Guardo muy buenos recuerdos de la Olight S1 Baton porque fue la primera linterna «seria» que me compré. Hasta el momento tuve modelos de poca potencia que funcionaban con pilas alcalinas, pero esta fue la primera con la que me di cuenta de lo mucho que eran capaces de iluminar modelos más pequeños que un mechero con una batería de litio en su interior y un LED a modo de emisor.
La más reciente iteración de este modelo es la Olight Baton 3 que hoy vamos a repasar punto por punto y ver qué tal funciona en las tareas cotidianas; si bien sus 1200 lumens máximos en un cuerpo del tamaño del dedo pulgar son ya una buena carta de presentación.
El cuerpo
La Baton 3 posee un cuerpo cilíndrico fabricado en aluminio anodizado con detalles en un bonito azul cobalto (hay otra versión en color rojo con los detalles en dorado, pero a mí estéticamente me gusta mucho más esta) cuyas dimensiones son 63 mm de largo por 21 mm de diámetro máximo, contando con un peso de 53 gramos batería incluída.
Un detalle que me ha gustado mucho y que creo que es un paso adelante con respecto al modelo original de la saga es el texturizado de la zona de agarre de la linterna; ya que tiene un diseño que auna comodidad, firmeza y capacidad de disipación de calor. Éste consiste en una serie de «aletas» ligeramente puntiagudas que consiguen que la Baton 3 no se nos resbale de las manos aunque haga frío y/o vayamos con guantes y que además maximiza la superficie de contacto con el aire de forma que es capaz de disipar más eficazmente el calor generado en su interior cuando funciona en los modos más potentes.
En el bisel de la parte frontal aparece escrita la luminosidad máxima que alcanza el modelo así como una inscripción referida a la tonalidad de la luz emitida (entre 6000 y 7000 ºK). Más allá de tener los datos a la vista, es un detalle elegante ver lo cuidadosamente grabados que están los caracteres en una superficie tan estrecha, lo cual dice mucho de la precisión de construcción que logra Olight en su fábrica. La única pega que puedo sacarle es que su color no coincida plenamente con el de la pinza de sujección; algo más saturado.
Este bisel enmarca un reflector TIR transparente que es capaz de controlar muy bien la dispersión del haz de luz; si bien esto es algo de lo que hablaremos en el apartado correspondiente. No es tan bonito como esos reflectores texturizados que cada vez usan menos modelos pero hay que reconocer que son muy eficientes.
En la parte trasera tenemos un polo central y un anillo concéntrico que no son otra cosa que la interfaz de carga de la Baton 3. Y es que el encargado de recargar la batería interna de la linterna es un cargador USB de formato propietario que se adhiere magnéticamente a esta porque su diseño imantado nos permite conectar el cargador casi sin querer y además poder colocar la linterna de forma en ángulos imposibles sobre superficies férricas.
Cuando ponemos la linterna a cargar, un pequeño LED presente en el propio cargador se ilumina en color rojo para cambiar a verde cuando el proceso ha finalizado; cosa que lleva aproximadamente cuarenta minutos si la batería ha quedado muy descargada tras la última sesión. El indicador es muy elegante, pero veo que en situaciones de mucha luz (cargando la linterna a pleno sol) es apenas visible a no ser que hagamos sombra con las manos. De normal no es un problema porque solemos cargar estas cosas en interiores, pero debéis tenerlo en cuenta si, por ejemplo, os la lleváis a la montaña con algún powerbank para recargarla.
Como siempre ocurre con los cargadores de formato propietario, si lo perdéis os tocará comprar otro a la propia marca, ya que no es algo que se pueda comprar en la ferretería de la esquina. Es una desventaja, pero hay que reconocer que el cargador que trae la Baton 3 es una cosa muy cómoda y además tiene una corriente máxima de 1 amperio, que no está mal para una linterna de este tamaño.
La batería que incluye es una IMR16340 de 550 mAh y 3,7 V fabricada por la propia Olight, cuya principal diferencia con respecto a las habituales CR123A que suelen emplear este tipo de linternas es un anillo plástico en el polo positivo que le permite tener ambos polos en la misma cara (el positivo en el resalto central y el negativo en el anillo metálico circundante) simplificando así la carga para la electrónica situada en la cabeza de la linterna y evitando un cortocircuito interno en caso de que haya algún tipo de mal contacto en el interior.
Por cierto, en las instrucciones de la linterna indican claramente que no se puede usar ningún otro tipo de batería, ya que la alta corriente de descarga necesaria para el modo Turbo puede hacer pasar mal rato a una batería que tenga un factor de descarga bajo.
La pinza, siguiendo la tónica de otros modelos recientes de la marca como la i5T EOS Cu es «de ida y vuelta». Es decir, que por su diseño en S estrecha nos va a permitir colocar la linterna cabeza arriba o cabeza abajo sin tener que cambiar nada. Aunque no soy muy amigo de las pinzas, al menos esta parece estar sólidamente acoplada al cuerpo y si la engancho en el borde de un bolsillo o el tirante de una mochila no tengo la sensación de que se vaya a caer al más mínimo golpe que se lleve.
La Baton 3 tiene certificación IPX8 que la convierte en sumergible (pero sólo hasta 2 metros, que no es una linterna para buceo). Con respecto a las caídas, según Olight debería de soportar impactos desde metro y medio sin dañarse; aunque como de costumbre es una prueba que prefiero no hacer para no arriesgar la integridad del modelo sin necesidad.
Junto al cargador se incluye en la caja (además de una bonita funda de terciopelo con el logo de la marca grabado) una correa ajustable para la muñeca hecha de silicona. Visualmente es muy atractiva porque no es la típica cinta de tela, pero a la hora de ponerla y usarla es algo más rígida que, por ejemplo, la que venía con la S1 Baton que estaba fabricada en una especie de neopreno muy cómoda y funcional. También he de añadir que no soy muy fan de las correas de mano para las linternas y que en pocas ocasiones las utilizo; pero aun así creo que el elegido en esta ocasión no es el mejor material para este tipo de elemento. Eso sí, la gran ventaja es que es completamente resistente al agua y en caso de sumergirla se secará en un momento.
El único botón que posee la Baton 3 (rodeado también por un fino bisel de color azul y algo sobreelevado respecto a la superficie de la linterna) tiene un tacto blandito, un click definido y además posee un minúsculo LED en su centro que nos dirá el estado de la linterna durante su uso: si se ilumina en rojo unos segundos al encenderla y permanece apagada es que se encuentra bloqueda; pero si durante su uso permanece verde significa que la batería tiene más de un 60% de carga, en naranja que estamos entre un 60% y un 10%, y si se ilumina en rojo es que andamos escasos de energía y debemos ir buscando un modo de recargar.
Siguiendo con los detalles estéticos, comentar que en uno de los lados de la linterna tenemos grabado en color blanco el logo y el nombre de la marca, mientras que al otro podemos observar su denominación y número de serie. Si lo miráis muy de cerca os daréis cuenta de que no es simplemente pintura; sino que el aluminio ha recibido un proceso de rebaje, de unas micras de tal modo que las inscripciones no se borrarán fácilmente.
Por cierto, la versión que yo tengo no lo incluye, pero hay disponible un cargador tipo estuche de bolsillo con batería integrada de 3500 mAh en el que guardando la linterna en su interior esta se recarga automáticamente muy al estilo de los auriculares TWS que tan de moda están últimamente. Es un modo práctico de tener la linterna siempre al 100% especialmente en largas excursiones de montaña y lugares en general donde no hay acceso sencillo a un conector USB.
La luz
Según pasan los años vamos viendo cómo las linternas cada vez son capaces de sacar más luz a igualdad de tamaño y, de hecho, los 1200 lumens de pico que es capaz de arrojar este pequeño modelo de Olight es algo que hace no demasiado tiempo sólo estaba al alcance de modelos no de bolsillo como esta sino de mano.
A día de hoy desconozco la marca y el modelo del LED empleado en la Baton 3, pero sí he podido comprobar que el haz de luz se distribuye de forma potente y uniforme en un punto central y luego hay una zona ténue pero bastante amplia. Estamos por tanto ante una linterna más centrada en el alcance puro y duro que en rellenar de luz los alrededores; y esto es algo buscado a conciencia por la marca mediante el diseño de la lente TIR que podéis ver a continuación.
Con respecto a los modos, su potencia lumínica, alcance y autonomía, os lo resumo en la siguiente tabla:
Tal y como os indico en la última línea, el modo Turbo no puede funcionar ilimitadamente para así proteger la linterna de las altas temperaturas que se generan en si interior; de modo que al cabo de un minuto comenzará a bajar su intensidad para pasados treinta segundos más situarse en los 300 lumens del modo Alto, el cual sí que puede funcionar sin parar hasta que se agote la batería.
El modo estroboscópico funciona a la máxima intensidad de la linterna, y lo hace a una frecuencia de 13 Hz por lo que se hace bastante visible y está bien si queremos hacernos notar en la lejanía y/o en la oscuridad.
Y ya que hablamos de frecuencias no quiero pasar por alto que la Baton 3 no presenta indicio alguno de PWM en ninguno de sus modos; ni tan siquiera en el Moonlight, que al ser de tan poca intensidad es habitual que muchos fabricantes lo implementen con una frecuencia de conmutación que llega a ser incluso molesto para la vista. Muy bien por Olight en este sentido, la verdad.
Por cierto, indicaros que al encender la linterna esta lo hará en el último modo que hayamos estado usando a excepción de los modos Turbo y Estroboscópico, que quedan fuera de la ruleta de modos «normales». Si cuando apagamos la linterna estábamos en uno de estos dos modos, al encederla de nuevo lo hará en el modo Alto y si han pasado más de 10 minuto lo hará en el Medio.
El cambio entre modos se realiza manteniendo pulsado el botón de la linterna, mientras que el encendido y apagado de la misma se hace con un click breve. Con ella apagada, pulsando durante un segundo encenderá en el modo Moonlight y seguimos manteniendo pulsado el botón aproximadamente un segundo más activaremos el bloqueo de la Baton 3; así que para volver a encenderla tendremos que mantener pulsado el botón un par de segundos. Para acceder al modo Turbo debemos hacer una doble pulsación sobre el botón y para acceder al estroboscópio haremos una triple pulsación.
Disponemos también de un par de temporizadores para el apagado automático de la linterna que se activan con la linterna encendida haciendo un doble click y luego manteniendo pulsado el botón. Cuando parpadea una vez significa que hemos activado el temporizador de 3 minutos, mientras que si seguimos manteniendo el botón al hacer dos parpadeos significará que hemos activado el temporizador largo de 9 minutos.
Las sensaciones
He de reconocer que la Baton 3 es uno de esos modelos que me gusta llevar en la mano aunque no la esté usando: el agarre es muy bueno, el diámetro es adecuado y la calidad de sus acabados hacen que tocarla con la yema de los dedos sea una delicia. Me gusta especialmente lo que han conseguido con el knurling del cuerpo, pues combina agarre, estética y disipación de calor en un diseño que considero todo un acierto. Además, el detalle de la pinza en color azul «abrazando» el cuerpo de la linterna me parece que queda muy elegante.
Cuando he abierto la linterna para sacar su batería y curiosear un poco sus interiores me he dado cuenta de que la rosca tiene un tacto estupendo y que además posee una junta tórica para garantizar su estanqueidad. A diferencia de otros modelos, la linterna no trae junta de recambio; pero es que al no tener que sacar prácticamente nunca la batería, esta no debería de estropearse con el tiempo.
Ese detalle del tacto de la rosca es más importante de lo que parece, pues Olight no tenía necesidad alguna de currarse tanto esa parte de la linterna que la mayoría de la gente sólo verá una vez en la vida (para extraer el plástico protector que se instala en fábrica sobre la batería para prevenir encendidos accidentales).
La base magnética es muy práctica, pues el imán tiene potencia suficiente para amarrar la linterna con firmeza y no andar temerosos de que se pueda caer. Es una prestación que he usado muchas veces en las linternas que la poseen, sobre todo a la hora de hacer algún trabajo menor a oscuras teniendo las manos libres como cambiar un enchufe, revisar el cableado de un cuadro eléctrico… No perdemos nada por tener un imán en la base y a cambio ganamos en prestaciones (además de la comodidad de la conexión del cargador, que nos permite olvidarnos de andar lidiando con clavijas y similares).
No me acaba de gustar del todo el emplazamiento del agujero para pasar la correa de mano, ya que si la colocamos en la posición prevista la linterna cuelga boca arriba y a la hora de volver a agarrarla para hacer uso de ella nos vemos obligados a girarla 180 grados en la mano. Entre esto y que el tacto de la correa de silicona no me acaba de gustar del todo, al final es una linterna que empleo con su pinza pero sin ningún tipo de agarre adicional.
Si la ponemos junto a la iniciadora de esta saga de linternas (la ya mencionada S1 Baton) podemos apreciar claramente sus similitudes en forma y dimensiones. Ahora bien, aquella funcionaba con una batería de litio recargable CR123A que teníamos que cargar externamente; por lo que la comodidad del modelo que hoy analizamos radica en buena medida en la facilidad de conseguir autonomía.
Como veis, las principales diferencias entre ambos modelos están en la foma de la pinza, el relieve de la zona de agarre, en que el cuerpo de la Baton 3 se desenrosca justo bajo el grabado con la marca (en la S1 se sacaba la batería por la tapa roscada inferior) y que la batería del modelo nuevo va con el polo positivo hacia la cabeza, ya que en la S1 iba insertada al revés.
En lo que a luminosidad se refiere, además de la mayor potencia máxima de la Baton 3 se nota que esta tiene una tonalidad ligeramente más cálida; lo que en teoría hará que los objetos iluminados por ella se vean con unos colores más parecidos a los que apreciamos a la luz de día. Pero vamos, como ya he dicho más veces, a no ser que vayamos a pintar cuadros alumbrándonos con una linterna no me parece una característica que deba hacernos decantar por uno u otro modelo puesto que nuestra vista se acaba acostumbrando a la temperatura de la luz del emisor.
A la hora de caminar por el campo los modos intermedios de la Baton 3 son más que suficientes para ver el camino que estamos recorriendo, quedando el modo Alto y, sobre todo, el modo Turbo para momentos puntuales en los que necesitamos ver algo en la lejanía.
En cuanto a las pruebas de funcionamiento en exteriores os dejo a continuación un par de imágenes. En la primera de ellas tenéis una vista del lugar donde ahora pruebo las linternas en el cual no hay iluminación de ningún tipo, y a continuación otra tomada desde el mismo lugar y condiciones pero con la linterna encendida en modo Turbo. Creo que es una buena manera de que veáis hasta donde puede llegar el potencial de este modelo.
Como podéis apreciar, el alcance es bastante grande (si la pista fuera recta llegaríamos a ver más metros, pero al girar hacia la izquierda perdemos la referencia visual) y las copas de los árboles que hay a unos 20 metros de distancia desde mi posición se ven con gran claridad.
Por cierto, sé que en las reviews publicadas en los últimos meses usaba siempre una arboleda como «pista de pruebas», pero recientemente descubrí este lugar a escasos 5 minutos de mi casa y me resulta mucho más cómodo que el anterior para acceder al mismo (al otro tardaba una media hora caminando en llegar y otro tanto para regresar).
Dentro de casa lo habitual es usar los modos Moonlight y Bajo para movernos a oscuras y como mucho el Medio si tenemos que buscar algo bajo un sofá o atinar con el cable HDMI detrás de la tele. Lo bueno es que en esos modos la automía es tan elevada que nos podemos olvidar de recargar en muchos días. En cualquier caso también os diré que para usar dentro de casa es más práctica una linterna con más capacidad de inundar de luz la estancia que de concentrarla en un haz estrecho.
En este caso no se trata de un modelo pensado para llevar en el llavero como otros más reducidos y ligeros; pero bien es verdad que en un bolsillo amplio apenas la vamos a notar ni por tamaño ni por peso. Ah, una cosa: no debéis cortocircuitar con algo metálico los contactos de carga de la Baton 3 porque aunque lleva una protección que evita el cortocircuito de la batería, sí que va a circular una pequeña corriente en esas circunstancias que hará que poco a poco vayamos perdiendo carga. Por tanto, bolsillo sí, pero mejor sin las llaves.
Conclusión
Olight ha vuelto a mejorar uno de sus modelos con mejor relación tamaño / prestaciones. La Baton S2R ya fue un buen avance sobre la S1 original por su capacidad de recargar la batería sin necesidad de sacarla de la linterna; pero en este caso sus prestaciones van un poco más allá y además se ha mejorado su superficie tanto a nivel técnico como práctico.
Su gran autonomía en sus modos intermedios, el trabajado modo Moonlight sin atisbo de PWM y la capacidad de lanzar ráfagas momentáneas de 1200 lumens la hacen una buena compañera de paseos por el monte al atardecer. En mi llavero tengo siempre una linterna de menor tamaño y prestaciones; pero cuando se haga de noche y me haga falta una iluminación consistente y fiable será la Baton 3 la que alumbre mi camino.
Actualización: Oferta flash 27-05-2021 a 29-05-2021
Hoy 27 de mayo de 2021 Olight, a través de su tienda oficial, ha lanzado unas ofertas especiales en muchos de sus modelos, incluyendo la Baton 3 en sus ediciones normal y premium. La promoción ha comenzado a las 10:00 y terminará el día 29 a las 2:00, por lo que la ventana de tiempo es limitada. ¡No lo dejéis pasar!
Código de descuento del 10% para los lectores del blog
Por cierto, comentaros que si en la tienda oficial de Olight utilizáis el código Luis10PereZ tendréis un 10% de descuento; si bien no es acumulable a otras promociones ni a la linterna X9R. Todo un detalle por parte de Olight que agradezco un montón y del que os podéis beneficiar si tenéis pensando comprar una linterna de la marca.
Aun teniendo un modelo (la recién analizada E03R) que por su forma, tamaño y peso es perfecto para llevar junto a las llaves, en Fenix han decidido lanzar también un modelo de dimensiones diminutas y cuerpo cilíndrico siguiendo los cánones clásicos de este tipo de linternas tan prácticas: la E02R.
El cuerpo
Como ya habréis visto en la imagen anterior, estamos ante un modelo de forma cilíndrica, fabricado en aluminio anodizado 6061-T6 disponible en colores negro, marrón o azul, con unas dimensiones de 48 mm de largo por 15 mm de diámetro y un peso de apenas 15 gramos. De la alimentación eléctrica se encarga una batería interna de iones de litio con una capacidad de 120 mAh recargable a través de puerto microUSB.
Lo bueno es que este puerto queda oculto a la vista durante el normal uso de la linterna, ya que para acceder a él debemos desenroscar la cabeza y de ese modo podremos acceder al mismo. Con este diseño, el punto debil de muchas linternas de este tipo queda protegido de humedad y polvo gracias a la junta tórica que le da estanqueidad cuando la cabeza está en posición de apagado. La gran ventaja es que en este caso no hay posibilidad de desmontar la linterna en dos partes, ya que llega un punto en el que cabeza y cuerpo no siguen desenroscando y, por tanto, todo queda de una sola pieza y no perderemos ninguna de ellas.
Junto al propio puerto tenemos un pequeño LED que se iluminará en color rojo durante la carga de la linterna y en verde al finalizar la misma; algo que lleva aproximadamente una hora si tras el último uso hemos dejado la batería completamente agotada. Por tanto, aunque la autonomía no sea muy prolongada, al menos la recarga es realmente rápida. Mi única queja en este aspecto es que no se haya optado por emplear un puerto USB-C aunque sólo sea porque siempre vamos a acertar al instertar el conector.
Hablando de equipamiento, la E02R incluye en su caja además de la propia linterna, un cable de carga, una anilla de llavero, una junta tórica de recambio, un manual de instrucciones y una tarjeta de garantía. Lo habitual en las linternas de pequeño tamaño de la marca, vamos.
La mitad delantera del cuerpo (la cabeza; que en este modelo es algo más larga en comparación con otros similares) posee cinco ranuras longitudinales bastante anchas para mejorar el agarre y, sobre todo, facilitar su giro si tenemos las manos heladas o usamos guantes. Por su parte, la parte trasera tiene una zona de aproximadamente un centímetro con un grabado de finos anillos diseñada con la idea de que asiente mejor sobre nuestros dedos y no se nos resbale. Yo no la llamaría knurling como tal porque no tiene el típico patrón rugoso de otros muchos modelos, pero ahí está y algo ayuda a mejorar el agarre.
Por último, en la parte trasera tenemos el clásico rebaje en el que podemos colocar una anilla de llavero, una cadena, un paracord… Esta parte ha sido perfectamente torneada y por mucho que la miro no atisbo arista o imperfección alguna pese a ser una pieza con tantos recovecos que es complicada de ejecutar. La verdad es que los acabados son un aspecto en el que Fenix está destacando mucho últimamente, ya que también me pareció uno de los puntos fuertes de la E03R.
Lo malo del diseño de esa parte de la linterna es que la impide hacer tailstanding; ya que aunque es de forma plana es tan estrecha que no es capaz de permanecer en esa posición de forma estable. Por tanto, su diseño está pensado para llevarla en nuestro llavero de forma cómoda y eficaz, pero no para iluminar una estancia de forma estática apuntando hacia el techo.
No he mencionado antes que el aluminio del modelo que hoy analizamos recibe en su superficie un tratamiento de anodizado duro tipo III que la protegerá frente a roces; pero viviendo en un bolsillo apretado junto a llaves con aristas afiladas, monedas de cantos duros y demás cacharros que no paran de frotarse contra ella, poco a poco se irá limando dejando a la vista el aluminio desnudo como habéis podido ver en aquel artículo que mostraba como envejece una linterna de aluminio frente a otra de titanio.
Por cierto, al igual que en la E03R, en la parte frontal tenemos grabado el número de serie de la linterna así como una advertencia sobre la elevada temperatura que puede alcanzar esa parte del cuerpo. Como en aquella ocasión, os comentaré que la linterna no llega a quemar por mucho que usemos el modo Alto y, por tanto, la razón de ser de la advertencia debe de ser más por un tema legislativo que por un peligro de quemadura real.
La linterna cuenta con especificación IP68 de resistencia a los elementos, lo que la convierte en sumergible a dos metros de profundidad durante media hora y totalmente resistente al polvo. En cuanto a las caídas, debería soportar sin grandes destrozos «aterrizajes» desde 1 metro de altura.
En definitiva, estamos ante un modelo muy liviano y que apenas abulta, lo que hará que no nos moleste en el bolsillo en ningún momento y que además posee un cuidado diseño con una alta precisión de fabricación.
La luz
El LED que se encarga de proporcionar la luminosidad que da la E02R es un Cree XP-G2 S3, ofreciendo un haz regular y muy blanco, sin zonas irregulares, manchas de luz ni anillos exteriores; algo a lo que la lente TIR montada directamente sobre el emisor contribuye de forma decisiva.
Este tipo de linternas suelen tener uno o dos modos; y este último caso es el de la que hoy estamos analizando. Los dos modos disponibles, su alcance y sus respectivas autonomías son los que os detallo a continuación:
Bajo: 15 lumens, 13 metros (6 horas y media)
Alto: 200 lumens, 49 metros (25 minutos)
El cambio de modos se realiza de la siguiente manera: partiendo de la posición de apagado, si vamos enroscando la cabeza llegaremos a un punto en el que vemos que la linterna se enciende. En ese momento estamos en el modo Bajo de 15 lumens. Si seguimos enroscando un poco más pasaremos al modo Alto con sus 200 lumens. Para volver al modo Bajo desenroscamos ligeramente y si seguimos desenroscando apagaremos la linterna. Así de sencillo. Por tanto, en esta linterna no hace falta incluir ningún tipo de bloqueo; ya que por su modo de funcionamiento tenemos un bloqueo físico de por si.
En cualquier caso, lo que sí incluye esta linterna es un modo de regulación por temperatura el cual baja la potencia de emisión si detecta que la E02R se está calentando más de la cuenta. Estos sistemas de protección son en la actualidad muy necesarios puesto que en los últimos meses los fabricantes sacan cada vez más lúmens en modelos más pequeños, por lo que la disipación del calor es un tema clave para no afectar a la electrónica interna y/o la batería integrada.
En todo caso, estuve usando la linterna en exteriores en modo Alto continuamente hasta que se agotó la batería y no percibí bajadas de intensidad hasta que la batería empezó a flaquear; de modo que al menos en invierno y por la calle no parece que el sistema vaya a actuar demasiado. Tendré que repetir esta prueba en pleno mes de julio a ver qué pasa.
Como todos los modelos que van pasando por mis manos desde hace un tiempo, me llevé la E02R a la arboleda donde pruebo la iluminación que ofrece cada linterna en un entorno real y he de decir que en su modo Alto la pequeña Fenix alumbra un montón. Es una pena que la autonomía sea algo escasa en dicho modo (algo lógico debido al minúsculo tamaño de este modelo) porque como vais a poder ver a continuación podemos usarla para iluminar nuestro camino perfectamente y distinguir lo que nos espera bastantes metros por delante.
El haz en el modo Alto no es demasiado ancho pero sí lo suficiente como para alumbrar lo que tenemos delante y mantener a la vista los laterales del camino. Por su parte, el modo Bajo con sus 15 lumens nos servirá para alumbrar nuestros pies si vamos caminando a paso tranquilo por una zona de suelo muy regular y en buen estado, pero no esperéis ver con claridad mucho más allá.
Las sensaciones
La E02R es una de esas linternas que da gusto tener en la mano. Normalmente las precisiones y tolerancias de los procesos industriales de mecanizado son fijas y, por tanto, las imperfecciones se notan más en modelos de pequeño tamaño. Sin embargo, en los últimos modelos que Fenix está lanzando al mercado la realización física de la linterna es simplemente perfecta: no hay irregularidades, no se aprecian aristas de ningún tipo, no hay desajustes en las roscas… Como os digo, el nivel de precisión empleado en la factoría de la marca es sencillamente asombroso.
Además, en las últimas linternas de este tipo que han ido saliendo al mercado, tenemos un rendimiento lumínico espectacular. De hecho, la cantidad de lumens que ofrece una linterna más pequeña que vuestro pulgar está muy por encima de aquellas Maglite clásicas que pesaban un kilo y llevaban cuatro pilas tipo D para dar 80 lumens como máximo. Lo único bueno de aquellas en comparación es que las podíamos usar como arma arrojadiza o a modo de maza para abrir almendras en el campo.
Me gusta mucho lo pequeña que es la Fenix E02R y lo poco que se nota su presencia en nuestro bolsillo. Además, al tener formas muy redondeadas no la notaremos clavarse en nuestra pierna al sentarnos como sí ocurre con modelos de mayor tamaño. Digamos que las linternas que usan una pila AAA ya estarían fuera del límite de la inadvertencia que sí cumple el modelo que hoy estamos viendo.
Conclusión
Fenix a venido a pelear con su E02R a un sector de las linternas en el que hay multitud de contendientes. De hecho, que hayan pasado por aquí coincidiendo en filosofía de uso y forma constructiva tenemos cuatro modelos: Wuben G338, Trustfire Mini-07, Olight i1R 2 EOS y Trustfire Mini2; casi nada.
Como podéis apreciar en la fotografía que tenéis sobre estas líneas la E02R es unos milímetros más larga que sus rivales, pero también hay que reconocer que comparadas con la típica moneda que pongo, todas ellas son de un tamaño irrisorio. Lo malo de las tres que tenéis a la derecha es que en todos los casos se pueden desmontar en varias piezas y por tanto el riesgo de perder alguna de ellas siempre está presente.
En cualquier caso, por practicidad y prestaciones su mayor rival es la pequeña de las Olight, ya que esta tiene también esa característica que tanto me gusta de que la linterna no se divide en dos para acceder al puerto de carga, lo que nos puede ahorrar más de un disgusto tratándose de piezas de tan pequeño tamaño. Eso sí, la E02R tiene la ventaja de ofrecer 50 lumens más (200 frente a 150) y una autonomía superior en el modo Alto (25 minutos frente a 15).
En definitiva, un modelo muy recomendable que os sacará de muchos apuros sin notar que la llevamos encima y que destaca especialmente por el esmero que han puesto en su fabricación.
Este artículo se me ocurrió a raíz de algo que me pasó hace unos días probando una linterna que funciona mediante una batería CR123A, ya que al exigirle mucha corriente el LED se apagaba directamente, y aunque al final la explicación tiene su lógica (como luego veremos) quería aprovechar para hablar un rato sobre las protecciones que incorporan este tipo de baterías.
Las baterías de iones de litio han supuesto una revolución en la electrónica de consumo por su gran capacidad de almacenar energía, la posibilidad de fabricarlas en muy diversas formas físicas y la flexibilidad que dan a la hora de cargarlas y descargarlas. Sin embargo, también tienden volverse inestables si se les saca de sus condiciones de funcionamiento y almacenaje adecuadas y llegado el caso podrían llegar a incendiarse o explotar.
Las circunstancias que voy a enumerar a lo largo de esta entrada son las que pueden llevar a la autodestrucción de una batería de ion-litio, y por eso hay un circuito de protección en su interior y algunas características físicas a la hora de diseñar la propia batería que las harán seguras de utilizar y de cargar. Vamos a ver cada uno de los apartados:
Protección de corriente máxima de descarga
Las baterías de litio están diseñadas para dar una corriente máxima y sobrepasarla provocaría un sobrecalentamiento que podría llegar a inflamar sus celdas. Este cantidad de corriente se determina mediante el parámetro C con un número puesto delante de él indicando lo siguiente:
Pongamos que tenemos una batería de 800 mAh de capacidad. Esto quiere decir que la batería es capaz de almacenar en su interior 800 mAh que irá entregando a la carga a una intensidad máxima marcada por el número que se antepone a la C. Es decir, que si la batería es de 1C la máxima corriente que puede dar será de 800 mA (y en teoría duraría una hora). Si fuera de 2C podría dar hasta 1600 mA durante media hora. Si fuera 5C podría dar un máximo de 4000 mA durante 12 minutos… Creo que está claro, ¿no?
Pues bien, veamos qué ocurrió con la linterna a la que me refería en la introducción de este artículo. Resulta que la batería que le estaba poniendo a la linterna era de 650 mAh pero con un coeficiente de descarga de 1C, lo que quiere decir que no le puedo exigir más de esos 650 mA en ningún momento. En los modos de funcionamiento más bajos no había problema porque la linterna consume menos de esa cantidad de electricidad; pero al poner el modo más alto de todos, pongamos que el LED le pide a la batería 900 mA y entonces a los pocos segundos el circuito de protección corta la corriente porque si no fuera así internamente la batería podría sobrecalentarse y dar problemas.
Al cambiar a una batería de la misma capacidad pero de 3,5C la corriente máxima que es capaz de dar en un momento dado es de 650 mA x 3,5 = 2275 mA que está por encima de esos 900 mA que el LED necesita en su modo más luminoso y entonces funciona sin problemas.
Esta misma protección es la que actúa ante cortocircuitos que puedan suceder si, por ejemplo, metemos la batería en una mochila con cosas de metal como clips, monedas y llega el caso (complicado, pero puede pasar) en que se ponen en contacto los dos polos de la batería generando un cortocircuito. En ese momento la electricidad teóricamente se haría infinita lo que sería peligroso para la integridad de la batería, así que la protección actúa desconectando internamente la batería y cortando así el paso de corriente y evitando el desastre.
Protección contra exceso de temperatura
La temperatura de las celdas de litio es peligrosa si se eleva demasiado por el motivo que sea; no sólo por sobrecorrientes. Como os decía en el apartado anterior, el circuito de protección monitoriza la corriente entregada en todo momento por la batería y cortará si sobrepasamos la máxima fijada por diseño, de modo que por ese motivo la batería no debería de calentarse en exceso.
Sin embargo, eso no quita que la batería se pueda calentar por factores externos como que el propio aparato al que alimenta genere un montón de calor, que la batería esté en un coche a pleno sol en verano… En ese caso disponemos de otro sistema de seguridad que se encarga de desactivar internamente la batería si detecta que su temperatura sobrepasa cierto nivel sea por el motivo que sea.
Protección contra polaridad inversa
Esta protección lo que hace es evitar que la batería pueda recibir corriente si la hemos conectado en sentido contrario a la hora de cargarla. Esto se implementa porque meter a las celdas de litio una corriente en inverso puede ser peligroso para su integridad y podría llegar a autocombustionar (como estáis viendo, son baterías muy delicaditas).
Protección contra descarga profunda
Otro factor peligroso para las baterías es tratar de hacerlas funcionar cuando estas se encuentran a una tensión extremadamente baja. Todas las baterías tienen una tasa de autodescarga; es decir, que aunque las tengamos metidas en un cajón sin utilizar se van a ir descargando poco a poco (su voltaje irá disminuyendo) tanto por la propia concepción de este tipo de baterías como por la circuitería de control que algo de energía necesita para mantenerse operativa en todo momento. Si la tensión de alguna celda cae a unos 3 V la batería no va a funcionar para evitar así que se le pida corriente estando la tensión tan baja.
Por tanto, si la tensión de las celdas baja de un nivel determinado la batería no va a funcionar, pero lo peor es que si el voltaje es realmente bajo (el límite se suele situar en unos 2,6 V para los habituales 3,7 V que suelen dar) el circuito impedirá incluso que podamos cargarlas, haciendo por tanto que la tengamos que tirar.
Protección contra sobrevoltaje
De forma muy similar al caso anterior, la circuitería de control de la propia batería va a vigilar constantemente (en este caso a la hora de cargar) que el voltaje de las celdas no sobrepase aproximadamente 4,2 V para que así no pueda darse alguna reacción violenta en el interior de la batería y acabar esta incendiándose.
Lo habitual es que los cargadores vayan monitorizando el voltaje de la batería que tienen conectada y detengan la carga cuando esta ha llegado a su voltaje nominal; pero como de todo hay en la viña del señor (AKA fabricantes muy piratas), es mejor que la propia batería vaya monitorizando esto y en caso de problemas que se desconecte internamente para detener así su carga.
Protección contra cortocircuito interno por deformación
Esta protección no consiste en un circuito electrónico, sino en una forma constructiva; y es que para que las celdas de litio no puedan deformarse y cortocircuitarse internamente, las baterías de este tipo se meten en una camisa metálica reforzando especialmente la zona del polo positivo. Esto es para que si, por ejemplo, la batería se cae al suelo esta no se deforme y pueda dar lugar al cortocircuito interno que os decía hace un momento.
Del mismo modo, en la zona del polo positivo suelen disponer de unos orificios de venteo para que en el caso de que todo vaya mal y finalmente por lo que sea la batería empieza a coger presión en su interior, los gases que se forman en el interior saldrían por estos orificios en lugar de inflar la batería minimizando así el riesgo de que llegue a hacer explosión.
Como veis es todo un mundo esto de las protecciones para las baterías de iones de litio, pero es que por sus características es más que recomendable disponer de este tipo de salvaguarda para evitar que un día podamos tener un disgusto.
Ya tenía alguna linterna de la marca Olight en formato AAA con la que estaba especialmente contento por la calidad de acabados, la blancura de su luz y su elegante aspecto; así que una mañana en la que me acerqué a una tienda especializada de Madrid no pude resistirme a hacerme con la S1 Baton que me miraba desde el otro lado del mostrador.
Con un tamaño delicioso, un acabado sobrio y elegante, unas prestaciones prometedoras para su más que contenidas dimensiones y un precio de unos 50 euros creo que puede ser una buena candidata a acompañarnos allá donde vayamos con la ventaja que supone llevar en el bolsillo una linterna versátil pero también potente si la ocasión lo requiere. Vamos a ir viendo si cumple todo lo que promete sobre el papel.
El cuerpo
El cuerpo de la S1 Baton está íntegramente fabricado en aluminio 6061-T6 anodizado en color negro, con un knurling menudo y marcado en las zonas de agarre, una tapa trasera roscada donde va alojada la batería de litio tipo CR123A (o 16340 en el mundillo de las recargables de litio) y detalles en color azul eléctrico tanto en su único botón como en el frontal de la linterna. En términos generales podemos decir que es de forma cilíndrica con unas dimensiones de 61 x 21 mm y un peso de 30 gramos sin batería.
En la parte central de cuerpo dispone de una zona rebajada en la que podemos encajar el clip para el bolsillo que viene con la linterna y, como cosa curiosa, la tapa trasera es magnética por la adición de un imán desmontable que va encajado tras el muelle que mantiene el contacto con el polo positivo de la batería. Esto último es muy útil si queremos mantener la linterna fija sobre una superficie metálica como por ejemplo el capó de nuestro coche mientras miramos algo en el motor.
Ah, y también tenemos un pequeño agujero en dicha tapa trasera por la que pasar la correa (hecha de un material sumamente suave) que viene en la caja de la linterna y que nos ayudará a que no se nos caiga de la mano sobre todo si vamos con guantes y/o hace mucho frío.
Por cierto, no quisiera pasar por alto que la batería en esta linterna va colocada de forma invertida con respecto a la mayoría de modelos: en este caso el polo negativo (la parte plana de la batería) es el que va pegado a la zona de la cabeza, cuando lo habitual es que ahí vaya el polo positivo. Conscientes de esto, los diseñadores de Olight han grabado el icono de una batería en el cuerpo señalando la forma correcta en la que esta ha de ir insertada.
La luz
La Olight S1 Baton dispone de 4 modos de iluminación que paso a explicaros brevemente:
Moonlight: 0,5 lumens y 25 días de autonomía. Se activa manteniendo el botón pulsado un par de segundos con la linterna apagada.
Low: 8 lumens y 40 horas de autonomía
Medium: 80 lumens y 6 horas de autonomía
High: 500 lumens durante 90 segundos y luego baja (por protección térmica) a 300 lumens y 90 minutos de autonomía
Estroboscópico: Enciende y apaga la luz a una frecuencia de 10 Hz y se activa haciendo triple click en el botón de mando con la linterna encendida (o 5 clicks con ella apagada)
La linterna cuenta también con dos temporizadores de apagado automático que se activan haciendo doble click con la linterna encendida: un primer doble click activa el temporizador de 3 minutos y un segundo doble click cambia a un temporizador de 9 minutos. La activación de estos temporizadores se confirma con uno o dos parpadeos de la luz en el momento que comienza la cuenta.
Como veis, aunque la linterna cuenta con sólo un botón, los ingenieros de Olight le han sacado bastante provecho y es que en función de la situación las pulsaciones breves, largas, dobles o triples activarán unas u otras funciones en la S1 Baton. Eso sí, hubiera venido muy bien disponer de algún tipo de indicador LED que nos indicara el estado de la batería, ya que no tenemos modo de saber este dato tan importante.
En cuanto a su tonalidad, la luz que emite el LED Cree XM-L2 es muy blanca, no se aprecia rastro de PWM en ninguno de sus modos y esta se distribuye en un haz de ancho moderado y definido debido a su lente tipo TIR en lugar de recurrir al típico reflector metálico parabólico.
Por resumirlo muy brevemente, una lente TIR es una estructura de plástico transparente que se acopla directamente sobre el LED y consigue encauzar la luz que emite de la forma que los diseñadores hayan querido implementar (un haz ancho para iluminar más superficie, más estrecho para llegar más lejos…) de una forma más controlada que con un reflector que siempre dispersa más la luz que se escapa por los laterales del LED.
Las sensaciones
La S1 en la mano se siente muy compacta pero a la vez poderosa. La única sensación de fragilidad me la da el botón de control, ya que su superficie es de un plástico flexible que no sé muy bien cómo llevará el paso del tiempo y el roce con otros objetos dentro de una mochila, en nuestro bolsillo… Hablando del botón, no hay forma de bloquear la linterna frente a encendidos accidentales por pulsaciones no intencionadas; si bien he de reconocer que hasta el momento nunca me ha ocurrido ya que para accionar el botón hay que pulsarlo con cierta firmeza.
Mi modo favorito es el moonlight, ya que nos permite levantarnos de la cama por la noche y ver perfectamente sin molestar a nadie. Sea como sea, en campo abierto los modos más potentes también vienen muy bien; pero para el uso que yo le suelo dar a este tipo de linternas el 90% de las veces con un lumen me es suficiente, ya que si por lo que sea voy por el campo y se me hace de noche con 60 lumens puedo ver perfectamente y sólo usaría el modo de 500 lumens para ver qué es eso con forma de oso que asoma tras unos matorrales lejanos. La potencia viene muy bien, pero en mi escala de valores la autonomía está en el primer puesto.
Sea como sea, me gustaría comentar algo que me ocurrió probando la linterna, y es que cuando usaba el modo High al cabo de un minuto o así la linterna se apagaba. En dicho modo debería de funcionar a 500 lumens durante 90 segundos y luego bajar automáticamente a 300 por protección térmica de la linterna. Sin embargo a mí, antes de cumplirse esos 90 segundos, la linterna directamente se me apagaba.
Pensaba que podía ser porque la pila recargable que usaba en ese momento con ella (una de la propia Olight que podéis ver una de las fotografías de este artículo y que compré junto a la linterna) no era capaz de dar la intensidad que este modo requiere y su circuito de protección cortaba directamente la corriente porque, de hecho, hasta que no desenroscaba la tapa trasera y la volvía a apretar la linterna no respondía a ninguna acción (los circuitos de protección de las baterías suelen resetearse cuando detectan circuito abierto entre sus polos).
Al final encontré por casa una batería recargable con mayor poder de descarga instantánea y con ella el modo High funcionó perfectamente. Aproximadamente a los 90 segundos comienza a bajar de potencia de forma progresiva hasta estabilizarse pasados unos instantes, que es lo que según las especificaciones de la S1 Baton debería hacer.
Mirando las especificaciones de ambas baterías, veo que la Olight que compré con la linterna tiene una tasa máxima de descarga de 1 C mientras que la otra aguanta descarga hasta a 3,5 C (además de la comodidad de poder recargarse a través de un cable microUSB). Por tanto, como ya suponía, el circuito de protección contra sobrecargas de la batería cortaba corriente cuando exigíamos más de lo que la batería era capaz de entregar y por eso se apagaba la linterna. Sobre estas cosas creo que escribiré un artículo específico porque puede resultar útil e interesante.
Pero bueno, volviendo a la linterna como tal, en cuanto a longitud la S1 Baton no es mucho mayor que las típicas linternas que funcionan mediante una pila AAA y que ya han aparecido alguna vez en esta serie de artículos; si bien el grosor es mayor tanto para poder albergar la electrónica de control (algo más compleja) como para así poder disipar mejor el calor generado en los modos más luminosos. Por cierto, en el modo High la linterna se calienta que da gusto, pasando de 22 a 40 ºC en aproximadamente un minuto.
A modo ilustrativo os dejo a continuación una fotografía de la S1 Baton junto a otra serie de linternas que funcionan mediante un pila AAA donde podéis apreciar que en lo que a longitud se refiere está a la par con la minúscula i3E EOS de la misma marca.
Conclusiones
En conclusión, estamos ante un modelo de tamaño reducido capaz de arrojar picos de hasta 500 lumens durante breves periodos de tiempo, pero que también puede sostener intensidades lumínicas menores durante muchas horas, que es casi lo que más valoro en una linterna que se supone va a «vivir» en nuestro bolsillo, mochila, guantera, etc y que debería estar lista para funcionar en cualquier momento. De poco me sirve alumbrar un monte entero si a la siguiente vez que la encienda empiezo a tener problemas porque la batería está ya en las últimas.
Sea como sea, con la batería adecuada la S1 da las prestaciones que promete (insisto, ojo con la batería que usáis en esta linterna) y eso hace que mi admiración por ella aumente. Ya os dije que rara vez uso el modo High, pero si lo tiene ha de estar disponible. Lo que ocurre es que el dato de descarga instantánea de las baterías no siempre es fácil de encontrar y si lo queremos conocer muchas veces nos tocará ir a la web del fabricante en busca de especificaciones técnicas.
Por cierto, no os he comentado que además de este acabado en aluminio negro, esta linterna salió en ediciones limitadas (999 unidades) fabricada en cobre y en titanio, por lo que esta que tengo yo no, pero las otras con el tiempo se cotizarán bastante.
A día de hoy la S1 Baton ya no se comercializa porque ha sido reemplazada por otros modelos superiores de la marca. Por tanto, es ya un clásico y el modelo iniciador de una saga que sigue apostando por tamaños contenidos y potencias de pico sorprendentes para su época. Si se os pone una a tiro en buen estado y a buen precio, os la recomiendo.
Le tenía echado el ojo al patinete eléctrico de Xiaomi desde incluso antes de su lanzamiento en China, ya que me parecía un dispositivo práctico, bonito, moderno e ideal para los apasionados de la electrónica como yo. En mi mente la idea de tener uno de estos patinetes eléctricos cobraba fuerza, pero me tiraba para atrás lo poco acostumbrados que estamos en España a estas cosas viendo que incluso la gente mira con extrañeza a aquellos que van a trabajar en bicicleta.
Sin embargo todo esto cambió este pasado verano en un viaje con mi novia a París, ya que en sus calles me harté de ver a gente que iba y venía en estos aparatos. Jóvenes, mayores, gente de compras, ejecutivos de traje con portátil a cuestas… En ese momento me di cuenta de que aquello era una revolución en ciernes y que yo quería formar parte de ella sin importar que los demás me miraran con gesto raro.
Con esa premisa empecé a buscar por Madrid algún Mijia M365; y aunque de importación no salían demasiado caros me daba miedo que lo pararan en aduanas (la caja es muy grande) y al final la broma me saliera mucho más cara de lo esperado. El caso es que mirando en anuncios de segunda mano al final di con uno a buen precio y me hice con él sin darle muchas vueltas al asunto porque estaba más que convencido desde hacía unos días. Por fin, ya tenía mi Xiaomi.
Cuando lo recogí vi que la batería estaba casi totalmente cargada, así me dirigí directamente al parque Juan Carlos I, donde hice mis primeros kilómetros con un scooter eléctrico y me di cuenta de que la sensación de desplazarse con un vehículo que no hace ruido ni quema zumo de dinosaurio es fantástica y que subido en él eres el centro de atención de niños y mayores. Los niños alucinan: te señalan, gritan, corren detrás de ti, les dicen a sus padres que quieren uno de esos… Y los mayores por su parte hacen comentarios que van desde el típico «¡hala, cómo mola!» hasta algún «parece un taca-taca» o «la gente es que ya ni se molesta en caminar».
Recuerdo aquella tarde de sábado recorriendo el anillo ciclista del parque, adelantando a las bicicletas en las subidas, yendo por los caminos de tierra y pudiendo alcanzar sin esfuerzo cualquier rincón del recinto en pocos minutos y me viene a la cabeza el subidón mental que llevaba porque no hacía más que pensar «esto es flipante, es flipante…». Estaba seguro de que había hecho una compra que de alguna manera iba a cambiar mi concepto de los desplazamientos por las ciudades.
Pero bueno, el caso es que después de tres meses usando prácticamente a diario el Mijia M365 y tras unos 300 Km recorridos sobre él tengo claro que el futuro es eléctrico y que de aquí a unos años vamos a ver un avance en el sector del transporte impulsado por este tipo de energía que cambiará radicalmente el sistema de movilidad actual basado en su mayor parte en combustibles fósiles.
Podríamos sentarnos a debatir sobre la prohibición de la circulación de vehículos de combustión en las ciudades y jamás llegaríamos a un consenso; y por eso lo que hoy pretendo no es más que hacer un análisis de un patinete eléctrico que consigue sacarte más que una sonrisa cuando vas sobre él y que creo sinceramente que es uno de los primeros esbozos de un cambio de mentalidad urbana en ciernes.
Datos técnicos
No me extenderé mucho en este apartado porque los datos técnicos los podéis encontrar a nada que hagáis una búsqueda en Google. Pretendo centrar la review en sensaciones y experiencias, pero aun así aquí tenéis algunos de los fríos números que da el fabricante mezclados con algunos detalles que he visto yo:
Autonomía: 30 Km
Velocidad máxima: 25 Km/h
Batería: 30 celdas litio LG 18650 en formato 3P10S. 7800 mA/h @ 36 Vcc. 1,5 Kg
Motor: Tipo brushless integrado en la rueda delantera. 250 W con picos de hasta 500 W
Subida de pendientes: hasta 14% aprox.
Sistema de frenado: frenada regenerativa (KERS) en la rueda delantera con e-ABS y freno de disco en la trasera
Luces: frontal blanca y trasera roja fijas. Luz de freno parpadeante cuando actúa el freno de disco. Catadióptrico trasero
Conectividad con app de la marca a través de Bluetooth
Material principal: aluminio
Dimensiones: 1080x430x1140 mm (extendido). 1080x430x490 mm (plegado).
Altura de la tabla con respecto al suelo: 15 cm
Peso: 12,5 Kg
Capacidad máxima de carga: 100 Kg
Colores disponibles: negro y blanco
PVP en España: 349 euros
Experiencia de uso, consejos y advertencias
Mi intención en estos párrafos es tratar de transmitiros las sensaciones que me ofrece este patinete durante su uso. Quiero centrarme en qué se me pasa por la cabeza, que echo en falta y también en comentaros algunas cosas importantes de cara a su manejo y su mantenimiento; así que espero que el esfuerzo de escribir todo esto os sirva para guiaros en la compra o no de este gadget y al mismo tiempo para ayudaros a resolver los problemas que os puedan ir surgiendo con el tiempo.
Lo primero que noté al verlo en directo es que su aspecto dista mucho de ser un juguete. El patinete está hecho de aluminio de muy buena calidad, con un grosor de las paredes considerable que le da un tacto sólido como una roca y unas soldaduras perfectamente ejecutadas que contribuyen a la rigidez general del conjunto. Es verdad que esto hace que pese un poco más de lo que me gustaría, pero la robustez del patinete es indudable y no vamos a notar flexiones raras en los materiales ni nada parecido. Del mismo modo, la pintura que se ha usado en este modelo tiene un tacto áspero y que aguanta bien los roces del día a día así como también parecen de lo más resistentes las zonas de goma blanda (puños y tabla) que son los puntos de contacto con el usuario.
Como os decía, a día de hoy llevo ya unos 300 Km recorridos con el patinete y todavía me sorprende la fuerza que tiene cuando en el modo de funcionamiento estándar pulsas el acelerador a fondo y vas a poca velocidad. De hecho las primeras veces agarraba con mucha fuerza el manillar porque me daba la sensación de que se me podía escurrir si me sudaban las manos (no olvidemos que lo compré a finales de agosto). La aceleración no es como en un coche o una moto en la que esta depende del régimen de revoluciones en el que estemos, sino que en un vehículo eléctrico el par está disponible desde el primer momento y es prácticamente lineal.
Una peculiaridad de este modelo es que desde parado el patinete no se mueve aunque pulsemos el acelerador que tenemos junto al puño derecho; ya que el «arranque» consiste en subirse en él, darle un impulso inicial con el pie y a partir de ahí ya el acelerador comenzará a actuar. No nos hará falta volver a poner un pie en el suelo a no ser que nos detengamos, pero el arreón incial hay que dárselo por seguridad. Por cierto, que se enciende y se apaga con una pulsación larga sobre el único botón que hay en el centro del manillar.
Para que os hagáis un poco una idea de cómo nos deplazamos sobre el patinete os voy a poner a continuación un breve vídeo que grabé en el campus de ciencias de la UAH en la que trato de captar el movimiento el patinete a través de una serie de tomas rápidas.
Y hablando de aceleración, disponemos de dos modos de funcionamiento en el Mijia: el modo normal y el modo ECO. Se cambia entre modos dando una doble pulsación al botón del manillar y la diferencia entre ambos es la velocidad máxima (18 Km/h en el ECO) y la aceleración, que es considerablemente más suave en el modo ahorrativo. Yo, habitualmente, uso el modo ECO porque maximiza la duración de la batería; pero aun así alguna vez si veo que voy sobrado de batería cambio un rato al modo normal y me doy alguna alegría. Cuando estamos en el modo ECO el LED inferior de los cuatro que hay en el manillar se ilumina en color verde; mientras que si estamos en modo normal este LED será blanco como el resto.
Estos LEDs sirven para conocer en todo momento la carga de la batería, teniendo ocho estados intermedios: con la batería al 100% están encendidas de forma fija las cuatro, cuando está al 88% comienza a parpadear la superior, cuando llegamos al 75% se apaga la luz superior quedando fijas las tres inferiores… Y así hasta que cuando nos queda un 12% parpadea la luz inferior apagándose esta (y todo el patinete) si la carga de la batería llega al 0%.
Me gusta mucho el relieve tanto de la tabla del patinete como de los puños, pues es resistente y bastante antideslizante. Hasta el momento no he pegado ningún resbalón ni se me ha escapado la mano del manillar incluso al pasar sobre algún bache yendo rápido, así que cumplen su cometido bastante bien y tiene pinta de que el relieve no se desgasta con facilidad porque incluso en los puños (zona de contacto permanente) el aspecto es prácticamente como el del primer día.
Las ruedas agarran bastante bien. Si habéis probado patinetes con ruedas de poliuretano sabréis que los giros a veces son un poco un acto de fe y en mojado es mejor no ir ni en línea recta. En el caso del Xiaomi las ruedas tienen dibujo y agarran muy bien; sobre todo en seco. En mojado no he hecho mucho el animal porque a mi edad no me apetece partirme la crisma, pero he girado con cierta alegría y frenado con todas mis ganas sin irme al suelo. Eso sí, lo que os sugiero es que tengáis cuidado al acelerar fuerte, pues en zonas húmedas o con tierra si llevamos el peso hacia atrás la rueda delantera derrapa que da gusto y yo particularmente ya me di un susto un día en el parque Juan Carlos I. No me fui al suelo, pero falto poco porque al acelerar girando un poco sobre tierra la rueda delantera empezó a derrapar y el patinete se me fue de lado; si bien fui capaz de sacar el pie a tiempo y la cosa no pasó de ahí.
Algo que debéis tener siempre presente es que el motor no está completamente sellado frente a la humedad, de modo que no os metáis en charcos muy profundos porque si entra agua entre el neumático y la llanta delantera (no debería, pero puede pasar si sumergís la rueda más allá del grosor del caucho) el líquido elemento podría llegar al interior del motor provocando un desastre. Ah, eso sí, en mojado los guardabarros que lleva el patinete hacen que no nos salpique ni una gota de agua, así que en ese sentido un 10 para Xiaomi.
Por cierto, ojo al bajar bordillos altos porque aunque tiene bastante altura libre al suelo, como la plataforma es muy larga podemos pegarle un rascón a la tapa inferior, la cual es de plástico y se marcará. Como orientación, podéis pasar sin problemas por los típicos rebajes de las pasos de peatones y cosas así; pero si vais a bajar un bordillo «al uso» es mejor bajar y tirar del manillar hacia arriba al sortearlo, porque además del rascón que os comentaba, al no llevar ningún tipo de suspensión el golpe contra el suelo es fuerte y más adelante veremos que ese tipo de sacudidas no le van a sentar bien a la parte eléctrica del bicho.
Ya que estamos, vamos a hablar de la batería, porque es uno de los puntos principales (si no el que más) del patinete: la batería se recarga en un enchufe estándar con el cargador que viene con el patinete y normalmente tardará en ello un máximo de cinco horas (siempre en función de cómo haya quedado de carga en el último viaje).
Sea como sea, al igual que en un coche, el estilo de conducción va a ser una factor muy importante de cara a la autonomía. Xiaomí dice que el patinete puede recorrer 30 Km con una sola carga, pero por mi experiencia os puedo asegurar que no es fácil sacarle más de 20 Km en realidad. Ojo, 20 Km está más que bien, pero para homologar esos 30 Km han debido usar a un niño de 25 Kg dando vueltas a una pista hecha de teflón. Vamos, lo mismo que los fabricantes de coches y sus medias de consumo inalcanzables en el mundo real.
Lo fundamental para maximizar la autonomía es controlar las aceleraciones: la corriente que absorbe el motor se dispara durante las aceleraciones fuertes, y eso hace que la autonomía baje muchos kilómetros. Lo mismo ocurre en subidas prolongadas y cuando hay mucho viento en contra. Y es verdad que tenemos un sistema de recuperación de energía que actúa en las bajadas y en las frenadas inyectando corriente a la batería; pero aun así lo que vamos a recuperar en estas situaciones es mucho menos que lo que consumiremos en el uso habitual. Es decir, por poner un ejemplo numérico, que si gastamos un 50% de la batería al subir una pendiente muy larga, no recargaremos más de un 15% al bajarla después, de modo que el balance de energía no nos beneficia.
El cargador es como el de un portátil (tanto en apariencia como en dimensiones) y entrega una potencia de unos 70 W/h. Cuando queremos recargar la batería del patinete primero debemos abrir la tapa de goma roja que tenéis en la fotografía de ahí arriba y conectar el cargador, el cual encenderá un LED rojo en su cuerpo. Si el patinete está encendido los LED del manillar se irán iluminando y la luz trasera se irá enciendiendo y apagando con suavidad de una forma bastante hipnótica. Sea como sea, si no queréis tener ese juego de luces a la vista (por la noche parece una feria) lo mejor es cargarlo con el patinete apagado y cuando haya terminado la carga el LED del cargador se pondrá de color verde y ya está.
Por cierto, es muy importante cerrar bien la tapa cuando desconectemos el cargador porque si nos vamos a la calle con la tapa abierta se nos puede colar polvo (malo) dentro del conector de alimentación o si el suelo está mojado, agua (mucho peor). Advertidos quedáis.
Volviendo a la experiencia de uso como tal, me gustaría contaros que lo que hago yo cuando quiero batir mi récord personal de autonomía es usar el modo ECO con el control de velocidad activado a una velocidad de entre 10 y 12 Km/h y tratar de circular por rutas que sean lo más planas posibles y, si es posible, que no me obliguen a parar y reanudar muchas veces la marcha (para esto los carriles bici son idóneos). En esas situaciones veréis que las luces que indican la autonomía restante de la batería bajan muy despacio incitándonos a llegar un poco más lejos; si bien hemos de tener en cuenta que si el recorrido que estamos haciendo es lineal luego hay que volver, así que mi consejo es que como muy tarde cuando el indicador marque 50% (cuando el tercer LED del manillar deje de parpadear y sólo queden fijos los dos inferiores) vayáis dando la vuelta si no queréis usar «tracción animal» al final del recorrido.
Y precisamente como de lo que se trata es de evitar la exigencia de corriente para maximizar la carga de la batería, una cosa muy recomendable es ayudar al patinete a coger velocidad usando el pie como un patinete de los de toda la vida. Por el mismo motivo también es recomendable darle una ayudita en subidas fuertes.
Con respecto a la batería tened presente una cosa que por desgracia os va a pasar antes o después: la batería está compuesta de una serie de celdas de litio tipo 18650 (10 grupos en serie de 3 celdas en paralelo cada uno) cuyos contactos metálicos no van soldados; sino que son unas láminas que hacen presión sobre los extremos de las celdas y esos contactos con las vibraciones van a ir cogiendo holgura y os va a tocar desmontar la batería para soldar esas patillas y que así no den más la lata.
Dependiendo de qué patillas se aflojen podéis notar que perdéis autonomía de golpe o incluso que se apague el patinete y se niegue a arrancar de nuevo e incluso que tampoco cargue. Como os digo, es un problema muy común que os va a ocurrir con las vibraciones del uso diario como el relieve de las aceras, pequeños bordillos, piedrecitas… Podéis tener más o menos cuidado y el defecto tardará en aparecer; pero siento deciros que antes o después se manifestará a no ser que Xiaomi le de un toque a LG y en los nuevos modelos estas patillas vengan ya soldadas (cosa que, de momento, parece ser que no es así).
A mí me ocurrió más o menos a las dos semanas de empezar a usarlo y en cuanto me puse a buscar el tema en Google vi que a mucha gente le había ocurrido y que había varios tutoriales explicando cómo detectar y arreglar el tema, así que al final de este artículo os dejaré algún enlace que os puede ser de utilidad. Si sois manitas y controláis un poco de electrónica no tengáis miedo porque la cosa no es complicada; pero si no es el caso mejor que vayáis localizando a alguien que sepa de estos temas para que os eche una mano llegado el caso.
Algo que sirve de gran ayuda para controlar si la batería está dando problemas es acceder a la información de la misma en la app de Xiaomi llamada «Mi Home» y consultar ahí el voltaje de las celdas. En teoría todas deberían estar más o menos igual, pero si veis que alguna(s) está(n) mucho más altas o más bajas que las otras tendréis el problema que os digo con las patillas. Para que os hagáis una idea, a la hora de recargar la batería, el cargador corta corriente cuando una de las celdas alcanza los 4,2 voltios y deja de extraer corriente de una de ellas cuando baja de 3,2 voltios. Por tanto, los voltajes deberían de estar entre ambos valores en función de la carga de la batería y con las 10 celdas presentando más o menos el mismo valor. Os pongo a continuación unas capturas sacadas de la aplicación que os decía para que veáis lo que podemos monitorizar en ella:
Por ejemplo, cuando a mí me empezó a ocurrir el problema de la batería, me daba cuenta de que a lo mejor iba con la batería al 50% y de repente se me ponía a parpadear el último LED; señal de que andas ya por debajo del 12%. Si en ese momento miraba la tensión de las celdas veía que la 2 y la 9 estaban marcando menos de dos voltios, lo que hacía que la tensión total de la batería cayera en picado. Como os decía, al tratarse de un mal contacto eléctrico, con soldar las patillas y reforzar la presión en las zonas de contacto el problema desapareció y a día de hoy (toco madera) no ha vuelto a reproducirse. Si os fijáis en la última de las tres capturas veréis que aun así esas dos celdas me marcan unas centésimas de voltio menos, y aunque no es relevante de cara a la autonomía, creo que es consecuencia del mal contacto que durante un tiempo estuvieron haciendo durante las cargas y descargas.
Otra cosa que os va a pasar también antes o después es que vais a pinchar alguna rueda, ya que el patinete originalmente lleva cámaras de aire de muy poca calidad. Ya no es sólo que en cuanto paséis sobre algo puntiagudo traspasará la cubierta de goma y pinchará la cámara; es que por lo visto incluso con el uso normal al final a estas cámaras les acaban saliendo poros y pierden el aire; sobre todo sin van algo bajas de presión.
Para remediar esto hay dos opciones: por un lado comprar cámaras mejores y añadir una banda de kevlar antipinchazos como suelen hacer los ciclistas de carretera y por otro radicalizarse comprando ruedas macizas.
Las cámaras que lleva son para ruedas de 8,5 x 2″, que es una medida un poco rara pero que la marca Continental fabrica y comercializa. Eso sí, cambiarlas no es tan fácil como en una bicicleta, ya que el ser de tan poco diámetro no salen de la llanta con la facilidad que lo hacen en una bicicleta de ruedas grandes.
La opción de la rueda maciza parece mejor porque la cambias una vez y ya es (casi) para siempre; pero al ser más pesada y de caucho toda ella perdemos autonomía y capacidad de aceleración y además vamos a sufrir muchas más vibraciones cuando circulemos sobre suelos irregulares (sí, haciendo que aparezca antes el problema de la batería que antes os comentaba).
Cuando compré el patinete ya venía con la rueda trasera maciza y la delantera con cámara cambiada y banda de kevlar porque el usuario anterior había sufrido varios pinchazos y la verdad es que no he tenido el más mínimo problema en todo este tiempo, más allá de que cuando pillo baches se nota que la parte de atrás del patinete rebota más que la delantera. Tras los 300 Km que le he hecho al patinete la rueda trasera tiene el mismo relieve que cuando lo estrené, de modo que no parece sufrir demasiado con el paso de los kilómetros.
Con las ruedas originales, al llevar aire en su interior, se notan menos las irregularidades del terreno y es en lo que Xiaomi se escuda para no haber implementado algún tipo de sistema de suspensión. De cualquier modo, hay en el mercado algún modelo de otra marca que pese a llevar el mismo tipo de neumáticos sí que incluye suspensión, ganando en comodidad; por lo que en ese sentido hubiera sido de agradecer que Xiaomi hubiera incluido una horquilla con un par de centímetros de amortiguación (no haría falta mucho más) e incluso algún tipo de balancín con un pequeño muelle/elastómero en la parte trasera.
En cuanto a la plataforma, es decir, la superficie sobre la que van apoyados nuestros pies he de decir que es de buen tamaño y si tenemos un número de zapatilla no demasiado grande (yo tengo un 42) podemos llevar los dos pies de forma cómoda. En mi caso el derecho lo suelo llevar detrás en paralelo al sentido de la marcha y del izquierdo ligeramente cruzado hacia el interior y apoyando la punta de los dedos en la barra diagonal que une dicha plataforma con la barra de dirección.
Os comentaba antes que tenemos disponible un control de velocidad de crucero, así que os voy a contar un par de cosas sobre él. Lo primero es que se utiliza activando primero la opción en la app para móvil «Mi Home» con el patinete conectado por bluetooth y una vez que nos aseguramos de que está activa hay que hacer lo siguiente: cuando vamos en movimiento debemos dejar pulsado el acelerador en la misma posición durante 5 segundos de modo que cuando escuchemos un pitido ya podemos soltarlo y el Mijia mantendrá la velocidad constante.
En realidad no es en un control de velocidad sino de potencia; ya que con él activado si subimos una pendiente el patinete baja su velocidad aun teniendo reserva de potencia disponible al igual que si descendemos la aumenta. Como os decía, no mantiene constante la velocidad como tal sino la corriente entregada al motor; pero aun así es de gran ayuda a la hora de circular con el patinete y nos evitará tener que ir con el acelerador pulsado constantemente, lo cual es un descanso para nuestro dedo pulgar derecho. Por cierto, el control se desactiva al más mínimo toque al acelerador o al freno y si hacéis un alto en el camino la pata que tiene en un lateral hace que no haga falta buscar un sitio donde apoyar nuestra montura.
Ya que estamos, aprovecho para deciros que el patinete es capaz de superar cuestas más o menos empinadas (hasta un 14% según el fabricante) pero sólo en el modo normal. En el modo ECO, en cuanto el terreno pica hacia arriba unos grados el patinete va perdiendo velocidad y os va a tocar darle algún empujoncito con el pie. Es el precio a pagar por intentar tener la mayor autonomía posible.
Ahora bien, en llano, la velocidad máxima del patinete es de 25 Km/h en el modo normal (18 en el ECO) y os aseguro que cuando la alcanzáis tendréis la sensación de estar yendo bastante rápido. Tened en cuenta que vamos circulando sobre dos ruedas canijas y totalmente expuestos al aire, por lo que el pensamiento de «cómo se me cruce algo el piñazo va a ser de los gordos» se os pasará por la cabeza más de una vez; aunque es verdad que el tema del frenado está resuelto con muy buena nota.
El freno trasero es de disco, y es una de las cosas que más me gustan de este modelo de Xiaomi. Va accionado por cable, frena con contundencia y en muy poco espacio. Sólo tenemos que tenerlo bien regulado y tener cuidado de no golpear la pinza de freno o el disco para que no se mueva de su posición. Si se nos gastan las pastillas o el disco es más o menos fácil de encontrar porque son componentes estándar de bicicleta (disco de 110 mm y pastillas Clarks tipo CMD-5/7/12).
La pinza de freno está, según vamos en el sentido de la marcha, en el lado izquierdo; de modo que debéis ser cuidadosos al bajaros del patinete en marcha como por ejemplo para subir un bordillo porque al tirar del manillar si el patinete se inclina hacia nuestro lado podéis golpear la pinza de freno bien contra el propio bordillo (me paso una vez y se descolocó, quedando la rueda trasera bloqueada por la pastilla de freno) o bien contra la pierna haciéndoos daño (también me ha pasado alguna que otra vez). Si la pinza se descoloca no os asustéis, ya que se recoloca aflojando los dos tornillos que hay en la parte superior de esta y centrándola de nuevo con respecto al disco de freno. Lo de la pierna se pasa sólo al rato.
Aprovecho para contaros una manía que me viene de mis tiempos de mountain biker y que sigo usando en cada medio de transporte que lleve manillar y manetas de freno: siempre llevo el dedo índice apoyado en la(s) maneta(s) de modo que si tengo que frenar con urgencia ese escaso medio segundo que tardo en mover el dedo del manillar a la maneta puede ser la diferencia entre darme un golpe o quedarme a centímetros de dármelo. Podéis comprobar esto en el vídeo que os puse antes, pues hay un breve plano en el que se aprecia.
El freno delantero (eléctrico) actúa de dos maneras: cuando el patinete alcanza más velocidad de la que debería llevar por lo que dicta el acelerador la rueda delantera ejerce un par de frenado que genera electricidad que va a la batería recargando esta (es lo que ocurre en las bajadas o en las deceleraciones). Del mismo modo, llevemos la velocidad que llevemos, si pulsamos la maneta de freno el motor delantero también ejercerá ese par resistente que os decía antes frenando el patinete.
Mi consejo es que ajustéis el freno trasero para que entre en acción después del delantero. Es decir, que si pulsamos ligeramente la maneta será el freno delantero el que actúe, recargando algo la batería además. Si la situación requiere una frenada más potente, al pulsar algo más la maneta entrará el freno trasero que no regenera energía pero detiene el patín en nada de espacio actuando más como un freno «de emergencia» que otra cosa. Además, al hacerlo así gastaréis menos las pastillas de freno, que siempre es un poco engorroso cambiarlas.
Por cierto, me encanta el detalle de los rápidos destellos de la luz de freno cuando pulsamos la maneta de freno porque si llevamos a alguien detrás le va a llamar la atención y no se va a chocar contra nosotros. La detección de esta pulsación es a través de un sensor hall situado dentro de la maneta del freno.
Hablando de luces, con una pulsación del botón del manillar apagaremos y encenderemos la iluminación del patinete. Ambas luces van de la mano, siendo un foco frontal LED de color blanco que alumbra bastante (probad a circular por una zona oscura de noche) y una luz trasera de posición en forma de 0 de lo más resultona.
Más cosas: si sois tan maníaticos de los ruidos como yo lo soy os gustará saber que el patinete apenas hace ningún sonido más que el del siseo del motor al circular, pero yo me he encontrado con «grillos» en la zona de plegado, los cuales se pueden arreglar con una gota de grasa bien extendida por las zonas metálicas en contacto (podéis verlo porque al abrir la bisagra se nota que rozan por el acabado que presentan) o mejor aun, colocando una fina lámina de teflón recortada con la forma de la pieza. Sé que es un mal menor, pero si os pone nerviosos escuchar un ñi-ñi-ñi al pasar por zonas bacheadas podéis solucionarlo en cinco minutos y sin manchar nada.
Una cosa que echo en falta en este patinete es contar con una pantalla LCD en la que pudiera ver los tres parámetros principales: batería restante, velocidad y kilometraje. Son datos que la app de Xiaomi nos da, pero no hay manera de circular con el móvil en la mano y el manillar no está tan sobrado de espacio como para poner un soporte para móvil. Muchos otros patinetes eléctricos llevan este tipo de pantallas, así que me da en la nariz que si Xiaomi saca una segunda versión de este M365 la incorporará porque, al margen de los problemas mecánicos ya comentados, creo que es algo muy mejorable.
Algo que me gusta mucho de este patinete que se puede desmontar con herramientas estándar. Con un juego de llaves Allen y otro de llaves Torx podéis llegar hasta el último rincón y arreglar cualquier problema que se pueda plantear. Algo que, desde mi punto de vista, se agradece porque no hace falta hacer apaños raros o contar con herramientas especiales para ponernos manos a la obra.
Os comentaba antes que el freno delantero tiene ABS; y el caso es que así es. Por muy fuerte que frenemos la rueda delantera va a estar en todo momento bajo control. La trasera puede llegar a derrapar si apretamos muy fuerte la maneta porque al final es un freno de disco mecánico sin ninguna electrónica que lo gobierne; pero en el caso de la rueda delantera, si el sistema que controla el patinete detecta que la rueda se ha bloqueado disminuye el par de frenado para que la rueda pueda seguir girando y así mantengamos el control. Es una pena que no se haya implementado un control de tracción para evitar situaciones de patinaje de la rueda delantera al acelerar en casos como el que os comentaba antes, pero no es así.
Creo que aun no os he dicho cómo es el sistema de plegado del patinete. La cosa consiste en que mediante una leva presente en la parte baja de la barra del manillar podemos doblar esta y ponerla horizontal de tal modo que el timbre queda enganchado en un resalto que tiene el guardabarros trasero y nos sea más sencillo transportarlo. De todos modos, el patinete pesa más de 12 Kg y a no ser que seamos unos forzudos si lo llevamos así por la calle enseguida nos empezarán a doler los brazos. Tampoco lo veo práctico para llevarlo en un autobús o en el cercanías porque pesa y abulta más de la cuenta. No olvidéis que tiene algo más de un metro de largo y el manillar son unos 40 cm de ancho, que no es poco.
Por cierto, hay una cosa que me llama mucho la atención y es cómo se calientan las ruedas con el uso (vamos con la parte friki de la review). Fijaos en las siguientes fotografías hechas con mi cámara termográfica en las que podéis ver que la rueda delantera se calienta entera por tener en su interior el motor eléctrico ya que la circulación de corriente genera calor por su propia naturaleza (en verano, tras una buena sesión dándole caña, nos podemos asustar al tocar la superficie del motor). Sin embargo, la rueda trasera también coge cierta temperatura, pero en este caso es simplemente por el efecto de la fricción entre la rueda y el pavimento y eso se nota en que sólo es esa zona de la rueda la que coge temperatura. Curioso, ¿verdad?
Precisamente por esto es por lo que debemos de llevar los neumáticos hinchados a entre 3 y 3,5 bar de presión, ya que si los llevamos más flojos aumentará el rozamiento y además podemos pinchar por pellizco de la cámara si pasamos sobre un resalto o pisamos una piedra grande. Tened en cuenta que ese calor que se genera en la superficie de las ruedas no es más que energía de la batería transformada en energía térmica (un tema que me apasiona y sobre el que algún día escribiré un artículo) y que por tanto no hemos aprovechado en avanzar.
Hay un tema que, desde mi punto de vista también es importante, y es el aspecto legislativo a la hora de circular con él. En resumidas cuentas, y para no liaros mucho, os diré que como norma general no podréis circular con él por la calzada, siendo su ámbito los carriles bici y las aceras (en este último caso circulando a una velocidad que no represente un peligro para los peatones). Eso sí, cada municipio tiene potestad para legislar al respecto, de modo que si tenéis pensado comprar uno y no queréis tener líos mi consejo es que os acerquéis al ayuntamiento y preguntéis por el tema, ya que puede que haya algún tipo de ordenanza municipal o similar que limite el uso de este tipo de patinetes.
En todo caso, si no circuláis por la calzada y aplicáis el sentido común no deberíais tener ningún problema con la ley, ya que lo que siempre se intenta es que no haya líos entre los distintos usuarios de las vías urbanas sean del tipo que sean. Es decir, que si la policía local os ve circulando con el patinete por la acera a una velocidad tranquila y con cuidado sería raro que os dijeran algo; pero si os ven haciendo slalom entre los peatones a la máxima velocidad que da el patinete no os extrañe que os caiga una multa por poner el peligro a los que os rodean.
Como os decía al principio de esta review, el patinete eléctrico de Xiaomi es uno de los primeros modelos de una revolución que cada vez está más cerca. Yo tengo claro que el futuro de la movilidad en las ciudades es eléctrico, y de aquí a unos años vamos a vivir una expansión del coche propulsado por baterías para los trayectos largos y de los vehículos como este Mijia M365 para esos pequeños trayectos del día a día que a pie nos llevarían mucho tiempo pero que con un patinete eléctrico podríamos realizar de forma rápida y cómoda.
Cierto es que hasta que no pase un tiempo cada vez que salgamos con él a la calle vamos a ser el centro de atención allá por donde circulemos; pero eso es algo que debería daros igual. En mi caso, cuando voy circulando con este vehículo me invade una sensación de felicidad que no sabría muy bien describiros; pero que creo que proviene de una mezcla de satisfacción y diversión mezcladas a partes iguales.
Por último, me gustaría comentaros algo que creo que es bastante revelador; y es que desde hace unos días el patinete lo tiene mi novia porque conseguí convencerla para lo usara para ir a trabajar (tarda 20 minutos caminando) y desde el primer día que lo utilizó me dijo que le encanta y que le vaya buscando uno para ella. Y ya veréis como al final creará tendencia en su oficina; tiempo al tiempo.
Lo mejor
La sensación de libertad al circular con un vehículo que no contamina, que recargarlo cuesta apenas unos céntimos de euro y que nos permite llegar a cualquier punto de la ciudad sin esfuerzo.
La calidad de construcción, acabados y tacto en general.
Los frenos tienen un rendimiento impresionante
Lo peor
Los problemas de batería y pinchazos, que pueden acabar con el patinete arrinconado si no estamos dispuestos a remangarnos, desmontarlo y ponerle solución.
Se echa en falta una pantalla LCD en la que ver el porcentaje de la batería, la velocidad actual, el kilometraje…
Sus 12,5 Kg y su tamaño son demasiado elevados como para cargar con él de manera habitual por la calle o en transporte público
Conclusión
Si bien estamos ante un gadget que a mí personalmente me encanta y que estoy convencido de que creará escuela; hay que ser realistas y reconocer que los problemas que hemos visto en los párrafos anteriores no lo hacen aconsejable para todo el mundo. Por suerte, ahora que Xiaomi va a comercializarlo oficialmente en nuestro país tendremos servicio post-venta y, me imagino, que mayor facilidad para conseguir recambios; pero aun así los problemas de batería y de pinchazos seguirán ocurriendo a los usuarios.
Yo os lo recomiendo totalmente si no os asusta el tema que de que un día os encontréis con que el patinete se niega a cargar y os toque soldar la batería o que si pinchamos haya que pedir cámaras de repuesto a través de ebay o Amazon. Cuando recorremos la ciudad sobre él la sensación que otorga compensa con creces todas las pegas, pero tened en cuenta que no es ni mucho menos perfecto y que modelos posteriores seguramente corregirán algunos de sus fallos.
*Actualización 27/01/2018: Por fin llegan unidades a las tiendas españolas
Han llegado unidades a la tienda Xiaomi de La Vaguada y por fin he podido comprar el patinete de mi novia (lo que implica que he recuperado el mío) así que me gustaría comentaros algunos detalles que nos han parecido interesantes:
Lo primero es deciros que la caja donde viene el patinete pesa 18,1 Kg y abulta una barbaridad. Tanto que en el maletero de mi Opel Corsa D no entraba ni de casualidad, así que la metí en los asientos traseros y allí le sobraban apenas diez centímetros a lo ancho con respecto a las puertas. Os dejo un par de fotos para ilustraros esto que os digo.
Lo que más nos ha llamado la atención es que el patinete que hemos comprado hoy viene con un juego de cámaras y de cubiertas de repuesto. Las cubiertas que vienen montadas de fábrica tienen un perfil más redondeado que las que lleva el mío, mientras que las del juego de reserva son más cuadradas y me da la sensación de que son como las que tengo yo montadas.
Cuando juntemos los dos patinetes para hacer alguna ruta ya os pondré algunas fotos de esto que os digo. Espero que las cubiertas redondeadas, además de tener menos rozamiento y por tanto consumir menos energía de la batería, estén más reforzadas contra los tediosos pinchazos.
Por lo demás, el patinete es exactamente igual a excepción del cable que sale por la parte derecha del manillar, siendo negro en mi M365 y gris en el de mi novia. Lo que sí me ha comentado en los primeros kilómetros de uso es que el suyo, posiblemente por las cubiertas de perfil más redondeado, es más nervioso a la hora de girar y que tiene más fuerza al acelerar y subir cuestas.
No sé si esto último será también porque su batería es capaz de entregar algo más de corriente que la mía o porque al ser mis ruedas más pesadas (maciza detrás y con cámara más gruesa y banda de kevlar delante) se nota en las inercias.
Ya escribiré alguna actualización más a medida que vayamos usando los patinetes juntos y así podamos intercambiar opiniones entre el modelo actualmente a la venta y el que tengo yo.
*Actualización 10/02/2018: He publicado una nueva entrada tituladaUn repaso al patinete eléctrico de Xiaomi después de 1000 Km en la que tras recorrer esa distancia analizo cómo ha ido envejeciendo el patinete y explico algunas cosas que me han ido pasando con él. Creo que el artículo puede ser de utilidad tanto a los que están pensando en comprarse este modelo como a los que ya lo tienen y buscan algo más de información.
Hasta hace pocas semanas una Nitecore Tube de color negro iba siempre en mi llavero para todas esas ocasiones en las que viene muy bien tener una pequeña fuente de luz a mano. Sin embargo, cuando vi en Amazon esta linterna de la que hoy os voy a hablar llamó mi atención de inmediato, así que la compré y la verdad es que estoy encantado con ella desde el primer momento. Ahora os cuento por qué.
Este modelo de la casi desconocida marca Wuben aúna dos elementos que me de por si ya me fascinan por separado: las linternas y el titanio. Cierto es que tengo una Thrunite fabricada en este material que, para mí, es una de las estrellas de mi colección; pero quería algo más simple que pudiera llevar en mi bolsillo sin sufrir demasiado si se arañaba con las llaves. Además, se trata de un modelo realmente minúsculo y con una batería de litio reemplazable y recargable a través de un puerto microUSB. ¿Qué más podría pedir?
Wuben nos presenta esta linterna como un accesorio de moda hasta el punto de que viene acompañado de una fina cadena plateada por si nos la queremos colgar del cuello a modo de adorno. Sin embargo, nada nos impide (como hice yo) colocarle una pequeña anilla para integrarla en nuestro llavero y tenerla así siempre a mano.
Sus medidas son de aproximadamente 43 mm de largo por 13 de diámetro y tiene un peso de 21 gramos. Como veis, se trata de un modelo de muy pequeño tamaño que además al estar fabricado en titanio y llevar una batería de litio también es muy liviano.
Dicha batería no es muy habitual pero es estándar, de modo que se pueden encontrar repuestos tanto en tiendas de electrónica como en eBay y similares. Se trata de un modelo de iones de litio con referencia 10180 (4,2 Vcc. 70 mA/h) de tan sólo 18 mm de largo; y aunque es posible que haya cargadores así de pequeños para este tipo de baterías, lo mejor es recargarla dentro de la propia linterna. Un proceso que lleva aproximadamente una hora y que se realiza desenroscando la cabeza de la linterna para dejar al descubierto un puerto microUSB estándar oculto bajo la propia rosca.
Por cierto, junto al puerto de carga hay un pequeñísimo LED que se ilumina en color rojo durante la carga de la batería pasando a verde cuando esta se encuentra completamente cargada. La electrónica de la linterna corta la corriente de entrada cuando la batería no necesita más carga, de modo que no hay posibilidad de que la batería se sobrecargue.
En cuanto al uso como tal, la linterna se activa roscando la cabeza en sentido horario hasta el punto en el que veamos que se enciende. Ese es el modo más bajo (3 lumens, 6 horas) pero luego tenemos un segundo modo que se activa dando media vuelta más a la cabeza y el cual da bastante más luz de lo que una linterna de este tamaño nos podría hacer creer (130 lumens, 40 minutos). De hecho cuando le enseño esta linterna a alguien la enciendo y suele decir «Ah, pues da bastante luz» pero cuando conmuto al segundo modo abre los ojos como platos y exclama «pero… ¿y eso?» 😮
Que la linterna esté fabricada en titanio es un punto muy grande a su favor a la hora de ir junto a llaves y monedas en el bolsillo, ya que al ser un material muy duro no se marca con los inevitables roces que va a sufrir constantemente. De hecho mi linterna está prácticamente como el primer día pese a que soy una persona que camina bastante y que lleva ya cerca de un mes haciéndome compañía.
Comentaros que el LED es un CREE XP-G2, que ya es un clásico en el mundo de las linternas de pequeño tamaño y que su tonalidad es bastante fría. No aprecio rastro de PWM en ninguno de sus modos y la linterna se supone que resiste caídas de metro y medio e inmersiones de hasta 2 metros. Mi consejo es que esto último no os lo toméis al pie de la letra y que simplemente penséis que aguanta un trato duro y que no pasa nada si se moja un poco.
En cuanto a precio, normalmente en Amazon suele encontrarse por unos treinta y muchos euros, pero cuando la vi fue gracias a una de esas «ofertas flash» que aparecen de vez en cuando y si no recuerdo mal me salió por aproximadamente veinte euros, que para mi gusto no está mal para un producto de este tipo.
Y poco más os puedo contar de esta pequeña linterna porque creo que con lo que os he expuesto os haréis una buena idea del servicio que puede prestar. De todos modos, para que se aprecie el tamaño que tiene he hecho la fotografía que tenéis bajo estas líneas en la que he juntado la Wuben con una Olight i3E EOS, una Nitecore Tube y una moneda de 2 euros de origen italiano.