Llega el buen tiempo y parece que es para quedarse. Algo muy lógico si tenemos en cuenta que estamos a punto de iniciar el mes de Junio.
Reconozco que este año las cosas han cambiado radicalmente: cuando estaba en la universidad siempre era consciente de la época en la que me encontraba. Sin embargo, una vez metido de lleno en el mundo laboral las semanas pasan y uno no es consciente de ello hasta que un día se da cuenta de que puede ir por la calle a las ocho de la mañana en manga corta perfectamente; señal de que el verano prácticamente está asomando por la puerta.
Estos calores de primera hora de la mañana antes los asociaba a exámenes, prácticas y demás asuntos relacionados con el mundillo académico. Siempre me acuerdo por estas fechas de algunos exámenes de química en el instituto, de las temidas prácticas finales de las asignaturas de programación en la universidad… Eran síntomas que anunciaban la llegada del final de cada curso y que me traen muy buenos recuerdos porque poco después vendrían las vacaciones, la playa y todo lo demás.
Este verano será muy diferente, de eso no hay duda. Mis circunstancias han cambiado, mis perspectivas de futuro también y es posible que dentro de unos meses haya bastantes cambios en mi vida. Sin embargo, cada vez que bajo a la calle poco después del amanecer y no siento el frío en mi piel no puedo evitar sentir una agradable sensación que me transporta a épocas pasadas.