Volando aviones con Joe

Hacía tiempo (bastante, además) que no me lo pasaba tan bien cómo esta tarde. Ahora mismo me duelen los pies de correr entre pedregales, tengo un corte en un dedo de la mano derecha que me escuece bastante y he pasado más calor que si hubiera estado una semana en el Sahara; pero he de reconocer que lo que ahora os voy a contar ha merecido la pena y ha sido toda una experiencia.

Volando aviones en las cercanías del cerro del viso

Todo comenzó ayer, cuando Joe me llamó por teléfono a primera hora de la tarde para proponerme comprar un avión de aeromodelismo a medias y así comprobar qué tal se nos daba el tema. El caso es que me pareció una idea bastante buena, de modo que nos acercamos a una tienda especializada en estas cosas y salimos de allí con un modelo muy sencillo impulsado por un par de motores eléctricos y, se supone, bastante sencillo de manejar. Por cierto, hemos decido bautizarlo con el nombre de Diploya.

Volando aviones en las cercanías del cerro del viso

De vuelta a casa de Joe lo montamos en poco menos de una hora y dejamos las baterías cargando, lo que nos obligó a postergar al día de hoy el estreno del avión. Y claro, con lo deseosos que estábamos los dos de probar qué tal iba «nuestro nuevo juguete» nada más terminar de comer pusimos rumbo al Cerro del Viso con el avión en el maletero y un montón de dudas e hipótesis sobre su manejo.

En teoría teníamos muy claro lo que había que hacer para que el avión despegara, volara y aterrizara; pero pronto comprobaríamos que sobre el terreno las cosas no iban a ser tan sencillas.

Volando aviones en las cercanías del cerro del viso

Volando aviones en las cercanías del cerro del viso

El caso es que tras unos vuelos de prueba sin motores para ver si las alas y demás elementos aerodinámicos estaban más o menos equilibrados, comenzamos a degustar ese extraño sabor de controlar un aparato en el aire. Los vuelos iniciales fueron básicamente dando tumbos de un lado a otro, pero poco a poco parece que le fuimos cogiendo el truco de tal forma que al final logramos trazadas cada vez más elaboradas y acrobacias dignas de la patrulla águila (bueno, puede que esté exagerando un poco  xD ).

Volando aviones en las cercanías del cerro del viso

Volando aviones en las cercanías del cerro del viso

Los múltiples colores del atardecer

No sé por qué, pero últimamente me ha dado por los atardeceres. Sin ir más lejos, ayer al salir de la oficina sentí que  me apetecía dejar atrás el asfalto de la ciudad y marcharme un rato al monte para ver ponerse el sol; así que a las seis en punto agarré la cámara de fotos y me encaminé con mi coche hacia los mismos parajes que fotografié hace unas semanas; sólo que aquella vez fue a mediodía y el resultado no me convenció demasiado.

De todos modos, nada más llegar a lo alto del cerro del Viso me llevé una gran decepción, pues el cielo inmaculado que había a mediodía había dado paso a una atmósfera cargada de partículas de contaminación que daban un aire gris al horizonte y pensé que en esta ocasión tampoco iba a poder capturar la belleza que se divisa desde allí.

Pero bueno, ya que había invertido un rato en llegar hasta lo alto del cerro, me dediqué a hacer algunas fotografías de la ciudad porque desde ese lugar siempre queda bonita, pero tenía la sensación de haberme dado el paseo hasta allí para nada porque no había mucho color en el ambiente. Sin embargo, justo cuando estaba empezando a recoger mis cosas para regresar a casa, todo empezó a tomar un tono anaranjado que me hizo volver a sacar la cámara y capturar algunas imágenes realmente bonitas y relajantes. Las mismas partículas en suspensión que un momento antes apagaban todo se encargaron de reflejar los últimos rayos de sol iluminando el horizonte en unos tonos ocres fantásticos.

Os dejo con la secuencia en la que tomé las fotos para que podáis apreciar el cambio gradual que fue tomando el cielo con el paso de los minutos, pero no sin antes «confesaros» que me siento absolutamente libre cada vez que cojo la cámara y plasmo para siempre lo que mis ojos ven en un instante que no se repetirá jamás.

Komatsu

Las faldas del cerro del Viso

Alcalá desde el cerro del Viso

Simetría

En busca del fuego

Campo

Telecomunicaciones

Rumbo a Barajas

Contaminación

El sol cobarde tras los olivos

Ocre

Madrid bajo un cielo rojo

Testigo del anochecer

Excursión fotográfica por el cerro del viso

Cuando me fui a trabajar el Viernes pasado decidí a última hora llevarme conmigo mi nueva cámara de fotos. No sabía ni siquiera si al final la usaría para algo esa mañana, así que cuando llegué a la oficina la guardé en el cajón de mi escritorio y empecé con mi faena habitual.

Al final entre pitos y flautas la mañana se me pasó volando y la cámara ni siquiera había salido de su funda, así que ni corto ni perezoso, al salir por la puerta de Komatsu en lugar de dirigirme a mi casa cogí la carretera que sube por el monte Gurugú y me presenté en lo alto del cerro del viso; un lugar que ya ha aparecido más de una vez por este blog por ser un lugar desde donde se divisa una fantástica vista de los alrededores de Alcalá.

Fue una pena que el día no estuviera todo lo claro que estaba a primera hora de la mañana (algo que se explica porque apenas tres horas después se formaron unas nubes de tormenta tremendas, y es que se notaba el aire estaba muy cargado de humedad) y debido a ello el cielo ha salido en las fotos con ese brillo azulado sobreexpuesto que tanto odio (todavía estoy familiarizándome con la cámara; la próxima vez no me sucederá). Pero bueno, al fin y al cabo estaba allí para probar por primera vez en campo abierto la D40, así que apagué el motor del coche, me colgué la cámara al cuello y me lancé a dar vueltas por el monte.

El cerro del viso

Esa meseta que veis al fondo es el cerro del viso. Para llegar a ella hay que coger una estrecha carretera que en su parte final está llena de baches, pero una vez arriba la vista merece la pena

Carretera del cerro del viso

La carretera que os decía antes en la parte donde está en buen estado. Otro día que vuelva haré fotos de los baches que hay en su tramo final de subida

Zona militar junto al cerro del viso

Esto es un tramo a mitad de la subida. Puede que no parezca mucha altura, pero ya veréis en las fotografías que hice desde arriba que las vistas son una pasada (y eso que el día no estaba demasiado claro  😦 )

Campos y más campos

Un inmenso sembrado es lo primero que nos encontramos al llegar a lo alto de esta gran meseta

Madrid desde el cerro del viso

Si miramos hacia Madrid esto es lo que podemos ver. Entre la neblina reinante podemos divisar las famosas cuatro torres de la capital que se atisban casi desde cualquier parte

Poligono industrial desde el cerro del viso

¿Veis esa zona en mitad de la foto llena de cosas amarillas? Son las excavadoras de la campa de Komatsu 😉

Alcalá de Henares desde el cerro del viso

Una vista de Alcalá medio tapada por el propio cerro

Mirando en dirección Sur

Si miramos en dirección Sur nos vamos a encontrar más campo que edificios (cosa muy de agradecer)

Nueva Alcalá desde el cerro del viso (I)

Una vista del barrio de Nueva Alcalá con el monte Ecce Homo al fondo.

Nueva Alcalá desde el cerro del viso (II)

Un poco de teleobjetivo para ver mejor los detalles… (aunque con un 18-55 no se pueden hacer milagros)

El camino

Este es el camino que va dando la vuelta a toda la montaña. Un poco más adelante me esperaba mi coche, y un rato después estaba en casa comiendo y con la cara roja de todo el sol que me dio en el paseo.

¿Os ha gustado la excursión?  :mrgreen:

Alcalá de Henares desde el Cerro del Viso

Del mismo modo que el otro día os mostraba una fotografía realizada en el Cerro del Viso mirando en dirección Sur, hoy vamos a girar 180 grados para observar la ciudad de Alcalá de Henares a los pies del mismo.

Lo más bonito de ese lugar es que Alcalá queda enmarcada por un pequeño valle que a última hora de la tarde queda a la sombra, haciendo que la ciudad resplandezca bajo el sol. Si tenemos suerte además de que haya algunas nubes en el cielo, podemos conseguir una fotografía casi de postal. No es el caso de la que conseguí hacer yo en una tarde de hace ya unos meses (demasiada zona en sombra) pero aunque la imagen no sea gran cosa la verdad es que me apetecía compartirla con vosotros.

Alcalá a través del valle

A continuación tenéis una vista de Alcalá tomada desde un lugar próximo al que os mostraba en la primera fotografía. Al usar teleobjetivo todo queda «comprimido» y por eso la ciudad de 200000 habitantes aparenta ser no mucho más que un pueblo de mediano tamaño, pero ahí está gran parte de sus edificios, sus calles y sus parques.

Alcalá desde las alturas

El Cerro del Viso

El otro día os narraba cómo Joe y yo volábamos una cometa en el Cerro del Viso, y como os prometí, hoy os hablaré brevemente sobre ese lugar a medio camino entre Alcalá de Henares, Madrid y Torrejón de Ardoz.

El Cerro del Viso es una meseta situada frente al Corte Inglés de Alcalá de Henares (MAPA) desde la que se pueden ver todos los municipios cercanos a esta localidad. En un día claro se pueden distinguir perfectamente los perfiles de los edificios más emblemáticos de Madrid, la localidad de Meco, Torres de la Alameda, Arganda del Rey…

Madrid desde el Cerro del Viso II

La puesta de sol es una de las cosas que mejor se ven desde allí: el sol se esconde tras los edificios de la capital tiñendo todo de un tono anaranjado que no se repite a ninguna otra hora del día. Señalar que en una zona del cerro hay un cuartel militar al que es mejor no acercarse demasiado, del mismo modo hay varias antenas de telefonía móvil que están firmemente valladas para que nadie toque lo que no se debe.

Por lo demás, en esas tierras podemos ver gatos, conejos y gran variedad de aves que dan un poco de color a unos campos que en general están un poco descuidados. Eso sí, la carretera que lleva a este lugar es un camino de cabras lleno de baches y por el que no debería transitar nadie que aprecie los amortiguadores de su coche; advertidos quedáis si os han entrado ganas de hacer una excursión 😛

Campos infinitos

Sin embargo, pese a lo intransitable del camino, es frecuente encontrar por allí durante los días de sol a gente caminando o practicando ciclismo de montaña. Por las noches el panorama cambia radicalmente y lo más frecuente son grupos haciendo botellón y parejas haciendo lo que no pueden hacer bajo las farolas de la ciudad. No obstante, también os podéis encontar por allí con mi hermana, Joe y yo dando una vuelta (es el lugar más fresco de los alrededores de Alcalá), haciendo fotos en una noche de tormeta o sentados en una piedra del camino filosofando sobre cualquier tema.

En fin, un pequeño rincón al que se tarda un buen rato en subir, pero que ofrece unas vistas que no hay en ningún lugar de por aquí.

Madrid desde el Cerro del Viso

¡Un saludo! 😉

Volando cometas

En una mañana con bastantes cosas por hacer suena el teléfono y tu mejor amigo te propone un plan que no puedes rechazar: comprar una cometa y subir a un monte para estrenarla. Dicho y hecho; pocos minutos después de nuestra conversación Joe y yo nos veíamos en la puerta del Decathlon de Alcalá de Henares.

Una vez con la cometa en nuestro poder nos encaminamos rumbo al Cerro del Viso (lugar próximo a Alcalá del que en breve os hablaré más extensamente) mientras hacíamos cábalas sobre el viento que podría hacer en la altitud de ese lugar. Ninguno de los dos volábamos una cometa desde que éramos pequeños, y ni mucho menos tenía que ver con esta, pues la que compramos era de tipo «parapente» y por lo tanto era la primera vez que tratábamos de elevar por los aires algo así.

Volando cometas

Pues bien, aunque no soplaba demasiado viento (ya es raro, porque ese lugar suele ser ventoso por naturaleza) sí que conseguimos volar la cometa un buen rato cada uno y empezar a asimilar los principios básicos de su manejo. Era realmente divertido comprobar cómo esa especie de paracaídas con cuerdas respondía a nuestros gestos cuando el viento tenía la suficiente fuerza como para mantener sus hilos tensos.

La verdad es que los dos quedamos encantados con el invento, y lo que ahora esperamos es que amanezca un día de viento constante que nos permita elevar la cometa todo lo que den de sí sus largos hilos. Eso sí, como veis, con viento o sin él nunca desaprovecho la oportunidad de sacar algunas fotos, jeje.

Volando cometas II

Tarde de fotos en el campo

Peke en el campo

Tengo que reconocer que estoy particularmente orgulloso de esta fotografía. Ayer por la tarde Sonia y yo nos llevamos a Peke para que jugara un poco por el campo lejos de la gran ciudad y aprovechamos tanto ella como yo para hacerle algunas fotos.

Pues bien, de las 85 que hice yo (sí, lo sé, a veces me pongo muy pesado con la cámara 😛 ) esta es la que mejor ha quedado de todas. Parece que el perro está posando tan tranquilo, pero la verdad es que ayer fue complicado sacar imágenes suyas, ya que hacía tanto tiempo que no llevábamos a jugar lejos de la gran ciudad que cuando puso sus patitas en el campo no paró hasta que nos sorprendió allí la lluvia y la noche. Por cierto, os pongo también una imagen de las amenazadoras nubes que se plantaron sobre nuestras cabezas y otra de la bonita vista que se divisa desde allí.

Nubarrón

Vista de Alcalá

Por cierto, mañana estaré por Toledo y me llevaré la cámara, así que ya sabéis lo que os espera dentro de poco… ¡¡Muahahahahaaaaa!!

Corazón de piedra

Un accidente de tráfico hace muchos años y una piedra con forma de corazón a pocos metros del coche. ¿Verdad que parece el comienzo de una leyenda?

Unos días atrás mi chica y yo paseábamos por un monte cercano a Alcalá de Henares cuando de repente vimos entre los pinos de una loma un coche destrozado con pinta de llevar allí muchos años (parecía un Seat 131 o similar). Aprovechando que llevaba mi cámara encima nos acercamos a ver cómo pintaba aquello un poco más de cerca, y aunque la verdad es que daba muy mal rollo, sacamos unas cuantas fotografías y unos segundos después descubrimos un pequeño detalle que a mí particularmente me dejó bastante sorprendido: una piedra llena de moho en forma de corazón.

DSC06253

No sé el tiempo que llevaba allí aquella piedra, pero el caso es que en parte era un poco aterradora y a la vez poseía un cierto aire de ternura. Sea como sea, la fotografié de cerca y no pensé mucho más en ella hasta que descargué las fotos en casa.

Ya aquí, sentado ante este mismo ordenador mientras ojeaba las imágenes de aquella tarde, pensaba que aquel escenario parecía el principio de una película de suspense si al bosque de pinos le añadíamos un poco de niebla y algunos aullidos lejanos. Para colmo, en esas circunstancias el hallazgo de la piedra en forma de corazón hubiera sido un detalle más escalofriante que otra cosa, de modo que me dio por pensar que podría pasar por el inicio de una leyenda de esas que se transmiten de persona a persona.

DSC06255

Sea como sea, puesto que lo que escribo siempre se basa en la realidad y dejo la ficción para gente a la que se le da mucho mejor ese tipo de narrativa, hoy sólo quería mostraros esas dos imágenes y contaros lo mucho que me hizo pensar esa piedra que parecía el corazón de alguien que perdió a un ser querido en aquel accidente de tráfico que tuvo lugar muchos años atrás.