Rincones: Valverde de los Arroyos (Guadalajara)

Me habían hablado muchas veces de Valverde de los Arroyos, pero hasta ahora no me había animado a ir por allí, así que aprovechando nuestra estancia en Hita una mañana cogimos el coche para recorrer los sesenta kilómetros que separan ambas localidades y así ver con nuestros propios ojos (y también a través de mi cámara) si aquello era tan bonito como me habían contado.

Valverde de los Arroyos (I)

Lo más destacable del pueblo es que todo él es de pizarra. Y cuando digo todo es todo: no sólo las casas, sino también las calles, las barandillas, las mesas, los bancos… Incluso una losa que hace las veces de puente sobre un pequeño arroyo es, como no, de pizarra.

Valverde de los Arroyos (II)

Esto da al lugar un aire muy especial, ya que lo hace muy diferente de los pueblos que estamos acostumbrados a ver normalmente. Hay casas con muchos años ya en sus paredes y otras de reciente construcción (nos pareció muy curioso una especie de «resort» que hay en un extremo del pueblo compuesto por una media docena de cabañas gemelas) pero el denominador común de todas ellas es que están hechas, al menos en su parte exterior, de pizarra.

Valverde de los Arroyos (III)

El pueblo está al final de una revirada carretera no apta para unas prisas. Lo curioso del lugar es que hasta que no estás a trescientos metros del pueblo no se vislumbra una sola casa; y es que está todo tan recogido que es difícil dar con este lugar simplemente dando vueltas por las carreteras de los alrededores.

Valverde de los Arroyos (IV)

Uno de los rincones que más me gustó del pueblo es el del puente que cruzaba sobre el arroyo (y que como os dije antes, consiste en una simple lámina de pizarra) donde estuvimos un buen rato haciendo fotografías tanto de paisaje como de nosotros mismos.

Valverde de los Arroyos (V)

El contraste entre las casas de pizarra y las montañas que rodean al lugar consiguen que este lugar capte de inmediato la atención del caminante. Además, ya desde el aparcamiento donde hay que dejar el coche (no se permite entrar con vehículos al casco urbano durante los fines de semana) vais a poder comprobar lo bonitas que son las vistas que se contemplan desde este lugar. De hecho allí es donde capté la siguiente fotografía.

Valverde de los Arroyos (VII)

Pizarra, el rumor del agua corriendo, pájaros en la lejanía, vegetación y tranquilidad son los elementos que hacen de Valverde de los Arroyos un lugar muy especial. Cierto es que en el pasado hemos tenido ocasión de visitar esta localidad unas cuantas veces; pero al final por uno u otro motivo la cosa se fue posponiendo y no ha sido hasta ahora cuando hemos descubierto este rinconcito de Guadalajara que desde aquí os recomiendo visitar alguna vez.

Valverde de los Arroyos (VI)

¡Hasta la próxima excursión!

Rincones: Hita (Guadalajara)

Aunque es verdad que hace unos años ya estuve de visita en la localidad de Hita aquello fue una excursión de apenas unas horas en la que vimos la feria medieval que se monta allí en algún momento del verano. Sin embargo esta vez fui con mi chica a pasar un par de días en una casa rural y, desde allí, hacer alguna excursión a uno de los pueblos cercanos que forman parte de la arquitectura negra de esta región.

Lo primero que he decir es que este pueblo, situado en la falda de una montaña, tiene unas vistas preciosas. Tuvimos la suerte (o el acierto) de que desde la ventana de la casa que alquilamos disfrutábamos de un paisaje completamente despejado de infinitos campos que se extendían más allá de donde llega la vista.

Hita (II)

Levantarse de la cama y contemplar estos paisajes es una experiencia de lo más agradable que le hace a uno olvidarse de las prisas de la gran ciudad y que, desde aquí, os recomiendo al 100%.

Hita es un pueblo tranquilo que posee algún elemento destacable. Uno de ellos es el llamado «palanque», que es el lugar donde se celebra el festival medieval del que os hablaba al principio de esta entrada y en el que también tienen lugar algunos eventos taurinos, ya que en esta zona de España hay varias ganaderías que se dedican a criar a estos animales.

Hita (VI)

Hita (III)

Otro de los elementos arquitectónicos a destacar en Hita es el arco que da entrada a la plaza del pueblo, ya que por su parte exterior cuenta con unas almenas muy llamativas que nos retrotraen a épocas pasadas. En todo caso, puesto que esta entrada ya la retraté por su parte exterior en su momento, en esta ocasión he preferido captar su imagen desde la cara interior (mucho menos conocida) para resaltar el paisaje que se ve por las tardes a través de ella.

Hita (V)

Y hablando del atardecer, comentaros que en la pequeña plaza que hay fuera del arco de entrada se encuentra un banco estratégicamente situado desde el cual podemos contemplar una bonita puesta de sol si estamos allí en el momento adecuado.

Hita (IV)

Como os decía, en Hita vais a encontrar principalmente dos cosas: tranquilidad y buenas vistas. Obviamente a esto contribuye que el tiempo acompañó bastante, ya que no es lo mismo disfrutar de este lugar en un día como el que se refleja en estas fotografías que con un tiempo lluvioso, frío y dominado por la niebla.

En cualquier caso, mi chica y yo nos hemos propuesto volver por allí el próximo verano, ya que la casa en la que estuvimos cuenta con piscina y barbacoa y nos quedamos con las ganas de disfrutar de estas dos cosas.

Hita (I)

Sea como sea, Hita fue nuestro punto de partida para ir a visitar un pueblo relativamente cercano y que nos gustó mucho pero del que ya os hablaré en la próxima entrada.

¡Nos leemos!

Rincones: alrededores de Sigüenza (Guadalajara)

Recientemente mi chica y yo pasamos un par de días en la provincia de Guadalajara (dudo que existan palabras con más aes que esta, por cierto) aprovechando para visitar algunos pueblos, ya que hacía tiempo que no hacíamos una «escapada express» como las que solíamos organizar cuando vivía en Oropesa del Mar.

Embalse de Pálmaces (III)

Concretamente estuvimos alojados en Atienza y en Pálmaces de Jadraque; localidades todas ellas relativamente cercanas a Sigüenza; lugar que también visitamos así como algún que otro pueblo más que luego comentaré.

Fruto de esos dos días que os comento son las fotografías que ilustran esta entrada y que, como siempre os digo, no tienen otro fin más que el de mostraros rincones pintorescos que a veces nos quedan bastante cerca de nuestros hogares o lugares de trabajo.

Perro en Atienza

En Pálmaces estuvimos alojados junto al embalse del mismo nombre, y desde la ventana de la habitación se divisaba un bonito paisaje que se teñía de vivos colores al amanecer y al atardecer; de modo que no hubo más que abrir las hojas de vidrio para captar alguna fotografía especialmente llamativa.

Embalse de Pálmaces (I)

Llama la atención de este pequeño pueblo el hecho de que cuente con un sólo bar, lo que os dará una idea de la extensión y la población del lugar. Eso sí, por las noches se duerme a placer, ya que no se escucha ni un ruido aunque abras las ventanas de par en par.

Atienza es algo más grande, aunque no mucho más. Destacan especialmente sus tres museos; sólo que tuvimos la mala suerte de que en fin de semana no abren y, por tanto, nos quedamos con las ganas de verlos. En cualquier caso, merece la pena darse una vuelta por el pueblo y encontrarse con iglesias de estilo románico por las que apenas parecen haber pasado los años.

Monasterio en Atienza (I)

Monasterio en Atienza (II)

 Como suele ser habitual en esta zona de la provincia, los inviernos son fríos y húmedos. Un entorno ideal para el crecimiento de líquenes y hongos como podéis ver en la siguiente imagen.

Humedad

Mención aparte merecen las salinas de Imón, ya que dimos con ellas de pura casualidad y nos quedamos maravillados de cómo una estructura tan extensa puede ser un completo desconocido para la mayoría de la gente. Las salinas son, en esencia, unas piscinas donde se almacena agua salada de tal modo que al evaporarse queda en el fondo una capa de este versátil material.

Salinas de Imón

Siguiendo nuestro camino llegamos a Jadraque, localidad en cuyas afueras se encuentra en lo alto de una colina un imponente castillo desde el que podemos disfrutar de unas vistas fantásticas. Es una pena que la mañana en la que visitamos este lugar no fuera especialmente clara; pero aun así era un sitio perfecto para sacar el teleobjetivo y disfrutar del paisaje.En el castillo de Jadraque

Jadraque

Paisaje desde el castillo de Jadraque

Castillo de Jadraque

De Sigüenza muchas cosas nos llamaron la atención: desde su espectacular catedral hasta el castillo-parador que corona el pueblo pasando por la plaza Mayor que es la que tenéis en la fotografía que tenéis unas líneas más abajo. Esta es ya una localidad bastante grande en la que la vida fluye por sus calles. Sigüenza ya no es tan silenciosa ni tan tranquila como los otros pueblos que visitamos; pero sigue teniendo ese encanto especial de esos lugares que han mantenido su arquitectura tradicional y al pasear por ellos parece que hemos retrocedido en el tiempo algunas décadas.

Plaza Mayor de Sigüenza

Y a grandes rasgos eso es todo. Como os decía, esta entrada no pretende ser una guía de viajes ni nada por el estilo, sino tan sólo un conjunto de imágenes que a aquellos que nunca han visitado estas tierras les permitan hacerse una idea de lo que se pueden encontrar por aquí.

En cualquier caso, para finalizar este artículo quería mostraros otra imagen del embalse de Pálmaces en cuya orilla estábamos hospedados y que a primera hora de la mañana parece un espejo de lo tranquilas que están sus aguas.

Embalse de Pálmaces (IV)

Todo un placer para los sentidos y un remanso de paz donde recuperar las energías gastadas en la gran ciudad.

Excursión fotográfica a Torija (Guadalajara)

Hoy me gustaría mostraros la última parada en mi viaje de tres etapas por tierras alcarreñas. Tras visitar el pequeño pueblo de Fuentes de la Alcarria y la pintoresca Brihuega, Torija (localización en Google Maps) me pillaba de paso para volver a Alcalá porque, de hecho, la autopista que me conduciría a casa se toma a los pies de esta localidad.

Torija

Torija es un municipio de unos 1200 habitantes con dos elementos muy característicos: su imponente castillo (que tenéis en la fotografía que hay sobre estas líneas) y una amplia plaza a los pies del mismo en la que siempre hay niños jugando en cuanto se asoma un rayo de sol en el cielo.

La visita a esta localidad fue la más breve de todas, durando unos tres cuartos de hora debido a que ya he estado un par de veces por allí y más o menos sabía por dónde moverme. Además de los dos lugares antes mencionados, mi cámara también dio cuenta de la bonita iglesia que hay a escasos metros del castillo, de alguna calle con un encanto especial así cómo de otros rincones que llamaron mi atención y a los que no me quedó más remedio que inmortalizar en forma de fotografías.

Torija

Torija

Torija

Torija

Torija

Torija

Torija

Torija

Torija

Torija

Torija

Torija

Como os adelantaba en la entrada anterior, esta visita a Torija cierra mi particular «viaje a la Alcarria». Una diminuta aventura que quise llevar cabo desde que leí hace ya unos años la conocida novela de Camilo José Cela y me di cuenta de que, en el fondo, yo también deseaba ser el viajero y adentrarme en soledad en unas tierras cercanas a la gran ciudad de Madrid pero muy alejadas de la capital en cuanto a su forma de entender la vida. Quise mezclarme con sus gentes, pasear por sus calles y poder plasmar todo ello en forma de fotografías que perduren al paso del tiempo; y eso es algo que, como habéis podido comprobar a lo largo de estas tres entradas, me siento feliz de haber hecho.

Si todo va bien, dentro de unos meses podría dedicar muchos fines de semana a explorar otros lugares, otros pueblos y otras sendas para compartir con vosotros rincones de España no tan conocidos como puedan ser Barcelona, Sevilla o los picos de Europa pero que seguro también estarán plagados de detalles que no pienso dejar pasar por alto. Sin embargo, eso de momento es un proyecto de futuro que llegará cuando tenga que llegar.

¡Muchas gracias por acompañarme en el camino!  😉

Excursión fotográfica a Brihuega (Guadalajara)

En principio tenía intención de regresar a Alcalá después de visitar el pueblo de Fuentes de la Alcarria; pero al hacer una mañana relativamente fresca y no haber dado siquiera las diez en el reloj cuando volvía al coche, me animé a improvisar un poco y pasarme por una localidad cercana que tenía ganas de ver algún día con mis propios ojos: Brihuega (localización en Google Maps).

Brihuega

De Brihuega me gustó su especial emplazamiento en una depresión del terreno (todo lo contrario a Fuentes de la Alcarria), sus muchas tiendas de aspecto clásico que ya apenas se ven por las ciudades, las calles del barrio antiguo y, sobre todo, la espectacular vista que se divisa desde el llamado Balcón del Tajuña.  Comparado con el lugar en el que había estado apenas un rato antes, Brihuega parecía una capital de provincia; pero en realidad no deja de ser una pequeña localidad de tan sólo 2200 habitantes con el sosiego, la cercanía con la gente y ese ambiente tan especial que uno sólo encuentra en lugares como éste.

Por cierto, si pasáis por Brihuega os recomiendo que compréis miel artesanal en alguna de las tiendas que os encontraréis por sus calles, ya que un bote de kilo cuesta entre cinco y seis euros y no tiene nada que ver con las mieles que podéis comprar en el supermercado de vuestro barrio. El color, la textura y especialmente el sabor están a años de luz de cualquier marca comercial por mucho renombre que tenga; os lo aseguro.

Y bueno, ya sin más preámbulos os dejo con una tanda de imágenes que pretenden mostrar detalles y rincones de esta localidad que captaron mi atención mientras deambulaba como un completo desconocido con mi mochila a la espalda y la cámara en la mano.

Brihuega

Brihuega

Brihuega

Brihuega

Brihuega

Brihuega

Brihuega

Brihuega

Brihuega

Brihuega

Brihuega

Tras algo más de una hora recorriendo las calles de Brihuega cogí de nuevo mi coche; pero antes de regresar a Alcalá todavía haría una parada más que dará lugar a una tercera entrada con la que cerraré este pequeño viaje a la Alcarria que os estoy contando en imágenes.

Excursión fotográfica a Fuentes de la Alcarria (Guadalajara)

El obligado reposo causado por aquella tendinitis de la que os hablaba hace unos días ha logrado recuperar en buena medida mi maltrecha muñeca en menos tiempo de lo esperado, así que hoy me he ido de excursión con mi cámara por tres pueblos de Guadalajara que darán lugar a otras tantas entradas de carácter eminentemente fotográfico.

Aunque reconozco cierta influencia no es que pretenda emular a Camilo José Cela, quien hace más de sesenta años recorrió estos mismos parajes dando lugar a su archiconocida obra «Viaje a la Alcarria»; pero sí que me atrae la idea de recorrer en soledad algunos pueblos desconocidos para mí retratando sus rincones y que suponen un contraste muy grande frente a la vida en la ciudad. De hecho, después de mi escapada a Villar del Olmo hace un par de semanas me he planteado hacer este tipo de cosas con relativa frecuencia, ya que representan para mí un oasis de placer y además me permiten contaros historias cotidianas a través de mis fotografías.

Del mismo modo que Don Camilo retrato los usos y costumbres de diferentes lugares de esta comarca de Guadalajara mediante el uso de la palabra, a mí me gustaría mostraros a través de mi cámara aquellas cosas que me han llamado la atención de los lugares que voy recorriendo. Y os puedo asegurar que habrá muchas excursiones de este tipo en el futuro porque es algo que me gusta hacer y porque puede que dentro de poco tenga la oportunidad de recorrer algunos rincones de España bastante más alejados de Alcalá.

Las imágenes que ilustran la entrada de hoy están tomadas en Fuentes de la Alcarria (localización en Google Maps). Un apacible pueblecito de apenas 31 habitantes situado en una elevación del terreno y flanqueado por el meandro de un río; lo que da lugar a un paisaje pintoresco en el que la naturaleza parece envolver a una encrucijada de calles en las que el tiempo se ha detenido. Y os aseguro que descubrir este lugar ha sido toda una sorpresa, ya que en mi vida había escuchado ni tan siquiera hablar de él y reconozco abiertamente que me ha encantado. Sus rincones, la tranquilidad de sus calles y su especial emplazamiento hacen de este pueblo un lugar único que os recomiendo visitar si tenéis la oportunidad.

¡Os dejo con las fotos!

Fuentes de la Alcarria

Fuentes de la Alcarria

Fuentes de la Alcarria

Fuentes de la Alcarria

Fuentes de la Alcarria

Fuentes de la Alcarria

Fuentes de la Alcarria

Fuentes de la Alcarria

Fuentes de la Alcarria

Fuentes de la Alcarria

Fuentes de la Alcarria

Fuentes de la Alcarria

Fuentes de la Alcarria

Fuentes de la Alcarria

Fuentes de la Alcarria

Fuentes de la Alcarria

Fuentes de la Alcarria

Fuentes de la Alcarria

Fuentes de la Alcarria

Fotografías sobre las vías

Hay un paso elevado en Alcalá de Henares que cruza las vías del tren a la altura del Paseo de la Estación. Un lugar que he atravesado multitud de veces en el pasado pero en el que nunca me había detenido a hacer fotografías y, bueno, digo yo que mejor tarde que nunca, ¿verdad?  😉

El puente de la estación (V)

Subiendo hacia el paso

El puente de la estación (III)

Vista hacia Guadalajara

El puente de la estación (IV)

Vista hacia Madrid

El puente de la estación (I)

Exterior de la estación

El puente de la estación (II)

Paseo de la estación visto desde las alturas

Excursión al mercado medieval de Hita (Guadalajara)

Siempre me ha gustado mucho el ambiente que se respira en los mercados medievales: todos los años asisto al que se realiza en Alcalá y me lo paso como un enano haciendo fotografías mientras recorro unas calles que en esos días presentan un aspecto radicalmente distinto.

Teniendo en cuenta estos antecedentes, cuando el pasado domingo mi amigo Joe me comentó que había un mercado de esas características montado en el pueblo de Hita (Guadalajara), no tardé demasiado en coger mi cámara e allí junto con él y con mi hermana dispuestos los tres a pasar una tarde de lo más agradable. Al final, tras más de 100 fotografías disparadas a lo largo de la tarde, he seleccionado casi una treintena que ilustrarán esta entrada:

Al pueblo se llega tras un rato de autovía y unos kilómetros de carretera serpenteante y muy malamente asfaltada. De repente, en medio de una gran llanura se levanta un pico en cuyas faldas están las casas de la ciudad conocido por ser de aquí el famoso arcipreste de Hita.

Hita

Las calles en cuesta ofrecen multitud de vistas bastante espectaculares: hasta más allá de donde la vista es capaz de alcanzar se divisan campos y pequeñas elevaciones del terreno que dan lugar a un paisaje de lo más alcarreño. Además, ya que estábamos por estas tierras, cuando abandonamos el pueblo aprovechamos para dar una vuelta por los alrededores en busca de cosas curiosas (¡y vaya si las encontramos!).

Vistas desde la parte alta de Hita

Mi hermana y Joe reponiendo energías

Con respecto al mercado, hay que reconocer que está montado en un marco incomparable: la puerta que da acceso al centro de Hita parece el decorado de una película; pero no: es de auténtica piedra y lleva ahí desde hace siglos. A mí la verdad es que me impresionó bastante tanto por sus dimensiones como por su perfecta conservación.

Las puertas de Hita

El otro lado de la puerta

Y bueno, recorriendo las calles del centro nos encontramos con las cosas típicas de los mercados medievales: puestos de muy diversos géneros, gente disfrazada, una montón de sillas vacías dispuestas a acoger al público de una obra de teatro que se iba a representar… y claro, no podía perder la oportunidad de fotografiar todo eso y alguna que otra cosilla más.

El cazador cazado que estaba cazando a otro cazador

Dos damiselas

Joe a punto de ser guillotinado

La cofradía del calimotxo

Cadenas en el aire

Lo mejor del ser humano

Los caballeros ya no son lo que eran

Farol a pleno sol

Extasis acuático

Sillas vacías (I)

Por cierto, con las sillas me «cebé» bastante, pues formo parte de un curioso grupo de Flickr llamado «empty seats», y aquello era como un oasis para cualquiera de sus miembros  😛

Sillas vacías (II)

Sillas vacías (III)

Luego estuvimos un rato en las gradas de una especie de teatro medieval (que me perdonen los historiadores; pero nunca se me ha dado muy bien describir este tipo de cosas) esperando a que comenzara un desfile de grupos vestidos para la ocasión, pero como al final la cosa empezaba demasiado tarde me entretuve un rato haciendo fotografías a la gente que había por allí y nos marchamos.

¡¡Papá, cómprame pipas!!

Buscando

Viento

Contemplando los dominios

Al salir nos encontramos con la sorpresa de que el desfile había comenzado ya por las calles de Hita y se dirigía hacia el teatro, así que en cierto modo pudimos ver el desfile; y bastante más cerca que si nos hubiéramos quedado en las gradas.

Colorido medieval

Acoso

A continuación nos marchamos ya de Hita. A mí me gustó mucho el pueblo así como todo lo que había montado referente al mercado medieval. Además, tiene una ventaja, y es que no está tan lleno como el que montan en Alcalá, pues la última vez que estuve apenas se podía caminar y lo único que podía hacer era dejarme arrastrar por la masa de gente que ocupaba cada centímetro cuadrado del centro. En Hita al menos podías moverte sin ningún tipo de agobio.

Eso sí, antes de tomar de nuevo la autovía nos dirigimos por un camino cercano al pueblo de Ciruelas, donde hay una gran finca llena de toros donde tuve la oportunidad de fotografiar a algunos de estos animales que, vistos de cerca, imponen mucho respeto.

Toros (I)

Toros (V)

Toros (II)

Toros (III)

Toros (IV)

Y así terminó nuestra excursión a Hita y sus alrededores. A modo de balance se puede decir que lo pasamos más que bien, hizo un tiempo magnífico y además rompimos la monotonía de una tarde en la que, de otro modo, ninguno de los tres hubiéramos hecho gran cosa.

¡Tenemos que repetir más a menudo este tipo de cosas, que las tenemos un poco abandonadas!  😉

Nacho Vegas: «En la sed mortal»

nacho2Si en su día os hablé de la canción «El hombre que casi conoció a Michi Panero» del excelentísimo Nacho Vegas y os dije que me parecía una auténtica obra maestra, desde hace un par de meses hay otra composición de este hombre que ocupa el primer peldaño de mi podium musical personal: En la sed mortal.

La historia de cómo descubrí esta canción es una de tantas otras; pero tuvo la particularidad de que fue en un inmenso atasco una mañana de camino al trabajo: tenía conectado el iPod a la radio y viendo que la cosa iba para largo empecé a canturrear la canción fijándome en sus letras y sus detalles. Para cuando llegué a la oficina ya no me la pude sacar de la cabeza en toda la mañana… aunque la verdad es que todavía no lo he conseguido.

Puesto que no hay videoclip oficial de esta canción, os ofrezco un vídeo que alguien grabó en un concierto que dio el señor Vegas en Guadalajara. En él se escucha bastante bien la canción, pero hay que reconocer que esa gente que va a los conciertos pequeños a ponerse de charla debería cerrar la boca un rato para no fastidiar a los que van a disfrutar de la música.

En fin, sin más que decir os dejo con el vídeo que os decía. Si tenéis tiempo y ganas de descubrir buena música fijaos bien en todo lo que dice la letra de esta pequeña maravilla que mucha gente (entre los que me incluyo) considera una de las más grandes canciones compuestas en nuestro idioma. A ver si hay suerte y en Enero me puedo acercar a Madrid a ver a Nacho en concierto. Ya os contaré  😉