

Tras esta advertencia inicial he de comentar que Symbian es un sistema multitarea, basado en el sistema incorporado en los ordenadores PSION y presente en multitud de teléfonos móviles de diversas marcas, siendo Nokia la más conocida de ellas.

Symbian va ahora mismo por la versión 9.3 estando la versión 9.5 ya anunciada y en camino. La versión presente en el 6630 es la 8.0a pack 2, cuyas especificaciones técnicas quedan fuera de nuestro ámbito, pues me quiero centrar en contaros cómo se maneja y qué tal funciona en el día a día.

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El menú de Symbian es un poco caótico: no parece haber orden aparente en las aplicaciones del menú principal y las carpetas que contienen otras aplicaciones. Tenemos un visor multimedia en el menú raíz y otro exclusivamente de fotografías (al estilo CoverFlow) en la carpeta llamada “multimedia”. En la carpeta “organizador” hay utilidades para manejar la memoria, en «herramientas» hay utilidades variadas… la verdad es que como digo es un poco caótico y los primeros días serán un poco de “probar” a ver dónde estaba la agenda o el gestor de archivos hasta que empecemos a acostumbrarnos dónde está cada cosa..

No obstante, lo que más me gusta es la posibilidad de asignar funciones a las teclas de dirección del teléfono así como a los dos botones que hay a su lado: en mi caso particular las tengo configuradas de la siguiente manera:

  • Arriba: ajustes de bluetooth
  • Abajo: guía telefónica
  • Derecha: galería multimedia
  • Izquierda: Tom Tom Mobile
  • Acción: – (no le he puesto nada para no activarla por error)
  • Tecla izquierda: mensajes
  • Tecla derecha: cámara

Esto cada uno se lo pondrá a su gusto en función de cómo se sienta más cómodo y las aplicaciones que más utilice. Me hubiera sido útil asignar los perfiles de sonido a alguna de las teclas, pero ya me había quedado sin opciones.

Algo inexplicable (al menos para mí) es que no exista la posibilidad de bloquear el teclado automáticamente una vez pasado cierto tiempo. Si queremos tal posibilidad debemos instalar un programa externo que realice dicha función, pero misteriosamente el sistema no la implementa en modo alguno. Ahora bien, como contrapartida tenemos el fantástico “modo offline” que consiste en que podemos desactivar la función de teléfono móvil pero dejar encendido el aparato de modo que podamos seguir utilizando el resto de sus funciones. Esto es potencialmente útil en aviones, hospitales, gasolineras y todo tipo de lugares en los que los teléfonos móviles están completamente prohibidos.

MULTIMEDIA
El 6630 se vendió como uno de los teléfonos con más capacidades multimedia en aquella época: posee una cámara fotográfica de 1.3 Mpixels capaz también de grabar vídeos (a 176*144 píxels) de hasta una hora de duración. Su calidad es más o menos decente: escasa comparada con una cámara digital de gama media pero sí que es similar a la de las primeras cámaras digitales de precio reducido con sensor CMOS (las fotos que saca me recuerdan un poco a las de mi antigua Genius G-Shot D211).

Desde luego que no os recomiendo la cámara de este teléfono como “cámara única” si sois aficionados a la fotografía, pero hay que reconocer que es práctico llevar encima en todo momento un dispositivo capaz de captar instantáneas de una calidad más o menos decente. Os dejo a continuación un par de fotografías hechas por mí:

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En cuanto a la música hay que decir que el teléfono se escucha con una calidad más bien escasa en este aspecto. Cualquier reproductor de MP3 es capaz de dar mucho más empaque a las canciones que queramos escuchar. Y os hablo de ello empleando el manos libres que se incluye en la caja, porque si es a través del altavoz del teléfono éste se escucha bastante alto pero con una calidad pésima (de lata de Coca-Cola, vaya). No creo que vaya a escuchar a menudo música en el 6630, y la única ventaja de que reproduzca MP3 es que podemos utilizar nuestra canción favorita como tono de llamada.

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El teléfono también es capaz de reproducir vídeos mediante la versión de Real Player incorporada de serie, función que tal vez sí que utilicemos más a menudo debido a que en un determinado momento podemos ver un capítulo de nuestra serie favorita en la sala de espera del médico o en cualquier otro lugar. Evidentemente necesitaremos un programa conversor para pasar a formato 3GP (el que usan los teléfonos móviles) y la calidad no va a ser excesiva, pero bueno, como digo para salir del paso puede servir alguna que otra vez. También contamos con la posibilidad de abrir archivos de Office gracias a una serie de aplicaciones incluidas en el software que acompaña al terminal.

Y creo que poco más me queda por comentar: tal vez decir a modo de resumen que estoy encantado con el teléfono por su capacidad de ser una auténtica «navaja suiza», ya que entre las aplicaciones que trae de serie y las que podemos instalar nosotros mismos siempre encontraremos sumamente útil al 6630 en multitud de ocasiones.

LECTURAS RECOMENDADAS
Nokia 6600 en Wikipedia
Nokia 6630 en Wikipedia
Nokia 6680 en Wikipedia
Symbian en Wikipedia
¿Qué es un móvil Symbian y para qué sirve?
Review Nokia 6630 en Mobile-Review.com

Review: Motorola RAZR V3

¡Hola a todos!

Después de casi un año de uso de mi actual teléfono me he animado a hacer una pequeña review para contaros mis sensaciones con él. Espero que os sea útil y os entretenga. Vamos con ello:


HISTORIA:

El Motorola RAZR V3 (inicialmente conocido como «MOTORAZR») es un teléfono móvil con ya bastante tiempo a sus espaldas. Desarrollado en el año 2003 y aparecido en el mercado mundial a finales del año 2004 rápidamente se convirtió en un objeto codiciado por ser un auténtico símbolo de status social. A esto contribuía decisivamente un precio astronómico (unos 800 dólares en sus primeros meses de vida) y un diseño y materiales poco habituales en el mundo de la telefonía móvil hasta ese momento.

Con el paso de los meses este modelo ha ido reduciendo su valor de mercado a la vez que aparecían nuevos modelos hasta llegar al nivel de precios de cualquier teléfono móvil de gama media/baja a día de hoy. Por un lado esto plantea su adquisición a la gente que siempre ha mirado al V3 desde lejos por su elevado precio; pero al mismo tiempo nos hace pensar cómo es posible que el mismo elemento pase a costar ocho veces menos en un plazo de tres años. ¿No será que el de ahora es el coste real del teléfono y todo lo que se ha pagado de más tiempo atrás es «el precio del glamour»?


Un aspecto muy futurista

EL TELÉFONO:

Físicamente el V3 es un teléfono de formato plegable (flip-phone como lo llaman los americanos; palabra registrada por Motorola y que por tanto no puede emplear ningún otro fabricante) fabricado en aluminio, sin antena externa y con un teclado también metálico iluminado mediante electroluminiscencia (como los relojes Casio) en su característico azul eléctrico. Tiene un peso de 95 gramos y unas dimensiones de 99 x 53 x 14 milímetros; ligero y muy estrecho, pero tal vez un poco ancho para lo que se estila hoy en día. De cualquier modo en el bolsillo ni se nota gracias a su forma. También cuenta con una pequeña pantalla externa en la que aparece el número de la persona que nos está llamado aunque también puede ser utilizada como visor de la cámara de fotos.

A nivel técnico el teléfono no es nada del otro mundo, contando con capacidades GPRS, cámara de resolución VGA (640×480), 5.5 megabytes de memoria interna sin posibilidad de ampliación y con comunicación por bluetooth con otros dispositivos y teléfonos y mediante un puerto mini-USB para comunicarse con un PC y cargar la batería.

El teclado es amplio, se ve perfectamente en la oscuridad gracias a su uniforme iluminación, tiene un tacto realmente bueno (hay gente que criticaba esto en el V3 pero a mí me resulta de lo más agradable) y su mayor problema es que se mancha muchísimo en cuanto ponemos un dedo encima. Es el problema de emplear una lámina metálica pulida a modo de teclas; su aspecto es muy futurista pero como digo las huellas dactilares son el precio a pagar por ello.


El teclado del V3 cubierto de mis propias huellas dactilares


El teclado en plena oscuridad

Respecto a la pantalla, esta tiene una resolución de 176×220 y se ve muy bien en interiores. En un día soleado por la calle apenas veremos nada en la pantalla interior y absolutamente nada en la exterior. No sé muy bien por qué Motorola no ha cuidado más ese aspecto en un teléfono tan caro como este (recordemos que aunque ahora esté a un precio muy asequible en su día costaba un pastón).

También contamos con unas teclas en la mitad superior del teléfono que dan acceso a diversas funciones; entre ellas está el silenciar el timbre de llamada entrante, ajustar el volumen de una conversación, alternar entre los diversos perfiles de sonido o utilizar la cámara de fotos sin tener que abrir el teléfono.


La teclas laterales de uno de los lados del teléfono

PEQUEÑOS DEFECTOS A PULIR:

Aparte de los problemas que hemos comentado (poca visibilidad de la pantalla en exteriores y rápido ensuciamiento del teclado) habría que comentar algún detalle más que no acaba de encajar en un teléfono como éste:

– Por una parte está la escasa memoria disponible y la imposibilidad de ampliarla. Es curioso que el teléfono sea capaz de reproducir MP3 (incluso cuenta con controles dedicados para ello mediante el firmware del móvil) pero apenas pueda contener un par de canciones completas. En su momento no era una función muy habitual para un teléfono móvil, pero si se implementa deberíamos tener una mayor cantidad de memoria disponible.

– Por otro lado la pantalla llega a rozar en las finas tiras de goma que separan las teclas y hacen que estas queden marcadas en la pantalla del teléfono al cerrarlo. No es un defecto muy grave, ya que con pasar un paño la pantalla queda como nueva, pero con haber dejado una décima de milímetro de separación entre ambos elementos se habría evitado este efecto de estampación en la pantalla.


Las marcas que el teclado deja en la pantalla

BATERIA:

La duración de la batería no es en absoluto mala a no ser que se le de un uso muy intensivo al teléfono. En las primeras cargas durará algo menos que en las siguientes, pues las baterías de litio no alcanzan el 100% de rendimiento hasta que no transcurren unos diez ciclos de carga-descarga, pero aun así veremos que han de pasar unos cuantos días hasta que el teléfono se apague por falta de batería. Parece mentira cuando vemos lo minúscula que es dicha batería (cuya capacidad es de 780 MAh/h) pero parece que el consumo de este móvil está bien estudiado.

Por supuesto, si se emplea intensivamente el bluetooth, las aplicaciones Java, la cámara y demás historias tendremos que recargar la batería casi cada día, pero con un uso más o menos normal la batería aguanta casi una semana sin excesivos problemas.

IMPRESIONES:

El RAZR V3 es un teléfono de aspecto sólido aunque da la sensación de ser frágil ante caídas sobre suelos duros. No he tenido la ocasión de comprobarlo, pero el material del que está hecho, aunque es muy resistente da la sensación de poder abollarse ante un impacto fuerte.

A la hora de hablar con él cubre perfectamente la distancia boca-oreja y permite charlar cómodamente aunque llevemos bastante tiempo con el auricular pegado al oído. La calidad de sonido es muy buena (como en todos los Motorola modernos) y el volumen es suficiente como para poder escuchar sin problemas aunque el ambiente sea medianamente ruidoso.


El potente altavoz trasero

El tecleo de mensajes SMS es ágil una vez que se le «coge el truco» al teclado. Como decía antes, el tacto es diferente al del resto de móviles del mercado, así que necesitaremos un pequeño «periodo de adaptación» al V3 para estas cosas, pero una vez acostumbrados teclearemos rápidamente y no encontraremos más que ventajas a este tipo de teclado. Eso sí, como es habitual en los teléfonos de Motorola vamos a notar que la aplicación para escribir tarda bastante tiempo en «validar» la letra una vez que la hemos tecleado antes de pasar a la siguiente, así que los acostumbrados a escribir en Nokias y demás han de mover los dedos un poco más despacio 😛

Comunicación por bluetooth sin problemas con todo tipo de dispositivos, manejo básico de la cámara (graba fotos y vídeo, pero sin ningún tipo de «lujos»; no te lo compres por estas características porque acabarás por no utilizarlas), posibilidad de usar MP3 como timbres de llamada y que se escuchan a un volumen muy alto gracias al altavoz presente en la parte trasera de la carcasa, agenda, calendario, calculadora, grabadora de notas de voz… y en definitiva todas las aplicaciones habituales de los móviles actuales.


El conector mini-USB presente en el teléfono

CONCLUSIÓN:

El V3 es un teléfono que revolucionó el mercado de los móviles; hoy en día no tiene el poder simbólico que tenía cuando apareció hace ya más de tres años (una eternidad en el mundo de la electrónica de consumo) pero sigue teniendo el mismo atractivo para los que mirábamos con la lengua fuera las primeras reviews que aparecieron en Internet. A mí particularmente me parece que no ha habido otro teléfono de la serie RAZR tan bonito como este, y es que su sencillez de líneas y su diseño minimalista siempre me han atraído.

Comprar un RAZR hoy en día es como aquel que busca un determinado modelo de coche clásico y un día se lo encuentra con una buena oferta en el parabrisas. Por el mismo precio habrá coches incluso mejores, pero el poder tener en tus manos ese coche con el que tanto has soñado es algo que te impide pensar con frialdad.

De cualquier modo, el V3 es un teléfono altamente recomendable a no ser que queramos única y exclusivamente lo último de lo último en telefonía móvil. En ese caso hay modelos que podrán satisfacer por completo nuestras ansias, porque el V3 es para gente que busca este modelo en concreto y le da mucha importancia a su diseño.

Bueno, espero que al menos todo esto os haya entretenido. ¡Un saludo y gracias por leerme! 🙂

NOTA: esta review está basada en unas «primeras impresiones» que escribí en el foro de ultimONivel hace unos meses las cuales han sido ampliadas y corregidas para la ocasión.

Review: Woxter BT-100

Los que me conocéis un poco sabéis muy bien que me encanta la electrónica de consumo: tecnologías inicialmente desarrolladas para usos muy especializados que saltan cada vez más a menudo al mercado de masas y acceden a todos los hogares: televisión por satélite, ordenadores cada vez más potentes, PDAs, redes inalámbricas, monitores con más prestaciones… En definitiva, elementos que hace años quedaban fuera del alcance de nuestros bolsillos y que ahora se hacen muy cotidianos. Pues bien, hoy os quiero hablar del último «cacharro» que me he comprado y que no es otra cosa que un minúsculo receptor GPS con capacidades de trazado de rutas.

En concreto es el modelo BT-100 de Woxter, que es un receptor GPS mediante Bluetooth de los más pequeños que nos podemos encontrar en el mercado (abulta como el típico mando de puerta de garaje) y cuya principal característica es que dispone de un modo de «datalogger», que es por lo que me lo he comprado principalmente. Como cualquier receptor GPS puede ser conectado a través de Bluetooth o USB a un teléfono móvil, un PDA o un ordenador y mediante el software adecuado ir guiándonos como si de un GPS «de coche» se tratara a través de instrucciones de voz y mapas. Lo que pasa es que no es ese el motivo por el que me he hecho con este modelo, sino más bien por la característica de «datalogger» que hace un momento os nombraba y que ahora os explicaré en detalle:

Un GPS con datalogger va a contar con una memoria interna que irá almacenando las posiciones por las que vayamos pasado cada cierto tiempo para luego volcar esos datos en un ordenador y tratarlos como después veremos. En el caso concreto de este modelo puede ser configurado con un tiempo fijo de entre 1 y 3600 segundos, o bien ir almacenando las posiciones en función de la velocidad (cuanto más rápido vayamos más tiempo pasará entre grabación y grabación), cada vez que nos desviemos más de 10º de nuestro rumbo o cada cierto número de metros recorridos. En cualquier caso, la capacidad de memoria es de unos 25000 puntos almacenados en un buffer circular, de modo que si superamos su capacidad se sobreescribirán sin preguntar los primeros datos almacenados. Yo lo tengo configurado para que grabe la posición cada dos segundos, de modo que echando unas sencillas cuentas vemos que voy a poder grabar como máximo unas catorce horas; más o menos la dúración de la batería (el fabricante promete que el BT-100 consume 65 mA, por lo que en teoría la batería de 850 mA durará cerca de trece horas).

En color verde aparece parte de la ruta desde mi facultad (parte superior a la izquierda) hasta mi casa trazada con el GPS.

El modelo de Woxter (que es exactamente el mismo que el WBT-100 de Wintec; tanto que el firmware más actualizado y su software correspondiente podemos descargarlo directamente desde la web de Wintec) cuenta con una batería de litio exactamente igual a la de muchos teléfonos fabricados por Nokia (creo que es el modelo de batería BL-5 o algo así) por lo que en caso de deterioro podemos sustituirla fácilmente. Podemos recargarla a través del pequeño puerto USB presente en el receptor ya sea mediante un ordenador o un adaptador para enchufe de pared / mechero de coche. De autonomía anda sobre las 11 ó 12 horas aunque en casos muy favorables puede llegar a las 16 por lo que he leído por ahí.

Por cierto, un detalle que me ha gustado mucho en un modelo como este es la cantidad de accesorios que trae «de serie». Lo normal en este tipo de aparatos es que en la caja venga el GPS, el manual y con suerte un cable USB; pero en este caso a esos elementos Woxter ha añadido un adaptador para cargar el GPS en un enchufe cualquiera, otro para cargarlo mediante el mechero del coche y un CD con los drivers y el programa para PC y PPC (cada vez es más habitual tener que descargar el software de la página del fabricante). Un punto a favor de Woxter (y de Wintec, pues como digo es exactamente el mismo producto bajo una marca u otra) que simplifica mucho el tema de cargar la batería de este pequeño receptor GPS.

Y bueno, sobre el terreno he de decir que circulando en coche el aparato lee muy bien los datos de posición y traza a la perfección la ruta seguida. Pierde un poco de precisión cuando se circula entre casas altas, pero en calles amplias y sobre todo carreteras a cielo abierto se puede apreciar incluso sobre qué carril estamos circulando. A la hora de emplarlo para caminar (y en general todo lo que sea a velocidades bajas) se pierde bastante precisión por el propio hecho de ser un GPS y no estar diseñado para esos menesteres. Es perfectamente válido y traza la ruta con bastante precisión también, pero los datos de velocidad y altura no son muy fidedignos y de vez en cuando vamos a ver que la posición da «saltos» para ir corrigiendo el error acumulado.

Detalle de mi paso sobre el puente que hay sobre la autopista A-II al salir del campus universitario de Alcalá de Henares. Fijáos que el error es de poco más de un metro con respecto a la posición por la que pasan los coches. Del mismo modo es asombroso lo precisa que es la medida de velocidades.

No olvidemos que el sistema GPS fue desarrollado originalmente para fines militares y por tanto está más enfocado a vehículos en movimiento que a personas caminando. El sistema GPS consta de una red de satélites situados a algo más de 20000 Km de altura, por lo que un error de tan sólo unos pocos metros en la superficie terrestre me parece algo casi milagroso. Ya el otro día os hablaba de cómo funciona a grandes rasgos el entramado del GPS, porque es algo realmente alucinante y que da cuenta de lo que es la ingeniería aplicada a gran escala. De todos modos, la gran ventaja del GPS es que es válido tanto para rutas «a pie» como para un avion que viaje a varias veces la velocidad del sonido y que en casi cualquier parte del globo terráqueo (en los polos no) vamos a tener siempre satélites sobre nuestras cabezas desde los que recibir las señales que nos posicionen en latitud, longitud y altura sin depender de antenas, coberturas y demás como ocurre en el caso de los teléfonos móviles.

Por cierto, las capturas de Google Earth que ilustran esta entrada están sacadas del trayecto de vuelta desde mi facultad hasta mi casa, puesto que al salir de un examen puse en marcha el GPS y lo usé para trazar toda la ruta y verla luego en casa con calma. Me hizo mucha gracia comprobar que incluso se puede apreciar la parte de la carretera por la que voy, el trazado de las glorietas y la altura, que es detectada metro a metro y en las zonas por las que sé que hay subidas y bajadas va reflejando fielmente dichas variaciones. Eso sí, no sé por qué, pero en el programa que pasa las rutas al PC no consigo configurar la hora correctamente y siempre me marca una hora menos de lo que tendría que marcar (vamos, que parece que estoy en Canarias, jeje). El receptor GPS recoge la hora GMT que le transmiten los satélites y luego en el programa que pasa los datos al PC se configura la zona horaria en la que estamos, pero no sé por qué me la ha fijado en +1 cuando en realidad ha de ser +2 para la zona de Madrid. En fin, un detalle sin importancia que ya puliré cuando tenga un rato.

La misma ruta (esta vez en azul) de las dos capturas anteriores, pero esta vez desde otro punto de vista. Abajo a la derecha mi facultad con su peculiar forma de tablero de parchís.

Para finalizar esta entrada, quería señalar que al ser el BT-100 un modelo tan pequeño y tan simplificado hay que tener en cuenta una serie de cosas a la hora de manejarlo, ya que poco tiene que ver con los habituales GPSs «de coche» con sus LCDs, sus antenas externas en muchos casos, sus altos consumos de corriente y demás:

  • Para hacer el posicionamiento de los satélites en el cielo al encender el aparato es MUY recomendable estar quietos y en un lugar más o menos despejado desde el que tengamos una buena porción de cielo sobre nosotros. De este modo tardará menos de un minuto en posicionarse y empezar a recoger datos de nuestra situación, mientras que si estamos moviéndonos o entre casas el arranque se eternizará y pasarán bastantes minutos hasta que sea capaz de detectar nuestra posición.
  • Este aparato no cuenta con pantalla alguna, por lo que su estado se «lee» a través de tres LEDs presentes en su carcasa. El superior indica el funcionamiento del GPS (Rojo fijo: buscando satélites. Rojo parpadeante: sistema posicionado y funcionando. Verde: modo brújula) mientras que el del centro indica el funcionamiento del Bluetooth y el de abajo la alimentación (Fijo: cargando batería. Parpadeando: batería baja).
  • Para recibir la máxima cobertura el BT-100 debería estar apuntando al cielo con su cara superior (la de los botones y los LEDs) pero he podido comprobar que una vez posicionado funciona exactamente igual de bien si se lleva en el bolsillo del pantalón o dentro de un bolso o de la chaqueta. Parece que el chip receptor y la antena interna que lleva tienen bastante sensibilidad y captan bien la señal de los satélites, porque cuando lo llevo en el coche símplemente lo dejo en el asiento del copiloto y lee la posición perfectamente sin necesidad de situarlo bajo el parabrisas.
  • Aunque sé que lo he comentado anteriormente repito que esta unidad pierde bastante precisión al utilizarlo mientras caminamos. El trazado de la ruta es perfectamente válido, especialmente en campo abierto, pero los datos de velocidad y altitud van a variar enormemente entre punto y punto grabado. Sin embargo, para llevarlo en el coche va perfectamente y sorprende por su precisión en todos los datos recogidos.

Bueno, en definitiva tengo que reconocer que estoy muy contento con mi última adquisición. No he querido hacer una «review» técnica del BT-100 porque no pretendo aburrir a nadie, pero con estas breves explicaciones quería haceros ver que la tecnología está cada vez más al alcance de nuestros bolsillos (nunca mejor dicho).

¡Un saludo!

PD: Os dejo con un vídeo que grabé mostrando el funcionamiento del BT-100 «sobre el terreno». ¡Espero que os guste! 😉

Review: Creative Zen Stone

Algunos de vosotros ya sabréis que en el tema de los aparatos de electrónica de consumo el diseño minimalista es muy importante para mí: me gusta que las cosas sean sencillas, simples en sus líneas y su concepto; que estén hechas para realizar su función y ya está. Hoy me voy a centrar en dos ejemplos de telefonía móvil y reproductor musical que me acompañan a todas partes desde hace un tiempo: un reproductor Creative Zen Stone y un teléfono LG KG275.

DSC05449 Comenzaremos con el reproductor de música, dejando el móvil para una próxima entrada: el Creative Zen Stone es uno de los más pequeños y más sencillos que se pueden encontrar ahora mismo en el mercado. No pasará a la historia por su capacidad (un gigabyte) ni por sus prestaciones (se limita a reproducir música y punto) ya que existen en el mercado reproductores capaces de mostrar en sus pantallas fotos, vídeos y todo tipo de elementos gráficos. En el caso del Zen Stone no existe tal posibilidad porque ni siquiera posee pantalla y todo se realiza por medio de botones que consisten en «avanzar pista», «retoceder pista», «subir volumen», «bajar volumen», «play / pausa / on / off» y un control deslizante para «saltar al siguiente disco / reproducción aleatoria o lineal».

Al margen de las características «visibles» está el hecho de que el reproductor sorprende por la calidad de la música que es capaz de sacar por los auriculares; auriculares que, dicho sea de paso, es mejor dejar en la caja y conseguir unos mejores, ya que si no estamos desperdiciando casi toda la calidad auditiva que puede dar. Con unos buenos auriculares los bajos suenan poderosos y los agudos bastante cristalinos (siempre que el MP3 que estemos esuchando esté codificado a buena calidad, claro) y lo que más me ha sorprendido es comprobar el altísimo nivel de volumen que alcanza el Zen Stone, siendo muy útil para que en las zonas ruidosas de la ciudad nos enteremos de algo de lo que estamos escuchando.

DSC05452 Ahora bien, lo mejor de este reproductor de música es su minúsculo tamaño, y para que os hagáis una idea os comentaré que cuando voy por la calle lo llevo en el típico bolsillo de las monedas que tienen los pantalones vaqueros en su lado derecho. Ni te enteras de que está ahí, porque con sus 18 gramos de peso es un auténtico «peso pluma». Como véis en las fotos puesto al lado de una moneda de 50 céntimos o de la clavija estandar de 3.5 mm de los auriculares se aprecia el pequeñísimo tamaño del reproductor.

DSC05453 El minúsculo Creative Zen Stone lleva conmigo una semana y estoy de lo más contento con él. Ya llevo bastantes cosas encima como para encima andar cargando con cacharros pesados y voluminosos, de modo que este reproductor va perfectamente conmigo. Además, su batería carga en menos de dos horas a través de un puerto mini-USB por el que también se sincroniza con el ordenador y ofrece cerca de diez horas «reales» en reproducción, así que para poner música a mis «safaris fotográficos» por la ciudad va más que bien y no le puedo poner pega ninguna.

Es cierto que no tiene una gran capacidad de memoria, pero el Creative Zen Stone está enfocado a competir con el iPod Shuffle; un modelo de características muy similares al reproductor de Creative pero con un precio del doble que este último, porque casi se me olvidaba comentar que el Zen Stone está a la venta por 39€ en muchos colores (azul, rosa, amarillo, verde, blanco y negro si mal no recuerdo). Puede que como reproductor único a ciertas personas se les quede corto, pero para ir a dar un paseo o llevárselo para hacer deporte sin preocuparnos de nada es genial.

¡Un saludo! 🙂