Una pizca de ingenio fotográfico

Tenlo claro: nunca llevas la cámara y el objetivo adecuados en el momento que te encuentras algo digno de ser fotografiado, pero con un poco de ingenio (y una pizca de previsión) podemos salir del paso dignamente. Y eso es lo que quería contaros hoy en esta entrada de temática fotográfica.

Ayer por la noche estaba con mi chica dando un paseo por Coslada cuando en la cornisa de un jardín nos llamaron la atención una serie de pequeños «bultos» en la penumbra. No eran otra cosa que caracoles, que parecían haber salido de excursión a esas horas en las que empezaba a refrescar tras un día entero de sol y calor.

En ese momento llevaba encima mi Olympus E-PL1 con el 14 mm f/2.5 de Panasonic, objetivo con pocas (más bien nulas) capacidades macro, de modo que tras un par de intentos fallidos de retratar a uno de los habitantes de caracolandia me di cuenta de que por ese camino no iba a conseguir nada.

Aunque sigo pensando que las cualidades fotográficas de los móviles no son comparables a las de una cámara réflex (con o sin espejo) sí que es cierto que por el pequeño tamaño de su sensor son capaces de enfocar desde distancias bastante cortas, de modo que probé a retratar a nuestro amigo de cuernos y casa a la espalda pero el flash hacía que todo apareciera churrascado y sin ningún tipo de detalle.

Por suerte, en mi llavero va siempre una micro-linterna recargable por USB, de modo que anulé el flash del móvil y le pedí a mi novia que hiciera de asistente de iluminación, así que le di las llaves y le dije que buscara algún tipo de juego de luces y sombras chulas que yo pudiera retratar con el móvil desde cerca.

Dicho y hecho, enseguida empezaron a aparecer contraluces muy marcados que prometían bastante, y tras alguna que otra prueba, obtuvimos las dos fotografías que ilustran este artículo.

Si os dais cuenta, son imágenes sin demasiado detalle, con pocos desenfoques y bastante grano; pero entre no poder hacer absolutamente nada y al final sacar un par de imágenes resultonas creo que la elección está clara, ¿no?

Lo difícil no es hacer una fotografía. Lo realmente complicado es componerla en vuestra cabeza, pero una vez que mentalmente la tenéis visualizada seguro que si le ponéis empeño sois capaces de materializarla de algún modo.

¡Nos leemos!

Los problemas de conectividad de los Nexus 4 y 5

A poco que me conozcáis sabréis que adoro la familia de dispositivos Nexus fabricados bajo las directrices de Google. A día de hoy poseo un smartphone Nexus 4, una tablet Nexus 7 (2012) y un recientemente adquirido Nexus Player.

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El Nexus 4 ha sido mi teléfono habitual desde que lo compré hace ya un par de años directamente a Google y desde entonces no me ha dado más que alegrías y satisfacciones… hasta hace poco. Todo iba muy bien hasta que hace ya unos meses llegó vía OTA la actualización a Android 5.1 la cual nos trajo a multitud de usuarios de este teléfono (y me consta que a los del Nexus 5 también) un importante fallo que a día de hoy todavía no ha sido corregido. De hecho, desde hace algún tiempo vengo usando un Motorola Moto G de 2ª generación por culpa del dichoso bug que ahora os detallaré.

En esencia la cosa consiste en que si estamos conectados a una red WiFi durante un tiempo más o menos prolongado (casa, oficina, etc) y salimos de su alcance, el teléfono no es capaz de conectarse por si mismo a la red de datos de nuestro proveedor de telefonía quedándonos por tanto aislados en lo que a conectividad de datos se refiere (llamadas y SMS funcionan con normalidad, eso sí). Esto se nota en que en el icono de cobertura de red aparece un signo de exclamación en lugar del modo de conexión pertinente (3G, H+, E, G…) pero si no sacamos el teléfono del bolsillo no nos percataremos del tema.

Error conexion

Las consecuencias para el usuario son que cuando éste sale de casa o de la oficina no va a recibir correos, mensajes instantáneos, actualizaciones de twitter ni ningún tipo de información hasta que no reinicie la conexión de datos. Y, claro, cuando hacemos esto nos llegan de golpe y porrazo todas los notificaciones correspondientes a todo aquello que no nos ha llegado mientras estábamos sin conexión (esperemos que no fuera nada urgente).

Por cierto, ya aprovecho para comentaros que para volver a conectarnos a la red de datos podemos hacer cualquiera de estas tres cosas:

  1. Activar y desactivar el modo avión
  2. Reiniciar el teléfono
  3. Entrar a la configuración de los APN (opciones – uso de datos – ajustes avanzados – APN)

Sea como sea, esto no es de recibo, ya que el usuario no tiene por qué estar preocupándose de si entra o sale del alcance de las redes WiFi que tenga configuradas en su teléfono. Se supone que si llevamos el móvil encima estamos contactados al mundo. Y el caso es que pese a que los usuarios ya vamos por la actualización a la versión de Android 5.1.1 el famoso bug sigue ahí por el momento sin que Google haya dicho ni una palabra del asunto.

Os aseguro que me causa un verdadero cabreo salir de casa, al cabo de una hora sacar el teléfono del bolsillo y descubrir el puñetero signo de exclamación (!) que hasta la aparición de este molesto bug siempre asociaba a la saga de videojuegos «Metal Gear Solid».

Os dejo a continuación dos enlaces a sendos hilos de foros en los que se habla del tema para que veáis que no es una cosa de dos o tres usuarios; sino que es un problema bastante extendido y generalizado entre los poseedores de los Nexus 4 y 5.

Problemas de conexión con Android 5.1.1

Nexus 5 – Android 5.1 – Intermittent data connection issue

No soy experto en programación de móviles ni mucho menos, pero entiendo que si el problema surge a partir de la actualización 5.1 es por algún cambio realizado en el módulo de radio correspondiente a esta versión y los programadores deberían de ser capaces de saber «por dónde van los tiros» gracias a la cantidad de información que los usuarios estamos aportando. Además, al ser un problema tan extendido entre los Nexus 4 y 5 debería de ser motivo suficiente para que Google se pusiera manos a la obra y arreglara este error que tantas críticas le está suponiendo de un tiempo a esta parte.

Por descontado, lo único que pretendo con este artículo pretendo aportar mi granito de arena para hacer presión a los encargados del desarrollo del sistema operativo de los móviles Nexus; no vaya a ser que por ser las versiones 4 y 5 unos dispositivos con algún tiempo ya en el mercado los dejen olvidados y supongan que vamos a renovar unos terminales que, por lo demás, funcionan estupendamente.

De hecho, los rumores que corren sobre los próximos teléfonos de la familia Nexus los hacen sumamente apetecibles; pero tengo supeditada la adquisición de uno de ellos a que Google corrija este error del que hoy os hablo, ya que no hacerlo me generaría una gran desconfianza en la marca y su atención a los usuarios.

Los libros (electrónicos) son para el verano

Ya que estamos en verano y, por lo general, la gente tiene más tiempo libre me gustaría comentaros un detalle que a aquellos que estéis pensando en haceros con un libro electrónico os puede terminar de decidir.

Para empezar, me gustaría que esta entrada sirva como complemento a la review del e-book Sony PRS-350 que publiqué hace unos meses; y es que si en su momento os decía que la mayor ventaja de las pantallas de tinta electrónica es que se ven perfectamente bajo fuentes de luz intensas, la prueba la tenéis en la siguiente fotografía.

E-ink vs. LCD

Lo que veis es mi propio libro electrónico puesto bajo el sol una mañana de Julio y flanqueándolo mis dos teléfonos móviles: el Samsung Galaxy S que uso desde Marzo (pantalla Super AMOLED) y el Nokia 7230 (pantalla TFT) del trabajo que me acompaña desde hace un par de meses. Aprovecho para indicaros que la pantalla del e-book no tiene ningún tipo de retroiluminación mientras que el brillo de las pantallas de los móviles está configurado a su valor máximo para hacer la fotografía (y ya veis que ni aun así se distingue prácticamente nada en ellos).

No está de más recordar que la tinta electrónica consiste en miles de partículas dipolares muy finas que por una cara son negras y por la otra blancas. Por tanto, sometidas a un campo magnético, estas microscópicas partículas se orientarán mostrando una u otra cara según las órdenes que le de la electrónica del aparato para así formar los caracteres que componen el texto.

También podéis ver en una segunda imagen la comparativa bajo las mismas condiciones de iluminación entre la pantalla del libro electrónico y la visualización de uno tradicional de papel.

E-ink vs. papel

Como se puede apreciar, el aspecto de la tinta electrónica se asemeja mucho a la de la letra impresa en papel; de modo que no es de extrañar que este tipo de dispositivos cada vez se vean más en los vagones de metro, en las mesillas de noche, en los parques y en las playas; pues aúnan practicidad, autonomía, ligereza y calidad de visualización.

El libro electrónico: un gran invento para los amantes de la lectura que andamos escasos de espacio en las estanterías de nuestras casas.

Amor cobarde

Sus ojos de color miel brillaban bajo el sol, que a estas alturas del invierno empieza ya a acostarse algo más tarde de las seis. De pie, junto a la puerta del Telepizza, aquella chica dirigía su vista al infinito en busca de la persona con la que debía encontrarse. Por eso, cuando aparecí en su campo de visión, fijó su mirada en mí apartándola en cuanto comprobó que no era yo a quien esperaba.

Era una de esas estampas cotidianas que siempre suelen llamar mi atención. Aquella chica menuda, morena que iba vestida con vaqueros y un abrigo negro aguardaba a alguien con la ilusión del que acude a su primera cita.

Conocía aquella sensación porque me recordaba a mí mismo años atrás, cuando después de varios intentos (y muchas horas de sueño perdidas) conseguía quedar a solas con la chica que me gustaba. Tal vez por eso siempre que veo a alguien esperando en plena calle con una sonrisa en los labios pienso que estoy contemplando los instantes previos a un primer encuentro.

Ni se me pasó por la cabeza escribir nada sobre ello porque al fin y al cabo se trataba de algo muy habitual, de modo que continué mi camino hacia la plaza de Cervantes olvidándome de aquella chica en cuanto doblé la esquina de la calle Pescadería.

Caminando calle arriba y calle abajo por el centro de Alcalá, al cabo de una hora sentí que mis piernas empezaban a protestar ante tanto paseo y me sugirieron que volviéramos a casa. Además, estaba refrescando bastante, y puesto que esta misma mañana la garganta me había estado dando un poco la lata, creí conveniente tomarme un té calentito cobijado en el sofá del salón.

Con mi habitual paso rápido atravesé el barrio de Venecia ya sin rastro de claridad en el cielo, y cuando llegué de nuevo a la puerta del Vado vi en la lejanía una figura a contraluz en los ventanales del Telepizza. Era la misma chica de antes, sólo que ahora estaba sentada en la cornisa de la ventana con la cabeza gacha, el pelo rizado tapándole la cara y pulsando con rapidez las teclas del móvil que sostenía en su mano derecha. Mientras tanto, con la otra cerraba el cuello de su abrigo en un intento de conservar el poco calor que le quedaba después de tanto tiempo allí plantada.

Pasé a su lado casi rozándola por culpa de la estrechez de la acera; pero, pese a ello, esta vez ni siquiera apartó la vista de la pantalla del teléfono. Estaba claro que ya no estaba esperando a nadie. En mi mente sólo cabía una pregunta: ¿Para quién sería el SMS?

Old shoes

Cuatro millones de móviles acaban de quedar inutilizados

El Sábado me llamó mucho la atención que a las 10:30 de la mañana había una cola de personas que salía de la tienda Vodafone de la plaza de Cervantes y se prolongaba bastantes metros por la acera. En ese momento no caí en la razón por la que estaba allí toda esa gente, pero cuando después de comer escuché en TV que estaban hablando del tema de los móviles prepago caí en la cuenta:

Si tenéis un movil con tarjeta prepago y no habéis sido precavidos, ahora mismo tenéis un bonito trozo de plástico en el bolsillo debido a ley que obliga a tener asociado cada teléfono con su usuario. Una ley que ha contemplado dos años de plazo para llevar a cabo este proceso de identificación; pero incluso así las operadoras calculan que actualmente hay en España unos cuatro millones de móviles todavía sin identificar y que, por tanto, han quedado fuera de servicio hace apenas unos instantes en una especie de apocalipsis tecnológico.

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Inicialmente se dijo que todo teléfono no identificado el 9 de Noviembre de 2009 (es decir, hoy) quedaría inutilizado por completo; pero gracias a una negociación de última hora entre las operadoras y el gobierno se ha decidido dar un plazo extra de seis meses durante los cuales aquellos números no identificados no podrán llamar ni ser llamados hasta que sus dueños los registren convenientemente en una tienda de telefonía.

Sea como sea, el caos va a ser bestial: toda esa gente que se levantará de la cama y se encontrará con que su teléfono no funciona se acercará a las tiendas de telefonía para tratar de solventar la situación cuanto antes, por lo que las colas y los problemas están más que asegurados de ser ciertas las cifras de tarjetas prepago no identificados proporcionadas por las operadoras.

Vale que la medida tal vez no contente a todo el mundo; pero señoras y señores, ha habido dos largos años para identificar esas tarjetas, y para que todo el mundo se entere de ello las compañías han estado bombardeando con SMSs a los usuarios; por lo que aquellos teléfonos no identificados a día de hoy están fuera de servicio por despiste o dejadez de sus propietarios.

Espero que no estéis en esa situación, porque por la ley de Murphy hoy el móvil os hará más falta que nunca; pero bueno, al menos sabéis que tenéis seis meses para solventar la situación y que vuestro teléfono vuelva a la normalidad en cuanto os paséis por una tienda de telefonía perteneciente a vuestra compañía para dar vuestros datos personales. Eso sí, no lo dejéis correr; no vaya a ser que se os pasen también esos seis meses de plazo y entonces la cosa no tenga ya remedio.

De todos modos, las largas colas del Sábado por la mañana me demuestan una cosa: dejar las cosas para el último día es el auténtico deporte nacional.

Recién cazados

Cazados los tres: autocazado el cazador en el reflejo de una tetera y cazados los otros dos mirando el móvil embelesados. Cazados bajo las luces, tras los vivos colores que reinan en el VIPS. Recién cazados los tres por culpa de la tecnología. Y es que hoy en día: si no te andas con mucho ojo te cazan, y con un poco de mala suerte, lo mismo hasta tú mismo te autocazas sin darte cuenta.

Hummm, qué interesante...

¡Qué cozaz pazan!  😉

Acabo de recibir una curiosa felicitación por SMS :-O

¡Juas, qué bueno! Me acaba de llegar un SMS al móvil a través de internet felicitándome por lo del trabajo que comienzo mañana. Lo que ocurre es que no tengo ni idea de quién lo ha enviado porque el remitente es ZED FREESMS (el servicio web desde el que ha sido mandado) y por lo que dice el mensaje no soy capaz de deducir quién está tras él.

Felicitación por SMS (¡gracias!)

Querido lector: sabiendo que lees este blog estaría genial que me hicieras saber quién eres (de todos modos, si tienes mi número es que nos conocemos de algo 😛 ) ya sea a través de un comentario en esta entrada o con otro de esos misteriosos SMS, jeje.

La verdad es que no deja de ser curioso que el «mundo real» y el de internet se fusionen de esta forma; podemos considerarlo como una especie de comunicación multicanal, ¿no?  😉 Y por cierto, me estoy dando cuenta de que la imagen que ilustra esta entrada es un poco autoreferente, jeje.

¡Un saludo y gracias por la felicitación!

Review: Vodafone 226

Pese a que ahora los teléfonos móviles poco (o nada) tienen que ver con lo que se podía encontrar hace unos años por la inmensa cantidad de aplicaciones de las que hacen gala, de vez en cuando conviene recordar que estos aparatos fueron diseñados en un principio con la idea de que sirvieran para hablar y mandar SMSs.

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Con los años se han ido añadiendo a este tipo de aparatos funciones de fotografía, vídeo, música, internet, comunicación por bluetooth, Wi-Fi, navegación GPS… un sinfín de elementos que si bien son de lo más útiles, a veces nos damos cuenta de que no usamos más que en contadas ocasiones, añadiendo un peso y un volumen al teléfono que a veces nos vendría bien ahorrar. Del mismo modo, los tiempos de autonomía se han ido reduciendo drásticamente por el mayor consumo de energía que necesitan todos esos subsistemas integrados en la circuitería del teléfono, así que es habitual que en los teléfonos más altos de gama haya que conectarlos al cargador cada dos días si no nos queremos quedar tirados sin batería a las primeras de cambio.

Pues bien, con esas premisas en mente me dirigí hace unos días a la tienda Vodafone que hay en la Plaza de Cervantes de Alcalá de Henares para ver cuál era el teléfono más sencillo, ligero y fino que tenían, y al final se vino para casa junto a mí un Vodafone 226 que llevo empleando durante la última semana con bastantes alegrías y alguna que otra decepción acostumbrado al Nokia 6630 que ya lleva unos meses junto a mí.

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Que conste que las razones de la compra del Vodafone 226 no son otras que el sentido práctico de la vida: debido al volumen del 6630 no es nada cómodo llevarlo en el bolsillo del pantalón, por lo que siempre iba en mi habitual bolsa-bandolera haciendo que no me enterara la mitad de las veces que me llamaban o me llegaba un mensaje si estaba caminando por la calle. El Nokia 6630 sigue viajando en mi bolsa, pero ahora está en el modo fuera de línea (sin tarjeta SIM, vaya) para emplear sus funciones alternativas; y como teléfono empleo éste que hoy os presento ya que puedo llevarlo en cualquier bolsillo por pequeño y estrecho que sea.

ABRIENDO LA CAJA

Lo primero que llama la atención del Vodafone 226 es que está fabricado por Sagem. La caja y el teléfono están serigrafiados con la conocida iconografía del operador, pero los manuales y el cargador del teléfono dejan claro quién es el fabricante del aparato. Y hablando de la caja he de decir que su tamaño es sumamente pequeño; acorde con el aspecto del teléfono que cobija en su interior.

Ya que hablamos de los teléfonos Vodafone, aprovecharé para comentaros que la operadora ha decidido desde hace ya un tiempo sacar unos terminales propios que no encontraremos en ningún otro operador. Están fabricados por la firma Sagem (como ya os dije hace un momento) y en general los comentarios que he escuchado sobre ellos son bastante favorables. En estos momentos hay seis o siete teléfonos de diferentes gamas tanto de formato clásico (como éste), slider o «de concha», por lo que cada uno encontrará la forma más acorde con sus gustos.

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Dentro de la caja nos vamos a encontrar el terminal, la batería y el cargador. Apenas una hoja desplegable hace de manual y aparte viene un pequeño catálogo de carcasas personalizables para la parte trasera del móvil. No hay ningún tipo de extra ni accesorio, puesto que Vodafone quiere dejar claro que estamos ante el teléfono más simple de toda su gama.

IMPRESIONES CON EL TELÉFONO EN LA MANO

Una vez instalada la batería y la tarjeta SIM (parece mentira lo que cuesta sacar la tapa trasera) pondremos el teléfono a cargar a través del conector que hay en un lateral protegido por una pletina de plástico. Pletina que cuesta un poco sacar la primera vez, pero que una vez cogido el truco ya sale sin más complicaciones. Es bonito ver que los bordes del teléfono están completamente limpios de conectores, dando una imagen bastante compacta y minimalista agradable para mi gusto aficionado a ese tipo de cosas.

Por cierto, las dimensiones del terminal son 103 mm de largo, 46 de ancho y sólo 11 de grosor. El peso es de unos inapreciables 65 gramos, por lo que estamos ante uno de los teléfonos más pequeños y ligeros que nos podemos encontrar actualmente en una tienda.

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Tras un par de horas la batería está completamente cargada y podemos empezar a utilizar el teléfono normalmente. Ya he dicho alguna vez que las baterías de li-ion son bastante flexibles en cuanto a cargas a medio uso y demás, pero a mí particularmente lo que no me gusta es empezar a utilizar un aparato electrónico sin haber cargado completamente la batería por primera vez.

El teléfono posee una pequeña pantalla de 128 x 128 píxels con 65000 colores; algo exigua para lo que se estila actualmente. Sin embargo en un teléfono tan simple como éste en el que no hay posibilidad alguna de meter en él algo que no sea texto (los fondos de pantalla son predefinidos así como las melodías) y que la cámara de fotos brilla por su ausencia no es un gran obstáculo para su manejo.

Lo que no me hace mucha gracia es que bajo el sol de mediodía no se distingue absolutamente nada en pantalla. Más vale que para escribir un SMS por la calle busquemos una sombra porque si no no sabremos ni lo que estamos redactando a no ser que seamos una de esas personas que no necesitan mirar a la pantalla para componer un mensaje. La visibilidad bajo el sol directo era un aspecto que el 6630 resolvía a la perfección, y la verdad es que ha sido un poco frustrante encontrarme de nuevo con este tipo de problemas en los días muy luminosos.

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El menú del teléfono es tan simple que se reduce a seis apartados. Aparte de los consabidos contactos, mensajes y configuración presentes en cualquier móvil, los únicos «extras» con los que contamos son una calculadora, un reloj despertador, un almanaque en el que no se pueden apuntar recordatorios y un Sudoku (al menos el juego de turno es entretenido y hace pensar). Nada que destacar en este aspecto, pues como digo el menú es lo más simple que nos podemos echar a la cara en la actualidad.

El teclado está inspirado en el de algunos modelos de Motorola: las teclas están situadas en «tiras» de tres y al tacto es completamente plano. Sin embargo, pese al escaso tamaño del móvil hay que reconocer que las teclas son cómodas para unos dedos de tamaño estándar como los míos. Su iluminación es bastante tenue, pero es en un elegante tono azul que siempre queda bien en este tipo de dispositivos.

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En la parte superior tenemos las consabidas teclas de colgar / descolgar, las dos teclas de función y un pad direccional con un botón en el centro que posee mejor tacto de lo que se podría esperar de un teléfono de esta gama. La verdad es que los acabados no van en consonancia con el precio del teléfono, pues su aspecto es bastante bueno comparado con otros terminales de parecidas prestaciones.

Las melodías con las que cuenta el teléfono son de dudoso gusto en su gran mayoría, pero al menos son de tipo polifónico y no son demasiado estridentes. Particularmente he optado por una que imita el sonido de un teléfono antiguo, porque los tonos «musicales» que han compuesto para la ocasión son demasiado horteras como para permitir que me suene el teléfono a todo volumen en medio de un lugar público.

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Un detalle que me ha gustado bastante es que la vibración del teléfono es fuerte y además en el caso de recibir un SMS el móvil vibrará durante unos ocho segundos; lo que hará que nunca se nos pase por alto un mensaje porque por lo general el aviso silencioso de la mayoría de los móviles no pasa de un brevísimo «bzzzzz» que caminando por la calle ni siquiera notaríamos. Hasta el momento no se me ha pasado ni una llamada y ni un mensaje caminando por la calle, que es justo lo que buscaba cuando me hice con este teléfono.

Por cierto, no dejaré de comentar el detalle de la parte trasera del móvil, pues está hecho de un plástico antideslizante que hará que el teléfono no ande dando vueltas por la mesa o el salpicadero del coche y que además en el caso de que roce con alguna superficie áspera no acabe lleno de marcas como suele suceder con cualquier teléfono lacado.

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La calidad de sonido es más que suficiente y aunque pegado al oído no se escucha tan fuerte como un Nokia 6630 sí que será suficiente como para escuchar a nuestro interlocutor con claridad a no ser que estemos enfrascados en medio del estruendo de las obras de Madrid. Comentar también que el teléfono dispone de manos libres integrado que, aunque distorsiona un poco, cumple con su función perfectamente.

CONCLUSIONES

Poco más me queda por contaros, pues el teléfono no da mucho más de sí: a modo de resumen os puedo decir que nos encontramos ante un terminal de lo más simple, a un precio más que ajustado (en pack prepago cuesta 29 euros), que cuenta con una autonomía realmente generosa y que ha sido diseñado para aquellas personas que quieren estar comunicadas pero sin verse obligadas a cargar con un teléfono el doble de grande y lleno de cosas que no usarán jamás.

La opción del Vodafone 226 no se reduce sólo a servir de segundo teléfono, pues por su escaso peso y su reducido grosor se llevará bien con esos vaqueros tan ajustados que tenemos por casa. Por cierto, en casi todas las tiendas Vodafone está agotado ahora mismo; por algo será.

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Atardecer captado con el móvil mejor de lo que esperaba

En general no me gusta nada emplear un móvil para hacer fotos de momentos irrepetibles, pero reconozco que cuando no se tiene a mano ninguna cámara «de verdad» a veces se puede conseguir un resultado sorprendente si se dan las condiciones adecuadas.

En mi caso me encontré recientemente con un precioso atardecer delante de mis narices en una de las calles del centro de Alcalá, así que ante la impotencia de no poder captar el momento porque mi cámara se había quedado en casa opté por sacar mi teléfono móvil e intentar captar el momento de la mejor manera posible.

Última hora de la tarde en Alcalá

Al final la imagen no quedó tan mal (aunque tiene una cierta sobreexposición) pero al verla me pregunté: ¿qué fotografía hubiera podido obtener si me hubiera llevado una de las dos cámaras que suelo usar habitualmente?

En fin, para el próximo atardecer de postal me aseguraré de llevar una cámara decente encima  😉

PD: hoy voy a pasar todo el día con la cámara en la sierra de Madrid, así que dentro de poco tendréis por aquí una buena cantidad de fotografías ilustrando la excursión. ¡El que avisa no es traidor! 😛

Extraños especímenes oropesinos

Hace dos noches tuve la ocasión de asistir a un curioso fenómeno en el pub Roxanne de Oropesa del Mar. Fui allí con mi hermana y su novio para charlar un rato en la que sería nuestra última noche juntos por este año en la playa y nuestra sorpresa fue que en esos momentos eramos los únicos clientes en el establecimiento. Por no haber no había ni música puesta, y el dueño tras la barra veía una película con tiros y explosiones que en esos momentos estaban poniendo en La 2.

Para nosotros mejor, pues aunque la música que suelen poner en este lugar es de mi agrado a veces el volumen impide mantener una charla con tranquilidad. Lo que hicimos fue ponernos en la terraza acristalada que hay con aire acondicionado y tomarnos allí un par de coca-colas.

Cuando nos debía quedar aproximadamente un cuarto de la bebida aparecieron dos tipos ya mayorcitos (sobre treinta años) que entraron en el interior y salieron a los pocos segundos con un vaso cada uno en la mano. Por su aire misterioso y hermético los llamaremos de ahora en adelante X e Y.

La terraza estaba completamente vacía: de las ocho mesas que podría haber la única ocupada era la nuestra, y dio la casualidad de que X e Y se sentaron justo en la mesa contigua a nosotros. Tampoco es que representara ningún problema, pues no somos antisociales (más bien todo lo contrario) y nos llevamos bien con cualquier persona, pero algunos gestos de estos dos tipos nos empezaron a llamar la atención.

X e Y no cruzaban palabra alguna. Uno de ellos sacó un teléfono móvil del bolsillo y comenzó a utilizarlo. Parecía estar escribiendo un SMS o algo así, pero tras un rato de “trasteo” lo dejó sobre la mesa y éste comenzó a sonar. Lo que parecía una llamada de tantas se convirtió en un pensamiento por mi parte del estilo “debe ser que no lo quiere coger”, pero cuando pasó cerca de un minuto y el móvil seguía escupiendo notas de estilo pop indie a todo volumen por su altavoz ya empezamos a mirarnos entre nosotros tres buscando algún gesto de extrañeza; cosa que encontré tanto en la cara de mi hermana como en la de Joe.

A todo esto, X e Y seguían sin pronunciar palabra alguna en una actitud bastante surrealista. Fumaban sus cigarros, bebían de sus vasos sorbo a sorbo y movían la cabeza al ritmo de la música que ellos mismos se habían encargado de poner en un aparato que chirriaba como una vagoneta vieja. Sus miradas estaban dirigidas a puntos indefinidos del infinito y la verdad es que a mí me parecían más bien un par de autómatas sin rastro alguno de emociones humanas.

Pues bien, asumiendo que la cosa iba para largo, lo que hicimos en ese momento fue terminar nuestras bebidas a toda velocidad e irnos del local, pues el estridente sonido de aquel móvil estaba empezando a taladrar nuestros tímpanos. Joe tiene la teoría de que X e Y nos querían echar del Roxanne sin miramientos de ningún tipo; mi hermana piensa que eran unos poperos culturetas que no pueden estar en un sitio sin escuchar música ensimismados; y yo creo que aunque puede ser una mezcla de ambas cosas, principalmente es un problema de educación.

En fin, otro espécimen extraño que uno de vez en cuando se va encontrando por la vida. Nunca dejarán de sorprenderme las cosas que hacen algunas personas…

Cómo hacer que la gente confíe en la gente

Esta mañana estaba dado una vuelta por las calles del centro de la ciudad en busca de imágenes para las entradas de «Alcalá de Henares ayer y hoy» cuando algo me destacó en el umbral de un portal: un teléfono móvil plateado que estaba con la pantalla hacia arriba.

En mi peculiar modo de ver las cosas pensé que podría ser algún tipo de experimento social del estilo «vamos a dejar este teléfono aquí y a ver qué hace la gente al verlo», pero cuando lo cogí y vi que en la pantalla estaba el típico mensaje de prepago que indica el saldo restante tras una llamada enseguida me hice una idea: el dueño (o dueña) del teléfono se habría sentado en el escalón de ese portal para charlar un rato y al levantarse se le debió caer del bolsillo y se había quedado ahí sin darse cuenta.

El caso es que recogí el teléfono y recorrí la calle un par de veces arriba y abajo para ver si divisaba a alguien en busca de algo perdido, pero no fue así, de modo que emprendí camino a casa pensando en el modo de encontrar al dueño/a del teléfono.

Caminando por las calles empecé a mirar la agenda del móvil (que por cierto, era un Nokia 6234 plateado con cámara de 2 MPixels y 2 GB de memoria) y comencé a atar cabos: el teléfono era de algún estudiante universitario y la mayor parte de sus contactos eran de países extranjeros. Me imaginé que sería un Erasmus, porque el teléfono era español y la tarjeta de Yoigo.

El teléfono (por suerte) estaba con la batería completamente cargada, de modo que pensé que antes o después su dueño llamaría y así podría decirle que no se preocupara y que dónde podría encontrarle para dárselo. Sin embargo, una vez en casa decidí investigar un poco para ver si podía dar con su dueño en el caso de que no llamara por la razón que fuera.

Me metí en los mensajes y poco a poco fui descubriendo que el dueño efectivamente es un estudiante universitario que está de Erasmus en España y enseguida encontré su nombre y su dirección, de modo que pensé que si no llamaba (era casi la hora de comer en ese momento) por la tarde me pasaría por allí para llevárselo porque además me pillaba de paso, ya que era por el centro de la ciudad, muy cerca del lugar donde encontré el teléfono.

Pues bien, nada más terminar de comer (justo en el momento en el que Valentino Rossi subía al podio del circuito de Le Mans tras la carrera de hoy de MotoGP) el teléfono sonó y era su dueño, quien se alegró infinitamente de saber que el teléfono estaba en buenas manos y que esta misma tarde lo tendría de nuevo en su poder.

Filippo me dio las gracias un montón de veces y quedamos en vernos a las 18:30 en la puerta del ayuntamiento. A esa me acerqué por allí y nos reconocimos al momento (más que nada porque él era la única persona presente por allí debido al mal tiempo y a que yo iba con su teléfono en la mano). Tras un apretón de manos le di el teléfono y su cara de alivio fue tremenda, en serio, se nota que en el teléfono tenía un montón de datos que ya daba por perdidos y de los que no tenía copia alguna.

El chico volvió a darme mil veces las gracias (con reverencias incluidas) y a continuación me dijo que me invitaba a una cerveza; lo que pasa es que yo iba muy mal de tiempo porque había quedado pocos minutos después y que me era imposible. Sea como sea, Filippo y yo estuvimos hablando un par de minutos y a continuación nos dimos unas palmadas en la espalda a modo de despedida y nos fuimos a toda velocidad porque empezaba a llover fuerte.

En fin, una anécdota que me ha hecho pensar bastante (ya tengo en mente una nueva entrada para el blog) y que la verdad es que me ha alegrado bastante la tarde, pues estoy seguro de que este chico se ha llevado una muy buena impresión y es posible que ahora crea en la gente un poco más que antes.

¡Un saludo!

Review: Nokia 6630

Hoy os voy a hablar largo y tendido (más que en aquella primera toma de contacto, ya os lo advierto 😛 ) de las posibilidades que brinda un teléfono como el Nokia 6630. A día de hoy ya llevo un par de semanas de “trasteo” con él y creo que me he podido hacer una idea bastante global de las posibilidades que ofrece este móvil. De todos modos, antes de entrar en faena vamos a hacer un pequeño repaso histórico de este modelo en particular así como de su antecesor y predecesor.

UN POCO DE HISTORIA
Cuando Nokia sacó a la venta el 6630 la firma finlandesa ya tenía un teléfono de similares características en la calle: el 6600, que gozó de una gran popularidad en aquella época (apareció en el año 2003) y fue uno de los principales responsables de la gran expansión del sistema operativo Symbian y los smartphones en general.

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El 6600 había dejado el listón bastante alto gracias a las posibilidades de expansión que poseía (6 MB de memoria interna, slot para tarjeta MMC, Bluetooth, puerto de infrarrojos…) y de hecho estuvo a la venta durante más de tres años contando con los favores del público; todo un record para un producto de electrónica de consumo. Sin embargo, el 6630 que saldría pocos meses después de éste intentaría llegar todavía un poco más lejos.

Si bien la forma del 6600 era bastante peculiar, la del 6630 es de las más fácilmente distinguibles de todo el catálogo de Nokia. Su diseño ovalado en la parte inferior y sus líneas rectas en la superior lo hacen perfectamente reconocible incluso en la distancia. No era la primera vez que Nokia realizaba un diseño como éste, pero en esta ocasión se buscaba la elegancia en sus formas más allá de estridencias y diseños juveniles.

Por supuesto, el tema de la belleza o fealdad del modelo comentado es algo completamente subjetivo, pero en lo que a mí respecta me parece uno de los teléfonos móviles más bonitos que han pasado por mis manos (con permiso del Motorola RAZR V3, que me sigue pareciendo un ejemplo perfecto de diseño industrial). Sus formas son armoniosas, sus carcasas intercambiables tienen todas las esquinas redondeadas y el gran objetivo de la cámara en la parte posterior termina de definir las peculiares formas de este terminal.

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El 6630 fue sustituido con el tiempo (apareció a mitad del 2005) por el 6680; de un diseño más convencional y unas características algo superiores; si bien no logró el éxito y la popularidad de sus dos antecesores.

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CARACTERÍSTICAS TÉCNICAS
Las principales características del 6630 son las siguientes:

  • Smartphone 3G con capacidades de videollamada operando bajo el S.O. Symbian serie 60
  • CPU ARM9 a 220 MHz: la CPU más potente incluida en un teléfono en el momento de su lanzamiento
  • Cobertura global en todo el mundo (Japón incluído)
  • Aplicaciones incorporadas para lectura de email, navegador web, reproductor de MP3 y visor de archivos de MS Office
  • Cámara digital de 1.3 Mpixels (1280 x 960) capaz de grabar vídeo a una resolución de 176 x 144
  • Pantalla TFT-LCD de 176 x 144 píxels a 65000 colores
  • Conectividad por Bluetooth
  • 10 MB de memoria de serie. Ampliación de la misma mediante tarjetas DV-RS-MMC de hasta 2 GB de capacidad
  • Medidas de 110 x 60 x 21 mm con un peso de 127 gramos

Pero más allá de las pesadas y espesas especificaciones de los fabricantes, lo que pretendo es daros a conocer mi punto de vista sobre una tecnología a la que hasta el momento no había puesto la mano encima y que me está haciendo pensar muy seriamente que en el futuro no querré otro teléfono que no corra bajo Symbian, así de claro 😉

IMPRESIONES Y SENSACIONES
Bueno, pues como os decía, voy a intentar transmitiros las sensaciones de estos primeros días con el teléfono: en primer lugar he de decir que cuando lo tuve por primera vez en las manos pensé que era un teléfono bastante grande, pero no tanto como lo había imaginado. Ya se lo había visto alguna vez a alguna persona por la calle, y también en escaparates y tal, pero no lo había tenido nunca en mis manos hasta la tarde del pasado 10 de Enero.

Claro, si comparamos el 6630 con un teléfono “microscópico” como lo era mi antiguo LG KG275, sí que nos va a parecer un móvil de generosas dimensiones y peso, pero al lado de mi habitual Motorola RAZR V3 la verdad es que este Nokia no destaca demasiado en este aspecto. De cualquier modo os comentaré que el 6630 mide 110 x 60 x 21 mm y que tiene un peso de 127 gramos.

Otro punto a comentar es el de la curiosa parte inferior del teléfono: una zona redondeada con unas teclas dispuestas en ángulo y que están todas muy próximas entre si, no existiendo en la práctica separación entre ellas. No es un teclado incómodo para escribir algún SMS una vez que se le ha “pillado el truco”, pero viniendo del V3 la verdad es que las teclas pueden parecer un poco pequeñas para nuestros dedos.

El volumen que escuchamos a través del auricular es algo escaso, pero en entornos ruidosos podemos activar el altavoz manos libres y así escuchar con claridad a nuestro interlocutor. No sé si será problema del modelo que tengo yo o de todos los 6630 en general, pero me da la sensación de que el sonido que se escucha a través del auricular es demasiado grave; aunque también hay que tener en cuenta que el Motorola V3 al que estaba acostumbrado es uno de los modelos que más alto y claro se escucha a través de su auricular.

La pantalla es de generoso tamaño y se ve bastante bien incluso en exteriores con el sol “en todo lo alto”. En la parte superior derecha del teléfono (junto al auricular) tenemos un sensor de luz que medirá la iluminación ambiental en todo momento y ajustará el brillo de la pantalla y la iluminación del teclado para que tengamos siempre un compromiso aceptable entre calidad de visualización y duración de la batería. En completa oscuridad se ajusta el brillo de la pantalla al mínimo a la vez que activa la iluminación del teclado; mientras que a pleno sol subirá al máximo la retroiluminación del display y desactivará los LEDs del teclado.

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Precisamente hablando de la batería es donde nos encontramos uno de los puntos débiles de este teléfono, y es que debemos recargarlo cada dos o tres días en condiciones normales de uso. Puede haber gente a la que no le parezca nada extraño, pero yo, acostumbrado a mi V3 que recargo más o menos una vez a la semana, encuentro que la autonomía es un poco escasa. Al menos la carga de la batería se realiza de forma más o menos breve, empleando para ello entre una y dos horas en función de lo descargada que se encontrara, pero como digo es mejor no perder mucho de vista el cargador.

Claro, esa escasa autonomía es el precio a pagar por cada función del teléfono, pero aun así creo que el tema de las baterías de los dispositivos móviles todavía han de evolucionar mucho y con el tiempo estos datos nos causarán risa como nos la causan las especificaciones de los terminales de hace una década.

SYMBIAN Y EL MANEJO DIARIO DEL 6630
Como ya dije en su momento, tenía muchas ganas de tener un móvil con sistema operativo Symbian para comprobar por mí mismo sus prestaciones y posibilidades. De entrada he de comentar que el primer día tuve un error que por lo visto es muy común a casi todo el mundo: salía de las aplicaciones con la tecla de “colgar” y lo que ocurre entonces es que en realidad no sales de la aplicación, sino que queda en segundo plano ocupando su porción de memoria.

Claro, haciendo eso mismo con unas cuantas aplicaciones se acabará por llenar toda la memoria RAM del teléfono obteniendo un mensaje de error (en el mejor de los casos) o un precioso cuelgue del sistema. Si algo me quedó claro es que de las aplicaciones hay que salir con la tecla “salir” o en su defecto, si se nos pasa el cerrar alguna correctamente, mantener pulsada un par de segundos la tecla de menú para que se nos abra un gestor de tareas (al estilo ctrl + alt + del en Windows XP) y podamos cerrar la tarea pertinente “a lo bruto”.

Tras esta advertencia inicial he de comentar que Symbian es un sistema multitarea, basado en el sistema incorporado en los ordenadores PSION y presente en multitud de teléfonos móviles de diversas marcas, siendo Nokia la más conocida de ellas.

Symbian va ahora mismo por la versión 9.3 estando la versión 9.5 ya anunciada y en camino. La versión presente en el 6630 es la 8.0a pack 2, cuyas especificaciones técnicas quedan fuera de nuestro ámbito, pues me quiero centrar en contaros cómo se maneja y qué tal funciona en el día a día.

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El menú de Symbian es un poco caótico: no parece haber orden aparente en las aplicaciones del menú principal y las carpetas que contienen otras aplicaciones. Tenemos un visor multimedia en el menú raíz y otro exclusivamente de fotografías (al estilo CoverFlow) en la carpeta llamada “multimedia”. En la carpeta “organizador” hay utilidades para manejar la memoria, en «herramientas» hay utilidades variadas… la verdad es que como digo es un poco caótico y los primeros días serán un poco de “probar” a ver dónde estaba la agenda o el gestor de archivos hasta que empecemos a acostumbrarnos dónde está cada cosa..

No obstante, lo que más me gusta es la posibilidad de asignar funciones a las teclas de dirección del teléfono así como a los dos botones que hay a su lado: en mi caso particular las tengo configuradas de la siguiente manera:

  • Arriba: ajustes de bluetooth
  • Abajo: guía telefónica
  • Derecha: galería multimedia
  • Izquierda: Tom Tom Mobile
  • Acción: – (no le he puesto nada para no activarla por error)
  • Tecla izquierda: mensajes
  • Tecla derecha: cámara

Esto cada uno se lo pondrá a su gusto en función de cómo se sienta más cómodo y las aplicaciones que más utilice. Me hubiera sido útil asignar los perfiles de sonido a alguna de las teclas, pero ya me había quedado sin opciones.

Algo inexplicable (al menos para mí) es que no exista la posibilidad de bloquear el teclado automáticamente una vez pasado cierto tiempo. Si queremos tal posibilidad debemos instalar un programa externo que realice dicha función, pero misteriosamente el sistema no la implementa en modo alguno. Ahora bien, como contrapartida tenemos el fantástico “modo offline” que consiste en que podemos desactivar la función de teléfono móvil pero dejar encendido el aparato de modo que podamos seguir utilizando el resto de sus funciones. Esto es potencialmente útil en aviones, hospitales, gasolineras y todo tipo de lugares en los que los teléfonos móviles están completamente prohibidos.

MULTIMEDIA
El 6630 se vendió como uno de los teléfonos con más capacidades multimedia en aquella época: posee una cámara fotográfica de 1.3 Mpixels capaz también de grabar vídeos (a 176*144 píxels) de hasta una hora de duración. Su calidad es más o menos decente: escasa comparada con una cámara digital de gama media pero sí que es similar a la de las primeras cámaras digitales de precio reducido con sensor CMOS (las fotos que saca me recuerdan un poco a las de mi antigua Genius G-Shot D211).

Desde luego que no os recomiendo la cámara de este teléfono como “cámara única” si sois aficionados a la fotografía, pero hay que reconocer que es práctico llevar encima en todo momento un dispositivo capaz de captar instantáneas de una calidad más o menos decente. Os dejo a continuación un par de fotografías hechas por mí:

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En cuanto a la música hay que decir que el teléfono se escucha con una calidad más bien escasa en este aspecto. Cualquier reproductor de MP3 es capaz de dar mucho más empaque a las canciones que queramos escuchar. Y os hablo de ello empleando el manos libres que se incluye en la caja, porque si es a través del altavoz del teléfono éste se escucha bastante alto pero con una calidad pésima (de lata de Coca-Cola, vaya). No creo que vaya a escuchar a menudo música en el 6630, y la única ventaja de que reproduzca MP3 es que podemos utilizar nuestra canción favorita como tono de llamada.

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El teléfono también es capaz de reproducir vídeos mediante la versión de Real Player incorporada de serie, función que tal vez sí que utilicemos más a menudo debido a que en un determinado momento podemos ver un capítulo de nuestra serie favorita en la sala de espera del médico o en cualquier otro lugar. Evidentemente necesitaremos un programa conversor para pasar a formato 3GP (el que usan los teléfonos móviles) y la calidad no va a ser excesiva, pero bueno, como digo para salir del paso puede servir alguna que otra vez. También contamos con la posibilidad de abrir archivos de Office gracias a una serie de aplicaciones incluidas en el software que acompaña al terminal.

Y creo que poco más me queda por comentar: tal vez decir a modo de resumen que estoy encantado con el teléfono por su capacidad de ser una auténtica «navaja suiza», ya que entre las aplicaciones que trae de serie y las que podemos instalar nosotros mismos siempre encontraremos sumamente útil al 6630 en multitud de ocasiones.

LECTURAS RECOMENDADAS
Nokia 6600 en Wikipedia
Nokia 6630 en Wikipedia
Nokia 6680 en Wikipedia
Symbian en Wikipedia
¿Qué es un móvil Symbian y para qué sirve?
Review Nokia 6630 en Mobile-Review.com

Nuevo fondo de pantalla para el móvil (ON edition)

Tal y como le prometí a mi compañero en ultimONivel Huracán134, aquí os muestro el fondo de pantalla que me hizo el otro día para mi Motorola V3.

Queda bien en la pantalla interna…

 

Y en la externa también.

 

¡Muchas gracias, Hura!  🙂

Garrafone Live! (cómo desactivar el acceso a internet en los moviles Vodafone)

Hola a todos/as!

Hoy os voy a explicar un pequeño «truco» para no conectarnos a Internet cada dos por tres sin querer en los teléfonos que llevan Vodafone Live! incorporado; vamos a ello…

Veréis, en todos los teléfonos Vodafone que salen a la venta desde hace ya un tiempo siempre se deja una tecla para que en cuanto sea pulsada acceda a Vodafone Live!, es decir, a Internet. Podemos pensar en tener cuidado y no tocarla bajo ningún concepto, pero os aseguro que cada dos por tres se pulsa por error, omisión, prisas y demás motivos. Aparte, en los menús del teléfono hay mil y un accesos para acceder a Internet, por lo que las posibilidades de conectarse de forma involuntaria crecen exponencialmente si vamos de un menú a otro con demasiada rapidez.

Antes Vodafone cobraba por Kb descargado, por lo que si la conexión era de un instante serían un par de céntimos, pero ahora es mucho peor: se cobran 50 céntimos por conexión, independientemente del tiempo que estemos «navegando» por Internet, por lo que en el momento que pulsemos la tecla maldita ya sabemos que nos acabamos de gastar 50 céntimos de euro a lo tonto.

Entonces ahora se nos abre un abanico de posibilidades para tratar de evitar esto, y hay gente que incluso ha anulado la tecla físicamente (abriendo el teléfono y colocando algo bajo el botón de modo que no haga contacto al pulsarlo) pero aquí vamos a ser más elegantes y vamos a usar un método que dejará nuestro teléfono intacto y que también nos evitará la posibilidad de conectarnos a Vodafone Live! si tocamos alguna opción de menú que nos lleve ahí.

Un teléfono movil accede a Internet como cualquier ordenador, de modo que necesita unos parámetros de configuración. Esos parámentros están en lo que en los terminales se conoce como «perfiles WAP«, y en cada modelo estarán en un menú diferente, pero en todos ellos se llaman más o menos igual. Recordad: buscad algo llamado «perfiles WAP» o muy similar.

Una vez ahí veremos que hay varios y que estará activado por defecto el que se llama «Vodafone Live!». Este perfil contiene una serie de datos y parámetros que hacen que cada vez que pulsemos sobre un acceso a Internet desde el movil se conecte y nos cobre. Podríamos desconfigurar por completo este perfil y ya no conectaría, pero eso haría que el teléfono se quedara sin posibilidad de conectarse a Internet, cosa que puede venir bien en alguna situación concreta.

Lo que vamos a hacer es crear un nuevo perfil WAP, así que elegimos la opción de «nuevo perfil» (o algo así) y nos aparecerá una plantilla con un montón de datos completamente en blanco. Lo único que tenemos que hacer es darle un nombre (en mi caso ha sido «Garrafone Live!») y dejar todo lo demás en blanco, tal y como viene por defecto al crear el nuevo perfil.

Una vez guardado el perfil sólo tenemos que configurarlo para que sea el perfil predeterminado al intentar conectar y así, cada vez que por el motivo que sea el teléfono intente conectar con Vodafone Live! obtendremos un precioso mensaje de error y al mirar el contador de datos (o el registro de llamadas en la web) veremos que no se ha transmitido ni un byte y que por lo tanto no nos han cobrado ni un céntimo.

Si por lo que sea un día queréis conectaros a Vodafone Live! para algo sólo tenéis que volver a poner como predeterminado el perfil original (es por eso que no conviene eliminarlo ni modificarlo).

Bueno, espero que os haya sido útil la explicación, porque al principio de tener mi Sharp GX15 estaba todo el día dándole a la puñetera teclita y esto me ayudó mucho. Por supuesto, cuando me hice con el Motorola RAZR V3 que actualmente poseo (ya sé que es un modelo antiguo que hoy en día tiene todo el mundo, pero a mí me gusta 😛 ) lo primero que hice fue desactivar el acceso a Internet antes de que volviera a darle por accidente unas cuantas veces, ya que también tiene la famosa teclita de acceso directo al Live! (en este caso el globo azul que hay sobre la tecla verde y que podéis ver en la foto que os he puesto aquí arriba 😉 ).

¡Un saludo y gracias por vuestra atención!