Nintendo Mini Classics: fragancias atemporales en frascos pequeños

Nací en los primeros días de la década de los 80, de modo que ante mis ojos y por mis manos han pasado las más diversas máquinas de videojuegos hasta llegar al estado actual del ocio electrónico. Como ya os comenté en un artículo de 2009, las Game & Watch fueron durante mi más tierna infancia el oscuro objeto de mis deseos. Y si bien es cierto que en casa tengo apenas un par de ellas, nunca he ocultado mi profunda admiración por estas máquinas antecesoras de todas las portátiles que fueron apareciendo en el mercado con el paso de los años.

Zelda y Bomb Sweeper (cerradas)Basadas en estas videoconsolas de bolsillo, apareció originalmente en 1998 una serie de llaveros totalmente jugables conocidos como Nintendo Mini Classics que volvieron a reeditarse de nuevo en 2014 y que para los amantes de los diseños minimalistas son una auténtica maravilla. No os podéis imaginar cuánta diversión y adicción son capaces de generar una pantalla LCD de minúsculas dimensiones, unos pocos bytes de memoria, una cruceta digital y un botón de acción si no habéis probado una de estas máquinas.

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Pues bien, vamos ahora a dar un salto hasta el presente, donde haciendo la compra en un centro comercial de las afueras de Madrid durante una mañana lluviosa me topé casi sin querer con unos cuantos modelos de la reedición 2014 de estos llaveros recién sacados de algún almacén polvoriento que parecían mirarme con ojillos tristes esperando a que los adoptara.

Como ya os podréis imaginar, al final los ocho modelos que tenían en la tienda se vinieron conmigo para hacer compañía a la edición de Zelda de 1998 que lleva en mi casa desde hace una eternidad y dándome de paso la idea de un nuevo subproyecto para el blog que hoy ve la luz con esta breve introducción.

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Mi idea es analizar una por una todas las Nintendo Mini Classics de las que dispongo poniéndolas en su contexto histórico y mirándolas con un cierto punto de vista retro. Por descontado, además de hablaros sobre la temática de cada juego y sus principales características, trataré de acompañar cada artículo de diversas fotografías que revelen los pequeños detalles de estas creaciones, ya que las considero unas máquinas realmente bonitas que espero vosotros también sepáis apreciar.

Siempre he pensado que para comprender el presente hay que conocer el pasado, de modo que con la ayuda de estos llaveros voy a tratar de poneros en situación para que os hagáis una idea de cómo eran las consolas portátiles en la década de los ochenta cuando la GameBoy era apenas un boceto en alguna libreta de Gunpei Yokoi.

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Y de momento poco más: como os decía antes, esto es tan sólo una introducción a esta serie de reviews que poco a poco irán viendo la luz con la esperanza de que os resulten curiosas, amenas y didácticas al mismo tiempo. Yo pienso disfrutar todo lo posible creándolas, así que espero que vosotros también las disfrutéis desde el otro lado de la pantalla.

Compensación de exposición: para qué sirve y cómo se usa

Los sistemas de medición de la iluminación de las cámaras actuales funcionan bastante bien, pero hay situaciones que no son capaces de manejar con soltura y ahí es donde entra en juego la llamada “compensación de exposición”, que es una característica que posee toda cámara digital sea del tipo y la gama que sea y que nos va a permitir fotografiar correctamente escenas con fuertes contraluces o con zonas de diferente iluminación.

Puesta de sol en Oropesa (II)

¿Qué es la compensación de exposición?

La compensación de exposición no es más que un control bidireccional que aclara u oscurece la fotografía según el sentido en el que lo movamos; tan simple como eso. Se mide en pasos de exposición (recordad que un paso equivale a una diferencia del doble o la mitad en la luz captada por la cámara) y la cosa consiste en que si empleamos valores positivos estaremos aclarando la imagen y empleando valores negativos la estaremos oscureciendo.

Evidentemente esta función sólo tiene sentido en los modos de disparo de prioridad a la apertura y prioridad a la velocidad, pues en modo manual seremos nosotros los que controlaremos el aspecto final de la fotografía llevando el exposímetro a izquierda o derecha a voluntad y en modo automático será la cámara la que decida todo por nosotros. En los modos semiautomáticos, por defecto el exposímetro se llevará al punto central; punto que estaremos desplazando a un lado o a otro al actuar sobre la compensación de la exposición como ahora veremos.

De todos modos, tened cuidado, porque si dejáis seleccionado un cierto valor de compensación y luego pasáis a modo manual dicha compensación seguirá presente. Puesto que la compensación de exposición se suele emplear de manera esporádica, yo os recomiendo que una vez conseguida la fotografía que queríais, volváis a dejarla en cero (al menos es lo que yo hago siempre para evitar despistes y problemas).

Aplicación en un caso práctico

Os comento que durante todo el artículo voy a referirme al modo de exposición matricial, que es que el que emplean por defecto la mayoría de las cámaras actuales y el más adecuado para casi todas las situaciones (otro día podemos explicar los tres modos de medición disponibles en las cámaras, si os parece).

Este modo consiste en que la cámara divide la escena en varias «porciones» midiendo la iluminación de cada una de ellas para luego realizar un promedio de todas ellas y calcular así una exposición adecuada a las condiciones. En realidad el proceso no es tan simple, pero para hacernos una idea de cómo funciona nos puede servir.

Procesador encargado de medir la exposición en las cámaras Nikon

Centrándonos en nuestro ejemplo, imaginad que queremos fotografiar la entrada de un túnel, con la zona central del encuadre engullida por las sombras y la periferia bien iluminada porque está dando el sol. En tal caso, lo que va a ver la cámara es una zona central muy oscura; y aunque los alrededores estén bien iluminados, va a tender a aclarar toda la escena porque entiende que en una buena parte de ella hay una iluminación insuficiente y tratará de evitar esa subexposición incluso a costa de sobreexponer ligeramente el resto.

En realidad, lo que queremos es que las sombras queden bastante negras y que el exterior se exponga correctamente (tal y como lo vemos con nuestros ojos) de modo que lo que la cámara entiende en este caso no es la situación que tenemos delante y demostrándose que la electrónica de las cámaras es inteligente, pero sólo hasta cierto punto.

Exterior de la "cueva" sobreexpuesto y sombras demasiado claras

¿Qué hacer en ese caso? Pues lo más fácil será oscurecer ligeramente la fotografía para que así la escena quede tal y como la vemos a través de nuestros ojos: con la superficie exterior correctamente expuesta y la zona de sombra algo más oscura. Esto es lo que vamos a hacer mediante la compensación de exposición.

Aplicando una compensación de exposición de -0.7 pasos hemos conseguido exponer correctamente el exterior y hemos logrado unas sombras más profundas

En este caso la diferencia entre el exterior y el interior no es demasiado evidente porque entra bastante luz por el otro extremo del «túnel» y además la pared exterior no es completamente blanca. Si hubiéramos hecho esta misma prueba con un túnel más oscuro y cuyas paredes exteriores fueran blancas veríais que la sobreexposición de la primera imagen sería mucho mayor y tendríamos que haber compensado con un valor bastante más elevado que esos -0.7 pasos que hemos utilizado en el ejemplo.

Por supuesto, como ya os estaréis imaginando, en situaciones de iluminación contrarias a la del ejemplo tendríamos que usar una compensación positiva para evitar que la fotografía aparezca demasiado oscura en términos generales.

¿Cómo se compensa la exposición?

En el caso de las cámaras Nikon, este parámetro (mucho más importante de lo que puede parecer) se controla con un pequeño pulsador localizado junto al botón del disparador de tal modo que para modificar la compensación de exposición debemos mantenerlo presionado mientras giramos a un lado u otro la ruleta de control mediante el dedo pulgar.

Como os decía al principio del artículo, va a haber situaciones en las que la cámara no sea capaz de interpretar correctamente la iluminación de la escena que pretendemos fotografiar y requiera de un ajuste por nuestra parte para dejar las cosas tal y como las queremos. Voy a mostraros a continuación mediante una serie de imágenes tomadas de la pantalla de mi cámara en qué consiste el procedimiento de la compensación de exposición. Espero que con ellas podáis ver que es algo realmente sencillo e intuituvo.

De todos modos, me gustaría señalaros que el control de exposición también lo visualizaremos en el visor de la cámara, por lo que no es necesario apartar la vista de él para modiicar este parámetro.

Pantalla LCD de mi Nikon D40 en el modo de "prioridad a la apertura". Como veis, tenemos seleccionado un diafragma de f/3.2 e ISO 200, por lo que la cámara ajusta una velocidad de disparo de 1/60 para que la imagen quede correctametne expuesta

Cuando pulsamos el botón de la compensación de exposición aparece el tiempo de exposición que calcula la cámara, el exposímetro y se remarca el valor de compensación en la parte inferior

Si giramos la ruleta hacia la derecha, obtendremos valores negativos de compensación, lo que implica que oscureceremos toda la fotografía (útil para situaciones en las que la imagen aparece más clara de lo deseable). En este caso hemos aplicado 0.7 pasos de compensación de tal modo que el tiempo de exposición ha disminuido hasta 1/100 permitiendo que llegue menos luz hasta el sensor de la cámara. ISO y apertura siguen siendo las mismas.

Podemos compensar hasta un máximo de cinco pasos, que equivale a que el sensor va a recibir 32 veces menos luz que con la exposición sin ningún tipo de compensación (fijaos en que ahora el tiempo de exposición es de 1/2000).

Si giramos la ruleta hacia la izquierda, obtendremos valores positivos de compensación, lo que implica que aclararemos toda la fotografía (útil para situaciones en las que la imagen aparece más oscura de lo deseable). En este caso hemos aplicado 1.3 pasos de compensación de tal modo que el tiempo de exposición ha aumentado hasta 1/25 permitiendo que llegue más luz hasta el sensor de la cámara. ISO y apertura siguen siendo las mismas.

Al igual que antes, podremos compensar hasta un máximo de cinco pasos positivos, que equivale a que el sensor va a recibir 32 veces más luz que con la exposición sin ningún tipo de compensación (fijaos en que ahora el tiempo de exposición es de medio segundo).

El secreto está (como siempre) en probar y experimentar

Con estos párrafos espero que hayáis podido ver que esas fotografías que a veces nos quedan inexplicablemente claras u oscuras pese a que tenemos todo correctamente configurado en la cámara no son más que la consecuencia de las limitaciones de la inteligencia artificial de la cámara. En este caso, con poner un poco de esfuerzo por nuestra parte vamos a poder conseguir fotografías perfectamente expuestas aunque las condiciones de iluminación sean un poco «raras».

Cadenas

De todos modos, no hay una metodología exacta para conseguir la fotografía que queremos: en este caso el secreto está en probar con diversos valores de compensación de exposición hasta que obtengamos el resultado deseado, pero lo importante es captar el concepto y a partir de ahí emplear nuestra capacidad de improvisación para obtener una buena fotografía. Ya veréis cómo en poco tiempo empezáis a utilizar este concepto de una forma casi intuitiva.

* Todos los artículos de este tipo en https://luipermom.wordpress.com/fotografia

RGB: ¿Y eso qué es?

Llevo todo el día con el Word dándole caña al proyecto de fin de carrera y como ya me empezaba a salir humo por las orejas y no quería exprimir más mi cerebro he decidido escribir sobre algo sencillo que prácticamente todos conocemos pero que no deja de ser sorprendente: la generación de color en un monitor LCD (aunque el principio es aplicable a todo lo que muestre imágenes en color).Cada píxel de un monitor LCD son en realidad tres puntos: uno rojo (Red) otro verde (Green) y otro azul (Blue). ¿Recordáis cómo mezclábamos las témperas en el colegio para conseguir colores que no teníamos? Pues esto es más o menos lo mismo pero en formato electrónico 😛

Cuando queremos mostrar un color rojo puro encendemos el punto correspondiente a dicho color y apagamos los otros dos. En el caso de querer mostrar un píxel negro simplemente apagaremos los tres, y si lo que queremos es que el pixel sea de color blanco hay que encender los tres colores que lo conforman a su máxima intensidad.

Como os podéis imaginar, todo color diferente al blanco, el negro o uno de los tres primarios se genera mediante la iluminación en diferentes grados de los tres puntos que conforman cada píxel. Si tenemos el monitor configurado en 16 millones de colores es que estamos empleando 24 bits por cada píxel, y dividiendo entre 3 nos sale que para cada componente de color se van a emplear 8 bits.

Con esos 8 bits podemos conseguir 2^8 = 256 valores diferentes, lo que indica que cada punto rojo, verde o azul se va a iluminar con 256 intensidades diferentes, y combinándolos (256^3) vamos a obtener los 16777216 colores diferentes que puede tomar cada píxel del monitor. ¿Me he explicado bien? 😉

Bueno, pues ya que lo que os he contado era algo bastante simple, os dejo ahora con la fotografía que ilustra todo esto y que no es más que un icono de Windows XP que he fotografiado directamente de la pantalla del portátil con mi cámara digital y su modo «Super Macro» el cual cada día me sorprende más.

Como podéis apreciar, podemos ver perfectamente el array de tres colores que conforma cada píxel y cómo (según el color que pretendamos conseguir) se encienden o se apagan unos u otros. Ya sé que parece más bien uno de esos diseños de punto de cruz, pero os aseguro que es una mínima parte de mi monitor en la que a simple vista es imposible distinguir los pequeños puntos que conforman cada píxel y que gracias a la capacidad del modo macro de las cámaras se nos revela como algo realmente curioso ante nuestro ojos.

La magia de las pequeñas cosas.