Por mis manos han pasado ya modelos de Rovyvon fabricados en poliamida y en aluminio, pero como de un tiempo a esta parte me ha dado por el cobre me he hecho con un ejemplar que auna lo mejor del tamaño y las calidades de construcción de los modelos para llavero de esta marca con el metal de número atómico 28 que tanto nos fascina a los aficionados a las linternas: hoy vamos a analizar la Rovyvon A9 Cu.
El cuerpo
El cuerpo de la A9 está integramente fabricado en cobre mecanizado por CNC y su forma es la misma (salvo por un pequeño detalle que luego veremos) que el de la A3x. De hecho, el botón redondo y de pequeño tamaño, nos indica que pertenece a la segunda hornada de linternas para llavero de la marca; ya que aunque la primera para mi gusto tenía una interfaz de usuario mejor, cierto es que se ha mejorado mucho su mayor defecto, que no era otro que el acusado PWM en el modo Moonlight.
Como todas las Rovyvon, en la caja viene junto a un cable de carga microUSB, una anilla de llavero, una pinza reversible, una correa para la muñeca, un mini-manual de instrucciones que no os hará falta mirar después de leer este artículo y una tarjeta de garantía que nadie rellenará nunca.
A diferencia de las otras linternas de la marca y como suele ser habitual en las fabricadas en cobre, la A9 viene envuelta al vacío en un sobre de plástico transparente para evitar que se empiece a oxidar y que así sea el usuario quien decida cuándo empezará a envejecer. Un ritual que os mostré en un vídeo que grabé al estrenar la Olight i5T EOS Cu y que va mucho más allá del típico unboxing.
Como siempre os digo al hablar de los modelos hechos de este material, una vez que abrimos su sobre protector el cobre empezará a oscurecerse y por mucho que en el futuro tratemos de limpiarlo nunca volverá a tener el acabado brillante del primer día. Si queréis contemplarla eternamente en su esplendor original no os quedará más remedio que conservarla en su envase al vacío como si de salmón ahumado se tratase; pero esto es algo que yo nunca he considerado porque creo que una linterna es para usarla por muy bonita que sea.
Como ya mencioné en los primeros compases de la review, el cuerpo de la A9 es prácticamente idéntico al de la A3x. Y es que, en realidad, aparte del material del que está hecho lo único que los diferencia es la parte trasera; ya que además de ser algo más ancha, en la A9 han hecho un par de agujeros pasantes junto a la argolla para pasar la clásica anilla de llavero con el fin de colocar en ellos un par de viales de tritio. Opción que la propia Rovyvon ofrece al comprar la linterna en su página web al módico precio de 30 dólares el par, por cierto.
En cualquier caso, paso a comentar las dimensiones de la A9, que son de 57,3 mm de largo por 15,6 de diámetro. Lo que se incrementa bastante es el peso de la linterna, ya que son 40 gramos, unos cuantos por encima de la A3x por la mayor densidad del cobre con respecto al aluminio. Y eso es algo que se nota cuando sostenemos la linterna en la mano.
La batería interna (no accesible al usuario como en todas las Rovyvon) tiene 260 mAh de capacidad y es recargable en poco más de una hora por el puerto microUSB que hay en un lateral de la A9. Lo de la batería integrada es una ventaja para no depender de pilas, pero lo malo es que una vez que la batería «muera» con el paso de los años la linterna seguirá siendo igual de bonita pero no tendrá utilidad alguna. Por cierto, espero que a no mucho tardar la marca empiece a pasarse al puerto USB-C como ya están haciendo muchos otros fabricantes.
Este modelo cuenta con certificación IP65, lo que convierte a la linterna en resistente al polvo y a salpicaduras, de modo que mejor no sumergirla si la tenéis cierto aprecio porque es posible que no vuelva a lucir jamás. En cuanto a caídas, se supone que aguantará impactos desde 1 metro de altura sin romperse, pero dado que el cobre es un material algo más blando que el aluminio, el cuerpo se marcará en cuanto «aterrice» con cierta fuerza sobre alguna superficie sólida (todavía no he tenido la «suerte» de comprobarlo).
La luz
Aunque en Rovyvon siempre me suelo decantar por modelos con LED Cree XP-G3 debido a que ofrecen una potencia lumínica superior, en esta ocasión he escogido la opción del LED Nichia 219C para comprobar así por mi mismo su mayor fidelidad cromática. A cambio obtenemos un menor número de lumens, pero también ganamos un poco de autonomía.
Como en todos los modelos de la gama Aurora, tenemos un sólo emisor tras una lente TIR transparente que se encarga de distribuir el haz de luz de la forma que los diseñadores de la marca han creído más óptima. Luego en las impresiones lo comentaré más a fondo, pero siempre me ha gustado mucho cómo interpretan en Rovyvon este aspecto tan importante en cualquier linterna.
Os dejo a continuación el detalle de los modos disponibles:
- Modo alto (450 lumens) 1,5 minutos –> (100 lumens) 90 minutos
- Modo medio (260 lumens) 1,5 minutos –> (100 lumens) 120 minutos
- Modo bajo (15 lumens) 10 horas
- Modo ultrabajo (2 lumens) 32 horas
Al encender la linterna con un doble click el modo por defecto que se activará es aquel que hayamos usado durante más de 3 minutos seguidos anteriormente, y a partir de él iremos haciendo el ciclo entre los cuatro modos disponibles a base de clicks breves. Hay también un modo estroboscópico que se activa haciendo triple click, pero ese queda fuera de la rueda de modos normales y su sistema de memorización. En todos los casos, para apagar la linterna hay que hacer un click algo más prolongado.
Comentaros también que hay un atajo bastante útil para acceder al modo Alto consistente en mantener pulsado el botón, ya que mientras lo tengamos apretado la linterna estará luciendo a sus 450 lumens máximos. Ideal para lanzar una ráfaga potente que nos permita distinguir algo en la lejanía.
Las sensaciones
Lo primero que llama la atención al sostener la A9 en las manos es lo pesada que es para su tamaño en comparación con el resto de modelo de la marca fabricadas en aluminio o poliamida. Quizá por ese mayor peso también da una sensación de solidez y robustez más acusada que en modelos como la A3 o la A1.
También noto al tacto cómo la parte trasera es más compleja y de mayor grosor que en los modelos de los que deriva su diseño, ya que además de ser algo más ancha (útil para hacer tailstanding con ella) posee un par de taladros pasantes que no están en la A1 o en la A3 y que se pueden ver en algunas de las imágenes que ilustran este artículo.
Al pasar la yema de los dedos por la superficie metálica se nota un microrelieve (nanorelieve más bien, podríamos decir) que indica que este modelo está hecho mediante torneado CNC a partir de un bloque macizo de cobre. Es decir, que sobre una base se coloca un bloque de metal y una máquina va limando y limando el material moviendo un cabezal giratorio según las directrices de un modelo 3D hasta dejarlo con su forma final. No estoy seguro de cómo fabrican a sus hermanas de aluminio; pero estas no tienen ese ligerísimo relieve que presenta el modelo de cobre. Se me ocurre que tal vez el proceso sea el mismo pero el aluminio recibe un pulido final antes de la aplicación del anodizado que, por algún motivo, no se puede aplicar al cobre; aunque esto es algo que sólo la propia marca podría contarnos.
Al igual que en la Rovyvon A3 la tapa plástica que cubre el puerto de carga tiende a salirse de su sitio y a quedar «colgando», lo cual además de hacer feo hace que pueda entrar polvo al conector. Me va a tocar hacer como en su hermana de aluminio y ponerle un aro de goma elástica sobre la dichosa tapa para que así se quede en su sitio; aunque en este modelo va a romper por completo su estética.
En cuanto a la luz que emite, se nota que es algo más cálida que la de los modelos que llevan el LED Cree XP, pero gracias a la capacidad de la vista de adaptarse a las más diversas circunstancias esto es algo que sólo vamos a apreciar si ponemos una linterna de cada tipo encendidas una al lado de la otra.
Sí que es cierto que si vamos alternando los dos tipos de linternas, los colores se ven en la oscuridad con unos tonos algo más parecidos a los de la luz del día con esta A9, sin ese tono azulado que a veces aparece cuando usamos una linterna con LED Cree. Pero también os digo que la diferencia no es ni mucho menos radical y que a no ser que tengáis pensado pintar cuadros iluminándoos con una linterna es un poco indiferente elegir uno u otro tipo de emisor.
Si la ponemos frente a sus rivales vemos que en dimensiones anda más o menos a la par con la Olight i3E-Cu; si bien al funcionar esta con una pila AAA y tener un sólo modo de funcionamiento, sería más lógico compararla con la Nitecore Tini-Cu que aparece a su derecha en la imagen que tenéis a continuación pues se asemeja más por filosofía de uso y prestaciones.
Sea como sea, la intención no era otra que poner una junto a otra las cuatro linternas de cobre que poseo a día de hoy; y es que como ya os dije en las primeras líneas de esta review, en los últimos tiempos me ha dado fuerte por este metal de cautivador brillo anaranjado y no descarto ampliar más todavía la familia en un futuro.
Conclusión
La Aurora A9 Cu es un modelo del que podrás enamorarte por su estética, pero no por su practicidad. Si piensas llevar una Rovyvon a diario en tu llavero como yo hago, es mejor que te decantes por una A1 o una A3, que son mucho más ligeras y económicas, de modo que no te dolerá cuando se te raye con las llaves, se te caiga al suelo o se te manche de grasa. De hecho, aunque ya han pasado unos cuantos meses sigo siendo fiel a la A3x que uso a diario en varias ocasiones. Su anodizado sigue desgastándose día tras día, pero lo considero una consecuencia más del servicio que me da.
La A9 también la uso a menudo, pero más por casa: cuando estoy trasteando en el interior de mi CPU o si tengo que levantarme a media noche y no quiero despertar a mi pareja. Ahí sí valoro el tacto pesado del cobre y la agradable sensación que da en la mano, pero para llevar siempre encima prefiero algo más ligero y también más barato.
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