En las tierras de Levante hay una obsesión casi ancestral por el fuego. Ya sea en las fallas, en la noche de San Juan o en las fiestas de cualquiera de sus pueblos, las gentes de la Comunidad Valenciana practican esa curiosa tradición que siempre da lugar a imágenes muy pintorescas.
Recuerdo la fotografía que hay sobre estas líneas porque la tomé a finales de junio de 2011; concretamente en la cremá de un ninot que se hizo en la plaza principal de Oropesa del mar. Era una noche templada y seca como corresponde a esas épocas del año y éramos muchos los curiosos que nos habíamos acercado hasta allí para ver arder una gran figura de madera y cartón.
El inicio fue tranquilo: el ninot comenzó a arder por su parte inferior y poco a poco las llamas fueron intensificándose al tiempo que los bomberos no permitían que el fuego llegara a descontrolarse. Sin embargo, dado que la materia prima de la que estaba hecho aquello ardía con rapidez, pronto las pavesas empezaron a volar cayendo directamente sobre los allí presentes.
No es que se dieran escenas de pánico ni mucho menos; pero sí que es verdad que algunos de nosotros no nos sentíamos muy tranquilos bajo aquella lluvia de cenizas incandescentes; especialmente si pensábamos en la cantidad de tejidos sintéticos que se emplean hoy en día a la hora de vestir.
Sea como sea, la cremá apenas duró unos minutos y una vez que la figura había quedado recudida a rescoldos se dio por terminado aquello y nos encaminamos hacia nuestras respectivas casas.
Además de estas cremás, también se dieron en Oropesa otros acontecimientos relacionados con el fuego como un espectáculo pirotécnico también muy típico en las tierras valencianas llamado «correfuegos» (correfoc en valenciano) y al que pertenece la siguiente imagen:
En este tipo de eventos, un grupo de personas pertrechados con todo tipo de artículos pirotécnicos se mezcla entre el público presente para dar lugar a una mezcla de carreras, luces, ruido y olor a pólvora. No es que sea yo muy amigo de que me duchen con chispas; pero reconozco que en estas situaciones me gusta estar en un segundo plano con mi cámara (en este caso equipada con un 50mm f/1.8) para captar todos esos puntos luminosos que tanto contrastan con la negrura de la noche.
¡Hasta la próxima entrada!