Los libros (electrónicos) son para el verano

Ya que estamos en verano y, por lo general, la gente tiene más tiempo libre me gustaría comentaros un detalle que a aquellos que estéis pensando en haceros con un libro electrónico os puede terminar de decidir.

Para empezar, me gustaría que esta entrada sirva como complemento a la review del e-book Sony PRS-350 que publiqué hace unos meses; y es que si en su momento os decía que la mayor ventaja de las pantallas de tinta electrónica es que se ven perfectamente bajo fuentes de luz intensas, la prueba la tenéis en la siguiente fotografía.

E-ink vs. LCD

Lo que veis es mi propio libro electrónico puesto bajo el sol una mañana de Julio y flanqueándolo mis dos teléfonos móviles: el Samsung Galaxy S que uso desde Marzo (pantalla Super AMOLED) y el Nokia 7230 (pantalla TFT) del trabajo que me acompaña desde hace un par de meses. Aprovecho para indicaros que la pantalla del e-book no tiene ningún tipo de retroiluminación mientras que el brillo de las pantallas de los móviles está configurado a su valor máximo para hacer la fotografía (y ya veis que ni aun así se distingue prácticamente nada en ellos).

No está de más recordar que la tinta electrónica consiste en miles de partículas dipolares muy finas que por una cara son negras y por la otra blancas. Por tanto, sometidas a un campo magnético, estas microscópicas partículas se orientarán mostrando una u otra cara según las órdenes que le de la electrónica del aparato para así formar los caracteres que componen el texto.

También podéis ver en una segunda imagen la comparativa bajo las mismas condiciones de iluminación entre la pantalla del libro electrónico y la visualización de uno tradicional de papel.

E-ink vs. papel

Como se puede apreciar, el aspecto de la tinta electrónica se asemeja mucho a la de la letra impresa en papel; de modo que no es de extrañar que este tipo de dispositivos cada vez se vean más en los vagones de metro, en las mesillas de noche, en los parques y en las playas; pues aúnan practicidad, autonomía, ligereza y calidad de visualización.

El libro electrónico: un gran invento para los amantes de la lectura que andamos escasos de espacio en las estanterías de nuestras casas.

Abandono definitivamente el equipo de ultimONivel

Puede que a algunos de vosotros esto no os pille por sorpresa, ya que en los últimos meses apenas he redactado un análisis y dos reportajes para ultimONivel y es algo que se veía venir porque llevaba un tiempo bastante «desaparecido»; pero después de estar dándole vueltas al tema durante las últimas fechas he tomado la decisión de dejar oficialmente el equipo de redactores y colaboradores de la web dado que ahora mismo no me veo capacitado para aportar nada interesante a un proyecto del que he formado parte durante tres largos e intensos años.

Sé que ya hubo una ocasión a finales de 2008 en la que anuncié mi salida del equipo por motivos parecidos a los que hoy os voy a exponer; pero el caso es que al final me lo pensé mejor y volví a mis labores como redactor. Sin embargo, desde aquello no he vuelto a ser el mismo y no he sido capaz de mantener un ritmo de publicación ni remotamente parecido al de mis épocas más prolíficas, lo que me da a entender que tenía razón en aquello que planteaba hace algo más de un año.

Esto que ahora os estoy contando es algo muy meditado, absolutamente firme y que saben los miembros del equipo desde hace un par de días comprendiéndolo al 100% debido a que se trata de una decisión fundamentada en una serie de principios que tengo bastante claros y que ahora os resumiré un poco. Como os digo, es algo que para mí tiene toda la lógica del mundo; pero de cualquier modo se agradece enormemente la comprensión del resto del equipo.

Pues bien, en términos generales la cosa es que no creo que sea útil para la web tener como colaborador (no digamos ya como redactor) a una persona que ahora mismo está completamente fuera de la órbita del mundo del videojuego. Veo que de unos meses a esta parte desconozco por completo las últimas novedades que han salido al mercado y que el único medio especializado en estos temas que consulto es ultimONivel más que nada por las vinculaciones personales que me unen a ello. Preguntadme por cualquier tema de fotografía y seguro que os puedo responder algo coherente; pero si por ejemplo queréis saber cuál será el próximo título de Capcom os diré que no tengo ni la menor idea. Y que conste que esto es algo de lo que ya me di cuenta hace unos meses y que me llevó a adoptar un cambio de rol en la web.

Echando un poco la vista atrás me doy cuenta de que este cambio de perspectiva se inició según terminaba mi etapa universitaria: durante los años de clases, prácticas, laboratorios y demás, al llegar a casa me apetecía mucho ponerme a los mandos de la consola y echarle horas a algún título que me tuviera entretenido sin preocuparme mucho de lo que deparara el futuro.

Sin embargo, cuando aprobé la última asignatura de la carrera y entré a trabajar en Komatsu, comencé a preocuparme por otro tipo de cosas. Seguía disfrutando con los videojuegos, pero no tanto como antes debido a que al entrar en el mercado laboral ciertas cosas empezaron a cambiar en mi modo de ver el mundo. Al fin y al cabo, nuestra forma de ser viene determinada por las circunstancias que nos rodean; y las mías habían variado mucho en los últimos tiempos.

Y así, poco a poco llegué a la situación actual en la que los videojuegos no me llaman en absoluto la atención debido a que en mi tiempo libre lo que más me llena es salir a la calle a caminar y hacer fotos, conocer gente y escribir historias personales, relatos o artículos sobre fotografía en este blog.

Sea como sea, después de todo lo vivido durante estos años en relación con los videojuegos en general y con ultimONivel en particular, aunque ahora mismo lo veo como algo remoto, es posible que en el futuro me vuelva a picar el gusanillo y retome un poco esta afición por los videojuegos que empezó cuando tenía siete años; pero si hoy por hoy dispongo de un rato libre, he de reconocer que la opción de agarrar una videoconsola es una de las últimas de mi lista. Además, una de las cosas que más me gustaba de mi labor en ON era la asistencia a presentaciones y eventos varios; pero además de que el ambiente en estos actos se ha enrarecido un poco de un tiempo a esta parte, por incompatibilidad de horarios me es imposible cubrir nada de esto en la actualidad.

Durante el tiempo que he formado parte del equipo de redacción he escrito un centenar de artículos que ahí quedarán como testigo de mi paso por la web; pero si miro en mi interior me doy cuenta de que en esta etapa de mi vida no me siento capaz de escribir con propiedad sobre un tema por el que he perdido todo el interés que tenía en épocas pasadas.

De todos modos, no quiero finalizar esta entrada sin dejar claro que los amigos hechos en ON perduran en el tiempo del mismo modo que seguiré pasando asiduamente por el foro como hasta ahora. En ese sentido nada va a cambiar, porque más allá de ser redactor, colaborador o un simple forero más, el espíritu y la ilusión que fundaron ese proyecto permanecen intactos esté donde esté cada uno de nosotros.

Mucha suerte a todos los miembros pasados, presentes y futuros de una comunidad de amantes de los videojuegos que no tiene comparación con ningún otro rincón de Internet.

Por último, y como homenaje a todo este tiempo como miembro del ON Team, aquí dejo el avatar que hasta hoy he llevado en el foro de esa maravillosa familia que es ultimONivel para tenerlo siempre a mano y no olvidar al carismático Manny Calavera que mucha gente identifica conmigo. A partir de ahora mi imagen tendrá más que ver con la fotografía que con los videojuegos, pero el protagonista de Grim Fandango siempre estará en mi recuerdo.

Review: Papershow de Oxford

A estas alturas ya sabréis que soy bastante aficionado a la electrónica de consumo. Me fascina comprobar cómo las cosas que tiempo atrás parecían ser casi de ciencia-ficción acaban llegando al mercado a un precio que las pone al alcance de cualquier persona como ha ocurrido con teléfonos móviles o navegadores GPS.

Siempre que puedo intento estar al día de todas las novedades que van apareciendo en este particular mundillo y la verdad es que ya hacía tiempo que le había echado el ojo al dispositivo del que os voy a hablar hoy. Por eso mismo, cuando un compañero de trabajo me comentó hace unos días que se había comprado “uno de esos bolígrafos que guardan en el ordenador lo que vas escribiendo”, le pregunté si le importaría dejármelo un par de días para probarlo, pues ambos somos bastante tecnófilos y hemos compartido ya varias charlas sobre gadgets de lo más variopintos. Gracias a que su respuesta fue afirmativa, hoy os puedo comentar mis impresiones sobre un dispositivo elegante y que funciona mejor de lo que esperaba: el Papershow comercializado por la empresa Oxford.

Papershow VI

Algunos conceptos preliminares

Informándome un poco antes de ponerle las manos encima al aparato propiamente dicho (ya conocéis mi afición a leer los manuales de todos los “cacharros” que llegan a mi casa) vi que Papershow se basa en la transmisión inalámbrica vía Bluetooth de los trazos capturados por el bolígrafo a un pendrive USB que se inserta en el ordenador y que sirve tanto de receptor como de unidad de almacenamiento de los datos generados. Al emplear esta tecnología sin hilos, podemos alejarnos hasta unos seis metros del ordenador sin que haya errores de transmisión; más que suficiente para el tipo de aplicación para la que está diseñado el Papershow.

Este bolígrafo (que por su forma se asemeja más a una pluma estilográfica) alberga en su interior una pila AAA para su alimentación, emplea recambios de tinta estándar y es más ligero de lo que su robusto aspecto podría insinuar. Además, tiene un tacto de goma bastante agradable y no resulta excesivamente grueso para una mano de tamaño medio, pudiendo utilizarse durante bastante tiempo seguido sin molestia alguna. El hecho de que emplee pilas no termina de convencerme, más que nada porque creo en las ventajas de las baterías recargables de ion-litio, pero sí que es cierto que al emplear este tipo de alimentación, nada nos impide llevar en la maleta del portátil cuatro de pilas de repuesto y así tener toda la autonomía que creamos necesaria.

Por su parte, el receptor que se acopla al ordenador tiene el tamaño de cualquier llavero USB y no molesta en absoluto ni a la hora de llevarlo de aquí para allá ni de tenerlo conectado al PC. Precisamente para transportarlo con comodidad, Papershow viene metido en una funda de plástico traslúcido no más grande que el típico estuche para gafas en la que podemos introducir también una pila de recambio y otro cartucho de tinta para cubrirnos las espaldas ante cualquier imprevisto.

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El elegante estuche del Papershow

Lo que no cabe en dicha funda es el bloc de notas (no olvidemos que Oxford es una empresa que se dedica principalmente a la elaboración de material de papelería) que hay que emplear forzosamente con Papershow, pues sus hojas (que disponen de un área de impresión tamaño DIN A4+) tienen una microtextura grabada en ellas que es la piedra angular del sistema debido a que el bolígrafo detecta su posición en el papel gracias a esa granularidad especial del mismo. Ya os adelanto que cualquier intento de emplear el Papershow sobre un folio normal y corriente hará que el ordenador ni se entere de lo que estamos haciendo, así que nuestro equipo de trabajo básico se va a componer de bolígrafo, receptor USB y bloc de notas aparte del consabido ordenador, claro está.

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Nuestro equipo de trabajo básico

Del mismo modo, también hay disponibles unas hojas especiales tamaño DIN A4 sobre las que podemos imprimir una presentación de Powerpoint y, previa importación de la misma al software desarrollado por Oxford, dibujar sobre ella las anotaciones y correcciones que creamos necesarias de tal modo que al final podemos grabar en un nuevo fichero la presentación con todo lo apuntado sobre ella.

Usando el Papershow por primera vez

Bueno, una vez visto un poco por encima en qué consiste y qué apariencia tiene este dispositivo, vamos a meternos ahora a cacharrear un poco con él: para empezar hay que destacar que Papershow no trae ningún CD con software ni nada que se le parezca (al estilo Apple), pues todo va a estar contenido en el pendrive que acompaña inseparablemente a este especial bolígrafo. Ahora bien, cuando estrenemos nuestro flamante “bolígrafo con escáner incorporado” hemos de tener disponible forzosamente una conexión a Internet en el ordenador para que el programa que contiene el pendrive se conecte a la página web de Papershow y descargue el software automáticamente.

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Bolígrafo y receptor USB

Hay que reconocer que esta labor se realiza de una forma completamente transparente para el usuario y tras unos minutos ya tendremos nuestro bolígrafo casi listo para empezar a trabajar. Y digo “casi” porque todavía nos quedaría enlazar adecuadamente el bolígrafo y el receptor mediante bluetooth; algo que se realiza en apenas un par de clicks de ratón y que apenas difiere del proceso necesario para emparejar un teléfono móvil o un dispositivo manos libres que funcione bajo dicha tecnología.

Una vez finalizado este proceso (que sólo hay que realizar la primera vez que utilicemos el Papershow) ya podemos empezar a trabajar con él; y la verdad es que es algo realmente intuitivo. Lo único que tenemos que hacer es pinchar el dispositivo USB en el ordenador y se abrirá el programa que nos va a permitir trasladar nuestros trazos a la pantalla. A partir de ahora, el modo de “encender y apagar” el sistema es simplemente quitando y poniendo el capuchón del bolígrafo, pues en él está el interruptor de transmisión del dispositivo. Una solución sencilla, elegante y totalmente transportable, pues al estar todo el software contenido en el receptor USB podremos emplear el Papershow en cualquier ordenador con sistema operativo Windows XP o Vista sin más complicaciones.

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La pantalla inicial del software del Papershow

Aprendiendo a escribir

OK, ya estamos preparados para empezar a dibujar. Abrimos el bloc por la primera página, destapamos el bolígrafo, lo deslizamos sobre el papel y… una línea azul en pantalla ha seguido milimétricamente nuestro trazo en la libreta. Repetidos vistazos a uno y otro elemento reflejan que la forma de ambos es absolutamente idéntica y que están situados exactamente en el mismo lugar del papel (tanto el real como el virtual). Una segunda línea confirma que el dispositivo funciona con una alta precisión a la hora de representar rectas dibujadas con cuidado, así que vamos a aumentar un poco el ritmo de dibujado para ver hasta dónde son capaces de seguir los trazos en pantalla a la tinta “de verdad”. Dibujamos un cuadrado y a continuación empezamos a sombrearlo primero lentamente para ir poco a poco aumentando la velocidad de los trazos hasta hacerlo prácticamente a ritmo de carboncillo.

Sorprendentemente, el software del Papershow ha seguido píxel por píxel todo lo que hemos dibujado en el papel. Pese a que lo estamos empleando en un portátil que tiene ya cuatro años de antigüedad todo se mueve con una agilidad pasmosa; y es que antes de empezar a usarlo supuse que tal vez ante una cantidad de datos demasiado grande podría experimentar retrasos en la transmisión o trazos erróneos en pantalla. Sin embargo, nada de esto sucedió durante la prueba, demostrando que este bolígrafo trabaja con más rapidez de lo que pudiéramos pensar.

Nos fijamos ahora en la zona derecha del papel, donde hay una serie de iconos especiales con diversos cometidos: por un lado tenemos los encargados de cambiar el color de la tinta y el grosor del trazo, también los hay para dibujar formas predefinidas como flechas, cajas, círculos y demás elementos habituales de las presentaciones en Powerpoint. La típica goma de borrar para eliminar cualquier error también está presente así como una zona de controles gracias a los que nos podremos mover por las diversas páginas virtuales que podemos ir gestionando dentro de la aplicación (una misma hoja del bloc nos puede servir prácticamente para toda una presentación). El modo de activar estos elementos es simplemente pinchando con el bolígrafo sobre ellos, de modo que el cambio de uno a otro se realiza instantáneamente.

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El área de control presente en cada hoja del bloc

Todos estos controles mencionados son accesibles también con ayuda del ratón, pues están en la parte superior de la pizarra virtual del Papershow; pero lo cierto es que es mucho más rápido, cómodo y atractivo controlar todo sin levantar el bolígrafo ni la mirada del papel sobre el que estamos dibujando.

Tras mis tests de trazos, flechas, letras, formas extrañas y demás elementos “no artísticos” decidí realizar una prueba algo más compleja para ver hasta qué punto Papershow puede tener alguna aplicación fuera del ámbito de las presentaciones en Powerpoint y similares. Recurrí a una persona que sabe dibujar bastante mejor que yo (lo cual tampoco es difícil) y le pedí que hiciera un dibujo empleando única y exclusivamente este dispositivo. El resultado final lo capturé tal cual, sin ningún tipo de retoque, de tal modo que en las tres imágenes que hay a continuación tenéis los dibujos realizados a mano sobre el bloc de Papershow y el resultado final capturado directamente de la pantalla del ordenador (podéis pinchar sobre las imágenes para que se abran a su resolución original).

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Dibujo a mano alzada

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Chico (rectas)

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Chica (curvas)

¿A quién está dirigido Papershow?

Aunque los trazos son precisos, el problema del Papershow a la hora de enfrentarse a retos más artísticos es que está limitado pro una gama muy restringida de colores, sólo dispone de tres grosores de línea y no hay posibilidad de controlar la presión del pincel sobre el papel como haría una tableta digitalizadora. Dibujar con Papershow es como si nos dieran seis rotuladores de colores y un folio en blanco; se pueden hacer cosas interesantes, pero hay que tener mucho arte y dedicarle mucho tiempo. Seguramente Andy Warhol estaría encantado con él y algunas obras realizadas con este aparato estarían colgadas en afamadas pinacotecas de estilo pop-art; pero para el común de los mortales, realizar un dibujo más o menos complejo con Papershow puede ser una odisea.

Tampoco parece ser el típico estudiante universitario el usuario más adecuado para este producto, pues aunque es capaz de trasladar nuestros textos escritos a mano con total claridad a un formato digital fácilmente distribuible (PDF) hay que tener en cuenta que debemos tener un ordenador encendido permanentemente a nuestro lado, cosa que no siempre es fácil en las atestadas aulas de la universidad, y que el formato de las hojas del bloc no está orientado a escribir decenas de líneas de apuntes, pues su amplia cuadrícula está más adaptada a esquemas y diagramas de flujo.

Sin embargo, el Papershow sí que es un producto brillante en presentaciones con Powerpoint como las que realizan los profesores en sus clases o los comerciales de las empresas. De hecho me estoy planteando pedírselo de nuevo a mi compañero cuando me toque defender mi trabajo de fin de carrera ante el tribunal encargado de evaluarlo porque creo que puede causar una buena impresión a sus miembros y a mí me puede simplificar un poco las cosas.

La facilidad con la que podemos trasladar nuestras notas y bocetos al proyector de la sala como si de un tablet-pc se tratara y la sencillez con la que podemos volcar toda esa información a un soporte digital o en papel apenas unos segundos después de haber finalizado nuestra exposición es algo muy a tener en cuenta.

Empleando este dispositivo, la persona que está realizando la presentación puede ir haciendo las correcciones e indicaciones que crea oportunas directamente sobre sus diapositivas mientras los asistentes sólo han de estar pendientes de la explicación, pues al final de la charla se les pasará en formato digital todo el material generado. De este modo los presentes no se vean obligados a estar constantemente haciendo anotaciones sobre unas fotocopias en las que, por lo general, al final cada uno tiene apuntada una cosa distinta consiguiendo en definitiva que la audiencia esté más atenta a la explicación en si.

Papershow II

La apariencia del bolígrafo es discreta y elegante a la vez

Conclusión

Aunque creo que en los párrafos anteriores ha quedado bastante claro en qué ámbitos Papershow puede ser una opción muy a tener en cuenta, podríamos resumir este concepto en que es un producto hecho a medida para aquellas personas que necesitan transmitir ideas a una audiencia más o menos amplia mediante el empleo de proyectores y presentaciones de Powerpoint. Papershow no busca reemplazar al típico ordenador necesario para estas cosas, pero sí que lo complementa perfectamente tanto para mostrar con claridad y «en tiempo real» lo que queremos exponer así como para, una vez finalizada la presentación, distribuir la información generada en tiempo récord.

Lo mejor

– Gran precisión y agilidad a la hora de escribir
– Facilidad de instalación
– Buena portabilidad
– Sin cables de ningún tipo

Lo peor

– Se alimenta mediante una pila AAA
– Necesita un PC con Windows funcionando cerca de nosotros

¡Larga vida al bolígrafo Bic!

Es curioso: por mi mano derecha han pasado decenas de bolígrafos diferentes y aunque unos me han parecido mejores que otros, he de reconocer que hasta el momento ninguno ha conseguido reemplazar definitivamente al mítico boli Bic azul al que vuelvo una y otra vez demostrando que hay inventos que son imperecederos.

Hola!

PD: la mano que sujeta el bolígrafo es la de mi hermana… 😛