Review: Nitecore Thumb

Dentro de la serie T de Nitecore la Thumb es, con diferencia, la que menos me atraía; pero recientemente la pusieron de oferta en Amazon a poco más de 20 euros y decidí hacerme con ella para comprobar por mí mismo sus virtudes y sus defectos además de por puro coleccionismo.

El cuerpo

La Thumb pertenece a la época de la Nitecore Tube y de hecho la podemos considerar su hermana mayor. Si la Tube era un modelo reducido, simple y con funcionalidad básica, la Thumb aún basándose en los mismos principios posee más potencia y más funciones como iremos viendo; aunque ya os adelanto que tampoco es que sea la panacea de las linternas EDC.

Su peso es de 25 gramos y sus dimensiones son de 74 x 24 x 16 mm que hacen que, comparada con los modelos que están saliendo al mercado hoy en día, en la mano se nota ligeramente grande pero no incómoda. Su simpleza es tal que no dispone de reflector ni lente TIR para sus dos emisores LED de 5 mm, por lo que su luz se dispersa en todas direcciones. Útil como iluminación ambiental pero poco práctica si necesitamos concentrar la luz en un elemento o zona determinada.

El cuerpo está fabricado en policarbonato negro, con una forma más o menos plana, los dos LEDs que os decía antes al descubierto en la parte frontal, una ventana transparente en la parte superior (tras la que incorpora dos LEDs rojos de baja potencia) y dos botones de control, siendo cada uno de ellos para los LED de cada color.

En un lateral lleva, tras una tapa de goma, el puerto de carga microUSB (la linterna no incluye cable, por lo que tendréis que usar uno de los cientos que tendréis por casa) para energizar su batería interna de litio no reemplazable de 220 mAh. Mientras cargamos la batería se encenderá un LED de color rojo que está justo en medio de los dos auxiliares, y es que no entiendo por qué no han usado uno de estos para notificar el proceso de carga en lugar de añadir otro. Cuando la carga finaliza (cosa que, incomprensiblemente para una batería de esta capacidad, lleva más de dos horas) dicho LED se iluminará en color verde para avisar de este hecho.

En la parte inferior incorpora una pinza plana de acero inoxidable bastante fuerte y que nos permitirá enganchar la linterna a nuestra ropa, a la visera de una gorra o a un fajo de billetes de 500 euros por poner tres ejemplos rápidos. En la parte posterior incorpora la ya habitual «asa» que muchos modelos de la marca implementan donde podemos colocar una de las dos anillas de llavero que trae la caja de la linterna. Por cierto, Nitecore asegura que esta sujección es capaz de soportar hasta 35 Kg, así que podéis usar la Thumb para colgar de ella un saco de cemento, una cajonera de Ikea o una batería de camión sin problema.

La característica más peculiar de la Thumb es que su cabeza es basculante 120 grados. Es decir, que si sostenemos la linterna normalmente podemos hacer que la luz salga hacia el frente o bien ir inclinando la parte frontal para que el haz de luz vaya apuntando hacia el cielo en mayor o menor medida hasta un máximo de 120 grados, con lo que en tal caso nos estaríamos iluminando la cara.

Esto es útil sobre todo combinándolo con la pinza que os dećia antes, ya que nos permitirá apuntar el haz de luz a nuestro gusto porque podremos colocar la linterna, por ejemplo, en el cinturón y girar su cabeza 90 grados para apuntar hacia el frente. En una linterna «normal» haciendo esto estaríamos apuntando el haz de luz hacia el cielo, pero con el giro de la cabeza podemos dirigirlo hacia donde nos convenga.

Lo que ocurre es que aunque es verdad que se nota el cambio de ángulo, al estar los LEDs al descubierto en general emiten una iluminación global y difusa que incluso molesta a nuestros ojos llevando la linterna en horizontal debido a que son visibles desde casi cualquier ángulo y por tanto deslumbran un poco.

Lo idóneo hubiera sido aplicar este sistema basculante a una linterna «de cabeza cerrada» como por ejemplo, dentro de la misma marca, la TIP2; si bien esto hubiera comprometido otros aspectos de ella como la robustez o la estanqueidad.

La luz

Habiendo hecho un trabajo tan bueno con la regulación de la Tube y sus «infinitos» niveles de brillo entre el Moonlight y los 45 lumens que llegaba a alcanzar no entiendo cómo han podido diseñar una interfaz tan mala para esta Thumb siendo coetáneas; y es que más allá de que el haz de luz de los LEDs principales sea poco direccional o que el tacto de la cabeza sea un poco blando, lo peor es la interfaz de usuario que se han marcado. Os cuento:

Con la linterna apagada un click en el botón de la parte delantera nos lleva directamente al modo Alto, otro al Medio, otro al Bajo y otro más al Parpadeante todos ellos referidos a los dos LEDs principales. Si la linterna está maś de 3 segundos en un modo, el siguiente click la apagará directamente.

En cuanto a los LEDs rojos auxiliares, partiendo de la posición de apagados, si hacemos un click en el botón de la parte trasera los encenderemos fijos, con otro click iremos al modo parpadeante (a una frecuencia más rápida que la de la luz principal) y con otro más la apagaremos. Igualmente, si pasan más de 3 segundos en el modo fijo, con el siguiente click los apagaremos.

Por cierto, los modos que posee y sus autonomías asociadas son los siguientes:

  • Alto: 85 lumens (45 minutos)
  • Medio: 30 lumens (2 horas 15 minutos)
  • Bajo: 2 lumens (22 horas)
  • Rojo: 0,25 lumens (13 horas)

Se nota un montón que este modelo ya tiene unos años (salió allá por 2016) porque no entiendo cómo no han diseñado una interfaz de usuario como la que llevan los modelos actuales con la que, por ejemplo, con un doble click (o un click prolongado) pasas directamente al modo Moonlight y atajos de ese tipo. Creo que hubiera sido mucho más últil que meter dos botones independientes completamente desaprovechados como le ocurre a esta Thumb en la que todo se controla a base de clicks sencillos y temporizadores internos. También hubiera sido buena cosa hacer como en la Tube que la linterna arrancara siempre en modo bajo y luego manteniendo pulsado el botón correspondiente se fuera incrementando la intensidad lumínica hasta el máximo posible; pero por lo que sea han decidido que no sea así.

Hay un modo de bloqueo y desbloqueo bastante simple que consiste en que si pulsamos los dos botones a la vez las luces auxiliares rojas emiten un breve parpadeo y ese es el indicativo de que ha cambiado el estado del bloqueo. Si estando bloqueda tocamos algún botón los LEDs rojos parpadearán un momento para indicarnos que debemos desbloquearla si queremos usarla. En cualquier caso, los botones tienen un tacto firme y están bastante enrasados, por lo que sería cuestión de mala suerte que se nos encendiera en el bolsillo; pero aun así está bien contar con la posibilidad del bloqueo para evitar sorpresas indeseadas.

Por cierto, se pueden emplear ambas luces a la vez en todas las combinaciones imaginables. Mucha utilidad no le veo, pero bueno, si somos capaces de acoplarla en vertical a una bicicleta nos permitiría ver algo hacia delante con los LED principales y que nos vean los que vengan por detrás haciendo uso del modo parpadeante de los LED rojos auxiliares.

En cuanto a resistencia al agua y al polvo, Nitecore certifica que la linterna es IP65 y sobre los impactos dicen que soporta caídas de hasta 1 metro sin romperse. Desde luego la prueba de la ducha la ha pasado teniendo cuidado de tener la tapa del puerto de carga bien cerrada, pero la de impactos no se la he hecho (ni ganas tengo, como suele ser habitual).

Las sensaciones

A diferencia de otros modelos como las Rovyvon A1 y A3x o la genial Nitecore TIKI, para mi gusto a la Thumb le falta solidez en su tacto. Y mucha culpa de esto la tiene la endeble bisagra que permite el giro de la cabeza. Metes la mano en el bolsillo del abrigo, vas pasando la linterna entre los dedos notando las rugosidades de los laterales, los botones, la ventanita de los LEDs auxiliares… y cuando llegas a la zona de la cabeza, zas, se gira y te saca por completo de la experiencia.

Sí, sé que tengo un punto de vista bastante peculiar sobre estas cosas, pero es que para mí la gracia de las pequeñas linternas no es sólo alumbrar con ellas sin más; sino que los elementos de diseño como la ausencia de aristas vivas, el uso de materiales agradables al tacto o la rigidez en todos sus elementos son para mí tan importantes como los lumens o la autonomía.

Considero al modelo que estamos viendo hoy como el abuelo de las actuales linternas para llavero de Nitecore. Si os paráis a pensarlo, muchos de sus elementos ya están ahí: la sujección universal trasera (para poner anilla de llavero, paracord, cadena…), doble LED, batería interna, tapa de goma para protección del puerto de carga, botón de control en goma, LEDs auxiliares… Como en todos los procesos industriales, a medida que han ido saliendo nuevos modelos todo ha ido mejorando de forma que ahora la luz está más controlada, la autonomía es más larga, la relación lumens/tamaño ha sido optimizada, los botones tienen más de una función dependiendo de el número y la duración de los clicks…

Es por eso que aunque la Thumb no estaba entre mis modelos favoritos de Nitecore, decidí aprovechar la oportunidad y hacerme con ella para ver la evolución de la serie T en perspectiva; pues además de conocer el presente es importante saber cómo hemos llegado hasta él.

Comentaros también que me llevé la Thumb a mi lugar de prueba habitual y allí pude confirmar que la luz que emite es práctica para alumbrar el camino que tenemos inmediatamente delante de nosotros pero poco más, ya que al no tener reflector ni lente TIR esta se dispersa hacia todos lados y no alumbra más allá de nuestras inmediaciones incluso en el modo más alto, que es lo que trata de mostrar la siguiente imagen.

Por su parte la luz roja es muy débil; tanto que en lugares abiertos no sirve prácticamente de nada (ni me molesté en hacer la foto porque sólo se veía la más completa oscuridad). Sin embargo dento de casa sí es un modo práctico para no molestar si queremos movernos a oscuras sin despertar a nadie. Y precisamente para ese fin la luz principal no sirve para nada, ya que al arrancar siempre en el modo Alto nos deslumbraremos a nosotros mismos y molestaremos a todo el que esté a 10 metros a la redonda. Por tanto, la veo bien para tenerla en la mesilla de noche y usar la luz roja en esas condiciones que os digo.

Conclusión

Cuando salieron la Tube y la Thumb prácticamente a la vez, recuerdo que la primera era el modelo básico de la gama mientras que esta que hoy hemos visto era el avanzado. Cuando miraba sus características flipaba en colores, pero me doy cuenta de que durante estos años la marca ha ido sacando modelos al mercado que se han merendado a la Thumb haciéndola sentir ahora mismo desfasada y antigua.

Si la he comprado ha sido por coleccionismo y por completar la serie T de la marca, pero si buscáis una buena linterna EDC cualquier otra de la mencionada serie (incluyendo la sorprendente TIKI) os dará mejor servicio. De hecho no creo que se mantenga mucho tiempo más en el catálogo de la marca porque en comparación con los modelos actuales de gama se ha quedado muy anticuada.

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Review: Rovyvon Aurora A3x

Tras la comparativa entre la Rovyvon Aurora A1 y la A1x me quedé con ganas de probar una de estas linternas pero con cuerpo metálico en lugar de estar fabricado en poliamida. ¿Por qué? Pues por un motivo bien sencillo: al igual que hice con la Olight i3E-Cu EOS, además de redactar la review como tal quería ver qué tal iba envejeciendo en mi bolsillo una linterna con la misma forma que la A1 (mi formato ideal para linternas que van en el llavero) pero fabricada en el clásico aluminio anodizado.

Seguramente el hecho de que la A1 apenas se haya deteriorado durante los meses que ha ido dando tumbos junto a mis llaves en el bolsillo derecho del pantalón dice algo muy bueno de la poliamida como material base para este tipo de elementos y de hecho me encanta por su resistencia y ligereza; pero tenía ganas de ver la evolución de una linterna de aluminio en tales condiciones tal y como os mostré en aquel artículo que comparaba la resistencia del aluminio frente a la del titanio.

Y es que en él os comentaba que cuando veía una linterna tan desgastada como aquella Olight i3E EOS de color negro pensaba en lo mucho que su dueño habría disfrutado de ella, así que ahora poco a poco quiero ver cómo se va erosionando esta Rovyvon Aurora A3x que hoy os presento (estrenada el 5 de noviembre de 2020) y que os iré narrando en algunas actualizaciones que iré añadiendo al final de esta review.

El cuerpo

En primera instancia pensaba que la A3x (aunque en el cuerpo pone símplemente A3, al igual que ocurría con la A1x, que venía serigrafiada como A1) era un copia de la A1x en cuanto a forma y dimensiones del cuerpo; pero me equivocaba, ya que difiere ligeramente. En concreto la linterna que hoy nos ocupa mide 57,3 mm de largo por 15,6 de diámetro, pesando 19,5 gramos.

Esto representa un incremento de 3,3 mm a lo largo, 1,6 a lo ancho y un sobrepeso de 7,5 gramos con respecto a la A1; pero también un decremento de 3,2 mm a lo largo y es 2,7 gramos más ligera que la A1x. Por tanto, el molde de la A3x en realidad es único para ella, ya que aunque muy parecida físicamente no es igual que sus dos «primas».

Los acabados de la A3 son sencillamente perfectos: si en la A1 os comentaba que había algunas aristas en la poliamida que poco a poco con el tiempo se fueron puliendo por si solas con el roce del día a día, en el caso de la A3 según se saca de la caja vemos que todas las terminaciones son perfectas y no se aprecia fallo alguno en la aplicación del anodizado. Tratamioento superficial que, por cierto, no es negro (aunque en las fotos lo parezca) sino lo que la marca denomina «gris arma», que en esencia es un gris oscuro que para mi gusto queda muy elegante aunque también está disponible en un rojo muy molón. Ah, y en este caso el cuerpo es de una sola pieza, a diferencia de los modelos de poliamida que son dos mitades pegadas con mucha precisión pero que, observando con atención, se aprecia entre ellas una fina linea de unión.

Si seguimos mirando los detalles del cuerpo podemos ver que posee algunos ranurados para mejorar el agarre aunque en menor número que las dos versiones de la A1 y que una tapa de goma traslúcida protege el puerto de carga, que sigue siendo microUSB (por favor, ¡estandarización del USB-C para carga de pequeños dispositivos ya!).

La tapa de goma en esta ocasión no va tan ajustada ni enrasada como en las A1, por lo que en más de una ocasión he sacado la linterna del bolsillo y me he encontrado la tapa abierta. Esto es algo que no me hace mucha gracia porque al final el hueco del conector se irá llenando de polvo y pelusa y me tocará soplarlo de vez en cuando para que no acabe por provocar un mal contacto del cable de carga.

La parte trasera forma un hueco para pasar una anilla de llavero y por su forma plana (donde han grabado el nombre de  la marca y su página web; no como la horterada del «EDC Flashlight» de la A1x) permite hacer tailstanding aunque de forma un poco inestable, eso sí. En cuanto a la cabeza, a diferencia de las A1 es del mismo material y acabado que el resto de la linterna, de modo que es muy discreta.

Si hablamos de la resistencia a los elementos, Rovyvon asegura que este modelo tiene certificación IP65 y aguanta caídas de 1,5 metros como máximo. Os puedo decir que la linterna aguanta un remojón en la ducha sin problemas y que uno de los primeros días se me cayó a un suelo de hormigón desde el bolsillo y aunque no le pasó nada se marcó ligeramente la cabeza (el aluminio es más blando que el acero y se nota en este tipo de «accidentes»).

Por cierto, en la caja viene, además de la linterna, un cable de carga, una anilla de llavero un poco grande para mi gusto, una pinza metálica para acoplar al cuerpo por si la queremos fijar en alguna prenda así como una correa ajustable para la muñeca, una hoja de instrucciones y una tarjeta de garantía que nadie cumplimentará.

El único botón que posee la A3 es exactamente igual que el de la A1x, así que volveré a la comparación con una lenteja pardina para describir su tamaño. Igualmente, va forrado en goma traslúcida y hace función de indicador de carga, ya que parpadea en azul cuando estamos cargando su batería interna de 260 mAh y se queda fija en ese color cuando ha terminado el proceso, cosa que tarda aproximadamente una hora si hemos dejado la bateria casi sin carga.

Truco: si queréis saber si una linterna de la gama básica de Rovyvon (A1, A2, A3) es de la serie original o de las mejoradas (las ‘x’) sólo tenéis que fijaros en el botón. Si es ovalado es de las primeras remesas, mientras que si es rendondo, más pequeño y más plano pertenece a las series ‘x’.

De hecho esta A3 tiene más cosas en común con la A1x que con la A1 «a secas», ya que los modos de control son exactamente los mismos y se accede a ellos de la misma manera (para bien y para mal).

  • Modo alto (650 lumens) 1,5 minutos –> (100 lumens) 75 minutos
  • Modo medio (230 lumens) 1,5 minutos –> (100 lumens) 90 minutos
  • Modo bajo (20 lumens) 8 horas
  • Modo ultrabajo (2 lumens) 30 horas

Al encender la linterna con un doble click el modo por defecto que se activará es aquel que hayamos usado durante más de 3 minutos seguidos anteriormente, y a partir de él iremos haciendo el ciclo entre los cuatro modos disponibles a base de clicks breves. No es un sistema que me acabe de gustar mucho pero veo que en los modelos que está sacando últimamente Rovyvon es la firma que sus diseñadores han decidido implementar. Para apagar la linterna hay que hacer un click algo más prolongado.

Por cierto, tenemos también un modo estroboscópico que se activa haciendo triple click, pero ese queda fuera de la rueda de modos normales y su sistema de memorización. Yo no lo uso jamás, pero bueno, que sepáis que está ahí.

La principal diferencia de este modelo con respecto a sus hermanas A1 y A1x reside en que está fabricada íntegramente en aluminio 6063, lo que hace que en los modos de potencia más elevada no sólo sea la cabeza la que disipe el calor generado; sino que ahora éste se reparte por todo el cuerpo y, por tanto térmicamente, es más eficiente.

La luz

Como es habitual en mí, he elegido la versión con el LED Cree (versión XP-G3) por su mayor aprovechamiento de la energía de la batería para convertirla en luz blanca más allá de fidelidades cromáticas de las que hace gala la versión con emisor Nichia, ya que en este tipo de linternas considero que el factor tamaño/autonomía es lo más importante.

El reparto del haz de luz es bastante homogéneo y sin zonas irregulares como es habitual en la marca. A esto contribuye el reflector liso que incorpora y, sobre todo, la estudiada lente TIR que sella la parte frontal de la linterna junto al anillo exterior de la cabeza.

Una de las mejores cosas de la A3x es que no se aprecia en ninguno de sus modos (no siquiera en el más bajo) rastro de PWM. Como ya he dicho alguna vez, en el modo Moonlight de la A1 el parpadeo es de tan baja frecuencia que se aprecia a simple vista; pero esto es algo que ya corrigieron en la A1x y veo que en la A3x han debido de emplear el mismo controlador (algo que ya parecía claro viendo que los modos disponibles son exactamente los mismos).

Las sensaciones

Como con todas las Rovyvon, adoro la sensación de tener estas linternas en la mano. A veces la libero del llavero con el pequeño mosquetón que utilizo y simplemente la sostengo entre los dedos, paso la yema del pulgar por sus aristas… Me gusto mucho el tacto sólido de las linternas de esta marca y la forma que sus diseñadores han decidido darles.

Y si esto ya me gustaba en los modelos de poliamida con el aluminio es todavía mejor, ya que cuando la sacas del bolsillo del pantalón en invierno notas el calor del cuerpo que ha absorbido el metal; si la dejas en el coche, al cogerla percibes que está fría… Sensaciones que en el pasado nunca me planteaba, pero que desde que las descubrí con la Nitecore TIKI son un placer para mí y las busco en muchos de los modelos que pasan por mis manos (pero que no en todas encuentro, claro).

En cuanto a la iluminación como tal, pues como en las otras Rovyvon que poseo, me sigue pareciendo alucinante la cantidad de luz que sale de una linterna más pequeña que un dedo pulgar. Es algo realmente asombroso e inimaginable hace unos años, ya que la tecnología LED es una de que las que más rápido ha avanzado en los últimos tiempos.

De hecho, si os paráis a pensar un momento, hace poco más de una década casi todos usábamos bombillas de filamento y es entonces cuando empezaron a promocionar el uso de las bombillas de bajo consumo en el hogar, para pasar aproximadamente tres o cuatro años después a alabar las bondades de las bombillas LED que, ahora mismo, son un estándar en todos los hogares.

Y lo siguiente son los coches, pues hace seis o siete años las luces Full LED eran cosa de las berlinas tope de gama de las marcas más prestigiosas y ahora están disponibles hasta en los coches de segmento B de marcas generalistas, por lo que pinta que dentro de nada serán tan habituales como el aire acondicionado o el sistema multimedia.

Como os digo, lo del LED ha sido una revolución rápida y silenciosa que ha conquistado casi todos los campos de la iluminación y uno de los más beneficiados han sido las linternas, que han visto multiplicadas sus potencias lumínicas y sus autonomías (a esto también ha contribuido la popularización de las baterías de iones de litio, claro está).

Pero bueno, volvamos a la Rovyvon A3, que me estoy yendo por las ramas y no quiero alargarme mucho más, pues al fin y al cabo podríamos hacer un hiper-resumen diciendo que la linterna que hoy analizamos es muy similar a la A1x pero fabricada en aluminio en lugar de poliamida y acero inoxidable. Lo que pasa es que tampoco quería ser tan sintético y me gustaría contar alguna cosa más.

Comentaros también que probé la linterna en la que se ha convertido en mi pista de pruebas particular, que es una arboleda cercana a mi casa donde no hay farolas y por tanto a última hora de la tarde hay tal oscuridad que uno no se ve ni su propia mano aunque la tenga delante de la cara. Pues bien, en su modo Alto de 650 lumens esto lo que podemos ver:

Para ser una linterna de llavero el alcance y la distribución de la luz es bastante buena y de hecho podéis apreciar cómo no sólo se ve bien el camino de tierra del centro sino también los laterales de hierba (se ve un banco en la parte izquierda y una papelera a la derecha) así como la parte superior de los árboles hasta unos cuantos metros de distancia.

Conclusión

En Rovyvon siguen demostrando que tienen arte para hacer linternas. No sólo son modelos muy capaces en lo luminoso; sino que también tienen un aura especial que hace que quiera usarlas siempre que sea posible. Otras linternas de este tipo que he tenido iban en mi llavero y las sacaba cuando me hacían falta, pero en el caso de los modelos de la marca del león siempre que puedo me gusta usarlas y percibir su tacto en mis dedos incluso sin necesidad de encenderlas.

Como os decía, tras estas últimas líneas iré añadiendo cada cierto tiempo actualizaciones con fotografías macro que vayan dando cuenta cómo se va desgastando progresivamente el anodizado de la linterna y dejando a la vista el aluminio desnudo. Creo que puede ser una experiencia interesante que iremos viendo juntos.

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Actualización. 16-11-2020

Han pasado 11 días desde que estrené la linterna y en su superficie se empieza a apreciar el paso del tiempo en forma de leves arañazos. Aparte de las zonas de roce habituales con la anilla del llavero y el resto de elementos que van dando vueltas en mi bolsillo, en la cabeza se aprecia un «picotazo» fruto de una caída hace cosa de una semana sobre un suelo de hormigón. A simple vista la linterna sólo tiene roces muy ligeros en las aristas más expuestas, pero es que los objetivos macro son capaces de magnificar hasta el más minúsculo detalle.

Actualización. 29-11-2020

Aproximadamente dos semanas después de la última actualización subo tres fotografías que ilustran el proceso de desgaste del anodizado de la A3x. Como podéis ver, el aluminio empieza a ser bastante visible en las aristas más expuestas a los roces con llaves y monedas (la parte frontal y la anilla trasera) pero en general la linterna todavía presenta un aspecto bastante bueno.

Actualización. 05-01-2021

Tras algo más de un mes desde la última actualización y habiendo estado la A3x en mi bolsillo permanentemente os dejo con unas fotos de su estado actual en las que podréis apreciar cómo el desgaste de las zonas más expuestas al roce poco a poco va avanzando terreno. Eso sí, el funcionamiento de la linterna sigue siendo impecable.

Actualización. 16-06-2021

Han pasado seis meses desde la última actualización, durante los cuales la A3x no ha salido de mi bolsillo ningún día y, por tanto, han continuado los roces contra llaves, monedas y demás elementos que suele haber en los bolsillos de unos pantalones. Vamos a ver cómo ha evolucionado el desgaste de las zonas durante todo este tiempo pero también vais a poder apreciar la abrazadera de goma que tengo puesta sobre la tapa de carga para que esta no se abra.

Review: Trustfire Mini2

Como ya os anuncié en la entrada sobre la Olight i1R 2 EOS Desert Tan, tenía pensado hablaros de algún otro modelo de parecidas dimensiones. Pues bien, la que vamos a ver hoy es una de las linternas más pequeñas que existen en el mercado y capaz además de dar una intensidad lumínica sorprendente: la Trustfire Mini2.

El cuerpo

El cuerpo de la Mini2, fabricado en aluminio con recubrimiento anodizado de tipo III en color negro, tiene una longitud de 39 mm y un diámetro de 14 mm, contando con un peso de tan sólo 11 gramos incluyendo la batería tipo 10180 de 80 mAh como la que equipan casi todas las linternas de esta categoría. Según Trustfire cuenta con certificación IPx8 (lo que la hace sumergible hasta un metro de profundidad) y soporta caídas de hasta un máximo de 2 metros de altura.

Aunque es cierto que la miniaturización de la electrónica sigue en constante evolución, no veo factible que alguien pueda fabricar una linterna con unas dimensiones muy inferiores a esta que hoy os presento. Lo mismo dentro de un par de años me tengo que comer mis palabras, pero creo que reducir más las cotas haría que manejar la linterna fuera una tarea exclusiva para manos de relojero.

En este caso, a diferencia de la Olight, la batería es reemplazable por el usuario desenroscando la tapa trasera de la linterna, de modo que podemos desguazarla en cuatro partes como podéis apreciar en la siguiente fotografía:

Como veis, con la linterna así desmontada se corre el riesgo de perder cualquiera de sus piezas porque son tremendamente pequeñas (fijaos en la moneda de dos euros a modo de comparación). Podéis cargar la batería en un cargador externo si sois capaces de dar con uno que acepte baterías tan pequeñas; pero lo mejor creo que es cargar la batería en la propia linterna y de ese modo sólo tendréis que desacoplar la cabeza, ya que el conector microUSB está en la rosca plateada de la parte superior del cuerpo.

Durante la carga se encenderá en color rojo un discretísimo LED alojado bajo una lámina blanca que pasará a verde cuando esta haya finalizado. Si habéis dejado la batería seca la carga de la misma durará aproximadamente una hora y durante el proceso la linterna no se calienta lo más mínimo.

Ya conocía este pequeñísimo formato de batería por la Wuben G338 que analicé hace tiempo aquí, pero no dejo de sorprenderme cada vez que la saco de la linterna y la sostengo en mi mano: su tamaño es como el de una judía blanca y parece mentira que algo así pueda almacenar energía como para sacar luz (a pocos lumens, claro está) durante horas.

Si le quitáis la anilla que trae en la parte trasera podréis poner la linterna en vertical haciendo tailstanding de modo que podéis lanzar la luz hacia el techo de la estancia para que así rebote y se difunda mejor. Por cierto, en la caja se incluye una segunda anilla (de un tamaño algo superior a la que viene acoplada), una junta tórica de recambio y un cable de carga microUSB de unos 20 cm de longitud.

La luz

Es sorprendente cómo de algo tan minúsculo como este modelo de linterna puedan salir 5 lumens durante la friolera de 7 horas y media sin rastro de PWM o unos bestiales 220 lumens durante 23 minutos. En serio, si la Wuben ya dejaba bocas abiertas cuando la ponías en el modo Alto con sus 130 lumens, imaginaos esta que es capaz de sacar aproximadamente un 70% más de intensidad lumínica. Es como si de la punta de tus dedos surgiera luz como para alumbrar toda una habitación.

Si os fijáis en la lente TIR que recubre el LED (un CA18-3X de la marca Genesis Photonics) veréis que tiene una pequeñísima área central con una textura rugosa para distribuir de forma más uniforme la luz en esa parte del haz. Cuando encendemos la linterna en el modo Bajo veremos que la luz sale únicamente de un pequeño punto, que no es otra cosa que el emisor LED. Sin embargo, cuando cambiamos al modo Alto veremos cómo la lente TIR hace su función y toda ella resplancede con fuerza (ojo, no miréis muy directamente que duele) distribuyendo la luz de forma más amplia.

Aun así, a diferencia de otros modelos similares en los que todo el haz es uniforme, en la Mini2 se aprecia una zona central de perfil cuadrado y bordes amarillentos en la que la luz es algo más intensa y tiene un mayor alcance pero sin que esto implique que el resto del haz (cuyo perímetro exterior es de forma circular) quede en penumbra como ocurre en linternas más orientadas al alcance puro y duro. Como ya os he contado alguna vez, la ventaja de las lentes TIR es que los diseñadores pueden controlar muy bien cómo quieren que se distribuya la luz que arroja la linterna aunque lo malo es que no tienen la bonita estética de los reflectores.

Como suele ser habitual en este tipo de linternas, desde la posición de apagado la encenderemos en modo Bajo girando la cabeza en sentido horario y si seguimos dando vueltas en el mismo sentido pasaremos al modo Alto. Para volver al modo Bajo y posteriormente apagarla sólo tenemos que girar la cabeza (la de la linterna, no la vuestra) en el sentido contrario. Simple y efectivo.

Por último, no quiero dejar de pasar por alto que la Mini2 se calienta bastante cuando usamos el modo Alto. Es lógico porque estamos sacando 220 lumens de un cuerpo muy pequeño y por tanto el calor que se genera en su interior es importante. No llega a quemar pero sí que alcanza un punto cuando ya lleva unos 10 minutos encendida en el que llega a ser molesto. Aun así, lo habitual es que si usamos el modo Alto sea por breves periodos de tiempo, empleando este modelo por su filosofía casi siempre en modo Bajo, donde la linterna no se calienta nada y la batería dura muchísimo más.

Las sensaciones

Me gusta el tacto sólido como una roca de esta linterna y a la vez lo pequeña que se nota en las manos. Creo que es importante en unos modelos que están destinados a convivir en el bolsillo con llaves y monedas que no tendrán piedad ninguna de ellas; y es que si no están fuertemente construidas acabarán prácticamente deshechas al poco tiempo de usarlas por el duro trato al que se las somete.

Desde luego no es el caso de ninguna de las tres linternas de este tamaño que hasta el momento he analizado aquí y que os muestro en las dos siguientes fotografías una junto a otra para que os hagáis una idea de las diferencias y semejanzas que hay entre ellas.

Como podéis apreciar, la más pequeña (por unos milímetros) es la Mini2, seguida por la Wuben y en último lugar la Olight con su sistema de cuerpo extensible para cargar la batería, que es lo que la hace especial respecto a sus compañeras, así como un diámetro ligeramente mayor. Pero como os decía antes, podéis confiar en cualquiera de las tres como fiel compañera de batallas porque están construidas con la resistencia como pilar fundamental.

Lo que no me acaba de convencer del todo en la Mini2 es la sensación de fragilidad de su rosca trasera si andamos quitándola y poniéndola, ya que sus hilos son tan finos que a veces la tapa entra un poco de lado y como intentes hacer fuerza lo mismo te la cargas, que es aluminio y es débil. Una razón más para no cargar la batería fuera de la linterna, ya que esto que os digo ocurre en la rosca de la tapa trasera, necesaria únicamente para extraer la batería. La rosca de la cabeza está hecha con la durabilidad en mente y tiene un tacto mucho más sólido.

Aparte de esto, estéticamente creo que estamos ante una linterna bonita y elegante; sobre todo en la parte del enganche trasero por su sobria combinación de aristas y curvas y también en las discretas líneas que recorren su cabeza en sentido longitudinal. No me parece tan refinada la lente TIR con esos cuatro puntos que tiene y que no sé muy bien para qué están ahí en medio, pero bueno, tampoco es una cosa que vayamos a estar mirando constantemente, así que podré vivir con ello.

Conclusión

La Trustfire Mini2 es una linterna para llevar encima y no darnos cuenta de ello. Lo más seguro es que la utilicemos en su modo Bajo por dar una potencia lumínica suficiente para pequeñas tareas, pero seguro que no nos resistimos a hacer uso de su modo Alto; sobre todo a la hora de mostrar lo que este mini-modelo puede hacer, aunque hemos de ser conscientes de que así nos quedaremos sin batería en poco tiempo.

Yo hubiera metido un modo Alto menos potente pero que llegara a unos 45 minutos de autonomía, ya que los 23 minutos que da (y por mis pruebas ese es el tiempo más o menos que le vamos a poder exprimir a su 10180) se me hace un poco corto; pero he de reconocer que la luz que emite en ese caso es alucinante para ser un modelo tan pequeño. Ya lo decían en Blade Runner: «La luz que brilla con el doble de intensidad, dura la mitad de tiempo».

¡Nos leemos!

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Review: Nitecore TIP2

De un tiempo a esta parte Nitecore se ha convertido por derecho propio en mi marca de linternas favorita, concretamente gracias a su serie T enfocada a instalarse en bolsillos, llaveros y similares. Sus diseños me parecen muy atractivos ya que, por lo general, son una combinación de tamaño reducido, prestaciones y versatilidad siendo la Tiki un claro ejemplo de ello. Tan prendado quedé de este modelo que he decidido hacerme con otro que nada tiene que ver ni en su forma ni en su filosofía de uso, pero que también ha atraído poderosamente mi atención desde que supe de su existencia hace ya unos meses: la Nitecore TIP2.

Para poneros en antecedentes os diré que estamos ante un modelo que pertenece a una serie de linternas de la marca Nitecore cuyos nombres precisamente comienzan por la letra T y a la cual, además de la Tiki que antes os decía, también pertenece la minimalista Tube que apareció por aquí hace un tiempo y otros modelos como la Thumb (antecesora de la Tiki y prima hermana de la Tube), la Tini o la TUP.

Todas ellas tienen en común diseños diferentes al de la típica linterna cilíndrica, batería de litio integrada, pulsadores de forma plana para su control y un tamaño reducido que las hace idóneas para llevar a todas partes. A día de hoy por encima de esta TIP2 sólo se encuentra la TUP dentro de esta gama que os digo, pero el caso es que esta última no me atrae tanto sobre todo por su diseño excesivamente cabezón, así que decidí hacerme con el modelo que hoy nos ocupa.

Como os podéis imaginar por el nombre de la linterna, hubo una antecesora llamada simplemente TIP y presentada en 2017 cuya diferencia principal es que cuenta con un sólo LED y su forma es más achaflanada por los bordes. Nunca me gustó demasiado, pero si algún día se me cruza la versión en cobre lo mismo me doy un capricho alegando locura transitoria.

El cuerpo

La TIP2 tiene unas medidas de 63 x 27 x 13 mm y un peso de 38 gramos; recordando a la típica pila de 9 voltios (formalmente llamada 6LR61) que todos conocemos. Su robustez es muy elevada porque su chasis está hecho a partir de un bloque de aluminio y llama la atención su doble LED en el frontal. Por cierto, a diferencia de otros modelos de la marca, la TIP2 sólo está disponible en color negro.

Por bucear un poco en la historia, la estética de esta linterna proviene de un modelo llamado Concept 2 que Nitecore presentó a mediados de 2018 y que rompió las formas y las prestaciones clásicas de las linternas que había en ese momento en busca de una manera diferente de hacer las cosas. Digamos que fue una prueba para ver qué tal acogía el mercado otra forma de entender las linternas y de ella derivan principalmente las actuales TM10K (un pequeño monstruo de 10000 lumens y precio estratosférico) y esta TIP2 que parece su hermana pequeña y que sale por unos 45 euros.

Hay otros modelos de la marca que también han heredado los pilares de diseño de la Concept 2, pero pertenecen a otras gamas más enfocadas hacia sectores como fuerzas de seguridad o exploradores y por tanto no me voy a meter ahí ya que, como sabéis, mi pasión son las pequeñas linternas que podemos llevar siempre encima casi sin darnos cuenta. Lo que viene siendo el concepto EDC, vaya.

Los rasgos iniciados por la Concept 2 son: chasis en forma de bloque de aluminio sólido, batería interna recargable, control activo por temperatura, monitorización del estado de la carga, manejo a base de botones… rasgos todos ellos presentes en la TIP2 como ahora iremos desgranando.

Un detalle que me gusta mucho (y que de momento es único de la TIP2) es que en la parte trasera posee una tapa que se acopla magnéticamente gracias a los dos potentes imanes de neodimio que lleva la linterna. En esa tapa es donde se coloca la anilla para el llavero, de modo que si queremos podemos llevar la linterna colgando de, por ejemplo, el tirante de una mochila y si necesitamos hacer uso de ella sólo tendremos que tirar con fuerza para que se desacople.

Si estáis pensando en que se puede caer sin darnos cuenta he de decir que a mí también me preocupaba eso al principio, pero en cuanto tratas de separar la tapa del cuerpo te das cuenta de que hay que hacer tanta fuerza que por accidente no se va a soltar nunca. Según la propia Nitecore podríamos colgar hasta 2,5 Kg de la anilla sin que se suelte, y yo les creo.

Por cierto, esos dos imanes (entre los cuales está el puerto microUSB para recargar la linterna) nos van a permitir fijar la TIP2 a ciertas superficies metálicas como postes de farolas, capós de coches, patas de bancos… Esto también lo incorporaba la Olight S1 Baton y es un añadido interesante cuya única desventaja es que si llevamos cosas sueltas de metal en los bolsillos a veces sacaremos la linterna y veremos que lleva pegada alguna pequeña moneda, una llave o un clip.

Como os decía antes, una de las características de la TIP2 es que está construida a partir de un bloque de aluminio macizo torneado por CNC, de modo que no os vais a encontrar aristas de ningún tipo, soldaduras mal acabadas ni cosas así. Su acabado general es simplemente perfecto. Además, el aluminio ayuda a disipar el calor generado en los LED (los cuales, por cierto, van montados sobre una placa de cobre por su mayor conductividad térmica) porque viendo la cantidad de luz que puede salir de algo tan pequeño la evacuación del calor es un factor que en Nitecore han tenido muy en cuenta.

En relación a esto aprovecharé para comentar que la linterna incorpora un control interno por temperatura, que quiere decir que va a regular la potencia de salida en función de la temperatura que detecta en su interior. Por tanto, en situaciones de mucho frío podremos extraer más potencia lumínica de forma continua que en si usamos la linterna en un lugar que esté, pongamos, a 35 grados. Vamos, que si la TIP2 detecta que la temperatura en su interior se está disparando, bajará los lumens para así mantenerse estable y no acabar dañando la batería o algún componente interno.

En cuanto al control de la carga, en modelos como la TUP o la TM10K disponemos de una pequeña pantalla OLED en la que se muestra el voltaje de la batería, el modo en el que estamos o incluso el tiempo de autonomía restante. En la TIP2 no disponemos de esto pero sí que al menos hay un minúsculo indicador LED entre los botones de control que nos indicará el estado de la carga de la siguiente manera cuando le damos un breve toque al botón de encendido:

  • Tres parpadeos: Entre el 50% y el 100% de carga
  • Dos parpadeos: Entre el 10% y el 50% de carga
  • Un parpadeo: Menos del 10% de carga
  • Parpadeo continuo cada tres segundos: Batería sin carga. La linterna no encenderá hasta que la recargues

La pantalla LED de los modelos superiores es una pasada y uno de los factores que me hicieron dudar seriamente entre comprarme la TUP o la TIP2; pero al menos en este modelo disponemos de un modo de saber en qué punto está la batería, no como en la Tiki donde no hay forma de conocer este dato (y se podría haber implementado con ayuda del LED azul de carga, que no se usa para nada más).

Por cierto, la batería interna de iones de litio tiene una capacidad de 500 mAh y se carga completamente en aproximadamente una hora y media, parpadeando durante el proceso el LED azul que os decía antes y quedándose fijo cuando finaliza. Ya os advierto que en la caja no viene ni cargador ni cable USB, por lo que tendréis que usar alguno de las varias docenas que tendréis por casa.

En lo que a accesorios se refiere, la linterna incluye dos elementos «de amarre»: una anilla de llavero tipo mosquetón y un clip lateral; ambos desacoplables. El resto de cosas que vienen en la caja son papeleo y nada más, ya que esta linterna no lleva ni juntas tóricas ni pilas.

Comentar que la TIP2 tiene certificación IP67, lo que la hace resistente al polvo en toda condición y a inmersiones en agua a una profundidad máxima de un metro durante 30 minutos. En cuanto a impactos, se supone que aguanta caídas desde hasta un metro de altura manteniendo su integridad física.

La luz

La TIP2 es la primera linterna que poseo que alumbra con más de un LED simultáneamente, ya que en su cabeza lucen en sus cuatro modos dos emisores Cree XP-G3 S3. Hasta el momento todas mis linternas iluminaban con un sólo LED, y en caso de tener más de uno (como la ya varias veces mencionada Tiki de la misma marca) sólo podía haber uno de ellos activo al mismo tiempo, así que esto es para mí una novedad.

Según Nitecore cada uno de ellos es capaz de proporcionar hasta 360 lumens y de ahí la potencia máxima total de 720 lumens que, como veremos enseguida, tiene truco porque el modo turbo no puede mantenerse continuamente ya que achicharraríamos la electrónica de la linterna (batería incluida) en poco tiempo.

De hecho el modo Turbo tiene dos limitaciones: sólo estará activo mientras estemos presionando el botón de Modo y sólo lucirá hasta que el control térmico integrado considere que ya está bien de tanto calor o hayamos agotado la batería al haber sumado unos 15 minutos de fogonazos. Por tanto, tendréis que «conformaros» con el modo Alto y sus 200 lumens durante la hora y cuarto que puede lucir si queréis usar la linterna de forma continua, que no es poca cosa para una linterna de este tamaño.

Los modos de iluminación (sin rastro de PWM en ninguno de ellos) y sus autonomías oficiales están distribuidos de la siguiente manera:

  • Bajo: 1 lumen, 3 metros, 55 horas
  • Medio: 30 lumens, 18 metros, 8 horas
  • Alto: 200 lumens, 48 metros, 1 hora 15 minutos
  • Turbo: 720 lumens, 93 metros, 15 minutos.

El potente modo Turbo tiene su ser en iluminar repentina y contundentemente algo que necesitemos vislumbrar en la lejanía (esto mismo ya lo dije en la Tiki) pero no es necesario alumbrar con tanta intensidad un paseo por la playa a medianoche a no ser que queramos que se nos presente la Guardia Civil pensando que están ante el desembarco de un alijo de contrabando.

La verdad es que lo de la batería integrada es un gustazo; y es que después de los quebraderos de cabeza que me dio la Olight S1 Baton con la tasa máxima de descarga de la CR123A que emplea empecé a cogerle el gusto a las linternas que incluyen una batería recargable interna, ya que esta se ha calculado para funcionar específicamente con cada modelo de linterna y así nos aseguramos la total ausencia de problemas relacionados con la alimentación eléctrica.

Lo único malo en este sentido es que este tipo de linternas, por su concepción, son de usar y tirar; ya que cuando la batería integrada llegue al final de su vida útil la linterna se convertirá en un bonito pisapapeles porque sencillamente no habrá forma de cambiarla. Igual algún manitas llegado el caso se atreve a meter alguna batería compatible (total, de perdidos al río) pero perderemos la estanqueidad y por mucho cuidado que pongamos las piezas nunca ajustarán igual que cuando era nueva.

Cada uno de los emisores de la TIP2 cuenta con una lente TIR (en realidad es una lente TIR rectangular que abarca todo el frontal de la linterna) lo que permite que el haz de luz esté bastante controlado. Es decir, que aunque haya dos LED emitiendo luz a la vez, al final no vamos a ver dos círculos de luz sino que las lentes buscan distribuirlos de tal modo que se genere una única zona lumínica circular, suave y difuminada. Como ya os dije hace tiempo, los reflectores son mucho más bonitos, pero la ventaja de las lentes TIR es que permiten a los diseñadores controlar la distribución de la luz de una forma muy precisa.

Por la forma rectangular de la linterna vamos a ver que los bordes más exteriores del haz de luz no son redondos sino cuadrados y dan una cierta tonalidad amarilla; y aunque de primeras llame mucho la atención porque estamos acostumbrados a linternas cilíndricas que generan un haz redondo, es lógico que la proyección tenga forma cuadrada en este caso. Sea como sea, la zona más intensa, como os decía antes, sí que forma un círculo completamente blanco.

Una última cosa a reseñar es que la linterna tiene dos modos de funcionamiento: el modo Daily y el modo Demo. Por defecto la linterna viene configurada en este último, que consiste en que se apagará pasados 30 segundos para evitar que nos la podamos dejar encendida. Como no le veo mucho sentido a este modo, nada más estrenarla la cambié al Daily, cosa que se realiza pulsando ambos botones con la linterna apagada, la cual parpadeará para confirmar su activación. Haciendo otra vez la operación volveremos al modo Demo.

Las sensaciones

La idea de hacerme con la TIP2 fue en parte, como os decía hace unos párrafos, porque quería seguir la senda de las baterías internas recargables y en parte porque su forma me recordaba a la mítica Cegasa azul y blanca con la que leía tebeos metido en mi cama cuando era pequeño. Su perfil cuadrado me parece muy original y además tener un modo moonlight que dura más de dos días, el sistema de enlace magnético con el llavero y la posibilidad de alumbrar (aunque sea durante poco tiempo) a 720 lumens me parecía una combinación muy interesante.

Cuando sacas la linterna de su caja lo primero que te llama la atención es su pequeño tamaño y a continuación su extrema robustez. En serio, es como un bloque metálico macizo que da la impresión de que le podría pasar un autobús por encima sin que le pasara absolutamente nada. No estoy por la labor de hacer pruebas de ese tipo, pero desde el minuto uno tengo claro que esta linterna puede vivir en el bolsillo de unos vaqueros apretados sin miedo a que cruja, se deforme o se estropee. El tiempo me dirá si tengo razón o no.

La parte frontal contribuye a esa comparación que os hacía con una pila de 9 voltios, ya que al tener dos LEDs estos parecen ser los polos de la mencionada pila. En realidad la TIP2 es ligeramente más larga y algo más estrecha que una de esas pilas, pero desde que la tuve en la mano esa fue mi sensación y en volumen total sí que ambos elementos andarán más o menos a la par.

Lo que se puede convertir en una odisea (sobre todo la primera vez) es quitar la tapa trasera, ya que entre la fuerza de los imanes y que de fábrica parece que la pintura se ha terminado de secar con la tapa ya puesta vais a tener que hacer mucho esfuerzo para poder quitarla. Una vez retirada y pasando la uña por la zona de unión entre linterna y tapa para dejarla limpia de impurezas la fuerza a realizar en sucesivas ocasiones ya es más normal y acorde a lo estipulado por la marca, pero la primera vez no se olvida.

Tras la tapa tenemos dos potentes imanes de neodimio y entre ellos un puerto microUSB sin otro fin que el de recargar su batería interna. Por cierto, en las instrucciones pone que antes del primer uso carguemos completamente la batería, de modo que buscaos un cable de ese tipo y dejadla conectada hasta que la luz azul que parpadea se quede fija; cosa que en esta primera ocasión no debería llevar más de media hora porque, al menos la mía, venía bastante cargada de fábrica.

Una pulsación larga sobre el botón de encendido encenderá los LED en el modo de 200 lumens, ya que por defecto la linterna viene así de fábrica. Con pulsaciones breves sobre el boton de cambio de modo (el de las tres rayitas) iremos cambiando cíclicamente entre Bajo – Medio – Alto y la linterna siempre recordará el modo en el que nos hemos quedado para encenderse de nuevo la próxima vez por mucho tiempo que haya pasado. Ah, no hay ningún modo de bloquear la linterna; lo más parecido es activar el modo Demo y de esa forma si se os enciende en el bolsillo a los 30 segundos se apagará por si sola.

Al modo Turbo se accede manteniendo pulsado el botón de cambio de modo, volviendo al estado anterior cuando levantemos el dedo. El arreón de luz que suelta es visible incluso en pleno día, ya que son 720 lumens y en una cosa tan pequeña impresiona. Como os digo, a mí me recuerda al flash externo de una cámara réflex cuando se dispara, ya que se trata de una luz muy blanca y además con una gran capacidad de relleno. Dentro de casa es a todas luces (nunca mejor dicho) excesivo, pero en campo abierto viene muy bien si queremos ver desde lejos si el sendero que estamos siguiendo se abre paso hacia un claro o se desvía hacia un espeso bosque lleno de lobos y plantas carnívoras.

La TIP2 en la mano es agradable de llevar. Su tacto inicialmente es bastante frío, pero si la empleamos en el modo Turbo enseguida veremos que tiende a calentarse. Esto no es ningún defecto, y de hecho está estudiado para que así sea, ya que ese calor que sentís es el que se genera en el interior y que se disipa hacia la superficie mediante el chasis de aluminio. Si no fuera así, la electrónica interna se llevaría un buen calentón y no digamos ya la batería, elemento siempre muy sensible a ese tipo de excesos.

En cuanto a los elementos de sujeción creo que el clip no está a la altura de la linterna. Se trata de un modelo de plástico que se acopla a los laterales de la TIP2 muy en la línea del que incluía la TIP original; y aunque la solución para ponerlo y quitarlo es rápida e ingeniosa, me da una sensación de fragilidad (tanto porque se pueda partir como porque creo que se puede soltar de la linterna) que no seré yo el que lo use. Sé que de clips de este tipo hechos de metal (como el que lleva la Olight S1 Baton) me puedo fiar totalmente, pero como os digo, he hecho la prueba de colgar la linterna del cinturón con el mencionado clip y mi impresión es que si le doy un golpe con algo al caminar la linterna va a salir volando.

De la anilla mosquetón no puedo decir nada malo salvo que es de un estilo que a mí particularmente no me hace mucho tilín. Si me da por usarlo (que no creo porque veo a este modelo más en el bolsillo de las monedas o en un apartado de una mochila) emplearé el de la Lumintop EDC01, ya que es mucho más robusto y estético.

En cuanto a modos, considero que el escalonamiento de las intensidades de iluminación es correcto; aunque echo en falta un modo Baliza para señalizar mi posición si me quedo a oscuras en una zona de tránsito de vehículos. Y hablando de modos, no quiero pasar por alto que me gusta especialmente el funcionamiento de los dos botones de control de la linterna, ya que además de ser sólidos tienen un tacto al presionarlos perfectamente definido y preciso.

Conclusión

Me gusta mucho la TIP2, pero no tanto como para que se convierta en mi linterna favorita. Dentro de casa no necesito tanta luz bajo ninguna circunstancia, aunque en campo abierto sí que le veo ventajas como disponer de una autonomía elevada, una calidad de construcción a toda prueba, la posibilidad de llevarla colgada siempre a mano y el hecho de saber que puedo pegar un buen fogonazo de luz si me hace falta.

Quiero decir con esto que dentro de la serie T el modelo más interesante a día de hoy me sigue pareciendo (por el uso que yo le doy a este tipo de linternas) la Tiki por su minúsculo peso y tamaño y también por sus múltiples funciones; pero aún así la TIP2 representa un buen compromiso entre potencia lumínica y dimensiones además de un diseño original dentro de una marca que ya de por si es valiente en ese sentido.

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La elegancia de las placas Arduino

Que Arduino es una plataforma gracias a la cual mucha gente se está iniciando en el mundo de la electrónica por muy poco dinero es un hecho. Que a mí me encanta porque así puedo hacer mis propios circuitos recordando los tiempos de los laboratorios de electrónica de la universidad, pues también.

Sin embargo, la finalidad de esta entrada no es narrar las muchas virtudes de este hardware y su IDE de programación; sino mostraros unas imágenes de un par de modelos de placas (UNO y Leonardo) que he estado fotografiando con mi objetivo macro para tratar de enfatizar la elegancia con la que están diseñadas y fabricadas.

Arduino

No es sólo el distintivo color azul de su placa de circuito, el cuidado trazado de sus pistas y el minucioso esmero con el que están ensamblados todos sus componentes. Es que una placa Arduino (especialmente el modelo Leonardo) es una obra de ingeniería que da gusto sostener en la mano para, simplemente, contemplarla.

Además, después de algún que otro ejemplo que ya ha salido por aquí a relucir creo que a estas alturas de la película ya tendréis claro que una de las cosas que más me gusta fotografiar muy de cerca es la electrónica; y es que al final todos tenemos nuestras pequeñas obsesiones.

Arduino

Como os digo, no entro al apartado técnico porque ya hay muchas publicaciones en internet que lo hacen mucho mejor que yo; pero sí me gustaría destacar el trabajo de unos diseñadores de los que no mucha gente se acuerda pero a los que yo quiero rendir desde aquí este pequeño homenaje.

Arduino

Arduino

Arduino

Espero que hayáis disfrutado de las fotos. ¡Nos leemos en la siguiente entrada!

Review: OUYA

Como no sólo de fotografía vive el hombre, hoy os contaré que llevaba meses siguiéndole la pista a la microconsola OUYA y que por fin me he hecho con ella. En mi andadura por los videojuegos, que comenzó allá por 1987 con un ZX Spectrum +2, he jugado a cientos de títulos y por mis manos han pasado decenas de máquinas de todo tipo y condición. Sin embargo, desde hace unos años pocas cosas de este mundillo han conseguido captar mi atención como lo ha hecho esta pequeña máquina a la que hoy me gustaría dedicar unos párrafos.

Ouya2

Además de sus diminutas dimensiones, lo más llamativo de OUYA es que fue financiada a través de una plataforma de crowfunding, siendo todo un éxito y recaudando varias veces la cantidad inicial que el desarrollador necesitaba para echar a andar el proyecto. Del mismo modo, otra cosa que la diferencia de las consolas «al uso» es que cualquier persona con conocimientos de programación puede crear aplicaciones para ella y prueba de esto que os digo es la cantidad de software de desarrolladores independientes existe para OUYA a día de hoy.

Indicaros que la consola está disponible en España desde finales de marzo del presente año y que tiene un precio oficial de 99 €. Ahora mismo, si os hacéis con ella en la cadena de tiendas Game (que es donde la compré yo) os regalarán un vale de 10 € para descargaros juegos y aplicaciones en la tienda online de OUYA. Ignoro si en otras tiendas también regalan ese vale o es una promoción exclusiva de Game.

DISEÑO

He de reconocer que el diseño de OUYA me encanta por minimalista, sobrio y elegante. Se trata de un cubo metálico gris mate de 7,5 cm de arista con las esquinas redondeadas en su parte inferior y cuya cara superior posee un único botón de encendido y apagado. En el frontal está grabado el nombre de la consola y en el propio botón de encendido (que se ilumina con un LED blanco cuando la máquina está funcionando) aparece el logo de esta. Un aspecto sencillo, sin estridencias y tremendamente zen que a mí particularmente me parece delicioso.

OUYA II

En la parte trasera se encuentran los conectores para audio/vídeo (HDMI), datos (USB, microUSB y Ethernet) y alimentación eléctrica. Si levantamos la consola para mirarla por debajo veremos una pequeña rejilla circular que sirve para tomar aire fresco del exterior y así refrigerar sus componentes electrónicos internos que se reducen a una minúscula placa electrónica con un disipador de calor sobre el integrado principal y un pequeño ventilador sobre éste. Si os pica la curiosidad, podéis ver al detalle cómo es internamente esta máquina en el despiece publicado por Ifixit hace unos meses.

Si bien la consola como tal me encanta (recuerdo que el primer día que la tuve en la mano no podía dejar de mirarla desde todos sus ángulos) el mando es un poco el «patito feo» del conjunto: aunque su diseño recuerda al de los mandos de la familia Xbox, pronto comprobaremos que su construcción y su tacto no son tan refinados como el de estos.

Para empezar, el mando necesita dos pilas AA para funcionar, situándose estas en las zonas laterales del mismo, de tal modo que hay que levantar la carcasa magnética que hay a cada lado para poder insertarlas. Esto es una de las mayores pegas que le encontré a Wii en su momento; aunque reconozco que llevo ya bastantes horas de uso de la OUYA y todavía no he tenido que cambiarlas, de modo que parecen tener una buena autonomía. Sigue sin convencerme el uso de pilas en un mando de videoconsola a estas alturas de la película; pero al menos parece que con OUYA no voy a tener que invertir mis ahorros en acciones de Duracell.

OUYA IV

Deciros a grandes rasgos sobre el mando que éste posee dos «setas» analógicas, una cruceta digital, cuatro botones de disparo, cuatro gatillos en su parte posterior, un botón de sincronismo con la consola y una zona táctil por la que podemos deslizar nuestro dedo para controlar un cursor en pantalla. Su conexión es a través de bluetooth, no dispone de vibración ni de acelerómetros y podemos conectar un máximo de cuatro mandos a la videoconsola simultaneamente.

El transformador de corriente es un poco grande si estamos habituados a los que vienen con los móviles o las consolas portátiles. Comentar que da 12 Vcc a su salida y que la consola conectada a un vatímetro no ha consumido más de 7 W siempre y cuando no tengamos conectado un disco duro USB a su parte posterior, en cuyo caso el consumo aumenta ligeramente en función del dispositivo conectado.

Comentar también que en la caja de la consola se incluye un cable HDMI, ya que es un detalle no muy habitual incluso en consolas que triplican el precio de esta OUYA. No es una maravilla ni es demasiado largo, pero nos puede sacar del apuro si no tenemos uno a mano.

Por cierto, si os gusta leer los manuales de los gadgets electrónicos que compráis con OUYA lo lleváis claro, porque lo único que se incluye es una página impresa con los tres pasos que hay que dar para encender la consola por primera vez.

Y ya que hablamos del primer arranque, lo único que podréis hacer en ese momento es conectar la consola a Internet para que ella misma se ponga a descargar el último firmware disponible e instalarlo. Un proceso que en teoría se podría hacer a través de WiFi perfectamente pero por mi experiencia (y la de muchas otras personas) es recomendable hacerlo a través de cable Ethernet si no queréis desesperaros en el intento.

CARACTERÍSTICAS TÉCNICAS

El hardware de Ouya va acorde al precio de la máquina, y es que básicamente lleva componentes muy similares a los que vais a encontrar en cualquier tablet o smartphone de gama media. Tened en cuenta que se trata de una consola que funciona con Android 4.1, que está diseñada exclusivamente para ejecutar juegos y material audiovisual y que ni siquiera cuenta con pantalla propia, de modo que ese precio de 99€ tampoco es que sea un milagro de la naturaleza.

Metiéndonos en datos más técnicos, el corazón de esta pequeña máquina es un chip Nvidia Tegra 3 (modelo T33) con 1 GB de memoria RAM tipo DDR3 y 8 GB de memoria ROM para almacenamiento de datos y aplicaciones. Su salida HDMI es capaz de enviar 1920 x 1080 pixels a la TV y además del puerto Ethernet cuenta con conexiones inalámbricas mediante WiFi y Bluetooth.

OUYA V

Si queremos ampliar esos 8 GB de capacidad de almacenamiento tendremos que emplear el puerto USB situado en la parte trasera, en el cual podréis conectar un pendrive o un disco duro externo. Si además de para jugar tenéis pensado emplear la OUYA como reproductor multimedia os recomiendo que invirtais en un almacenamiento amplio (preferiblemente de tipo flash por el tema del consumo) y lo dejéis siempre conectado a la consola.

En funcionamiento la consola es muy sigilosa. Al ser el ventilador la única parte móvil de esta, sólo apreciaremos un leve zumbido cuando éste entra en acción debido a que la temperatura en el interior de la máquina ha subido del valor prefijado por el fabricante. Por cierto, me gustaría comentar que no he tenido ningún tipo de problema debido a sobrecalentamientos o similares hasta el momento. Digo esto porque una vez leí en el foro de OUYA que un usuario se quejaba de que al cabo de unos minutos de uso la consola se bloqueaba y no se podía ni tocar el cuerpo de la misma de lo caliente que estaba. Cuando días después puso una fotografía de su OUYA resulta que el tío no había quitado los plásticos transparentes que protegen las entradas y salidas de aire de la consola y de ahí que se calentara de aquella manera. Por tanto, si la consola alcanza una temperatura muy elevada está claro que se bloqueará; pero por lo que he podido comprobar, con un uso normal no hay problemas de este tipo.

El único pero que le pongo a OUYA en funcionamiento es el escaso rango de alcance del WiFi integrado. A no ser que estemos en la misma habitación donde tengamos situado el router, la conexión a Internet se convierte en algo lento, tedioso y con continuos cortes. Con un cable Ethernet todo va como la seda; pero eso penaliza la movilidad de la consola.

FUNCIONALIDAD

Si alguno de los presentes está leyendo este artículo buscando una comparación con las actuales consolas de sobremesa puede dejar de leer y buscar por otro rincón de Internet, ya que aquí no lo encontrará. La filosofía de OUYA es muy diferente a la de Xbox One, PS4 o WiiU, ya que para empezar, a excepción de Final Fantasy III, no encontrará en la tienda de aplicaciones títulos de renombre ni de compañías conocidas; siendo casi todos ellos de pequeños desarrolladores independientes en los que prima la imaginación por encima de los aspectos técnicos.

Si sois unos primerizos en el mundillo de los videojuegos, seguramente OUYA no es vuestra consola, ya que exceptuando algunos títulos punteros como Shadowgun, la mayoría son aventuras gráficas, remakes de juegos clásicos (hay una versión de Another World realmente espectacular), puzzles y arcades muy simplones. Y digo esto porque a día de hoy la gente espera de las consolas unos gráficos hiperrealistas, sonido multicanal, árboles modelados con varios millones de polígonos… y esto es algo que en OUYA no vais a encontrar (al menos de momento).

OUYA III

Los que, como yo, más apreciarán las bondades de esta pequeña máquina son los que crecieron con ordenadores de 8 bits en los que las bandas sonoras de los videojuegos consistían en poco más que un pi-po-pi-pi-po repetido hasta la saciedad y un muñeco creado con una docena de pixels que saltaba y se agachaba según se le acercaban unos cuadrados de colores que, se suponía, eran las balas enemigas.

Para esas personas OUYA representa una vuelta a los orígenes y a la esencia misma de los videojuegos. Los que ya estamos cansados de ver siempre lo mismo, de que la jugabilidad se diluya en los datos técnicos y de que todos los años las grandes firmas saquen títulos basados en los mismos patrones vemos en OUYA un soplo de aire fresco en el que la gente puede crear sus propios títulos y distribuirlos a través de internet.

TÍTULOS DISPONIBLES

Los títulos de OUYA se adquieren a través de la tienda online de la consola. Muy al estilo de las tiendas de aplicaciones de Android e iOS, aunque con un aspecto muy simplificado. A día de hoy tenéis 775 títulos disponibles para esta minúscula consola, si bien poco a poco esta cifra va aumentando.

Algo que gusta mucho en la filosofía de OUYA es que en teoría todo título disponible es gratuito o al menos tiene una demo para probarlo antes de decidirnos a comprar la versión completa. Aun así, en la práctica hay algunos títulos (pocos, eso sí) que no disponen de esa versión de evaluación y, por tanto, si queremos jugarlos tendremos que soltar la pasta correspondiente.

En cuanto a los precios de los juegos, la gran mayoría se mueve entre 1 euro y 5 euros. Hay unos cuantos que son completamente gratuitos y algunos que cuestan unos 15 euros; pero en general son precios bastante asequibles. Eso sí, el principal problema de esto es que aunque la consola funciona bajo Android 4.1 sólo puede ejecutar los juegos comprados en su propia tienda online, no existiendo posibilidad de cross-buying. Es decir, que si ya habíamos pagado por jugar a Shadowgun en nuestra tablet o móvil Android, nos va a tocar volver a pasar por caja si queremos tenerlo en OUYA.

ouya

Comentar también que hay disponibles unos cuantos títulos multijugador; pero no penséis que detrás de OUYA hay una comunidad de usuarios tipo Xbox Live o Playstation Network. En este caso tenemos que volver a la metodología clásica (época del Quake 3 y similares) de abrir una partida dentro del propio juego y esperar a que otros jugadores se unan a ella, dependiendo este protocolo de cómo lo haya implementado el programador del título de turno.

Además de los videojuegos, OUYA juega en dos campos más. Por un lado el multimedia, y es que hay disponibles aplicaciones para reproducción de audio y vídeo tan buenas como XBOX Media Center o mi adorado VLC. Esto hace que ese pequeño cubo que podemos colocar junto a la TV del salón sin que desentone se convierta en un reproductor de películas y discos que podemos manejar cómodamente sentados en el sofá.

Por otro lado tenemos disponibles para OUYA emuladores para casi todas las consolas de 8 y 16 bits además de Playstation y Dreamcast. Precisamente gracias a este último estoy rejugando a esa de arte llamada Shenmue casi como en la máquina original. He de reconocer que hay algunos fallos gráficos cuando aparecen texturas superpuestas y tirones puntuales en algunas secuencias con gran carga poligonal; pero para aquellos que disfrutamos con Dreamcast, el emulador Reicast es una muy agradable sorpresa que además funciona realmente bien.

VEREDICTO

Para finalizar este análisis, voy a recalcar la idea que he intentado transmitiros a lo largo de todos los párrafos anteriores: OUYA no está en la órbita de las consolas que venden en los centros comerciales. Se trata de una especie de experimento dirigido a un público algo peculiar y que ya empieza a estar algo quemado de la fórmula habitual de los videojuegos que se ha ido repitiendo una y otra vez en la última década.

Si veis a OUYA desde esa perspectiva os encantará, la disfrutaréis y perdonaréis sus múltiples fallos. Sin embargo, si seguís empeñados en buscar en OUYA una máquina de bajo coste a la que jugar a los FIFA, Gran Turismo, Call of Duty, Los Sims, Need for Speed y similares, no tardará en acabar cogiendo polvo en alguna estantería.

OUYA I

Lo Mejor

  • Diseño fantástico
  • Precio (99 €)
  • Emuladores y remakes clásicos
  • Juegos de bajo precio y con posibilidad de prueba

Lo Peor

  • Conexión por WiFi muy lenta
  • Mando a pilas y de tacto algo tosco
  • Bastantes títulos de dudosa calidad
  • Tienda de aplicaciones propia sin posibilidad de cross-buying

Lavado de cara para «No sé ni cómo te atreves 2.0»

Bueno, el cambio está hecho. Tal y como os comentaba ayer por la noche, he decidido renovar el aspecto del blog por tres motivos principales:

  • Estaba cansado del texto claro sobre fondo negro. Aunque en principio pensé que sería más relajado para la vista me he dado cuenta con el paso de los meses de que esto en realidad no es así, y es que sin ir más lejos la web de ultimONivel está realizada en tonos blancos y azules y por mucho tiempo que me pase redactando un artículo mis ojos acaban en mejor que estado que tras una sesión de blogging en este lugar.
  • La práctica totalidad de mis entradas llevan alguna fotografía acompañándolas (siempre he pensado que en internet el texto sin imágenes es menos expresivo haciendo perder interés al lector) y muchas de ellas perdían algo de fuerza enmarcadas en un fondo oscuro. Además, casi siempre las imágenes de aparatos electrónicos y demás que encontramos por internet están pensadas para fondos blancos, y en muchas ocasiones el colocarlas sobre el fondo negro del blog daba un resultado bastante malo.
  • Las páginas secundarias del blog siempre han pasado muy desapercibidas porque estaban integradas dentro de un cuadro de texto en la columna de la derecha. Ahora están a modo de «pestañas» debajo del encabezado y creo que resaltan más.
  • También he aprovechado para cambiar la imagen de la cabecera, aunque todavía haré más pruebas para ver cuál es la que mejor encaja dentro de las que tengo seleccionadas (todas ellas de mi propia cosecha).
  • Los enlaces ahora son más visibles gracias a que llevan un leve subrayado; cosa que no ocurría con el diseño anterior. Tengo la costumbre de enlazar bastantes cosas relacionadas a medida que escribo, pero en ocasiones me daba la sensación de que el 90% de esos enlaces pasaban desapercibidos por la poca diferencia con respect al texto normal.
  • Y por último la razón más simple pero a la vez la más poderosa: un cambio de look de vez en cuando siempre viene bien 😉

¡Un saludo! 🙂

Un friki-regalo de cumpleaños

El pasado día 10 de Enero fue mi cumpleaños y con motivo del mismo uno de los foreros de ultimOnivel me «regaló» la siguiente imagen que pasó inmediatamente a ser el fondo de pantalla del 6630 que acababa de estrenar minutos antes.

Manny Calavera 6630

Los que me conozcáis de algún foro (ultimonivel, montcadaenjuego, elotrolado…) sabréis que mi avatar siempre es el de Manny Calavera: el peculiar protagonista del videojuego Grim Fandango y que para mí es una referencia en cuanto a diseño de personajes. Es por eso que el detallito de mandarme la imagen (que además es bastante original) consiguió arrancarme una sonrisa de complicidad.

¡Gracias Clopezi!  😉