Alberto León y mis tiempos de «mountain biker»

A mediados de los 90 fui un fiel seguidor y practicante del mountain bike; justo en los inicios de este deporte en España. Una época durante la cual devoraba cualquier cosa que tuviera que ver con esta disciplina del ciclismo: mi casa estaba inundada de ejemplares de la revista BIKE, si había algún reportaje en TV allí estaba yo grabándolo en VHS para verlo una y otra vez y si me enteraba de que organizaban una competición de descenso cerca de donde yo estaba me acercaba a hacer fotos en primera fila.

Y aunque con el tiempo perdí prácticamente del todo la afición por este deporte, a día de hoy todavía me doy una vuelta de vez en cuando por los alrededores de Oropesa con la bicicleta que tengo allí.

Un momento para la reflexión

Puesto que han pasado ya unos cuantos años desde aquello, los corredores de entonces ya no compiten tomando otros el relevo de los veteranos John Tomac, Tinker Juarez, Juliana Furtado o Greg Herbold en el plano internacional y los hermanos Misser, Javier Notario (corredor de Alcalá), Óscar Saiz o Alberto León dentro de nuestras fronteras.

Precisamente sobre Alberto quería hablar brevemente en esta entrada, pues la noticia de su suicidio me impactó de lleno esta mañana al coger el periódico y ver la reseña en portada. Llevaba meses (puede que años) sin seguir el mundillo de la competición de mountain bike, pero si me pidieran que dijera el nombre de un corredor que recordara con especial cariño éste sería Alberto León.

De él recuerdo sus arriesgados descensos (no en vano era especialista de dicha disciplina aunque también hizo bastante cross-country), su simpatía, su maillot del equipo Coronas y su cercanía con la gente; ya que sin ir más lejos me firmó un autógrafo en el verano de 1994 durante una competición que se celebró en Oropesa del Mar.

Autógrafo de Alberto León en 1994

Actualmente no tengo ni idea de quién es el campeón del mundo de descenso o qué corredor lidera la copa de España; pero la imagen de Alberto León bajando a toda velocidad por las laderas del monte Bobalar es algo que no he olvidado durante estos quince años. Y al margen de los líos en los que pudiera o no estar metido Alberto en los últimos tiempos, la noticia de su muerte ha traído a mi memoria recuerdos de hace más de una década cuando raro era el día que no cogía mi bicicleta y me perdía por algún sendero sin más compañía que el canto de los pájaros.

Se hace camino al andar

Hasta siempre Alberto.

El comportamiento de la sociedad ante la muerte de un artista

A estas alturas no os vais a sorprender si os digo que Michael Jackson ha muerto. Yo al menos llevo toda la mañana escuchando y viendo noticias sobre el tema ya sea en boca de mis compañeros de oficina, de cualquier página web o de la radio del coche. Pero no es de la muerte de Michael de lo que os quiero hablar; sino que pretendo, simplemente, hacer una breve reflexión sobre ciertos patrones de comportamiento que se repiten cada vez que ocurre algo de este tipo.

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Apenas unas horas después de saltar la noticia, Thriller se ha convertido en el álbum más vendido de iTunes en EEUU; estando colocados ahora mismo 8 discos de Michael Jackson entre los 40 más vendidos. Y quien dice EEUU dice casi cualquier parte del mundo, pues con la muerte del artista se han disparado las ventas de todo lo que tenga que ver con él.

Pero vamos a ver: ¿por qué cuando muere un artista a tantísimas personas les da por comprar su material? Comprendo que a la gente le llame la atención la noticia porque se trata de un personaje público (yo mismo leí con atención la sorprendente noticia esta mañana cuando miré como cada día mientras desayuno la web de El País); pero lo de salir corriendo a comprar los discos de Michael Jackson compulsivamente es algo que escapa a mi comprensión.

Y lo peor es que las discográficas y representantes de estos artistas fallecidos se frotan las manos gracias a estas tendencias sociales. Sin ir más lejos, cuatro días después de la muerte de Antonio Vega apareció en el mercado un doble disco de grandes éxitos. ¿Casualidad? No lo creo; y seguro que a estas horas en Sony Music ya hay alguien haciendo planes y echando cuentas.

Es decir, que de aquí a una temporada nos esperan reediciones de los discos de Michael Jackson, repeticiones de todos los documentales que se han emitido a lo largo de su carrera, un porrón de programas especiales en Televisión… y todo porque cuando muere un artista a la gente le da por devorar «de pe a pa» toda su obra.

Yo, por mi parte, llevaba muchos años sin escuchar a Michael Jackson. Tuve una época, hará más o menos una década en la que estaba bastante enganchado a sus discos Bad, HIStory y Dangerous; pero aquella época pasó y no volví a escuchar apenas nada de él. Su carrera en los últimos años poco (o nada) tenía ya que ver con la de sus años más brillantes, y yo, aunque lamento su pérdida por todo lo que ha hecho por la música, no me sentiré triste porque en el futuro no vaya a haber más novedades discográficas por su parte. Al fin y al cabo, Michael Jackson ya demostró todo su valor en el pasado y siempre nos quedarán sus discos para cuando nos apetezca volver escucharlos en el futuro.

Hasta siempre, Antonio

Reconozco que la noticia de la muerte de Antonio Vega no me ha pillado por sorpresa, pues su deterioro era más que evidente en los últimos años. Sin embargo, eso no evita que sienta una cierta pena por la pérdida de uno de los grandes músicos de nuestro país.

Puede que sus composiciones no destilaran demasiada alegría, pero es que en la vida ha de haber momentos para todo; y Antonio Vega supo poner en muchas ocasiones una melancólica banda sonora a mis días más tristes.

Me gusta pensar que Antonio ahora descansa en el sitio de su recreo, un lugar donde seguro que puede seguir dando rienda suelta a sus tristes sentimientos.

¡Hasta siempre, Antonio!