Usando un Garmin Etrex 10 con mapas personalizados

Siempre me ha fascinado la tecnología GPS. Tuve conocimiento de ella gracias a la mítica revista ON-OFF en la década de los 90 pero hasta que no pasaron unos cuantos años no tuve ocasión de probarla por mí mismo.

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Mi admiración por los GPS

Recuerdo que la primera aplicación práctica de un GPS que pude ver fue en un navegador Navman que mi padre compró para un viaje familiar que hicimos por Galicia hace ahora 10 años y que nos vino estupendamente para no perdernos por las carreteras entre pueblo y pueblo durante las muchas excursiones que hicimos aquellos días.

Casi al mismo tiempo un buen amigo mío se compró un navegador similar y para probarlo recuerdo que programamos una calle de Guadalajara como punto de destino saliendo desde Alcalá de Henares. Lo que queríamos comprobar era la capacidad del aparato para recalcular la ruta si te pasabas el desvío indicado, de modo que estuvimos todo el tiempo haciendo justo lo contrario a lo que nos indicara la voz del aparato: si había que girar a la derecha, nosotros seguíamos rectos, si había que tomar la segunda salida en una glorieta nosotros cambiábamos de sentido, cuando por la autopista nos indicaba que tomáramos una salida nosotros seguíamos y tomábamos la siguiente…

Y sin embargo, no había manera de liar al puñetero GPS porque a los pocos segundos siempre encontraba otro camino que nos acababa llevando al destino prefijado. Algo que seguramente a día de hoy os parecerá muy normal porque estaréis hartos de ver y usar sistemas de navegación para ir a muchos sitios, pero en aquellos momentos en los que un GPS para coche costaba trescientos o cuatrocientos euros era algo todavía no muy extendido y, para nosotros, casi de ciencia-ficción.

Cuanto más trasteaba y más me informaba de la tecnología que gobierna los GPS más fascinante me parecía: que un aparato que cabe en un bolsillo pueda darte tu posición en cualquier lugar del mundo con una precisión de pocos metros gracias a la triangulación de señales que una constelación de satélites en órbita transmiten continuamente era algo que facilitaba la vida enormemente a mucha gente.

He tenido un par de GPSs de coche (un Mío y un TomTom) y varios smartphones los cuales cuentan con el servicio de Google Maps para navegación; pero también es cierto que me faltaba un cierto tipo de dispositivos que siempre había mirado con ojos golosos pero hasta ahora no me había decidido a comprar: los GPS de mano.

Dado que lo quería básicamente para «cacharrear» un poco y medir en tiempo real distancias, velocidades de paso, promedios, etc… me decidí por el modelo más básico de Garmin a sabiendas de sus limitaciones. Se trata del Etrex 10, el cual cuenta con unos 8 MB de memoria interna que utiliza para todos los datos que tenga que almacenar, incluyendo mapa base, rutas, tracklogs y waypoints.

Efectivamente, la cantidad de memoria es muy escasa y no existe posibilidad de ampliarla, de modo que lo que pretendo es explicaros qué he hecho yo para adaptar este modelo de GPS a mis necesidades (muy básicas, todo sea dicho) resumiendo un poco lo que he ido aprendiendo de aquí y de allá gracias a toda la información que hay disponible en Internet. Comentaros también que ahora mismo lo tenéis por 85 € en las tiendas Decathlon, que es donde lo he comprado yo.

Características del dispositivo

Para no enrollarme demasiado, os copio a continuación las especificaciones técnicas oficiales dadas por el fabricante:

Características físicas y de rendimiento

Dimensiones de la unidad (Ancho/Alto/Profundidad) 2,1″ x 4″ x 1,3″ (5,4 x 10,3 x 3,3 cm)
Tamaño de la pantalla (Ancho/Alto) 1,4″ x 1,7″ (3,6 x 4,3 cm); 2,2″ en diagonal (5,6 cm)
Resolución de pantalla (Ancho/Alto) 128 x 160 píxeles
Tipo de pantalla transflectiva, monocroma
Peso 5 oz (141,7 g) con pilas
Batería 2 pilas AA (no incluidas); se recomienda NiMH o litio
Duración de la batería 25 horas
Clasificación de resistencia al agua IPX7
Receptor de alta sensibilidad
Interfaz del equipo USB

Mapas y memoria

Mapa base
Puntos de interés personalizables (posibilidad de agregar puntos de interés adicionales)
Waypoints 1000
Rutas 50
Track log 10.000 puntos, 100 tracks guardados

Es importante dejar claro que el Garmin Etrex 10 es un modelo que en teoría no admite más mapas que el mapa base que trae de serie. Este mapa, llamado gmapbmap.img, abarca todo el globo terráqueo pero con tan poco detalle que sólo veremos los contornos de los países y las principales ciudades de cada uno. Olvidaos de carreteras, senderos, lagos, puntos de interés y cualquier otra cosa que no sean fronteras y ciudades grandes.

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Sin embargo, que el Etrex 10 no acepte otros mapas nativamente no quiere decir que estemos limitados a usar el espartano mapa que trae, ya que buscando un poco por Internet di con la solución: el servicio de descarga de mapas de BBBike.org y un poco de trabajo por nuestra parte.

En dicha web contamos con una funcionalidad de lo más interesante (y gratuita): podemos seleccionar cualquier parte del mapa del mundo permanentemente actualizado y convertirlo a un formato digerible por nuestro dispositivo, contando además con varias opciones al respecto para adaptarnos a nuestras necesidades. Mapas que, dicho sea de paso, son los del ambicioso proyecto Open Street Map.

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Una vez elegida la zona que queremos exportar debemos elegir el tipo de mapa, siendo el más completo (siempre hablando de los dispositivos Garmin) el OSM estándar. Para que os hagáis una idea, exportar en este formato un área rectangular que comprenda Alcalá de Henares, la parte Este de Madrid, Alcobendas y Algete ocupa aproximadamente 6 MB; y si lo que queremos es un mapa que abarque al completo la ciudad de Alcalá de Henares al final nos va a ocupar cerca de 1,5 MB.

En este formato de mapa vamos a poder ver carreteras, calles, senderos, zonas boscosas, ríos, multitud de puntos de interés… Para mí es el formato de mapa ideal para «todo uso». De todos modos, disponéis también de un formato que ocupa aproximadamente una octava parte de este pero en el que sólo aparecen calles y ríos, de tal modo que podéis haceros un mapa de toda la Comunidad de Madrid que os ocupará unos 5 MB en total, si bien como os decía, carecerá de muchos detalles y no os valdrá de mucho si tenéis pensado salir de zonas urbanas.

Desde mi punto de vista, lo ideal sería tener mapas detallados de las zonas por las que vayamos a transitar y cargarlos en el dispositivo en función del plan que tengamos en mente. Es decir, que si este fin de semana vais a ir a la sierra de Madrid y al que viene os vais a acercar a Valencia a conocer el centro de la ciudad (cosa que os recomiendo totalmente, por cierto) podéis cargar hoy el mapa de la sierra y a la vuelta de la excursión borrar ese y cargar el de Valencia, porque hacer un mapa que abarque las dos zonas puede ocupar mucha más memoria de la que nuestro Etrex 10 dispone.

Excursión a Valencia (7/7/12)

Cuando solicitáis un mapa, la web de BBBike os preparará un zip con el mapa y algunos archivos más, y de lo que se trata es de borrar el mapa gmapbmap.img que trae el dispositivo sustituyéndolo por el que acabamos de descargar, el cual tiene por defecto el nombre gmapsupp.img así que habrá que renombrarlo para que nuestro dispositivo lo reconozca. El resto de archivos del fichero zip podéis ignorarlos. Para otros modelos de GPS de Garmin que sí aceptan mapas, con copiar la carpeta y su contenido al dispositivo, la información del nuevo mapa se agregará automáticamente al mapa base.

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Por cierto, no os he comentado que para acceder a la memoria del Etrex 10 desde un ordenador tenemos que conectarlo mediante un cable miniUSB estando seleccionada la opción de «almacenamiento masivo» en las opciones del GPS. De ese modo será como si conectáramos un pendrive USB a la hora de copiar, renombrar y reemplazar ficheros. Más sencillo imposible.

Si curioseáis un poco por la web de BBBike veréis que hay multitud de formatos de salida para los mapas incluyendo algunos de curvas de nivel, cosa que agradecerán los amantes de la montaña. Dado que yo soy más bien de terrenos llanos en general (ya sea en ciudad o por el campo) es para mí un tema secundario, pero sé que habrá gente que se alegrará de contar con ese recurso. También hay alguno optimizado para ciclismo en el que se destacan los carriles bici y los senderos transitables e incluso alguno pensado para navegación marítima.

A modo de ejemplo os pongo una fotografía de mi Etrex 10 con una parte del mapa del parque Juan Carlos I para que os hagáis una idea del detalle con el que podemos contar en el mapa ofrecido por BBBike. Como podréis ver, aparecen además de los caminos, la ubicación de las fuentes, los servicios, el canal de agua que recorre el parque, algunas zonas destacadas…

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Tracks, waypoints, logs…

Vamos a empezar la parte técnica explicando lo que es un waypoint, que no es otra cosa que unas coordenadas que marcan de manera inequívoca un punto de la superficie de la tierra. Es decir, que es una manera de registrar un lugar al que queremos volver en un futuro o bien queremos darlo a conocer a otras personas por cualquier motivo.

Un waypoint puede ser el portal de nuestra casa, el lugar en el que hemos aparcado el coche, la entrada a una cueva que hemos descubierto o el punto exacto de una calle en la que se ha producido una rotura en una tubería de agua. Las aplicaciones son muchas y diversas, y dependen de la imaginación y las necesidades de cada usuario.

Tenemos por tanto en nuestro dispositivo una serie de puntos guardados que podemos emplear como «paradas intermedias» de una ruta. Es decir, que podemos seleccionar como punto de inicio el portal de casa, como primera parada el quiosco de prensa, luego ese monumento tan conocido en el centro de la ciudad, a continuación una cafetería en la que pararemos a tomar algo fresco para recuperar fuerzas y por último, una panadería en la que comprar una buena hogaza para la hora de comer.

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Esas serán las etapas de nuestro paseo, pero cuando salgamos del portal en el mapa del GPS vamos a ver una perfecta línea recta que llega hasta el quiosco, y luego otra hasta la estatua… y así hasta completar toda la ruta planificada. ¿Por dónde tenemos que ir entonces?

Bueno, lo que tenéis que tener claro a la hora de emplear un Etrex 10 es que no se trata de un dispositivo de navegación que os vaya a marcar el camino a seguir para llegar a tal o cual sitio como hace, por ejemplo, Google Maps o un TomTom para el coche. Cuando tú marcas un punto de destino el Etrex 10 te va a indicar la distancia y la orientación en línea recta hasta dicho punto, dando igual si está a 20 metros o tienes que cruzar la cordillera del Himalaya para llegar a él. Eso ya, depende de ti.

A lo mejor os parece un atraso, pero es que el dispositivo está pensado para que te lo curres un poco. Me explico: la gracia del Etrex 10 (y en general de todos los dispositivos de este tipo) es que a medida que nos vamos moviendo va dejando en el mapa un rastro de «miguitas de pan». Es decir, que nuestra trayectoria se va grabando en lo que se llama un tracklog que podemos consultar, grabar e incluso invertir para volver al punto de inicio en un momento dado.

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Como podéis ver en la imagen superior, mi ruta planificada son una serie de waypoints por el centro de Alcalá de Henares entre los que el GPS va marcando líneas rectas gruesas al más puro estilo «une los puntos». Por otra parte, el tracklog que mi movimiento va generando es esa fina linea punteada, de modo que podéis ver que poco importan las calles que yo vaya recorriendo siempre que vaya pasando por los diferentes waypoints para que el GPS considere que voy cumpliendo con la ruta planificada.

Una vez que tenemos el tracklog grabado en memoria, el dispositivo sí que va a poder ir dirigiéndonos de nuevo por la trayectoria que hemos hecho, ya que el tracklog no es más que una sucesión de muchos waypoints por los que el GPS nos va a ir guiando secuencialmente. Es decir, que es como la ruta de cinco waypoints que planificamos al principio pero ahora con, supongamos, doscientos waypoints que se han ido generando internamente en puntos significativos del camino y que, por tanto, nos llevará exactamente por el camino recorrido anteriormente.

Como ya os podréis imaginar, una de las ventajas de los GPS de este tipo es que vamos a poder compartir nuestros tracks con el resto del mundo y del mismo modo vamos a poder grabar en nuestro dispositivo tracks hechos por otras personas para así descubrir nuevos parajes.

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Algunos consejos

  • Emplead un rato en echarle un ojo al manual del equipo (os dejo aquí el enlace al mismo) para familiarizaros con los controles y las diversas opciones que nos permitirán configurar el equipo en base a nuestros gustos y/o necesidades.
  • En el primer arranque al dispositivo le llevará unos minutos fijar nuestra posición y para ello es recomendable buscar una zona lo más despejada de edificios posible. A partir de ahí fijar la posición será cuestión de segundos siempre que tengáis cielo sobre vuestras cabezas. Supongo que a estas alturas del artículo ya tendréis claro que los GPS no funcionan bajo techo.
  • Aunque las pilas duran bastante, os recomiendo llevar siempre un par (o dos pares) en la mochila. No abultan y pueden sacarnos del apuro. Aparte de esto yo también llevo siempre encima una linterna pequeña, pero eso es ya otra historia diferente.
  • Al crear nuestro propio mapa no apuréis mucho la escasa memoria libre del dispositivo, ya que al ser compartida por todo lo que se graba en él podemos encontrarnos con que a mitad de ruta nos hemos quedado sin espacio para seguir almacenando el tracklog. Es muy tentador meter el mapa de toda nuestra comunidad autónoma en el pequeño GPS y así no tener que preocuparnos de nada, pero al final seguro que no recorréis más de un 5% de su superficie y estaremos ocupando memoria innecesariamente.
  • Al inicio de cada excursión es importante borrar el tracklog y los parciales/totales de distancia recorrida, velocidad media y de ese modo ahorrar algo de la preciada memoria de almacenamiento además de para evitar mezclar recorridos diferentes y que luego nos volvamos locos al pasarlos al ordenador.
  • La retroiluminación gasta muchas pilas. No la uséis si no es estrictamente necesario. La pantalla, al ser en blanco y negro, no la necesita para nada bajo la luz del día. ¿Recordáis lo bien que se veían al sol los móviles de principios de la década del 2000? Pues eso mismo pasa con la pantalla del Etrex 10.

Y por el momento eso es todo. No es un artículo especialmente técnico, pero es que lo que pretendía es dar unas pistas sobre cómo poder emplear mapas personalizados en este pequeño dispositivo, ya que según sale de la caja puede hacer que muchos usuarios queden descontentos pero con un poco de esfuerzo podemos conseguir cubrir nuestras «necesidades excursionistas» empleando un dispositivo sencillo, fiable y económico.

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¡Nos leemos!

Google street view

Los que ya me conocéis un poco sabréis que me gusta mucho cómo hace las cosas Google: productos como Gmail, Google Earth, Google Reader, Google Maps o Google Translate nos facilitan mucho las pequeñas tareas cotidianas y hacen de la informática algo sencillo de usar y fiable.

Dentro de todo al abanico de posibilidades que Google nos brinda, me gustaría hoy centrarme en Google Maps; y más concretamente en una característica absolutamente espectacular: Google Street View.

¿Qué es Google Street View?

Google Street View es una demostración de poder de la empresa que cada dos por tres revoluciona Internet y al mismo tiempo una muestra más de que lo que un día nos parece ciencia-ficción a la semana siguiente se convierte en una realidad palpable.

Si Google Maps se convirtió en nuestro atlas particular y Google Earth nos permitió volar virtualmente sobre cualquier punto de la tierra (bueno, y de la Luna y de Marte), desde mayo de 2007 con Google Street View vamos a poder pasear por las calles de una gran cantidad de ciudades de todo el mundo; pues básicamente se trata de una recreación fotográfica de sus calles y sus edificios de tal modo que podremos movernos por sus rincones como si realmente estuviéramos allí.

¿Cómo se hizo todo esto?

Pues el «truco» está en que Google ha repartido coches equipados con cámaras de 360º en el techo y una unidad GPS por las calles y carreteras de medio mundo, de tal modo que toda imagen captada está georeferenciada inequivocamente en un punto del globo terráqueo.

Luego hubo que juntar todos esos datos, enlazar unas fotografías con las adyacentes y marcar los trazados de las calles recorridas por los coches de tal modo que pudiéramos movernos de unas a otras como si estuviéramos realmente en el lugar.

Para que os hagáis una idea de lo que pretendía el proyecto inicial os pongo a continuación el vídeo que Google lanzó para anunciar que el nuevo servicio se ponía en marcha en nuestro país. Actualmente el sistema ha avanzado técnicamente, pero el concepto inicial sigue intacto.

Polémicas varias

Obviamente, Street View ha sido objeto de duras críticas por suponer una amenaza a la privacidad de las personas que aparecen en las fotografías tomadas por la empresa. Para evitar situaciones embarazosas, Google emplea un algoritmo que automáticamente emborrona las caras de las personas y las matrículas de los coches; pero aun así alguna que otra imagen curiosa sí que han tomado las cámaras montadas en los coches, hasta el punto que hay alguna web que se dedica a recopilarlas. Algunos ejemplos a continuación:

¿Para que es útil Google Street View?

Supongo que ya habréis imaginado unas cuantas utilidades para esta aplicación (además de que el vídeo anterior ya nos da unas cuantas pistas) pero me gustaría comentaros las dos principales por las que yo la empleo.

La primera es que si voy a ir a un lugar que no conozco puedo recorrer virtualmente la zona y que así «me suene» una vez que estoy allí. En las últimas presentaciones a las que he asistido, lo que he hecho el día anterior ha sido posicionarme en la salida de metro más cercana y a través del paseo virtual caminar hasta el lugar de destino. Una vez realizado esto, llegada la hora de la presentación no tuve dudas en ningún momento sobre por dónde debía ir.

Por otra parte, Google Street View también me ha venido muy bien para recorrer virtualmente algunos lugares por los que hace años que no paso: Manresa, León, El Puerto de Santa María… o incluso echar un vistazo a las calles de Oropesa del Mar o a la carretera que cruza el pueblo de Almajano (Soria).

Esto último era imposible hasta hace apenas unos días, porque antes de la última actualización sólo estaban disponibles grandes ciudades como Madrid, Barcelona, Valencia o Bilbao; pero como os digo, desde hace apenas unos días podemos recorrer casi todos los rincones de la geografía española con esta genial aplicación.

Aplicación que, además de ejecutarse en el ordenador de casa, viene implementada en las últimas revisiones de firmware de los iPhone y los iPod Touch, por lo que ya os podéis imaginar las posibilidades que esto da; pero, si me lo permitís, eso será algo de lo que hablaremos otro día  😉

Por supuesto, en los planes de Google está implementar Street View en los teléfonos equipados con sistema operativo Android, de tal modo que al estar siempre conectados a Internet mediante 3G y poseer un chip GPS en su interior sería posible emplear las imágenes en un software de navegación que nos mostraría en pantalla la misma imagen que veremos a través del parabrisas del coche, facilitando por tanto la identificación del entorno considerablemente.

No sé dónde estará la tecnología dentro de una década; pero en estos últimos meses está avanzando a una velocidad de vértigo, ¿no creéis?

Geoposicionando nuestras fotografías

Hace ya unas semanas que os hablé de Panoramio; un servicio en Internet cuya utilidad es visualizar sobre un mapa las fotografías que vamos haciendo para ver de una manera gráfica e intuitiva por dónde hemos estado usando nuestra cámara.

Hasta ahora he situado sobre dicho mapa las fotografías «a mano»; lo cual es lento aunque no complicado si están hechas en algún lugar conocido, pero todo un infierno si ha sido disparadas en medio de algún lugar no identificable (una autovía, el trayecto de un barco…). Para estos casos el posicionamiento mediante un sistema GPS va a ser nuestro mejor aliado, pues nos va a dar nuestra posición con una precisión de apenas unos metros en cualquier parte del mundo siempre que estemos a cielo abierto, quedando el punto de disparo de la imagen perfectamente definido.

Accesorios específicos para geolocalizar fotografías

Hay aparatos diseñados para acoplarse en la zapata del flash de algunas cámaras digitales (sin ir más lejos, Nikon comercializa uno llamado GP-1) que no son otra cosa que un receptor GPS que almacena las coordenadas del lugar donde hemos disparado la fotografía y las almacena directamente en los datos EXIF de la toma.

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Nikon GP-1 montado en una D90

Estos aparatos son bastante caros y están enfocados a gente que realiza grandes trabajos de exploración que han de ser cuidadosamente documentados, quedándose un poco «grandes» para la mayoría de los usuarios que emplea esto del geoposicionamiento como un simple medio de colocar sus fotos en el mapa sin perder demasiado tiempo en ello.

Por otra parte, Sony tiene a la venta un aparato más sencillo denominado GPS-C1 pero casi igual de funcional que el que os comentaba hace un momento: se trata de un pequeño receptor en forma de llavero que va almacenando las coordenadas GPS cada cierto número de segundos almacenándolas en una memoria interna. Esto nos va a permitir añadir esas coordenadas a las fotografías realizadas mediante una sencilla comparación entre la hora del GPS y la de la cámara (para lo cual han de estar perfectamente sincronizadas) que se encarga de realizar el software que Sony incluye con su unidad.

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Lo peor del primer método (el receptor acoplado en la zapata del flash) es que son aparatos diseñados para cámaras específicas porque es necesario un intercambio constante de información entre el receptor GPS y el cuerpo de la cámara mediante una conexión por cable. De hecho, el modelo comercializado por Nikon sólo sirve para sus propias cámaras réflex de gama media-alta comercializadas en los últimos meses (de la D90 para arriba). Lo mejor de estos dispositivos es que no hay que realizar ningún proceso posterior, pues desde el momento en que pulsemos el disparador las coordenadas GPS quedarán grabadas en los datos EXIF de la fotografía.

Sin embargo, el receptor GPS «independiente» tiene la ventaja de que sirve para cualquier aparato capaz de captar fotografías, pues lo único que hace falta es que las horas de ambos dispositivos estén sincronizadas al segundo, valiendo por tanto incluso para la cámara de un teléfono móvil. En caso de emplear uno de estos receptores GPS vamos a ver que el proceso es algo más laborioso, pero también mucho más flexible y, sobre todo, barato.

El aparato que Sony sacó a la venta hace ya unos cuantos meses fue la punta de lanza de un movimiento que ha puesto la geolocalización muy de moda y al alcance de todo el mundo, pues internamente dicho receptor apenas difería de los que ya se encontraban en el mercado, siendo necesario únicamente desarrollar un software con una funcionalidad similar al comercializado por el gigante japonés de la electrónica.

Y una vez puestos en situación, vamos a ver qué debemos hacer para introducir nuestras coordenadas GPS en las fotografías que hagamos.

Usando nuestro propio receptor GPS

Para realizar este proceso con nuestra propia cámara (sea la que sea) sólo nos van a hacer falta dos cosas:

– Un receptor GPS de tipo datalogger (memoria interna para almacenar los datos de posición que vaya generando)

– Un software específico que se encargue de introducir las coordenadas GPS en las fotografías realizadas.

En mi caso particular, tengo la suerte de que ya contaba con un receptor GPS con las características necesarias: se trata del Woxter BT-Tracer 100 del que hice una review en los primeros días de este blog. Un sencillo y pequeño aparato que podemos configurar para que grabe los datos de un máximo de 25000 puntos a una velocidad máxima de un punto por segundo; más que suficiente para poder almacenar una larga ruta con detalle.

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Por su parte, el software que empleo para introducir los datos GPS en las imágenes es un plugin para Adobe Lightroom que creó un usuario hace ya un tiempo y que podéis encontrar en http://regex.info/blog/lightroom-goodies/gps . Se trata de un software donationware que funciona muy bien y de una manera bastante sencilla, pero para su instalación es absolutamente necesario poseer Adobe Lightroom 2.

El proceso no es ni mucho menos complejo, pues a grandes rasgos de lo que se trata es de descargar las fotografías al ordenador como solemos hacer habitualmente, transferir también los datos que ha ido grabando el GPS durante nuestro periplo fotográfico y a continuación dejar que el software apropiado se dedique a comparar las horas de ambos elementos y vaya introduciendo en los datos EXIF de cada imagen las coordenadas GPS correspondientes.

Dos ejemplos prácticos de geolocalización

1. Ruta a pie

Mi primer contacto «serio» con el geoposicionamiento de fotografías tuvo lugar el pasado 1 de Mayo; día en el que me fui a Madrid de visita aprovechando para llevarme mi D40 y el receptor GPS que os decía antes. Encendí el GPS nada más salir de Alcalá, lo metí en un bolsillo exterior de la bolsa de la cámara y estuve disparando fotografías durante todo el día, sincronizando los datos al regresar a casa y llevándome la sorpresa de la gran precisión general del posicionamiento de las mismas.

Si echáis un vistazo a los datos EXIF de las fotografías que conformaban la entrada en la que os relataba mi paseo por la calle de Alcalá veréis que todas ellas tienen coordenadas GPS integradas. De ese modo, en cuanto se suben las fotografías a Flickr o a Panoramio, estas se colocan automáticamente sobre el mapa ahorrándonos un rato de trabajo en busca del lugar preciso desde donde fue disparada la fotografía.

Evidentemente, los GPS en ciudad a veces tienen ligeras desviaciones porque la señal no llega con toda la calidad necesaria al estar moviéndonos entre edificios altos, pero en general, si os fijáis en mi mapa de Flickr acercándoos a la zona comprendida entre Manuel Becerra y la calle Goya, veréis que las fotografías están localizadas en su correcto lugar de toma (siempre que conozcáis esa zona, claro  😉 ) y que coinciden con el recorrido marcado en rojo en la siguiente captura de Google Earth, que no es otra cosa que mis propios pasos aquel día por las calles de Madrid grabados por el receptor GPS que llevaba conmigo.

Recorrido a pie entre Manuel Becerra y la calle de Alcalá

En color rojo, track generado y exportado a google Earth a partir de mi recorrido a pie entre la plaza de Manuel Becerra y la calle Goya (pinchad en la imagen para verla a su resolución original de 1920 x 1080)

2. Disparando desde el coche

Como segundo ejemplo os pongo una fotografía que realicé antes de entrar en Madrid a primera hora de la mañana para demostrar la utilidad práctica de localizar una fotografía cuando no tenemos una referencia muy clara para emplazar el lugar de disparo. En este caso podríamos intuir dónde ha sido realizada viendo los edificios del entorno y la vegetación, pero imaginaos una situación parecida en un tramo de la A-3 entre Cuenca y Valencia donde hay kilómetros y kilómetros de paisaje muy similar.

Por supuesto, al tener las coordenadas GPS en los datos EXIF la fotografía ha sido situada automáticamente en el mapa de Flickr, del que también os ofrezco una captura para que os hagáis una idea de la precisión de este método de geolocalización de imágenes.

Entrando a Madrid por la A-2

Entrando a Madrid por la A-2. Al fondo se ven los edificios de Avenida de América

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La entrada a Madrid por la A-2 en mi mapa de Flickr. La fotografía anterior está tomada en el punto rosa que se ve en la parte superior derecha de la imagen con el coche avanzando hacia la izquierda.

Resumiendo

El empleo de esta técnica de geolocalización de fotografías es realmente simple: como veis, el único secreto consiste en tener perfectamente sincronizadas las horas de la cámara y el receptor GPS. Algo realmente sencillo de lograr, pues el GPS tiene la hora perfectamente ajustada gracias a que se sincroniza automáticamente con los relojes atómicos de los satélites y la cámara la podemos sincronizar con la hora del ordenador, que se actualiza frecuentemente con algunos servidores horarios de Internet que son casi igual de precisos.

Tras la sesión fotográfica ya sólo nos queda descargar al ordenador tanto las imágenes en si como el track extraído del receptor GPS para «unirlos» con el software apropiado (yo empleo el plugin que os decía antes para Lightroom, pero hay más programas disponibles para este fin) y tener nuestras fotografías perfectamente localizadas.

Una vez terminado el proceso ya tendremos nuestras fotografías con las coordenadas GPS introducidas en los datos EXIF de la fotografía, por lo que cualquier programa o servicio online que sea capaz de reconocerlos hará uso de ellos y sabrá colocar nuestras imágenes sobre el punto del planeta en el que fueron realizadas.

* Todos los artículos de este tipo en https://luipermom.wordpress.com/fotografia

Panoramio

Panoramio es un servicio gratuito mediante el cual podemos situar nuestras fotografías sobre un mapa. Su principal atractivo es que estas fotos, cumpliendo unos determinados requisitos, aparecerán más tarde en Google Earth activando la capa correspondiente en dicho programa.

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Llevo ya tiempo metido en esto, pero no ha sido hasta hace unas semanas cuando he empezado a subir «en serio» algunas fotografías representativas de paisajes, de tal modo que poco a poco pueda ir rellenando el mapa de los lugares en los que he estado haciendo fotografías. De cualquier modo, esto lo hago a modo de experimento o como algo secundario, pues mi «central de imágenes» (el lugar donde están todas mis fotografías) es mi cuenta de Flickr; siendo Panoramio un simple modo de apreciar de un rápido vistazo los lugares por los que he pasado cámara en mano. De hecho, las fotos que subo a Panoramio son versiones de baja resolución de algunas de las colgadas en Flickr. De hecho todavía no he subido ninguna de esta pasada Semana Santa.

Como os digo, el principal atractivo de Panoramio es que todo es visual e intuitivo, pues emplea la interface de Google Maps y por lo tanto movernos de un lugar a otro es un juego de niños. No obstante, como siempre digo, el movimiento se demuestra andando, así que os voy a pasar unos enlaces (en forma de pirámide invertida 😛 ) para que veáis cómo funciona este curioso servicio.

Mapa general (hacer zoom por zonas para ver todas las fotos)

Fotos del río cerca de Nueva Alcalá

Oropesa del Mar

Galicia

¡Un saludo!

Presentado el nuevo iPhone 3G

iPhone 3G

En una de sus habituales keynotes, Steve Jobs acaba de presentar en la WWDC ’08 el esperado nuevo modelo de iPhone con capacidades 3G, cosa que el modelo original ya debería haber tenido, pues aparte de sus capacidades musicales y de diseño se trata de un teléfono normal y corriente (aunque no así su precio). Parece que este nuevo teléfono sí cumple con lo que se espera de un modelo de su gama.

El diseño es similar al modelo actual y como os comentaba tendrá capacidades de telefonía 3G y también de navegación GPS, siendo estas sus principales novedades, ya que por lo demás todo sigue más o menos igual. Según Apple aparecerá en las tiendas el 11 de Julio, costará 199$ la versión de 8 GB y 299$ la de 16 estando disponibles en colores negro o blanco a elección del consumidor.

Más información en http://www.apple.com/iphone/

ACTUALIZACIÓN: Las características técnicas del nuevo iPhone son las siguientes: 300 horas de autonomía en espera, 10 horas en conversación en redes 2G, 5 horas en redes 3G, entre 5 y 6 horas de navegación en internet, 24 horas de música, 7 de vídeo. Contará con receptor GPS, la pantalla será del mismo tamaño que en el primer iPhone y la parte trasera va a ser completamente de policarbonato en color blanco o negro.

Tercera temporada de Alcalá de Henares ayer y hoy

Tras una segunda temporada un poco breve (la meteorología no me ha acompañado demasiado para ir de «safari fotográfico» por la ciudad en los últimos dos meses) comienza hoy la tercera temporada de la serie de entradas que tratan de poner de manifiesto los cambios acontecidos en la ciudad en las últimas décadas.

Contraluz alcalaino

Como os decía en la entrada anterior, tengo 88 nuevas imágenes para publicar y ahora que el tiempo es más benigno aprovecharé para ir retratando la ciudad en cada uno de los rincones que Baldomero Perdigón y otros fotógrafos de la época inmortalizaron con sus cámaras.

Esta etapa va a estar basada sobre todo en el libro de Baldomero «Alcalá Blanco y Negro 1960-1970», cuyas imágenes son de unos años antes del boom urbanístico de Alcalá y por lo tanto cuando esto todavía tenía más de apacible pueblo que de ciudad propiamente dicha.

Emplazamiento fotografas

Como curiosidad os comentaré que tengo guardadas las localizaciones de las diferentes fotografías en el mapa del GPS que llevo instalado en el móvil (Tom Tom Mobile en un Nokia 6630) de tal modo que sobre el mapa enseguida puedo ver qué imágenes me pillan de paso y puedo capturar caminando unos pocos metros más. Cada imagen lleva una numeración, y los puntos marcados en el mapa se corresponden exactamente con esos números, de modo que el estar en un lugar y buscar la fotografía para hacer la comparación me llevaría apenas unos segundos.

Esto lo he hecho para evitar lo que me ocurría a veces en la anterior serie de imágenes, y es que llevaba las fotografías clásicas en el teléfono para usarlas como referencia, pero al no tenerlas georeferenciadas a veces no sabía bien cuál era la calle en cuestión porque hay zonas que poco o nada tienen que ver con lo que son hoy en día (como bien sabréis si seguís estás entradas 😉 ).

Y bueno, pues de momento poco más: a las tres de la tarde sacaré la entrada correspondiente al día de hoy, así que voy a ir preparándola, que todavía no he escrito ni una palabra.

¡Un saludo!

El uso de un móvil Symbian como GPS (2ª parte)

Escribo esta breve entrada como «actualización» de la primera que escribí hace ya unos días comentando cómo se puede emplear un teléfono móvil con sistema operativo Symbian a modo de navegador GPS.

Hasta ahora había podido probar el sistema tanto caminando como en coche, pero en el caso del uso como «peatón» siempre había sido por ciudad. Os comenté que era incómodo porque nos vamos a encontrar con un montón de imprecisiones y desfases a la hora de ir caminando por las calles, mientras que al ir en coche y ser la velocidad mucho mayor todo iba como la seda.

Pues bien, ayer pude probar el mismo sistema de receptor bluetooth Woxter BT-100 + Nokia 6630 + Tom Tom 5.202 con mapas 660.1223 en campo abierto, lejos de edificios e inferferencias y he de hacer unas cuantas puntualizaciones:

– Caminando en campo abierto el GPS posiciona correctamente y muy frecuentemente. La precisión es bastante buena, la distancia al punto prefijado se actualiza cada muy pocos segundos (aproximadamente cada 10 metros recorridos) y en general podemos fiarnos de nuestra posición en el mapa mostrado en pantalla.

– Lo que sigue fallando es la orientación del rumbo. Debido a la baja velocidad que llevamos al caminar la flecha no suele apuntar hacia la dirección en la que caminamos, por lo que es importante ir fijándonos por dónde se va «dibujando» nuestra trayectoria para ver hacia dónde nos dirigimos.

– El gran problema es que Tom Tom está orientado a la conducción, por lo que fuera de ciudades y de caminos forestales más o menos importantes que vengan trazados en el mapa, lo que vamos a ver es una planicie de color naranja sin ninguna referencia. Las pruebas que he hecho han sido por la zona del río Henares que discurre por las afueras de Alcalá y gracias a ello tenía la referencia del propio río en el mapa, pero de no ser por eso la verdad es que no me hubiera servido de nada. Lo ideal sería disponer de unos mapas topográficos para Tom Tom, pero no sé de la existencia de nada parecido (si alguien sabe algo del tema, por favor que deje un comentario 😉 ).

– Los navegadores diseñados con la conducción en mente hacen una serie de cálculos mediante los cuales aunque la posición que marque el GPS no esté exactamente sobre una calle, nos va a posicionar en medio de la vía que considere más oportuna en base a la cercanía y el sentido de la calle. Es decir, que si nos «salimos» de una calle el sistema va a asumir que seguimos por la misma durante un tiempo hasta que «se de cuenta» de que en realidad vamos por otra. Este margen (que viene muy bien a la hora de conducir entre edificios) se va a volver en nuestra contra si tratamos de manejar el GPS caminando, pues caminar por la acera correspondiente al sentido contrario de la circulación de los coches puede hacer creer al software de navegación que vamos en la dirección contraria a la que realmente vamos.

En definitiva, los factores que determinan la precisión de un GPS son básicamente dos: la claridad de la señal proveniente de los satélites (que viene determinada por la vista del cielo y las interferencias que puedan darse) y la velocidad a la que nos estemos moviendo.

A una velocidad lenta necesitaremos una visión muy despejada del cielo para obtener una precisión aceptable (además de unos mapas adecuados) y una mínima fiabilidad. Sin embargo, a una velocidad elevada, aunque no tengamos una gran claridad de señal, vamos a ver que el GPS tiene una precisión de apenas unos pocos metros. Esto es por el tema de los «diferenciales», ya que aunque no tengamos una gran precisión sí que nos habremos movido mucho entre una posición y la siguiente, por lo que el GPS podrá interpolar correctamente y mostrar nuestra posición con una exactitud bastante aceptable.

¿Qué quería decir con todo este rollo? Que con los mapas adecuados un GPS puede servir perfectamente para orientarse en el campo, y prueba de ello son los sistemas que comercializa la marca Garmin.

¡Un saludo!

El uso de un móvil Symbian como GPS

Tenía ganas de probar un móvil Symbian sobre todo por las capacidades de estos teléfonos en cuanto a instalación de aplicaciones. La verdad es que el teléfono como tal sólo lo uso para llamadas de voz y mandar SMSs, puesto que para navegar por Internet de forma portátil prefiero mi PSP y para escuchar MP3s ya tengo mi Creative Zen Stone.

Sin embargo, había una función que quería probar con un teléfono de este tipo y el 6630 me ha venido al pelo para ello: el uso del mismo como navegador GPS. Hace ya tiempo que disponía de una antena Bluetooth Woxter BT-100 y esta era la ocasión ideal para dejar de emplearla solamente como “grabador de rutas” y así poder orientarme en cualquier lugar gracias a la versión de Tom Tom que hay disponible para Symbian.

Os comento que la versión de Tom Tom Mobile empleada para la ocasión es la 5.202 con los mapas de España, Portugal y las principales carreteras europeas versión 660.1223 que están actualizados más o menos al año 2006. Este conjunto de Tom Tom y mapas es el más actual hasta el momento que os funcionará en teléfonos Symbian V60 2.x (como los 6600, 6630, 6680, N70…). Para los Symbian V60 3.x tenéis la versión 6 de Tom Tom Mobile con algunos añadidos y mapas más nuevos pero la misma funcionalidad esencial.

Pues bien, una vez probado el teléfono como GPS en varios tipos de situaciones he de decir que como navegador para el coche es genial: preciso, rápido y servicial, pero si lo queremos emplear para caminar por la ciudad vamos a perder los tres puntos anteriores. Me explico:

Los GPS funcionan mediante diferenciales de posición: se detectan las coordenadas de una posición, se detectan las de la siguiente y así se calculan velocidades, trayectorias y demás. Pues bien, el GPS es un sistema con una precisión limitada, claro, y os remito al artículo sobre el sistema GPS que escribí hace un tiempo para aclarar un poco el tema, pero el caso es que cuando nos movemos a una velocidad más o menos normal (en coche por la ciudad; no tiene por qué ser a una velocidad elevada ni mucho menos) todo se mide correctamente.

Lo que ocurre es que a la hora de emplear el GPS a muy baja velocidad (una persona caminando) se pierde mucha precisión porque la diferencia entre una medida y la siguiente es tan escasa que a veces el sistema se lía y puede llegar a pensar que estamos caminando hacia atrás (a lo Michael Jackson en Moonwalker) o que en realidad estamos completamente parados; todo ello debido a los márgenes de error que tiene el sistema en su concepto.

Esto hace que un paseo por la ciudad con la ayuda del GPS sea una experiencia poco gratificante: nuestra posición en los mapas es más o menos correcta pero se va a actualizar cada bastantes segundos, siempre vamos a llevar un retardo de unos cuantos metros, la velocidad va a ser constantemente de 0 Km/h y sobre todo, el GPS no va a ser capaz de distinguir en multitud de ocasiones el sentido de nuestra marcha (lo del Moonwalker que comentaba hace un momento).

Dicho esto he de comentar que llevar el GPS en el bolsillo incluso caminando me parece algo de lo más práctico pero con ciertos matices. Si lo que pretendemos es “navegar” por las calles como lo hacemos al conducir lo llevamos claro: vamos a estar mirando la pantalla todo el tiempo esperando a que se actualice la posición y cuando esta lo haga descubriremos que nos hemos pasado el cruce que teníamos que haber tomado y la ruta se recalculará de nuevo por otras calles, además de que al ir por aceras pegados a los edificios muchas veces la señal del satélite va a llegar demasiado debilitada y a veces el sistema creerá que estamos en otra calle cercana.

Lo interesante de este caso es que nuestro verdadero poder de orientación va a residir en el hecho de que llevaremos los mapas de toda España en el bolsillo y en todo momento podemos saber en qué punto estamos y hacia dónde nos dirigimos. Es decir: podemos calcular la ruta y ver por qué calles debemos ir. Es como si tuviéramos un experto ayudante con un mapa en papel que nos trazara con un bolígrafo las calles por las que debemos ir para llegar a nuestro destino por muy escondido que se encuentre.

Partiendo de esta base ya queda a nuestra elección el conectar la antena GPS y que aparezca nuestra posición en el mapa o simplemente llevar el callejero en el bolsillo. De todos modos, una buena opción es llevar simplemente el mapa con la ruta precalculada y si nos encontramos muy perdidos conectar la antena GPS y que así nos diga en unos segundos en qué posición nos encontramos. Una vez que ya estemos orientados apagamos la antena y proseguimos nuestro camino por las calles indicadas repitiendo el proceso si nos volvemos a perder.

Como os digo podemos llevar todo el tiempo el GPS conectado; no hay problema en ello, pero hemos de tener presente que si queremos conocer nuestra posición es mejor detenerse un minuto y esperar a que el mapa muestre el lugar en el que estamos. Caminando el GPS no es ni muchos menos tan fiable “en tiempo real” como cuando vamos conduciendo.

Ese pequeño milagro llamado Google Earth

Aunque seguro que la mayoría de vosotros ya lo conocéis, hoy me apetece hablaros de Google Earth: un software que podemos descargar en unos minutos y que nos va a permitir conocer con nuestros propios ojos cualquier rincón de nuestro planeta.

Descubrí Google Earth hace ya un tiempo. Siempre me gustó ver mapas a muy diferentes escalas, y de hecho tengo los mapas del Instituto Geográfico Nacional de los lugares a los que viajo habitualmente para planear rutas a pie o en bicicleta. El problema es que los mapas están bastante alejados de la realidad, pues en ellos todo está representado mediente gráficos esquemáticos, quedando fuera de ellos cosas como los coches aparcados, las zonas en obras, el color de los tejados de las casas… y todo ello sin contar con que un mapa recoge con detalle una limitada zona de terreno (detalle y extensión son inversamente proporcionales en cualquier mapa del tipo que sea).

Sin embargo, un buen día llegó hasta mí la noticia del desarrollo de Google Earth: un programa para el ordenador creado por la omnipresente Google con el que se puede visitar cualquier parte del mundo con un nivel de detalle variable en cada zona pero en general más que aceptable. Todo ello basado en fotografías de satélite que cubrían la práctica totalidad de la geografía terrestre.

Google Earth se basa en una sencilla interfaz con la que podremos «mover» el mundo a nuestro antojo. Como si de una pelota se tratara podemos «agarrar» el terreno y desplazarnos con él donde queramos. También podemos variar nuestra altura, nuestro ángulo de cámara… (si alguien ha jugado a Black & White en PC ya sabe a lo que me refiero) y además no se limita a mostrar un terreno plano sin más, pues mediante el uso de los motores Direct 3D u OpenGL las montañas, los valles y las zonas en cuesta se mostrarán tal y como son en la realidad. Google Earth es la experiencia virtual más parecida a volar en helicóptero por nuestros parajes favoritos.

Comentar también que lo mejor de Google Earth es que es completamente gratuíto en su versión más básica (básica, sí, pero que nos permite visitar virtualmente todo el mundo). Luego hay dos versiones de pago: una bastante asequible a la que podemos conectar módulos GPS y otra bastante cara que está destinada a fines educativos.

También es de gran importancia la participación de la comunidad en los elementos que aparecen sobre la superficie de esta «tierra virtual»: fotografías geoposicionadas, referencias, lugares curiosos… y todo esto seleccionable a través de capas, por lo que sólo veremos lo que queramos ver y nada más. Ah, por cierto, os recomiendo que activéis los edificios en 3D, pues la mayoría de ellos tienen un nivel de detalle muy alto y permiten reconocer al instante los lugares más emblemáticos de cada ciudad. Si los tenéis activados os recomiendo visitar la ciudad de Tokio en Japón, pues hay tal cantidad de ellos recreados que casi abruma (aunque en Madrid también hay unos cuantos… 😉 )

Bueno, no voy a teorizar mucho más sobre el tema, pues el movimiento se demuestra andando y lo mejor es que si no conocéis Google Earth os paseis por la web, os lo descargueis (está disponible en versiones para Windows, Mac y Linux) y empecéis a trastear con él. Ya veréis el vicio que es andar buscando esos lugares que conocemos sólo a ras de suelo para poder observarlos a vista de pájaro.

Pequeños programas que nos hacen la vida más fácil

Siguiendo con el tema GPS hoy os quería hablar sobre un programa que he encontrado dando vueltas por internet y que se complementa perfectamente con el receptor bluetooth del que os hablaba recientemente.

Teniendo en cuenta que el Woxter BT-100 no lleva ningún tipo de pantalla para saber nuestra posición o la señal de los satélites se necesita un aparato con pantalla y bluetooth (o puerto USB) para conocer estos datos «sobre el terreno». No tengo un PDA con esas caracterísiticas, pero enseguida pensé que mi teléfono móvil (un Motorola RAZR V3) posee ambas cosas y es capaz de ejecutar aplicaciones en Java, por lo que «sólo» necesitaba un programa que fuera capaz de conectar con el receptor GPS y leer los datos que éste emite en el estandar NMEA.

Y como digo, buscando por la red di con un programa llamado «HamGPS» que ha echo una persona de forma completamente altruista y que posee exactamente las características que yo buscaba. No quiero descargar mapas en el teléfono por GPRS porque lo que pretendo con el BT-100 es ver luego en casa tranquilamente la ruta que he seguido, pero sí que me vendría muy bien saber cómo ando de nivel de señal de los satélites y algún que otro dato de interés.

Pues bien, HamGPS es un pequeño programa en Java que ocupa nada más que 9 Kb de memoria y que ahora os comentaré en detalle con ayuda de una captura que he sacado del programa funcionando en mi propio móvil:

Una vez que el programa ha enlazado con el repector GPS a través de bluetooth nos mostrará la siguiente información en la pantalla del teléfono (voy comentando las líneas de arriba a abajo y de izquierda a derecha):

  • En la línea superior se muestran el número de satélites de los que estamos recibiendo señal en ese momento, si el tipo de posicionamiento es 2D (sería con 3 satélites) o 3D (con 4 o más). El siguiente dígito es una muestra de la precisión de la medida; básicamente cuanto más bajo sea, más precisa será la medida de los parámetros.
  • A continuación, en las dos siguientes líneas se nos muestra nuestra posición en grados minutos, segundos y décimas de segundo, tanto en latitud como en longitud. Un dato completamente inútil sin ayuda de un mapa, pero que ahí está para que nos situemos sobre el mundo 😉
  • En la línea siguiente aparecen los datos de la altura sobre el nivel del mar y a su derecha el llamado «locator» (tengo que investigar sobre eso).
  • A continuación una línea que marca nuestra velocidad (en la foto marca 0.0 Km/h porque estaba parado para hacer la foto 😛 ) y si estamos en movimiento a la derecha aparecerá el rumbo que llevamos en grados.
  • En la siguiente línea vemos la fecha y la hora en formato GMT (Greenwich Mean Time) a la que hay que sumar dos horas si estamos en Madrid.
  • Por último tenemos una representación de barras en la que se muestra la intensidad de señal de cada satélite. El programa muestra como máximo 8 barras, pero el BT-100 puede trabajar hasta con 12 al mismo tiempo, por lo que puede que alguno se quede fuera de la representación.

Ese punto rojo es el lugar aproximado desde donde hice la fotografía que tenéis un poco más arriba. La posición de la línea y el lugar en el que me encontraba no coinciden exactamente por la altura de los edificios que me rodeaban (se pierde intensidad de señal) y estaba completamente parado (se pierde precisión); en realidad la foto está hecha unos 5 metros más a la izquierda (donde están los coches aparcados).

En definitiva, un programa que me ha sorprendido gratamente porque así puedo saber «sobre el terreno» una serie de datos útiles como la altitud a la que me encuentro, la velocidad a la que me estoy moviendo o la intensidad de señal de los satélites. Y lo mejor de todo esto es que es un programa completamente gratuíto, que funciona con la práctica totalidad de teléfonos móviles que acepten programas en J2ME (y lleven bluetooth, claro) y que no ocupa absolutamente nada en la memoria del teléfono. Parece mentira que quien ha hecho esto lo haya programado por amor al arte. ¡Qué gran labor!

¡Un saludo!

Review: Woxter BT-100

Los que me conocéis un poco sabéis muy bien que me encanta la electrónica de consumo: tecnologías inicialmente desarrolladas para usos muy especializados que saltan cada vez más a menudo al mercado de masas y acceden a todos los hogares: televisión por satélite, ordenadores cada vez más potentes, PDAs, redes inalámbricas, monitores con más prestaciones… En definitiva, elementos que hace años quedaban fuera del alcance de nuestros bolsillos y que ahora se hacen muy cotidianos. Pues bien, hoy os quiero hablar del último «cacharro» que me he comprado y que no es otra cosa que un minúsculo receptor GPS con capacidades de trazado de rutas.

En concreto es el modelo BT-100 de Woxter, que es un receptor GPS mediante Bluetooth de los más pequeños que nos podemos encontrar en el mercado (abulta como el típico mando de puerta de garaje) y cuya principal característica es que dispone de un modo de «datalogger», que es por lo que me lo he comprado principalmente. Como cualquier receptor GPS puede ser conectado a través de Bluetooth o USB a un teléfono móvil, un PDA o un ordenador y mediante el software adecuado ir guiándonos como si de un GPS «de coche» se tratara a través de instrucciones de voz y mapas. Lo que pasa es que no es ese el motivo por el que me he hecho con este modelo, sino más bien por la característica de «datalogger» que hace un momento os nombraba y que ahora os explicaré en detalle:

Un GPS con datalogger va a contar con una memoria interna que irá almacenando las posiciones por las que vayamos pasado cada cierto tiempo para luego volcar esos datos en un ordenador y tratarlos como después veremos. En el caso concreto de este modelo puede ser configurado con un tiempo fijo de entre 1 y 3600 segundos, o bien ir almacenando las posiciones en función de la velocidad (cuanto más rápido vayamos más tiempo pasará entre grabación y grabación), cada vez que nos desviemos más de 10º de nuestro rumbo o cada cierto número de metros recorridos. En cualquier caso, la capacidad de memoria es de unos 25000 puntos almacenados en un buffer circular, de modo que si superamos su capacidad se sobreescribirán sin preguntar los primeros datos almacenados. Yo lo tengo configurado para que grabe la posición cada dos segundos, de modo que echando unas sencillas cuentas vemos que voy a poder grabar como máximo unas catorce horas; más o menos la dúración de la batería (el fabricante promete que el BT-100 consume 65 mA, por lo que en teoría la batería de 850 mA durará cerca de trece horas).

En color verde aparece parte de la ruta desde mi facultad (parte superior a la izquierda) hasta mi casa trazada con el GPS.

El modelo de Woxter (que es exactamente el mismo que el WBT-100 de Wintec; tanto que el firmware más actualizado y su software correspondiente podemos descargarlo directamente desde la web de Wintec) cuenta con una batería de litio exactamente igual a la de muchos teléfonos fabricados por Nokia (creo que es el modelo de batería BL-5 o algo así) por lo que en caso de deterioro podemos sustituirla fácilmente. Podemos recargarla a través del pequeño puerto USB presente en el receptor ya sea mediante un ordenador o un adaptador para enchufe de pared / mechero de coche. De autonomía anda sobre las 11 ó 12 horas aunque en casos muy favorables puede llegar a las 16 por lo que he leído por ahí.

Por cierto, un detalle que me ha gustado mucho en un modelo como este es la cantidad de accesorios que trae «de serie». Lo normal en este tipo de aparatos es que en la caja venga el GPS, el manual y con suerte un cable USB; pero en este caso a esos elementos Woxter ha añadido un adaptador para cargar el GPS en un enchufe cualquiera, otro para cargarlo mediante el mechero del coche y un CD con los drivers y el programa para PC y PPC (cada vez es más habitual tener que descargar el software de la página del fabricante). Un punto a favor de Woxter (y de Wintec, pues como digo es exactamente el mismo producto bajo una marca u otra) que simplifica mucho el tema de cargar la batería de este pequeño receptor GPS.

Y bueno, sobre el terreno he de decir que circulando en coche el aparato lee muy bien los datos de posición y traza a la perfección la ruta seguida. Pierde un poco de precisión cuando se circula entre casas altas, pero en calles amplias y sobre todo carreteras a cielo abierto se puede apreciar incluso sobre qué carril estamos circulando. A la hora de emplarlo para caminar (y en general todo lo que sea a velocidades bajas) se pierde bastante precisión por el propio hecho de ser un GPS y no estar diseñado para esos menesteres. Es perfectamente válido y traza la ruta con bastante precisión también, pero los datos de velocidad y altura no son muy fidedignos y de vez en cuando vamos a ver que la posición da «saltos» para ir corrigiendo el error acumulado.

Detalle de mi paso sobre el puente que hay sobre la autopista A-II al salir del campus universitario de Alcalá de Henares. Fijáos que el error es de poco más de un metro con respecto a la posición por la que pasan los coches. Del mismo modo es asombroso lo precisa que es la medida de velocidades.

No olvidemos que el sistema GPS fue desarrollado originalmente para fines militares y por tanto está más enfocado a vehículos en movimiento que a personas caminando. El sistema GPS consta de una red de satélites situados a algo más de 20000 Km de altura, por lo que un error de tan sólo unos pocos metros en la superficie terrestre me parece algo casi milagroso. Ya el otro día os hablaba de cómo funciona a grandes rasgos el entramado del GPS, porque es algo realmente alucinante y que da cuenta de lo que es la ingeniería aplicada a gran escala. De todos modos, la gran ventaja del GPS es que es válido tanto para rutas «a pie» como para un avion que viaje a varias veces la velocidad del sonido y que en casi cualquier parte del globo terráqueo (en los polos no) vamos a tener siempre satélites sobre nuestras cabezas desde los que recibir las señales que nos posicionen en latitud, longitud y altura sin depender de antenas, coberturas y demás como ocurre en el caso de los teléfonos móviles.

Por cierto, las capturas de Google Earth que ilustran esta entrada están sacadas del trayecto de vuelta desde mi facultad hasta mi casa, puesto que al salir de un examen puse en marcha el GPS y lo usé para trazar toda la ruta y verla luego en casa con calma. Me hizo mucha gracia comprobar que incluso se puede apreciar la parte de la carretera por la que voy, el trazado de las glorietas y la altura, que es detectada metro a metro y en las zonas por las que sé que hay subidas y bajadas va reflejando fielmente dichas variaciones. Eso sí, no sé por qué, pero en el programa que pasa las rutas al PC no consigo configurar la hora correctamente y siempre me marca una hora menos de lo que tendría que marcar (vamos, que parece que estoy en Canarias, jeje). El receptor GPS recoge la hora GMT que le transmiten los satélites y luego en el programa que pasa los datos al PC se configura la zona horaria en la que estamos, pero no sé por qué me la ha fijado en +1 cuando en realidad ha de ser +2 para la zona de Madrid. En fin, un detalle sin importancia que ya puliré cuando tenga un rato.

La misma ruta (esta vez en azul) de las dos capturas anteriores, pero esta vez desde otro punto de vista. Abajo a la derecha mi facultad con su peculiar forma de tablero de parchís.

Para finalizar esta entrada, quería señalar que al ser el BT-100 un modelo tan pequeño y tan simplificado hay que tener en cuenta una serie de cosas a la hora de manejarlo, ya que poco tiene que ver con los habituales GPSs «de coche» con sus LCDs, sus antenas externas en muchos casos, sus altos consumos de corriente y demás:

  • Para hacer el posicionamiento de los satélites en el cielo al encender el aparato es MUY recomendable estar quietos y en un lugar más o menos despejado desde el que tengamos una buena porción de cielo sobre nosotros. De este modo tardará menos de un minuto en posicionarse y empezar a recoger datos de nuestra situación, mientras que si estamos moviéndonos o entre casas el arranque se eternizará y pasarán bastantes minutos hasta que sea capaz de detectar nuestra posición.
  • Este aparato no cuenta con pantalla alguna, por lo que su estado se «lee» a través de tres LEDs presentes en su carcasa. El superior indica el funcionamiento del GPS (Rojo fijo: buscando satélites. Rojo parpadeante: sistema posicionado y funcionando. Verde: modo brújula) mientras que el del centro indica el funcionamiento del Bluetooth y el de abajo la alimentación (Fijo: cargando batería. Parpadeando: batería baja).
  • Para recibir la máxima cobertura el BT-100 debería estar apuntando al cielo con su cara superior (la de los botones y los LEDs) pero he podido comprobar que una vez posicionado funciona exactamente igual de bien si se lleva en el bolsillo del pantalón o dentro de un bolso o de la chaqueta. Parece que el chip receptor y la antena interna que lleva tienen bastante sensibilidad y captan bien la señal de los satélites, porque cuando lo llevo en el coche símplemente lo dejo en el asiento del copiloto y lee la posición perfectamente sin necesidad de situarlo bajo el parabrisas.
  • Aunque sé que lo he comentado anteriormente repito que esta unidad pierde bastante precisión al utilizarlo mientras caminamos. El trazado de la ruta es perfectamente válido, especialmente en campo abierto, pero los datos de velocidad y altitud van a variar enormemente entre punto y punto grabado. Sin embargo, para llevarlo en el coche va perfectamente y sorprende por su precisión en todos los datos recogidos.

Bueno, en definitiva tengo que reconocer que estoy muy contento con mi última adquisición. No he querido hacer una «review» técnica del BT-100 porque no pretendo aburrir a nadie, pero con estas breves explicaciones quería haceros ver que la tecnología está cada vez más al alcance de nuestros bolsillos (nunca mejor dicho).

¡Un saludo!

PD: Os dejo con un vídeo que grabé mostrando el funcionamiento del BT-100 «sobre el terreno». ¡Espero que os guste! 😉

Explicación básica del funcionamiento de un sistema GPS

Hoy voy a intentar explicaros cómo funciona «a groso modo» el sistema de orientación que todos conocemos como GPS. Creo que puede ser un tema de interés y que mucha gente se habrá preguntado alguna vez. Ya os advierto que no voy a entrar en datos técnicos ni nada que se le parezca, ya que lo que pretendo es que se capte de manera global la idea de cómo funciona este complejo sistema.

GPS son las siglas de Global Positioning System; es decir «Sistema de Posicionamiento Global» y consiste en una red de 24 satélites que emiten una serie de señales simultáneamente las cuales una vez interpretadas por un receptor nos dan nuestra posición en tres dimensiones en cualquier punto del globo terráqueo, nuestra velocidad y nuestra orientación. Obviamente, el sistema GPS quedará sin cobertura en aquellos lugares a los que no lleguen las señales de los satélites, por lo que no tendrá utilidad alguna bajo tierra, dentro de edificios y similares; sin embargo, en todo lugar que tenga visibilidad del cielo podremos ser capaces de orientarnos sin problemas gracias a este sistema.

Para comprender cómo funciona el sistema debemos saber que la red de satélites GPS se encuentran repartidos por la órbita terrestre a unos 20200 Km de altura y que hay aproximadamente unos 30 de ellos (se necesitan 24, pero hay varios «de reserva») dando vueltas a la tierra sin descanso. Pues bien, el principio básico que sigue un receptor GPS para saber dónde se encuentra es la triangulación de las señales que recibe de tres o más de esos satélites: al recibir la señal de un satélite el receptor conoce el tiempo que tarda en llegar dicha señal, y por tanto la distancia a la que se encuentra ese satélite. Ese dato por sí sólo no nos va a dar muchas pistas sobre dónde nos encontramos, ya que el área que cubre es grande. Sin embargo, si conseguimos recibir la señal de tres satélites el receptor ya será capaz de saber en qué posición se encuentra en latitud y longitud; y en el caso de que las señales provengan de cuatro o más satélites también podremos conocer la altura a la que nos encontramos.

Simplificando un poco el tema, podemos decir que el problema se reduce a un cálculo de superficies esféricas (cuyo centro es la posición del satélite y radio la distancia a la que nos encontramos) que interseccionan entre sí, el cual se resuelve con cuatro esferas para obtener un punto exacto; aunque el GPS sólo necesita tres de ellos para posicionarse en la superficie terrestre gracias a un «truco» que emplea y que consiste en descartar uno de los dos puntos obtenidos al hacer la intersección de tres esferas.

Obviamente el sistema no es tan simple como leer las señales, triangular y ya está, ya que el receptor recibe el posicionamiento de los satélites para saber cuáles tiene sobre él en cada momento, hay que solventar el tema de la perfecta sincronización de los relojes del satélite y el receptor porque las señales viajan a la velocidad de la luz (un error de una milésima de segundo representaría un error de 300 Km). Del mismo modo, hay que aplicar correcciones en las posiciones de los satélites porque sus órbitas pueden tener ligeras variaciones, tener en cuenta los efectos atmosféricos sobre la señal cuando llega a la tierra… en definitiva, que aunque la idea principal parezca sencilla (en realidad lo es) lo verdaderamente complejo a la hora de desarrollar un sistema como este fue solventar todos esos problemas que se iban presentando a medida que surgían nuevas ideas.

El sistema GPS: un ejemplo de ingeniería a gran escala. A mí me parece increíble que recibiendo la señal de unos satélites situados a 20000 Km de altura seamos capaces de conocer nuestra precisión con escasos metros de error. ¿No os lo parece a vosotros también?

Bueno, con esto doy por concluida esta entrada esperando que os haya entretenido y os hayais dado cuenta de que realmente el ingenio del ser humano no tiene límites cuando se propone resolver algún problema.

¡Un saludo!