Lugares abandonados (29): el quiosco de Dani

En pleno paseo de Pastrana se encuentra todavía un quiosco de prensa que pese a llevar ya cerca de tres años cerrado, el tiempo todavía no parece haber hecho mella en él. Aun con la presencia de pintadas en sus paredes y la progresiva decoloración de sus toldos, si uno pasa por allí sin saber que el negocio ya no funciona podría pensar que sus dueños simplemente se han tomado unos días de vacaciones.

El quiosco de Dani

Se trata de «el quiosco de Dani», que en tiempos pasados (antes de la popularización de Internet y la consecuente caída de ventas de la prensa escrita) daba a sus dueños unos beneficios suficientes como para vivir desahogadamente; aunque también representaba una cierta esclavitud al tratarse de un negocio que sólo cerraba tres días al año y tenía horario continuado de ocho de la mañana a nueve de la noche.

Recuerdo las largas tardes que pasaba allí hablando de videojuegos con el propio Dani. Todo comenzó en la época en la que me compré la Playstation 2 cuando salió allá por el año 2000, ya que al comprar una revista sobre la misma me preguntó qué tal estaba la consola. A partir de ahí era de lo más frecuente que me pasara por el quiosco y estuviera allí un par de horas de charla al salir de la universidad.

Con el tiempo llegaron negras previsiones de futuro para los quioscos (propiciadas porque ahora la gente tenía toda la información a su alcance en Internet) y Dani comenzó a ver que había que hacer planes alternativos, de modo que comenzó a trabajar como conductor de camión en una empresa de transporte al tiempo que mantenía el quiosco en sus días libres, quedando en manos de su hermana los días que le tocaba trabajar.

Tras unos meses así y viendo que la crisis de la prensa escrita era algo que no tenía vuelta atrás un día me dijo que vendía el quiosco, y apenas una semana después pasé por allí delante y me encontré con la persiana metálica bajada y un cartel con un número de teléfono en un lateral que decía «Se vende quiosco. Preguntar por el señor Castillo» y que actualmente sigue ahí. Como es lógico, no hay nadie interesado en reflotar un negocio condenado a muerte.

Negro futuro para los quioscos de prensa

Los medios de comunicación escritos nos pueden contar que cada vez venden más ejemplares y todo lo que sus cifras quieran mostrar. De sobra se sabe que las estadísticas son la cosa más sencilla de manipular del mundo, ya que siempre habrá un dato a nuestro favor que tomaremos como la verdad universal. Si nuestro medio es el más leído entre la gente de 20 a 30 años ya podemos decir «somos el medio más leído»; y si de nuestro diario gratuito se reparten muy pocos ejemplares cada mañana siempre podemos suponer que cada ejemplar lo leen cincuenta personas y así afirmar «tenemos cinco millones de lectores diarios»… y así con cualquier parámetro imaginable. Sin embargo, hay una cosa que no es manipulable y que dice mucho más que todas esas cifras acompañadas de gráficas de colores: en mi barrio han cerrado tres quioscos de prensa en los últimos dos meses.

Negro futuro para los quioscos de prensa

Primero fue la papelería Candy, que llevaba toda la vida en pleno centro del barrio y nada más cerrar fue comprada por una familia asiática para montar uno de tantos frutos secos que ahora abundan por todos lados (es curioso que hace años llegó el boom de los «todo a 100» y ahora son los frutos secos los que abren de dos en dos en cada calle).

Pocas semanas después echaba el cierre el quiosco en el que compraba cromos de pequeño y que está situado frente al supermercado Ahorramás de Nueva Alcalá. Entre que sus dueños no tienen demasiado tiempo para el negocio y que últimamente no vendían ni la mitad que hacía unos años al final han tenido que echar el cierre definitivamente.

Por último, hace un par de días pasé por el quiosco de mi amigo Dani (hacía semanas que no me pasaba a saludarle, pero la última vez ya le noté muy quemado con el tema) y me encontré con un cartel que decía «se vende quiosco; preguntar por el señor Castillo en el 639…», siendo el tercer quiosco cerrado en el barrio en apenas un par de meses. El cierre del quiosco de Dani es el que me ha llevado a ver que la situación de estos comercios se ha convertido en un espejismo de lo que fue poco tiempo atrás, pues cuando hace unos años me pasaba allí un par de horas de charla con él no pasaban tres minutos sin que se acercara alguien a comparar un periódico, una revista (por cierto, impresionante la cantidad de revistas X que se venden), un coleccionable… haciendo cada día unas cajas brutales y permitiéndole llevar una vida más o menos acomodada.

Pero claro, con la popularización de internet y la prensa digital los quioscos han notado un descenso de las ventas bestial. En parte es lógico, pues en internet tienes las noticias igual de desarrolladas que en papel y además al instante (es un verdadero atraso leer el periódico en papel y que en realidad estés enterándote de las noticias del día anterior). Es cierto que en las versiones digitales no suelen venir los editoriales ni ciertas secciones del diario de papel, pero pagar más de un euro por una información que tienes a cualquier hora en la pantalla de tu ordenador es algo un poco ilógico.

Y lo mismo digo de las revistas: si queremos información sobre, por ejemplo, los cangrejos de Nueva Guinea seguro que existe una página web dedicada al tema cuyo dueño la actualizará diariamente con las últimas novedades en ese campo. Las revistas de informática sin ir más lejos (que yo compraba a mantas años atrás) analizan dispositivos y equipos de los que en Internet tenemos análisis tan buenos o incluso mejores que los que pueda hacer una revista tradicional. Y eso sin contar con la cantidad de blogs de gente normal y corriente que expresa su punto de vista sus experiencias del día a día con ciertos dispositivos (bien sabéis que en la categoría denominada Tecnología de este mismo blog tenéis varios ejemplos de lo que os digo) que en ocasiones es lo que buscamos a la hora de decidirnos por algo, siendo más orientativo que un concienzudo análisis técnico.

En definitiva: los quioscos lo tienen complicado para salir del hoyo en el que están. Las tiendas de fotografía han sabido «reciclarse» gracias a la venta de cámaras digitales y la impresión en papel de las fotografías tomadas por la gente; pero los quioscos los tienen peor. ¿Qué se puede inventar tomando como base un quiosco que no sea otro quiosco? Mucho me temo que con los años recordaremos los quioscos como ahora recordamos a los serenos o al cobrador del autobús. Es una pena, pero la sociedad avanza y no espera a nadie.