El pasado de Oropesa en postales (VIII)

Con la de hoy, y coincidiendo precisamente con el final de año, quería poner un punto y seguido a estas entradas que nos muestran el aspecto de Oropesa del mar tiempo atrás con ayuda de postales que he encontrado por mi casa. Y digo punto y seguido porque aunque la idea ha sido un éxito tanto para vosotros como lectores como para mí mismo a la hora de escribirlas, por el momento me he quedado sin más material gráfico que mostraros, de modo que ahora comienza una búsqueda por mi parte en la que espero recopilar más postales para poder compartirlas en un futuro por aquí.

Como no podía ser de otro modo, vamos a echar un vistazo a dos imágenes de la zona de la playa de La concha, pues ya sabéis que este ha sido durante toda mi vida el lugar donde he pasado mis vacaciones de verano.

Avenida de Columbretes. 1995

Avenida de Columbretes. 1995

En la primera de las postales podemos ver la avenida de Columbretes desde un punto de vista elevado. En ella aparece en primer plano el hotel Neptuno a la derecha y la plaza de París a la izquierda (ya con su actual configuración). Podemos ver que en la acera ya desde entonces (y mucho antes) aparcaban los autocares que traían a los turistas a esta zona de Oropesa y que en aquellos años lo de la «zona azul» todavía ni se les pasaba por la cabeza a los concejales del ayuntamiento. La tienda pintada de color blanco en los bajos del edificio de de fachada marrón claro era una de aquellas novedosas tiendas de veinte duros y actualmente un negocio de alquiler de bicicletas que ha surgido a raíz de la popularidad de la vía verde.

La urbanización Oromar aparece completamente terminada y detrás de ella se ve con claridad el supermercado del camping Torepaquita donde mis padres hacían la compra todas las tardes por aquella época. Hoy en día ese supermercado ha desaparecido y en su lugar hay una urbanización de doce pisos con piscina en la azotea.

Comentar también que discurriendo en paralelo a la propia avenida podéis ver un canal de aguas pluviales que hoy en día está tapado con una rejilla metálica. Actualmente no se concibe que una estructura de este tipo esté expuesta a que pueda caer en su interior cualquier persona que camine despistada por la calle (aunque recuerdo que estaba delimitado por una pequeña barandilla metálica) pero en aquellos años la seguridad no era un concepto tan tenido en cuenta como lo es ahora en cualquier infraestructura pública o privada.

Sea como sea os diré que ese canal de aguas pluviales se construyó para evitar las inundaciones de la avenida de columbretes en época de lluvias torrenciales (la famosa «gota fría» del mes de septiembre) porque cada vez que ocurría se inundaban locales comerciales, trasteros y garajes. El canal no evitó esto por completo porque cuando llueve mucho y el agua se pone a nivel no hay canal que la encauce; pero al menos hizo que el desastre no ocurriera con la frecuencia de antaño porque para que se salga de ahí tiene que caer mucha agua en muy poco tiempo.

En cualquier caso, yo, que trabajo en el mundo de las aguas, se muy bien que cuando el agua busca su camino no hay canal ni dique que la pare porque de un modo u otro acaba fluyendo por su cauce natural; y precisamente la avenida de Columbretes es la continuación de una rambla que baja desde la montaña y que actualmente podéis ver entre el pueblo y los campos de los que os hablaba en la entrada anterior. Del mismo modo, el río Chinchilla es un río aparentemente seco que recoge el agua que cae por las montañas que hay detrás de Oropesa y cuando allí hay tormentas fuertes su cauce puede crecer espectacularmente en cuestión de minutos.

Vamos a ver ahora la segunda imagen, que corresponde también a la playa de La concha y en la que podemos ver una vista muy parecida a la que se puede observar hoy desde lo alto del hotel Neptuno (que es desde donde parece estar hecha esta postal).

Plaza de París y playa de la concha. 1995

Plaza de París y playa de la concha. 1995

Como podéis ver, pese a estar en 1995 el paseo todavía tenía las piedras blancas y las losas rojizas de los años 80. No tardarían mucho en levantarlo por completo durante un invierno y sustituir esas piedras por un muro completo de color marrón así como cambiar el suelo por las baldosas blancas y azules que podemos ver hoy en día; pero básicamente su apariencia era la misma que tenía a finales de los 70.

En zonas más alejadas podemos ver que el puerto deportivo también estaba ya terminado y por la montaña empezaban a surgir ya multitud de chalets; si bien todavía se edificarían muchos más durante los diez años siguientes.

A modo de curiosidad, encima de la montaña que hay sobre el puerto deportivo, en la misma zona que fue afectada hace unos años por un voraz incendio forestal, existe hoy en día un radar de movimientos migratorios de aves y que podéis ver si os detenéis en el conocido mirador de El balcó.

Por lo demás, podemos apreciar que en la playa ya están presentes los famosos patines de colores, que las papeleras seguían siendo todas azules, que las sombrillas de alquiler estaban todas dispuestas a acoger a multitud de turistas y que las palmeras del paseo ya iban tomando altura.

Un litoral el que se ve en esta última imagen más parecido ya a lo que nos encontraremos hoy en día si pasáis por Oropesa del mar; y es que gracias a las postales que tenía por mi casa vosotros habéis podido ver cómo era esta localidad hace unos cuantos años y yo he disfrutado recordando lugares y anécdotas de cuando no era más que un niño.

Como os decía al principio de este artículo, a partir de ahora trataré de buscar más material gráfico con el que seguir con esta serie de entradas que tanto he disfrutado; de modo que espero sorprenderos dentro de algún tiempo con más vistas de la Oropesa que conocí siendo apenas un niño o que incluso ni siquiera llegué a conocer.

¡Un saludo y gracias por leerme!

El pasado de Oropesa en postales (VII)

Las de hoy son dos postales que, como todas las demás, muestran a Oropesa del mar; pero en esta ocasión no lo hacen desde sus costas sino desde lugares algo más elevados.

Torre de la iglesia parroquial. Aprox 1990

Torre de la iglesia parroquial. Aprox 1990

La primera de ellas está hecha en la explanada del castillo del pueblo y en ella se puede ver en primer término la torre de la iglesia parroquial. Por los edificios que aparecen en la imagen (o más bien por la abundante vegetación que todavía se aprecia) podemos fechar la fotografía hacia 1990.

Como os digo, en esta imagen podéis apreciar que todavía faltaban muchos edificios por construir hasta configurar el actual paisaje urbano de Oropesa y es que, como ya os dije en una entrada anterior, antes del boom de Oropesa como lugar turístico de vacaciones existía una clara separación entre lo que es el pueblo y la zona de la costa. Esta delimitación consiste en toda esa franja de campos y arboledas que rodea a las pequeñas casas del núcleo urbano de la que actualmente poca cosa queda.

Si os fijáis bien podréis distinguir la montañeta de San José prácticamente despejada de chalets así como la ausencia casi total de edificaciones en la avenida de Columbretes. Por otra parte, comentar también que esa espesa arboleda que se ve en la parte derecha de la postal hoy en día son hileras de chalets; los cuales están inacabados en algunos casos porque el estallido de la burbuja inmobiliaria les pilló mientras colocaban los ladrillos. En cualquier caso, vamos a observar un poco mejor esa zona con ayuda de la siguiente imagen.

Vista aérea del pueblo de Oropesa. 1996

Vista aérea del pueblo de Oropesa. 1996

En la segunda postal vemos una panorámica de Oropesa que no sé bien si está captada desde un avión o directamente desde las montañas que hay hacia el interior y que separan Oropesa y Cabanes.

Fijándonos en la parte derecha de la imagen podéis ver que en 1996 seguía habiendo una gran cantidad de tierras de cultivo en las inmediaciones de Oropesa, aunque a día de hoy toda esa extensión de terreno ha visto florecer los chalets adosados a los que me refería antes y entre los cuales todavía se puede encontrar algún pequeño campo de almendros que resiste estoicamente al invasor.

Tengo muy buenos recuerdos de aquellos campos, pues discurrían entre ellos multitud de caminos de tierra que recorría tarde tras tarde con mi bicicleta de montaña. Cada día trataba de buscar un nuevo rincón, una senda que me llevara un poco más lejos, un poco más alto… y así, poco a poco, acabé por conocer esa zona de Oropesa como la palma de mi mano.

Hoy en día todo aquello está irreconocible si los recuerdos de uno viven todavía en aquella época; pero por suerte aun quedan rincones que no han cambiado en estos últimos 20 años y a veces, cuando tengo ocasión, me acerco a ellos para recordar aquellos largos paseos en bici bajo el sol.

El pasado de Oropesa en postales (VI)

Os traigo hoy una postal de Oropesa que si bien no es demasiado adecuada para observar en ella las huellas del paso del tiempo sí que es curiosa tanto por su diseño gráfico como por ser de finales de los años 70.

Playas de la concha y morro de gos. Finales años 70

Playas de la concha y morro de gos. Finales años 70

Obviando la parte izquierda de la imagen, donde unos winsurfistas y una hilera de banderas pretenden darle un aire cool a la postal, vamos a centrarnos en las dos mini-fotografías que tenemos en la parte derecha, las cuales pertenecen a la playa de La concha y a Morro de gos.

La superior retrata la playa en la que vivo actualmente pero está hecha a finales de los años 70. Desgraciadamente no hay fechas en casi ninguna de las postales que tengo, de modo que el año en el que está disparada la fotografía lo tengo que deducir a partir de los edificios que están construidos y detalles por el estilo.

Si os fijáis bien en ella veréis que hay pocas edificaciones en comparación con otras postales de años venideros y que en la playa no hay demasiada gente pese a que debe de estar hecha en pleno verano y en las horas centrales del día. Al fondo tenemos dos de los edificios más característicos del paisaje urbanístico de esta zona de Oropesa como son el edificio 2000 y el Grimaca.

Aprovecho para comentar que cuando era pequeño recuerdo ver el lateral del edificio 2000 con su nombre escrito en letras inmensas y pensar en coches voladores, gente con escafandras y demás arquetipos de la ciencia-ficción barata; pero el caso es que al final el año 2000 llegó y todo siguió más o menos igual que antes.

En otro orden de cosas, en primer plano tenemos unas rocas que ya aparecieron en las dos postales nocturnas de la entrada anterior pero de las que no hablé, de modo que aprovecharé la ocasión para comentar que por aquellos tiempos se podían encontrar allí pequeños cangrejos que mi hermano se encargaba de meter en un cubo y volver a soltarlos al final de la mañana. Hoy en día la arena ha avanzado unos metros y las rocas suelen estar secas la mayor parte del tiempo (la construcción de puertos con sus diques y espigones suele variar ligeramente la orografía de las playas cercanas debido a la influencia sobre las corrientes de agua y su arrastre de sedimentos) pero en los años 80 era habitual que se encontraran prácticamente sumergidas y de ahí que habitaran en ellas pequeños cangrejos, moluscos y otras especies marinas.

Por lo demás, llama la atención la pinada tan verde que asoma por la parte izquierda de la imagen, ya que hoy en día existe ahí un gran edificio de apartamentos y apenas han quedado unos pocos árboles en la zona ajardinada del mismo.

Centrándonos ya en la mini-fotografía de la parte inferior (correspondiente a Morro de gos) lo que tenemos es la montañeta de San José, donde hoy en día la maleza crece sin control en las zonas donde no se han construido chalets. La zona de prado que tenéis en primer término está ocupada actualmente por el paseo que comunica las dos playas por la zona de los acantilados, ya que antes de su construcción para ir de una playa a otra no quedaba más remedio que adentrarnos «campo a través» por la citada montañeta o bien ir por la calle Teruel que conecta las dos playas que aparecen en la postal. Por cierto, no sé vosotros, pero yo a dicho paseo lo conozco con el nombre de La muralla china.

En cuanto a las edificaciones que se pueden observar, podéis ver que apenas hay edificios en la parte de la playa más cercana al fotógrafo mientras que se empieza a ver una mayor densidad de bloques de apartamentos en las inmediaciones del hotel Koral (incluyendo el mítico «Edificio Rana»). Me imagino que esto es debido a que en aquellos tiempos existía un paso a nivel sobre la vía del tren a esa altura de la costa (justo donde hoy se encuentra un paso subterráneo) y, por tanto, era más sencillo ir del pueblo a esa zona de morro de gos siguiendo la Avenida del mar que llevaba al citado hotel Koral que a otras más apartadas y de peor acceso.

Por lo demás, comparando esta vista con una imagen más actual sorprende ver que Marina D’or no era por aquel entonces ni siquiera un proyecto y que en la playa no hay prácticamente gente ni en la arena ni en el agua; y es que el rápido desarrollo urbanístico que aconteció en la década de los 90 en todo el Mediterráneo en general cambió el perfil urbano de una forma radical.

El pasado de Oropesa en postales (V)

Como ya os dije en la entrada anterior, hoy volvemos a la playa de La Concha; si bien en esta ocasión la vamos a ver desde el punto de vista contrario al de la tercera entrega de esta serie.

Playa de la concha desde "el balcó". Aprox 1985

Playa de la concha desde «el balcó». Aprox 1985

En esta primera imagen, tomada por el día a diferencia de las otras dos que veremos posteriormente, se puede observar que la urbanización Oromar aparece con uno de sus edificios en obras, de modo que podemos fechar la imagen hacia 1985. Además, en ella se puede apreciar la ausencia del puerto deportivo (en ese momento faltaban aproximadamente siete años para su construcción) lo que también nos da una buena pista para situar la instantánea en su época.

Gracias a que la fotografía está hecha desde el balcó podéis distinguir claramente los dos chalets de los que os hablé cuando el otro día mirábamos la playa de La Concha desde su otro extremo: tanto el que está engarzado en el peñasco que hay sobre el mar como el que fue propiedad de Luis García Berlanga y que se encuentra situado en las inmediaciones de la vía férrea. Comentar a modo de curiosidad que en esta época el chalet de Berlanga estaba pintado de color blanco mientras que en la actualidad su tono es naranja oscuro.

La línea de la costa es muy similar a lo que se puede observar a día de hoy desde allí, si bien se echan en falta algunos edificios en las inmediaciones de las torres «Las Vegas», ya que en la postal de ahí arriba todavía se aprecia mucha vegetación en esa zona. Del mismo modo, se hace raro no ver la carretera que pasa junto al puerto y que a continuación sube por la montaña para dar acceso a los numerosos chalets que con los años fueron floreciendo en sus faldas.

Ya os comenté que esta parte de Oropesa era entonces inaccesible y hasta que no se llevó a cabo la construcción del puerto deportivo de la localidad todo aquello era considerado playa salvaje como hoy en día lo es La Renegá. De hecho, a modo de curiosidad os diré que se aprovechó la orografía del terreno para darle forma al puerto en la medida de lo posible, ya que el espigón principal se sitúa precisamente sobre ese primer saliente que se ve en la postal.

Playa de la concha desde "el balcó" por la noche. Aprox 1985

Playa de la concha desde «el balcó» por la noche. Aprox 1985

Playa de la concha. Aprox 1985

Playa de la concha. Aprox 1985

Las otras dos postales que os muestro hoy están tomadas por la noche (o más bien en la blue hour) y aunque datan aproximadamente de la misma fecha que la primera, en ellas podemos ver la localidad cuando tienen todas sus luces encendidas y su característico reflejo sobre la superficie del mar. Daos cuenta de que la primera de las dos está hecha prácticamente desde el mismo lugar que la diurna.

Sé que no son las mejores imágenes para apreciar detalles, pero quería compartirlas con vosotros porque es una buena prueba de que la fotografía nocturna es algo que siempre me ha llamado la atención. Es cierto que no la practico muy a menudo porque nunca he sido muy amigo del trípode, pero reconozco que a veces me lío la manta a la cabeza y busco algún buen paisaje que retratar cuando el sol ha hecho mutis por el foro.

El pasado de Oropesa en postales (IV)

Aunque posteriormente volveremos a la playa de La Concha (ya os advertí de que disponía de abundante material gráfico sobre esa zona) hoy me gustaría acercarme a otra playa de Oropesa donde verano tras verano se dan cita multitud de veraneantes: Morro de gos.

Playa morro de gos. Aprox 1990

Playa morro de gos. Aprox 1990

La playa de morro de gos es más larga y más estrecha que La Concha, discurriendo desde las faldas de la montañeta de San José hasta la desembocadura del río Chinchilla (a la altura de los primeros edificios de Marina D’or). Precisamente la postal que ilustra esta entrada está hecha desde un extremo de la playa observándose al fondo las primeras edificaciones de la famosa «ciudad de vacaciones».

Varias cosas me llaman la atención de esta imagen tomada hacia 1990. Por un lado está el mítico locutorio telefónico situado en la arena de la playa; y es que en aquella época dónde los teléfonos móviles eran cosa de películas de James Bond si quería hablar por teléfono y no tenías uno en casa sólo te quedaban dos opciones: o hacías cola en una cabina o te acercabas al locutorio para charlar un rato y pagar al salir.

Comentar también que en la postal se puede ver que no existía todavía el paseo marítimo que se construyó años después y que va precisamente desde el mencionado locutorio hasta el conocido Hotel Koral. Lo que había por aquel entonces no era más que una carretera de asfalto que se unía con la arena de la playa sin acera alguna por la que pudiera transitar la gente. Y es que ya os dije que por estos años Oropesa pasó de ser un pueblecito costero casi desconocido a uno de los puntos fuertes del turismo en España.

Otros pequeños detalles que podemos apreciar son los coches de la época (Renault 11, Seat Ritmo…) o las papeleras, y es que siendo estas últimas todas azules implica que no se hacía recogida selectiva de residuos como en la actualidad, dónde hay recipientes de tantos colores como tipos de residuos se recogen.

En cuanto a los edificios presentes en la imagen, podemos apreciar que hasta llegar al hotel Koral el paisaje urbano apenas ha variado, ya que al estar casi toda la primera línea ya edificada pocas modificaciones se han podido hacer desde entonces. Sin embargo, en el tramo que existe entre el citado hotel Koral y la urbanización Marina D’or sí que crecieron en los años siguientes grandes edificios de extrañas formas geométricas.

El pasado de Oropesa en postales (III)

Ya que en la entrada anterior estuvimos hablando de la playa de La Concha, vamos a continuar hoy viendo postales antiguas de esa zona de Oropesa del mar, pues además de que me siento muy unido a ella, es de la que más material gráfico dispongo.

De las tres postales que hoy quiero compartir con vosotros la que tenéis a continuación es la que más me gusta por ser la que más elementos muestra haciéndolo además mediante el empleo de una vista aérea.

Playa de la concha. Aprox 1985

Playa de la concha. Aprox 1985

Vamos a ir fijándonos poco a poco en los diversos elementos que aparecen en la imagen como el entonces inexistente puerto deportivo que no se construyó hasta 1992. Al no existir dicha infraestructura, la carretera que discurre paralela a la costa terminaba a la par que la propia playa de La Concha, de modo que el acceso a las calas que hay después era muy complejo.

De hecho, por aquellos tiempos no existía la actual ley de costas y nada impedía al dueño de un chalet construido junto al mar, cercar un buen trozo de playa (cuando no la playa entera) y disfrutar de ella como si de un jardín particular se tratara.

Esto mismo es lo que ocurrió en Oropesa con la cala Retor, que fue puesta a disposición del público cuando la ley de costas prohibió expresamente las playas privadas y que anteriormente formaba parte del chalet que Luis García Berlanga tenía allí. Chalet que actualmente pertenece a otras personas pero que sigue siendo digno de admirar tanto por su tamaño como por su especial ubicación.

Como os decía, entre que el acceso era complejo (podéis ver que un saliente de la montaña se sumergía directamente en el mar aislando la zona posterior a él) y que la cala era propiedad de Berlanga, durante muchos años nadie ajeno a aquel chalet pudo poner un pie en esa extensión de arena.

Por cierto, aprovecho que estamos hablando de este tema para aclarar una cosa que mucha gente confunde: el chalet que fue de Luis García Berlanga no es ese construido directamente sobre el peñasco que se adentra en el mar, sino uno que hay metido entre la maleza justo a la izquierda cuando se empieza a bajar la cuesta que da al puerto deportivo. De hecho, para clarificar el tema os voy a poner un enlace a Google Street View donde podéis ver la puerta de madera que da acceso al chalet que fue propiedad de Berlanga (en la parte derecha) y la verja negra de entrada al chalet que hay sobre las rocas al que me refería antes (en la parte izquierda). Como veis son dos construcciones que nada tienen que ver la una con la otra.

Volviendo a los elementos distintivos del paisaje, podemos apreciar también la antigua línea férrea paralela a la costa que actualmente es el trazado de la famosa «via verde» que une las localidades de Oropesa y Benicassim. Cuando se construyó el nuevo trazado del ferrocarril se optó por aprovechar el antiguo itinerario para dar lugar a un paseo que recorren miles de personas cada verano.

Llama la atención también en esta época la escasez de edificios más allá de la urbanización Mediterráneo, ya que actualmente se trata de una zona llena de construcciones a cada cual de mayor altura. De hecho, aunque ya se aprecia en esta postal, luego veremos que incluso la urbanización Oromar (una de las más antiguas de la zona) todavía tenía alguno de sus edificios en construcción.

Del mismo modo, se echan en falta en primer plano dos de los edificios que hoy en día ya forman parte del paisaje urbanístico de Oropesa: el hotel Neptuno y la oficina de turismo. Lo que sí que ha permanecido invariable durante todos estos años es el camping Voramar que sigue funcionando rodeado de edificios. De hecho es el único camping que no se ha rendido a día de hoy en esta zona, ya que el resto fueron vendidos hace ya unos años para levantar gigantescos edificios en sus terrenos.

Pero bueno, una vez repasada esta «vista general» vamos a centrarnos en una postal particularmente curiosa:

Playa de la concha. Urbanización Oromar. Aprox 1985

Playa de la concha. Urbanización Oromar. Aprox 1985

Esta postal de la playa de La Concha tiene la particularidad de que está editada por LUBASA, que es la empresa que construyó la urbanización protagonista de la imagen así como muchas otras infraestructuras de la provincia de Castellón. Si mal no recuerdo, esta postal la regalaban en la oficina que gestionaba la venta de los apartamentos que se estaban construyendo en ese momento (de ahí que aparezca parte de la urbanización en obras) y de ahí que no aparezca el escudo de Oropesa sino el propio logo de la empresa constructora.

En la postal podemos ver una extensión de terreno delante de la urbanización donde unos años después se construirían una serie de locales comerciales que a día de hoy siguen en funcionamiento. Uno de esos locales (que hoy en día es un restaurante) era un salón recreativo llamado Orpesa jocs propiedad del padre de un amigo de la infancia donde solíamos ir a jugar muchas tardes de verano. Más allá de la urbanización casi todo eran campos de almendros, si bien esto lo veremos con más detenimiento en la tercera postal de esta entrada.

Por último, si os fijáis bien, la actual plaza de París ya tenía su forma definida, aunque en 1985 ni se llamaba plaza de París ni tenía los bancos que la caracterizan no siendo más que una simple plazoleta con sauces en su interior.

Playa de la concha. Finales años 80

Playa de la concha. Finales años 80

En esta tercera postal tenemos una vista similar a la anterior, sólo que unos años más tarde y algo más alejada. En ella podemos ver que la urbanización Oromar ya está completamente terminada, que los locales comerciales que antes os comentaba se han levantado ya y que la separación entre la zona de costa y el pueblo de Oropesa está claramente definida. Hoy en día esta separación está muy difuminada, ya que donde antes había campos ahora hay urbanizaciones y chalets de tal modo que entre la playa y el pueblo (podéis verlo al fondo de la fotografía) tenemos un continuo de calles y edificios que antes era poco más que una carreterucha estrecha que pasaba bajo la vía del tren.

Fijándonos expresamente en la playa, podéis ver que a finales de los 80 seguía habiendo barcas sobre la arena de la playa y también unas camas elásticas en las que recuerdo haber brincado en más de una ocasión junto a mi hermano. Por la escasa cantidad de sombrillas y la posición de las sombras deduzco que la fotografía está tomada a principios de verano, pues en esta época la afluencia de gente a las playas de Oropesa ya era más que considerable en plena temporada alta (algo que se puede apreciar en la primera de las tres postales que hoy os ofrezco).

Por cierto, si conocéis Oropesa en la actualidad tal vez os hayan llamado la atención lo bajitas que eran las palmeras del paseo por aquellos tiempos y que donde ahora hay una serie de enormes urbanizaciones antes había un conjunto de árboles que escondían el camping Torrepaquita del que hoy sólo queda una singular edificación propiedad del dueño de dicho camping.

Comentar para finalizar que si bien el desarrollo urbanístico de Oropesa fue notable hasta este punto (finales de los 80) fue en la década de los 90 cuando esta tranquila localidad saltó a la fama y se produjo en ella una cantidad tan grande de cambios que en poco tiempo la aupó a los primeros puestos de popularidad del turismo nacional. Si cuando iba al colegio apenas nadie había oído hablar de Oropesa del mar, en los años del instituto raro era el que no había pasado unos días en esta localidad castellonense.

El faro de Oropesa hace 140 años

Recientemente (y de pura casualidad) me encontré con la web de la fototeca del patrimonio histórico español (perteneciente al ministerio de cultura) en la que se recopilan imágenes antiguas de los más diversos rincones de nuestra geografía.

Ávido de imágenes de este tipo captadas en Oropesa del Mar (de Alcalá podéis ver más de un centenar de ellas en la serie «Alcalá de Henares ayer y hoy«) me lancé al buscador de la página y me encontré con que aunque de la provincia de Castellón hay un total de 51 fotografías, de Oropesa del Mar tan sólo hay una, que es la que os presento a continuación:

Faro de Oropesa (1870)

Faro de Oropesa hacia 1870. «Laurent, J. Archivo Ruíz Bernazzi, IPCE, Ministerio de Educación, Cultura y Deporte»

Como veis, se trata del faro de esta localidad castellonense, y por las fechas de los viajes de J. Laurent y su equipo de colaboradores por estas tierras, podemos fechar la imagen entre 1970 y 1972.

Como podréis imaginar, me hubiera encantado haber topado con un par de docenas de imágenes de esta localidad con las que hubiera realizado una serie de entradas un poco al estilo de lo que hice en su momento con mi querida Alcalá; pero ya que al menos tenía algo de material (aunque fuera una sola imagen) agarré la cámara y me acerqué al faro con idea de mostraros lo mucho o lo poco que ha cambiado este edificio singular en casi siglo y medio.

Faro de Oropesa (2012)

Faro de Oropesa en 2013

Lo primero que he de comentar es que no me ha sido posible captar la imagen exactamente desde el mismo lugar desde donde se hizo la original debido a la construcción de un muro que rodea al faro y que lo taparía casi por completo en caso de situarme en la posición desde donde se hizo la primera fotografía hace más de 140 años. Aun así, creo que desde donde me situé (hay una diferencia que debe de ser de apenas un par de metros) se pueden apreciar perfectamente tanto los cambios que se han producido como los elementos que han permanecido inalterados con el paso del tiempo.

Lo más radical es que entre una foto y otra a la vivienda del farero se le añadió una segunda planta. La altura del faro permaneció inalterada, por lo que el pis superior «rodea» a la torre del propio faro. También es nuevo el muro de ladrillo que rodea al edificio y que se colocaría cuando se empezaron a construir edificios residenciales por la zona, ya que en la época de la que data la primera fotografía en las inmediaciones del faro sólo estaba la torre del rey.

Si os fijáis bien la parte más alta del faro también ha cambiado: los montantes de la ventana de la luz-guía han pasado de ser verticales a hacer un zig-zag. También se ha modificado la barandilla superior (no así la del piso donde posa el farero en la foto de 1870) y se ha instalado una veleta coronando el edificio.

En cuanto al piso inferior, podemos ver que el marco de la puerta ha cambiado (antes era redondeado por su parte superior y ahora es cuadrado) y que el emplazamiento de las ventanas sigue siendo el mismo aunque ahora tengan puestas unas mosquiteras en su parte más exterior. Para realizar el piso superior de la vivienda podéis ver que se ha respetado la estructura original hasta el punto de situar un pequeño balcón justo sobre la puerta de entrada.

Por lo demás, podéis ver claramente que la vegetación ha ido en aumento a medida que han transcurrido los años y que, sin ir más lejos, ese pino que aparece en primer término actualmente ni siquiera existía en la imagen original.

Los que seguís este blog desde hace tiempo sabéis que el paso del tiempo es un tema que siempre me ha fascinado. Si veo dos fotografías tomadas en el mismo lugar con varias décadas de diferencia entre una y otra me fascina por igual tanto si el lugar sigue estando prácticamente igual como si ha cambiado tanto que apenas es reconocible. Son los efectos del paso del tiempo y la huella que deja en los lugares la acción del hombre y/o la naturaleza.

Al ver esa foto de hace prácticamente un siglo y medio pienso en que el farero que posa con orgullo asomado a la barandilla ya hace mucho tiempo que dejó de estar entre nosotros, pero la luz que guía a los barcos que se acercan a las costas de Oropesa sigue brillando igual que entonces.

La calle del Astor hace diecisiete años

Ya sabéis lo mucho que me llama la atención todo lo relacionado con el paso del tiempo y el efecto que tiene en los lugares; de modo que hoy me gustaría hablaros de un rincón de Oropesa del mar al que solíamos en bicicleta ir mis amigos y yo a mediados de los noventa. Se trata de la calle del Astor, que cuenta con un fuerte desnivel en el que podías alcanzar grandes velocidades sin correr peligro de que te atropellara un coche gracias a la gran visibilidad que había.

Calle del Astor (1994)

Como podéis apreciar en esta foto que hice durante el verano de 1994, en dicha calle no existía vivienda alguna y, de hecho, no había ninguna construida entre este lugar y el pueblo de Oropesa que se divisa al fondo; consistiendo toda esta extensión en campos de almendros.

Cierto es que aquellos campos parecían estar medio abandonados porque recuerdo que año tras año se acumulaban las almendras en el suelo sin que nadie (al margen de la gente que pasaba por allí) se preocupara de recolectarlas para sacar así un dinero. Sin embargo, reconozco que descubrí con sorpresa hace cerca de una década que la zona se había parcelado y empezaban a levantarse multitud de viviendas unifamiliares hasta el punto de que hoy en día el aspecto de este lugar es radicalmente distinto como podéis apreciar en la siguiente imagen:

Calle del Astor (2011)

Obviamente han pasado casi dos décadas y es normal que durante todo este tiempo las casas hayan florecido como las setas en otoño (sobre todo en localidades turísticas como esta) pero no me negaréis que es curioso ver en un par de imágenes diecisiete años de evolución. Por cierto, atención a la caja del contador eléctrico que hay en la parte izquierda de la fotografía, porque aunque se le haya aplicado un lavado de cara, sigue siendo estando exactamente en el mismo lugar.

Aquellos maravillosos años de la infancia: 1984

Las dos fotografías de hoy pertenecen al año 1984 y muestran a un Luis bastante parecido al que se puede ver hoy en día dando vueltas por Alcalá de Henares con una cámara en la mano.

La primera de las dos está hecha durante el mes de Enero en la localidad de Manresa; lugar donde nació mi hermano pocos meses antes de asentarnos definitivamente en la ciudad complutense. No recuerdo muy bien esa vitrina marrón con tanto cristal ni el cuadro que hay detrás de mí; pero sí que me acuerdo del teléfono rojo que se puede apreciar en la semioscuridad del fondo de la imagen.

Enero de 1984

En cuanto a la segunda imagen, esta fue hecha en el mes de Junio, poco después de llegar al piso de Alcalá. En ella se puede ver un banco que teníamos en la terraza por aquella época y, medio escondido detrás de mí, un coche a pedales que aunque era para ir al parque a jugar, también empleaba por el pasillo y las habitaciones volviendo a llenar de marcas el suelo de la casa como ya hacía en 1982 en el puerto de Santa María.

Junio de 1984

Confieso que redactando estas entradas me sorprende ver cómo iba cambiando foto tras foto durante las primeras épocas de mi vida. Si ahora veis una imagen mía del año 2000 podréis apreciar que tenía prácticamente el mismo aspecto que ahora mismo; pero a principios de los ochenta entre retratos con pocos meses de diferencia los cambios son más que evidentes. Cambios que seguiremos viendo otro día con alguna imagen tomada en 1985.

Alcalá de Henares ayer y hoy (79)

Nos encontramos hoy en la calle Mayor; justamente en el extremo que da a la plaza de los Santos Niños y nos vamos a fijar en la calle San Felipe Neri para comprobar que los arquitectos de la ciudad decidieron un buen día cortar por lo sano con el edificio que podéis ver a la izquierda de la imágen original. Por cierto, aprovecho para comentaros que en la entrada número trece ya estuvimos en este mismo lugar, sólo que aquella vez nos centramos en ese edificio del que sólo se ven unos palmos de fachada en la parte derecha de la imagen.

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“Esquina de la calle Mayor con San Felipe Neri”. Fotografía de E. De Rueda hacia 1920. Extraída del libro “Memoria gráfica de Alcalá (1860-1970)”. ISBN: 84-87068-06-5.

Por lo demás en la imagen de 1920 podéis ver una habitual estampa alcalaína de la época con burros, tartanas, carteles políticos en las fachadas… con el conjunto del palacio arzobispal y el convento de las Bernardas al fondo de la calle. De todos modos, hoy me gustaría que os fijarais sobre todo en las cuatro primeras columnas (redondas) así como en el pequeño balcón que hay sobre ellas porque años después desaparecerían como por arte de magia.

Si observamos ahora la misma imagen en la actualidad váis a poder apreciar cómo los elementos que os comentaba hace un momento han desaparecido del mapa: el edificio de la izquierda ahora comienza en las columnas cuadradas y el balcón de barrotes negros es ahora el primero que nos encontramos en la fachada. Eso sí, exceptuando ese detalle y los árboles plantados al fondo, no parece que en realidad ha transcurrido casi un siglo entre una fotografía y la otra.

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Esquina de la calle Mayor con San Felipe Neri en la actualidad.

Bueno, pues por hoy se terminó el paseo por la ciudad  😉  El Lunes volveremos a vernos en un lugar que está a pocos metros del que hemos visitado hoy.

¡Un saludo!

40 años no son nada…

Veréis, tengo auténtica pasión por las fotografías antiguas de los sitios que conozco, por lo que siempre ando buscando por las librerías material de este tipo. En el caso de Alcalá de Henares, hay un libro MUY BUENO llamado «Alcalá en Blanco y Negro» (ISBN: 84-87914-53-5) con más de cien fotografías de la ciudad hacia los años 60, época en la que este lugar era poco más que un pueblo en el que sólo las calles principales estaban asfaltadas. Todas las imágenes presentes en dicho volumen son de Baldomero Perdigón Puebla, quien colabora habitualmente con la prensa local y participa en certámentes de cine y fotografía, demostrando que pese a sus 69 años tiene muchas inquietudes.

Pues bien, hace cosa de tres años se me ocurrió la idea de ir recorriendo la ciudad cámara en mano para tratar de repetir las fotos del libro desde exáctamente los mismos lugares para así ver de la manera más gráfica posible los cambios que han acontecido aquí. Me armé también de un mapa y gracias a las descripciones de cada fotografía del libro fui marcando paciéntemente todos los puntos en los que se habían hecho las tomas. Luego, a lo largo de más o menos un mes, fui recorriendo cada rincón de la ciudad para retratarlo en la actualidad y así comparar lo que Alcalá era con lo que es hoy en día.

Comentar que la cámara con la que hice las fotografías era una HP Photosmart 635 de lo más normalita y que por eso algunas imágenes no tienen la calidad que me hubiera gustado, pero es que aquel modelo tenía la peculiaridad de «saturarse» en cuanto había zonas de luces y sombras quedando las zonas soleadas prácticamente de color blanco.

Fruto de aquello fue la reproducción de más de 80 fotografías (de las que os voy a mostrar 16) comparadas con sus homónimas de hace 40 años. No voy a poner todas por varios motivos:

  • No quiero buscarme problemas de copyright: las fotos antiguas que pongo están hechas con poca calidad directamente al libro. Si queréis verlas en detalle, hacéos con el libro, que no es excesivamente caro y merece mucho la pena si os interesa el tema. Si no lo encontráis, es posible que esté en alguna biblioteca municipal de la ciudad de Alcalá. Por cierto, recuerdo a los señores de la SGAE que yo no gano un duro con esto, por lo que no creo que esté incurriendo en ningún delito al mostrar estas fotos, ya que además estoy citando al autor y al libro donde se pueden encontrar y que tengo en mi casa desde hace varios años.
  • Sería muy pesado mostrar más de 80 fotos aquí. A lo mejor viéndolas con unos amigos y comentándolas se haría ameno, pero creo que sería un ladrillo intragable mostraros la totalidad de ellas de golpe.
  • Y por último, pues ocurre que algunas de ellas no quedaron demasiado bien por los motivos que os comentaba antes al hablar de la cámara que tenía por aquel entonces. Hoy podría hacerlas bastante mejor con la cámara que tengo, pero sinceramente, no tengo tiempo ni ganas de volver a recorrer la ciudad haciendo fotos de cada rincón. Una vez es muy entretenido, pero una segunda ya cansaría. Insisto en que me pasé un mes yendo casi todos los días a un rincón distinto de la ciudad.

Bueno, pues sin más os dejo con las fotografías. En cada par de fotos tenéis arriba la imagen en la década de los 60 y justo debajo está la imagen en la actualidad. Espero que os gusten.

¡Gracias Baldomero por ese trabajo tan fantástico; tómate esto como un homenaje a tu persona! 🙂


Travesía de Avellaneda desde la calle Escritorios. 1963


Calle Portilla desde la Travesía de Portilla. 1961


Calle de las Claras desde la calle Trinidad. 1962


Calle de las Damas desde la calle Santa Catalina. 1962


Calle de la Infanta Catalina desde la calle de las Damas. 1961


Calle de Cervantes desde la calle Mayor. 1962


Calle San Felipe desde la plaza del Padre Lecanda. 1963


Calle Libreros desde la Plaza de Cervantes. 1963


Calle Nebrija desde la calle del Tinte. 1963


Calle Nueva desde la calle Mayor. 1963


Calle de Bustamante de la Cámara desde la plaza de Cervantes. 1962


Paseo de la estación. 1962


Plaza de Atilano Casado desde la calle del Angel. 1963


Casa señorial del siglo XVII en la calle Santa Úrsula. 1963


Convento de las Clarisas de San Diego en restauración. 1972


Carrera de coches antiguos. 1963

Algunos lugares apenas han cambiado, ¿verdad? 😉