Review: Rovyvon A9 Cu

Por mis manos han pasado ya modelos de Rovyvon fabricados en poliamida y en aluminio, pero como de un tiempo a esta parte me ha dado por el cobre me he hecho con un ejemplar que auna lo mejor del tamaño y las calidades de construcción de los modelos para llavero de esta marca con el metal de número atómico 28 que tanto nos fascina a los aficionados a las linternas: hoy vamos a analizar la Rovyvon A9 Cu.

El cuerpo

El cuerpo de la A9 está integramente fabricado en cobre mecanizado por CNC y su forma es la misma (salvo por un pequeño detalle que luego veremos) que el de la A3x. De hecho, el botón redondo y de pequeño tamaño, nos indica que pertenece a la segunda hornada de linternas para llavero de la marca; ya que aunque la primera para mi gusto tenía una interfaz de usuario mejor, cierto es que se ha mejorado mucho su mayor defecto, que no era otro que el acusado PWM en el modo Moonlight.

Como todas las Rovyvon, en la caja viene junto a un cable de carga microUSB, una anilla de llavero, una pinza reversible, una correa para la muñeca, un mini-manual de instrucciones que no os hará falta mirar después de leer este artículo y una tarjeta de garantía que nadie rellenará nunca.

A diferencia de las otras linternas de la marca y como suele ser habitual en las fabricadas en cobre, la A9 viene envuelta al vacío en un sobre de plástico transparente para evitar que se empiece a oxidar y que así sea el usuario quien decida cuándo empezará a envejecer. Un ritual que os mostré en un vídeo que grabé al estrenar la Olight i5T EOS Cu y que va mucho más allá del típico unboxing.

Como siempre os digo al hablar de los modelos hechos de este material, una vez que abrimos su sobre protector el cobre empezará a oscurecerse y por mucho que en el futuro tratemos de limpiarlo nunca volverá a tener el acabado brillante del primer día. Si queréis contemplarla eternamente en su esplendor original no os quedará más remedio que conservarla en su envase al vacío como si de salmón ahumado se tratase; pero esto es algo que yo nunca he considerado porque creo que una linterna es para usarla por muy bonita que sea.

Como ya mencioné en los primeros compases de la review, el cuerpo de la A9 es prácticamente idéntico al de la A3x. Y es que, en realidad, aparte del material del que está hecho lo único que los diferencia es la parte trasera; ya que además de ser algo más ancha, en la A9 han hecho un par de agujeros pasantes junto a la argolla para pasar la clásica anilla de llavero con el fin de colocar en ellos un par de viales de tritio. Opción que la propia Rovyvon ofrece al comprar la linterna en su página web al módico precio de 30 dólares el par, por cierto.

En cualquier caso, paso a comentar las dimensiones de la A9, que son de 57,3 mm de largo por 15,6 de diámetro. Lo que se incrementa bastante es el peso de la linterna, ya que son 40 gramos, unos cuantos por encima de la A3x por la mayor densidad del cobre con respecto al aluminio. Y eso es algo que se nota cuando sostenemos la linterna en la mano.

La batería interna (no accesible al usuario como en todas las Rovyvon) tiene 260 mAh de capacidad y es recargable en poco más de una hora por el puerto microUSB que hay en un lateral de la A9. Lo de la batería integrada es una ventaja para no depender de pilas, pero lo malo es que una vez que la batería «muera» con el paso de los años la linterna seguirá siendo igual de bonita pero no tendrá utilidad alguna. Por cierto, espero que a no mucho tardar la marca empiece a pasarse al puerto USB-C como ya están haciendo muchos otros fabricantes.

Este modelo cuenta con certificación IP65, lo que convierte a la linterna en resistente al polvo y a salpicaduras, de modo que mejor no sumergirla si la tenéis cierto aprecio porque es posible que no vuelva a lucir jamás. En cuanto a caídas, se supone que aguantará impactos desde 1 metro de altura sin romperse, pero dado que el cobre es un material algo más blando que el aluminio, el cuerpo se marcará en cuanto «aterrice» con cierta fuerza sobre alguna superficie sólida (todavía no he tenido la «suerte» de comprobarlo).

La luz

Aunque en Rovyvon siempre me suelo decantar por modelos con LED Cree XP-G3 debido a que ofrecen una potencia lumínica superior, en esta ocasión he escogido la opción del LED Nichia 219C para comprobar así por mi mismo su mayor fidelidad cromática. A cambio obtenemos un menor número de lumens, pero también ganamos un poco de autonomía.

Como en todos los modelos de la gama Aurora, tenemos un sólo emisor tras una lente TIR transparente que se encarga de distribuir el haz de luz de la forma que los diseñadores de la marca han creído más óptima. Luego en las impresiones lo comentaré más a fondo, pero siempre me ha gustado mucho cómo interpretan en Rovyvon este aspecto tan importante en cualquier linterna.

Os dejo a continuación el detalle de los modos disponibles:

  • Modo alto (450 lumens) 1,5 minutos –> (100 lumens) 90 minutos
  • Modo medio (260 lumens) 1,5 minutos –> (100 lumens) 120 minutos
  • Modo bajo (15 lumens) 10 horas
  • Modo ultrabajo (2 lumens) 32 horas

Al encender la linterna con un doble click el modo por defecto que se activará es aquel que hayamos usado durante más de 3 minutos seguidos anteriormente, y a partir de él iremos haciendo el ciclo entre los cuatro modos disponibles a base de clicks breves. Hay también un modo estroboscópico que se activa haciendo triple click, pero ese queda fuera de la rueda de modos normales y su sistema de memorización. En todos los casos, para apagar la linterna hay que hacer un click algo más prolongado.

Comentaros también que hay un atajo bastante útil para acceder al modo Alto consistente en mantener pulsado el botón, ya que mientras lo tengamos apretado la linterna estará luciendo a sus 450 lumens máximos. Ideal para lanzar una ráfaga potente que nos permita distinguir algo en la lejanía.

Las sensaciones

Lo primero que llama la atención al sostener la A9 en las manos es lo pesada que es para su tamaño en comparación con el resto de modelo de la marca fabricadas en aluminio o poliamida. Quizá por ese mayor peso también da una sensación de solidez y robustez más acusada que en modelos como la A3 o la A1.

También noto al tacto cómo la parte trasera es más compleja y de mayor grosor que en los modelos de los que deriva su diseño, ya que además de ser algo más ancha (útil para hacer tailstanding con ella) posee un par de taladros pasantes que no están en la A1 o en la A3 y que se pueden ver en algunas de las imágenes que ilustran este artículo.

Al pasar la yema de los dedos por la superficie metálica se nota un microrelieve (nanorelieve más bien, podríamos decir) que indica que este modelo está hecho mediante torneado CNC a partir de un bloque macizo de cobre. Es decir, que sobre una base se coloca un bloque de metal y una máquina va limando y limando el material moviendo un cabezal giratorio según las directrices de un modelo 3D hasta dejarlo con su forma final. No estoy seguro de cómo fabrican a sus hermanas de aluminio; pero estas no tienen ese ligerísimo relieve que presenta el modelo de cobre. Se me ocurre que tal vez el proceso sea el mismo pero el aluminio recibe un pulido final antes de la aplicación del anodizado que, por algún motivo, no se puede aplicar al cobre; aunque esto es algo que sólo la propia marca podría contarnos.

Al igual que en la Rovyvon A3 la tapa plástica que cubre el puerto de carga tiende a salirse de su sitio y a quedar «colgando», lo cual además de hacer feo hace que pueda entrar polvo al conector. Me va a tocar hacer como en su hermana de aluminio y ponerle un aro de goma elástica sobre la dichosa tapa para que así se quede en su sitio; aunque en este modelo va a romper por completo su estética.

En cuanto a la luz que emite, se nota que es algo más cálida que la de los modelos que llevan el LED Cree XP, pero gracias a la capacidad de la vista de adaptarse a las más diversas circunstancias esto es algo que sólo vamos a apreciar si ponemos una linterna de cada tipo encendidas una al lado de la otra.

Sí que es cierto que si vamos alternando los dos tipos de linternas, los colores se ven en la oscuridad con unos tonos algo más parecidos a los de la luz del día con esta A9, sin ese tono azulado que a veces aparece cuando usamos una linterna con LED Cree. Pero también os digo que la diferencia no es ni mucho menos radical y que a no ser que tengáis pensado pintar cuadros iluminándoos con una linterna es un poco indiferente elegir uno u otro tipo de emisor.

Si la ponemos frente a sus rivales vemos que en dimensiones anda más o menos a la par con la Olight i3E-Cu; si bien al funcionar esta con una pila AAA y tener un sólo modo de funcionamiento, sería más lógico compararla con la Nitecore Tini-Cu que aparece a su derecha en la imagen que tenéis a continuación pues se asemeja más por filosofía de uso y prestaciones.

Sea como sea, la intención no era otra que poner una junto a otra las cuatro linternas de cobre que poseo a día de hoy; y es que como ya os dije en las primeras líneas de esta review, en los últimos tiempos me ha dado fuerte por este metal de cautivador brillo anaranjado y no descarto ampliar más todavía la familia en un futuro.

Conclusión

La Aurora A9 Cu es un modelo del que podrás enamorarte por su estética, pero no por su practicidad. Si piensas llevar una Rovyvon a diario en tu llavero como yo hago, es mejor que te decantes por una A1 o una A3, que son mucho más ligeras y económicas, de modo que no te dolerá cuando se te raye con las llaves, se te caiga al suelo o se te manche de grasa. De hecho, aunque ya han pasado unos cuantos meses sigo siendo fiel a la A3x que uso a diario en varias ocasiones. Su anodizado sigue desgastándose día tras día, pero lo considero una consecuencia más del servicio que me da.

La A9 también la uso a menudo, pero más por casa: cuando estoy trasteando en el interior de mi CPU o si tengo que levantarme a media noche y no quiero despertar a mi pareja. Ahí sí valoro el tacto pesado del cobre y la agradable sensación que da en la mano, pero para llevar siempre encima prefiero algo más ligero y también más barato.

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Review: Olight i5T EOS CU

Ya conocía la Olight i5T EOS puesto que suelo recorrer el mundillo linternero y estoy muy al tanto de lo que va saliendo sobre todo en formato pequeño que, como sabéis, es el que más me motiva. Y he de reconocer que se trata de un modelo que no había despertado mucho interés en mí, ya que al final no es más que una linterna cilíndrica alimentada por una pila AA que cuenta con dos modos de 15 y 300 lumens, clip desmontable e interruptor trasero. Nada emocionante, vaya.

Sin embargo, en una visita fugaz a una tienda especializada al norte de Madrid, me topé con la última unidad en stock de la edición en cobre (limitada a 18000 piezas y que actualmente ya no se fabrica) de modo que no me lo pensé dos veces y me hice con ella para así unirla a ese selecto club formado hasta hoy en mi caso por la Olight i3E-Cu EOS y la Nitecore TINI Cu.

El cuerpo

Al igual que en la i3E-Cu EOS, el cuerpo de la linterna está fabricado a base de cobre puro mecanizado. Es decir, que no es una pieza cilíndrica de cualquier material malucho con un fino recubrimiento de cobre; sino que todo el cuerpo está compuesto del famoso metal color salmón que, tras su llegada al mundo, empezará a variar su aspecto en función de las condiciones a las que se vea sometido.

Precisamente para que sea el usuario el que decida ese momento preciso, la linterna viene envuelta en una lámina de plástico a la que se le ha extraído todo el aire y en ella se ha incluido un sobre que contiene algún tipo de sustancia que previene la oxidación del metal. En vuestras manos queda la opción de dejarla eternamente ultraconservada al vacío (dan ganas de meterla en el congelador) o bien sacarla del blister y empezar a disfrutar de ella.

Una vez que tenemos la i5T en nuestras manos, observamos que sus dimensiones son de 95 mm de longitud por 18 mm de diámetro, parando la báscula en 105 gramos incluyendo la pila alcalina AA necesaria para su funcionamiento. Sí, tiene cierto sobrepeso; pero es algo habitual en todas las linternas de cobre en comparación con sus equivalentes de aluminio porque la densidad de este material es 8,9 gr/cm3 frente a los 2,7 gr/cm3 del aluminio; es decir, que es aproximadamente tres veces más pesado.

Como veis en las fotografías, el cuerpo posee una doble ranura helicoidal que además de ser bastante original recorre todo el cuerpo a modo de knurling, lo que consigue que el agarre sea tan cómodo como eficaz. Además, el tacto del cobre favorece este buen agarre, ya que suele ser más «pegajoso» que el siempre resbaladizo aluminio.

Podemos distinguir dos zonas con inscripciones directamente realizadas sobre el metal: el nombre de la marca grabado en la parte delantera del cuerpo así como el modelo, su número de serie y el logo CE grabados en la parte trasera. Por mi experiencia con la i3E-Cu os puedo decir que aunque de primeras las inscripciones se vean muy bien, cuando va pasando el tiempo cada vez se difuminan más hasta el punto de apenas poder distinguirlas a no ser que limpiemos la linterna a conciencia.

Todo el control de este modelo de Olight está centralizado en el único botón que esta posee; pero a diferencia de la gran mayoría que han pasado por aquí no está en un lateral del cuerpo sino en su parte trasera. Estamos, por tanto, ante una linterna de tipo tailswitch muy del estilo de las que salen en las películas de detectives incluyendo el típico click al pulsarlo. Por supuesto, por el diseño de esta parte no hay posibilidad de hacer tailstanding de ninguna manera.

Me llama la atención que la i5T no dispone de ningún modo de colocarle una correa al no disponer de oquedad o rebaje alguno en el cuerpo. Y me parece curioso porque en otros modelos de la marca sí que tenemos esa posibilidad, por lo que no sé por qué en este caso han decidido prescindir de esta opción. La única forma sería haciendo un lazo en el agujero superior que tiene la pinza que trae montada de serie; pero no está pensado para eso y ante un tirón fuerte la pinza se podría soltar del cuerpo acabando con la i5T en el duro suelo, por lo que yo lo descartaría.

Hablando de la pinza, esta no es de cobre; sino que está fabricada en latón oscurecido. De primeras tiene un tono algo más parduzco que el cuerpo de la linterna, pero dependiendo de cómo vaya envejeciendo tiene pinta de que los tonos se irán igualando con el paso del tiempo. No soy yo muy de pinzas en las linternas; pero reconozco que al quitársela (es desmontable, símplemente va a presión) la i5T queda un poco sosa y además consigue que mejore su agarre cuando la tienes en la mano. Aparte de esto, por su curioso diseño esta es reversible sin necesidad de moverla de la posición que veis en las fotos, ya que podemos engancharla en uno u otro sentido gracias a su doble curva superpuesta.

A modo de curiosidad, en este artículo voy a incluir un vídeo que he grabado sacando la linterna de su envoltorio al vacío para que veáis por vosotros mismos como es ese momento en el que «nace» una linterna de cobre; ya que a partir de ese preciso instante comienza a envejecer inexorablemente por el oxígeno que hay en el aire. Desde luego que no es ninguna maravilla de la técnica, pero me apetecía inmortalizar el momento y compartirlo con vosotros.

La parte trasera de la linterna, que es desenroscable porque es por ahí por donde se introduce la pila AA que utiliza, también está fabricada en cobre; tanto el exterior como la rosca interior, la cual posee una junta tórica de color rojo para asegurar su estanqueidad. Cuenta además con un estriado vertical muy marcado que nos permitirá girarla sin ningún problema.

El botón tiene un tacto duro que hará que no se nos encienda en el bolsillo de la chaqueta por accidente. Aun así, si vais a transportar la linterna en un sitio cerrado y apretado (bolso, mochila, bolsillo de vaquero, etc) lo más recomendable es sacarle la pila para evitar encendidos por accidente y encontrarnos sin autonomía cuando más falta nos haga.

En lo que a resistencia a los «accidentes» se refiere, Olight asegura que su linterna posee certificación IPX8 (lo que la convierte en sumergible) y que puede soportar caídas desde 1,5 metros de altura. Sea como sea, no os recomiendo que probéis la resistencia a los golpes porque el cobre es un material relativamente blando y se marcará en cuanto aterrice con cierta fuerza sobre una superficie sólida.

Por cierto, aunque hay gente que lo ha probado, Olight no recomienda usar baterías recargables de litio en este modelo, ya que podemos cargarnos el LED y/o su electrónica de control. Sólo pilas AA de 1,5 voltios ya sean alcalinas o recargables Ni-MH, tenedlo en cuenta.

La luz

Olight ha decidido equipar a la i5T con un LED Osram P9, que nos va a dar una luz algo más cálida de lo habitual; pero que también provoca que en la zona central del haz proyectado aparezca un anillo algo amarillo, siendo la corona exterior de un blanco bastante homogéneo. Aun así, esto es algo que sólo percibiremos si apuntamos a una pared blanca, porque en el mundo real la luz se distribuye bastante bien.

En cuanto a los modos de funcionamiento, la i5T posee sólo dos que se distribuyen de la siguiente forma:

  • Alto: 300 lumens (3 minutos) –> 150 lumens (25 minutos) –> 30 lumens (122 minutos)
  • Bajo: 15 lumens (20 horas)

Como podéis ver, el modo alto no es constante sino que tiene tres niveles que se van activando mediante un temporizador interno. Siendo una linterna que funciona mediante una pila alcalina esto no se ha hecho por evitar picos de temperatura (nunca va a representar un problema en la i5T) sino para prolongar la autonomía en la medida de lo posible.

La forma de cambiar entre ambos modos es mediante el uso del botón trasero. Por defecto la i5T siempre enciende en el modo bajo y para pasar al alto tendremos que apagar y volver a encender en menos de dos segundos; cosa que de primeras a veces cuesta un poco por el tacto duro del botón.

Además, ese tacto tan sólido hace que podamos usar la linterna de modo temporal símplemente manteniéndolo ligeramente apretado y si ya queremos dejarla encendida sólo tenemos que hacer algo más de fuerza para que se hunda un poco más y se enclave.

Por cierto, me llama mucho la atención que en esta linterna el modo alto no se enciende de forma instantánea; sino que lo realiza mediante una rampa de apenas décimas de segundo que hacen que percibamos ese cambio de intensidad de una forma gradual y muy agradable. Me parece un detalle elegante y original, la verdad.

Como en tantos otros modelos actuales, la i5T cuenta con un reflector TIR transparente para distribuir la luz emitida por el LED de una forma controlada y estudiada por los diseñadores de Olight. Como ya os he dicho muchas veces, no tienen el encanto de los reflectores de piel de naranja pero hay que reconocer que son más eficientes.

Las sensaciones

En comparación con las linternas que suelo emplear (EDC del tamaño más pequeño posible) la Olight i5T EOS CU se nota más grande y, sobre todo al ser de cobre, más pesada; pero esto también consigue que seamos capaces de agarrarla de forma sólida y segura.

Y aunque en cualquier linterna de este metal el agarre es muy bueno, en esta i5T lo es más todavía gracias a las ranuras helicoidales que recorren su cuerpo y a la forma prominente de la pinza que trae adosada. Además, estas ranuras quedan más protegidas del sudor de las manos y del roce del entorno, lo que hace que al final conserven un tono diferente al de la parte superficial, así que aunque al principio su aspecto es homogéneo y muy discreto, al cabo del tiempo acaban haciendo contraste.

Un detalle que no me ha gustado nada es que la pila venga de fábrica puesta dentro de la linterna. Es verdad que lleva un círculo de plástico que aisla el polo negativo del muelle de la parte posterior de la linterna y que antes de usarla debemos retirarlo; pero siendo una pila alcalina que puede ser propensa a fugas lo veo un riesgo que se podía haber evitado colocándola suelta en la caja como se suele hacer en la mayoría de los casos.

Hace unos meses se me sulfató una pila AAA dentro de una Fenix E01 y además de que tuve que hacer ingeniería de minas para sacarla de ahí (taladrar la pila, meterle un tornillo, echarle aceite, tirar con alicates…) al final el interior del cuerpo de la linterna se ha quedado lleno de sulfato y ahora si meto otra pila luego no sale con facilidad.

¿Por qué se ha metido una pila alcalina AA en el interior de una linterna de edición limitada fabricada en cobre que algunas personas querrán conservar eternamente en su funda al vacío? Pues no lo sé, pero es muy posible que con el paso de los años la pila se sulfate y acabe provocando daños en su interior tanto al cobre como a la placa electrónica que allí se encuentra.

Pero bueno, sea como sea, he de decir que el tacto de la linterna es exquisito; especialmente la rosca de la parte trasera que además de estar perfectamente torneada, al ser de perfil cuadrado es sólida y ajusta a la perfección. Algo a lo que contribuye el material de la linterna, pues en otros como el titanio el roce de metal contra metal tiene un tacto arenoso y no produce la agradable sensación que tenemos en esta Olight de cobre.

Usándola por mi pista de pruebas habitual pude ver que el haz se reparte muy bien y es muy homogéneo. Para dar una vuelta si estamos en completa oscuridad puede llegarnos con el modo Bajo porque al final la vista se acaba acostumbrando, pero por su alcance sólo nos servirá para suelos llanos en los que queremos tener controlado lo que pisamos y poco más. Para tener un alcance ya bastante digno debemos utilizar el modo Alto que con sus 300 lumens nos va a permitir ver las cosas a unos cuantos metros de distancia.

Os voy a dejar a continuación unas imágenes para que os hagáis una idea de lo que se veía sin iluminación y lo que podemos llegar a ver con la i5T en su modo Alto.

Llevo usándola ya unos días y veo que está empezando a oscurecerse ligeramente de tanto manosearla. Tal y como sospechaba, las ranuras helicoidales siguen teniendo más o menos su color original por estar menos expuestas y ya empiezan a contrastar con la parte más externa del cuerpo, logrando un acabado elegante y muy personal. Os dejo una foto a continuación, ya que el resto que ilustran este artículo están hechas el día que la saqué de la bolsa al vacío, pero esta es de unos diez días después.

Conclusión

No os voy a decir que os compréis esta versión de la i5T porque ya está descatalogada y no creo que vaya a ser fácil de encontrar a estas alturas. Pero más allá de tal o cual modelo, lo que sí os recomiendo es que os hagáis con algún modelo de cobre porque aunque al principio yo también pensaba que era una tontería, es estupendo ver cómo van cambiando de aspecto con el paso del tiempo y cómo el material tiene un tacto especial que no te proporciona ningún otro de los empleados para fabricar linternas.

Sin ir más lejos, al tener una conductividad térmica bastante alta, aunque al cogerla la notéis fría enseguida se va a calentar porque el calor de vuestras manos pasa con rapidez al cobre; y esto es algo que siempre me llama la atención cuando a lo mejor la he dejado en la guantera del coche o en el bolsillo de un abrigo a la intemperie.

En cuanto a la linterna como tal, por características no me llama mucho la atención, ya que como os decía al principio del artículo es una de tantas con forma cilíndrica, dos modos de funcionamiento, pila AA y botón trasero. Y es que para mí, la gracia de este modelo es el material del que está hecho, ya que por si sólo es capaz de convertir una linterna del «montón» en un ejemplar muy especial.

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Review: Nitecore TINI Cu

Recuerdo que os conté en la review de la Olight i3E-Cu EOS que había elegido ese modelo para iniciarme en el mundo de las linternas de cobre porque la otra opción que había barajado no me gustaba mucho. Pues bien, como nunca se puede decir de este agua no beberé un buen día surgió la oportunidad de conseguir una Nitecore TINI Cu y no me pude resistir, así que hoy le vamos a echar un vistazo a esta peculiar linterna de una marca que, como ya os he dicho alguna vez, suele arriesgar en sus diseños.

El cuerpo

La Nitecore TINI es una linterna con un formato diferente a las que os suelo traer por estas tierras pero que considero interesante mostrar por su concepto similar al de otros modelos como la potente TIP2. Cierto es que para estas cosas soy muy clásico, pero como de un tiempo a esta parte le estoy cogiendo el gustillo a las linternas con batería integrada estas ya no tienen por qué tener la forma cilíndrica que la clásica pila AA o AAA les obligaba a adoptar.

En este caso estamos ante un cuerpo cuyo chasis interno sirve de soporte a la placa de circuito y a la batería y sobre él van fijadas utilizando para ello unos tornillos Torx dos placas de cobre que son las que dan su personalísimo aspecto a esta edición que hoy estamos analizando.

No es una construcción tan sumamente sólida como la de la Olight a la que antes me refería porque en ese caso no toda la linterna es directamente de cobre ni es como la de la TIP2 torneada por CNC partiendo de un bloque macizo de aluminio; pero en la mano la linterna no cruje ni se mueve ningún elemento, que es lo importante.

La forma de la TINI no podemos definirla con precisión: en general tiene fisionomía rectangular como otras de la serie T de Nitecore, pero podemos ver que los bordes hacen chaflán, que en su parte frontal emerge una circunferencia para albergar el LED con su lente TIR y en uno de los laterales el puerto microUSB para recargar la batería interna. En el caso de la versión que hoy nos ocupa al estar hecha en cobre tiene un aspecto ligeramente steampunk pero en todo caso es bastante retro.

En lo que a los botones se refiere, la seríagrafía que tienen grabados en su superficie es transparente, haciendo que se vea a través de ellos el azul de la luz de carga o un cierto tono anaranjado cuando estamos usando la TINI en sus modos más potentes. Viendo sus grabados queda claro cual es el de encendido/apagado y cual el del cambio de modo, ¿no?

En la parte trasera tenemos un enganche para una anilla de llavero (la caja incluye un conjunto de anilla y mosquetón) que está anclado a la estructura interna de la linterna y por tanto tiene bastante resistencia; pero la contrapartida es que no podremos retirarlo, de manera que aunque no necesitemos hacer uno de él lo tendremos ahí nos guste o no. El enganche es realmente pequeño, pero por el lugar donde está no podremos poner la linterna en vertical para que la luz rebote en el techo iluminando así una estancia (el famoso tailstanding).

El bisel cromado (que en realidad es de plástico) que va recorriendo todo el contorno de la linterna no me gusta demasiado por dos motivos: no me apasionan los cromados en general y creo que será un auténtico imán para pequeños arañazos y desconchones. Estos son los detalles estéticos que hicieron que en su momento mi primera elección para una linterna de cobre fuera la i3E en lugar de la TINI.

Al igual que me pasa con la Nitecore TIKI, nunca se me ocurriría sumergir la linterna en agua viendo la tapa que protege el puerto microUSB. Es verdad que es complicado hacer totalmente estanco un aparato que necesita un puerto de carga cuya protección dificilmente va a poder ir más allá de una simple tapa de goma; pero es que éste es, desde mi punto de vista, uno de los mayores defectos de las linternas equipadas con una batería interna recargable. Si entra agua por el puerto y encendemos la linterna ya nos podemos despedir de ella, pues haremos cortocircuito en la placa interna fijo.

Por cierto, ya que lo preguntáis, el otro gran defecto de estos modelos que no necesitan pilas es que cuando la batería interna se deteriora hasta el punto de que ya ni es capaz de encender la linterna en el modo más bajo podéis empezar a buscar un nuevo modelo para reemplazarla, pues a partir de ese día sólo os servirá para dar color a la estantería donde la pongáis.

Pese a lo que os decía sobre la humedad y el puerto de carga, la TINI está certificada como IP54, lo que implica que puede entrar algo de polvo al interior pero sin que llegue a suponer una amenaza para su funcionamiento y que no debe mojarse más allá de un chorro de agua lanzado sin mucha fuerza (yo os recomiendo que no la mojéis más allá de una lluvia intensa, ya que la famosa tapa puede no estar perfectamente cerrada). También resiste caídas desde un altura máxima de 1,5 metros, pero siendo una linterna de cobre yo no haría muchas pruebas en ese sentido para no marcar el exterior, que estamos ante un metal blando, no lo olvidéis.

Por cierto, me resulta interesante el rebaje que hay en la zona de los dos botones de control, destinada a minimizar la pulsación accidental de los mismos en el caso de que la linterna vaya en uno de nuestros bolsillos pero también a que no se raye su superficie si dejamos la linterna con esa cara hacia abajo. Como curiosidad, en la bolsa hermética en la que viene la TINI Cu (al igual que todas las linternas de cobre para prevenir su envejecimiento prematuro) va colocada una tapa negra plástica sobre estos botones para que la presión del plástico al hacer el vacío no pulse los botones y se descargue la batería.

Os voy a contar una curiosidad, y es que con la TINI puesta en la posición de la foto que tenéis sobre este párrafo a mí particularmente me recuerda a un proyector de cine antiguo. Seguramente no me ocurriría con una de las versiones normales fabricadas en aluminio o en acero inoxidable, pero dado que esta versión fabricada en cobre tiene un aire bastante «retro» cada vez que la veo en esa posición me traslado años atrás en el tiempo y pienso en uno de esos aparatos de proyección gracias a los que hemos visto tantas y tantas películas en los cines.

Por la parte trasera tenemos grabado el nombre del modelo así como algunos símbolos relacionados con certificaciones de conformidad europea y gestión de residuos. Más allá de esto, lo que me gustaría comentar es que esta cara la linterna presenta algunos arañazos e imperfecciones como se puede ver en la foto anterior. No sé si es cosa de mi unidad o es por el proceso de grabado, pero es una pena porque por ejemplo la Olight i3E-Cu EOS venía absolutamente impoluta pese a estar también grabada en una zona y estar fabricada con el mismo material. Por supuesto, la linterna venía en su bolsa hermética sellada en fábrica, por lo que está claro que ya salió de allí en ese estado.

No hemos hablado todavía de dimensiones, y es que la TINI tiene un tamaño de 43 x 25 mm y un peso de 21 gramos. Más allá de los fríos números he de admitir que es más pequeña de lo había imaginado antes de tenerla en mi mano, y buena muestra de ello es la fotografía que os dejo a continuación en la que podéis compararla con la típica moneda de dos euros que todos conocéis.

La luz

Me resulta muy llamativo el frontal de la TINI por ser muy similar al de la Lumintop EDC01, realizado a base de minúsculos hexágonos como si de un panal de abejas se tratara. En su momento, cuando aún no tenía la linterna en mis manos y sólo la conocía por fotos, pensaba que consistía en un simple acabado mate, pero visto de cerca hay que reconocer que tiene un acabado muy trabajado.

La luz emitida tiene una intensidad máxima de 380 lumens, pero como en el caso de otras linternas de la marca esto sólo se da en el modo Turbo, el cual únicamente estará activado mientras mantengamos pulsado el botón de cambio de modo. Si queremos dejar un modo fijo, debemos encender la linterna con el botón de encendido y cambiar entre Bajo – Medio – Alto mediante pulsaciones breves del botón de cambio (el de las tres rayas).

El detalle de los modos disponibles y su autonomía según los datos oficiales de Nitecore es el siguiente:

  • Bajo: 1 lumen. 4 metros. 60 horas
  • Medio: 38 lumens. 19 metros. 4 horas
  • Alto: 145 lumens. 40 metros. 1 hora
  • Turbo: 380 lumens. 64 metros. 15 minutos

De todos modos, el funcionamiento de la interfaz con el usuario es exactamente igual que en la Nitecore TIP2 (incluso la forma de comprobar la carga de la batería o los modos Demo y Daily) de modo que os remito a la review de dicha linterna si queréis conocerlo a fondo para no tener que repetir palabra por palabra los mismos párrafos.

Las sensaciones

La TINI es una linterna peculiar, pero me reafirmo en que sus versiones normales no me gustan demasiado; sin embargo también tengo que reconocer que el cobre le va muy bien a su combinación de formas planas y curvas y el resultado final me resulta agradable. Es bonito comprobar cómo según el ángulo de incidencia de la luz sobre ella el tono del metal cambia desde un brillante claro a un naranja oscuro mate.

Sea como sea, no me convence del todo el tacto de sus botones porque si en la TIP2 estos eran sólidos y definidos, en este caso tienen un tacto más blando y no se nota tan claramente la activación de cada uno de ellos.

Del mismo modo, aunque ya lo he sacado a la luz en un apartado anterior, vuelvo a quejarme de lo poco que me gusta el marco cromado de la linterna. De siempre los cromados me han parecido un poco horteras y en este caso vuelvo a reafirmarme. Un acabado mate o directamente hecho en acero inoxidable (como la cabeza de la TIKI) quedaría mucho mejor que ese plástico con recubrimiento brillante que acabará arañado por todos lados.

El detalle de los tornillos también me parece que no está a la altura de este modelo, pues el ajuste de la carcasa de cobre bajo los mismos así como el hueco y/o los pequeños arañazos que quedan entre la cabeza y el rojizo metal dan sensación de un acabado imperfecto que otros modelos de esta misma serie T no denotan.

Voy a parar ya con las contras porque os estaréis llevando la impresión de que soy un cascarrabias. Si me he comprado la TINI en cobre es porque me parece un material extremadamente bonito para fabricar linternas y de ahí que aunque el modelo como tal ya sabía que no me iba a atraer demasiado, no me podía resistir a tenerlo en este metal que desde que toca el aire está en permanente cambio.

Por tanto, he de decir que lo que valoro en esta versión de la TINI es que por un lado tiene una capacidad de iluminar mucho y bien. Combina un modo Turbo potente para su tamaño con otros más bajos haciendo un mención especial a su modo de 1 lumen de gran autonomía (ya sabéis lo mucho que me gusta contar con un modo lo más tenue posible). Además, gracias a su lente frontal texturada es capaz de emitir luz de forma suave y uniforme, que siempre es un punto a favor.

Del mismo modo, sus formas irregulares (y hasta cierto punto caóticas) hacen que el cobre adquiera matices bellos bajo la luz del sol, de modo que a veces sostengo la linterna entre los dedos y simplemente la voy girando bajo la luz mientras observo esos matices que os digo.

Si, como suele ser habitual, la versión en cobre fuera bastante más cara que la normal puede que la hubiera dejado pasar; pero como fan de la serie T de Nitecore ya estaba barruntando hacía un tiempo el hacerme con una TINI si la veía a buen precio, pero lo que no me esperaba es que me iba a encontrar con esta versión prácticamente al mismo precio que las normales, de modo que en tal caso la elección estaba bien clara.

Conclusión

Con números en la mano la TINI es un modelo que tiene una relación lumens/tamaño difícilmente superable. Sin embargo, también te tienen que gustar sus peculiares formas para que quieras hacerte con ella por encima de otros modelos. Sin embargo, en esta versión hecha en cobre su extraña morfología juega a favor para crear un conjunto que, sobre todo recién estrenado, es bonito y además tiene pinta de que con el tiempo envejecerá bien (exceptuando ese puñetero marco cromado).

¡Hasta la próxima review!

Más información

Actualización 25-11-2020

Ojo con mojar mucho la Nitecore Tini. Con el paso del tiempo el cobre empezaba a presentar un aspecto muy envejecido y le quise dar un lavado con agua y jabón bajo el grifo tal y como ya he hecho alguna vez con la Olight i3E-Cu EOS y una vez enjuagada vi que empezó a encenderse y a apagarse sola.

Ante el temor a que el agua pudiera cortocircuitar la batería y liarse gorda le quité los tornillos de la carcasa frontal y vi que lo que había ocurrido es que se había colado algo de humedad bajo los botones y estos estaban haciendo contacto «a lo loco». Nada que un poco de secador de pelo no arreglara en dos minutos, vaya.

Sea como sea, ojo al mojar la Tini (en su día pasó la prueba de la ducha sin problema, pero visto lo visto no se la haría una segunda vez) porque os podéis llevar un disgusto. Para sacarle lustre mejor hacer «limpieza en seco» como en las tintorerías. Aun así, os dejo unas fotos de ella desmontada porque son bastante chulas.

Como podréis ver, la placa de la Tini no es una placa como tal, sino una lámina plástica flexible sobre la que van montados los componentes electrónicos que conforman la parte de alimentaicón y control de la linterna. Ligereza a más no poder, vaya.

Actualización 06-12-2020

He hecho la prueba de dejar la Nitecore TINI Cu a la intemperie (aunque protegida de la lluvia por lo que os contaba en la actualización anterior) para ver cómo cambiaba el aspecto del cobre, y he de decir que la cosa es muy radical. Os dejo unas imágenes a continuación para que podáis compararlas con las que hice el día que saqué la linterna de su envoltorio al vacío:

Review: Olight i3E-Cu EOS

Tengo que admitir que, de primeras, las linternas de cobre no me decían absolutamente nada y de hecho incluso me parecían feas. A elementos como el titanio siempre les he hecho ojitos y prueba de ello es que tengo dos linternas de ese duro metal entre mi colección; pero cuando veía en foros o en webs especializadas algún modelo fabricado en cobre pasaba de largo como si nada. Sin embargo, a raíz de aquel artículo que escribí sobre el envejecimiento de las linternas me di cuenta de que podría tener cierto encanto hacerme con algún ejemplar fabricado en cobre y observar cómo día a día su aspecto externo va cambiando.

Como veis, la linterna elegida para esto fue la Olight i3E-Cu EOS por el sencillo motivo de que es un modelo que me gusta mucho, es de las pocas fabricadas en cobre que se pueden encontrar con facilidad en el mercado y porque la otra que podía conseguir (una Nitecore Tini Cu) nunca me ha gustado por la extraña forma que tiene y, ya que estamos, prefería realizar la experiencia con un modelo de mi agrado. Por cierto, el precio oficial de la Olight que aparece aquí es de 25 euros frente a los escasos 10 euros de la versión en aluminio, así que el sobrecoste es notable. Espero que haya merecido la pena.

La idea de esta entrada es hacer una review de la linterna con fotos de cuando fue abierta y mis impresiones para posteriormente ir añadiendo al final más fotografías que vayan dando cuenta de cómo evoluciona su aspecto a lo largo del tiempo. No me impongo fechas, plazos ni límites; simplemente publicaré fotos nuevas cuando vea algún cambio y hasta que me canse.

En principio (con el tiempo ya veremos) no va a ser una linterna que vaya a llevar en mi llavero todos los días porque para eso ya está la Nitecore Tiki; pero sí que trataré de usarla con frecuencia y llevarla encima de vez en cuando para su envejecimiento sea algo real y no producto del simple efecto del oxígeno sobre su superficie porque en ese caso cambiaría de aspecto homogéneamente haciendo de esto un experimento de laboratorio.

El cuerpo

La linterna como tal es idéntica a la i3E EOS ya analizada en este blog hace tiempo, pero con la salvedad de que esta versión ha sido fabricada en cobre en lugar de aluminio anodizado y que se presenta en una funda típica de la marca en lugar del habitual blister del resto de modelos de la gama i3E. La electrónica interna es la misma, el perfil de la rosca es exactamente igual… Vamos, que el molde utilizado ha sido el mismo que para las i3E de aluminio, lo cual no es mala cosa.

Eso sí, al estar íntegramente fabricada en cobre esta i3E es algo más pesada que su equivalente en aluminio (21 gr contra 19 sin contar la correspondiente pila AAA) y una de las cosas que más me gusta de ella es que sus acabados son perfectos la mires por donde la mires al igual que sucede con sus hermanas de aluminio. He de reconocer que estrenarla es un gustazo, y espero ser capaz de transmitirlo en las fotografías que ilustran esta entrada porque debemos tener claro que ya nunca más volverá a tener ese aspecto.

Esto es así porque en el momento que cualquier elemento de cobre entra en contacto con el aire comienza a reaccionar formándose en su superficie una capa de óxido llamada pátina de tono oscuro (al principio con un cierto tono marrón verdoso y con el tiempo prácticamente negro) que es lo que le da el encanto a este tipo de linternas; ya que aunque de fábrica salen todas con el mismo aspecto, con el tiempo se convierten en piezas únicas en función del uso que le de su dueño.

Otro problema inherente al cobre es que mecánicamente es bastante blando. Más incluso que el aluminio que, como ya visteis en la entrada que os comentaba, envejece mal en presencia de llaves, monedas y otros elementos similares que lo puedan ir rozando y arañando. Por tanto, si se os cae una linterna de cobre sobre una superficie dura seguro que se os va a marcar, tenedlo en cuenta.

La luz

El LED que incorpora esta versión de la i3E EOS es el mismo del resto de la gama; sólo que en este caso va a ser capaz de emitir más lumens (120 contra los 90 habituales) en teoría debido a la mayor conductividad térmica que tiene este metal rojizo y que hace que sea capaz de disipar mejor la temperatura generada.

Lo curioso es que la versión en aluminio pulido también da estos mismos 120 lumens, lo que me lleva a pensar si los procesos de anodizado conllevan un empeoramiento de la capacidad de disipación de calor a través del cuerpo de la linterna o estamos ante un simple caso de marketing para dar un argumento de venta adicional a las ediciones especiales.

Eso sí, como es lógico el tiempo de autonomía va a ser algo menor que en los modelos de 90 lumens y sus 45 minutos, quedándose esta versión que hoy nos ocupa en unos 35 minutos si empleamos una pila alcalina AAA. Ojo, que si le metemos una bateria de litio 10440 con sus 3,7 voltios el LED tiene los segundos contados porque no está diseñado para soportar ese voltaje y cargárselo sería una pena porque es dificilmente reemplazable.

Por su parte, al igual que las i3E de aluminio, el LED lleva incorporada una lente TIR para controlar la dispersión de la luz, dando lugar a un haz bien repartido, suave y definido. No sé si lo he comentado alguna vez, pero aunque son muy eficientes lo peor de las lentes TIR es que son mucho menos estéticas que los bonitos reflectores que llevan algunas linternas (como el maravilloso de piel de naranja que incorpora la i3S EOS).

Las sensaciones

Sacar la linterna de la caja por primera vez y verla en su bolsa hermética transparente es una mezcla rara de sensaciones. Por un lado estás deseando abrirla y tenerla en tus manos para apreciar el tacto del cobre, recrearte en sus detalles, observar la perfección de su acabado… pero sin los brillos del grueso celofán que la asfixia. Sin embargo, frente a esos pensamientos casi lujuriosos se opone la idea de que en cuanto abramos la bolsa protectora se acabará la eterna juventud del cobre y la linterna poco a poco se irá avejentando y perdiendo ese brillo inicial que podéis observar en las fotos de hoy.

Por supuesto, aunque de primeras se vea preciosa, yo no considero otra opción más que sacar la linterna de su bolsa y poder así apreciarla en condiciones disfrutando de todos sus detalles aunque su superficie se vaya haciendo cada vez más mate. Sinceramente, no le veo el sentido a dejarla dentro de un celofán transparente como si fuera uno de esos chorizos picantes que venden a granel en el supermercado.

Me gustaría aprovechar para comentar la primera idea que se me vino a la cabeza cuando la tuve en mis manos y, por primera vez, observaba con mis propios ojos una linterna de cobre: «Ese color no se consigue con ningún anodizado». Y es que es así: hay anodizados amarillo-anaranjados que parecen tratar de buscar el aspecto de una linterna de cobre, pero realmente no hay forma de imitar el brillo inicial que tiene este material cuando ha salido de la fábrica herméticamente sellado y la atmósfera todavía no se ha puesto en contacto con él. En serio, la i3E-Cu es realmente bonita de contemplar cuando es nueva. A partir de ahora iremos viendo lo que van haciendo sobre ella el tiempo y el oxígeno.

Añadiré que el tacto del cobre en los dedos me parece diferente al del aluminio o al del titanio: se trata de un tacto más suave, más blando más cálido… Un tacto que también da la sensación de que si apretaras fuerte con la uña podrías dejar una marca en el metal (aunque en realidad no es así). No sé, como os digo se nota que es algo distinto al de los materiales más habituales y eso le da un punto de exotismo. Por otro lado, también se nota la mayor conductividad térmica del cobre porque cuando utilizamos la linterna esta se calienta y se enfría con mayor rapidez que los modelos fabricados en aluminio.

A nivel técnico no puedo pasar por alto que las finas roscas de perfil cuadrado tienen un tacto exquisito al girar la cabeza y si le echáis un vistazo al interior de la cabeza podréis ver la minúscula placa electrónica que controla el LED que está por su otra cara así como el contacto metálico donde toca el polo positivo de la batería.

Precisamente viendo esta foto que tenéis aquí encima podemos comprobar que las linternas se prueban en fábrica antes de salir al mercado, ya que la imagen está tomada antes de ponerle ninguna pila (las fotos de la review inicial están hechas nada más sacar la linterna de su bolsa hermética) y podéis ver cómo el contacto central tiene un ligero roce; señal de que alguien, como os lógico, ha comprobado que la linterna enciende y apaga correctamente.

Volviendo a lo que decía hace unos párrafos, por supuesto que tienen el mismo derecho a comprarse una linterna de este material aquellos que las coleccionan para tenerlas siempre metidas en una vitrina y enseñárselas a las visitas; pero creo que el proceso de envejecimiento de un modelo de cobre en esas condiciones no va a ser tan natural como el de aquella que ha sufrido el sudor de las manos de su dueño, el roce contra telas de pantalones, bolsos y mochilas, encuentros con elementos más duros que él que hacen mella en su cuerpo, humedad ambiental al estar cerca de la costa… Como os comenté en el artículo sobre el desgaste de las linternas EDC, cuando una linterna tiene tantas cicatrices es porque su dueño y ella han compartido juntos muchas aventuras.

Algo curioso y particular de las linternas hechas de cobre es que desprenden un olor muy particular que, desde luego, no gusta a todo el mundo. No es sólo que la linterna huela; sino que enseguida vais a ver que ese olor se impregna en vuestros dedos y luego cuesta un poco sacárselo de encima. Es un olor parecido al del acero inoxidable; un aroma que para mí no es ni mucho menos desagradable, pero sé de gente que no puede soportarlo (siempre he dicho que las manías y los miedos son muy libres).

Por último, os voy a dejar con una imagen de las que a día de hoy son mis tres linternas favoritas: de izquierda a derecha la Nitecore Tiki, la Olight i3E-Cu EOS y la Thrunite Hi Ti. Dignos representantes de la practicidad, el exotismo y la belleza dentro del campo de las linternas de pequeño tamaño.

Conclusión

Como veréis, en esta ocasión no me he detenido mucho en datos técnicos, ya que al fin y al cabo esta versión en cobre es casi un calco de la i3E que ya analicé hace tiempo; de modo que os remito al artículo correspondiente si queréis más información.

La intención de esta entrada, como ya os comentaba en los párrafos iniciales, es ser un documento gráfico que vaya dando cuenta de la evolución de la linterna a medida que su aspecto externo vaya cambiando. Si os interesa el tema estad pendientes porque de vez en cuando iré añadiendo dos o tres fotos nuevas al final de la review.

Fotografías de la Olight i3E-Cu EOS

15-04-2020: Instantes después de sacar la linterna de la bolsa hermética que la mantiene en su estado original

20-04-2020: Apenas cinco días después de su estreno y habiéndola tenido en el bolsillo del pantalón sin más compañía la linterna ha perdido ya su brillo inicial y empieza a estar recubierta de un tono marrón oscuro con algunas zonas que viran levemente a violeta.

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23-04-2020: He limpiado la superficie externa de la linterna con un trapo de microfibra seco y ha quedado bastante brillante; contrastando con aquellos recovecos en los que el trapo no alcanza a limpiar y que tienen un tono más oscuro. Os dejo unas fotos de cómo ha quedado, porque al igual que en las anteriores se veía más «viejuna» con este acabado la linterna vuelve a lucir realmente bonita

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04-05-2020: Desde hace unos días he decidido llevar la linterna en el bolsillo del pantalón junto a llaves y monedas para ver qué tal lleva ese duro trato. De momento no hay grandes destrozos, pero su superficie se está plagando de pequeños arañazos y óxido de cobre como podéis apreciar en las siguientes imágenes.

09-05-2020: La linterna sigue con su proceso de desgaste/oxidación al convivir con otros elementos metálicos en el bolsillo de mi pantalón. Como curiosidad, ahora mismo ya casi no se ven las inscripciones en el cuerpo

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30-05-2020: La i3E sigue con su proceso de oxidación y si os fijáis, con respecto a las fotografías de hace tres semanas la linterna se ha oscurecido algo más y además cada vez aparecen más reflejos verde-azulados.200530_124325

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