El pub «El molí» de Oropesa del Mar

NOTA: me dicen en los comentarios que el pub sigue abierto; y aunque el aspecto de su terraza de a entender justo lo contrario, no tengo motivos para pensar que esa afirmación sea inventada. Sea como sea, si el pub sigue abierto yo me alegro sinceramente por ello, pues no me gusta que cierren negocios que llevan toda una vida dando servicio a la gente.

Tengo algún vago recuerdo del pub «El Molí» de Oropesa del Mar; supongo que de finales de los 90 cuando solía salir de marcha con mi grupo de amigos por algunos de los numerosos locales de ocio que por aquellos años había en esta localidad donde ahora vivo y trabajo.

Aquellos tiempos de pelo largo...

Lo recuerdo como un lugar tranquilo en el que podías charlar tranquilamente en su terraza cuando el calor apretaba en las noches de verano; si bien la pega que tenía es que estaba situado en el casco urbano del pueblo y a los que teníamos el apartamento en la zona de la playa no nos apetecía mucho caminar hasta allí, de modo que al final solíamos frecuentar otros locales más próximos como Roxanne, La bohemia, Marengo o el mítico Coco-Surf.

Y no sé por qué, pero ahora mismo se me viene a la memoria cómo nos reíamos de uno de los miembros de aquella pandilla que siempre se refería a este tipo de bares como «paf» sin hacer caso de nuestros consejos para que no pronunciara aquello como si se tratara de la onomatopeya de una bofetada. También me acuerdo ahora de que por aquellos tiempos algunos de nosotros ya teníamos la edad suficiente como para entrar en los bares y otros no; de modo que siempre estaba la inquietud de saber si el portero de turno dejaría a alguno en la calle o haría la vista gorda (que, dicho sea de paso, era lo habitual).

El caso es que cuando esta mañana paseaba por el pueblo con mi cámara en la mano y me encontré abierta la puerta de la terraza de El molí no me lo pensé dos veces y entré con intención de hacer unas fotos, pues ya sabéis lo mucho que me atraen los lugares abandonados. Cierto es que después de la experiencia perruna de aquella casa vieja cerca de la carretera me lo pienso mucho antes de husmear en algún sitio aparentemente deshabitado, pero esta vez lo vi claro y me animé a ir en busca de signos que denoten el paso del tiempo.

Pub El Molí

Pub El Molí

Pub El Molí

Pub El Molí

Pub El Molí

Pub El Molí

Pub El Molí

Como podéis ver, el sitio no es que lleve cerrado uno o dos meses, pues la presencia masiva de óxido así como la «misteriosa desaparición» de todo aquello que pudiera tener un mínimo de valor (grifos, lámparas…) demuestra que hace tiempo que aquello no funciona.

No sé si el pub cerraría hace dos, cinco o diez años; pero al menos los minutos que pasé entre sus restos me trajeron buenos recuerdos de épocas pasadas.

Alguno estaba deseando jubilarse

Curioso cartel el que me he encontrado hace apenas un rato en la luna de un bar del paseo del Val que tenía el cierre echado.

Siempre he pensado que cuando alguien lleva manteniendo un negocio durante toda su vida, la jubilación tiene que un trago amargo; pero por lo que veo los hay que lo llevan estupendamente. Vamos, que el último día seguro que hubo incluso unas cuantas rondas a cargo de la casa…

Lugares abandonados (29): el quiosco de Dani

En pleno paseo de Pastrana se encuentra todavía un quiosco de prensa que pese a llevar ya cerca de tres años cerrado, el tiempo todavía no parece haber hecho mella en él. Aun con la presencia de pintadas en sus paredes y la progresiva decoloración de sus toldos, si uno pasa por allí sin saber que el negocio ya no funciona podría pensar que sus dueños simplemente se han tomado unos días de vacaciones.

El quiosco de Dani

Se trata de «el quiosco de Dani», que en tiempos pasados (antes de la popularización de Internet y la consecuente caída de ventas de la prensa escrita) daba a sus dueños unos beneficios suficientes como para vivir desahogadamente; aunque también representaba una cierta esclavitud al tratarse de un negocio que sólo cerraba tres días al año y tenía horario continuado de ocho de la mañana a nueve de la noche.

Recuerdo las largas tardes que pasaba allí hablando de videojuegos con el propio Dani. Todo comenzó en la época en la que me compré la Playstation 2 cuando salió allá por el año 2000, ya que al comprar una revista sobre la misma me preguntó qué tal estaba la consola. A partir de ahí era de lo más frecuente que me pasara por el quiosco y estuviera allí un par de horas de charla al salir de la universidad.

Con el tiempo llegaron negras previsiones de futuro para los quioscos (propiciadas porque ahora la gente tenía toda la información a su alcance en Internet) y Dani comenzó a ver que había que hacer planes alternativos, de modo que comenzó a trabajar como conductor de camión en una empresa de transporte al tiempo que mantenía el quiosco en sus días libres, quedando en manos de su hermana los días que le tocaba trabajar.

Tras unos meses así y viendo que la crisis de la prensa escrita era algo que no tenía vuelta atrás un día me dijo que vendía el quiosco, y apenas una semana después pasé por allí delante y me encontré con la persiana metálica bajada y un cartel con un número de teléfono en un lateral que decía «Se vende quiosco. Preguntar por el señor Castillo» y que actualmente sigue ahí. Como es lógico, no hay nadie interesado en reflotar un negocio condenado a muerte.

Lugares abandonados (28): la pastelería «El Postre»

Después de más de ochenta años siendo todo un icono complutense, hace un par de meses que la conocida pastelería «El Postre» echó el cierre definitivamente como muestra la siguiente fotografía:

Pastelería El Postre

Lo siento por todos los golosos que degustaban allí su magnífica costrada y por una ex-novia que usaba las letras plateadas del escaparate a modo de espejo para comprobar si iba bien peinada. Es triste pensar que dentro de poco el brillo de esos cristales se tornará mate, pero al menos consuela un poco saber que este lugar tendrá siempre su sitio en la memoria colectiva de Alcalá.