Los libros (electrónicos) son para el verano

Ya que estamos en verano y, por lo general, la gente tiene más tiempo libre me gustaría comentaros un detalle que a aquellos que estéis pensando en haceros con un libro electrónico os puede terminar de decidir.

Para empezar, me gustaría que esta entrada sirva como complemento a la review del e-book Sony PRS-350 que publiqué hace unos meses; y es que si en su momento os decía que la mayor ventaja de las pantallas de tinta electrónica es que se ven perfectamente bajo fuentes de luz intensas, la prueba la tenéis en la siguiente fotografía.

E-ink vs. LCD

Lo que veis es mi propio libro electrónico puesto bajo el sol una mañana de Julio y flanqueándolo mis dos teléfonos móviles: el Samsung Galaxy S que uso desde Marzo (pantalla Super AMOLED) y el Nokia 7230 (pantalla TFT) del trabajo que me acompaña desde hace un par de meses. Aprovecho para indicaros que la pantalla del e-book no tiene ningún tipo de retroiluminación mientras que el brillo de las pantallas de los móviles está configurado a su valor máximo para hacer la fotografía (y ya veis que ni aun así se distingue prácticamente nada en ellos).

No está de más recordar que la tinta electrónica consiste en miles de partículas dipolares muy finas que por una cara son negras y por la otra blancas. Por tanto, sometidas a un campo magnético, estas microscópicas partículas se orientarán mostrando una u otra cara según las órdenes que le de la electrónica del aparato para así formar los caracteres que componen el texto.

También podéis ver en una segunda imagen la comparativa bajo las mismas condiciones de iluminación entre la pantalla del libro electrónico y la visualización de uno tradicional de papel.

E-ink vs. papel

Como se puede apreciar, el aspecto de la tinta electrónica se asemeja mucho a la de la letra impresa en papel; de modo que no es de extrañar que este tipo de dispositivos cada vez se vean más en los vagones de metro, en las mesillas de noche, en los parques y en las playas; pues aúnan practicidad, autonomía, ligereza y calidad de visualización.

El libro electrónico: un gran invento para los amantes de la lectura que andamos escasos de espacio en las estanterías de nuestras casas.

El telémetro electrónico: un buen aliado para el enfoque manual

El telémetro electrónico es una gran ayuda a la hora de utilizar el enfoque manual en nuestras cámaras réflex al tiempo que representa un elemento que mucha gente desconoce y al que se puede sacar bastante partido si sabemos hacer uso del mismo.

Paseantes de la calle Mayor

La cosa es tan simple que se puede explicar en apenas dos líneas; pero ya que estamos intentaré ahondar un poco más en ello. De hecho, lo que corresponde a tan pomposo nombre no es más que un pequeño punto de color verde que se ilumina en la esquina inferior izquierda del visor en las réflex Nikon (en la inferior derecha en las fabricadas por Canon) cuando el motivo situado bajo la zona de enfoque seleccionada aparece completamente nítido. Por cierto, aprovecho para comentar que en modo manual tan sólo podemos seleccionar un área de enfoque de todas las que la cámara tenga disponibles.

Visor de una Nikon D300 con todos los indicadores activados. El telémetro electrónico está marcado con (1) en la esquina inferior izquierda

En los modelos más profesionales de cámaras ese punto verde del que os hablaba viene acompañado de una flecha en cada sentido que indica la dirección en la que habrá que girar el anillo de enfoque para que el motivo seleccionado aparezca nítido en el encuadre. De ese modo será más rápido enfocar manualmente porque no corremos el riesgo de empeorar la situación desenfocando más todavía la imagen si giramos el anillo en sentido contrario; pero el caso es que la utilidad del telémetro electrónico ya sea en una D3s o en una humilde D40 es la misma: ayudarnos a enfocar en modo manual.

Debemos tener en cuenta que los sensores de enfoque funcionan mejor cuanta más luz llegue hasta su superficie; y debido a ello, las propias instrucciones de la cámara nos indican que para el uso del telémetro electrónico hemos de emplear objetivos cuya apertura máxima sea de al menos f/5.6, lo que engloba a la práctica totalidad de ópticas Nikon comercializadas en las últimas décadas ya que por lo general esa apertura corresponde a la máxima distancia focal los zoom más básicos de la marca japonesa.

Mi hermana tomando un café en el Buddy Holly's

Como os decía al principio de este artículo, el telémetro electrónico (también hay gente que lo llama «confirmación de enfoque») puede resultar de gran ayuda a la hora de enfocar en modo manual ópticas antiguas que carecen de autofocus ya sea porque nuestra cámara no posee motor interno o porque directamente se trata de una óptica que no posee ningún tipo de enfoque automático como es el caso de mi querido ojo de pez Falcon 8mm f/3.5.

Sobre todo en cámaras de formato DX equipadas con un visor de pequeño tamaño y sin ningún tipo de pantalla partida de enfoque (como la que tiene mi Nikon EM de 1979) puede ser un aliado inestimable a la hora de conseguir un enfoque preciso y jugar con la profundidad de campo, ya que a la hora de emplear las aperturas más grandes es realmente complicado afinar el enfoque mirando simplemente por el visor.

Columnas

Sin ir más lejos, se trata de una situación que experimenté muchas veces en el pasado con mi anterior D40 y el Nikkor AF 50mm f/1.8D, ya que al no ser un objetivo de tipo AF-S había que enfocarlo forzosamente a mano en esa cámara. Estoy seguro de que el enfoque en la siguiente fotografía no hubiera sido tan preciso de no haber sido por la colaboración del telémetro electrónico.

Detalles complutenses (I)

Como ya habréis visto alguna vez en esta serie de artículos sobre fotografía, hay pequeños detalles en las cámaras que nos hacen la vida un poco más fácil y a veces, ya sea por ignorancia o por pereza, no hacemos uso de ellos haciendo que nuestras fotos no luzcan tan bien como podrían. Os aseguro que con dedicarle cinco minutos a probar alguna de estas características, bajo ciertas circunstancias vuestras imágenes ganarán unos cuantos puntos, ya lo veréis.

* Todos los artículos de este tipo en https://luipermom.wordpress.com/fotografia

Los modos de enfoque en las cámaras réflex

Me hubiera gustado haber tratado antes el tema de los modos de enfoque porque lo considero muy interesante y porque a lo largo del tiempo muchos me lo habéis pedido; pero dado que mi anterior Nikon D40 sólo disponía de tres de ellos, no ha sido hasta la llegada de la D300 con sus 51 puntos y sistema de seguimiento 3D cuando he podido probar por mí mismo la versatilidad que ofrecen los modelos actuales a la hora de jugar con este parámetro y contaros mis propias impresiones.

Agua cristalina

Una breve reseña histórica

En la época de las cámaras con enfoque manual la única ayuda con la que contaba el fotógrafo era un círculo partido en el centro del visor que quedaba alineado cuando el motivo estaba perfectamente nítido. La idea de tener varios puntos de enfoque era totalmente inviable y la técnica para retratar al sujeto de forma descentrada en el encuadre consistía en colocarlo en el centro del visor, enfocar y a continuación realizar la composición deseada.

Nikon EM (1979)

Las primeras cámaras autofocus aparecidas en la década de los ochenta poseían un sólo punto de enfoque en el centro del visor. Por lo tanto a la hora de componer la imagen teníamos que seguir empleando la misma técnica de las cámaras de enfoque manual; sólo que en esta ocasión el disparador de la cámara tenía dos tramos en su pulsación: en el primero se bloqueaba el enfoque y pulsando a fondo es cuando se tomaba la fotografía. Por tanto, la técnica correcta para fotografiar algo consistía en situar el motivo en el centro del visor, pulsar el disparador hasta la mitad, componer la imagen definitiva sin soltar el botón de disparo y una vez conformes con la composición elegida presionarlo por completo para tomar la fotografía.

Sin embargo, los ingenieros de la época pensaron que sería útil tener más de una zona de enfoque de tal modo que pudieramos mostrar de forma nítida a sujetos que estuvieran en otras zonas del encuadre diferente de la central sin tener que andar colocándolos en medio del encuadre. Así surgieron los sistema de enfoque con varios puntos, creciendo cada vez más el número de estos de tal modo que el fotógrafo ahora podía concentrarse en la composición eligiendo posteriormente el punto sobre el que se encontrara el sujeto que quería mantener enfocado en la imagen final.

Los puntos de enfoque en las réflex digitales

Las primeras réflex digitales que aparecieron en el mercado contaban con tres o cinco puntos de enfoque. Posteriormente fueron apareciendo modelos que incorporaban siete puntos y las de gama profesional solían rodar los once hasta la llegada de la Nikon D3, que disparó esa cifra considerablemente.

Visor Nikon D1x (Junio de 2001)

Las cámaras réflex actuales suelen rondar los diez puntos de enfoque en el caso de las más simples hasta alcanzar los 51 de la gama profesional de Nikon o los 45 de la Canon 1D Mk IV. Además, contar con tantos puntos de enfoque nos garantiza una buena cobertura del visor como se puede apreciar en el siguiente diagrama extraído del manual de la Nikon D300.

Visor Nikon D300 (Marzo de 2008)

Ahora bien, tener semejante cantidad de puntos de enfoque puede ser contraproducente si sólo los empleamos para elegir uno de ellos, ya que a la hora de componer la fotografía corremos el riesgo de perder mucho tiempo pegándonos con la cruceta de control para elegir el punto deseado de entre todos los disponibles en el visor. Precisamente para evitar esto en las cámaras que cuentan con un numero elevado de puntos lo habitual es que tengamos la posibilidad de reducir su número a una cifra más contenida (11 en el caso de la D300).

De todos modos, hay que señalar que no todos los puntos de enfoque son iguales, ya que por lo general los centrales son más sensibles que los de la periferia. En mi Nikon D40, de los tres puntos sólo el central es de tipo cruzado y los dos de los laterales están orientados para detectar mejor las líneas verticales; mientras que en la D300 los 15 puntos de la retícula central son de tipo cruzado y los restantes son de un sólo sentido.

Bicicleta otoñal

Eso sí, tampoco os compliquéis mucho la vida porque a efectos prácticos podéis emplear todos los puntos sin preocupación, ya que en la inmensa mayoría de las situaciones todos ellos van a funcionar con mucha precisión; especialmente con objetivos de apertura generosa que siempre proyectan más luz sobre la pantalla de enfoque y por tanto facilitan la labor a los componentes electrónicos encargados de estos asuntos.

Por cierto, me gustaría señalar que si dejamos que la cámara elija por ella misma el motivo principal de la fotografía es posible que se iluminen varios puntos de enfoque pertenecientes todos ellos al mismo plano, ya que como sabréis sólo es posible tener un plano enfocado en la imagen al mismo tiempo.

Sólo viento

Los modos de enfoque

En cuanto a los modos de enfoque, las cámaras réflex poseen tres diferentes cada uno con una aplicación; aunque ya sabéis que en fotografía nada constituye una norma inquebrantable y todo consiste en probar con las posibilidades que nos brinda nuestra cámara:

Estos modos se eligen mediante el menú de la cámara en los modelos más sencillos o bien mediante un selector físico presente en algún lugar del cuerpo de las cámaras de gama media y alta.

Selector modo de enfoque Nikon D300

· Simple (S): Ideal para sujetos estáticos, paisajes, retratos… en general para cosas que requieren tomar fotografías con tranquilidad y sin prisas. En este modo se pulsa el disparador hasta la mitad y una vez que se fija el enfoque éste queda bloqueado hasta que hacemos la fotografía o bien soltamos el disparador y lo volvemos a pulsar. Por cierto, para este tipo de fotografías que os comento lo habitual es dejar que la cámara fije el foco sobre el motivo más cercano al espectador como en el siguiente ejemplo; si bien para retratos, fotos con muy poca profundidad de campo y casos en los que queremos afinar mucho lo que queremos que aparezca nítido en la imagen es mejor elegir el punto de enfoque por nosotros mismos.

Resistencia primaveral ante el otoño

· Continuo (C): Es el modo más habitual en fotografía deportiva, de naturaleza y, en general, de aquellas modalidades en las que se suele emplear el disparo a ráfagas. En este caso la cámara fijará el enfoque sobre un objeto y esta lo seguirá manteniendo enfocado aunque cambie la distancia a la que se encuentra de nuestra posición. Si os fijáis en la recta de meta de un estadio durante la final de los 100 metros lisos veréis un montón de fotógrafos con tremendos teleobjetivos colocados al fondo del estadio; y lo que suelen hacer es usar este modo de enfoque para disparar varias ráfagas según los corredores avanzan de frente hacia ellos asegurándose de que el corredor al que están retratando aparece nítidamente en todas ellas.

S.P. Cabanillas - C.D.E. Caraquiz (23/10/2010)

· Manual (M): En este caso el enfoque lo realiza el fotógrafo mediante el anillo que para tal fin posee el objetivo que tengamos montado en la cámara. Normalmente se emplea este modo en aquellos casos en los que el enfoque automático no es capaz de fijar el foto correctamente (situaciones de baja iluminación, poco contraste en el motivo…) y por lo general sólo tiene utilidad para sujetos estáticos; ya que es realmente difícil clavar el foco en un objeto en movimiento.

Carrusel nocturno

Las variantes del modo de enfoque continuo

Los modos simple y manual no dejan demasiada libertad de elección al fotógrafo en cuanto a variación de parámetros. Cierto es que podremos elegir el punto de enfoque que queramos de entre todos los disponibles pero como os decía, estos dos modos están pensados sobre todo para motivos estáticos y de ahí que sean bastante sencillos de emplear.

La verdadera «chicha» viene con el modo continuo, ya que ahí sí que tenemos bastante libertad de elección en función de la cámara que estemos empleando. Por ejemplo, en mi D300 puedo elegir varios modos de seguimiento pensados para sujetos que se mueven «en tres dimensiones»: si el sujeto enfocado se mueve con rapidez y se sale del punto de enfoque que lo cazó en primera instancia la cámara es capaz de detectar esta situación y fijar el enfoque buscándolo con los puntos circundantes.

Ferias y Fiestas Alcalá 2010

Persiguiendo al motivo

Si el sujeto se mueve con cierta suavidad como puede ser un ciclista o un patinador, podremos seguirle con cierta precisión y en tal caso con que estén alerta los nueve puntos que rodean al que esté activo es suficiente. Sin embargo, si el sujeto se mueve con rapidez por todo el encuadre (podéis pensar en un jugador de ténis) podemos hacer que la totalidad de puntos estén constantemente ojo a vizor para convertirse en el punto activo si el motivo al que estamos siguiendo cae sobre cualquiera de ellos.

Precisamente en ese tipo de situaciones estuve probando hace tiempo mi cámara y os aseguro que es realmente curioso comprobar cómo el punto de enfoque empleado inicialmente para fijar el foco en el motivo de turno se mueve acompañándolo por todo el encuadre a medida que éste se desplaza de aquí para allá.

Nikkor 80-200 f/2.8

Del mismo modo, en las cámaras de gama profesional también podemos configurar el lapso de tiempo durante el cual, si el motivo principal queda oculto, la cámara entiende que ha desaparecido y pasa a buscar otro motivo. Esto se hace por ejemplo para fotografías de aves en movimiento, ya que es posible que en su recorrido pasen por detrás de árboles u otros elementos y durante esos instantes no nos interesa que la cámara se ponga a buscar un nuevo punto de enfoque como una loca.

En general, por el tipo de fotografía que suelo hacer (urbana y paisaje sobre todo) empleo muy poco el enfoque continuo; y mucho menos el seguimiento activo con varios puntos de apoyo y demás. Sin embargo, contar con tantos puntos de enfoque repartidos a lo largo y ancho de buena parte del visor permite que me centre en la composición de la fotografía siendo el tema del enfoque una tarea mucho más simple que si me tuviera que poner a seleccionar zonas y demás.

Lechuza (perfil)

Una ayudita nunca viene mal

Ya sabéis que al final lo que importa de verdad es la persona que está detrás del visor de la cámara; pero siempre es bueno contar con el apoyo de la técnica para centrarnos en las tareas más artísticas dejando que los automatismos hagan el trabajo sucio por nosotros. No es delegar nuestras decisiones en la cámara (cosa a la que siempre me he opuesto) sino hacer las cosas de un modo más sencillo.

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Review: eBook Sony PRS-350

Dado que me gusta mucho la lectura y que siempre busco el lado práctico de las cosas, llevaba tiempo dándole vueltas a la idea de hacerme con un eBook; aunque he de decir que los modelos que había visto hasta ahora no me habían convencido del todo.

Tal y como marca la ley que rige el mercado de la electrónica de consumo, cuando aparece una nueva tecnología lo hace un precio elevado y ofreciendo una serie de características bastante básicas, de modo que durante los primeros meses no es muy recomendable subirse al carro. Sin embargo, una vez pasada la novedad, los fabricantes empiezan a «afinar» sus productos y es cuando estos empiezan a merecer la pena para el gran público.

El caso es que ya hace unos meses estuve echando un vistazo a algunos lectores de libros electrónicos, pero la verdad es que ninguno terminaba de convencerme: las pantallas no tenían demasiada resolución, en la mayoría de las ocasiones sólo poseían cuatro niveles de gris, las carcasas eran de plástico, la interfaz era muy tosca, la compatibilidad con PDF no siempre era todo lo buena que sería deseable…

No obstante, ojeando un catálogo hace unos días vi que Sony acababa de lanzar al mercado un nuevo modelo que ofrecía por un lado características técnicas bastante interesantes y por otro un precio contenido; así que sin darle muchas más vueltas al tema me fui a por uno.

El nuevo eBook de Sony

En concreto se trata del PRS-350 comercializado por Sony a un precio de 200 euros. Un modelo con pantalla táctil de tinta electrónica tipo Pearl de 5 pulgadas, resolución de 800 x 600, 16 niveles de gris, carcasa de aluminio, dimensiones de 108 x 159 x 10 mm y 155 gramos de peso.

Sony PRS-350

Cabe destacar que posee 2 GB de memoria interna no expandible de ningún modo y que no cuenta con ningún tipo de conectividad inalámbrica; por lo que el único modo de introducirle información es a través del puerto USB 2.0 que equipa en su parte inferior. Como veis, no cuenta con las capacidades 3G o WiFi de otros modelos que nos permiten descargar publicaciones alejados de un ordenador; pero si lo que se quiere es darle uso como «simple» lector de libros esto no es ningún problema.

Los archivos se cargan en el PRS-350 de dos modos: podemos emplear el programa que Sony suministra con el aparato y que recuerda en cierto modo a iTunes por su concepción o bien podemos pasar de cualquier software y directamente «pinchar» el eBook en el ordenador, comportándose en tal caso como una memoria USB en la que podremos copiar los libros que queramos llevar con nosotros.

Una vez que tenemos contenidos en el lector, éste nos permitirá elegir el que queramos leer a través de su pantalla táctil y una vez abierto nos mostrará su primera página a pantalla completa. En función del tamaño de la letra tendremos que emplear uno u otro tamaño, y para ello cuenta con seis tamaños diferentes que, como la ropa, van marcados desde la talla XS hasta la XXL. Os comento que lo habitual es emplear la M para los archivos en PDF, ya que para la mayoría de la gente se trata de un tamaño cómodo de leer desde una distancia normal. No obstante, lo más recomendable es utilizar publicaciones en formato EPUB, ya que ha sido creado expresamente para este tipo de dispositivos y en la mayoría de las ocasiones no tendremos necesidad de variar el tamaño de letra ni ninguna otra cosa.

La pantalla

La pantalla se ve de maravilla; pero como todo dispositivo basado en tinta electrónica no posee retroiluminación y, por tanto, como si de un libro de papel se tratara debemos de procurarnos una fuente de luz. En cualquier caso, nada tienen que ver este tipo de pantallas con las de los ordenadores, teléfonos móviles y demás, ya que son completamente mates y cuanto más intensa sea la iluminación mejor veremos el texto sin ningún tipo de molestos reflejos.

Sony PRS-350

La única pega que le veo a las pantallas de tinta electrónica (aparte de lo de no poder emplearlas a oscuras) es que tardan unas décimas de segundo en refrescar la imagen que muestran. En el caso de un libro electrónico no hay ningún problema porque se trata de contenido estático; pero dado que el PRS-350 trae un sencillísimo programa de dibujo y toma de notas a mano alzada, el retardo se hace bastante incómodo cuando trazamos una línea en pantalla y tarda unos instantes en visualizarse.

En cualquier caso, los 16 tonos de gris que es capaz de mostrar este modelo hacen que incluso las imágenes se muestren de un modo bastante natural y no se aprecien a simple vista degradados y bandas como sucede en las primeras pantallas que eran capaces de mostrar tan sólo cuatro tonalidades. Aun así, el asunto de los colores no es un problema a la hora de leer una novela, ya que básicamente va a ser texto negro sobre fondo blanco; sin embargo, si lo que estamos consultando es un libro con ilustraciones los 16 tonos de gris nos van a ayudar a la hora de ver las cosas con más claridad.

En cuanto a sus cinco pulgadas de tamaño, al tener una resolución de 800 x 600 pixels, estos son de un tamaño tan pequeño que es imposible apreciarlos a simple vista, de modo que aunque las letras no sean demasiado grandes su visualización siempre será nítida y sin extraños dientes de sierra. Yo desde luego, durante los días que llevo usándolo no he echado en falta ninguna pulgada más.

Leyendo en el PRS-350

Está claro que por muchos extras que se incluyan, la función fundamental de un eBook es la de leer libros; y este modelo de Sony cumple perfectamente con este cometido. Las fuentes de texto se ven perfectamente; sin dientes de sierra ni desalineaciones extrañas. Además, el gesto de deslizar un dedo sobre la pantalla para cambiar de página es de lo más intuitivo y la respuesta es excelente. Rara vez tendremos que dar una segunda pasada para que el aparato nos haga caso, pues con un simple roce de la yema del dedo avanzaremos a la siguiente hoja de nuestro libro.

Por otra parte, la sensación de que estamos leyendo sobre una hoja de papel está absolutamente conseguida: aquí no hay parpadeos, reflejos, frecuencias de refresco… Tan sólo miles de partículas como polvo de grafito que se pegan a la pantalla siguiendo las órdenes que dicta la electrónica del aparato. Un pequeño milagro que al final produce la ilusión de que lo que hay dentro del lector es una hoja impresa.

Sony PRS-350

Por otra parte, disponemos de otras características secundarias como la inclusión de diccionarios en varios idiomas con la idea de que si estamos leyendo un libro y desconocemos el significado de alguna palabra, un «doble click» sobre ella nos llevará a su definición; lo que es una buena idea si estamos consultando algún documento en un idioma con al que no estemos del todo acostumbrados. Del mismo modo, en el libro que estemos leyendo podemos hacer anotaciones, subrayar palabras y colocar marcadores gracias a la inclusión de la pantalla táctil.

Pantalla táctil que, por cierto, también podemos manejar con un stylus que se incluye en el lateral derecho del lector. Sin embargo, se trata de un complemento que apenas he utilizado en un par de ocasiones, ya que me siento mucho más cómodo empleando las capacidades táctiles con las yemas de mis dedos porque la respuesta es perfecta incluso a la hora de pulsar sobre pequeños iconos.

Autonomía casi infinita

La autonomía de la batería es extremadamente alta gracias al bajo consumo del aparato. Sony dice que su duración es de dos semanas completas de lectura, aunque en este tipo de dispositivos el consumo de energía viene dado por los cambios en la pantalla; de modo que, por lo que tengo entendido, cada carga de batería de este lector de libros da para unas 10000 páginas. Es decir, que Sony está suponiendo que leemos una media de setecientas páginas al día; algo que me parece un poco excesivo para alguien que no sea un auténtico devorador de libros.

En cualquier caso, he de decir que después de unos cuantos días usando intensamente el PRS-350 el icono de la batería sigue marcando el máximo de capacidad, y teniendo en cuenta que tiene cuatro tramos, parece que podemos despreocuparnos en buena medida de cargar la batería (algo que se realiza a través del puerto USB) incluso aunque tengamos varias sesiones de lectura por delante.

Sony PRS-350

¿Dónde está mi funda?

Un detalle que no me ha gustado es la falta de algún tipo de funda para llevar el eBook en un bolsillo o en una mochila sin dañarlo. El aparato viene acompañado nada más que de un cable USB para conectarlo al PC y si queremos una funda oficial tendremos que adquirirla aparte al módico precio de cuarenta euros, lo cual me parece un atraco a mano armada. Por el momento estoy usando a modo de funda la bolsa de fieltro en la que venía envuelto el aparato dentro de su caja; pero está claro que en unos pocos días esta se empezará a romper y tendré que buscar alguna solución. Eso sí, ya os digo que ni se me pasa por la cabeza adquirir la funda oficial a ese precio, así que trataré de hacerme con alguna de neopreno o material similar.

El futuro de la edición impresa

Parece claro que el futuro de la literatura pasa por el formato digital, y la profusión de eBooks en el mercado así lo demuestra. En realidad está ocurriendo lo mismo que pasó en su momento con la música en formato digital, pues tras unos primeros reproductores toscos y de poca capacidad enseguida comenzaron a aparecer en el mercado aparatos mucho más evolucionados que acabaron por meterse en los bolsillos de todos nosotros y revolucionando por completo el mercado.

En el mundillo de los libros está ocurriendo esto mismo y a partir de ahora veremos cómo las librerías de toda la vida se adaptan a los nuevos tiempos o estarán abocadas a cerrar sus puertas como han hecho muchas tiendas de música en los últimos años. Son los peligros de unos modelos de negocio que cambian de arriba a abajo en muy poco tiempo.

Conclusiones

En general el nuevo lector de libros electrónicos de Sony mantiene un buen compromiso entre precio y prestaciones. Por 200 euros nos llevaremos a casa un aparato con un diseño compacto y elegante, funciones táctiles y con una pantalla de una claridad envidiable. Leer en él es un gustazo, pesa menos que un libro en edición de bolsillo y nuestra vista siempre estará descansada.

Sony PRS-350

Sin embargo habrá quien eche en falta una pantalla de mayor tamaño y/o conectividad inalámbrica; funciones que debemos de buscar en modelos superiores de esta y otras marcas. En todo caso, lo que es imperdonable es que no venga incluida algún tipo de funda para transportar el eBook, ya que llevar un aparato que básicamente es una pantalla suelto en un bolsillo o en una mochila puede acabar rayándolo sin remedio. Hubiera sido un muy buen detalle que Sony incluyera en la caja un estuche por simple que éste fuera para conservar el PRS-350 en perfectas condiciones.

Aprovecho para indicaros que, junto con este modelo, Sony ha sacado a la venta el PRS-650, que es exactamente igual pero con la diferencia de contar con una pantalla de 6″, un slot para tarjetas de memoria Memory Stick micro, un reproductor MP3 integrado, conector para auriculares y un precio de 250 euros. Si la pantalla hubiera tenido más resolución es posible que me hubiera inclinado por él; pero como en este tipo de aparatos valoro mucho la portabilidad, la versión de 5″ me pareció absolutamente irresistible.

Como os decía al principio de este artículo, al ver las características de este modelo sentí que había llegado el momento de dar el salto a los libros digitales. De momento estoy muy contento con las prestaciones que me da el PRS-350 y no me arrepiento de haberme hecho con él. Su tamaño, su peso, la claridad de su pantalla y poder llevar más libros de los que puedo leer en una sola vida en un aparato que cabe el bolsillo trasero del pantalón me parecen razones suficientes como para haberme hecho con él.

Además, algo me dice que este tipo de dispositivos van a ser, junto con las cafeteras, uno de los regalos estrella de estas navidades; así que espero que esta review pueda ser de utilidad a aquellos que hayáis pensando en hacer algún regalo tecnológico pero todavía no tengáis muy claro por qué decidiros.

El botón de previsualización de la profundidad de campo

En las cámaras réflex de gama media y alta hay un pequeño botón situado cerca de la bayoneta del objetivo que, por lo que leo en algunos foros de fotografía, es un gran desconocido para mucha gente: se trata de la previsualización de la profundidad de campo (PDC) y su utilidad es mayor de lo que podría parecer porque nos va a permitir saber antes de hacer la fotografía qué elementos vamos a tener enfocados a una determinada apertura de diafragma.

Medición a plena apertura

Cuando montamos un objetivo en una réflex éste abre su diafragma al máximo para que la mayor cantidad de luz posible alcance los sensores encargados del enfoque y la exposición, realizando la electrónica de la cámara un sencillo cálculo en base a la apertura seleccionada y otros factores para decidir la exposición óptima. Además, al tener la máxima luminosidad posible en el visor, la escena vista a través del mismo aparecerá clara, nítida y brillante cualquiera que sea la apertura seleccionada para inmortalizarla.

Cuando presionamos el disparador, el diafragma se cierra a la apertura elegida para hacer la fotografía y la imagen se impresiona ya sea en película o sobre la superficie de un sensor digital para volver a abrirse al máximo a continuación tal y como veíamos a cámara lenta en una entrada de hace ya unos meses.

Nikon D40 + Nikkor 50mm 1.8D

El problema de la PDC en el visor

Pues bien, si recordamos cómo influye la apertura del diafragma sobre la profundidad de campo resultante enseguida nos daremos cuenta de que el problema de la medición a plena apertura es que por el visor de la cámara vamos a ver lo que obtendríamos disparando con el diafragma más abierto disponible, dejando fuera de foco algunos elementos que aparecerán nítidos en la imagen final si empleamos una apertura menor.

¿Cómo solucionamos esto? Pues simplemente presionando este botón al que me refería al principio, pues su cometido es cerrar el diafragma a la apertura que tengamos seleccionada mientras lo mantenemos pulsado, obteniendo así una previsualización real de la PDC que vamos a encontrarnos al final en nuestra imagen.

Obviamente, al cerrar el diafragma la visión por el ocular de la cámara se va a oscurecer más cuanto más pequeña sea la apertura seleccionada (entra menos luz a través del objetivo), por lo que si estamos en un lugar débilmente iluminado y estamos tratando de maximizar la PDC empleando una apertura muy reducida prácticamente no vamos a distinguir nada a través del visor óptico. Vamos a ver esto a través de un par de imágenes que os he preparado y que muestran lo que se observaría a través del visor óptico de la cámara empleando dos aperturas diferentes:

Previsualización PDC 35mm a f/1.8

Previsualización PDC 35mm a f/11

Como podéis apreciar, en la primera imagen la PDC es mínima y el brillo es máximo porque estamos empleando el objetivo a plena apertura. Sin embargo, en la segunda imagen estamos previsualizando la profundidad de campo con una apertura de f/11, lo que hace que los botes de colonia en segundo plano se distingan con claridad pero también que la imagen sea más oscura.

Por supuesto, si hacemos la fotografía a f/11 esta quedará tan brillante como la primera porque la cámara compensa la menor entrada de luz con una tiempo de disparo mayor de forma que la exposición será la misma en ambos casos; pero como lo que estamos haciendo al previsualizar la PDC es básicamente mirar a través de un objetivo con un diafragma bastante cerrado todo se verá más oscuro como muestra la imagen de ejemplo.

Un botón que no tienen todas las cámaras

Me gustaría señalar que en las cámaras réflex más básicas no solemos tener disponible este botón (sin ir más lejos, mi D40 carecía de él) pero más que por un tema de ahorro de costes se hace porque en las cámaras de esa gama el visor es de pequeño tamaño y no demasiado luminoso; de modo que nos costaría mucho distinguir si en realidad un elemento situado a unos cuantos metros de nosotros está enfocado o no a determinada apertura.

En el caso de que no tengáis botón de previsualización de la PDC, lo que os recomiendo es tan simple como disparar nuestra fotografía y comprobar el resultado en la pantalla de la cámara ampliando la imagen lo necesario. Si necesitamos una PDC mayor tan sólo tendremos que repetir el disparo empleando una apertura más pequeña. De todos modos, a base de hacer fotos y más fotos acabaremos sabiendo la apertura que vamos a necesitar en cada situación praćticamente «por instinto», por lo que aunque es una característica bastante útil, tampoco es que sea imprescindible.

Dragones

La importancia de las pequeñas ayudas

Siempre os digo que las modernas cámaras digitales tienen tantas posibilidades que algunas de ellas o bien las desconocemos o sencillamente no hacemos uso de ellas. En el caso del botón de previsualización de la PDC del que hemos hablado hoy, se trata de un pequeño detalle que a mucha gente pasa inadvertido pero que nos puede echar una mano a conseguir la fotografía que hemos visualizado en nuestra mente un momento antes.

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Review: Dell Inspiron Mini 10

Dell Inspiron Mini 10

Después de casi dos años de uso diario de mi pequeño Asus EeePC 701 me he animado a dar el salto a un nuevo netbook. Es cierto que el pionero de los ultraportátiles destinados al gran público me ha prestado muy buen servicio y no me ha dado ningún tipo de problema en todo este tiempo; pero como decía hace unos días, hay algunos aspectos que han sido mejorados en las generaciones posteriores de ultraportátiles y precisamente por usarlo todos los días me he dado cuenta de que merecía la pena invertir en un nuevo modelo que supliera dichas carencias.

El nuevo netbook

Pues bien, después de mucho buscar me decidí por un Dell Inspiron Mini 10 recién salido del horno (se presentó hace aproximadamente un mes) cuyas características técnicas son las siguientes:

  • Microprocesador Intel Atom N450
  • Memoria RAM de 1 GB
  • 250 GB de disco duro
  • Pantalla de 10″ con resolución de 1024 x 600 pixels
  • Conectividad Wi-Fi, Bluetooth y Ethernet
  • Webcam de 1.3 Mpixels
  • Batería de seis celdas
  • Tres puertos USB 2.0 y un puerto VGA para monitor externo
  • Lector de tarjetas de memoria SD, MMC y Memory Stick
  • Sistema operativo Windows 7 Starter Edition

Todo ello por 299 euros, que es lo mismo que me costó en su momento el EeePC y que se perfila como el precio más estándar para un ultraportátil en España.

Primeras impresiones

Una vez fuera de la caja y colocado junto a mi anterior netbook se nota que el nuevo ordenador es algo más grande, aunque tampoco es una diferencia escandalosa. Del mismo modo, el peso también es ligeramente superior, quedándose en unos 1360 gramos frente a los 920 del Asus. Como en tantas otras cosas, una imagen (en este caso dos) vale más que mil palabras:

Dell Inspiron Mini 10 vs. Asus EeePC 701

Dell Inspiron Mini 10 vs. Asus EeePC 701

A nivel estético constrasta muchísimo la superficie negra lacada del Dell en comparación con el blanco mate del pequeño Asus. El problema es que aunque estéticamente ese negro brillante sea más atractivo, tiene toda la pinta de rayarse con estornudar, por lo que habrá que tener cuidado; máxime cuando con el ordenador no se incluye ningún tipo de funda (cosa que sí venía en la caja del EeePC 701).

Del mismo modo, si el ordenador anterior podía manosearlo todo lo que quisiera sin que en su carcasa quedara marca alguna, en la superficie del Dell las huellas dactilares se quedan marcadas al más mínimo roce, por lo que deberéis resignaros a llevar el ordenador lleno de dedos a no ser que lo utilicéis con guantes.

Dell Inspiron Mini 10

Como podéis comprobar en una de las imágenes anteriores, en este ordenador la pantalla no «sale» desde la parte trasera, sino que la bisagra está adelantada un par de centímetros con respecto al borde. Esto es una novedad con respecto a la versión anterior del más pequeño de los portátiles de Dell y que veréis mejor en la siguiente fotografía que muestra esta zona desde un lateral del equipo.

Dell Inspiron Mini 10

Lo que conseguimos con esto es, por un lado, tener la pantalla más próxima a nuestros ojos y por otro conseguir que el sistema sea más estable al estar el peso más balanceado. La contrapartida es que la pantalla sólo se puede inclinar hacia atrás unos 45 grados, lo que puede ser insuficiente si somos muy altos y utilizamos el ordenador directamente sobre nuestras piernas.

Lo importante está en el interior

Internamente lo que da vida a este ultraportátil es uno de los nuevos micros que Intel puso a la venta el pasado 11 de Enero bajo la denominación Pineview y que comercialmente se conoce como Intel Atom N450 (y que era el requisito más importante que le pedía a mi nuevo netbook).

En este caso los ingenieros de Intel no han seguido el camino habitual de crear un microprocesador con mayores prestaciones; sino que se ha optimizado tanto el consumo de energía como la integración de los componentes vitales del sistema para así incrementar la autonomía de la batería. Concretamente el consumo eléctrico es un 40% menor y en un mismo encapsulado se encuentran ahora además del procesador principal, el sistema de vídeo y el controlador de memoria.

En cualquier caso, también hay una serie de mejoras con respecto a la generación anterior de micros Intel Atom (N270 y N280), siendo la más destacada la inclusión de la arquitectura de 64 bits en el nuevo modelo, pudiendo ejecutar nativamente software diseñado para esta plataforma con la consecuente ganancia de rendimiento (aunque luego veremos que el sistema operativo que viene «de serie» no saca provecho de esto).

Dell Inspiron Mini 10

Técnicamente nos encontramos ante un microprocesador que cuenta con un sólo núcleo funcionando a 1667 MHz, con tecnología Hyper-Threading y que cuenta con una memoria caché interna de 512 KB disipando una potencia total de 5.5 vatios entre todo el conjunto de microprocesador, controlador de memoria DDR2-667 MHz y sistema gráfico Intel GMA 3150 funcionando a 400 MHz.

Obviamente los ordenadores que incluyen este microprocesador no están pensados para tareas muy exigentes como edición de vídeo, juegos o proceso intensivo de imágenes; sino a las típicas labores ofimáticas y a la navegación por Internet. De todos modos, a no ser que seáis unos jugones empedernidos pensad: ¿cuántas veces usáis vuestro ordenador para algo que realmente no podáis hacer con un netbook?

Dell Inspiron Mini 10

En mi caso particular los netbooks son un invento fantástico: me dan unas prestaciones correctísimas para hacer cualquier cosa relacionada con Internet contando con un peso y un tamaño muy contenidos (usar el portátil grande en el sofá es incomodísimo). Para retocar fotografías, editar vídeos y cosas así ya cuento con mi ordenador de sobremesa y su monitor Full-HD; pero para todo lo demás siempre acabo echando mano de mi netbook.

Windows 7 Starter Edition o cómo mermar las prestaciones de un netbook

El ordenador venía originalmente con Windows 7 Starter Edition. Un sistema operativo de Microsoft basado en la última versión para ordenadores «grandes» y que me dejó bastante frío en cuanto lo probé.

Para empezar, esta versión de Windows es para microprocesadores de 32 bits; y siendo los Atom N450 de 64 bits ahí ya hay una cierta pérdida de rendimiento (sobra decir que los micros de 64 bits son retrocompatibles con el software de 32 bits). Pérdida que no sé si será responsable de que el equipo se tire un minuto y medio para arrancar, pero que me pareció un tiempo a todas luces excesivo teniendo en cuenta que mi sobremesa gobernado por Windows 7 lo hace en menos de medio minuto y que el pequeño Asus EeePC 701 con Arch Linux necesita poco más de quince segundos para estar «listo para la acción».

Ya me di cuenta de esta lentitud general cuando estuve probando el ordenador en la tienda; pero pensé que sería debido a que como está al alcance de todo el mundo en el expositor alguien habría desconfigurado algo. Sin embargo, una vez puestas las manos sobre mi propio ordenador tranquilamente sentado en el sofá de casa me di cuenta de que esa falta de rendimiento también se daba en mi propio equipo.

Lo peor del asunto no es el arranque, sino el funcionamiento global del ordenador bajo este sistema operativo. En general las aplicaciones tardan más de la cuenta en arrancar y el sistema no da la sensación de fluidez que se espera de un ordenador recién estrenado. Estuve un par de horas configurando el equipo y empleando algunas de sus aplicaciones y tenía la sensación de que había dado un paso atrás con respecto a velocidad general comparado con mi veterano EeePC 701, generando en mí una cierta frustración.

Por lo tanto, dado que con el ordenador venía un DVD para reinstalar Windows en caso de problemas, me animé a eliminar esta versión de Windows del disco duro e instalar Ubuntu Linux 9.10 en su versión de 64 bits; proceso que me llevó poco más de media hora y durante el cual no me encontré con ningún problema digno de mención.

Con el nuevo sistema ya instalado el ordenador respondía como se esperaba y todo funcionaba de manera instantánea y estable. El arranque del ordenador se realiza en 20 segundos exactos y todas las funciones «raras» del ordenador funcionan a la perfección (ajuste de brillo y volumen, captura de pantalla, Wi-Fi…).

Dell Inspiron Mini 10

En definitiva, aunque mis impresiones positivas del ordenador se vinieron un poco abajo cuando empecé a trastear con el Windows 7 Starter Edition, fue instalar Ubuntu 9.10 y recuperar las buenas sensaciones. Y que conste que en mi ordenador de sobremesa Windows 7 funciona a las mil maravillas; pero creo que Microsoft ha sido demasiado optimista a la hora de programar esta versión destinada a portátiles sencillos de su recién estrenado sistema operativo.

Pruebas de rendimiento

Una vez que el sistema estuvo completamente configurado, con ayuda del programa Hardinfo he podido testear el rendimiento de otras cuatro máquinas que ejecutan sistemas operativos Linux para compararlas con el Dell, siendo estas las características principales de cada una:

  1. Asus EeePC 701: Micro Intel Celeron 900 MHz @ 630 MHz, 1 GB de RAM
  2. Apple Ibook G4: Micro PowerPC 7447A 1.4 GHz, 1 GB de RAM
  3. PC compatible PIV: Micro Intel Pentium IV 2.8 GHz, 2 GB RAM (single channel)
  4. Acer Aspire X1700: Micro Intel Core 2 Duo E7300, 3 GB de RAM
  5. Dell Inspiron Mini 10: Micro Intel Atom N450, 1 GB de RAM

Pues bien, una vez ejecutados los seis diferentes tests de rendimiento disponibles los resultados (ordenados por puntuación de forma decreciente) son los siguientes:

CPU Blowfish (Más bajo es mejor)

Acer Aspire X1700 – 6.42

Dell Inspiron Mini 10 – 16.91

PC compatible PIV – 19.70

Apple Ibook G4 – 47.13

Asus EeePC 701 – 55.17

CPU Cryptohash (Más alto es mejor)

Acer Aspire X1700 – 200.60

Dell Inspiron Mini 10 – 56.34

PC compatible PIV – 42.80

Apple Ibook G4 – 27.88

Asus EeePC 701 – 20.46

CPU Fibonacci (Más bajo es mejor)

Acer Aspire X1700 – 2.93

PC compatible PIV – 5.27

Dell Inspiron Mini 10 – 8.95

Apple Ibook G4 – 14.93

Asus EeePC 701 – 16.42

CPU N-Queens (Más bajo es mejor)

Acer Aspire X1700 – 8.51

PC compatible PIV – 9.88

Dell Inspiron Mini 10 – 17.23

Apple Ibook G4 – 31.09

Asus EeePC 701 – 37.82

FPU FFT (Más bajo es mejor)

Acer Aspire X1700 – 4.67

PC compatible PIV – 7.71

Dell Inspiron Mini 10 – 18.32

Asus EeePC 701 – 27.52

Apple Ibook G4 – 45.78

FPU Raytracing (Más bajo es mejor)

Acer Aspire X1700 – 6.20

Dell Inspiron Mini 10 – 18.11

PC compatible PIV – 26.37

Apple Ibook G4 – 43.28

Asus EeePC 701 – 76.98

A modo de resumen, mirando todas las pruebas en conjunto se puede decir que el rendimiento puro y duro del microprocesador Atom N450 estaría más o menos a la par que el obtenido con un Pentium 4 a 2,8 GHz. En algunos apartados uno gana al otro y en el resto la situación se invierte (esencialmente en los que están involucradas las unidades de cálculo en coma flotante), por lo que para tareas en general queda claro que se trata de un micro que se defiende bastante bien. Es obvio, como os decía antes, que los netbooks no son ordenadores enfocados a trabajos especialmente complejos; pero con las prestaciones que dan podréis internetear y ejecutar cualquier tarea ofimática sin ningún tipo de problema.

De todos modos, en los diferentes apartados de la prueba podéis ver que el ordenador de sobremesa equipado con un microprocesador Core 2 Duo goza de mucha más potencia de cálculo que el resto y que el pequeño Asus EeePC 701, como es lógico, palidece con respecto al resto de máquinas que participaron en la prueba. En la informática no existen los milagros, así que no esperéis rendimiento de sobremesa en un equipo que apenas consume electricidad porque es como si pretendéis tener las prestaciones de un Porsche 911 con un motor que gaste lo que un Opel Corsa.

Una pantalla brillante

La pantalla que equipa el Dell Inspiron Mini 10 es de tipo brillante, aunque no tanto como en los portátiles de Apple por ejemplo. Tiene un ángulo de visualización lateral amplísimo, pero no así en su visualización vertical, pues los colores se falsean bastante en cuanto la inclinamos unos grados por encima o por debajo del ángulo óptimo. Como os comenté anteriormente, la pantalla se puede abatir hacia atrás un máximo de unos 45 grados al estar limitada por la especial construcción de su carcasa.

Dell Inspiron Mini 10

En cualquier caso, hay que reconocer que la pantalla es realmente nítida y da una calidad de imagen muy buena. Con una resolución de 1024 x 600 pixels y un tamaño de 10″ no se aprecian dientes de sierra en las líneas diagonales ni artefactos raros en las zonas con degradados. Del mismo modo, el contraste es mucho más amplio de lo que era en mi anterior EeePC, ya que en el Dell los negros son realmente negros y el blanco es puro y luminoso. En algo se tienen que notar los dos años de diferencia entre un ordenador y el otro, ¿no?

Como todos los portátiles, la visualización bajo la luz directa del sol no es todo lo buena que debería, aunque es cierto que las pantallas brillantes se defienden mejor que las mates en este aspecto. Para comprobar esto he colocado el ordenador delante de una ventana abierta a pleno sol y he hecho una fotografía directamente a la pantalla. Como podéis ver, aunque ya os adelanto que el reflejo es molesto para la vista, al menos las letras oscuras sobre fondo claro se pueden leer perfectamente.

Dell Inspiron Mini 10

No quisiera dejar pasar por alto el hecho de que este modelo de ordenador no posee ningún tipo de sensor de luminosidad ambiental que ajuste automáticamente el brillo de la pantalla, algo que sí tiene mi portátil del trabajo o el mismísimo iPod Touch y que es un detalle realmente útil para no tener que andar ajustando a mano este parámetro. Es una pena no haberlo integrado en la carcasa, porque es un detalle nimio pero que se agradece.

Dell Inspiron Mini 10

Teclado y touchpad: al servicio del tacto

El teclado es una absoluta delicia. Y no sólo si lo comparamos con el del EeePC 701, cuyas dimensiones son bastante más reducidas; sino en términos absolutos. Es de unas dimensiones adecuadas (Dell afirma que su tamaño representa el 93% de un teclado de portátil estándar) y tiene un tacto sencillamente perfecto. De hecho, esta review está escrita íntegramente usando el recién estrenado Dell y doy fe de que la comodidad al teclear es prácticamente insuperable.

Dell Inspiron Mini 10 vs. Asus EeePC 701

Lo que no me ha gustado tanto es que por defecto las teclas de función no estén asignadas a las conocidas F1, F2… hasta F12; sino a las funciones especiales del sistema que controlan al volumen de los altavoces, el brillo de la pantalla… Es decir, que si pulsamos lo que sería F2 vamos a activar / desactivar el Wi-Fi, mientras que para obtener la función comúnmente asignada a F2 (que suele ser cambiar el nombre de un fichero) habrá que pulsar la combinación Fn + F2.

Entiendo que es una tontería sin importancia y que a todo se acostumbra uno; pero si toda la vida esas teclas han tenido su función no sé qué necesidad había de darle la vuelta a las cosas que funcionan bien.

En cuanto al touchpad, hay que reconocer que su superficie es bastante generosa, pero cuenta con la peculiaridad de que los dos botones con los que cuenta están integrados en su propia superficie, que bascula a izquierda y derecha.

Dell Inspiron Mini 10

Esto logra que dicho dispositivo quede perfectamente integrado en la carcasa del ordenador, pero hasta que nos hagamos con el funcionamiento del touchad tendremos que pasar por un periodo de adaptación durante el cual nos ocurrirá en más de una ocasión que el puntero del ratón se nos moverá al tener que presionar la propia superficie para ejercer la pulsación como tal.

Opciones de conectividad

El apartado de conectividad del Dell Inspiron Mini 10 queda resuelto de varias formas: por un lado contamos con tres puertos USB 2.0 para conectar ratones, pendrives, discos duros externos… Disponemos de uno en el lado derecho y dos en el izquierdo, no contando con ninguno de ellos en la parte trasera.

En cuanto a las comunicaciones inalámbricas contamos con una tarjeta Wi-Fi que cumple los estándares b y g así como un módulo Bluetooth útil para sincronizar los contenidos de nuestro teléfono móvil o PDA.

Mención aparte para el puerto VGA, que situado en el lateral izquierdo del pequeño ordenador nos permitirá conectarlo a un monitor externo o un proyector si queremos emplearlo para dar algún tipo de conferencia o similar. También contamos con los habituales conectores para auriculares y micrófono empleando un jack de 3,5 mm así como un discreto lector de tarjetas compatible con los formatos SD, MMC y Memory Stick.

Dell Inspiron Mini 10

A excepción del Bluetooth, es lo típico que suelen traer todos los netbooks, de modo que poco más que reseñar en este apartado.

Uso diario e impresiones generales

En cuanto a lo que el uso diario y habitual se refiere, me gustaría comentaros una serie de puntos que me han llamado la atención en mayor o menor medida:

El ordenador no cuenta con ningún tipo de ventilador, por lo que es absolutamente silencioso en su funcionamiento, siendo el aparcado de las cabezas del disco duro el único ruido mecánico que escucharemos durante su uso. Ahora bien, la ausencia de ventilador implica que la zona de la carcasa bajo la que se encuentra el microprocesador del equipo se va a calentar bastante. En el caso de usarlo sobre una mesa o similar nos va a dar un poco igual, pero si lo colocamos sobre nuestras piernas, pasado un tiempo nos vamos a dar cuenta de que la temperatura de nuestro muslo derecho se empezará a elevar más de la cuenta; siendo esa es la única zona de la carcasa que se calentará hasta el punto de resultar molesta, quedando las demás a una temperatura bastante agradable.

Dell Inspiron Mini 10

Como ya dije en los primeros compases de la review, el teclado es una verdadera delicia. Tiene un tacto impecable y la fuerza necesaria para la pulsación de cada tecla es mínima, por lo que resulta muy descansado para nuestros dedos y muñecas. Y precisamente hablando de ergonomía, gracias a que la carcasa posee una superficie libre de unos cinco por diez centímetros a cada ladodel touchpad podremos emplearla a modo de reposamuñecas y ganar así en comodidad a la hora de escribir.

Por cierto, no puedo pasar por alto el singular acabado de la superficie interior de la carcasa que rodea al teclado, pues lejos de ser lisa tiene grabadas una serie de «serpientes» que podéis apreciar en algunas de las fotos que ilustran este análisis.

La cobertura de la red inalámbrica parece estar bien resuelta, ya que en las zonas de la casa en las que el Asus EeePC 701 se me desconectaba frecuentemente, este Dell mantiene una conexión estable y con un tráfico de datos muy fluido. Comentar también que la tarjeta instalada es una Broadcom BCM 4312; dato que podría ser de utilidad para aquellas personas que pretendan hacer algún tipo de «uso alternativo» de la misma.

Otros detalles que me han gustado especialmente son el pequeño y discreto botón de encendido situado en la equina superior izquierda del teclado así como el pequeño LED presente en la clavija del adaptador de corriente que indica si el mismo está alimentado o no y que os muestro en la siguiente fotografía:

Dell Inspiron Mini 10

Por lo demás el ordenador rinde muy bien si lo usamos para lo que ha sido diseñado y se maneja de forma correcta y agradable. Aunque pese unos gramos más que el EeePC 701 esto apenas se nota y ese par de centímetros extras a lo largo y a lo ancho (el grosor es prácticamente le mismo) permiten integrar un teclado y un touchpad de tamaño adecuado; cosa que se agradece mucho.

Por cierto, los altavoces están situados debajo de la carcasa; concretamente bajo las zonas destinadas a reposar nuestras muñecas que os comentaba hace unos párrafos, por lo que si colocamos el portátil sobre una cama o similar no se escuchará demasiado alto incluso subiendo el volumen considerablemente. Para esos casos es mejor emplear auriculares.

La webcam (como todas las webcams) se ve bien si la luz ambiental es intensa y con mucho ruido si estamos en penumbra. Posee un micrófono estéreo y un LED que indica su actividad. Por lo demás, si pensáis en la cámara de un teléfono móvil grabando vídeo estaréis muy cerca de lo que puede dar de si este componente del ordenador.

En cuanto al tiempo de autonomía de la batería a mí me parece que está más que bien: el sistema operativo anuncia unas ocho horas de duración cuando la batería está completamente cargada y me encuentro navegando por Internet mediante conexión Wi-Fi; algo que se ajusta bastante a la realidad por lo que he podido ver hasta el momento. Lo normal es que tras las primeras cargas de batería esta autonomía aumente ligeramente (del orden de un 10 o un 15 por ciento) pero aunque no fuera así la marca de ocho horas está más que bien, sobre todo comparado con las poco más de dos horas de autonomía que me daba mi EeePC 701 y su procesador Celeron a 630 MHz.

Antes de que se me olvide, si alguien se está preguntando la posibilidad de ampliar la memoria RAM del ordenador he de decir que no es un proceso tan sencillo de realizar como en el Asus EeePC 701 y su fácil acceso a este componente. En el caso del Dell Inspiron Mini 10 hay que desmontar todo el portátil como muestra este tutorial, y la verdad es que a no ser que sea estrictamente necesario yo no metería mano al ordenador tan a fondo como para tener que quedarme con la placa base «al desnudo».

Conclusiones

Después de haber estado todo el fin de semana empleando el nuevo netbook sólo puedo contar alabanzas de este modelo de Dell. Es verdad que había alguna opción por encima de él en mi lista inicial de candidatos para sustituir a mi antiguo ultraportátil; pero cuando tuve ocasión de probarlo en la tienda me quedé enamorado del tacto de sus teclas y la calidad de la pantalla.

Tal vez con otros modelos podría haber arañado una horita más de batería o haberme ahorrado veinte o treinta euros en el precio final; pero la inclusión de esos noventa gigabytes más de disco duro, el módulo Bluetooth integrado y los pequeños detalles de los que hace gala este pequeño portátil me hicieron ver que la búsqueda de mi nuevo netbook había llegado a su fin.

Dell Inspiron Mini 10

Estoy seguro de que mi relación con el Dell Inspiron Mini 10 será larga y fructífera. De momento sus teclas han alumbrado esta review al completo y eso ya dice mucho en su favor, de modo que si estáis contemplando la opción de haceros con un netbook éste puede ser un modelo a tener en cuenta. A mí, desde luego, me tiene encantado.

Buscando un nuevo netbook

Después de lo que os conté hace unos días sobre la utilidad de los netbooks (también llamados ultraportátiles) he decidido renovar mi veterano Asus EeePC 701 por alguno de los múltiples modelos que están saliendo al mercado durante estos últimos compases del mes de Enero.

Las razones del cambio

Aunque estoy contento con «mi pequeñajo», al usarlo durante todos los días durante al menos un par de horas (es genial para internetear en el sofá del salón) empiezo a darme cuenta de que hay algunas cosas que han ido evolucionando en modelos posteriores y que actualmente me suponen un pequeño lastre. No obstante el EeePC 701 fue el primer ultraportátil que llegó al mercado de masas, y eso se nota sobre todo en tres aspectos fundamentales:

Navegador de Internet

El primero de ellos es el teclado, que no es lo más cómodo del mundo. No por su pequeño tamaño, pues a todo se acostumbra uno; sino porque hay que presionar las teclas con fuerza para que «se marquen», de modo que acaba cansando un poco cuando escribo un artículo más o menos extenso para el blog (y lo sé bien porque muchos de los contenidos de este blog han sido redactados íntegramente en el EeePC).

El segundo es la resolución de la pantalla, que con sus 800 x 480 píxels a veces se queda un poco corta a la hora de visualizar ciertas páginas web y hay que andar moviendo la barra de desplazamiento lateral constantemente. Para leer por ejemplo este mismo blog no hay problema, pero si me meto en la sección The Big Picture del diario The Boston Globe, la cosa se convierte en un verdadero infierno (a veces echo de menos una función de zoom adaptativo tan buena y simple como la del navegador del iPod Touch).

Por último, la autonomía anda un poco escasa ahora que el portátil ya va camino de los dos años. Actualmente puedo usar el pequeño EeePC durante algo más de dos horas si no tengo cerca un enchufe; y eso es algo un poco escaso si te llevas el portátil de viaje. Las baterías de los netbooks actuales son capaces de dar entre 6 y 10 horas de funcionamiento normal dependiendo del modelo, lo que está a años luz de lo que actualmente me ofrece mi ultraportátil.

Requisitos a cumplir por el nuevo modelo

Como os digo, haciendo balance y mirando la actual situación de los ultraportátiles que hay en el mercado (con los nuevos micros Intel Atom N450 lanzados hace apenas diez días) he decidido renovar mi netbook por algo más actual, regalándole a mi madre el pequeño EeePC, al que le tiene echado el ojo desde hace unos meses para no tener que turnarse con mi padre por el uso del ordenador de sobremesa del salón.

Siempre que afronto la compra de algo más o menos importante me planteo una serie de puntos básicos a cumplir, y a partir de ahí comienzo a mirar modelos específicos. En concreto, mi lista de requisitos para el nuevo ultraportátil es la siguiente:

  • Procesador Intel N450 (impepinable, no aceptaré otra cosa)
  • Batería de 6 celdas (igual de prioritario que el micro, pues busco la mayor autonomía posible)
  • Teclado y touchpad lo más cómodo y amplio posible (básico para mi verborrea escrita)
  • Pantalla de 10″ con resolución de, al menos, 1024 x 600
  • WiFi con el mayor alcance posible (parece mentira, pero hay diferencia entre equipos, de modo que si estás un poco justo de cobertura algunos se desconectan constantemente mientras que otros no tienen problemas en ese sentido)
  • Posibilidad de cambiar la memoria RAM por mí mismo (suelen venir con 1 GB, pero me gustaría contar con 2 GB)
  • El precio no debe pasar de 350 euros, aunque esto es más que nada porque se trata del rango en el que se mueven todos estos modelos
  • Conector Ethernet, que es tremendamente útil cuando tienes que instalar una distribución de Linux y has de descargar los paquetes iniciales desde el repositorio de turno.

La inclusión de tropecientos mil puertos USB me da un poco igual, pues como mucho pincharía un pendrive de vez en cuando para mover datos de un equipo a otro, por lo que con que equipe dos de ellos me llega de sobra. Del mismo modo, la capacidad del disco duro interno me es indiferente, ya que actualmente tengo la mitad del disco de 4 GB del EeePC 701 vacío al ser un equipo que uso fundamentalmente para conectarme a Internet, y por lo que estoy viendo en la actualidad este parámetro ronda entre los 160 y los 250 GB. Por cierto, es una pena que ya no se empleen unidades SSD.

Lateral

Algunos aspectos deseables serían que no se calentara demasiado, que el peso no excediera del kilo y cuarto y que el transformador eléctrico fuera más o menos compacto; pero esos detalles no van a decantar la compra de un equipo sobre otro en ningún caso, así que no los tendré demasiado en cuenta.

También me gustaría que el equipo viniera sin sistema operativo, pero en estos modelos Windows 7 Starter Edition es la norma, de modo que lo empezaré a usar y si no me convence instalaré alguna distribución de Linux.

Algunos modelos destacados

En principio voy a recorrer varias tiendas mirando lo que tienen en stock y poniendo mis manos sobre los equipos para comprobar por mí mismo que voy a sentirme cómodo escribiendo con ellos. De todos modos, he estado informándome un poco en los últimos días y he hecho una pequeña lista de modelos que podrían ceñirse bastante bien a lo que ando buscando, de modo que podría ser un buen punto de partida:

A grandes rasgos cualquiera de estos cuatro netbooks se adaptaría bastante bien a lo que ando buscando aunque, como os digo, quiero recorrer unos cuantos comercios durante la semana que viene para tenerlos en la mano y valorarlos de una forma más personal. Además, seguro que luego encuentro algún que otro ultraportátil que cumple con lo que pido, por lo que ne me cierro en banda ni mucho menos a estos cuatro modelos reseñados.

Por descontado, se agradecerá cualquier propuesta / comentario / recomendación por vuestra parte.

¡Un saludo!

Compensación de exposición: para qué sirve y cómo se usa

Los sistemas de medición de la iluminación de las cámaras actuales funcionan bastante bien, pero hay situaciones que no son capaces de manejar con soltura y ahí es donde entra en juego la llamada “compensación de exposición”, que es una característica que posee toda cámara digital sea del tipo y la gama que sea y que nos va a permitir fotografiar correctamente escenas con fuertes contraluces o con zonas de diferente iluminación.

Puesta de sol en Oropesa (II)

¿Qué es la compensación de exposición?

La compensación de exposición no es más que un control bidireccional que aclara u oscurece la fotografía según el sentido en el que lo movamos; tan simple como eso. Se mide en pasos de exposición (recordad que un paso equivale a una diferencia del doble o la mitad en la luz captada por la cámara) y la cosa consiste en que si empleamos valores positivos estaremos aclarando la imagen y empleando valores negativos la estaremos oscureciendo.

Evidentemente esta función sólo tiene sentido en los modos de disparo de prioridad a la apertura y prioridad a la velocidad, pues en modo manual seremos nosotros los que controlaremos el aspecto final de la fotografía llevando el exposímetro a izquierda o derecha a voluntad y en modo automático será la cámara la que decida todo por nosotros. En los modos semiautomáticos, por defecto el exposímetro se llevará al punto central; punto que estaremos desplazando a un lado o a otro al actuar sobre la compensación de la exposición como ahora veremos.

De todos modos, tened cuidado, porque si dejáis seleccionado un cierto valor de compensación y luego pasáis a modo manual dicha compensación seguirá presente. Puesto que la compensación de exposición se suele emplear de manera esporádica, yo os recomiendo que una vez conseguida la fotografía que queríais, volváis a dejarla en cero (al menos es lo que yo hago siempre para evitar despistes y problemas).

Aplicación en un caso práctico

Os comento que durante todo el artículo voy a referirme al modo de exposición matricial, que es que el que emplean por defecto la mayoría de las cámaras actuales y el más adecuado para casi todas las situaciones (otro día podemos explicar los tres modos de medición disponibles en las cámaras, si os parece).

Este modo consiste en que la cámara divide la escena en varias «porciones» midiendo la iluminación de cada una de ellas para luego realizar un promedio de todas ellas y calcular así una exposición adecuada a las condiciones. En realidad el proceso no es tan simple, pero para hacernos una idea de cómo funciona nos puede servir.

Procesador encargado de medir la exposición en las cámaras Nikon

Centrándonos en nuestro ejemplo, imaginad que queremos fotografiar la entrada de un túnel, con la zona central del encuadre engullida por las sombras y la periferia bien iluminada porque está dando el sol. En tal caso, lo que va a ver la cámara es una zona central muy oscura; y aunque los alrededores estén bien iluminados, va a tender a aclarar toda la escena porque entiende que en una buena parte de ella hay una iluminación insuficiente y tratará de evitar esa subexposición incluso a costa de sobreexponer ligeramente el resto.

En realidad, lo que queremos es que las sombras queden bastante negras y que el exterior se exponga correctamente (tal y como lo vemos con nuestros ojos) de modo que lo que la cámara entiende en este caso no es la situación que tenemos delante y demostrándose que la electrónica de las cámaras es inteligente, pero sólo hasta cierto punto.

Exterior de la "cueva" sobreexpuesto y sombras demasiado claras

¿Qué hacer en ese caso? Pues lo más fácil será oscurecer ligeramente la fotografía para que así la escena quede tal y como la vemos a través de nuestros ojos: con la superficie exterior correctamente expuesta y la zona de sombra algo más oscura. Esto es lo que vamos a hacer mediante la compensación de exposición.

Aplicando una compensación de exposición de -0.7 pasos hemos conseguido exponer correctamente el exterior y hemos logrado unas sombras más profundas

En este caso la diferencia entre el exterior y el interior no es demasiado evidente porque entra bastante luz por el otro extremo del «túnel» y además la pared exterior no es completamente blanca. Si hubiéramos hecho esta misma prueba con un túnel más oscuro y cuyas paredes exteriores fueran blancas veríais que la sobreexposición de la primera imagen sería mucho mayor y tendríamos que haber compensado con un valor bastante más elevado que esos -0.7 pasos que hemos utilizado en el ejemplo.

Por supuesto, como ya os estaréis imaginando, en situaciones de iluminación contrarias a la del ejemplo tendríamos que usar una compensación positiva para evitar que la fotografía aparezca demasiado oscura en términos generales.

¿Cómo se compensa la exposición?

En el caso de las cámaras Nikon, este parámetro (mucho más importante de lo que puede parecer) se controla con un pequeño pulsador localizado junto al botón del disparador de tal modo que para modificar la compensación de exposición debemos mantenerlo presionado mientras giramos a un lado u otro la ruleta de control mediante el dedo pulgar.

Como os decía al principio del artículo, va a haber situaciones en las que la cámara no sea capaz de interpretar correctamente la iluminación de la escena que pretendemos fotografiar y requiera de un ajuste por nuestra parte para dejar las cosas tal y como las queremos. Voy a mostraros a continuación mediante una serie de imágenes tomadas de la pantalla de mi cámara en qué consiste el procedimiento de la compensación de exposición. Espero que con ellas podáis ver que es algo realmente sencillo e intuituvo.

De todos modos, me gustaría señalaros que el control de exposición también lo visualizaremos en el visor de la cámara, por lo que no es necesario apartar la vista de él para modiicar este parámetro.

Pantalla LCD de mi Nikon D40 en el modo de "prioridad a la apertura". Como veis, tenemos seleccionado un diafragma de f/3.2 e ISO 200, por lo que la cámara ajusta una velocidad de disparo de 1/60 para que la imagen quede correctametne expuesta

Cuando pulsamos el botón de la compensación de exposición aparece el tiempo de exposición que calcula la cámara, el exposímetro y se remarca el valor de compensación en la parte inferior

Si giramos la ruleta hacia la derecha, obtendremos valores negativos de compensación, lo que implica que oscureceremos toda la fotografía (útil para situaciones en las que la imagen aparece más clara de lo deseable). En este caso hemos aplicado 0.7 pasos de compensación de tal modo que el tiempo de exposición ha disminuido hasta 1/100 permitiendo que llegue menos luz hasta el sensor de la cámara. ISO y apertura siguen siendo las mismas.

Podemos compensar hasta un máximo de cinco pasos, que equivale a que el sensor va a recibir 32 veces menos luz que con la exposición sin ningún tipo de compensación (fijaos en que ahora el tiempo de exposición es de 1/2000).

Si giramos la ruleta hacia la izquierda, obtendremos valores positivos de compensación, lo que implica que aclararemos toda la fotografía (útil para situaciones en las que la imagen aparece más oscura de lo deseable). En este caso hemos aplicado 1.3 pasos de compensación de tal modo que el tiempo de exposición ha aumentado hasta 1/25 permitiendo que llegue más luz hasta el sensor de la cámara. ISO y apertura siguen siendo las mismas.

Al igual que antes, podremos compensar hasta un máximo de cinco pasos positivos, que equivale a que el sensor va a recibir 32 veces más luz que con la exposición sin ningún tipo de compensación (fijaos en que ahora el tiempo de exposición es de medio segundo).

El secreto está (como siempre) en probar y experimentar

Con estos párrafos espero que hayáis podido ver que esas fotografías que a veces nos quedan inexplicablemente claras u oscuras pese a que tenemos todo correctamente configurado en la cámara no son más que la consecuencia de las limitaciones de la inteligencia artificial de la cámara. En este caso, con poner un poco de esfuerzo por nuestra parte vamos a poder conseguir fotografías perfectamente expuestas aunque las condiciones de iluminación sean un poco «raras».

Cadenas

De todos modos, no hay una metodología exacta para conseguir la fotografía que queremos: en este caso el secreto está en probar con diversos valores de compensación de exposición hasta que obtengamos el resultado deseado, pero lo importante es captar el concepto y a partir de ahí emplear nuestra capacidad de improvisación para obtener una buena fotografía. Ya veréis cómo en poco tiempo empezáis a utilizar este concepto de una forma casi intuitiva.

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La utilidad del histograma

Aunque tengamos una vista de lince, el histograma es el modo más fiel de comprobar la correcta exposición de la fotografía que acabamos de hacer. Las pantallas LCD incorporadas en las cámaras actuales están a años luz de la calidad que daban hace unos años pero, aun así, en situaciones de mucha luz ambiental lo que vemos en la pantalla de la cámara después de disparar y lo que obtendremos luego en el monitor del ordenador puede no coincidir del todo.

Limpiando la cámara (III)

De hecho, si miráis bajo la luz del sol alguna fotografía que acabéis de hacer con vuestra cámara os va a parecer que está más oscura de lo que en realidad está; y precisamente por eso aprendí a no borrar ni una sola imagen «sobre el terreno», ya que siempre hay fotografías que al verlas en la calle me parecen demasiado oscuras y al llegar a casa comprobaba que estaban correctamente expuestas.

Como os decía, para evitar esto tenemos en el histograma a un fiel aliado, ya que se va a encargar de darnos la información sobre la exposición de la fotografía en forma de gráfica, de modo que no afectarán las condiciones de visualización de la pantalla de la cámara.

Histograma en la pantalla de mi Nikon D40 correspondiente a la fotografía visualizada

¿Qué es un histograma?

Un histograma no es más que un gráfico de barras en el que se colocan los pixels de la fotografía según su tonalidad: los tonos más oscuros a la izquierda y los más claros a la derecha, de tal modo que los extremos representan el negro absoluto y el blanco puro respectivamente. La altura de cada barra representa la frecuencia de aparición de los píxels de esa tonalidad, por lo que si una de las barras (en este caso será más bien un conjunto de barras) sobresale por encima del resto es porque hay una gran cantidad de pixels de ese color.

Me gustaría comentaros que hay histogramas que sólo miden un canal y otros que miden varios (ya sea en forma de varias gráficas o una misma superpuesta). En el caso de mi Nikon D40 en la pantalla se ve un histograma monocanal; aunque se puede ver uno que comprende los canales rojo, verde y azul entrando en el menú de retoque e insertando un filtro de color. Por su parte, en Lightroom tengo en la esquina superior derecha un histograma multicanal, que siempre es de gran ayuda a la hora de tocar los niveles de la fotografía porque nos aseguramos de que no vamos a «quemar» ninguno.

Un ejemplo

Mirad la siguiente imagen y su correspondiente histograma al pie.

Ese pico que se ve en la parte izquierda corresponde a un tono oscuro con mucha presencia en la fotografía, que no es otra cosa que el asfalto de la calle. Por otra parte, las líneas amarillas están representadas por ese aŕea del mismo color en la parte central del histograma, ya que a la altura a la que se encuentra indica que se trata de un tono con una luminosidad media. Creo que con ello entenderéis bien en qué se basa el histograma.

Como podéis apreciar, con un simple vistazo podremos saber si una fotografía está subexpuesta (demasiado oscura) porque la «montaña» del histograma estará en la parte izquierda. Del mismo modo, si la imagen ha quedado sobreexpuesta (demasiado clara o «quemada») lo veremos porque el histograma está desplazado hacia la parte derecha.

Vamos a ver ambos casos mediante unos ejemplos prácticos. Para ello, me situé en una calle de Alcalá y disparé a la puerta de un edificio empleando la misma sensibilidad ISO y la misma apertura, de tal modo que para variar la exposición de la fotografía sólo cambié el tiempo de exposición (los datos de cada imagen están al pie de su histograma correspondiente).

Fotografía subexpuesta (histograma hacia la izquierda)

Fotografía sobreexpuesta (histograma hacia la derecha)

De esto se deduce que una fotografía correctamente expuesta será aquella que aparece centrada en el histograma sin tocar sus lados; aunque tampoco hay que tomarse esto al pie de la letra, ya que un histograma plano con un pico en el centro implica que no hemos usado más que una pequeña parte del rango dinámico que es capaz de abarcar nuestra cámara. Lo ideal sería que el histograma apareciera uniformemente repartido a lo largo del histograma pero sin llegar a tocar apenas los bordes del mismo; más o menos como en la siguiente imagen:

Desde luego, aun podíamos haber aumentado un poco más la exposición y todavía no estaríamos tocando la parte derecha del histograma (es el límite que marca la sobreexposición); pero es un ejemplo rápido para que os hagáis una idea de cómo podría ser una exposición más o menos correcta de esta imagen que estamos empleando para explicar este concepto. En todo caso, lo que quiero indicaros es que se trata de que no se nos «amontone» el histograma en ninguno de los dos lados a no ser que estemos buscando precisamente ese efecto (fotografiad una bombilla encendida y tendréis un histograma con un pico a la derecha y todo lo demás casi completamente plano).

En fin, como os digo, si viendo la pantalla de la cámara no tenéis muy claro si la fotografía que acabáis de hacer ha quedado bien expuesta o no, podéis cambiar al modo histograma y salir de dudas en un instante. Y es que se trata de una de esas funciones que a veces no usamos por desconocimiento (o por pereza, que es peor) y cuando nos decidimos a hacerlo nos damos cuenta de que es tremendamente útil.

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