Influencias del incendio de Andilla a 50 Km de distancia

Como muchos de vosotros sabréis, durante los últimos días el nombre de la comunidad valenciana ha sonado bastante en las noticias por culpa de dos incendios de grandes dimensiones que han arrasado miles y miles de hectáreas.

Incendio en las proximidades de Onda

Precisamente durante el día de más actividad del fuego que se declaró en la localidad de Andilla, mi chica y yo estuvimos dando un paseo por el pantano de Sitjar (a unos cincuenta kilómetros de la zona afectada) y desde ahí la columna de humo que cubría el cielo hacía que el paisaje pareciera en cierto modo como de Marte, ya que una tonalidad rojiza lo bañaba todo y caían cenizas blancas por todos lados.

Incendio en las proximidades de Onda

Un escenario ciertamente apocalíptico que dio lugar a unas fotos bastante fuera de lo común de las que me gustaría compartir con vosotros las tres que ilustran esta entrada para que podáis haceros una idea de lo que se podía ver por allí, pues contemplar a las seis de la tarde un sol rojo como la bombilla de un semáforo a través de una enorme nube de humo fue algo que a mí particularmente me impresionó.

Incendio en las proximidades de Onda

¡Nos leemos!

Candente atardecer

Hay ocasiones en las que la simple visión de un paisaje te obliga a detener el coche en la siguiente salida de la autopista e invertir un par de minutos en inmortalizar los tonos de un atardecer absolutamente irrepetible.

The sky is in flames!

Una muestra más de que en fotografía, la luz y tener la cámara siempre a punto lo es todo.

Los recuerdos del incendio

Después de la tristeza que me produjo subir al monte Bovalar poco tiempo después del incendio que se produjo durante la primavera de 2006 en Oropesa del Mar, este verano me propuse volver allí a ver si ahora las cosas pintaban algo mejor. Era el único modo de borrar aquel intenso olor a ceniza que se había quedado grabado a fuego en mi memoria (nunca mejor dicho), así que le comenté a mi hermano la posible excursión y enseguida se apuntó poniendo como condición llevar la bicicleta de montaña.

Recuerdos de aquel incendio (I)

Dicho y hecho: él llevó mi mountain bike hasta lo alto del monte (bicicleta que he cogido en alguna que otra ocasión este verano después de tres largos años sin dar una sola pedalada) y yo fui haciendo el mismo camino pero a pie y llevando la cámara de fotos. En cualquier caso, no me pude resistir a darle la cámara a mi hermano y “conducir” la bicicleta en algunos tramos tanto de subida como de bajada.

Haciendo el indio con la bici (I)

Haciendo el indio con la bici (IV)

El caso es que a medida que subía por las faldas del monte me daba cuenta de que recordaba cada curva del camino, las zonas de piedras, las pinadas… la cara Norte no había sido casi afectada por el fuego, pero al llegar arriba y observar la cara Sur recordé que las secuelas de un incendio tardan décadas en desaparecer por completo.

Un momento para la reflexión

Con el paso de los años esos troncos quemados se convertirán en abono para los nuevos brotes, un manto de hierba recubrirá la tierra desnuda y el verdor de la montaña se irá imponiendo a la negrura del carbón. Pasará tiempo hasta que eso ocurra, pero al menos, el panorama allí arriba ya no es apocalíptico como lo era hace un par de años e incluso fui capaz de realizar alguna fotografía de paisaje; cosa que no fui capaz de hacer entonces.

Oropesa del Mar

Bruma y montañas

Reconozco que iba con un poco de “miedo” porque cuando fui allí después del incendio me invadió una sensación bastante desagradable que tardó un tiempo en desaparecer; pero esta vez bajé del Bovalar con una sonrisa en la cara y un montón de imágenes en la cámara.

Campo de fútbol entre chalets

Recuerdos de aquel incendio (III)

Mi hermano de relax en lo alto del monte Bovalar

Recuerdos de aquel incendio (II)

Pensando en barcos...

El paraiso del ladrillo

Haciendo el indio con la bici (III)

Playa de La Concha a los pies del monte Bovalar

Haciendo el indio con la bici (II)

La cosa va de incendios

Durante estos días será mejor que no me invitéis a vuestra casa porque allá donde voy veo fuego (o sus efectos). Si en la entrada anterior os mostraba las llamas que se producían detrás de la fábrica Roca el pasado Miércoles, lo que me he encontrado esta mañana dando un paseo junto al parque O’Donell ha sido algo tan triste como un kiosco de helados reducido a cenizas. Y es verdad que, como apuntaba Albert en un comentario, el fuego como tal tiene algo de hipnótico; pero contemplar sus pavorosos efectos una vez extinguido le deja a uno un poco alicaído.

No sé si habrá sido un acto vandálico o un simple accidente; pero sea como sea, es duro ver cómo la forma de alguien de ganarse la vida tiene ahora el aspecto de una hoguera recién apagada que todavía huele a quemado. Os dejo unas fotos…

Kiosco de helados chamuscado (IV)

Kiosco de helados chamuscado (III)

Kiosco de helados chamuscado (I)

Kiosco de helados chamuscado (II)

Incendio detrás de la fábrica GAL

Esta tarde salí con mi hermano a dar una vuelta en teoría corta. Cogí la cámara y monté el teleobjetivo en ella para hacer una prueba en un parque cercano a casa, así que no consideré necesario llevar encima ninguna otra óptica. Sin embargo, me arrepentí de aquella decisión a los pocos minutos; cuando comenzamos a observar que una columna de humo negro se iba haciendo cada vez más densa en la zona noroeste de la ciudad.

Comenzamos a seguir su rastro pensando que sería por la zona del parque O’Donell o así, pero según nos aproximábamos veíamos que el foco del incendio estaba algo más lejos. Finalmente decidimos continuar nuestra marcha hasta encontrarnos con el origen de aquella columna de humo, que estaba situado en un polígono industrial detrás de la antigua fábrica de jabones GAL.

La humareda era importante, y gracias al viento ocupaba una buena parte de mi campo de visión. Era una fotografía perfecta para un angular, pues el paisaje resultante era bastante extraño por el contraste entre el azul del cielo y el humo negro; pero allí estaba yo con un maldito 55-200 que me metía directamente encima del incendio.

Y ya es mala pata, porque es raro que salga a la calle con un sólo objetivo. En caso de hacerlo, suele ser con el 35mm, que vale un poco para todo (y en este caso me hubiera venido de perlas) pero ir sólo con el teleobjetivo ha debido ocurrir sólo una vez en mi vida: HOY.

En fin, debido a esto las fotografías que he sacado no son gran cosa. Con un angular podría haberme acercado mucho más al foco del incendio y haber sacado todo desde un punto de vista mucho mejor (con el teleobjetivo me he tenido que ir al quinto pino para sacar planos más o menos generales; y ni aun así) pero bueno, aquí os dejo tres de ellas como testigos de un incendio que, por un rato, ha teñido de gris los cielos de la ciudad.

Incendio detrás de la fábrica GAL (I)

Incendio detrás de la fábrica GAL (II)

Incendio detrás de la fábrica GAL (III)

Por cosas como esta nunca aparco junto a un contenedor de basura

Ya os dije hace poco que siempre hay algún idiota; aunque esta vez yo diría que siempre hay algún gilipollas, porque hay que serlo (y mucho) para entretenerse en quemar no ya una papelera, sino unos contenedores de basura. No sé qué será lo próximo: ¿pegarle fuego a un bloque de viviendas tal vez?

A este paso ya me creo cualquier cosa, porque está claro que la estupidez de algunos indivíduos se acerca mucho a infinito. Además, el hecho de que de pronto haya varios incendios de este tipo por la misma zona me hace pensar que puede ser algún tipo de «moda» entre ciertos seres que pretenden hacerse llamar personas.

Contenedores quemados (todavía huelen a quemado)

Los contenedores han sido sustituidos por otros, pero quedan las cenizas en la calle y el olor a quemado

Varias veces he llegado por la tarde a casa con el coche y había un sitio junto a unos contenedores de basura; pero desde que tengo carnet de conducir (hace ya once años) sigo una norma propia que dice que jamás aparcaré junto a un contenedor de basura aunque sea el único hueco de todo el barrio.

¿Y por qué? Pues porque el disgusto del dueño del Rover que estaba aparcado junto a los contenedores incendiados ha debido ser de los grandes cuando viera su coche de esta guisa. Y menos mal que lo único que se ha quemado es la parte trasera del coche, que si llega a arder entero podíamos haber tenido un susto gordo suponiendo que estaría lleno de gasolina. En serio, prefiero aparcar un poco más lejos y darme un paseo hasta casa a llevarme un cabreo del treinta y tres la mañana que menos me lo espere.

El coche que estaba aparcado junto a los contenedores quemados

Ya decía yo que ayer de madrugada, cuando estaba metido en la cama, me pareció escuchar a lo lejos sirenas de bomberos…

Amaneceres sospechosos

La semana que estuve en la playa de relax me dedicaba a pasear a primera hora de la mañana sin más compañía que mi música y mi cámara de fotos. Y en uno de esos paseos matutinos me encontré con un horizonte que parecía más el de Madrid visto desde la lejanía que el de un lugar de playa:

Amanecer

Cielos compactos

Como se puede apreciar, en la linea del horizonte aparece una franja marrón con toda la pinta de ser contaminación. Sin embargo, como os decía antes, me extrañó algo así en un sitio de playa como Oropesa del Mar, así que fotografié el fenómeno (eché de menos mi Konika-Minolta con zoom óptico de diez aumentos, pero se quedó en Alcalá) y me dirigí a casa, comprobando con sorpresa tras unas horas que lo que había ocurrido es que se había declarado un incendio en un edificio de varias plantas en Castellón (que está a pocos kilómetros de Oropesa) y lo que se veía desde aquí no era más que el humo de dicho incendio.

El profesor hayado muerto en Alcalá fue asesinado

Compruebo con sorpresa y desagrado (aunque algo ya se había especulado sobre el tema) que la víctima del incendio y la posterior explosión de la que os hablaba hace un par de días aquí mismo en realidad había sido asesinada antes del incidente, por lo que está claro que la deflagración fue intencionada de tal modo que encubriera el asesinato.

En concreto la víctima (profesor de instituto de Alcalá de Henares) tenía 40 puñaladas por todo el cuerpo y golpes bastante fuertes en la cabeza.

¡Vaya tela!

Fuente: El País

Homicidio, incendio y explosión en Alcalá de Henares

Lo que son las cosas: a media mañana pasé por el centro de la ciudad y me llamó la atención que en la calle Escritorios había bastante policía y mucha gente mirando así como diversos medios de comunicación.

Yo, que iba «a mi bola» y escuchando por primera vez un disco de MUSE pensé que aquello tendría que ver con las procesiones de semana santa, ya que creo que esta misma tarde va a haber una de ellas que discurrirá por esas calles, pero al llegar a casa leo en el diario El País que ha habido un cadáver debido a un incendio seguido de una explosión en esa calle (en concreto en el número 9) y que la brigada de homicidios está investigando el suceso porque creen que el incendio ha podido ser provocado para ocultar un homicidio.

Os dejo aquí el enlace a la noticia.

Vuelvo a repetir que últimamente están pasando cosas muy desagradables en esta ciudad… 😦