Los silencios del amanecer

Hay gente que pone cara rara cuando digo que tengo por costumbre madrugar los fines de semana y dar una vuelta por las calles de Alcalá. Muchas veces voy con mi cámara en busca de imágenes que reflejen la tranquilidad de los rincones por los que paso, pero mi mayor motivación está en el silencio que se respira cuando un sábado o un domingo el sol acaba de salir por el horizonte.

El trasluz del amanecer

Si doy una vuelta por la tarde es posible que me lleve algo de música para animar mi caminata; pero a primera hora de la mañana el verdadero placer está en escuchar mis propios pasos retumbando en el asfalto, en disfrutar del canto de los pájaros que parecen extrañarse de la presencia de alguien a esas horas, en sobresaltarme con el crujido de algunas persianas levantándose poco después del despertar de sus dueños…

En esas circunstancias es cuando más disfruto de la ciudad, porque durante toda la semana estoy tan acostumbrado a los atascos, las prisas y el bullicio que, en realidad, los silencios del amanecer hacen que Alcalá parezca un lugar mucho más pequeño de lo que en realidad es.

Hojas en macro (I)

Si sois aficionados a la fotografía no debéis dejar escapar la oportunidad de daros una vuelta por el Real Jardín Botánico de Madrid (junto al museo del Prado) cámara en mano porque la variedad de especies vegetales allí presentes es simplemente abrumadora y en un entorno así es sencillo que la imaginación vuele más allá de las copas de los árboles.

Tal vez no sea esta la mejor época de visitarlo porque el frío hace que muchas plantas no se encuentren ahora mismo «en plena forma», pero cuando dentro de un par de meses los rayos del sol empiecen a calentar un poco más, aprovechad y daos una vuelta por allí para maravillaros ante las pequeñas cosas que tenemos al alcance de nuestros dedos.

Precisamente de una excursión allí de hace un par de años son estas tres fotografías que hoy os muestro. Imágenes sencillas de un helecho, una hoja gigante y la corteza de un árbol; pero que no por ello dejan de ser bellas (especialmente la primera, que fue durante varios meses mi fondo de escritorio  😉 ).

¡Espero que os gusten!

Hojas de helecho

Hoja a tamaño familiar

Puzzle vegetal

PD: de aquella excursión es el siguiente vídeo que grabé. El vídeo es un rollazo del quince y la calidad de imagen es pésima, pero bueno, ahí queda por si a alguien le sobran 5 minutos y no sabe en qué gastarlos… (luego no digáis que no os lo advertí 😛 ).

Jueves de viento y lluvia

Durante un rato el mejor lugar del mundo fue aquella ténue cafetería del centro de la ciudad mientras en el exterior soplaba un viento helado que arrancaba sin miramientos las marchitas hojas de los árboles. La lluvia también quiso tener protagonismo aquella mañana y su presencia se encargó de hacer gotear el pelo de los pobres transeúntes que que habían salido a la calle desprovistos de paraguas e impermeables.

Minutos después yo era uno de esos ciudadanos que se empapaban bajo el agua que caía del cielo; pero a diferencia de los demás yo no huía despavorido en busca de un cálido refugio, pues en realidad lo llevaba dentro de mí. Las aceras mojadas eran todo un un regalo y la visión de los árboles semidesnudos una bonita estampa que en otras circunstancias me hubiera pasado desapercibida; así que decidí aprovechar el momento y con los zapatos mojados saqué mi cámara para disparar una sola vez.

Jueves de lluvia y viento

Salí a la calle en busca de inspiración y al final la encontré; pero he de reconocer que tuve mucha ayuda  😉

La peor pesadilla de los barrenderos

Miro hacia arriba cobijado bajo la sombra de los árboles y pienso que esas coloridas hojas serán dentro de unos días el terror de los barrenderos.

El verde se convertirá en marrón, las aceras se tapizarán y las desnudas ramas de los árboles anunciarán que no debemos atrevernos a sacar esas camisetas de manga corta hasta que vuelvan a asomar con timidez los brotes que traerá la primavera.

Hojas verdes