Recuerdos de Oropesa (XVII)

Durante mis dos años de estancia en Oropesa del mar hubo dos tipos de fines de semana: aquellos en los que venía de visita a Madrid y los que pasaba allí. Y puesto que en aquella localidad en invierno la cosa está muy tranquila, solía aprovechar para acercarme a algún pueblo de la provincia con idea de comprar el pan, tomar un café, dar un paseo por sus calles y, sobre todo, hacer unas fotos.

Uno de esos pueblos es L’alcora; lugar relativamente cercano a la ciudad de Castellón de la Plana y cuya vista desde las alturas podéis apreciar en la siguiente fotografía:

L'Alcora desde las alturas (I)

Más que en el primer plano (reconozcámoslo, exceptuando ese campanario el resto de edificios no dicen gran cosa) lo llamativo de esta imagen está en ese horizonte brumoso por el que parecen asomar pequeños montes y donde allá en la lejanía se intuye el mar.

Normalmente la gente suele asociar Castellón con playas de fina arena; pero si os adentráis un poco en el interior de la provincia vais a descubrir que es muy raro encontrar grandes planicies, estando todo salpicado de relieves que hacen las delicias de excursionistas y deportistas por igual.

Para captar esta imagen recuerdo que me tocó patear bastante por un sendero que subía a un monte desde el que me pareció que podía tener una buena visión del pueblo (ya sabéis cómo me gusta ver las ciudades desde las alturas). Llegué cansado arriba, pero no me equivoqué y, sentado sobre una roca, me dediqué a jugar con la cámara hasta obtener la fotografía que quería.

Rincones: L’Alcora (Castellón)

Conduciendo hace unos meses por la autopista que une Valencia y Castellón observé una pequeña ermita en lo alto de un monte a cuyos pies se extendía una población. Me quedé con la referencia del kilómetro en el que me encontraba y luego en casa con ayuda de Google Maps trate de localizar ese pueblo con la intención de ir a visitarlo alguna vez en mi empeño por descubrir rincones poco conocidos de la geografía de esta provincia.

L'Alcora desde las alturas (I)

El pueblo en cuestión era L’Alcora y al parecer esa ermita que yo vi es un lugar bastante conocido desde el que se pueden disfrutar de unas buenas vistas. Me quedé con el nombre en la cabeza y el asunto quedó archivado en la categoría de «cosas pendientes».

Pues bien, cuando el pasado fin de semana me dediqué a hacer fotos, en un momento indeterminado entre el amanecer y el atardecer saqué tiempo también de acercarme a L’Alcora y recorrer sus calles con intención de subir a aquella montaña y observar las vistas por mí mismo.

Fruto de esta pequeña excursión son las fotografías que ilustran esta entrada; y aunque soy consciente de que me dejé mil y un rincones de la localidad por ver (y fotografiar) he de decir que disfruté mucho tanto de la subida a su montaña como del paisaje que se divisaba desde allí arriba.

Ventana

L'Alcora desde las alturas (V)

Sombras

Pointer

L'Alcora desde las alturas (II)

Visillo

Espero que en breve pueda hacer más excursiones de este tipo porque son una buena manera de romper con la rutina y siempre dan lugar a fotografías muy pintorescas.