La luz y las texturas: dos conceptos inseparables

Que una buena iluminación es un elemento decisivo a la hora de hacer una fotografía es algo incuestionable. En el pasado hemos hablado de las formas de plasmar un atardecer o de la importancia de elegir el instante preciso; pero hoy me gustaría abordar una cuestión algo más técnica: las texturas.

Secrets

A simple vista, un elemento se distingue por tres factores: forma, color y textura. A la hora de retratar ese elemento, podemos «modificar» su forma variando nuestro punto de vista o la distancia focal empleada. Del mismo modo, podemos alterar el color en mayor o menor medida empleando para ello el balance de blancos; pero ¿qué pasa con la textura?

Pues bien, para modificar la textura de un objeto sólo hay un modo de hacerlo (aparte de usar una lija, claro está) y es jugando con la luz que lo ilumina.

Vacaciones

A grandes rasgos se puede afimar que una luz que incida de manera oblicua sobre el elemento fotografiado va a resaltar el relieve de su superficie; mientras que si incide de forma perpendicular va a hacer que esas mismas rugosidades se aprecien en menor medida debido a las zonas de sombra y luz generadas por los resaltes de la superficie en función de la posición de la fuente de iluminación.

Metal

En la imagen anterior tenéis una simple tapa metálica de registro fotografiada a última hora de la tarde, justo cuando los rayos del sol incidían sobre ella lateralmente. Esto hace que se aprecie claramente el característico relieve antideslizante de la misma; algo que sería mucho menos visible si esa misma fotografía estuviera hecha a mediodía dado que no se proyectarían las sombras que veis en ella.

En cualquier caso, que una imagen esté captada en las horas centrales del día no implica ni mucho menos que no pueda tener definición en sus texturas, ya que si los rayos del sol inciden desde lo alto serán los elementos verticales los que resalten el relieve de su superficie.

Calvicie

Es decir, que lo importante para resaltar una textura es que la luz incida de forma oblicua sobre la superficie en cuestión, de modo que hemos de tener en cuenta para ello tanto la posición en el espacio del objeto como la de la fuente de luz empleada.

Como podréis ver, en los ejemplos que ilustran esta entrada he empleado como fuente de luz el propio sol (ya sabéis que no soy muy amigo del flash) pero esto mismo se puede aplicar a luces artificiales y, en general, a cualquier fuente de iluminación que nos podamos encontrar a la hora de plasmar una escena con nuestra cámara.

Tour de force

En todo caso, os recuerdo que si no podéis modificar la posición del objeto ni de la fuente de luz, también podéis recurrir a elementos como los reflectores o el uso del flash de relleno (siempre siendo conscientes de sus limitaciones) para adecuar a vuestro gusto la iluminación del motivo a retratar.

Como siempre, todo es cuestión de echarle imaginación y probar todo lo que se os ocurra.

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Simplificar

Simplificar es una de las cosas más importantes en fotografía pero al mismo tiempo una de las más complejas de llevar a cabo.

Punk is back

Simplificar significa eliminar de la imagen todo aquello que pueda distraer la atención del espectador, y para ello tenemos dos opciones: o bien no lo incluimos en el encuadre o bien lo desenfocamos haciendo uso de la profundidad de campo.

¿Qué buscamos con ello? Centrar a la persona que mira la fotografía en lo que realmente queremos mostrarle, ya que si le ponemos delante de los ojos un enjambre de elementos al final lo único que lograremos es que nada de lo que hay en nuestra fotografía le llame la atención. Por tanto, todo lo que no sea esencial para nuestra composición habrá que eliminarlo da algún modo.

Uno contra todos

A mí mismo me cuesta simplificar; pero en esta ocasión hasta la extensión del artículo va acorde con su contenido.

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En fotografía la luz lo es todo

Aunque la importancia de la luz en fotografía es un concepto al que me he referido unas cuantas veces en este blog, hoy me gustaría redactar un artículo más inspirador que teórico; ya que aunque la luz se puede medir de diversas maneras (longitud de onda, intensidad…) más allá de números y ecuaciones una acertada iluminación hará ganar muchos puntos a nuestras imágenes.

The time goes by

De hecho, si nos paramos a pensar en la esencia del arte de la fotografía, esta no es más que la posibilidad de captar la luz que refleja el motivo que tenemos delante de nosotros; por lo que entenderéis que si la luz que lo ilumina es la adecuada mejor será la que éste refleje y, por tanto, la que captará nuestra cámara.

«Buena luz»

Aunque el concepto de buena o mala luz sea incluso un poco filosófico podemos afirmar que, en lo que a fotografía ser refiere, una buena luz es aquella que por su dirección, su suavidad o su calidez realza los relieves y texturas de aquello que vamos a fotografiar al tiempo que suaviza los contrastes. Por eso se suele considerar que para fotografía de exteriores las mejores horas del día son los instantes posteriores al amanecer y anteriores al atardecer porque los rayos del sol llegan hasta nosotros de forma más difusa gracias a la atenuación de la atmósfera.

A brand new day

Para fotografía de interiores, retratos de estudio y demás de lo que se trata es de emplear flashes y balancear la iluminación desde diferentes frentes con ayuda de pantallas sincronizadas con los flashes y el empleo de reflectores; pero eso queda fuera de mis aspiraciones, ya que si me seguís de forma más o menos habitual ya sabréis que el tipo de fotografía que más me hace disfrutar es aquel que tiene como escenario campos, ciudades, naves industriales y, en general, espacios abiertos.

A primera hora

«Mala luz»

Por el contrario, siempre se ha considerado como mala la iluminación exterior en las horas centrales del día; ya que hace que las transiciones entre zonas iluminadas y en sombra sean muy fuertes, llegando a sobrepasar el rango dinámico del sensor de la cámara y, por tanto, dando lugar a zonas quemadas y empastadas en la imagen respectivamente.

Watchers

Pero más allá de la buena o la mala luz, al final todo es cuestión de experimentar y probar nuestras propias ideas. A veces a las doce de la mañana los rayos del sol caen tan perpendiculares sobre la calle que podemos descubrir interesantes formas en las cornisas de las ventanas o en otros elementos arquitectónicos que en cualquier otro momento del día jamás captarían nuestra atención.

Cuestión de luz

De todos modos, si queréis un consejo muy sencillo para acertar con el tema de la iluminación os diré que probéis a hacer vuestras fotos a primera hora de la mañana o última de la tarde dejando el sol a vuestra espalda (o como mucho a un lateral).

Si disparáis con el sol de frente a esas horas tenéis muchas posibilidades de obtener reflejos indeseados, flares, zonas sobreexpuestas y pérdidas de contraste locales o generales; pero dejándolo detrás tendréis el motivo de vuestra fotografía bañado con una suave luz que siempre resulta de lo más favorecedora (aunque vuestra propia sombra puede acabar siendo la protagonista de alguna que otra imagen).

Horizontes

En fotografía no existen los milagros

Y que nadie piense que una fotografía hecha con una iluminación horrorosa puede mejorar radicalmente a base de postproceso (Photoshop, Lightroom, GIMP o similares) porque si bien es cierto que podemos corregir algún defecto y jugar con las curvas de nivel haciendo uso de este tipo de programas, si no partimos de una buena base fotográfica no hay forma de obtener resultados decentes. Al fin y al cabo, si todo se corrigiera a base de software ¿dónde estaría el mérito del fotógrafo?

No quiero decir que haya que tener una iluminación perfecta para conseguir una buena fotografía; pero si algo he podido comprobar desde hace ya mucho tiempo es que una fotografía que de primeras nos parezca mala (o que técnicamente sea un completo desastre) no llegará a ser buena por muchas horas que nos pasemos manos al ratón.

Días floridos II

Y ya poco más me queda por deciros con respecto a este tema. Tan sólo, como de costumbre, que agarréis la cámara y os deis una vuelta con ella en busca de inspiración y buenas fotos.

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Diez pequeños consejos para hacer mejores fotos

Decían que las bicicletas son para el verano; pero lo que más se ve en esta época del año son cámaras de fotos. Por tanto, mejor que enseñaros a pedalear he pensado que podría ser interesante dar un repaso rápido a algunos conceptos muy simples que os permitirán hacer mejores fotografías durante estas vacaciones que para muchos acaban de comenzar.

Setas de verano

Sea como sea, todo lo que voy a contaros en estas líneas está desarrollado en los artículos que he ido publicando tiempo atrás; pero la idea es resumir en pocas palabras una decena de conceptos sencillos que se pueden aplicar a cualquier cámara ya sea réflex, compacta o bridge y si queréis ampliar información podéis hacer click en los enlaces relacionados que hay bajo cada foto de ejemplo; ya que os llevarán a un artículo más extenso sobre el tema en cuestión.

1. Llena el encuadre

Un elemento que llene el encuadre siempre será más atractivo que otro que apenas sea una miniatura en el centro de la imagen.

Días floridos II

Al hacer una foto intenta llenar el encuadre

2. Aplica zoom óptico a los retratos

A la hora de hacer un retrato desenfocaremos más el fondo si aplicamos zoom óptico (un objetivo con distancia focal larga en el caso de las réflex) lo que resaltará al sujeto principal.

Apmomp (retrato de medio cuerpo)

Retratos con focales largas y aperturas grandes

3. Busca perspectivas originales

No te quedes en la típica foto tomada a la altura de los ojos apuntando de frente. Agáchate, súbete a un banco, apunta hacia arriba o hacia abajo… Un elemento de lo más cotidiano cobra una dimensión sorprendente visto desde un ángulo original.

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Tipos de planos en fotografía en función del ángulo de visión

4. Aplica la regla de los tercios

Aunque a veces funciona, en general trata de huir de la simetría. El modo más sencillo de hacerlo es la regla de los tercios, que se basa en colocar los elementos principales fuera del centro del encuadre.

A la sombra

La regla de los tercios

5. Sujeta correctamente tu cámara

Usa siempre las dos manos para agarrar tu cámara (sea del tipo que sea) porque de ese modo evitarás vibraciones que darán al traste con la nitidez de tus imágenes.

Luis en multiángulo

Cómo sujetar correctamente una cámara réflex

6. Sé consciente de que la luz lo es todo en fotografía

Dado que la fotografía consiste en captar la luz que reflejan las cosas, entenderéis que las condiciones luminosas son básicas a la hora de lograr una foto atractiva. Por mucho que dominéis los programas de retoque fotográfico, siempre es recomendable partir de una buena base.

Soportales

La importancia de la luz en la fotografía de exteriores

Dos formas distintas de fotografiar el atardecer

7. Busca la máxima nitidez

Para mí es fundamental captar las cosas del modo más nítido posible y, en general, creo que esto siempre ayuda a conseguir imágenes visualmente atractivas que captan la atención del espectador.

Morro de gos

Consejos para mejorar la nitidez de nuestras fotos

8. Juega con los enfoques y los desenfoques

Conseguir una gran nitidez en el sujeto principal de la fotografía desenfocando al mismo tiempo el resto de los elementos hará que la atención del espectador se centre en ese motivo principal, por lo que usando la técnica adecuada podemos destacar lo que nosotros queramos.

Lechuza

Jugando con la profundidad de campo

Jugando con los desenfoques

9. Aprovecha la fuerza del blanco y negro

El blanco y negro no es cosa del pasado, ya que ayuda mucho en aquellas composiciones donde las formas y las texturas son lo principal por encima de las tonalidades de la imagen.

¿Campo de concentración?

El mundo en blanco y negro

10. Diviértete

A no ser que seas un profesional de la fotografía, de lo que se trata a la hora de salir con la cámara es de pasar un buen rato; así que aprovecha esos días en los que te sientes inspirado y nunca salgas a hacer fotos si ves que en realidad no te apetece demasiado.

Miradas

Las fotografías no se hacen; se sienten

Si a la hora de salir a hacer fotos aplicáis algunos de estos consejos os daréis cuenta de que vuestras imágenes ganan puntos; así que aprovechad ahora que hay muchas horas de luz y practicad todo lo que podáis, que seguro que durante el frío invierno os gusta echar un vistazo a esos recuerdos veraniegos.

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Los modos de enfoque en las cámaras réflex

Me hubiera gustado haber tratado antes el tema de los modos de enfoque porque lo considero muy interesante y porque a lo largo del tiempo muchos me lo habéis pedido; pero dado que mi anterior Nikon D40 sólo disponía de tres de ellos, no ha sido hasta la llegada de la D300 con sus 51 puntos y sistema de seguimiento 3D cuando he podido probar por mí mismo la versatilidad que ofrecen los modelos actuales a la hora de jugar con este parámetro y contaros mis propias impresiones.

Agua cristalina

Una breve reseña histórica

En la época de las cámaras con enfoque manual la única ayuda con la que contaba el fotógrafo era un círculo partido en el centro del visor que quedaba alineado cuando el motivo estaba perfectamente nítido. La idea de tener varios puntos de enfoque era totalmente inviable y la técnica para retratar al sujeto de forma descentrada en el encuadre consistía en colocarlo en el centro del visor, enfocar y a continuación realizar la composición deseada.

Nikon EM (1979)

Las primeras cámaras autofocus aparecidas en la década de los ochenta poseían un sólo punto de enfoque en el centro del visor. Por lo tanto a la hora de componer la imagen teníamos que seguir empleando la misma técnica de las cámaras de enfoque manual; sólo que en esta ocasión el disparador de la cámara tenía dos tramos en su pulsación: en el primero se bloqueaba el enfoque y pulsando a fondo es cuando se tomaba la fotografía. Por tanto, la técnica correcta para fotografiar algo consistía en situar el motivo en el centro del visor, pulsar el disparador hasta la mitad, componer la imagen definitiva sin soltar el botón de disparo y una vez conformes con la composición elegida presionarlo por completo para tomar la fotografía.

Sin embargo, los ingenieros de la época pensaron que sería útil tener más de una zona de enfoque de tal modo que pudieramos mostrar de forma nítida a sujetos que estuvieran en otras zonas del encuadre diferente de la central sin tener que andar colocándolos en medio del encuadre. Así surgieron los sistema de enfoque con varios puntos, creciendo cada vez más el número de estos de tal modo que el fotógrafo ahora podía concentrarse en la composición eligiendo posteriormente el punto sobre el que se encontrara el sujeto que quería mantener enfocado en la imagen final.

Los puntos de enfoque en las réflex digitales

Las primeras réflex digitales que aparecieron en el mercado contaban con tres o cinco puntos de enfoque. Posteriormente fueron apareciendo modelos que incorporaban siete puntos y las de gama profesional solían rodar los once hasta la llegada de la Nikon D3, que disparó esa cifra considerablemente.

Visor Nikon D1x (Junio de 2001)

Las cámaras réflex actuales suelen rondar los diez puntos de enfoque en el caso de las más simples hasta alcanzar los 51 de la gama profesional de Nikon o los 45 de la Canon 1D Mk IV. Además, contar con tantos puntos de enfoque nos garantiza una buena cobertura del visor como se puede apreciar en el siguiente diagrama extraído del manual de la Nikon D300.

Visor Nikon D300 (Marzo de 2008)

Ahora bien, tener semejante cantidad de puntos de enfoque puede ser contraproducente si sólo los empleamos para elegir uno de ellos, ya que a la hora de componer la fotografía corremos el riesgo de perder mucho tiempo pegándonos con la cruceta de control para elegir el punto deseado de entre todos los disponibles en el visor. Precisamente para evitar esto en las cámaras que cuentan con un numero elevado de puntos lo habitual es que tengamos la posibilidad de reducir su número a una cifra más contenida (11 en el caso de la D300).

De todos modos, hay que señalar que no todos los puntos de enfoque son iguales, ya que por lo general los centrales son más sensibles que los de la periferia. En mi Nikon D40, de los tres puntos sólo el central es de tipo cruzado y los dos de los laterales están orientados para detectar mejor las líneas verticales; mientras que en la D300 los 15 puntos de la retícula central son de tipo cruzado y los restantes son de un sólo sentido.

Bicicleta otoñal

Eso sí, tampoco os compliquéis mucho la vida porque a efectos prácticos podéis emplear todos los puntos sin preocupación, ya que en la inmensa mayoría de las situaciones todos ellos van a funcionar con mucha precisión; especialmente con objetivos de apertura generosa que siempre proyectan más luz sobre la pantalla de enfoque y por tanto facilitan la labor a los componentes electrónicos encargados de estos asuntos.

Por cierto, me gustaría señalar que si dejamos que la cámara elija por ella misma el motivo principal de la fotografía es posible que se iluminen varios puntos de enfoque pertenecientes todos ellos al mismo plano, ya que como sabréis sólo es posible tener un plano enfocado en la imagen al mismo tiempo.

Sólo viento

Los modos de enfoque

En cuanto a los modos de enfoque, las cámaras réflex poseen tres diferentes cada uno con una aplicación; aunque ya sabéis que en fotografía nada constituye una norma inquebrantable y todo consiste en probar con las posibilidades que nos brinda nuestra cámara:

Estos modos se eligen mediante el menú de la cámara en los modelos más sencillos o bien mediante un selector físico presente en algún lugar del cuerpo de las cámaras de gama media y alta.

Selector modo de enfoque Nikon D300

· Simple (S): Ideal para sujetos estáticos, paisajes, retratos… en general para cosas que requieren tomar fotografías con tranquilidad y sin prisas. En este modo se pulsa el disparador hasta la mitad y una vez que se fija el enfoque éste queda bloqueado hasta que hacemos la fotografía o bien soltamos el disparador y lo volvemos a pulsar. Por cierto, para este tipo de fotografías que os comento lo habitual es dejar que la cámara fije el foco sobre el motivo más cercano al espectador como en el siguiente ejemplo; si bien para retratos, fotos con muy poca profundidad de campo y casos en los que queremos afinar mucho lo que queremos que aparezca nítido en la imagen es mejor elegir el punto de enfoque por nosotros mismos.

Resistencia primaveral ante el otoño

· Continuo (C): Es el modo más habitual en fotografía deportiva, de naturaleza y, en general, de aquellas modalidades en las que se suele emplear el disparo a ráfagas. En este caso la cámara fijará el enfoque sobre un objeto y esta lo seguirá manteniendo enfocado aunque cambie la distancia a la que se encuentra de nuestra posición. Si os fijáis en la recta de meta de un estadio durante la final de los 100 metros lisos veréis un montón de fotógrafos con tremendos teleobjetivos colocados al fondo del estadio; y lo que suelen hacer es usar este modo de enfoque para disparar varias ráfagas según los corredores avanzan de frente hacia ellos asegurándose de que el corredor al que están retratando aparece nítidamente en todas ellas.

S.P. Cabanillas - C.D.E. Caraquiz (23/10/2010)

· Manual (M): En este caso el enfoque lo realiza el fotógrafo mediante el anillo que para tal fin posee el objetivo que tengamos montado en la cámara. Normalmente se emplea este modo en aquellos casos en los que el enfoque automático no es capaz de fijar el foto correctamente (situaciones de baja iluminación, poco contraste en el motivo…) y por lo general sólo tiene utilidad para sujetos estáticos; ya que es realmente difícil clavar el foco en un objeto en movimiento.

Carrusel nocturno

Las variantes del modo de enfoque continuo

Los modos simple y manual no dejan demasiada libertad de elección al fotógrafo en cuanto a variación de parámetros. Cierto es que podremos elegir el punto de enfoque que queramos de entre todos los disponibles pero como os decía, estos dos modos están pensados sobre todo para motivos estáticos y de ahí que sean bastante sencillos de emplear.

La verdadera «chicha» viene con el modo continuo, ya que ahí sí que tenemos bastante libertad de elección en función de la cámara que estemos empleando. Por ejemplo, en mi D300 puedo elegir varios modos de seguimiento pensados para sujetos que se mueven «en tres dimensiones»: si el sujeto enfocado se mueve con rapidez y se sale del punto de enfoque que lo cazó en primera instancia la cámara es capaz de detectar esta situación y fijar el enfoque buscándolo con los puntos circundantes.

Ferias y Fiestas Alcalá 2010

Persiguiendo al motivo

Si el sujeto se mueve con cierta suavidad como puede ser un ciclista o un patinador, podremos seguirle con cierta precisión y en tal caso con que estén alerta los nueve puntos que rodean al que esté activo es suficiente. Sin embargo, si el sujeto se mueve con rapidez por todo el encuadre (podéis pensar en un jugador de ténis) podemos hacer que la totalidad de puntos estén constantemente ojo a vizor para convertirse en el punto activo si el motivo al que estamos siguiendo cae sobre cualquiera de ellos.

Precisamente en ese tipo de situaciones estuve probando hace tiempo mi cámara y os aseguro que es realmente curioso comprobar cómo el punto de enfoque empleado inicialmente para fijar el foco en el motivo de turno se mueve acompañándolo por todo el encuadre a medida que éste se desplaza de aquí para allá.

Nikkor 80-200 f/2.8

Del mismo modo, en las cámaras de gama profesional también podemos configurar el lapso de tiempo durante el cual, si el motivo principal queda oculto, la cámara entiende que ha desaparecido y pasa a buscar otro motivo. Esto se hace por ejemplo para fotografías de aves en movimiento, ya que es posible que en su recorrido pasen por detrás de árboles u otros elementos y durante esos instantes no nos interesa que la cámara se ponga a buscar un nuevo punto de enfoque como una loca.

En general, por el tipo de fotografía que suelo hacer (urbana y paisaje sobre todo) empleo muy poco el enfoque continuo; y mucho menos el seguimiento activo con varios puntos de apoyo y demás. Sin embargo, contar con tantos puntos de enfoque repartidos a lo largo y ancho de buena parte del visor permite que me centre en la composición de la fotografía siendo el tema del enfoque una tarea mucho más simple que si me tuviera que poner a seleccionar zonas y demás.

Lechuza (perfil)

Una ayudita nunca viene mal

Ya sabéis que al final lo que importa de verdad es la persona que está detrás del visor de la cámara; pero siempre es bueno contar con el apoyo de la técnica para centrarnos en las tareas más artísticas dejando que los automatismos hagan el trabajo sucio por nosotros. No es delegar nuestras decisiones en la cámara (cosa a la que siempre me he opuesto) sino hacer las cosas de un modo más sencillo.

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Distorsiones ópticas en fotografía

Después de aquella entrada en la que os hablaba de las aberraciones cromáticas tenía pendiente escribir un artículo sobre otro de los defectos ópticos más habituales en nuestras imágenes: las distorsiones tanto de barril (barrel distortion en inglés) como de cojín, llamada pincushion distortion en el idioma de Shakespeare.

Ida y vuelta

¿Qué es la distorsión?

La distorsión en fotografía son aquellas deformaciones ópticas de la imagen causadas por el objetivo empleado (o la óptica de la cámara en caso de ser una compacta o una bridge) y que diferencian la imagen capturada de lo que realmente había delante de la cámara en el momento de disparar. Por lo tanto, la distorsión es algo a evitar pero que cualquier sistema de tratamiento de señales va a introducir en mayor o menor medida durante el proceso. En el caso de la fotografía, estas distorsiones serán más evidentes cuanto más nos acerquemos a los bordes de la imagen quedando el centro de la misma, por lo general, libre de estos defectos ópticos.

En un mundo ideal no hay distorsiones; y por lo general ese paradigma se da tanto en los objetivos fijos de 50mm como en aquellas ópticas de gama profesional diseñadas para dar la más alta calidad de imagen posible. Ya sea por la simpleza y la simetría de las lentes que conforman un 50mm como por la complejidad óptica de, por ejemplo, un 70-200 f/2.8, en esos objetivos no vamos a encontrarnos con distorsiones apreciables a simple vista en las imágenes resultantes.

Verde

En caso de emplear una óptica diseñada para formato completo en una cámara réflex equipada con un sensor de tipo APS-C, al emplear solamente la parte central de la misma estaremos prácticamente exentos de cualquier defecto óptico, ya que como os decía antes, la zona más «conflictiva» de los objetivos es la parte exterior de los mismos.

En cualquier caso, hay objetivos que buscan expresamente esas distorsiones geométricas tal y como sucede con los ojos de pez, que emplean una exageradísima distorsión de barril para poder encajar en la imagen un campo de visión de 180 grados.

Luis en multiángulo

Las ópticas más conflictivas en cuanto a esto de las distorsiones van a ser, por tanto, los zooms de gama baja diseñados para formato APS-C y aquellos objetivos en los que el rango focal sea muy elevado (un ejemplo clásico es el habitual «18-200 VR» de Nikon que mucha gente monta el primer día en su cámara para no tener que cambiarlo nunca). Lo habitual en estos modelos es que tengamos un punto intermedio en su recorrido donde no exista ninguno de los dos tipos de distorsión pero en los extremos nos encontremos con ciertas deformaciones de la imagen que se harán más patentes cuanto más nos acerquemos a las esquinas de la misma.

Distorsión de barril (barrel distortion)

La distorsión de barril es la más común y suele darse por lo general en distancias focales cortas. Como su propio nombre indica, se trata del abombamiento de la imagen de tal modo que las líneas situadas en los extremos del encuadre aparentarán salir hacia el exterior. Puesto que este defecto óptico se suele dar sobre todo en objetivos angulares; al ser estos empleados habitualmente para paisajes, en cuanto llevemos a los extremos del encuadre un edificio de varias plantas o el mismo horizonte se apreciará claramente la distorsión. También se suele dar habitualmente en la posición de gran angular de las cámaras compactas así como en los modos macro de las mismas.

A modo de ejemplo, podéis fijaros en el abombamiento del horizonte de la fotografía que tenéis a continuación y que fue tomada hace ya unos cuantos años con mi Konica Minolta dimage Z2.

Vista desde la planta de coronación

Distorsión de cojín (pincushion distortion)

La distorsión de cojín suele pasar más desapercibida porque se da, por lo general, en los teleobjetivos y consiste en que los extremos de la imagen parecen curvarse hacia dentro. Como os decía, se suele dar más frecuentemente en distancias focales largas; pero al usar de forma habitual este tipo de ópticas para aislar detalles del fondo enfocando nuestra atención en la zona central del encuadre, el efecto de la distorsión muchas veces pasará completamente desapercibido.

De hecho, he tenido que buscar durante un rato en mi archivo fotográfico hasta dar con una imagen en la que se apreciara este efecto con cierta claridad; y lo he encontrado en la siguiente fotografía tomada hace poco más de un año con mi Werlisa Club 35 y en la que podéis apreciar claramente la distorsión de cojín en las líneas que trazan los ladrillos de la pared.

Octubre09_8

Distorsión de bigote (moustache distortion)

Aunque en ocasiones veréis este tipo de distorsión tratarse por separado, en realidad es una combinación de las dos anteriores y su efecto consiste en que a lo largo de las líneas paralelas a los extremos del encuadre se dará distorsión de barril en la zona central y de cojín en las exteriores; dando lugar a una forma que recuerda a un bigote.

Este tipo de distorsión suele aparecer en algunos angulares extremos cuando se llevan a su focal más baja (entre 10 y 12 mm) debido a la complejidad de mantener la linealidad de la imagen empleando ángulos de visión en torno a los 108º.

Las ventajas de la fotografía digital

Columnas

En la época de las cámaras analógicas era muy complicado eliminar estas deformaciones ópticas durante el proceso de revelado (aunque no me atrevo a decir que era imposible porque puede que hubiera algún método) pero hoy en día es bastante sencillo corregirlo en formato digital. De hecho, una vez repasados los principales defectos ópticos que suelen aparecer en nuestras imágenes (básicamente el viñeteo, las aberraciones cromáticas y las distorsiones vistas hoy) me gustaría abordar en una futura entrada la corrección de dichos defectos mediante el programa Adobe Lightroom 3, pues incluye una función específica este fin.

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Jugando con los desenfoques

Del mismo modo que hace unos días hablábamos de tres elementos que me sirven de inspiración para hacer fotografías, hoy me gustaría hablaros de un recurso por el que tengo cierta predilección: los desenfoques.

De viaje

Desenfoques con compactas: misión (casi) imposible

La incapacidad de realizar desenfoques acusados con cámaras compactas (a no ser que empleemos el modo macro de las mismas y disparemos a escasos centímetros del sujeto en cuestión) debido al minúsculo tamaño de sus sensores siempre fue algo frustrante para mí. Cuando veía imágenes captadas con cámaras réflex en las que el sujeto principal aparecía completamente aislado del fondo deseaba poder hacer algo similar, pero era consciente de que aquel equipo fotográfico tan limitado no iba a ser capaz de lograr resultados ni remotamente parecidos.

Ese fue precisamente uno de los motivos por los que me pasé a réflex hace ya algo más de dos años. Y aunque en las primeras fotos hechas con el venerable 18-55 que venía «de serie» con mi Nikon D40 ya se notaba un gran cambio con respecto a mis cámaras anteriores, pronto me hice con ópticas que me permitían conseguir mis ansiados desenfoques; siendo la primera de ellas el siempre resultón Nikkor AF 50mm f/1.8D y el más claro ejemplo de ello el recién llegado Nikkor AF 80-200 f/2.8 ED, que gracias a su generosa apertura y a su distancia focal permite una libertad creativa bastante grande debido al control que estos dos parámetros nos dan sobre la profundidad de campo.

Miradas (II)

La importancia de la profundidad de campo

No está de más recordar que a la hora de realizar alguna fotografía empleando este recurso tenemos que pensar en tres dimensiones, porque si disparamos por sistema a la máxima apertura y distancia focal del objetivo es posible que incluso partes del motivo retratado aparezcan desenfocadas por la minúscula profundidad de campo resultante; de modo que tendremos que jugar con la apertura empleada y la distancia al sujeto para asegurarnos de que lo que estamos desenfocando es únicamente lo que nosotros queremos (algo para lo que es muy útil el botón de previsualización de la profundidad de campo).

Del mismo modo, hemos de ser conscientes de que, por lo general, obtendremos mayor nitidez si evitamos la máxima apertura del objetivo empleado cerrando ligeramente el diafragma. A modo de ejemplo, en mi querido 50mm f/1.8 siempre trato de disparar a aperturas no superiores a f/2.8 porque en este modelo a plena apertura se nota cierta pérdida de nitidez que cerrando un paso de diafragma queda mitigada casi totalmente. Si no queda más remedio ya sea porque buscamos una PDC muy reducida o porque la luz disponible es muy escasa dispararemos a f/1.8; pero yo al menos lo evito siempre que puedo. Sin embargo, con el AF-S Nikon 35mm f/1.8 DX sí que puedo disparar a máxima apertura sin preocupaciones porque sé que la pérdida de calidad de la imagen con respecto a aperturas más pequeñas es prácticamente imperceptible.

Red & blue

Los tres factores clave

Para lograr desenfoques pronunciados tenéis que tener en cuenta tres cosas: un sujeto que esté más o menos cerca de nosotros (os recuerdo la importancia de llenar el encuadre), una distancia focal elevada y una apertura amplia. Jugando con estos tres parámetros vamos a poder variar la nitidez de los fondos de tal modo que podamos destacar un elemento sobre el resto o bien hacer todo lo contrario y, aplicando la teoría de la hiperfocal, dar nitidez a todos los planos de la imagen.

La elección de cómo queréis plasmar el mundo en una fotografía ha de ser siempre cosa vuestra; y precisamente por eso es por lo que afirmo que comprarse una réflex y usarla en modo totalmente automático es una lástima.

Quilmes

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