Rincones: Palacio de Cibeles (Madrid)

Hace unos días estuve dando una vuelta con mi chica por el centro de Madrid cuando se nos ocurrió visitar el conocido Palacio de Cibeles. Un emblemático edificio situado en la plaza del mismo nombre y en el que existe un mirador desde el que se puede contemplar toda la ciudad.

Palacio de Cibeles (I)

Para los que somos aficionados a la fotografía, subir a ese mirador de la octava planta y disfrutar de sus vistas es ya de por si toda una experiencia; pero a esto hay que añadir que el interior del edificio también es de lo más pintoresco, ya que en él encontraremos exposiciones de arte moderno, salas de lectura, cafetería… Comentar que el interior del palacio es de acceso libre y que la única zona de pago es el mencionado mirador para el que tendremos que desembolsar dos euros que nos darán derecho a estar allí durante media hora.

Como sabéis, este tipo de entradas del blog es eminentemente fotográfico, de modo que os voy a dejar con las imágenes que capté ese día y que he dividido en dos grandes grupos: interior del palacio y vistas desde el mirador. ¡Espero que os gusten!

Interior del palacio

Como os decía antes, en el interior del palacio os encontraréis exposiciones temporales, obras de arte moderno, fotografías expuestas… La idea del palacio de Cibeles es ofrecer a los ciudadanos un espacio cultural abierto a todos en el que quepan diversos tipos de manifestaciones artísticas, lo que unido a la peculiar arquitectura del edificio da lugar a curiosas composiciones bastante fotogénicas.

Os ofrezco a continuación algunas imágenes que capté en diversos rincones del palacio.

Palacio de Cibeles (IV)

Palacio de Cibeles (VI)

Palacio de Cibeles (VII)

Palacio de Cibeles (V)

Palacio de Cibeles (III)

Palacio de Cibeles (II)

Vistas desde el mirador

El interior del edificio es pintoresco; pero para mí, como amante de la fotografía que soy, el mayor aliciente de esta visita al palacio de Cibeles era la vista panorámica de Madrid que se divisa desde el mirador de la octava planta. Desde allí tendréis un punto de vista privilegiado de la capital y podréis apreciar muchos detalles y relieves que «a ras de suelo» pasan desapercibidos.

Comentar que la sensación al atravesar la puerta de la terraza por primera vez es una especie de saturación de los sentidos porque hay tantas cosas que ver que al principio no sabemos muy bien dónde mirar (aunque yo lo tengo claro: la confluencia de la calle de Alcalá con Gran Vía es mi debilidad en esta gran ciudad que es Madrid).

Os dejo con unas cuantas fotografías captadas desde allí arriba recordándoos que el edificio es accesible a todos los públicos y que podéis disfrutar de este mirador por tan sólo un par de euros.

Mirador del palacio de Cibeles (III)

Mirador del palacio de Cibeles (I)

Mirador del palacio de Cibeles (II)

Mirador del palacio de Cibeles (VI)

Mirador del palacio de Cibeles (VIII)

Mirador del palacio de Cibeles (V)

Mirador del palacio de Cibeles (IV)

Mirador del palacio de Cibeles (VII)

¡Hasta la próxima entrada!

Los hangares abandonados de la U.A.H.

Hoy me gustaría que os pusierais cómodos para escuchar la historia que os voy a contar: existe un lugar en Alcalá de Henares que me ha fascinado desde la primera vez que lo vi hace ya muchos años. Desde entonces, cada vez que he pasado por sus alrededores no he dejado de admirarlo y sentirme embrujado por esa extraña sensación que se tiene cuando uno se para a pensar en la historia de los hangares abandonados del campus de ciencias de la universidad de Alcalá de Henares.

Hangares abandonados UAH (I)

Recuerdo la primera vez que vi estos hangares: me había matriculado recientemente en mi ingeniería y en una de esas idas y venidas por el campus bajé por la cuesta adoquinada que comunica la facultad de farmacia con la de ciencias. Y en punto indeterminado del camino, a mi izquierda, como si el tiempo se hubiera detenido para siempre, envejecía bajo el sol una inmensa mole de hormigón armado que, si bien nunca tuvo la gloria que se le puede presuponer, hasta el más despistado se preguntaría qué diablos hacía aquello allí.

Hangares abandonados UAH (IV)

Pues bien, esa estructura gris de 157 metros de largo por 13 de alto que a día de hoy poco a poco se va desintegrando por el paso del tiempo y las inclemencias meteorológicas es un hangar cuyo origen desconocen muchos de los estudiantes que día tras día pasan junto a él para coger el tren que les devuelva a su hogar.

Precisamente por eso, para saciar la curiosidad de aquellos que un día quieran saber algo más de esta extraña edificación y por si un día estos hangares sencillamente dejan de existir es por lo que hoy quería hablaros de ellos durante este rato que vamos a compartir.

Hangares abandonados UAH (V)

La cosa es que hacia 1936 se inauguró un aeródromo (en realidad poco más que un páramo y una torre de control) en las inmediaciones de este lugar llamado «Aeródromo de Barberán y Collar», que durante la guerra civil española sirvió de base de operaciones para los primitivos cazas que en aquella época sobrevolaban los cielos de Madrid y sus alrededores.

Veloces aviones soviéticos que debían ser manejados por manos de aquellas frías tierras debido a que en España todavía no habíamos alcanzado el nivel tecnológico necesario para desarrollar y pilotar máquinas capaces de volar a velocidades que para la época parecían de ciencia-ficción. Puede que precisamente por eso a alguien se le ocurriera que podría ser una buena idea formar a jóvenes aviadores y ahí resida la primera piedra de lo que se propondría tres años después.

Hangares abandonados UAH (VIII)

Dada la importancia del enclave, al término de la contienda se decide ubicar en él la sede central de la recién fundada Academia General del Aire, de modo que en 1943 se empieza a edificar la propia academia junto a las vías del tren (sí, es la actual facultad de ciencias ambientales) así como los hangares que protagonizan este artículo y una capilla que a día de hoy todavía permanece en un aceptable estado de conservación situada entre el hospital Príncipe de Asturias y las residencias universitarias.

El problema es que nunca se llegó a terminar el ambicioso proyecto porque al final la academia se llevó a tierras murcianas sin que nadie tuviera muy claro qué hacer con lo que ya se había levantado en Alcalá. Y es que aunque tanto el edificio donde se impartiría la formación a los alumnos como el propio hangar se usarían durante bastantes años con fines militares, en realidad las obras quedarían a medias y no sería hasta la década de los setenta cuando los terrenos pasarían a ser propiedad de la universidad y se aprovecharía la infraestructura existente para construir algunos de los edificios que conformarían el futuro campus de ciencias.

Hangares abandonados UAH (IX)

Sin embargo, al igual que la torre de control y el edificio principal se restauraron para cobijar algunas instalaciones universitarias, del hangar nadie quiso saber nada. Cierto es que además de las múltiples fiestas universitarias que se han celebrado bajo su techo desde los años ochenta, a lo largo del tiempo han surgido ideas para dotarlo de cierta funcionalidad (hubo un proyecto del que recuerdo haber leído algo en mi época de estudiante sobre aprovecharlo para el jardín botánico) pero la realidad es que a día de hoy los hangares son un esqueleto renqueante del que la universidad se ha desentendido por completo, limitándose a usarlo como mero almacén de contenedores de papel y residuos vegetales.

Hangares abandonados UAH (X)

Confieso que siento cierta pena cuando paseo entre sus columnas y veo cómo poco a poco el hormigón se va resquebrajando y desmoronando a pasos agigantados. Caminando por el centro de la nave en un día tranquilo uno puede verse sobresaltado incluso por el eco de sus pisadas; y es que esa sobrecogedora sensación que te invade cuando miras a sus cubiertas laterales bajo las mismas te hace sentir muy pequeño en comparación con ese mastodonte herrumbroso que parece mirarte en silencio.

Además de todo esto, he de reconocer que la estructura del lugar me recuerda poderosamente a la obra de M.C. Escher «Partición cúbica del espacio«, ya que la disposición de las columnas en ángulos rectos formando una estructura de cubos en sus extremos me hace pensar en esa curiosa obra mezcla de arte y matemáticas.

Hangares abandonados UAH (III)

Sinceramente, no creo que con el tiempo se le vaya a dar uso alguno a estos hangares. Dado que la obra necesaria para adecuar la estructura a las modernas normativas de construcción y que en el fondo no son más que columnas y una lámina curvada de hormigón a modo de tejado, me temo que en caso de hacer algo en esa zona se demolerá el hangar y se edificará algo nuevo partiendo de cero.

Por eso paso de vez en cuando por allí con mi cámara: porque cada vez que hago unas fotos allí pienso que podrían ser las últimas, porque puede que mañana aparezca una excavadora y comience a devorar lo que un día iba a ser la envidia de la aviación militar de medio mundo y que ahora no es más que una ruina sucia y olvidada.

Hangares abandonados UAH (II)

Si los hangares se acaban perdiendo (y creo muy a mi pesar que los años me acabarán dando la razón) habremos perdido un trocito de la historia de Alcalá; pero si con estas líneas he despertado vuestra curiosidad y la próxima vez que vayáis a coger el tren levantáis la mirada para fijaros un instante en esta singular construcción, entonces habrá merecido la pena redactar estos párrafos.

Hangares abandonados UAH (VII)

El campus de los recuerdos

Guardo buenos recuerdos de mi paso por la universidad. No es que fuera yo una de esas personas que se pasan el día en la cafetería o tomando el sol en los jardines en cuanto la primavera empieza a vislumbrarse; pero sí que he de reconocer que los paseos por el campus cuando tenía alguna hora libre entre clase y clase y las tardes de estudio en la biblioteca son recuerdos de hace tiempo ya y que, aprovechando mi estancia navideña en tierras complutenses, me apetecía refrescar.

Visita a la escuela politécnica de Alcalá de Henares

Desgraciadamente al llegar a la entrada principal me encontré con el edificio cerrado a cal y canto (juraría que tiempo atrás abrían en Navidad aunque sólo fuera por los profesores que no cogían vacaciones o por los alumnos que no podían/querían estudiar en sus casas) de modo que aunque no pude echar un vistazo el interior de la escuela para ver si había alguna novedad por allí, nada me impidió caminar a mis anchas por los alrededores.

Visita a la escuela politécnica de Alcalá de Henares

La verdad es que aquello me vino hasta bien, ya que al ser el único humano que había por allí esa mañana pude entretenerme en hacer fotos a mi ritmo y centrarme en algunos detalles que siempre me llamaron la atención durante mis años en la politécnica.

Precisamente uno de esos detalles son los tornos que hay cerca de las escaleras de entrada y que están allí como recuerdo de los antepasados de la ingeniería actual. Esas máquinas oxidadas y de aspecto ligeramente aterrador eran lo más de lo más hace algunas décadas y los alumnos de tiempos pasados las empleaban para aprender a hacer piezas mecánicas manejando sus controles y manivelas al igual que ahora lo hacen los tornos CNC (Control Numérico Computerizado) al dictado de un programa que define con precisión matemática el acabado final de cada elemento.

Visita a la escuela politécnica de Alcalá de Henares

Visita a la escuela politécnica de Alcalá de Henares

Vi que por allí seguían aquellos pilares inconclusos que, lejos de ser un defecto de obra, eran en realidad una obra escultórica que para la mayoría de nosotros pasaba desapercibida en nuestras idas y venidas por el campus. Tampoco habían modificado para nada los carriles bici que ese día nadie usaba (y dudo que en esas fechas navideñas hayan pasado muchas bicicletas por ellos) y, en general, la sensación es la de que el tiempo no había pasado por las cercanías de aquel edificio que en 1990 sencillamente todavía no existía.

Visita a la escuela politécnica de Alcalá de Henares

Durante el rato que pasé dando una vuelta a la politécnica vinieron a mi memoria aquellos ascensores que se estropeaban cada dos por tres, profesores de los que aprendí mucho y otros que pasaron rápidamente al olvido, la disposición del edificio en forma de tablero de parchís, puestas de sol mientras me dirigía en coche hacia mi casa, mañanas de niebla en las que apenas veía mis propios pies, compañeros de clase que resultaron ser auténticos artistas de la palabra y otros a los que perdí completamente la pista entre curso y curso, tardes de biblioteca en las que me gustaba observar cómo la luz que entraba por las ventanas iba iluminando aquella sala circular…

Visita a la escuela politécnica de Alcalá de Henares

Pasé muchos días estudiando mi carrera en aquellos rincones de Alcalá; y aunque es verdad que también hubo momentos duros y muchas jornadas de estudio maratonianas, la verdad es que el paso del tiempo ha hecho que en mi memoria haya permanecido el poso de los buenos recuerdos y de ahí que disfrutara tanto de este breve paseo por el campus en completa soledad.

Radiografía de una esquina

Radiografía de una esquina

Tenía pensado emplear esta fotografía para una de las entradas de la categoría adivina el lugar; pero como acertar el sitio donde está hecha iba a ser demasiado fácil he decidido mostrárosla para contaros lo mucho que me llamó la atención ver las capas de cemento y pintura sobre los ladrillos así como el trazado de esa tubería que evita la verticalidad por apenas unos grados.

Como curiosidad os diré que esta esquina pertenece a un edificio muy conocido allá por la década de los 90 por albergar en su interior el bar Torrejonero, una peluquería y unos frutos secos; todo ello cerrado y tapiado desde hace algunos años debido al completo estado de abandono del inmueble.

Alcalá de Henares ayer y hoy (97)

Volvemos hoy a la plaza de Cervantes para observar desde ella el edificio del círculo de contribuyentes, que pertenece a la sociedad de condueños de Alcalá de Henares fundada en 1851, que nació con el objetivo de conservar los principales edificios de la ciudad (y especialmente los de la universidad) comprándolos antes de que salieran a subasta en aquella época de desamortizaciones.

Se trata de un edificio que siempre me ha llamado la atención por su arquitectura completamente simétrica y por la simpleza de sus líneas. Para mí es una de las fachadas más emblemáticas del entorno de la plaza de Cervantes, y por ello me alegro de que la sociedad de condueños lo librara en su día de un destino mucho  más oscuro (era habitual que la gente adinerada de la época comprara los edificios en subasta y luego hiciera con ellos lo que les viniera en gana, incluyendo el derribarlos para hacer una huerta o cualquier otra cosa).

Circulo de contribuyentes

"Círculo de contribuyentes". Hacia 1908. Fotografía de Hauser y Menet extraída de una colección de postales sobre Alcalá de Henares.

Actualmente el edificio del círculo de contribuyentes es perfectamente identificable pese a los años transcurridos desde que se hizo la fotografía original, y aunque ahora sirve como restaurante, también se realizan en sus salas diversas exposiciones y conferencias.

Podemos apreciar en la imagen actual que el edificio ha permanecido invariable piedra a piedra, y en él podemos encontrar todos los detalles de la edificación original. Sin embargo, la plaza como tal sí que ha cambiado en las últimas décadas como demuestran los trabajos de ajardinado y el cambio de farolas; y eso sin mencionar cómo han crecido los árboles que rodean al lugar.

Circulo de contribuyentes en la actualidad (restaurante casino)

Y hasta aquí nuestro viaje en el tiempo de hoy. La semana que viene nos acercaremos a otro lugar emblemático de la ciudad para ver cómo han cambiado sus rincones y sus gentes. ¡Allí nos veremos!

Facilitando la vida a los cacos

Balcón a ras de suelo

Si yo fuera el promotor de este bloque de viviendas regalaría a los compradores de los primeros pisos una buena alarma anti-intrusiones o directamente les instalaría una barandilla electrificada.

No sé en qué cabeza cabe hacer una terraza prácticamente a ras de suelo teniendo en cuenta que no existe jardín ni valla alguna entre la acera de la calle y la pared del edificio, pero el caso es que así es: residir en un piso como este es prácticamente vivir en la calle.

Por las cosas que se suelen ver un sábado de madrugada, ya me imagino que habrá habido algún que otro cazurro que se habrá metido en el balcón de un salto solo para hacer la gracia delante de sus amigotes. Y eso por no comentar que el día menos pensado te puede desaparecer alguna silla o lo que tengas allí puesto.

Nuevas construcciones

Lugares abandonados (5): Las Bodegas Criado

Si hay un edificio abandonado que todos los alcalaínos conocemos es, sin duda, el de las bodegas Criado situado en la calle del Empecinado. Cuando uno se da una vuelta por la zona de la plaza de los Santos Niños va disfrutando con la bella sencillez de sus calles, el frescor de sus plazas, los detalles de sus rincones… hasta que se encuentra de frente con un edificio de paredes desconchadas, sin tejado, casi en ruinas, plagado de andamios y rodeado de vallas desde hace ya muchos años en una obra que parece estar eternamente en punto muerto.

Bodegas Criado (I)

Podéis haceros una idea de cómo afea esta parte de la ciudad una construcción que en su momento albergó en su interior unas conocidas bodegas que cayeron en desuso hace ya varias décadas. Durante mucho tiempo el edificio estuvo abandonado a su suerte, pero un buen día se comenzó a restaurar hasta que la obra se detuvo y así quedó hasta ahora.

La verdad es que no tiene pinta de que las obras para darle una nueva vida al inmueble vayan a continuar a corto o medio plazo. De hecho, en los últimos años lo único que ha cambiado en ese edificio es que en una visita de los Reyes para inaugurar el museo adyacente donde tuvo lugar aquella exposición sobre Henri Cartier-Bresson se colocó una lona magníficamente decorada para tapar a los ojos del mundo la fealdad de una mole de ladrillos que para entonces ya tendría que mostrar su mejor cara. Lona que, por cierto, meses después desapareció como por arte de magia dejando su lugar a unas casetas de obra que nunca han sido utilizadas.

Bodegas Criado (II)

Tal vez, como en el caso del antiguo asador de pollos de la plaza de San Diego, un día pase por esta calle y me lleve la sorpresa de que alguien ha decidido seguir adelante con el proyecto de restauración; pero hasta que ese día llegue, todos los que pasemos a los pies de las antiguas bodegas Criado lo mejor que podemos hacer es mirar hacia algún otro rincón más agradable de ver.

Bodegas Criado (III)

Haciendo fotos por Cibeles y alrededores

Ya que el pasado Miércoles acudí a primera hora al hotel Villamagna en pleno centro de Madrid para la presentación de Wii Sports Resort, aproveché el resto de la mañana para «perderme» por la zona de Cibeles – Gran Vía – Calle de Alcalá y así hacer algunas fotillos; pues desde que tengo la réflex apenas la he empleado por Madrid más que en un par de ocasiones y tenía ya ganas de pasar dos o tres horas sin otra preocupación más que retratar todo lo que se me pusiera a tiro.

Acabé bastante cansado porque, además de caminar bastante, iba con la bolsa de la cámara al hombro y una mochila a la espalda con notas de prensa, grabadora, agua, un cuaderno… Pero bueno, al margen de eso, la verdad es que volví a Alcalá contento por las fotografías que había hecho y con la intención de hacer algo parecido la semana que viene; pero esta vez empleando como escenario el parque del Retiro. Que conste que se me pasó por la cabeza acercarme, pero llevaba ya demasiada paliza encima, era casi la hora de comer y la temperatura se estaba haciendo ya insoportable.

Bueno, pues os dejo con las fotos a ver qué os parecen. Como veis, en su mayoría son muy coloridas; y es que con el buen día que hacía era fácil sacar tu lado más alegre detrás de la cámara.

Esperando para cruzar

¡Llego tarde!

Plan E

Tráfico

Un rincón a la sombra

Paseo refrescante

La fauna de Madrid

Tratando de encontrarse

Anónima cazadora de recuerdos

Detalle del reloj del banco de España

¿Valentía o temeridad?

El edificio Metropolis desde el lateral

La puerta de Alcalá rodeada de tráfico

Cordillera motera

Diálogo pajaril

Creo que me he perdido

Confluencia de Gran Vía con la calle de Alcalá

Lugares abandonados (2): El Torrejonero

Siguiendo con esta serie de entradas sobre edificios abandonados hoy me gustaría hablaros de uno situado en plena puerta del Vado en el que entré varias veces cuando albergaba en él un conocido bar de copas llamado Torrejonero («el torre» para los amigos) del que guardo bastantes buenos recuerdos.

Corría el año 1996, era mi segundo curso en el instituto y acababa de conocer a Joe; quien pronto se convertiría en mi mejor amigo y con los años en el novio de mi hermana (aunque eso es algo que os contaré en otra ocasión 😉 ). Aquel bar de copas de aspecto un poco cutre quedaba muy cerca del lugar donde estudiaba y estaba bastante de moda entre la gente de mi clase, de modo que incluso sin haber cumplido todavía los dieciséis años comencé a ir regularmente a él durante los fines de semana a tomar una Coca-Cola con aquella gente que hasta entonces sólo veía entre los muros del Alonso Quijano.

El edificio del bar Torrejonero (I)

Aquel bar no era precisamente el colmo del glamour: recuerdo que el equipo de sonido era una castaña, que a los baños nunca me atreví a entrar por lo sucios que parecían estar, que la única ventilación del lugar eran unos extractores de humos que comunicaban las dos salas que había y que el aire acondicionado no era tan sino unos ventiladores colocados en el techo que rara funcionaban; pero hay que reconocer que en el Torrejonero se pasaba muy bien y siempre te encontrabas con algún conocido.

Junto a la entrada del bar había una panadería que también frecuentábamos; sólo que esta vez durante los recreos del instituto para aprovisionarnos de bebidas, chicles y demás cosas con las que engañar al estómago hasta llegar a casa a la hora de comer. Nunca supe si era propiedad de las mismas personas que regentaban el bar Torrejonero, pero la verdad es que tenía el mismo aspecto cutre del bar hasta el punto de que una de sus ventanas estaba rota y así siguió hasta el fin de sus días pese a que en los inviernos se colaba un viento gélido por allí.

El edificio del bar Torrejonero (II)

Y bueno, además de estos dos negocios, había una tercera puerta que albergaba una peluquería en la que un hombre con cara de psicópata pasaba el día leyendo esa novelas del Oeste que en algunos frutos secos todavía venden y/o cambian. Huelga decir que jamás se me ocurrió cortarme el pelo en aquel lugar, así que poco más os puedo contar de ese sitio.

Por último, en la parte posterior de aquel edificio había una vivienda que apenas recuerdo porque me fijé en ella una vez que aquel inmueble quedó deshabitado. No sé quién viviría allí, pero con el escándalo que armábamos en el Torrejonero todos los fines de semana no me extrañaría que se hubieran marchado a otro lugar en busca de la tranquilidad que allí no podían tener.

El edificio del bar Torrejonero (IV)

Actualmente el edificio está igual que aquellos años en su parte exterior salvo por tener todas sus puertas tapiadas. Del mismo modo, aunque en el interior se ven montones de arena y otras señales propias de una obra, en realidad lleva varios años en el mismo estado y todo sigue manteniendo su aire original. Esto es debido a que hace ya algún tiempo apareció en su fachada un gran cartel que anunciaba la construcción de un moderno edificio de viviendas, pero justo entonces llegó la crisis inmobiliaria y se detuvo todo aquello. No sé si en el futuro se retomará el proyecto; pero al menos ya tengo un recuerdo del lugar como lo conocí aquellos años.

El edificio del bar Torrejonero (III)

Y es que si metemos la el objetivo de la cámara por sus ventanas todavía se pueden ver los espejos que había en las paredes y algunos de los ventiladores del techo bajo los que Joe y yo jugábamos alguna que otra partida de billar al tiempo que nuestros compañeros de clase tiraban los tejos a cualquier chica que se atrevía a entrar en aquel antro. Contemplar el interior del edificio después de tantos años me hizo pensar «¡Qué tiempos aquellos!»

El edificio del bar Torrejonero (V)

¡La semana que viene más edificios abandonados!

Otro edificio abandonado en Alcalá

Parece mentira, pero a escasos cinco minutos caminando desde la plaza de Cervantes (concretamente en la calle Portilla) hay un pequeño edificio abandonado de ventanas tapiadas cuyo aspecto siempre me llama la atención desde hace años. Eso sí, en el caso de éste ni tiene la fama de la casa del loco ni he estado nunca en su interior.

La mañana no es un buen momento para fotografiar el lugar porque el sol da en la parte trasera de la casa quedando el interior en sombra; pero a última hora de la tarde la cosa cambia y algún rayo de sol se cuela por la oxidada puerta para poder observar algo si se mete el objetivo de una cámara entre sus barrotes.

Otra casa abandonada (I)

Otra casa abandonada (II)

Otra casa abandonada (III)

Por cierto, reconozco que le estoy cogiendo el gustillo a esto de hablar sobre edificios abandonados… A ver cuál es el próximo. ¡Se aceptan sugerencias! :mrgreen:

Alcalá de Henares ayer y hoy (79)

Nos encontramos hoy en la calle Mayor; justamente en el extremo que da a la plaza de los Santos Niños y nos vamos a fijar en la calle San Felipe Neri para comprobar que los arquitectos de la ciudad decidieron un buen día cortar por lo sano con el edificio que podéis ver a la izquierda de la imágen original. Por cierto, aprovecho para comentaros que en la entrada número trece ya estuvimos en este mismo lugar, sólo que aquella vez nos centramos en ese edificio del que sólo se ven unos palmos de fachada en la parte derecha de la imagen.

120

“Esquina de la calle Mayor con San Felipe Neri”. Fotografía de E. De Rueda hacia 1920. Extraída del libro “Memoria gráfica de Alcalá (1860-1970)”. ISBN: 84-87068-06-5.

Por lo demás en la imagen de 1920 podéis ver una habitual estampa alcalaína de la época con burros, tartanas, carteles políticos en las fachadas… con el conjunto del palacio arzobispal y el convento de las Bernardas al fondo de la calle. De todos modos, hoy me gustaría que os fijarais sobre todo en las cuatro primeras columnas (redondas) así como en el pequeño balcón que hay sobre ellas porque años después desaparecerían como por arte de magia.

Si observamos ahora la misma imagen en la actualidad váis a poder apreciar cómo los elementos que os comentaba hace un momento han desaparecido del mapa: el edificio de la izquierda ahora comienza en las columnas cuadradas y el balcón de barrotes negros es ahora el primero que nos encontramos en la fachada. Eso sí, exceptuando ese detalle y los árboles plantados al fondo, no parece que en realidad ha transcurrido casi un siglo entre una fotografía y la otra.

120m

Esquina de la calle Mayor con San Felipe Neri en la actualidad.

Bueno, pues por hoy se terminó el paseo por la ciudad  😉  El Lunes volveremos a vernos en un lugar que está a pocos metros del que hemos visitado hoy.

¡Un saludo!