Review: Fenix E02R

Aun teniendo un modelo (la recién analizada E03R) que por su forma, tamaño y peso es perfecto para llevar junto a las llaves, en Fenix han decidido lanzar también un modelo de dimensiones diminutas y cuerpo cilíndrico siguiendo los cánones clásicos de este tipo de linternas tan prácticas: la E02R.

El cuerpo

Como ya habréis visto en la imagen anterior, estamos ante un modelo de forma cilíndrica, fabricado en aluminio anodizado 6061-T6 disponible en colores negro, marrón o azul, con unas dimensiones de 48 mm de largo por 15 mm de diámetro y un peso de apenas 15 gramos. De la alimentación eléctrica se encarga una batería interna de iones de litio con una capacidad de 120 mAh recargable a través de puerto microUSB.

Lo bueno es que este puerto queda oculto a la vista durante el normal uso de la linterna, ya que para acceder a él debemos desenroscar la cabeza y de ese modo podremos acceder al mismo. Con este diseño, el punto debil de muchas linternas de este tipo queda protegido de humedad y polvo gracias a la junta tórica que le da estanqueidad cuando la cabeza está en posición de apagado. La gran ventaja es que en este caso no hay posibilidad de desmontar la linterna en dos partes, ya que llega un punto en el que cabeza y cuerpo no siguen desenroscando y, por tanto, todo queda de una sola pieza y no perderemos ninguna de ellas.

Junto al propio puerto tenemos un pequeño LED que se iluminará en color rojo durante la carga de la linterna y en verde al finalizar la misma; algo que lleva aproximadamente una hora si tras el último uso hemos dejado la batería completamente agotada. Por tanto, aunque la autonomía no sea muy prolongada, al menos la recarga es realmente rápida. Mi única queja en este aspecto es que no se haya optado por emplear un puerto USB-C aunque sólo sea porque siempre vamos a acertar al instertar el conector.

Hablando de equipamiento, la E02R incluye en su caja además de la propia linterna, un cable de carga, una anilla de llavero, una junta tórica de recambio, un manual de instrucciones y una tarjeta de garantía. Lo habitual en las linternas de pequeño tamaño de la marca, vamos.

La mitad delantera del cuerpo (la cabeza; que en este modelo es algo más larga en comparación con otros similares) posee cinco ranuras longitudinales bastante anchas para mejorar el agarre y, sobre todo, facilitar su giro si tenemos las manos heladas o usamos guantes. Por su parte, la parte trasera tiene una zona de aproximadamente un centímetro con un grabado de finos anillos diseñada con la idea de que asiente mejor sobre nuestros dedos y no se nos resbale. Yo no la llamaría knurling como tal porque no tiene el típico patrón rugoso de otros muchos modelos, pero ahí está y algo ayuda a mejorar el agarre.

Por último, en la parte trasera tenemos el clásico rebaje en el que podemos colocar una anilla de llavero, una cadena, un paracord… Esta parte ha sido perfectamente torneada y por mucho que la miro no atisbo arista o imperfección alguna pese a ser una pieza con tantos recovecos que es complicada de ejecutar. La verdad es que los acabados son un aspecto en el que Fenix está destacando mucho últimamente, ya que también me pareció uno de los puntos fuertes de la E03R.

Lo malo del diseño de esa parte de la linterna es que la impide hacer tailstanding; ya que aunque es de forma plana es tan estrecha que no es capaz de permanecer en esa posición de forma estable. Por tanto, su diseño está pensado para llevarla en nuestro llavero de forma cómoda y eficaz, pero no para iluminar una estancia de forma estática apuntando hacia el techo.

No he mencionado antes que el aluminio del modelo que hoy analizamos recibe en su superficie un tratamiento de anodizado duro tipo III que la protegerá frente a roces; pero viviendo en un bolsillo apretado junto a llaves con aristas afiladas, monedas de cantos duros y demás cacharros que no paran de frotarse contra ella, poco a poco se irá limando dejando a la vista el aluminio desnudo como habéis podido ver en aquel artículo que mostraba como envejece una linterna de aluminio frente a otra de titanio.

Por cierto, al igual que en la E03R, en la parte frontal tenemos grabado el número de serie de la linterna así como una advertencia sobre la elevada temperatura que puede alcanzar esa parte del cuerpo. Como en aquella ocasión, os comentaré que la linterna no llega a quemar por mucho que usemos el modo Alto y, por tanto, la razón de ser de la advertencia debe de ser más por un tema legislativo que por un peligro de quemadura real.

La linterna cuenta con especificación IP68 de resistencia a los elementos, lo que la convierte en sumergible a dos metros de profundidad durante media hora y totalmente resistente al polvo. En cuanto a las caídas, debería soportar sin grandes destrozos «aterrizajes» desde 1 metro de altura.

En definitiva, estamos ante un modelo muy liviano y que apenas abulta, lo que hará que no nos moleste en el bolsillo en ningún momento y que además posee un cuidado diseño con una alta precisión de fabricación.

La luz

El LED que se encarga de proporcionar la luminosidad que da la E02R es un Cree XP-G2 S3, ofreciendo un haz regular y muy blanco, sin zonas irregulares, manchas de luz ni anillos exteriores; algo a lo que la lente TIR montada directamente sobre el emisor contribuye de forma decisiva.

Este tipo de linternas suelen tener uno o dos modos; y este último caso es el de la que hoy estamos analizando. Los dos modos disponibles, su alcance y sus respectivas autonomías son los que os detallo a continuación:

  • Bajo: 15 lumens, 13 metros (6 horas y media)
  • Alto: 200 lumens, 49 metros (25 minutos)

El cambio de modos se realiza de la siguiente manera: partiendo de la posición de apagado, si vamos enroscando la cabeza llegaremos a un punto en el que vemos que la linterna se enciende. En ese momento estamos en el modo Bajo de 15 lumens. Si seguimos enroscando un poco más pasaremos al modo Alto con sus 200 lumens. Para volver al modo Bajo desenroscamos ligeramente y si seguimos desenroscando apagaremos la linterna. Así de sencillo. Por tanto, en esta linterna no hace falta incluir ningún tipo de bloqueo; ya que por su modo de funcionamiento tenemos un bloqueo físico de por si.

En cualquier caso, lo que sí incluye esta linterna es un modo de regulación por temperatura el cual baja la potencia de emisión si detecta que la E02R se está calentando más de la cuenta. Estos sistemas de protección son en la actualidad muy necesarios puesto que en los últimos meses los fabricantes sacan cada vez más lúmens en modelos más pequeños, por lo que la disipación del calor es un tema clave para no afectar a la electrónica interna y/o la batería integrada.

En todo caso, estuve usando la linterna en exteriores en modo Alto continuamente hasta que se agotó la batería y no percibí bajadas de intensidad hasta que la batería empezó a flaquear; de modo que al menos en invierno y por la calle no parece que el sistema vaya a actuar demasiado. Tendré que repetir esta prueba en pleno mes de julio a ver qué pasa.

Como todos los modelos que van pasando por mis manos desde hace un tiempo, me llevé la E02R a la arboleda donde pruebo la iluminación que ofrece cada linterna en un entorno real y he de decir que en su modo Alto la pequeña Fenix alumbra un montón. Es una pena que la autonomía sea algo escasa en dicho modo (algo lógico debido al minúsculo tamaño de este modelo) porque como vais a poder ver a continuación podemos usarla para iluminar nuestro camino perfectamente y distinguir lo que nos espera bastantes metros por delante.

El haz en el modo Alto no es demasiado ancho pero sí lo suficiente como para alumbrar lo que tenemos delante y mantener a la vista los laterales del camino. Por su parte, el modo Bajo con sus 15 lumens nos servirá para alumbrar nuestros pies si vamos caminando a paso tranquilo por una zona de suelo muy regular y en buen estado, pero no esperéis ver con claridad mucho más allá.

Las sensaciones

La E02R es una de esas linternas que da gusto tener en la mano. Normalmente las precisiones y tolerancias de los procesos industriales de mecanizado son fijas y, por tanto, las imperfecciones se notan más en modelos de pequeño tamaño. Sin embargo, en los últimos modelos que Fenix está lanzando al mercado la realización física de la linterna es simplemente perfecta: no hay irregularidades, no se aprecian aristas de ningún tipo, no hay desajustes en las roscas… Como os digo, el nivel de precisión empleado en la factoría de la marca es sencillamente asombroso.

Además, en las últimas linternas de este tipo que han ido saliendo al mercado, tenemos un rendimiento lumínico espectacular. De hecho, la cantidad de lumens que ofrece una linterna más pequeña que vuestro pulgar está muy por encima de aquellas Maglite clásicas que pesaban un kilo y llevaban cuatro pilas tipo D para dar 80 lumens como máximo. Lo único bueno de aquellas en comparación es que las podíamos usar como arma arrojadiza o a modo de maza para abrir almendras en el campo.

Me gusta mucho lo pequeña que es la Fenix E02R y lo poco que se nota su presencia en nuestro bolsillo. Además, al tener formas muy redondeadas no la notaremos clavarse en nuestra pierna al sentarnos como sí ocurre con modelos de mayor tamaño. Digamos que las linternas que usan una pila AAA ya estarían fuera del límite de la inadvertencia que sí cumple el modelo que hoy estamos viendo.

Conclusión

Fenix a venido a pelear con su E02R a un sector de las linternas en el que hay multitud de contendientes. De hecho, que hayan pasado por aquí coincidiendo en filosofía de uso y forma constructiva tenemos cuatro modelos: Wuben G338, Trustfire Mini-07, Olight i1R 2 EOS y Trustfire Mini2; casi nada.

Como podéis apreciar en la fotografía que tenéis sobre estas líneas la E02R es unos milímetros más larga que sus rivales, pero también hay que reconocer que comparadas con la típica moneda que pongo, todas ellas son de un tamaño irrisorio. Lo malo de las tres que tenéis a la derecha es que en todos los casos se pueden desmontar en varias piezas y por tanto el riesgo de perder alguna de ellas siempre está presente.

En cualquier caso, por practicidad y prestaciones su mayor rival es la pequeña de las Olight, ya que esta tiene también esa característica que tanto me gusta de que la linterna no se divide en dos para acceder al puerto de carga, lo que nos puede ahorrar más de un disgusto tratándose de piezas de tan pequeño tamaño. Eso sí, la E02R tiene la ventaja de ofrecer 50 lumens más (200 frente a 150) y una autonomía superior en el modo Alto (25 minutos frente a 15).

En definitiva, un modelo muy recomendable que os sacará de muchos apuros sin notar que la llevamos encima y que destaca especialmente por el esmero que han puesto en su fabricación.

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Review: Fenix E03R

No hay manera. Siempre me prometo que será la última, que ni una más, que ya tengo bastantes… pero cada vez que alguna marca saca al mercado una linterna de pequeño tamaño acabo haciéndome con ella porque pienso que aunque sólo sea por el tiempo que paso probándola a fondo, haciéndole fotos desde todos los ángulos y escribiendo la review correspondiente ya merece la pena su adquisición.

La de hoy es la enésima linterna de este tipo (y no será la última porque de hecho ya viene otra de camino) sólo que esta además de un tamaño delicioso y un factor de forma algo diferente, también tiene alguna peculiaridad lumínica, así que sin más preámbulos vamos a echarle un vistazo a la Fenix E03R.

El cuerpo

Lo primero que llama la atención de la E03R es su empaquetado: un blister de cartón y plástico transparente en el que ya se vislumbra el minimalismo que prima en esta linterna. En su interior, además del propio modelo, una pequeña anilla de llavero, un cable de carga y algo de documentación. Nada más.

Eso sí, por mucho que os diga o muchas fotos que os ponga, no os podréis imaginar el minúsculo tamaño de esta linterna hasta que no tengáis su envoltorio en las manos. En serio, es realmente pequeña y yo me quedé muy sorprendido por este motivo la primera vez que la vi en persona.

Fabricada en aluminio torneado por CNC a partir de un bloque macizo y posteriormente recibiendo sobre su superficie un anodizado tipo III de un elegante tono gris oscuro, la E03R tiene un minúsculo tamaño de 47 x 24 x 12 mm y un peso de tan sólo 22 gramos. Su forma es rectangular, si bien tiene algunas oquedades en su carcasa que me resultan especialmente agradables al tacto y es que de hecho a veces símplemente llevo la linterna entre mis dedos mientras bajo a dar un paseo como si de un talismán se tratase.

La parte frontal es plana, con una lente TIR traslúcida tras la que podemos distinguir dos emisores LED; sólo que a diferencia de la Nitecore TIP2, en esta ocasión estos no van a ser gemelos; sino que uno va a ser el foco principal y el otro uno auxiliar de color rojo con idea de alumbrar en aquellas situaciones en las que no queremos molestar y/o pretendemos pasar desapercibidos.

En la parte trasera tenemos un hueco muy elaborado e integrado en la carcasa para poner una anilla (la caja incluye una de tamaño diminuto) y poder así añadir esta pequeña linterna a nuestras llaves. Desde luego por tamaño y peso no supondrá un lastre en el bolsillo. Eso sí, no disponemos de modo alguno de implementar algún tipo de pinza o similar, así que si sois de los que os gusta colocarla en una gorra para usarla en modo «manos libres» este modelo no es para vosotros.

El botón de control es de color cobre, enrasado con la cara superior de la carcasa, con una serie de círculos concéntricos para mejorar su tacto, y posee en el centro un pequeño indicador luminoso que será verde o rojo según lo que quiera decirnos. Me gusta por tamaño y por tacto, pero he de decir que el botón de la E03R está algo expuesto y pese al sistema de bloqueo del que luego hablaremos, tengo la impresión de que algún día me encontraré la linterna encendida por accidente al llevarla en el bolsillo de mis vaqueros junto a otros elementos.

Por su parte, la batería interna de 200 mAh se recarga mediante un puerto USB-C (a ver si de una vez se estandariza para cargar todo tipo de dispositivos portátiles) y el indicador luminoso del botón de la linterna se encenderá en color rojo durante el proceso pasando a verde cuando éste finalice; cosa que sucede tras aproximadamente hora y cuarto si la batería estaba completamente agotada.

El puerto de carga se encuentra situado en uno de los laterales de la linterna y está protegido por una tapa de goma que ha de permanecer cerrada para cumplir con la certificación IP66 que posee la linterna, ya que como se os quede abierta entrará agua al interior. Por cierto, en cuanto a caídas, debería de aguantar hasta 1 metro sin romperse nada según aseguran los diseñadores de Fenix.

Comentaros que no la he tirado al suelo, pero la prueba de pegarle un remojón en la ducha (asegurándome antes de que la tapa del puerto de carga estaba perfectamente cerrada) sí que la ha pasado sin problemas.

Para conocer la carga de la linterna sólo nos tenemos que fijar en el indicador que os decía antes cuando la encendemos, ya que según su estado nos estará diciendo en qué porcentaje se encuentra la batería:

  • Verde fijo: 100% – 70%
  • Verde parpadeante: 70% – 40%
  • Rojo fijo: 40% – 10%
  • Rojo parpadeante: 10% – 1%

Como ya habréis visto en las fotos, sobre el cuerpo de la linterna viene serigrafiado el número de serie y una señal de que tenemos que tener cuidado con la zona del emisor porque llega a calentarse bastante. Esto último he intentado comprobarlo manteniendo el modo Alto funcionando durante bastante tiempo y tampoco es para tanto, sobre todo después de haber probado modelos como la Imalent LD70 donde la temperatura pasados un par de minutos llega a ser extrema; así que aunque hayan puesto esa advertencia tampoco penséis que correis el riesgo de quedaros sin huellas dactilares.

Sin duda, lo mejor de este modelo de Fenix es su reducido tamaño y su forma tan compacta, pues al ser tan pequeña pasará absolutamente inadvertida en nuestro bolsillo junto a llaves, monedas y demás enseres que nos acompañan a todas partes.

La luz

La luz que emite el LED principal es muy blanca y disponemos de cuatro modos con las siguientes potencias y autonomías:

  • Eco: 5 lumens (18 horas)
  • Bajo: 30 lumens (3 horas)
  • Medio: 80 lumens (1 hora y 15 minutos)
  • Alto: 260 lumens (45 minutos)

En todo caso, en el modo más potente transcurridos unos 5 minutos el nivel de brillo bajará a 100 lumens. Además, a medida que la batería se va descargando esta irá cambiando al nivel inferior de luminosidad de forma automática hasta que al ocurrir esto en el modo Eco la linterna se apagará por agotamiento de energía y tendremos que recargarla para poder seguir usándola.

Por su parte, el LED rojo posee dos modos de uso:

  • Fijo: 4 lumens (5 horas y 30 minutos)
  • Baliza: 4 lumens

La idea del emisor de color rojo no es mala sobre el papel, ya que suele ser un tipo de iluminación que evita deslumbramientos y es bastante más discreta que una luz blanca. Sin embargo, el problema aquí es que se han pasado con la intensidad del modo Fijo y se han quedado cortos con el modo Baliza, haciendo que el primero llegue a molestar en plena oscuridad y el segundo no sea tan visible como en aquellas linternas en las que esta funcionalidad es más parecida a un flash potente que dura apenas una centésima de segundo que a un LED que simplemente se va enciendo y apagando a ritmo fijo como es el caso que hoy nos ocupa.

Además, siguiendo con el modo Baliza, por el diseño de la linterna la señal de alerta que emite sólo va a ser visible en una dirección; mientras que si alguien viene «de espaldas» a la linterna no va a ver el parpadeo, ya que la luz sólo se emite hacia delante.

Para hacer el cambio de modos la cosa es sencilla. Si la linterna está bloqueada la desbloquearemos con un doble click, tras lo cual parpadeará dos veces para indicárnoslo. Una pulsación de unos 0,5 segundos nos llevará al modo Eco y a partir de ahí a base de pulsaciones breves iremos recorriendo los modos Bajo, Medio y Alto en secuencia. Para pasar a usar el LED rojo tendremos que mantener pulsado el botón durante algo más de un segundo, lo que nos llevará al modo Fijo. Para pasar al parpadeante sólo hace falta realizar una breve pulsación.

En cualquiera de los modos, para apagar la linterna hay que mantener pulsado el botón durante medio segundo y posteriormente para bloquearla hacer un doble click.

Las sensaciones

Como os decía en los primeros compases del artículo, lo que más me gusta de esta linterna es sostenerla entre las yemas de mis dedos, ya que por mucho que juguetee con ella no percibo la más mínima arista o reborde molesto. Para lo pequeña que es tiene una precisión de fabricación alucinante; e igual de preciso es su botón que nos permite controlar el número de clicks a la perfección y además tiene un tacto delicioso con esos círculos concéntricos que me recuerdan a las ondas que se forman en un estanque cuando lanzas una piedra a lo lejos.

La iluminación es dispar: si bien con el LED normal conseguimos una iluminación muy blanca en su zona central seguida de una corona algo menos luminosa pero siendo ambas zonas perfectamente redondas y homogéneas, el LED rojo lanza un haz de luz algo irregular con una pequeña zona central muy intensa seguida de un par de coronas de brillo intermedio y luego una zona de penumbra rojiza de forma algo elipsoidal.

Lo de la luz roja no me importaría si fuera de muy escasa intensidad porque creo que sería un modo Moonlight estupendo; pero lo que ocurre es que han usado un emisor de demasiada potencia y hace que en completa oscuridad llegue incluso a molestar. En este caso menos es más, y es que unos cuantos lumens menos en el LED auxiliar hubieran venido muy bien.

Lo que sí que me gusta mucho es la implantación tanto del porcentaje restante de batería a base de parpadeos del indicador bicolor de estado como el sistema de bloqueo de la linterna confimado con un doble flash del LED principal. Se le coge el truco en cuestión de segundos y enseguida nos damos cuenta de que es algo realmente intuitivo.

Como linterna para llevar encima me parece estupenda por forma, dimensiones, peso y el funcionamiento de los modos; pero desde mi punto de vista el error ha sido implementar un LED rojo que en realidad no aporta gran cosa. Creo que hubiera sido mejor opción añadir un modo Moonlight del orden de 1 lumen al LED principal y si querían añadir un segundo emisor aprovechar para implementar uno con CRI alto, que si bien yo no le suelo sacar mucha utilidad, sé que hay gente que aboga por este tipo de iluminación más natural.

En campo abierto el modo Eco no nos va a servir de gran cosa porque con él apenas vamos a ver nada. Sin embargo, el modo Bajo ya nos va a permitir vislumbrar algo más; si bien para pasear en condiciones de baja luminosidad os recomiendo el modo Medio porque me parece que es el más equilibrado en cuanto a lumens y autonomía. El modo Alto impresiona por lo que alumbra para el tamaño de la linterna, pero realmente no es algo que nos permita distinguir un oso polar en medio de la tundra y lo que conseguiremos empleándolo continuamente es agotar la batería en tres cuartos de hora. Por tanto, mi consejo es que uséis el modo Medio de forma habitual salvo para alguna situación puntual que requiera más potencia.

Aun así, para que os hagáis una idea de cómo ilumina esta pequeña linterna en su modo Alto os dejo esta fotografía que hice una noche en la arboleda cerca de mi casa que de un tiempo a esta parte se ha convertido en mi particular pista de pruebas para las linternas que van pasando por mis manos. Como veis es más que suficiente para dar un paseo en completa oscuridad, que es como yo me encontraba en ese momento. Si necesitais iluminar toda la arboleda tendréis que buscar un modelo más potente, grande, pesado y caro.

Si pasamos al emisor rojo vemos que en este tipo de entorno totalmente oscuro no nos va a ser de gran utilidad; pero ya os digo que en casa de madrugada tiene demasiado brillo y en esas condiciones llega incluso a molestar a los ojos.

Conclusión

La Fenix E03R está en una categoría en la que tiene muchos rivales y además muchos de ellos han pasado por mis manos. El más directo seguramente sea la Nitecore TINI, ya que es la que más se aproxima por tamaño y prestaciones. No tiene el LED rojo adicional pero creo que es algo anecdótico que no usaremos más de un par de veces al principio para hacer la gracia y a partir de ahí la usaremos nada más que en sus cuatro modos principales. Si sois unos maniáticos de la simetría elegiréis la E03R sobre la TINI puesto que el modelo de Nitecore es lo más asimétrico que os podéis echar al bolsillo.

Otra que por forma también podría batirse con ella es la Nitecore TIP2; pero en este caso está por encima de la E03R en prestaciones y autonomía; pero también en tamaño y peso. En este modelo tenemos también dos LEDs pero como ya sabréis si habéis leído la review correspondiente lo hace para aumentar la intensidad lumínica y el alcance del haz de luz con respecto a su antecesora.

Podría incluir aquí más linternas de llavero como las Rovyvon Aurora A1 y A1x, la Wuben G338, la Trustfire Mini2 o la Olight i1R 2; pero dado que todas esas tienen formas redondas quería poner en perspectiva estos modelos de perfil más rectangular y a las que dentro de unos días se sumará un modelo más a mi colección y del que, por supuesto, os hablaré por aquí.

Lo bueno

  • Calidad de construcción impecable
  • Tamaño minúsculo
  • Carga a través de puerto USB-C
  • Sistema de bloqueo y consulta de batería muy sencillo

Lo malo

  • El LED rojo no tiene mucha utilidad
  • Se echa en falta un modo Moonlight en torno a 1 lumen

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Review: Olight i1R 2 EOS Desert Tan

Hace ya un par de años, una minúscula linterna de titanio se ganó un lugar en mi llavero y durante el tiempo que me acompañó me sacó de bastantes apuros tanto en mi trabajo como en mi vida personal. Y aunque es verdad que en los últimos tiempos no hago más que verle las ventajas a los modelos con batería integrada, sigo admirando a las campeonas del minimalismo como esta Olight i1R 2 EOS, que es el modelo más pequeño que la marca comercializa actualmente.

Como podéis ver en la fotografía anterior, he optado por una edición un poco especial que es la denominada Desert tan que consiste en que el anodizado del aluminio es de color arena oscura; aunque a mí más bien me recuerda al chocolate o a los granos del café. Ya que estaba preferí elegir una edición que fuera algo diferente a la típica linterna de color negro para darle un poco de color a mi colección, vaya.

El cuerpo

El tamaño de la i1R 2 EOS es realmente diminuto. Sus dimensiones son 44 mm de largo por 15 de diámetro y tiene un peso de 13 gramos. Por su especial distribución, la parte móvil no va a ser la cabeza sino el cuerpo, ya que en este caso éste tiene una longitud mucho menor que la parte donde va alojado el LED de forma que aunque todo es relativo, lo que en realidad vamos a mover para encender la linterna, cambiar entre sus dos modos de funcionamiento y acceder al puerto de carga microUSB es el cuerpo.

La batería empleada por esta minúscula linterna es una 10180 de iones de litio; sólo que a diferencia de la Wuben que usé durante muchos meses, esta no es accesible por el usuario porque va en un compartimento sellado inaccesible para el usuario. No conozco el dato de capacidad de la misma, pero por sus dimensiones todas ellas se suelen mover entre los 70 y los 90 mAh, así que no creo que esta sea una excepción.

Para acceder al puerto de carga debemos girar en sentido antihorario el cuerpo de la linterna de modo que llegará un punto en el que actuará un muelle interno que desplegará aproximadamente un centímetro el cuerpo dejando a la vista el conector y un pequeño LED que se pondrá rojo o verde dependiendo de si la linterna está cargando o ya ha terminado el proceso.

Desde luego lo de extender el cuerpo es, a efectos prácticos, un sistema mucho mejor que el de la mayoría de las linternas de este tipo que nos obligan a desmontar la cabeza para poder conectar el cable de carga con el riesgo de que podamos perderla. Ah, comentar que la linterna tiene un precio de unos 15 euros y que en la caja viene de regalo un cable microUSB con los extremos azules así como un pequeño mosquetón. Por supuesto, en la parte trasera de la linterna tenemos un enganche donde va integrada una anilla de acero que podemos desmontar si no queremos hacer uso de ella.

La Olight i1R 2 EOS tiene una serie de líneas longitudinales tanto en la cabeza como en el cuerpo muy típicas de la marca que nos permiten agarrar con seguridad la linterna. No son muy profundas, pero al ser tantas la rugosidad es suficiente como para que no se nos vaya al suelo un aparato del tamaño del que hoy os muestro, así que muy bien por Olight en este sentido.

La linterna posee certificación IPX8, que implica que no se ha probado su resistencia al polvo pero que podemos sumergirla en agua a un metro de profundidad durante todo el tiempo que queramos. Además, Olight asegura que resiste caídas de hasta 1,5 metros de altura; de modo que en principio que se os caiga del bolsillo no debería ser un problema.

La luz

En su modo Bajo la linterna que hoy analizamos ofrece 5 lumens que, si bien pueden parecer pocos, nos ayudarán a localizar algo en plena oscuridad o a meter la llave en una cerradura mal iluminada. Si giramos un poco más el cuerpo pasaremos al modo Alto, que da unos sorprendentes 150 lumens aunque reduce la autonomía a escasos 15 minutos frente a las seis largas horas del modo anterior. Aclarar que los tiempos que declara Olight no son hasta que la linterna se apaga; sino hasta que la luz baja a un 50% del valor inicial del modo. Por lo que he comprobado, son valores cercanos a la realidad.

Por cierto, me hace mucha gracia la chuleta que tenemos en la parte trasera para que nos acordemos de cómo va esto de los modos. Es la linterna-llavero ideal para los despistados.

En lo que respecta al emisor de luz, se trata de un LED en formato CSP (mayor integración de componentes para conseguir un encapsulado de menor tamaño) con una lente TIR sobre él que consigue un haz de luz suave pero que llama la atención por tener forma cuadrada; cosa que ocurría con la Nitecore TIP2 por la forma de su frontal pero no en linternas de cuerpo cilíndrico como esta.

Sea como sea, la luz es muy blanca, bien distribuida en un haz bastante ancho y en su modo más potente es capaz de iluminar a unos cuantos metros, cosa que no creo que sea necesaria salvo en ocasiones contadas, ya que el propósito de este tipo de linternas es servir de luz auxiliar para ciertas tareas del día a día y el modo Alto nos dejaría sin batería en un momento.

Las sensaciones

Jugar con la linterna entre los dedos es una delicia por el tacto suave de sus roscas, el sistema de extensión por muelle y por la calidad de sus acabados (Olight apenas tiene rival en ese sentido). Con su minúsculo tamaño no tiene sentido fuera de un llavero porque corremos el riesgo de perderla, lo que sería una pena.

El anodizado es de un tono original y parece resistente. Sé que el modelo anterior ha vivido en llaveros de gente durante mucho tiempo y ha aguantado el tipo más o menos bien, por lo que no creo que sus diseñadores hayan decidido dar un paso atrás en este sentido, pero esta es la típica cuestión que sólo el tiempo podrá respondernos.

En cuanto al uso, como todas las linternas de este tipo, todo es cuestión de tenerla a mano y ser conscientes de que está ahí. Cuando se junten esos dos factores veréis que la utilizáis multitud de veces al día en todas esas cosas que sin su empleo podríamos hacerlas pero nos obligarían a forzar la vista.

Ese es el sentido práctico de este tipo de modelos, ya que si para abrir la puerta de casa cuando no funciona la luz del descansillo tenemos que abrir la mochila, sacar el móvil y alumbrar al final lo haremos tanteando a oscuras. Sin embargo, si en las propias llaves que nos hemos sacado del bolsillo llevamos una luz que nos ayude a ver con claridad la cerradura no dudaremos en usarla.

Conclusión

Os la recomiendo si no tenéis otra linterna de este tipo porque al final son todas muy similares. En mi caso me hice con ella porque me llamaba la atención por el sistema de plegado/extendido del cuerpo para cargarla y porque me parece que Olight tiene unos acabados a los que otros fabricantes no son capaces de llegar.

Si no tenéis ninguna linterna de este tamaño (no es mucho más grande que la yema de un dedo) os recomiendo que la probéis y os daréis cuenta de las ventajas que tiene llevarla siempre encima. De todos modos, en los próximos días hablaremos de alguna opción más en esta gama de linternas, así que si estáis indecisos estada al tanto del blog.

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Envejecimiento de una linterna EDC. Aluminio vs titanio

Hay dos modelos de linterna que me han acompañado durante meses y ahora que la Nitecore Tiki ha tomado el relevo como compañera de fatigas por méritos propios resulta que la Olight i3E EOS y la Wuben G338 se han encontrado en el mismo cajón, dándome la idea para este artículo en el que vamos a ver qué tal les ha sentado el paso del tiempo a estos dos modelos a través de una serie de fotografías macro.

Por poneros en antecedentes, ambas linternas han ido colgadas de mi llavero durante varios meses cada una (primero la i3E y luego la Wuben) y, por tanto, dando vueltas en mi bolsillo rozando con todo tipo de superficies metálicas afiladas a cada paso que daba. Una mala vida que, por ejemplo, la Nitecore Tube no sufrió, ya que aunque también me acompañó durante una temporada esta fue bastante breve porque enseguida llegó la mini-linterna de titanio que aparece en esta entrada, de modo que su estado físico es bastante bueno y por eso no la he incluido aquí.

Aunque en la fotografía anterior ya se intuye por las tonalidades de los metales, comentar que la Olight está hecha en su totalidad de aluminio 6061 anodizado negro, mientras que la Wuben está integramente fabricada en titanio; material del que soy muy fan y con el que está realizada la que para mi gusto es la linterna más bonita de todas las que tengo en mi colección: la Thrunite Ti Hi. Pues bien, la cosa es que al poner una linterna al lado de la otra se puede distinguir al instante la mella que el paso del tiempo ha hecho en ambos acabados.

Como os podréis imaginar, el aluminio ha llevado peor el día a día que el titanio. Es lógico porque es más blando y los roces se van marcando poco a poco en su cuerpo hasta el punto de desgastar el anodizado en los puntos de mayor contacto dejando a la vista el metal base; algo que se aprecia a simple vista. Sin embargo, el titanio tan sólo ha sufrido microarañazos en su superficie que podremos apreciar mirando muy de cerca.

No sé si lo he comentado alguna vez por aquí, pero el anodizado es un proceso electrolítico mediante el cual a través de corrientes eléctricas y un baño en sustancias químicas, sobre el aluminio desnudo se deposita una capa protectora de alúmina que además puede ser de diversos colores que le protege frente a roces y arañazos. Lo que ocurre es que al final esta capa, aunque resistente, también se va arañando y desgastando tal y como le ha ocurrido a la Olight.

El titanio, sin embargo, tiene una mayor dureza específica que el aluminio y por ello suele ser más resistente a los roces, manteniendo su aspecto mejor con el paso del tiempo. Y eso que la Wuben tiene un acabado liso que hace que cualquier marca se aprecie más, porque si tuviera un acabado moleteado como el de la Thrunite que os decía antes prácticamente jamás envejecería.

Centrándonos un poco más en la Olight i3E, podemos ver que el mayor desgaste se ha producido en las zonas más expuestas al roce con las llaves y monedas que suelo llevar en los bolsillos. La propia anilla que lo unía al llavero también ha provocado bastante desgaste en su zona de contacto y, en general, las únicas partes apenas afectadas son aquellas que se encuentran en oquedades estrechas y ranuras donde el resto de elementos no llegaban a tocar (como las líneas longitudinales que recorren su cuerpo).

De cualquier modo, que una linterna se desgaste como lo ha hecho la Olight i3E EOS no es algo ni mucho menos malo. Obviamente si la tenemos en una estantería y lo único que hacemos con ella es quitarle el polvo de vez en cuando siempre estará como el primer día; pero cuando ves una linterna en este estado significa que ha sido tu fiel compañera de andaduras durante mucho tiempo y que ha envejecido a tu lado. A mí las dos linternas que os he enseñado hoy me han venido muy bien en infinidad de ocasiones y me han sacado de varios apuros; especialmente en el trabajo; de modo que doy por bien empleado el desgaste que esto les ha ocasionado.

La Wuben ha llevado la misma mala vida durante más o menos el mismo tiempo, pero ella se mantiene joven gracias a su material; por lo que queda claro que si queréis que vuestra linterna EDC esté prácticamente impoluta con el paso del tiempo pese al mal trato que se pueda llevar, el titanio es vuestra elección.

En mi caso, más allá del material de fabricación lo que pesa en mi decisión de adoptar una linterna como EDC es el tamaño, el peso y la usabilidad; y por eso de la Olight (19 gramos + pila AAA, 1 modo de 90 lumens) pasé a la Wuben (21 gramos, batería recargable 10180, 2 modos de 3 y 130 lumens) y hace unos días a la Tiki, que es casi tan pequeña como la Wuben pero con una funcionalidad mucho mayor con sólo 12 gramos de peso. Ahora falta ver qué tal lleva esta última el paso del tiempo, porque hay modelos en los que éste causa auténticos estragos como hoy habéis podido comprobar.

¡Nos leemos!

Review: Super Mario Bros. (Nintendo Mini Classics)

Estoy seguro de que alguna vez habréis jugado a la recreativa o a las diferentes encarnaciones en consola de Super Mario Bros. Se trata de todo un clásico de los videojuegos y, para mi gusto, uno de los mejores de todos los tiempos por su simplicidad y la adicción que provoca.

Pues bien, resulta que en la segunda mitad de la década de los ochenta apareció una Game&Watch basada en este famosísimo título y el pequeño llavero de la serie Nintendo Mini Classics que hoy nos ocupa no es más que la miniaturización de aquella G&W con todas sus característica intactas. Por tanto, estamos ante un pedazo de la historia de los videojuegos.

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Datos de la máquina analizada

  • Título: Super Mario Bros.
  • Fabricante: Stadlbauer (bajo licencia de Nintendo)
  • Año de fabricación: 2014
  • Color de la carcasa: Gris plata
  • Número de referencia: 10315
  • Número de pantallas: 1
  • Niveles de dificultad inicial: 1
  • Otras funciones: reloj, despertador
  • Controles: Cruceta, botón principal y dos botones secundarios
  • Alimentación: 2 pilas de botón tipo CR44
  • Dimensiones y peso: 65 x 45 x 15 mm. 42 gr
  • Título y año de aparición de la Game&Watch en la que se basa: Super Mario Bros. 1986
  • Texto descriptivo: ¡El malvado dragón Kuppa tiene prisionera a la princesa Toadstool! Mario tiene que superar con habilidad los más diferentes obstáculos en ocho niveles diferentes para poder liberar a la princesa.

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Detalles

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Jugando

Pese a las limitaciones de la máquina, el juego recuerda en buena medida al Super Mario Bros. al que todos hemos jugado alguna vez. La esencia del título es avanzar a través de las plataformas de los niveles sin caer al vacío a la vez que esquivamos los ataques de los enemigos que van apareciendo.

La principal diferencia (aparte del aspecto gráfico, claro está) es que en este caso al llegar al final de cada nivel no tendremos que luchar contra Bowser para liberar a la princesa, sino que simplemente con tocarla habremos conseguido pasar al siguiente nivel.

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Hay dos tipos principales de niveles: aquellos en los que debemos ir avanzando mientras la pantalla va haciendo scroll hacia la izquierda y otros en los que el escenario no hace scroll pero las plataformas se mueven y tenemos un tiempo límite para llegar hasta la princesa.

Entre ambos estilos, suman un total de ocho niveles que se repiten en nueve ocasiones. Durante la primera ronda no hay enemigos y tan sólo tendremos  que lidiar con las plataformas y el scroll; pero en la segunda ronda de niveles y posteriores aparecerán en nuestro camino algunos de los más clásicos enemigos de la saga como Darkitu o la bala de cañón pero también nos iremos encontrando algunos elementos de ayuda como vidas extra o estrellas.

La primera ronda de niveles es muy sencilla de pasar, ya que con mantenernos en la parte central de la pantalla tendremos margen de maniobra suficiente como para que no nos sorprenda ninguna plataforma traicionera. Además, contamos con las consabidas tres vidas para pasarnos el juego, de modo que aunque tengamos algún despiste las posibilidades de llegar al final del octavo nivel son elevadas.

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Como os decía, al principio el juego es muy sencillo, pero luego ya la cosa se complica en buena medida, ya que al ir apareciendo enemigos por los niveles la dificultad crece bastante y no será tan sencillo llegar al final de cada uno de ellos.

En pocas palabras

Tan simple como adictivo, este pequeño llavero destila la esencia del Super Mario Bros. original pese a sus limitaciones técnicas. Si, al igual que yo, habéis pasado muchas horas saltando entre bloques de ladrillos, champiñones con patas y plantas carnívoras sabréis apreciar la magia que encierra este título.

Si por el contrario sois de la «generación Playstation» podéis aprovechar lo poco que cuesta y abulta este llavero y comprobar por vosotros mismos cómo eran los primeros videojuegos que llegaron al gran público gracias a máquinas de recursos muy limitados pero programadas con ingenio y cariño.

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Dentro de unos días publicaré la siguiente entrega de esta serie, pues ya tengo la review bastante avanzada y como ya os dije, se trata de un proyecto que me está haciendo mucha ilusión ir sacando a la luz.

¡Nos leemos!

Review: Mario’s Cement Factory (Nintendo Mini Classics)

Mario’s Cement Factory representó en su momento una de las primeras apariciones del famoso fontanero en las máquinas de Nintendo. Aparecida originalmente en la Game&Watch de 1983 del mismo título, vamos a ver hoy esta reencarnación en forma de llavero que conserva intacta la jugabilidad de la máquina original sólo que en un formato mucho más pequeño.

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Datos de la máquina analizada

  • Título: Mario’s Cement Factory
  • Fabricante: Stadlbauer (bajo licencia de Nintendo)
  • Año de fabricación: 2014
  • Color de la carcasa: Azul oscuro
  • Número de referencia: 10320
  • Número de pantallas: 1
  • Niveles de dificultad inicial: 2
  • Otras funciones: reloj, despertador
  • Controles: Cruceta, botón principal y dos botones secundarios
  • Alimentación: 2 pilas de botón tipo CR44
  • Dimensiones y peso: 65 x 45 x 15 mm. 42 gr
  • Título y año de aparición de la Game&Watch en la que se basa: Mario’s Cement Factory. 1983
  • Texto descriptivo: ¡El intrépido Mario en acción en la fábrica de cemento! Abre las compuertas de las tolvas de alimentación para echar en la hormigonera el cemento que rebosa. Per cuidado: ¡Tienes que lograr saltar a tiempo al ascensor!

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Detalles

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Jugando

Nuestro cometido en este título de la serie Nintendo Mini Classics es gestionar de una forma eficiente la carga de cemento en los dos camiones que aparecen en la parte inferior de la pantalla. Para ello contamos con dos tolvas de carga en cada lado de la pantalla: las superiores se irán llenando a medida que «cucharadas» de cemento vayan llegando hasta ellas de forma aleatoria y las inferiores se irán llenando a medida que le demos salida al cemento contenido en la tolva de arriba abriendo la compuerta correspondiente.

Las tolvas inferiores son exactamente iguales a las de arriba, pero estas sólo se llenarán con el cemento que enviemos al abrir la tolva superior correspondiente. Cuando activamos su compuerta correspondiente el cemento que haya en ella irá al camión de la parte inferior.

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Del mismo modo, para ir vaciando las tolvas y llevando el cemento al camión correspondiente hemos de movernos entre las cuatro plataformas a través de unos ascensores que se van moviendo sin detenerse y pulsar el botón de acción junto a la palanca. Las de la parte izquierda van hacia abajo y las de la parte derecha hacia arriba, así que hemos de acceder a ellas justo cuando estén a nuestra altura, ya que en caso contrario caeremos al vacío y perderemos una vida.

Hay que tener muy en cuenta que en las tolvas sólo caben tres unidades de cemento, por lo que hemos de estar muy pendientes de ello; ya que en caso de desbordarse cualquiera de ellas el cemento caerá sobre el conductor del camión y perderemos una vida. Por suerte (o por desgracia, porque llega a ser desesperante) cuando en una tolva hay tres unidades de cemento un pitido comienza a sonar haciéndonos entender que o nos damos prisa o el desastre llegará de un momento a otro. Gracias al cielo, los camiones tienen capacidad ilimitada de carga de cemento.

También hemos de tener cuidado con no llegar al limite superior o inferior del movimiento de los ascensores, ya que en tal caso (sí, lo habéis adivinado) perderemos una vida. Como veis, son unas cuantas cosas a tener en cuenta si no queremos quedarnos sin las tres preciadas vidas con las que contamos a las primeras de cambio.

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A medida que llevemos cemento a los camiones iremos sumando puntos, pero cada 100 puntos la velocidad del juego se incrementará y las cosas se irán complicando. Además, no sé si es así, pero me da la sensación de que a medida que vamos subiendo de nivel las unidades de cemento que van apareciendo por la parte superior lo hacen cada vez de forma más seguida, de modo que en un abrir y cerrar de ojos tendremos la tolva de arriba a punto de desbordarse con lo que ello supone.

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Si queréis hacerlo más o menos bien, mi consejo es que tratéis de controlar el movimiento de los ascensores para no caer al vacío y en lo que a las tolvas se refiere centrad vuestra atención en las dos superiores, ya que son las únicas que se irán llenando sin vuestro control directo. Y la cosa es que en cuanto metáis cemento a las tolvas inferiores y dejéis vacías las superiores bajéis al nivel inferior y metáis el cemento al camión para volver rápidamente al nivel superior y tener así vigiladas las tolvas superiores.

En pocas palabras

No sé si habréis jugado alguna vez a uno de esos juegos en los que debemos de gestionar correctamente una serie de acontecimientos que cada vez suceden a más velocidad. Los hay de control de aterrizaje y despegue de vuelos, de defensa de torres, de servir platos en un restaurante… Pero antes de todos ellos estaba este Mario’s Cement Factory, que trata de evitar que se nos acumule demasiado cemento en las tolvas a la vez que nos movemos a través de unos ascensores que parecen ir siempre a un ritmo desacompasado con nuestros movimientos.

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Como ya apunté en la introducción a estas entradas sobre las Nintendo Mini Classics, si no habéis probado una de estas máquinas tal vez no podáis imaginar la adición que provocan en cuanto le pillamos un poco el truco al juego. Si bien todas ellas son divertidas, Mario’s Cement Factory es, posiblemente, mi favorita de todas las que tengo a día de hoy y de ahí que haya decidido empezar por ella para estrenas estas reviews.

Sea como sea, a lo largo del tiempo iré analizando todas las que tengo y contándoos los pormenores de cada uno de estos llaveros que son tan sencillos como entretenidos. ¡Espero que el viaje os resulte entretenido!

Nintendo Mini Classics: fragancias atemporales en frascos pequeños

Nací en los primeros días de la década de los 80, de modo que ante mis ojos y por mis manos han pasado las más diversas máquinas de videojuegos hasta llegar al estado actual del ocio electrónico. Como ya os comenté en un artículo de 2009, las Game & Watch fueron durante mi más tierna infancia el oscuro objeto de mis deseos. Y si bien es cierto que en casa tengo apenas un par de ellas, nunca he ocultado mi profunda admiración por estas máquinas antecesoras de todas las portátiles que fueron apareciendo en el mercado con el paso de los años.

Zelda y Bomb Sweeper (cerradas)Basadas en estas videoconsolas de bolsillo, apareció originalmente en 1998 una serie de llaveros totalmente jugables conocidos como Nintendo Mini Classics que volvieron a reeditarse de nuevo en 2014 y que para los amantes de los diseños minimalistas son una auténtica maravilla. No os podéis imaginar cuánta diversión y adicción son capaces de generar una pantalla LCD de minúsculas dimensiones, unos pocos bytes de memoria, una cruceta digital y un botón de acción si no habéis probado una de estas máquinas.

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Pues bien, vamos ahora a dar un salto hasta el presente, donde haciendo la compra en un centro comercial de las afueras de Madrid durante una mañana lluviosa me topé casi sin querer con unos cuantos modelos de la reedición 2014 de estos llaveros recién sacados de algún almacén polvoriento que parecían mirarme con ojillos tristes esperando a que los adoptara.

Como ya os podréis imaginar, al final los ocho modelos que tenían en la tienda se vinieron conmigo para hacer compañía a la edición de Zelda de 1998 que lleva en mi casa desde hace una eternidad y dándome de paso la idea de un nuevo subproyecto para el blog que hoy ve la luz con esta breve introducción.

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Mi idea es analizar una por una todas las Nintendo Mini Classics de las que dispongo poniéndolas en su contexto histórico y mirándolas con un cierto punto de vista retro. Por descontado, además de hablaros sobre la temática de cada juego y sus principales características, trataré de acompañar cada artículo de diversas fotografías que revelen los pequeños detalles de estas creaciones, ya que las considero unas máquinas realmente bonitas que espero vosotros también sepáis apreciar.

Siempre he pensado que para comprender el presente hay que conocer el pasado, de modo que con la ayuda de estos llaveros voy a tratar de poneros en situación para que os hagáis una idea de cómo eran las consolas portátiles en la década de los ochenta cuando la GameBoy era apenas un boceto en alguna libreta de Gunpei Yokoi.

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Y de momento poco más: como os decía antes, esto es tan sólo una introducción a esta serie de reviews que poco a poco irán viendo la luz con la esperanza de que os resulten curiosas, amenas y didácticas al mismo tiempo. Yo pienso disfrutar todo lo posible creándolas, así que espero que vosotros también las disfrutéis desde el otro lado de la pantalla.

Nunca publiquéis en Internet una foto de vuestras llaves

No sé si es que yo soy demasiado precavido o que hay gente que tiene mucha confianza en la bondad del ser humano; pero el caso es que a mí jamás se me ocurría colgar una foto de mis llaves en Internet.

Lo que define a una llave son dos cosas: el modelo y su dentado. Si dos llaves son de modelos diferentes sencillamente una no encajará en la cerradura de la otra; pero si las dos pertenecen al mismo modelo lo único que las diferenciará es el relieve de las mismas, que teóricamente es único para cada cerradura debido a su principio de funcionamiento que podréis ver con claridad en la siguiente animación:

Pues bien, debido a la elevada resolución de las cámaras actuales y que gracias a la «globalidad» de Internet es posible que alguien pueda saber dónde vivimos, la acción de colocar a la vista de cualquiera una imagen de las llaves de nuestra casa es poco menos que una temeridad. Me explico:

Una simple búsqueda en Flickr de las palabras «key» o «llave» devuelve cientos de resultados entre los que hay unas cuantas imágenes en las que se distingue la forma de alguna llave con una claridad asombrosa. Y claro, ya os estaréis imaginando que si una persona conoce vuestra dirección postal, tiene en su poder una de esas fotografías y sabe manejar una copiadora de llaves no le resultará excesivamente complicado clonar ese pequeño trozo de metal que da acceso a vuestra vivienda.

Llaves

Fotografía publicada por el usuario kenwood en Flickr

Poco importa que la llave se vea desde un lateral o desde cualquier otro punto de vista porque mientras se distingan sus dientes, con un algoritmo de corrección de perspectiva (como el que incorpora cualquier programa de retoque fotográfico) el proceso de recomponer un perfil a partir de una vista oblicua es algo completamente trivial tal y como podéis apreciar en el siguiente ejemplo que os he preparado en apenas unos segundos:

Refresco

Por supuesto, no pretendo alarmaros con esto y, de hecho, si me conocéis un poco sabréis que siempre intento dar a conocer este tipo de cosas porque creo que lo mejor para ir tranquilo por la vida es estar informado. Sin embargo, si tenéis colgada por ahí alguna imagen en la que se distingan con claridad vuestras llaves (tal vez para mostrar un llavero que os hayan regalado) yo particularmente os recomiendo que la retiréis o que al menos añadáis un rectángulo opaco sobre el filo de la llave para evitar posibles disgustos porque, como dice un conocido refrán, más vale prevenir que curar.