Calor y humedad: enemigos del bokeh

Supongo que a estas alturas de la película ya sabréis que el bokeh es una característica muy apreciada en fotografía que consiste en que al emplear ópticas con aperturas grandes y/o distancias focales elevadas, los elementos que quedan en segundo plano se difuminan suavemente y los puntos de luz se convierten en discos luminosos.

Water & bokeh

Pues bien, haciendo fotografías por los alrededores de Oropesa durante estos días de sol y calor utilizando para ello el Nikon AF 80-200 f/2.8 ED me daba cuenta de que si bien los elementos en primer término aparecían tan nítidos como siempre, en algunos casos los fondos tenían un aspecto desdibujado y nervioso que no me convencía demasiado y que, además, no aparecía nunca en las imágenes que captaba en Alcalá.

Mirando las fotografías con atención enseguida descubrí dónde estaba el problema; y ya os adelanto que más vale que me vaya acostumbrando a esos fondos si quiero seguir haciendo fotos con mi teleobjetivo favorito durante los meses más calurosos del año.

Setas de verano

El problema se manifiesta principalmente en aquellas imágenes en las que hay una gran distancia entre el primer plano y el fondo; y la causa de ese desdibujamiento no es nada achacable a la óptica ni a la cámara, ya que no es más que el aire que hay entre los planos de la fotografía como ahora os aclararé. Por supuesto, el efecto sólo será visible empleando distancias focales largas (teleobjetivos) debido a que por sus características ópticas aumentan el tamaño relativo del fondo con respecto al primer plano y, por lo tanto, harán que las imperfecciones también se magnifiquen.

Para entenderlo mejor fijáos en la siguiente imagen tomada desde el mirador del monte Bovalar: el muro de piedra estaba situado a unos 10 metros por delante de mi posición; mientras que los edificios del fondo se encontraban a varios kilómetros de distancia. Esto significa que entre la cámara y el muro hay aire, pero los rayos de luz lo atraviesan sin distorsión porque es poca cantidad.

Con vistas al mar

Sin embargo, el rayo de luz que viaja rebotado desde Marina Dor hasta el sensor de mi cámara tiene que atravesar unos cuantos kilómetros de aire húmedo y caliente ascendiendo desde el suelo por efecto del calor, y eso es lo que provoca que esas zonas tan lejanas en la imagen tengan una apariencia algo irreal.

Esto viene a ser más o menos lo mismo que vemos cuando miramos hacia el infinito en una carretera recta en mitad de un día de verano (parece que el fondo se mueve por efecto del aire caliente que sube desde el asfalto) o el efecto de calor que se puede ver por encima de los coches cuando hay un atasco muy grande en una tarde calurosa o en la típica toma frontal de la parrilla de salida de una carrera de F1 justo antes de ponerse el semáforo en verde.

Por tanto, en días frescos y en aquellos en los que no haya tanta humedad ambiental (difícil viviendo en una localidad costera) los fondos aparecerán más suaves y mejor definidos que en los soleados y calurosas días del verano.

De hecho, si os fijáis en alguna imagen tomada con el mismo teleobjetivo en Alcalá de Henares (donde hay mucha menos humedad ambiental) veréis que los fondos se dibujan de forma mucho más suave al ser un aire más neutro en lo que a distorsiones ópticas se refiere.

Columnas

Como veis, no importa el tiempo que llevéis haciendo fotos porque cada día que se sale con la cámara con ganas de aprender se descubre algo nuevo.

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