Ya que el verano parece ser una de las mejores épocas del año para sacar la cámara y retratar lo que nos rodea, me gustaría daros hoy siete consejos muy básicos para conseguir que vuestras fotos ganen puntos y llamen más la atención.
Ya decía Robert Cappa que «si tu foto no es lo bastante buena es porque no estabas lo suficientemente cerca», así que no tengas miedo de llenar el encuadre con aquello que quieras retratar.
La inmensa mayoría de la gente está acostumbrada a ver el mundo desde la altura de sus ojos, así que… ¿por qué no buscar puntos de vista que se salgan de lo común?
No tengáis miedo de jugar con los colores en post-proceso, pues con un simple cambio de tonalidades un lugar de lo más anodino se puede convertir en el fotograma de una película.
Tened siempre presente que todas las fotografías tienen tres dimensiones porque aparte del consabido «arriba, abajo, izquierda y derecha», los desenfoques serán los que le den profundidad a nuestras escenas.
Nunca debemos olvidar que a la hora de salir a hacer fotos tenemos que divertirnos; de modo que tomad lo que os he contado anteriormente como una simple colección de ideas y desarrollad vuestro propio estilo a base de practicar y practicar.
Me gusta fotografiar flores, ya lo sabéis: son de alegres colores, posan sin rechistar, dan lugar a composiciones armoniosas y tienen un atractivo visual que siempre capta la atención del espectador.
Los que ilustran esta entrada son cuatro ejemplos de un paseo que me di el pasado domingo por unos jardines de Oropesa del Mar.
Por cierto, ya me froto las manos pensando en la próxima sesión de fotos «florales» porque me pienso llevar el 28mm invertido… Teniendo en cuenta que estas están hechas con el 16-85 VR el resultado puede ser muy interesante.
Es bastante posible que alguna vez os hayáis encontrado con imágenes cuyo aspecto sea perfectamente real pero sus colores tengan un aspecto extraño. Puede que los negros tengan una componente azulada, que en los grises aparezca una dominante verdosa o que el cielo aparezca teñido de un rosa muy sutil. Pues bien, lo que estáis viendo es ni más ni menos que una fotografía a la que se le ha aplicado un proceso cruzado.
¿Qué es el proceso cruzado?
El proceso cruzado (cross processing en inglés o simplemente xpro) no es una técnica aparejada a la fotografía digital pese a que durante los últimos tiempos esté en boca de mucha gente, ya que en realidad sus orígenes se remontan al revelado de la película analógica, donde se empleaban unos reactivos determinados en función del tipo de carrete a positivar.
De hecho, se cree que el proceso cruzado se descubrió «por error» allá por los años 60 cuando algunos fotógrafos emplearon reactivos para película de diapositivas en carretes destinados a fotografías en papel y viceversa, obteniendo unos colores en cierto modo irreales y unos contrastes muy marcados que, en algunos casos, daban lugar a imágenes muy atractivas. El resultado variaba en función del reactivo empleado y la película a revelar, pero en general la imagen seguía siendo perfectamente válida después del proceso pese a haber utilizado un producto no adecuado para ello.
El proceso cruzado se ha empleado desde entonces en multitud de imágenes; sobre todo en el mundo de la moda y la publicidad debido al alto contraste y la saturación de los colores que se obtiene. Incluso se han llegado a rodar películas empleando esta técnica para revelar los rollos, dando una idea de la expansión de esta técnica. Es decir, que a partir de un simple error se ha creado una tendencia fotográfica que, basada en él, intenta plasmar el mundo desde un particular punto de vista tonal.
El proceso cruzado en la fotografía digital
Hoy en día es muy sencillo aplicar el proceso cruzado a nuestras imágenes digitales, ya que la gran mayoría de programas de edición gráfica incluyen estos efectos entre sus funciones. Photoshop, Lightroom, GIMP… Todos ellos disponen de filtros para dar a nuestras imágenes esa apariencia que os digo en la que los elementos que aparecen en ellas adquieren unas tonalidades muy diferentes a lo que estamos acostumbrados a captar a través de nuestros ojos.
El proceso cruzado se adapta bastante bien (al menos emulándolo digitalmente en Adobe Lightroom 3) a fotografías bastante luminosas, dando resultados algo pobres para mi gusto en fotografías subexpuestas. Puesto que la gracia del asunto es la variabilidad de los diferentes tonos presentes en la imagen, no conseguiremos gran cosa con una imagen con un claro predominio del negro.
En cualquier caso, como todo en fotografía la cuestión es probar y probar para darnos cuenta por nosotros mismos si la técnica se adapta a lo que queríamos expresar con nuestra imagen. Ya sabéis que en estos artículos acostumbro a presentaros las cosas de modo sencillo y luego sois vosotros los que tendéis que comprobar por vosotros mismos si os son de utilidad o no.
Hay quien no soporta la llegada del otoño. Después de todo lo que el verano conlleva, puede hacerse muy cuesta arriba ver cómo cada día anochece un poco antes y la temperatura cae en picado en cuanto en sol abandona el horizonte. En estos días volvemos a sacar las chaquetas del armario, nos toca desempañar el parabrisas a primera hora de la mañana, las primeras lluvias hacen acto de presencia…
Sin embargo, qué queréis que os diga: incluso en estos días, allí donde miro me encanta lo que veo.
A estas alturas de la película no os sorprenderéis si os digo que soy un gran admirador de la belleza que atesoran las cosas cotidianas. Siempre he pensado que todo tiene un lado hermoso y por eso suelo buscar puntos de vista diferentes desde los que una simple señal de tráfico se convierta en un conjunto de formas, texturas y colores agradable a la vista.
Lo más curioso del asunto es que estoy seguro de que si me planto delante del Coliseo de Roma es muy posible que no sea capaz de obtener una imagen que me llame la atención o me haga pensar que es lo suficientemente buena como para mostrárosla por aquí; pero en situaciones de lo más mundanas creo que tengo una cierta facilidad para dar con composiciones que consiguen llamar la atención del espectador y hacerle ver que hay belleza en todas las cosas que nos vamos encontrando por la vida.
Después de varias semanas de lluvias incesantes parece que el sol empieza a hacer acto de presencia. A la hora de comer caminar por la calle es una experiencia agradable porque su calor empieza ya a sentirse sobre la piel; pero lo mejor es que a media tarde es el encargado de que los cielos de la ciudad se tiñan de bellos colores ante los que no hay amante de la fotografía capaz de resistirse.
Los desaturados selectivos (también conocidos como cutouts) son imágenes bastante vistosas y que siempre llaman la atención del espectador. De hecho, en este mismo blog ya he publicado alguna fotografía de este estilo que, por lo general, ha tenido cierto éxito entre vosotros.
Pese a lo que pueda parecer, realizar un desaturado selectivo no es una tarea excesivamente compleja; o al menos no lo es si empleamos mi herramienta favorita para tratar las imágenes que salen de la cámara: Adobe Lightroom 2.
Precisamente, lo que pretendo con esta entrada es presentaros un pequeño tutorial explicando cómo realizo este tipo de imágenes para adjuntaros un vídeo al final que demuestra lo rápido que podemos tratar una fotografía para lograr este curioso efecto. Vamos pues con la explicación:
Seleccionando las imágenes adecuadas
No todas las imágenes son aptas para un cutout. Funcionarán mejor aquellas fotografías con colores puros y luminosos, pues además de lograr un efecto más espectacular, serán más fáciles de realizar al estar más definidas las zonas de diferentes tonalidades. Si queréis buscar un escenario para realizar vuestro primer desaturado selectivo, una buena opción puede ser uno de esos modernos parque infantiles llenos de columpios, pues allí reinan los colores primarios muy saturados.
Del mismo modo, si tenéis la posibilidad de disparar en RAW os lo recomiendo por encima del JPG, pues al no haber ningún proceso previo de compresión los colores llegan al ordenador de una forma más pura y definida.
Nuestra imagen inicial: unas gradas plagadas de graffitis. Lo que nos proponemos es destacar la pintada azul que hay en la parte superior
Bueno, ya tenemos la imagen adecuada para nuestros propósitos, así que ahora vamos con la chicha del proceso:
Tratando los colores en Lightroom
Pantalla de Lightroom 2 nada más abrir la imagen para tratarla
Una vez abierta la fotografía en Adobe Lightroom 2 vamos a ir al panel de la derecha y allí desplegaremos la pestaña llamada HSL / Color / Grayscale. Una vez dentro de ella emplearemos el primer modo de trabajo (HSL) por ser el relacionado con el tono, la saturación y la luminosidad de los colores; así que a su vez dentro de él trabajaremos con la opción Saturation.
Este paso es el más sencillo de todos: se trata de llevar al mínimo la saturación de todos los canales. Con esto tendremos una imagen en tonos de gris a la que posteriormente resucitaremos los tonos adecuados.
Bajando la saturación de los diferentes canales de la imagen uno por uno. Se trata de llevarlos todos al valor -100 para dejar la imagen completamente gris
Ahora seleccionaremos la herramienta de ajuste sobre el terreno (ese pequeño punto con dos flechas a la izquierda de la palabra «Saturation») y llevaremos el cursor sobre la zona cuyo color pretendemos destacar. Hacemos click con el ratón y sin soltar el botón movemos el mouse suavemente hacia arriba, viendo como van subiendo los canales correspondientes a ese tono (puede que sólo suba uno de ellos si el tono se corresponde exactamente).
Con la herramienta de ajuste subimos la saturación de la zona a tratar hasta que ronde el cero (o un poco más para que el color quede más vivo). Otras zonas con componente azul también han avivado su color, así que luego las volveremos a "apagar".
El problema es que ahora tenemos esa zona del tono deseado; pero también otras partes de la imagen que se correspondían con dicho color. Por lo tanto, tenemos que buscar algún modo de que esas zonas que queremos mantener en gris vuelvan a su estado anterior.
Esto lo haremos con el pincel de ajustes: una herramienta muy potente que nos va a permitir ir ajustando en los lugares que deseemos cosas como el brillo, el contraste, la exposición… y, por supuesto, la saturación de los colores.
Ajuste de la herramienta pincel: saturación en -100 para eliminar el color de las zonas no deseadas
Seguro que ya os estáis imaginando lo que hay que hacer. Seleccionamos el ajuste de la saturación dentro de la herramienta y llevamos su valor a -100. Con esto, allá por donde pasemos el pincel volverá el reino del color gris; por lo que debemos repasar todo aquello que se haya coloreado sin haberlo deseado. Lo más aconsejable es comenzar con un tamaño de pincel pequeño para delimitar bien el borde de la zona que estamos destacando y luego ampliar el radio generosamente para retocar rápidamente el resto de la imagen sin contemplaciones.
En esta zona de la pantalla podemos ver el efecto de ir pasando el pincel: aquello que va tocando vuelve a ser completamente gris
Una vez que nos hemos asegurado de que todo rastro de color fuera de la zona a destacar ha sido aniquilado podemos dar por terminada nuestra imagen y exportarla a JPG para poder enseñársela al mundo. ¿Verdad que no era tan difícil?
Nuestro desaturado una vez finalizado
Haciendo un cutout en dos minutos
Para que veáis que no os engaño cuando afirmo que se puede hacer un desaturado selectivo en apenas un par de minutos os dejo un vídeo capturado con mi propio ordenador en el que podéis ver en tiempo real los pasos que os he ido explicando en el tutorial. La verdad es que en este tipo de imágenes lleva más tiempo el elegir la fotografía más adecuada a nuestros propósitos que el proceso de desaturado como tal.
Por cierto, visto en el propio blog es posible que no apreciéis bien los detalles del vídeo por su tamaño limitado a 500 píxels de ancho, así que os recomiendo que lo veáis en alta definición haciendo click con el ratón en el logo de Youtube que hay en el propio vídeo o bien pulsando directamente en este enlace.
Si alguna vez habéis visto este tipo de fotografías con la sensación de que son muy complicadas de realizar, espero haber conseguido convenceros de que es algo mucho más fácil de lo que parece y que en apenas un rato podéis obtener una imagen con la que provocar una mueca de sorpresa.
Ya sé que en la cuarta entrega dije que era la última, pero cuando el domingo por la mañana me asomé a la ventana y vi el radiante sol que lucía en el cielo no pude resistir la tentación de coger la cámara y dar una vuelta por el nuevo recinto ferial para captar las estampas otoñales que se ven por allí estos días. Me di cuenta del «potencial fotogénico» del lugar la tarde del sábado, pero como no llevaba la cámara encima me resigné a no poder retratar esos rincones. Sin embargo, como os digo, al ver el sol el domingo por la mañana enseguida me acordé de que tenía una cuenta pendiente con esos caminos bajo las copas de los árboles.
Cuarta (y por el momento última) entrada sobre los colores del otoño en Alcalá. Espero que con estas fotos os haya sabido transmitir que aunque esta estación sea considerada por mucha gente como la más triste del año, en realidad está llena de vitalidad y alegres colores. Y si no os lo creéis, os invito a que contempléis la fotografía que cierra esta serie de imágenes, ya que la sensación que uno tiene al contemplarla es todo lo contrario a la tristeza.
¡Un saludo y muchas gracias por prestarme vuestro tiempo! 😉
Hoy vamos a seguir admirando los paisajes otoñales que podemos encontrar en Alcalá de Henares; sólo que esta vez pasearemos hasta el tramo del río que discurre por la zona de la ermita del Val. Un lugar tranquilo donde el amarillo es el color predominante y el suelo está tapizado de un mullido manto de hojas recién caídas. En el silencio de la naturaleza, uno se siente como un intruso por el simple hecho de hacer ruido al caminar; pero es más que recomendable visitar de vez en cuando un paisaje apartado como este para olvidarse de las prisas y el ritmo de la ciudad.
Desde hace unas semanas vengo fotografiando los tonos ocres de la vegetación que me voy encontrando. La llegada del otoño ya se notó en las imágenes del parque del Retiro de hace un par de semanas; y poco a poco todo va pasando de los verdes apagados y amarillos pálidos a tonos más oscuros y melancólicos que en absoluto tienen por qué significar tristeza.
A lo largo de otras tres entradas más que publicaré durante el fin de semana trataré de mostraros esa gama de colores y las situaciones que sólo esta estación es capaz de conseguir. De momento hoy os dejo con los primeros indicios de la llegada del otoño que retraté hace ya algunas semanas.
Un lugar con encanto desde donde ver el atardecer en Alcalá de Henares está en la confluencia de las calles Santa Úrsula y Colegios. En estos días a eso de las 18:15 se pinta un hermoso cuadro entre los tejados de la ciudad que nadie debería perderse.
(Y si no tenéis ocasión de estar por allí a esas horas, ya os lo fotografío yo 😉 ).
Después del climatológicamente fatídico lunes que tuvimos ayer (lluvia, niebla, atascos interminables…) nada mejor para alegrar un poco la mañana que unos primeros planos florales para recordarnos que dentro de pocas semanas el sol empezará a calentar con fuerza y los campos que hoy vemos en tonos ocres volverán a ser una explosión de colores como cada primavera.
Hasta entonces toca armarse de paciencia y chubasqueros… 😉