Usando una Gopro como cámara de fotos (2ª parte)

No sé si recordaréis una entrada de hace ya tiempo en la que os hablaba de mi manifiesta inutilidad para realizar vídeos mínimamente interesantes y de que el uso principal que le doy a la Gopro Hero que tengo es como cámara de fotos.

Gopro piscina Ago-16

Aunque en aquel artículo ya aparecía una fotografía hecha bajo el agua, la mayor parte de las imágenes estaban tomadas en lugares donde también podríamos usar una cámara normal y corriente, de modo que aunque traté de buscar perspectivas más o menos originales la cosa tampoco es que fuera excesivamente sorprendente.

Pues bien, en esta ocasión he aprovechado unos días de vacaciones en los que me he ido a la playa con mi chica para usar la Gopro en la piscina de la urbanización dando lugar a unas fotografías originales y, en cierto modo, refrescantes ahora que el sol pega con fuerza sobre las calles de Madrid.

Gopro piscina Ago-16

Como iréis viendo a lo largo de la entrada, casi todas ellas tienen algún tipo de tratamiento de color, ya que pretendía centrarme en las texturas y las distorsiones del agua dejando un poco de lado en este caso la representación fiel de la realidad.

Ya sabéis lo mucho que me gusta ese carácter misterioso de disparar las fotografías y no saber hasta llegar a casa qué aspecto tendrán, ya que me recuerda a la época de la fotografía analógica con la que me estrené en este mundillo a principios de los 90. El caso es que cuando volvíamos de la piscina (estas fotografías las hicimos a lo largo de tres jornadas) y metíamos la tarjeta de memoria en una tablet nos sorprendimos con muchas de ellas.

Gopro piscina Ago-16

Gopro piscina Ago-16

No hay que olvidar que esa especie de estado de ingravidez que el agua te otorga hace que las fotografías tengan ángulos extraños y posiciones que de otra manera no podríamos conseguir. También es verdad que si la piscina hubiera estado llena de gente muy posiblemente no hubiéramos tenido tanta «libertad creativa» (o tan poca vergüenza) y las fotos no hubieran quedado como han quedado.

Gopro piscina Ago-16

Gopro piscina Ago-16

Si vais a hacer fotografías bajo el agua la luz es un tema fundamental (en realidad siempre lo es). Por eso en una piscina tienes la ventaja de partir de un agua completamente cristalina. Y lo digo porque debajo del mar, a nada que haya algo de movimiento de la arena del fondo, el agua estará algo más turbia y perderéis mogollón de detalle.

Gopro piscina Ago-16

Gopro piscina Ago-16

Y luego están el resto de elementos que el agua implica: reflejos, burbujas, peinados imposibles… Elementos que también he intentado plasmar en esta serie de imágenes. Como podéis ver en la fotografía anterior, también es posible aprovechar la luz solar en el fondo de la piscina; sobre todo si luego tratamos la fotografía en clave alta para realzar los contrastes como hice en el caso concreto de esa.

Gopro piscina Ago-16

Gopro piscina Ago-16

Como veis aquí arriba, no todo son capturas bajo el agua, ya que colocar la cámara al ras de la superficie y tratar de captar el instante exacto de una zambullida también tiene su punto veraniego; especialmente si el tratamiento de color da lugar a una escena de lo más «californiana».

Gopro piscina Ago-16

Gopro piscina Ago-16

Y ya poco más me queda por mostraros en lo que a fotografías subacuáticas se refiere (al menos de momento). Ahora vuelve el asfalto, los semáforos y las tardes cada vez más cortas; pero al menos en esta entrada quedan plasmados los buenos ratos que pasamos mi chica y yo en la piscina durante unos días de agosto, así que seguro que dentro de unos meses me sorprendo releyendo estas líneas cuando tenga «mono» de agua pero me tenga que conformar con la bañera de casa.

Los contrastes del verano

¡Qué curiosas son las localidades de veraneo en esta época del año! Estamos todos muy acostumbrados a ver a la gente en la playa con sus bañadores y bikinis, pero pensándolo fríamente, ¿no sería un poco raro que la gente caminara en ropa interior por las calles?

Lo digo porque un bañador de hombre no es muy diferente a unos calzoncillos, del mismo modo que un bikini de mujer no se diferencia demasiado de un conjunto de braga y sujetador. Y como os digo, aquí lo más normal es que la gente baje así vestida a la calle; no ya sólo para bajar a la playa o a la piscina, sino para cosas tan habituales como comprar el pan.

¿Os imagináis a alguien caminando sin camisa por Madrid? ¿A una chica comprando en el supermercado vestida únicamente con ropa interior? Ambas situaciones serían casi de cámara oculta, pero en los lugares de veraneo son el pan nuestro de cada día. Y ojo, que no lo estoy criticando y desde hace años yo soy el primero que sale a la una de la tarde a dar una vuelta por el paseo de la playa sin camiseta para ponerme moreno, pero la verdad es que es un contraste que se me hace muy curioso.

Del mismo modo son un poco surrealistas las típicas conversaciones de ascensor en las que se habla de los temas de siempre (el tiempo que hace, lo que tarda en llegar al piso correspondiente…) con el desconocido de turno pero con ambos interlocutores empapados y medio desnudos porque acaban de darse un refrescante chapuzón.

Lo que me hace gracia es que durante los otros once meses del año somos bastante más “recatados” y vestimos siempre super-formales, pero hay que reconocer que en la playa sale el lado más natural de cada uno de nosotros.

Hay cosas que nunca dejarán de sorprenderme… 😛