Review: Bastl Kastle V1.5

Puede que sea por mi formación en electrónica industrial, pero reconozco que siempre he mirado con ojos golosos a esos dispositivos llenos de lucecitas y botones capaces, en las manos adecuadas, de generar música.

Durante los últimos años me he ido haciendo con algunos dispositivos de Korg (la serie Kaoss me parece alucinante, ya os hablaré de ella) así como un par de Pocket Operators de Teenage Engineering y hace apenas unos meses el «cacharrín» del que hoy os quería hablar: un Kastle V1.5 de Bastl Instruments.

El caso es que esta entrada me va a servir, además de para daros a conocer este minúsculo dispositivo, para poder hablaros desde un punto de vista medianamente técnico de los sintetizadores, que es algo que siempre ha llamado poderosamente mi atención.

¿Qué es un sintetizador?

Muy a grandes rasgos un sintetizador es un dispositivo electrónico capaz de generar sonidos a través de un conjunto de componentes electrónicos internos. La interfaz con el usuario son una serie de controles mediante los cuales seleccionaremos la señal a utilizar y el tratamiento que se le dará en tiempo real a esta. Finalmente, la señal de salida es amplificada y llevada hasta los oídos de quien ande cerca del aparato.

Pensad en un piano de cola «de los de toda la vida». Cuando pulsamos una tecla lo que ocurre en su interior es que un pequeño martillo golpea a la cuerda correspondiente, la cual tiene una determinada longitud y una tensión que generarán una onda acústica que resonará en sus cavidades internas para llegar a nuestros oídos.

Pues bien, pensad en un hipotético piano en el que a través de una serie de controles físicos pudiéramos cambiar en todo momento no sólo la longitud y la tensión de la cuerda que golpea el martillo, sino incluso la forma y el material del propio martillo o hasta la forma de la caja de resonancia del piano. De ese modo el sonido que percibiríamos sería muy diferente en función de cómo estemos actuando sobre los controles que os digo.

Vamos un paso más allá, e imaginad que con otros controles diferentes pudiéramos coger el sonido que está a punto de salir de la caja de resonancia y pudiéramos volver a introducirlo en un paso anterior del proceso modificándolo también para darle «una vuelta más» creando resonancias, loops, reverberaciones, retardos…

Por último, pensad en que este piano tan extraño que os estoy describiendo tuviera la posibilidad de sustituir ese teclado que acciona unos martillos que golpean unas cuerdas por nuestra propia voz, unos pulsos generados por un sistema digital o los sonidos producidos por otro piano totalmente diferente, dotando entonces a nuestro piano original de una flexibilidad casi infinita a la hora de crear nuevos sonidos.

Si habéis llegado hasta este punto habiéndoos hecho una idea mental más o menos aproximada de lo que os estoy describiendo no estáis lejos de estar visualizando un sintetizador en términos generales, ya que se trata de un dispositivo que genera (o recibe) unas señales eléctricas que a continuación procesa internamente y que al final amplifica llevando la señal a un altavoz que nos da un sonido determinado.

Sintetizadores modulares

Ahora que más o menos nos hemos hecho una idea de qué es un sintetizador, podemos distinguir dos tipos en función de su forma constructiva: por un lado están los que conforman una unidad «cerrada» con unos controles configurados para modificar los sonidos de una determinada manera. Un ejemplo de este tipo de sintetizadores es el Korg Monotribe, el cual cuenta con un pequeño teclado a través del cual introducir las notas que queramos y a partir de ellas crear una secuencia modificando el sonido con los muchos y variados controles con los que cuenta la unidad.

Del mismo modo, podemos tener un sintetizador modular, el cual no tiene una estructura fija sino que el usuario lo monta e interconexiona en función de sus necesidades o preferencias, constando de varios módulos cada uno con su función. Tendremos un módulo generador de señales, otro para el filtro paso bajo, otro que hace de oscilador de baja frecuencia, otro con el amplificador de salida… Todos ellos con sus entradas y salidas que podemos cablear como queramos, de tal modo que nada nos impide tomar parte de la señal de salida y meterla en un lazo de realimentación a alguna puerta lógica controlada por voltaje para modificar así el sonido que sale del equipo dando lugar a una gama casi infinita de variaciones.

Sea como sea, existe también un esquema intermedio entre los dos casos que os he comentado antes; que es el del sintetizador semimodular. Esto consiste en que la estructura de los bloques es fija y ya lleva una interconexión interna entre ellos pero también contamos con conexiones integradas en la estructura del equipo que nos permiten llevar las señales para acá y para allá a través de unos cables que conectaremos a nuestro gusto tal y como se hace en un sintetizador modular pero sin la complejidad aparejada al setup inicial de estos.

Bastl y su Kastle

Al Bastl Kastle original (versión 1.0) llegué tarde. Cuando supe de su existencia ya estaba más que agotado y no había existencias a la venta tampoco en Amazon, eBay o similares. Se trata de un producto de producción bastante limitada y me resigné a quedarme sin él pese a lo atractivo que me parecía.

Sin embargo, parece que el destino se había aliado conmigo porque menos de una semana después de aquello me enteré de pura casualidad de que la gente de Bastl Instruments sacaba a producción una nueva versión del Kastle revisada y mejorada; así que para que esta vez no se me escapara fui directo a la web oficial y encargué mi unidad, llegando a mis manos apenas cinco días después.

Se trata de un minúsculo (45 x 53 x 68 mm aprox) sintetizador semimodular con seis tipos de síntesis, controles de tono, timbre y forma de onda, LFO de frecuencia regulable con salidas de onda cuadrada y triangular, un generador de impulsos pseudoaleatorio, alimentación por 3 pilas alcalinas AA o puerto microUSB, puntos de conexión entre sus componentes internos para el enrutamiento de la señal mediante el uso de cables dupont M-M (el Kastle trae una decena de ellos) y conexión con otros equipos a través de dos jacks de entrada/salida.

Eso sí, ya os advierto de que no se trata de un sintetizador con teclado en el que podamos crear armoniosas melodías ni nada por el estilo; ya que la filosofía del Kastle es la de crear sonidos prácticamente aleatorios y hacerlos variar de infinidad de formas para así crear sonidos ambientales. Podemos conectar elementos externos para traer al Kastle una melodía, pero al pasar por este mini-sintetizador tened claro que esa armonía se va a alterar en buena medida por la propia concepción del aparato hasta llegar a extremos que la harán casi irreconocible.

En cuanto al Kastle en si, lo primero que llama la atención nada más sacarlo de la caja es su minúsculo tamaño y es que, de hecho, en la palma de vuestra mano hay espacio para sostener dos de ellos holgadamente. Si le dais la vuelta veréis que en su base hay espacio para encajar tres pilas AA, y ese es justo el tamaño de la base del dispositivo, así que si os queréis hacer una idea muy aproximada del espacio en la mesa que ocupa un Bastl Kastle sólo tenéis que coger esas tres pilas que os digo y ponerlas juntas.

El Bastl Kastle V1.5 en uso

Si encendemos el Kastle sin cablear ninguno de sus puertos internos vamos a obtener un sonido tipo “drone” que podemos modular con cada uno de los siete potenciómetros de los que dispone el aparato. Esta es una buena forma de trastear con ellos y comprobar cómo afectan a los sonidos generados familiarizándonos así con cada uno. Por cierto, el Kastle no incorpora altavoz, así que nos toca usar auriculares o conectarlo a un amplificador externo.

Pues bien, dejad todos los controles más o menos en su posición central y vamos a coger ahora un cable para puentear la salida triangular del LFO llevándolo a la entrada nombrada como Waveshape. Nada más conectar el cable ya notaréis un cambio en el sonido, pero si ahora modificáis los potenciómetros del LFO y el de Waveshape vais a escuchar cómo el sonido se ve afectado por la señal que le estamos metiendo.

Sin modificar nada más, probad ahora a cambiar el extremo del cable de la señal triangular a la inmediatamente superior (la señal cuadrada del LFO) y veréis que el sonido cambia de una forma algo ondulante a un estilo más pulsante.
Otra conexión interesante es la de la salida rotulada como Stepped, ya que su salida es una combinación aleatoria de voltajes que se repiten durante el periodo del LFO dando lugar por tanto a un patrón de sonidos repetitivos que podemos tratar con los controles del equipo.

En cuanto a los modos de síntesis, estos se seleccionan a través de la conexión Mode, la cual podemos llevar a nivel bajo o a nivel alto variando así el sonido radicalmente. Si esta señal la conectamos a nivel bajo usaremos síntesis de ruido, mientras que si la conectamos a un nivel alto se usará síntesis por modulación de ruido. Obviamente si conectamos a una señal variable (como la salida del LFO) iremos cambiando de modo dinámicamente en función de si la señal está en nivel alto o bajo dando lugar a variaciones de sonido de lo más variopintas.

En general, y como bien dicen sus creadores, la gracia del Kastle es que podemos conectar cualquier punto con otro sin que al equipo le vaya a pasar nada, por lo que la gracia está en experimentar y ver cómo las diferentes interconexiones y variaciones sobre los potenciómetros van afectando al sonido creado. Además, a través de los puertos I/O podemos introducir señales sonoras externas, por lo que la creatividad se eleva exponencialmente a medida que, como os decía en la introducción de este artículo, conectemos fuentes de señal a este minúsculo sintetizador.

Sea como sea, después de todo este rollo que os he soltado, creo que la mejor manera de que entendáis su funcionamiento y podáis haceros una idea de sus posibilidades es dejaros con el vídeo que la propia Bastl creó en su momento para presentarlo en sociedad, ya que nadie mejor que sus creadores para mostraros las posibilidades creativas de este pequeño monstruo sonoro.

¡Nos leemos!

Más información

Página oficial del Bastl Kastle V1.5

Vídeo de Little Big Synths mostrando las posibilidades del Kastle

Review: OUYA

Como no sólo de fotografía vive el hombre, hoy os contaré que llevaba meses siguiéndole la pista a la microconsola OUYA y que por fin me he hecho con ella. En mi andadura por los videojuegos, que comenzó allá por 1987 con un ZX Spectrum +2, he jugado a cientos de títulos y por mis manos han pasado decenas de máquinas de todo tipo y condición. Sin embargo, desde hace unos años pocas cosas de este mundillo han conseguido captar mi atención como lo ha hecho esta pequeña máquina a la que hoy me gustaría dedicar unos párrafos.

Ouya2

Además de sus diminutas dimensiones, lo más llamativo de OUYA es que fue financiada a través de una plataforma de crowfunding, siendo todo un éxito y recaudando varias veces la cantidad inicial que el desarrollador necesitaba para echar a andar el proyecto. Del mismo modo, otra cosa que la diferencia de las consolas «al uso» es que cualquier persona con conocimientos de programación puede crear aplicaciones para ella y prueba de esto que os digo es la cantidad de software de desarrolladores independientes existe para OUYA a día de hoy.

Indicaros que la consola está disponible en España desde finales de marzo del presente año y que tiene un precio oficial de 99 €. Ahora mismo, si os hacéis con ella en la cadena de tiendas Game (que es donde la compré yo) os regalarán un vale de 10 € para descargaros juegos y aplicaciones en la tienda online de OUYA. Ignoro si en otras tiendas también regalan ese vale o es una promoción exclusiva de Game.

DISEÑO

He de reconocer que el diseño de OUYA me encanta por minimalista, sobrio y elegante. Se trata de un cubo metálico gris mate de 7,5 cm de arista con las esquinas redondeadas en su parte inferior y cuya cara superior posee un único botón de encendido y apagado. En el frontal está grabado el nombre de la consola y en el propio botón de encendido (que se ilumina con un LED blanco cuando la máquina está funcionando) aparece el logo de esta. Un aspecto sencillo, sin estridencias y tremendamente zen que a mí particularmente me parece delicioso.

OUYA II

En la parte trasera se encuentran los conectores para audio/vídeo (HDMI), datos (USB, microUSB y Ethernet) y alimentación eléctrica. Si levantamos la consola para mirarla por debajo veremos una pequeña rejilla circular que sirve para tomar aire fresco del exterior y así refrigerar sus componentes electrónicos internos que se reducen a una minúscula placa electrónica con un disipador de calor sobre el integrado principal y un pequeño ventilador sobre éste. Si os pica la curiosidad, podéis ver al detalle cómo es internamente esta máquina en el despiece publicado por Ifixit hace unos meses.

Si bien la consola como tal me encanta (recuerdo que el primer día que la tuve en la mano no podía dejar de mirarla desde todos sus ángulos) el mando es un poco el «patito feo» del conjunto: aunque su diseño recuerda al de los mandos de la familia Xbox, pronto comprobaremos que su construcción y su tacto no son tan refinados como el de estos.

Para empezar, el mando necesita dos pilas AA para funcionar, situándose estas en las zonas laterales del mismo, de tal modo que hay que levantar la carcasa magnética que hay a cada lado para poder insertarlas. Esto es una de las mayores pegas que le encontré a Wii en su momento; aunque reconozco que llevo ya bastantes horas de uso de la OUYA y todavía no he tenido que cambiarlas, de modo que parecen tener una buena autonomía. Sigue sin convencerme el uso de pilas en un mando de videoconsola a estas alturas de la película; pero al menos parece que con OUYA no voy a tener que invertir mis ahorros en acciones de Duracell.

OUYA IV

Deciros a grandes rasgos sobre el mando que éste posee dos «setas» analógicas, una cruceta digital, cuatro botones de disparo, cuatro gatillos en su parte posterior, un botón de sincronismo con la consola y una zona táctil por la que podemos deslizar nuestro dedo para controlar un cursor en pantalla. Su conexión es a través de bluetooth, no dispone de vibración ni de acelerómetros y podemos conectar un máximo de cuatro mandos a la videoconsola simultaneamente.

El transformador de corriente es un poco grande si estamos habituados a los que vienen con los móviles o las consolas portátiles. Comentar que da 12 Vcc a su salida y que la consola conectada a un vatímetro no ha consumido más de 7 W siempre y cuando no tengamos conectado un disco duro USB a su parte posterior, en cuyo caso el consumo aumenta ligeramente en función del dispositivo conectado.

Comentar también que en la caja de la consola se incluye un cable HDMI, ya que es un detalle no muy habitual incluso en consolas que triplican el precio de esta OUYA. No es una maravilla ni es demasiado largo, pero nos puede sacar del apuro si no tenemos uno a mano.

Por cierto, si os gusta leer los manuales de los gadgets electrónicos que compráis con OUYA lo lleváis claro, porque lo único que se incluye es una página impresa con los tres pasos que hay que dar para encender la consola por primera vez.

Y ya que hablamos del primer arranque, lo único que podréis hacer en ese momento es conectar la consola a Internet para que ella misma se ponga a descargar el último firmware disponible e instalarlo. Un proceso que en teoría se podría hacer a través de WiFi perfectamente pero por mi experiencia (y la de muchas otras personas) es recomendable hacerlo a través de cable Ethernet si no queréis desesperaros en el intento.

CARACTERÍSTICAS TÉCNICAS

El hardware de Ouya va acorde al precio de la máquina, y es que básicamente lleva componentes muy similares a los que vais a encontrar en cualquier tablet o smartphone de gama media. Tened en cuenta que se trata de una consola que funciona con Android 4.1, que está diseñada exclusivamente para ejecutar juegos y material audiovisual y que ni siquiera cuenta con pantalla propia, de modo que ese precio de 99€ tampoco es que sea un milagro de la naturaleza.

Metiéndonos en datos más técnicos, el corazón de esta pequeña máquina es un chip Nvidia Tegra 3 (modelo T33) con 1 GB de memoria RAM tipo DDR3 y 8 GB de memoria ROM para almacenamiento de datos y aplicaciones. Su salida HDMI es capaz de enviar 1920 x 1080 pixels a la TV y además del puerto Ethernet cuenta con conexiones inalámbricas mediante WiFi y Bluetooth.

OUYA V

Si queremos ampliar esos 8 GB de capacidad de almacenamiento tendremos que emplear el puerto USB situado en la parte trasera, en el cual podréis conectar un pendrive o un disco duro externo. Si además de para jugar tenéis pensado emplear la OUYA como reproductor multimedia os recomiendo que invirtais en un almacenamiento amplio (preferiblemente de tipo flash por el tema del consumo) y lo dejéis siempre conectado a la consola.

En funcionamiento la consola es muy sigilosa. Al ser el ventilador la única parte móvil de esta, sólo apreciaremos un leve zumbido cuando éste entra en acción debido a que la temperatura en el interior de la máquina ha subido del valor prefijado por el fabricante. Por cierto, me gustaría comentar que no he tenido ningún tipo de problema debido a sobrecalentamientos o similares hasta el momento. Digo esto porque una vez leí en el foro de OUYA que un usuario se quejaba de que al cabo de unos minutos de uso la consola se bloqueaba y no se podía ni tocar el cuerpo de la misma de lo caliente que estaba. Cuando días después puso una fotografía de su OUYA resulta que el tío no había quitado los plásticos transparentes que protegen las entradas y salidas de aire de la consola y de ahí que se calentara de aquella manera. Por tanto, si la consola alcanza una temperatura muy elevada está claro que se bloqueará; pero por lo que he podido comprobar, con un uso normal no hay problemas de este tipo.

El único pero que le pongo a OUYA en funcionamiento es el escaso rango de alcance del WiFi integrado. A no ser que estemos en la misma habitación donde tengamos situado el router, la conexión a Internet se convierte en algo lento, tedioso y con continuos cortes. Con un cable Ethernet todo va como la seda; pero eso penaliza la movilidad de la consola.

FUNCIONALIDAD

Si alguno de los presentes está leyendo este artículo buscando una comparación con las actuales consolas de sobremesa puede dejar de leer y buscar por otro rincón de Internet, ya que aquí no lo encontrará. La filosofía de OUYA es muy diferente a la de Xbox One, PS4 o WiiU, ya que para empezar, a excepción de Final Fantasy III, no encontrará en la tienda de aplicaciones títulos de renombre ni de compañías conocidas; siendo casi todos ellos de pequeños desarrolladores independientes en los que prima la imaginación por encima de los aspectos técnicos.

Si sois unos primerizos en el mundillo de los videojuegos, seguramente OUYA no es vuestra consola, ya que exceptuando algunos títulos punteros como Shadowgun, la mayoría son aventuras gráficas, remakes de juegos clásicos (hay una versión de Another World realmente espectacular), puzzles y arcades muy simplones. Y digo esto porque a día de hoy la gente espera de las consolas unos gráficos hiperrealistas, sonido multicanal, árboles modelados con varios millones de polígonos… y esto es algo que en OUYA no vais a encontrar (al menos de momento).

OUYA III

Los que, como yo, más apreciarán las bondades de esta pequeña máquina son los que crecieron con ordenadores de 8 bits en los que las bandas sonoras de los videojuegos consistían en poco más que un pi-po-pi-pi-po repetido hasta la saciedad y un muñeco creado con una docena de pixels que saltaba y se agachaba según se le acercaban unos cuadrados de colores que, se suponía, eran las balas enemigas.

Para esas personas OUYA representa una vuelta a los orígenes y a la esencia misma de los videojuegos. Los que ya estamos cansados de ver siempre lo mismo, de que la jugabilidad se diluya en los datos técnicos y de que todos los años las grandes firmas saquen títulos basados en los mismos patrones vemos en OUYA un soplo de aire fresco en el que la gente puede crear sus propios títulos y distribuirlos a través de internet.

TÍTULOS DISPONIBLES

Los títulos de OUYA se adquieren a través de la tienda online de la consola. Muy al estilo de las tiendas de aplicaciones de Android e iOS, aunque con un aspecto muy simplificado. A día de hoy tenéis 775 títulos disponibles para esta minúscula consola, si bien poco a poco esta cifra va aumentando.

Algo que gusta mucho en la filosofía de OUYA es que en teoría todo título disponible es gratuito o al menos tiene una demo para probarlo antes de decidirnos a comprar la versión completa. Aun así, en la práctica hay algunos títulos (pocos, eso sí) que no disponen de esa versión de evaluación y, por tanto, si queremos jugarlos tendremos que soltar la pasta correspondiente.

En cuanto a los precios de los juegos, la gran mayoría se mueve entre 1 euro y 5 euros. Hay unos cuantos que son completamente gratuitos y algunos que cuestan unos 15 euros; pero en general son precios bastante asequibles. Eso sí, el principal problema de esto es que aunque la consola funciona bajo Android 4.1 sólo puede ejecutar los juegos comprados en su propia tienda online, no existiendo posibilidad de cross-buying. Es decir, que si ya habíamos pagado por jugar a Shadowgun en nuestra tablet o móvil Android, nos va a tocar volver a pasar por caja si queremos tenerlo en OUYA.

ouya

Comentar también que hay disponibles unos cuantos títulos multijugador; pero no penséis que detrás de OUYA hay una comunidad de usuarios tipo Xbox Live o Playstation Network. En este caso tenemos que volver a la metodología clásica (época del Quake 3 y similares) de abrir una partida dentro del propio juego y esperar a que otros jugadores se unan a ella, dependiendo este protocolo de cómo lo haya implementado el programador del título de turno.

Además de los videojuegos, OUYA juega en dos campos más. Por un lado el multimedia, y es que hay disponibles aplicaciones para reproducción de audio y vídeo tan buenas como XBOX Media Center o mi adorado VLC. Esto hace que ese pequeño cubo que podemos colocar junto a la TV del salón sin que desentone se convierta en un reproductor de películas y discos que podemos manejar cómodamente sentados en el sofá.

Por otro lado tenemos disponibles para OUYA emuladores para casi todas las consolas de 8 y 16 bits además de Playstation y Dreamcast. Precisamente gracias a este último estoy rejugando a esa de arte llamada Shenmue casi como en la máquina original. He de reconocer que hay algunos fallos gráficos cuando aparecen texturas superpuestas y tirones puntuales en algunas secuencias con gran carga poligonal; pero para aquellos que disfrutamos con Dreamcast, el emulador Reicast es una muy agradable sorpresa que además funciona realmente bien.

VEREDICTO

Para finalizar este análisis, voy a recalcar la idea que he intentado transmitiros a lo largo de todos los párrafos anteriores: OUYA no está en la órbita de las consolas que venden en los centros comerciales. Se trata de una especie de experimento dirigido a un público algo peculiar y que ya empieza a estar algo quemado de la fórmula habitual de los videojuegos que se ha ido repitiendo una y otra vez en la última década.

Si veis a OUYA desde esa perspectiva os encantará, la disfrutaréis y perdonaréis sus múltiples fallos. Sin embargo, si seguís empeñados en buscar en OUYA una máquina de bajo coste a la que jugar a los FIFA, Gran Turismo, Call of Duty, Los Sims, Need for Speed y similares, no tardará en acabar cogiendo polvo en alguna estantería.

OUYA I

Lo Mejor

  • Diseño fantástico
  • Precio (99 €)
  • Emuladores y remakes clásicos
  • Juegos de bajo precio y con posibilidad de prueba

Lo Peor

  • Conexión por WiFi muy lenta
  • Mando a pilas y de tacto algo tosco
  • Bastantes títulos de dudosa calidad
  • Tienda de aplicaciones propia sin posibilidad de cross-buying

Procesión del Corpus en Alcalá

De un tiempo a esta parte me voy encontrando los diferentes actos que hay en la ciudad de pura casualidad: si hace apenas unos días topé con una concentración motera en la plaza de Cervantes, el pasado Domingo 6 de Junio me vi envuelto por la multitud que estaba esperando la salida de la procesión del Corpus en la puerta de la iglesia Magistral, de modo que aproveché la ocasión para hacer algunas fotografías que hoy me gustaría mostraros y en las que la banda de música que precedía al grueso de la comitiva cobra especial protagonismo.

Procesión del corpus 2010

Procesión del corpus 2010

Procesión del corpus 2010

Procesión del corpus 2010

Procesión del corpus 2010

Procesión del corpus 2010

Procesión del corpus 2010

Procesión del corpus 2010

Estampas entrañables que se salen un poco de lo que solemos ver a diario por Alcalá…  😉

Resumen en vídeo de la quinta temporada de Alcalá de Henares ayer y hoy

Para no perder viejas (y sanas) costumbres me gustaría ofreceros hoy el resumen en forma de vídeo de la quinta temporada de Alcalá de Henares ayer y hoy. Si ya conocéis esta sección del blog sabréis que trata de una serie de entradas con fotografías antiguas de la ciudad complutense comparadas con el tiempo presente y que al final de cada temporada publico un vídeo con todas las imágenes en secuencia acompañadas de un fondo musical.

Pues bien, como os decía, acabo de subir el vídeo correspondiente a la temporada que cerré recientemente con la entrada número cien, y en esta ocasión la banda sonora elegida ha sido Duerme; una canción original de El Niño Gusano pero que en este caso se trata de una versión interpretada por Sidonie. ¡Espero que os guste!

Review: iPod Touch 3ª generación (8 GB)

Tras usar durante infinidad de tiempo mi iPod Nano de tercera generación (que ahora emplea mi hermana en su aventura Erasmus por Bruselas) y el Classic de sexta generación, llevo unos días pegado a un iPod Touch de tercera generación con una capacidad de 8 GB que viene conmigo a todas partes. Desde que este modelo del icónico reproductor musical apareciera en el mercado allá por el 2007 siempre me han llamado mucho la atención, de modo que cuando el otro día ofrecían en el foro de Elotrolado.net uno apenas desprecintado por sólo 110 euros no me lo pensé mucho antes de aceptar.

iPod Touch 3ª gen (8 GB)

¿Qué tiene de particular un iPod Touch?

El iPod Touch es un gadget que mezcla la reproducción de música, vídeo y podcasts con otras características más avanzadas como la conectividad inalámbrica, navegación por Internet, gestión del correo electrónico, integración con Google Maps… así como la posibilidad de instalar las aplicaciones disponibles en la App Store de Apple. De todos modos, una definición muy empleada para hacernos una idea del concepto básico de este aparato es que se trata de «un iPhone sin phone».

Nada más abrir la caja del iPod Touch uno se encuentra en la mano con un aparato muy ligero y sobre todo muy esbelto: es tan fino y suave en los bordes que parece que se va a deslizar entre nuestros dedos. Del mismo modo, la cubierta trasera es del mismo material y estilo habitual en los reproductores de la firma de la manzana: acero cromado que se raya con mirarlo. De hecho, tras unos días de uso y sabiendo lo cuidadoso que soy con mis cosas, empiezan ya a aparecer en ella las típicas marcas que con el tiempo dejarán esta superficie prácticamente mate; que es como está ahora esa parte de mi iPod Classic.

En todo caso, me niego a emplear ningún tipo de funda en mis aparatos: pagamos una pasta por un teléfono un poco más delgado que el anterior o por un MP3 que podamos llevar en el pantalón sin notarlo y le cascamos una gruesa funda de silicona que multiplica su volumen por dos y hace que sacar el gadget del bolsillo se convierta en un sufrimiento. Yo lo siento por los arañazos de la cubierta trasera, pero no veréis un gadget de mi propiedad envuelto en una fea funda de silicona; aunque sí que es verdad que ya procuro que en el bolsillo donde va el iPod o teléfono de turno no haya ninguna otra cosa (llaves, monedas…). Y es cierto que hubo una época en la que compré un par de fundas para mi iPod Nano e incluso hice una comparativa entre ambas; pero sopesando los pros y los contras al final opté por llevarlo «a pelo» en el bolsillo.

iPod Touch 3ª gen (8 GB)

Como os decía el reproductor es realmente delgado: bastante más que el iPod Classic y más o menos en la línea de grosor del iPod Nano de tercera generación. Sus medidas en concreto son 110 × 61 × 8 mm. En cuanto al peso, se queda en 115 gramos. El reproductor, visto desde arriba es un poco más alto que un Classic, pero en su delgadez es donde reside su gran ventaja en cuanto a la portabilidad del mismo.

iPod Touch 3ª gen (8 GB)

La filosofía Touch

La filosofía del iPod Touch es muy diferente a la de los reproductores más clásicos de la marca de la manzana equipados con la típica rueda táctil. En este caso, el aparato sólo tiene tres botones físicos: un botón de inicio bajo la pantalla, otro de bloqueo en el borde superior y un pulsador doble en el lateral que sirve para subir y bajar el volumen sin tener que andar trasteando con la pantalla. En la parte inferior se puede encontrar el típico conector para sincronizar y cargar los iPod así como el jack estándar de 3,5mm para conectar los auriculares.

Por lo demás, todo el manejo del iPod Touch se basa en el empleo de la pantalla multitáctil de 3.5 pulgadas y resolución de 320 x 480 píxels. Pulsando sobre sus iconos arrancaremos las aplicaciones que nos permitirán escuchar música, ver vídeos, navegar por Internet, acceder a la tienda virtual de Apple, consultar el e-mail, acceder a Google Maps, mirar las cotizaciones de la bolsa, la previsión meteorológica… y todo lo que podamos imaginar mediante la instalación de aplicaciones externas como luego veremos.

iPod Touch 3ª gen (8 GB)

Actualmente el iPod Touch se comercializa en 3 tamaños: 8 GB, 32 GB y 64 GB; si bien el más pequeño no es más que uno de segunda generación con firmware actualizado a la última versión; y de ahí su bajo precio (oficialmente cuesta 179 euros; mientras que las versiones de mayor capacidad se van a los 269 y 359 euros respectivamente). Exceptuando algún detalle, la funcionalidad es la misma, por lo que todo aquello que os comente sobre el modelo básico se puede extrapolar a los dos modelos superiores.

En cualquier caso, no es la capacidad de almacenamiento lo que más me llama la atención del iPod Touch; sino el conjunto de todas sus características. Para llevar encima toda mi música y mis podcasts ya tengo los 80 GB del iPod Classic, por lo que el Touch lo tengo para emplear sus caracterísiticas multimedia y llevar una selección de unos veinte discos que me puede apetecer escuchar en cierto momento. Selección que voy cambiando de vez en cuando en función de mis gustos musicales o los álbumes que más esté escuchando en una época determinada. Más o menos lo mismo que hacía cuando el iPod Nano era mi único reproductor portátil.

La importancia del Wi-Fi

Sobre el papel, el Touch promete muchas cosas que hay que coger un poco con pinzas: si estamos bajo una red Wi-Fi a la que podamos conectarnos disfrutaremos de todas sus funciones, pero fuera de su cobertura la funcionalidad del Touch queda un poco mermada. Podemos arrancar la aplicación del correo (compatible con la mayoría de las cuentas POP3 e IMAP, por cierto) y escribir un borrador estemos donde estemos; pero no podremos mandarlo hasta que nos conectemos a una red Wi-Fi. Del mismo modo, Google Maps también toma los datos de Internet, por lo que sin conexión a la red de redes no podremos consultar ningún dato. Si necesitáis consultar todas estas cosas estéis donde estéis, vuestras necesidades van más enfocadas a un iPhone o similar; es decir, un dispositivo que se conecte a Internet mediante la red de telefonía móvil, pues así no dependeréis de encontrar una red Wi-Fi abierta; algo que en España todavía no es tan común como en EEUU o Japón.

iPod Touch 3ª gen (8 GB)

Como estáis viendo, la conexión Wi-Fi es el eje central de todas las funciones de conectividad del iPod Touch, por lo que siempre estaremos limitados a encontrar una red inalámbrica a la que conectarnos si queremos aprovechar todo su potencial. En caso contrario, el iPod Touch es un reproductor multimedia fantástico que además cuenta con una gran autonomía; pero no podremos disfrutar del resto de sus características al 100%.

De todos modos, para no alargar demasiado este artículo os voy a enumerar algunas características del Touch que me han gustado especialmente para luego puntualizar otras que no me han hecho demasiada gracia. Creo que será mejor hacerlo así, porque si voy enumerando características párrafo tras párrafo esto puede acabar siendo el artículo de nunca acabar; y lo que quiero es dar una visión muy general del Touch con sus pros y sus contras.

Cosas que me gustan del iPod Touch

+ Conectividad Wi-Fi: soy un enamorado de la conectividad inalámbrica. El primer dispositivo Wi-Fi que entró en mi casa fue mi portatil Toshiba hace ya unos cinco años; y desde entonces cada vez hay más cosas que se conectan de este modo a Internet. Si un ordenador está fijo en un lugar de la casa soy el primero que lo conecta por cable porque es más rápido e inmune a interferencias; pero para dispositivos móviles el Wi-Fi es lo mejor que les ha podido pasar.

+ E-mail: la aplicación que gestiona el e-mail funciona estupendamente. Es rápida, fácil de usar y muy funcional. Me gusta mucho poder escribir un mail en cualquier lugar con facilidad y comodidad. Si tengo conexión a Internet lo puedo mandar en ese preciso instante; pero si no, se almacena y se envía en cuanto me conecte a una red Wi-Fi.

+ Google Maps: una de las aplicaciones más útiles que existen. Es raro el día que no uso Google Maps en mi ordenador para localizar alguna dirección, por lo que su inclusión en el iPod Touch me parece todo un acierto por si necesitamos encontrar algún lugar «sobre la marcha». Por cierto, me parece impresionante que tengamos disponible el modo Google Street View.

+ Precisión de la pantalla: el teclado (y en general todo lo que se maneja en pantalla) tiene una precisión envidiable, y lo mejor es que no hay que usar ningún tipo de lápiz táctil para ello. Usaremos los dedos para manejar todos y cada uno de los aspectos del aparato y veremos que su precisión es grande. Y no creáis que hay presionar mucho; un sutil toque con la yema del dedo basta para que el Touch se entere de nuestras intenciones.

+ Navegador integrado: el Touch viene con el navegador Safari integrado y funciona muy bien. No tiene soporte para Flash, pero en general las páginas web cargan con rapidez y uno se puede mover con soltura por ellas. Me encanta que con un doble click sobre una parte de la web se hace un zoom para pasar a ocupar todo el ancho de la pantalla. Si ponemos el Touch en horizontal el navegador se adapta a dicho formato.

+ Aplicaciones externas: la posibilidad de instalar cualquier aplicación desarrollada para el iPod Touch aumenta las posibilidades del aparato. Las hay enfocadas a todo tipo de cosas; desde una que nos permitirá estar al tanto de las misiones de la NASA o consultar el plano del Metro hasta otras tan frívolas como convertir el Touch en una espada de Star Wars o en un nivel de burbuja. Del mismo modo, también hay gran cantidad de juegos disponibles, siendo algunos de ellos técnicamente bastante buenos. Aunque muchas aplicaciones son de pago, hay también un buen número de ellas que son completamente gratuitas (de hecho todas las que aparecen en la siguiente captura lo son).

Las aplicaciones que tengo instaladas en el momento de escribir este artículo. La de la NASA se está descargando en este instante

Aplicación de Metro de Madrid (¡muy útil, currada y encima gratuita!)

El juego Racing GTI (carreras en 3D)

Dentro de su sencillez, Labyrinth 3D tiene unas físicas impresionantes

Cosas que no me gustan del iPod Touch

– Autonomía de la batería: si bien la autonomía como reproductor de MP3 es excelente (la marca dice que una carga completa nos dará 36 horas de audio), esta se reducirá considerablemente si empezamos a trastear con todas las funciones multimedia, Wi-Fi y demás hasta el punto de que si lo usamos intensivamente tendremos que ponerlo a cargar prácticamente todos los días.

– Agarre: hay que tener cuidado al coger el iPod Touch para que no se nos resbale de las manos. Sus bordes son muy finos y están tan pulidos que a veces me da la sensación de que el aparato se puede resbalar e ir al suelo. No se me ha caído ni una vez, pero al sacarlo del bolsillo siempre voy con mucho cuidado para no llevarme un susto.

– Sistema de localización: puede que en grandes ciudades como Madrid o Barcelona sea más preciso; y cuando lo pruebe por allí actualizaré este punto con algún comentario al respecto. Sin embargo, mis tests por Alcalá de Henares han sido decepcionantes: al no tener GPS integrado (el iPhone sí lo tiene) la localización del aparato se basa únicamente en la identificación de las redes Wi-Fi que haya en el alcance del aparato (si es que las hay), las cuales tendrán que estar dadas de alta en una base de datos que relaciona el identificador de la red como sus coordenadas geográficas. En un mundo ideal la idea funcionaría; pero la realidad es que las pocas veces que el sistema me ha posicionado he obtenido márgenes de error de varios kilómetros, llegando al extremo en una ocasión de situarme directamente sobre Castelldefels (Barcelona) cuando en realidad estaba en pleno centro de Alcalá.

Trucos y consejos de uso

· Para ahorrar batería os recomiendo desactivar el push para las aplicaciones que hagan uso del mismo (como el gestor de e-mail). Lo del push consiste en que si está activado, el iPod estará constantemente conectado a Internet por si llega un correo de modo que os lo notificará al instante; pero claro, eso implica un gasto de batería considerable y tampoco creo que pase nada si tardamos un cuarto de hora en recibir un e-mail.

En mi caso, lo que hago es desactivar el push y ajustar un intervalo de comprobación del mail de 30 minutos. De este modo, si la pantalla del iPod está activa (trasteamos por sus menús con el Wi-Fi encendido) se estará comprobando el e-mail constantemente; pero en el momento que la pantalla se apague, el Wi-Fi sólo se conectará cada media hora para ver si hay correos nuevos en el servidor y a continuación se volverá a apagar.

· En el momento que encendamos la pantalla, si había algún correo nuevo aparecerá una cifra junto al icono del mail para indicar dicha situación. Del mismo modo, los correos que hayamos redactado sin conexión y que tengamos almacenados en la bandeja de salida se mandarán en cuanto el iPod se conecte a Internet.

Pantalla de inicio del iPod Touch. ¡Tengo un e-mail sin leer!

· En Google Maps se queda en caché lo último que hayamos visto en el mapa. Por tanto, si no tenemos claro que en el sitio al que vayamos a ir pueda haber una red Wi-Fi disponible puede ser una buena idea visitar esa localización cuando tengamos conexión a Internet para que así la tengamos en la caché y la podamos consultar una vez allí.

· Podéis hacer una captura de pantalla del iPod Touch en cualquier momento pulsando al mismo tiempo el botón central y el de bloqueo. Así es como he sacado las capturas que ilustran este artículo.

Capturas varias

Para finalizar, os dejo con algunas capturas acompañas de algún breve comentario de cosas que se han quedado «en el tintero» a lo largo del artículo pero que no quiero dejar pasar por alto.

Aplicación de Youtube integrada en el Touch. En ella podemos ver vídeos igual que en el PC de casa (pero tenemos que estar conectados a una red Wi-Fi, claro)

Calculadora científica (en vertical se simplifica)

En la mayoría de las aplicaciones, si colocamos el Touch en horizontal el teclado adopta esta disposición para escribir con más comodidad

Aplicación para ver las cotizaciones de la bolsa. ¡Vaya día para los inversores!

Podemos navegar entre nuestros discos a golpe de dedo

Los controles del iPod durante la reproducción (esto se puede "minimizar" y seguir haciendo otras cosas mientras escuchamos música)

Podemos visitar la App Store desde el propio iPod Touch

Y lo mismo con la iTunes Store por si queremos comprar música directamente desde el reproductor

La aplicación de predicción meteorológica. Hasta el momento ha acertado en sus predicciones

Conclusiones

Podemos resumir todo lo visto anteriormente diciendo que el iPod Touch es un dispositivo capaz de cubrir unas cuantas necesidades en un aparato que apenas se nota en el bolsillo. Sin embargo, la mayoría de sus funciones dependen de que podamos estar conectados a una red Wi-Fi; por lo que el Touch será más útil cuantas más redes de este tipo haya en el entorno por el que nos movamos. En medio del campo el iPod Touch es un fantástico reproductor de música, podcasts y vídeo que también hará funciones de bloc de notas; pero poco más.

Sin embargo, en medio de una gran ciudad, con muchas posibilidades de conectarnos a una red Wi-Fi abierta, el iPod Touch se convierte en un pequeño ordenador que nos va a permitir navegar por Internet, consultar el correo y hacer prácticamente todo lo que podemos hacer con el ordenador de casa (salvando las distancias, claro está).

La conectividad a Internet es la clave del Touch; pero… ¿no es precisamente ese el futuro de la informática? De hecho, Google con su Chrome OS plantea algo similar: un sistema operativo para ordenadores personales que necesita Internet para funcionar al 100% y que sin esa conexión no es capaz más que de ejecutar algunas funciones básicas. Está claro que Internet no es nada sin la informática; pero en un futuro cercano la informática tampoco será nada sin Internet.

Alcalá de Henares ayer y hoy (93)

Hoy vamos a centrar nuestra atención sobre un elemento que ya es todo un icono de Alcalá: el kiosco musical de la plaza de Cervantes; de estilo clásico y un tamaño considerable. Un lugar donde se suelen subir algunas bandas de música para animar a los vecinos en días señalados y donde suele ser habitual ver a niños en los fines de semana que se cuelan allí para ver el mundo desde una perspectiva diferente.

Y bueno, ya que cuento con dos imágenes bastante similares de este emblemático lugar, vamos a hacer una entrada doble sobre el venerable kiosco de la Plaza de Cervantes, ¿os parece?.

Plaza de Cervantes

"Plaza de Cervantes. Kiosco". Fotografía de 1904 realizada por Shelly. Extraída del libro "Retrato de una ciudad. Alcalá de Henares 1899 - 1966. Álbum y catálogo de postales" de M. Vicente Sánchez Moltó. ISBN: 978-84-935711-5-3.

Si os fijáis con atención en el primer par de fotografías veréis que la parte superior del kiosco no ha cambiado nada en absoluto, pero la base ha pasado de estar fabricada con ladrillo a ser de piedra gris en consonancia con la decoración de la plaza. Del mismo modo, la entrada al kiosco por este lado ya estaba presente en aquellos tiempos, aunque lo que no sé es si los servicios que hay en la otra cara del lugar son recientes o también forman parte de la construcción original.

Plaza de Cervantes en la actualidad

Pasando ahora a la siguiente fotografía del kiosco vamos a apreciar algunos detalles de los alrededores del kiosco: en ella podéis ver los postes de luz que antes había repartidos por la plaza de Cervantes y que, por suerte, desaparecieron en una reforma posterior. Si ya es feo ver los típicos tendidos eléctricos en los márgenes de las autopistas, imaginaos el efecto de ver los cables colgando en un entorno tan pintoresco como el centro de la ciudad. En cualquier caso, fuera del casco histórico todavía se puede ver alguna que otra chapuza que lleva años a la vista de todos los ciudadanos.

Plaza de Cervantes

"Plaza de Cervantes. Kiosco". Fotografía de Rapide realizada hacia 1930. Extraída del libro "Retrato de una ciudad. Alcalá de Henares 1899 - 1966. Álbum y catálogo de postales" de M. Vicente Sánchez Moltó. ISBN: 978-84-935711-5-3.

Por cierto, supongo que ya os habréis dado cuenta de que en esta entrada, las fotografías correspondientes al tiempo presente están llenas de banderas. Esto es porque las realicé durante la preparación del mercado medieval de este año, así que ahora mismo el aspecto es el mismo pero sin banderas de por medio.

En esta última, aprovechando que el plano es más abierto que en la imagen anterior, podéis ver que la plaza apenas ha cambiado: el pedestal de la estatua de Cervantes sí que es diferente, pero no ha cambiado el emplazamiento de la misma ni la disposición de los edificios que rodean el lugar.

Plaza de Cervantes en la actualidad

Efectivamente, las farolas de la plaza también ha sido sustituidas por otras; pero en general los cambios no son demasiado evidentes cuando echamos un vistazo a esta parte de la ciudad con fotografías tomadas con más de 80 años de diferencia.

Bueno, espero que os haya gustado el viaje por el tiempo. Hoy ya sólo me queda emplazaros al Lunes que viene; día en el que volveremos a visitar algún rincón pintoresco de Alcalá de Henares con ayuda de las fotografías de ayer y de hoy.

El mejor videoclip que he visto nunca

Creo que no me equivoco al afirmar que éste es el videoclip que más me ha impresionado de todos los que he visto hasta el momento: «Strawberry Swing» de Coldplay. No tengo palabras para describir su belleza; lo mejor es que lo veáis vosotros mismos…

Video-resumen fotográfico del verano

Hoy me he tomado la pequeña libertad de elegir unas cuantas imágenes de las muchas que realicé en Oropesa del Mar durante el recién concluido mes de Agosto para ofrecéroslas en formato vídeo, ya que es algo que antes hacía con cierta frecuencia y estaba empezando a perder la costumbre. La mayoría de ellas puede que ya las conozcáis porque han aparecido por aquí en los últimos días; pero hay otras que aun no había mostrado y me hacía una especial ilusión incluirlas.

En cualquier caso, las imágenes también son un buen pretexto para invitaros a escuchar «Crujidos»; para mi gusto uno de los mejores temas compuestos hasta ahora por el gran Nacho Vegas y capaz de volver a mi cabeza una y otra vez tanto por su letra como por ese hipnótico ritmo de banjo que aparece en ciertas partes de la canción.

¡Espero que disfrutéis del vídeo!  😉

El comportamiento de la sociedad ante la muerte de un artista

A estas alturas no os vais a sorprender si os digo que Michael Jackson ha muerto. Yo al menos llevo toda la mañana escuchando y viendo noticias sobre el tema ya sea en boca de mis compañeros de oficina, de cualquier página web o de la radio del coche. Pero no es de la muerte de Michael de lo que os quiero hablar; sino que pretendo, simplemente, hacer una breve reflexión sobre ciertos patrones de comportamiento que se repiten cada vez que ocurre algo de este tipo.

tickets

Apenas unas horas después de saltar la noticia, Thriller se ha convertido en el álbum más vendido de iTunes en EEUU; estando colocados ahora mismo 8 discos de Michael Jackson entre los 40 más vendidos. Y quien dice EEUU dice casi cualquier parte del mundo, pues con la muerte del artista se han disparado las ventas de todo lo que tenga que ver con él.

Pero vamos a ver: ¿por qué cuando muere un artista a tantísimas personas les da por comprar su material? Comprendo que a la gente le llame la atención la noticia porque se trata de un personaje público (yo mismo leí con atención la sorprendente noticia esta mañana cuando miré como cada día mientras desayuno la web de El País); pero lo de salir corriendo a comprar los discos de Michael Jackson compulsivamente es algo que escapa a mi comprensión.

Y lo peor es que las discográficas y representantes de estos artistas fallecidos se frotan las manos gracias a estas tendencias sociales. Sin ir más lejos, cuatro días después de la muerte de Antonio Vega apareció en el mercado un doble disco de grandes éxitos. ¿Casualidad? No lo creo; y seguro que a estas horas en Sony Music ya hay alguien haciendo planes y echando cuentas.

Es decir, que de aquí a una temporada nos esperan reediciones de los discos de Michael Jackson, repeticiones de todos los documentales que se han emitido a lo largo de su carrera, un porrón de programas especiales en Televisión… y todo porque cuando muere un artista a la gente le da por devorar «de pe a pa» toda su obra.

Yo, por mi parte, llevaba muchos años sin escuchar a Michael Jackson. Tuve una época, hará más o menos una década en la que estaba bastante enganchado a sus discos Bad, HIStory y Dangerous; pero aquella época pasó y no volví a escuchar apenas nada de él. Su carrera en los últimos años poco (o nada) tenía ya que ver con la de sus años más brillantes, y yo, aunque lamento su pérdida por todo lo que ha hecho por la música, no me sentiré triste porque en el futuro no vaya a haber más novedades discográficas por su parte. Al fin y al cabo, Michael Jackson ya demostró todo su valor en el pasado y siempre nos quedarán sus discos para cuando nos apetezca volver escucharlos en el futuro.

No existen canciones buenas ni malas

Tengo una teoría sobre la música desde hace un montón de años: no existen en términos absolutos canciones buenas ni canciones malas. La buena música lo es para nosotros porque la asociamos con cosas agradables o experiencias pasadas muy gratificantes; del mismo modo esa misma canción que a nosotros nos parece una maravilla a muchas otras personas puede no hacerles sentir absolutamente nada.

Este sencillo razonamiento también se puede aplicar al cine, la pintura, la literatura… y es que el arte en general tiene la particularidad de que cada persona puede formarse su propia «visión mental» de lo que tiene ante si, demostrando una vez más que las verdades absolutas son algo en realidad inexistente.

Por ejemplo, ¿por qué me gusta tánto la música de Los Planetas? Pues porque llegaron a mi vida en un momento en el que su mensaje me llegó muy hondo y era justo lo que necesitaba en aquel instante. Y sé que a muchas otras personas el grupo formado por J y compañía les parece un gran bodrio; pero es que como os decía la buena música lo es para cada persona en particular.

Del mismo modo, a veces he escuchado una canción el día que me ha ocurrido algo realmente bueno y tiendo a asociar el recuerdo de aquello con esa canción, ganando por tanto muchos puntos en mi «escalafón musical». ¿Nunca os ha pasado que una canción que antes no os decía nada se ha convertido de la noche a la mañana en una de vuestras favoritas? Pues si lo analizáis con calma seguro que al final llegáis a la conclusión de que es por algo de esto.

¿Cuál es por tanto la estrategia para encontrar buena música? Muy sencillo: escuchar tanta variedad musical como sea posible. Así tal vez algún día encontremos un grupo que no habíamos escuchado nunca antes y que podamos hacer propio y sentir cosas que nunca antes nos había proporcionado una canción.

¡Que viva la buena música! (de cada uno, claro  😉 )

Un Metro en Madrid sólo para «indies»

Hoy soñé con la ciudad de Madrid; con sus atascos, sus prisas y su ritmo de vida. Soñé que iba en el Metro en dirección a Gran Vía cuando me perdí completamente entre la multitud que poblaba sus escaleras mecánicas. No sabía dónde estaba y de repente todos los carteles indicativos habían desaparecido de su sitio. Menos mal que de repente, entre los más de cuatro millones de habitantes de la capital, apareció mi amiga Carol presta a salvarme del desastre no sin antes decirme que me sacaría de allí a cambio de ir con ella a un concierto de Nacho Vegas que había esa noche en Callao.

Le decía a Carol que estaba de acuerdo con sus condiciones, pero que con tanta gente no nos iba a dar tiempo a llegar al lugar del concierto. Entonces ella me miró, puso cara de extrañeza y me pregunto que si no leía el foro de Los Planetas, porque allí se comentaba la existencia de una línea secreta de Metro que comunica las salas de conciertos y a la que sólo tienen acceso los seguidores de los grupos indie en castellano.

Mi sorpresa era mayúscula, pero no tuve mucho tiempo de permanecer atónito ante esa revelación, pues Carol cogió mi mano y tiro de mí con rapidez hacia una de esas máquinas de bebidas que hay en todas las estaciones del subterráneo de Madrid. Ante ella pulsó una rápida combinación de teclas y la máquina se abrió como la típica librería de la vieja mansión presente en toda película de misterio antigua.

Dentro había un estrecho pasillo que tras unos metros nos dejó en un extraño andén en el que la publicidad no era la típica de marcas de ropa, detergentes y grandes almacenes, sino que mostraba discos de Lori Meyers, fechas de conciertos, gafas de pasta… todo un universo indie del que jamás había oído hablar pero en el que Carol se movía como pez en el agua.

De inmediato llegó un tren decorado con amplias rayas horizontales de colores y en el que sonaba a todo volumen música de Sexy Sadie y El Niño Gusano. Decenas de personas (casi todas de nuestra edad aproximadamente) viajaban sentadas en él sacudiendo sus cabezas a cámara lenta al ritmo de la música. No nos llevó más de cinco minutos llegar hasta nuestro destino, y desde el andén volvimos a coger un estrecho pasillo que nos llevó directamente a la sala donde iba a ser el concierto.

Por supuesto agradecí a Carol su gesto, pues si no hubiera sido por ella yo seguiría perdido en los pasillos de alguna estación indeterminada de la periferia de la ciudad y a continuación nos dispusimos a disfrutar del concierto cuando sonaron los primeros acordes de “La noche más larga del mundo”. Aquel Metro alternativo que yo desconocía hasta ese momento me había salvado y además me había dejado a los pies de un escenario en el que tocaba uno de mis artistas favoritos actualmente, así que pasé del desastre a un día fantástico.

Dicen que vuelven los discos de vinilo… ¿Alguien se lo cree?

Ya he leído un par de veces por ahí que los discos de vinilo están volviendo a tomar fuerza después de haber sido devorados por el CD en las dos últimas décadas que las ventas aumentan y que muchos grupos están sacando sus álbumes también en este formato. Sin embargo, dudo que este inesperado resurgimiento vaya mucho más allá del simple coleccionismo, pues actualmente pienso que la música en formato digital es lo más cómodo, práctico y además no ocupa espacio físico.

Vamos a ver; lo que suelo hacer con los discos que me compro es llegar a casa, desprecintarlos, ripearlos en el ordenador y cargarlos en la biblioteca de iTunes. A continuación vuelvo a meter el CD en su funda y por lo general no vuelve a salir de ella más que para algún vistazo ocasional al libreto. Se podría decir, por tanto, que los discos prácticamente los tengo a modo de colección ocupando espacio en la estantería (espacio que, por cierto, cada día se me hace más escaso).

Vuelve el vinilo

El dueño de este disco tampoco supo verle ninguna ventaja práctica al vinilo

Bajo ese punto de vista yo también me estoy planteando hacerme con algún disco que me interese en formato vinilo, porque al fin y al cabo luce mucho más en casa que un frío CD con su funda cuadriculada. Todavía están en el salón los discos de los Beatles y otros grupos que mis padres escuchaban cuando era pequeño y la verdad es que sería un puntazo tener alguno de mis álbumes favoritos actuales en dicho formato. Se me pasa por la cabeza hacerme con el Rainbows de Radiohead por ejemplo, pues después de haberse erigido como punta de lanza en la música distribuida a través de internet sería una curiosa contradicción tenerlo en el formato menos transportable que existe.

Pero claro, como os digo, en ese caso ni siquiera me molestaría en desprecintar el vinilo. Me descargaría el disco directamente desde internet y así la venta del disco sería real (me habría dejado el dinero en la tienda) pero no lo escucharía jamás, por lo que la venta del vinilo sería ficticia. Y me juego el cuello a que gran parte de las ventas de vinilos actualmente siguen ese mismo esquema, porque no sé yo si en los tiempos que corren estamos por la labor de volver a unos discos enormes, frágiles, que van perdiendo calidad con el número de escuchas y que además precisan de un equipo de gran tamaño para ser reproducidos.

Extraños especímenes oropesinos

Hace dos noches tuve la ocasión de asistir a un curioso fenómeno en el pub Roxanne de Oropesa del Mar. Fui allí con mi hermana y su novio para charlar un rato en la que sería nuestra última noche juntos por este año en la playa y nuestra sorpresa fue que en esos momentos eramos los únicos clientes en el establecimiento. Por no haber no había ni música puesta, y el dueño tras la barra veía una película con tiros y explosiones que en esos momentos estaban poniendo en La 2.

Para nosotros mejor, pues aunque la música que suelen poner en este lugar es de mi agrado a veces el volumen impide mantener una charla con tranquilidad. Lo que hicimos fue ponernos en la terraza acristalada que hay con aire acondicionado y tomarnos allí un par de coca-colas.

Cuando nos debía quedar aproximadamente un cuarto de la bebida aparecieron dos tipos ya mayorcitos (sobre treinta años) que entraron en el interior y salieron a los pocos segundos con un vaso cada uno en la mano. Por su aire misterioso y hermético los llamaremos de ahora en adelante X e Y.

La terraza estaba completamente vacía: de las ocho mesas que podría haber la única ocupada era la nuestra, y dio la casualidad de que X e Y se sentaron justo en la mesa contigua a nosotros. Tampoco es que representara ningún problema, pues no somos antisociales (más bien todo lo contrario) y nos llevamos bien con cualquier persona, pero algunos gestos de estos dos tipos nos empezaron a llamar la atención.

X e Y no cruzaban palabra alguna. Uno de ellos sacó un teléfono móvil del bolsillo y comenzó a utilizarlo. Parecía estar escribiendo un SMS o algo así, pero tras un rato de “trasteo” lo dejó sobre la mesa y éste comenzó a sonar. Lo que parecía una llamada de tantas se convirtió en un pensamiento por mi parte del estilo “debe ser que no lo quiere coger”, pero cuando pasó cerca de un minuto y el móvil seguía escupiendo notas de estilo pop indie a todo volumen por su altavoz ya empezamos a mirarnos entre nosotros tres buscando algún gesto de extrañeza; cosa que encontré tanto en la cara de mi hermana como en la de Joe.

A todo esto, X e Y seguían sin pronunciar palabra alguna en una actitud bastante surrealista. Fumaban sus cigarros, bebían de sus vasos sorbo a sorbo y movían la cabeza al ritmo de la música que ellos mismos se habían encargado de poner en un aparato que chirriaba como una vagoneta vieja. Sus miradas estaban dirigidas a puntos indefinidos del infinito y la verdad es que a mí me parecían más bien un par de autómatas sin rastro alguno de emociones humanas.

Pues bien, asumiendo que la cosa iba para largo, lo que hicimos en ese momento fue terminar nuestras bebidas a toda velocidad e irnos del local, pues el estridente sonido de aquel móvil estaba empezando a taladrar nuestros tímpanos. Joe tiene la teoría de que X e Y nos querían echar del Roxanne sin miramientos de ningún tipo; mi hermana piensa que eran unos poperos culturetas que no pueden estar en un sitio sin escuchar música ensimismados; y yo creo que aunque puede ser una mezcla de ambas cosas, principalmente es un problema de educación.

En fin, otro espécimen extraño que uno de vez en cuando se va encontrando por la vida. Nunca dejarán de sorprenderme las cosas que hacen algunas personas…

Mis compañeros de viaje

A estas alturas de mi vida, y tras haber tenido mi primer Walkman a los seis años de edad, soy incapaz de vivir sin música, así que unos días antes de venir a la playa me planteé qué auriculares traerme de todos los que tengo por casa (hay más de 10) para acompañar a mi iPod nano. Tras un rato de “meditación” al final opté por el siguiente trío:

Denon C-310

Denon C-351: Para escuchar música por la calle o en casa con calidad y sin que interfieran demasiado los ruidos procedentes del exterior. Dan una calidad de sonido muy buena tal y como os comenté en la review que escribí hace unas semanas.

Auriculares "nisupa" de tipo in-ear

“Nisupa” de tipo in-ear: estos me los he traído por el sencillo motivo de que son in-ear y son baratos. Los compré en Dealextreme hace un par de meses por unos tres euros y aunque su calidad de sonido no pasa de mediocre aislan muy bien de los sonidos del exterior, por lo que son los que me acompañan a la playa sin demasiados temores a que les entre arena o humedad y se estropeen. Si le ocurriera eso a los Denon me llevaría un disgusto, pero con los “nisupa” sólo lamentaría el tiempo que tardaría Dealextreme en enviarme otros.

iPod earbuds

iPod earbuds: los auriculares estándar que me venían con el iPod. No los suelo utilizar mucho porque no se adaptan muy bien a la morfología de mis orejas (se me caen) y aislan fatal de los sonidos externos teniendo que subir un montón el volumen de la música. Lo que ocurre es que me los he traído por la sencilla razón de que son comodísimos para escuchar música metido en la cama: los de tipo in-ear se clavan en el oído si duermes de lado (como es mi caso) pero estos son pequeños, redondeados y muy suaves, de modo que para esas circunstancias son los mejores.

Tal vez me podría haber traído mis Shenheiser de diadema para utilizarlos con el ordenador o para escuchar música cómodamente sentado en la terraza; pero creo que para eso están los Denon, que además de no ocupar casi espacio en la maleta se escuchan de maravilla y no dan el calor que conllevan unos auriculares que te cubren la oreja por completo; algo poco recomendable en días de verano.

El supermercado, mis gustos musicales y la cara de la cajera…

Esta tarde me ha pasado una cosa curiosa en el supermercado de mi barrio cuando he bajado a comprar unas cosas:

Iba yo con la música puesta en mis auriculares mientras iba cogiendo varias cosas por los pasillos del supermercado. Una vez que ya tenía todo en la cesta me dirigí a la caja para pagar y al llegar veo que la cajera (que ya me conoce de vista) me mira con cara de sorpresa y me dice «Antes te vi por el pasillo y te saludé, pero como ibas con la música puesta se ve que no me escuchaste». A esto que respondo «Uf, despistado que soy ya de por sí si encima voy con música ya ni te cuento…», y el caso es que se me queda mirando con cara de intrigada y me pregunta: «¿Qué escuchas?».

Juas, ahí es cuando me quedé pilladísimo porque es la pregunta que menos me esperaba de todas las posibles, así que la respondí lo que estaba escuchando en ese mismo instante: Electric Light Orchestra, pero como al escuchar aquello la cara de poker que puso la cajera fue antológica 😀 le expliqué que era pop-rock inglés de los años 70 y que estaba un poco cansado de la música actual pretendiendo encontrar estilos que no hubiera escuchado hasta el momento.

Y poco más: la chica me cobró y yo me fui para casa; pero no se me olvidará la cara de «¡vaya gustos más raros tiene este chico!» que puso la cajera. No sé si esperaba que le dijera que escuchaba a Alejandro Sanz o algo más convencional, pero el caso es que me pilló tan de improviso que lo primero que se me vino a la cabeza fue precisamente lo que estaba sonando en ese momento.

Pequeñas cositas de cada dia… 😛